Domingo 30 diciembre 2012
Trece personas que marcaron 2012 Pรกgs. 02/15
Los rostros que verá en 2013 Un año más termina. Los guatemaltecos tuvimos 365 días para procurar un país menos injusto, para crear las oportunidades que no encontramos el año anterior o para evitar consecuencias dañinas en el futuro. En ese sentido, también 2012 fue determinante para Magacín: cambiamos de imagen, ampliamos el contenido y modificamos nuestro tamaño para que nos identificaran más fácilmente dentro de las páginas de Siglo21. Lo hicimos con el propósito de llevar información útil y práctica a un mayor número de lectores. A lo largo del año conocimos a muchas personas cuyo trabajo, propuesta y talento fueron trascendentales para Guatemala y lo seguirán siendo en 2013. Por esa razón, a todos ellos les dedicamos una página más en este suplemento dominical. Todo el equipo de trabajo de Magacín, así como los colaboradores externos, confiamos en que los nombres y apellidos de esta selección sonarán en las noticias y en las redes sociales el próximo año. Hay guatemaltecos tan diversos como representativos de su oficio, de su arte: un domador de caballos, un emprendedor q’anjob’al, músicos, artistas plásticos y cineastas. Esperamos que usted pueda conocerlos en esta edición, por si se los perdió durante el año. Que lo disfruten. Wendy García Ortiz
Magacín Publicación dominical de Siglo 21 EDICIÓN: Wendy García Ortiz FOTOGRAFÍA Y PORTADA: Archivo DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: Alexander Mérida
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Magacín Domingo 30 de diciembre de 2012
MARCOS ANDRÉS ANTIL Empresario
Oportunidades que no están, se crean Marcos Andrés Antil migró a Estados Unidos como muchos guatemaltecos. Veinte años después es el exitoso fundador de una importante empresa norteamericana de desarrollo de software: Xumak. El desayuno era en inglés, reunión de ejecutivos se pensaría, y casi. Porque la estructura laboral sobre la cual se servía un “desayuno chapín” era más bien de confianza. Los ingenieros suelen parecerse un poco, algo los delata. La discusión entre técnica y anecdótica cambia de geografías con facilidad, entre California, Nueva York y una invitación a cenar con alguna vista panorámica de la ciudad. Entre los comensales, dos extranjeros que vienen a capacitarse a Guatemala y representantes de las jefaturas de una empresa norteamericana con sede y espíritu guatemalteco: Xumak, una palabra de origen q’anjob’al que podría traducirse como florecimiento. Su fundador, el guatemalteco Marcos Andrés Antil, un joven y exitoso emprendedor, desayuna y hace bromas como el resto de compañeros. La comida termina con un cordial “es hora de irnos”. De ahí, a las oficinas, a trabajar con una de las vistas más impresionantes de la ciudad. La empresa ocupa el nivel 14 completo, se dedica a investigación y desarrollo en un Manejador de Contenido basado en Java. Todos los desarrolladores tienen a la par o enfrente de su monitor algún paisaje alucinado de esta ciudad: ventana sobre ventana y detrás de ellas, salón de entretenimientos
PUERTA ABIERTA PARA EXPERTOS
Expertos desarrolladores guatemaltecos tienen acá una posibilidad interesante e intensa. En la página de Xumak se lee una convocatoria abierta para interesados en formar parte del equipo www.xumak.com
CONOZCA AL EMPRENDEDOR
La fanpage de Facebook Marcos Andrés Antil puede conocer algunas ideas de este joven empresario y encontrar referencias de interés tecnológico y de marketing.
“para cuando están demasiado estresados”. Una oficina muy elegante, pero discreta. Las películas nos han mal acostumbrado a grandes ejecutivos ostentosos. Marcos Andrés es justo lo contrario, hombre discreto, moderado si se quiere. Nació en un pequeño poblado cerca de Santa Eulalia, Huehuetenango, y migró a Estados Unidos en medio de nuestras naturales contradicciones: entre la guerra, el pasado y los sueños del futuro. “Cuando llegué sólo sabía decir sorry/ok; no entendía nada. Ahora, en mi casa se habla igual q’anjob’al, inglés o español”, cuenta. “Para
mí fue más fácil aprender el inglés que el español”, añade quien del sexto grado en Huehuetenango, después fue un brillante estudiante del highschool, líder estudiantil, organizador de la legendaria marcha contra la Ley 187, jugador de futbol americano y becario de la Universidad de Bakersfield. “Pasé buena parte de mi vida universitaria viviendo con un dólar diario. Arroz, frijol o una hamburguesa en oferta. Se convertían en mi desyuno, almuerzo y cena”. Comparte la anécdota como si fuera algo natural, cotidiano. Supo vivir con lo mínimo mucho tiempo y esto le dio
las habilidades que ahora lo convierten en un respetado CEO. “Podíamos iniciar la empresa en la India, con costos más bajos que en Guatemala, pero yo quería hacerlo acá. Pagamos estudios muy caros para poder iniciar la empresa”. Xumak se inició con 4 personas y actualmente supera las 100. Y sigue creciendo, a punto de iniciar operaciones en Colombia y con planes de expandirse a otros países latinoamericanos. Su nexo, sin embargo, sigue intacto: “apoyar a mis papás es una de mis principales prioridades; ellos me inculcaron los valores que tengo”. Su hermano Leonardo trabaja también a su lado y cree en Guatemala. “Si quiero oportunidades y no hay, entonces las creo yo. Estamos en un gran momento. Digamos que estamos tan mal que sólo podemos mejorar”, afirma en tono amigable y esperanzado. “Es más fácil ver las cosas cuando vas contracorriente”, dice. Viniendo de un empresario que tuvo buena parte del recorrido inicial cuesta arriba, que en siete días
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ser humano antes que ser empresario Noy soy yo, es la empresa Reunido con uno de los equipos de trabajo, Marcos les sugiere: “Déjennos saber en qué son buenos, en qué se sienten cómodos trabajando”. Más adelante añade: “No soy yo, somos nosotros, la empresa, somos un equipo... no nos podemos acomodar al lugar en el que estamos. Siempre estamos en movimiento, nos cambiamos de lugar”, dice refiriéndose a los puestos, pero sin duda también a la capacidad de respuesta. Capacitarse, capacitarse “Invertimos tiempo y esfuerzo en capacitarnos. Nuestro equipo no puede ponerse a prueba con nuestros clientes. Nosotros enviamos a expertos”. Es de doble vía, “enviamos gente o nos mandan gente de todo el mundo para que los capacitemos acá”. Un norteamericano y un filipino en la oficina lo confirman. Proyectos solidarios “La empresa tiene un sentido de responsabilidad social fuerte. Estamos organizando una fundación orientada a la educación y tecnología. Estar en Guatemala ya es una forma de responsabilidad, pero no es suficiente. Todos podemos aportar algo”.
cruzó de Santa Eulalia a San Diego, y en 20 años de San Diego a Guatemala, uno empieza a creer que lo de nadar contracorriente es el recorrido que nos devolverá las esperanzas. T. Julio Serrano Echeverría julioserech@gmail.com F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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RAMÍREZ AMAYA Artista
Ramírez Amaya, una visión del estanque a ojo de pájaro Conocido también como El Tecolote, Arnoldo Ramírez Amaya es un artista de risa franca y trazo magistral. Ha publicado libros con sus ilustraciones y expuesto en países Europa y Latinoamérica. Aquí compartimos con usted, parte de la conversación que sostuvimos con el artista, con motivo de su próxima exhibición.
