Volumen III de la Enciclopedia de Historia Naval

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CONTENIDO VOLUMEN III Tomo I CAPÍTULO I CAPÍTULO II

CAPÍTULO III

CAPÍTULO IV

CAPÍTULO I

CAPÍTULO II

CAPÍTULO III

Página (Revolución Naval -II-)…………………………………………………………... 1 Las Marinas militares rompen con la tradición………………………………….. 1 (El Imperialismo)…………………………………………………………………20 Iberoamérica ante el siglo XX…………………………………………………… 28 Mahan……………………………………………………………………………. 30 Emergen otros países…………………………………………………………….. 37 La primera victoria asiática……………………………………………………… 39 Balleneros………………………………………………………………………... 46 (Europa: Geopolítica, Ideologías y Guerra)…………………………………….. 50 Geopolítica………………………………………………………………………. 50 Paréntesis ideológico y revolucionario………………………………………….. 59 Síntesis del conflicto que acabaría con las guerras……………………………… 63 (Primera Guerra Mundial)……………………………………………………….. 76 Guerra Naval…………………………………………………………………….. 76 Iberoamérica en guerra…………………………………………………………... 97 Guerra Submarina………………………………………………………………... 98 Estados Unidos en guerra………………………………………………………. 106 Tomo II (Entreguerras.)……………………………………………………….................. 113 Un largo prólogo……………………………………………………………….. 113 La Guerra Civil española……………………………………………………….. 122 Antecedentes………………………………………………………..................... 126 La Segunda Guerra Mundial…………………………………………………….132 (Teatro de Operaciones del Mediterráneo)……………………………………... 136 La lucha por el ―Mare Nostrum‖ ………………………………………………. 136 Operaciones………………………………………………………...................... 144 Cuerpo de élite italiano…………………………………………………………. 148 La campaña africana………………………………………………………......... 153 (Teatro de Operaciones del Atlántico).………………………………………….157 El problema naval alemán……………………………………………………… 157 Minas………………………………………………………................................ 160 Scapa Flow………………………………………………………....................... 162 La Batalla del Río de la Plata…………………………………………………... 165 Dunkerque………………………………………………………........................ 169 Barcos corsarios………………………………………………………………… 172 Convoyes……………………………………………………….......................... 185 La Conferencia de Rio…………………………………………………………. 194 Overlord (Día D)……………………………………………………………….. 196


CAPÍTULO IV

El fin de la Flota de superficie alemana………………………………………... 206 (La Campaña Submarina alemana) ……………………………………………. 208 La Batalla del Atlántico………………………………………………………... 208 Primera Fase………………………………………………………..................... 211 El Radar………………………………………………………........................... 217 Segunda Fase………………………………………………………………….... 219 Tercera Fase………………………………………………………...................... 226 Enigma……………………………………………………….............................. 227 Cuarta Fase………………………………………………………....................... 231 El ―Schnorchel……………………………………………………….................. 233 Defensa a ultranza………………………………………………………............ 235

ÍNDICE DE ILUSTRACIONES……………………………………………………………………... 239 ÍNDICE DE MAPAS…………………………………………………………………………………. 242 Apéndices

CRONOLOGÍA…………………………………………..…………………………………………... 244 REFERENCIAS GEOGRÁFICAS ACTUALES, AL AÑO 2000…………………………………... 253 GLOSARIO…………………………………………………………………………………………... 265 PERSONAJES.……………………………………………………………………………………….. 298




CAPÍTULO I. (Revolución Naval II)

LAS MARINAS MILITARES ROMPEN CON LA TRADICIÓN La Tecnología se dispara en la Guerra Naval

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urante los doscientos cincuenta años que precedieron inmediatamente a 1830, las marinas militares del mundo no experimentaron ningún cambio decisivo por lo que se refiere a su composición material y a las exigencias técnicas de su personal. Si los tripulantes de los galeones se hubieran encontrado en el ―Victory‖ de Nelson, habrían podido navegar y luchar en esta nave sin necesidad de ser sometidos a un prolongado adiestramiento. Sin embargo, a partir de 1830 el interés se invierte. Las naciones marineras no están ya en eterno conflicto, y las que usualmente están en guerra no son precisamente ellas. Así, las operaciones pasan, naturalmente, a segundo plano, y, aunque las flotas de guerra continúan siendo un instrumento político, su utilización es más indirecta, menos primariamente bélica. En cambio se producen una serie de revoluciones sin precedentes en los medios materiales que, al extenderse de manera inevitable al personal, alteran profundamente todo el carácter de la Marina. Aunque los hombres de Nelson hubieran podido vivir dos siglos y medio antes sin sentirse desplazados, se habrían quedado atónitos si les hubiera sido dado vivir y navegar treinta años después. Es precisamente en el periodo comprendido entre 1830 y 1870 cuando tuvieron lugar los cambios más rápidos, más revolucionarios y de resultados más decisivos. Además, en ningún otro periodo de la historia moderna ha tenido tanto predominio una Armada sobre sus rivales. La reciente victoria de Inglaterra sobre sus antiguos competidores, Francia y España, fué singularmente decisiva, y los recién llegados Prusia, Japón y los Estados Unidos-, estaban aún, en cuestiones navales, en su infancia. De aquí que la Armada Real inglesa dominara a lo largo del período.

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En el mencionado período se produjeron amplios y rápidos cambios en los medios materiales que invadieron todas las flotas mundiales - quizás la mayor revolución de toda la historia naval, nada menos que la aplicación de la ciencia y los inventos modernos a las fuerzas armadas marítimas - y, en segundo lugar, al correspondiente cambio, casi igualmente radical, en el personal de las Armadas. Los cambios en el material alcanzan a todo el barco de guerra, y pueden dividirse en cuatro grandes apartados, esto es: propulsión -el cambio de la vela al vapor-; material básico -la sustitución de la madera por el hierro-; ofensiva -la revolución en el cañón-; y defensiva -la introducción del blindaje-. Estos cuatro cambios, llevados a cabo rápidamente y a menudo condicionándose entre sí, revolucionaron tanto a los barcos como a los hombres. El que todo se produjera con tanta rapidez y simultaneidad no debe de sorprendernos. La causa común está en la notable aceleración de la destreza técnica, que comenzó a finales del siglo XVIII y condujo a mejoras de todas clases. Sin embargo, esta nueva técnica dominante, sobre todo en Gran Bretaña, estuvo casi por entero confinada en la industria. En realidad, se tardó bastante en aplicarla al arte de la guerra, y así, aunque Inglaterra estaba a la cabeza del desarrollo industrial basado en la maquinaria, no se aprovechó de esta ventaja por lo que a su potencia naval se refiere. Políticas navales. La razón de ésto, es también clara. Inglaterra carecía de un motivo importante para realizar cambios navales. Sus antiguas fortalezas de madera, con sus mástiles, sus velas y sus baterías de cañones de ánima lisa, habían desempeñado un papel importante en la política nacional y siempre con resultado satisfactorio. Resultaba natural, que tanto el pueblo como el gobierno británico no sintieran la necesidad de que se efectuaran drásticas mejoras en la Armada Real, que les había servido durante tanto tiempo y con tanta eficacia.


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No cabe duda de que se obedecía en parte a un prejuicio. Pero ello hizo que Gran Bretaña actuara exactamente en dirección contraria a otros países, especialmente Francia. En Francia, en efecto, los antiguos métodos no habían sido menos satisfactorios. Había combatido con Inglaterra utilizándolos, y había fracasado; un motivo sumamente convincente para llevar a cabo la experimentación. El joven pueblo americano también tenía motivos especiales para figurar en la lista de los experimentadores. Sus barcos de guerra no habían fracasado, como los franceses, porque casi no tenía marina de guerra. En su nuevo esfuerzo por crearse una potencia naval, pensaron que la competencia no podía establecerse sobre el viejo tipo de navíos, ya anticuado. El camino más corto, que era el que ellos necesitaban seguir, consistía en adoptar aquella política que Inglaterra tanto temía, empezar desde el principio en la nueva competición. En los años sesenta se añadió también el acicate de la guerra de Secesión, en la que los Estados del Sur contaban con tan escasos recursos navales, que sólo un tremendo esfuerzo de improvisación con las nuevas y apenas ensayadas armas podría tal vez cambiar el giro de las cosas. El intento se llevó a cabo valerosamente y, aunque fracasó, obligó al Norte a responder en la misma forma. Y así se crearon las condiciones más apropiadas para un rápido desarrollo. El hombre a quien más debe la revolución material fué un oficial de artillería francés, Henri Joseph Paixhans. El comienzo de sus revolucionarias ideas data de 1809, y durante los veinte años siguientes realizó experimentos y publicó panfletos, que tendrían una profunda influencia sobre el futuro. Abogaba por una fuerza combatiente totalmente nueva, conseguida mediante un sistema de tácticas también enteramente nuevo: un gran número de barcos relativamente pequeños (y, por consiguiente, menos costosos), movidos a vapor, construidos en hierro, y blindados, armados con una colección de cañones pesados, de igual

calibre, que disparasen proyectiles pesados, huecos y explosivos. Describía con detalles minuciosos y convincentes los experimentos realizados con estos proyectiles contra los antiguos barcos; manifestaba claramente que los resultados devastadores a que se refería, habían sido aceptados como hechos innegables por su Ministerio de Marina; y proclamaba, sin embages, que si se admitían sus proyectos, invertirían, rápida y decisivamente, la vieja historia de las derrotas francesas y las victorias inglesas. En la otra orilla del Canal sus obras fueron leídas con extrema ansiedad, y el Almirantazgo, si bien no se sintió aún dispuesto a cambiar nada, contemplaba la política francesa de construcción y de rearmamento naval, con creciente recelo. Con todo, aún se produjo una cierta espera, porque Paixhans, muy adelantado a su época, tardó algún tiempo en ser escuchado. Pero, no cabe duda de que, aunque nadie se diera cuenta en su tiempo, esta obra constituyó una asombrosa realización profética de todo lo que sucedería después. Primeras construcciones. Se le debe a Fulton, además de otros desarrollos, la primera aplicación del vapor a buques para fines militares. En 1813, somete al Presidente de su nación los planos del ―Demologos‖, Destinado a la defensa de las aguas del puerto de Nueva York, un año más tarde el proyecto era aprobado por el Congreso de los Estados Unidos. Tenía una eslora de 47,5 mts – manga de 17,1- y un puntal de 3,4 – desplazamiento: 2.475 toneladas, dotación, 200 hombres. Primer barco de vapor de la marina de USA se ha descrito como batería flotante y como fragata de vapor. Se terminó después de haber finalizado la guerra de 1812. De costados rectos, armado con una batería lateral de 8 cañones de a 32 por banda, proa y popa semicirculares, con dos cañones del mismo calibre orientados a crujía en cada una de ellas y con una protección de madera de 1,5 metros de espesor


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hubiese sido seguramente una formidable máquina de guerra si la paz no hubiese impedido su uso. La estructura de su casco semejaba a la de un catamarán de grandes flotadores, en uno de los cuales se instaló la máquina y en el otro la caldera, dejándose el canal central de 4,5 metros de ancho para que en el mismo actuase una rueda de paletas que le imprimía una velocidad de alrededor de 5 nudos. El primer vapor de la Armada Real inglesa fué un remolcador comprado en 1821, con poco interés. Desde 1822 a 1830 se construyeron otros remolcadores. Inglaterra podía aceptar el remolcador por sus indudables ventajas en el ahorro de tiempo, pero no consentiría que se pusiera un dedo sobre su amado navío de línea. El progreso, sin embargo, no esperó. El primer barco de guerra a vapor usado en batalla fué el ―Diana‖, en la guerra de Birmania de 1824. Y el primero en aguas europeas fué el ―Karteria‖, en la guerra de la Independencia griega. Tanto su capitán como su jefe superior en la armada griega, Lord Cochrane, se mostraron entusiastas acerca del futuro del vapor. La primera gran transformación fué provocada por la aplicación de la hélice a la industria naval, debida al ingeniero sueco John Ericsson, quien, en 1843, botó en Estados Unidos la balandra de 10 cañones ―Princeton‖, primer barco de hélice de la historia. Anteriormente, Ericsson había presentado su invento al Almirantazgo británico, que no le atendió; sin embargo, ante las noticias sobre el Princeton, la construcción británica reaccionó botando el ―Dauntless‖, al año siguiente. El perfeccionamiento de la hélice hizo desaparecer al fin la parte más grave de las objeciones del Almirantazgo. También en esto había algo más que un mero prejuicio. En las luchas navales de todas las épocas había existido siempre un conflicto entre la posibilidad de moverse con rapidez y libertad y la posibilidad de ataque entre la agilidad y la fuerza del golpe. En los tiempos de las embarcaciones a remo la movilidad era superior. Tenían libertad de movimiento, pero la fuerza de

ataque estaba sumamente limitada. Este era el gran fallo de las galeras a remo -no había sitio para muchos cañones o de mucho pesoen los siglos XVI y XVII; todos los países, no pudiendo conseguir ambas cosas a la vez, descartaron enteramente la libertad de movimientos en favor de los cañones pesados, adoptando como modelo el velero de alto costado con una batería de artillería eficaz. Esto no fué más que eludir el problema sin resolverlo. Ni tampoco lo resolvió el vapor. Con él se podía conseguir una movilidad mucho mayor que nunca, pero las enormes paletas que la transmitían y las monstruosas cubiertas que las protegían ocupaban la mayor parte del costado del barco y se llevaban la mayor parte de la carga. La hélice, sin embargo, no necesitaba todo esto, y su desarrollo en los primeros años de la década del treinta, proporcionó casi la solución, persuadiendo al Almirantazgo para que permitiera al vapor invadir el campo de sus intocables fortalezas de madera. Aún así, el Almirantazgo no se decidiría inmediatamente. Ya había hecho la hélice grandes progresos en todas las flotas mercantes y en algunas marinas de guerra, como en la americana, a la que se había entregado el ―Princeton‖ de Ericsson, cuando establecieron en 1845 una serie de pruebas oficiales para decidir, de una vez para siempre los méritos de la hélice y de las paletas. Prepararon dos chalupas de igual tonelaje y maquinaria; una (de paletas), la otra (de hélice). Compitieron en una carrera ordinaria de vapor, que ganó la de hélice. Pero muchos de los partidarios de las paletas no se sintieron convencidos. De todos modos, en el arrastre -afirmaron-, su favorita debía de ganar. En consecuencia unieron las dos chalupas por las popas y las hicieron marchar hacia delante a toda máquina. El final de aquella extraña competición de tiro de cuerda fué que la de hélice arrastró a su rival dos nudos y medio. La victoria de la hélice fué absoluta. Con la hélice aumentaban las posibilidades de los buques a vapor, vaticinándose un amplio y halagüeño futuro para las Marinas de guerra porque


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además de los problemas ya indicados en los vapores de ruedas, las paletas resultaban muy frágiles y vulnerables, siendo casi incompatibles con las tácticas del combate naval, y por añadidura, sus grandes y pesadas máquinas, al ocupar toda la parte central del buque, limitaban enormemente la capacidad de fuego, en comparación con el buque de vela tradicional, que parecía haber alcanzado la perfección absoluta, tanto por el diseño del casco y del aparejo como por la distribución y potencia de su artillería. La tradición pesa mucho… Por todo ello, y a título de ensayo, se dotaron con hélices las antiguas fragatas y los viejos buques de vela que permanecían en la reserva, y también se transformaron, en ciertos casos, algunas nuevas

construcciones que se hallaban en grada y que estaban proyectadas originalmente como auténticos veleros; pero en la práctica estas reformas sólo proporcionaron soluciones mediocres, dando lugar a una marina mixta de vela y vapor en la que éste seguía desempeñando un papel secundario. Durante los cuatro años siguientes, el Almirantazgo permitió que algunos de los antiguos barcos de guerra fueran equipados con máquinas auxiliares muy ligeras de peso; pero no porque estuvieran convencidos, sino porque los franceses estaban realizando experimentos de esta clase. Stanislas Dupuy de Lóme, en 1850 botaba el ―Napoleón‖, un barco según el modelo antiguo en muchos aspectos, pero equipado desde el principio con una hélice auxiliar. Inglaterra replicó dos años después con el ―Agamenón‖, también movido por hélice, pero igualmente anticuado en todo lo demás.


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Su éxito le hizo prototipo de una generación de barcos de guerra a vapor, más todavía con velas en sus tres mástiles; con una dotación de 860 hombres y 5.080 toneladas, fue buque insignia de la flota británica en la guerra de Crimen. En 1858, un año después de un primer intento fracasado, el Agamenón y el americano Niágara se encontraron en medio del Atlántico y unieron los extremos de sus cables, estableciendo el primer enlace telegráfico trasatlántico. La guerra de Crimea encontró a Francia lo mismo que a Inglaterra con casi todos sus navíos de línea movidos todavía a vela, aunque podían ser llevados hasta el lugar de la acción, si era necesario, por remolcadores a vapor. La guerra no fué una buena escuela para la experimentación, porque Rusia no quiso comprometerse a lo largo de toda ella en ninguna operación naval. Con todo, la lucha convenció a todos de que el vapor había sido un refuerzo. En el bombardeo marítimo de Sebastopol, por ejemplo, dos barcos de vapor ingleses y tres franceses fueron claramente mucho más valiosos y menos vulnerables que el resto. Empero, esto no convenció al Almirantazgo de que la navegación a vela debía desaparecer. Antes sacaron la conclusión de que los barcos debían de contar con los dos medios de propulsión: todo el equipo de vela para un crucero de viaje ordinario, y máquinas auxiliares para un caso de emergencia. También era tener una prudencia muy normal. Si el velero fallaba en el punto de vista táctico, por su falta de libertad de movimientos, era, en cambio, muy fuerte estratégicamente, porque poseía una ventaja que ningún otro barco había tenido antes ni tendría después. Era excelente en cuanto a ―aguante marítimo‖, gozaba de un radio de acción independiente de la ayuda exterior, muy superior al de la galera de remos que le precedió, o al barco de vapor que le siguió. Con relación a la primera, una amplia manga y un profundo calado, dejando gran cantidad de espacio para las provisiones; a diferencia del segundo, no necesitaba espacio para su combustible, ya que era el viento quien lo impelía.

Los primeros vapores necesitaban carbón en grandes cantidades, en relación con la potencia que desarrollaban y tenían que llevarlo en donde fuera. Esto implicaba uno, o ambos, de los dos accesorios costosos -una flota de barcos carboneros siempre dispuesta-o estaciones de suministro de carbón en todas partes, que en último término, también precisaban de los barcos carboneros. Al principio, Inglaterra no disponía ni de una ni de otra; por tanto no podía aventurarse a poner el vapor en todos sus barcos sin tenerlas. Las naciones continentales cuyas aventuras navales rara vez les alejaban del país, podían, tal vez, arriesgarse, pero no así Inglaterra, con sus compromisos imperiales en todo el mundo. Primero debía abordar y resolver el problema del carbón. Así una vez más, fué Francia, con sus intereses oceánicos más pequeños, la que marcaba el paso. Siguen los cambios La transición de la madera al hierro en la materia base, requiere una descripción más corta. Comenzó después y terminó antes, y tropezó con menos obstáculos porque era claramente inevitable. Lo que sucedió fué que la madera, incluso la de roble más cuidadosamente curado, teniendo constantemente que soportar la nueva .carga de objetos, cada vez más pesados, se acercaba a los límites de su resistencia natural. Los grandes cañones y, especialmente, las enormes máquinas, creaban en los barcos una serie de tensiones locales, desigualmente distribuidas en su estructura, que iban más allá de su resistencia. Incluso los soportes de hierro, reforzando las partes sobrecargadas, resultaron insatisfactorios; el hierro y la madera no se podían casar con éxito. El material básico debía tener una contextura homogénea, y ésta debía de ser de hierro. También en esto los buques mercantes fueron en cabeza; su problema era relativamente sencillo. El comercio exigía barcos espaciosos, que pudieran albergar grandes máquinas y pesados cargamentos.


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Y también debían alejar las posibilidades de incendios. Francia, una vez más se puso a la cabeza en buques de guerra; en 1859 construyó la ―Gloire‖ (5.600 toneladas). Acorazado de casco de madera, con 5.630 toneladas y una velocidad de 12.5 nudos. Además de las velas, su maquinaría tenía biela de retorno horizontal, 8 calderas: 2.500 cv., una hélice y 36 cañones estriados de 162 mm; proyectada por Dupuy de Lóme, que aunque recibió el nombre de fragata, era para aquella época, un inmenso barco de vapor, y suponía un gran avance sobre todo lo que le había precedido. Por tanto, Inglaterra se vió obligada a responder y lo hizo, al año, con el ―Warrior‖. Una fragata acorazada con casco de hierro que pretendía superar y destruir a cualquier barco de los que entonces había a flote. Con un completo equipo de hélices, era tal vez el barco de guerra más revolucionario que se había construido nunca y que contenía toda suerte de novedades. La construcción en hierro hizo posible que el barco británico fuera más grande (9.137 toneladas),

y también más largo sin perder resistencia estructural y además con menos riesgo de peligro de incendio. Adicionalmente, era más veloz, en 1.5 nudos, que el barco más rápido existente; con vela alcanzaba los 13 nudos y con vela y vapor los 17; más seguía siendo un velero con todo el aparejo. De modo casi repentino se terminó la disputa sobre la madera y el hierro. Otros países siguieron inmediatamente el ejemplo de Inglaterra. Y a partir de 1861 no se construyó ningún buque de guerra más que con hierro, hasta que en 1885 vino a reemplazarlo el acero. Los papeles ahora se invirtieron. El buque de guerra se había adelantado al mercante. La estadística con relación a este último, demuestran que, incluso en 1870 el grueso de la flota mercante inglesa seguía moviéndose a vela. En aquel año, navegaban a vela, en una proporción de más de cuatro a uno. Pero Inglaterra había avanzado más en los barcos a vapor que ninguno de sus competidores y a la larga, la evolución al vapor fué una ganancia casi neta para ella.


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La vela precisaba de mástiles, y el Reino Unido no podía, ni nunca había podido, suplir sus necesidades de madera en su propio país. En cambio producía carbón para cubrirlas ampliamente. Nueve años antes se mejoró la propulsión de los barcos al introducir los motores de dos o tres cilindros, comenzando así una revolución naval que, muy pronto, afectaría también a los cascos y a los cañones. Rusia se puso en cabeza; ella comenzó en ese año, a encargar a Inglaterra una serie de cañoneros de hierro. La revolución en el ataque y defensa: cañón y blindaje. Las mejoras que acompañaron a la revolución en el ataque, en el cañón, no fueron menos trascendentales. Las piezas de hierro colado de ánima lisa y bala rasa habían tenido un largo empleo, pero no habían sufrido ninguna transformación básica en el arma misma, aunque sí algunas de consideración en su montaje. En realidad no existía ninguna diferencia esencial en cuanto a la construcción o al mecanismo entre las piezas más modernas colocadas en un navío de 1545 y el tipo de cañón naval de tres siglos después.

Ni estaba este último notablemente mejorado en cuanto a alcance y precisión de tiro. La razón principal de este curioso estancamiento fué, también aquí, la carencia de móvil para el cambio. Esto se podía decir sobre todo de Gran Bretaña. La experiencia táctica, tal como la interpretaban los mayores estrategas, les había llevado a buscar la acción lo más cercana posible, castigando al enemigo hasta inducirle a rendirse. En tales condiciones la longitud y precisión del tiro eran cuestiones completamente secundarias. El cambio se operó, al fin, gracias a la sustitución de la sólida bala rasa por el casco hueco relleno con material explosivo o incendiario. La granada era así misma susceptible de un inmenso perfeccionamiento, que la llevaría instantáneamente al proyectil moderno. El hombre que introdujo este cañón moderno es principalmente, Armstrong. Tal cañón disparaba un proyectil alargado y cilíndrico destinado a girar en su largo eje, mediante la espiral del cañón. El cañón era revolucionario en su estructura. Descartó el antiguo método de fundirlo en una sola pieza; el suyo, que desde entonces siguió utilizando una artillería posterior, era un mecanismo compuesto de varias piezas; un cañón interior de hierro forjado, y un cilindro de refuerzo


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en el exterior, y entre los dos, una envoltura metálica de varillas de hierro, trabajada al rojo vivo para formar una espiral y montada sobre el cañón interior. En Sinope, Rusia, en noviembre de 1853, con su escuadra del Mar Negro aniquiló a una flota de madera turca con sus nuevos cañones de granadas. Las potencias occidentales, sobre todo Inglaterra, tardaron en asimilar la lección proporcionada por este significativo incidente. Tal vez fué una suerte el que los rusos no aceptaran ninguna operación naval cuando poco después empezó la guerra de Crimea, porque ninguno de los barcos aliados era de hierro. El blindaje. En la defensa, la armadura o blindaje fué la secuela inevitable del cañón de Armstrong. Así pues, en 1860, la gran lucha del cañón contra el blindaje, ataque contra defensa, estaba entablada. Surge la necesidad de ofrecer los menores blancos posibles a los poderosos nuevos cañones del enemigo, y en consecuencia la reducción de la obra muerta al mínimo por encima de la línea de flotación. Pero la reducida obra muerta significaba también el abandono de las baterías tradicionales, un paso al que contribuyeron otros dos factores. Uno, fué el deseo de montar cañones que pudieran disparar hacia adelante desde la proa al hacer el navío la carga y espolonear a su adversario. Estaba generalmente aceptado que las nuevas posibilidades de movimiento controlado, abiertas por la sustitución de la vela por el vapor, darían como resultado el que las batallas navales se dirimieran en una mayor proximidad, con ataque de espolones y quizá con abordajes. La primera batalla entre buques blindados con espolón se entabló entre el ―Merrimac‖ confederado y el ―Monitor‖ yanqui en la guerra de Secesión norteamericana, construidos, precipitadamente, más para luchar que para navegar. Ambos hicieron uso del espolón, que aún siendo mortal, resultaba inútil cuando se enfrentaba con un cañón capaz de detener su carrera.

El combate fué indeciso, los daños en barcos y las bajas fueron insignificantes, a pesar de su lucha de 4 horas, pero el espolón le sirvió al almirante austriaco Tegetthoff que lo usó contra el barco almirante italiano, en la batalla de Lissa en 1866; dos acciones cuyos resultados decidieron la doctrina naval durante un espacio de casi cincuenta años. De este modo el espolón y la batería situada en la proa se convirtieron en partes esenciales del armamento empleado. Resultaba imposible revestir la totalidad de un gran barco con una capa de blindaje lo suficientemente espesa como para estar a cubierto de los proyectiles de los grandes cañones. Había que construir una ―ciudadela‖ o plaza fuerte en donde reunir todo lo esencial del barco. Esto afectó a lo que se llamaba ―la batería‖, que había durado 350 años. Una vez aceptada la idea de ―ciudadela‖ o casamata, la popa y la proa, desprovistas de blindaje, debían ser despojadas de cañones o máquinas, dejándolas sólo el de conferir al barco la flotabilidad suficiente. La fuerza de choque debía concentrarse en la parte central blindada y como compensación a la inevitable reducción de su número, los cañones debían ser mayores y sus proyectiles más pesados. La ciudadela combinada con el cañón móvil produjo ―la torre‖, una casamata giratoria pesadamente blindada en la que al mismo tiempo que se protegía a los cañones, se producía un campo de tiro circular. Emergía la batería central fuertemente protegida que contenía la artillería pesada, y los camarotes sin blindar de la tripulación, en torno a ella. Así fué el buque con torre ―Devastation‖, una combinación de todo lo más nuevo, que justificaba el que se le designara como el primer buque de guerra moderno en 1869, y el ―Inflexible‖ de Inglaterra, el “Redoutable‖ de Francia y el ―Duillo‖ de Italia. Pero estos navíos tenían sus inconvenientes. Con todos los cañones centrados en una zona del barco, el humo de uno cegaba a todos; y con el aumento del poder de penetración de las balas, resultaba imposible acorazar adecuadamente


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todos los puntos vitales, en particular la línea de flotación y la batería central. Los puntos vitales del ―Inflexible‖ de 1874, por ejemplo, tuvieron que ser protegidos por una plancha de hierro de hasta 60 centímetros. Los franceses abandonaron la batería central enteramente, y no acorazaron más que la línea de flotación y montaron sus cañones sobre barbetas de proa a popa. Los ingleses no estaban dispuestos a continuar una carrera que parecía sacrificar despiadadamente la protección de la tripulación a la del navío. Pero la ciencia pronto vino en su ayuda. Bessemer, en Inglaterra, estaba perfeccionando un nuevo proceso de enfriamiento y endurecimiento del acero, y durante la década de 1880 se dispuso de una nueva forma de plancha de blindaje, ligera, delgada y resistente; esto hizo posible no sólo el abandono de aquellas enormes camisas de fuerza a la que los navíos de la década de 1870 se vieron condenados, sino la protección de los cruceros que no tenían que sacrificar ya la seguridad a la velocidad. A partir de 1881, todos los nuevos cañones navales fueron de aleaciones de acero. Se adoptó en firme la retrocarga, después de que se hubiera desechado tras los experimentos realizados unos veinte años antes. El peso máximo de los cañones pasó, en Gran Bretaña, de las menos de 5 toneladas del cañón de 68 libras, de ánima lisa, a las 111 toneladas del cañón de 41,275 centímetros de ánima estriada. Este último lanzaba un proyectil explosivo de 816 kilogramos (tras haberse sustituido la bala maciza) que podía atravesar 86 centímetros de hierro fundido a 1.000 metros de distancia. Sin embargo, no se produjeron avances equivalentes en la precisión, ya que no se dispuso de instrumentos de control del disparo ni de capacidad para observación y comunicación de la caída de los proyectiles, hasta bien entrado el siglo siguiente. La marina británica volvió a la obra muerta elevada, con todas las ventajas que esto suponía en comodidad y velocidad, y los constructores navales extranjeros hicieron rápidamente lo mismo. La batería central desapareció finalmente, y los

cañones pesados en sus torres de montaje fueron reforzados con otros más pequeños y de más rápido disparo de 12, 6 y 3 libras y las ametralladoras indicadas. Al terminar el siglo, los barcos de guerra tenían de 14.000 a 15.000 toneladas de desplazamiento; podían navegar a unos 18 nudos; y montaban cañones de 304 ó de 330 milímetros, con una velocidad de salida de algo más de los 600 metros por segundo. Era evidente que las batallas entre estos grandes cañoneros diferían tanto en género como en grado, de las dirimidas en la época de Nelson. Entonces, los factores del viento y el tiempo podían favorecer a una flota más débil y menos diestramente manejada. Manteniéndose a barlovento y disparando contra el velamen del enemigo, como los franceses habían aprendido a hacer en el siglo XVIII, se podía dañar a un adversario más fuerte, y escapar indemne. Pero ahora, contra máquinas más poderosas y cañones mayores ni la suerte ni la pericia podían ofrecer la salvación. La flota más débil, una vez localizada, apenas sí podía mantenerse en el mar; y una vez que los cañones desarrollaron un alcance efectivo de 3.600 metros, no se podía compensar la debilidad, provocando una ―melée‖. En 1894 los japoneses derrotaron a una flota china numéricamente superior frente al río Yalú, sólo mediante el cañoneo, sin acercarse para clavar el espolón o abordar, y cuatro años después, la Armada americana en Cavite (Filipinas) y Santiago (Cuba) haría lo propio contra los obsoletos barcos españoles. Los navíos más rápidos, los mejor acorazados, los de más potentes cañones y los más disciplinados serían los que obtendrían la victoria. El temor producido por la actividad de los astilleros franceses y rusos impulsó a los ingleses. A su vez, la creciente industria naviera italiana y alemana arrastró a la de los franceses, y el miedo a ser superados en potencia y en prestigio estimuló a los americanos y japoneses. La velocidad suicida de la innovación tecnológica, con la alarmante consecuencia de que quedara desfasada en breve período de tiempo, hizo que la posición relativa de las grandes potencias


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navales fuera muy variable. En el decenio de 1890, Estados Unidos intentó sumarse a las tres principales: Gran Bretaña, Francia y Rusia; Italia y Alemania establecieron las bases de una flota moderna; y gracias a unas compras acertadas, Japón y Chile aspiraron también a pertenecer al grupo de cabeza. El “Acorazado” El derecho del ―Acorazado‖ a tener un lugar en la historia no se basó en lo que consiguió. Este nuevo tipo de super-barco de guerra había surgido del deseo y fuerte voluntad del Primer Almirante inglés, Jacky Fisher. La amenaza naval alemana provoco una revuelta naval en Gran Bretaña. Bajo el ímpetu de Jacky Fisher -quien en 1904 iba a convertirse en la contraparte del alemán Tirpitz - en Londres el Almirantazgo británico desvelaría un buque de guerra totalmente nuevo en 1906.

Ese barco fue el ―H.M.S Acorazado‖, más grande, veloz y poderoso que cualquier otro barco en la historia. Tantas y tan efectivas fueron sus innovaciones -en propulsión, en blindaje, en sus enormes cañones capaces de lanzar proyectiles con gran precisión a mayor distancia que lo que el ojo podía ver- que con su botadura todos los demás buques de guerra quedaron obsoletos al instante. Jamás disparó sus grandes cañones con ira, y su única acción de batalla en la Primera Guerra Mundial fué la de embestir y hundir a un submarino alemán en el Mar del Norte en marzo de 1915. Su fama más bien radicaba en lo que era: un barco tan avanzado cuando se puso en servicio activo en 1906, que todos los buques de guerra que lo siguieron, incorporaron su concepto básico. Su insignia era una nave de oro aferrada en un guantelete de hierro, representando, sin duda, lo que el Almirantazgo esperaba que fuera la nave para el control absoluto de los mares.


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El gran adelanto del Acorazado, desde luego, fué la incorporación de 10 cañones pesados de 305 mm. en un sólo barco. Pero, además de las de su armamento, hubo otras muchas innovaciones inspiradas en su diseño. Un castillo de proa inusualmente largo y una obra muerta de 8,40 m. en las amuras, mantenían su cubierta seca durante el mal tiempo, incrementando mucho la precisión de la acción de los cañones. La misma proa fué configurada con un pié de roda en forma de bulbo, por debajo de la línea de flotación. En medio del buque, el casco se dividía en secciones parecidas a cajas para detener el balanceo. Y a lo largo de cada lado, por debajo de la línea de flotación, largas y triangulares quillas de pantoque sobresalían verticalmente para añadirle resistencia a la turbulencia. Entre sus medidas defensivas había una hilera de pescantes diagonales montados en el casco, que se podían desplegar para que sustentaran redes metálicas cuyo fin era la interceptación de torpedos. Una segunda defensa contra el ataque de torpederos la proporcionaban los 27 cañones algo más ligeros, operados manualmente, que estaban montados en diversos puntos de la superestructura, algunos, encima de las torretas. El palo mayor tripoidal del Acorazado, único en su género, fué diseñado para dar un firme apoyo a la cofa mayor, desde la cual se transmitía la información de control del disparo a las torres. La idea demostró ser eminentemente acertada. Pero la ubicación del mástil entre las chimeneas fué el único y gran desacierto en el diseño del barco. No sólo el humo de la chimenea de proa a menudo oscurecía la vista desde su cima, sino que le daba tanto calor a las tuberías del trípode -dentro de las cuales estaba la escalera que conducía a la arboladura- que resultaba imposible subir al palo mayor mientras navegaba con el viento en contra. Bajo cualquier consideración el Acorazado era la maquinaria más compleja inventada hasta esa fecha. Era más largo (160 m.), ancho (25 m.) y hondo en calado (8 m.) que cualquier buque de guerra anterior. Con 17.900 toneladas, su desplazamiento

era 750 toneladas superior al de su rival más próximo. Cada una de sus enormes torretas pesaba 500 toneladas; cada uno de sus grandes cañones superaba el peso de todo el armamento que llevaba el ―Victory‖ de Horacio Nelson. Las torretas estaban montadas sobre barbetas estacionarias circulares reforzadas con vigas de acero verticales y protegidas por cilindros con planchas blindadas de 27,5 cm. Para proteger las santabárbaras y otras partes vitales, bandas de blindaje, también de 27,5 cm. cubrían el casco en medio del barco a lo largo de la línea de flotación. Justo en el interior del blindaje, depósitos laterales con forma de cofa que almacenaban la mayor parte de las 2.900 toneladas de carbón del Acorazado formando otro bastión. Además, tabiques transversales herméticos llegaban desde la quilla hasta un punto situado a 2,70 m. por encima de la línea de flotación y dividían el casco en 18 secciones cerradas. El Acorazado estaba tan completamente dividido en compartimentos que los ingenieros creían que podría absorber dos impactos de torpedo sin graves problemas. (de paso, el Acorazado podía lanzar sus propios torpedos desde cinco tubos situados debajo de la línea de flotación.) La energía que impulsaba a ese gigante representaba un abandono radical de los motores de pistones rugientes y atronadores. El Acorazado fué el primer buque de guerra importante en navegar con turbinas de vapor. Llevaba ocho turbinas Parsons conectadas a 18 calderas Babcock y Wilson. Generando una potencia total de 23.000 caballos para hacer girar sus cuatro hélices, las turbinas permitían que el Acorazado navegara a unos asombrosos 17,5 nudos durante una distancia de 12.225 km. Y era capaz de alcanzar la velocidad punta de 21 nudos. Los timones gemelos compensados del Acorazado se controlaban desde una rueda de timón en el puente, o desde cualquiera de los otros cuatro puestos auxiliares que había en el barco. A dos de ellos -en puestos de combate en ambos mástilessólo se podía acceder por escaleras que subían desde


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tubos de comunicación situados detrás del blindaje más grueso de la bodega. Hacía falta una tripulación de 773 hombres para operar esa fortaleza flotante. Y su distribución fué otra de las innovaciones del Acorazado. Por tradición, la dotación había estado confinada a los atestados castillos de proa, mientras que los oficiales mandaban en los más espaciosos alojamientos de popa. Pero en el Acorazado la tripulación fué acomodada en la popa, donde podía estar más cerca de los motores, mientras que los oficiales vivían en medio del barco con el fin de hallarse más cerca del puente. Cruceros de batalla. Cinco días después de botarse el ―Acorazado‖, se colocaba la quilla del primero de un trío de cruceros blindados de nueva clase, también pedidos por Fisher. El barco que en última instancia salió del tablero de dibujo fué una variante del Acorazado, de desplazamiento similar y comparable extensión. Pero incorporaba un número de innovaciones -entre ellas chimeneas telescópicas que se podían retraer al instante para no ser visibles en el horizonte del enemigo- y en algunos aspectos era un barco aún más sorprendente que el Acorazado. El avance más importante de todos estuvo en su maquinaria: motores de turbina, con una asombrosa potencia de 41.000 caballos, casi el doble que los del Acorazado. Y esa enorme potencia funcionó incluso mejor que lo esperado. Había sido planificado para 25 nudos, y cuando entró en servicio demostró ser capaz de alcanzar unos todavía más sorprendentes 28 nudos: siete más que el Acorazado. Después de la velocidad, la segunda gran innovación para un crucero fué el armamento: ocho cañones de 305 mm., sólo dos menos que el Acorazado. Los cruceros blindados de la clase anterior habían llevado armamento mixto, del cual el más formidable por lo general, era media docena de cañones de 230 mm. Los de 305 mm. en los nuevos cruceros estaban distribuidos dos en la proa,

dos en la popa y cuatro en medio del barco. Éstos se hallaban situados a babor y a estribor, pero uno estaba ubicado a pocos metros a popa del otro, con el fin de que si una torreta se veía incapacitada, la otra pudiera disparar desde cualquiera de los dos costados. En suma, el crucero tenía una artillería superior en uno y medio al armamento principal de cualquier buque de guerra existente, con excepción del Acorazado. La velocidad y la potencia de impacto, las dos grandes virtudes de estos gigantescos cruceros, era lo que atraía a Fisher por encima de todo. En su agresiva mente los cruceros casi se emparejaban con el mismo Acorazado como el barco ideal, y a lo largo de toda la controversia que iba a existir por los nuevos programas de construcción naval, los cruceros siguieron siendo sus favoritos. Los llamaba «sabuesos del océano» por su viva rapidez, y a menudo exclamó: «la velocidad es igual a protección». Ése fué uno de sus escasos ejemplos de visión poco clara. La gran velocidad de los cruceros, que sólo se podía conseguir manteniendo su peso bajo, se obtuvo por el peligroso recurso de limitar el blindaje. Los cruceros tenían un mezquino cinturón de blindaje de 15 cm. en el combés (comparadas con los 27,5 cm. del Acorazado), y se reducían a unos precarios 10 cm. en la proa; no había blindaje alguno a popa de la torreta de popa, y de ningún tipo en la cubierta. Las múltiples virtudes del crucero -que ocultaron su manifiesta fragilidad- sugirieron variados usos. El barco apenas había salido del tablero de dibujo cuando, además de su función de reconocimiento, fué propuesto para interceptar a los buques corsarios del tráfico comercial, para darles el golpe de gracia a los buques de guerra incapacitados, y hasta para iniciar la acción de la flota rodeando al enemigo. Mientras tanto, su nombre había pasado de crucero blindado a crucero acorazado, y de éste a crucero de combate, o de batalla, subrayando una cierta vaguedad de propósitos. Cuando surgió la guerra, los capitanes iban a encontrar los grandes cañones del crucero


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demasiado tentadores como para no usarlos... y descubrirían para su pesar que la delgada plancha de blindaje hacía que los barcos fueran catastróficamente vulnerables. Esa catástrofe no se previó. Los tres cruceros de batalla iníciales fueron puestos en circulación de prisa siguiendo la estela del mismo Acorazado, concluyéndose en marzo, junio y octubre de 1908 ... antes de que Alemania hubiera llegado a terminar su primer acorazado o incluso a colocar la quilla de un crucero que se les comparara. Así pues, para mejor o peor, Inglaterra le sacaba una ventaja de cuatro al resto del mundo en la carrera armamentística naval, antes de que ninguna otra nación hubiera siquiera entrado en la pista. El “destructor” Mientras tanto, el acorazado y los cruceros debían ser protegidos contra el ataque de torpedos, amenaza que se sabía que Alemania estaba perfeccionando. Esta iba a ser la misión del tercer miembro de la modernizada flota de batalla de Fisher, el destructor. Se debió al marino militar español Villamil la concepción del contratorpedero ―Destructor‖, de 380 toneladas, prototipo que supuso el nacimiento de los buques de tal nombre, universalizándose en su acepción inglesa con la denominación de ―destroyer‖. Proyectado para dar los 22 nudos, alcanzó en las pruebas los 23, velocidad muy considerable para un buque de su porte, causando el asombro de las autoridades navales de la época. Construido en astilleros escoceses, se lanzó al mar en julio de 1886 y se entregaba a la Marina española, siendo Villamil su primer comandante. En esencia era dos barcos en uno: un navío diseñado para destruir los torpederos del enemigo y un porta-torpedos en sí mismo. El típico destructor de la época llevaba un cañón de 305 mm. y cinco de 150 mm, de disparos rápidos, que eran capaces de hundir a cualquier torpedero a corto alcance, y dos tubos para soltar torpedos contra cualquier buque de guerra y crucero.

Pero estos destructores tempranos eran pequeños (de 335 a 550 toneladas), y transportaban de 80 a 130 toneladas de carbón, lo que los limitaba a zonas costeras. Fisher exigió algo lo suficientemente apropiado para la navegación en alta mar como para acompañar a los acorazados allí donde fueran. En 1905, los astilleros británicos estaban trabajando a toda velocidad para sacar seis nuevos destructores con una media de casi 900 toneladas. Estos barcos navegaban con combustible, lo que hacia que repostar en alta mar fuera más rápido y limpio, y algo que les confería una velocidad de 36 nudos. Junto con un par de tubos para torpedos de 450 mm. (no muy modificados de los que llevaban los modelos anteriores), cada uno de esos navíos llevaba cañones de 100 mm. que disparaban proyectiles de 25 libras. En 1914 Gran Bretaña dispondría de 125 destructores nuevos en servicio: un número casi siete veces superior al de la flotilla de 1905. Con los acorazados, cruceros y destructores en camino, solo quedaba el submarino para completar la flota ideal que imaginaba Fisher. Y ese será el único navío que no se construiría de acuerdo con sus especificaciones. El hecho era que el submarino tenía pocos aficionados entre los británicos. Sumergibles y submarinos. Sin duda, el hombre comenzó a soñar con conquistar las profundidades tan pronto como se hizo a la mar, y en diversas crónicas antiguas aparecen insinuaciones del progreso hacia esa meta. En el siglo V a.C. el historiador Herodoto narró la historia de un submarinista griego, que se arrojó al mar y no salió a la superficie hasta una distancia de 15 kilómetros; ―sólo puedo imaginar -añadió- que realizó el viaje en algún tipo de nave‖. Apenas un siglo después se dice que los cortesanos de Alejandro Magno idearon un barril de cristal sumergible para permitir que el emperador observara los misterios submarinos.


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Protegido en el barril, Alejandro era bajado o elevado por medio de cuerdas, y respiraba el limitado suministro de aire sellado en el interior. Por supuesto, en 1480 el genial Leonardo Da Vinci diseñó un sumergible o barco submarino, idea que sería retomada posteriormente. Se puede decir que un submarino es un barco subacuático con un casco de metal resistente a grandes presiones y que, mediante algún mecanismo-por ejemplo, expulsión o absorción de aire comprimido de unas cámaras-, tiene asegurada la variación controlada de su flotabilidad. Y, así, su capacidad de inmersión y de emersión, además de contar con una buena navegabilidad en superficie. En los comienzos de la historia de la tecnología submarina, para distinguir entre los ingenios que sólo podían navegar por debajo del agua de los que, además, podían hacerlo sobre la superficie, se usaban los términos "submarino' y "sumergible". Los primeros eran muy inestables frente al oleaje propio de la superficie marina; los segundos, entre los que se encuentran los actualmente denominados submarinos, tenían, por contra, una estructura que les confería la posibilidad de navegar por encima del agua. La invención del submarino se atribuye al inglés William Bourne en 1578. No hay indicios de que su invento llegara a navegar. Describió una nave que podía tomar y expulsar agua, variando así su capacidad de flotación y que llevaba un tubo parecido al moderno snorkel, que servía para recibir aire mientras estaba sumergido. Al leer tal descripción, se nos viene a la mente lo leído sobre las ballenas. Dos norteamericanos, David Bushnell y Robert Fulton, promovieron los submarinos militares basados en el concepto de Bourne... e incluyeron un medio de propulsión submarina lateral. El sumergible de Bushnell, un navío de madera, monoplaza, con forma de huevo, llamado ―turtle‖ (tortuga), subía y se hundía por medio de una combinación de válvula y bomba de agua manual que controlaba el desplazamiento.

Nave bien pensada, pesando 900 kilos, con una bomba de pié al pantoque, un tornillo manual, ventanillas con cierre hermético y un tipo primitivo de válvula de snorkel, tornillos horizontales y verticales a manivela. Un tripulante. Una mina empaquetada con sesenta y ocho kilos de pólvora que podía fijarse al barco enemigo, haciendo un taladro. Navegando en el puerto de Nueva York, en 1776, el ―Tortuga‖ al intentar poner la mina en el buque insignia británico, el Eagle abandonó el intento al verse frustrado por las fuertes corrientes. Al volver a la costa lo capturó un cúter británico pero desistieron de su propósito al darse cuenta que llevaba una mina, ésta explotó una hora más tarde, aunque no hubo daños. Tuvo dos misiones más sin éxito y para evitar que cayera en manos de los británicos, se desguazó. Fué la primera nave submarina usada en tiempos de guerra. Introdujo dos características esenciales; un casco cerrado y la propulsión por hélice, aunque esta última se accionaba a mano. El siguiente submarino que la historia registra fué obra de otro americano: Robert Fulton. Este hombre ingenioso había ido a la Francia revolucionaria de 1797 y volvió convencido de que el obstáculo para realizar el reino de Utopía era la restricción al libre comercio, impuesto por la Flota


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británica, que entonces bloqueaba a la República Francesa. Fulton inventó un submarino para destruir aquella flota, aparato que se parecía un poco al ideado por Bushnell. Construido en 1800, lo llamó ―Nautilus‖, nombre del molusco en forma de caracol. El Nautilus de Fulton era más largo que la Tortuga de Bushnell; tenía la forma de un submarino moderno y podía navegar también a flor de agua, con casco metálico de cobre sobre cuadernas de hierro, con 6,3 m. de eslora y un timón horizontal, concebido para llevar entre 3 y 8 tripulantes y una autonomía de unas 4 horas, Se manejaba manualmente, a dos nudos de velocidad debajo del agua. Equipado con tanques de lastre y con timones horizontal y vertical. Un mástil plegable con una vela lo conducía sobre la superficie. Tenía un periscopio. Más tarde se le añadió un ojo de buey de cristal. Su arma era un taladro para perforar en los barcos enemigos y colocarles minas explosivas. Dotación, 4 hombres. Fulton recorrió en aquel buque sumergible seis leguas bajo las aguas del río Sena.

Poco después, durante un viaje experimental, el sumergible se perdería cerca de Cherburgo, muriendo sus ocupantes. Napoleón, que había dado la razón a Fulton en aquello de querer hundir la flota inglesa para que él pudiera invadir Inglaterra, acabó por desinteresarse de ello, pues su Ministro de Marina no simpatizaba con la idea de unos barcos sumergibles que no dejasen luchar a sus tripulantes. Lo calificaron de pirata. Fulton regresó a América, donde había de inventar otro barco importante, el primer buque impulsado por vapor. El ingenio de Fulton fué perfeccionado por un inglés, quien en 1832 navegó con su submarino durante más de 9 horas por el Támesis. Norteamérica obtuvo el primer éxito en el arte de hundir buques mediante el submarino. El aparato de ataque construido por los Confederados en la guerra civil americana, fué llamado ―Hunley‖, Como la máquina submarina de Fulton, llevaba un depósito de aire comprimido, y como la de Bushnell, debía enganchar un torpedo al casco del buque de guerra, por debajo del agua.


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Dos ingenieros del ejército confederado supervisaron su construcción. La sección principal del casco se construyó a partir de una caldera de vapor cilíndrica a la que se habían añadido extremos más estrechos. El submarino arrancaba en forma manual, por medio de una manivela y ponía en movimiento una única hélice y para ello era necesario una tripulación de 8 personas. Una novena permanecía en los controles de la sección delantera. Había tanques de lastre en cada extremo que funcionaban abriendo unas válvulas y se vaciaban mediante bomba manual. Una quilla de hierro iba atornillada a la base de la nave, que se podía destornillar desde el interior, en caso de emergencia. Se utilizaba una brújula para navegar por debajo del agua y la profundidad de ésta se controlaba por medio de un indicador de mercurio. Cuando se sumergía un poco, se subían dos tubos con llave de paso para permitir entrar el aire. Cuando estaba en superficie, las ventanillas de cristal de las paredes de la tapa permitían al Comandante ver el exterior. El 17 de febrero de 1864 hundió la nueva fragata de los Unionistas, la ―Housatonic‖, ante la bahía de Charleston. La fragata vió venir al submarino y alzó el cable para escapar, pero chocó con él en el intento, estalló el torpedo y los dos se hundieron. Ciento cuarenta años después, en el 2004, Estados Unidos efectuó una ceremonia de despedida en honor de los ocho tripulantes del Hunley. La nave fué encontrada y reflotada en el año 2000.

El submarino más famoso del mundo es uno que no llegó a existir jamás: el Nautilus, de Julio Verne, en su novela ―Veinte mil leguas de viaje submarino‖, que alcanzó profundidades no logradas por otro alguno. Era una maravillosa máquina para explorar y viajar pacíficamente, pero, en realidad, los submarinos se han usado sobre todo para la guerra. Pero faltaban dos elementos fundamentales para que el submarino se convirtiera en máquina de guerra eficaz; un arma submarina, el torpedo y un motor apropiado. “Arma de guerra”. A final de siglo, y tras una larga y accidentada historia, marcada por fracasos absurdos y por éxitos suicidas, el submarino empezó a convertirse también en un instrumento eficaz de la guerra naval. Entre 1859 y 1884, los españoles Narciso Monturiol e Isaac Peral, construirán submarinos con adelantos muy significativos, que señalaron la aparición del submarino moderno, desaprovechados por la desidia de su Gobierno. Narciso Monturiol fabricó varios submarinos de vapor, bautizados todos con el nombre de lctíneo, con 9 metros y 30 toneladas, su motor de vapor estaba destinado a funcionar incluso cuando estaba sumergido. Tenía un casco doble y una bomba de aire comprimido para vaciar los tanques de lastre. El oxigeno se suministraba por medio de una planta de conversión química. Isaac Peral diseñó el primer submarino ―Peral” con mecanismo totalmente eléctrico y provisto de dos torpedos, que fué botado en el arsenal de La Carraca (Cádiz) en 1888.


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El estadounidense John P. Holland un maestro de escuela irlandés que marchó a América, y Simón Lake, un arquitecto naval que fué inspirado por Julio Verne, diseñaron el auténtico ingenio precursor de los modernos submarinos, con doble motor: uno de combustión interna para la navegación de superficie y otro eléctrico para sumergirse; el de Holland, llamado con su nombre, fue aceptado por la Marina de EE.UU. y el de Lake fue empleado por los alemanes. El ―Holland‖ fue el primer submarino moderno y ya poseía las características típicas de los que lucharon en las dos guerras mundiales. La eficacia se limitaba por su dependencia de sus motores eléctricos alimentados por baterías, ya que ello reducía la velocidad y autonomía cuando navegaban en inmersión. Las baterías se agotaban muy pronto y debían salir a menudo a la superficie para reponer el aire que los motores Diesel necesitan y para recargar las baterías. Estos motores se usaban también para la propulsión en superficie. En 1900, ―The Plunger‖ de la Armada de Estados Unidos contó con un elemento adicional de vital importancia: el periscopio. Después, el progreso de los buques sumergibles fué enteramente guerrero. Desde luego, fué la Primera Guerra Mundial la que los promovió al rango de arma naval de gran estilo. En todas las Armadas los submarinos eran tan incómodos y peligrosos, con aire malo y alimento peor, y frío húmedo que se filtraba siempre, que se les llamaban ―pocilgas del mar‖.

El daño que podían hacer se puso de manifiesto por primera vez ante el mundo cuando los alemanes trataron de romper el bloqueo británico e interrumpir las líneas inglesas de aprovisionamiento con sus barcos ―U‖. Tomaron este célebre nombre de la palabra alemana ―Untersee‖ (submarino), inicial seguida de un número, como U-21, que fué el primero en hacer víctimas. Por esta época, ya se usaba el periscopio, que permitía divisar a los buques sin salir a la superficie, y los torpedos, provistos de propulsión autónoma.


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Minas navales. Las minas navales son armas relativamente baratas y muy efectivas. La simple sospecha de su presencia impide al enemigo el control del mar y le exige un costoso despliegue para declarar la zona "segura" para la navegación. Las primeras minas (entonces denominadas "torpedos", hasta que este nombre se impuso para designar las armas submarinas autopropulsadas) datan del siglo XVI. Ya en 1627 los ingleses intentaron atacar sin éxito la flota francesa con unos "petardos flotantes" durante el sitio de la Rochelle. Esta táctica, evolución de los brulotes (barcos a los que se les prendía fuego y se enviaba contra la flota enemiga), puede considerarse la prehistoria de la guerra de minas. Fué en 1776, durante la Guerra de Independencia norteamericana cuando aparece el primer antecedente directo de las minas que hoy conocemos. El invento, obra de David Bushnell, consistía en un contenedor sumergido y estanco, relleno de pólvora negra, con un detonador de percusión, suspendido de un barril. La novedosa arma la utilizaron los norteamericanos al año siguiente. El general George Washington ordenó que los "barriles de Bushnell" se arrojasen a las aguas del río Delaware, con la esperanza de que la corriente las llevase río abajo, donde se encontraban los barcos ingleses bloqueando el puerto de Philadelphia. El término "torpedo" fué usado universalmente durante todo el siglo XIX para designar cualquier arma submarina. Se cree que el término fué acuñado por el inventor inglés Robert Fulton, con referencia al pez torpedo, especie capaz de defenderse mediante potentes descargas eléctricas. Fulton diseñó varios modelos de minas entre 1787 y 1812. El primer empleo fructífero se remonta a la Guerra de Secesión americana. El Congreso Confederado, consciente de su desventaja naval frente al norte, y mientras sufría las consecuencias del bloqueo naval, creaba en 1863 el "Torpedo Service‖.

Durante la campaña, un total de 43 buques de la Unión fueron alcanzados por minas, 27 de los cuales se hundieron. En función del tipo de arma, y a menudo como referencia a su inventor, se dieron a conocer los "torpedos de botalón" (como el empleado por el Hunley para atacar al Housatonic), diversos tipos de torpedos unidos firmemente al barco; los torpedos ―Harvey‖, que no eran sino una mina flotante remolcada, o los torpedos Whitehead, ingenios autopropulsados que con el tiempo acabaron por perder el nombre de su inventor (Whitehead) y que son lo que hoy conocemos por un torpedo. A corto plazo, los torpedos automáticos y las minas de amarre tuvieron una repercusión aún mayor en el pensamiento naval, ya que amenazaban no sólo con poner fin al combate directo, sino también al estrecho bloqueo de los puertos enemigos. Portaaviones. La idea de que el aeroplano podía tener un papel importante en la guerra naval parece que se les ocurrió a tres oficiales navales -uno de cada una de las flotas británica, norteamericana y francesa-al mismo tiempo y en el mismo lugar. La escena ocurrió en una llanura tierra adentro, cerca de la ciudad francesa de Reims, donde en agosto de 1909 los tres eran observadores oficiales de una exhibición aérea internacional. Allá vieron a un avión realizar una serie de hazañas de las que nunca se había oído hablar: volar 180 kilómetros ininterrumpidos, alcanzar altitudes de 150 metros y lograr velocidades de 75 kilómetros por hora. Estas temerarias proezas inspiraron a los tres agregados a aconsejar a sus superiores que los aeroplanos podían proporcionar ojos, en el tiempo futuro, a través de los cuales una flota podría ver de lejos o incluso convertirse en un arma ofensiva. Antes de que esto pudiera convertirse en una realidad, sin embargo, era preciso hallar una forma de llevar a los aviones, frágiles y de corto alcance, al mar.


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El primero de tales intentos tuvo lugar en Estados Unidos a finales de 1910, cuando un joven piloto acrobático ambulante llamado Eugene Ely hizo despegar un avión desde una rampa construida en la cubierta de un crucero de la Marina de Estados Unidos. Dos meses más tarde, en otro vuelo experimental, aterrizó su aparato en otro buque, una hazaña que hizo posible un ingenioso mecanismo de aterrizaje -cuerdas tendidas entre sacos de arenaque frenó y detuvo el aparato. Esos vuelos, que hicieron época, demostraron que los barcos podían utilizarse como campos de aviación flotantes, pero el desarrollo del portaaviones efectivo sería un proceso largo señalado por penosas tentativas.

Durante la Primera Guerra Mundial, la Marina Real Británica se situó a la cabeza, experimentando inicialmente con hidroaviones y luego con barcos de guerra dotados con rampas de madera desde las cuales podían despegar aviones con tren de aterrizaje de ruedas..., y en las que a veces conseguían aterrizar también. Sin embargo, sólo después de la guerra produjo Gran Bretaña -y los Estados Unidos y Japónauténticos portaaviones con cubiertas de vuelo en las que los aviones podían aterrizar rutinariamente además de despegar. Éstos serían los prototipos de los enormes y complejos cubiertas planas que revolucionaron la guerra naval en la Segunda Guerra Mundial y demostraron ser las armas navales más poderosas de la historia.


CAPĂ?TULO II. (Imperialismo)

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Una vieja práctica

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l Imperialismo es la expansión de un Estado con el objetivo de dominar otros Estados o territorios. El imperialismo constituye la extensión de la autoridad de un pueblo sobre otros dominados; con formas variables, desde el total sometimiento al mero vasallaje. Tiene su origen en las tendencias expansivas que diferentes pueblos han experimentado a lo largo de la historia por razones demográficas, económicas, culturales, políticas, climáticas, etc. Generalmente, estos imperios se basaron en la dominación de un grupo militar conquistador, auxiliado en el tiempo por una creciente burocracia para administrar los territorios sometidos y que acabarían extendiendo una cultura uniforme sobre ellos, aunque no siempre la propia del grupo conquistador. Aunque el término comenzó a utilizarse a mediados del siglo XIX y sólo se popularizó para designar la expansión colonial de finales de ese mismo siglo, el hecho del imperialismo se remonta a los comienzos de la historia escrita. Los primeros casos de imperialismo bien documentados se dieron en Mesopotamia, que fue unificada en el siglo XXIV a.C. en el efímero imperio acadio creado por Sargón. Procesos análogos se dieron en todas las civilizaciones antiguas, desde Asia oriental hasta América. El debate intelectual se ha centrado, sin embargo, en la gran expansión imperialista europea de fines del XIX, que algunos autores atribuyeron principalmente a causas políticas, otros, a causas económicas y otros más, a causas psicosociológicas. Tales tipos de causas no se excluyen entre sí. Otras exigencias capitalistas que influyeron fueron la intensificación del comercio y la necesidad de asegurar el consumo de los productos industriales en los enormes mercados coloniales. Apareció así el imperialismo económico que era, en realidad, consecuencia natural del capitalismo industrial. También influyeron las causas geopolíticas: especialmente el deseo de las potencias europeas de ejercer su poder en el ámbito

internacional mediante el control de territorios que consideraban de alto valor estratégico. Por otro lado, las causas ideológicas y morales constituyeron asimismo un elemento esencial, por cuanto cada país expresaba mediante el imperialismo la voluntad de extender sus valores mediante una misión civilizadora de sociedades que, consideradas inferiores, había que occidentalizar. Incluso, por una peculiar interpretación del darwinismo, se defendía la idea de la superioridad del hombre occidental, tesis que llevó a niveles deformadores de la realidad. Entre las causas sociales, estaban también la evangelización de las poblaciones indígenas, la acción educativa, cultural y sanitaria, el deseo de aventura y la necesidad de encontrar empleo en las nuevas tierras. Además, la curiosidad intelectual y el interés científico impulsaron empresas para realizar todo tipo de descubrimientos y exploraciones geográficas. Los factores socio-demográficos, por otro lado, constituyeron un elemento esencial, sobre todo, el crecimiento de la población europea. El excedente de población tendía a emigrar hacia las colonias, por lo que puede afirmarse que el imperialismo se encuentra íntimamente ligado a los fenómenos sociales de presión demográfica, superpoblación, emigración y poblamiento de las colonias. También tuvo su importancia el nacimiento, en la segunda mitad del siglo XIX, de un nuevo tipo de relaciones internacionales, unido a la presión de las instituciones gubernamentales; al acceso a la vida política de nuevos grupos sociales, y a los medios de opinión pública; todo ello alentó rivalidades internacionales y repartos coloniales. Entre las grandes potencias del siglo XX llegaron a convivir varios tipos de imperios coloniales. Por una parte, los viejos imperios supervivientes de épocas anteriores -aunque mucho más reducidos, como España y Portugal; por otra, los grandes imperios inglés y francés, los más ricos, que se extendían por todos los continentes. También aparecieron imperios nuevos, como los de Bélgica, Alemania e Italia.


