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Especial Día de Muertos
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2 Cuentos, fábulas, leyendas, mitos hechos por niños y niñólogos. Dile a tu papá o a tu mamá que TODAS las noches te cuenten algo de esa sección antes de dormir.
EL DELFÍN EMBRUJADO Y LA BRUJA Hace muchos años llegó un príncipe y se sentó en la orilla del mar. A un costado había una cueva parecida a la de una bruja. Esa bruja tenía una barita mágica. La bruja era muy mala y vio al príncipe relajado, lo convirtió en un delfín muy sabio. Todos en el mar se burlaban de él porque sabía mucho y lo tomaban por un loco. Entonces el delfín príncipe se hartó y se fue a lo más profundo del mar, donde encontró la barita de la bruja y se pudo convertir en príncipe de nuevo, pero como estaba en lo más profundo se ahogó y sus demás amigos delfines lo ayudaron pero ya estaba a punto de morirse. No llegaron a tiempo. La varita de la bruja tenía en mente lo que pensaba el príncipe y lo que pensaba el príncipe era salir del mar para que no se burlaran ya más de él. La princesa estaba muy angustiada y el príncipe estaba ahí. Vivieron felices por siempre.
LA FLOR MÁGICA Había una vez una flor que era muy bella. A esa flor le llamaban Margarita y todos la querían mucho. Pero había otra flor que era muy mala. Se llamaba Rosa. Decían todos que era muy presumida. Hubo una vez que Margarita por primera vez le dijo “Hola” y Rosa le contestó: “¿Qué quieres, Margara?”. Le contestó Margarita: “Yo no me llamo Margara. Mi nombre es Margarita”. Margarita veía que Rosa era muy mala con todas las demás flores. Margarita ya sabía que tenía magia, y dijo: “Le voy a poner un poco de magia a Rosa, para que sea buena con todos y todas, para que comparta”. Entonces Rosa se volvió muy buena y Margarita y Rosa se hicieron las mejores amigas por siempre.
Rubí Itzel Estrada Hernández / 10 años / Zacatecas
Yareth Amezari Aguilar Castro / 10 años / Zacatecas
EL TREN DEL TERROR
LA LUNA LLENA Era una vez un niño que siempre se peleaba con su papá y su mamá, siempre se escapaba y siempre que era Luna Llena se convertía en lobo y atacaba a la gente inocente. Siempre se levantaba a la 1 de la mañana y no sabía qué pasaba. Su papá se enojó y lo castigó y no lo dejó salir por
mucho tiempo, pero aún se escapaba. A los pocos días, sus papás lo mandaron a un hospital porque lo veían muy raro; ahí les dijeron que era un lobo. Sus papás se asustaron y mandaron a un sacristán y le quitó el problema y al final su hijo fue un simple niño.
Marco Antonio Alvarado / 10 años / Zacatecas
LA MEDUSA Y LA SIRENA CANTADORAS Un buen día de verano, una familia de Zacatecas decidió viajar en un tren. La familia era de cuatro integrantes. El papá era José Luis, alto y muy amable; la mamá era Erica, también amable. Tenían dos hijos: una niña y un niño. Se llamaban Sofía y Dilan. Llegó el día de viajar. Al llegar descubrieron que viajarían en tren. Subieron al tren y cuando entraron vieron a un señor solita-
rio y muy viejo. A media noche, el niño y la niña oyeron un ruido y fueron a investigar y vieron algo que flotaba: ¡era un fantasma! Investigaron y les contó que él había muerto por un accidente en ese mismo tren. Ellos decidieron ayudarlo. Buscaron a sus padres, pero les dijeron que no podían hacer nada. Después de varios días regresaron a Zacatecas y el fantasma sigue vagando por ese mismo tren.
Brayan Eduardo Romo Enciso / 10 años / Zacatecas
Carmen Lira Saade / Dir. General Raymundo Cárdenas Vargas / Dir. La Jornada Zacatecas
Coordinación del suplemento: Magda Collazo Fuentes / Marcelito “El niño preguntón” / Martín Letechipia Alvarado / José Antonio Sandoval Jasso /
Era una medusa llamada Susi, era muy cantadora. Siempre le decían los del estanque: Susi cantadora. También había una sirena que era amiga de la medusa. Un día la sirena y la medusa no podían hablar y en el estanque iban a hacer un concierto. Se llegó el día, pero no podían cantar, así que tomaron una porción y por fin pudieron hablar. Llegó el día y cantaron felices.