–En su obra, ¿qué tanto es planificado y qué tanto espontáneo? –Todo es espontáneo, pero ya tengo claves. Esa espontaneidad muestra la libertad de la creación. –¿Se enfrenta a la hoja en blanco, y salga lo que salga? –La mayoría de veces sí, como aquel (señala un águila enorme sobre fondo blanco). Este es un estudio de un morral de Sololá, que de un lado era blanco con el trazo café, y del otro lado tenía fondo negro. Bellísimo. Yo llegué a tener 400 morrales de Sololá. Tanto que cuando me iba al exilio, no me llevaba mis dibujos sino los morrales (risas). Yo tenía un apartamento en México, que usted entraba y tenía que quitarse los zapatos, porque solo morrales había tirados en el suelo. Les quité los tirantes y los volví cojines. Toda una antología de morrales de Sololá, porque tienen unas características que yo me las he ido pescando, estudiando…
–¿De dónde surgió el sobrenombre de Tecolote? –Mi mamá tenía la costumbre de hacerlo todo de noche. Empezaba como a las once y le daban las cuatro de la mañana. Y yo, de patojito, ahí a la par. Después me costó ir a la escuela porque me acostaba tarde. Un día, mi mamá dijo “este patojo parece tecolotito”. Algún cuate la oyó y… (risas). –Usted menciona en el documental El Pájaro Sobreviviente que su mamá lo ponía a dibujar en el suelo del patio… –Sí, imagínese, teníamos un patio como todo este parqueo (señala el de la Plaza Obelisco). Yo la molestaba mucho: que se rompió el lápiz, que dame más papel… un día mi mamá aplanó el terreno del patio y me dijo: “mire, mijo: dibuje con palito, porque yo no tengo tiempo de andarle consiguiendo lápices”. No sabe mi vieja lo que hizo: la pobre tenía que tener una sábana por aquí, otra por allá… yo dejaba caminitos entre los dibujos, y Dios guarde que se parara encima (risas).
“Cuando empecé, el tipo de paisaje que hacía no estaba definido... Entonces surgió la propuesta de hacer una simplificación del paisaje”.
–Un rasgo muy distintivo de su obra son los ojos. ¿Cómo los definió? En el proceso uno va descubriendo las características de los buenos
pintores. Usted mira los ojos de las pinturas de (Amadeo) Modigliani, y son sólo de Modigliani. Punto. Entonces, llegó un momento
en que dije, “tengo que agarrar una característica mía”, y ¡Pum!, los ojos. Las líneas. Las texturas. Cero bocetos, como cuando era güiro.
–De ahí salió esta serie que ahora presenta, ¿verdad? – Sí. Me salió un trabajo de antropología en Querétaro (México) y descubrí que ahí hay una cerámica vidriada, color verde y café, hermana de la de Totonicapán. Sólo que la de Toto no tiene tema y la de Querétaro sí: que una libélula, que un pescado, que unos lirios, que un pájaro. Entonces junté los temas en una pinturo-
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AHORA APUESTA POR LO DIGITAL “Estos ojos son dos pedazos de papel pegados en este cuadro. La luna, fue un corte donde le pegué atrás un pedazo de revista. Esto es crayón de cera y este dibujo es metido a la fuerza. Todo esto, mezclado en la computadora, escaneado, y ¡ras! Una copia digital. Hay quienes no quieren que los artistas evolucionemos, porque a pura fuerza quieren tener el original”. También tengo pensado hacer un periódico ilustrado, tipo cómic, y se va a llamar Tiéntanolos (risas).
DOCUMENTAL EN LA RED Vea El Pájaro Sobreviviente, documental producido y dirigido por el cineasta Luis Urrutia en 2005. bit.ly/ RamirezAmaya
na donde mezclé todo, pero se perdió. Me la iba a comprar la Escuela de Arquitectura, pero en eso me secuestraron a mis hijos y nunca más la volví a ver. Y qué si un mi primo se la llevó y la vendió. Pero alguien me tomó una foto con la pintura detrás, y hace como un año me mostró la foto. “¡Jue madres!”, dije, y retomé ese estudio. Y esa serie se llama Visiones del estanque. A esa serie vieja, ya mezclada con la actual, le puse Nocturno al Pájaro Pardo. T. Byron Quiñónez bquinonez@siglo21.com.gt F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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JOSÉ ALEJOS VONESH Domador de caballos
El hombre que aprende de los caballos José Alejos Vonesh es un guatemalteco, experto en la doma de caballos. Su técnica no violenta rompe con siglos de tradición hípica según algunos críticos. El término para referirse a su profesión puede que sea más familiar en inglés, horse whisperer. La programación de la televisión por cable algo nos ha contado al respecto: la imagen de un vaquero domando a un caballo enfurecido utilizando nada más que lenguaje corporal y un natural talento. Lo de susurrador de caballos todavía nos parece extraño, pero no es lo único con esas características en la vida de José Alejos. Es toda una autoridad en la doma y entrenamiento hípico de alto perfil. Ha ganado gran respeto en el mundo ecuestre norteamericano y es uno de los pocos latinoamericanos dedicados a la noble tarea (el adjetivo no es gratuito) de trabajar con los caballos utilizando psicología equina y algo parecido a la Programación Neurolingüística, pero aplicada a estos animales. “En los aeropuertos la gente se toma fotos conmigo o me preguntan si soy algún tipo de estrella de cine”, comenta sonriente al referirse a su imagen. No cuesta imaginarlo, incluso diciéndolo en su ropa de trabajo tradicional, pantalón de mezclilla, botas vaqueras con espuela y una camiseta rosada, muy sencilla, manufacturada por él mismo. Sentado en una pequeña sala en la entrada de su casa, comenta que en su familia y en el colegio
DOMA RACIONAL Puedes seguir su página en Facebook: José Alejos Doma Racional. Ahí comparte varias de las ideas sobre la doma racional que pueden servir para la vida cotidiana. Podríamos sintetizarlo como las lecciones que los caballos nos dan.
PROYECTOS Actualmente José Alejos está trabajando para diversas organizaciones y empresas en México, Estados Unidos y próximamente Canadá.
podía ser problemático e incomprendido, pero que con los caballos empezó a comunicarse con mucha facilidad. Esto hace sentido cuando se le ve trabajar y comunicarse fluidamente con un caballo de 8 años de vida que nunca había sido montado, un macho dominante que, tal como Alejos dice, cede su liderazgo al domador para crear una dupla perfecta. “Yo tengo las riendas del caballo, pero hay que recordar que él tiene la potencia,
la fuerza. Es él quien va a detectar el peligro antes que yo lo detecte. Los caballos son animales muy sensibles”. En muchos países, incluyendo el nuestro, domar un caballo implica someterlo por la fuerza. “Acá muchas veces matamos a los mejores caballos, los más fuertes, los más inteligentes”, comenta. Él mismo, en su juventud, mató a varios caballos tratando de domarlos, según confiesa. Y, vaquero sensible que es, aprendió a cambiar
su forma de participar del mundo. Dejó la doma, por la fuerza y desarrolló una enorme habilidad basada en la empatía del lenguaje corporal. Dejó las ciudades y se mudó a vivir a una pequeña casa de campo sin electricidad en Retalhuleu; dejó las aulas y se entregó a la sabiduría de la naturaleza. “Mis hijos hacen la escuela en casa, trabajan conmigo y no creo que tengan ningún problema de sociabilidad ni nada por el estilo”. Efectivamente, sus cuatro hijos andan por ahí jugando descalzos, cabalgando, viajando, conociendo el mundo desde otra perspectiva. Y mientras lo dice, pareciera que el caballo mismo se uniera a la conversación, con el movimiento de sus orejas, con la mirada relajada y si uno pudiera leerle tan bien como lo lee Alejos, seguro descubriría la sonrisa cómplice. “Yo me sirvo cuando les sirvo a ellos”, complementa y
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De qué está hecha la pasión cowboy
1. Los caballos: Para mí son lo más importante por una muy simple razón: ellos estaban acá antes que nosotros. Hay estudios que demuestran que en el proceso evolutivo de la humanidad los caballos fueron indispensables para seguir los ciclos de la comida. Ellos sabían dónde estaba el alimento, les enseñaron a los primeros hombres cuándo y dónde podían conseguirlo. 2. La mujer: Yo admiro profundamente su fortaleza y el talento natural que tienen; es impresionante. Muchas veces pienso que ni ellas mismas tienen clara toda la fuerza que tienen. El hecho de dar a luz les da una gran fuerza. 3. Mis hijos: Poco a poco me fui dando cuenta de que esta habilidad que tengo tenía que compartirla, incluir a mi familia, a mis hijos. Y fue así como decidí incluir esto como parte de su educación, que vieran de cerca el trabajo de su papá y que pudiéramos aprender juntos. Si lo que les expliqué lo entendieron en la mañana, para qué los voy a obligar a estar sentados en la escuela hasta tarde.