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Otros ejemplos fueron el tradicional Imperio Ruso, de carácter más continental, y el más nuevo de los Estados Unidos, que intentó expandirse por las áreas americana y japonesa. La penetración: exploraciones. A principios del siglo XIX, el mapa de África al sur del Sáhara, era un inmenso espacio en blanco, cuyo contorno estaba pespunteado por una serie de enclaves costeros, castillos y factorías, que los europeos habían ido erigiendo en desembocaduras de ríos, en promontorios o en islas frente a la costa. Durante cuatro siglos habían sido la meta de las caravanas que conducían la principal materia prima africana que demandaban los europeos: esclavos para las plantaciones americanas. Pero, con breves excepciones, el interior había sido por lo general un territorio desconocido, misterioso y hostil, celosamente preservado por los jefes africanos. Sólo los portugueses, con presencia temprana en las franjas litorales de las actuales Angola y Mozambique, y los holandeses, que desembarcaron en Ciudad del Cabo en 1652, habían penetrado unos pocos cientos de kilómetros hacia el interior. Del río Congo, sólo se conocía la desembocadura: del Níger se creía o bien que afluía al Nilo, o bien que moría en un mar interior, puesto que corría hacia el Este, alejándose de la costa atlántica. De las fuentes del Nilo se conocía lo mismo que en la época en que Heródoto escribió: "sobre el origen de este río nadie sabe nada". África era un gran mapa mudo en el que los cartógrafos rellenaban los espacios vacíos con animales y personajes exóticos. La búsqueda de materias primas con las que alimentar una industria en crecimiento y de mercados donde colocar los excedentes manufacturados; la conveniencia de sustituir los desaparecidos imperios coloniales americanos por otros en Asia y África, con la consiguiente adquisición de territorios tanto de explotación como de poblamiento; la propia revolución de los transportes -sobre todo, por la aplicación del vapor y la hélice a la navegación- pero también

consideraciones de orden social, científico y cultural -eliminación de la trata de esclavos, los nuevos descubrimientos geográficos o el formidable impulso experimentado por las misiones cristianas en su doble versión protestante y católica- todo se concitó, en suma, para que en un tiempo breve África desvelase gran parte de sus secretos al hombre occidental. También, para que su reparto y ocupación fuesen un hecho. A finales del siglo XIX, sólo dos Estados eran libres. Liberia: una colonia creada en 1815 y formalmente independiente desde 1847, había sido fundada por filántropos blancos estadounidenses que, además de acabar con la esclavitud, querían devolver a los negros a África, convencidos de la imposibilidad de la convivencia igualitaria entre ambas razas. Y Etiopía, el mítico reino del Preste Juan, aislado geográficamente y congelado en una modorra medieval, de la que pronto le iba a despertar bruscamente el afán expansionista europeo. En unos pocos años, la escuadra v el cartabón dividieron caprichosamente a pueblos, separaron grupos lingüísticos y pulverizaron las culturas locales, tecnológicamente mucho más atrasadas, a la par que miles de europeos desembarcaban en el continente, unos para establecerse definitivamente, otros para hacer una rápida fortuna. La cartografía de la última frontera que le quedaba al hombre blanco la rellenó un puñado de exploradores, en su mayoría británicos y franceses, con una fortuna milagrosa, una innegable tenacidad, una hábil instrumentalización de los guías nativos y de los conflictos entre grupos rivales, y unos métodos a menudo brutales, como en los casos de Burton o Stanley. Los más importantes fueron, el escocés Mungo Park, que exploró el curso del río Níger; el francés Caillié, que desde muy joven recorrió el interior del Senegal, el también escocés Livingstone, que en labor misionera viajó durante 15 años por tierras africanas, desconocidas por los europeos; habiéndose perdido en 1871, fue hallado por el galés Stanley, nacionalizado americano y de


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profesión periodista, quien aceptó el encargo – que le haría famoso- de encontrar a Livingstone. El inglés Speke, quien fue compañero de otro inglés, Burton (militar y excelente lingüista), en un viaje por Somalía y después, en la búsqueda de las

fuentes del Nilo. Burton enfermó y Speke prosiguió, llegando al lago Victoria y afirmando que en dicho lago nacía el río Nilo. Burton –posiblemente celosolo negó y se originó entre ellos una célebre controversia.


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Un conde italiano, nacionalizado francés, Pierre Savorgnan de Brazza exploró el río Ogowe y la desembocadura del Gabón. Fundó la ciudad de Brazzaville, donde estableció una colonia. Entre estos connotados exploradores se encuentra también una mujer, Mary Kingsley, hija de un clérigo, quien a los treinta años viajó a África para investigar religiones locales. Visitó Cabinda y la isla de Fernando Poo, demostrando siempre simpatía y respeto por los africanos, lo que en ese entonces no era nada común. La nueva era del imperialismo europeo surgido en el siglo XIX, consecuencia del triunfo del ideario liberal, pero sobre todo de la revolución industrial y de los formidables avances de las técnicas y las ciencias, determinaron una nueva apertura del horizonte geográfico, que supuso para el hombre occidental el conocimiento y ocupación del planeta, prácticamente en su totalidad. África no podía ser la excepción. La colonización europea afectó tan profundamente a los africanos que marcó el fin de una época y el advenimiento de otra nueva, cuyas consecuencias siguen gravitando hoy. El expansionismo europeo en África, iniciado por Portugal en el siglo XV terminaría transformando todos los aspectos de la vida de las sociedades africanas, incluidos los morales y religiosos, de forma que cuando se produce la descolonización del continente, en la segunda mitad del siglo XX, los africanos han perdido casi totalmente su personalidad, obligados a abrazar la fe y las costumbres de los europeos. Penetración político – militar Hasta mediados de siglo XIX, la presencia europea en África era puramente testimonial. En 1830, los franceses ocuparon Argel, so pretexto de librar a la navegación internacional de aquel peligroso foco corsario, pero una vez allí ya no se marcharon. Antes al contrario, desde esa base de operaciones iniciaron la sistemática conquista del país, completada en 1848 con el sometimiento del

emir Abd el Kader. Desde el Sahel argelino, fue ocupado todo el Sahara centro-occidental, hasta lograr enlazar con los territorios ocupados por Francia desde sus bases senegalesas en el Oeste africano y Níger superior. Más al sur, Francia se hallaba también en el golfo de Guinea -Costa de Marfil, Dahomey, Congo superior y Gabón-, y desde sus islas del Índico permanecía atenta para proceder al asalto de Madagascar a la primera oportunidad.


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De superior alcance eran los planes británicos para la ocupación del frente oriental del continente. Ello mediante un movimiento envolvente de Sur a Norte y viceversa, que debería tener como bases la recién adquirida Colonia de El Cabo y Egipto, provincia emancipada del Imperio turco, cuya ocupación era para Londres asunto prioritario para asegurar su hegemonía en el Mediterráneo oriental y. sobre todo, el control de la nueva ruta a la India por el canal de Suez, inaugurado en 1869. El moderno Estado introducido por Mehmet Alí en Egipto en la primera mitad del XIX, saludado por los contemporáneos como aurora de un resurgimiento árabe, sobrevivió con dificultad a su fundador, de forma que en 1882 ese país quedó reducido de hecho a Protectorado británico. El paso siguiente fue la ocupación del Sudán -condominio anglo-egipcio, pero en la realidad dependencia exclusivamente británica-. Ello, sumado a la ocupación de Kenia, Uganda y otras regiones del África oriental, permitiría a Gran Bretaña conectar esos territorios con sus posesiones meridionales. Si bien en 1881 hubo de aceptarse la segregación de las dos repúblicas bóers (holandesas y calvinistas) de Transvaal y Orange, situadas en los confines noroccidentales de Sudáfrica, su viabilidad era dudosa como los hechos no tardarían en demostrar. En contrapartida, por el Norte y Noreste, el avance desde El Cabo resultó imparable: Natal, Bechuanalandia, Basutolandia, Suazilandia, fueron cayendo una tras otra, reducidas a colonias o protectorados. Cuando en las décadas de 1880 y 1890 surgió la doble posesión de Rhodesia, desde ella pudo enlazarse sin dificultad con Uganda y los dominios del Norte. El Imperio británico en África oriental era una realidad incuestionable. Basta decir que se extendía casi ininterrumpidamente desde el Mediterráneo a El Cabo. Pero también en el occidente africano, en la costa atlántica, dominaban en Gambia, Sierra Leona, Costa de Oro (Ghana) e incluso Nigeria. Iniciada la década de 1880, Gran Bretaña y Francia se repartían buena parte del continente africano. Alemania quedaba muy por detrás.

Hizo acto de presencia tarde, pero con determinación de quedarse: a sus posesiones de Camerún y Togo, en el golfo de Guinea, sumó en 1884 los extensos territorios de África del Suroeste y Tanganica, este último en el Índico. Portugal y España continuaban en sus posiciones históricas de siempre. Italia hacía su aparición en Eritrea y Somalia en 1890 y en 1891; sufría una derrota unos años más tarde en Etiopía y al término de la primera década del siglo XIX (1911) se anexionaba Libia, y una compañía belga, presidida a título particular por el rey Leopoldo II, operaba en la inmensa región del Congo.

El reparto. El proceso de penetración desordenada en el continente africano a partir de cabeceras de puente establecidas en el litoral, mediante la doble táctica de demostraciones de fuerza y de compra de voluntades, una y otra garantizadas con ocupaciones fácticas, o con tratados de protectorado sobre los débiles poderes autóctonos, necesariamente tenía que terminar enfrentando a las potencias


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colonialistas. Así sucedió con británicos y franceses en Egipto, Sudán y Nigeria; a los franceses con los alemanes en África ecuatorial, y a los alemanes con los británicos en África oriental y en el Suroeste del continente. De otro lado, también era necesario decidir si se reconocían o no los derechos históricos alegados por Portugal y España y si se atenderían la pretensiones soberanistas del rey Leopoldo II de Bélgica sobre el Congo y, en caso afirmativo, de qué forma hacerlo compatible con los intereses de Francia y Portugal y con la deseable libertad de comercio y navegación en ese extenso país. Por último, se imponía reconocer o no, una por una, las adquisiciones ya realizadas y, sobre todo, introducir mecanismos adecuados que regulasen las anexiones futuras, así como los posibles contenciosos entre las partes interesadas. Para poner orden entre tanto caos y sentar las bases de un reparto consensuado, tuvo lugar una Conferencia en Berlín, entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero de 1885. Si la conversión de África en una gigantesca ―res nullius‖ (cosa vacía) facilitaba la tarea de poner en conexión la "misión civilizadora" y la ocupación de un territorio, la contrapartida se encontraba en la tensión que el sistema podía generar entre las metrópolis, embarcadas en una imparable carrera por ampliar sus dominios. La Conferencia de Berlín de 1885 obedece al propósito de desactivar la carga desestabilizadora que la empresa colonial representaba para las potencias europeas: mejor llegar a un acuerdo entre pueblos civilizados, según

correspondía al Senado del mundo, que resolver las controversias recurriendo a la fuerza militar. Berlín era el marco más apropiado para la Conferencia. La nueva Alemania, el II Reich, ejercía desde la reunificación de 1870 un arbitraje incuestionable en el continente europeo. De otro lado, venía a ser la única potencia capaz de ofrecer un escenario neutral, ya que entre las grandes era la única, por los momentos, sin apetencias coloniales. El canciller germano Otto von Bismarck estaba firmemente persuadido de que la hegemonía mundial corres-pondería al Estado que ejerciese clara prepon-derancia en Europa, y ésta resultaría tanto más imbatible cuanto más concen-trados estuviesen sus fuerzas y recursos en el continente europeo. Ocupar colonias equivalía por tanto a dispersión de fuerzas y, en definitiva, a una mayor vulnerabilidad. Se entienden las reticencias de Bismarck a ese tipo de adquisiciones, que tuvieron lugar tarde y a desgana por no caberle otra salida, al tener que proteger intereses de compañías privadas alemanas ya introducidas. Por lo mismo se comprende también que durante la Conferencia de Berlín, el Reino Unido y sobre todo Francia, rivales reales de Alemania en Europa respectivamente, sorprendentemente tuvieran en el canciller germano al principal valedor en sus pretensiones coloniales. Bismarck cumplió a cabalidad ese papel, pues... a más colonias, más dispersión y por tanto, mayor debilidad.


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IBEROAMÉRICA ANTE EL SIGLO XX

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urante el último tercio del siglo XIX y el primero del XX, Iberoamérica sufre una profunda transformación, evolucionando desde unas estructuras semi-coloniales a otras más conformes con la moderna sociedad europea. El elemento generador de esta evolución es el capitalismo europeo y norteamericano que invierte en estas naciones, elevando de un modo algo artificial su prosperidad, ya que en muchos casos las transforman en productoras de uno o como mucho dos productos (café, fruta, ganado, trigo), sometidas por tanto a los caprichos de los mercados y bolsas mundiales. Paralelamente hay países que inician una tímida industrialización, en lucha con la competencia inglesa y norteamericana. Simultáneamente se produce una intensa avalancha inmigratoria que cambia las estructuras sociales, que evolucionan desde las formas patriarcales y coloniales a otras más semejantes a los modelos europeos.

Un fenómeno significativo será la aparición de las clases medias y la de un proletariado con conciencia de clase. En cuanto a los gobiernos, aparece un predominio de los gobiernos civiles que superan la etapa del caudillismo, gracias en especial a las nuevas clases burguesas en que se asientan, la expansión económica y la influencia europea a través de los inmigrantes y las mayores facilidades en las comunicaciones. El factor más negativo de esta etapa fue el imperialismo norteamericano, manifestado en el campo económico, en el político, y mucho más drásticamente en las intervenciones militares. Norteamérica invirtió capitales cuantiosos en plantaciones y obras de infraestructura, fundamentalmente ferrocarriles, de tal forma que llegó a dominar la economía de las naciones más débiles, pudiendo coaccionar a sus gobiernos. Baste recordar como ejemplo característico la 'United Fruit Company”que monopolizó el comercio de frutas.


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MAHAN La U.S. Navy, punta de lanza imperialista. n nuevo ―navalismo‖, que sería artífice de una geopolítica encontró su apóstol en la persona del capitán Alfred Thayer Mahan de la Marina de los Estados Unidos. En 1890, Mahan publicó las conferencias sobre ―la influencia del poderío marítimo en la historia‖, que había dado en el Colegio Naval de los Estados Unidos. Estas consistían en su mayor parte, en un concienzudo análisis de las tácticas y la estrategia de la guerra naval en los siglos XVII y XVIII, pero contenían generalizaciones acerca del carácter y elementos sustituyentes del poderío marítimo y de su relación con la prosperidad nacional. ―Por primera vez escribió sir Julián Corbett, la historia naval ha sido colocada sobre una base filosófica‖. Este juicio no hacía justicia al pensamiento dominante en el propio país de Corbett, especialmente al del contralmirante Philip Colomb, cuya gran obra analítica sobre la Guerra Naval apareció al mismo tiempo que la de Mahan. Pero las expresiones de Mahan tenían un halo magistral y convincente que las hacía comprensibles -y traducibles-, mientras que los minuciosos tecnicismos de Colomb no lo eran. Mahan sostenía que el predominio marítimo, el

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comercio y las colonias están inseparablemente asociados y constituían los fundamentos indispensables de la riqueza y prosperidad nacionales. ―Sin el comercio no hay marina; sin una marina no puede haber comercio. Y el comercio y la marina necesitan bases en ultramar. El control de los mares es el principal entre los elementos puramente materiales del poder y la prosperidad de las naciones‖, escribió Mahan en 1893... De esto se sigue naturalmente el principio de que, como una cosa subsidiaria de este control, resulta imperativo el tomar posesión, cuando pueda hacerse rectamente, de las posiciones marítimas que contribuyan a asegurar el dominio. Sus enseñanzas y escritos, posteriores a la edición de su obra naval, más que crear nuevas orientaciones dieron énfasis a las ya existentes. Mantenía que los Estados Unidos debían ocupar, primero, posiciones que les dieran el control sobre el istmo de Panamá, a través del cual, consideraciones comerciales y estratégicas harían necesaria la construcción de un canal y, segundo, bases en el Pacífico para proteger los intereses de los Estados Unidos en el Extremo Oriente, en donde a los antiguos rivales, Inglaterra, Francia y Rusia, se habían unido en la pugna, Japón y Alemania; países, cuyos gobernantes eran discípulos fervorosos de Mahan.


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Una poderosa flota y un floreciente comercio eran dos elementos de la trinidad de Mahan. Las bases ultramarinas eran el tercero; y Mahan, como ya hemos visto, dirigió la atención de sus compatriotas a dos áreas en donde tales bases deberían ser establecidas; el Caribe, para salvaguardar el comercio del Atlántico, y el Pacífico, para proteger el creciente intercambio con la China y el Japón; y, por natural progresión, el istmo entre los dos mares con un paso a través del mismo, que no sólo aumentaría las posibilidades del comercio americano, sino que disminuiría las dificultades que su protección presentaba. En ambas zonas se podía contemplar ahora el espectáculo de una potencia europea en decadencia, gobernando los últimos restos de lo que en otro tiempo fue un gran imperio. La rebelión cubana contra el dominio español fue una cuestión casi de interés doméstico para Norteamérica, y la misteriosa destrucción del crucero ―Maine‖ de la Marina de los Estados Unidos en el puerto de la Habana en febrero de 1898, sólo dio ocasión a un conflicto al que el gobierno americano fue empujado por un clamor abrumador de la opinión pública. Los americanos hubieran encontrado difícilmente un mejor adversario en el que afilar sus dientes. La marina española tenía un sólo acorazado contra cinco de los Estados Unidos; sus navíos estaban ruinosos y sus tripulaciones mal adiestradas. Dewey aniquiló a la flota del Pacífico en Cavite, bahía de Manila en mayo; Sampson la del Atlántico en Santiago de Cuba en julio, y la captura de las Filipinas y Cuba, con sus guarniciones aisladas de la patria y sus poblaciones nativas en rebelión, siguió a esto como una cuestión de trámite. Las doctrinas de Mahan del poderío naval aparecían justificadas del modo más rotundo. Terminada la guerra hispano-americana, en París se firmó un tratado el 10/12/1898, según el cual España cedió a EE.UU. sus derechos sobre Puerto Rico, Filipinas y Guam, y Washington reconoció la independencia de Cuba pero obtuvo el ―derecho de protegerla‖ hasta 1902, cuando por presión de EE.UU., la Asamblea Popular cubana aceptó lo que

se llamó la ―Enmienda Platt‖, que daba a EE.UU. el derecho a intervenir en los asuntos internos de Cuba y a mantener una base naval en Guantánamo por 99 años. En 1934 se anuló esa enmienda pero quedó el control de Guantánamo, que sólo cesa por acuerdo de ambas partes. Cuba ha intentado en la ONU su revisión, inútilmente.


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Pero la guerra hispano-americana no fue simplemente un conflicto naval. Se planeó un desembarco en Cuba que se llevó a cabo, pero surgieron problemas tácticos y de organización que evidenciaron que el poderío naval no bastaba por sí solo para solucionar una guerra, cuestión que un año después se plantearía a los ingleses en la guerra de los boers. En 1898 el ejército de los Estados Unidos estaba mal preparado para hacer una guerra, igual que la marina diez años antes. Sus 28.000 hombres estaban diseminados por todo el territorio en pequeños destacamentos que nunca se reunían para instrucción y maniobras. La Guardia Nacional proporcionó otros 114.000 hombres, y conservó su independencia del ejército regular con un celo tal que repercutió tristemente en su efectividad militar. Los voluntarios hicieron ascender el número total de hombres -que el Departamento de Guerra tuvo que administrar- a 225.000, y su completa

incapacidad para alimentarlos, unifor marlos o alojarlos adecuadamente, causaron una mayor preocupación pública que el fracaso de las fuerzas que desembarcaron en Cuba para forzar a las líneas españolas a presentar batalla en Santiago. Finalizada la corta guerra, se impuso un programa al que en los primeros años del siglo XX, el pueblo americano fue gradualmente aceptando; América, no menos que las potencias de Europa, tuvo que transformarse en una nación en armas. El patio trasero de U.S.A. En la parte septentrional de América del Sur, la república de Gran Colombia, compuesta por Colombia, Ecuador y Venezuela se disolvió en 1830. En lo que quedaba del siglo, estas repúblicas estuvieron envueltas en contiendas internas, en las que el poder naval casi no tuvo participación.


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Venezuela, como la mayoría de las naciones iberoamericanas, estuvo sujeta a frecuentes amenazas de flotas extranjeras. En diciembre de 1902 los barcos de guerra británicos y alemanes bloquearon la costa venezolana y bombardearon los fuertes de Puerto Cabello. El crucero alemán Panther intentó entrar en el Lago de Maracaibo, pero fue rechazado por el fuerte San Carlos que guardaba la entrada y se vió obligado a retirarse a Curacao para efectuar reparaciones. Italia se unió al bloqueo, y el Presidente norteamericano Roosevelt acordó intervenir como árbitro de reclamaciones, y el ministro de Asuntos Exteriores argentino repudió públicamente, con argumentos jurídicos, contra el cobro por la fuerza de las deudas de Venezuela por parte de las potencias marítimas extranjeras. El bloqueo terminaría a mitad de febrero de 1903. Las grandes potencias utilizaron sus flotas en Ibero-América, no sólo para intervención abierta, sino para desempeñar políticas de fuerza. Las relaciones de Chile con los Estados Unidos en las décadas inmediatamente posteriores a la Guerra del Pacífico, son un ejemplo. Los Estados Unidos temían que Chile pudiera convertirse en la nación dominante del Pacífico y una amenaza a sus ambiciones, especialmente en el istmo de Panamá. Durante la década de 1880 y entrada la de 1890, la marina chilena era superior a la flota norteamericana. En el campo político se celebró en 1889 en Washington la Primera Conferencia Internacional de Estados Americanos, con unos objetivos comerciales, que Estados Unidos utilizó para consolidar tanto su expansión económica como su imperialismo, cuya más trágica versión serán las intervenciones militares, frecuentes en el área centroamericana. En diversas ocasiones, la mayoría de las naciones del Caribe fueron bloqueadas, bombardeadas o invadidas por marinas europeas y de los Estados Unidos. Panamá, provincia de Colombia hasta 1903, sufrió muchas intervenciones por buques de guerra e infanterías de marina.

La zona fue un semillero de revoluciones durante todo el siglo XIX y cuando el levantamiento amenazaba a los intereses políticos o económicos de una potencia naval sobre el istmo, dicha potencia intervenía, en ocasiones de parte del gobierno colombiano, pero a veces la intención era ayudar a la causa rebelde, y era poco lo que la débil flota colombiana podía hacer para evitarlo. Precario era el estado de dicha flota para 1903, cuando la marina norteamericana respaldó con éxito una rebelión en Panamá para conseguir su nacionalidad. Colombia se encontró con las manos atadas; poco después de iniciarse la rebelión fue despachado un cañonero colombiano a Panamá, con una tropa de quinientos hombres y llegó a Colón, terminal del ferrocarril transpanameño en el Caribe. Al día siguiente, infantes norteamericanos, embarcados en un crucero, prohibieron a las tropas colombianas utilizar el ferrocarril, de propiedad estadounidense y gestionado por su personal, para atravesar el istmo hasta el corazón de la rebelión en la ciudad de Panamá, término del ferrocarril en el Pacífico. El 4 de noviembre Panamá declaró la independencia, que reconocieron los Estados Unidos extraoficialmente dos días después, y oficialmente, una semana más tarde. Tras provocar la escisión de Panamá, EE.UU. intervino militarmente en ella los años 1917,1918 y 1925; en Cuba, tras la guerra hispano norteamericana no se retiró hasta 1902, para volver a ocuparla militarmente de 1906 a 1909, tras lo que apadrinó una serie de gobiernos títeres; Haití la ocupó desde 1915 a 1934; a la República Dominicana la ocupó desde 1916 hasta 1924; en Nicaragua desembarcó en 1912, no retirándose hasta 1925, para volver al año siguiente a instaurar un gobierno títere y la dinastía somozista. En México, donde en 1911 se había iniciado la ―Revolución Mexicana‖, impulsada por dos grandes líderes populares: Emiliano Zapata y ―Pancho Villa‖, desembarcó en Veracruz en 1914, en donde se encontraron con una fuerte y heroica resistencia de los cadetes y marineros de planta de la Escuela Naval, comandados por el Comodoro Azueta, y en


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1916 envió la expedición punitiva del General Pershing. Influencia naval en la Política. En Iberoamérica, tras la independencia, algunos hombres de la Marina se mostraron políticamente activos, expresaron sus apoyos o desacuerdos por medio de manifestaciones, pero hasta la época indicada no hubo intentos importantes por ninguna Marina, para derrocar a los gobernantes. Esto cambió en la última década del XIX, al estallar revoluciones navales significativas en Argentina (1890), Chile (1897) y Brasil (1893-1894). En esa época, el cañón y la lancha eran los únicos medios disponibles con los que la Marina podía desafiar a los centros militares basados en tierra. La primera y más importante arma de la flota era el cañón, y aunque su potencia destructora aumentó notablemente hacia final del siglo, su alcance era aún bastante corto en términos reales y su precisión limitada. En 1890 un cañón de 305 mm. tenía un alcance de unos trece kilómetros, unas diez veces más que un 32 ó 42 libras montado en la cubierta inferior de un navío de línea de setenta años antes. Como sus predecesores, el 305 mm. era todavía apuntado a ojo, de forma que su alcance eficaz no aumentaba mucho efectivamente. En cierto modo, la lancha enmendaba las deficiencias del cañón. Podía transportar la tercera parte de la tripulación de un buque de guerra de cuatrocientos hombres, que era lo que se podía reducir de la dotación cuando el buque no estaba empeñado en combate con el enemigo. Así, el buque mayor contribuiría a las actuaciones en tierra, con el equivalente a una compañía de infantería ligeramente armada. Por toda Ibero-América los destacamentos de desembarco estaban característicamente constituidos por otros del ejército, y en algunos casos, de infantería de marina. Así, las marinas iberoamericanas no tenían capacidad anfibia propia, ni sus cañones tenían mucho alcance en tierra. Consecuentemente, no existía una posibilidad razonable de imponer su

voluntad a la nación. Solamente Chile tuvo éxito en el derrocamiento de un gobierno, debido en gran parte a su capacidad para formar una fuerza anfibia. Se presentó a la Armada un modelo de submarino de unos 8 metros de eslora, 15,5 toneladas de desplazamiento y tripulado por 5 hombres. En esa época, se construyó en Talcahuano, fue sometido a una serie de pruebas pero no consiguió despertar interés. En el resto de Ibero-América, las Marinas tuvieron una influencia secundaria en la evolución de las políticas nacionales, hasta después de la Segunda Guerra Mundial. Argentina – Chile El descomunal esfuerzo económico realizado por ambos países comprometía seriamente sus finanzas. El equilibrio militar entre las dos naciones se inclinaba hacia una u otra dependiendo del momento en que se recibían las naves que, dicho sea de paso, la Corona británica, como mediadora que era, les vendía a unos y a otros, con pagos bien garantizados…. por las dudas. A principios de 1902 la confrontación era inminente. La Escuadra argentina se encontraba en permanentes evoluciones y las tropas terrestres estaban desplegadas hasta el punto que solía decirse que bastaba que a un soldado se le escapara un tiro para desatar la guerra. Por aquella época, la banca británica venía efectuando fuertes inversiones en los dos países en rubros como ferrocarriles, aguas corrientes, telefónica y otros servicios, y de seguro, temió que una guerra por una remota zona del planeta en la que se ignoraba si había riquezas estratégicas, afectase a sus negocios. Así que comenzaron con las presiones primero, y con los cortes del crédito, después. Por supuesto, tal acción fue suficiente. Con un simple cambio de plenipotenciarios, cuajó en pocos días un arreglo que no se había podido alcanzar en más de una década de discusiones. Se aceptó la mediación de la Corona británica y tuvo como resultado colocar a ambas


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Escuadras en un estado de discreta equivalencia. Buena parte de los barcos de guerra fueron desarmados por cinco años y tanto Argentina como Chile se vieron obligados a vender los acorazados que tenían en construcción en Italia e Inglaterra, respectivamente, entre otras medidas. En 1904/6 el Brasil sanciona dos leyes de renovación de la Escuadra y decide la construcción de 3 acorazados de 19.000 toneladas, 2 cruceros y 10 destructores. Las relaciones coincidentalmente empeoraron por cuestiones de jurisdicción en el Río de la Plata. Se produce una ampliación de jurisdicción vertical para las Marinas del mundo, con la aparición de la Aviación Naval y el Submarino. En este período, la Aviación Naval Argentina empieza a tener incremento, pero el arma submarina no tiene mayor desarrollo, al contrario de lo que ocurre en otras marinas sudamericanas como Chile, Brasil y Perú. Equilibrio naval a la inglesa En la década de 1880 los ingleses se convencieron de lo inadecuado de su potencia naval, si sus dos principales rivales, Francia y Rusia, unían sus fuerzas. Si el Estado Mayor alemán se sentía obsesionado por los cálculos del potencial militar francés y ruso, los pensadores ingleses no se sentían menos preocupados ante la suma de los barcos franceses y rusos. Porque la fricción con estas dos potencias fue en aumento a lo largo de la década, al entrar Inglaterra en repetido conflicto con ellas en África y Asia. Una campaña en la prensa y en el Parlamento culminó en la adopción oficial del patrón de doble-potencia. La Royal Navy tenía que mantener una Armada equivalente a la de las flotas combinadas de las dos potencias marítimas que la siguieran en importancia. Para llevar a efecto esta política se aprobó en 1889 el Naval Defence Act, un paso que dio lugar a una carrera de armamentos de una intensidad totalmente nueva. Implicaba la construcción en el plazo de los tres años siguientes de diez buques -

ocho de ellos de una nueva clase de más de 14.000 toneladas-, juntamente con nueve grandes cruceros y treinta y tres más pequeños. Pero esto no fue más que el principio. El acicate de la competición franco-rusa, considerada como particularmente amenazadora después de las demostraciones de fraternidad naval entre estas dos potencias en 1891, y la rápidez con que quedaban anticuados los barcos, obligaron a los ingleses a establecer entre 1893 y 1904, un promedio de siete grandes acorazados por año. Conservadores, radicales, imperialistas, liberales, todos cooperaron para forzar la marcha, bajo el estímulo de la recién formada Liga Naval. El desarrollo técnico y los temores alimentados por las tradicionales rivalidades coloniales bastaron así para producir la carrera naval con la que dio comienzo el siglo XX. Pero tal pugna tuvo, además, otras consecuencias. El abandono de la vela, incluso como fuerza motriz auxiliar, hizo depender a los navíos de bases de aprovisionamiento y los barcos de guerra precisarían de algo más que combustible si se quería que estuviesen dispuestos para la acción en aguas distantes. Necesitarían municiones y víveres, muelles, cuarteles navales y hospitales; todas las exigencias de una base naval completa. De este modo si los gobiernos iban a dar a su comercio la protección a que tradicionalmente tenía derecho, habrían de hacer uso de tales instalaciones. Estas bases necesitarían asimismo protección; así como las líneas de comunicación que las conectaran entre sí; y sería precisos, por tanto, más barcos y más gastos. Por esta razón, la solicitud de expansión naval procedió no sólo de los círculos militares encargados de las cuestiones como seguridad, sino que fue pedida también por los múltiples intereses comerciales y financieros de la Europa occidental y de los Estados Unidos. A todo esto se unió la presión de las grandes industrias navieras, metalúrgicas y de armamentos, en favor de una política que no sólo protegía sus in tereses nacionales, sino también los suyos propios.


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EMERGEN OTROS PAÍSES

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mitad del siglo XIX empezaron a aparecer en escena dos nuevos países para integrarse en el elenco de actores con dominio naval: Norteamérica y Japón. Otro país lo intentaría; Rusia, queriendo romper sus propias ataduras de inmenso país continental. Japón cuya puerta se había ido abriendo muy lentamente, desde un siglo antes, pasaba por una profunda crisis interna y se enfrentaba a la creciente amenaza de las potencias occidentales. El Japón de mediados del siglo XIX hubo de enfrentarse a problemas domésticos a la par que veía cernirse sobre sí la amenaza de un expansionismo occidental decidido a abrir mercados en el Extremo Oriente. Muchos fueron los esfuerzos anteriores a 1853 realizados por las potencias occidentales con el fin de forzar la apertura de los puertos japoneses, aunque se trató de esfuerzos aislados y carentes del apoyo de unos intereses económicos y políticos sustanciales. En 1778 y 1792, los rusos pretenden establecer relaciones comerciales. En 1804 sucede lo mismo pero se rechazan éstas y otras ofertas similares de barcos británicos. En 1825, el gobierno ordena que todos los barcos extranjeros abandonen aguas japonesas, una orden que no hará nada por aliviar las presiones, cada vez mayores. El cierre de sus puertos a los barcos extranjeros fue temporal, ya que en 1853 el Comodoro norteamericano Matthew Perry, condujo una escuadra hasta la costa japonesa y ―solicitó‖ la apertura de relaciones diplomáticas y comerciales. Otras potencias obtuvieron pronto semejantes ventajas y en pocos años la reclusión voluntaria del Japón había terminado. Profesores y toda clase de técnicos especializados occidentales fueron invitados a Japón, mientras que un gran número de japoneses, fueron a estudiar al extranjero. Un espíritu belicista dominó en el país, y con él, un ansia expansionista. El Japón, cuya sociedad permanecía dentro de un régimen, que se podría considerar feudal, tuvo que aprender a vivir dentro de un mundo completamente

nuevo, que lo sometía a profundos cambios. Estaba surgiendo como potencia. La imitación de los patrones militares y navales occidentales fue un factor decisivo del proceso por el que los japoneses, saliendo de su aislamiento, se dispusieron a competir como iguales con los Estados de Europa. En 1866 el Shogun había invitado a una misión militar francesa y a otra naval británica a poner los cimientos de las nuevas fuerzas japonesas, pero dos años después, una alianza de los ―samurais‖ restablece el poder del Emperador y la ciudad capital pasa a ser Edo ―Tokio‖. En 1885 la misión militar francesa fue seguida de una procedente del Imperio alemán, y la instrucción y la organización castrense japonesa pasaron a moldearse más estrechamente sobre el modelo germano. Para cuando el siglo terminaba, el Japón había realizado en una generación lo que Europa tardó veinte en conseguir, y atravesó el umbral del siglo XX como potencia plenamente equipada desde el punto de vista industrial, militar y naval. Lo hizo a costa de China, a la que derrotó, tanto en tierra como en el mar. La guerra chino japonesa de 1894-1895 catapultaría al archipiélago del ―status quo‖ semicolonial a uno imperialista. La ocupación de Taiwán aportó la primera experiencia de control imperialista y desarrollo dirigido. Para 1894, la marina japonesa tenía un mayor poder artillero que la China, con cañones rayados, y muchas de sus piezas eran de tiro rápido. Los chinos tenían una mayor protección acorazada. La mayor diferencia estribaba en el personal; los únicos oficiales expertos entre los chinos eran extranjeros, pero las tripulaciones carecían de práctica y tenían muy poca preparación. En cambio, los nipones tenían tripulaciones muy bien preparadas, con marinos eficientes y excelentes artilleros. El más importante encuentro naval se dio en la boca del río Yalú. La victoria nipona no fue tan decisiva en cuanto al número de bajas y de unidades sufridas por los chinos, pero le dio el control del mar y demostró ante el mundo que el Japón tenía algo que decir en la moderna guerra naval.


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Ese año proporcionó a la marina japonesa una mayor oportunidad de demostrar cuánto había absorbido de sus tutores británicos. En su desarrollo se había mantenido bastante atrás con relación al ejército. En 1894 no; sería bastante más que los tres navíos acorazados que databan de veinte años antes y eran de un modelo totalmente anticuado, y su principal fuerza residía en tres cruceros acorazados, provistos de artillería pesada. Pero en los apartados de navegación, en su instrucción y en la artillería, los japoneses demostraron ser superiores a sus más potentemente equipados rivales. En la batalla, en el Yalú, consiguieron ese dominio sobre el mar. Después de esto, el gobierno japonés se esforzó por robustecer unos efectivos cuya utilidad había quedado señaladamente probada. Más no sacó frutos de la victoria, pues las potencias europeas se lo impidieron en defensa de sus propios intereses en China, siendo Rusia, por ser vecina de los chinos, la que ampliaba cada vez su intromisión, obteniendo de la decadente China, la Manchuria, Corea y la plaza y puerto de PortArthur.

En 1898, la adquisición por parte de Rusia del arriendo de la disputada península de Liaodong hizo resurgir el resentimiento japonés contra los grandes competidores europeos. Muy pronto, la influencia rusa sobre Corea comenzaría a empañar los éxitos obtenidos. Por otra parte, Japón participaría en 1900, conjuntamente con las Grandes Potencias, en la represión del levantamiento boxer en Beijing, lo que le valdría el redoblado respeto y amistad de Gran Bretaña, expresados en la Alianza Anglo Japonesa de 1902. En medio siglo su avance fue espectacular, como lo fue la destrucción de la flota rusa en Tsushima en 1905 por el Almirante Togo, quedando Rusia atada nuevamente a sus lazos terrestres. La Marina japonesa se enfrentaría a la rusa con seis acorazados de primera clase y ocho cruceros blindados, y establecería una supremacía en las aguas del Pacífico que tendría profundas repercusiones sobre el equilibrio de poder. Estados Unidos, que ya mantenía en su esfera de influencia a la América Central y del Sur, y a gran parte del área del Caribe, paseaba su pabellón por otros Océanos, en los mástiles de su naciente y poderosa flota.


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LA PRIMERA VICTORIA ASIÁTICA

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n 1903, tras asegurarse el apoyo de Gran Bretaña, Japón propone a Rusia el reparto de Manchuria. Los rusos rechazan toda oferta porque ya ocupan gran parte de la región y han

infravalorado la fuerza militar del rival nipón. Fortalecido por la garantía de que la Armada británica vendría en su ayuda en caso de encontrarse en guerra con más de una potencia europea, Japón inició los preparativos para hacer frente a Rusia.


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La guerra ruso-japonesa de 1904 a 1906, se inició con una gran sorpresa naval preparada por el Japón. Dos días después de la ruptura de las relaciones diplomáticas, pero antes de haberse declarado la guerra formalmente, -lo cual sucedió el 1 de febrero-, por medio de una escuadrilla de torpederos realizó la flota japonesa un ataque por sorpresa a la flota rusa, reunida en la rada de Port Arthur. Un conjunto de 11 torpederos atacó por sorpresa a la Escuadra rusa, compuesta de 7 barcos de línea acorazados y 5 cruceros, lanzando hasta 20 torpedos, la mitad de ellos a quemarropa. El éxito fue muy mediano, si se tiene en cuenta lo propicio de la ocasión; resultaron 2 barcos de línea rusos y un crucero con graves averías, pero no se perdió ninguna unidad. Este fracaso relativo se debió muy probablemente a defectos técnicos de los torpedos, pero la sorpresa en sí, fue un éxito completo. El 7 de febrero la Flota del Almirante japonés Togo, se hizo a la mar para atacar la Flota rusa. En la noche del 8, lanzó un ataque con torpedos contra los barcos enemigos, a 60 millas de Port Arthur, obligándolos a regresar a puerto. Al día siguiente la Flota rusa se hizo también a la mar y tuvo lugar un encuentro que resultó indeciso, pero a partir de ese momento, los rusos se vieron obligados a actuar a la defensiva. Las naves rusas con base en Vladivostok, importante puerto en el extremo S. E. de Siberia, zarparon al saber de la salida de la Flota rusa desde Port-Arthur. Fueron interceptadas por otra escuadra japonesa y destruidas. Así, la Flota rusa del Extremo Oriente quedaba fuera de combate. El 5 de mayo los japoneses iniciaron sus desembarcos en la península donde se encontraba la plaza fuerte y base naval de Port Arthur; cercada por los japoneses, la Flota rusa de acorazados, cruceros y ocho destructores, decide abandonar el puerto y unirse a la Escuadra de Vladivostok. A la salida se enfrentan con destructores japoneses, muriendo el almirante ruso y regresando al puerto cinco acorazados, un crucero y tres destructores. El resto, amparado por la oscuridad lograron llegar a puertos chinos, quedando internados.

Durante siete meses los japoneses fueron estrechando el cerco, con frecuentes y sangrientos asaltos, hasta lograr conquistar las colinas que dominaban el puerto. El dividendo obtenido –a pesar de sus fuertes pérdidas- fue la Flota rusa, que podía ser bombardeada impunemente. El bombardeo empezó el 6 de diciembre y en los siguientes días los barcos rusos fueron reducidos a escombros. Acto seguido, asedian más estrechamente a Port Arthur. Este dura casi un año y cuando a comienzos de 1905 se produce su caída, el ejército japonés penetra en Manchuria enfrentándose con el ejército ruso en la gran batalla campal de Mudken, de la que resulta vencedor. Rusia envía el socorro Al haber quedado asediada la Flota del Pacífico en Port Arthur, el Alto Mando ruso ya comenzó a planear el envío de una de sus otras dos Flotas a esa área. Lo más lógico era enviar a la Flota del Mar Negro, puesto que saliendo al Mediterráneo y por el Canal de Suez, tendría que recorrer la mitad del camino que si la Flota del Báltico pasara también al Mediterráneo y siguiera al final el mismo recorrido. Sin embargo, los Tratados que había firmado el Zar con respecto al uso de la Flota del Mar Negro, así como el boicot inglés del Canal de Suez, obligaron a los rusos a recurrir a la Flota del Báltico, rebautizada como el Segundo Escuadrón del Pacífico. Además, al frente de dicho Escuadrón se encontraba un hombre de la plena confianza del Zar, el almirante Rodjestvensky. Este marino ha tenido a lo largo de la historia igual número de partidarios como de detractores, indicando estos últimos que todos los méritos obtenidos a lo largo de su carrera naval tenían cuanto menos, atisbos de fraude. Sin embargo, en su época estaba considerado como uno de los mayores expertos en artillería naval de su tiempo, demostrando en numerosas ocasiones sus habilidades en exhibiciones, como una realizada ante el Káiser Guillermo de Alemania en 1902, el cual -para satisfacción del Zar- no pudo disimular su


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asombro ante la increíble puntería de los cañones navales rusos. Por otro lado, el poder alcanzar con los 38 heterogéneos barcos de su Flota las costas del Japón, con una tripulación desmotivada y una oficialidad desmoralizada, ya es de por sí una proeza de habilidad marinera, que cuanto menos nos tiene que hacer pensar que no era un simple cortesano. Efectivamente, el reto que le encargó el Zar era prácticamente irrealizable. Se pretendía que partiendo de sus bases en el mar Báltico (mayormente Krondstadt, en San Petersburgo), se realizara un viaje de 33.335 km. con barcos con calderas a carbón que no estaban diseñados para viajes tan largos y sin ninguna base amiga para repostar por el camino, y que una vez allí, destruyera a la Flota nipona al completo. Un reto, sin lugar a dudas, colosal, que Rodjestvensky aceptó con disciplina, zarpando, pero con el pleno convencimiento de que la Flota su mando se encaminaba a su casi segura destrucción, si es que conseguía llegar. La navegación Navegaron por el Canal de la Mancha y una División de navíos ligeros se internó en el Mediterráneo para pasar por el Canal de Suez hacía el Océano Indico. Lo mismo hizo una tercera División que partió del Báltico un poco después.

Desde su partida, el viaje estuvo plagado de incidentes. El más notorio fue el cañoneo por parte de un crucero auxiliar ruso en el Mar del Norte, a la altura de Dogger Bank, de una flotilla de pesqueros británicos que el Almirante, mal informado por la Inteligencia Naval rusa, confundió con torpederos corsarios a sueldo del Japón. Este incidente provocó la mofa de los enemigos del Almirante, desprestigió aún más si cabe a la Marina rusa, y acabó por desmoralizar definitivamente a sus tripulaciones, amén de emplazar la situación diplomática con Gran Bretaña en un peligroso punto de práctica rotura de relaciones diplomáticas. Otro grave problema fue el carboneo. Gran Bretaña vetó la venta de su carbón de gran calidad para la navegación, (por su mayor capacidad calorífica y su menor producción de humo debido a su mayor pureza), a todos los países o colonias de países que se encontraran en la ruta de la Flota rusa, (carbón del que por otra parte Japón había hecho enormes acopios antes de la guerra), y dada la falta de colonias rusas hasta el Mar del Japón, podía significar que la Flota no podría llegar por falta de combustible. Finalmente el Káiser ayudó a su pariente el Zar, enviando sesenta buques carboneros para que suministraran a la Flota en el mar durante su recorrido, labor también sucia y desagradable para las tripulaciones, que hicieron más amargo todo el camino rumbo a la guerra en el Lejano Oriente.


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El grueso de la Flota inició su largo periplo alrededor de África. Tras hacer desastrosos ejercicios de tiro en Madagascar, para hacer tiempo mientras se esperaba la llegada del Tercer Escuadrón del Pacífico, se llegó al último mes de singladura, reuniéndose toda la Flota Rusa a la altura de Vietnam a principios de mayo de 1905. Mientras tanto, los japoneses, ya que la guerra terrestre se había estancado en una guerra de trincheras, -preludio a la futura Gran Guerra- guerra de desgaste que el mayor poder económico de Rusia podía resistir durante mayor tiempo, necesitaban acabar con la Flota Rusa, o evitar su llegada a Vladisvostok, por dos motivos: En primer lugar, en Vladivostok, los efectivos navales rusos podrían recuperarse, hacerse fuertes, y atacar el tráfico marítimo de Japón a Corea, única manera de abastecer de tropas y material a su ejército, mientras que los rusos tenían la más fácil vía terrestre. En segundo lugar, logísticamente no lo era posible a la Flota japonesa bloquear Vladivostok, por lo que el enemigo en potencia podría desgastar de tal modo a su flota, que junto con la primera causa podrían obligar al gobierno japonés, asfixiado económicamente, a pedir negociaciones de paz. Por lo tanto, Togo sabía que el enfrentamiento de su Flota con la rusa, era la batalla definitiva, en la cual debería destruir a su enemigo, o a la larga, éste ganaría la guerra. Último acto Aquella Armada de 50 navíos se puso en camino el 14 de mayo de 1905 para la última parte de su viaje. Conocedor Rodjestvensky de que Port-Arthur había caído en enero, intentaba llegar a Vladivostok. Existían tres rutas posibles. Las dos primeras, por los estrechos de Tsugaru y el de la Perousse, significaban derrotas más largas y exigían reabastecimiento de carbón al lado de las costas del Japón, y pensaba que podían haber sido minados durante su largo viaje. Quedaba la tercera, por el estrecho de Tsushima, en completo silencio

radiotelegráfico, entre la Península coreana y el sur de la mayor isla del Archipiélago japonés. Estando informado de que dadas las condiciones del ferrocarril ruso -el Transiberiano- todavía sin terminar en un gran tramo, no podía contar con reabastecimiento en Vladivostock, decidió entrar al estrecho de Tsushima con algunos buques auxiliares, enviando el resto a Sanghaí y amontonando en las naves de guerra el carbón, en pañoles y cubiertas, con el fin de dar a sus acorazados una provisión suficiente para recorrer 5.555 km., medida ésta, que perjudicaba la eficacia militar de su flota, compuesta de barcos, en general ya viejos la mayoría y de lento andar, mientras los barcos japoneses eran modernos y rápidos. Aún cuando los rusos los superaban en artillería pesada, los cañones de tiro rápido de los japoneses y la agilidad maniobrera de sus naves, cubrirían a los rusos con una lluvia devastadora de fuego. El Almirante Togo, que mandaba la Flota japonesa, la tenía bajo sus órdenes, tanto en paz como en guerra, desde hacía ocho años. Sus Comandantes llevaban con él todo ese tiempo y en ellos podía confiar para comandar sus Divisiones independientemente, pero siempre en coordinación con su plan general. Un entrenamiento constante, comprendiendo los ejercicios de tiro, había dado a sus tripulaciones una habilidad considerable. También los proyectiles japoneses eran de calidad superior, teniendo espoletas que detonaban al más ligero contacto. La escuadra rusa era un amontonamiento heterogéneo de barcos de diferentes calidades y tripulaciones valerosas, pero pésimamente entrenadas y disciplinadas. Además, fatigadas por un viaje de ocho meses.


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El resultado sólo podía ser uno: en la mañana del 28 de mayo de 1905 los fragmentos de la flota rusa estaban dispersos por el mar. De 37 naves rusas de todas las clases que empezaron a cruzar el estrecho, sólo escaparon tres cruceros, dos torpederos y cuatro naves auxiliares. Las pérdidas materiales japonesas fueron tres destructores hundidos, aunque los cinco acorazados fueron gravísimamente averiados, pero serían reparados.

Análisis militar Diferentes analistas, expertos en la materia, coincidieron en los resaltantes puntos siguientes, que demuestran la serie de factores contrarios a la consecución exitosa del viaje de la Flota Rusa.

En primer lugar, los navíos rusos, aunque modernos, no eran de buen navegar y con diseños defectuosos, llenos de objetos y componentes fácilmente inflamables y sobre todo no estaban diseñados para largos viajes, puesto que su construcción fue para navegar en el Báltico. Los motores de vapor desgastaban rápidamente las piezas, por lo que debido a la falta de repuestos durante todo el viaje, el almirante decidió navegar

lo más lento posible para retrasar dicho desgaste. Adicionalmente, las calderas de vapor debían ser sometidas a frecuentes limpiezas periódicas de las incrustaciones de sales cálcicas y magnésicas -no existían sistemas a escala industrial de purificación del agua- por lo que provocaba que los tubos de las


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calderas (las calderas rusas eran generalmente de triple expansión, verticales, y del tipo ―tubos de agua‖), se obstruyeran. Si tenemos en cuenta que un acorazado podía tener fácilmente, dado el bajo rendimiento de las calderas de la época, entre 12 y 26 calderas, podemos imaginar la penuria de estas operaciones de mantenimiento, en alta mar, y sobre todo en climas tropicales para una tripulación acostumbrada al severo clima continental del norte de la Rusia europea. La flota era demasiado heterogénea, con un conglomerado de acorazados, cruceros y destructores que entorpecían la acción coordinada de la misma, al presentar diferentes prestaciones de velocidad, potencia de fuego, protección y capacidad marinera. Además, la imposición de que a la flota se le sumaran viejos acorazados, con el pomposo nombre de Tercer Escuadrón del Pacífico con la idea de que un número grande de efectivos sería mejor para el combate, -amén de que estos barcos antiguos servirían como ―blancos‖ que dividirían la potencia de fuego nipona-, fue una decisión absurda que afectaría gravemente al futuro desenlace de los acontecimientos. Otras deficiencias graves eran respecto a las prestaciones de los equipos de radio, de las direcciones de tiro (o su uso), pero sobre todo, el ambiente de indisciplina y pre-revolucionario de muchos componentes de la marinería. Las Armadas del mundo examinaron la batalla de Tsushima con gran atención, y del desastre ruso surgieron dos hechos. Uno fué que la velocidad era crucial. Los veloces buques de guerra de Togo habían decidido la naturaleza y el tipo de combate, arrinconando a su presa antes de que ésta pudiera replicar. Incluso sin la desventaja añadida de los fallos de Rodjesvensky como Comandante, los lentos barcos rusos eran trampas mortales. Unos pocos barcos lentos ponían en peligro no sólo a los desafortunados hombres que llevaban a bordo, sino

a toda la flota, que se veía obligada a seguir el paso de su miembro más rezagado. El otro hecho, observado en un tiempo posterior, era la avasalladora importancia de los grandes cañones de 305 mm. de largo alcance. Los más pequeños y los torpederos habían jugado su papel, sin ninguna duda, pero aparecieron en escena sólo en el último acto, asestando el golpe mortal a barcos ya mortalmente heridos. El resultado se había decidido en la primera hora de batalla, cuando los cañones grandes le dieron a sus blancos a más de 7 km. de distancia. Paz y geopolítica Actuando como intermediarios, EE.UU. como padrino de Japón, y Alemania como padrino de Rusia, se iniciaron las conversaciones de paz que culminaron el 14 de octubre de 1905 con la firma de un Tratado. En este tratado se acordaba: Rusia aceptaba la primacía japonesa en Corea Rusia cedía al Japón los derechos obtenidos de China sobre la península de Liaotaung, en especial Port Arthur y Dalny. Rusia cedía la mitad de la isla Sajalín al Japón. Todas las propiedades rusas de los territorios transferidos al Japón pasaban a ser de propiedad japonesa. Ambos ejércitos abandonaban Manchuria. La victoria de Togo, trajo como consecuencia, además de problemas sociales a Rusia, sembrando el virus de la revolución y desequilibrando las políticas en Europa, provocar el despertar de Asía y África, descargando un golpe mortal sobre todos los Imperios Coloniales. El carácter invencible de las potencias europeas y la supremacía de la "raza blanca" fueron objeto de profunda discusión a raíz de la derrota de Rusia: Extremo Oriente dejó de ser un campo libre de acción para las potencias occidentales y se convirtió en escenario de la rivalidad entre las dos nuevas potencias imperialistas en ascenso: Japón y los Estados Unidos.


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El reparto del Pacífico. El siglo XIX llevó a Europa hasta el cenit de su ascendencia colonial a medida que Francia (Polinesia francesa, Nueva Caledonia, Wallis y Futuna) y Gran Bretaña (Fidji, las islas Salomón, Papúa Nueva Guinea, las islas Gilbert y Ellice, Tonga) establecían Protectorados y se anexionaban territorios. Alemania fue la última nación europea en unirse a la caza de los despojos en el Pacífico Sur, adquiriendo intereses en Samoa y Micronesia y anexionándose en 1884 el noreste de Nueva Guinea, mientras las colonias blancas de Australia y Nueva Zelanda participaban en (y más tarde tomaban el

control de) la administración de las posesiones insulares británicas. En 1888 la isla de Pascua fue anexionada por Chile, y en 1898 los Estados Unidos se anexionaron Hawai y se apoderaron de Guam en la Guerra Hispano norteamericana. España, a su vez, vendió a Alemania los archipiélagos de las Carolinas, Palaos y las Marianas. Los americanos, al año siguiente compraron por tratado todos los anteriores territorios españoles en Micronesia y adquirieron la Samoa norteamericana a través de un acuerdo con Alemania y Gran Bretaña.


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BALLENEROS

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a caza de ballenas se remonta a los oscuros rincones de la historia, cuando los hombres de la Edad de Piedra se enfrentaron a los temores del mar desconocido para desafiar a los grandes monstruos que respiraban aire. Restos arqueológicos indican que hace tres mil años, esquimales del Atlántico y del Pacífico, cazaban ballenas pequeñas, varadas o cercanas a las costas. La carne de una ballena podía mantener viva a una comunidad entera durante los inviernos más brutales, y se han encontrado arpones hechos de hueso en cuevas a lo largo de las costas occidentales de Europa. Esta había formado parte de la vida vasca desde fines de la Edad de Piedra, cuando por primera vez los vascos aparecieron en la costa noroeste de España y del otro lado de los Pirineos en el extremo sudoeste de la costa de Francia Se desconoce de donde proceden, algunas de las palabras de su lenguaje, cuyo origen es desconocido; varias de ellas se abrieron paso a otros idiomas. Una de ellas era arpoi, cuyo significado es empuñar o sostener, y

que con el tiempo se convirtió en la palabra castellana arpón, de la que deriva la inglesa ―harpoón‖. Los primeros cazadores vascos, probablemente atacaran a las ballenas embarrancadas en los bajíos. Pero por el 700 d.C., según textos antiguos, los vascos salen al golfo de Vizcaya en flotillas de botes pequeños y montan un ataque organizado contra esos animales. Los vascos no solo empleaban la carne de la ballena, sino que en marmitas sobre la playa, convertían la gruesa capa de grasa en aceite con el que iluminaban sus casas. Descubrieron que sus huesos pesados se podían transformar en diversidad de utensilios, como cuchillos y azadas. Y la lámina córnea, dura pero flexible, hallaba un uso en látigos para Ios caballos y otros animales, a la vez que para arcos y escudos. Cuando se la cortaba y coloreaba, también conformaba penachos impresionantes para los yelmos de los guerreros. La ballena no tardó en ser considerada un animal tan valioso, que la temprana ley medieval inglesa la proclamo un pez real, y por ello, propiedad del rey.


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Su lengua era aceptada como diezmo por la diócesis de Bayona, Francia, cuyos canónigos la disfrutaban como una exquisitez en la mesa del refectorio. De manera inevitable, a medida que los usos y el valor de las ballenas aumentaban, los animales fueron expulsados del golfo de Vizcaya. En el siglo XV los vascos se adentraron cada vez más en el mar, primero en sus galeras impulsadas a vela y remos, siguiendo diseños romanos, y luego en barcos a vela, posiblemente carracas de 60 pies de eslora y 30 pies de manga. La dotación de la nave totalizaba casi 50 hombres, incluyendo un piloto, por lo general un vecino normando de ascendencia vikinga, familiarizado con la navegación nórdica por el frío Atlántico Norte. Los vascos perseguían a las ballenas Atlántico arriba hasta las Feroe, y más allá, hacia los mares árticos alrededor de Spitzbergen. Existen pruebas en mapas antiguos de que los balleneros vascos de la Edad Media es probable que pasaran por delante de Islandia hacia Groenlandia y Terranova, llegando al Nuevo Mundo después que los vikingos, pero un siglo antes que Colón. Con el tiempo, la carraca vasca fué sustituida por la más veloz carabela, en la que transportaban dos botes balleneros que botaban cuando avistaban ballenas. La ballena era arponeada, lanceada y remolcada al barco, donde se cortaba la grasa en pedazos grandes y se almacenaba en cubas hasta llegar a casa. El clima en esas latitudes septentrionales por lo habitual era lo bastante frío como para evitar que se descompusiera, pero cuando los barcos se aproximaban al golfo de Vizcaya el hedor de la grasa podrida se expandía hacia tierra. Durante tres siglos los barcos vascos navegaron por todo el Atlántico Norte. Los empresarios protestantes de Inglaterra y Holanda estaban enfrascados en una creciente rivalidad comercial y naval por el dominio de las ricas rutas marítimas del mundo. Los británicos y los holandeses, con anterioridad buenos clientes del aceite y las láminas corneas de ballena proporcionados por los vascos, decidieron lanzarse a esa actividad y empezaron por

reclutar a los propios vascos como arponeros v cortadores. A fines del siglo XV sólo los holandeses tenían ya cerca de 200 balleneros peinando las aguas septentrionales. Casi todas las dotaciones incluían a algún vasco, cuyo conocimiento especial era rápidamente absorbido por sus patronos extranjeros. Los estudiosos británicos v holandeses pronto dominaron el arte de la caza de la ballena y despidieron a sus maestros. Las dos naciones impusieron su control tanto de la industria como del mar, e incluso prohibieron a los vascos entrar en las aguas septentrionales, amenazando con hundir sus navíos si osaban aventurarse demasiado hacia el norte o el oeste del golfo de Vizcaya. A mediados del siglo XV el dominio ballenero de los vascos había llegado a su fin, y los británicos y holandeses luchaban entre sí para ganar el control de las regiones septentrionales. Al final, los holandeses expulsaron a los británicos de las zonas balleneras del Atlántico Norte. En el otro extremo del mundo, los japoneses perseguían a las ballenas y a algunos cachalotes del Pacífico que migraban a lo largo de la costa del Japón. Sus métodos de captura eran muy distintos de los europeos. Usaban arpones, pero les añadían bolsas infladas, para cansar a la ballena que se sumergía, y marcar su emplazamiento. Los cazadores salían en flotillas de naves largas de remo que impulsaban entre 30 y 40 remeros. E incorporaron otra invención propia: una red sustentada por barriles flotantes. La técnica japonesa usaba nada menos que 30 botes, algunos para rodear a la ballena y otros para manejar la red. Una vez que la ballena quedaba atrapada en ésta, se la lanceaba repetidas veces hasta que un hombre pudiera, con impunidad, saltar sobre ella y colocarle un cabo de remolque para arrastrarla a tierra. Al mismo tiempo, los esquimales en el Ártico cazaban a la ballena austral, atacándola con arpones de puntas hechas de colmillos de morsa. Como los japoneses, los esquimales ataban a los arpones boyas fabricadas con vejigas, y después de que grupos de seis hombres en botes de piel hubieran


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arponeado y lanceado a la ballena austral, la remolcarían a tierra para cortarla. Con el fin de garantizar una captura, los habitantes de las islas Aleutianas a menudo empapaban los arpones en veneno, que actuaba como un sedante que apaciguaba a la ballena, hasta que la abatían can lanzas. Pero ninguna de esas depredaciones, la caza a gran escala realizada por los vascos, los británicos y los holandeses, ni los ataques de los japoneses y los pueblos del Pacifico Norte podían compararse con la cosecha de grandes ballenas que recogerían del océano los yanquis de Nueva Inglaterra. Estos elevaron la caza de ballenas —al menos en la acepción antigua de la palabra— a su cenit, convirtiéndola en una industria importante que involucraba cientos de barcos que recorrían el mundo. Con el tiempo, el aceite de ballena iluminó ciudades y hogares, lubricó máquinas, y la dura y flexible lámina córnea encontró montones de usos: desde muelles de sillas y cepillos para e1 cabello hasta látigos para los coches a caballo, aros de faldas y ballenas de corsé (que misericordiosamente sustituyeron a las anteriores tiras de hierro). En el siglo XVII se desarrollaron técnicas para cazar en alta mar. En 1670 los balleneros americanos llevaban en las embarcaciones hornos para freír la grasa de los cetáceos. El cachalote. Durante todos estos siglos, el objetivo de la caza era la ballena y los pescadores procuraban apartarse de los cachalotes, considerados más fieros y violentos. Pero a principios del siglo XVIII, un pescador de Nantucket se atrevió a cazar uno, descubriendo que daba un aceite más fino que el de la ballena, ideal para hacer velas, y que en su cabeza se alojaba una cavidad llena de un líquido oleaginoso muy puro, bautizado como espermaceti. Este aceite era un lubricante excepcional para rodamientos delicados y maquinaria de alto rendimiento. La Revolución Industrial tiene mucho

que agradecer al espermaceti. Esa revolución exigía combustible. Por ello, se ampliaron las zonas de caza hasta el Pacifico y se inició la de los cachalotes y otras especies que proporcionaban más aceite. La Guerra de Independencia Norteamericana también fué una guerra ballenera. A finales del siglo XVIII, Nantucket era ya un puerto ballenero de excepcional importancia, y la flota británica acosó a los balleneros coloniales enrolando a la fuerza a sus tripulaciones en los barcos de Su Majestad. Así, Gran Bretaña fué la gran potencia ballenera de 1780 a 1810, ampliando al Océano Pacífico sus actividades. Pero la guerra contra los Estados Unidos, 1812 a 1814, y la paulatina desaparición de las ballenas en el Atlántico Norte, terminaron con tal supremacía. El declive británico convirtió los puertos norteamericanos de Nantucket y de New Bedford en el epicentro de la captura de cetáceos. Sus balleneros fueron diseñados como fragatas mercantes, de recia construcción y amplia capacidad de carga. Llevaban la obra viva forrada de cedro y de cobre para evitar la broma, y la roda reforzada para resistir a los hielos. Sus balleneras iban colgadas de sus pescantes, no estibadas sobre cubierta, como era habitual. Las bodegas estaban repletas de barriles y cargaban provisiones para cuatro años. El ballenero daba la vuelta al mundo, tocando tierra muy pocas veces. La vida de las heterogéneas tripulaciones era difícil, pues aparte de los riesgos del mar y de la caza y de las incomodidades de abordo, el trabajo resultaba duro y mal pagado. De todo aquello en el imaginario colectivo sólo ha quedado el aroma de aventura, gracias a las páginas de Herman Melville en ―Moby Dick‖ y el grito de los vigías alertando de la presencia de ballenas: ¡‖Allá resopla‖!. Durante la segunda mitad del siglo XIX, los balleneros de vela y remo se sustituyeron por los de vapor. Estos se dotaron de cañones de arpones que permitían la caza a distancia. En 1900 la caza de ballenas era de 2.000 ejemplares anuales; en 1911 ascendió a 20 mil.


