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Discurso de la última sesión

Por / By: Sergio Pimentel Vargas

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.

Discurso de la última sesión como comisionado de la CNH Speech of the last session as CNH commissioner

El 18 de septiembre del 2014 fui designado por el Senado de la República Comisionado de la Comisión Nacional de Hidrocarburos por un periodo que llegará a su fin el 31 de diciembre próximo. Sumarme al equipo de trabajo de la CNH fue un privilegio que entonces asumí con una enorme responsabilidad, pues se trataba de implementar un nuevo marco jurídico (constitucional, legal y reglamentario) que al país le tomó varias décadas concretar.

On September 18, 2014, the Senate of the Republic appointed me as Commissioner of the National Commission of Hydrocarbons for a period that will end on December 31. Joining the CNH’s work team was a privilege that I then assumed with an enormous responsibility since it involved implementing a new legal framework (constitutional, legal, and regulatory) that required several decades before the country could complete it.

México fue prácticamente el último país del mundo que abrió las actividades del sector energético a la participación, con riesgo, del capital privado, nacional y extranjero. Hacerlo así tuvo algunas ventajas: se pudo, por ejemplo, tomar las mejores prácticas y ajustarlas al modelo que se buscaba.

En materia de exploración y extracción, el énfasis se puso en la transparencia y la rendición de cuentas. Se hizo así porque se sabía que se estaba reformando un sector que, en buena medida, explicaba el pasado y el presente de nuestro país. Se hizo así, porque además, se tuvo claro que con ese nuevo andamiaje jurídico, se estaba apostando a un mejor futuro para México.

En efecto, la riqueza con que contamos en materia de hidrocarburos, el hecho de considerarlos como propiedad de la nación; y la decisión, plasmada en la Constitución, de calificar a las actividades de exploración y extracción de petróleo y gas como áreas estratégicas; impulsó a incluir, también en el propio texto constitucional, lo que entiendo como el corazón de la reforma en materia de exploración y extracción de hidrocarburos. Esto se traduce en que hoy sabemos para qué deben servir estas actividades, deben servir para que la nación se haga de recursos que contribuyan a su desarrollo de largo plazo.

La CNH se transformó en una dependencia del Ejecutivo Federal con personalidad jurídica y autonomía técnica, operativa y de gestión. Estas características demandan servidores públicos conocedores y comprometidos con un adecuado desarrollo de la industria. Hoy, a 12 años de su creación, la CNH es una institución con un enorme valor para el país por la información que resguarda y administra; por las muy sustantivas atribuciones que tiene conferidas para un óptimo aprovechamiento de los hidrocarburos en favor de México y los mexicanos. Pero hoy también, la CNH resulta indispensable por la valía y profesionalismo de los servidores públicos que aquí trabajan.

Este órgano regulador es una institución auténticamente multidisciplinaria y, por ende, retadora. Acá convergen las visiones de, entre otros: ingenieros petroleros, ingenieros químicos, ingenieros industriales; geofísicos, geólogos, economistas; actuarios, licenciados en relaciones internacionales, en sistemas, en administración, politólogos, abogados. Mi reconocimiento, admiración y agradecimiento perenne para todas y todos ustedes.

El marco jurídico positivo vigente con que ahora contamos, hizo posible que en la actualidad existan en México 73 empresas de 20 países; llevando a cabo actividades petroleras en 111 contratos de exploración y extracción; adjudicados en 12 procesos competitivos abiertos, ejecutados en 3 rondas de licitación y 3 asociaciones estratégicas de Pemex. Estas licitaciones fueron reconocidas a nivel mundial por sus estándares de transparencia. Hoy es Pemex, Mexico was practically the last country in the world to open its energy sector activities to the participation, with risk, of private capital, both national and foreign. Doing so had some advantages: it was possible, for example, to take the best practices and adjust them to the model pursued.

In the area of exploration and extraction, there was an emphasis on transparency and accountability. The reason for it was that we knew we were reforming a sector that, to a large extent, explained our country’s past and present. The reason for this was that, clearly, with this new legal framework, a better future for Mexico was at stake.

Indeed, the wealth we have in terms of hydrocarbons, the fact that we consider them national property; and the decision, embodied in the Constitution, to qualify oil and gas exploration and extraction activities as strategic areas; led to including, also in the constitutional text itself, what I consider to be the reform’s heart in terms of hydrocarbon exploration and extraction. This means that nowadays, we know what these activities should be used for. They should be used so that the nation can obtain resources that contribute to its long-term development.