hace recordar que al inicio de la conversación declaró su admiración por la filosofía Tao, la poesía y la “música inteligente”. Entonces termina uno de entenderlo. El susurrador de caballos en realidad es un experto educador y comunicador, pero también una especie de cowboy místico. T y F. Julio Serrano E. julioserech@gmail.com
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JEFFREY CARVAJAL Director 1850 TV
Entretenimiento comprometido con los jóvenes Un día no es igual a otro para el director de un canal de TV y mucho menos si está a cargo de programar contenido juvenil. Jeffrey Carvajal sabe la hora a la que entra a trabajar, pero desconoce a cuál saldrá. El ambiente laboral de este joven licenciado en Ciencias de la Comunicación está colmado de cables, reflectores, pesadas cámaras de video, muebles arrinconados (para decorar diversos sets) y jóvenes de entre 23 y 24 años que van y vienen por el lugar. “Trabajar con gente creativa te permite tener un montón de ideas y propuestas todos los días”, dice entusiasmado en su oficina, el canal de televisión por cable 1850. Hace cinco años que están al aire y por el momento producen 15 programas de música, juegos de video, diseño, cine, viajes, cultura y sexualidad. Todos los contenidos están diseñados y planificados con anticipación por jóvenes como Jeffrey. “Somos más de 40 personas; me toca platicar con cada una en determinado momento, tener distintas reuniones. Tenemos un calendario de actividades, pero hoy te puede surgir una cosa, mañana otra. No hay un día típico”. Él es el director y sin embargo, se encarga de todo lo que pueda. Aquí las jerarquías son horizontales. “Me toca desde grabar una locución, ver estrategias de comunicación, hacer reuniones de seguimiento, hasta ver
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Responsabilidad más intensa cada día Cada quien a lo suyo “Cada productor sabe de lo que está hablando y le gusta el tema. El que sabe de videojuegos hace su programa; el que sabe de rock, también tiene el suyo. La ventaja de ser jóvenes y de dirigirnos a un público joven es que tenemos esa experiencia previa de qué es lo que nos gusta e interesa. Además, sabemos qué lenguaje utilizar porque nos preguntamos cómo nos gustaría que se dirigieran a nosotros”. Retroalimentación gratificante “Lo que más me marca de este trabajo es que alguien se tome el tiempo de escribir un párrafo para contarte qué es lo que le gusta del canal. Saber que estás tocando a tu generación es lo más gratificante, porque sabés que estás haciendo algo importante”.
LA HISTORIA DE 1850 Un grupo de ingenieros guatemaltecos arrancaron una televisora en la zona 7 capitalina, sin mayores pretensiones que explotar sus capacidades tecnológicas. Todo empezó a tomar forma cuando contrataron jóvenes comunicadores y realizadores audiovisuales para que se encargaran de mover esa plataforma televisiva. Poco a poco el canal ha ido creciendo. En simultáneo transmiten su programación por cable y en la página web 1850.tv. Han sabido ganar presencia en las redes sociales (Twitter y Facebook) en donde se comunican con sus seguidores. Este 5 de julio, a las 9 p.m., transmitirán su programa de aniversario.
ciertos aspectos de diseño. Hay un montón de proyectos moviéndose en paralelo… eso es lo complicado de cada día, es divertido”. Y cuando no está en el canal, está dando clases en la universidad de la que se graduó. Comparte su experiencia audiovisual con los alumnos de Comunicación.
Identificados con ellos
Jeffrey se interesó por esta parte del mundo cuando a sus 15 años de edad encontró una cámara de video de 1989. Su papá la había abandonado, ya casi no funcionaban los colores, pero así empezó a explorarla. “Recuerdo que estaba en tercero básico, tenía examen final de matemáticas y no
estudié porque me pasé todo el día jugando con ella, tratando de hacer stop motion, porque miraba los programas de Discovery Kids”. Ya en la Universidad, convencido de lo que quería ser, grabó un programa piloto llamado Al Receso, pero no hubo futuro para el proyecto. En aquel entonces apenas tenía experiencia y lo vencían los nervios al hablarle a la cámara. Así se dio cuenta de que sus habilidades están en el proceso creativo, la concepción de una idea y el plan para desarrollarla. “Eran contenidos muy simples y sencillos, pero que te van dando esas herramientas que vas aplicando después”. Ese aprendizaje, junto al expertís de sus compañeros, ha logrado que los programas de 1850 obtengan todos los días una respuesta inmediata de los jóvenes televidentes por medio de las redes so-
Una nueva era “La producción televisiva ha cambiado, definitivamente. Está creciendo y todos somos parte de ello. Los canales de cable empiezan a romper paradigmas. Ya no somos medios masivos sino interactivos”.
ciales. Muchos se sienten identificados con esas caras que ven en la pantalla, no sólo porque tienen su misma edad, sino porque hablan de los temas que les interesan o simplemente los entretienen, los hacen pensar en algo diferente a su rutina. “La sociedad guatemalteca vive en un estado de crisis colectiva y el canal les brinda entretenimiento que los puede acompañar, inyectar de cosas positivas, de actitudes buenas”. T: Luis Fernando Alejos y Wendy García Ortiz F: Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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GABRIELA CORLETO Flautista
Gabriela Corleto: música desde el vientre Apasionada por la música clásica y por la flauta, esta joven guatemalteca tiene bien claras sus metas. Quiere convertirse en una mejor intérprete y enseñarle su arte a quienes lo tomen en serio. A Gabriela Corleto Orantes le toma poco tiempo desarmar su flauta. Lo hace después de un ensayo de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) en el Conservatorio Nacional de Música (CNM), y la guarda en un pequeño estuche. Podría fácilmente provocar la envidia de otros músicos que deben guardar y transportar grandes instrumentos como la tuba o el contrabajo. “El piccolo es todavía más pequeño, ¡casi cabe en la bolsa del pantalón!”, dice, mientras sus compañeros de la OSN salen del auditorio del Conservatorio. Gabriela acaba de tocar, justamente el piccolo, el jueves pasado, durante una pieza del II Concierto de Temporada Oficial 2012 de la OSN, que fue dirigida por el célebre conductor de orquestas guatemalteco Igor Sarmientos. El viernes fue solista en el concierto de música barroca que la Orquesta de Cuerdas del CNM, dirigida por su hermano Martín Corleto, ofreció en el Templo de San Francisco, en Antigua. Y la próxima semana ofrecerá dos recitales de flauta y piano, junto a su amiga y colega brasileña Luciana Simões (lea Música de cámara). Good-bye, Nuevo México “Con Luciana estudiamos juntas en la Univer-
“En realidad el arte es uno solo” sidad de Nuevo México (UNM)”, cuenta Gabriela. “Ella estudiaba pia-
no, acompañamiento, y yo interpretación como solista. La invité a Guatemala para presentar lo que hicimos en la universidad. Tocaremos música de diferentes períodos: barroca, romántica y del siglo XX.