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La demanda de aceite en las siguientes guerras mundiales hizo aumentar las cifras. En 1946 se creó la Comisión Ballenera Internacional, organismo que regula la caza de ballenas, -con el fin de conservar todas las especies y proteger las que se hallaban en peligro de extinción- tras la creación de varios santuarios balleneros (zonas donde se prohíbe la caza comercial).

Después, en 1986 entró en vigor una moratoria de cinco años, que se ha ido renovando para la caza de ballenas con fines comerciales. Japón, Noruega e Islandia aprovechan la existencia de lagunas legales en las normas de la C.B.I., o hacen caso omiso de éstas, para continuar con la caza de cetáceos, amparándose en el pretexto de la ―caza científica‖.

EXPLORANDO LOS CONTINENTES HELADOS


CAPÍTULO III. (Europa: Geopolítica, Ideologías y Guerra)

Geopolítica.

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n 1914 Europa estaba dominada por cinco grandes potencias: Reino Unido, Alemania, Francia, Austria-Hungría y Rusia. Los otros Estados sólo tenían una importancia secundaria. Las monarquías liberales escandinavas, muy poco pobladas, no tenían ninguna influencia. Bélgica y los Países Bajos, bien situados junto al mar del Norte y con ricos imperios coloniales, y la neutral Suiza, eran países prósperos, pero al margen de los grandes problemas internacionales. Algo parecido ocurría con las penínsulas mediterráneas, que sufrían las dificultades tradicionales de las sociedades agrarias pobres. Sólo la Italia unificada había intentado participar en el gran juego internacional, pero los resultados habían sido escasos. Los países balcánicos, liberados en su mayor parte del Imperio Otomano que había quedado reducido en Europa a una estrecha franja que controlaba los estrechos Bósforo y Dardanelos- sufrían la presión de Austria-Hungría y Rusia, sus poderosos vecinos. Las grandes potencias, de acuerdo con sus regímenes políticos se dividían en dos grupos: uno liberal y en parte democrático al oeste: Francia y Reino Unido, donde funcionaba un parlamentarismo sólidamente instalado. Otro, autoritario en el centro y este: Alemania, Austria-Hungría y Rusia constituían tres Imperios en los que la existencia de partidos políticos y asambleas representativas no ocultaba su carácter autocrático, sostenido por el origen divino del poder y por el predominio social y político de ejércitos y aristocracias. Uno de los problemas candentes del momento era la reivindicación independentista de grupos nacionales minoritarios. El Reino Unido no había encontrado una solución para la cuestión irlandesa; Alemania englobaba a una importante proporción de polacos, alsaciano-loreneses y daneses; Rusia incorporaba fineses, bálticos, polacos y rumanos. Peor era la situación en el Imperio Austro-húngaro, cuyos grupos dirigentes sólo

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eran una minoría frente a eslavos del sur, polacos, checos, eslovacos, rumanos e italianos; amplias minorías que se detestaban entre sí pero que se unían a la hora de rechazar la política de Viena y Budapest... Este problema amenazaba la existencia de la monarquía de los Habsburgo y, como consecuencia del juego de alianzas, constituía un serio peligro para la paz. Estas cinco grandes potencias se encontraban en un muy distinto grado de evolución económica. Rusia y Austria-Hungría apenas iniciaban su modernización: la masa de su población seguía siendo esencialmente rural. Francia, aunque mantenía un fuerte carácter agrario, había desarrollado una importante industrialización, transportes modernos y una moneda sólida, tan apreciada como la libra esterlina en las transacciones internacionales. El Reino Unido y Alemania competían en la producción de hulla, hierro y acero, en el transporte marítimo y en el sistema bancario y financiero... pero Alemania estaba cobrando ventaja y convirtiéndose en la primera potencia industrial. Esta Europa dividida y problemática dominaba el planeta por medio de su control económico e inversiones financieras. Dueña de la mayor parte de los medios de comunicación, compraba al resto del mundo los productos agrícolas y las materias primas y vendía productos manufacturados en todos los mercados. Desde mediados del siglo XIX, cerca de cincuenta millones de europeos se habían instalado en los cuatro puntos cardinales y fortalecían los lazos económicos y financieros que conectaban a Europa con un mundo absolutamente dependiente. Y, además, disponía del monopolio colonial. En 1914 las potencias europeas controlaban casi por completo África y Asia. Los beneficios eran importantes, ya que los países coloniales quedaban sometidos a una economía de explotación orientada hacia la producción de materias primas o de manufacturas exóticas muy apreciadas por los mercados. Sólo dos potencias, Estados Unidos y Japón,


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escapaban a esa hegemonía y competían como iguales. Los norteamericanos iban en cabeza tanto en la producción energética como en la metalúrgica; sus exportaciones hacia Asia Oriental amenazaban los intereses británicos y se oponían a la intervención europea en el continente americano, al tiempo que copaban sus mercados. Japón, con muchos menos recursos, se había ganado el respeto militar y vivía un crecimiento económico espectacular. A pesar de que los indicios hacían pensar que su posición hegemónica tenía los días contados, las potencias europeas no se preocuparon ni por la aparición de nuevas potencias rivales, ni por el crecimiento de movimientos nacionalistas en las colonias y en los países islámicos, ni por el lento declinar de su porcentaje en la producción mundial. En 1914 seguían confiando en el mantenimiento indefinido de su situación privilegiada. Pero la amenaza más evidente se derivaba de sus propias rivalidades. La revancha estaba latente En 1914, todas estas potencias no eran piezas aisladas del equilibrio estratégico, sino que estaban comprometidas en un sistema internacional bipolar, en el que la Triple Alianza de Alemania, Austria-Hungría e Italia, y la Triple Entente de Francia, Rusia y Reino Unido se enfrentaban en el marco de una impresionante carrera armamentística, en medio de un clima dominado por sentimientos y valores irracionales. Aquellas crisis internacionales -cuatro en nueve años- se debieron a antagonismos y compromisos que tenían tras sí una larga historia. Es posible que el proceso de destrucción del concierto europeo que culminó en 1914 se iniciara en 1871, cuando Alemania, recién unificada, alcanzó de golpe la preponderancia en Europa, gracias a su poder militar, que se impuso en tres guerras a Austria, Dinamarca y Francia. El canciller Otto von Bismarck -tan hábil en las negociaciones como en la adaptación de su sistema al paso del tiempo- encarnó esa primacía y dirigió el juego

diplomático hasta 1890. Las unificaciones de Italia y de Alemania debilitaron la posición de Austria. Bismarck no quiso unirla al nuevo Reich, pero deseó contar con ella, pensando que había jugado un papel tan importante en el mundo germánico, que su colaboración era indispensable para la propia existencia de Alemania. Por su parte, el emperador austríaco, Francisco José, tras la derrota de Sadowa ante los prusianos, buscó la salvación en un compromiso con los húngaros que, en la nueva monarquía dual, convertirían en predominantes sus intereses balcánicos y facilitarían el compromiso con la nueva Alemania. Francia, que disponía de unas finanzas y una economía sólidas, se recuperó enseguida de la derrota y no se resignó a la pérdida de AlsaciaLorena. La revancha se convirtió en una aspiración para la inmensa mayoría de los franceses. Bismarck, convencido de que Francia no se resignaría, pensó que, sin aliados, debería posponer su revancha; por tanto, trató de aislarla -para lo cual estableció un sistema de alianzas permanentes- y de intimidarla con amenazas. Estas maniobras antifrancesas contribuyeron a la tensión internacional. El “juego” del Canciller alemán Con la seguridad que le proporcionaba la superioridad de su economía industrial y de su marina comercial y de guerra, Inglaterra no se inquietó por la preponderancia alemana que ni parecía desear una flota de guerra ni ambicionar un imperio colonial. Los británicos, confiados en su dominio colonial y marítimo, mantuvieron una política exterior de manos libres, sin entablar alianzas que pudieran comprometer su futuro. La Triple Alianza fue una consecuencia de la política de Bismarck, que aprovechó las rivalidades existentes para establecer un sistema defensivo que asegurase la preponderancia europea del II Reich. La primera pieza del nuevo sistema se estableció en 1879, cuando Alemania y Austria-Hungría firmaron una alianza defensiva frente a Rusia, que se


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renovaría sin cambio alguno hasta 1914. Aunque la alianza era secreta, Rusia fue consciente de los peligros que se derivarían para sus intereses si permanecía aislada. Por esa razón no fue difícil la conclusión de un Acuerdo entre los Tres Emperadores (Guillermo I, Francisco José y Alejandro III) sobre la base del respeto a los recientes compromisos sobre los Balcanes y de una promesa de neutralidad que no contradecía formalmente la alianza defensiva de Alemania y Austria frente a Rusia. Alemania se aseguraba de que Rusia no apoyaría a Francia, y Rusia se garantizaba que Austria no ayudaría a Inglaterra. La segunda pieza se estableció en 1882 y fue la Triple Alianza, que asoció a Alemania, AustriaHungría e Italia. La iniciativa fue italiana: pretendía el apoyo alemán para fortalecer su posición frente a Francia; pero Bismarck no aceptó una negociación en la que no participase Austria, por lo que intentó neutralizar el rencor y las reivindicaciones italianas. El Canciller de Hierro consideraba que AustriaHungría e Italia sólo podían ser aliadas o enemigas; por eso trenzó un tratado de los tres países por cinco años, que se renovaría hasta 1914. La Triple Alianza fue, por tanto, un acuerdo antifrancés que comprometía a italianos y alemanes, completado con la promesa de neutralidad italiana en caso de conflicto austro-ruso. Por otro lado, Bismarck mantenía su compromiso con Rusia a cambio de la neutralidad rusa en la guerra franco-alemana, Bismarck prometió apoyo a las aspiraciones rusas en Bulgaria y los Estrechos del Bósforo y Dardanelos. En realidad, Bismarck favorecía a Austria a costa de Rusia. Sin embargo, desde 1887, el zar tenía un importante motivo de disgusto: la Bolsa de Berlín rechazaba el crédito solicitado para abordar su equipamiento militar y ferroviario. Si al agravio se añade el acercamiento de Alemania a Inglaterra en 1889, se entenderá que San Petersburgo quisiera renovar el Tratado con Alemania y Austria sobre bases más firmes. Estas contradicciones y las complicaciones consiguientes, ocasionaron la caída de Bismarck en

1890, al comienzo del reinado de Guillermo II. El nuevo Kaiser creía que era políticamente imposible el acercamiento de Rusia a la República Francesa, por lo que no renovó el compromiso Alemán con Rusia. Un tejido francés Esa medida inquietó a Alejandro III de Rusia, que hasta entonces había rechazado los intentos de acercamiento realizados por Francia, pues no quería compromisos con un régimen liberal y republicano, ni oír hablar de sus intereses revanchistas en el Rin. Pero el deterioro de sus relaciones con Alemania y su temor ante el acercamiento de Londres y Berlín, favoreció la aproximación del zar a París. En 1891, Rusia y Francia entablaron un acuerdo reducido a meras consultas en caso de crisis. El Gobierno francés insistió en su deseo de firmar un acuerdo militar y logró, en 1892, un tratado defensivo frente a la Triple Alianza; lleno de dudas, el zar Alejandro III firmó, porque la política del Kaiser (el Emperador alemán) le inspiraba gran preocupación. Para que Alemania siguiera dominando Europa, Guillermo II intentó debilitar la alianza franco-rusa. Su política suponía una mundialización de la estrategia, que pasaba por el control de África central y por la adquisición de zonas de influencia. Para conseguirlo, en un mundo ya repartido, se dedicó a entrometerse en toda cuestión susceptible de modificar las diversas situaciones establecidas, y más tarde, empezaba a exigir compensaciones. Eso alarmó a todas las potencias. Francia se convirtió en garante del ―statu quo” balcánico y los dos aliados, Francia y Rusia se comprometieron a cooperar militarmente en caso de conflicto con los británicos. Paralelamente, también se aproximaron Italia y Francia. Roma obtuvo créditos franceses y garantías de que Tripolitania (actualmente Libia) sería italiana y, en 1902, un acuerdo secreto comprometió la neutralidad italiana, incluso si


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Francia atacaba a Alemania como respuesta a una provocación directa. Con su actitud Italia desactivaba la Triple Alianza; sólo tenían verdadero valor los compromisos entre Berlín y Viena. Las nacionalidades minoritarias estaban en ebullición por todas partes. En los Balcanes, los pequeños Estados, y los cristianos que vivían bajo la autoridad turca, socavaban los cimientos del Imperio Otomano y tramaban su reparto. Pero la marcha de los acontecimientos también debilitaba la influencia austro-húngara en la región e, incluso, podía comprometer su misma supervivencia. Para controlar la situación, el Gobierno de Viena no contaba más que con el apoyo alemán. Mutuos intereses A partir de 1902, Francia abrió distancias con Alemania. Por un lado, rechazó sus peticiones de capital para abordar la construcción del ferrocarril Constantinopla-Bagdad; por otro, para enraizar sus intereses en Marruecos, buscó un acuerdo con Inglaterra. Los británicos dudaron, pero el fracaso de las negociaciones con Alemania y el incremento de la competencia comercial y naval del II Reich se unieron a la sensación de fragilidad provocada por la guerra de los bóers. Finalmente, en 1904, París y Londres se apoyaron en sus mutuos intereses: manos libres para Francia en Marruecos y lo mismo para los británicos en Egipto. La seguridad británica en el estrecho de Gibraltar quedó garantizada por la aceptación española de una zona de influencia que separaría el Marruecos francés de la colonia británica. No era una alianza, pero eliminaba sus fricciones favoreciendo la posterior Entente Cordial. En la formación, a partir de ese momento, de la Triple Entente y de un sistema internacional bipolar -Triple Entente (Francia, Rusia y Reino Unido) frente a Triple Alianza (Alemania, Austria, Hungría e Italia)- tuvieron mucho que ver las convulsiones de principios de siglo. El ataque japonés contra Port Arthur, en 1904 y la

sorprendente derrota rusa de 1905, debilitaron al imperio de Nicolás II y el estallido de la revolución en San Petersburgo aún empeoró su situación. El kaiser Guillermo II trató de pescar en las turbias aguas del momento y desencadenó la crisis marroquí de 1905 con objeto de resaltar la soledad e impotencia de Francia. Sin embargo, la arriesgada jugada alemana será contraproducente. Gran Bretaña, consciente de que sus intereses eran contrarios a cualquier aprovechamiento alemán de la debilidad rusa, apoyó a Francia y se acercó a Rusia. La crisis de 1905 facilitó los esfuerzos de París para acercar las posiciones de rusos y británicos. Inglaterra deseaba concluir con Rusia un acuerdo similar al de 1904 con Francia, para cerrar, definitivamente, el camino a una alianza continental antibritánica, y en 1907 los dos países firmaron un acuerdo que repartió Afganistán, Tíbet y Persia en zonas de influencia. La Alianza Franco-Rusa y la Entente Cordial se combinaban en la Triple Entente, con la que mantendrían compromisos Japón, Italia y España. Aunque no fueran todavía rígidos, existían dos bloques de poder que se vigilaban con desconfianza. Las conversaciones oficiosas que tienen lugar en 1908, chocan con la voluntad de Guillermo II de continuar con su programa de construcción naval. En 1909 el nuevo canciller prevé la idea de abandonar el programa naval, idea a la que se opone inmediatamente el almirante Tirpitz. En consecuencia, el gobierno británico comunica que mantiene el principio del «Two Powers Standard», es decir que la Marina británica debe ser superior a las de las dos potencias más fuertes reunidas. Hasta 1914 la situación europea se fue degradando a causa de un enjambre de tensiones y agresiones, fundamentalmente de origen balcánico. Ya lo había pronosticado Bismarck en 1897, un año antes de su muerte: "Un día la gran guerra europea estallará a causa de alguna maldita estupidez en los Balcanes". Tenía razón: allí se dieron cita los intereses austro-húngaros y rusos, el


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respaldo alemán a su aliada, la debilidad de Turquía, los intereses expansivos de Albania... Y todos, temiéndose mutuamente, iniciaron un rearme acelerado. En esa carrera se implicaron, también, Alemania, Francia y Gran Bretaña. Los Balcanes y el nacionalismo eslavo En la segunda mitad del siglo XIX, el antes poderoso Imperio turco era considerado como "el enfermo de Europa‖, y Rusia y Austria-Hungría se disputaban su sucesión como potencia en los Balcanes. Para Rusia, el dominio de los Balcanes suponía alcanzar un objetivo histórico: controlar el estrecho del Bósforo y el de los Dardanelos con la ciudad de Constantinopla, para así tener acceso a mares sin hielo. La principal preocupación de Austria- Hungría era impedir que Rusia se estableciera en los Balcanes como protectora de un puñado de pequeños Estados, algunos de los cuales reclamaban territorios situados en el imperio de los Habsburgo. La política austrohúngara de bloqueo del avance ruso hacia el Mediterráneo contaba con el apoyo de Alemania y Gran Bretaña. Las esperanzas rusas se desvanecen En 1877-78, Rusia luchó contra Turquía al lado de Serbia y Montenegro en apoyo de los cristianos eslavos de la provincia de Herzegovina, que se habían enfrentado a las autoridades turcas para no pagar impuestos y no prestar determinados servicios.

Una de las fuerzas turcas enviadas contra ellos en 1875 había sido derrotada con ayuda de simpatizantes procedentes de Serbia y Montenegro, así como de la provincia croata de Dalmacia, perteneciente a Austria-Hungría. La insurrección se había extendido en 1876 a Bulgaria, donde entre 12.000 y 30.000 búlgaros habían encontrado la muerte a manos de tropas irregulares turcas con una atrocidad que causó indignación en toda Europa. Aunque las tropas rusas llegaron a las afueras de Constantinopla en 1878, la diplomacia de Gran Bretaña y Austria-Hungría frustró el objetivo principal de Rusia. En el Congreso de Berlín, Rusia obtuvo la ampliación de Serbia y Montenegro y la independencia de Bulgaria. Austria-Hungría, que había permanecido neutral, fue autorizada a ocupar Bosnia-Herzegovina. Se negó a Bulgaria el acceso al mar Egeo. Y la provincia de Macedonia, a la que aspiraban Serbia y Bulgaria, fue devuelta a Turquía. Los éxitos de Serbia y Montenegro en la guerra despertaron la imaginación de todos los eslavos del Imperio Austro-Húngaro, pero en especial de los del sur: de los croatas, de los eslovenos y de los serbios que vivían en Bosnia, Croacia y Hungría. En la propia Serbia, el Gobierno (en secreto) y varios grupos (no oficiales) daban dinero y apoyo a otros que buscaban la unión de los eslavos del sur. Los políticos y los intelectuales serbios consideraban a Serbia como el núcleo de una gran nación eslava meridional.


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Suspicacias. Los croatas y otros eslavos que vivían en la parte húngara del imperio de los Habsburgo veían con suspicacia la idea de una unión con Serbia, prefiriendo un Estado eslavo meridional bajo el liderazgo de los Habsburgo (la dinastía que regía al Imperio Austro-Húngaro). Pero el progresivo dominio magiar en Hungría hizo que muchos se convirtieran en revolucionarios después de 1900. Conscientes de la amenaza nacionalista en su imperio multinacional, los Habsburgo redoblaron sus esfuerzos para controlar y someter a Serbia, considerada la causante de los problemas de la monarquía. Por eso se anexionaron BosniaHerzegovina en 1908: era un intento de apropiarse de antemano del nacionalismo eslavo del sur, simplemente incorporando al Imperio una zona en disputa y, por tanto, neutralizándola. La debilidad rusa tras su desastrosa derrota en la guerra contra Japón en 1904-05 permitió a Austria-Hungría salirse con la suya sin represalias rusas. Pero las esperanzas de los Habsburgo de que la situación se calmase, se vieron frustradas. La agitación nacionalista para conseguir la unión de todos los eslavos del sur se vio impulsada por los éxitos serbios en las guerras balcánicas. Los asesinatos por miembros de sociedades secretas en Bosnia y en otros lugares se multiplicaron. El ―impasse‖ político hizo que los líderes austrohúngaros pensaran de nuevo en una solución militar. Creían que si conseguían dominar y neutralizar a Serbia, foco principal de la agitación nacionalista, el resto de Europa se calmaría. El apoyo casi ilimitado de Alemania a la política austrohúngara reforzó la decisión de ciertos dirigentes militares y civiles austriacos. Por si era poco, Italia se implicaba en la tensión generalizada con su decisión de instalarse en el Norte de África, a costa de territorios pertenecientes, al menos teóricamente, al Enfermo de Europa, el imperio Otomano. Y al olor de la carroña volaron Serbia, Bulgaria y Grecia, apoyadas por Rusia. Las consecuencias de la derrota turca asustaron a

las potencias, que favorecieron un compromiso y la independencia de Albania. Guerras balcánicas (1912-13) La anexión de Bosnia encauzó el empuje del nacionalismo serbio hacia Albania y hacia Macedonia, región que reclamaban tanto Serbia como Bulgaria y Grecia pero que el Congreso de Berlín había devuelto a Turquía. Aprovechándose de la preocupación turca por su guerra contra Italia en 1911-12, los cuatro Estados balcánicos -Grecia, Bulgaria, Serbia y Montenegroformaron la Liga Balcánica y declararon la guerra a Turquía en octubre del año 1912; era la primera guerra balcánica. Pero su victoria no produjo resultados positivos, debido a la diplomacia de las grandes potencias. Alemania veía a Turquía como la base estratégica de su propio impulso futuro hacia Oriente Medio para desafiar a su mayor rival, Gran Bretaña. Bajo presión austriaca se negó a los serbios el acceso al Adriático, estableciendo a Albania como un Estado independiente. A su vez, Serbia se enfrentó a Bulgaria a causa de Macedonia, y en junio de 1913 estalló entre ellas una segunda guerra, que duraría mes y medio. Bulgaria fue derrotada por una alianza de todos sus vecinos, incluyendo a Rumania. Encaminándose a la guerra Y mientras todos andaban en conflicto en los Balcanes, la rivalidad anglo-germana se incrementaba bajo el impacto de la competencia comercial y naval. Los alemanes estaban construyendo una amenazadora flota de acorazados y el Gobierno liberal británico trató de frenar la carrera naval, pues prefería invertir su coste en las reformas sociales que había emprendido; pero fracasó ante la exigencia alemana de compensaciones sustanciosas o un acuerdo de neutralidad, que Londres no aceptó.


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El 30 de mayo de 1913, la conferencia de Londres obliga al Imperio Otomano a que abandone todas sus posesiones territoriales en Europa, así como Creta y las islas del mar Egeo. En ese año se aceleró la carrera armamentística y los Gobiernos la justificaban insistiendo en la proximidad de un conflicto general. Al tiempo, ambos bloques fortalecieron sus compromisos y los Estados Mayores fijaron los detalles de su cooperación militar. A comienzos de 1914, la paz pendía de un hilo. En estas circunstancias, todos suponían que la firmeza era el mejor medio para frenar al adversario y que el apoyo total al aliado era la única forma de no perderlo. Alemania temía el incremento del ejército ruso y consideraba vital impedir el hundimiento de Austria-Hungría. Rusia no quería abordar las necesarias reformas sociales antes de fortalecer su ejército y disponer de una red ferroviaria que cubriera todo el Imperio. Tampoco estaba dispuesta a ceder en los Balcanes, como había hecho en 1909, pues otro retroceso liquidaría su influencia sobre los eslavos del sur y daría carpetazo al sueño del acceso al Mediterráneo por el Bósforo y Dardanelos. Francia no estaba dispuesta a hacer más concesiones a Alemania. Pero creía inevitable un nuevo choque con Berlín y fiaba sus esperanzas de victoria en el apoyo ruso. Por eso, Francia potenció su alianza con Rusia y se comprometió directamente en los Balcanes. La agitación de los eslavos del sur, sobre los que ejercía una progresiva influencia Serbia -cada vez más rusófila, ambiciosa e influyente- suponía una amenaza mortal para el Imperio AustroHúngaro, minado también por liberales y socialistas. El 28 de junio de 1914, el estudiante serbio Gabrilo Princip en una calle de Sarajevo, dispara contra el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono del Imperio Austro-Húngaro y lo mata. Las casas reinantes en Rusia, Alemania y Gran Bretaña hubiesen entendido una represalia fulminante y brutal de Viena, pero Austria dejó

enfriar el cadáver de su Archiduque. Lo que sucedió luego fue una cadena de errores y de irresponsabilidades que costó más de veinte millones de vidas y que arruinó Europa, privándola de su preeminencia mundial.


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El conflicto se desencadenó con esta secuencia: Viena presentó un ultimátum a Belgrado el 23 de julio y le concedió cuarenta y ocho horas para responderlo; Serbia lo rechazó en parte el día 25 y Viena declaró la guerra a Serbia el 28. Rusia reaccionó con la movilización general y Alemania exigió que la desconvocara, amenazando con la guerra y ante el rechazo ruso, ordenó su propia movilización general el 1 de agosto... Como si se tratara de piezas de dominó, uno tras otro los países implicados en las alianzas irían introduciéndose en la contienda. Frente a las tendencias belicistas, los contrapesos pacifistas resultarían insuficientes. El recurso a alianzas cada vez más estrechas y a crisis cada vez más duras arruinó los mecanismos de la diplomacia del concierto. Tampoco fueron freno suficiente los intereses económicos de las potencias, ni la actitud de los socialistas, que habían condenado la guerra y sostenido la idea de que los intereses de clase unían a los obreros por encima de las fronteras de los Estados burgueses. Al día siguiente de la declaración de guerra, la mayoría corrió a alistarse. Europa marchaba alegre hacia la guerra. Hubo manifestaciones de júbilo en Moscú, en Viena, en Belgrado, en Londres, pero fue en Alemania y en Francia donde la alegría desbordó todo lo previsible. En 1914 hacía cuarenta y cuatro años que Alemania no entraba en combate.

Dos generaciones de alemanes se habían dedicado a construir un poderoso país y muchos creyeron que era el momento de tener un poco de acción. Guerra europea…. y mundial Lo que no calculó ninguno de los que la desencadenaron es que el mundo entero iba a quedar involucrado en una catástrofe de magnitudes inimaginables. Inmediatamente comenzó a combatirse en el este y en el oeste, en África y en el mar... La que se pensaba fuera una guerra rápida, pasaría a ser un largo y sangriento conflicto que duró cuatro años. El gobierno turco, presidido por Enver Bajá entró en la Primera Guerra Mundial al lado de Alemania (noviembre de 1914) iniciando operaciones contra Rusia y Egipto y logró contener a los aliados en los Estrechos y en Mesopotamia. Todo empeoraría a partir de 1915, cuando Italia declaró la guerra a Austria-Hungría; cuando los anglo-franceses atacaron Turquía en los Dardanelos; cuando canadienses, sudafricanos, neozelandeses, australianos y tropas procedentes de todas las colonias británicas y francesas llegaron a Europa a pelear por sus metrópolis; cuando los árabes se lanzaron contra los turcos; cuando los submarinos alemanes declararon la guerra a todos cuantos traficaran con sus enemigos y, finalmente, en 1917 cuando los norteamericanos declararon la guerra a la Alianza.


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PARÉNTESIS IDEOLÓGICO Y REVOLUCIONARIO El comunismo

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a teoría comunista postula el logro de una sociedad igualitaria y sin clases, donde la riqueza se reparta de forma equitativa entre todos los seres humanos, llegando incluso a la abolición de la propiedad privada. Estas ideas se encuentran presentes en todo tipo de utopías a lo largo de la historia. Ya los filósofos griegos Zenón y Platón lo consideraron. En ―La República‖, Platón describió una sociedad ideal en la que la élite se veía libre de las preocupaciones de la propiedad y de la familia; se dice que también un grupo religioso hebreo, los ―esenios‖, practicaron la comunidad de bienes. Algo semejante hicieron en su vida diaria las comunidades monásticas cristianas o budistas, o grupos religiosos medievales revolucionarios, como los ―fratricelli‖ o los ―taboritas‖, desarrollando desde la teoría o la práctica estas ideas. En la Edad Moderna, entre los teóricos más importantes de esta corriente, destacan Tomás Moro. En su ―Utopía‖, describió por primera vez una sociedad imaginaria en la que no sólo una minoría, sino todos sus miembros compartían colectivamente la propiedad. Francis Bacon y Tommaso Campanella (siglo XVII), discurrieron teóricamente sobre ello, mientras que algunos grupos religiosos (anabaptistas, cuáqueros) la practicaron en comunidades pequeñas y cerradas. Durante la Revolución Francesa, Gracchus Babeuf, con la ―Conspiración de los Iguales‖, planteó la posibilidad de que un grupo revolucionario estableciera por la fuerza una sociedad comunista. El marxismo Fue el siglo XIX el que forjó el comunismo moderno, como respuesta a los desafíos sociales de la Revolución Industrial. Siguiendo la estela de los socialistas utópicos, el alemán Karl Marx desarrolló una obra teórica en la que destacan ―El Capital‖ y el

―Manifiesto comunista‖, ésta última en colaboración con F. Engels, dando origen al concepto moderno de comunismo. Para Marx, el socialismo constituiría un primer paso hacia la sociedad comunista del futuro, a la que la historia necesariamente conducía, en la que el hombre se liberaría de la propiedad privada, de la explotación, de la división del trabajo, de la religión, de la familia y del Estado. La concepción de la evolución histórica de Marx se basaba en la dialéctica de la lucha de clases. Las relaciones sociales determinaban los enfrentamientos entre las clases por la posesión de los medios de producción. El modo de producción capitalista estaba abocado a la destrucción. La apropiación de los beneficios (plusvalías) y la concentración del capital en un grupo cada vez menor de burgueses capitalistas, a costa de la depauperación de las demás clases, conduciría al estallido de una revolución, en la que la mayoría obrera se alzaría con el poder, instaurando una ―dictadura del proletariado‖ como paso previo a la creación de una sociedad sin clases. Marx, sin embargo, no se atrevió a prever los rasgos definidos de esa sociedad ni los mecanismos concretos que llevarían a ella. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial (1914-18), esa revolución todavía no se había producido en los países industrializados, en los que los partidos marxistas se habían integrado en el juego político parlamentario de los estados liberales. La Revolución rusa de 1905 El brote revolucionario de 1905 se inició en San Petersburgo, capital del Imperio Ruso y ciudad altamente industrializada. El Gobierno no había comprendido que la industrialización requería una nueva estructura política. Había nacido una nueva sociedad en la que la burguesía cobraba cada vez más relevancia, aunque carecía aún de conciencia política y no tenía ninguna cuota de poder. La revolución surgió de esta burguesía deseosa de intervenir en las decisiones políticas. En un primer momento, no se planteó la destrucción de la


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estructura política que regía el Imperio; el peso del proletariado, la clase más azotada por la crisis económica, no se hizo patente hasta el otoño de 1905. Pero el detonante de la revolución no fue el descontento político ni la crisis económica, sino el inicio de la impopular guerra ruso-japonesa en 1904. Además de las grandes pérdidas humanas y materiales, la población perdió la confianza en el zar. Los desheredados, respaldados por los liberales, organizaron una marcha de protesta hacia el Palacio de Invierno, brutalmente reprimida por los soldados, que dispararon contra los obreros desarmados. Este suceso rompió definitivamente los lazos entre el zar y el pueblo llano. A partir de entonces se sucedieron las huelgas, con la participación de todos los estamentos sociales, y resurgieron las demandas autonomistas de las nacionalidades. Durante este periodo de agitación nacieron los primeros sindicatos -el de los impresores de San Petersburgo, entre otros-, que pusieron en marcha una intensa campaña de difusión, gracias al reparto masivo de panfletos. En junio tuvo lugar la rebelión de los marineros del acorazado ―Potemkin‖, violentamente reprimida, lo que enfrentó al Gobierno con las Fuerzas Armadas. En la segunda mitad del año comenzaron las revueltas campesinas organizadas, y en otoño el movimiento proletario tomó las universidades; el temor se extendió entre los liberales y el Gobierno acabó clausurándolas. Según Lenin, éste fue el motivo de que la revolución se lanzara a la calle. En noviembre se proclamó la ley marcial, pero los soldados se negaron a reprimir las manifestaciones. El soviet de San Petersburgo, una asamblea obrera que hacía oposición al Gobierno, fue disuelto y sus miembros, encarcelados. Tras muchas vacilaciones, se instituyó una Asamblea Imperial (Duma), que debía estar formada por representantes de todos los estamentos sociales, elegidos por censo. Convocada por primera vez el 27 de abril de 1906, sus atribuciones fueron

mínimas: la discusión de las leyes y el seguimiento del presupuesto. Los liberales se encontraron ante el dilema de aceptar estas concesiones ó asumir las consecuencias derivadas del boicoteo de la ―Duma‖. Fue entonces cuando el campesinado tomó las riendas de la situación y se organizó en asociaciones políticas que exigían la creación de una Asamblea Constituyente y el reparto de tierras. Las ciudades siguieron sus pasos, los sindicatos obreros declararon la huelga y comenzaron a crearse soviets en empresas y barrios. El 17 de octubre, el zar Nicolás II firmó un manifiesto que establecía los derechos fundamentales de los ciudadanos y concedía mayores poderes a la Duma. Pero el desprestigio del régimen zarista abrió la posibilidad de instaurar una república. El soviet de San Petersburgo convocó una nueva huelga general; los obreros de las afueras de Moscú se levantaron en armas. El Gobierno contraatacó arrasando los núcleos de oposición. En julio de 1906, la falta de acuerdo entre el Gobierno y la Duma sobre la reforma agraria acabó con la disolución de la Asamblea y puso fin a la Revolución. Pero los hechos de 1905 constituyeron un adelanto de lo que ocurriría años después.


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La Revolución de 1917 La política paneslavista del zar llevó a Rusia a intervenir en la Primera Guerra Mundial frente a Alemania (1914), mientras la Duma, que seguía funcionando pese a haber sido disuelta en 1906 y 1907, evolucionaba hacia posiciones más liberales. Los sucesivos desastres militares provocaron la indignación popular, y las asambleas locales, en las que eran mayoritarios los partidos burgueses, se federaron en una unión. El 27 de febrero de 1917, la huelga general de San Petersburgo desencadenó la Revolución. Cinco días antes, los obreros en paro se habían unido a una manifestación de mujeres que pedían pan y paz, sin reivindicaciones políticas concretas. Las fuerzas del orden no los molestaron y el Gobierno no dio mayor importancia a la protesta. Al día siguiente, las mujeres se manifestaron por los barrios burgueses y en la tercera jornada fueron los bolcheviques quienes tomaron la iniciativa. El Gobierno amenazó con disolver la Duma. Al cuarto día la represión fue sangrienta. Durante la noche, los soldados, furiosos por haber tenido que disparar sobre civiles desarmados, encarcelaron a sus oficiales y, finalmente, se sumaron al movimiento popular. El Zar abdicó y desató una reacción de alegría en todo el país, instaurándose un gobierno provisional. Esa revolución dio a un grupo marxista, el de los bolcheviques, dirigidos por Lenin, la posibilidad de conseguir el poder en el Imperio ruso. Según Lenin, había que rechazar al gobierno provisional y su decisión de proseguir la guerra. Las ideas de Lenin triunfaron dentro de los soviets. El gobierno provisional culpó a los bolcheviques de las insurrecciones y ordenó su detención, por lo que Lenin se vio forzado a huir. Kerenski, partidario de instaurar una república parlamentaria a través de una Asamblea Constituyente, se puso al frente del gobierno y consiguió librarse del peligro de la izquierda radical (bolcheviques) y de la derecha más reaccionaria (zaristas). Pero la crisis interna continuaba; al problema de la guerra se sumaban las reivindicaciones

independentistas de las nacionalidades no rusas, cercanas al bolchevismo, dado que Lenin había prometido reconocer el derecho a la autodeterminación de los pueblos.

La revolución bolchevique En octubre de 1917 comenzó la segunda etapa de la revolución, conocida como la revolución bolchevique. El 25 de octubre, los bolcheviques tomaron los puntos estratégicos de la capital sin derramamiento de sangre. Kerenski huyó y el resto del gobierno fue encarcelado. La nueva autoridad actuó con rapidez. Sus decretos más importantes fueron la paz inmediata sin anexiones, la propiedad de la tierra para los soviets campesinos, el control de las fábricas por los trabajadores, a través de sus propios órganos de gobierno supervisados por los soviets, y la nacionalización de los bancos. Los bolcheviques, que no se atrevieron a anular las elecciones para la Asamblea Constituyente convocadas por el anterior gobierno, obtuvieron apenas una cuarta parte de los escaños. Ante este resultado, la ―guardia roja‖, brazo armado del


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bolchevismo, procedió a su disolución. En enero de 1918, el Ill Congreso de Soviets se declaró heredero de la Asamblea, y en julio se aprobó una Constitución en la que se acordaba una estructura federal (URSS) que englobaría a todas las etnias, adoptando el partido bolchevique el nombre de comunista. No obstante, no todo el mundo estaba de acuerdo con el nuevo régimen. Los oficiales y soldados afines al zar crearon el denominado ―ejército blanco‖. Algunos Estados separatistas se apoyaron en los alemanes para combatir al gobierno ruso. Incluso hubo partidos de izquierdas que consideraron la paz de Brest-Litovsk, firmada con Alemania, como una vergüenza para Rusia. Todas estas tensiones condujeron a una guerra civil en la que, finalmente, los bolcheviques se alzaron con la victoria. En 1919 se fundó la Internacional Comunista. En la Unión Soviética se puso en práctica el concepto leninista de dictadura del proletariado, que implicaba, durante la fase de transición al comunismo, el reforzamiento del poder del Estado, ejercido por un partido que no admitiría ni oposición externa ni tendencias en su seno.

Socialismo La Primera Internacional, fundada en 1864, trató de coordinar esfuerzos entre los grupos socialistas de distintos países, pero sus disensiones internas la llevaron a un pronto fracaso. Poco después comenzó la fundación de partidos socialistas en distintos países, empezando por Alemania en 1863, y en 1889 estos partidos crearon un órgano de coordinación, la Segunda Internacional. Las ideas de Karl Marx tuvieron en ella una influencia predominante, pero dieron lugar a diferentes interpretaciones, de las cuales la que a medio plazo se impondría en el socialismo sería la llamada revisionista que eliminó los aspectos más radicales del marxismo. El rechazo de los métodos dictatoriales y violentos de la Revolución Rusa, cuyos partidarios se escindieron para fundar partidos comunistas, dio al socialismo una nueva fisonomía en la que la crítica del capitalismo se aunó a la defensa de los derechos individuales y las libertades democráticas. En el período de entreguerras se dieron las primeras experiencias gubernamentales socialistas.


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SÍNTESIS DEL CONFLICTO QUE ACABARÍA CON LAS GUERRAS

E

l primer gran conflicto bélico de alcance internacional, desarrollado entre 1914 y 1918, superó en proporciones a todos los conocidos hasta entonces. La participación de los territorios coloniales y de Estados Unidos le otorgó su carácter mundial Los ejércitos alemanes comienzan su avance a primeros del año 1914, en un conflicto armado que conoce dos grandes momentos: la "guerra de movimientos" y, más tarde, la "guerra de trincheras", (guerra de posiciones), con la única finalidad de destruir por agotamiento al enemigo El conflicto fue total: todos lanzaron sus recursos humanos, económicos y tecnológicos a la lucha, que se libró fundamentalmente en tierra, pero también en el aire, en el mar y bajo el mar... Nada se libró de la guerra; tampoco las poblaciones civiles, acosada

por los bombardeos artilleros y aéreos, por la acción de los submarinos contra el tráfico de mercancías y pasajeros... Ni las minorías, -armenios, kurdos, sirios, griegos- que, al resguardo de la contienda, fueron diezmadas. Se supone que cerca de diez millones de soldados perecieron en el frente y más de doce millones de civiles en la retaguardia.


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Poco a poco, la guerra iba asumiendo carácter de guerra total. Cada potencia había puesto en movimiento a sus fuerzas; la economía fue reconvertida según las necesidades bélicas. Los progresos técnicos en el sector de las armas y de la destrucción fueron excepcionales, y excepcionalmente trágicos. Nació la guerra submarina; la guerra aérea y los gases tóxicos aparecieron por primera vez; la propaganda construyo odiosas imágenes del enemigo para movilizar a la opinión pública. Nuevas armas se emplearon para aniquilarse: gases, bombardeos y ametrallamientos aéreos, blindados, cañones de un alcance y calibre jamás antes empleado, lanzallamas, ametralladoras -reinas de las trincheras y ruina de la caballería-, submarinos, terror de los mares...


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Empieza la guerra Alemania puso en marcha un plan de guerra en dos frentes; lanzó una ofensiva masiva en el frente francés, antes de volver sus fuerzas contra el este. Las divisiones alemanas realizaron una maniobra envolvente, invadiendo Bélgica a pesar de su neutralidad, lo que decidió a Gran Bretaña a declarar la guerra a Alemania. A pesar de los avances iniciales, la debilidad germana permitió a los franceses contraatacar (batalla del Marne, septiembre de 1914). Mientras, en Prusia Oriental, los rusos eran frenados por los alemanes en Tannenberg y los Lagos Mazurianos (agosto-septiembre); no obstante, el ejército austrohúngaro fue empujado hasta los montes Cárpatos. Ambos frentes quedaban estabilizados. Los ataques de los dirigibles alemanes a los centros industriales ingleses se realizaron, también en un principio, por sorpresa, hallándose los atacados sin medio de defensa contra tal acometida; aparte del efecto moral, estos ataques tuvieron.

Además, un gran valor estratégico indirecto, puesto que Inglaterra se vio precisada a reservar, para repeler tales agresiones, gran cantidad de cañones, municiones, proyectores y hombres, que en otra forma hubieran sido utilizados en el frente de batalla. La defensa contra los ataques aéreos se organizó con admirable rapidez y eficacia; las primitivas sorpresas se trocaron en verdaderas batallas de avión contra dirigible, y ya en el verano de 1918, el número de estos últimos, derribados constantemente por el enemigo, no quedaba compensado por los servicios que prestaba como arma de ataque.

¡La negación de la ―maniobra‖! Comenzó una guerra de posiciones, con un frente que en occidente se extendía desde Suiza hasta el mar del Norte. Librada en las trincheras, avances de unos cuantos metros se lograban al precio de muchos miles de vidas.


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En el mar, la flota aliada franco-británica aprovechó su superioridad para establecer un bloqueo sobre las potencias centrales. La entrada de Turquía en la guerra, al lado de Austria y Alemania (octubre de 1914), permitió aliviar un tanto esta presión. En la primavera de 1915, Austria y Alemania realizaron una ofensiva conjunta en el frente oriental. Aunque lograron recuperar Galitzia y tomar gran parte de Polonia (agosto), los rusos resistieron. La incorporación de Italia en la guerra al lado de la Entente permitió establecer un pequeño frente secundario en los Alpes. Mientras, los aliados habían tratado de arrebatar a Turquía el control de los estrechos que unían el Mediterráneo y el mar Negro, pero el desembarco británico en los Dardanelos (Gallípoli) fracasó, y la entrada de Bulgaria en el conflicto permitió a Austria acabar con la resistencia serbia (noviembre de 1915). En el oeste, las ofensivas francesas en Champagne y Artois no lograron expulsar a los alemanes de Francia, aunque aliviaron la presión sobre los rusos. En febrero de aquel año, Alemania lanzó un ataque submarino para romper el bloqueo y destruir las líneas de abastecimiento británicas, pero fue interrumpido en mayo por las protestas estadounidenses, mientras Gran Bretaña se apoderaba de las posesiones alemanas en África del sudoeste. En 1916, Alemania decidió romper el frente occidental (ofensiva sobre Verdún, febrero-junio). Después de 300 días de encarnizados combates, se restablecieron las posiciones anteriores; el contraataque aliado en el Somme (julio-octubre) tampoco logró avances significativos. En el este, los rusos habían apoyado el esfuerzo aliado en Francia mediante una ofensiva en Galitzia y Bucovina (junio-agosto), sus últimas victorias. La entrada de Rumania en la guerra (agosto) volvía a amenazar con el bloqueo a las potencias centrales, pero fue rápidamente conquistada por los alemanes. Desde Salónica, los aliados apoyaron un nuevo ataque serbio en Macedonia, y en Oriente Medio el británico T. E. Lawrence arrastró a los árabes a la

lucha contra los turcos, que amenazaban Egipto y el canal de Suez. La batalla naval de Jutlandia (31 de mayo) fue la última acción de la flota de superficie alemana; en adelante se recurrió al uso masivo de submarinos. En 1917, el fracaso de la ofensiva aliada en Francia (abril) provocó un cambio en eI gobierno (Clemenceau) y en el Estado Mayor francés (Foch). Tanto Francia como Gran Bretaña y Alemania supeditaron todas sus energías políticas, económicas y sociales al esfuerzo bélico. En el este, la caída del régimen zarista (marzo) y la revolución bolchevique marcaron el derrumbe del frente ruso. La paz de Brest-Litovsk (15 de diciembre) dejó las manos libres a Alemania para concentrar sus esfuerzos en Francia, tras la derrota infligida a Italia en Caporetto (24 de octubre). Turquía, sin embargo, perdió Bagdad y Jerusalén ante los británicos.


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Por otro lado, Alemania recurrió a la guerra submarina indiscriminada, para romper el bloqueo y acabar con la flota mercante aliada. Aunque causó enormes pérdidas, no logró interrumpir el abastecimiento, y sí provocar la entrada en la guerra de Estados Unidos (2 de abril). En estas circunstancias, el Estado Mayor alemán decidió realizar un último esfuerzo para lograr la victoria antes de que se organizasen los refuerzos norteamericanos; concentrados todos sus efectivos en Francia, la ofensiva, iniciada el 21 de marzo de 1918, consiguió romper el frente del Somme, separó a las fuerzas británicas de las francesas, amenazó Amiens y logró bombardear París. Pero las fuerzas germanas habían llegado al límite. Foch, convertido en jefe supremo del ejército aliado, logró contener al avance enemigo, y el 18 de julio inició una contraofensiva, aprovechando el refuerzo de las 16 divisiones norteamericanas.


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En agosto comenzó a derrumbarse el frente alemán, y, el 4 de noviembre, el general Hindenburg ordenó el repliegue hacia el Rhin, solicitando un armisticio. A partir de entonces, las potencias centrales fueron derrotadas en los demás frentes. En los Balcanes, una fuerza multinacional logró tomar Macedonia, vencer a Bulgaria (29 de septiembre), recuperar Serbia (1 de noviembre) y entrar en Rumania. La victoria italiana de Vittorio Veneto (27 de octubre) contribuyó al hundimiento de AustriaHungría. El emperador Carlos I abdicó, mientras húngaros y checos proclamaban su independencia, y el 3 de noviembre se firmó el armisticio. Antes, en septiembre de 1918, los británicos rompieron el frente de Palestina, y la rendición de Bulgaria determinó la de los otomanos.

El sultán Mehmet VI se convirtió en un prisionero en Estambul, mientras el tratado de Sévres (1920) repartía el imperio entre los vencedores. Pero en Anatolia surgió una reacción nacionalista acaudillada por Mustafá Kemal (Ataturk) que logró expulsar a los ejércitos extranjeros y asegurar el control sobre los territorios de población turca de Asia Menor. Ataturk fue el fundador de la Turquía moderna, convertida en república tras la deposición de último sultán. En Oriente Medio, los británicos tomaron Palestina y Siria, y los turcos firmaron el armisticio de Mudros (30 de octubre). En Alemania, la presión aliada y las insurrecciones obreras forzaron la abdicación del káiser, que huyó a los Países Bajos y un gobierno provisional socialista firmó el armisticio (11 de noviembre).


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Exigencias conflictivas La delegación francesa, dirigida por el primer ministro Georges Clemenceau, estaba obsesionada con la amenaza que a largo plazo representaba para Francia una Alemania más poblada y más industrializada que ella, por lo que exigía un tratado duro que impidiera cualquier agresión posterior de ella. Los objetivos franceses entraban en conflicto con los del Presidente estadounidense Woodrow Wilson, que en sus Catorce Puntos (aceptados con reservas por Gran Bretaña y Francia el 4 de noviembre de 1918), abogaban por un acuerdo de

paz basado en la autodeterminación y la creación de una Sociedad de Naciones. Las principales exigencias británicas habían quedado ya satisfechas con la rendición de la flota alemana y la ocupación británica de la mayoría de las colonias alemanas y de gran parte del Oriente Medio turco. Pese a la presión de Wilson para que estas zonas fueran administradas por la Sociedad de Naciones, quedaron en poder del Imperio Británico bajo un complejo sistema de "Mandatos" de la Sociedad. Así, el primer ministro británico, David Lloyd George, estaba en una posición que le permitía mediar entre franceses y americanos.


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Italia pedía las zonas que le habían prometido en el pacto de Londres de 1915: el Tirol, Trieste y una amplia zona de la costa de Dalmacia (de población eslava), que incluía Fiume. Los italianos no consiguieron convencer a Wilson sobre Fiume, que fue asignado a Yugoslavia, obteniendo sólo Trieste y el Tirol. Una serie de compromisos La victoria republicana en las elecciones al Congreso americano en noviembre socavó el prestigio de Wilson, que se vio obligado a ceder en algunos de los Catorce Puntos para lograr la adhesión de los otros dirigentes a su estatuto de la Sociedad de Naciones. Sin embargo, ni él ni Lloyd George aceptaron la demanda francesa de establecer un Estado tapón bajo control militar francés en Renania: esto habría sido una clara violación del principio de autodeterminación nacional y, según Lloyd George, habría alimentado un duradero resentimiento alemán. El 14 de abril, los franceses aceptaron un compromiso: los Aliados ocuparían durante 15 años una Renania desmilitarizada, que incluía las cabezas de puente del Rin, con una garantía angloamericana de proteger a Francia en caso de agresión alemana. Además, los franceses fueron autorizados a explotar los valiosos campos carboníferos del Saar alemán. Pese a la fuerte oposición de Wilson, los franceses exigieron también cuantiosas reparaciones de guerra a Alemania, no sólo para compensar la enorme destrucción que habían sufrido durante la guerra sino también como un medio para debilitar la economía alemana. A finales de marzo, Lloyd George se sentía preocupado por la creciente severidad de las exigencias aliadas a Alemania, que podían llegar a impedir la recuperación económica del país y llevar a la creación de una Alemania bolchevique. Por fin se alcanzó un compromiso: dejar que la suma adeudada por Alemania fuese determinada por una comisión de reparaciones en 1921. Mientras,

Alemania fue obligada a aceptar la responsabilidad de haber causado la guerra. Los Aliados impusieron importantes medidas de desarme al Ejército, a la Armada y a la Aviación alemanas. Los tres líderes no consiguieron ponerse de acuerdo sobre el establecimiento de las fronteras orientales alemanas. Francia apoyaba importantes ampliaciones territoriales de los nuevos Estados del este europeo, especialmente de Polonia, a costa de Alemania. Tras un largo forcejeo, Lloyd George consiguió reducir las adquisiciones de Polonia, al insistir en un puerto libre en Danzig bajo control de la Sociedad de Naciones, en la reducción del corredor polaco y en un plebiscito en la Alta Silesia. Checoslovaquia retuvo los Sudetes alemanes. Se despojó a Austria de su anterior Imperio y se le prohibió unirse con Alemania. En 1920, Hungría perdía todos sus territorios no magiares, que pasaban a sus vecinos, y se impuso a Turquía una severa paz. Alemania se decidió a presentar una verdadera contrapropuesta por medio de un largo memorando de un centenar de páginas impresas, dirigido el 29 de mayo de 1919 a los vencedores. El documento comenzaba con una refutación general del proyecto de Tratado, basada en el Derecho Internacional Público y expresamente aprobado por su Gobierno. El tratado de Versalles no respetaba los principios aceptados en el armisticio, ya que el derecho a la libre disposición de los pueblos era violado en detrimento de Alemania y la vida económica y las finanzas públicas alemanas serían destruidas. El documento preguntaba: ¿Cómo construir un nuevo orden internacional sobre bases tan injustas? Y se contestaba; ―Sólo las naciones que se benefician de la libertad y de la independencia, fundadas en la ley, pueden darse las unas a las otras la garantía de relaciones justas y honorables‖. Seguía el análisis de numerosas cláusulas particulares del Tratado, del que Alemania pedía la revisión. Únicamente el principio del desarme no era discutido. Pero la principal queja alemana fue que el principio de autodeterminación no se aplicó a la


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distribución de los países germanófobos del anterior Imperio Austríaco, lo cual daría a los nacionalistas alemanes y al partido nazi de Hitler un valioso argumento contra la República de Weimar en la década de 1920. El Senado de Estados Unidos rechazó el Tratado y el Estatuto de la Sociedad de Naciones, y los Estados Unidos se retrajeron en su aislamiento. Francia perdió así la garantía angloamericana e insistió en reclamar el cumplimiento del Tratado por parte alemana, especialmente en lo referente a las cláusulas de reparaciones. Esta actitud intransigente la llevó a considerables fricciones políticas con Gran Bretaña. El 16 de junio, los Aliados notificaron su respuesta: el Tratado permanecía en sustancia, intacto, y no existía contradicción según los vencedores entre el Tratado y los principios expuestos en el acuerdo de armisticio. Sólo hubo una concesión importante: Alemania conservaría la Alta Silesia hasta la consulta popular, que quedaba autorizada. Se concedió un plazo de cinco días al gobierno alemán para que diese a conocer si firmaría o no el Tratado. Si confirmase su rechazo, las hostilidades volverían a empezar, teniendo por objetivo Berlín. El 23 de junio, el Parlamento alemán aprueba a mano alzada un Tratado que según su ministro de Asunto Exteriores, ―representa una injusticia sin igual‖. La ceremonia de la firma tendría lugar el 28 de junio en la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles. Otros Tratados fijaron las condiciones de paz con Austria, Bulgaria, Hungría y Turquía, respectivamente. Conocidos globalmente como la paz de Versalles, establecían la creación de la Sociedad de Naciones, organismo internacional encargado de dirimir los futuros conflictos sin tener que recurrir a la guerra y de supervisar la administración de los antiguos territorios coloniales de Alemania y Turquía, que fueron entregados a otras potencias, sobre todo Gran Bretaña y Francia, como Mandatos. Se establecían nuevas fronteras en

Europa -a costa sobre todo de Alemania y Rusia y de la desmembración del Imperio austro-húngaro-, y aparecían nuevos Estados (Hungría, Yugoslavia, Checoslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, Polonia), donde permanecieron importantes minorías, cuyas reclamaciones territoriales caracterizarían el periodo de entreguerras. Turquía Tras la capitulación de 1918, Turquía, aliada de los Imperios Centrales había sufrido la ley de los vencedores: se le habían amputado sus provincias árabes, Estambul fue ocupada por los Aliados, Cilicia, por las tropas francesas y Esmirna por los griegos. Una vez más se había salvado por las rivalidades de Francia, Gran Bretaña y Rusia, ahora soviética, pero sobre todo por la energía de Kemal ―Atartuk‖ que organizó la sublevación nacional de 1919 en Anatolia, combatió victoriosamente a los griegos en 1921 y en 1922, y obtuvo por el Tratado de Lausana, la consagración de la existencia de una Turquía ciertamente disminuida, pero salvada de un desmembramiento demasiado grave. Convertido en el hombre providencial al que se entrega completamente el pueblo turco, Mustafá Kemal desenraizará lo que quedaba del Imperio otomano para alumbrar una nación moderna. Sobre las ruinas del sultanato, construirá un nuevo Estado y pese a la atracción y la profunda influencia del Islam, se esforzará por modelar un pueblo nuevo. Gracias a su impulso, el pueblo turco que había estado tanto tiempo bajo la tutela de Europa y que estuvo tan cerca de hundirse en la tormenta de la Primera Guerra Mundial, recuperó en 1939 una sólida posición. Japón Pese a la oposición de Wilson y de los chinos, Japón obtuvo las antiguas concesiones alemanas en Shantung (China) que le habían prometido en 1917. Pero la Primera Guerra Mundial provocó cambios


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aún mayores en la vida social y económica del país. Japón se incorporaría al conflicto como aliado de Inglaterra, aunque limitando su participación a la ocupación de las posesiones alemanas en China y el Pacífico Sur. El país inició desde su victoria sobre Rusia, al empezar el siglo, una política imperialista. Se había anexionado a Corea en 1911, estableciendo un reparto con Rusia del Noroeste chino. Como en el desarrollo económico europeo, pronto derivó hacia la producción de materiales bélicos; Japón aprovechó la coyuntura para abrir nuevos mercados en occidente y sobre todo en Asia. La victoria de Japón sobre China comenzaba a rendir sus frutos: Shangai se llenó de fábricas textiles establecidas con capitales japonesas. Los astilleros y puertos también crecían en tamaño y número; si las flotas imperiales que derrotaran a chinos y rusos habían sido compradas en el extranjero, ahora Japón se alzaba como una prospera potencia naviera. Consecuencias. Aquel mortífero esfuerzo arruinó Europa. Dos viejos Imperios, el Austrohúngaro y el Otomano, se desintegraron y sus fragmentos se convirtieron en repúblicas, dando lugar a nuevas naciones: además de las que nacían en Europa se fundaron las de Iraq, Siria, Cisjordania... Y el Imperio ruso pasó a ser el soviético, tras la revolución bolchevique de 1917. Italia se transformó pronto en una dictadura fascista y Alemania, en república, primero, y en el Imperio nazi de Hitler quince años después.

Francia y Bélgica, arrasadas, comenzaron a fortificarse para la guerra siguiente; Gran Bretaña dejó de arbitrar la política mundial y empezaron a emancipársele sus territorios más britanizados: Canadá, Nueva Zelanda, Australia y Sudáfrica... Y en las restantes colonias de Gran Bretaña, Francia, Bélgica u Holanda, cuyos habitantes habían combatido en Europa junto con los soldados metropolitanos, surgió el nacionalismo y la aspiración de independencia. Y no sólo cambiaron las armas, la mentalidad y las fronteras, también la química, la medicina, la mecánica, las relaciones laborales, políticas y la moda...; tras la guerra, surgió un mundo nuevo, más reivindicativo, tanto en lo social como en lo político. La destrucción ocasionada por la guerra tuvo un profundo impacto económico, psicológico y social. Aunque hasta la Segunda Guerra Mundial no se perfilarían claramente las nuevas potencias -Estados Unidos y la URSS-, la contienda supuso el fin de la supremacía europea en el mundo. Asimismo, destruyó la confianza en el progreso humano que había caracterizado a la ―belle époque‖, (los años entre 1870 y 1914). Las pérdidas humanas provocaron motines e insurrecciones obreras que, en el caso ruso, condujeron al estallido de la revolución. Países como Francia, Alemania y AustriaHungría perdieron una parte considerable de su población activa masculina, lo que, unido a la movilización general, hizo que las mujeres se incorporasen al mundo laboral. El endeudamiento de las naciones europeas convirtió a Estados Unidos en el principal acreedor y en la primera potencia económica. Las duras condiciones impuestas a los vencidos en la paz de Versalles despertaron en ellos un sentimiento de humillación y revanchismo, que, combinado con los conflictos derivados del nuevo trazado de fronteras y con los efectos de la crisis económica de 1929, aumentaron la tensión internacional durante los años treinta, ante la impotencia de la Sociedad de Naciones.


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ยกDESOLACIร N!


CAPÍTULO IV. (Primera Guerra Mundial)

GUERRA NAVAL Análisis previo.

L

a aparición de Alemania como gran potencia naval implicó una completa ruptura con su tradición nacional. Navíos sueltos o escuadras alemanas habían desplegado el pabellón imperial y protegido el comercio desde la fundación del Reich: en Haití en 1872, para exigir la compensación de los daños infligidos a los comerciantes alemanes; en los mares de China en 1876, en una alianza conjunta con las demás potencias europeas para suprimir la piratería; en Angra en 1883, en Zanzíbar en 1885 y en Venezuela en 1902. Pero estas actividades eran de importancia secundaria. Desde su creación en 1867, la Marina alemana dependía del Ministerio de la Guerra. Fue un hecho significativo el que el emperador Guillermo II inaugurara la nueva era con la creación de un Almirantazgo independiente. El instrumento para conseguir entrar en la competencia naval con Gran Bretaña sería un brillante almirante llamado Alfred von Tirpitz, que creía con igual intensidad que Guillermo en el derecho de Alemania al tridente, la lanza de tres puntas que, como símbolo tradicional del poder marino, llevaba tiempo aferrada en la mano derecha británica. Juntos montarían la primera amenaza seria a la supremacía naval británica en un siglo. A principios de 1890 Tirpitz comenzó a escribir memorandos para la Armada prusiana sobre la importancia del poderío naval. Se guió -al igual que la mayoría de los pensadores navales de su épocapor un libro llamado ―The Influence of Sea Power

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upon History‖, de Alfred Thayer Mahan, oficial naval e historiador estadounidense. Mahan atribuyó la subida del Imperio británico al dominio del mar que tenía esa isla-nación. En la mente lúcida de Tirpitz se presentó lo inverso de la tesis de Mahan: sin el poderío naval, no podría existir poder político para Alemania en el mundo moderno. Al convertirse en una nación industrial, se había vuelto dependiente del caucho, del petróleo y del algodón, importados de lejos, apuntó Tirpitz. ―Si pretendemos salir al mundo y reforzarnos comercialmente por medio del mar‖, escribió entonces, ―si no nos proporcionamos de manera simultánea una cierta medida de poder naval, estaremos erigiendo una estructura por completo hueca‖. Expuesto de forma directa, eso significaba que Alemania debía construir una Armada para protegerse contra los depredadores imperiales. Para el Kaiser, con su veta de megalomanía, esa teoría la hizo suya, en forma natural. Antes de que pasara mucho había arrancado a su autor de su puesto de avanzada en el Lejano Oriente y lo instaló en Berlín en el nuevo cargo de Secretario de Estado del Ministerio de la Armada imperial, y le encomendó la construcción de una Armada para desafiar a los británicos, misión que Tirpitz cumplió en forma rápida y eficiente. Guillermo II devoraba al americano Mahan, y había puesto traducciones suyas a bordo de todos los navíos de la armada alemana. Una flota fuerte significaba la construcción de barcos de guerra, y éstos, en cantidad suficiente para impresionar a los ingleses. Fue para resolver este último punto para lo que Tirpitz ideó su famosa teoría del ―riesgo‖. La escuadra alemana debería ser al menos lo


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suficientemente fuerte como para poder, si entraba en lucha con la británica, infligirle tal daño que la Royal Navy inglesa no pudiera hacer ya frente a sus rivales francesa y rusa. El riesgo implicado en llegar a acciones decisivas con la Marina alemana disuadiría a los ingleses de atacarla con la eficacia que su tamaño pudiera justificar. Este era un medio barato de pujar por el poderío naval, y las medidas de Tirpitz, jefe del Estado Mayo Naval, al convertirse en ministro de Marina en 1897 fueron relativamente modestas: la construcción de siete nuevos barcos de combate explicables en gran parte como sustitutos de las unidades anticuadas- que elevaron a diecinueve la

totalidad de los grandes navíos de guerra alemanes. Pero Tirpiz fue superado por el entusiasmo por lo naval de su Emperador; Gran Bretaña no aparecía ya como una potencia naval de fuerza tal que no pudiera ser tratada más que sobre la base de riesgos y equilibrios. La Guerra de los Boers reveló no sólo lo inadecuado de su preparación militar, sino su aislamiento diplomático; las necesidades coloniales británicas eran tan grandes que la Marina alemana superaba a las fuerzas dejadas por la Royal Navy inglesa en sus aguas nacionales. La apertura del canal de Kiel en 1896 había aumentado considerablemente la fuerza potencial alemana en el Mar del Norte.


