Apreciados Amigos y Amigas, Hace tres años, para esta misma época, nos reunimos en Manila para pensar nuestra Organización y darle una estructura que la formalizara. Ya bastantes años antes, las instituciones de educación superior lasallista habían sentido la necesidad de compartir sus proyectos y encontrar posibilidades de articulación para una mejor presencia en el mundo de la educación. Poco a poco, algunos prejuicios que ayuda ron al marginamiento o al poco entendimiento del mundo universitario en el contexto mayor de la misión lasallista, fueron superados y hoy son parte de la historia. Felizmente, hoy no sería posible entender la misión lasallista sin la universidad por todo el potencial que tiene para formar hombres y mujeres en los actuales contextos y para impactar nuestras sociedades de una manera que no imaginábamos hace poco.
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La historia de la universidad lasallista empezó en el siglo XIX y ha sido notablemente fecunda. Recientemente hemos celebrado los 150 años de fundación de varias de nuestras instituciones: La Salle University de Filadelfia, Manhattan College en el área de New York, de St Mary´s en California y de La Salle Beauvais, que nació para la formación de maestros rurales; también celebramos el Centenario de St. Mary´s University of Minnesota y de La Salle de Manila; y, por los lados de América Latina, hemos recordado los 50 años de la Universidad La Salle de México y hoy, hace 50 años, se iniciaron las clases en la Universidad de La Salle de Bogotá. Pero si bien todos estos años nos dan una andadura muy importante, es urgente pensar los desafíos que se presentan por las mismas realidades que vive el mundo de hoy y las necesidades de nuestros pueblos. Estoy convencido de que la “idea de universidad”, tal como lo expresara Newman hace más de 150 años, seguirá evolucionando y podrá cambiar radicalmente lo que hoy conocemos como Universidad. Así, sin ánimo ni de condicionar caminos ni señalar los derroteros, me p ermito algunas reflexiones que podrían ayudar a la discusión y, acaso, a encontrar o reposicionar los escenarios que la educación superior lasallista debería continuar teniendo en cuenta.
1. La Universidad la Salle es una Obra de la Iglesia. Somos universidades católicas y lasallistas. Las tres palabras constitutivas de esta declaración ya, de entrada, plantearían demasiados interrogantes, desde qué significa ser universidad como los adjetivos que la califican: la catolicidad y la lasallanidad. Siempre he defendido la idea de que una sociedad plural demanda la existencia de personas e instituciones que tienen clara su identidad. En esto consiste la pluralidad: que en una sociedad democrática los ciudadanos puedan escoger su partido político, su religión, su gobierno, la manera de organizar su vida privada, y mil cosas más, en el
marco de acuerdos fundamentales compartidos que permitan defender los derechos inalienables a la libertad, la vida, la democracia, y los valores concomitantes. De esta manera, la catolicidad y la lasallanidad serán siempre referentes que deben ser releídos, enriquecidos, profundizados, manifestados y asumidos en la propuesta formativa de nuestra Universidad. Sin duda que esto implica hacer realidad operante el continuo diálogo que debe darse entre la fe, la razón y el compromiso social y político y otro, consecuente y no menos importante, que es el diálogo entre ética y ciencia.
2. Asegurar el servicio educativo de los pobres. El gran desafío de nuestra Universidad es ser un proyecto de calidad reconocida, al tiempo que incluyente y accesible a los grupos humanos más vulnerables y con menor posibilidad de acceso a la educación superior. Sin duda que la educación de calidad es costosa, así que el reto es colosal. Lograrlo implica alcanzar eq uilibrio entre accesibilidad, inclusividad y sostenibilidad financiera, encontrando fuentes de financiamiento diferentes a la matrícula y gestionando proyectos y convenios con Empresas y Organismos gubernamentales y no gubernamentales.
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No obstante, la sola propuesta incluyente no es suficiente si no está acompañada de un proyecto comprometido con las causas sociales de la justicia, la equidad y los derechos humanos. Las posibilidades de la Universidad a través de las disciplinas, la investigación, el compromiso social, la extensión universitaria, y la presencia académica y científica son inmensas para enriquecer la reflexión nacional sobre estos temas sin posiciones polarizantes, radicalizadas o fundamentalistas, en diálogo permanente con todas las fuerzas y los actores sociales, culturales y académicos.
3. Incursionar en la investigación de alto nivel e impacto social. La Universidad deberá continuar, acrecentar y convertir en cultura institucional la investigación de alto nivel y rigor científico, para responder preguntas que estén relacionadas con el desarrollo humano integral y sustentable. En otras palabras: Investigación con propósito, pertinente y útil. Esto implicará siempre el favorecimiento de temas relacionados con la nutrición, inocuidad y seguridad alimentaria; el cuidado del Medio Ambiente privilegiando temas de agua y aire; la protección y uso racional de la biodiversidad; la producción agropecuaria limpia y ecológicamente compatible; la salud bajo el entendimiento de “una salud”, y el hábitat sustentable. La investigación educativa es, asimismo, consustancial a la universidad lasallista; sin embargo, se trata de búsqueda de nuevas aproximaciones metodológicas y de proyectos propositivos más que reflexiones descriptivas o históricas, es decir, ser significativos en el mundo educativo y en los actuales contextos tan exigentes y retadores. Asimismo, la investigación que acerque la teoría económica al desarrollo
integral y sustentable, la búsqueda de la equidad, los modelos económicos solidarios, y la economía social de mercado deberán ser el norte de las ciencias económicas y administrativas en la Universidad lasallista.
