Dinosaurios - antología de textos

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DINOSAURIOS ANTOLOGÍA DE TEXTOS PARA TRABAJAR LA TIPOLOGÍA TEXTUAL


Otra de jurásicos Carlos Boyero 8 JUN 2018 - 16:04 CEST

JURASSIC WORLD: EL REINO CAÍDO Dirección: Juan Antonio Bayona. Intérpretes: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Rafe Spall. Género: aventura. EE.UU, 2018. Duración: 130 minutos.

Chris Pratt, en una imagen de 'Jurassic World: el reino caído'.

Es muy corta la filmografía de un director llamado J. A. Bayona, pero su crédito comercial impresiona. Hasta el punto de que el imperio Spielberg haya recurrido a él como conductor del filón dinosauril para que las arcas continúen gordas y felices. Creo que Jurassic World: el reino caído es la quinta criatura que ha parido la saga. No llevo la cuenta, mi memoria se resiste a ello en nombre de la higiene mental. […] Tengo la sensación de que el guion es lo que menos importa en el actual cine de aventuras. Incluyo a Jurassic World: el reino caído. Tampoco es trascendente la personalidad del director. Yo creo que las realizan una lista interminable de ejecutivos. O simplemente, los ordenadores. Y, cómo no, es fundamental el trabajo de los publicistas, merchandising y creadores de videojuegos. El resultado final no me otorga ni frío ni calor. No he seguido las últimas movidas de los lagartos prehistóricos en la isla Nublar. Ahora, como siempre, están en peligro. Debido al inmenso negocio que sus facultades pueden generar, a la voracidad y a la falta de escrúpulos morales que caracteriza al mercado. Pero la exgerente del parque temático y su antiguo novio se empeñaran en proteger su supervivencia. Todo ello acompañado de incesantes rugidos de los velocirraptores (hay dinosauritos y dinosauritas, dinosauriazos feroces y dinosauriazos templados) y de la abusiva música con la que Bayona impregna siempre sus imágenes.


Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí. Augusto Monterroso


Un estrecho sendero formaba una espiral descendente alrededor de la colina. El aire era frío y húmedo. A medida que descendían, la neblina que los rodeaba se hacía menos espesa, y Grant pudo ver mejor el paisaje. Parecía más bien —pensaba— como el Noroeste del Pacífico, la Península Olímpica. —La ecología primaria es bosque pluvial de caducifolias —explicó Ed Regis—. Bastante diferente de la vegetación de tierra firme, que es una pluviselva más clásica. Pero este es un microclima que sólo se produce en altura, sobre las laderas de las colinas del Norte. La mayor parte de la isla es tropical. Bien abajo, podían ver los techos blancos de grandes edificios, acurrucados entre la vegetación. Grant estaba sorprendido: la construcción era compleja. Bajaron aún más, saliendo de la bruma, y entonces pudo ver toda la extensión de la isla, que se prolongaba hacia el sur. Tal como Hammond había dicho, estaba cubierta principalmente de un bosque lluvioso. Hacia el Sur, elevándose sobre las palmeras, Grant vio un tronco solitario totalmente desprovisto de hojas, nada más que un tocón grande y curvado. Entonces, el tocón se movió y giró para hacer frente a los recién llegados. Grant se dio cuenta de que no estaba viendo un tronco en absoluto. Estaba viendo el cuello garboso, encorvado, de un ser enorme, que se alzaba hasta una altura de quince metros. Estaba viendo un dinosaurio. Fragmento de Parque Jurásico, Michael Crichton.


El dinosaurio ‘Dippy’ se jubila Londres se moviliza para salvar al diplodocus de yeso más famoso del mundo que, tras 35 años, dejará su lugar en el 'hall' el Museo de Historia Natural a una ballena azul Pablo Guimón Londres 9 FEB 2015 - 12:37 CET

“Dinosaurio del Museo de Historia Natural busca trabajo. Forzado a jubilarse a la temprana edad de 150 millones de años”. Así se presenta el diplodocus de yeso más famoso del mundo en su perfil de Twitter, creado el pasado 29 de enero, poco después de que el museo londinense anunciara que Dippy, como se le conoce popularmente, será expulsado del hall de entrada de este edificio victoriano, visitado cada año por cinco millones de personas. La aparatosa mudanza concluirá algún día de 2017. Y cuando despierten los londinenses, con permiso de Monterroso, el dinosaurio ya no estará allí.