Piezas de Bach, Prokofiev, y del brasileño Villani-Côrtes. ¡Nos encanta tocar juntas! Estoy triste porque ya no voy a tenerla cerca”. Gabriela regresó a Guatemala hace un mes y medio de Albuquerque, Nuevo México, donde estudió una Maestría en Flauta, gracias una beca Fulbright, otorgada por el Gobierno estadounidense. De su estadía en EE.UU. Gabriela extraña los impresionantes paisajes del desierto y las montañas Sandía, llamadas así porque se ponen rojas al atardecer. Y la infraestructura de la UNM. “En los sótanos de la universidad hay salones que uno puede reservar para practicar toda la noche si uno quiere. Y es más sencillo conseguir partituras”. En Guatemala, en cambio, debe practicar en su apartamento en horas hábiles para no perturbar a sus vecinos (ensaya al menos 4 horas diarias). Y procurarse nuevas partituras no es sencillo: “Uno debe pagarlas en dólares, ganando en quetzales, y es necesario tener un P.O. Box. Eso cuando pueden comprarse, pues a veces sólo se las alquilan a instituciones u orquestas”. Las nuevas partituras son importantes para Gabriela (quien trabaja también como archivista de la OSN) porque le permiten aprender nuevas obras. “Quiero ampliar mi repertorio para abarcar más como intérprete”. Lo suyo, reconoce, es la interpretación y la docencia, en vez de otros campos, como la composición. Da clases en el CNM y ha colaborado con
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proyectos como la Escuela Municipal de Música de San Raymundo como profesora invitada. “Me interesa enseñar donde le entren a la música académica en serio”. La vibración de Gabi Ella misma se formó en instituciones promotoras de la música clásica, como el CNM y la Orquesta Sinfónica Jesús Castillo (OSJC), integrada por jóvenes. Se graduó con honores del Profesorado en Música de la Universidad del Valle y obtuvo el título de licenciada en Música con Especialización en Ejecución de Flauta Traversa en la Universidad Galileo. Mario Gómez, el profesor que la inició en la interpretación de la flauta, da fe del talento de su ahora colega en la OSN: “Se siente la vibración de Gabi; tiene una gran capacidad para asimilar lo que musicalmente se le propone y es profundamente sencilla”. Gabriela recuerda que su decisión de dedicarse a la música sucedió un año después de haber ingresado al CNM, cuando ya había dejado el piano por la flauta y entró a la OSJC. “Ese fue el botón detonante: hacer música en un ensamble”. Pero el contacto con la música clásica Gabriela lo tuvo muchos años antes. “Mis papás [la actriz Patricia Orantes y el dramaturgo Manuel Corleto (†)] siempre escucharon música, aun durante el embarazo. De niña escuchaba obras clásicas que luego interpreté, sin saber qué eran. En realidad el arte es uno solo”, concluye. T. Fidel Celada fcelada@siglo21.com.gt F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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FRANCIS DÁVILA Músico
Francis Dávila, el sueño ha cobrado vida La pasión y disciplina de este joven músico han llevado su talento muy lejos de Guatemala. Su carrera como Dj y productor empezó en 1998 en la escena underground de los raves, discotecas y lugares como Casa Comal o espacios itinerantes como La Fosa Común. Y, con el paso del tiempo, ha logrado abrirse camino también en el extranjero. Pero no fue sino hasta hace tres años que su vida cambió por completo y su lista de seguidores, incrementó considerablemente. Los beats de las canciones del disco Shine inundaron la radio y las presentaciones públicas no se hicieron esperar. Esta primera producción discográfica navegaba por el trance, house, techno y electro junto a las voces de Estefani Brolo y Flaminia, ambas guatemaltecas. Y fue tan exitosa que cerró el 2011 ocupando el puesto 77 en el Top 100 de los mejores DJs del mundo, según la revista DJMag. Este año lo inició con una colaboración conceptual en la puesta en escena de la obra de teatro La Barca del Caronte, una rama del arte muy atractiva para Dávila. Pero también decidió dejar su trabajo diario para dedicarse al desarrollo de su carrera musical de tiempo completo. Y tiene planificado presentarse con más frecuencia en EE.UU., Centroamérica y quizá hasta pueda abarcar Perú en una gira. “Si querés hacer bien algo en tu vida, hay que dedicarle ocho horas al día”, afirma con un tono de voz firme y contundente.
Él está convencido de que cada persona debe procurarse cambios en la vida, por eso el más reciente tuvo que ver con la modificación de prioridades. “Llegué a tocar hasta 5 veces a la semana y luego debía llegar a la oficina para cumplir con el trabajo diario. Así quería hacer música nueva”, explica. Ahora está enfocado en el género dance y su compromiso es grabar un segundo álbum, que piensa ir concluyendo en mayo.
Sus facetas alternas En Dávila hay un universo que va mucho más allá de la figura del Dj como anfitrión de fiestas alucinantes. Como artista, ha mostrado disposición para contribuir con la banda sonora de películas o puestas en escena. Los largometrajes que cuentan con su aporte son La Casa de Enfrente, VIP y Gasolina. La Barca del Caronte es la primera obra de teatro que se suma a su currículo, pues representó una oportunidad
para descansar un poco. Cuando él está sobre el escenario o elaborando las pistas de su próximo álbum, le gusta respetar ciertas normas y métricas típicas del Dance. En cambio, con los sonidos experimentales “te podés dar el lujo de usar instrumentos acústicos en busca de algo más simple y que toque sensibilidades diferentes”, refiere. No descarta la posibilidad de hacer más proyectos de este tipo, pero afirma que por el momento no le interesa seguir una carrera basada en estas iniciativas. Con sello internacional Dávila ha trabajado con firmas extranjeras como Vandit Digital de Paul van Dyk y ha compartido escenario junto a DJ’s internacionales como Tim Skinner, Oliver Klein, DJ Three y Steve Porter, entre otros. A criterio de Luis Pedro Villagrán, director de la emisora 949 Radio, este joven guatemalteco se ha caracterizado por saber jugar con las herramientas de producción y obtener buenos resultados, tanto en lo comercial como en la calidad del sonido. Casi todas las canciones lanzadas por Dávila en la radio, desde 1999, han alcanzado los primeros lugares de popularidad. Quizá su mayor aporte fue consolidar la escena electrónica. Según Villagrán, Dávila rompió el paradigma de que en Guatemala no se puede hacer música de calidad en todos los niveles, y fue un parteaguas que marcó un nuevo camino para la música radial. Lejos quedaron el rock o las canciones de protesta en las emisoras. “Si hay algo que agradecerle, es la perseverancia y el valor de enfrentar un mercado que tenía muchos prejuicios hacia la producción gua-
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temalteca”, concluye. A partir del lanzamiento de Shine, en 2010, se dispuso a cimentar las bases nacionales para luego dedicarse a explorar el exterior. Según relata, Quetzaltenango fue el primer lugar fuera de la capital donde sintió que la gente se identificaba con su música. También se ha presentado en Jalapa, San Martín Jilotepeque (Chimaltenango), Huehuetenango, Mazatenango y Coatepeque. Del lado del arte A pesar de que en el vestíbulo de su apartamento hay varios cables, discos y aparatos electrónicos típicos de un Dj, hay otros elementos que se alejan del prototipo de un músico. Las paredes no están desnudas. Sería obvio esperar que Dávila sólo alimentara una colección discográfica o fílmica. Sin embargo, su admiración por las artes plásticas lo ha llevado a decorar su espacio con algunos elementos nacionales. Según sus propias palabras, el poder admirar una obra de arte le transmite felicidad y es por eso que procura frecuentar museos cuando viaja. En la lista de artistas que le inspiran se encuentran Efraín Recinos y el Tecolote Ramírez Amaya. Únicamente consume arte nacional y fue precisamente el interés por lo guatemalteco lo que lo llevó a conocer a Monsanto en la Galería El Attico. Según Monsanto, lo que le llamó la atención del músico fue su curiosidad y avidez por saber más del producto creado por otros. Ese interés da pie a largas tertulias en las que se disponen a desentramar los detalles detrás de cada pieza artística. T. María Lucía León F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
Magacín Domingo 30 dediciembre de 2012
ENY ROLAND HERNÁNDEZ Fotógrafo
“Aún no he dicho todo lo que tengo para decir” Los seres inquietos se caracterizan por querer probarlo todo, por explorar lo que les rodea y lo que está lejos, por tener un ánimo inagotable. Seres inquietos como Eny son los que mueven el mundo. Al observar su capacidad profesional y su talento artístico en cada una de sus obras, cualquiera pensaría que Eny Roland Hernández es mucho mayor de lo que es. Tiene 30 años de edad, pero ya se ha convertido en una referencia como fotógrafo, sobre todo en los retratos. La vida que tenía en 2007 no dejaba ver ni la menor pista de lo que le deparaba el futuro. Trabajó en un banco, como encargado de sistemas. Pero, un día, cansado de hacer una labor que odiaba y lo estaba matando, renunció. Antes, ya había abandonado la carrera de Perito Contador. En la universidad decidió estudiar Ciencias de la Comunicación. Recorriendo caminos tan diversos termßinó encontrando su vocación en la fotografía. Pero él siente que aún le falta explorar todo el potencial de su talento. Imágenes que encienden emociones “Siempre me emociono al ver una de mis fotos impresas; me emociona tanto como la primera vez. No es lo mismo verla en un monitor de compu tadora que sentir en las manos tu foto”, explica. Su primera publicación la hizo el Diario de Centro América en 2008. No trabajaba para ningún medio de comunicación, sólo envió su fotografía a una sección donde se recibía material de los lectores y fue elegida. Era la imagen de unos vitrales de una iglesia.
