Trece plumas de alimoche azul

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trece plumas de alimoche azul

colecciĂłn cĂşa


© Alfonso García López, 2017 © de esta edición: EOLAS ediciones, 2017 www.eolasediciones.es Dirección editorial: Héctor Escobar Diseño y maquetación: Alberto R. Torices ISBN: 978-84-16613-51-9 Depósito Legal: LE 90-2017 Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com · 91 702 19 70 / 93 272 04 47 Impreso en España


Alfonso GarcĂ­a LĂłpez

Trece plumas de alimoche azul

eolas ediciones



A Utaviรกn, porque sus alas son mis padres



prólogo

Donde los sueños se empadronan

L

a literatura, la letra impresa, tiene muchas recompensas. Si tenía alguna duda, quedó disipada con la publicación del primer y primoroso libro de mi hijo Alfonso. Confieso que nunca había tenido una sensación tan extraña a la hora de escribir un prólogo. Pero decidida y definitivamente me siento orgulloso de hacerlo, entre otras razones para que mi nombre quede vinculado al suyo, un honor que sobrepasa todas las barreras, incluidas las de la sangre si fuera posible, para testificar la belleza de la palabra y la hermosura de la paternidad que la provoca. De la suya, en este caso. Verán. El día 29 de septiembre de 2014 nació su hija, África, mi tercera nieta, la última de las ternuras que se añade a mi vida y la reconforta. «África —escribe—, tengo el firme propósito (a ver si no se queda en eso) de escribirte una carta cada mes durante tu primer año de vida, para que tengas un recuerdo de lo que aconteció —resumido y bajo mi prisma— en estos

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tiempos convulsos que te tocó vivir sin elegirlo». Se cumplió el propósito, original y vigoroso, este que el lector tiene entre las manos. «Tal como aquí te pinto —escribe José Martí a su hijo en Ismaelillo—, tal te han visto mis ojos». Como este, aunque mucho más concreto y vital, Alfonso escribe una crónica, casi un diario de sensaciones y sentimientos. Pocas lecturas, por no decir ninguna, me han emocionado tanto, porque estas páginas están llenas de amor, que es, sin duda, la suprema de todas las sabidurías. He seguido el crecimiento de África, por las imposiciones de la distancia, nunca insalvables ni alargadas, gracias sobre todo a estas cartas, que me enviaba, que nos enviaba con la habitual puntualidad informática. Al margen de cuanto de ellas se traslucía como fondo, sin duda el verdadero sentido del asunto para los abuelos, me fue ganando desde el primer momento el estilo, la forma de contarlo, la manera de ligar la palabra de mi hijo al crecimiento de mi nieta. Todo un gozo, sobre todo en este caso, por la capacidad de contar y de incorporar múltiples elementos a la narración: el texto alumbra un camino colectivo en cuyo recorrido se dan la mano paisajes, espacios, territorios, personas —Laura, la madre, primas, tíos, abuelos, amigos…— y la música, cuyo espíritu tan cercano a quien escribe late de forma permanente y vibrante. Se dan la mano, en definitiva, tres, cuatro mejor, generaciones bajo el amparo de las alas protectoras del alimoche azul. Aquí está el meollo del asunto. Porque las alas protectoras pretenden volar hacia el paraíso, a los reinos gozosos de la felicidad, hacia el lugar «donde los sueños se empadronan», sin dejar de advertir, sin embargo, de la realidad del mundo que nos rodea. La permanente aspiración, actualizada, de quienes ven el mundo a través de los ojos de la — 10 —


inocencia, la admiración sin límites y la ternura que apasiona. Suprema lección, sin duda, porque es el cuidado tembloroso de quien acompaña en la preventiva apertura del mundo con la tutela que exclusivamente nace del amor. Esta es, sencillamente, una hermosa historia de amor. No puedo cerrar estas líneas iniciales, pórtico de un feliz encuentro, sin recurrir al agradecimiento. Sí. Agradecimiento a Alfonso, porque su texto, que derrama un aroma intenso, emoción y sensibilidad, se abre desde la belleza profunda del corazón y de la palabra. Detrás de uno y otra, la dulce mirada de una niña, África, que ya es capaz de que mi tiempo se detenga. Nada me puede hacer más feliz. Definitivamente en la literatura, en la letra impresa, he encontrado la más auténtica de las recompensas. Alfonso García Rodríguez León, 29 de septiembre de 2016

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trece plumas de alimoche azul



La introducción que iba a ser…

Á

frica, tengo el propósito (a ver si no solo se queda en eso) de escribirte una carta cada mes durante tu primer año de vida, para que tengas un recuerdo de lo que aconteció —resumido y bajo mi prisma— en estos tiempos convulsos que te tocó vivir sin elegirlo. Como te escribí una previa a tu nacimiento, «Amores locos», serán un total de trece. Así que, utilizando el supersticioso número del campeón del mundo de motociclismo Ángel Nieto, llevarán por título: 12+1 cartas de un campeón del submundo a su hija. Me conocerás con el tiempo, aunque ahora ya me reconozcas, y sabrás que donde mejor me muevo y donde más me gusta hacerlo es en ese recoveco, tan íntimo y personal, del submundo que habito —como en la literatura, a veces de forma real y otras quizás fabulada— entre los individuos cósmicos («…los astros no están más lejos que los hombres que trato…», cantaban Héroes del Silencio) que en él moran y de los que me empapo y, esto es lo mejor, con los que me empapo. Así que, amiga, aunque la mayoría de estas cartas, por circunstancias de las vidas y venidas, sean escritas desde Castilla, no olvides que la esencia de casi todo fue, es — 15 —


y será germinada en León, que allí es donde está ese pequeño mundo, imaginario y lunático hasta el punto de la realidad, donde necesito huir (físicamente o no) para seguir sintiéndome yo y para que mi cabeza siga girando no solo en una dirección. Lo dicho, hija: estas cartas abarcarán tu primer año y, en muchos aspectos, también el mío. Me entusiasma pensar que vamos a caminarlo juntos. 3 de noviembre de 2014

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Esta primera ediciรณn de Trece plumas de alimoche azul, publicado por EOLAS ediciones, se terminรณ de imprimir en marzo de 2017 .



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