The CNH was transformed into an agency of the Federal Executive with legal personality and technical, operational, and management autonomy. These characteristics call for public servants who are knowledgeable and committed to the industry’s adequate development. Today, 12 years after its creation, the CNH is an institution with an enormous value for the country because of the information it safeguards and administers; because of the very substantial attributions it has for optimal use of hydrocarbons in favor of Mexico and the Mexican people. But today, the CNH is also indispensable because of the value and professionalism of the public servants who work here.

This regulatory body is a genuinely multidisciplinary institution and, therefore, challenging. This is a convergence point for the visions of, among others: petroleum engineers, chemical engineers, industrial engineers; geophysicists, geologists, economists; actuaries, international relations professionals, systems specialists, administrators, political scientists, and lawyers: my appreciation, admiration, and perennial thanks to all of you.

The positive legal framework we now have enabled the existence in Mexico of 73 companies from 20 countries; carrying out oil activities in 111 exploration and extraction contracts; awarded in 12 open competitive processes, executed in 3 bidding rounds and 3 Pemex strategic partnerships. These bids were recognized worldwide for their standards of transparency. Today it is Pemex, our state-owned company, which has the most significant participation under this new scheme, as it participates in 22 contracts and has 12 partners of 12 different nationalities.

The presence of these energy companies in Mexico is a clear sign of the perceived potential, trust, and commitment to our country. This is a relevant factor because the activities and investments that all of them carry out must translate into economic benefits for the nation. It is essential to remember that, due to the current institutional design, all of them are partners of the Mexican State, represented precisely by the CNH.

Por / By: Sergio Pimentel Vargas

nuestra empresa estatal, la que más participación tiene bajo este nuevo esquema, pues participa en 22 contratos y tiene 12 socios de 12 distintas nacionalidades.

La presencia en México de estas empresas de energía es una señal clara del potencial percibido, de confianza y compromiso con nuestro país. Este es un factor trascendental porque las actividades e inversiones que todas ellas llevan a cabo deben traducirse, en última instancia, en beneficios económicos para la nación. Es imprescindible recordar aquí, que por el diseño institucional vigente, todas ellas son socias del Estado Mexicano, representado justamente por la CNH.

Ahora bien, la actual política energética plantea como eje rector el fortalecimiento de Pemex, premisa que, desde luego, yo comparto. Con el propósito de abonar a este fortalecimiento, dejo aquí, respetuosamente, una idea: exploremos relanzar las rondas de licitación, que son un mandato constitucional y la regla general para llevar a cabo las actividades de exploración y extracción de hidrocarburos, y preveamos que en todos los contratos que se adjudiquen, se contemple una participación idónea, ad hoc, de nuestra empresa estatal. De esta manera, se cumpliría el mandato constitucional, por un lado. Y al mismo tiempo, se brindarían condiciones a Pemex que le permitirían interactuar y compartir con otras empresas los riesgos geológicos y financieros; en una industria que demanda el esfuerzo conjunto de nuestra empresa estatal y del capital privado.

Estimados todos, la diversidad es riqueza, y la competencia es el mejor camino para alcanzar los resultados a los que los mexicanos debemos aspirar. Contar con un sector de exploración y extracción de hidrocarburos diverso; es decir, en el que compitan empresas de distintos tamaños y alcances, procedentes de diferentes lugares del mundo; implica una mayor riqueza en materia de información, conocimiento e innovación. Lo que se traducirá en mayores descubrimientos, tanto de hidrocarburos, como avances tecnológicos. Las reglas para que las empresas compitan deben garantizar piso parejo para todas ellas y, en eso, este órgano regulador se vuelve condición sine qua non para el correcto funcionamiento del sector. Hagamos parte a nuestra empresa estatal de esta diversidad y riqueza, brindémosle las herramientas que le permitan, desde estas condiciones, hacerse más fuerte

Queridos colegas, el punto de destino está escrito en el máximo ordenamiento jurídico con que contamos: las actividades de exploración y extracción de hidrocarburos deben servir, insisto, para que la nación se haga de recursos que contribuyan a su desarrollo de largo plazo; en la búsqueda de este objetivo es válido y legítimo buscar nuevos caminos y formas de alcanzarlo. Esto también está previsto en el marco jurídico vigente.

Finalmente, colegas, tómense unos minutos para asimilar la trascendencia de los análisis, estudios, dictámenes y resoluciones que ustedes elaboran, en ellos se plasma la valía de esta institución. En ustedes se encarna la visión de este órgano, de ser una dependencia que regule de manera eficiente y confiable la exploración y extracción de hidrocarburos en México para propiciar la inversión y el crecimiento económico.