Anyelina Márquez Acevedo / 9 años / Zacatecas
Consejo Editorial: Jael Alvarado Jáquez / Verónica Santoyo García / Buzón Azul Mariana Saldivar Frausto / Nehua y la salud Saúl Antonio Villalpando Dávila / Cine
Diseño gráfico: Sandra Andrade /
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COLABORACIÓN Hola a todos nuestros lectores de Marcelito El siguiente texto lo hemos recibido en nuestro correo electrónico. Nuestra amiga, que escribe desde Tacoaleche, nos cuenta cómo pedía el muerto cuando era niña y quiere que todos nuestros amigos Marcelitos conozcan su historia. Esperamos que te lleve a imaginar todo lo que se hacían en la pedida de muerto. ¡Te invitamos a que nos escribas a <marcelito.epalaluz@gmail.com> y nos envíes tus cuentos, tus leyendas o tus historias! “Hola, Marcelito. Te escribo para contarte cómo era que yo, mis primos y mis amigos pedíamos el muerto hace muchos, pero muchos años. Jajaja. No te creas, no tantos; hará algunos 28, nada más. Espero lograr que tú y tus amigos, revivan la tradición de Día de Muertos, que sin duda todos conocemos y hemos vivido. Los días 1 y 2 de noviembre, desde muy temprano, nos reuníamos —y nos seguimos reuniendo— en casa
de la abuela, pues es el día para hacer gordas de horno, de hacer el mole para festejar el cumpleaños de mi abuelo, quien nació el día de Todos los Santos. Para mis primos y para mí, además, eran los días de “pedir el muerto”. Mientras mis tías y mi abuela preparaban las gordas de horno, mis primos y yo preparábamos los disfraces y repartíamos los personajes para la hora de pedir el muerto. El más flaco y que se aguantara la risa era el muerto, pues a la hora de actuar debía permanecer bien calladito; enseguida elegíamos a la llorona y a la viuda, quienes debían llorar muy fuerte para convencer a la gente de que nos diera el muerto; luego seguía la rezandera, que debía vestir de negro y conseguir su rosario para hincarse a los pies del difunto; también estaba el del farolito, que llevaba siempre la calabaza —que el abuelo ya tenía lista con sus ojos, su boca y su velita—. El que cargaba el morral o la canasta para los dulces era el más grande de todos, y así hasta elegir también papeles se-
Déjame contarte que el origen de las calaveras de azúcar se encuentra en las culturas mesoamericanas. Cuando celebraban a la muerte, adornaban el altar, llamado “tzompantli”, con cráneos, por lo regular de personas sacrificadas en honor a sus dioses. Con la llegada y conquista de los españoles, esta práctica se prohibió. Aunque, como no fue tan sencillo eliminarla, aprovecharon los conquistadores la coincidencia de las fechas con la celebración católica de los Fieles Difuntos y los rituales se modificaron, sustituyendo los cráneos humanos por calaveras de azúcar.
Ingredientes 1 cucharada de miel de maíz. 1/2 cucharadita de vainilla. 1 clara de huevo. 2 tazas de azúcar glas. 5 cucharadas de fécula de maíz. Colores vegetales comestibles, que puedes conseguir en tiendas de materias primas. Un batidor de globo. Un colador de orificios muy finos. 1 tazón de vidrio o plástico. Un pincel fino. Un recipiente de plástico con su tapa (cuidar que cierre muy bien).