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El canal tuvo el efecto de duplicar el poderío naval germano. La flota, que antes debía estar dividida entre el Báltico y el Mar del Norte, entonces pudo ser reunida en su totalidad en uno u otro mar con escaso margen de tiempo. Aunque Alemania podía alardear de un ejército magnífico, apenas poseía una Armada mediocre. Con unos ―miserables‖ 68 navíos, en comparación con los 330 de Gran Bretaña, sólo figuraba en cuarto lugar entre las potencias navales del mundo, por detrás de Francia (con 95 buques de guerra) y Rusia (con 86). Pero el Kaiser estaba dispuesto a rectificar esa pobre posición. El siglo XX se inauguró así con la decisión alemana de construir una formidable flota de combate, y los ingleses no tardaron mucho tiempo en llegar a la conclusión de que ésta estaría dirigida principalmente contra ellos. El comercio mundial se triplicó entre 1880 y 1913, y Alemania fue una de las principales beneficiarias. Las exportaciones británicas durante ese periodo, al tiempo que mantenían un absoluto liderazgo, descendieron proporcionalmente de casi el 40 por ciento del total mundial a un aproximado 27 por ciento. Pero las exportaciones de Alemania durante ese mismo intervalo subieron un espectacular 240 por ciento, y su participación del total mundial

Aumentó de un 17 a un 22 por ciento. Otro factor crucial para la reflexión de Guillermo fue el extraordinario crecimiento de la industria más importante de Alemania, la del acero. Inicio. En el mar del Norte transcurrían sin incidente los primeros días de la guerra, limitándose los beligerantes a observarse mutuamente. En tanto, se producía en el Mediterráneo un hecho que había de tener gran influencia en los acontecimientos ulteriores de la guerra; este hecho fue la evasión del crucero de batalla alemán ―Goeben‖ y el crucero ligero ―Breslau‖ del puerto de Mesina, en Sicilia. Pero la sorpresa que esta acción produjo fue con todo muy inferior a la producida por la noticia confirmada de la entrada de los dos citados barcos en Constantinopla, hecho que, sin género de dudas, influyó grandemente en la intervención de Turquía en la guerra del lado de Alemania. Inglaterra, a la que estaba confiada la vigilancia de los dos citados cruceros, ignoraba su destino al evadirse de Mesina, y, pensando que intentaran refugiarse en el puerto de Pola, en el mar Adriático (actual Croacia) trató de darles caza, pero fracasó tal intento por realizarlo con medios inadecuados.


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La entrada de los dos cruceros en Constantinopla fue una tremenda sorpresa para Inglaterra y para el mundo entero. En efecto; imagínese la audacia y magnitud de esa empresa estando minado el estrecho de los Dardanelos, prohibida la navegación y estrechamente vigilada la entrada; todo esto tuvieron que vencer los dos barcos para entrar en Constantinopla; posteriormente fueron transferidos a Turquía. Bloqueo naval. El control de los mares pronto se convirtió en un elemento decisivo para la resolución de la guerra. Los recursos y las provisiones llegaban hasta los ejércitos involucrados en los dos frentes, sobre todo desde las colonias; impedir la llegada de estas embarcaciones a su destino suponía mucho más que ganar una importante batalla en el campo. Inglaterra pronto impuso un bloqueo naval que poco a poco estrangulaba a Alemania. La flota inglesa, de gran tradición y prestigio, bloqueó el acceso al Mar del Norte y en consecuencia, también el abastecimiento de las tropas desplegadas en Centroeuropa. El bloqueo tradicional era ―lineal‖, delante de las costas enemigas; podía aplicarse a un país insular, o provisto de un gran perímetro de costas. Pero el bloqueo de un país continental, separado del océano por naciones neutrales que son limítrofes, planteaba problemas diferentes. ¿Cómo establecer un bloqueo completo y eficaz contra un enemigo continental? Con un bloqueo lineal, los puertos neutrales, como Rotterdam, podrían recibir mercancías en tránsito destinadas a Alemania. La respuesta del Almirantazgo británico será doble: ampliar la lista de materias primas consideradas como contrabando de guerra y apresar a los navíos neutrales en alta mar para verificar su cargamento. La dirección de la guerra en el mar adquirió especial relevancia a la luz de los intentos recientes por civilizarla y por proteger los derechos de los países neutrales, por medio de los Convenios de La Haya de 1907 y de la Declaración (no ratificada)

que siguió a la Conferencia de Londres en 1909. En definitiva, las principales cuestiones eran definir de modo riguroso el carácter del bloqueo (debía ser efectivo para ser legal) y permitir a los países neutrales comerciar con los beligerantes con todo tipo de mercancías, salvo los materiales de guerra. Desde el principio, la Royal Navy mantuvo que haría cualquier cosa, en última instancia, para garantizar la soberanía nacional. En su intento de que el bloqueo de Alemania fuera lo más completo posible, Gran Bretaña presionó mucho a los países neutrales, pidiéndoles, por ejemplo, que siguieran rutas prescritas para evitar las zonas de minas y que se sometieran de forma voluntaria a la búsqueda del contrabando, que era una práctica generalizada. De hecho, se impidió a los países neutrales no sólo que comerciaran con Alemania de forma legal y lícita, sino también entre ellos mismos. De ahí el resentido sarcasmo alemán de que Britania no sólo gobernaba los mares, sino que también dejaba en suspenso las normas. El principal factor atenuante de la implacable política naval británica era que, normalmente, no implicaba una amenaza para la vida de los neutrales. Alemania, sobre la que ya recaía la mala reputación de haber violado la neutralidad belga, sólo pudo contrarrestar el cada vez más firme cerco británico sobre la navegación mercante, intensificando la guerra submarina, que tuvo inevitablemente un coste de vidas inocentes. La táctica de ―bloqueo a distancia‖ adoptada por la marina inglesa, y la reclusión de las grandes unidades en los puertos del Norte, hizo que los directores alemanes se ingeniaran en ensayar medios para que la flota inglesa se lanzara al mar, y a tal fin realizaron diversas expediciones de ataque por sorpresa a la costa enemiga. En las ocasiones en que los ingleses tuvieron noticia previa de la preparación de tales ataques, salieron con fuerzas considerables a repeler la agresión de las unidades ligeras alemanas; por este medio hubiera quizá podido la flota alemana presentar batalla a la inglesa en condiciones más favorables.


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Durante las noches oscuras de luna nueva se realizaron también con frecuencia, por parte de los alemanes, audaces golpes de mano. Utilizaban para ello buques ligeros de mucho andar, principalmente escuadrillas de torpederos, y en repetidas ocasiones lograron señalados éxitos contra barcos de vigilancia, convoyes escoltados por barcos enemigos, y contra las fuerzas de protección de la navegación en el Canal de la Mancha. El “código”. El crucero ligero alemán, ―Magdeburgo‖, encalló, y fue destrozado por los aliados rusos de Gran Bretaña. En el cadáver de un oficial de señales los rusos encontraron los códigos secretos y las cuadrículas de posición de la Armada alemana, tanto para el golfo de Helgoland como para el Mar del Norte. Manchados por el agua salada, pero aún legibles, esos inapreciables cuadernos fueron enviados a Gran Bretaña.

Los alemanes, ajenos a que sus más íntimos secretos navales habían caído en manos enemigas, se hallaban muy afligidos por la descuidada pérdida del ―Magdeburgo‖. En la primera acción naval importante de la guerra, el 28 de agosto, una fuerza de ataque británica derrotó a una escuadra alemana en el golfo de Helgoland. A las 7:00 de la brumosa mañana, la patrulla regular de más o menos media docena de destructores germanos que salió del golfo de Helgoland en busca de submarinos británicos, oyó el estruendo de cañones y de pronto se encontró entre una tormenta de fuego de proyectiles procedentes de una escuadra de barcos enemigos. Los británicos habían partido a toda velocidad durante la noche con ocho cruceros ligeros (la mitad de ellos nuevos, y todos menos uno, con cañones de 150 mm.), 31 destructores y ocho submarinos. Su doble objetivo era el de emboscar a la metódica patrulla alemana -y a cualquier cosa que


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saliera en su ayuda- y el de distraer la atención de los alemanes de un desembarco de tropas aliadas en Ostend, Bélgica. Detrás de los barcos atacantes, por si algo iba mal, estaban preparados los cañones de 305 y 340 mm. de cinco cruceros de batalla al mando del almirante, David Beatty. Empezó a funcionarles a los británicos el conocimiento de los movimientos de los alemanes. Coronel y Falkland. El Primer Lord del Almirantazgo, el almirante Fisher llevaba sólo cuatro días en el cargo cuando recibió noticias de una derrota para la Armada más grande y potente del mundo. La calamidad había tenido lugar en el sudeste del Pacífico, en las afueras de la costa de Chile, a unos 13.000 km. de distancia.

El almirante alemán Maximilian von Spee, comandante de la germana Escuadra de China, había pasado los meses desde que comenzaran las hostilidades trasladando sus mejores barcos al este, para hacer incursiones a lo largo de la costa occidental de Sudamérica y, posiblemente, rodear el cabo de Hornos para hostigar las bases y los barcos británicos en el Atlántico Sur. A finales de octubre, en las islas de Juan Fernández, a 745 km. de las costas chilenas, se encontraban reunidos dos acorazados y tres cruceros ligeros, al mando del almirante alemán. Actuaba por sus propios medios, careciendo de algún puerto

seguro donde refugiarse, en caso de necesidad y había comentado ―He de surcar los mares provocando tantos daños como pueda, hasta que se me acaben las municiones o un enemigo con poder superior tenga éxito en alcanzarme‖. En las islas Malvinas, puerto de abastecimiento de carbón en la red mundial de la Armada Real inglesa, se encontraban un crucero pesado, dos cruceros ligeros y un mercante armado con un cañón de 120 mm. Se les iba unir un viejo crucero que apenas alcanzaba ya los 12 nudos, pero la escuadrilla no le esperó y conociendo de la ruta de navegación de los barcos alemanes, fueron a su encuentro y los consiguieron el 1º de noviembre en las aguas del puerto de Coronel, en la costa chilena, a 2.600 km. del Cabo de Hornos, bajo fuertes vientos y mar embravecido. El resultado fue lo esperado: hundidos el crucero pesado y uno ligero ingleses; el otro y el mercante huyeron hacia la oscuridad de la noche. Los ingleses, por su parte, prepararon una sorpresa estratégica, con ella recuperaron el dominio del Sur del Atlántico y del Pacífico que había quedado en entredicho por la victoria naval del conde Spee, frente a Coronel; victoria que dejaba abierto el paso de Cabo de Hornos hacia la costa oriental sudamericana a la escuadra alemana de cruceros que operaba por aquellas aguas; dichas fuerzas alemanas podían enfrentarse con probabilidad de éxito con cuantos barcos de guerra enemigos operaban por entonces en aquellos parajes. Comprendiendo los enormes perjuicios que esta situación podía y comenzaba ya a originar al comercio aliado, el Almirantazgo inglés decidió, a proposición del Primer Lord del Almirantazgo, Lord Fisher, organizar una Escuadra que fuera superior a la alemana citada, a base de los cruceros de combate ―Invencible‖ e ―Inflexible‖; esta escuadra se concentró en secreto en las Islas Falkland. Ya al día siguiente de la derrota sufrida frente a Coronel, se recibió la orden secreta de separar como disponibles los dos mencionados cruceros de combate. Una semana después, realizada una ligera


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carena, emprendían ambos barcos el viaje de más de 13.000 km. El 7 de diciembre estaba la escuadra inglesa en las islas Falkland con los dos cruceros de batalla, seis cruceros ligeros y un mercante armado, más el viejo crucero que ya se encontraba allí, sin que los alemanes tuvieran noticia alguna de tales preparativos. Al amanecer de la mañana siguiente a su llegada, la Escuadra de Spee arriba a las aguas de la isla principal, buscando destruir el puesto de abastecimiento de carbón y cualquier barco que se encontrara aprovisionándose, para luego emprender el largo y riesgoso viaje a Alemania. Al aparecer en la desembocadura del puerto los dos cruceros de batalla ingleses, con velocidad superior a la de los cruceros pesados alemanes, Spee ordena retirada.

Al ser alcanzados, el almirante alemán ordena a los tres cruceros ligeros que intenten escapar mientras él, con los dos cruceros pesados se enfrentaba a los británicos. A las tres horas de iniciado el combate, el ―Scharhorst‖ se hundió, sin haber dado respuesta a la petición de rendición. Por tres horas más, mientras los cruceros ligeros alemanes intentaban alcanzar la costa sudamericana, el ―Gneisenau‖ continúa la lucha, negándose también a rendirse; ya sin municiones y sin presión en sus calderas, su capitán dio orden de abandonarlo, mientras se iba a pique. El sacrificio de los dos cruceros pesados fue en vano. De los ligeros, dos de ellos fueron alcanzados y hundidos, sólo uno escapó, para que perseguido durante meses, finalmente fuera hundido por un

crucero británico en la isla de Juan Fernández, donde Spee había iniciado su operación austral. La moraleja táctica de las dos batallas fue obvia. En Coronel, los envejecidos y obsoletos barcos británicos no habían sido rival para los más nuevos alemanes, y en las Malvinas, los alemanes no habían sido rival para los cruceros de combate. En alta mar, el cañón grande y rápido reinaba supremo... tal como Jacky Fisher siempre había sabido que así sucedería. En términos de estrategia naval, la batalla de las Malvinas marcó el fin del combate en los mares lejanos. Los últimos de los dispersos buques germanos habían sido derrotados; a la mayoría de los barcos británicos se les llamó a casa, y la guerra de los grandes buques entonces se concentró por completo en el Mar del Norte.


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“Dogger Bank” A principios de diciembre hubo un movimiento hacia las márgenes de Dogger Bank, en el centro del mar del Norte, de cinco cruceros de combate alemanes y un restaurado crucero blindado, más una fuerza de cobertura de cruceros ligeros y destructores al mando del Almirante aleman Hipper, con la idea de inducir la salida de la Flota Británica y que cayera en una emboscada cuando apareciera la flota de Alta Mar Alemana. Más al encontrarse en poder de los ingleses y haber descifrado el cuaderno de códigos y cuadrícula de posición alemanes, la ventaja era de ellos, pero sin embargo, algo había fallado en la trascripción; los datos no estuvieron completos y parte de la Gran Flota Británica se encontró sin saberlo con la Alemana, en inferioridad de tres a uno; el almirante alemán al mando de la Flota de Alta Mar, temeroso de verse separado, huyó hacia sus costas, abandonando a la Escuadra de Hipper, que finalmente pudo escapar. Un mes después, Hipper salió de nuevo hacia Dogger Bank con cuatro cruceros de batalla, cuatro cruceros ligeros y diecinueve destructores. Los británicos, al tanto de ese movimiento, salieron con cinco cruceros de batalla y cuatro cruceros ligeros, más una segunda fuerza de apoyo de tres cruceros ligeros y 35 destructores. Al amanecer las dos escuadras se encontraron y el combate no fue significativo para ningún bando. Dardanelos. Un estrecho de unos 60 kms de largo con un anchura entre 1.5 y 6.5 kms, conectando el mar Egeo con el mar de Mármara. El estrecho separa la península de Gallípoli, en la Turquía Europea, de la Turquía Asiática y en unión con el Estrecho del Bósforo –donde se ubica Constantinopla y que une el mar de Mármara con el mar Negro-, es la única ruta naval al Mediterráneo. Los aliados habían argumentado que una fuerza naval, no sólo podría bombardear y destruir las fuerzas turcas en la

Península de Gallípoli, sino posiblemente ocupar Constantinopla. Turquía cerró el Estrecho de los Dardanelos mediante un dispositivo de artillería basada en tierra, emplazamientos de lanzatorpedos costeros y campos minados. El paso de los Dardanelos, tiene profundidad suficiente para que pase cualquier buque de guerra. Con apenas 100 cañones, la mayoría anticuados, 72 de los cuales estaban emplazados en nueve fuertes protegiendo la parte más angosta del Estrecho, y 324 minas dispuestas en nueve hileras, los turcos, ayudados por los alemanes, fueron capaces de resistir el ataque de una obsoleta flota anglo-francesa compuesta por 18 acorazados, cuatro cruceros de batalla, cruceros, destructores y dragaminas.


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El 18 de marzo de 1915, los grandes barcos de guerra intentaron forzar el paso. La mayoría de los cañones turcos fueron destruidos por el fuego naval. Los dragaminas, hostigados desde la costa no pudieron realizar su trabajo, y la observación de los movimientos de la flota enemiga permitió a los alemanes, determinar el punto donde los acorazados reviraban tras finalizar sus bombardeos costeros. Dispusieron 20 de sus 36 minas de reserva, en esa zona del estrecho, y tres de los acorazados, el ―Ocean‖, el ―Bouvet‖ y el ―Irresistible‖ fueron hundidos por ellas. La Escuadra se retiró, el ataque naval se perdió y con él, la posibilidad de vencer rápidamente a Turquía. Se intentó con desembarcos que se inicia-

ron el 26 de marzo. Los preparativos fueron ineficaces e inadecuados; no se había estudiado la estructura de mando del ejército turco, ni comprobado su disposición y fuerza; no hubo reconocimiento a fondo de los lugares de desembarco y los mapas se habían trazado a partir de guías turísticas. El peso principal lo llevaron las tropas ―Anzacs‖, (australianos y neozelandeses) en número de 70 mil hombres, con poca experiencia de combate. Después del desembarco no hubo coordinación entre las unidades desembarcadas y el Alto Mando; las tropas desembarcadas quedaron fijadas sobre el terreno ante la resistencia turca. Se produjeron nuevos desembarcos en otras


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partes de la península, detrás de las líneas turcas, sin ofrecer los resultados esperados, quedando establecidos en trincheras, sin posibilidad de maniobra. Los errores tácticos se sucedieron y fallaba el apoyo logístico. Al final, la retirada se impuso y se inició en las diferentes playas y colinas el 18 de

diciembre y terminando el 08 de enero de 1916. Los Aliados habían sufrido un 54% de bajas del total de los 480 mil efectivos empleados finalmente. Los Turcos tuvieron, posiblemente, pérdidas algo mayores, pero el terreno de la península y el estrecho – con su gran implicación estratégicaquedaron en su poder.


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Jutlandia La actividad de la Armada alemana, desde el comienzo de la Primera Guerra Mundial, despertó serías inquietudes entre los británicos, tanto más cuanto en el período inmediatamente precedente a la contienda, la fuerza naval alemana, surgida prácticamente de la nada, se había convertido en la segunda del mundo, aunque todavía a bastante distancia de la inglesa. Los alemanes tenían el propósito, al parecer, de adelantarse a los británicos hacia 1920, en grandes navíos; más la construcción de submarinos detuvo algo esta política de naves de superficie, pero sobre todo, al originarse la guerra en 1914, mientras se concretaban los planes de superar a los ingleses en un número de unidades y calidad de las mismas para Alemania, una política naval defensiva era claramente justificable; dado que su Escuadra de Alta Mar era definitivamente inferior, la usaría como Flota ―en potencia‖, manteniendo el dominio del Mar Báltico, aislando los puertos rusos en ese mar y dando protección a la frontera marítima del Norte de Alemania. En el pensamiento alemán, la Marina se subordinaba al Ejército, con el que se esperaba ganar la guerra. El Emperador alemán -el Káiserdeseaba conservar su espléndida Flota intacta, a fin de que al ganar la guerra en tierra, pudiese hacer una mejor paz de transferencias mutuas con Inglaterra. Su influencia sobre el Estado Mayor Naval era mucho mayor que sobre el Ejército. Una nueva mentalidad se desarrolla en la Escuadra de Alta Mar alemana, en la primavera de 1916, cuando su mando pasa a las manos del Vicealmirante Scheer; él participaba del deseo del personal de la Flota para la acción agresiva, y su ofensiva era empeñar en ese designio todos los recursos a su disposición –minas, aviones, submarinos y la Escuadra de Alta Mar-. La situación naval y terrestre favorecía tal pensamiento. La ofensiva alemana en Verdún estaba declinando en su empuje y el garrote del bloqueo naval aliado sobre Alemania se estaba tornando opresivo. En abril de 1916, el Almirante Scheer

concibió una operación que condujó directamente a la Batalla de Jutlandia. Esta operación debería ser un nuevo ataque contra las costas de Inglaterra y antes de ella, todos los submarinos disponibles deberían estacionarse delante de las bases británicas, en el período entre el 23 de mayo y el 1 de junio, de modo de comenzar el ataque a los ingleses cuando éstos se hiciesen a la mar para el combate. No buscaba Scheer una batalla decisiva, pues era consciente de la desproporción entre sus fuerzas y las inglesas, más su esperanza era concentrar sus fuerzas contra una parte de la enemiga. Sin embargo, algo había pasado en 1914 que impediría su deseo. Como ya comentamos, durante el primer mes de la guerra, del naufragio de un crucero alemán en el Báltico, los rusos retiraron del agua un código alemán y lo entregaron a los ingleses. Como los alemanes desconocían este hecho, se descuidaron en reformar este código; esta circunstancia, asociada al hábil uso de las estaciones radiotelegráficas y al magnífico servicio de información del Almirantazgo inglés, proporcionó a éste una previsión bastante exacta de los movimientos del enemigo. Así aconteció que a la medianoche del 30 al 31 de mayo de 1916, al momento en que la Escuadra de Alta Mar alemana estaba a punto de partir, las fuerzas inglesas ya navegaban hacia el Este, con un encuentro proyectado para el día siguiente. Para ese momento estaban una docena de submarinos enfrente de las bases inglesas, más solamente hubo dos ó tres contactos que no representaron pérdida alguna para los ingleses y le dieron a Scheer vagas noticias acerca de la proporción de las fuerzas enemigas y de sus probables movimientos. No narraremos los sucesos tácticos de la batalla pues resultaría profuso en su descripción y extenso en su relato. Sólo apuntaremos que tal encuentro terminaría siendo la mayor batalla naval de grandes buques de superficie por la cantidad y calidad de las unidades empeñadas en la misma, que empezó a las 14:00 horas del 31 de mayo y terminó a mediodía del 1 de junio de 1916.


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Finalmente, las dos flotas se enfrentan y ante la mayor potencia de los ingleses, la flota alemana opta por retirarse; el almirante inglés Jellicoe no ordenó la persecución y destrucción de la flota

alemana por temor a que los navíos del Kaiser largasen minas flotantes en su estela o les condujesen a una trampa formada por campos de minas y submarinos.


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Si la guerra sólo fuera una cuestión de números, Jutlandia pareciera más derrota que victoria para los ingleses, pues la Gran Flota sufrió pérdidas de 6.097 muertos, 510 heridos y 14 barcos, con un total de 111.000 toneladas hundidas. Contra eso, el precio de la Flota de Alta Mar alemana fue de 2.551 muertos, 507 heridos y 11 barcos que totalizaban 62.000 toneladas, enviados al fondo del mar. Jutlandia fue casi un empate táctico, aunque los alemanes, aún retirándose, pudieron sentirse orgullosos de haber combatido contra una fuerza superior en la proporción de 8 a 15 y lograron escapar después de causar casi el doble de los daños que ellos sufrieron. Más la victoria estratégica fué de los ingleses, pues resulta indudable que demostró la incapacidad alemana para alcanzar la superioridad en el mar por medio de operaciones navales.

La simple aritmética decía que los británicos, que aún tenían más del doble de barcos modernos e importantes que los alemanes, podían superar al enemigo en una lucha de desgaste naval. Y en la construcción ganaban a los alemanes por un promedio de 3 a 1. Además, no sólo confirmaba la superioridad naval de Inglaterra, sino la imposibilidad por parte de Alemania de forzar el bloqueo. La Gran Flota quedó en posesión del campo de batalla, ya que los acorazados y cruceros de combate de la Flota de Alta Mar alemana habían entrado en puerto; a lo largo del resto de la guerra salieron únicamente tres veces, en breves incursiones de poca importancia, quedando resguardados en sus bases por los campos de minas. En consecuencia, los Comandantes de la ―Kriegsmarine‖ abandonan los ataques navales directos y se lanzan a una engañosa y mortífera guerra submarina.


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Cruceros corsarios. Los cruceros pequeños alemanes que operaban en mares lejanos, entorpeciendo el tráfico comercial, no podían aventurarse en luchas contra cruceros enemigos, tanto por incapacidad técnica cuanto por carencia de refugios en los cuales pudieran reparar posibles averías. Siempre que intentaron algún ataque, bien fuera contra barcos de guerra enemigos, o bien contra alguna base naval, hubieron de hacerlo por sorpresa, a favor de la oscuridad; ejemplos de estos actos por sorpresa, son el bombardeo de Madrás por el crucero ―Emden‖; la entrada del mismo en el puerto de Penag y la destrucción del crucero ruso ―Shemtschung‖ dentro del puerto, y el hundimiento del crucero inglés ―Pegasus‖, por el ―Konigsberg‖ frente a Zanzíbar. El más representativo de estos barcos corsarios fue el ―Emden‖, buque de guerra famoso, el crucero ligero alemán que había prestado servicio en aguas del Lejano Oriente desde 1909, apoyando a las diversas colonias alemanas en la región. Por orden del almirante von Spee empezó ataques al comercio -actuando en corso- al empezar la primera guerra mundial. Los cruceros ligeros germanos llevaban tres chimeneas y los británicos, por lo general, cuatro. El ―Emden‖ agregó una de madera e inició su crucero. En septiembre de 1914 atacaba a los barcos

aliados en el Océano Índico, con gran audacia; se internaba en la bahía de Bengala donde empezó a hundir barcos mercantes y a bombardear la costa. Su aparición repentina en Madrás el 22 de septiembre, donde bombardeó los tanques de almacenamiento de petróleo produjo alarma general y su sola presencia causó demoras en la navegación de transporte de tropas desde Calcuta al Oriente Medio. En un mes, las bajas aliadas eran de 11 barcos con un total de 50.000 toneladas, pero sin pérdidas de vidas. El capitán alemán, antes de hundir los barcos se cercioraba de que las tripulaciones se hallaran a salvo en botes salvavidas o se hubieran trasladado al ―Emden‖ antes de proceder al hundimiento de los buques. El 9 de noviembre, después de hundimientos de barcos mercantes, destruyó la estación de radio de Isla de Cocos, pero ese mismo día fue interceptado por el crucero australiano ―Sydney‖. Al finalizar al primer encuentro naval de la Armada australiana, el ―Emden‖ quedó en llamas y encallado en unos arrecifes. La tripulación superviviente pudo apresar una goleta y un vapor, desde donde navegaron en viaje de aventuras, que prosiguió en tierra por Árabia, Siria y Turquía hasta Constantinopla, desde donde pudieron regresar a Alemania, siendo recibidos como héroes. El ―corso‖ volvería a resurgir al estilo de siglos anteriores, con un solo protagonista.


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Una obra maestra del disfraz. Era tan inocente como hermoso -un buque de vela americano, hasta que la Armada imperial alemana lo capturó en 1916 y lo convirtió en una siniestra arma de guerra-, un crucero auxiliar cuyo papel era el de sorprender y destruir barcos mercantes enemigos. Su reconversión fue una obra maestra del disfraz. Siguió siendo hermoso, e inocente parecía, pero bajo sus esbeltas líneas y enorme velamen, ese espléndido buque de tres palos, ahora rebautizado Seeadler, o Águila de Mar. Llevaba garras tan afiladas como las del ave rapaz. En un astillero de Bremerhaven, los trabajadores instalaron paneles secretos que ocultaban pasadizos, de los cuales, hombres de la Armada alemana, fuertemente armados, podían salir por sorpresa a la cubierta.

Metidos en la proa había dos cañones de 106 mm., listos para volar del agua a los desprevenidos barcos enemigos. Por debajo de la línea de flotación, se reconstruyó la quilla para que contuviera un motor diesel que le permitiría perseguir a sus víctimas cuando no soplara viento. A bordo se colocaron dos lanchas a motor, preparadas para botarlas por el costado con grupos de abordaje. Como se esperaba que albergara gran cantidad de prisioneros, para ellos se construyeron alojamientos secretos en la bodega... secretos, por si el Seeadler era inspeccionado por un buque de guerra enemigo más poderoso. Con el fin de disfrazarlo como un neutral buque de vela noruego, se instalaron cronómetros, barómetros, termómetros y otros equipos noruegos.


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Al mando, un capitán de corbeta, el conde Félix von Luckner, y 16 de los 64 tripulantes cuidadosamente escogidos, hablaban con fluidez ese idioma. Uno de ellos, describió su disfraz: ―la tripulación se vestía como marineros noruegos, con zapatos de madera, gruesos jerséis islandeses y gorras azules, y llevaba tabaco noruego, tabaco de mascar y, por encima de todo, papeles noruegos. De repente, muchos tuvieron "novias" en Noruega que les escribían cartas llenas de añoranza. Nos dejamos crecer la barba y adoptamos nombres noruegos‖. Su capitán, poseía tanto la experiencia en buques de vela como el gusto por la acción dramática. Llegaría a ser conocido como ―el Diablo del Mar‖. Cuando el Seeadler salió del dique seco y se deslizó al mar, era un barco mortal al acecho, bajo la apariencia de un clásico gran buque de vela. Y antes de que concluyera su mortal travesía, el Seeadler se convertiría en una leyenda.

En el transcurso de 224 días, el Seeadler acecharía en el Atlántico Sur y se aventuraría en el ancho Pacífico; un merodeador a vela en la época del vapor, esquivando escuadrones aliados, capturando y hundiendo miles de toneladas. Al final, cuando acabó la Primera Guerra Mundial, ese guerrero navegante sería respetado e incluso admirado por sus enemigos británicos y franceses. Pero la historia de Luckner tiene otro aspecto, uno de mayor importancia quo la simple intrepidez. La travesía del buque significó el último gran servicio naval de un buque de vela. El Seeadler -y su capitán- eran anacronismos en una era de acorazados cada vez más grandes, a vapor y combustible, con sus terribles cañones de 305 mm. y enormes proyectiles capaces de penetrar en treinta centímetros de blindaje a una distancia de 18,5 km. Cierto, el Seeadler era un barco corsario que dependía de la astucia para depredar. Pero al ser el último de su clase en ir a la guerra, hizo sonar un homenaje final a la época de los veleros de combate.


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Minas. Después de los grandes éxitos alcanzados durante la guerra ruso-japonesa mediante el minado de ciertos parajes estratégicos, era de prever que en futuras guerras esta arma había de jugar gran papel, a pesar de lo cual su empleo en la guerra mundial excedió a toda previsión. El número de minas colocadas en conjunto pasó de 100.000. ´ La colocación de minas en un determinado paraje produce doble efecto; en primer lugar, una acción táctica por sorpresa, al producirse la primera y quizá única víctima por voladura, en el paraje minado; en segundo lugar, el efecto estratégico que se manifiesta en el cuidado del enemigo por evitar, siempre que ello sea factible, la navegación de sus barcos por la región en que se ha comprobado la presencia de minas por accidente anterior. De todas las armas de la Primera Guerra Mundial, de lejos la más diabólica fue la mina. Flotando silenciosa e invisible a 3 o 4,5 m. por debajo de la superficie del agua, esas bombas marinas, cada una con 200 kilos o más de poderosos explosivos, podían abrir la parte inferior de cualquier barco. Colocadas en campos de 25 a 100 minas, se las empleaba para convertir amplias extensiones de rutas navales estratégicas en horrendas trampas mortales. Dada la situación geográfica nada favorable de Alemania, por lo que afecta a su salida al mar del Norte, el intenso minado realizado por los ingleses y americanos en aquellas aguas, tuvo enorme influencia estratégica en el movimiento y utilización de la flota alemana, siendo mucho menos marcada la influencia táctica producida. Muchas han sido las unidades de guerra, de todo género, perdidas por una y otra partes bajo la acción de las minas. Las pérdidas alemanas por voladura fueron muy numerosas; sin embargo, pocas víctimas causaron las minas en las grandes unidades, y en ello quizás influyó la táctica seguida por la Marina alemana de utilizar en su navegación derrotas prefijadas de muy exigua anchura, que se revisaban cuidadosamente antes de aventurarse por ellas las

grandes unidades, yendo, además, precedidas por una división de dragaminas, siempre que navegaban en aguas en las cuales se sospechaba la existencia de aquellas. Hacia el final de la guerra, la mayoría de los grandes barcos iban provistos de protección propia contra minas, medio por el cual, si bien no se anuló el peligro que aquellas representaban para la navegación, se limitó, sin embargo tal riesgo en gran medida. Para los británicos, con su flota superior, la mina al principio fue una despreciable y bárbara ―arma de los débiles‖, aunque a medida que avanzó la guerra la Armada Real depositó su buena ración de minas, en especial en orden defensivo alrededor de los fondeaderos de su flota. Pero desde el principio, los alemanes vieron en la mina un arma de ataque de gran eficacia, un igualador barato con el que, tal como lo expuso un oficial alemán, ―llevar la guerra a las costas del enemigo‖. Avanzando furtivamente de noche, submarinos, destructores y cruceros alemanes especialmente equipados, salían a colocar sus mortíferos cargamentos a lo largo de todo el Canal de la Mancha y de las costas de Inglaterra en el Mar del Norte. Multitud de navíos británicos, tanto de guerra como mercantes, fueron hundidos en los primeros meses de la guerra. El 27 de octubre de 1914 el acorazado de 23.000 toneladas recién puesto en servicio, ―Audacious‖, golpeó una mina y se hundió, provocando una oleada de pánico entre la plana mayor de la Gran Flota. El almirante John Jellicoe escribió: ―Sería un absoluto suicidio sacar a la flota sin hacer un dragado, y no dispongo de nada con qué dragar‖. Desesperados por no disponer de dragaminas, los británicos equiparon a cientos de barcos de pesca con aparatos para atrapar y cortar los cabos de amarre de las minas. Era un trabajo peligroso: hubo ocasiones, antes de que se perfeccionaran las técnicas de dragado, en que se hundía un pesquero por cada dos minas barridas. En total, los alemanes colocaron más de 43.000 minas en cuatro años de guerra, y en 1918 sobre 210 dragaminas británicos se habían perdido al intentar manipularlas.


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Los ingleses responden. En la cresta de la campaña británica contra las minas, todos los días salían 725 dragaminas para limpiar un ―canal de guerra‖ de 540 millas entre el estuario de Forth y Dover. No obstante, los dragaminas jamás pudieron atraparlas todas. Al finalizar la guerra, un millón de toneladas de embarcaciones aliadas, incluyendo 588 barcos británicos, habían caído ante las semillas plantadas en el mar. Al mismo tiempo que el sistema de convoyes privaba a los submarinos de blancos cómodos, los aliados se afanaron en negarles acceso a mar abierto. Una mina nueva y mortífera conocida como Mark H2 -una copia de la mina básica alemana- se convirtió en el ingrediente principal de vastas barreras que se emplearon para aislar las bases de submarinos. La barrera de minas entre Folkestone y el cabo Gris-Nez, tendida en noviembre de 1917, resultó ser tan eficaz que los submarinos prácticamente fueron incapaces de entrar en el canal desde el mar del Norte. Otra barrera, que se extendía a lo ancho de todo el golfo de Helgoland desde las fronteras danesa a la holandesa, fue plantada con más de 25.000 minas para bloquear el paso de los submarinos desde las bases alemanas del norte. Una de las campañas de minado más famosas de la Primera Guerra Mundial fue llevada a cabo por minadores ingleses y estadounidenses en el Mar del Norte, donde más de 72.000 minas fueron fondeadas en una línea de más 250 millas desde Escocia hasta Noruega. Esta operación, que tardó cinco meses en completarse, no tuvo lugar hasta 1918. Los resultados directos fueron seis submarinos alemanes hundidos, otros varios dañados, y la necesidad de que los U-boote emplearan tiempo y combustible para flanquear el campo de minas. Convoyes Los convoyes no eran nuevos para la guerra. Inglaterra los había empleado durante sus

contiendas con Francia a comienzos del siglo XIX, y mucho antes, los españoles, durante más de dos siglos -y en pleno auge en cuanto a cantidad de naves y regularidad de las llamadas ―Flotas de Indias‖- por casi cien años, cruzando el Atlántico y el Caribe. En la guerra que estamos relatando, los convoyes a escala pequeña -tráfico de carbón desde Francia por el canal de la Mancha, tráfico de madera desde Suecia por el mar del Norte- llevaban funcionando algún tiempo. Pero su introducción a gran escala había recibido el veto persistente del Almirantazgo y la marina mercante por igual. El primero temía que la escasez de escoltas permitiría a los submarinos destruir por completo la concentración de buques mercantes. La segunda, al haber sacrificado a sus más experimentados oficiales e ingenieros a favor de la siempre en expansión Royal Navy, temía que las considerables dificultades de mantenimiento de formación por parte de barcos de diferentes velocidades y tamaños en convoyes muy compactos, en especial cuando zigzagueaban y viajaban de noche, sería insuperable para las tripulaciones inexpertas y daría pie a muchas colisiones y desastres en el mar. Arguyeron que era mucho mejor que un barco navegara solo y corriera sus riesgos para escabullirse de los submarinos en la vastedad del océano... una falacia que sólo el tiempo y la experiencia demostrarían. La entrada de América en la guerra envalentonó al Almirantazgo para llamar barcos de las escuadras británicas de todos los rincones con el fin de destinarlos a la protección de convoyes, con la confianza de que cualquier pérdida de escoltas con el tiempo se compensaría. El primer convoy de largo recorrido, 17 barcos desde Gibraltar, llegó a Gran Bretaña el 20 de mayo de 1917, seguido poco después de otro convoy de 12 barcos procedentes de América; ambos arribaron sin sufrir pérdida alguna. En agosto, todos los barcos del Atlántico cuyo destino era Gran Bretaña y cuya velocidad era inferior a 12 nudos, viajaban en convoy; con posterioridad se llevaría a cabo con barcos de velocidad superior. Se establecieron horarios para


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que las escoltas pudieran acompañar un convoy hasta el límite de su territorio de protección, entregárselo a otras escoltas y luego recoger un convoy que fuera en dirección contraria. A pesar de todas las inquietudes, el sistema funcionó. A fines de agosto, sólo 2 barcos de cada 100 se hundían al ir en convoy, contra 1 de cada 10 que viajaban solos. En octubre, más de 1.500 barcos mercantes en casi 100 convoyes habían entrado en puerto con la única pérdida de 24 navíos, de los cuales sólo 10 fueron hundidos mientras iban en un convoy; el porcentaje de pérdidas era inferior al uno por ciento. El tonelaje total perdido en noviembre se redujo a 259.521 toneladas... menos de la mitad de la cifra de abril. Aún contando con la rápida reposición, por parte de Alemania de numerosos submarinos perdidos constantemente en la contienda, ya en otoño de 1.917 decrecieron los hundimientos de barcos mercantes enemigos en tal medida, que ya no pudo Alemania pensar en la posibilidad de resolver rápidamente a favor de ella el conflicto, mediante la presión ejercida por los submarinos. Los barcos “Q”. También los ingleses apelaron a los barcos corsarios, usándolos específicamente contra los submarinos alemanes. Cada uno, cuidadosamente disfrazado y pertrechado para destruir submarinos alemanes por medio de un elaborado ardid de guerra. Fingiendo ser un buque transoceánico viejo, un carguero costero, un pesquero o cualquier otro navío que pareciera inocente y desvalido, un barco Q pretendía atraer cerca a los predadores y desprevenidos submarinos; entonces se quitaría el disfraz e intentaría destruirlo. Durante casi dos años, entre 1915 y 1917, los barcos Q fueron casi las respuestas más eficaces que tuvo Inglaterra contra las campañas de submarinos de Alemania. En total sólo llegaron a hundir 14 submarinos, más o menos el 10 por ciento de las 145 naves alemanas perdidas en acciones del enemigo durante la guerra. Pero dañaron a 60 más,

algunos de tanta gravedad que tuvieron suerte de escapar y pasar semanas siendo reparados antes de recuperar su rango operativo. Esos combates estuvieron entre las más extraordinarias y dramáticas batallas navales de la guerra... aunque el mundo en gran parte fue ajeno a ellas cuando se llevaron a cabo. El gobierno británico mantuvo los barcos Q envueltos en un halo de secreto y, de hecho, se negó incluso a reconocer su existencia hasta que la guerra casi hubo acabado. Aunque tales barcos nunca fueron una respuesta realmente efectiva contra la amenaza de los submarinos, y muchos historiadores han llegado a considerarlos como poco más que una especie de acción quijotesca en la historia de la guerra naval, durante un tiempo, no obstante, representaron la única respuesta disponible. Los aeroplanos aún tenían un alcance, velocidad y armas demasiado escasos, y eran muy vulnerables a la mala climatología y a los fallos mecánicos como para proporcionar unas defensas aéreas eficaces lejos de tierra. Los grupos de veloces destructores y patrulleras de la Armada iban de un lado a otro en busca de submarinos, pero éstos podían sumergirse a los pocos minutos de avistar esos barcos de guerra, y lo único que por lo general encontraban las patrullas era un barco torpedeado que marcaba el lugar donde había estado un submarino. Era más fácil establecer defensas antisubmarinas como los campos de minas a lo ancho de canales vitales, las redes de acero y las enormes barreras de maderos en las entradas de los puertos y el armamento defensivo para los barcos mercantes. Pero mientras los submarinos pudieran tornarse invisibles al sumergirse, seguían siendo casi invulnerables para cualquier acción que pudieran emprender los británicos. Lejos de las zonas costeras, en el mar, donde el agua era demasiado profunda para fijar minas, un submarino era prácticamente libre de ir y venir por donde quisiera, cobrándose un precio terrible sobre los barcos mercantes. De los muchos navíos que la Royal Navy equipó como barcos Q para combatir a los submarinos -incluyendo cargueros, barcos


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costeros, pesqueros, goletas y carboneros-, el más popular era el común carguero a vapor de servicio irregular. Sus ventajas eran numerosas. El perfil del carguero a vapor habitual, de tres islas elevadas superestructura de proa, popa y central- resultaba tan corriente que acallaba toda sospecha. Estos cargueros viajaban a poco más de ocho nudos, un paso lento que los convertía en objetivos fáciles para los submarinos. Llevaban suficiente combustible como para permanecer en el mar durante 24 días. Y, con una capacidad de carga de hasta 10.000 toneladas, podían transportar los cambios de decorados y disfraces esenciales para un trabajo de reclamo con éxito. Debido a que los hombres de un submarino se mostrarían suspicaces de un navío que vieran demorándose en una sola zona durante varios días,los barcos Q estaban obligados a sufrir metamorfosis frecuentes. Las botavaras, los aparejos y las antenas se podían alterar con facilidad, y la madera o las cajas se podían subir a cubierta para hacer de cargamento. También se les podía incorporar o eliminar chimeneas y ventiladores falsos, lo que los capacitaba para adoptar identidades nuevas de la noche a la mañana. Pero a pesar de la destreza y el coraje de sus tripulaciones, los barcos Q no eran una respuesta suficiente para el ataque masivo contra los barcos aliados de la campaña ilimitada de los submarinos. Para derrotar esa embestida, los aliados tenían que conseguir nuevos y vastos recursos y adoptar tácticas radicalmente nuevas. En abril de 1917 -el mes más negro de Gran Bretaña-, los aliados obtuvieron el primero de esos elementos básicos cuando, en parte como reacción a las campañas de los submarinos, Estados Unidos entró en la guerra.


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IBEROAMÉRICA EN GUERRA

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as graves pérdidas de buques, ocasionadas por la Primera Guerra Mundial, acarrearon la ruina económica en Iberoamérica. Sólo Brasil pudo comercializar productos al poseer una flota mercante de considerable porte. Sin embargo, algunas de sus mercancías eran poco convenientes, por lo menos en cuanto a Gran Bretaña, que dominaba en los mares, y que restringió en gran medida la cantidad de café que se podía enviar a los aliados y a la Europa neutral, poniéndolo en la lista de contrabando para que Alemania y sus aliados no pudieran recibir ningún café. Había demanda de trigo y carne argentina, además de nitratos chilenos, pero la escasez de buques dificultaba la salida de estos productos. Las marinas de guerra iberoamericanas, que compraban sobre todo en Europa sus buques de guerra y municiones, se vieron también afectadas. Al empezar la guerra fueron embargados los buques en construcción en astilleros europeos. Para Chile y, en menor medida, para Brasil, estos embargos hicieron mucho más difícil la misión de hacer respetar su neutralidad. En esta época, el mejor combustible para los buques de guerra era el carbón duro. Iberoamérica, sin reservas propias del mismo, lo importaba antes de la guerra, sobre todo de Gran Bretaña. Después de 1914, su mayor abastecedor eran los Estados Unidos, y, cuando en 1917 éstos entraron en la guerra, fue más difícil obtener el carbón. Estas dificultades, unidas al embargo de buques, restringieron aún más las operaciones de las flotas. Iberoamérica trató de imponer la neutralidad sobre los buques beligerantes. Estos utilizaban ilegalmente sus radios dentro de las aguas territoriales iberoamericanas; carboneaban en las mismas y hasta en su interior apresaban buques mercantes enemigos; pero la mayor parte de Iberoamérica fracasó en su cumplimiento. Algunas naciones, como Colombia, Ecuador, México y Venezuela, tenían cuantiosas líneas litorales y pocos barcos de guerra para patrullarlas. A veces, determinadas personas en Iberoamérica prestaban su

ayuda a buques de naciones beligerantes, de cuya causa eran partidarios. La marina brasileña estaba en una posición difícil; de las marinas que patrullaban, era la única que no estaba en guerra con Alemania y, por tanto, no tenía derecho para actuar fuera de las aguas territoriales, y aunque esto limitaba su utilidad, podía, aún incluso como beligerante, contribuir a la causa aliada. Podía seguir y vigilar a los buques sospechosos de ser alemanes. Podía patrullar sus costas, donde un gran número de emigrantes alemanes que se establecieron en el Brasil meridional eran sospechosos de ayudar al esfuerzo de guerra alemán. Además, persistían los rumores de que en los ríos septentrionales había refugios de submarinos. Los buques mercantes brasileños navegaban bajo la protección de buques de guerra aliados. El 18 de octubre, el mercante ―Macao‖, uno de los barcos alemanes requisados por Brasil, fue torpedeado frente a la costa española y su capitán hecho prisionero. El 24 de octubre de 1917, el Presidente brasileño envió un mensaje al Congreso declarando que se había forzado a Brasil a una situación de guerra. Dos días después, el Senado, por votación unánime, proclamó ―un estado de guerra entre Brasil y el Imperio alemán‖, con la Cámara de Diputados de acuerdo en un 87%. De inmediato, Brasil debió sufrir el ataque de los submarinos, que se apuntaron triunfos entre la flota mercante brasileña en noviembre y diciembre de 1917.


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GUERRA SUBMARINA

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l principio, nadie sabía con certeza cuán efectivo sería como arma... o si llegaría a tener alguna eficacia. Por ese motivo, la Flota de Submarinos alemana, que dos veces estuvo tan cerca de hacer historia, tuvo un comienzo excepcionalmente mezquino y avaro. En 1901, mientras otras naciones desarrollaban embarcaciones submarinas, el almirante Alfred von Tirpitz, creador de la moderna Armada alemana, declaró con rotundidad que «Alemania no tiene necesidad de submarinos». Luego explicó: ―Me negué a desperdiciar dinero en submarinos mientras sólo pudieran navegar en aguas nacionales‖. El primer submarino que entró en servicio no se terminó hasta diciembre de 1906, varios años después de que las Armadas rivales como las de Gran Bretaña, Francia, Rusia y los Estados Unidos hubieran adquirido unas flotas submarinas bisoñas. El U-1 tenía una inmersión lenta y mal armamento, con un solo tubo lanzatorpedos en la proa. Pero se movía muy bien en la superficie donde la mayor parte de los submarinos, a pesar de su nombre, pasaban casi todo su tiempo- y en 1908 completó con éxito un viaje de 1.115 km. desde Helgoland, alrededor de la península danesa, hasta Kiel. Ese logro ayudó a convencer al conservador Alto Mando alemán de que el submarino merecía más consideración... aunque en esencia siguió siendo un arma experimental. Alemania no tardó en dejar atrás a otras naciones en la tecnología de submarinos. En 1909, sus astilleros acabaron dos nuevos que alardeaban de una velocidad en superficie de 12 nudos y de un armamento que consistía de cuatro tubos lanzatorpedos y un cañón. En 1910, los submarinos alemanes podían cruzar el mar del Norte, realizar una patrulla y regresar a la base sin repostar. En 1913, los de la clase U-19, equipados con motores diesel más eficientes, periscopios ópticamente superiores y poderosos radiotransmisores inalámbricos, podían recorrer 9.300 km. a ocho nudos... En otras palabras, eran

capaces de operar en aguas alrededor de toda la costa de Gran Bretaña. “No es posible….” Winston Churchill, que albergaba pocas ilusiones sobre los sentimientos de humanidad en la guerra, rechazó la posibilidad de una campaña de submarinos contra los barcos mercantes. ―No creo que eso jamás lo lleve a cabo una potencia civilizada‖, declaró. Y el resto del Almirantazgo estuvo de acuerdo. Tal como lo veían, un submarino estaba sujeto a las mismas reglas que un buque de guerra de superficie. Esas reglas, las así llamadas Ordenanzas de Capturas, se remontaban al siglo XVI pero aún eran aceptadas como ley internacional por la mayoría de las potencias marítimas. Según esas ordenanzas, un buque de guerra podía detener un barco mercante desarmado para registrarlo disparando una andanada por delante de su proa. Si el barco resultaba neutral, había que dejarlo marchar. Si pertenecía a un beligerante, tanto la nave como el cargamento se podían confiscar como botín y mantener a los pasajeros y a la tripulación como rehenes. Si no se le podía destinar una dotación de captura, tenían derecho a hundirlo. Bajo todas las circunstancias los pasajeros y la tripulación debían ser tratados con el máximo cuidado posible. Estaba claro que las características de los submarinos no eran idóneas para el cumplimiento de las Ordenanzas de Capturas; no podían registrar un barco mercante sin quedar expuestos en la superficie, y tampoco asignarle una dotación mínima ni acomodar prisioneros a bordo durante mucho tiempo. Por lo tanto, fiel a las suposiciones de Churchill, en los planes de Alemania no figuraba para su pequeña flota -sólo tenían 20 preparados para el combate en comparación con el total de 70 de Gran Bretaña- una campaña de submarinos contra barcos mercantes cuando el 1 de agosto de 1914 comenzó la guerra. Gran Bretaña impuso un bloqueo naval extremadamente riguroso sobre el enemigo.


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Los barcos británicos detenían y registraban todos los navíos, incluidos los neutrales, en busca de cargamentos de contrabando destinados a Alemania; la definición británica de ―contrabando‖ era tan amplia que incluso abarcaba la comida. Los buques de guerra de la Armada Real también impidieron a los barcos alemanes las rutas de salida al Atlántico. En ese tiempo, semejante bloqueo era prácticamente el único medio del que una potencia marítima como Gran Bretaña disponía para atacar a una importante potencia de tierra como Alemania. La réplica lógica de Alemania fue imponer un contrabloqueo. Pero los pocos navíos germanos de superficie que se aventuraron cerca de aguas británicas no tardaron en ser repelidos por la Armada Real. Para los alemanes, el submarino era la única solución práctica. Incluso en fecha tan temprana, algunos de los almirantes del Alto Mando empezaron a hablar de éste como su principal arma ofensiva. Sus características hacían que fuera perfecto para patrullar las rutas marítimas sin ser vistos, y estar emboscados en puntos vulnerables de convergencia de los barcos que iban hacia puertos británicos. Bien manejado, el submarino tenía la capacidad de cortar las vitales líneas marítimas de Gran Bretaña. A finales de 1914, todos los cruceros alemanes habían sido hundidos o estaban atracados en los muelles de sus bases, y sus submarinos sólo podían utilizarse en la práctica para la destrucción del comercio más que para el apresamiento. Comienzan su ataque. Desde septiembre de 1914, rompiendo el bloqueo, pequeños submarinos alemanes habían atacado a los cruceros británicos y su éxito explicaba la utilización masiva por el Gobierno Imperial de esta forma de guerra. Para Alemania la justificación era evidente: se trataba de romper a cualquier precio el bloqueo británico y el riesgo de hambre que rondaba a la población. Al comenzar la guerra las flotillas de submarinos alemanes sumaban ya unas veinticinco unidades

operativas, que recibieron órdenes para hacerse a la mar de inmediato e iniciar la guerra contra las flotas de guerras y las naves mercantes enemigas. Pero a pesar del esfuerzo de sus tripulantes, los éxitos tardaron más de un mes en llegar. Cuando los astilleros alemanes iniciaron la construcción de submarinos, al U-1 ya mencionado le siguieron en dos series, otras unidades, levemente mejoradas. Uno de estos primitivos sumergibles fue el U-9, que fue protagonista el 22 de septiembre de 1914 de los primeros hundimientos de importancia de naves de guerras enemigas, empezando la leyenda de los temidos U-Boote y de los marinos que tripularon y comandaron esas naves. Entre esos oficiales con mando, destaca Weddigen, con su U-9, quien en un intervalo de 65 minutos hundió a tres poderosos cruceros británicos frente a las costas de Holanda; con las primeras luces del amanecer de ese 22 de septiembre, en el submarino al mando de este oficial se había localizado un grueso penacho de humo en el horizonte. Se ordenó inmersión inmediata, quedando solamente el periscopio sobre la quieta superficie de las aguas, pudiéndose observar al paso de los minutos como se aproximaban frente al submarino tres grandes cruceros. Hacia la costa se divisaban asimismo otros barquitos, pesqueros holandeses que faenaban en sus labores de pesca. El submarino se pudo colocar en buena posición para lanzar sus torpedos de proa casi a quemarropa –menos de quinientos metros- hacia el crucero que navegaba en el centro de la línea británica. El primer torpedo casi hizo levantarse sobre el mar a las doce mil toneladas de la nave inglesa. Su capitán, como también los de las otras naves pensaron que había sido una mina, tomando únicamente precauciones para evitar el choque con otros artefactos de ese tipo. Los dos cruceros indemnes se aproximaron al que hacía agua a través de un gran boquete en uno de sus costados, escorándose lenta pero inexorablemente y lanzaron lanchas al agua para rescatar a los náufragos.


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El submarino navegó lentamente hasta situarse frente al costado de otro de los cruceros y lanzó dos torpedos que dieron en el blanco. Cualquiera de ellos hubiera sido suficiente para hundirle y así, en solo diez minutos el navío se fue a pique, no tardando en seguirle el primer torpedeado. Para ese momento el submarino había sido descubierto por el crucero que todavía flotaba sobre las aguas y era sometido a una granizada de proyectiles, dificultando el poder maniobrar con libertad; sin embargo, el capitán inglés cometió el error de permanecer detenido para izar los botes que había echado al agua para recoger supervivientes. Weddigen erró en su primer ataque, pero el segundo de los torpedos dio en el costado de estribor del crucero; la nave encajó bien el impacto, pero el alemán lanzó el último torpedo que le quedaba, para concretar su tarea. La nave inglesa quedó tumbada sobre un costado durante un par de minutos para luego llevarse consigo hacia las profundidades a los casi seiscientos hombres de su tripulación.

El tipo U-35 marca la diferencia. De acuerdo a cualquier parámetro, el submarino más avanzado de la Primera Guerra Mundial fue el U-35. Pero aparte de su récord, poco había de inusual en el U-35; de hecho, era típico de la notable clase de nave construida a cientos para la Armada submarina del Kaiser. Botado en Kiel en 1913, el U-35 tenia 64,5 m. de eslora, con una

manga de 6 m. y una altura desde quilla hasta cubierta de 3,5 m. desplazaba unas 800 toneladas, llevaba dos tubos lanzatorpedos en la proa y dos en la popa, y disponía de un total de seis torpedos. Dos motores diesel, cada uno produciendo 1.700 caballos de potencia, giraban sus dos hélices y recargaban los acumuladores que lo impulsaban cuando estaba sumergido. El U-35 era un asombroso logro tecnológico. Podía emprender misiones sólo soñadas en guerras anteriores, sumergiéndose debajo del mar para atacar barcos 10 o 20 veces más grandes. Además, a diferencia de los submarinos de otras naciones, era una nave maravillosamente elegante en la superficie. Los principios de la hidrodinámica dictaban que para soportar la enorme presión del agua en lo más hondo de la superficie del mar, el casco de un submarino debía tener la forma de un tubo ahusado en ambos extremos. Gran Bretaña y sus aliados construían naves con forma de tubo que se comportaban bastante bien una vez sumergidas,

aunque cabeceaban de manera horrible en la superficie. Sin embargo, los alemanes recubrieron un casco tubular interno de presión con un segundo casco con la forma de un esbelto destructor. La forma del casco exterior permitía que los submarinos germanos cortaran las olas a unos 18 nudos y mantuvieran una navegación estable en mares que obligarían a submarinos fusiformes a buscar refugio bajo las aguas.


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El Telegrama El 4 de febrero de 1915, el gobierno de Berlín había declarado zona de guerra los mares circundantes de las Islas Británicas, así como un vasto espacio oceánico más allá de estos mares. Una zona establecida en la que el derecho no tenía cabida, ya que los submarinos alemanes hundirían sin previo aviso a los navíos enemigos que navegasen en el interior de esta delimitación, por lo que los navíos neutrales entrarían en esta zona por su propia cuenta y riesgo. El 27 de febrero, se produce el primer ―acto manifiesto‖ al perecer dos ciudadanos americanos en el torpedeo del trasatlántico británico ―Laconia‖. Otros acontecimientos le siguen: el 12 de marzo el carguero americano ―Algonquin‖, que transporta víveres de Nueva York a Londres es hundido sin previo aviso. El 19 de marzo se pierden otros tres navíos americanos, el ―Vigilancia‖, el ―Illinois‖ y el ―City of Memphis‖, y con el primero desaparecen quince hombres de la tripulación. La opinión pública americana, muy afectada, presiona al Presidente Wilson para que reaccione. La diplomacia alemana está realmente mal inspirada en este período febril, pues involuntariamente va a hacer lo necesario para acrecentar en la opinión americana el sentimiento de que la guerra con Alemania es inevitable. El 26 de febrero el gobierno americano es informado por el de Londres de una nueva hazaña de los servicios de espionaje del Almirantazgo británico, que durante toda la guerra darán pruebas de una gran perspicacia en el arte de sacar a plena luz los secretos militares alemanes. El Almirantazgo interceptó y descifró un telegrama dirigido, cinco semanas antes, por el ministro alemán de Asuntos Exteriores a su embajador en México, por intermedio del embajador alemán en Washington. La comunicación anunciaba la iniciación de la guerra submarina a ultranza y daba instrucciones al embajador de que en caso de un conflicto germanoamericano, intentase negociar una alianza con los mexicanos, prometiendo a México la recuperación

de los «territorios perdidos» de Texas, Nuevo México y Arizona. Wilson se indigna ante la ―perfidia‖ alemana, puesto que el telegrama fue trasmitido por un canal americano que el Departamento de Estado, por excesiva cortesía, había abierto a Alemania. El documento se transmite discretamente a la Associated Press y ocupa los titulares de todos los periódicos el 1º de marzo. La revelación del ―complot‖ provoca una formidable explosión de cólera en la opinión pública. La nación americana está a partir de ese momento unida contra Alemania, pues hasta entonces si los estados del este reclamaban la entrada en el conflicto, los del centrooeste y el Pacífico se habían sentido extraños al mismo. La causa de la libertad de los mares les parecía vaga y abstracta. La propuesta del ministro les descubre repentinamente que es la propia seguridad del país lo que está en juego. El único temor de los americanos es que se ponga en duda la autenticidad del mensaje, lo que no podía probarse sin descubrir a los informadores del Almirantazgo británico. Para su gran sorpresa, el ministro reconoce francamente el 3 de marzo que el telegrama es auténtico. Pero de manera más inmediata la preocupación se centra en la preparación militar y naval de Estados Unidos en ese momento, en caso de su entrada en la guerra. En 1914, Estados Unidos contaba con 38 submarinos. Pero la marina americana, que era la segunda del mundo en 1909, se había visto desbordada cuantitativamente ante el crecimiento de la potencia naval de Alemania. En el cuadro de honor de las grandes unidades modernas (los acorazados y cruceros de batalla), el Reino Unido permanecía en cabeza (con 34 barcos) delante de Alemania (21), Estados Unidos (8) Francia y Japón (4). El ejército americano, era poco numeroso y no estaba entrenado. Hasta ese momento América había adoptado una actitud ambivalente hacia la guerra en Europa. Decidido a no tener nada que ver con ningún conflicto extranjero, Estados Unidos, pacífico neutral, se reservaba el derecho a comerciar con


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ambos bandos y enviaba sus barcos a cualquier parte para realizar transacciones legales... con o sin guerra. Los empresarios americanos al principio se mostraron descontentos con el modo en que el bloqueo británico interfería sus negocios con Alemania. Sin embargo, a medida que avanzaba la guerra, su comercio con los británicos y los franceses en material de guerra y alimentos de todos los tipos se tornó más lucrativo que cualquier posible comercio con Alemania, y la indignación ante la interferencia de los submarinos aumentó en consecuencia. A medida que éstos proseguían cobrándose vidas americanas, la opinión pasó de la indignación a la ira abierta, pero aun así, Estados Unidos siguió decidido a mantenerse fuera de la contienda a toda costa. El 20 de marzo el gobierno americano constituye un frente unánime. Uno de los ministros señala que la nación tiene el gran deseo de tomar parte en la guerra. Wilson contesta que no tiene por costumbre dejarse guiar por el sentimiento popular. Sin comunicar al gabinete sus intenciones decide convocar al Congreso para el 2 de abril, dándose tiempo para meditar su decisión y no ceder a un primer impulso. Sus sentimientos le empujan a entrar en combate al lado de la Entente. Su conciencia de calvinista le incita a dominar sus pasiones. Washington y el mundo esperan, y ante el enigma, la capital federal hierve de inquietud. Haría falta una catástrofe importante en el mar antes de que la opinión norteamericana y principalmente, su Gobierno, finalmente cambiara lo suficiente como para que el país considerara con

seriedad la posibilidad de incorporarse a la lucha. Desde una posición objetiva, había escasas diferencias entre la actitud británica y la alemana para con los países neutrales; con posterioridad, las autoridades legales decidieron de hecho que el recurso de esta última a la guerra total submarina estaba justificada por ser tanto una represalia legítima como ―una reivindicación lícita‖. Sin embargo, desde el punto de vista de la opinión pública neutral -sobre todo en Estados Unidos- y como un regalo a sus enemigos en la guerra de propaganda, la guerra submarina alemana tuvo el defecto fatídico de matar a civiles británicos, y aún más grave, neutrales, a menudo en circunstancias vergonzosas. Los propagandistas alemanes hicieron todo lo posible por sacar partido al hecho de que el resultado último del bloqueo británico sería la muerte por inanición de «civiles inocentes», pero esta baza resultó muy pobre frente a un acontecimiento internacional tan espantoso como el hundimiento del gran trasatlántico de pasajeros ―Lusitania‖ en mayo de 1915. Hasta entonces los americanos pensaban que ningún submarino alemán se atrevería a atacar a un barco de pasajeros, en especial uno que transportara a cientos de americanos. En cualquier caso, ningún submarino construido podía superar en velocidad al viejo ―Lusitania‖, ganador en tres ocasiones de la codiciada Cinta Azul al trasatlántico más veloz. Los pasajeros puede que se sintieran más inquietos si hubieran sabido que en la bodega del barco se cargaban municiones para llevar a Inglaterra.