Reciban a la distancia un abrazo, y por favor sigámonos cuidando entre todos. Mi sincero pésame para quienes perdieron a un ser querido, vendrán mejores tiempos y, entonces, nos abrazaremos como se debe. Nos seguiremos viendo. Hasta entonces, otra vez, gracias a todas y a todos.

Now, the current energy policy proposes to strengthen Pemex as a guiding principle, a premise that, of course, I share. To pay for this strengthening, I respectfully leave you with an idea: let us explore the re-launching of the bidding rounds, which are a constitutional mandate and the general rule for carrying out hydrocarbon exploration and extraction activities, and let us foresee that in all contracts awarded, an adequate participation, ad hoc, of our state-owned company is contemplated. Thus, the constitutional mandate would be fulfilled, on the one hand. And at the same time, Pemex would get the conditions necessary to interact and share the geological and financial risks with other companies in an industry that demands the joint effort of our state-owned company and private capital. Dear all, diversity is wealth, and competition is the best way to achieve the results to which we Mexicans should aspire. Having a diverse hydrocarbon exploration and extraction sector; that is, one in which companies of different sizes and scope, from different parts of the world, compete; implies greater information, knowledge, and innovation richness. This will translate into greater discoveries of both hydrocarbons and technological advances. The rules for competition among companies must guarantee an even playing field for all of them. In this sense, this regulatory body becomes a sine qua non condition for the sector’s correct functioning. Let us make our state-owned company part of this diversity and richness. Let us give it the tools that allow it, from these conditions, to become stronger.

Dear colleagues, the destination is written in the maximum legal order we have: the hydrocarbon exploration and extraction activities must serve, I insist, so the nation can obtain the resources that will contribute to its long-term development; in the search for this objective, it is valid and legitimate to look for new ways and means to reach it. This is also foreseen in the current legal framework. Finally, colleagues, take a few minutes to assimilate the importance of the analyses, studies, opinions, and resolutions that you prepare, in which the value of this institution is expressed. You embody this body’s vision of being an agency that efficiently and reliably regulates the exploration and extraction of hydrocarbons in Mexico to promote investment and economic growth. Receive a hug from afar, and please let us keep taking care of each other. My sincere condolences to those who lost a loved one. Better times will come, and then we will embrace each other as we should. We will continue meeting. Until

then, again, thank you all.

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Por / By Fluvio Ruíz Alarcón

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.

¿Hasta dónde regular los precios de los combustibles?

How far should fuel prices be regulated?

Uno de los objetivos más importantes en materia de políticas públicas del actual gobierno ha sido mantener, en términos reales, el precio de los combustibles. En realidad, los afanes de los sucesivos gobiernos por regular dichos precios, ha sido una constante en los últimos años.

One of the most important public policy objectives of the current government has been to maintain, in real terms, the price of fuel. The efforts of consecutive governments to regulate these prices have been a consistent feature in recent years.

En agosto de 2016, apenas a dos años de haberse aprobado la reforma energética, los precios de las gasolinas se congelaron por el resto del año. Lo anterior, debido a que en ese mes, se había llegado a su incremento máximo anual autorizado por el Congreso de la Unión en la Ley de Ingresos respectiva. En esa ocasión, se utilizó como instrumento para congelar los precios un acuerdo de la Secretaría de Energía.

Hasta ahora, el gobierno del presidente López Obrador ha podido cumplir el compromiso de mantener precios moderados de los combustibles. Ello debido a que, en general, a lo largo de los últimos dos años, los precios internacionales han estado deprimidos. De igual forma, el componente del precio final al consumidor, por ajustes de calidad y costos de logística, es relativamente estable.

No olvidemos que el único mecanismo directo con el que cuenta el gobierno para contrarrestar los aumentos de precios internacionales es el “estímulo” al IEPS. Sin embargo, ese subsidio fiscal resultaría limitado frente a un incremento importante de los precios internacionales.

La Ley de Hidrocarburos no prevé la posibilidad de regresar a un esquema de precios máximos establecidos por acuerdo de la Sener o la SHCP. Lo único que prevé es la posibilidad de programas de apoyos focalizados en el consumo básico de combustibles en zonas rurales y urbanas marginales (artículo 124).

El artículo 82 establece que los precios de las gasolinas y el diesel en expendios al público se determinarán conforme a las condiciones de mercado (precios internacionales). Para otros combustibles susceptibles de comercializarse en el mercado internacional, el precio también se determinará por las condiciones de mercado. Ello, siempre y cuando existan condiciones de competencia efectiva a juicio de la Comisión Federal de Competencia Económica.

En los últimos años, ante un fuerte incremento de los precios In August 2016, barely two years after the energy reform was approved, gasoline prices were frozen for the rest of the year. This happened because Congress’s maximum annual increase in the respective Income Law had been reached in that month. On that occasion, the Secretariat of Energy agreement was used as an instrument to freeze prices.