cundarios pero no menos importantes: la bruja, el catrín y la muerte. Mis tías nunca nos dejaron vestirnos de monstruos o de vampiros, pues decían que debíamos conservar la tradición. Así comenzaba nuestro ritual. Llegada la hora, salíamos a las calles y teníamos que pasar la prueba de fuego: la primera casa era la de mi abuela, mis tías adentro y nosotros afuera, dábamos inicio a la pedida de muerto. “Tírate al piso y no hables”, le decíamos al muerto, que se tapaba con su sabana y se quedaba quieto. La rezandera se hincaba a los pies del muerto como si estuviera rezando; enseguida la llorona y la viuda pegaban los gritos; los demás a cantar. “El muerto quiere camote, si no le dan se les cae el bigote”. Así hasta que mis tías quedaban convencidas y nos abrían la puerta para darnos las primeras gordas de horno. Recorríamos todas las calles, cantábamos y tocábamos en todas las puertas. En algunas ocasiones, la canasta no nos era suficiente y las niñas te-
níamos que poner los rebosos para que ahí nos echaran los dulces. Llegada la hora de regresar, la fiesta seguía en la casa, pues repartíamos el botín: las mandarinas eran las primeras en salir. “Una para ti, otra para ti”. Así hasta que a todos nos tocaba; si sobraban y ya no alcanzaba una vuelta completa se quedaban en casa de los abuelos. Luego seguían los dulces, y cuando terminábamos de repartir, la aventura continuaba, pues llegaba la hora de contar historias de miedo y leyendas: La llorona, El hombre sin cabeza o El que arrastraba cadenas... Muertos de miedo, pero emocionados y comiendo dulces, terminábamos la noche contando nuestras mejores historias. Así viví el día de muertos por muchos años. Agradezco a mis abuelos y a mis tías el esfuerzo que hacen para que la tradición siga viva. Los invito a revivir y vivir esta tradición, a rescatarla y a conservarla en las nuevas generaciones”.
Dale cuerda a tu imaginación, júntate con tus amigos y si tienes ganas forma tu PANDILLA CIENTÍFICA. La ciencia es más divertida de lo que muchos creen. Si algo no entienden pidan ayuda a un adulto, hay adultos que también quieren jugar y conocer. Aquí te diré cómo puedes hacer tus calaveras de dulce, con la ayuda de un adulto, claro está.
Procedimiento En el tazón mezcla la miel, la vainilla y la clara de huevo, agitando suavemente con el batidor de globo. Agrega el azúcar glas por medio del colador y sigue mezclando todo hasta formar una bola. En una mesa o superficie plana y limpia, espolvorea un poco de fécula de maíz y extienda la masa hasta que quede suave y manejable (como la masa para las tortillas). Con la masa forma cráneos pequeños y déjalos secar sobre la mesa durante tres horas. Disuelve los colores vegetales por separado y, con ayuda del pincel, decora tus calaveras. Cuando tus calaveritas ya estén completamente secas, guárdalas en el recipiente de plástico y tápalas muy bien. Consérvelas en un lugar seco y fresco, como la alacena de tu casa.
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6 ¿Qué le dan al muerto? ¡Una pedrada en el ojo tuerto! ¡Buuuuaajajajajajaja! Amigos, déjenme contarles que, como cada año, desde hace siete añotes, la Escuela Popular de Arte “La Luz” del PEIDA, a donde voy con todos mis amigos a los talleres de música, teatro, pintura y danza, organizamos de nueva cuenta el Festival de Día de Muertos, en el que tuvimos muchas actividades. El Festival tuvo un programa cultural de cuatro días y tuvo como escenario la Casa Grande de la comunidad de Tacoaleche, donde ahora se alojan las instalaciones del Centro de Investigación en Arte Popular (CIEAPZ). Les cuento que el día de la inauguración estuvo con nosotros el grupo de teatro El Rehilete. Ellos son un grupo de Aguascalientes y viajaron hasta Tacoaleche para presentarnos la obra Posada, el novio de la muerte. ¿Sabes quién es Posada? Déjame contarte. Él nació en Aguascalientes y fue un grabador; se le atribuye la creación de la calavera Catrina, la que vemos hoy en día en muchos lugares, sobre todo en estas fechas. En el festival, mis amigos del taller de plásticas montaron una exposición muy padre y divertida, con más de 40 dibujos, todos de calaveras, de muertes o de fantasmas. También estuvieron con nosotros nuestros amigos del Taller Colectivo Gráfico el Tren, quienes elaboran cuadros de “Linolio”, como se llama un material con el que hacen grabados; esta vez trabajaron muy duro para exponer en nuestro festival. Mis compañeros de música presentaron dos recitales, uno de guitarra y otro de piano. Aquí les dejo unas fotos de todo lo que pasó en el festival que organizamos mis amigos y mis profes en Tacoaleche. Los invitamos a que nos acompañen en el próximo festival, y a que manden sus cuentos, calaveras o dibujos para que formen parte de este suplemento.