4. Un proyecto que arriesga en la creación de proyectos de educación superior de alto impacto social. Son muchos los estudiantes de nuestros países, especialmente del mundo en desarrollo, que no pueden acceder a la educación superior, ni estatal ni privada. Esto nos obliga a seguir siendo creativos para la creación de propuestas incluyentes y asequibles, tanto de la educación universitaria tradicional y presencial como de otras formas que hoy se generalizan en el mundo. Pero no basta con la asequibilidad si ella no va unida a nuestro aporte a la política pública sobre el papel que juega la educación en la construcción de la democracia, la equidad y la justicia.
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En este contexto, hay una reflexión que todavía es incompleta pero que pareciera mostrar que la universidad del inmediato futuro tendrá no solamente un fuerte componente virtual sino que es pensable que se desterritorialice totalmente hasta avanzar a lo meramente virtual. Así, caben muchas preguntas, ¿Será la universidad virtual, presencial, o un híbrido? ¿Cómo entender en tales contextos la relación pedagógica, la fraternidad, la solidaridad, la construcción de comunidad académica y comunidad humana? ¿Cómo avanzar en tal dirección?
5. La internacionalización como cultura. El camino recorrido ha ido mucha más allá de la instalación en nuestras universidades de procesos de movilidad, presencia de profesores extranjeros y compartir internacional de proyectos. Al mirar al horizonte, se trata de crear una cultura que amplíe las miras de estudiantes y profesores, que comprendan el mundo global al tiempo que se comprometen con el desarrollo local, que avance significativamente en el bilingüismo como destreza fundamental para el aprendizaje, la comunicación, el entendimiento de las culturas y el intercambio. Nuestra gran fortaleza que es constituir una red internacional no ha sido suficientemente aprovechada para los proyectos colaborativos y las acciones compartidas, ni para la homologación de títulos, la doble titulación y los proyectos de investigación conjuntos más allá de las fronteras.
6. Una universidad que asegura y posibilita el éxito de los estudiantes al tiempo que lo mide con criterios de compromiso social y gestión del cambio. Nuestra Universidad debe continuar encontrando caminos para que los estudiantes tengan éxito en su vida universitaria y éxito en su vida profesional. Pero, el compromiso se dirige allende la graduación. Los criterios propuestos de éxito deberán ser siempre consecuentes con el modelo educativo, los valores institucionales, y las opciones de La
Salle. Resulta obvio que la educación debe aportarle al profesional el mejoramiento de sus condiciones de vida pero, al mismo tiempo, que profese la convicción de que el ejercicio profesional tiene una dimensión importantísima de responsabilidad social, en términos de compromiso, pertenencia a la comunidad, defensa de la democracia, inserción en los temas de desarrollo local y conciencia ciudadana responsable para la construcción de lo público. En su aproximación integral y comprensiva el éxito habrá de entenderse con connotaciones de compromiso e involucramiento con los procesos políticos de la ciudadanía responsable y democrática.
7. Una universidad que integra las ciencias y las profesiones, crea conocimiento interdisciplinar que trasciende las propias disciplinas.
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Nuestras universidades deben convertirse en centros donde se crea conocimiento que trasciende las disciplinas y propicia la investigación inter y transdisciplinar, especialmente en el abordaje y en la producción científica sobre los fenómenos y dinámicas del desarrollo humano y la sustentabilidad del hábitat humano y social. Esta aproximación implica la articulación y conexión constante con los actores locales y regionales, empresas y organizaciones sociales y políticas, gubernamentales y no gubernamentales para aportar a las soluciones de los complejos problemas actuales.
8. La innovación social: el gran nicho de posicionamiento y responsabilidad social de la Universidad. Los puntos anteriormente expresados podrían concluir en el trascendental papel que la universidad lasallista puede jugar en nuestros pueblos. La creatividad en las transformaciones sociales, las propuestas para cerrar las brechas, las iniciativas para la producción limpia, la investigación al servicio de la transformación social y productiva, la inclusión como política constante, las propuestas de desarrollo sobre la base de la solidaridad, y la presencia en los escenarios de consolidación de la paz, confluyen en un gran proyecto: la innovación social. Todos estos elementos podrían sugerir en el cercano futuro la fortalecimiento o creación de Parques de innovación social donde se puedan estudiar, proyectar e incubar muchas iniciativas necesarias para la consolidación de la paz, los procesos de reconciliación, el desarrollo integral, la educación como motor del desarrollo y la ciudadanía, y la ciencia al servicio de la equidad, la inclusión y la competitividad.
Apreciados Amigos, los desafíos son enormes pero también nuestra pasión y nuestras capacidades. La Salle ha sabido responder en sus 335 años de historia a las demandas sociales de cada época y seguro que sabremos estar a la altura de quienes nos precedieron en el signo de la fe.
Quiero, en nombre de la Universidad de La Salle, darles la bienvenida a Colombia y a nuestro Encuentro de la Asociación Internacional de Universidades La Salle. Siéntanse en casa y esperamos todos que la educación superior y la misión lasallista salgan fortalecidas de esta reunión. Así mismo, su presencia es un honor para nosotros en la celebración de las Bodas de Oro de la Universidad de La Salle de Colombia. Gracias por estar aquí y que el buen Dios nos bendiga y acompañe.
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