So far, President López Obrador’s government has been able to fulfill its commitment to maintaining moderate fuel prices. This is because, generally speaking, over the last two years, international prices have been depressed. Similarly, the final price component to the consumer, due to quality adjustments and logistics costs, is relatively stable.

Let us not forget that the only direct mechanism the government has to counteract international price increases is the “stimulus” to the STPS. However, this fiscal subsidy would be limited in the face of a significant increase in international prices.

The Hydrocarbons Law does not foresee the possibility of returning to a scheme of maximum prices established by agreement of the Sener or the SHCP. It only provides for the possibility of support programs focused on basic fuel consumption in rural and marginal urban areas (Article 124).

de referencia, se ha optado por sacrificar los ingresos del Estado por la vía de subsidiar el IEPS de los combustibles, fragilizando así a las finanzas públicas. Sin embargo, cuando este mecanismo se vuelve insuficiente, el gran perjudicado en sus finanzas es Pemex. Aunque ya no está obligado por Ley a garantizar el abasto de gasolinas, sería impensable que no lo hiciera en una situación extrema de precios externos mayores a los precios límite internos, aún sin que el Estado colectara los impuestos que la ley define.

Como consecuencia, para garantizar el cumplimiento de este compromiso presidencial, sería necesario modificar la Ley de Hidrocarburos. Lo anterior, con el objetivo de prever la posibilidad de que el gobierno fije precios máximos por acuerdo de la Sener.

En sentido inverso, también se deberían establecer mecanismos para evitar que un desplome de los precios internacionales de los combustibles termine generando rentas extraordinarias para los distribuidores sin que la eventual reducción de precios se refleje adecuadamente en los precios finales al consumidor.

En todo caso, vale la pena preguntarnos, ¿hasta dónde regular los precios al consumidor y cuál debe ser la fiscalidad óptima para distribuir equitativamente el costo de la seguridad energética del país?

Article 82 states that gasoline and diesel prices at retail outlets shall be determined according to market conditions (international prices). In the case of other fuels that can be sold on the global market, the price will also be determined by market conditions. That is, as long as adequate competition conditions exist in the opinion of the Federal Economic Competition Commission.

In recent years, in the face of a substantial increase in reference prices, it has been decided to sacrifice State income by subsidizing the STPS of fuels, thus weakening public finances. However, when this mechanism becomes insufficient, Pemex’s finances suffer the most. Although it is no longer obliged by law to guarantee the gasoline supply, it would be unthinkable for it not to do so in an extreme situation of external prices higher than the internal price limits, even without the State collecting the taxes the law defines.

Consequently, to guarantee this presidential commitment’s fulfillment, it would be necessary to modify the Hydrocarbons Law. The foregoing, with the objective of providing for the possibility that the government fixes maximum prices by agreement of the Sener.

Conversely, mechanisms should also be established to avoid that the collapse of international fuel prices ends up generating high income for distributors without the eventual reduction of prices being adequately reflected in the final costs to the consumer.

However, it is worth asking ourselves, how far should consumer prices be regulated, and what should be the optimal taxation to distribute the cost of the country’s energy security equitably?

TESTIGO DE MI TIEMPO WITNESS OF MY TIME Por / By Luis Vielma Lobo

Las opiniones expresadas por los columnistas son independientes y no reflejan necesariamente el punto de vista de E&C.

2021: ¿Inercia del 2020 o inicio de un paradigma energético diferente?

El 2021 inicia con una serie de acontecimientos inusitados. Además del grave repunte del coronavirus y la aparición de una cepa más agresiva en términos de contagio, el mundo se encuentra sorprendido con eventos políticos en varios países, que incluyen la separación definitiva del Reino Unido de la Unión Europea, el convulsionado proceso de cambio de mandato en Estados Unidos y las cuestionadas elecciones legislativas en Venezuela, entre otros.

La lectura al entorno geopolítico internacional es crítica para entender el mundo de la energía, pues existe una relación directa entre la geopolítica, la economía, los mercados, la oferta-demanda, y el consumo de moléculas de hidrocarburos, BTU´s de energía y kilovatios de electricidad. La historia nos ha enseñado que, en muchas oportunidades, se crean tensiones políticas para sacudir temas económicos y energéticos. Después de una crisis, siempre hay una reacción importante en los mercados.