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12 SALUD
Ilustraci贸n: Jonatan Aar贸n Pi帽a Garc铆a
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Queridos amigos: Las ocasiones especiales son para presumir. Quiero contarles que en la Escuela Popular de Arte (EPA) del PEIDA tenemos un gran maestro en el taller de danza folclórica, su nombre es Juan David Alanís, es egresado de la Universidad de Colima y ama la danza. Él es uno de nuestros profesores y amigos a quien en este número especial queremos darle un enorme agradecimiento, pues su trabajo en la Escuela de Arte es voluntario. Así es, lleva todo el semestre con nosotros de manera voluntaria. Se preguntarán ¿por qué? Hay instituciones que se niegan a apoyar proyectos como éste, aunque realmente valga la pena. Quiero presumirles el trabajo de mis compañeritos de danza y reconocer al maestro Juan David por su gran pasión por la danza y su enorme apoyo a la EPA. Aquí les dejo las fotos de todos aquellos que han podido acompañarnos en los diferentes eventos donde se han presentado.
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14 Además de contarles del trabajo de los muchachos de danza, también hablaré de mi profesor de batería: Eduardo Ramos Botello, que a todos nosotros nos deja decirle “Bote”. Él es un profesor con mucho talento que ama la música. Desde hace muchos años es baterista y ha sido parte de los talentosos grupos de rock de la comunidad de Tacoaleche. En la clase de batería, con ayuda del profe, hemos conformado el grupo de percusiones. Tocamos en la “Batucada” que se presentó en el 7° Festival de Día de Muertos. Al ritmo de nuestros tambores, las “Calaveras”, que mis compañeros de teatro hicieron, bailaron y llenaron la tarde de color y alegría. Pero eso no es todo. En esta Calaqueada (llamada así porque las calaveras bailan al ritmo de nuestros tambores) nos acompañó la comparsa del grupo La Ciénega, unos amigos que siempre nos han apoyado. Aquí te dejo algunas fotos para que conozcas de qué se trata la “Calaqueada” y la “Batucada”.
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CINE
¡Lucito, cámara, acción!
8 DE NOVIEMBRE DE 2015 Allá y es recibido con alegría por calacas en un bar bohemio donde canta la mismísima Catrina, interpretada por la voz de Eugenia León. El cortometraje también cuenta con un bello fondo musical, a cargo de la banda de rock mexicano Café Tacvba. No les contaré el final para que ustedes disfruten de él; lo pueden encontrar fácilmente en Internet. Me despido, recordándoles que no vean tanta tele, mejor disfruten del buen cine, y que mejor si es puro talento y tradición mexicana.
Hasta los huesos Que tal a todas y todos los que nos acompañan en este número especial de Marcelito. Como se habrán percatado, hemos estado hablando del Día de Muertos; no como algo malo, sino con alegría y colorido, como es celebrado por los mexicanos. En el cine no podría ser distinto, así que en esta ocasión haremos una recomendación muy en este estilo. Como ustedes saben, hay distintas formas de desarrollar el cine; uno de estos estilos es la animación. Por su duración también se clasifican las producciones: a las de menos de 30 minutos se les llama “cortometraje”. La recomendación será de un videito muy especial y muy lindo, el cortometraje más caro hecho hasta ahora en México: Hasta los huesos (2001) de René Castillo. Su realización costó alrededor de 3 millones de pesos. Aunque apenas dura 11 minutos fueron necesarios más de tres años para su realización, de ellos año y medio para su sola filmación, pues el tipo de animación, “stop motion” (que en otra ocasión veremos a detalle), requería mover cada uno de los más de 70 personajes, se estima que fueron ¡más de 15 movimientos! Este colorido cortometraje cuenta la historia de una persona que descubre que ha llegado al Más
Música / Día de Muertos El Día de Muertos es una celebración mexicana de origen mesoamericano que honra a los difuntos. Se celebra principalmente los días 1 y 2 de noviembre, aunque en algunos lugares comienza desde el 31 de octubre, coincidiendo con las celebraciones católicas de Día de los Fieles Difuntos y Todos los santos. Es una festividad que se celebra en México y en algunos países de América Central, así como en muchas comunidades de los Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana. El culto a la muerte en México no es algo nuevo, pues ya se practicaba desde la época precolombina. Asimismo, en el calendario mexica, que se localiza en el museo de antropología, se puede observar que entre los 18 meses que forman este calendario, había por lo menos seis festejos dedicados a los muertos. Después, los evangelizadores cristianos de tiempos coloniales aceptaron en parte las tradiciones de los antiguos pueblos mesoamericanos, fusionándolas con las tradiciones europeas, para poder
implantar el cristianismo entre dichos pueblos. Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los españoles. Hay registro de celebraciones en las etnias mexica, maya, purépecha y totonaca. Los rituales que celebran la vida de los ancestros se realizan en estas civilizaciones desde la época precolombina. Entre los pueblos prehispánicos era común la práctica de conservar los cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento. El festival que se convirtió en el Día de Muertos se conmemoraba el noveno mes del calendario solar mexica, cerca del inicio de agosto, y se celebraba durante un mes completo. Las festividades eran presididas por la diosa Mictecacíhuatl, conocida como la “Dama de la Muerte” (actualmente relacionada con “La Catrina”, personaje de José Guadalupe Posada) y esposa de Mictlantecuhtli , Señor de la tierra de los muertos. Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes fallecidos.