El dinosaurio Dippy, en el vestíbulo del Museo de Historia Natural de Londres. Matt Dunham associated press

Cederá a una ballena azul el privilegiado lugar que ocupa desde hace 35 años. Un suspiro en la vida de Dippy, pero un tiempo más que suficiente para que esta réplica del esqueleto del mayor de los extintos reptiles que poblaron el mundo en el jurásico, se haya convertido en un emblema de Londres y en la puerta de entrada a la paleontología para una generación de escolares criados antes de las recreaciones digitales de Spielberg. La decisión de trasladar al esqueleto de vuelta a la sala de dinosaurios ha activado una encendida campaña en Twitter y diversas recogidas de firmas para “salvar a Dippy”, entre ellas una de change.org que lleva más de 30.000 adhesiones. Hasta el grupo de pop Right Said Fred ha propuesto su canción de 1992 Deeply Dippy como banda sonora de la campaña. En una “entrevista exclusiva” publicada en el diario Metro, el propio Dippy aseguró sentirse “devastado”, y acusa a la ballena de llevar años “provocándolo” y mofándose de él por no ser más que “una reliquia del pasado”. Dippy llegó a Londres, repartido en 36 grandes cajas, en 1905. Siete años antes, en Wyoming, unos trabajadores del ferrocarril pensaron que habían golpeado una roca al excavar. Se trataba, en realidad, del esqueleto fosilizado del “animal más colosal que nunca haya pisado la Tierra”, como destacaron los titulares de la época. El filántropo Andrew Carnegie financió las excavaciones y trasladó el esqueleto a su museo de Pittsburg. América vibraba con la fiebre del dinosaurio. Réplicas de aquel diplodocus carnegii, como se bautizó en honor a su desenterrador, se vendieron a diferentes museos. Por muy especial que se crea Dippy, tiene hasta nueve hermanos repartidos por todo el mundo. Eduardo VII decidió hacerse con una réplica para el museo que se había inaugurado veinte años antes en South Kensington. Dippy fue presentado en sociedad en mayo de 1905. Pero hasta 1979 no se mudó al hall principal, ocupado hasta esa fecha por los elefantes africanos. Ahora llega el turno de la gran ballena azul que, por no tener, no tiene ni nombre. Fue adquirida en 1891 por 250 libras, tras haber quedado varada en una playa de la costa irlandesa. Sus 25 metros de largo se exhiben en la sala de mamíferos desde 1938. Pero pronto será la prima donna, suspendida mediante cables del techo de la entrada. La explicación del museo es que la ballena transmite mejor la actividad científica de la institución. Al fin y al cabo –lo sentimos, Dippy- sus huesos son reales y no meras reproducciones en yeso. Pero a nadie se le escapa que detrás hay una estrategia de marketing. Los museos, cada vez más, son grandes negocios, cuyos departamentos científico y de relaciones públicas trabajan codo con codo. Desde que el Gobierno laborista decidiera en 2001 hacerlos gratuitos, los grandes museos de Londres han visto multiplicarse su número de visitantes y los seducen con cada vez más mediáticos golpes de efecto. En el que ha sido su hogar durante 35 años, Dippy ha vivido acampadas nocturnas de estudiantes y hasta ha asistido, en 2006, a un concierto de rock de The Strokes. Pero la vida disoluta ya es, como él mismo, cosa del pasado. El divo jubilado, no obstante, será despedido con una gira por todo el país. Un baño de masas antes de quedar relegado, como un dinosaurio más, al triste coro de los secundarios.