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Con o sin amenazas, el ―Lusitania‖ zarpó hacia Liverpool (Inglaterra) el 01 de mayo de 1915. Cinco días después entra en la zona de guerra, al sudoeste de Irlanda. Se adoptaron las medidas rutinarias de precaución. La noche del 6 de mayo un urgente mensaje de radio procedente del Almirantazgo británico -el primero de cuatro- advertía de la actividad de un submarino alemán en la zona. Aparte de apostar serviolas adicionales, el capitán no prestó mayor atención a las advertencias. De hecho, hizo lo que no tendría que haber hecho aquella fatídica mañana del 7 de mayo. Con indiferencia ignoró o malinterpretó la más vital de todas las órdenes del Almirantazgo en tiempos de guerra: mantener máxima velocidad, permanecer alejado de los promontorios, ir por el centro del canal y establecer un curso en zigzag. A cambio, redujo la velocidad a unos cómodos 18 nudos y siguió la línea costera a 930 m. de distancia del faro de Coningberg, cerca de una zona donde se había informado de presencia de submarinos. En vez de eludir a cualquier atacante yendo en zigzag, estableció un curso relativamente recto, convirtiendo su barco en un blanco fácil. Cerca, el capitán del submarino alemán U-20 salió a la superficie, poniendo fin a una larga semana de patrulla. Ya había hundido a una pequeña goleta y a tres buques a vapor en las afueras de la costa sur de Irlanda. A las 13.20 horas avistó un barco a unos 24 km. Sumergiéndose, fue a máxima velocidad en un curso de interceptación. Se le garantizó una presa muy fácil cuando el ―Lusitania‖, sin saberlo, alteró el rumbo en su dirección. Sin advertencia previa, el submarino disparó el primer torpedo de proa; momentos después, impactó en el trasatlántico en la proa del lado de estribor, y detonó en el interior de su casco, provocando una explosión secundaria y más fuerte, en las salas de calderas. Escorándose a estribor, el barco comenzó a hundirse rápidamente por la proa. Los supervivientes del ataque fueron 761. En total, 1.198 personas murieron, incluyendo a 128 americanos y 35 de los 39 bebés que habían salido de Nueva York. En Alemania, en general, la Prensa aclamó el hundimiento, aunque algunos informes germanos

mantuvieron que el capitán alemán había confundido el ―Lusitania‖ con un transporte de tropas. (El capitán alemán murió antes del fin de la guerra, y jamás se determinó con certeza si antes de disparar el torpedo sabía que estaba atacando un trasatlántico de pasajeros). Pero Estados Unidos no estaba listo para declarar la guerra. El Presidente sólo le transmitió una nota de protesta a Alemania, reafirmando su determinación de salvaguardar por cualquier medio los derechos de los norteamericanos a viajar a cualquier parte de ultramar en cualquier barco que eligieran, aunque dicho barco perteneciera a una nación beligerante. No obstante, el caso del ―Lusitania‖ era una mecha encendida. Contribuyó poderosamente a avivar los sentimientos antialemanes en América; con el tiempo ayudaría a cambiar las mentes del pueblo y del presidente. Asombrada por la violencia de la reacción americana, Alemania le ordenó el 6 de junio a su fuerza de submarinos que frenara los ataques contra los barcos de pasajeros grandes, y el 18 de septiembre el káiser ordenó un alto en la guerra total de los submarinos contra los barcos mercantes en aguas británicas. En el fondo yacía la sombra de Estados Unidos, con su vasta capacidad industrial y su enorme reserva de mano de obra. Alemania no deseaba encolerizar a ese gigante neutral, y sabia que todo americano que muriera accidentalmente en un ataque de submarinos (y había habido muchos casos) hacía que Estados Unidos se acercara un paso a su unión con los aliados. Durante gran parte del año siguiente, Gran Bretaña disfrutó de un respiro de las depredaciones de los submarinos... aparte del continuo tendido de campos de minas fuera de los puertos británicos y de las rutas marítimas, una actividad que prosiguió sin interrupción hasta el fin de la guerra. Ansioso de no desperdiciar el potencial de sus submarinos, el Almirantazgo alemán desvió sus naves del Atlántico y el mar del Norte al Mediterráneo. Allí podrían apoyar a los aliados de Alemania, los turcos, en su lucha contra las fuerzas


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británicas e imperiales por intentar obtener una posición fuerte en los Dardanelos, en Gallípoli. Con flotillas basadas en el Adriático, los submarinos lanzaron una campaña nueva contra los transportes que llevaban refuerzos de tropas al frente de Gallípoli y contra los barcos mercantes británicos y neutrales llevando cargamentos desde la India y el Lejano Oriente. Los frutos fueron buenos, la oposición ligera y las hazañas de los submarinos, espectaculares. A comienzos de 1916 los políticos cedieron a la presión de los militares y soltaron una vez más a los submarinos en aguas de Gran Bretaña, pero los ataques se vieron restringidos a barcos mercantes. Dos meses más tarde, después de unas enérgicas protestas de los países neutrales -el Presidente Wilson amenazaba con cortar las relaciones diplomáticas con los alemanes-, Alemania se tornó cauta y en mayo de 1916 hizo regresar de nuevo a los submarinos. Durante un tiempo, el Atlántico y el mar del Norte quedaron vacíos de los temidos submarinos, pero la quietud solo duró el verano. Es otoño, el Alto Mando obtuvo permiso para otra ofensiva -de nuevo restringida a barcos armados- tras convencer al Kaiser de que era improbable que Estados Unidos entrara en la guerra. La nueva campaña tuvo un éxito asombroso. La flota totalizaba 134 submarinos, de los que 87 eran operativos. Entre ellos figuraban los nuevos tipos UC, equipados para plantar minas, y el UB, llamado el renacuajo por su tamaño diminuto, diseñado para defensa costera. La agrandada flota de submarinos le provocó a Gran Bretaña el peor número de pérdidas desde que comenzara la guerra, 154 barcos mercantes británicos, con un total de 487.000 toneladas, durante los últimos cuatro meses de 1916. El Comandante en Jefe de la Gran Flota, el almirante sir John Jellicoe, advirtió que si la guerra de los submarinos seguía expandiéndose sin limitaciones, Gran Bretaña se vería obligada a pedir la paz en el verano de 1917. El principal esfuerzo ofensivo de Alemania en 1917 no se llevó a cabo en tierra, sino en el mar; la

reanudación de la guerra submarina sin límites contra Gran Bretaña. Esta estrategia fue decidida después de muchos meses de difícil debate. El almirante Tirpitz había dimitido en marzo de 1916 al no permitírsele que la adoptara, pero los submarinistas alemanes siguieron siendo favorables a la misma, aunque no tanto la Flota de Alta Mar, cuya función quedaba mermada. Al inicio de 1917, el Kaiser dio su aprobación a la reanudación de una campaña total y sin limitaciones, a pesar del riesgo de encolerizar a Estados Unidos. De ese modo el resultado de la guerra y el destino de Alemania se confió a los submarinos... algo sin imaginar en 1914. Los argumentos de la Armada germana a favor de la compañía coincidían en cada detalle con la desolada predicción del Almirante Jellicoe; se basaban en una serié de cálculos estadísticos que demostraban que si cada mes se hundían 600.000 toneladas de barcos británicos, y se conseguía asustar y ausentar a los navíos de los países neutrales de los puertos ingleses, el sistema de abastecimiento británico se colapsaría y la guerra acabaría en seis meses porque Gran Bretaña ya no sería capaz de obtener las materias primas necesarias para continuar. En 1917, en febrero, 86 barcos mercantes británicos con un total de 256.000 toneladas se fueron a pique. En marzo, ese número se elevó a 103 barcos con 284.000 toneladas. Las tripulaciones de los submarinos trabajaron al máximo de su capacidad y superaron todas sus actuaciones previas. Ahora se perdía uno de cada cuatro barcos que salían de puertos británicos, incluyendo naveshospital claramente señalizadas y brillantemente iluminadas. En el feroz clima invernal, el precio mortal se incrementó. Esta política atraería casi con toda seguridad a Estados Unidos a la guerra, pero pasaría al menos un año hasta que pudiera desplegar sus ejércitos en Europa. ¿Se podría dejar a Gran Bretaña fuera de combate en los pocos meses de que disponían? Desde un punto de vista técnico, los últimos progresos hacían pensar que era posible.


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ESTADOS UNIDOS EN GUERRA

E

l 2 de abril de 1917 el Presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, apareció ante una sesión conjunta especial del Congreso celebrada en la Cámara de Representantes. Todo el mundo sabía que estaba a punto de pedirles a los legisladores que tomaran una decisión trascendental. Al terminar la sesión, casi tres años después de que el conflicto estallara en Europa, Estados Unidos le declaró la guerra a Alemania. Los motivos para hacerlo fueron diversos y complejos; la ofensiva de los submarinos, aunque se cobraba un precio cada vez más alto en vidas americanas, no fue la única causa de que renunciaran a su intención largo tiempo defendida de evitar verse mezclados en las guerras europeas. Pero contribuyó de forma poderosa la manera en que los submarinos libraban la guerra, habiendo provocado una ira incendiaria en el público americano, y todo congresista que escuchó la alocución de Wilson pudo sentir el calor de esa furia.

La intervención de América no aportó un alivio inmediato a los asediados británicos, ya que los hombres y las armas aún no estaban disponibles en cantidades suficientes para lanzarlos a la batalla. En vano el almirante William Sims, al mando de las fuerzas de la Marina de Estados Unidos en Europa, advirtió que Gran Bretaña se hallaba en peligro inminente de colapso bajo la embestida de los submarinos e instó a que su país enviara en el acto cualquier navío antisubmarino que tuviera disponible. A medida que proseguían los ataques de los submarinos -en mayo de 1917 se hundieron 549.987 toneladas-, el Almirantazgo predijo que la guerra estaría perdida en noviembre. A comienzos de mayo, seis destructores americanos arribaron a Queenstown, Irlanda. Eran una ayuda, más no la respuesta. El significado verdadero de la beligerancia americana en aquellos oscuros e inciertos días era la futura promesa de la realmente asombrosa productividad industrial de Estados Unidos. Por ejemplo, la Compañía de Aceros de Bethlehem pronto sería capaz de


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construir un destructor grande en apenas seis semanas, mientras que los astilleros británicos necesitaban nada menos que 18 meses para construir un navío similar. Los británicos se mostraron prestos en tratar de aprovechar esa cornucopia industrial: le presentaron a su nuevo aliado una lista que incluía 55 destructores de escolta, 41 cruceros, cuatro acorazados, más de 100 aviones, 100.000 minas y 250 pequeñas embarcaciones minadoras para establecer una enorme barrera a lo ancho del mar del Norte, a la vez que un número no especificado de barcos mercantes y variados navíos de patrulla antisubmarina. Haría falta tiempo para satisfacer las necesidades en apariencia inagotables del Almirantazgo británico, por no hablar de las propias de los americanos, y una gran parte del equipo manufacturado en Estados Unidos no salió del conducto industrial hasta que la guerra hubo acabado. Pero el apoyo de América bastó para conseguir un cambio importante: le dio a Gran Bretaña confianza para introducir al fin el sistema de convoyes.

La agonía. De un modo u otro, el mundo se convirtió en un sitio inhóspito para los submarinos alemanes. En el apogeo de su efectividad, 70 cargueros resultaron hundidos por cada submarino perdido. En julio de 1917 la proporción había descendido a solo 16 cargueros por cada submarino. Y la mortalidad de los submarinos empeoraría mucho más. De 55 que

había en el mar en mayo de 1918 -el total más elevado en cualquier momento de la guerra- 16 se perdieron, convirtiendo ese mes en el más desastroso en la historia de los submarinos. Aunque su producción se incrementó, ello quedó contrarrestado por los programas acelerados de construcción de barcos en Gran Bretaña y América. Durante el segundo cuarto de 1918, la producción de barcos compensó las pérdidas. Las estadísticas vitales de la campaña de submarinos revelaron clínicamente la inminente derrota de la flota submarina. Un arma antisubmarino todavía más temida era la carga de profundidad, que reclamó su primera presa en julio de 1916, y casi de inmediato, cada vez más tripulantes de submarinos se vieron obligados a soportar el terror de sus ataques: las sacudidas de las explosiones bajo el agua, las oscilaciones violentas, el apagado de las luces, la destrucción de los instrumentos, el agua saliendo de las tuberías y válvulas agrietadas. Aunque la mayoría de las cargas de profundidad caían lejos de sus blancos, compartieron el crédito con las minas por el hundimiento de más submarinos que cualquier otra arma Aliada: 35 cada una. Más o menos en los últimos días de la guerra de submarinos, la potencia aérea de los aliados se convirtió en otro factor crucial en la contienda. Los aeropuertos, las estaciones de hidroaviones y las bases de aeronaves destinados al esfuerzo antisubmarino brotaron por toda la costa de Gran Bretaña. Las naves voladoras caían desde el sol sobre los submarinos desprevenidos, y llegaron a hundir a siete y a dañar a 40. Cuatrocientos dirigibles pequeños, algunos con una autonomía de 50 horas, entraron en servicio como escoltas aéreos de convoyes y localizadores de submarinos en los accesos septentrionales, el canal de la Mancha y el mar del Norte, y con el tiempo patrullaron un total de 4.180.000 km cuadrados. De los 312 barcos torpedeados en un convoy desde abril de 1917 hasta el fin de la guerra, sólo dos recibieron un impacto mientras se hallaba presente una escolta aérea.


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Los líderes de Alemania comprendieron tardíamente las implicaciones de la participación americana en la guerra. Estaba claro que había que hacer algo para combatir a ese enemigo, nuevo y poderoso. De algún modo había que llevar la guerra a los mismos Estados Unidos con el fin de interrumpir el flujo de tropas y municiones americanas a los campos de batalla y apartar a las fuerzas navales norteamericanas de aguas europeas. En busca de una respuesta, los alemanes recurrieron a un nuevo tipo de submarino de guerra: los cruceros. Esos submarinos gigantes fueron la mejor excepción al declive generalizado de la flota de submarinos. Solo nueve de esos submarinos crucero llegaron a entrar en acción, aunque el programa de construcción de 1917 y 1918 pretendía fabricar muchos más para incursiones de larga distancia en los siguientes dos años. Siete de los nueve citados iban a funcionar como submarinos mercantes, y sólo con posterioridad se convirtieron en cruceros. Pero los otros dos fueron diseñados desde la quilla hasta la perilla como naves de guerra.

Con un desplazamiento de casi 2.500 toneladas en inmersión, 95 mts de eslora y armados con seis tubos lanzatorpedos y dos cañones de 150 mm, esos dos últimos eran los submarinos más grandes que se construyeron en la Primera Guerra Mundial. Nuevos ingenios. Citaremos solamente dos máquinas que, o bien por el resultado obtenido, o por lo que era razonable prever de su perfeccionamiento y utilización en futuras guerras, son dignas de mención. Una de ellas es la ―Vedette-Torretera‖, de sólo el tamaño necesario para poder soportar uno o dos tubos lanzatorpedos; dieron excelente resultado en la vigilancia costera, siendo utilizadas por primera vez en Flandes. Posteriormente, los italianos en particular, sacaron gran partido de su empleo; en la primavera de 1918 atacaron por sorpresa, a favor de la relativa oscuridad de las primeras horas de la mañana, una sección de la flota austro-húngara en las costas de Dalmacia, utilizando en la sorpresa solamente aquellas ―Vedettes‖, consiguiendo hundir el buque


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de línea más moderno de la flota austro-húngara, el ―Szent Istvan‖, alcanzado por dos torpedos.

ciones técnicas iníciales del nuevo sistema y de la impericia de los encargados de su manejo. Pero se debía prever que una vez vencidas las dificultades en el manejo del torpedo, en futuras guerras, las grandes unidades de combate y cruceros habrían de tener muy en cuenta la contingencia del ataque de aviones torpederos. La revolución hierve en la Marina alemana.

La otra innovación a que nos referimos la constituye el avión armado de torpedo, en lugar de bombas, el cual se ha de lanzar contra el blanco enemigo volando en plano muy próximo a la superficie del agua. Esta arma se utilizó en la Primera Guerra Mundial por parte de los alemanes, sin gran éxito, a causa, sin duda, de las imperfec-

Un resultado del virtual embalsamamiento de los buques grandes fue que los más capacitados y dedicados oficiales y hombres alistados, pronto se presentaron de voluntarios para el servicio a bordo de destructores y submarinos, dejando en los acorazados y los cruceros de combate una desproporcionada cuota de ineptos e indolentes. Además, tal como le correspondía a su estado de inactividad, los hombres alistados en los barcos grandes ahora recibían raciones reducidas e inferiores -nabos, pan, té de hierbas y muy poca carne-, mientras que los comedores de los oficiales de tierra seguían abastecidos de licor, tabaco y buena comida. El 2 de agosto de 1917, unos 350 hombres a bordo de un acorazado se negaron a montar guardia, bajaron a tierra y marcharon en protesta por las calles de Wilhelmshaven. Entonces, aireadas sus quejas, regresaron a sus puestos... sólo para ver cómo arrestaban a sus líderes para someterlos a un consejo de guerra. Varios fueron sentenciados a largas penas en prisión, mientras que dos alcanzaron el martirio cuando se les llevó a Colonia y un pelotón de fusilamiento del ejército los ejecutó. El Alto Mando de la Armada insistió en que la insurrección había sido inspirada por agitadores comunistas. Parece bastante más probable que los contactos de los marineros con elementos revolucionarios fueran un resultado del motín en vez de una causa. Entre las pocas concesiones arrancadas a la Armada Imperial había una que permitía a los marineros elegir comités de provisiones para supervisar la distribución de raciones en cada barco.


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Esos grupos sí que atrajeron a revolucionarios de Berlín y condujeron a la formación de secretas asambleas de marineros basadas en las que ya surgían en la Armada rusa. Y así, bajo las cubiertas de los acorazados y cruceros de combate alemanes, la rebelión hirvió a fuego lento durante más de un año. El armisticio. El 5 de octubre de 1918 un nuevo Canciller alemán solicitó que el Presidente de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, preparara un armisticio. En ese punto los alemanes aún esperaban una paz negociada en vez de unas condiciones dictadas por el vencedor sobre el vencido... y el mando de la Armada británica temía que los alemanes pudieran intentar mejorar su posición de facto, demostrando que la Flota de Alta Mar todavía era una fuerza de combate formidable. Un almirante británico lo explicó: ―El enemigo debe comprender que, en cualquier caso, parte de su flota le será exigida en el armisticio y en las condiciones de paz. Puede que trate de infligirnos algunas bajas antes de perder por completo dicho poder‖. Eso mismo era lo que planeaba el Jefe de la Flota alemana, Scheer. El 21 de octubre, sin contárselo al Gobierno ni al Mando de la Armada (mucho menos al Kaiser), le envió órdenes al Almirante Hipper en Wilhelmshaven: ―Ha de prepararse a la Flota de Alta Mar para un ataque y una batalla con la flota británica‖. Su Plan de Operaciones requería que 19 destructores atacaran barcos mercantes en la costa de Flandes y en el estuario del Támesis, mientras la flota principal de combate se reunía. Los destructores atacantes atraerían a la Gran Flota y la conducirían hasta una isla holandesa a unos 13 km. del estuario del río Ems. Una vez allí, después de que las minas y 25 submarinos al acecho hubieran empezado a destruir a la fuerza británica, los acorazados y los cruceros de combate de la Flota de Alta Mar entrarían en la escena y rematarían el trabajo.

Era un plan desesperado para una época desesperada y, por fortuna prácticamente para todos, jamás tuvo la oportunidad de ser llevado a cabo. Al anochecer del 29 de octubre la Flota de Alta Mar se había agrupado, programada su salida para medianoche. No obstante, a pesar de los extraordinarios esfuerzos de Scheer por mantener el secreto, las luces de señales parpadearon por las troneras de los buques de guerra mientras las tripulaciones se transmitían de barco a barco los rumores más fantásticos. Poco importaba cuál de las historias era verdad. Por claro consenso, las dotaciones fueron renuentes a arriesgar sus vidas en la última batalla de una guerra perdida. A las 22:00, mientras Hipper mantenía una conferencia a bordo de su buque insignia, un oficial irrumpió con la espantosa noticia de que los hombres de tres acorazados se negaban a obedecer a sus oficiales. A medianoche, la hora estipulada para la partida, los hombres de otros tres acorazados se hallaban en un motín declarado, con los fogoneros amenazando con apagar las calderas si los barcos intentaban navegar. El 3 de noviembre unos 500 marineros abandonaron sus barcos y se reunieron en un parque en las afueras de la ciudad. Allí, trabajadores de los astilleros y otros civiles se unieron a los marineros hasta convertirse en una multitud de unos 20.000 hombres. Mientras marchaban hacia la cárcel de Kiel con la intención de liberar a algunos prisioneros, una patrulla costera leal disparó contra la bulliciosa muchedumbre, dejando a una veintena de muertos y heridos sobre los adoquines. Regresando a sus barcos y barracas, los marineros entraron a la fuerza en las armerías. Con las armas que tomaron, casi sin ninguna oposición, el 4 de noviembre obtuvieron el control de Kiel. La rebelión se extendió, y en dos o tres días banderas rojas ondearon en Wilhelmshaven, Hamburgo, Lübeck, Rendsberg, Bremerhaven y Rostock. El caos creció. Otra orden enviaba a los submarinos y a las torpederas en Kiel y Wilhelmshaven a buscar refugio en Helgoland. Pero aun allí había estallado la revolución, y los navíos


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leales al gobierno no eran bien recibidos. La flota de submarinos carecía de refugio en el mundo. Esas dotaciones alemanas, invictas ante el enemigo y leales y disciplinadas hasta el final, fueron derrotadas de esa manera por sus compañeros de armas, los marineros de las naves de superficie. El 9 de noviembre los submarinos recibieron la orden de regresar a sus bases y entregarse a la ignominia de capitular ante los amotinados. Ese mismo día, el Gobierno cedió su puesto a un régimen socialista. Y a las 5 de la madrugada del lunes 11 de noviembre de 1918, se firmó un armisticio. La entrega. Bajo los términos del armisticio, el grueso de la Flota de Alta Mar alemana debía ser entregada a los británicos para su internamiento, hasta un convenio de paz definitivo. Así pues, el 21 de noviembre, conducidos por el crucero ligero británico Cardiff como guía, once acorazados alemanes, cinco cruceros de combate, siete cruceros ligeros y 49 destructores navegaron despacio a través de la niebla hacia su último punto de reunión. Una condición crucial del acuerdo del armisticio fue la rendición de todos los submarinos, en puertos designados por los aliados. Si los alemanes intentaban echar a pique sus submarinos, advirtieron, Helgoland quedaría bajo permanente ocupación militar de los aliados. El puerto elegido para rendirse fue Harwick, en la costa este de Inglaterra. El 20 de noviembre, mientras la niebla del amanecer se despejaba desde el mar, a 38 km. de distancia se podían ver las formas largas y bajas de 20 submarinos alemanes escoltados al cautiverio por buques de guerra de la Royal Navy. Las tripulaciones británicas los abordaron y ocuparon los puestos de las dotaciones alemanas, y mientras entraban en puerto, la enseña británica se izaba por encima de la bandera germana.

En los días siguientes, la humillación se repitió una y otra vez. Contando los que ingresaron en otros puertos, al final, 176 submarinos quedaron prisioneros. Había otros 224 que se oxidaban en astilleros alemanes en diversas fases de construcción, destinados a una gran ofensiva que nunca tendría lugar. La Flota alemana había sido llevada a Scapa Flow para su internamiento... y cuarentena. Temerosos de que la enfermedad de la revolución alemana pudiera contagiar a los marineros británicos, las autoridades de la Armada Real se negaron incluso a permitir que los alemanes pusieran pie en la costa de Scapa, confinándolos a las calientes cuevas de sus barcos, que cada día estaban más herrumbrosos y sucios. De modo comprensible, los británicos se negaron a reconocer al Soviet de los marineros y, salvo para proporcionarle al almirante alemán al mando (Von Reuter) periódicos, mantuvieron escasos contactos con el Comandante alemán. Hundimientos Mientras las negociaciones de Versalles se dilataban, con el destino de la flota germana en la balanza, Reuter desarrolló un plan para salvar parte del honor perdido de su Armada: si se presentaba la oportunidad, hundiría sus barcos. En junio de 1919 los británicos inadvertidamente le proporcionaron la oportunidad. A principios de ese mes, los buques de repatriación se llevaron a la mayoría de los marineros alemanes a casa, dejando dotaciones básicas de apenas una docena de oficiales y hombres en cada destructor y de unos 80 en cada buque superior. Bien fuera por idea de Reuter o simplemente porque los marineros más rebeldes eran también los más ansiosos por retornar a una vida civil, los que se quedaron fueron los más leales. El 17 de junio Reuter envió una carta secreta a sus comandantes, ordenándoles que mandaran a pique a sus navíos en respuesta a una señal


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procedente del buque insignia. Sus partidarios comenzaron los preparativos de inmediato. Cuatro días después, una soleada mañana de sábado, los barcos británicos levaron anclas y se hicieron despreocupadamente a la mar. Confiado en que los alemanes no podían causarle problemas, el almirante inglés que comandaba la Escuadra de vigilancia de Scapa Flow, había ordenado un día de prácticas de torpedos, dejando atrás sólo a dos destructores, siete barcos de pesca y unos paquebotes. A las 11:20, el buque insignia de Reuter transmitió: ―Párrafo 11. Confirmen‖. En 70 barcos a lo largo del enorme puerto, marineros alemanes corrieron bajo cubierta y aguardaron la orden de acción, que llegó a los pocos momentos: ―Condición Z: ¡Hundir!‖. En un estallido de energía largo tiempo contenida, los alemanes abrieron las espitas de mar, arrancaron los remaches de los mamparos y con almádenas aplastaron válvulas, tuberías y con-

densadores. Una vez que las válvulas y las espitas de mar estuvieron abiertas, tiraron por la borda sus llaves y manivelas, al igual que todas las válvulas de admisión de los condensadores. Ahora ya no podrían volver a cerrarse... nunca. A bordo de uno de los barcos de pesca británicos que no habían zarpado, un artista civil estaba realizando el boceto del acorazado ―Friedrich der Grosse‖ (Federico el Grande), que había servido de buque insignia de Scheer en Jutlandia, y mientras dibujaba, para su asombro se dio cuenta de que el gran barco parecía estar hundiéndose. En un barco de visita que había estado serpenteando entre la Flota de Alta Mar, unos 200 escolares británicos centraron su ahora excitada atención en la visión de los marineros alemanes saltando a los botes salvavidas y abandonando sus barcos mientras lo que quedaba de la orquesta germana tocaba el himno nacional alemán.


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Alertada al fin, la Escuadra británica regresó a toda máquina... demasiado tarde. A las 12:16 el ―Friedrich der Grosse‖ se hundió. La Armada inglesa se comportó como si hubiera enloquecido; los buques de guerra y los paquebotes británicos dispararon sobre los botes salvavidas alemanes que enarbolaban banderas blancas, matando a 10 e hiriendo a 21. En un ignominioso episodio, un marinero alemán que había estado a bordo de un barco británico en el momento de los hundimientos fue ejecutado en el acto. Incluso mientras desahogaban su ira, los británicos se afanaron como locos por remolcar a la costa, encallar y, así, salvar a los buques que se hundían; tuvieron éxito con un acorazado, cuatro cruceros ligeros, y 18 destructores. Antes de que terminara ese funesto día, 51 barcos, incluyendo 10 acorazados y cinco cruceros de combate, con un total de casi 500.000 toneladas más del doble de las bajas sufridas por ambos bandos en Jutlandia-, yacieron en el fondo de Scapa. Reuter y 1.860 hombres fueron llevados a tierra como prisioneros de guerra, y por dos veces el Almirantazgo intentó juzgar al Comandante germano por el hundimiento. En ambas ocasiones, el Auditor de Marina de la Gran Flota británica decretó que el juicio era imposible: bajo el Armisticio y hasta que se firmara un Tratado de Paz, la Flota de Alta Mar había sido internada, no rendida... y en un sentido legal, Reuter simplemente había destruido propiedad que aún pertenecía a su propio gobierno. Reflexión Con el fin de la primera campaña de submarinos de la historia tuvo lugar el mortífero recuento. Alemania había comenzado la guerra con 20 submarinos operativos, había construido 345 y perdido 178 en acciones del enemigo. De los 13.000 oficiales y hombres que sirvieran en ellos, 515 oficiales y 4.849 hombres habían perdido la vida, una tasa de mortalidad superior al 40 por ciento.

Pero eso no era nada comparado con las bajas que habían infligido. Hundieron casi 5.000 barcos, con un colosal total de once millones de toneladas, la mayor parte británicos. Un joven Oficial Naval submarinista, Karl Dönitz, al contemplar las lecciones de la guerra de submarinos en el ocio forzado del campamentoprisión, llegó a la misma conclusión. ―La culpa de la derrota‖, escribiría muchos años después, ―radicaba en la propensión continental de nuestro gobierno, de nuestros jefes en el Ejército y de todo el pueblo alemán‖. Alemania había salido victoriosa en el pasado porque sus oponentes eran países continentales y la lucha la llevaban a cabo los ejércitos de tierra. ―Entonces nuestra posición política y estratégica se había visto fundamentalmente alterada‖, continuó Dönitz. ―Por primera vez, 1914 fue una contienda marítima, y el mayor poder naval estaba del lado de nuestro oponente, con el que podíamos combatir con alguna esperanza de éxito sólo en el Atlántico. Y eso no lo comprendimos.‖ Él lo comprendió entonces. En los años siguientes a su regreso a Alemania en julio de 1919 -los amargos años de las aplastantes indemnizaciones de guerra y del empobrecimiento nacional, de la anarquía política y la violencia civil, de la galopante inflación y la impotencia militar- Dönitz supo que si alguna vez tenía lugar otra guerra sería una continuación de la primera, librada de manera muy similar y contra casi los mismos enemigos. Si Alemania quería ganar la próxima guerra, concluyó, ésta se decidiría en el Atlántico... y gracias a los submarinos. Pero si iban a determinar el resultado de una segunda contienda, los submarinos deberían emplearse de una manera nueva: en fuerza, y con grupos trabajando en concierto, en ataques nocturnos despiadados en una campaña completamente ilimitada. A esa conclusión había llegado por su experiencia en la última campaña de submarinos. Si se aplicaban esas lecciones, Alemania podría ganar la próxima guerra en el mar.




CAPÍTULO I (Entreguerras)

UN LARGO PRÓLOGO.

T

ras la Primera Guerra Mundial, la desilusión y el abatimiento se extendieron por una sociedad europea, ya de por sí imbuida en una crisis moral sin precedentes. Esta difícil situación reveló la incapacidad del capitalismo contemporáneo para sacar a flote la hundida economía. Considerados los culpables de la inmovilidad y de los problemas sociales, se desató un sentimiento en contra de los

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valores y de los esquemas ideológicos tradicionales; para un amplio sector de la sociedad, el liberalismo y la democracia se mostraron como sistemas fallidos, decadentes e hipócritas, que carecían de la fuerza necesaria para enfrentarse a la crisis. Por otro lado, el triunfo de la revolución bolchevique en Rusia estimuló el desarrollo de los movimientos de izquierda, difundiendo entre los conservadores el temor creciente a una invasión socialista de Occidente.


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África y Oriente Medio La mirada colonial sobre África se prolongaría en las décadas posteriores. Cuando terminada la Primera Guerra Mundial las potencias vencedoras deciden privar a Alemania de los territorios obtenidos en la Conferencia de Berlín, su decisión no es la de concederles la independencia.

Antes, por el contrario, los colocan bajo la fórmula del Mandato, tomando como modelo el complemento de capacidad de los menores en el Derecho Civil. De acuerdo con la nueva institución, los colonizados eran comparados con criaturas a las que había que conducir, corrigiéndolas y ayudándolas, a través de lo que el Pacto de la Sociedad de Naciones consideraría "las complejidades del mundo moderno".


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El carácter derogatorio de la fórmula aplicada a las colonias africanas de Alemania se convertiría en abierta aberración cuando se decidió extenderla al Imperio Otomano, la otra potencia derrotada en la Gran Guerra. Constantinopla, la capital de un Imperio musulmán que, históricamente, había sido gobernado desde Bagdad y Damasco, se transformó repentinamente en metrópoli y, en correspondencia, el resto de los territorios del Islam, incluyendo Siria, Egipto o Arabia, en inusitadas colonias, a las que había que colocar bajo mandato de las potencias vencedoras.

Hacia el nuevo Imperio Romano. En 1869, una compañía privada había adquirido una localidad al sur de Eritrea, región al norte de Etiopía. Ambos territorios conformaban lo que desde la antigüedad se conocía como Abisinia, poblada en tiempos remotos por una etnia procedente del Yemen, de cuyo nombre se derivó el del país, y que se asentó en la zona central del macizo Etíope. Sus gobernantes habían sido convertidos al cristianismo en los tempranos tiempos de la nueva fé.

Esa localidad de Eritrea a su vez le fué comprada a dicha compañía en 1882 por el Estado Italiano, que además ocupó en 1885 el puerto de Massaua, en la costa del mar Rojo. Siguiendo la larga costa que se abría hacía el golfo de Aden y al Océano Índico, se encontraba un gran territorio de históricas raíces islámicas (Somalia), pero que anteriormente había sido feudatario de los faraones egipcios. Egipto reclamó antiguos derechos y de, 1874 a 1884 ocupó diferentes puntos de su costa hasta que los británicos establecieron un Protectorado en la zona en 1887. Italia se unió al expansionismo europeo en África y tras conquistar toda Eritrea, pactó tratados de protectorado con jefes de zona somalíes en 1889 y firmó un protocolo con Inglaterra en el que quedaban delimitadas las respectivas áreas. En 1893 la crisis económica que padecía Italia había erosionado al país; el gobierno buscó en el exterior una solución que potenciara la conciencia nacional. El lugar elegido para ello fué África, prosiguiendo la penetración desde Eritrea y a costa de Abisinia (Etiopía). La acción militar italiana se convirtió en un fracaso, siendo derrotados en Adua, en marzo de 1896. La derrota no sólo ocasionó la muerte de unos 5.000 soldados italianos, quedando como una espina clavada, sino la inmediata caída del gobierno. No obstante, las apetencias africanistas persistieron y fruto de las mismas, las antiguas regiones costeras norteafricanas de Cirenaica y Tripolitania (actual Libia), antiguos nidos de piratas berberiscos, fueron convertidas en colonias italianas en 1911-12.


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La llegada de Mussolini al poder en 1922, acrecentó las apetencias italianas sobre África Oriental. En sus primeros años, el régimen se mostró cauto, llegando a firmar un pacto de amistad con los etíopes. Sin embargo, por sus especiales características, el fascismo veía en el uso de la fuerza un síntoma de vitalidad nacional. En la mente del Duce fué tomando forma la idea de que una acción victoriosa en Etiopía no podía ofrecerle sino ventajas. Con el importante añadido de que la conquista de ese territorio daría continuidad a las posesiones italianas de Eritrea y Somalia, ahora separadas en la costa por dominios franceses y británicos. Esto permitiría sentar las bases del Nuevo Imperio Romano que había prometido al rey Víctor Manuel III.

Ninguna nación europea estaba dispuesta a ir a la guerra para defender el trono de quienes se decían herederos del rey Salomón y la reina de Saba. Se produjo un incidente en la frontera eritrea-etiope y por supuesto sirvió de ―casus belli‖para Italia. Así, el 2 de octubre de 1935 Mussolini anunciaba al mundo entero, desde el balcón principal del romano ―Palazzo Venecia‖, su decisión de invadir Etiopía.

Se hizo efectiva al día siguiente, cuando tropas italianas procedentes de Eritrea cruzaron la frontera. Etiopia en ese momento era una de las pocas naciones africanas independientes y el más antiguo país cristiano de África. Su sociedad se mantenía en una situación cercana a la Edad Media y, por supuesto, su ejército, conformado principalmente por los guerreros de los nobles locales-casi siempre enemistados entre sí-; si ya en 1896 carecía de armamento contemporáneo, la diferencia con relación al que existía en aquellos años era casi absoluta, y poca resistencia podía ofrecer. Los italianos entrarían en su capital siete meses después, en mayo de 1936.

La Commonwealth A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña estableció un sistema que le daría magníficos resultados, puesto que vincularía a sus colonias hasta nuestros días, y aún, ya naciones


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independientes, a mantener vínculos fuertes con la metrópoli, no sólo políticos, sino, más importante, comerciales. En una primera fase, la Corona delegaba el poder en un Gobernador y en su Consejo, que podía ser de carácter ejecutivo o simplemente consultivo. Más adelante se incorporaba una Asamblea Legislativa, cuyo papel constitucional aumentaba a medida que la proporción de miembros electos crecía en relación a la de miembros nominativos. En la etapa siguiente, el Consejo Ejecutivo se hacía responsable ante la Asamblea. El Consejo y la Asamblea adquirían autonomía para los asuntos internos, mientras que la política exterior quedaba en manos del Gobierno británico. El primer paso en la transición del Imperio a la

Commonwealth fue un informe publicado en 1839; en este informe se atribuía el descontento y el origen de los disturbios en las provincias del Canadá, en la falta de armonía entre el ejecutivo y el legislativo y proponía como remedio la elección de los ministros del ejecutivo entre los miembros de grupo mayoritario en la asamblea. Tras ser acogido favorablemente en Canadá el principio de establecimiento de un gobierno local, se extendió rápidamente a las demás colonias británicas. El poder de tales gobiernos era limitado; las relaciones y el comercio exterior, así como la utilización de los terrenos públicos y la reforma de la Constitución, continuaron siendo competencia del gobierno británico.


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Estas limitaciones desaparecieron gradualmente, a excepción de las relativas a la dirección de los asuntos exteriores, que permanecerían en manos de Gran Bretaña hasta el siglo XX: Canadá, Australia, Nueva Zelanda y África del Sur eran ya conocidos a principios del siglo XX, como ―Dominios‖ y a partir de 1917 comenzó a utilizarse el término Commonwealth para designar la nueva configuración del Imperio Británico. Antes de que los territorios coloniales de África y otros lugares accedieran a la independencia, la ―familia de la Commonwealth‖, en 1926, era un pequeño e íntimo grupo de blancos, fiel a las tradiciones y a la Corona británica. En aquellas colonias en que la implantación europea no había sido preponderante, los progresos constitucionales fueron mucho más lentos. En los años 30 (del siglo XX), los gobiernos coloniales de África y Asia parecían tener asegurada una larga existencia. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial, contribuyó a revitalizar los sentimientos nacionalistas. Las nuevas naciones independientes decidieron, no obstante, permanecer dentro de la Commonwealth, a pesar de las peculiaridades étnicas e históricas que las distinguían de los miembros más antiguos. Consideraron que su participación les aportaría beneficios económicos y diplomáticos y que aumentaría su influencia internacional. Más no sentían el especial apego a la Corona de los miembros más antiguos. En la actualidad, a pesar de que todos los miembros participan en el sistema de consulta y cooperación, que cubre numerosas actividades, la Commonwealth ya no es un bloque tan compacto como en el pasado. De Lenin a Stalin Triunfante la revolución soviética de 1917 en Rusia, el primer gobierno bolchevique del que formaron parte Lenin, Trotski y Stalin, redactó la Constitución provisional en julio de 1918, que instauró la dictadura del proletariado basada en el

sistema de los soviets o ―consejos‖, y que nacionalizó tierras e industrias. El nuevo régimen impulsó el capitalismo de Estado y, sobre todo las nuevas relaciones de producción socialista. Pronto surgieron opositores y en la primavera de 1918 estalló la guerra civil, hasta que, finalmente, venció el gobierno. Ante una mala situación social, debido a la política económica, se estableció un ritmo más lento a la instauración del comunismo, con una etapa transitoria de respeto a la propiedad privada y libre intercambio de productos, significando el abandono del ideario colectivista, volviendo temporalmente a un capitalismo controlado para estimular la producción, con un sistema de economía mixta. Con la economía en alza, el Estado abordó su edificación política. En el Congreso de los soviets, (diciembre de 1922) se constituyó la Unión de Republicas Socialistas Soviéticas (URSS), con una estructura federal que trataría de evitar los problemas del Imperio por las numerosas nacionalidades. Poco a poco, el régimen se radicalizó, dominado por el Partido único, hasta que el Secretario General del Comité Central ejerció su autoridad sobre el resto de los componentes del gobierno, recayendo tal poder, primero, en Lenin y después de su muerte, en Stalin. A la muerte de Lenin (1924), Stalin inició un repliegue del comunismo soviético, motivado en parte por la hostilidad internacional, y en parte por los graves problemas internos de la URSS. Esta doctrina del ―socialismo en un sólo país‖ prevaleció sobre las tesis de la revolución mundial, defendidas por Trotski, que tuvo que exiliarse. Stalin pretendía consolidar el marxismo (y su poder personal) en la URSS, antes de extenderlo al resto del mundo, y para ello estableció relaciones con las potencias capitalistas, e incluso con regímenes como el nazismo (pacto germano soviético, 1939). Se volvió a los ideales de la dirección estatal de los primeros tiempos de la Revolución, instalándose el colectivismo integral. Los objetivos de la


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colectivización se consiguieron; en 1939 casi todos los campesinos vivían en régimen colectivo y el campo estaba mecanizado, lo que permitió que casi veinte millones de personas pasaran de la agricultura a la industria y los servicios. El control de los excedentes agrícolas permitió financiar un crecimiento industrial sin precedentes, obteniendo la posición de tercera potencia industrial mundial, después de EEUU y Alemania, en vísperas de la Segunda Guerra Mundial.

El fascismo se oponía al conjunto de doctrinas existentes en el momento de su aparición: era antiliberal y antisocialista, fuertemente anticomunista y en cierta medida anticonservador, aunque en muchos casos se alió con la derecha conservadora. Su objetivo era un Estado nacionalista y autoritario, dotado de una estructura económica regulada por las autoridades políticas (que se denominó, según los casos, corporativa, nacionalsocialista o nacionalsindicalista) y orientado hacia la expansión imperialista. Su mentalidad era idealista, voluntarista y secular (aunque en España se combinó con un catolicismo nacional). Proponía la movilización de las masas, exaltaba la juventud, la masculinidad y la violencia, y practicaba el culto al líder carismático. El Nacionalsocialismo

Fascismo Doctrina política nacionalista, autoritaria y radical, creada en Italia por Benito Mussolini, que fue luego adoptada, o en parte imitada por partidos de diversos países. Aunque algunos estudiosos prefieren utilizar el concepto exclusivamente para el caso italiano, el uso académico habitual consiste en aplicarlo a todo un conjunto de movimientos surgidos en Europa en el período entre las dos guerras mundiales, como el propio fascismo italiano, el nacionalsocialismo alemán y la Falange española.

Los principios ideológicos elaborados por Adolf Hitler a partir de la década de 1920-30 procedían de movimientos ya existentes en la Alemania del primer tercio del siglo XX. El pangermanismo o deseo de integrar a todos los pueblos de raza alemana, identificados por la lengua, la sangre o incluso la voluntad de serlo, dentro de un mismo Estado homogéneo, había constituido un movimiento organizado desde 1891. Las pérdidas territoriales tras la Primera Guerra Mundial exacerbaron estos sentimientos. Intelectuales criticaron el sistema político vigente, en aras de un nacionalismo popular crecientemente antiliberal. Spengler abogó por un Estado fuerte y autoritario que extendiera la fuerza del espíritu prusiano por toda Alemania. Se defendió un nacionalismo de Estado, alemán, neoconservador y apegado a la tradición prusiana y protestante. Rechazaba el liberalismo, el catolicismo, el capitalismo, la democracia y el marxismo, ideas todas ellas extrañas, según se pensaba, al espíritu del pueblo alemán. A todas estas corrientes se sumó el antisemitismo.


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La exaltación de la raza germánica y el deseo de reducir la influencia de los judíos en Alemania, que se exageraba, suponiendo conspiraciones para dominar el país y el mundo entero, se extendieron por otros grupos, desde los socialistas hasta los partidos socialcristianos. Aparecieron sociedades antisemitas que influirían profundamente en la sociedad alemana. Estas tendencias y movimientos prepararon el terreno para el nazismo y muchas de ellas colaborarían con él, facilitando su encumbramiento.

Hitler Y El NSDAP El austriaco Adolfo Hitler, que sirvió en el ejército durante la Primera Guerra Mundial, convirtió en 1921 un pequeño partido radical de Munich, en una importante organización política, (NSDAP Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores). Pronto adquirió gran número de seguidores gracias al magnetismo y dotes de organización de su líder. Los 25 puntos programáticos expuestos ese año, resumían la ideología del partido: nacionalismo y racismo unidos en el

pangermanismo y la defensa de un Estado fuerte, además de vagas ideas socializantes, ideas desarrolladas en ―Mein Kampf‖ (Mi lucha) publicado por Hitler en 1925, ampliando los temas racistas, anticomunistas y autoritarios. Además de la creación de una Gran Alemania, en la que sólo los alemanes de sangre serían ciudadanos de pleno derecho, preconizaba su expansión hacia el Este, en tierras eslavas. Cualquier idea internacionalista, de tipo religioso o político, fue rechazada, desarrollando un antagonismo especial contra el marxismo y los judíos. El nazismo hizo concesiones a la propiedad privada, para obtener el apoyo de los grandes capitalistas.


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Pero atacó duramente las instituciones democráticas y el pensamiento liberal, preconizando el ―principio del jefe‖ (Führerprinzip). Pueblo, Imperio y Jefe debían fundirse en una sola voluntad (Ein Volk. Ein Reich. Ein Führer). En el contexto de crisis política y económica del periodo de entreguerras, había en Alemania numerosos descontentos atraídos por el radicalismo

y el populismo mesiánico de los nazis, especialmente los nacionalistas y excombatientes, en desacuerdo con las consecuencias del tratado de Versalles. En el siglo XX aparece una amplia clase media (pequeña burguesía) y se consigue un mejor nivel de vida y la formación de la clase trabajadora, tendiendo a confundirse con la clase media.


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LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA

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a tenaz oposición de los sectores conservadores al régimen republicano español, desembocó en el alzamiento militar que, después de tres años de guerra, liquidaría la Segunda República e instauraría la dictadura Franquista.

Los orígenes del conflicto. E1 régimen republicano había surgido con un proyecto político y social nuevo, bajo la forma de una democracia burguesa reformadora. Hostigado por diversos enemigos desde sus comienzos, trató de apoyarse tanto en las clases medias como en los socialistas moderados para desarrollar sus proyectos


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de transformación social y económica. Pero sufrió el continuo obstruccionismo de los grupos oligárquicos (terratenientes, financieros e industriales), tradicionales dueños del poder, que eran apoyados por la Iglesia y el Ejército, provocando la impaciencia del movimiento obrero. Este tira y afloja entre tendencias opuestas durante la República produjo episodios violentos. Mientras, se polarizaba el espectro político, con la fuerza renovada de movimientos de ultraderecha y ultraizquierda. Tras la victoria electoral del Frente Popular, que integraba a las fuerzas de izquierda, se produjo una conspiración militar, organizada por el general Mola, que logró el apoyo de grupos civiles conservadores y de los movimientos de ultraderecha. Se planeó una insurrección militar simultánea en Marruecos, donde se encontraban las fuerzas mejor preparadas del ejército, y en la Península, con el objetivo de que los rebeldes convergieran en Madrid desde la periferia. El asesinato del diputado monárquico José Calvo Sotelo (14 de julio de 1936) fue la chispa que encendió la rebelión. La guerra El 17 de julio estalló la sublevación militar. Al día siguiente, se reprodujo en la Península. El Gobierno controlaba los centros financieros, las zonas industriales y exportadoras del país, además de la fuerza aérea y la flota, con lo que tenía cierta ventaja estratégica, si lograba evitar el desembarco de las tropas africanas. Sin embargo, la debilidad de la aviación y la falta de mandos de la marina impidieron realizar un bloqueo eficaz. El general Franco logró transportar las tropas acantonadas en Ceuta y Melilla, ciudades situadas en el litoral norteño africano, colindantes con el Protectorado español de Marruecos, mediante una operación de puente aéreo, que acabó contando con la colaboración material de la Italia fascista y la Alemania nazi, desde ese momento firmes apoyos

de la insurrección. El levantamiento provocó un movimiento revolucionario en el bando republicano, con el surgimiento de poderes populares autónomos nacidos de los sindicatos y partidos obreros, agrupados en juntas y comités locales que crearon sus propias milicias y administraron los territorios que controlaban al margen del Gobierno de Madrid. Esta caótica situación hizo que en la primera fase de la guerra, la República sufriera importantes derrotas. Los ―nacionales‖ o rebeldes, procedieron a la creación de un verdadero mando unificado; el general Franco fue elegido por la junta de generales como generalísimo del ejército y jefe del gobierno del Estado (1 de octubre de 1936). También la República se reorganizó. Se trató de integrar y someter a la autoridad gubernamental del Frente Popular a todas las fuerzas en defensa de la República. Se procedió a la reestructuración de las fuerzas militares, con la integración de tropas regulares y de milicianos en las Brigadas Mixtas. Tras los disturbios de mayo de 1937 en Barcelona, Largo Caballero fue sustituido por Juan Negrín, cuyo gobierno excluyó a los anarquistas. Se renunció a las experiencias revolucionarias en favor de la unidad y la concentración en el esfuerzo bélico. Aumentó también el protagonismo de los comunistas gracias al apoyo soviético a la República. En la etapa final de la guerra, el gobierno de Negrín, previendo el desastre, decretó la retirada de las Brigadas Internacionales, que abandonaron Barcelona el 15 de noviembre. El 23 de diciembre, Franco emprendió una ofensiva sobre Cataluña, combinando avances terrestres y bombardeos hasta la capitulación de Barcelona (26 de enero de 1939). La Junta de Defensa de Madrid intentó entablar negociaciones con las tropas franquistas que sitiaban la ciudad. Finalmente, Madrid cayó el 28 de Marzo. El 1 de Abril del 1939 es la fecha que marcó el final de la contienda.


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La dimensión internacional del conflicto Frecuentemente se ha analizado la Guerra Civil española como un campo de pruebas donde midieron sus fuerzas los protagonistas de la Segunda Guerra Mundial: las democracias burguesas, los regímenes fascistas y el comunismo filosoviético. Sin embargo, esta visión, en el campo político, es desmentida por la actitud de las democracias occidentales, que, por temor al avance del fascismo y a la amenaza bolchevique, decidieron no implicarse en el conflicto, mediante la organización de un Comité de No Intervención (septiembre de 1936). A Francia, iniciadora de esta política, se unieron Gran Bretaña, Alemania, Italia, la URSS, Portugal y hasta una veintena de países. Las denuncias republicanas al flagrante incumplimiento de dicho compromiso por parte de Alemania, Italia y Portugal motivaron que la URSS también se desligara del acuerdo, pero tanto Francia como Gran Bretaña se abstuvieron de intervenir, preocupadas

por las maniobras de Hitler en Europa central. El bloqueo marítimo establecido resultó poco eficaz, y el gobierno norteamericano de Roosevelt decidió vender armas a los bandos enfrentados, sin implicarse políticamente. La guerra española, considerada un conflicto secundario, fue definitivamente relegada tras los acuerdos de Munich (30 de septiembre de 1938). No obstante, la colaboración germana e italiana reforzó al ejército de Franco, sobre todo en aspectos técnicos (aviación, carros de combate) y financieros; y específicamente, en el campo militar, la llamada Legión Cóndor, formada por militares profesionales alemanes, principalmente del Arma Aérea y tanquistas y artilleros de su Ejército de Tierra. España se convirtió en un buen marco, donde probar en situación real de combate, sus nuevas tácticas y armas. Esta ayuda fué relativamente contrarrestada en el bando republicano por los voluntarios de las Brigadas Internacionales y por los aportes de material y asesores por parte de la URSS.


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ANTECEDENTES. Lo Político

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a segunda Guerra Mundial no comienza el primero de septiembre de 1939, con la invasión de Polonia por parte de Alemania. Ese no fue más que uno de los últimos eslabones de una larga cadena de agresiones perpetradas por Hitler contra los países limítrofes, con miras a realizar su programa de expansión territorial. Hay que tener en cuenta un largo prólogo que comenzó veinte años antes. Efectivamente, fue el Tratado de Versalles el que creó las condiciones del futuro conflicto mundial. En París, los vencedores de la primera Guerra Mundial no supieron hallar una fórmula válida y digna para que vencedores y vencidos pudieran construir una nueva Europa en paz. Los 14 puntos de Wilson (entonces presidente de los EE.UU.) fueron un fracaso, no tanto por su contenido, como por prevalecer en ellos el espíritu nacionalista de las potencias vencedoras firmantes del Tratado que, más que una paz justa y duradera, pretendían consolidar su hegemonía. Los alemanes se opusieron inmediatamente al articulado del pacto, que fue considerado como una imposición injusta. Con la Primera Guerra Mundial se había hundido todo el mundo occidental. En esta dramática situación, los políticos que se sentaron alrededor de la mesa de negociaciones para decidir las fronteras de los Estados y el destino de millones de hombres, no tuvieron la necesaria amplitud de miras. Si bien crearon la Sociedad de Naciones, le cortaron las alas limitando su fuerza y prestigio, y sus decisiones tuvieron muy escaso valor práctico. Sirva como ejemplo la invasión de Etiopía por Italia, y la de China por Japón, para no citar las muchas y frecuentes agresiones de Alemania a diversos países. Estados Unidos, que al final del conflicto desempeñaba un papel muy importante, se aisló dentro de sus fronteras a causa de las presiones internas, sobradamente conocidas, y del

hundimiento de su economía. El paro, la inflación, la caída de la bolsa, la incertidumbre en el porvenir y la crisis espiritual, fueron las constantes que actuaron sobre toda la sociedad occidental. Por otro lado, en Rusia se consolidaba el sistema bolchevique, con gran temor por parte de las democracias occidentales. En Italia, Mussolini, con la marcha sobre Roma, se adueñaba del Gobierno e implantaba la dictadura. En Alemania, Adolf Hitler, nombrado canciller del Reich en 1933, comenzaba su política de revisión: poco a poco rompió el cerco impuesto por Versalles; presentó sus reivindicaciones nacionalistas; transformó su país en un Estado totalitario, y realizó con habilidad, sin despertar la alarma, el programa anunciado en su libro ―Mein Kampf‖, escrito durante su cautiverio en prisión, en 1924, tras el fracasado golpe de Múnich.


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Después de 1935 el avance nacionalsocialista ya no halla una resistencia significativa por parte de las potencias europeas. Hitler ya no tiene freno y pide cada vez más. Restablece el servicio militar obligatorio, ocupa la zona desmilitarizada del Rhin, firma el acuerdo con Italia que en 1936 da lugar al Eje Roma-Berlín, y luego pacta con Japón el "anti-Komintern", con lo cuál trata de crear un baluarte contra el comunismo.

Francia y Gran Bretaña no alcanzan a valorar en su justa medida las ambiciones y poderío nazis. Hitler necesita resolver el problema del "espacio vital" para los alemanes y para ello "prepara la guerra con fintas y distracciones". Comienza en Austria. La unión de Austria y Alemania en un sólo Estado, (Anschluss) hace que siete millones de austriacos vuelvan bajo la égida alemana: cuestión étnica, opinan los más optimistas. Luego le toca el turno a Checoslovaquia.


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El dictador dice –fingiendo para no alarmar a los asistentes a la conferencia de Munich, que no quiere dominar a los checos-le basta con redimir a los tres millones setecientos mil sudetes. Y mientras proclama esto, ordena a su Estado Mayor que estudie la maniobra militar que le permita llegar hasta Praga (Checoslovaquia).

Luego, la atención del Führer, que sueña con un Reich siempre más poderoso, se centra en las llanuras polacas. Al no conseguir que el gobierno de Varsovia acepte sus reivindicaciones, entre ellas la anexión de la ciudad de Danzig, y antes de consumar la premeditada agresión a Polonia, Hitler manda a su ministro de Asuntos Exteriores, von Ribbentrop, a firmar, el 23 de agosto de 1939, un pacto de no agresión con la Unión Soviética. Stalin se muestra satisfecho; ingleses y franceses trataban de lograr lo mismo y él eligió a los nazis. Hitler, una vez más, había triunfado. Ahora ya puede lanzarse a la guerra: deberá cuidarse sólo de un frente, el occidental, y no de dos, como tuvieron que hacer sus predecesores en la Primera Guerra. La diplomacia nazi había forjado su obra maestra. Una vez expuesta la política nazi, es necesario examinar la reacción de las demás potencias, Francia y Gran Bretaña particularmente, frente a los afanes de dominación de Hitler. La Segunda Guerra Mundial no fue únicamente el fruto de la desmedida ambición y de la sed de conquista de Alemania. Son igualmente corresponsales las demás naciones. La falta de iniciativa y de decisión demostrada por los gobiernos franceses e ingleses de Mac Donald, Laval, Chamberlain y Daladier, y la complicidad de Mussolini.


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Lo Naval Los años transcurridos entre 1906 y 1935 estuvieron marcados por una innovación tecnológica inimaginable. Los destructores, que no habían sido más que meras embarcaciones costeras, se convirtieron en buques resistentes, en condiciones de navegar con suficiente autonomía en alta mar, con un papel a representar en los océanos del mundo, y en la Primera Guerra Mundial se demostró la capacidad destructora del submarino sin dejar lugar a dudas. Durante esa guerra, Gran Bretaña dio los primeros pasos vacilantes en la creación del portaaviones, navío que se iba a convertir en el acorazado del futuro. Quizá el portaaviones fue el modelo naval más significativo que surgió del período comprendido entre 1906 y 1935. Desafiando un Tratado En febrero de 1922 se celebró en Washington un Congreso que debía limitar el número y desplazamiento de los buques de guerra, con el objetivo de impedir una nueva carrera armamentística... Aquel congreso dimanaba de la

Conferencia de Versalles y uno de sus evidentes objetivos era controlar el rearme alemán. Aunque sólo firmaron el acuerdo las grandes potencias vencedoras en la Gran Guerra y, obviamente, poseedoras de las mayores flotas que surcaban los océanos (Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos Japón e Italia) los acuerdos obligaban a todos. Pero, hecha la ley, hecha la trampa. Todos trataron de cobrar ventaja y, por tanto, de buscar fórmulas que permitieran burlar lo acordado. El primero, el país más afectado: Alemania. Después de la guerra muchos de los magníficos barcos fueron desmantelados bajo los términos del Tratado de Desarme Naval de 1922. En la década de 1930, mientras Europa caía bajo la creciente tormenta de nubes de Hitler, y los japoneses se movían con agresividad para realizar un Imperio, el tratado de desarme se abandonó y se construyeron buques de guerra nuevos y mucho más poderosos, incorporándose a los supervivientes de las viejas flotas. Más ninguno de esos navíos combatió jamás en la gran batalla naval para la que fueron diseñados. En su mayor parte, los buques de guerra resultaron útiles para los bombardeos de las costas, y como escoltas antiaéreos de las fuerzas operantes de portaaviones; y en un grado asombroso, aniquilados por el poder aéreo. En los Estados Unidos, el brigadier general del ejército, William ―Billy‖ Mitchell, habiendo mandado al inexperto brazo aéreo americano en Francia durante la Primera Guerra Mundial, estaba obsesionado con la idea de que el poder aéreo con base en tierra podía casi inutilizar a las Armadas en la superficie del agua. El padre de Mitchell había sido un senador de los EE.UU., y el hijo tenía muchos amigos y conocidos en el Congreso. Los presionaba descaradamente para obligar a la Armada a proporcionar un buque de guerra viejo que sirviera como blanco, con el fin de que él pudiera demostrar la eficacia de las bombas aerotransportadas. Por último, bajo fuertes presiones, la Armada aceptó. Se eligió como víctima al acorazado alemán ―Ostfriesland‖ de


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27.000 toneladas, construido en 1911, superviviente de 18 impactos de bomba británicos y de una explosión de mina en Jutlandia. El 20 de julio de 1921, un día tormentoso con unos vientos en dirección nordeste que alcanzaban los 30 nudos, el ―Ostfriesland‖ fue anclado a unas 65 millas del cabo Charles en Virginia. Seis bombarderos bimotores, cada uno armado con bombas de 250 kilos, fueron seguidos por un cierto número de hidroaviones de la Armada, cada uno llevando dos bombas de 200 kilos; de 19 bombas que se soltaron, el Ejército hizo dos blancos y la Armada tres, pero los jueces de la Armada que subieron a bordo informaron que el barco estaba ―absolutamente intacto‖. E1 ―Ostfriesland‖ se hundió unos pocos pies en la popa al día siguiente, cuando los bombarderos de Mitchell lo intentaron de nuevo. En esta ocasión soltaron bombas de 500 kilos, acertando tres impactos. Los jueces encontraron daños graves pero decretaron que el navío estaba ―aún en acción‖. Para ese momento, la mayoría de los observadores pensaron que no se conseguiría hundir al buque, pero sí lo lograron. Poco después, los bombarderos, a Ios que se les había concedido una última oportunidad, atacaron otra vez con bombas de 900 kilos. Las primeras dos fallaron, más a las 12:21 una tercera dió en el punto de la proa, abriendo un gran agujero; tras otro impacto aparente en la proa, la quinta bomba aterrizó en el agua cerca de la popa, levantando al barco herido en el aire. A las 12:38 el acorazado se hundió bajo la superficie. Las Armadas crecerían en importancia. Pero serian Armadas en las que las mayores fuerzas de ataque estarían compuestas de aviones, transportados a bordo de gigantescos portaaviones. El día del majestuoso acorazado como la más temida de las armas navales, había terminado. E1 último día de 1936 vio el fin de la "limitación en la construcción" de buques de guerra impuesta por el Tratado de Washington de 1922, que había obligado a las cinco Armadas más poderosas durante un período de quince años. Ahora se les

permitió reanudar la construcción libremente, si eran capaces de ello, y al terminarse la depresión de principios de la década de 1930 (un factor muy importante), también desaparecieron las restricciones económicas. Alemania no estuvo sometida al Tratado de Washington (y tampoco la Unión Soviética; iban a pasar muchos años antes de que se convirtiera en una potencia naval poderosa), pero tenía que enfrentarse a varios problemas diferentes, porque su flota había sido desmantelada por el Tratado de Versalles de 1919. Esto le había producido una serie de restricciones completamente diferentes, y ya se había negado a cumplirlas. Cuando Hitler llegó al poder desencadenó una carrera armamentística que duraría hasta la II Guerra Mundial y en la que estuvo durante cinco años en cabeza. Ese rearme acelerado crearía una Marina de guerra compuesta por cuatro acorazados, tres acorazados de bolsillo, tres cruceros pesados, seis cruceros ligeros, 34 destructores y 57 submarinos. No era gran cosa para medirse a británicos y franceses, pero en ese tiempo se creó la tecnología y la estructura para construir cientos de sumergibles y para introducir en la guerra submarina grandes adelantos. Quizás la más ingeniosa de las vulneraciones sufridas por el Tratado de Washington fueron los acorazados de bolsillo, siendo la mayor novedad en el programa de construcción naval alemán que, a partir de 1925, se puso en marcha. Se trataba de buques que, listos para hacerse a la mar, desplazaban cerca de 14.000 toneladas. Sus características superaban en mucho a las previsiones del Tratado para los cruceros, clase bajo la que se camuflaban: - Superior artillería: 6 cañones de 280 mm frente a 8 de 230 mm: (1.818 kilos por andanada, frente a 1.000 y, además, doble poder perforante). Su armamento secundario también duplicaba al habitual en los cruceros. - Mayor blindaje (lo que incidía en 2.000 toneladas más de desplazamiento).