Para celebrar estas fechas, se han hecho muchas canciones muy alegres para darles la bienvenida a nuestros ancestros, por ejemplo: “Tumba
que tumba”, “Se hace de noche”, por Luis Pescetti, “El vampiro negro”, por Luis Pescetti, “Tumbas”, por Luis Pescetti y “Pan de muerto”.
16 BUZÓN AZUL Al Buzón Azul, el día de los Muertos le llegó la carta de un huesudito, y como en el festival vio a todos contentos decidió escribirle al gran Marcelito. ¡Marcelito! Disculpa a mis amigas calaveras que a Tacoaleche volaron a ver el festival de los niños de la EPA, que sus habilidades dieron a conocer. Como eran tantas calaveras curiosas sus huesos pesados dejaron en el panteón, se pusieron alas de aves y mariposas y partieron rumbo a esa celebración. Yo no alcancé a quitarme ni un hueso, y tampoco me quería perder la diversión así que decidí irme completo y busqué que me dieran aventón. Llegando me di cuanta que era algo tarde, y pasando entre tantas personas vi a todas las calacas voladoras haciendo travesuras en la Casa Grande. Todos se espantaron con el viento y empezó a caer la noche. Las calacas cansadas perdieron vuelo y mejor se regresaron en coche. Lo bailado nadie se los quita y en sus tumbas ya tumbados. Mientras la vida les permita, a los muertos desvelados, seguir paseando deshuesados por Tacoaleche y sus poblados el Día de Muertos emocionados.
Ilustración: Verónica Santoyo
Chamacos al aire
Nuestro programa para niños y niñas ganador de la beca Fonca y de la Mención honorífica de la 9a Bienal Internacional de Radio
Se realiza el Primer Fandango Regional de Títeres. Con el objetivo de promover el teatro de títeres en Zacatecas, Martín Letechipía y un grupo de amigos, artistas y teatreros de Aguascalientes, San Luis y Zacatecas, se unieron para realizar el primer Fandango, llamado así porque simboliza la fiesta y la alegría. En diversos espacios de la ciudad se realizaron, durante tres días, actividades como foros, talleres, presentaciones de obras de títeres y documentales que la población zacatecana pudo disfrutar en familia.
Dentro del Primer Fandango Regional de Títeres se presentó el número 26 del Marcelito, que fue dedicado a Mireya Cueto, una mujer que gran parte de su vida la dedicó al teatro de títeres. La intención de la presentación de Marcelito fue dar a conocer como se conforma el suplemento: se habló de sus contenidos dirigidos a los niños, pero sin olvidar a los padres de familia y maestros. La presentación tuvo por objeto promover la colaboración de los asistentes en el Marcelito, que coeditan La Jornada Zacatecas y el PEIDA.
Mándanos tus cuentos, dibujos, pinturas, recetas de cocina, fotos, chistes y fechas de felicitaciones a la dirección electrónica: marcelito.epalaluz@gmail.com, o bien a la dirección de correo postal: PEIDA-UAZ, Av. Zacatecas # 30, esquina con Av. Hidalgo, Tacoaleche, Guadalupe, Zacatecas. C.P. 98630.