Los dinosaurios Los dinosaurios son reptiles que vivieron en la tierra mucho antes que aparecieran los seres humanos. Estos animales dominaron a las demás especies durante 150 millones de años y se extinguieron hace 65 millones. Se sabe que hubo alrededor de 300 tipos distintos de dinosaurios, existieron en períodos diferentes y habitaron en todos los continentes del planeta. Eran reptiles de todas formas y tamaños, y como casi todos ellos, los dinosaurios eran terrestres y ponían huevos. Los dinosaurios carnívoros eran feroces. Se valían de los afilados dientes y garras para atacar a otros animales, ya fuera para cazar y alimentarse o para defender su territorio. Parece probable que algunos, como el Avimimus, se escondiesen para abalanzarse por sorpresa sobre el animal que pasara. El tiranosaurio era el dinosaurio más feroz entre los predadores. También se encuentra entre los carnívoros más grandes de todos los tiempos. Superaba los 8 metros de altura. Caminaba erguido sobre las patas traseras y tenía tres dedos en cada uno de los pies. Los dientes eran curvos y muy afilados. Los utilizaba para arrancar pedazos de carne. Se alimentaba de animales muertos y, cuando perseguía manadas de herbívoros, atacaba a los ejemplares viejos, enfermos o jóvenes que se separaban de los demás. Los dinosaurios herbívoros, que se alimentaban de vegetales, eran, en muchas ocasiones, más grandes que los dinosaurios carnívoros. Sin embargo, solían ser más lentos, lo que implicaba que los carnívoros pudieran cazarlos. Muchos herbívoros tenían un cuello muy largo con el que alcanzar el follaje de las plantas y árboles más altos. Todo lo que necesitas saber, Devora Murrel (Editorial S.M)



Tyrannosaurus Rex Ficha técnica del Dinosaurio

NombreTyrannosaurus Rex

Longitud 12 Mtrs.

Altura 4 Mtrs.

Peso 6 toneladas

Dieta Carnívoro

Periodo Cretácico Superior

Años 65 millones

Encontrado en Canadá y Usa

Su nombre proviene de la palabra griega Tyranno, cuya traducción puede entenderse como déspota o malvado, y Saurus que significa “similar a un lagarto”. Al mismo tiempo, la palabra de origen latino “Rex” que acompaña el nombre, y cuyo significado es precisamente “Rey”, viene a describir las cualidades de prepotencia, fuerza, tamaño y destreza del dinosaurio más popular de todos los tiempos: el Tiranosaurio Rex. Afortunadamente, los dinosaurios existieron en la Tierra mucho antes de la llegada del hombre, y más específicamente para la especie Rex, el período se ubica unos 65 millones de años atrás durante la era Cretácica. En nuestros días, las evidencias de este magnífico animal nos llegan a través de restos fósiles (30 de ellos hallados con esqueleto casi completo), principalmente encontrados en regiones de Norteamérica como Colorado (1874) y Wyoming (1890). En 1905, el paleontólogo estadounidense Henry Fairfield Osborn lograría reunir toda la información existente hasta entonces para elaborar un completo informe sobre el Tiranosaurio Rex (nombre dado por el propio investigador), y de cuyas características tan impresionantes se ha valido la industria del entretenimiento para fomentar la admiración y el interés por uno de los animales más populares que habitaron nuestro planeta.

Características físicas Evidentemente, las dimensiones tan asombrosas de este animal son su rasgo más distintivo. El Tiranosaurio Rex era capaz de medir hasta 13 metros de largo (similar a un autobús convencional) con 5 metros de altura hasta las caderas y unas 18.4 toneladas de peso máximo. No obstante, otra de las características morfológicas de esta especie que también llama la atención es su cabeza, pues se ha podido comprobar que llegaba a medir cerca de un metro y medio. Para encontrar el balance perfecto, el Tiranosaurio Rex también poseía una cola ancha y sumamente pesada.