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- Más velocidad: 28,5 nudos –sólo igualada por tres buques entonces en servicio- proporcionada por motores diesel de 56.800 caballos. - Superior reprise, lo que les permitía conseguir en pocos minutos su velocidad punta, haciéndolos especialmente aptos para la caza y para eludir a enemigos más poderosos. - Autonomía: 20.000 km, triple que los buques de vapor de su clase. Cuando llegara la guerra -y la guerra se acercaba rápidamente- sería un nuevo tipo de guerra, y demostraría rápidamente la vulnerabilidad de los viejos barcos acorazados a las armas nuevas, y el

ascenso del portaaviones y del submarino como medios de proyección de fuerza. Había otros factores además del rearmamento: las tecnologías nuevas de dirección y telemetría por radio y sonido ("radar" y "sonar") pronto empezarían a equilibrar la balanza y a permitir que los hombres buscaran y siguieran los pasos a barcos y aviones a distancias casi inimaginables, por la noche, con mal tiempo y bajo la superficie del mar, despojando al submarino de su invisibilidad y haciéndole vulnerable. Sin embargo, pasarían algunos años antes de que esto fuera algo normal.


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LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL. Orígenes

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a Segunda Guerra Mundial, el conflicto más amplio y destructivo de la historia de la humanidad, causó más de 40 millones de muertos y un número similar de heridos y desplazados. Tres fueron las causas principales de la guerra: los contenciosos territoriales y nacionales planteados tras la paz de Versalles, las consecuencias de la crisis económica mundial iniciada en 1929 y el surgimiento de regímenes totalitarios y agresivos durante la década de los treinta, sobre todo en Italia, Alemania y Japón, países que, desde 1936 habían establecido lazos de amistad (Eje Roma-Berlín, pacto Antikomintern).

Las crecientes exigencias del régimen nazi, interesado en la recuperación de los antiguos territorios alemanes, aumentaron la tensión internacional. Tras la devolución del Sarre (1933), Hitler remilitarizó Renania, se anexionó Austria (1938) y reclamó la región checoslovaca de los Sudetes, habitada por alemanes. En la conferencia de Múnich (septiembre de 1938), Gran Bretaña y Francia transigieron con las exigencias alemanas, pero la invasión de Checoslovaquia (marzo de 1939) convenció a las potencias europeas de la necesidad de intervenir. Mientras, el dictador ganaba tiempo tras la firma del pacto de no agresión germanosoviético (23 de agosto). El 1 de septiembre ordenó la invasión de Polonia; dos días después, Gran Bretaña y Francia declaraban la guerra a Alemania.


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La primera fase de la guerra Alemania emprendió una ―guerra relámpago‖, que combinaba la rápida y devastadora acción de la aviación y los carros de combate con la ocupación de las fuerzas de infantería. Varsovia capituló el 22 de septiembre, y los soviéticos se repartieron el país con los alemanes. Hitler ofreció la paz a Francia y Gran Bretaña, al tiempo que aceleraba los preparativos para una guerra de grandes proporciones. En abril de 1940 invadió Noruega, donde instaló un gobierno pronazi, y Dinamarca. Paralelamente, el 10 de mayo inició la ofensiva en Europa occidental, ocupando los Países Bajos y Bélgica. El rápido avance alemán separó a las fuerzas Aliadas, aunque la mayor parte del Cuerpo Expedicionario británico pudo reembarcar, junto con algunas fuerzas francesas, en Dunkerque. París cayó el 14 de junio, y cinco días después los alemanes habían ocupado gran parte del país, mientras Italia entraba en la guerra al lado de Alemania. El 22 de junio se firmaba el armisticio francoalemán, que dejaba en manos germanas la fachada atlántica y el norte del país, mientras que en el sur y sudoeste se formaba un gobierno colaboracionista, dirigido desde Vichy por el mariscal Pétain. Desde Londres, el general De Gaulle exhortó a los franceses a continuar la resistencia junto a Gran Bretaña. El nuevo gobierno británico de Winston Churchill continuó la lucha. Su situación insular y la superioridad de su flota le brindaban una protección que Hitler trató de vencer con la lucha submarina e intensas operaciones de bombardeo aéreo. Pero el país resistió, defendido por el esfuerzo de la RAF (Reales Fuerzas Aéreas), y el proyectado desembarco alemán tuvo que posponerse una y otra vez. Estancado el conflicto en el Atlántico, Hitler decidió ampliar el escenario de la contienda. En los Balcanes, tras aliarse con Hungría, Rumania y Bulgaria, inició una campaña que en dos meses (abril-mayo de 1941), le otorgó el dominio de Yugoslavia y Grecia.

En el norte de África, el envío del Afrika Korps, en auxilio de los italianos, al mando de Rommel (febrero de 1941), permitió a las fuerzas del Eje restablecer sus líneas. El 22 de junio de 1941, Hitler inició la invasión de la URSS: la ―operación Barbarroja‖. Esta nueva campaña relámpago avanzó rápidamente en un frente de 3.000 km, y en menos de un mes llegó a la línea Stalin, que defendía Moscú. Las conquistas fueron espectaculares hasta octubre, pero el avance germano resultó frenado por la resistencia rusa a las puertas de la capital, y el invierno detuvo la ofensiva.

La guerra en el Pacífico y los últimos avances del Eje Japón, que había iniciado su expansión en Asia en 1937, conquistando gran parte de China, aprovechó la derrota francesa para iniciar su penetración en el sudeste asiático por Indochina, al tiempo que estrechaba sus relaciones con el Eje (Pacto Tripartito). El 7 de diciembre de 1941 atacó por sorpresa la base naval norteamericana de Pearl Harbor. En Hawai; la ofensiva significó la inmediata entrada de Estados Unidos en la guerra contra las potencias del Eje. Japón penetró con extraordinaria rapidez en el sudeste asiático; el desembarco en Guadalcanal (agosto de 1942) inició la reacción americana. Durante esta primera etapa de 1942 se produjeron los últimos avances alemanes. A los éxitos de la guerra submarina se sumaron


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las victorias de Rommel en África y el avance en el sur de Rusia, que condujo a los germanos hasta el Cáucaso y Stalingrado (septiembre); no obstante, en este punto fueron de nuevo contenidos por los soviéticos, que forzaron la capitulación del VI ejército alemán en febrero de 1943. Los Aliados toman la iniciativa En noviembre de 1942, las tropas aliadas desembarcaron en Marruecos y Argelia. Rommel se retiró de Egipto y resistió desesperadamente en Tunicia hasta mayo del año siguiente. Tras difíciles negociaciones, De Gaulle llegó a un acuerdo con el gobierno francés de Vichy y formó un Comité de Liberación Nacional, mientras los alemanes ocupaban todo el territorio francés. El sur de Europa quedaba expuesto a los Aliados: el 10 de julio, tras desembarcar en Sicilia, pasaron al sur de Italia, provocando la caída de Mussolini. El gobierno de Badoglio firmó un armisticio, pero los alemanes ocuparon el norte y centro de la península, e instalaron a Mussolini al frente de un gobierno títere (República de Saló). A partir de la toma de Nápoles, el avance aliado se vio frenado: Roma no cayó hasta junio de 1944, y el norte de la península resistió hasta el final de la guerra. Por otro lado, en la URSS, la ofensiva

soviética de 1943 logró la retirada alemana del Cáucaso y Crimea, y alejó al enemigo de Leningrado y Moscú. En la conferencia de Teherán (28 de noviembre2 de diciembre) Churchill, Roosevelt y Stalin decidieron abrir un nuevo frente europeo contra Alemania. El avance soviético a comienzos de 1944 liberó los Estados Bálticos, Bielorrusia y Ucrania. Los alemanes lograron resistir en Prusia Oriental y aplastar la insurrección de Varsovia, al mismo tiempo que Rumania, Bulgaria y Hungría capitulaban ante el Ejército Rojo. Mientras, los partisanos de Tito liberaban Yugoslavia y los británicos desembarcaban en Grecia. Tras lograr limitar las acciones de los submarinos alemanes en el Atlántico, los aliados decidieron realizar un desembarco masivo en las playas de Normandía (6 de junio de 1944). En 31 de julio se rompió el frente alemán en Bretaña, y el 24 de agosto se liberó París, donde se instaló el gobierno provisional de la República Francesa, presidido por De Gaulle. La encarnizada resistencia alemana en los Países Bajos y la frontera belga estancó el frente a la izquierda del Rhin. En el Pacífico, a pesar de que los japoneses mantenían el control del sudeste asiático, las ofensivas de MacArthur y Nimitz convergían sobre las Filipinas, territorio que fue controlado definitivamente en febrero de 1945.


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El final de la guerra Los bombardeos aliados sobre las instalaciones militares germanas abortaron los últimos intentos alemanes de dar la vuelta a la situación. Mientras las tropas del Eje se batían contra los soviéticos en Hungría, en Occidente su contraofensiva desde Bélgica (diciembre de 1944) hundió el frente aliado. No obstante, la situación quedó restablecida en enero de 1945, al tiempo que los soviéticos liberaban Polonia. En la conferencia de Yalta (febrero de 1945), Churchill, Roosevelt y Stalin discutieron la estrategia contra Alemania y los arreglos posbélicos. En febrero, la acción combinada de la aviación y las fuerzas terrestres permitió emprender la ofensiva final; las tropas occidentales cruzaron el río Rhin, mientras los soviéticos atravesaban el Oder. A fines de abril, el general estadounidense Patton llegaba al río Elba. Hitler, cercado por el soviético Zhukov, que entró en Berlín el 2 de mayo, se suicidó. El mariscal Jodl tuvo que firmar la

rendición incondicional (Reims, Francia, el 7 de mayo). En la conferencia de los aliados en Potsdam, celebrada en julio de 1945, Truman anunció su decisión de emplear la bomba atómica. El 6 de agosto se lanzó la primera sobre Hiroshima; el 9, una nueva bomba atómica caía sobre Nagasaki. Japón se rindió el día 16. Consecuencias Esta devastadora guerra, que implicó a 70 países, provocó ingentes pérdidas económicas. La creación de la Organización de las Naciones Unidas (1945) aspiró a cumplir el papel que la Sociedad de Naciones no había sido capaz de desempeñar como defensora de la paz mundial y los derechos humanos. Los acuerdos de paz de París (1947) modificaron significativamente las fronteras, y Estados Unidos y la URSS se configuraron claramente como las máximas potencias mundiales, pronto enfrentadas en la que se llamaría ―guerra fría‖.


CAPÍTULO II (Teatro de Operaciones del Mediterráneo)

LA LUCHA POR EL “MARE NOSTRUM”

E

n la hipótesis de que Italia fuese un beligerante activo, los Aliados anglofranceses acordaron que las fuerzas navales británicas asumieran la responsabilidad por la mitad oriental de la cuenca mediterránea en tanto que las fuerzas navales de Francia se encargaban de asegurar la mitad occidental. Al estallar la guerra, los británicos poseían una poderosa flota mediterránea. Además de su gran base de Alejandría, contaban con las complementarias de Malta y Gibraltar. Los franceses tenían en el Mediterráneo tres acorazados, once cruceros, 33 destructores y 40 submarinos. Tanto para los Aliados como para el Eje, la batalla por el Mediterráneo fue desde su inicio una lucha para abastecer a sus propias fuerzas, y para impedir el aprovisionamiento del enemigo. Para abastecer y reforzar sus ejércitos en África, el Eje

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estableció una red de rutas de convoyes entre puertos italianos y del norte de África. Los convoyes aliados entraban en el Mediterráneo a través del estrecho de Gibraltar en el oeste y del canal de Suez en el este; respaldaban a las fuerzas británicas con base en Egipto y aprovisionaban a la diminuta isla de Malta, un vital puesto destacado al sur de Sicilia. Se comprendía perfectamente porqué la primera reacción de Mussolini fue declarar a Italia territorio neutral, a pesar de sus ambiciones imperialistas y su tratado de alianza con Hitler. Aproximadamente el 80 por ciento de los artículos importados por Italia le llegaban por mar, y los británicos, controlando las dos entradas del Mediterráneo, en Gibraltar y el Canal de Suez, se moverían automáticamente para cortar esas importaciones en caso de guerra. Además, excepto en el caso de Italia y la Libia italiana (territorio en el norte de África), todos los países del Mediterráneo eran Aliados o neutrales, y parecía muy probable que fueran a seguir así.


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Los italianos tenían una Marina grande y poderosa, pero las flotas combinadas de Gran Bretaña y Francia en el Mediterráneo la superaban ampliamente. No obstante, el equilibrio de poder empezó a cambiar antes de que se disparara un solo cañonazo en el Mediterráneo. Entre marzo y junio de 1940, el ejército alemán entró en Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Luxemburgo, Bélgica y Francia. El almirante Cunningham, al mando de las Fuerzas Navales británicas en el Mediterráneo se vió obligado a prestar varios de sus barcos importantes -incluyendo su propio buque insignia, el acorazado Warspitepara combatir en la batalla del Atlántico. Para potenciar la reducida fortaleza de Cunningham, los franceses enviaron una escuadra de buques de guerra a Alejandría, el principal puerto de Egipto, compuesta del acorazado Lorraine, tres cruceros pesados, uno ligero, tres destructores y seis submarinos. Los ingleses también asumieron una mayor responsabilidad en el Mediterráneo occidental, con la ayuda -desde su base en Gibraltar- de la Fuerza H, que era una Escuadra británica que operaba tanto en el Atlántico como en el Mediterráneo.

Cunningham creía que era solamente cuestión de tiempo antes de que los éxitos alemanes en el norte tentasen a los italianos para lanzarse a compartir los despojos de las victorias alemanas. Desde la invasión de Etiopía en 1935, la Armada italiana había estado operando casi en pie de guerra. Cuando los italianos se apoderaron de Albania en Abril de 1939, tomando desprevenidos a los británicos, éstos concentraron apresuradamente su flota mediterránea en Alejandría. El 10 de junio de 1940, Mussolini dio el paso decisivo y declaró la guerra a Gran Bretaña y Francia. Ya se había previsto que la guerra afectaría de nuevo a las fuentes primigenias de la civilización occidental, con sus rutas comerciales históricas y todavía cruciales. Ninguno de los bandos podía mantener segura Europa en tanto en cuanto el flanco meridional del continente estuviera expuesto al ataque desde el Mediterráneo. El histórico mar era una de las principales arterias de la comunicación mundial, y el simple hecho de la declaración de guerra de Italia lo cerró a todo el tráfico, menos a los convoyes aliados más urgentes, obligando a la mayoría de los barcos a tomar la ruta más segura -pero de más de 19.000 kilómetros- alrededor del continente africano.


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Los convoyes del Eje procedentes de Italia tenían que aprovisionar y reforzar sus ejércitos en el Norte de África. Para Gran Bretaña, cuyo Imperio dependía del acceso a países ribereños del Mediterráneo y de allende este mar, especialmente de Oriente Medio, muy rico en petróleo, el Mediterráneo era un teatro de operaciones de gran importancia. La victoria en el Mediterráneo no daría el triunfo en la guerra, pero posibilitaría el desembarco de los ejércitos de tierra, necesarios para vencer. La larga y estrecha configuración del Mediterráneo (Europa y África distan unos 1.350 kilómetros, en su parte más ancha) creaba un tipo especial de combate, en el que los barcos frecuentemente eran atacados por aeronaves con base en tierra en lugar de luchar con barcos enemigos.

Los alemanes y posteriormente los británicos y los estadounidenses perfeccionaron el arte del bombardeo en picado a un barco en movimiento. El nacimiento del bombardero en picado señaló el declive del acorazado como principal arma naval, y fue en el Mediterráneo donde por primera vez los acorazados fueron atacados por porta-aeronaves. La guerra del Mediterráneo también confirmó la enorme eficacia del bombardero torpedero a baja altura: en un único y devastador ataque un puñado de estos aviones afectaron fuertemente a la flota italiana y crearon una pauta que siguieron un año después los japoneses al atacar la flota estadounidense en Pearl Harbor.

Fué un excelente campo de prueba para armas de reciente desarrollo: radares, lanchas torpederas, y torpedos con dispositivos magnéticos de detonación; vió desembarcar en Sicilia la mayor fuerza de asalto de la historia, que superaba en dos divisiones a la que desembarcó en Normandía. Y para no ser menos, en la guerra del Mediterráneo se enfrentaron muchos de los mandos más capacitados de la guerra.

La “Roca” Los Aliados, agobiados por la fuerzas del Eje, tuvieron mucho que agradecer a la fortaleza británica de Gibraltar, un promontorio rocoso que se levanta en la costa meridional española. Tomado por los británicos como botín de guerra en 1713, Gibraltar no tiene más que cinco kilómetros de largo y 1.200 metros de ancho, aunque resultó ser una posición avanzada clave en el teatro de operaciones del Mediterráneo.


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Una recia formación de piedra caliza de unos 425 metros de altura, el Peñón, daba a los británicos el control del vital estrecho de 22 kilómetros de anchura que une el Atlántico con el Mediterráneo. Barcos, aviones y cañones de Gibraltar protegían los convoyes con destino a Malta y Oriente Medio, mantenían a la marina de superficie alemana fuera del Mediterráneo, embotellando a los buques de guerra italianos dentro de él. Desde 1939 los ingleses habían estado trabajando sin parar para redoblar las defensas del Peñón, creando una fortaleza subterránea con cientos de cañones, depósitos para más de 72 millones de litros de agua potable y suficientes suministros para resistir un año de asedio. Los alemanes eran muy conscientes del valor estratégico de Gibraltar. Poco después de que la Wehrmacht tomara Francia en junio de 1940, Hitler aprobó un asalto del Peñón a través de España y las tropas de ataque alemanas empezaron a ensayar para el ataque. Este ataque nunca llegó a producirse,

porque España negó el paso a las tropas del Eje. Los cañones de Gibraltar continuaron controlando el estrecho y protegiendo el puerto y el campo de aviación construido en el istmo llano entre el Peñón y España. Ese campo de aviación fue adquiriendo gran importancia a medida que se fue desarrollando la contienda. En 1942, cuando maduraron los planes de los Aliados para la Operación Antorcha - la invasión del norte de África - el alto mando británico se dio cuenta de que Gibraltar era el único punto en el Mediterráneo occidental desde el que aviones con base en tierra podían dar cobertura a la flota de asalto que se dirigiría a Marruecos y Túnez. En ocho meses de trabajo de construcción a toda velocidad, se amplió 385 metros la pista del campo de aviación para recibir a los mayores bombarderos aliados. Cuando empezó la operación Antorcha (Torch), el Peñón estaba preparado. Esa invasión fue el principio del fin del poderío del Eje en el Mediterráneo


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Suez Los Aliados, para evitar las numerosas pérdidas entre los convoyes, forzaron a tomar una ruta alternativa más lenta pero segura para llegar a Oriente Medio: el trayecto de más de 19.000 kilómetros alrededor del continente africano, hasta el Mar Rojo y a través del Canal de Suez. El canal de 160 kilómetros de longitud -colosal obra de ingeniería del francés Ferdinand de Lesseps -que se abrió en 1869, era la vital vía de acceso al Mediterráneo oriental y las tierras de más allá; si la puerta quedara cerrada, las fuerzas británicas en Egipto podrían perder toda su operatividad por falta de suministros. La importancia del canal no pasó desapercibida para el Eje. El 30 de enero de 1941, aviones de la Luftwaffe con base en Rodas atacaron Suez en formación cerrada, sobrevolándolo a la altura de los árboles para lanzar minas magnéticas en el estrecho y poco profundo canal. Las minas pronto alcanzaron a varios barcos, cuyos cascos atascaron el canal durante varios días. Los británicos podían retirar muy pocos aviones de los diferentes frentes de batalla para interceptar a los incursores alemanes, de manera que respondieron con las fuerzas que tenían.

Las tropas británicas, indias y egipcias se apostaron a lo largo de todo el canal para lanzar fuego concentrado de armas portátiles contra las aeronaves intrusas v los centinelas apostados a lo largo de las orillas detectaban y registraban la caída de minas. En el ínterin, las instalaciones portuarias del Mar Rojo se ampliaron de manera que se pudiera transbordar más cargamento a medios de transporte por carretera y ferrocarril hasta Alejandría, evitando el cuello de botella de Suez. Con el tiempo, el canal quedó libre para su uso por los Aliados, ya que los alemanes tropezaron con graves dificultades en otros sitios. Hitler gradualmente retiró del Mediterráneo muchas escuadrillas de la Luftwaffe para apoyar la ―Operación Barbarroja‖, su invasión de la Unión Soviética. Los restantes aviones de guerra alemanes se dedicaron a otros cometidos más acuciantes: atacar la flota británica del Mediterráneo y prestar apoyo a su ejército destacado en los territorios norteafricanos, el Afrika Korps. El canal de Suez volvió a ser un claro embudo a través del cuál, barcos, hombres y suministros aliados entraban en el Mediterráneo.


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Mers-el –Kebir Durante quince días, contados desde el inicio de la guerra, los franceses cooperaron en la guerra contra Italia, hasta su rendición a los alemanes. Entonces la preocupación de los británicos acerca de la flota francesa se agudizó. En escasamente un mes la situación británica en el Mediterráneo pasó de aplastante superioridad a la de inferioridad casi irremediable. En vez de disponer de dos fuerzas vigilando a un no beligerante, ahora el Reino Unido debía cuidar de todo aquel mar interior con una Italia hostil y la gran posibilidad de que la poderosa armada francesa fuese utilizada en contra. En consecuencia, el Gabinete de Guerra ordenó actuar a sus comandantes en el Mediterráneo. Pocos episodios de la guerra fueron más patéticos que la confrontación entre antiguos aliados, que se inició la mañana del 3 de julio de 1940, cuando una fuerza de barcos británicos apareció frente a la base de Mers-el-Kebir en Argelia, donde estaba anclada una flota francesa. Francia se había rendido ocho días antes, pero la poderosa Marina francesa estaba todavía en libertad, dispersa desde Egipto a Martinica, en el Caribe. En previsión de tener que asumir la responsabilidad en el Mediterráneo Occidental, el Almirantazgo había ya reunido una fuerza en Gibraltar, llamada fuerza H, incluyendo los acorazados Valiant y Rervolution, el crucero de combate Hood, el portaaviones Ark Royal, dos cruceros y once destructores. La presencia de los buques de guerra británicos sorprendió a los marinos franceses ¿Atacarían realmente los británicos? Muchos oficiales pensaban que las posibilidades eran poco imaginables. El vicealmirante inglés Sir James F. Somerville, recibió instrucciones de presentar al destacamento francés en Mers-el-Kebir, en la rada de Orán (Argelia), las siguientes proposiciones: a) Operar con nosotros y seguir luchando por la victoria contra los alemanes y los italianos.

b) Navegar con tripulaciones reducidas bajo nuestro control hasta un puerto británico… c) Alternativamente, si usted se siente obligado a estipular que sus barcos no sean utilizados contra alemanes o los italianos porque esto pudiese romper al armisticio, navegue con nosotros con tripulaciones reducidas hacia algún puerto francés en las Indias Occidentales-la Martinica, por ejemplo-, donde puedan ser desmilitarizados a satisfacción nuestra, o tal vez encargados a los Estados Unidos de América y permanecer a salvo hasta el fin de la guerra, siendo repatriadas las tripulaciones. ―Si usted rechaza estas equitativas ofertas, debo requerirle con profundo sentimiento para que hunda sus barcos dentro de seis horas. Finalmente, si nada de lo expuesto da resultado, tengo órdenes del Gobierno de Su Majestad para emplear la fuerza que sea necesaria para evitar que sus barcos caigan en manos de los alemanes o de los italianos‖. El francés encontró imposible el aceptar un ultimátum bajo la amenaza de los cañones ingleses. Decidido a combatir la fuerza con la fuerza, ordenó que sus barcos dieran presión a las calderas y se prepararan para la acción, pero los barcos franceses necesitaron seis horas para alcanzar la presión suficiente. Escasamente diez minutos después de que se iniciara, los británicos dieron por finalizado el bombardeo, en el que sólo emplearon un total de treinta y seis granadas de 380 mm. Con gran valor, los franceses intentaron devolver el fuego, pero rápidamente quedaron incapacitados para el combate. La batalla había terminado. Las penalidades, no obstante, continuaron. Los tripulantes que se las habían arreglado para abandonar los barcos, lucharon por permanecer a flote y alcanzar la costa en un agua de mar cubierta de hediondo combustible. Muchos de ellos, luchando por respirar, tragaron combustible y murieron cuando les llegó a los pulmones. Muchos se hundieron cuando sus brazos, impregnados en combustible se


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resbalaban de las manos de sus posibles rescatadores. El acorazado Strasbourg, se las arregló para abandonar su punto de amarre mientras las granadas explotaban en su camino. Oculto de los ojos de los británicos por la densa cortina de humo negro que cubría el puerto, el Strasbourg navegó a 15 nudos hacia la entrada del mismo, evitando las minas que habían sembrado anteriormente los británicos. Junto con cinco destructores franceses, salió a mar abierto y huyó al este. El almirante Somerville al darse cuenta de que el Strasbourg había escapado, ordenó a los aviones del portaaeronaves Ark Royal que le persiguieran. Dos escuadrillas de torpederos localizaron al barco

francés pero no le causaron ningún daño, y el acorazado llegó a refugiarse en la seguridad del puerto de Tolón en la Francia no ocupada. Alejandría En Alejandría, se había ordenado también al Almirante Cunningham, Jefe de la Flota británica del Mediterráneo que presentara el mismo ultimátum a su amigo, el Almirante al mando de la Escuadra francesa, refugiada en el puerto. El inglés presentó tres opciones: la primera, integrar los barcos franceses en la flota británica para ―continuar luchando contra el enemigo junto con la Marina británica‖.


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Para el francés, la primera era inaceptable, pues no quería que su gobierno condenara a sus marineros por desertores o traidores; además, si lo hacía, los alemanes podrían ocupar también el Sur de Francia, como medida de castigo. La segunda, que los franceses inmovilizaran sus barcos y los británicos asumirían la responsabilidad del sueldo y aprovisionamiento de las tripulaciones francesas. La tercera era que los franceses sacaran sus barcos al mar y los hundieran. El francés pidió tiempo para tomar una decisión. Pasadas unas horas respondió aceptando la tercera opción; saldría a la mar y hundirían la Escuadra, pero necesitaría por lo menos cuarenta y ocho horas para preparar la operación. A pesar de las órdenes del Almirantazgo de desarmar a la escuadra francesa antes de finalizar el día, que coincidía con el plazo dado a los otros barcos franceses en su base de Mers-el-Kebir, a 3.200 Km. al oeste, Cunningham aceptó el retraso de cuarenta y ocho horas, pues no había duda de que los franceses necesitarían más tiempo para preparar el hundimiento de sus barcos, que las horas que restaban, y le dejó claro al almirante francés, que estaba desafiando las órdenes específicas de sus superiores. A las 5:30 p.m., petroleros franceses ya habían empezado a extraer combustible de sus buques de guerra, indicando con ello que el francés tenía intenciones de cumplir con su palabra. En la tardenoche, el inglés recibió una comunicación del galo, notificándole que se había enterado del ultimátum de la Marina británica en Mers-el-Kebir y que su Almirantazgo le había ordenado que sacara su escuadra a mar abierto; si abandonaba el puerto, lo haría con la intención de escapar y si la Marina británica intentaba impedirlo, hundiría sus barcos bajo los cañones británicos; eso sí, intentaría hundirlos de tal manera que bloquearan el puerto lo menos posible. A primeras horas de la mañana del segundo día, 4 de julio, recibió el almirante inglés un urgente mensaje del francés, quién, indignado, le

comunicaba que los británicos habían disparado contra los barcos franceses en Mers-el Kebir y por tanto, él intentaría salir a mar abierto, combatiendo si fuera necesario. Se observó que ya estaba saliendo vapor de los barcos franceses y sus cañones se preparaban para la acción. Los británicos respondieron colocándose a los costados de los franceses, y submarinos y destructores recibieron órdenes de salir del puerto y aprestarse a cañonear y torpedear a cualquier buque francés que intentará salir del mismo. Cunningham intentó una última y desesperada jugada. Quedaban unas pocas horas antes de que los barcos franceses pudieran conseguir suficiente presión de vapor en sus calderas. El almirante inglés consideró que al inminente adversario, su honor no le dejaba otra opción que combatir y posiblemente, necesitaba una excusa para no hacerlo. El inglés preparó esa excusa, saltándose el mando del francés y dirigiéndose a sus oficiales y tripulantes, para incitarles a una rebelión pacífica. Se preparó un mensaje en francés donde se explicaba su desesperada situación y el sincero deseo de no combatir contra ellos, y las generosas condiciones que se les ofrecía, asegurándoles que podrían aceptarlas sin menoscabo de su dignidad y honor. Se enviaron a todos los barcos tales mensajes y se escribió en grandes pizarras sobre muchas lanchas, que evolucionaron alrededor de los barcos franceses. Se observó, con inquietud, como todos los capitanes franceses abordaban su buque insignia, por lo visto, convocados por su Almirante. Al final de la hora siguiente, el Almirante francés anunció que se sometía a la fuerza ―aplastante‖ de la Marina británica.La flota francesa en Alejandría se había neutralizado y, posteriormente, combatiría del lado de los Aliados. La jugada del Primer Ministro, Churchill, había dado resultado. Una gran parte de la Marina francesa había quedado fuera, en un solo golpe, del alcance del Eje.


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OPERACIONES Una Armada ciega

G

eneralmente la armada italiana pensaba en una estrategia de guerra defensiva en el Mediterráneo Oriental y Occidental, mientras que en el Mediterráneo Central debía proteger a toda costa la navegación entre Italia y sus ejércitos en Libia. La doctrina naval italiana prescribía debilitar las flotas aliadas con incursiones y por ataques de submarinos y hombres ranas, mientras, se evitarían encuentros con fuerzas superiores. La flota británica del Mediterráneo libró sus primeras escaramuzas con la flota italiana en Calabria, la punta de la bota italiana. Dispuestos en tres grupos, los británicos pusieron en vanguardia a cinco cruceros ligeros, seguidos por el acorazado Warspite, buque insignia, escoltado por cinco destructores. Unas cuantas millas a popa formaban línea el

viejo acorazado Malaya con su contemporáneo Royal Sovereign y el portaaviones Eagle (con 19 aviones), escoltados por diez destructores más. Para despistar, la fuerza H recorrió el Mediterráneo Occidental. La fuerza italiana, rumbo al noroeste hacia Italia, después de escoltar un convoy a Bengazi, en ese territorio, se componía de los acorazados Giulio Cesare y Cavour, seis cruceros pesados, doce cruceros ligeros y varios destructores, bajo el mando del Comandante en Jefe de la flota italiana. Los ingleses maniobraron para colocarse entre la fuerza italiana y su base de Tarento. Por la tarde, los cruceros ligeros británicos se encontraron con los italianos. Superados en número y en alcance de artillería, lucharon hasta que llegó a su recate el Warspite. Poco después éste divisó a los dos acorazados italianos y entabló combate a distancia. A los primeros disparos el buque insignia italiano Giulio Cesare recibió un impacto en la base de la chimenea delantera.


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El almirante italiano ordenó atacar los destructores y se retiró tras una cortina de humo rumbo a Mesina. El combate se generalizó y se hizo más confuso a medidas que los británicos intentaban cortar la retirada italiana, pero la velocidad superior de éstos les permitió escapar. La acción de Calabria pareció demostrar el acierto de la táctica agresiva británica. Si bien los acorazados italianos montaban baterías de cañones ligeramente menos pesados que los británicos, tenían más de ellos y los dos acorazados italianos hubiesen podido librar combate al crucero insignia antes de que los dos acorazados británicos, más lentos, hubiesen podido entrar acción. La fuerza italiano era muy superior en cruceros, pero el almirante italiano no aprovechó sus ventajas; si bien los británicos tenían un portaaviones dentro del radio de ataque, su papel fue inefectivo. Por otra parte, el ataque de la aviación italiana basada en tierra, careció de coordinación, llegó terminado el combate y entonces atacó a su propia flota, confundiéndola con la británica, aunque felizmente para los marinos italianos, no hicieron ningún blanco. El 18 de Julio de 1940 cuando navegaban dos cruceros ligeros italianos al norte de Creta, los vigías informan de cuatro destructores británicos por la proa de estribor. Los italianos emprenden la persecución, confiados en su gran velocidad, 37 nudos, y durante dos horas dispararon varias andanadas; cuando lograron acercarse a una distancia más efectiva, sintieron el impacto de varios proyectiles cerca de la proa de babor. En el horizonte se divisó un refuerzo británico: un crucero acompañado de un destructor. Los cruceros italianos, poco blindados, invirtieron el curso para disponer de espacio para el tipo de maniobra de alta velocidad. Pero antes de poder alejarse, un proyectil del crucero británico atravesó el casco de uno de los ligeros cruceros italianos y explotó en el interior de su sala de máquinas, dejándolo inmóvil. Pocos minutos después, los destructores británicos se acercaron, dispararon sus torpedos y mandaron al

italiano al fondo del mar. A esta acción se la llamaría ―batalla de Cabo Spada‖. Este encuentro, poco significativo en el contexto de una ―batalla naval‖ reveló que la Armada italiana era una Armada ciega, (la flota se había quedado sin arma aérea: decisión de Mussolini de situar toda la potencia aérea bajo el mando de la Fuerza Aérea). Privadas de portaaviones –la propia península italiana era un portaviones imposible de hundir – según Mussolini, pero que, por supuesto era un portaviones estático, la Armada dependía de la Fuerza Aérea, tanto para realizar reconocimientos de largo alcance como para tener cobertura aérea. La Flota italiana era impresionante: 6 hermosos acorazados, con dos más a punto de terminarse; 19 cruceros pesados y ligeros; 59 destructores, 67 torpederos y 115 submarinos, que en el momento representaba el componente submarino más grande que el de cualquier otra nación. En la Flota se había sacrificado el peso del blindaje a favor de la velocidad y la potencia de fuego, pero en teoría, eso no representaba desventajas, pues se planificó que se operase en mares cerrados, en incursiones por sorpresa contra convoyes enemigos, golpeando con fuerza y escapando a gran velocidad. Pero tras las primeras y pocas acciones no volvió a hacerse a la mar; los submarinos sólo disponían de un alcance y potencia de fuego limitada, se sumergían muy despacio y así una décima parte de la Fuerza fue eliminada en las tres primeras semanas de guerra. La velocidad de los grandes barcos de superficie quedó anulada por la falta de reconocimiento aéreo, permitiendo que los británicos se acercaran sin ser detectados y los machacaran, aprovechando su débil blindaje. Todo esto aumentado, pues estaban sin radar mientras que los británicos estaban equipados con él, siendo la primera Armada en estar dotada con tal aparato detector; pero además, los italianos no tenían ni idea de que se estaba empleando tal invención contra ellos y así se mostraban extrañados de que se pudieran detectar sus barcos en la noche más oscura.


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Tiempo atrás, los científicos italianos habían empezado a experimentar con un equipo de detección –localización de onda corta- pero la política fascista desconfiaba de los resultados y se les retiró el apoyo. Para colmo de los causales comentados, se tenía una persistente escasez de petróleo y repuestos, debido al cierre de Suez y Gibraltar, sin que los mercantes italianos pudieran conseguir tales mercancías de otros mercados; ésto y la escasez de otras materias primas, necesarias para poder librar una guerra, se le había advertido a Mussolini. Tarento Bajo el manto de la oscuridad, el 11 de noviembre de 1940, una docena de biplanos torpederos partieron de la cubierta del portaaviones británico Illustrious y se encaminaron a través del

mar Mediterráneo hacia Italia, a unos 275 kilómetros al noroeste. Los frágiles aparatos se dirigían a atacar una flota italiana anclada en el puerto de Tarento, una fortaleza naval erizada de cañones antiaéreos; tal Flota estaba compuesta por 6 acorazados y 3 cruceros, además de otras unidades menores tipo destructor, submarino, etc. El raid sería una dura prueba de la efectividad de los portaaviones como armas navales; nunca antes unos aviones con base en un ―cubierta plana‖ habían atacado a una flota de buques de guerra. Los 12 aviones de combate -seis armados con torpedos, cuatro con bombas y dos con una carga mixta de bombas más bengalas para iluminar los blancos- se dividieron en dos al acercarse a Tarento, con la esperanza de confundir a los artilleros antiaéreos. Casi una hora después llegó una segunda oleada de nueve aviones del Illustrious.


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Desafiando el incesante fuego antiaéreo, los ―Swordfish‖ cayeron sobre el enemigo anclado e inutilizaron a tres acorazados, un crucero y dos destructores, la mitad de la fuerza de la escuadra italiana en la base naval. Los atacantes sólo perdieron dos de sus aviones. Al día siguiente de este devastador ataque, el resto de la flota italiana partió hacia el norte para refugiarse en Nápoles, cediendo el Mediterráneo en un momento temprano y crítico de la guerra a la Marina Real británica. La valía de los portaaviones no podía haber sido más convincentemente demostrada. Cabo Matapán. En la primavera de 1941 los alemanes estaban pidiendo a sus renuentes socios italianos que atacaran a los convoyes británicos que se dirigían con tropas a Grecia en auxilio de los griegos, mientras los propios alemanes desviaban tropas en auxilio de los italianos, que en su invasión a Grecia, habían sido detenidos. El Estado Mayor de la Marina italiana puso reparos y argumentó que una acción de ese tipo llevaría a sus barcos lejos de puerto, estando su flota necesitada de combustible, y que aviones de reconocimiento británico con base en Creta y Alejandría podrían privarlos del elemento sorpresa;

ratificada la orden por Mussolini, se inició la acción de una batalla en aguas del Cabo Matapán, en Grecia, siendo este enfrentamiento el más parecido a una batalla naval clásica durante toda la guerra en el escenario del Mediterráneo. El 27 de Marzo de 1941, Cunningham fue alertado por su Servicio de Inteligencia de que la flota italiana se estaba dirigiendo al Mar Egeo y supuso que los italianos conocían la existencia del convoy que estaba atravesando ese mar en dirección a Grecia y que intentarían destruirlo. Su flota, compuesta por 13 barcos, en que los que se incluían el portaaeronaves Formidable, 3 acorazados y 9 destructores, navegó al encuentro de la italiana, al amparo de la oscuridad. Aunque no contaban con portaaeronaves, la flota italiana a la que iban persiguiendo era poderosa, la mayor que se hacía a la mar, con el moderno acorazado Vittorio Veneto, 6 cruceros pesados, 2 ligeros y más de una docena de destructores. Después de dos días de fugaces encuentros y de ciertas imprecisiones por ambos mandos, la batalla se decantó a favor de los británicos y con resultados muy desproporcionados. Tres de los mayores cruceros italianos y dos destructores se habían hundido, con una pérdida estimada de unos 2.400 hombres. Los británicos perdieron un avión torpedero y su tripulación compuesta por tres hombres.


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CUERPO DE ELITE ITALIANO.

E

l éxito más notable de un arma poco anunciada pero devastadoramente eficaz de la Marina italiana, fueron las unidades especiales de asalto. A fin de cuentas, estas unidades hundirían o dejarían fuera de servicio 86.000 toneladas de buques de guerra aliados y 131.527 toneladas de buques mercantes. La más mortífera de esas unidades especiales de la Marina italiana fue la X Flotilla Ligera, cuyos equipos asaltantes de élite sembraron la devastación en los puertos y rutas marítimas aliadas a lo largo y ancho del Mediterráneo. La puntuación total de la flotilla fue de 28 barcos hundidos o dañados. Esa cifra incluía los acorazados ―Queen Elizabeth‖ y ―Valiant‖ y el crucero ―York‖, así como 111.527 toneladas de buques mercantes. Las proezas de los equipos de asalto italianos causaron consternación entre los británicos, y algo de envidia. Cuando el Almirantazgo creó una escuela para la formación de sus propias unidades de asalto, los alumnos clavaron en las paredes fotografías de la 10ª Flotilla que arrancaron de varias revistas. Producían estragos, atravesaban las defensas de los puertos y atacaban antes de que el enemigo supiera qué les había alcanzado. Los equipos especiales de asalto obtuvieron su primer triunfo en marzo de 1941, cuando seis pilotos atravesaron con motoras cargadas de explosivos un campo de minas y redes antipersonal hasta entrar en la bahía de Suda, en Creta. Cada hombre eligió su objetivo entre los barcos británicos anclados en la bahía y atacaron, obteniendo un impacto directo contra el acorazado ―York‖; otros tres pilotos también tuvieron éxito ese día, hundiendo dos buques cisterna y un vapor. Seis meses después y alentados por el golpe en la Bahía de Suda, los italianos entraron con tres torpedos biplaza en el puerto de Gibraltar, donde averiaron dos cargueros y un petrolero de la Marina Real. Las incursiones en la Bahía de Suda, Gibraltar y después en Alejandría hicieron que los británicos

estuvieran nerviosamente alerta en todo momento contra los ataques sorpresa. Pero eso no detuvo a las unidades de asalto especiales; antes de que finalizara la batalla por el control del Mediterráneo, hundirían cerca de una veintena más de barcos. Motonaves de turismo Las unidades de asalto especiales italianas utilizaban motoras convencionales, motoras de asalto biplaza y lanchas más grandes que iban equipadas con una gran variedad de armamento ofensivo. En un ataque típico, varias lanchas se dirigían a toda prisa hacia un convoy desde ambos lados, disparando sus torpedos y luego retirándose a toda velocidad. Esta maniobra podía repetirse hasta que las motoras-E (especiales) hubieran agotado sus torpedos o fueran repelidas. Frecuentemente la táctica resultaba devastadora: en el ataque a un convoy con destino a Malta en agosto de 1942, un grupo de motoras-E hundió un crucero y cuatro buques mercantes. Eran también conocidas por ―barchini esplosivi‖ (barquitos explosivos). Naves ideadas para atacar a los buques en alta mar y en movimiento. Su velocidad era de 31 nudos y estaban armadas con una carga explosiva de 330 kg. De ellas se derivaron las versiones (reducida) y (lenta), también las ―Motoscafi Turismo Silurante‖ que con dos tripulantes eran capaces de lanzar un torpedo que, tras caer por la popa, iniciaba su marcha hacia el blanco. Las más espectaculares de las motoras explosivas eran las diseñadas para misiones sin retorno. Esta embarcación, gracias a un casco de madera con quilla plana y una hélice-timón abatible, pasaba sin dificultad las barreras portuarias, momentos en el que su único tripulante la dirigía hacia el objetivo a una velocidad de más de 30 nudos, lanzándose él, instantes después, al agua. Sus 330 kg de carga bélica, situados en la proa podían deflagrar de dos formas; por choque directo contra el casco o por presión hidrostática. En este último caso la carga se hundía una vez producido el


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impacto y al estallar a una determinada profundidad abría un boquete por debajo de la línea de flotación del navío atacado. Actuaron en la bahía de Suda y en Malta. También existieron submarinos de bolsillo, uno de los cuales, el Clase A, contaba con tres tripulantes y escasa autonomía, mientras que el otro, Clase B, gozaba de un mayor radio de acción y embarcaba a cuatro hombres. El repertorio lo completaban armas como la Cimice (chinche) artefacto metálico de reducidas dimensiones que contenía tres kilogramos de explosivos y que el buceador colocaba en la quilla del buque a destruir mediante una espoleta regulable de tiempo. Otro medio parecido, aunque más potente, el Bauletto (baulito) contenía una carga de cuatro kilogramos y medio que estallaba cuando el buque así minado, ya en mar abierto, alcanzaba una velocidad superior a los cinco nudos. Estos dos ingenios se crearon exprofeso para los ―Nuotatori d´Assalto‖ (nadadores de asalto) o ―Gamma‖, grupo especial constituido en la X MAS. “Maiali” (cerdos) Eran unos torpedos modificados, de marcha lenta, de 533 mm de diámetro y 6,70 m de longitud, provistos de un motor que permitía alcanzar una velocidad máxima de 2,5 km/h con una autonomía de unos 20 km. Pilotado por dos buceadores situados a horcajadas sobre él, podía llegar hasta las inmediaciones de la nave enemiga navegan do en

inmersión, para colocar en su quilla la carga explosiva de 300 km con que iba dotado en su cabeza. Posteriormente, los tripulantes, tenían la posibilidad –aunque remota- de escapar del lugar, aprovechando la sección motriz del torpedo. Se emplearon en Gibraltar, Malta, Argel y Alejandría. A la velocidad máxima de los torpedos, los hombres rana atravesaban las defensas del puerto solamente con la cabeza por encima del agua. Incluso por la noche, al amparo de la oscuridad, podían seleccionar fácilmente un barco para su destrucción. Una vez en posición bajo el barco enemigo, los hombres rana soltaban cuidadosamente la carga explosiva del torpedo, la sujetaban cautelosamente al casco del barco y ponían en marcha el temporizador. Caballo de Troya Para un saboteador del Eje, los buques de guerra británicos anclados en el puerto de Gibraltar y los convoyes Aliados que periódicamente abarrotaban su fondeadero eran una tentación irresistible. Aunque también era extremadamente difícil llegar hasta ellos: el Peñón rebosaba cañones por doquier; reflectores y lanchas patrulleras recorrían continuamente el puerto, y las cargas de profundidad se hacían estallar cuando se sospechaba la presencia de cualquier intruso. Sin embargo, los comandos submarinos italianos atacaron decidida y frecuentemente los barcos atracados en Gibraltar,


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desde guaridas habilitadas debajo de las mismísimas narices de sus defensores. En los inicios de la guerra los incursores operaban desde una villa en la costa española a algo más de tres kilómetros de Gibraltar, atravesando la bahía a nado para adosar explosivos en los barcos aliados. Pero las dificultades que estos hombres rana tenían para eludir a las patrullas costeras españolas después de las misiones, llevó a los italianos a utilizar lo que un oficial del servicio de información británico denominó un ―Caballo de Troya flotante‖: el ―Olterra‖ de 4.995 toneladas, un maltrecho buque mercante italiano anclado al otro lado de la bahía de Gibraltar. Los italianos sustituyeron a la mayoría de la tripulación del ―Olterra‖ por buzos y técnicos de la Marina, que construyeron un taller secreto en la bodega de carga del barco.

Contenía todo lo necesario para montar y reparar torpedos biplaza y mantenerlos cargados con explosivos; a casi dos metros por debajo de la línea de flotación de la nave se abría una puerta para que los hombres rana y sus torpedos pudieran salir sin ser detectados. Los torpedos se introducían en España camuflados como tubos de caldera. Los primeros ataques desde ese mercante contra los buques de guerra anclados en el puerto interior de Gibraltar resultaron costosos para los incursores: cinco de los seis hombres ranas enviados no regresaron, y no se causó ningún daño a los barcos. Pero cuando los italianos se fijaron en los mercantes anclados en la rada menos protegida, encontraron blancos fáciles. En total, los hombres rana hundieron o dañaron más de 42.000 toneladas de barcos Aliados en Gibraltar y los británicos nunca descubrieron de dónde venían o por dónde se iban.


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Un caballeroso oficial naval La tarde del 18 de Diciembre de 1941 un submarino italiano salió a la superficie para recibir por radio el último informe de sus servicios de inteligencia, desde Atenas; el informe era prometedor: el puerto de Alejandría estaba lleno de barcos, incluyendo dos grandes acorazados. El capitán de fragata Luigi Durant de la Penne y cinco hombres más se prepararon para iniciar la operación. El capitán y un buceador irían a por el acorazado ―Valiant‖. Un teniente y un cabo, igualmente a por el acorazado ―Queen Elizabeth‖. La tercera pareja, otro teniente y otro buceador, recibieron la orden de buscar un portaaeronaves; si no había ninguno, debían seleccionar un petrolero, ya que su torpedo estaba armado con explosivos incendiarios adicionales para prender el combustible del petrolero cuando se esparciera por el agua, lo que convertiría la superficie de las aguas del puerto en una cortina de fuego. A la velocidad máxima de los torpedos, de tan solo 2.5 nudos, los comandos sentados a horcajadas sobre el ingenio metálico, atravesaban las defensas del puerto solamente con la cabeza por encima del agua. De la Penne finalmente divisó su objetivo, el acorazado ―Valiant‖ de 31.000 toneladas. En la oscuridad y a tientas lograron llegar al casco del barco y en un momento dado el compañero cayó del torpedo y desapareció. El capitán, después de 20 minutos de estar dando vueltas alrededor del acorazado, agotado, sin buzo que le ayudara, no podía soltar la bomba y sujetarla a la quilla del barco. Colocó el torpedo y su bomba en el lodo, directamente bajo el casco y puso en marcha el temporizador. La nave torpedo estallaría con la bomba; tendría que escapar sin ella. Al subir a toda prisa a la superficie y jadeando por el esfuerzo, el ruido le delató. Las balas de una ráfaga de ametralladora impactaron en el agua a su alrededor; divisó una boya y nadó hacía ella. Su compañero estaba agarrado a la misma y le dijo que se había caído del torpedo y que había intentado

ocultarse detrás de la boya en lugar de nadar, para no llamar la atención. Se rindieron y los británicos los apresaron, el capitán miró su reloj. Eran las 3:30 de la madrugada y la bomba explotaría a las 6:20. Se identificaron a sus captores y se negaron a decir nada más, siendo encerrados en la bodega. Cuando se acercaba la hora de la explosión, de la Penne llamó a sus guardias y pidió ver al capitán; llevado ante él, le anunció que el barco volaría en pocos minutos. El británico pidió más detalles, pero el italiano le comunicó que no daría ninguno más. El capitán del barco ordenó que le llevaran de vuelta a la bodega y mientras esto ocurría, de la Penne podía oír como en los altavoces del barco se daba la orden de abandonarlo. Cuando la puerta de la bodega acababa de cerrarse tras él, se produjo una explosión sorda y el acorazado se estremeció, se escoró y entraba humo por debajo de la puerta. La pareja de italianos comprobaron que la puerta no estaba cerrada con llave y que no había ningún guardia. Abriéndose paso en la humeante oscuridad subieron al puente, avanzaron hacía la popa donde todavía algunos oficiales del acorazado estaban reunidos en la inclinada cubierta. En aquel momento, el otro acorazado, el ―Queen Elizabeth‖ pareció levantarse del agua al producirse una tremenda explosión; una violenta erupción de chatarra salió por su chimenea, el combustible se desparramó por el aire y una parte salpicó la cubierta donde el grupo de británicos y la pareja italiana se encontraban. También la tercera pareja había logrado destrozar la popa de un petrolero y dañado a un destructor que estaba atracado a su lado, pero los explosivos incendiarios habían fallado y por eso el puerto de Alejandría no se convirtió en una ardiente caldera. Finalmente, los seis hombres ranas quedaron prisioneros, pero su audaz asalto había causado más daño a la Marina británica que toda la flota italiana, pues los dos últimos acorazados británicos en aquel teatro de operaciones, estarían fuera de servicio durante meses.


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LA CAMPAÑA AFRICANA.

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l Mariscal Graziani, Jefe del Ejército italiano de Libia, intenta, a instancias de Mussolini, la conquista de Egipto, mientras en Etiopía, los italianos, también por orden del Duce, se enfrentaban, se suponía que fácilmente para ellos, a los ingleses y sus colonias, que rodeaban a Etiopía. También parecía fácil para Graziani, dada la desproporción de fuerzas, su ataque a Egipto. Wavel, Jefe inglés para todo el Medio Oriente, le enfrenta con pocas fuerzas, pero la agilidad de los ingleses-contra el casi estatismo italiano- y sus grupos blindados (principalmente la 7ª División Blindada, ―las ratas del desierto‖), consiguen parar a los italianos en su pequeña penetración en la frontera; contraatacan sin desear mayores metas, y van derrotando a los italianos, de plaza en plaza, (una incursión de 5 días, se había convertido en una campaña de 2 meses); sin tener nunca más de dos divisiones, habían aniquilado a 9 divisiones italianas. Los ingleses estaban listos con la 7ª D.B.mientras tuviera apoyo de aviación y con 2 operaciones anfibias que tenían planificadas-a llegar hasta la frontera tunecina y apoderarse de toda Libia, operando entre el desierto y el mar, en una franja de 20 a 30 km, practicable para los carros de combate. Pero, había orden de socorrer a Grecia, y tuvieron que parar y consolidar su posición en Bengasi. Hitler envía a África, en auxilio de los italianos, un Cuerpo Expedicionario compuesto alrededor de la 15ª División Panzer (acorazada). El 12 de febrero de 1941, el general alemán Rommel se presenta a su jefe (Gariboldi-sucesor de Graziani) en Trípoli. Podía, sin embargo, recurrir al cuartel general del ejército alemán, si se comprometía la seguridad del Cuerpo Expedicionario o el ―honor‖ de los ejércitos alemanes. Hizo su primera exploración. Con un batallón blindado y el grupo de reconocimiento (lo único que había llegado de la 15ª D. Panzer y ayudado por su primera artimaña (automóviles Volkswagen

disfrazados), se lanza al ataque. Los ingleses se repliegan sin presentar combate; Rommel audazmente, aprovecha su penetración y toma Bengasi y El Mekili. Kesselring-entra en escena (sin mando en el Grupo de Ejército África). Se mejora la balanza, al lanzar con fuerza el poderío de los aviones de combate alemanes destacados en Italia, más submarinos alemanes pasados al Mediterráneo. Empiezan a poder llegar los convoyes, abasteciendo a Rommel. La aviación de Kesselring más tarde acomete la tarea de conquistar Malta, pero sobre la isla se encontraron con una red letal de fuego antiaéreo, más el concurso de los cazas británicos; así la batalla aérea por el control de Malta costó al Eje 1.126 aviones alemanes e italianos. Rommel por su parte y siguiendo su avance, conquista el importante puerto de Tobruk. Hitler asciende a Rommel a Feldmariscal y éste decide proseguir hacia el Nilo. ¿No debería ponerse en marcha antes el plan ―Hércules‖, la conquista de Malta? Rommel presiona para que no se intente en ese momento, pues según él, con los abastecimientos de Tobruk llegará hasta el Nilo, y de no conquistar o tardar demasiado la tal conquista de Malta, equivalía a dar la oportunidad de rehacerse a los británicos. Necesitaba refuerzos y en todo caso, a la vez, atacar Malta para impedir el corte posterior de abastecimientos. Sabía que los USA reabastecerían a su aliado, cada vez más y mejor. De hecho, caído Tobruk, Roosevelt ofreció y mandó 300 tanques (Sherman) y 100 cañones, (del convoy, un barco fue hundido en el Atlántico; inmediatamente, otro barco, a toda máquina, con el material que se había perdido, se reunió con el convoy). La isla de Malta se sitúa en el Mediterráneo casi exactamente a mitad de camino entre Alejandría, que en 1941 era la base terrestre más próxima (1.290 km. al este) y el bastión naval de Gibraltar (1.610 km al oeste). Además, la isla se sitúa al sur de Sicilia (Italia) y al norte de Trípoli (Libia), dominando por lo tanto el Mediterráneo central.


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La importancia estratégica de Malta en 1941 era, en consecuencia, de primer orden, tanto para permitir que los convoyes británicos navegaran libremente hasta Egipto como para evitar que los refuerzos del Eje se transportaran sanos y salvos para auxiliar a las fuerzas de Rommel en campaña en el norte de África. Por otra parte, la superioridad aérea de los alemanes impedía que los portaaviones británicos con base en Alejandría, operaran plenamente. Pero Malta era un portaaviones que no se podía hundir y cumplía un papel que, de otro modo, hubiera tenido que desempeñar la Marina británica. Por estos motivos la isla estaba fuertemente reforzada. Contra la estrategia de ―adelante‖, sin esperar, de Rommel, pesaban 3 razones: a.- Entre el DAK (Afrika Korp Alemán) y el Nilo, mucho terreno, el enemigo por muy castigado que se sienta –si lo sabe hacer-, no deja de tener oportunidades de desquite y de desgastar a su vez a los alemanesb.- No se puede tensar demasiado el arco –las tropas de Rommel están agotadas-. c.- Kesserlring le dice que cuanto más se adentre, mejor blanco ejercería a la RAF, mientras que la Luftwaffe podría protegerle menos. Al final, la victoria británica en la localidad de El Alamein, a las puertas de El Cairo, paró definitivamente el avance alemán. La retirada de Rommel fue un prodigio táctico. Ya estaba muy consciente de que el Teatro de la Guerra en el Mediterráneo –presionado por la lucha en Rusia-no iba a tomar un cariz principal para Hitler, y sin dominar el mar, él no podría intentar nada más en el Norte de África. Intentaba regresar a Trípoli o mejor aún, a Túnez y salvar lo salvable, tomando el camino más corto entre África y Sicilia, pero el 8 de noviembre desembarcaban en Marruecos y Argelia 80.000 soldados USA y 25.000 británicos. El 9 de noviembre tropas alemanas llegaban al aeródromo de Túnez para intentar garantizar el camino final a los exhaustos hombres de Rommel.

Los U-boote en el Mediterráneo. Raeder tuvo que enviar submarinos al Mediterráneo, en refuerzo de la Flota italiana. El Gran Almirante era opuesto a esta medida. Sin embargo, había llamado siempre la atención de Hitler sobre la importancia del Mediterráneo, pero consideraba que la lucha submarina tenía su mejor campo de acción en el Atlántico, y que no se debían retirar submarinos para otro teatro de operaciones, antes de poder mantener un número suficiente de al menos cuarenta submarinos operando simultáneamente en el Atlántico. Pero no podría alcanzar esta cifra hasta finales del invierno 19411942. El 10 de julio, Hitler preguntó a Raeder si le era posible enviarlos al Mediterráneo. Raeder respondió que no podía hacerlo. Añadió que los ingleses actuaban en este mar especialmente con aviones y submarinos, contra los cuales eran ineficaces los submarinos propios. Argumento chocante, pues el Gran Almirante no ignoraba que grandes convoyes enemigos, fuertemente escoltados por acorazados y portaaviones, habían ya cruzado de Gibraltar a Malta y Alejandría. Estas operaciones se repetirían y los submarinos alemanes hundirían en el Mediterráneo al acorazado ―Barham‖ y a los portaaviones ―Ark Royal‖ y ―Eagle‖. El 22 de agosto volvió Hitler a la carga y de nuevo Raeder se esforzó en eludir la decisión, pero el Führer mantuvo su punto de vista con argumentos juiciosos. No se tomó, a pesar de todo, ninguna decisión tampoco en esta ocasión, pero el Mando alemán se atrevió a causa de las dificultades de abastecimiento informadas por el ―Afrika Korp.‖, y los primeros submarinos salieron para el Mediterráneo. En diciembre, Raeder informó que 36 estaban en aquel mar o en viaje hacia allá. Pensaba aumentar este número hasta 50, de los cuales 20 actuarían en el Mediterráneo Oriental y 30 en el Occidental o en la región de Gibraltar. De hecho, el número total no pasaría de 25; cinco submarinos serían hundidos durante el otoño


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y el invierno de 1941 al intentar el paso del Estrecho de Gibraltar. La ayuda a Italia significó un descenso de las fuerzas submarinas alemanas, que se hizo sentir notablemente en aquella época. Tolón. Efectuados los desembarcos aliados en Marruecos y las noticias de la capitulación de las tropas francesas en ese territorio, indujeron a Hitler a tomar represalias inmediatamente: ocupar la zona de Francia controlada por el gobierno de Vichy. La invasión eliminó cualquier esperanza de poder conservar el gobierno francés su neutralidad. El Admirante en Jefe francés, Darlan, ordenó a la flota francesa en la gran base naval de Tolon-costa mediterránea, cerca de Marsella-que partiera con destino al norte de África. La maniobra para esa todavía poderosa fuerza, compuesta por 77 buques de guerras, eran más fácil de ordenar que de ejecutar. Los aviones de la Luftwaffe (Fuerza Aérea alemana), minaron la entrada del puerto y submarinos alemanes estaban al acecho en las proximidades. Más los mandos navales franceses estaban en desacuerdo entre ellos, con respecto a sus lealtades, y perdieron un tiempo valioso. Esa indecisión logró que para el momento en que dos columnas blindadas alemanas llegaran a la ciudad de Tolón, los barcos siguieran en puerto. Advertido el avance alemán, el Almirante francés, desesperado, envió por radio un mensaje a los capitanes, ordenando que los hundieran. Los marineros franceses se apresuraron a abrir las válvulas de sus barcos antes de que llegaran los alemanes a los muelles. Cuando éstos lo lograron, era demasiado tarde. Los equipos de demolición franceses habían hecho su trabajo; las cargas explosivas empezaron a detonar dentro de los cañones, y granadas de mano destruyeron las maquinarías y el agua empezó a entrar por las válvulas de fondo, abiertas. En total, los franceses destruyeron 1 acorazado, 2 cruceros de combate, 7 cruceros, 32 destructores, 16 submarinos y 19 buques más pequeños.