“ahora duermo y sueño que estoy tomando fotos y me despierto cansado, pero feliz” Pero, en medio de la emoción de ver sus fotos impresas hay otra mo-
tivación: la muerte. “Yo doy gracias por que mi nombre salga en el periódico como autor de una foto y no como el nombre con el que identificaron a un muerto”. Su primera exposición fue en 2009, en Foto30, un festival anual que destaca la labor de fotógrafos nacionales y extranjeros. Mucho ha pasado desde aquel momento. Hoy, junto a los integrantes
del colectivo Galería Urbana, es uno de los autores de las fotos gigantescas que se observan en algunos edificios de la Sexta Avenida. Esta obra forma parte de la XVIII Bienal de Arte Paiz. Lleva el título de Adán y Esteban, con el que busca dar énfasis al reconocimiento y apoyo a la diversidad sexual, particularmente a la homosexualidad. En ese grupo de artistas comparte la visión de que el arte es para todos y debe integrarse a la vida diaria. Considera que no debe estar enclaustrado en una galería o museo, sino a la vista de todos. La imagen fragmentada de un perro con alas, que desde hace varios meses está pegada en la pared de un parqueo en la séptima avenida de la zona 1, es autoría de Galería Urbana. Consecuencias afortunadas El cambio de carrera profesional fue muy arriesgado para Eny. Dejar un trabajo estable y un sueldo seguro no es una decisión que puedan tomar todos. Si bien cuenta que ahora pasa muchos problemas económicos, se siente libre y feliz con el trabajo que hace. “Antes, dormía y soñaba con que estaba arreglando computadoras. Me despertaba cansado y los sueños se convertían en pesadillas, como cuando se cae todo el sistema en los bancos. Ahora, duermo y sueño que estoy tomando fotos y me despierto cansado, pero feliz”. Su primer trabajo relacionado con la fotografía lo hizo en Panajachel, donde capturó imágenes para una organización no gubernamental que trabajaba temas ambientales. Cuando finalizó su contrato con ellos, regresó a la capital. En 2010 fue fotógrafo de este diario. Es el responsable de algunas de las más recordadas portadas de Magacín. “La
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revista traía una muy buena calidad de fotografía y yo quería estar a la altura. Pero, no fue sino hasta la tercera portada cuando estuve satisfecho. Luego de eso, me atreví a mucho más y tuve la libertad de hacerlo”, asegura. Justo en ese trabajo descubrió uno de sus mayores talentos: Hacer retratos. Lo encontró casi sin querer. “Yo soy muy tímido y por eso no me gustaba fotografiar personas. Siempre hacía las fotos muy rápido, para no molestarlos”, dice. El cambio como una constante Desde hace seis meses volvió a cambiar de rumbo, al tomar otra decisión arriesgada. Empezó a laborar por su cuenta. Por ello, tiene la libertad de hacer proyectos artísticos. El más reciente lleva el título de La Fábrica de Santos. Son fotografías de personas vestidas como algunos santos tradicionales en Guatemala, pero en posiciones y actitudes diferentes o con elementos atípicos. Eny está influido por la férrea educación de un colegio católico y por sus juegos de tarde entre las tumbas del Cementerio General, cerca del barrio El Gallito, donde creció. “La Fábrica de Santos nació como un cuestionamiento a los dogmas. Qué pasaría si cuestionáramos las cosas que siempre nos dijeron que no debíamos cuestionar”, dice Eny. Siempre dispuesto al cambio, asegura que la fotografía, por ahora, es su pasión, pero está dispuesto a tomar otro camino si llega a aburrirlo. Siente que le falta mucho por hacer: “Aún no he dicho todo lo que tengo para decir”. T. Juan Manuel Vega F. Andrés Vargas L. Colección de cruces y Niño Dios del Siglo XVIII, Estado de México: Sergio Chávez.
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ISHTO JUEVES Músico
Para que baile la tristeza
PRODUCCIÓN DISCOGRÁFICA Maltiyoox Mama (2007) con el colectivo Mamalapacha Guasaguapachosa (2007), en solitario, difundido en Europa Spoegelse i Valhalla (2008), junto a Thomaz Baz
“Mi canción es una mezcla de todos los panes que comí y las calles que caminé, de los aires respirados y las culturas que me inyecté”… Así describe su propuesta este músico guatemalteco. En este artículo le explicamos por qué.
Una melódica y pausada guitarra le abre paso a una voz masculina, que se parte en varias. Le canta a la tierra, a los turistas, al amor, a esa aventura que supone vivir en Guatemala. Las letras, a veces en inglés, otras en español, son escritas e interpretadas por un músico guatemalteco que se hace llamar Ishto Juevez. Es imposible no esbozar una sonrisa cuando se escucha el material de este artista. Uno lo hace, ya sea debido al humor de algunas historias que cuenta en sus canciones, o por la manera en que las interpreta. Al observarlo sobre un escenario, de inmediato se intuye que un niño cohabita en ese adulto de 33 años y casi dos metros de estatura. “No voy a comprometer al niño, por eso se llama Ishto Juevez; el adulto que desarrollo es solo para proteger al niño, para que la creatividad siga estando ahí”, explica. ¿De qué debe proteger a su creatividad? Del estatus social que se amolda a patrones tradicionales, según cuenta. Cuando cursaba el tercer año de Diseño Gráfico en la Universidad Rafael Landívar y trabajaba para la empresa Saúl E. Méndez, decidió renunciar a la vida que
Querellas y rumores (2010) Puede escuchar algunas de sus canciones en el canal sound cloud.com/ishto-juevez
“El latino puede hacer bailar a la tris teza” llevaba para explorar el mundo. “Yo pensé: voy a tener 60 años y voy a querer viajar a Machu Pichu y ver el Amazonas, cuando ya esté chocheando. Mejor me voy de una vez”. Así, desde 2003, vivió en varios países de Latinoamérica, en Dinamarca y Alemania, lo que le permitió recorrer Europa. Y todas esas experiencias las financió, en gran parte, haciendo música. “Yo llevaba ahorros, pero en Costa Rica me quedé sin nada. Hubo alguien que me compró todo el coco rallado que llevaba para vender y me recomendó que me subiera a los buses a tocar mi guitarra. En un ratito gané más colones de los
que hacía vendiendo cocos. Eso para mí fue trascendental. Ese día empecé a ganarme la vida con la música”. Estando tan lejos de Guatemala, no sólo caminó por ciudades, sino también conoció la vida en el campo y la magia de sus habitantes. “La música me ha dado distintas experiencias que atesorar. Pero, no me gusta perder el pie sobre la tierra. Haber sido un sobreviviente en otros países, una especie de gitano, me hizo regresar a mis raíces”. Del exilio a la propuesta Cuando regresó a Guatemala, en 2009, la violenta situación de la ciudad lo
obligó a “exiliarse” en Antigua Guatemala porque vivir con esa inseguridad “afecta el estado anímico de las personas”, cuenta. En la Ciudad Colonial hizo alianza con colegas suyos que estuvieron de paso, e incluso financió un festival cuyo escenario se abrió para extranjeros y chapines. Sin embargo, desde el año pasado ha estado más activo en la capital. Su propuesta artística fue seleccionada para participar en Zona Musical, un programa de apoyo a artistas emergentes que desarrolla el Centro Cultural de España en Guatemala. “Se fueron sumando varias cosas y como que la ciudad me está jalando otra vez. Estoy a poco
tiempo de regresar”. Si lo hace, le interesa agitar a los líderes de las tribus urbanas “y esto es una especie de amenaza amistosa”, anuncia. Busca que los artistas experimenten lo que él ya conoce, el poder de la colaboración entre músicos. En todos sus discos hay otros talentos invitados, así como en sus presentaciones en vivo. Actualmente trabaja en un proyecto musical con Primocaster y el Gringo Loco, con quienes se ha presentado en varias ocasiones. “Sé que ahora hay gente en el gremio que quiere hacer mejores cosas, acrecentar el intercambio centroamericano y crear una plataforma”. Pero, a todo esto, ¿a qué suena su música? A cumbia swing y latin blues, responde. “La cumbia es fácil de bailar. Y debido a mis viajes por Europa, la mezclo con el swing viejo de los años 30 o 40. Le digo latin blues porque los blues clásicos son tristes, con la diferencia de que el latino puede hacer bailar a la tristeza”. T. Wendy García Ortiz F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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CHOFO ESPINOSA Cineasta