En las dos últimas semanas del año pasado y esta primera semana del 2021, notamos una mejora en la demanda de energía a nivel mundial, la cual, en las dos últimas décadas, ha estado determinada por crecimientos económicos mejores que los pronosticados para China e India. Igualmente, se ha visto una recuperación en los mercados energéticos de energía fósil y energías alternas en la Unión Europea, ocasionada por la severidad del invierno, un factor crítico también.

No obstante, las lecturas de los expertos no son optimistas para cuando se supere la parte fuerte del invierno, pues los repuntes del Covid-19 siguen latentes y amenazan con extender las restricciones impuestas por la mayoría de los gobiernos. Tomando en consideración estas lecturas, algunos países productores de hidrocarburos, liderados por Arabia Saudita, ya están tomando medidas para efectuar cierres de producción que permitan mantener el precio del barril sobre los 50 dólares, algo que no ha ocurrido desde que detonó la pandemia, hace aproximadamente un año.

Una panorámica al mundo de la oferta permite observar abundancia de reservas y recursos. La contracción del mercado ocasionada por los efectos del Covid-19, el diferimiento de proyectos de exploración y desarrollo en varias áreas de la aldea global petrolera, la disposición de trasporte adicional para no convencionales del “Permian americano”, y los permisos otorgados por el gobierno actual de los Estados Unidos para exploración en áreas ambientalmente sensibles del noreste de Alaska, representan una base de recursos prolífica para la próxima década.

No sucede lo mismo cuando observamos el mundo de la demanda, en el cual, a corto plazo, se siguen viviendo los efectos pandémicos. A mediano plazo esto tendrá consecuencias importantes, debido al impacto en los cambios de hábitos en gran parte de la población urbana, que está buscando la vía de las energías alternas como reemplazo a las energías fósiles más contaminantes. Ya apreciamos este efecto en el sector de transporte, que está sufriendo una transformación importante en la oferta de vehículos de combustión interna por vehículos híbridos y totalmente eléctricos.

Una mirada amplia a México nos muestra poca claridad en la política energética de cara al futuro. La Secretaría de Energía ha perdido esa identidad institucional visionaria en el tema energético, producto de las múltiples funciones que desempeña. Es difícil entender la dirección estratégica en el tema energético del país cuando observamos un liderazgo que gerencia un proyecto de construcción de una refinería, preside un consejo de la empresa petrolera nacional y además cumple funciones políticas dentro del gobierno.

Decimos poca claridad porque aún no se ha construido una visión integral del país para el sector, donde todos sus jugadores desempeñen su rol, alineados por una dirección energética. Pensar solamente en fortalecer a Pemex y a CFE, sin establecer claros lineamientos de cómo hacerlo, no ayuda mucho; desperdiciar el potencial de alianzas que la empresa productiva del Estado tiene, no ayuda mucho; dejar de exigir metas claras de crecimiento dentro del plan nacional de energía a las empresas privadas que operan en México, tampoco ayuda. Es necesario recuperar esa visión de crecimiento sostenido y sostenible del sector energético con criterios de abundancia, no de escasez en el más amplio sentido de ambos conceptos. Abundancia para pensar en grande, con Pemex repotenciado con sus aliados y con contratos de servicio eficientes; una CFE de clase mundial; aliados que tengan un marco jurídico y fiscal estimulante; empresas de servicio que aporten lo mejor de sus capacidades y que reciban sus pagos a tiempo y consistentemente.

Deben revisarse, corregirse y ajustarse los criterios de escasez existentes en la visión, relacionados con el rechazo de permitir más aliados privados en asociaciones público–privadas y en limitar la participación de más empresas para incrementar la generación y distribución eléctrica y, con ello, complementar a la CFE. Finalmente, deben superarse frustraciones pasadas que alberguen resentimientos y que no dejen tomar en cuenta puntos de vista diferentes y criterios distintos, por que las guías ideológicas que gobiernan nuestros sentidos así lo dicten. Hay que recordar que la inteligencia emocional debe ser un activo de quienes lideran y toman decisiones, no un pasivo que se convierte en caja de resonancia para atarnos a paradigmas limitantes en un mundo híper conectado como el que vivimos.

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(*) Luis Vielma Lobo, es Director General de CBMX Servicios de Ingeniería Petrolera, Director del Centro Integral de Desarrollo del Talento (CIDT) y presidente de la Fundación Chapopote, miembro del Colegio de Ingenieros Petroleros de México, Vicepresidente de Relaciones Internacionales de la Asociación Mexicana de Empresas de Servicios, AMESPAC, colaborador de opinión en varios medios especializados en energía, conferencista invitado en eventos nacionales e internacionales del sector energético y autor de las novelas “Chapopote, Ficción histórica del petróleo en México” (2016) y “Argentum: vida y muerte tras las minas” (2019).

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