En cuanto a sus extremidades superiores, aunque no combinaban con su tamaño tan imponente, también eran muy útiles, puesto que a través de sus afiladas garras e increíble fortaleza, el Tiranosaurio era capaz de luchar, destrozar objetos y animales, y hasta incorporarse en sus dos patas cuando caía de espaldas. Finalmente, debemos apuntar que el Tiranosaurio era un animal terápodo, es decir, que caminaba por medio de sus potentes extremidades traseras, las cuales poseían una especie de almohadilla que no sólo le protegían de las irregularidades del terreno, sino que le proporcionaban un efecto de resorte muy útil para poder alcanzar grandes velocidades con su cuerpo.

Alimentación Bajo un régimen enteramente carnívoro (aunque se ha llegado a comprobar que también se alimentaba de carroña), el Tiranosaurio Rex ha sido catalogado como uno de los depredadores más efectivos y voraces del mundo animal. Su menú habitual estaba compuesto de especies como los Ceratópsidos y los Hadrosáuridos. Como todo gran cazador de la naturaleza, el Tiranosaurio poseía cualidades excelentes en este sentido, como por ejemplo sus poderosas mandíbulas, capaces de llegar al metro y medio de longitud, así como sus dientes afilados y curvos (ligeramente inclinados hacia atrás para asir la carne con mayor facilidad), y de unos 20 centímetros de tamaño por cada pieza, lo que en conjunto significaba una fuerza de presión de casi cuatro toneladas en cada mordida.

Controversias actuales Dada su amplia popularidad en espacios científicos como culturales, el Tiranosaurio Rex es una de las especies de dinosaurios más estudiadas y analizadas por paleontólogos, geólogos, naturalistas y aficionados del mundo prehistórico. Aun así, todavía existen numerosas dudas y controversias en cuanto a las diferentes teorías que giran en torno a esta especie. Por ejemplo, muchos investigadores sostienen que el Tiranosaurio Rex tenía plumas en su cuerpo, tomando como base que muchas especies cercanas a él poseían estas características. Por otro lado, existe un fuerte debate sobre el tipo de sangre de este dinosaurio, puesto que al ser caliente o fría, definiría en gran medida algunos de los principales rasgos del animal, como por ejemplo la forma de cazar. Adicionalmente, algunas personas sostienen que, dada su estructura morfológica, el Tiranosaurio no era capaz de alcanzar grandes velocidades, siendo su máximo registro de unos 17 kilómetros por hora. Lo anterior, también serviría para justificar otra teoría, y es que, al correr tan poco, el Tiranosaurio no estaría en condiciones de alcanzar a sus presas más comunes, por lo que muchos consideran que se trataba de un animal mayormente carroñero.


El más inteligente y grande Restos fósiles encontrados en algunas partes del planeta, ayudan a describir el proceso evolutivo del Tiranosaurio Rex. Se ha podido demostrar que estos dinosaurios partieron de una especie conocida como “Timurlengia euotica”, que existió en la tierra hace unos 80 y 60 millones de años atrás, y cuyo tamaño no superaba el de un caballo actual. El “Timurlengia” se caracterizaba por una gran inteligencia y capacidad sensorial, extremidades traseras largas y potentes, cráneo pronunciado y dientes afilados. Sin embargo, lo que más diferenciaba a esta especie de su sucesora, el Tiranosaurio Rex, era indiscutiblemente el tamaño. A lo largo del tiempo, los primeros tiranosaurios desarrollaron un tamaño considerable, siendo el final del período Cretácico donde más se evidencia esta transformación, pasando de unos 4 metros iniciales hasta los 12.5 metros como demuestran los restos fósiles encontrados.