El síndrome de la obra inconclusa El realizador guatemalteco Rodolfo Espinosa busca apoyo para la posproducción de su más reciente largometraje, mientras explica cómo enfrenta la piratería y la falta de recursos. Hablar de Chofo Espinosa es hablar de cine guatemalteco con muchas ganas y poco presupuesto. Es hablar del cortometraje Prohibido Robar Rosas y de la película Aquí me quedo. Pero también es hablar de hacer de tripas corazón y ver cómo piratean su trabajo en la calle y vivir una sensación agridulce: qué bien por la difusión de su obra, pero qué mal porque de esa transacción a él no le llega un centavo. “Siempre vi los cortometrajes más como ejercicios. Para mí, Pol, en todo caso, es una película, mientras que Aquí me quedo fue algo experimental. La iba a difundir en YouTube, para ver cómo algo que se había grabado de una forma sencilla se podía comercializar”. Aun así, sigue dedicándose al cine y tiene bajo la manga una nueva película, Pol, una propuesta a la que él considera como su ópera prima. Aunque el rodaje ya terminó, hacen falta fondos para terminar la producción. Por eso, en su labor de difundir lo que hace, impartirá un Taller de narrativa visual durante tres semanas en la Alianza Francesa. La piratería y el cine guatemalteco “Cuando voy por la calle y veo que compran Aquí me quedo, me agrada, porque quiere decir que les está gustando la película; que no me llegue a la bolsa dinero es otra cosa, pero no me afecta tanto. Yo mismo compro películas piratas y las vuelvo a vender. Siempre ten-
“Solo con el Buki fue con quien logré hacer un acuerdo” dré que pagar los costos de la reproducción de la película”, menciona Chofo sobre la mecánica que el cine guatemalteco está viviendo. Él pertenece al grupo de realizadores guatemaltecos que se dedican al
cine desde hace al menos 10 años. A su parecer, el cine en Guatemala está cobrando otros matices; desde el creador hasta el espectador. Si bien existe piratería, es por demanda. La gente la ha ido a pedir. Aquí me quedo siempre la encuentra en stock. “Solo con el Buki fue con quien logré hacer un acuerdo: que él la vendiera y que me pasara una cantidad. Pero hablé con otro montón de piratas que no mantuvieron su palabra. Les da miedo que la vayan
a comprar con alguien más que las esté vendiendo a Q10 y ellos a Q15, para pasarme Q5 a mí. Como si fuera la única película que venden… Pero al final, en mi cara me dicen que mejor me huevean la película y muchas gracias”, bromea. Así es como él entiende el consumo de películas en Guatemala. Cree que es más barato comprar una película con estas condiciones, pues es más seguro. “La podés volver a ver, no hay que pagar parqueo, comer comida chatarra ni comprar poporopos. Terminás gastando más de Q100 por una ida al cine. Casi que es un cliché ir al cine”, sentencia. El ejercicio de la producción constante Chofo tiene cuadernos llenos de historias a medias, en los que encuentra historias que “ahora sí”, pero también historias que no podría ni contar, proyectos a los que regresa como el caso de Pol. Esta cinta nació hace años, antes de Aquí me quedo y antes de Prohibido robar rosas, y en un principio se llamó Bienvenidos al campus central. Según confiesa, ese método de regresar a sus apuntes quizá responde a que padece el síndrome de la obra inconclusa en todas sus películas. Pero también es esa su cualidad, pues con el camino recorrido evita cometer errores y se atreve a probar cosas nuevas. Por el momento, por ejemplo, reconoce que su punto de error es el sonido, por lo que continúa explorando en el cine y está dispuesto a cometer otros errores. Durante su carrera
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FONDOS PARA TERMINAR EL PROYECTO Si usted quiere colaborar con Chofo, puede hacer su depósito en la cuenta 0141379544 del Banco Industrial, a nombre de Rodolfo Espinosa Orantes. Según el director, necesita saldar los pagos para cumplir los rubros de la producción. Si le interesa conocer más sobre este proyecto escriba a mellega films@gmail.com
VEA SUS PELÍCULAS En estos links encontrará sus proyectos anteriores: bit.ly/Prohibido RobarRosas http://bit.ly/ AquiMeQuedo De la película Pol solo está accesible el videoclip de la cinta Corazón dolido, tema compuesto por el músico guatemalteco El Gordo: http:// bit.ly/CorazonDolido. El canal oficial del realizador es http:// www.youtube.com/ user/chofoespinosa
la comedia ha sido uno de sus pilares, un género que disfruta. “Trato de que lo que yo imaginé se vea, que lo saquen los actores y la cámara lo cuente. No creo que aplique una fórmula. Si es así, no sé si es a propósito, hago lo que me da risa a mí. Si no me voy riendo con la historia o no me causa gracia, no la sigo avanzando”. T. Gabriel Arana fuentes garana@siglo21.com.gt F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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DOMINGO LEMUS Cineasta y cantautor
La necesidad de pertenecer
Músico y editor cinematográfico por vocación, y actor casi accidental, Domingo Lemus se dispone a debutar como cantautor solista con el álbum Canciones de Domingo. Después de escuchar con él un disco de boleros en el reproductor de LP’s de su apartamento, decide salir a conversar a un parque, donde se siente más cómodo. “Para mí es muy importante estar siempre cerca de las montañas, de los árboles, de los animales; estar en contacto y en comunión y en armonía con ellos, con la naturaleza”, reconoce, guitarra en mano, sentado frente a una casa de juegos. Aunque muchos lo identifiquen como Joel Fonseca, el protagonista del largometraje Puro Mula (del cual también fue productor), él se dio a conocer 12 años antes, como el fundador, guitarrista y compositor del grupo La Gran Calabaza. Las diferentes latitudes que lo han marcado incluyen Berlín: “en 2001, después de la experiencia de conocer gente allá y ver cómo estaban involucrados con el arte tuve muchas ganas de tomarme en serio al grupo que acababa de formar en ese momento, La Gran Calabaza… Con Berlín tengo una relación muy particular: siempre que estoy ahí, me cambia mucho”. Y Cuba, donde se especializó en edición cinematográfica. “La Habana, Berlín, Ciudad de Guatemala, la Antigua, el volcán de Pacaya, todos estos lugares se vuelven parte de la vida de uno, parte de mi conciencia, parte de mis letras”. Desapariciones y búsquedas Domingo lleva sobre sus hombros temas que no había escrito en sus pro-
“Estos lugares se vuelven parte de la vida de uno” yectos musicales anteriores, y que ahora se atreve a explorar, como el exilio. “Cuando era pe-
queño mi familia se tuvo que ir de acá, por la guerra, y crecí en Canadá. Estuve allá 5 años. Y luego volver… siempre me he sentido de alguna manera como un turista en Guatemala porque al final creo que es la crisis más cotidiana del guatemalteco urbano, ¿verdad?, la crisis de identidad. Yo veo a la gente en Chichi[castenango] y de
Quiché, veo sus trajes, sus idiomas, sus creencias. Ellos pertenecen a eso pero, ¿yo a qué? ¿Me entiendes? ¿Yo a qué pertenezco?”, relata. Esta etapa de su vida, una búsqueda de identidad personal, asegura que también es parte de la historia e identidad de este país. Su frustración ante el desarraigo de muchos connacionales se manifiesta en su voz: “Y así como yo hay un montón de gente que se tuvo que ir, que sus papás estuvieron de alguna manera involucrados en el conflicto (de un lado o de otro, no importa) y que tuvieron que crecer afuera. Ahora ni siquiera es la guerra: todos mis amigos se han tenido que ir del país por las condiciones económicas, y ahí nace esa canción A mis amigos (que suelen desaparecer) porque es una constante: llego a Guatemala y me encuentro que ya no está nadie. Y entonces, ¿mis amigos dónde quedaron?”, pregunta. Lados que se complementan Domingo ríe al admitir los “conflictos de identidad” responsables de alternar su carrera en el cine con sus proyectos musicales: “a veces no sé si soy actor, si soy músico, si soy editor, si soy productor, y al final, poco a poco he ido haciendo que mi tiempo rinda para todo”. El folk y el country, géneros musicales donde cobran protagonismo las guitarras y los cantores, le inspiran. “A mí el folk me transmite mucha paz, mucha armonía, naturaleza, honestidad. Eso es lo que yo estaba buscando con este material: tratar de decir cosas que no me había atrevido a decir antes”. La variedad de influencias que nutren el disco Canciones de Domingo abarca a Café