Solamente quedaba una flota del Eje en el Mediterráneo, los buques de guerra italianos supervivientes. Pero en Enero de 1943, finalizando la campaña del desierto, los Estados Mayores Combinados decidieron en Casablanca que atacarían Sicilia y una vez conquistada, se eliminarían los ataques del Eje contra las cercanas rutas de suministros en el Mediterráneo y además la gran isla se convertiría en una excelente zona de fuerzas para la invasión del continente. Epílogo Naval. A principios de 1942 se adoptó el proyecto de invasión por el Canal de la Mancha por la Junta de Jefes de Estado Mayor anglo-norteamericana; únicamente se preveía un desembarco en África del Norte en las dos eventualidades siguientes: llamada de los franceses o entrada de los alemanes en España. Pero en la primavera de 1942 la gravedad de la situación en Rusia y en Libia daba urgencia a una ofensiva aliada de alivio. Los ingleses no creían posible un desembarco en el Canal de la Mancha en el otoño de 1942, y hubo que resignarse a un ataque en África del Norte; operación que, lejos de ser la aplicación de un plan general de ataque a Europa, como se creyó en Francia al tener conocimiento del desembarco, fue en su origen una simple maniobra de diversión Se marcaba el final de la batalla por el control de las rutas marítimas del Mediterráneo, el drama central de una campaña de tres años de duración. La flota mercante italiana prácticamente había desaparecido y pocos de sus transportes se arriesgarían a recorrer ―la ruta de la muerte‖ hacia el sur pasando por la fortaleza británica de Malta con destino al norte de África. Por el contrario, los convoyes Aliados se dirigirían ahora a Malta y Alejandría casi sin oposición Aunque la guerra en el Mediterráneo había visto algunas acciones navales como las de cerca del cabo Matapán y Ias costa calabresa italiana, las batallas críticas las habían librado los submarinos y


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aeronaves que operaron en la costa de Sicilia, Malta y la costa africana en manos del Eje. Los ingleses participaban ampliamente, sobre todo con sus fuerzas navales, en las operaciones de Argelia. En Marruecos, los norteamericanos actuaron solos, y toda la empresa había recibido un estilo propio de ellos, al pensar los Aliados, justamente, que los norteamericanos serían mejor acogidos que los ingleses, por estar todavía muy vivo en África del Norte el recuerdo de los acontecimientos de 1940, (Mers-el-Kebir). El África Occidental francesa se unía al Almirante Darlan. Con el gran puerto de Dakar, la Escuadra francesa del África Occidental, compuesta por el acorazado ―Richelieu‖, tres cruceros y varios

destructores, entró en la lucha al lado de los Aliados. La ruta de Inglaterra a El Cabo podía ser explorada por aviones basados en tierra, desde Inglaterra hasta el sur de Dakar. La situación de los Aliados en la batalla del Atlántico había mejorado notablemente. Por el contrario, las operaciones en el Mediterráneo entrañaban la apertura de dos nuevas rutas que debían ser protegidas, una ruta del petróleo Curacao-Aruba hacia Casablanca-Gibraltar y una ruta de abastecimiento general desde Nueva York hacia Casablanca y Gibraltar. Progresivamente, las fuerzas francesas tomaron a su cargo la protección de la ruta costera de África en el Atlántico Norte, lo que alivió a las Marinas británica y norteamericana.


CAPÍTULO III (Teatro de Operaciones del Atlántico)

EL PROBLEMA NAVAL ALEMÁN. El factor geográfico.

L

a Naturaleza no ha favorecido el desarrollo marítimo de Alemania, país cuyas costas sólo bordean dos mares 'secundarios: el Báltico y el Mar del Norte. La salida del Báltico está bajo el dominio de los Estados escandinavos y sólo dá acceso al Mar del Norte. Este último, está, a su vez, bajo el dominio de Inglaterra. Una flota alemana que quiera entrar al Océano está obligada a desfilar, sea por el Canal de la Mancha, sea por el norte de Escocia, ante las costas británicas. Por otra parte, la situación de Alemania sobre dos mares la obligaba a dividir sus fuerzas navales, que sólo podían reunirse contorneando la península de Jutlandia o franqueando el Canal de Kiel. La situación terrestre repercutía desfavorablemente sobre la situación naval. Si Alemania tenía la ventaja de estar en el centro de Europa, lo que le permitía maniobrar por líneas interiores, no tenía, en cambio, frontera natural en el Este ni en el Oeste, donde contaba con poderosos vecinos. Si estaba en paz con estos adversarios posibles, debía mantener Ejércitos para vigilarlos, y sólo podía consagrar una parte de su potencial militar para la lucha en la mar. Era, pues, una situación análoga a la que tenía Francia durante sus guerras contra Inglaterra, pero agravada por la necesidad de vigilar dos fronteras abiertas. Factores geopolíticos. El factor económico intervenía también, de manera muy importante, para limitar las posibilidades militares. Alemania poseía carbón en cantidad muy abundante, pero carecía de todas las otras materias primas, que normalmente le llegaban por mar. Incluso en 1939, después de haber conseguido el dominio de la Europa Central, Alemania recibía la mayor parte de sus importaciones por ese medio. Las tres cuartas partes de su mineral de hierro procedían de Escandinavia;

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su níquel, de Pétsamo. A lo largo de la costa noruega existe un rosario de islas que dejan un pasillo completamente dentro de aguas territoriales, y que los barcos alemanes podían seguir sin temor a los ataques enemigos, a condición, sin embargo, de que los ingleses respetasen la neutralidad noruega. También Alemania debía asegurarse la neutralidad benévola de los escandinavos, y debía, imperativamente, dominar el Báltico; primero, para el transporte del mineral de hierro, y después, porque, en 1939, dicho mar aseguraba sus lazos de unión con la Prusia Oriental, de la que estaba separada por el pasillo polaco, separación producida por los vencedores al término de la Primera Guerra Mundial. Alemania conseguiría, en el curso de la guerra obtener las materias primas necesarias, mediante el dominio de la península escandinava y de una parte de Europa, y además, utilizando sucedáneos, practicando una economía severa, y renovando los procedimientos de elaboración de las aleaciones; pero todo ésto no sin inconvenientes. Factor militar. Debía, asimismo, dominar el Báltico para resguardarse de un posible contraataque enemigo sobre las costas de Pomerania. Por otra parte, con el desarrollo de la Aviación, la bahía alemana en el Mar del Norte, que antaño era la zona de ejercicios de la Flota, ya no ofrecía seguridad: sería el Báltico el que serviría, durante toda la guerra, de zona de adiestramiento para las numerosas flotillas de submarinos. Por lo tanto, solamente después de haberse asegurado el dominio de este último mar, haber obtenido una cierta influencia sobre la península escandinava y la seguridad de sus posiciones continentales al Este y al Oeste, podía Alemania emprender operaciones ofensivas de gran amplitud contra Inglaterra. Para conducir tal ofensiva, serían de gran valor bases en el Océano Atlántico, pero en 1939 no poseía ninguna. Los progresos de la Aviación, aunque ofrecían a Alemania grandes posibilidades, constituían una


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nueva molestia para la lucha oceánica. El radio de acción de los aviones del Reich, en 1939, no les permitía alcanzar el Atlántico. Una vez pasados al Océano, los barcos alemanes se encontraban en manos no solamente de la Flota británica, sino también de la Aviación inglesa, sin poder contar con el apoyo de la «Luftwaffe» (Fuerzas Aérea alemana). Así, era inútil buscar la victoria por la destrucción de las escuadras enemigas, porque no se podrán reunir los medios suficientes. Únicamente por medio del ataque a las comunicaciones comerciales se podría derribar a Inglaterra; esta clase de lucha debía ser llevada a efecto por los submarinos ante todo, pero fuertemente apoyados por grupos de superficie y por la Aviación. Sería muy útil, si no necesario, apoderarse de bases fuera de las costas alemanas, en país extranjero, para mejorar la situación geográfica, extremadamente desfavorable. Aplicando estas ideas, el Gran Almirante Raeder había establecido, en febrero de 1939 un programa de construcción que comprendía seis acorazados, ocho cruceros pesados, diecisiete cruceros ligeros, cuatro portaaviones, 225 submarinos, destructores, etc. Este programa debía ser acabado en 1947, y se añadiría a las construcciones ya en curso. En 1947 la Flota alemana hubiese estado formada por 13 acorazados, 33 cruceros y cuatro portaaviones. Raeder contaba para entonces, en caso de guerra, conservar en las aguas alemanas una fuerza suficiente para dominar el Báltico y para fijar en el Mar del Norte a una parte importante de la Flota británica, y enviar a sus submarinos y a grupos de superficie, fuertemente constituidos, al Atlántico. Los alemanes preveían en su programa acorazados de 80.000 toneladas, que estimaban como insumergibles. En esto se equivocaban, pues como veremos los acorazados no resistieron a los ataques masivos de los aviones torpederos y bombarderos. También que la proporción entre acorazados y portaaviones no debía ser tan a favor de los primeros, estando los japoneses mucho más acertados en establecer una paridad entre ambos tipos.

Por otro lado, el Gran Almirante reprochaba a Göring el despreciar a la aviación de exploración, mientras que para Raeder tal arma era muy importante para la Marina. La aviación de exploración tiene, ciertamente, una importancia extrema, pero la aviación de combate también la tiene, pero él y muchos almirantes no lo consideraban así. En suma, si veía claro en el plano de alta estrategia, pues se opuso a la invasión de Rusia y comprendió la gran importancia que tendría el Mediterráneo en el conflicto, tenía, en cambio, ideas equivocadas sobre la dosificación de los diversos elementos constitutivos de una Marina que, aunque pudiesen parecer ortodoxas y justas antes de la guerra, de hecho eran retrógradas. El estallido de la guerra sorprendió a Raeder en medio de sus proyectos de ampliación. La Marina alemana no constituía en septiembre de 1939 más que una pequeña fracción de las fuerzas armadas alemanas, y su jefe no tenía todavía una considerable influencia sobre la estrategia del país. Partiendo de esta situación desesperada, el Mando naval, planificó la liberación de las rutas de acceso, dominadas por Inglaterra y vitales para Alemania, mediante la utilización de los pocos buques de superficie disponibles. Se pretendía distraer y debilitar a las poderosas flotas inglesa y francesa provocando encuentros ocasionales en puntos muy distantes entre sí. Por otra parte, la flota submarina que quería construir el Gran Almirante era, en desplazamiento, cinco o seis veces menor que la flota de superficie, y también por esta causa se puede pensar que Raeder no veía claro. Para la guerra contra las comunicaciones que quería emprender, el submarino era, con gran ventaja, el tipo de barco más eficaz. Dönitz, el Jefe de los submarinos alemanes, estimaba que la construcción de éstos tenía preferencia sobre todas las demás, y el desarrollo de los acontecimientos habría de darle la razón. Tiempo después de terminada la guerra, se le preguntó a Dönitz sobre cuál consideraba él que fué


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el mayor error alemán: su respuesta fué inequívoca. ―No haber construido al estallar la guerra los 300 submarinos que le pedí al almirante Raeder.‖ ¿Y qué cree que hubiera ocurrido si hubiera podido disponer de ellos?, se le preguntó. Sonrió y dijo: ―Creo que en 1941 hubiéramos ganado la guerra‖. Su petición no fue aceptada por dos razones: primero, porque Hitler le había prometido a Raeder que Alemania no tendría que luchar contra Gran Bretaña al menos hasta 1944; y- segundo, porque Raeder planeaba utilizar este respiro para construir una flota ―equilibrada‖, que incluiría poderosos barcos de guerra capaces de enfrentarse a sus contrapartidas británicas en términos de igualdad. Pero Hitler se vio superado por los acontecimientos; y cuando estalló la guerra en 1939, la Marina de guerra alemana tenía todavía un tamaño más bien modesto. Comprendía un puñado de submarinos operativos y una flota de superficie formada por tres cruceros de combate, tres acorazados de bolsillo, ocho cruceros y 34 destructores y torpederos. Los enormes acorazados Bismarck y Tirpitz estaban todavía en construcción.

Situación de la Gran Bretaña. Cierra el Mar del Norte, por el Oeste, sobre una longitud aproximada de mil millas, lo que permitía a los británicos dominar todas las rutas marítimas que unen las costas del norte de Europa con el Atlántico. Esta es una ventaja de la mayor importancia, pero toda medalla tiene su reverso. El acceso al Báltico podía ser fácilmente prohibido a los barcos británicos; en caso de alianza de Inglaterra con la U.R.S.S., el contacto entre ambas fuerzas aliadas no podía ser establecido más que por los puertos del Ártico. En el Mar del Norte, las costas del Reino Unido, muy extensas, son vulnerables a los ataques aeronavales. Las Islas Británicas estaban enteramente expuestas a los bombardeos aéreos. Se verían comprometidas sus comunicaciones si el enemigo se instalaba en Francia, en Noruega, en Islandia y en Irlanda. Islandia amenazaba a la vez a Inglaterra, al Canadá y a los Estados Unidos. Así fue que, desde la caída de Dinamarca, los británicos se preocuparon de asegurarse a Islandia, donde serían acogidos solamente con un moderado entusiasmo.


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MINAS

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os mares contrajeron la peste de las minas: nada menos que 600.000 de estos ingenios fueron distribuidos por las potencias beligerantes en aguas europeas durante la Segunda Guerra Mundial. Barreras de minas, con una o más hileras, iban acumulándose en los fondos marinos, formando zonas infestadas que significaban la muerte para los buques que cruzaran por ellas. Las minas tenían una función específica: suponiendo para quien las colocaba los menores gastos y riesgos posibles, deberían producir al enemigo un máximo de daño en material y hombres. Con todo, la ―guerra de minas‖ resultó cara. Ingleses y alemanes ampliaron desmesuradamente los cuerpos respectivos para inutilizar tales artefactos. Cada parte contendiente necesitaba por lo menos 500.000 marineros (el 40% de los efectivos totales de la Armada alemana) para lograr detectar y desactivar 5.000 minas al mes. Durante la primera Guerra Mundial se empleó a fondo la llamada mina de ancla. Sin embargo sus ―antenas‖ tenían que entrar en contacto inmediato con el casco del buque para detonar. Por otra parte, tanto ingleses como alemanes se encontraron muy pronto en disposición de eliminar el peligro de las minas ancladas en el fondo marino, pero también los constructores alemanes de estos ingenios mortíferos crearon muy pronto, entre las dos guerras mundiales, un mecanismo magnético para activar las minas: la Marina tuvo así su arma secreta, las minas magnéticas, cuyo mecanismo se ponía en funcionamiento cuando entraba un buque en su ámbito de acción. Explotaban cuando el objetivo se situaba exactamente encima de ellas. Algo parecido lograron los ingleses. Sus primeras minas magnéticas se utilizaron ya en 1918, aunque desde luego sin éxito completo. El empleo de destructores e hidroaviones alemanes en los primeros meses de la segunda Guerra Mundial para minar los puertos británicos, halló a los ingleses completamente desprevenidos. Sólo cuando un avión de reconocimiento dejó caer

una mina en aguas poco profundas y los británicos la recuperaron al bajar la marea, pudo constatarse que los alemanes contaban con minas dotadas de un excelente mecanismo magnético. En consecuencia se equipó a las unidades inglesas con un dispositivo antimagnético y los buques minadores se enriquecieron con nuevos elementos para detectar e inutilizar la moderna arma secreta. Las dificultades industriales para su aplicación presentaron, especialmente al principio de la lucha, un carácter agotador, pues sólo en Inglaterra había que equipar a unos 500 barcos de guerra y 6.000 mercantes, forzándose al máximo la producción del cable antimagnético que se enrollaba alrededor del barco, llegando a ser insuficiente para cubrir las necesidades de las estaciones de desmagnetización los 300 kilómetros diarios que se producían, a la vez que representaba serio problema el de la alimentación de energía de este anillo, obligando a instalar grupos eléctricos en un buen número de buques mercantes. La mina magnética inglesa no tardaría en aparecer, pero, a diferencia de la alemana, no actuaba por fuerza magnética, sino por inducción electromagnética. Un barco quieto no activaba esa mina, pero en la práctica su comportamiento era tan eficaz como la alemana. Con posterioridad, ante las nuevas perfecciones de la mina, el sencillo anillo de las primeras instalaciones se hizo ineficaz y fue preciso recurrir a dotar a los buques de un engorroso pero imprescindible equipo de bobinas; ardua labor desarrollada por un departamento creado al efecto por el Almirantazgo desde 1939, llegando a tratarse, en las estaciones desmagnetizantes que se extendieron durante la lucha a todos los países aliados, del orden de 500 buques diarios. Sólo durante la época de la trágica evacuación de Dunkerque se neutralizarían en cuatro días unos 400 barcos. Naturalmente, los dragaminas fueron pronto provistos de su correspondiente instalación antimagnética, empleándose cuando era posible para la limpieza de puertos y canales, buques de madera.


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En esta misión se utilizaron aviones dotados del correspondiente anillo desmagnetizador que volaban a baja altura, desarrollando así una labor peligrosa, dificultada además por los inconvenientes que suponía el anillo para los despegues y aterrizajes. Los aviones desarrollaron la generalidad de los minados ofensivos durante la segunda guerra mundial, por su característica especial de poder lanzar su carga sobre las radas, canales y entradas de puertos, utilizando minas de fondo lanzadas con paracaídas durante al noche. En el otoño de 1940 la Marina de guerra alemana puso en servicio la ―mina acústica‖. Actuaba por efecto del sonido o de la trepidación del buque que pasaba sobre ella. Los ingleses aplicaron inmediatamente medidas contra el nuevo artefacto. Los minadores lanzaban unas boyas sonoras que activaban el mecanismo submarino y las minas explotaban sin peligro para sus buques. Ante estas circunstancias los alemanes trataron de combinar las características de los dos tipos: magnéticas y acústicas. Pero los ingleses lograron inutilizar este nuevo ingenio diabólico y perfeccionar los propios métodos con otros descubrimientos. Por su parte, también los alemanes examinaron muy pronto el complicado mecanismo de las minas británicas y montaron sus propios aparatos para desactivar los artefactos submarinos del enemigo. El último tipo que surgió en la guerra fue el llamado de presión, cuyo mecanismo de explosión se activaba con un simple remolino de agua

producido por las hélices del barco que navegase sobre ella, conocido por los ingleses con el nombre de minas-ostras. La utilizaron los alemanes en el desembarco de Normandía y para obstruir y mantener cerrados al tráfico Aliado algunos puertos, como el de Amberes, creando a los anglosajones serias preocupaciones. Tras la capitulación alemana en 1945 se conoció el secreto de esta mina; hasta entonces no se pudo analizar convenientemente y con resultados prácticos su mecanismo, a pesar de que algunos ejemplares habían caído en manos del Este y del Oeste. El fundamento de las minas de presión es motivado por la variación de la presión hidrostática que se produce con el paso de un buque, variación tanto más sensible cuanto mayor es la velocidad del barco. La utilidad en esa mina, se reduce a lugares de poco fondo, siendo utilizada por la aviación. Los propios aliados reconocieron al final de la guerra que se trataba del tipo más seguro y difícil de neutralizar, su mecanismo de fuego está regulado para que no actúe por cambios de presión lentos, como las mareas; ni rápidos, como explosiones cercanas, sino que precisa una variación continua de varios segundos de duración. Este tipo de guerra les costó 1120 buques a los aliados. El Eje perdió un total de 1.340 barcos, mientras que otros 540 resultaron seriamente dañados.


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SCAPA FLOW

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a guerra submarina comenzaba formalmente con la entrada de Inglaterra en el conflicto mundial. Un 80% de los submarinos alemanes se encontraban dispuestos para ella desde el primer día de la contienda. A finales de la segunda semana de guerra un informe anunciaba un primer éxito espectacular, el U-29 había hundido al portaaviones Ingles ―Courageous‖. Pero ya el jefe de la flota submarina, Dönitz trabajaba en un plan que transformaría a un capitán de submarinos, Gunther Prien, en el primer héroe de la Segunda Guerra Mundial. El plan era introducir a un sumergible alemán en el punto clave de la Marina británica, el puerto natural y gigantesco de Scapa Flow. La bahía, situada en la isla Mailand, del archipiélago de las Orcadas, proporcionaba a los ingleses un abrigo seguro y disponía de un sistema muy completo de alerta, considerándose que el penetrar en la rada era prácticamente imposible; sin embargo, según informaciones de agentes, existía una posibilidad: las barreras de protección estaban oxidadas en partes o dañadas, y éstas no se habían reparado desde hacía años. Sólo cuando se encontraban cerca de Scapa Flow, en la noche del 12 al 13 de octubre de 1939, la tripulación tuvo la noticia del punto de destino. Aunque las condiciones climáticas eran perfectas, como se había predicho –una noche sin luna, un mar

picado pero no demasiado revuelto y una fresca brisa -, todo se veía estropeado por un espectacular fenómeno de luces árticas, la aurora boreal, iluminando la mitad del cielo y amenazando con traicionar la presencia del submarino. Prien consideró por unos momentos abandonar su misión, pero posiblemente pasarían semanas antes de que las condiciones de marea y luna fueran de nuevo ideales y decidió seguir con la misma. La entrada de Scapa Flow estaba bloqueada por barcos hundidos, minas y redes y además, si un submarino intentara deslizarse a su interior, iba a encontrarse con una serie de corrientes excepcionalmente fuertes. En la Primera Guerra Mundial dos submarinos alemanes habían intentado un ataque similar contra la flota británica en ese puerto y no habían regresado. Ahora los alemanes lo volverían a intentar, ya que a la importancia de dicha base naval se unía un amargo y especial recuerdo para ellos. Al término de la Primera Guerra, las principales unidades de la flota alemana habían sido internadas allí y en el tiempo en que los Aliados y particularmente, los británicos discutían sobre el destino final de esa flota, sus tripulaciones las hundieron. Había siete entradas a Scapa Flow: tres principales en el extremo occidental, cerradas con una barrera de maderos antisubmarinos, y cuatro más estrechas en el extremo oriental que estaban guardadas con barcos de bloqueo.


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El U-47, navegando en superficie se deslizó al interior de Holm Sound, una de las tres entradas a Scapa Flow. Las fotografías aéreas y reportes de inteligencia habían indicado a Dönitz que la entrada de Kirk Sound al norte de Holm Sound –un estrecho canal entre islas, que estaba casi completamente bloqueado por tres barcos hundidos-podía ser franqueado por un navegante osado con una embarcación pequeña. En Kirk Sound no los habían hundido proa a popa en una línea continua, sino que yacían superpuestos. Entre el barco de bloqueo más austral y la tierra había un canal angosto pero navegable de unos 50 pies de ancho y 20 pies de profundidad. Entre los barcos de bloqueo más septentrional y central había un canal similar, un poco más ancho pero menos profundo que el austral.

Al acercarse la media noche, Prien permaneció en el puente observando el canal, brillantemente iluminado por la aurora boreal. La tierra se cerraba a ambos lados y las chimeneas y mástiles de los barcos hundidos se alzaban amenazantes allá adelante. Había rebasado sin problemas a una goleta de dos mástiles, hundida en aproximadamente 10 metros de agua, cuando una corriente repentina hizo girar al submarino a estribor. Rozó un cable de uno de los barcos hundidos y Prien notó que el casco tocaba fondo. Cuidadosa y delicadamente, desprendió el U-47, lo hizo girar ligeramente a babor y luego, con una difícil y rápida maniobra, lo hizo pasar a través del hueco. A las 12:30 de la madrugada del 14 de Octubre estaba dentro de Scapa Flow.


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Los británicos se sentían tan seguros en su bahía que ni siquiera tenían en servicio lanchas patrulleras; el submarino sólo tuvo que navegar lentamente sobre las superficies de las aguas, en dirección al puerto. Después de hacerlo por una amplia extensión de agua vacía, divisó las bajas formas de los destructores anclados junto a la orilla, luego los mástiles de dos grandes barcos. A 3.600 metros de sus presas, se dio la orden de abrir fuego, pero los torpedos fallaron –problema que ya había ocurrido y seguiría ocurriendo durante meses en el modelo de esa arma-; fríamente, se puso de nuevo en posición

bajo las parpadeantes luces de la aurora, dió la orden de recargar los tubos y de disparar. Los torpedos dañaron al buque de apoyo de aviones ―Pegasus‖ y destruyeron al acorazado ―Royal Oak‖. La marea estaba entrando desde el este; el U-47, aún con sus motores al máximo, se arrastró lentamente, mientras el puerto hervía de actividad y destructores se desplazaban en su búsqueda. Había decidido salir por el canal austral más estrecho pero más profundo en vez de por el que había entrado. También lo logró; casi dos horas después de entrar en Scapa Flow, el U-47 había huido, ileso.


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LA BATALLA DEL RIO DE LA PLATA Corsario de Hitler

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mparado en la oscuridad se hacía a la mar el crucero de 10.000 toneladas ―Graf Spee‖, limitado a ese tonelaje máximo por el Tratado de Versalles, que obligaba a la Alemania vencida en la Primera Guerra Mundial a no superar tal tonelaje en sus buques de guerra. La construcción naval alemana había logrado un buque que superaba en potencia y alcance artilleros, blindaje y autonomía, a los cruceros ingleses de mayor tonelaje. Su capitán, Langsdorff, había recibido la orden de operar en el Atlántico Sur. Desde el último día de septiembre de 1939 empezó su ataque hundiendo frente a Pernambuco, (Brasil), a un mercante británico. Para el 15 de noviembre, después de hundir a varios más frente a las costas atlánticas, el ―Graf Spee‖, apoyado en el magnífico servicio de radio del Mando naval alemán, que controlaba el movimiento de los buques ingleses, se internó hacia el Océano Índico y hundía en el Estrecho de Madagascar a un cisterna inglés. Éstos, trazando la derrota del alemán por sus

hundimientos, dedujeron que se dirigía a ese Océano. Por su parte, el capitán Langsdorff, cuyo propósito era intuir el movimiento del enemigo, imprimió un giro repentino, volviendo al Atlántico y a primeros de diciembre echó a pique a otros tres buques en la ruta de la Ciudad del Cabo, al Sur del continente africano. Ante la costa sudamericana, asegurando la importante ruta marítima de Río de Janeiro a Montevideo, se encontraba una División Naval inglesa al mando del Comodoro Harwood, con los cruceros pesados ―Cumberland‖ y ―Exeter‖


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y los ligeros ―Ajax‖ y ―Achilles‖. Harwood, sacando sus propias conclusiones, calculó que el alemán podría estar del 12 al 14 de diciembre en aguas de Río de Janeiro, Río de la Plata ó Islas Malvinas. Se decidió por Río de la Plata y se apostó en la entrada de la desembocadura. El capitán Langsdorff había dado órdenes de evitar cualquier combate con unidades de guerra británicas, pero el 9 de diciembre su Mando naval le comunicó la noticia, dada por su Agregado naval en Montevideo, de que cuatro cargueros, escoltados sólo por un crucero ó un mercante armado, se disponían a abandonar el puerto. El buque alemán enrumbó hacia allí. Dos días más tarde, el 11, su avión de reconocimiento quedó fuera de servicio, con lo que el navío perdió un medio precioso para poder conocer anticipadamente la posición del enemigo. A las 05:30 del 13 de diciembre, el vigía anunció, ―dos mástiles a babor‖. Langsdorff pensó en la escolta del convoy y a pesar de que su Oficial de Navegación le recordó el evitar combate con unidades de guerra, ordenó el ataque. El Comodoro Harwood que había acertado en la fecha y lugar donde aparecería el alemán, había cometido una equivocación, debilitando sus fuerzas, pues el día antes, envió uno de sus dos cruceros pesados, el ―Cumberland‖, a las Malvinas, para ser sometido a algunas reparaciones. Además, sus vigías estaban descuidados. Sólo 45 minutos después de que los alemanes los hubieran avistado y en marcha hacia ellos, a toda velocidad, el vigía del ―Exeter‖ se dió cuenta. Tres minutos más tarde el ―Graf Spee‖ abría fuego contra el crucero pesado inglés, con una salva de sus cañones de 280 mm., mientras su artillería de alcance medio, de 150 mm, elegía como blancos a los cruceros ligeros ―Ajax‖ y ―Achilles‖. El ―Graf Spee‖ alcanzó pronto al ―Exeter‖, que en cuarenta minutos encajó siete proyectiles de 280 mm y un ametrallamiento general, por lo que a las 7:00 a.m., con importantes vías de agua y todas sus torres inutilizadas, abandonó el combate a escasa velocidad. Mientras, Harwood había acortado distancias con sus cruceros ligeros, cuya artillería de

152 mm acertaron varias veces al alemán, causándole ligeros daños. Libre del ―Exeter‖, el ―Graf Spee‖ se volvió contra sus rivales y con dos disparos consecutivos desmontó la mitad de la artillería al ―Ajax‖. A las 7.30 de la mañana, a sólo 4 millas de distancia el buque alemán podía disparar el triple que sus dos oponentes juntos y sus granadas taladraban a los británicos como si fueran latas, mientras que éstos -salvo con sus torpedos- no podían dañar su obra viva ni sus torres blindadas. A las 7.38, el ―Ajax‖ perdía sus mástiles y antenas y su obra muerta era una criba. Los buques de Harwood, bastante dañados, empiezan a romper el contacto, protegidos por niebla artificial. El alemán, con varias bajas, entre muertos y heridos, necesita también alguna reparación y no dispone de combustible suficiente para volver a Alemania; pero en vez de dirigirse hacia mar abierto e intentar conseguirlo a través de su buque de apoyo, el mercante ―Altmark‖, decide internarse en el puerto neutral de Montevideo. Proporcionó unos cuantos días de desacostumbrada prominencia e intriga diplomática al puerto neutral de Montevideo, Uruguay. El dañado buque de guerra -con 57 heridos y 37 muertos a bordo- había buscado refugio allí, pero en vez de ello se encontró en una trampa. El Gobierno de Uruguay envió una comisión inspectora a bordo del ―Graf Spee‖. La comisión indicó que para que el buque pudiese hacerse nuevamente a la mar necesitaría por lo menos catorce días; en la noche siguiente los ingleses y los franceses ejercieron una gran presión sobre las autoridades uruguayas para que retuviesen todo lo posible en el puerto al ―Graf Spee‖. Esto convenía a los británicos, porque al final de las 96 horas, el ―Graf Spee‖ tendría o bien que salir cojeando del puerto con sus reparaciones incompletas y enfrentarse a sus buques de guerra, o permanecer anclado, sometido entonces a la ley internacional que requería que el buque fuera intervenido y su tripulación internada. Luego los británicos descubrieron que no estaba tan dañado


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como habían creído. Ansiosamente, prepararon un plan para impedir que escapara antes de transcurridas las 96 horas. Puesto que la ley internacional prohíbe que un buque de guerra de una nación beligerante abandone un puerto neutral durante todo un día después de la partida de un buque mercante del bando opuesto, los diplomáticos británicos se apresuraron a enviar una nota al gobierno uruguayo indicando que uno de sus buques de carga iba a partir en el período de unas pocas horas. El gobierno aceptó la nota, pero no hizo más que enviar un pequeño remolcador para detener al buque de guerra si él también pretendía partir. Resultaba claro para el jefe de la inteligencia británica que era preciso hacer algo drástico. Pero el tiempo se estaba agotando. Tuvo una repentina inspiración: ―Hagamos que los alemanes crean que están llegando fuertes refuerzos‖. El truco consistía en filtrar la información a los alemanes, a través de una falsa llamada telefónica al embajador británico cuya línea se sabía que estaba pinchada por la inteligencia alemana- y una historia entregada a un periódico en la vecina Argentina. A bordo del ―Graf Spee‖ reinaba una gran tensión: circulaban rumores de que el crucero de batalla ―Renown‖ y el portaaviones ―Ark Royal‖ se encontraban en los aledaños del puerto, a las órdenes directas del comodoro Harwood. El comandante británico de la división sudamericana se había limitado a ordenar la vuelta de su crucero ―Cumberland‖ a toda prisa, pero, de pronto, tuvo la idea de solicitar a los representantes británicos que pidiesen refuerzos de policía para la noche siguiente, ―porque llegaría a puerto la tripulación de dos grandes buques ingleses con el fin de disfrutar un permiso en tierra‖. El capitán Langsdorff recibió esa noticia tras el entierro de sus muertos y la creyó ―sin reserva alguna‖. En un mensaje radiado al Mando naval comunicaba el 16 de diciembre: ―Situación estratégica ante Montevideo: sin contar con destructores y cruceros, también están el ―Ark Royal‖ y el ―Renown‖.

Estricto bloqueo por la noche. Alcanzar alta mar y emprender el regreso hacia la patria, absolutamente descartado... Pido instrucciones sobre si procedo a hundir el barco en la bahía del Río de La Plata, a pesar de la poca profundidad de sus aguas, o si se prefiere el internamiento de la nave‖. En la noche víspera del 17 de diciembre recibió la respuesta de Raeder, según la cuál, Hitler había dado su consentimiento a un término de la propuesta: ―Intente usted por todos los medios prolongar su estancia en aguas neutrales... Si es posible, diríjase a Buenos Aires. De ningún modo proceda al internamiento en Uruguay. En el caso de que se vea obligado a hundir el buque, hágalo de modo que sea irrecuperable para el enemigo‖. El día 17, por la tarde, la tripulación del ―Graf Spee‖, unos 700 hombres, abandonaron el buque, y con sus petates al hombro, se trasladaron a tierra para ser transbordados a un mercante alemán, surto en el mismo puerto. Por la ciudad había circulado el rumor de que ese día ―iba a ocurrir algo‖. La circunstancia de que fuese domingo permitió que se agolparan en el puerto un gran número de curiosos, calculado en unos 750.000. Fueron testigos de cómo a las 18:20 el ―Admiral Graf Spee‖, con su comandante y cuarenta hombres a bordo, levaba anclas y comenzaba su último viaje.


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Lentamente, Langsdorff se alejó más allá de la zona de las tres millas y ordenó que echaran anclas. El agua tenía una profundidad de ocho metros. La munición restante se distribuyó por todo el buque, seis torpedos en total. Luego, la reducida tripulación, con su capitán al frente, se trasladó a bordo de una gabarra. Cuando el sol se ocultaba en el horizonte, exactamente a las 19,56, se produjo a bordo una enorme llamarada, y se oyó una explosión atronadora, que hizo estremecer la bahía de Montevideo. El ―Graf Spee‖ voló por los aires. Pero el capitán del crucero, Hans Langsdorff, ―una persona de primera clase‖, en palabras de Winston Churchill, supo que no había escapatoria. Los pasos que tomó para salvar su honor e impedir que su barco cayera en manos de sus enemigos forman el emocionante final de la historia del ―Graf Spee‖. En sus correrías como corsario, Langsdorff dió muestras de gran astucia y habilidad para burlar reiteradamente a sus perseguidores, y también, de humanidad, pues en esas cacerías no murió ni un

solo tripulante de los mercantes destruidos. El capitán Langsdorff, se suicidó de un disparo de su pistola, en la mañana del día 20, en su habitación del hotel, en Montevideo. Se dice que lo hizo, abrumado por no haberse atrevido a desobedecer a Hitler, debiendo haber seguido la tradición naval de que si su barco se hundía, lo hiciera enfrentándose al enemigo. Sesenta y ocho años después, lo ocurrido con el ―Graf Spee‖ sigue sido un misterio, cuyas consecuencias tendrían gran calado en las decisiones de Hitler sobre sus fuerzas navales, pues aquel tipo de buque era el orgullo de la marina nazi, y la pesadilla de la británica; constituía la mejor muestra del acierto de los ingenieros alemanes, al diseñar un barco que superaba a todos los cruceros existentes y que era inalcanzable para los acorazados... Esas características le hacían eje de la política corsaria de Hitler que, a falta de una marina de superficie que pudiera medirse con la británica o francesa, podía causar estragos en sus comunicaciones y rutas comerciales.


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DUNKERQUE

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n los últimos días de Mayo de 1940, Gran Bretaña se tambaleaba al borde de un desastre militar. Los ejércitos alemanes se habían abierto camino con ataques sorpresa, a través de los Países Bajos y norte de Francia, en poco más de dos semanas. La resistencia Aliada se desintegraba y casi toda la Fuerza Expedicionaria británica quedó acorralada en una pequeña área situada alrededor del puerto francés de Dunkerque, en el canal de la Mancha. Hitler, inexplicablemente (aunque se piensa que estaba dando una oportunidad a los ingleses para reconsiderar su posición ante Alemania), ordeno a sus tanques que se detuvieran y que dejaran a la fuerza aérea acabar con la resistencia Aliada en la

zona, misión que no lograron y que cuando se permitió días más tarde que los carros de combate volvieran a avanzar, una fuerte lluvia había vuelto impracticable el terreno, lleno de canales y zanjas, obstaculizando un rápido avance. La llamada operación ―Dinamo‖ se empezó a poner en marcha. La evacuación empezó del 26 al 27 de mayo con la llegada a Dunkerque de un buque transporte de tropas. Se empezó a coordinar la misión de rescate, con mal tiempo y bajo el fuego de la fuerza aérea y artillería alemanas y con los 8 kilómetros de muelles fuera de servicio. Sólo quedaban intactos los espigones del este y oeste, bastante frágiles, pero no diseñados para poder amarrar navíos grandes. El gran número de soldados que llegaban a la ciudad-puerto y el hecho deprimente de que sólo


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habían podido embarcar menos de 8.000 hombres, llevaron a decidir que las extensas y rectas playas que se extendían al norte del arruinado puerto, tendrían también que servir para el embarque. Se envió un aviso urgente al Almirantazgo solicitando todas las embarcaciones menores posibles, para que vinieran a trasladar a los hombres desde las arenas de las playas hasta los buques mayores situados en mar abierto, pues éstos, que requerían aguas profundas no podían emplearse debido a los bajíos de la costa. Los destructores podían acercarse más a la orilla, pero muchos de ellos no podían retirarse de las funciones que estaban cumpliendo en otras operaciones, como la escolta de convoyes. Así, se recurrió a navíos civiles de todo tipo. La Fuerza Expedicionaria británica, con la cooperación de franceses y belgas, que ahora aceptaban que la evacuación era inevitable, empezó una retirada gradual hasta un perímetro defensivo de 25 kilómetros de ancho por 12 de profundidad. Al empezar el retroceso, incapacitó toda su artillería y transporte y destruyó grandes cantidades de aprovisionamiento para que el enemigo no pudiera utilizarlo. Mientras infantería británica y francesa mantenían fuerte lucha en el perímetro defensivo, unidades hambrientas y agotadas formaban ordenadas y largas colas en las playas para acceder a embarcaciones pequeñas que empezaban a llegar a la costa en la noche del 29 de mayo. El mar, en la zona de embarque, pronto se vió lleno de barcos zozobrados, restos flotantes y cientos de cadáveres. Abriéndose camino entre todo esto, más las bombas de los aviones alemanes y el cañoneo artillero, decenas de naves de todas formas y tamaños continuaban llegando a Dunkerque. Unos 600 barcos, entre buques de guerra, transbordadores, mercantes y gabarras fueron utilizados, además de unas 300 pequeñas embarcaciones, tripuladas por muchachos jóvenes, pescadores, marineros, etc., consiguiendo muchas de ellas y, sin conseguirlo otras, trasladar a los soldados hasta los barcos de gran tamaño.

El 30 de mayo, 125.000 hombres estaban de regreso en Inglaterra y el día 31 fueron embarcados otros 68.000, el número diario más alto conseguido. El 4 de junio la resistencia en el perímetro había caído y 40.000 hombres ya no podían ser rescatados. Afortunadamente, de los nueve días que había durado la operación, sólo dos días y medio permanecieron sin nubosidad, sometidos a los bombardeos de la aviación, aunque sus ataques fueron impedidos, en buena medida por la caza británica, que aún perdiendo en ese período de tiempo 177 aviones, produjeron la destrucción de 240 a los alemanes. De aquel esfuerzo naval y solidario, de marinos militares, mercantes y civiles, muchos ofrendaron sus vidas, y de las aproximadamente 900 embarcaciones que hicieron posible el éxito de la evacuación, 235 fueron hundidas. Sin embargo, Churchill, recién nombrado Primer Ministro, en algo más de un mes lanzaba un desafiante discurso y alentaba a la población a que en caso de invasión, no huyeran ante el enemigo y no se repitiera en ningún caso circunstancias que propiciaran lo ocurrido en Dunkerque, pues como ya había comentado en ocasión anterior, ―las guerras no se ganan con evacuaciones‖.


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BARCOS CORSARIOS

A

l renunciar a la invasión Alemania pensó en reducir a Inglaterra por medio de bombardeos aéreos y por el bloqueo comercial. Hitler quería instalarse en Irlanda para hacer más crítica la situación a Inglaterra, pero Raeder le convenció de las dificultades. La flota británica, contando sólo las disponibles en el Norte, disponía, por lo menos, del doble de acorazados, siete veces más cruceros, y diez veces más destructores; la situación geográfica era también desfavorable, la península de Cornualles se extiende en punta sobre la línea de comunicación de Brest con Irlanda (los alemanes, en ese momento, disponían de Noruega y sus costas y de los puertos franceses del Atlántico). Los puertos de Irlanda no tenían ninguna defensa y los barcos alemanes estarían muy expuestos. El apoyo aéreo era muy aleatorio y la isla, muy lluviosa, no permite siempre utilizar la protección aérea. Se exponían a un desastre, y de nuevo Hitler se rindió a los razonamientos del Gran Almirante. Este último quería instalarse en Gibraltar, utilizar a Dakar de acuerdo con los franceses, a los que sería preciso atraerlos a la colaboración, tomar las Canarias y las islas de Cabo Verde, pero estos proyectos no seguirían adelante. Considerando que una gran parte de las fuerzas británicas estaba retenida en el Mediterráneo, Raeder podría reemprender el ataque a sus comunicaciones oceánicas. Esta acción sería ante todo confiada a los submarinos, pero no podría apoyarlos lejos de las costas con la Aviación y esta sería una causa importante de su fracaso tras algunos éxitos. La Aviación alemana estaba, ante todo, ocupada en los frentes terrestres. Sin embargo, Raeder fundamentaba algunas esperanzas en los cruceros auxiliares y también en el concurso que el Japón e Italia pudiesen aportarle en el ataque a las comunicaciones, y en los barcos de superficie, con sus carencias, pues al no existir la posibilidad de ser apoyados por portaaviones, el barco de guerra de

superficie, comparado con los submarinos, era un mal corsario. Mercantes (Cruceros auxiliares). Desde la Conferencia de Paz de La Haya, de 1907, se entiende por cruceros auxiliares, barcos mercantes armados puestos al servicio de la Marina de guerra y cuya dotación está integrada por militares. Se permiten todos los camuflajes; los barcos pueden navegar con nombres y banderas diferentes y llevar escondidos sus cañones en tanto no ataquen a nadie. En caso de combate deben izar la bandera de su país y la dotación vestir uniforme. Durante la primera Guerra Mundial, el Reich alemán ya había utilizado esta clase de cruceros auxiliares, sobre todo disponiendo de los grandes barcos de pasajeros que, si bien eran muy rápidos, también eran fácilmente reconocibles, amén de muy caros de mantener. Fueron sustituidos por pequeños buques de carga. También figuró entre ellos un velero, el ―Seeadler‖, (Águila del Mar) del capitán Luckner, el conocido ―diablo de los mares‖. También en la Segunda Guerra navegaron bajo bandera alemana once cruceros auxiliares. En la propaganda enemiga se llamaba a los cruceros auxiliares, buques piratas. En todo caso, podrían considerarse como sus ascendientes a los barcos de Francis Drake y compañía. Los cruceros auxiliares de las dos guerras mundiales no pueden, naturalmente, compararse con aquéllos. La organización moderna del aparato estratégico, la dependencia absoluta de las órdenes del Mando no lo permiten. Sin embargo, tomaron del antiguo arte de la piratería el gusto por el camuflaje, el juego al escondite con el enemigo, los descansos fuera de las rutas de servicio y hasta el botín, estrictamente de acuerdo con las leyes de la guerra, y la correspondiente contabilidad. Su misión era impedir el tráfico Aliado en los Océanos y debilitar las escoltas antisubmarinas. Se prepararon durante todo el invierno del 1939 al 1940.


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Los buques se pertrecharon extraordinariamente para su misión; estaban armados de tal forma que si bien no se podían comparar con un crucero ligero en el blindaje, sí lo igualaban en la capacidad de fuego. Tenían buena autonomía; se podían disfrazar, no sólo de bandera y nombre, sino su total superestructura, a base de chimeneas y palos móviles, falsos puentes y cargas ficticias en cubierta; a veces, sus tripulantes iban vestidos de mujer. Su armamento antes del combate era invisible: de 6 a 8 cañones de 150 mm, pesadas y

ligeras ametralladoras, tubos lanzatorpedos, centenares de minas y 1 ó 2 aviones de reconocimiento. Burlaban la vigilancia inglesa por el estrecho de Dinamarca (entre Groenlandia e Islandia), ó incluso, con ayuda de rompehielos soviéticos, por el Norte, hasta alcanzar el Pacífico. El tonelaje hundido por estos corsarios fué de unas 427.000 toneladas (la 5ta parte de lo hundido por submarinos), pero movilizaron y distrajeron muchas fuerzas; seguiremos las correrías de alguno de ellos.


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En marzo de 1940 zarpa el ―Atlantis‖; estará en la mar 664 días consecutivos, batiendo la marca de navegación ininterrumpida, recorriendo unas 112.000 millas; opera en el Índico y Pacífico y hecha a pique 22 barcos, sumando 146.000 toneladas. Más de 1.500 prisioneros han circulado por su cubierta. En el Atlántico, al sur de Ecuador (entre Guinea y Brasil), repostando de combustible al submarino U-126, es interrumpido por la aparición del crucero británico ―Devonshire‖, que lo ataca y hunde a una distancia en que las piezas del corsario alemán no pueden alcanzar a su oponente. Más tarde, el submarino emergió y recogió a los supervivientes. El 22 de junio de 1940 el ―Pinguin‖ cruza el estrecho de Dinamarca; después de repostar de gasolina y víveres a un submarino alemán, cerca de las islas de Cabo Verde, izó bandera y nombre griego y a poco consigue su primera víctima en aguas de la isla de la Ascensión; en el Indico hunde a dos mercantes y un petrolero es capturado y convertido en su buque auxiliar. Adopta nueva bandera y nuevo nombre: inglés y ―Trafalgar‖. Se dirige a Australia y deposita a lo largo de aquellas costas campos de minas que ocasionaron la destrucción de 10 naves. El corsario destruye 3 mercantes más, volviendo hacía el Oeste. En Diciembre se le ordena pasar al Círculo Polar Antártico, donde operaban muchos barcos balleneros acompañados de buques factoría. En los 3 meses siguientes efectuó numerosas acciones en esas latitudes, capturando varios barcos-factoría y balleneros. Grandes cantidades de productos capturados se trasladaron a un mercante alemán, en ruta hacia Alemania. El corsario se transforma nuevamente, adoptando otro nombre e izando bandera noruega. Con el nuevo disfraz llegan al Índico donde hunde varias unidades inglesas. Llega el momento de volver, pero primero debe surtirse de combustibles y provisiones. Al noroeste de las islas Seychelles, avista a un petrolero inglés, que trata de darse a la fuga, lanzando la alarma. Para reducirlo al silencio, lo hunde a cañonazos, pero la llamada de socorro es

captada por un crucero pesado británico; cuando éste se acerca por su popa, el ―Pinguin‖ dispara y acierta, causando graves daños, pero la andanada del crucero produce una fuerte explosión, partiendo al barco alemán en dos partes, que se hunden instantáneamente. El éxito mayor se lo apuntó el ―Pinguin‖, según el registro oficial, con 32 barcos hundidos, con un total de 150.000 toneladas. El crucero auxiliar ―Komet‖, el más pequeño de ese tipo de barcos alemanes, con 3.827 toneladas, pero armado potentemente, similar a sus hermanos mayores, con 6 cañones de 150 mm., 2 de 37mm., 4 AA de 20mm., 6 tubos lanza torpedos (4 de superficie y 2 submarinos), 30 minas magnéticas y…. un intérprete de ruso, sale del Báltico y navega por aguas noruegas, a lo largo de sus costas, a principios de julio de 1940, en dirección Norte. Anclado en el Mar de Barents, espera; suben a bordo 2 prácticos rusos de un rompehielos soviético, empezando a navegar en aguas rusas (merced al pacto vigente germano-soviético). Hacia el 3 de septiembre, el último de los tres rompehielos rusosque han colaborado y abierto la ruta, en el transcurso de esa navegación entre los hielos-, recibe a los dos prácticos y se separan, deseando buena suerte. El alemán sigue sólo su viaje, atravesando el estrecho de Bering y entra al Océano Pacífico. El ―Komet‖ era el primer barco alemán que había bordeado las costas de Siberia, invirtiendo en el recorrido 23 días. Navegando por la ruta comercial entre Japón y Canadá, el 18 de octubre se encontraron, dirigidos por el Mando naval, el ―Komet‖, el ―Orión‖ y 2 buques nodrizas que los aprovisionaron de carburantes y víveres, cervezas, etc. El ―Komet‖ es pintado de forma distinta y pasa a ser un mercante japonés y en ruta hundirá cinco barcos, con un total de 35.000 toneladas. Todos los prisioneros son desembarcados en una isla del archipiélago de las Bismarck (bajo mandato inglés). Se acerca a Nauru, antes, posesión alemana, de donde se exportaba mucho fosfato. Bombardea las instalaciones del puerto y los depósitos del petróleo; pasa al Índico, cerca de la Antártica.


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En las islas Kerguelen se encuentra con el ―Pinguin‖ y un buque nodriza. El 14 de agosto, llevando ya un año en el mar, atraviesa el Canal de Panamá y al salir de él, en los días siguientes intercepta y hunde a tres mercantes, con un total de 21.300 toneladas. Cambia su disfraz y se convierte en un buque portugués. Entra al Golfo de Vizcaya y después al Canal de la Mancha, escoltado por 2 submarinos y 3 lanchas rápidas, y sobrevolado por la aviación alemana. Se presentan las primeras torpederas inglesas y atacan. Se entabla combate y el ―Komet‖ se refugia en el puerto de Dunkerque. Sale al siguiente día y durante su navegación es atacado por un bombardero británico, que no le acierta con sus bombas. Finalmente, el ―Komet‖ entra en puerto alemán el 30 de noviembre de 1941, y su tripulación y 109 prisioneros desembarcan; el corsario descansa de unos largos 16 meses de mar, que inició un 30 de Julio de 1940. Once meses más tarde, vuelve a salir con nueva dotación, pero no remonta hacía los mares helados, pues para entonces el pacto germano-soviético se había roto con el inicio de la invasión alemana a Rusia. El crucero auxiliar intentó ganar la costa francesa del Canal, siendo alcanzado y hundido por una lancha torpedera británica. No hubo sobrevivientes. El ―Kormoran‖ cuando fue cañoneado y echado a pique, llevaba 10 meses de navegación, y 11 naves hundidas; enfrentado al crucero ―Sydney‖, fue destruido, pero también él lo hizo con su oponente. El ―Widder‖, con su capitán, proveniente de la Reserva Naval, y considerado como un ―duro‖, hunde en el Atlántico Central a un petrolero. Hace fuego, sin avisar, a dos vapores británicos y los destruye. La misma suerte para un petrolero noruego y uno holandés. A otro mercante, lo torpedea e ignora a los náufragos, que señalaban su posición con linternas… Con fallas en sus máquinas, regresa. Ha hundido 21 barcos con 58.645 toneladas. Su capitán es asignado al ―Mitchell‖, que empieza operaciones en marzo de 1942, en el

Atlántico Meridional. Usa en algunas ocasiones de una lancha torpedera que llevaba a bordo. Se vale de su alta velocidad-casi 40 nudos-para llegar al blanco antes de que el enemigo pudiera preparar su defensa. Hunde 12 barcos, pero necesitado de reparaciones se dirige al Japón y el barco corsario es llevado al dique seco en Kobe y su capitán, enfermo, es internado en un hospital. Será juzgado en 1947 como criminal de guerra por no haber dado asistencia a náufragos, y condenado a diez años de cárcel. Se justifica, afirmando que las lanchas (en el episodio de los náufragos) estaban a pocas cientos de millas de las Canarias y tenían viento favorable. Estando la nave reparada, le sustituye otro Comandante, quien inicia su nuevo periplo, hundiendo a un petrolero y a unos vapores noruegos. En octubre de 1943, en navegación nocturna, y después de ofrecer resistencia con sus piezas artilleras, es hundido, explotando previamente, por los torpedos de un submarino americano. Con él, desaparece la última nave corsaria alemana. Militares. El 23 de octubre de 1940, el acorazado de bolsillo ―Admiral Scheer‖, favorecido por un tiempo de escasa visibilidad desembocó en el Atlántico por el Estrecho de Dinamarca. Su misión, atacar los convoyes procedentes de Halifax (Canadá), para Inglaterra. Sorprendió al convoy HX84, de 37 barcos, escoltado solamente por un crucero auxiliar, el ―Jervis Bay‖. El comandante del crucero ordenó dispersarse a los barcos del convoy, y sin medir la desproporción de fuerzas, se colocó frente al acorazado alemán, ante el asombro admirativo de los alemanes. El ―Jervis Bay‖, envuelto pronto en llamas, se hundió, disparando hasta el final. Después, el acorazado pudo hundir 5 barcos del convoy; los otros, cubriéndose con nubes de humo, y por el sacrificio del ―Jervis Bay‖, lograron salvarse.


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La Flota británica buscó al buque alemán, suponiendo que iría a un puerto francés del Golfo de Vizcaya, pero éste, penetró en el Océano Indico, (durante doce días estuvo desorganizado el sistema de convoyes del Atlántico). En el Índico, hundió 4 barcos, regresando a Alemania en abril de 1941, burlando a sus enemigos, no sin antes hundir otros 6 barcos más. En total 16, sumando 99.000 toneladas. Un segundo barco de guerra, el crucero ―Hipper‖ salió el 30 de noviembre de ese mismo año, y entró al Atlántico, también protegido por un mal tiempo protector. Encontró a un convoy, al que atacó sin éxito, con torpedos. Entró en contacto con dos cruceros de escolta ingleses, y después de un breve combate, se retiró, ya que como todos los corsarios alemanes, tenían orden de atacar los barcos mercantes, pero evitar la lucha contra barcos de guerra, salvo que el enemigo fuera muy inferior en fuerza. Entró en el puerto de Brest en el litoral occidental francés y se hizo a la mar desde este puerto el primero de febrero del siguiente año y a unas 200 millas de las Azores cayó sobre un convoy de 19 barcos, sin escolta, que procedía de Freetown (el principal puerto de Sierra Leona, en la costa occidental africana). Hundió a 7, los otros se dispersaron y lograron escapar. El crucero alemán tuvo que interrumpir su misión por averías en las máquinas, regresando a Brest después de haber hundido 8 barcos con un total de 34.000 toneladas. A fines de enero del mismo año, los dos cruceros de batalla ―Scharnhorst‖ y ―Gneisenau‖ fueron avistados en el Gran Belt (estrecho de Dinamarca, que une al Báltico con el mar del Norte), con rumbo al Norte. La ―Home Fleet‖ (Flota Metropolitana británica), organizó la búsqueda en el mar del Norte. Los barcos alemanes encontraron un convoy escoltado por el acorazado ―Ramillies‖ y se alejaron, obedeciendo a las consignas de proseguir en su misión esencial, que era la destrucción del tráfico marítimo enemigo y en ese menester, se debía evitar todo combate con adversarios de igual potencia. Ante Terranova hundieron 5 barcos mercantes y arrumbaron hacia el Sur; a 350 millas

de Cabo Verde se encontraron con un convoy de 50 barcos, escoltados por el acorazado ―Malaya‖. Renunciaron al ataque, pero contactaron con 3 submarinos y los condujeron al encuentro del convoy, donde éstos hundieron 3 barcos. Vueltos los dos cruceros de batalla nuevamente a la ruta Halifax-Inglaterra, encontraron a un grupo de barcos que acababan de dispersarse de un convoy y estaban sin protección y hundieron a 16 de ellos para luego regresar a Brest. Habían hundido en total, 22 barcos con 115.000 tn. Este y los anteriores éxitos, envalentonaron a los alemanes para montar, en mayo de 1941 una gran ofensiva por medio de barcos de superficie contra el comercio británico. Deberían intervenir el ―Bismarck‖ y el ―Prinz Eugen‖, saliendo desde Alemania, y el ―Scharnhorst‖ y el ―Gneisenau‖ desde Brest, pero éstos no pudieron, a causa de avería en sus máquinas. El almirante Lütjens que había mandado los dos cruceros de batalla en su última operación, izó su insignia en el ―Bismarck‖, pero opinaba que para iniciar la operación debía esperarse por la reparación de los dos cruceros de batalla y la puesta a punto del acorazado ―Tirpiz‖ (gemelo del Bismarck, que estaba terminándose). Sin embargo, hubiese significado condenar a la flota de superficie a largas semanas de inactividad, mientras se potenciaban los ingleses a través de los convoyes de suministros. Era entonces el ―Bismarck‖ la mayor innovación a flote de la ingeniería naval alemana; era un magnifico barco, con un blindaje lateral de 340 mm, en las torres de 360 mm, en los puentes de 203 mm y 120 en la cubierta; gran manga: 36 mts; muy buena distribución de compartimentos estancos y buena protección contra explosiones submarinas. Una fuerza de 150.000 CV. y una velocidad de 30 nudos (57 kms). Tonelaje neto registrado: 35.000; en misión de combate, 42.000. Armamento: 4 torres, con un total de 8 cañones de 380 mm, 12 de 150, 16 AA de 105; 16 AA de 37; 12 AA de 20; 8 tubos lanzatorpedos de 533 mm y 6 aviones lanzados por catapultas. Su dotación era de 2.065 hombres.


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Usaba los muy perfeccionados medios ópticos de la marina alemana para calcular la distancia de tiro; un ―radio telémetro‖, especie de radar que emitía en una longitud de onda de 90 cms (pero, al igual que los demás buques alemanes no tenía radar de navegación). El crucero ―Prinz Eugen‖, también de nueva construcción, desplazaba 14.800 tn y sus armas eran 8 de 203 mm, 16 de 105 y 12 tubos lanzatorpedos de 533 mm. con una velocidad de 32 nudos. Contrario a las órdenes anteriores, el Grupo Bismarck estaba autorizado para atacar convoyes con escolta, si bien, sólo el acorazado debía trabar combate para dar a su acompañante, el crucero, la oportunidad de atacar a los barcos mercantes. El combate sólo quedaba autorizado en la medida en que lo exigiera la misión, y siempre que no implicara riesgos demasiado grandes. Salieron del puerto polaco de Gdynia el 18 de mayo de 1941. Dos barcos de abastecimiento y cinco petroleros enviados anticipadamente, consiguieron pasar al Atlántico Norte. Estaba previsto el concurso de los submarinos en contacto con los barcos de Lütjens. Los buques de guerra fondearon cerca de Bergen, en Noruega, donde se aprovisionaron de combustible. Salieron a la mar el 21 en la noche, y al siguiente día, Lütjens despidió a los destructores de escolta que le habían acompañado hasta allí.

Los reconocimientos aéreos británicos habían localizado los barcos cerca de Bergen, fondeados, pero cuando repitieron la exploración, éstos habían partido. Avisado el almirante Tovey, al mando de la ―Home Fleet‖, no descartó ninguna hipótesis (incluso ataque contra Islandia). Reforzó las patrullas en las aguas de las islas Orcadas, Shetland, Feroes, Islandia y Groenlandia y ordenó la partida de Scapa Flow de otra División: crucero de batalla ―Hood‖, acompañado del acorazado ―Prince of Wales‖ y 6 destructores, a situarse en posición de espera, al oeste del Estrecho de Dinamarca. Envía los cruceros ―Suffolk‖ y ―Norfolk‖, de vigilancia al Estrecho de Dinamarca. Los cruceros ―Arethusa‖, ―Manchester‖ y ―Birminghan‖ vigilaban el paso entre las Feroes e Islandia. Tovey con el grueso de la ―Home Fleet‖ se hizo a la mar el 23, desde Scapa Flowr, arrumbando hacia el Sur de Islandia, con el Acorazado ―King George V‖, crucero de batalla ―Repulse‖, portaaviones ―Victorious‖, 4 cruceros y 7 destructores. El simple movimiento alemán había ya movilizado 14 naves británicas de alto porte, sin contar destructores y otras naves menores. El 23 de mayo, al amanecer, los dos barcos alemanes se encontraban al norte de Islandia, rumbo OesteNoroeste. Lütjens había podido elegir para pasar: 1) el estrecho de Dinamarca (reducido a 90 kms, por


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los hielos de Groenlandia y por un campo minado: 2) entre Islandia y las Feroes, unos 450 km. Opta por la primera opción; de haberlo hecho por la otra, se habría deslizado por detrás del grupo del ―Hood‖ y delante de la ―Home Fleet‖ posiblemente, ya que sólo se encontraban los tres cruceros mencionados. Quizás Lütjens contaba con la niebla, más no se sabe si tuvo en cuenta al radar inglés. A las 20:15 los cruceros ―Shuffolk‖ y ―Norfolk‖ establecían contacto con el grupo alemán. Se entabló un breve combate, sin resultado, a causa de la mala visibilidad. A pesar de la bruma, los ingleses mantienen el contacto. Los alemanes se dan cuenta de que eso es producto de un excelente radar, cuyo alcance eficaz estimaron en 35.000 mts. Vanamente intentó Lütjens desprenderse, mediante bruscos cambios de rumbo; los dos cruceros marcaban con toda normalidad la situación de los alemanes y señales radio telegráficas escuchadas en todas las demoras, indicaban la presencia, en sus proximidades, de numerosas fuerzas enemigas. Así transcurrió la noche; al clarear del día 24, el ―Hood‖ y el ―Prince of Wales‖ aparecieron en línea de fila, en buena posición táctica (sector adelantado respecto al enemigo). El Almirante británico, con su insignia en el ―Hood‖ ordena a sus naves un viraje de proa (8 piezas de sus torres posteriores quedan incapacitadas para participar en el combate, reduciendo su superioridad de 18 a 8 cañones en los calibres pesados). Parecía, por tanto, una maniobra apresurada, pero quizás, fue hecho por motivos balísticos (se le había informado que a más de 12 km de distancia los proyectiles alemanes

alcanzarían al ―Hood‖ en un ángulo que ponía en peligro sus puentes, débilmente blindados). Al poner proa hacia el enemigo, llegaría antes a un punto donde podría evitar esas peligrosas trayectorias casi verticales; además, quién sabe si no tenía confianza en su supuesta superioridad artillera en los cañones gruesos, dado que la artillería principal del ―Prince of Wales‖ con calibre nuevo en la marina británica no había sido puesta a punto. Dos de sus tres torres (una doble y dos cuádruples, sumando diez de 356 mm) estaban recién montadas y aún llevaban a bordo equipos de obreros empeñados en eliminar los últimos defectos de funcionamiento. Su buque insignia, el ―Hood‖ era ya barco antiguo, de 1920, gloria británica, desplazando 42.000 tn. Con débil protección horizontal en puentes y cubierta (el defecto de que adolecían los cruceros de batallas ingleses); sin embargo, llevaba un buen armamento en cantidad y calibres; una gran velocidad de 31 nudos y una dotación de 1.477 hombres. El Almirante inglés ordenó abrir fuego sobre la primera nave alemana, que resultó ser el ―Prinz Eugen‖ (que en la noche se había adelantado). El ―Prince of Wales‖ identificó correctamente al Bismarck como la segunda nave y no se tuvo en cuenta esa orden, producto de un error. Cuando los barcos ingleses viraban a la izquierda para poder emplazar sus torres posteriores y cuando el ―Hood‖ se disponía a disparar, esta vez contra el ―Bismarck‖, éste abrió una salva de 380 mm. sobre el británico.