Descubierto un dinosaurio que se defendía con espinas gigantes en el cuello El 'Bajadasaurus pronuspinax', hallado en el norte de la Patagonia argentina, era herbívoro y medía unos nueve metros Mar Centenera Buenos Aires 5 FEB 2019 - 18:48 CET

En la provincia argentina de Neuquén, en el norte de la Patagonia, vivieron al menos 35 especies de dinosaurios. El último en descubrirse ha sido el Bajadasaurus pronuspinax, un gigante herbívoro, de unos nueve metros de longitud, con enormes espinas en el cuello y la espalda, según el hallazgo publicado este lunes en la revista científica Scientific Reports. De la familia de los dicreosáuridos, distinguida por las espinas que tienen como continuación de sus vértebras, el Bajadasaurus pronuspinax fue un cuadrúpedo que pasaba gran parte del tiempo Un grupo de Bajadasaurus a la vera de un río, ilustrados por Jorge A. González. alimentándose de plantas del suelo mientras las cuencas de sus ojos, cercanas al techo del cráneo, le permitían controlar lo que sucedía en su entorno. Su nombre encierra una doble alusión: por un lado, a la localidad en la que fue hallado en 2013, Bajada Colorada; por otro, a las largas espinas inclinadas hacia delante que lo caracterizan. "Creemos que las largas y puntiagudas espinas en el cuello y la espalda debían servir para disuadir a posibles predadores. Pero las espinas debieron de estar protegidas por un estuche córneo de queratina, similiar al de los cuernos de muchos mamíferos, como cabras, antílopes, que tienen un corazón de hueso recubierto de queratina", dice el paleontólogo Pablo Gallina, investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigacioones Científicas y Técnicas (Conicet) de Argentina y primer autor del trabajo científico. De no haber estado protegidas, se hubiesen partido al primer golpe. Otras hipótesis menos probables son que las espinas formaran parte de una especie de radiador para regular la temperatura corporal, que conformasen una cresta de exhibición que los dotase de mayor atractivo sexual o que ayudasen a sostener jorobas carnosas para almacenar reservas. "La importancia de este estudio radica, entre otras cosas, en que nos permite conocer un poco más de los dinosaurios que habitaron la zona de Patagonia Norte mucho antes del reinado que ejercieron durante el Cretácico superior grupos de dinosaurios como los saurópodos titanosaurios o los terópodos abelisaurios, sobre los que sabemos mucho más. Con este objetivo venimos explorando desde 2010 la zona de Bajada Colorada, donde encontramos rocas de 140 millones de años atrás", subraya Gallina. Los huesos de la nueva especie fueron descubiertos en 2013. Se recuperó el 80% del cráneo, el mejor preservado de un dinosaurio dicreosáurido en todo el mundo, las primeras vértebras del cuello y una de la parte media. De cada vértebra nace una espina bífida Maqueta de 'Bajadasaurus Pronuspinax' exhibida en el Centro Cultural de unos 50 centímetros, a los que habría que añadir de la Ciencia. varios más del estuche córneo, puntualiza Juan Ignacio Canale, paleontólogo del Museo Ernesto Bachmann de Villa El Chocón. Mediante el estudio de los dientes y de la mandíbula, de 30 centímetros de longitud, los investigadores concluyeron


que este dinosaurio pasaba muchas horas arrancando pequeñas plantas. Helechos, equisetos y coníferas en forma de arbusto habrían formado parte de la dieta del Bajadasaurus pronuspinax. En ese momento, la Patagonia argentina era muy distinta de lo que es hoy. Aún no existía la cordillera de los Andes y el clima era mucho más cálido. "Era un ambiente fluvial, con vegetación adaptada a grandes temperaturas y también a épocas de sequía", describe Gallina. La zona del hallazgo parece haber sido el recodo de un río en el que se acumularon esqueletos de animales "muertos y arrastrados por el agua", agrega Canale. Al no encontrarse restos fósiles de las extremidades inferiores, no es posible determinar el peso aproximado de este dicreosáurido, el cuarto de esta familia encontrado en Argentina. Sus parientes más cercanos son el Amargasaurus cazaui, una especie que vivió en la zona unos 15 millones de años después que el Bajadasaurus, y el Pilmatueia, que habitó en el Cretácico inferior. El Bajadasaurus se suma a las más de 200 especies de dinosaurios halladas hasta el momento en Argentina. Aunque los hallazgos están repartidos en gran parte del país, la provincia de Neuquén concentra el mayor número, por lo que la región es conocida como el Parque Jurásico del hemisferio sur.


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