Tacuba, Charly García, Bob Dylan, Van Morrison, Andrés Calamaro y The Band. Esta amalgama sonora y rítmica es parte de lo que aprecia de su trabajo con Dúo Dinamita, proyecto con el cual empezó a cantar (en La Gran Calabaza hacía únicamente coros) como vocalista principal. Esa exploración musical le permitiría mezclar instrumentos acústicos con sonidos electrónicos, e instrumentos latinoamericanos como el charango con el bajo eléctrico. La colección de 9 canciones, seleccionadas entre 30 que grabó con el productor Juan Pablo Perea (quien también tocó el bajo), incluye una colaboración con Carlos El Gordo Hernández, su ex compañero de banda, Tus excusas, canción que escribieron juntos. El resto de músicos que participaron en la grabación fueron: David Molina (batería), Paulo García (teclados), Zach Towne-Smith (armónicas). Además, un momento de espontaneidad en el estudio permitió la participación de Estéfani Brolo, Carlos Springmuhl (de Hot Sugar Mama) y Gian Paolo Perini (de Primmo Show). Como dato curioso y alentador para sus seguidores, Domingo apreciaría una “mini reunión” de La Gran Calabaza (con la mayoría de sus integrantes originales) en el escenario, durante un par de canciones. Más que el éxito, al músico y cantante le interesa más hablar de trascendencia, la cual define como “una carrera de vida, un recuerdo y una imagen de un ícono de algo que hizo alguien; eso creo que tiene mucho valor”. T. Luis Fernando Alejos lalejos@siglo21.com.gt F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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WALTER MONSANTO Músico
Dinámico, energético e introspectivo A los 8 años de edad descubrió los elementos de la música con un teclado de juguete. A los 11 años, compuso su primera canción. Y ahora, siendo un veinteañero, Walter Monsanto suena como un músico maduro. Ya son varios los años que Walter Monsanto lleva en la escena musical guatemalteca, en la del rock metal en particular. Sus primeros pasos los dio junto a una banda, cuando aún estaba en el colegio. Ya desde ese momento, este joven multi instrumentista mostraba destellos de virtuosismo. “Aprendí las cosas fundamentales de la teoría y la práctica, gracias a mi abuelo y a mi maestro del colegio”, asegura “pero decidí enfocarme en la guitarra eléctrica”. Confiesa que le atrajo por su forma y por lo que podía hacer con ella: “Un mástil más extenso, un volumen más alto con sonido distorsionado que transmitía poder y melancolía”, comenta. A pesar de ser zurdo, toca la guitarra como un derecho. Empezó a ser reconocido por ser parte fundamental de bandas muy importantes para el género metal en Guatemala. Su estilo y talento al tocar hicieron conocidos a grupos como Arpía, Andrómeda y Anarkía. “Mi paso por estas bandas me ha dado la formación necesaria para creer en mí mismo, tener metas más sólidas y saber adónde voy, ya sea en grupo o en solitario”, afirma. Netamente emocional Mario Castañeda, catedrático universitario e historiador especializado en el rock guatemalteco, asegura que “Walter, más que un guitarrista, es un músico muy versátil y discipli-
Tocar con tantas figuras me ha hecho percatarme del valor DE los sueños nado”. Considera que no sólo su talento lo ha llevado a ser reconocido, sino también su perseverancia. “Su esfuerzo no es reciente”, refiere Castañeda. El año pasado fue finalista en el Waken Open
Air Metal Battle, certamen centroamericano de guitarra. “Lleva años tocando diferentes géneros musicales y esto le ha valido reconocimiento local e internacional”. Ha compartido esce-
nario con varias bandas extranjeras como Ángeles del Infierno, Avalanch y Shaman. Pero también con solistas reconocidos, como Walter Giardino de Rata Blanca; Arturo Huizar, de Lvzbel, o Carmine Appice, ex integrante de la banda de Ozzy Osbourne. “Tocar con tantas figuras trascendentales del metal mundial me ha hecho percatarme del valor que pueden tener los sueños en cualquier parte del mundo”, recuerda Walter. Además, es reconocido por sus composiciones musicales. “La composición me empezó a atraer casi al mismo tiempo que la práctica y la técnica de los instrumentos”, cuenta. Él se ve a sí mismo como un compositor netamente emocional: “Para componer me concentro generalmente en las emociones. Lo que siento es lo que quiero hacer sentir”. Por eso, Castañeda expresa que Walter es un referente entre los guitarristas guatemaltecos. “No sólo es un gran músico, sino una persona muy noble y sencilla”. A Walter le gusta transmitir su conocimiento a otros guitarristas y músicos guatemaltecos por medio de clínicas y talleres. “La parte didáctica se fue desarrollando a raíz de una necesidad de enseñar y aprender al mismo tiempo”, admite. Esta etapa de su carrera ha tomado fuerza y formalidad, luego de que se convirtió en el primer latinoamericano patrocinado por Dean Guitars, marca estadounidense de guitarras de alta calidad, que patrocina a músicos tan
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reconocidos como Dave Mustaine de Megadeth, o Zakk Wykde, de Black Label Society. El futuro está cerca Actualmente, Walter se encuentra trabajando en su próximo material discográfico como solista. Se titula The Master Key (La llave maestra). El disco está basado en un libro de Napoleon Hill que, según explica, “habla del concepto de la llave maestra como una teoría de superación y evolución constante”. En esta placa participan músicos guatemaltecos de primer nivel, como Javier Camposeco, Sergio Fernandez Taz, Fernando Martín, Pepe Mejía y Édgar Bran. Además, cuenta con invitados internacionales de lujo como Matt Guillory, de Dream Theater; Andrea De Paoli, ex músico de Vision Divine, y Labyrinth; Zachary Stevens de Savatage; Pablo G. Soler y Timo Tolkki, de Stratovarius, finlandés que además tiene a cargo la mezcla y masterización del material. Walter asegura que en este nuevo disco se podrá oír una diversidad de géneros musicales, que van desde el rock y el metal progresivo hasta el New Age. El primer sencillo se titula The Ending World, y podrá ser descargado de forma gratuita en las próximas semanas. Más que un guitarrista excepcional, Walter Monsanto es un músico y compositor (también toca la batería, el piano y el bajo) que a base de trabajo y esfuerzo ha ido encontrando su propio estilo. “Mi música es muy dinámica, energética, introspectiva y madura”, concluye. clada con la actual, le puse Nocturno al Pájaro Pardo. T. Edgar Zamora Orpinel F. Nancy Troule
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JOSÉ ROBERTO PÉREZ Músico
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Rigo Pex: desnudo y digital Le llamábamos Pérez. Hoy le llaman Rigo Pex. Rigo porque dijo que se llamaba Roberto, pero alguien escuchó Rigoberto. O por Rigoberta. Se autodescribe así: “científico loco en un laboratorio sonoro en medio de una isla tropical”. El viernes de la semana pasada quedamos en juntarnos con el DJ guatemalteco Rigo Pex en Los Lirios, justo antes de su set. Los Lirios es uno de esos lugares del circuito de bares de la zona 1. Rigo Pex (su nombre de pueblo originario: José Roberto Pérez) dará un toque en un rato, uno de tres que vino a ofrecer al país, con los cuales termina una gira latinoamericana. Pide michelada, irradia buena onda. Le preguntamos cómo le fue la noche anterior. “El chavo que me abrió, tronó los twitters” (los agudos del amplificador), cuenta. “Pero el lugar estaba repleto”. No faltó el clásico tipo que, ya subido en el escenario, empezó a decirle que no hiciera el ridículo. “En otros lados, si les gusta, se quedan. Y si no, se van”. También dice: “Llevo quince años en el negocio de la música: lo que hago no lo hago para pegar”. Y sin embargo, pega. Es un DJ apreciado en las ciudades reventadas del mundo porque sabe cómo encajar con el espasmo del momento. Guatemala/Barcelona Ya a los quince, Rigo Pex había vivido como en diez casas distintas: zona dos, en la catorce, zona uno, zona cinco… “Cuando crecés con tan pocos parámetros de estabilidad, no te sentís orgulloso de ser nada en especial. Más bien, te sentís orgulloso de poder comunicarte con todo tipo de gente”, explica. En Guate, se le recuerda a Pérez por su bar y paca premium de Cuatro Grados Norte llamado Suae, por sus intervenciones en las
“yo soy una persona altamente sexual” bandas Pealcubo y Chichicúa, por aquella placa llamada Democracia Sonora, por las primeras fiestas del Rave del Castillo, por empujar el festival Tripiarte en Correos. Pérez –así le llamábamos– era su locura y su vestir. No le iba mal. Pero a su modo de verlo, “aquí en Guatemala como que era muy cansado todo: allá la gente está más interesada”. Allá siendo las Europas.
