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Desarrollo emocional saludable de la niñez

Por: Gabriela J. Calderón Parrilla | Psicóloga Escolar

La palabra desarrollo representa una acción, significa que será un proceso que requerirá de varios pasos para que sea alcanzado. Cuando hablamos de desarrollo saludable en la niñez, no es otra cosa que la colaboración entre el niño o niña y su cuidador para alcanzar todo aquello de lo que se espera de un ser humano íntegro y saludable. Para abordar este tema lo haremos viendo al niño como un ser holístico, que tiene necesidades especificas que, si se cubren adecuadamente, el niño crecerá sano y será exitoso. Como los adultos, los niños tienen necesidades emocionales, educativas y físicas. Las necesidades emocionales se refieren a la comprensión e identificación de las emociones básicas, entiéndase alegría, tristeza, miedo, coraje o desagrado. Nos podría parecer la comprensión de tales emociones como algo innato en cada ser humano, pero no, pudieran tener dificultad para identificarlas y saber como manejarlas.

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El primer paso de los cuidadores para lograr un desarrollo saludable en las emociones de los niños es que el adulto pueda identificar adecuadamente las emociones y los guie en el manejo de estas. El crecimiento del niño va generando diferentes necesidades emocionales, la manifestación de sus emociones es mas amplia, esto porque existe una relación entre el crecimiento físico del niño y las necesidades emocionales, no se limita solo a la alimentación, sueño, afecto, juego y tiempo de atención, etc. Por lo que el cuidador tiene la responsabilidad de enseñarle la comunicación correcta al niño para que exprese lo que necesita. El segundo paso para que los cuidadores logren un desarrollo saludable en el área emocional es conocer el lenguaje de las emociones, con el propósito de adquirir control sobre estas y no que las emociones le controlen. Es importante que al niño se le brinde comprensión como un ser completo que necesita desarrollar todas sus capacidades, es una persona en desarrollo. Una comparación sencilla seria, comprender al niño desde la perspectiva del crecimiento de un árbol. Al inicio tenemos una semilla que se va a nutrir de todos los elementos externos a ella, no es menos que un árbol ya adulto, sino que es la esperanza de frutos para el futuro. Cada día esa semilla va a crecer y dependiendo de los nutrientes que reciba, sus ramas serán mas grandes y fuertes. Pues de este mismo modo podemos ver al niño/a como un gran futuro, representa el regalo mas valioso, la esperanza de algo grande. Como decía Hostos “El niño es la promesa del hombre, el hombre la esperanza de alguna parte de la humanidad.” Lo que nos invita a reflexionar sobre las cosas que podemos hacer para contribuir con la esperanza del mañana.

Como psicóloga escolar recibo muchas familias preocupadas por todo lo que no saben acerca de la crianza de sus hijos, por lo que no han hecho y pudieron hacer, les explico que no deben culparse, sino mejorar de aquí en adelante. El siguiente paso importante es que para poder explicar y desarrollar adecuadamente las emociones del niño usted debe conectarse con las suyas, reconocer los detonantes y claves físicas. Eso mismo se lo debe enseñar al niño, utilice pocas palabras, sea claro, concreto y directo, hable de lo que esta viendo en el momento, por ejemplo, puede expresar: “se que estas feliz porque estas sonriendo mientras juegas, te gusta jugar a las carreras” o “estas enojada, lo veo en tu cara seria y brazos cruzados.” De esta manera se le enseña al niño que sus emociones pueden ser percibidas por otros.

El quinto paso hacia el desarrollo pleno del niño involucra los aspectos educativos y físicos. En el área educativa se requiere un balance en los procesos de aprendizaje, tiempo de estudio tradicional con lápiz y papel y tiempo creativo integrando el juego al aprendizaje. El juego se puede definir como “… la descarga de un exceso de energía vital… el ser vivo obedece cuando juega a un impulso congénito de imitación, o satisface una necesidad de relajamiento, o se ejercita para actividades serias que la vida pedirá mas adelante, o le sirve como un ejercicio para la adquisición de un dominio.” (Huizinga, 2007, p. 11) O sea que, a través del juego el niño aprende, significa, comprende y le da sentido a todo aquello que escucho o le explicaron durante el día. El proceso de desarrollo debe ser colaborativo, el niño aporta tanto como el cuidador. Debemos al enseñar ser creativos, utilizar elementos cotidianos del hogar para transmitir conocimientos. Para que un niño/a o adolescente tenga un desarrollo saludable todos los que formamos parte de su mundo, necesitamos instruir desde el amor, el respeto y la empatía. Debemos apoyarle en su crecimiento, en sus días difíciles y en sus días alegres, el niño crecerá y recordara todo aquello en lo que sus cuidadores le apoyaron o guiaron.

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