La mutación de Pérez requería un caldo de cultivo muy especial: Barcelona. Se mudó e hizo la transición bien: trabajó para revistas, fundó colectivo (MicroBCN), intervino en el mundo de las galerías, se convirtió en squatter, se intoxicó de underground, hizo, bueno, amigos. “Yo flipé con el sentimiento de amistad que hay en España”. Se diría que Rigo Pex llegó a ese país en el mo-
mento correcto. Hoy el momento se ha tornado más bien incorrecto, con la crisis y todo. Lo que no deja de preocuparle “porque cuando hay un momento de crisis, hay un momento de introspección de valores, y yo no entro en ningún valor español”. Método en la locura Rigo Pex posee los ingredientes justos: personalidad, humor, tecnología. Latinea y europeíza: su música es una licuación de dos continentes. La neurocumbia y el mutante reggaetón. “Lo que yo quería era estar alegre”, explica. “Empecé a mezclar elementos del reggaetón con sintes. En ese tiempo no lo hacía nadie. Ahora ya lo escuchás en canciones de House Ibiza. Pero hace cuatro, cinco años…” Nada decepcionante la manera en que Rigo Pex mancuerna lo desnudo y lo digital. “Me gusta crear mezclas imposibles que suenen bien”. Y eso gusta mucho a la gente. Eso, y el amor al performance energético, que incluye a veces el quedarse en bolas. Ya sexualizado por la música pixelante (“yo soy una persona altamente sexual”, dice) termina con los coyoles al aire. Rigo Pex se puso muy pronto a la altura de una generación que había crecido con Crookers, Fake blood, Steve Aoki, y ya nada sabía de escuchar bandas, sino más bien iban a los clubes y se pasaban dos horas haciendo pogo con tecno. “Y yo entré desnudo con una gameboy. Era alegrísimo”. Así fue como Rigo Pex les fue metiendo su sonido en la sinapsis, hasta convertirse en el Maximón del 8–bit. A los europeos les ha gustado Rico Pex por tecnogua-
rra, por ir de rockstar en chiptunes, por andar de maniaco con su gameboy, por el humor naco, porque da siempre con las zonas erógenas del cerebro musical, por bailar como si todos estuvieran viendo. Pero, aparte es muy serio, muy formal, muy acabado en lo que hace (lo dice Polonio: “Aunque parezca locura hay sin embargo método en ella”). “La gente cree que soy un vividor de noche que le pela todo. Pero la verdad es que si te drogás el jueves o el viernes, el sábado no estás allí. Y este es un trabajo en donde te pagan mil euros por una noche. Clubes de 500 personas para arriba. Cosas serias.” No, Rigo Pex no es esa demencia en popper que uno imagina, sino inclusive una cosa nerdal. En lo que hace hay tecnología, investigación, y savoir faire. Y un montón de trabajo: Rigo Pex se ha partido el lomo en la subcultura electrónica. Un inmigrante que dentro de su propia inmigración sigue migrando todo el tiempo: de toque en toque, de búsqueda en búsqueda, siempre moviéndose. “Allá hay un mercado grueso. Y lo que hoy está de moda, mañana ya no.” Así que prohibido dormirse en los laureles. Pero eso no le cuesta a Rigo Pex: “A mí me gusta tocar: en los primeros años toqué setenta veces, de las cuales cuarenta fueron gratis”. Rigo Pex ha publicado discos como Santa Nalga o Bitnik (en vivo), y viene en camino Larele, con el sello Subterfuge. Hace dos años que Meneo vive solo de la música. Se prevé Meneo para rato. T. Maurice Echeverría e_memo@live.com F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt
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SERGIO VALENZUELA Artista plástico
Valenz: “A mí me inspira todo” Sergio Valenzuela, artista autodidacta, se considera experimentador de las manifestaciones artísticas, aunque su verdadera pasión es la pintura. Proveniente de la aldea Guajitos, en la zona 12, y creciendo entre vacas, barrancos y gente sencilla, tuvo una introducción muy natural al arte. Siendo un niño con una personalidad muy inquieta, siempre sintió la necesidad inevitable de crear y de dibujar: “Yo siempre estaba pintando, no como distracción, sino como un rito que me mantenía concentrado”. Fue creciendo, y sus habilidades artísticas eran indudables. Pese a que explica que nunca recibió clases de óleo, acrílico ni acuarela, se formó en el ámbito estético de expresión gráfica, ya que estudió la carrera de Diseño Gráfico. Para Valenz, cuando hay personas que tienen un talento innato, es casi automático el descubrirlo y explotarlo, ya que se trata principalmente de ir revelando lo que uno tiene adentro. En 2005, y luego que varias galerías de arte lo rechazaron por considerar su trabajo como joven y poco auténtico, ganó una beca para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes en París, experiencia que lo marcó y definió. “Yo ya llegué formado como artista, no como un chavo de veintipico de años que todavía estaba tratando de descubrirse”. Esta ventaja le permitió aprovechar los estudios al máximo, y utilizarlos para reafirmar conocimientos y reforzar el camino artístico que había elegido. Su proceso creativo está marcado con una sonrisa, pues asegura que todo lo inspira: “Yo me inspiro mientras voy trabajando”. Sus ojos brillan al hablar de su otra fuente de iluminación, su familia. Sin embargo,
“La mejor escuela que he tenido ha sido la vida” explica que una de las motivaciones más grandes que ha tenido, desde el inicio de su carrera ha sido el hambre, el tener que trabajar para sobrevivir. Viendo hacia atrás en el tiempo, puede asegurar que “sí se puede vivir del arte; lo que hay que hacer es no prostituirse”. Se refiere a no regalar el trabajo y aprender a darse el valor por lo que se hace: “Si viene algo dentro de mí que te voy a mostrar,
deberías estar agradecido de que te enseñe algo tan íntimo. Es como que me vieras en pelota”. De alguna forma, Valenz siempre ha pintado para sí mismo. “Me he topado con gente que me dice ´Ese su dibujo lo puede hacer mi hijo´; pues buenísimo. ¡Que lo haga!”. Su trabajo proviene de una gana muy personal y gira alrededor de ver su subconsciente plasmado en una obra y tener la oportunidad de compartirlo con las demás personas. Reinventando toda una vida Extrayendo objetos cotidianos de su contexto, y cargándolos de un significado altamente sim-
bólico, Sergio Valenzuela crea un mundo surreal en sus cuadros, en los que existen elementos recurrentes. Primero, la silla, un sujeto que de acuerdo con el creador, pasa desapercibido con demasiada frecuencia. Si pudiera contar todo lo que ha escuchado o percibido, diría historias magníficamente interesantes. “Siento que la silla es un elemento poético… da la sensación de soledad. En resumen, significa la espera”. Aparte de las sillas, hay diversos escenarios y espacios, como habitaciones que reflejan los contextos individuales de las personas, amueblados con escaleras representando la ayuda y el deseo de ir hacia arriba, así como camas que encar-
TRAYECTORIA Sergio Valenzuela ha participado en numerosas exposiciones y certámenes nacionales e internacionales, entre de las que destaca como ganador del IV certamen del Joven Pintor en 2005, Obra Seleccionada en Subasta de Arte Latinoamericano Juannio 2005 y 2006, Obra Seleccionada en la XV Bienal de Arte Paiz (2006), Artista invitado por la embajada de México (2007), Finalista en Subasta de Arte Latinoamericano en 2009, por mencionar algunos. Más información en www.galerivalenz.blogpot.com. nan un descanso en donde uno puede perderse en los sueños individuales. En las piezas que exhibe durante este mes, en Galería Rozas Botrán, se visualizan unos personajes integrados sobre ruedas, que de alguna manera son el toque lúdico, divertido y travieso que encarna lo efímero de la vida. “Siempre cambio. El lenguaje puede ser el mismo, visualmente, pero creo que todas las personas vamos creciendo o decreciendo, dependiendo de lo que toque. Cada exposición es distinta”. En palabras del artista, su nueva exposición fue titulada a última hora y no por ello es algo sacado de la manga. Luego de ver todas sus obras en conjunto, cayó en la cuenta de que seguían siendo piezas suyas, pero con un upgrade de reinvención en cuanto a la propuesta artística. Para Valenz, el resultado final expuesto es una muestra muy auténtica de lo que es por dentro, plasmado en una pintura. T. Andrea García-Gallont agarcia@siglo21.com.gt F. Andrés Vargas avargas@siglo21.com.gt