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El ―Hood‖ fue alcanzado, probablemente en un pañol de municiones, y con una formidable explosión desapareció en unos instantes. El Almirante y toda la dotación desaparecieron. Sólo hubo tres supervivientes, (entre ellos un joven oficial). El ―Bismarck‖ ataca inmediatamente al ―Prince of Wales‖ y le encaja 4 proyectiles de 380 y 3 de 203 mm. Uno explota sobre el puente de mando, mata a todos en el puente excepto al capitán de la nave, y a un timonel. Con problemas, como dijimos, en sus torres, el inglés rompe el contacto, desplegando una cortina de humo, pero antes lanza una última andanada con los 356 de popa, consiguiendo tres impactos sobre el Bismarck y uno de ellos abre una vía en un pañol de combustible. Al mezclarse éste con el agua del mar, quedó gravemente afectado el radio de acción del vencedor, y lo delataba una enorme estela oleosa; su velocidad, se redujo a 20 nudos y hocicaba de proa. Comunica Lütjens su intención de dirigirse a Saint Nazaire, en la costa francesa. Da libertad al ―Prinz Eugen‖ –que está ileso- para que se marche.

Al conocer de la desaparición del ―Hood‖, la reacción inglesa se incrementa, atizada por la sed de venganza; la fuerza H, desde Gibraltar: crucero de batalla ―Renown‖, portaaviones ―Ark Royal‖, crucero ligero ―Sheffield‖, más los acorazados ―Rodney‖ ―Revenge‖ y ―Ramillies‖, que se hallaban en misión de escolta fueron lanzados también a la caza. El crucero ―London‖, que también escoltaba convoyes desde las Azores, el crucero ligero ―Edimburgo‖, desde Freetown y el acorazado ―Nelson‖ fueron también requeridos. Todos abandonaron todo para ir a la caza del ―Bismarck‖. El hundimiento del ―Hood‖ había sido difundido por radio al mundo entero. Si el acorazado alemán escapaba, el efecto moral sería grande para ambos contendientes. Pero el Mando alemán era desde tierra casi impotente. Ignoraba la situación de las fuerzas perseguidoras; los aviones de exploración de que disponía no tenían autonomía para sobrepasar los 15° de latitud Oeste. El ―Bismarck‖ estaba solo y no podía contar más que con un problemático socorro de los submarinos.


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Localizado por Tovey, éste se lanza a una ruta de intercepción y ordena retrasar la marcha del alemán con los aviones del ―Victorious‖ (buque y aviadores, todavía inexpertos). Los ―Swordfish‖ lo atacan y alcanzan con un torpedo en el blindaje lateral que sólo quemó la pintura. Los aviones vuelven a su barco y logran aterrizar en la oscuridad. Con una espesa niebla, y a pesar del radar, el ―Shuffolk‖ pierde el contacto y muchos buques menores ingleses-destructores-se retiran para repostar. El ―Bismarck‖ estaba entonces a 350 millas al Sur-Sudeste de la punta meridional de Groenlandia. Lütjens continuaba emitiendo mensajes por radio, creyendo que era seguido. Las marcaciones radiogonométricas tomadas desde Inglaterra, y casi paralelas, daban una zona de incertidumbre muy extensa.

Tovey subió hacia el Norte durante un cierto tiempo. Durante 30 horas se ignoró la posición del alemán. Por fin, el día 26, a las 10:30, un hidroavión del ―Coastal Command‖ localiza al alemán, rumbo al Sureste, a la altura de Brest y a unos 1.000 km. Sólo los ―Swordfish‖ del portaaviones ―Ark Royal‖ (Fuerza H) estaban en condiciones de retrasar su marcha. A las 17:30, el crucero ―Sheffield‖, destacado de la fuerza H, estaba en contacto; los aviones torpederos que llegaban, se confunden y atacan al ―Sheffield‖, se libra el crucero por su elevada sensibilidad magnética que hace que exploten antes de tocarlo. Error positivo, cuando vuelven lo hacen con los torpedos con viejos percutores de impacto, atacan, pero la cortina del acorazado es demasiado densa, solo hacen impacto, uno en el centro, contra el blindaje lateral... el otro en la popa, averiando el


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servomotor del timón, bloqueándolo (la nave queda sin gobierno). Vira dos veces en redondo y después, logró reemprender su rumbo, con dificultades, pero a muy poca velocidad. Su destino estaba marcado. A las 23:40 Lütjens cursó a Berlín el siguiente radio. ―El barco es ya ingobernable, combatiremos hasta el último instante ―Heil Hitler‖. Durante toda la noche, aguantó la carga de los destructores, que en vez de hacer cobertura antisubmarina, se lanzan siguiendo los principios de Nelson, según el cual, un capitán nunca se equivoca si avanza hacia el enemigo. Pero el estado del mar y el fuego preciso del ―Bismarck‖, logran, al parecer, que ningún torpedo alcance su objetivo. En la mañana siguiente, a las 08:47 a.m., los acorazados ―King George V‖ y ―Rodney‖, que habían esperado que fuera de día, abren fuego contra el ―Bismarck‖.

Este se mueve lentamente, a 7 nudos, tratando de mantener en lo posible un curso ordenado que facilite el disparar a la artillería de a bordo. Recibe el impacto concentrado de 10 piezas de 356 mm y 9 de 403. Aunque averiado y poco dueño de su maniobra, todavía el ―Bismarck‖ pudo disparar, pero otra salva del ―Rodney‖ puso fuera de servicio su dirección de tiro. Cuando cesó el fuego a las 10:15, no pudo responder –ruina silenciosa y desmantelada- Lütjens y el capitán del buque, parece ser que murieron en las primeras andanadas inglesas; a las 10:40 una sarta de torpedos, a quemarropa, del crucero ―Dorsentshire‖ lo hunde y desaparece a las 11:00. Antes de la salva, se ordenó abandono de la nave: 400 náufragos. El crucero rescató a 85 y el destructor ―Maori‖ a 25.


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Se retiraron del rescate porque se dijo que se había avistado un submarino alemán. El ―Bismarck‖ estaba entonces a 400 millas de Brest y dentro del alcance de los aviones alemanes, pero el mal tiempo limitaba su radio de acción; sin embargo, pudieron hundir al destructor inglés ―Mashona‖. Al siguiente día, dos náufragos fueron rescatados por un submarino y tres por un buque de observación meteorológica, total de alemanes supervivientes: 115, entre ellos tres jóvenes oficiales. Para aquel momento, el movimiento del ―Bismarck‖ había movilizado a 9 buques de línea, 2 portaaviones, 13 cruceros, 22 destructores y 6 submarinos. Podemos deducir como consecuencia que 1) el plan de Raeder tenía bases reales, pero no disponía de una suficiente Escuadra de combate para apoyarlo. 2) sin poder contar con la aviación con base en tierra, era necesario el apoyo de portaaviones (―Stukas‖ navales hubiesen aplastado a los ―Swordfish‖, además de atacar duramente a las naves inglesas). 3) ausencia en la Royal Navy británica de petroleros rápidos –fuente de

preocupación tanto desde el punto de vista logístico como táctico-. Los alemanes hicieron todavía otra tentativa del mismo plan pero fracasó y contribuyó a reforzar la opinión de Hitler contra los grandes barcos (a pesar de decidir acelerar la construcción del portaaviones ―Graff Zepelin‖, como la transformación en portaaviones del crucero ―Seydlizt‖ en construcción y de varios transatlánticos). Todo quedó sin hacer pues la guerra empezó a variar en tierra. En total, los barcos corsarios, de guerra y mercantes armados, hundieron 1.558.000 toneladas de buques, o sea el 6,3 por 100 del tonelaje total hundido durante la guerra. Porcentaje comparable al de las destrucciones producidas por minas, y que es pequeño. Se explica ello por el hecho de que la Marina alemana no podía mandar a los Océanos grupos acompañados por portaaviones. En estas condiciones, sus grandes buques de guerra, poco numerosos, estaban expuestos a la destrucción, como ocurrió con el ―Bismarck‖. Se vieron, además, retenidos por la escasez de combustible, pues la Marina era tratada como un pariente pobre. Pero sus resultados no deben ser


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medidos en cifras de tonelaje hundido únicamente. Hemos visto en el caso del ―Graf Spee‖ y mucho más con el ―Bismarck‖, el despliegue de fuerzas que requirieron. Los ingleses tuvieron que asignar a la protección de los convoyes de tropas los acorazados de la clase R, que fueron así, en general, distraídos de otras misiones. Cuando declinaba el año 1942 los efectivos pesados de las fuerzas navales alemanas de superficie -o, mejor dicho, sus restos- se encontraban en una aguda crisis.

A la vista del fracaso de un ataque de dos cruceros y seis destructores contra el convoy británico JW 51 B en el Ártico, el Führer ordenó el desguace de las grandes unidades aún disponibles y el paso de las tripulaciones y la artillería pesada de los buques a cumplir un servicio en tierra: el de reforzar la ―Muralla del Atlántico‖. Su resistencia ante orden tan absurda le acarreó al Comandante Supremo de la Marina de guerra, almirante Raeder, el cese en el servicio activo.


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CONVOYES

C

uando estalló la guerra en 1939, la Armada alemana desplegó rápidamente numerosos submarinos y buques corsarios de superficie para hundir los navíos mercantes con destinos a los puertos británicos, con la esperanza de estrangular la línea de aprovisionamiento de Gran Bretaña a través del Atlántico. El Almirantazgo británico volvía a poner en práctica de inmediato los sistemas de convoyes que habían demostrado ser tan eficaces para combatir esta amenaza durante la Primera Guerra Mundial, aunque mantener unida una compacta formación a través del océano Atlántico sin que se produzca una colisión o algún otro incidente importante puede ser una auténtica hazaña. En invierno la empresa exigía un esfuerzo sobrehumano.

La principal ruta de los convoyes atravesaba una región del Atlántico Norte donde prevalece uno de los peores climas del mundo entre noviembre y abril. Los buques, escarchados por el hielo o cegados por la nieve, luchaban por mantener sus lugares en la formación; en densa niebla, quedaban ocultos a los submarinos alemanes, pero corrían el riesgo de chocar entre sí o con sus escoltas que los rodeaban. Olas de hasta 18 metros de alto podían romper las cubiertas de los barcos y reducir los botes salvavidas a astillas, mientras que los vientos con fuerza de huracán ponían a prueba la habilidad de los capitanes. Los hombres que eran barridos de la cubierta morían a menudo congelados en cuestión de segundos. Mantener un buque en su rumbo bajo tales circunstancias era agotador; sincronizar la navegación de docenas de buques durante una o dos


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semanas frente a los submarinos alemanes y el feroz tiempo, requería la más absoluta habilidad y tenacidad. Incluso en las circunstancias más difíciles, había que permanecer en alerta. Por la noche, las tripulaciones montaban guardias que calaban los huesos, vigilando las blancas crestas de las olas en busca de alguna torreta. Durante el día, intentaban captar periscopios con los binoculares en tediosos pero metódicos exámenes, con cada hombre registrando una y otra vez un pequeño cuadrado de mar. Y, siempre, la tensión y el agotamiento se veían mezclados con el miedo. La vigilancia de veinticuatro horas al día no era ninguna garantía de que un torpedo no pudiera golpear en cualquier momento. Los submarinos alemanes podían incluso salir a la superficie en medio de un convoy, para lanzar destrucción a su alrededor. Los convoyes incluían a menudo de 45 a 50 barcos y ocupaban hasta 52 kilómetros cuadrado de mar. Normalmente había varias columnas de barcos con 1 kilómetro de separación. En teoría, los buques escoltas se situaban rodeando completamente los extremos del convoy para proteger los flancos.

Una fuerza de avance, con observadores, ―Asdic‖ y/o ―Sonar‖, más tarde también ―Radar‖, trabajaba por delante del convoy, que también iba respaldado en la retaguardia por un buque de rescate. En caso de encuentro con atacantes de superficie, el Oficial al mando de un convoy sólo ordenaba su dispersión como último recurso si la fuerza atacante era abrumadoramente fuerte. A partir de ahí, cada mercante tenía que mantener la radio en silencio y dirigirse a su destino sin protección. La orden ―dispérsense en abanico y avancen a velocidad máxima‖ suponía un procedimiento simple y bien comprendido. La columna central de barcos o la columna de la derecha de las dos centrales, cuando existía un número par de columnas, seguía recta. La columna situadas a ambos lados se alejaba girando 10 grados hacía babor o hacía estribor. Las siguientes columnas giraban 20 grados (10 grados más que las embarcaciones contiguas), y así sucesivamente hasta los flancos del convoy. De este modo, un convoy compacto se dispersaba en un abanico de lenta expansión. Los atacantes podían atacar algunos navíos, pero esta maniobra garantizaba normalmente la seguridad de una buena parte de ellos.


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Los barcos que transportaban pasajeros o cargas volátiles, como municiones o combustible, normalmente se situaban en el centro de convoy con la creencia de que serían menos vulnerables al ataque de los submarinos, pero no siempre era así. Cuando el convoy era atacado, los barcos de la fuerza de escolta se separaban para buscar a los atacantes. Esto podía ser una acción peligrosa ya que dejaba un hueco en la línea de defensa a través de la cual podrían penetrar otros submarinos. En la práctica, a menudo sólo se disponía de 2 o 3 barcos de guerra para proteger todo un convoy; al principio de la guerra los submarinos eran capaces de hundir buques mercantes a voluntad. Los ataques más efectivos eran aquellos en los que dos buques escolta trabajaban conjuntamente, uno mantenía contacto mediante ―Asdic‖, luego podía comunicar por radio al segundo escolta la

posición y la profundidad del submarino, para que se desplazara rápidamente al lugar y soltaran las cargas de profundidad. El cono del ―Asdic‖ se agrandaba con la distancia y la precisión era poco fiable en su extremo; por otra parte, el cono, estrecho en su origen, no era eficaz a menos de 275 metros. La mejor posibilidad que tenía un submarino de escapar era cambiar de curso, bien directamente hacía el buque escolta o bien alejándose todo lo posible de él. Un submarino sumergido perdía su mayor velocidad de superficie y desconocía lo que pasaba arriba. Por lo tanto, era vulnerable a los ataques de las cargas de profundidad. Las cargas de profundidad se detonaban activando un mecanismo cronometrado a la profundidad donde se encontraba el submarino, según lo mostrado por el ―Asdic‖.


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Antes de que la Batalla del Atlántico terminara, Gran Bretaña perdería más de 32.000 de sus marinos mercantes. Casi una cuarta parte del número total que sirvió en sus fuerzas durante toda la Segunda Guerra Mundial. Para disminuir las pérdidas de personal, los Aliados organizaron a partir de 1941, barcas de salvamento, ―rescue chips‖, equipados

con el único objeto de recoger al personal de los barcos torpedeados. Los ―rescue chips‖ se mantenían por la zona de los convoyes, eran relativamente pequeños, fáciles de maniobrar y tenían, sólo ellos, la autorización y la orden de permanecer en busca de supervivientes en una zona en que fuese torpedeado un barco. Hasta el fin de la guerra salvaron a 4.200 personas.


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Convoyes del Ártico. En 1941 la URSS, ya en guerra con Alemania no tenía acceso a los Océanos más que por el Ártico y por el pequeño puerto de Petropavlosk, en la península Kamtchtka, sobre el Pacífico, puerto de pequeña importancia, aprisionado por los hielos en una gran parte del año y sin comunicaciones practicables con el interior del país. Los otros mares a los que se asomaba la U.R.S.S, Mar Caspio, Mar Negro, Mar Báltico y Mar del Japón, son mares interiores o mares costeros de los que Rusia no poseía la desembocadura. Dado que los ingleses y americanos necesitaban que los rusos aguantaran el embate alemán, se mostraron dispuestos a suministrar abastecimientos

de toda índole a sus Fuerzas Armadas. Este abastecimiento se efectuaría por tres vías: 1.-Por el Pacífico, Vladivostok y el ferrocarril Transiberiano. Los japoneses dejarían pasar, con disgusto de los alemanes, en aplicación del pacto de no-agresión ruso-japonés, a los barcos mercantes norteamericanos bajo bandera rusa. 2.-Por el Golfo Pérsico, donde las comunicaciones por mar estarían poco amenazadas, pero continuadas por vías terrestres de escaso rendimiento. 3.-Por el Océano Glacial Ártico, por donde se efectuarían los transportes de mayor importancia y los más urgentes, pero donde la lucha sería dura e impondría a las Marinas Aliadas grandes sacrificios, sobre todo a la británica.


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En esa ruta podían ser utilizados dos grandes puertos: Murmansk y Arcángel y dos pequeños puertos secundarios, uno cerca de Murmansk y otro al fondo del mar Blanco, que permitían la descarga de un pequeño número de barcos. Murmansk está siempre libre de hielos, gracias a los efectos del Gulf Stream (Corriente del Golfo). Arkángel sólo está libre una parte del año, y en invierno, el puerto sólo es accesible por medio de barcos rompehielos. Los dos puertos están ligados por vía férrea a Moscú y Leningrado. Los alemanes pudieron destruir parcialmente el ferrocarril de Murmanks, pero los rusos hicieron una desviación en la vía de Arkángel. Entre el mar Blanco y el Báltico, el canal Stalin permitía el paso de barcos de poco tonelaje. Raeder, el Jefe de la Armada alemana no cesaría de insistir para que los puertos del mar Blanco fuesen ocupados, pero su territorio es fácil de defender y los germano-finlandeses no lograron aislar a Murmanks. El abastecimiento de la URSS por el Ártico siempre fue posible y el paso de los convoyes daría lugar a una lucha que, debido al clima, sería terrible y que constituiría la réplica por mar de las atroces campañas de invierno en tierra, en el frente ruso. Al norte del Círculo Polar el mal tiempo es casi continuo; las depresiones se suceden, originando un violento viento del Sudeste, acompañado de lluvia y nieve, y levantando olas muy gruesas. El agua, apenas caída sobre las cubiertas o las superestructuras, se hiela. Es difícil moverse; con mayor motivo aún lo es el combatir; un hombre que caiga al mar, si no es socorrido inmediatamente, se muere de frío. Los salvamentos después de los torpedeamientos, eran pues, muy inciertos. En cuanto el viento cesa, viene la bruma y aún con viento, la visibilidad permanece muy reducida; en la isla de los Osos se cuentan al año 300 días de tiempo cerrado. Gracias a la corriente del Gulf Stream, el sur de Islandia, el norte de Noruega, el este de Spitzberg y la Península de Kola están casi siempre libres de hielos de julio a octubre, se permite el paso por el Estrecho de Dinamarca, más

las costas de Groenlandia, llenas de hielos, son peligrosas. En verano, la brevedad de las noches, menos de 4 horas, facilitaba la acción de la Aviación alemana, cuyos aeródromos se encontraban cerca, en Noruega. De noviembre a marzo, el Estrecho de Dinamarca, sólo ofrece un paso libre de menos de 20 millas de anchura. La ruta de invierno pasaba al Sur del círculo formado por Islandia, la isla de Jan Mayen y la isla de Osos, mucho más cerca de las bases alemanas, pero la noche es casi continua y siempre sombría, lo que complica la navegación, pero, sin embargo, hacían más difíciles los ataques enemigos. Los convoyes británicos se formaban, generalmente en Escocia, e iban hacia Islandia, donde se reunían con los barcos venidos de América. Después seguían una derrota más o menos al Norte, según la época del año, aproximándose lo más posible a la barrera glacial. Murmansk y Arkángel son buenos puertos, pero contaban con reducidos medios portuarios, la descarga llevaba mucho tiempo. En resumen la ruta de Rusia era larga y dura; el abastecimiento por mar, difícil, los convoyes pasaban a corta distancia de la aviación enemiga, por una zona infestada de submarinos y expuestas a los ataques de superficie de los alemanes; las desviaciones del rumbo principal no podían ser de mucha amplitud a causa del reducido espacio, y los alemanes conocían la derrota a seguir con precisión. La flota británica no disponía, al principio, de suficiente número de portaaviones para todos los convoyes.


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Al este de la isla de los Osos, los convoyes sólo podían contar con su defensa antiaérea propia. Fue necesario escoltarlos con cruceros y a menudo, con acorazados, a causa de la presencia en Noruega de los barcos alemanes, pero entonces, los grandes buques británicos, navegando a la reducida velocidad de los barcos de carga se veían muy expuestos a los ataques de los submarinos. Los rusos disponían en el Ártico de destructores, de lanchas rápidas y submarinos. Atacarían frecuentemente a la navegación costera alemana, que era intensa para el abastecimiento de los ejércitos de Finlandia, y participarían activamente en la defensa de los convoyes de Murmansk, pero el peso de la misión de paso sería soportado, la mayoría de las veces, por las Marinas occidentales, especialmente por la británica. Si las condiciones eran muy duras para los Aliados, también lo eran para los alemanes, pero éstos tuvieron la ventaja de poder usar sus bases navales en Noruega. Se pueden distinguir varios períodos en las operaciones de convoyes: 1) hasta septiembre de 1942, la actividad fue intensa, zarpando el primero el 21 de agosto de 1941. Hasta finales de ese año pasaron 13 convoyes con un promedio de 9 barcos

mercantes cada uno y sólo se perdió un buque. Dado que, en aquel momento, Inglaterra era incapaz de crear un segundo frente en Europa y su ofensiva aérea sobre Alemania era débil (los bombardeos estratégicos no empezaron, prácticamente hasta 1943), Rusia se salvó por sí misma en 1941. A finales de marzo de 1942, un convoy seguido por los submarinos alemanes, que daban continuamente su situación, fue atacado durante tres días consecutivos por formaciones aéreas que alcanzaron a un centenar de aviones. De 25 barcos mercantes, 6 fueron hundidos, totalizando 37.000 tns. y en barcos de guerra también los daños fueron graves. A finales de julio, el convoy P.Q.17 de 27 barcos, salió de Islandia al mismo tiempo que otro de 25 barcos salía de Arkángel, los dos iban fuertemente escoltados y protegidos por los movimientos de la ―Home Fleet‖. El convoy que iba hacia el Este fue violentamente atacado por los submarinos y los aviones a 120 millas de la isla de los Osos; el Almirantazgo, inquieto, ordenó su dispersión. El resultado fue desastroso, sólo la mitad, 13 de los 27 barcos llegaron a Arkángel.


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El convoy que venía de Rusia escapó a los aviones y submarinos, pero 6barcos se hundieron en un campo de minas fondeado al oeste de Islandia. 2) Después del fracaso del P-Q-17, el Almirantazgo suspendió las salidas para Rusia, en espera de que el acortamiento de los días permitiese el paso en condiciones más favorables. Sin embargo, las llamadas de Stalín se hacían apremiantes y fue enviado un convoy en agosto, que pasó felizmente. En septiembre de 1942, un nuevo convoy de 33 barcos mercantes salió con una escolta muy fuerte: a 200 millas al sudoeste de Spitberg; los submarinos alemanes atacaron y hundieron 2 barcos. Durante los tres días siguientes, el convoy fue asaltado por unos 225 aviones alemanes, que destruyeron 10 barcos, los submarinos hundieron, otros tres perdiendo los alemanes unos 40 aviones. En el transcurso de los tres meses siguientes, oct-nov-dic/42 no se envió ningún barco a Rusia. Los desembarcos en África del Norte no permitían asegurar las escoltas. 3) Desde finales de diciembre de 1942, intensa actividad hasta el verano de 1943. El 22 de diciembre, un convoy de 14 barcos salió escoltado por 6 destructores, 2 corbetas, 1 dragaminas y varios patrulleros. El día 31 fue atacado por una Escuadra alemana, con el crucero ―Hipper‖, acorazado ―Lützow‖ y un destructor. El capitán de navío británico que mandaba la escolta, se dirigió resueltamente al encuentro de los barcos alemanes. En el curso de la acción, el destructor del capitán, junto a otro, fueron hundidos, pero el convoy se salvó; la llegada de los cruceros británicos ―Jamaica‖ y ―Sheffield‖ de la fuerza de cobertura, transformó el combate. El Almirante alemán, que había recibido la orden de ser muy prudente, rompió el contacto, ya que la visibilidad era mala y podía dar lugar a sorpresas; los jefes navales alemanes temían el furor de Hitler si se desataba por la pérdida de uno de los barcos grandes, pero Hitler supo la noticia por la radio inglesa. El asunto, de poca importancia, provocó una grave crisis en el Alto Mando alemán.

(El almirante Raeder, ante una fuerte escena de violencia y crítica a la Marina por parte de Hitler, dimitió –Hitler eligió para sucederle a Dönitz). 4) durante el verano de 1943, suspensión. Los aliados lanzaban entonces una ofensiva reforzada contra los submarinos alemanes en el Atlántico, y tenían necesidad de todos sus destructores y aviones. 5) después del verano de 1943, renovación del tráfico (a pesar del desembarco de Normandía. etc) pero es que para entonces, era muy grande la superioridad de aviones, barcos de todos tipos – mercantes y de guerra- que permitían cubrir todas las necesidades. En el transcurso de la campaña –convoyes del Ártico –775 barcos en 35 convoyes transportaron 4 millones de toneladas de material a Murmanks y Arkangel; fueron hundidos 57 barcos en los viajes de ida y 21, en los de regreso; la ayuda a la URSS fue muy grande. Solamente los EE.UU proporcionaron a Rusia, por el Ártico, por el Océano Indico y por el Pacífico, 14.700 aviones, 7.000 tanques, 52.000 jeeps; 375.000 camiones, etc. Stalín reconocería que esos envíos fueron uno de los factores esenciales de la victoria.


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LA CONFERENCIA DE RÍO

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l arquitecto del sistema de defensa atlántico estadounidense fue el presidente Franklin D. Roosevelt, que consiguió imponer sus planes, la construcción de bases, pese a la fuerte oposición interna. Su primer esfuerzo, iniciado el 6 de septiembre de 1939 (tres días después de estallar la Segunda Guerra Mundial), consistió en reforzar las tres débiles bases norteamericanas del Atlántico: el enclave naval de la bahía de Guantánamo, en Cuba; una estación hidrográfica y radial en Puerto Rico, y el Canal de Panamá, que era vulnerable a un ataque en cualquier momento. Luego, en septiembre de 1940, Roosevelt se anotó un importante triunfo defensivo. Cerró un contrato de arriendo con Gran Bretaña por el que los Estados Unidos podían construir y mantener durante 99 años bases en las Bahamas, Jamaica, Santa Lucía, Antigua, Trinidad y la Guayana Británica. A cambio, la apurada Royal Navy obtuvo 50 destructores viejos de un tipo que los Estados Unidos habían estado vendiendo como chatarra a 5.000 dólares la unidad. Los británicos, sumamente necesitados de buques de guerra, quedaron tan contentos que el primer ministro Winston Churchill añadió a tal arriendo, Terranova y las Bermudas. Entre agosto y octubre de 1940, los representantes de la Marina estadounidense se reunieron con sus homólogos de toda Iberoamérica, a excepción de Bolivia, que no tenía costa ni Marina, y Panamá, que ya formaba parte de la defensa norteamericana del Canal. Los Estados Unidos hicieron acuerdos bilaterales con sus vecinos meridionales, pero no con Argentina ni Ecuador. La primera se reservó el derecho a permanecer neutral y comerciar tanto con los Aliados, como con el Eje. En esa época Ecuador estaba enfrentado en lucha con Perú y quería incluir en el acuerdo una garantía de los territorios nacionales. En febrero de 1942 se llegó a un entendimiento entre Ecuador y los Estados Unidos, sin dicha exigencia.

Después del ataque japonés a Pearl Harbour, cuando los Estados Unidos declararon la guerra a las potencias del Eje en diciembre de 1941, uno de sus escasos activos militares era un paquete de bases estratégicas en el Atlántico. Estas bases aumentaban considerablemente el alcance de las patrullas aéreas y navales norteamericanas, y cobraron mayor importancia a medida que Alemania amplió su guerra de submarinos. Las tropas del ejército que guarnecían los puestos de avanzada no tenían mucho que hacer salvo sentarse y esperar; sin embargo, su presencia era una advertencia contra cualquier intento alemán de expandirse hacia el oeste desde la Europa ocupada. Los Estados Unidos solicitaron una tercera conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de las naciones iberoamericanas, que se reunió en Río de Janeiro en enero de 1942. Los Estados Unidos trataban que se adoptase una resolución por la que todas las repúblicas americanas debían romper las relaciones diplomáticas con las potencias del Eje. La respuesta de las repúblicas americanas estaba dividida geográficamente -Costa Rica, la República Dominicana, Guatemala, Haití, Honduras, Nicaragua, Panamá y El Salvador-, habían ya declarado la guerra a las potencias del Eje, y tres naciones, una, centroamericana y dos sudamericanas- México, Colombia y Venezuelarompieron las relaciones diplomáticas. Chile pidió en la conferencia garantías de ayuda militar y económica de los Estados Unidos como condición para romper las relaciones, lo que no se pudo concertar. Argentina mantuvo su tradicional posición de neutralidad. Así, al final de la reunión, todas las repúblicas de Iberoamérica, excepto Argentina y Chile, rompieron sus relaciones diplomáticas con las potencias del Eje. Otra consecuencia de la conferencia de Río fue la formación de una Junta Interamericana de Defensa para coordinar los asuntos militares y técnicos en todo el hemisferio. Militarmente, los Estados Unidos llevaron el peso de la defensa del hemisferio durante la guerra. Más de cien mil soldados repartidos por toda Iberoamérica y sus


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buques y aviones, fueron los encargados fundamentales de proteger las rutas marítimas. En ayuda de préstamo y arriendo proporcionaron más de 475 millones de dólares a Iberoamérica, de los que más del setenta por ciento fueron para Brasil. De las naciones iberoamericanas, sólo México y Brasil enviaron fuerzas militares a ultramar. Las contribuciones militares de las demás naciones fueron de escasa importancia, y de hecho, los Estados Unidos disuadieron a otras naciones a participar directamente en la guerra, al considerar dichas contribuciones militares más perjudiciales que valiosas, prefiriendo que los participantes iberoamericanos suministraran materias primas al esfuerzo militar. Por lo mismo, excepto la flota brasileña, las Marinas iberoamericanas no combatieron mucho

durante la guerra, pero recibieron instrucción en las técnicas y equipo más recientes sobre buques de guerra pequeños, como caza-submarinos y patrulleros, y adquirieron conocimientos del radar y sonar. Las marinas más pequeñas recibieron también equipos de control de tiro por primera vez. Pero la Segunda Guerra Mundial cambió el equilibrio del poder naval en Iberoamérica. Durante las primeras décadas del siglo Argentina trataba de mantener una flota equivalente a las flotas combinadas de Brasil y Chile, sus vecinos más fuertes, y durante los años treinta dio un salto cuantitativo para casi conseguir su objetivo, pero la amplia ayuda dada por los Estados Unidos a Brasil en la guerra aumentó considerablemente la fuerza de su flota en relación con las de Argentina y Chile.


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OVERLORD


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(El día D)

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n diciembre de 1941 Adolf Hitler se jactó ante el mundo de que el Tercer Reich controlaba toda la costa occidental de Europa, desde el Océano Ártico hasta el golfo de Vizcaya. Se había concebido una línea de defensa imponente, una amplia banda de hormigón, acero, cañones y soldados a lo largo de 3.800 kilómetros de litoral. La llamó ―Muralla Atlántica‖. En los siguientes dos años y medio, se convirtió en un proyecto obsesivo para él. Para los planificadores de la invasión Aliada, la muralla se convertiría en la barrera defensiva

más

formidable de toda la guerra. Hitler ordenó la construcción de 15.000 puestos fortificados permanentes, que serían ocupados por 300.000 soldados. Los puestos de defensa, muchos de los cuales diseñó el mismo, empezaron oficialmente a principios de 1942 con la mayor concentración de defensas en la parte más angosta del Canal de la Mancha, entre Holanda y el gran puerto de Le Havre, en Normandía. Durante dos años, 250.000 hombres trabajaron día y noche. Utilizaron más de un millón de toneladas de acero v vaciaron más de 20 millones de metros cúbicos de hormigón.


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La Muralla inspiraba confianza a casi todos los alemanes. Por supuesto, había unos cuantos escépticos. El máximo Comandante de Occidente, el Mariscal de Campo, Gerd von Rundstedt, dudaba de que la Muralla pudiese por sí misma detener un ataque aliado. Tampoco estaba muy de acuerdo el Mariscal de Campo, Erwin Rommel, ex Comandante del famoso Afrika Korps; sin embargo, luego de que se le nombrara inspector de las defensas costeras de Occidente, Rommel se dedicó a reforzar y profundizar la línea de defensa; implantó obstáculos minados en las playas abiertas e inundó grandes áreas para impedir el descenso de invasores aerotransportados. El 1 de Junio de 1944, cinco días antes del día D, más del millón y pico de tropas alemanas estacionadas en Francia y Holanda estaban posicionados a lo largo de la Muralla Atlántica, una barrera costera con poderosas fortalezas, fortificaciones menores, innumerables nidos de ametralladoras y fortines artilleros. La mayor parte de los tres millones y medio de soldados aliados en Gran Bretaña fueron concentrados en el sur de Inglaterra, en áreas de estacionamientos en torno de los principales puertos de embarque. Al otro lado del Canal de la Mancha, en el sector más fuerte de la Muralla Atlántica, unas veinte divisiones alemanas ocupaban la costa francesa entre dos fortalezas, el puerto de Cherburgo, en la península de Cotentin, en Normandía, y Calais, más

al noreste. El área del Paso de Calais, la más próxima a Gran Bretaña y el objetivo de invasión más probable, tenían las defensas más formidables. Pero los Aliados ya habían elegido su objetivo: una extensión de 95 kilómetros de la costa de Normandía, al oeste de Caen. La empresa era difícil, y un desastre acarrearía las consecuencias más graves. Se necesitaría mucho tiempo para montar una nueva operación de la misma amplitud; el retraso podía desanimar a los rusos y hasta, quizá, conducirles a una paz de compromiso. Era una partida decisiva. El éxito exigía imperativamente dos condiciones preliminares: el dominio del mar y el dominio del aire. El primero podía ser considerado como adquirido al haber sido dominados los submarinos alemanes en la batalla del Atlántico, y por el hecho de ser débiles las fuerzas navales de superficie del Reich. Para la supremacía aérea, el punto culminante de la lucha fue alcanzado en febrero de 1944, cuando la Luftwaffe hizo un esfuerzo general con el propósito de barrer a la Aviación estratégica aliada. En el curso de una lucha encarnizada, que duró ocho días sobre los centros industriales importantes de Alemania, las fuerzas aéreas de caza alemanas fueron diezmadas. En la primavera de ese año, el bombardeo estratégico Aliado tomó como objetivo principal a la industria petrolera alemana y a los centros de comunicaciones...


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La zona del desembarco prevista era la de la bahía del Sena, en las costas de Calvados y de la Mancha. Había sido escogida teniendo en cuenta las siguientes consideraciones: a causa del radio de acción de los aparatos de caza destinados a cubrir la operación desde los aeródromos ingleses, el desembarco no podía tener lugar más que entre Flessingues y Cherburgo. Un estudio de las playas demostró que las que se prestaban mejor a los desembarcos y a la progresión rápida de las tropas hacia el interior, se encontraban, ante todo, entre Gravelinas y el Somme; después, en la bahía del Sena, entre los ríos Orne y el Cotentin. El Paso de Calais presentaba la ventaja de su proximidad a Inglaterra y a los centros vitales alemanes, objetivos de la ofensiva, pero los grandes puertos que se esperaba conquistar rápidamente eran de acceso poco fácil: El Havre, a más de 200 kilómetros de los puntos de desembarco, y los puertos del Mar del Norte, comprendido Amberes, protegidos por ríos y canales. Además, en la región del Paso de Calais era donde el enemigo había establecido los puntos de defensa más fuertes y reunido a la mayor parte de su Aviación de caza. La región de la bahía del Sena, menos defendida, presentaba, además, la ventaja de la facilidad para la construcción de aeródromos y estaba protegida por la península del Cotentin contra los vientos del Sudoeste, dominantes en la Mancha. El Puerto de Cherburgo y el más lejano del Havre se esperaban conquistar rápidamente, en algunos días; pero, mientras tanto, después de dominar las cabezas de playa, se construirían en pocos días, puestos artificiales, cinco, llamados ―Gooseberries‖ para barcos pequeños, formados por buques-bloque, que eran barcos que se hundirían en el sitio escogido, y dos grandes, llamados ―Mullberries‖, formados por inmensas moles de hormigón armado. La fabricación y colocación de estos puertos sería una de las realizaciones más audaces de la guerra. “El Segundo Frente”

La Batalla de Normandía fue la mayor invasión anfibia de la historia. De vencer los aliados, los 4 años de ocupación alemana en Francia, llegarían a su fin. Si los alemanes lograban forzar un ―empate‖ en Normandía, contarían al menos con un año para reforzar sus defensas, volverse contra el avance de la Unión Soviética en el frente Oriental y desarrollar las armas secretas a las que tanta importancia concedía Hitler. Los alemanes no contaban con un plan definido para repeler a los invasores. Hitler opinaba que los aliados atacarían por la ruta más corta y directa, la del paso de Calais y que aprovecharían el buen tiempo de finales de junio a principios de julio. El Mariscal Rundstedt apoyaba una estrategia flexible, opuesta a la del Mariscal Rommel. Este opinaba que una defensa móvil no resultaría posible, por las condiciones de superioridad abrumadora aérea de los aliados. Pensaba que fuera por donde fuera la invasión, la única posibilidad alemana consistía en rechazarla en las propias playas y durante las primeras 24 horas. Ejerció presiones para que las divisiones acorazadas –las ―Panzer‖fueran desplegadas cerca de las costas bajo su control, así como que los cañones que dependían de la Fuerza Aérea se concentraran cerca de las playas, más no tuvo éxito en ninguno de ambos casos. El Cuartel General Aliado se decidió por Normandía, pero se hizo una desorientación destinada a convencer a los alemanes de que las Fuerzas Aliadas eran el doble de lo real y crearon un ejército ―fantasma‖, estacionado en Inglaterra, frente al Paso de Calais. Sus Fuerzas Aéreas intensificaron sus ataques sobre y detrás del Paso de Calais. La invasión del Continente fué denominada ―Operación Overlord‖ y el desembarco propiamente dicho, ―Operación Neptuno‖. Las fuerzas puestas a disposición del General en Jefe, el americano Einsenhower, eran considerables. A principios de junio, las terrestres, listas para desembarcar, eran 14 divisiones británicas, 3 canadienses, 20 americanas, 1 francesa y 1 polaca. La aviación Aliada en Gran Bretaña, comprendía once mil aviones de combate, entre bombarderos


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pesados, medios, ligeros y cazas, más 2.300 de transporte y 2.600 planeadores. Las Fuerzas Navales comprendían: 6 acorazados, 213 cruceros, 104 destructores, 150 barcos de escolta, más 5.000 barcos diversos entre monitores, mercantes, dragaminas, patrulleros auxiliares y lanchas de desembarco. La capacidad de transporte de las fuerzas de asalto permitía desembarcar 130 mil hombres y 20 mil vehículos durante las tres primeras mareas. Como preparativo para la invasión, los aviones de reconocimiento aliado realizaron centenares de vuelos a baja altura sobre Normandía, fotografiando la línea de la costa hasta en sus detalles más insignificantes. Las fotografías eran enviadas de inmediato a la Universidad de Oxford, donde la Unidad Topográfica Inter-Armas había reunido un cuerpo de delineantes, geólogos, técnicos fotográficos y geógrafos. Se fue formando un panorama continuo de la costa a nivel del mar. El retrato era tan detallado que los buques de guerra, en su momento, pudieron disponer sus cañones en función de las cuadriculas dibujadas encima. Los resultados impresionaron tanto al general Eisenhower que ordenó imprimir 40.000 copias para que las unidades de asalto las emplearan en estudios tácticos. Usando al clima como aliado. Antes de la declaración de guerra, en Agosto de 1939, habían zarpado para ocupar sus posiciones con miras a la guerra al tráfico británico, dos de los tres buques alemanes, especialmente asignados para la guerra de corso. Se trataba de los acorazados de bolsillo ―Deutschland‖, que arrumbó hacia las frías aguas del Atlántico Norte y el ―Admiral Graf Spee‖, que lo hizo hacia el Sur. Operando en aguas muy alejadas de Alemania y por tanto, aislados, se presentaban para ellos el problema de cómo disponer de una información meteorológica adecuada. Ambos llevaban a bordo especialistas en esa materia, pero todavía no se había montado, como se hizo poco después, una

pequeña red de buques de observación meteorológica, camuflados de pesqueros. En el caso del ―Graf Spee‖ el servicio meteorológico del buque contaba solamente de dos personas: un meteorólogo y el técnico de radiocomunicaciones. La oficina estaba situada en la parte superior de la torre delantera, que fue alcanzada por un impacto en la batalla ante la entrada del Río de la Plata. El especialista preparaba predicciones de las zonas de tiempo variable y datos meteorológicos en altitud, calculando el tiempo balístico para su empleo en la artillería. El que estas mediciones, aparentemente rudimentarias, resultaran exactas, desde el punto de vista artillero, lo prueba el hecho de que en la batalla el barco alemán abrió el fuego a 23 kilómetros de distancia y centró inmediatamente al crucero británico ―Exeter‖. Desde el punto de vista de los análisis regulares del clima en el Atlántico, los ingleses tenían ventajas, tanto por poseer el dominio del mar, como por la razón técnica de que las depresiones se desplazan del O al E. Podían, por tanto, detectar la llegada de éstas a Europa, con antelación superior a la de los alemanes, que dominaban tierras continentales, pero no el Atlántico. Para remediar un tanto esta situación, algunos cuatrimotores de gran radio de acción de la Luftwaffe efectuaban periódicamente vuelos de reconocimiento. En superficie, los pesqueros camuflados operaban entre el sur de Groelandia y Noruega y los corsarios que rompían el bloqueo inglés efectuaban también observaciones, y algunos submarinos se situaron en posiciones semifijas, antes de ciertas operaciones. Tras el hundimiento del ―Bismarck‖, desapareció la red de buques meteorológicos de superficie alemanes (los falsos pesqueros). La información meteorológica recayó en el arma submarina. Los submarinos alemanes tenían instrucciones de informar sobre el estado del tiempo (viento, mar, presión, y visibilidad), siempre que les fuera posible incluir dichos datos en sus comunicaciones operativas.


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Pero, además, entre las unidades que operaban en el Atlántico, se designaron algunas de ellas específicamente como ―Wetterboote‖ (buques meteorológicos). Estos submarinos efectuaban, por lo menos, una o dos observaciones diarias, que se difundían por radio, cifradas en una clave especial preparadas por la Marina. Se fijó un calendario de fechas y posiciones a ocupar por las ―estaciones meteorológicas flotantes‖ del arma submarina. Incluso muchos de ellos izaban, mientras efectuaban estos servicios especiales, un gallardete verde, a efectos de señal de reconocimiento como ―Wetterboote‖. En noviembre de 1940, el gobierno de la Groenlandia danesa pidió ayuda a los Estados Unidos para proteger la enorme isla (del tamaño de Alaska y Texas juntos) de la suerte que acababa de correr la propia Dinamarca: la ocupación alemana. Tras cinco meses de negociaciones, los Estados Unidos aceptaron el desafío debido a la ubicación estratégica del territorio. Las estaciones meteorológicas en la costa este de Groenlandia podían predecir el tiempo en Europa Occidental con 24 horas de antelación, y las bases aéreas en la isla podían desempeñar un papel crucial en la protección de los convoyes aliados con destino a Gran Bretaña. La tarea de patrullar el sinuoso litoral de Groenlandia fue encargada a la Guardia Costera, con gran experiencia en las aguas de Alaska y el Atlántico Norte. Durante el verano de 1941, la Guardia Costera formó la Patrulla de Groenlandia. La patrulla creció hasta convertirse en una fuerza de 37 guardacostas y arrastreros, que perseguían a barcos meteorológicos alemanes, escoltaban a cargueros y rescataban a náufragos de barcos hundidos y aviones derribados. La costa este de Groenlandia, de 2.570 kilómetros, era demasiado extensa para ser vigilada por los guardacostas. De modo que se contrataron a algunos de los mejores cazadores escandinavos y esquimales de Groenlandia para patrullar el nordeste con trineos. Estos intrépidos exploradores eran los ojos y los oídos de la Guardia Costera durante los

meses de invierno, cuando la única luz provenía de la luna, las estrellas y la aurora boreal. Canal de La Mancha: verano de 1944. Las condiciones del clima eran francamente malas. Fuertes vientos y mala mar sobre el Canal, nubosidad baja que impediría los bombardeos aéreos, etc. Teniendo además en cuenta las dificultades que las mareas presentaban al empleo de las barcazas de desembarco en las playas normandas, quedaban un escaso número de días en junio para poder realizar la invasión bajo unos márgenes meteorológicos mínimos; desde semanas antes se proporcionaban día por día, pronósticos al Mando Supremo Aliado que abarcaban desde el día D-2 al día D+3. Se trataba de predicciones a plazo medio, para que la cantidad de datos ―en tiempo real‖ o ―condiciones iniciales‖ sobre el Atlántico pudieran ser muy abundantes. Se solicitó a las autoridades navales el estacionamiento de 2 o 3 buques en las proximidades de determinados puntos del Atlántico Norte. A primeros de mayo de 1944, la Marina de los EE.UU, que ya disponía de 6 buques meteorológicos en el oeste del Atlántico los aumentó a un total de 8. Y a fines de mayo, la Marina Británica situaba también 2 buques meteorológicos, uno al sur de Islandia y otro al norte de las Azores. El 8 de mayo, Einsenhower fijó el día D para el 5 de junio, con el 6 y el 7 como alternativas aceptables. Durante el resto del mes de mayo, el sur de Inglaterra y el Canal de la Mancha disfrutaron del sol del verano y prácticamente ni una brisa acarició la superficie del Canal. Era un clima ideal para la invasión. El 29 de mayo, el Comité Meteorológico, un equipo de meteorólogos británicos y norteamericanos hizo un pronóstico relativamente optimista para los primeros días de junio. En base a ese pronóstico, la maquinaria del día D se puso en marcha. El 3 de junio todas las tropas de asalto, unos 170.000 hombres, estaban a bordo. Los buques de


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guerra y barcos para los grandes puertos flotantes, que tenían que navegar más, ya habían partido desde puertos distantes en Escocia e Irlanda del Norte, así que sólo un cambio climático haría cambiar los planes. Pero esa misma noche ese cambio empezó a ocurrir. A las 9:30 p.m. del 3 de junio el jefe del Comité Meteorológico dijo que el inesperado cambio en el largo período de estabilidad se debía al colapso de un sistema de altas presiones sobre las Azores, con la consecuencia de que el clima para las Islas Británicas y el nordeste del Atlántico se tornaba muy complejo e inestable. En el Canal se predijo que iban a soplar vientos intensos hasta el 7 de junio, con nubosidad del 100 por cien entre 150 y 300 metros. Bajo esas condiciones no podían tener lugar ni los asaltos aerotransportados ni los bombardeos marítimos. Se decidió esperar hasta las 4:15 de la mañana siguiente, domingo 4 de junio. Las siguientes 24 horas fueron de enorme tensión. Todo descansaba sobre la pericia de los meteorólogos y en su evaluación; a la hora que se había fijado, se confirmó el pronóstico anterior. Por consiguiente, se pospuso 24 horas el día D y los barcos que ya se hallaban en el mar fueron obligados a regresar. A las 11:00 a.m. se dió un aviso de tormenta para el mar de Irlanda, que fue creciendo en intensidad, lanzando grandes olas contra las playas de Normandía y dificultando el regreso de los barcos a sus muelles. Cuando los Comandantes se volvieron a reunir a las 9:30 p.m. del domingo 4 de junio, el viento seguía soplando con fuerza y llovía bajo un cielo nublado; sin embargo, la invasión no se podía retrasar otras 24 horas más… pues la marea estaría en su punto más bajo y no se podía mantener más tiempo encerrados a los soldados en los barcos. En caso de tener que posponer el día D, iba tener que ser por dos semanas, y para entonces no habría luz de luna para los lanzamientos de paracaidistas y además se estaría creando un caos incalculable al intentar invertir la enorme ―maquinaria‖ de Overlord . Para colmo, a Stalin se le había prometido la apertura del Segundo Frente para la

primera semana de junio, habiendo éste programado una gran ofensiva que coincidiría con esas fechas. El Jefe de los meteorólogos habló: desde ayer por la noche, cuando se presentó el último pronóstico ha habido algunos cambios rápidos e inesperados sobre el Atlántico Norte. Un frente frío se aproxima a mayor velocidad y más al sur de lo esperado. Consideramos que tan pronto haya atravesado el área del Canal, habrá un período de mejoras a partir de la tarde del lunes 5 de junio hasta las últimas horas de la noche del martes 6 de junio. Después, volverá a empeorar. Los meteorólogos alemanes también habían previsto unas condiciones de tiempo tan malas, que el desembarco los tomaría por sorpresa; ellos definieron que para el 4,5 y 6 de junio habría vientos fuertes, lluvias y nubes bajas sobre el Canal; sólo se les escapó la breve mejoría del día 6, que fue decisiva, pues como comentamos, su conocimiento del ―frente‖ climático era posterior al de los Aliados. En consecuencia el estado de alerta de las defensas, muy tenso a lo largo del mes de mayo, se relajó al suponer que la invasión no podría tener lugar con tan malas condiciones climáticas. En la sala de reunión de los Comandantes Aliados, siguió un tenso silencio al terminar de hablar el experto, mientras los asistentes pensaban en que si ese corto buen tiempo permitía desembarcar a las primeras oleadas de asaltos, el mal tiempo previsto para después dejaría a esas oleadas aisladas en la playa. La decisión tenía que tomarla solamente Eisenhower, el Comandante Supremo y éste dijo estar convencido de que debía darse la orden, pero la decisión irrevocable se alargó hasta recibir un último parte meteorológico a las 4:15 a.m. del lunes 5 de junio. En ese momento se ratificó que el intervalo de buen tiempo se extendería por todo el sur de Gran Bretaña durante la noche y que, probablemente, duraría hasta la tarde del martes. Bien, dijo finalmente Einsenhower. Iremos. Y se envió la orden a la flota: ―procedan con la operación Neptuno‖.


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“Operación Neptuno” Al atardecer del día ―D‖ –el del desembarco, martes 6 de junio- debían encontrarse en tierra 8 divisiones, de las cuales, 3 serían aerotransportadas, y 14 regimientos de carros de combate. El Mando aliado prefirió desembarcar al amanecer, de forma de poder utilizar lo mejor posible el bombardeo aéreo y el fuego artillero de los barcos. La hora elegida era aproximadamente 45 minutos después de las primeras luces del alba y tres horas antes de la pleamar, para poder destruir en seco los obstáculos en las playas, compuestos esencialmente de estacas, caballetes y minas. Las 5 divisiones de asalto anfibio debían desembarcar en las playas que habían recibido de Este a Oeste los nombres convencionales de ―Sword‖, ―Juno‖, ―Gold‖, ―Omaha‖ y ―Utah‖. Previo al amanecer del 5 de Junio, recibida la orden, se empezaba la lenta travesía marítima hacia Normandía. Cerca de 5.000 embarcaciones de todos los tipos-acorazados y cruceros, fragatas y corbetas, navíos de desembarco de tanques y cañoneras, transporte de tropas y lanchas de asalto, barcos de reparaciones y municiones, buques para tender cortinas de humo, para dirigir a los aviones y para ser hundidos como rompeolas frente a las costas-zarparon esa madrugada. Los componentes de la flota más grande que había navegado en la historia naval se abrieron paso hacia el punto de reunión. Luego avanzaron precedidos de dragaminas, que despejaron diez carriles por el campo de minas alemán del centro del Canal. La Flota estaba protegida de los submarinos y las torpederas alemanas, por patrullas aéreas y navales y un paraguas de cazas. A las 8:00 p.m. del 5 de junio, los primeros dragaminas se hallaban frente a las costas. A las 10:00 p.m. la tripulaciones pudieron distinguir algunas edificaciones en la oscura orilla, sin que un sólo cañón alemán hubiera abierto fuego. Los dragaminas trabajaron eficazmente para facilitar el avance de la inmensa Flota, a pesar de las

dificultades, pues era preciso dragar con corrientes de través y cambiando de sentido. En la madrugada del 5 al 6 de junio de 1944, la aviación bombardeó las defensas enemigas. Los primeros desembarcos fueron precedidos, en la noche, por el envio de tres divisiones de paracaidistas, una británica y dos americanas, en la retaguardia de las primeras líneas enemigas, destruyendo puentes y ocupando las cabeceras de las carreteras que atravesaban los estanques y zonas averiadas por detrás de la costa. Con las primeras luces del amanecer, los 80 kilómetros del frente de invasión se estremecieron bajo un estruendo ensordecedor, en el momento en que los buques de guerras iniciaron un bombardeo de las defensas costeras y las baterías alemanas. Sobre los puestos fortificados, encima de las playas, llovieron incesantemente proyectiles, volando los campos de minas, tapando las trincheras con arena, y sacudiendo los blocaos de hormigón. En uno de éstos, su comandante escrutó a través de la neblina, viendo innumerables siluetas sobre el mar. No tuvo la menor duda de lo que estaba ocurriendo. Había llegado el día de la invasión!. El mal tiempo anterior, que facilitó el elemento sorpresa y la lluvia de proyectiles de los grandes barcos de guerra, de los barcos de apoyo, próximos a la costa y el bombardeo aéreo, pulverizaron y desmoralizaron a los defensores, salvo en la playa ―Omaha‖, donde nubes bajas impidieron la acción de los bombarderos pesados.


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A la Hora H, a lo largo de las playas de invasión aparecieron vehículos de ataque que parecían bañeras cubiertas de lona. Al llegar a la orilla bajaron sus collarines de flotación de lona y revelaron su verdadera identidad: eran tanques Sherman totalmente armados, equipados con dos hélices. El tanque flotante era uno más de la sorprendente variedad de vehículos acorazados especializados, llamados por algunos, ―extravagancias‖, que atravesaron la supuestamente impenetrable Muralla Atlántica en Normandía. La necesidad de estos vehículos se había hecho más patente tras la desastrosa derrota británica en Dieppe, en un desembarco que intentaba servir como ejemplo de la futura invasión al continente y en la que los tanques que debían haber cubierto el avance de la infantería, no consiguieron superar los obstáculos alemanes y dejaron a los soldados expuestos al fuego enemigo Un tanque Sherman con mallales de cadena giratoria delante se convirtió en un barreminas eficaz. En una hora podía limpiar un sendero de 3 metros de anchura y 2,5 kilómetros de longitud. Se adoptaron tanques Churchill para construir una pista sobre arena o terreno blando. Cargaban 34 metros de tejido de fibra resistente en un carrete de

32 metros de anchura montado delante y otros iban equipados con un mortero de 290 mm y podían lanzar un proyectil de 18 kilos, de forma parecida a un cubo de basura, tres veces por minuto. Algunos llevaban un lanzallamas, con un alcance de 110 metros, montado sobre su casco; arrastrando consigo un tanque de combustible de 1.018 litros, y otra versión llevaba un pequeño puente de entramado metálico, capaz de soportar una carga de 40 toneladas; en 30 segundos se podía salvar un boquete de 9 metros de anchura. El general británico Montgomery, comandante de campaña de todas las fuerzas de invasión, ordenó distribuir las ―extravagancias‖ entre las fuerzas británicas, canadienses y norteamericanas. Pero los estadounidenses sólo aceptaron unos cuantos tanques flotantes; rechazaron el resto de las ―extravagancias‖..., una decisión que lamentaron más tarde, especialmente durante los sangrientos combates en Omaha Beach, porque las ―extravagancias‖ salvaron muchas vidas británicas y canadienses. En las playas ―Sword‖ y ―Juno‖, la oposición fue muy débil. Algo más seria fue en la ―Gold‖ donde la situación no estuvo dominada hasta después del mediodía. En la playa ―Utah‖, la sorpresa fue completa; por error, el desembarco tuvo lugar más


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al Sur de lo previsto; este error fue feliz, pues allí no había, prácticamente, obstáculos. En ―Omaha‖ la acción fue muy dura. Por casualidad, una división alemana de campaña se encontraba en este sector, en ejercicios y, apoyada en una escollera natural, cercana a la playa, ofreció una resistencia encarnizada. Durante dos horas, las tropas desembarcadas permanecieron clavadas en el terreno. Al llegar otra oleada de desembarco, el poco espacio se fue llenando de hombres y material. Numerosas lanchas de asalto se hundieron con

hombres y material y hubo elevadas pérdidas entre los hombres llegados a la playa. Finalmente, se logró penetrar y en la noche de ese día, se podía considerar que el desembarco en su fase de ocupación de playas –la operación Neptuno- había tenido éxito. Las sorpresas estratégicas y tácticas habían jugado un papel importante. Como dijo un periodista años después, en un libro donde recogía las impresiones de muchos combatientes de ambos bandos, el día D, ―el día más largo‖, se había ido, junto con el Sol, tras el horizonte.


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EL FIN DE LA FLOTA DE SUPERFICIE a carrera del acorazado alemán ―Tirpitz‖ fué tal vez la más extraña entre los más importantes buques de guerra de la Segunda Guerra Mundial. Desde el día de su botadura en 1939, el ―Tirpitz‖ fue considerado una de las armas navales más temibles del mundo. Su desplazamiento de 42.500 toneladas fue más grande que el de cualquier buque británico y norteamericano. Sus turbinas de 163.000 caballos de fuerza le permitían desplazarse en el agua a casi 32 nudos..., dos nudos más rápido que el acorazado británico más moderno. Sus cuatro torres principales alojaban ocho cañones largos de 380 mm. cuyos proyectiles de 800 kilos podían penetrar 33 centímetros de blindaje desde una distancia de casi 35 kilómetros. El ―Tirpitz‖ estaba dotado de dos juegos de lanzatorpedos cuádruples, ideales para actuar como buque corsario errante contra convoyes de abastecimiento aliados. También sus defensas eran formidables. Poseía 112 cañones antiaéreos, y su cubierta principal y blindaje del casco, en algunos puntos, de 38 centímetros de grosor, lo hacía invulnerable a casi todos los proyectiles existentes. Sin embargo, esta fortaleza flotante iba a desempeñar un papel casi pasivo. Unos meses antes de que el ―Tirpitz‖ completara sus pruebas de navegación en 1941, su buque gemelo, el ―Bismarck‖, fue hundido por la Royal Navy tras uno de los mayores cercos en la historia marítima a una unidad naval. En un delirio protector, Adolf Hitler ordenó que a partir de entonces, ningún buque de guerra alemán saliese al mar sin su consentimiento y envió al gran acorazado a las aguas relativamente seguras de Noruega para proteger su flanco noroccidental. Allí pasaría la mayor parte de la guerra, pasando de un fiordo a otro, buscando los amarraderos más aislados. Aún en el exilio, el acorazado provocaba alarma.

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El Almirantazgo británico mantenía tres acorazados modernos en aguas territoriales, en caso de que saliera de su amarradero..., pese a que los necesitaba urgentemente en otros lugares. Pero en noviembre de 1944 era destruido por las bombas británicas el último acorazado alemán. La prueba definitiva, la más trágica, para la Marina de guerra alemana se produjo a raíz de la gran ofensiva soviética el 12 de enero de 1945, y de la huida masiva de la población civil alemana establecida hasta entonces en los territorios orientales, amenazados y arrollados por el Ejército Rojo. Dönitz, ascendido a Gran Almirante y Comandante Supremo de la Marina, ordenó, bajo su propia responsabilidad, que se empleasen la mayor parte de los buques disponibles que quedaban, ligeros o pesados, en apoyar desde el mar con su artillería a las tropas que todavía luchaban en tierra y, sobre todo, que cooperasen en las tareas de evacuación de la población civil, soldados, heridos y enfermos. Para él, el primer mandamiento en aquellas circunstancias era el de salvar vidas humanas; ante eso, cualquier orden de lucha debía quedar pospuesta. En esta función cooperaron los cruceros pesados ―Admiral Scheer‖, ―Admiral Hipper‖, ―Lützow‖ (antes acorazado ―Deutschland‖) así como cinco destructores, quince torpederos y cerca de 330 pequeñas unidades, lanchas rápidas, minadores, dragaminas, lanchas de reconocimiento, guardacostas, transbordadores, gabarras… En total fueron trasladados unos dos millones de personas desde las regiones orientales. Una serie de duros ataques aéreos británicos contra las bases navales de Kiel y Swinemünde determinó en abril de 1945 el final de las últimas unidades navales alemanas aún con capacidad de lucha, todas ellas cruceros pesados o ligeros. Resultaron hundidos o gravemente dañados el ―Scheer‖, ―Hipper‖, ―Lützow‖, ―Emden‖ y ―Kóln‖. El día de la capitulación sólo quedaban en condiciones de navegar un crucero pesado y otro ligero: el ―Prinz Eugen‖ y el ―Nuremberg‖.


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CAPITULO IV. (“La Campaña Submarina Alemana”)

LA BATALLA DEL ATLÁNTICO.

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or dos veces en el espacio de 25 años, en las fases más críticas de las dos guerras mundiales, sólo los submarinos tuvieron el poder de decidir el resultado para Alemania. Por dos veces estuvieron a punto de la victoria en su intento de aislar a Gran Bretaña y obligarla a rendirse. Y dos veces se lo impidió la intervención de los Estados Unidos. En el sentido de que el submarino estaba dirigido principalmente contra los barcos civiles, representó la vanguardia de ese fenómeno moderno llamado guerra total: un estado de guerra absoluta y extrema que se libraba prácticamente con cualquier medio que pudiera abatir al enemigo. Era inevitable que la matanza que provocaban en las tripulaciones de los barcos mercantes y en los ciudadanos normales, planteara la cuestión de la legalidad de sus acciones en la ley internacional. Las tragedias accidentales y las atrocidades deliberadas... todas las facetas oscuras de la guerra de los submarinos levantaron gritos de repulsa. Los propagandistas y los románticos los llamaron Ios ―lobos grises‖. Sus víctimas los maldijeron como bárbaros navíos piratas. La suya era una guerra solitaria y desesperada, librada con extremas penurias, muy alejada de los corresponsales y fotógrafos propagandísticos. El Submarino. En parte la culpa de la mala fama hacía ese tipo de guerra, la submarina, radicaba en las mismas características del arma usada, el submarino. Era invisible; no jugaba de acuerdo con las reglas; poseía ventajas que se consideraban poco deportivas; libraba la guerra en el mar igual que un comando en tierra: golpeando y luego desapareciendo. Se le temía tanto, que en la Segunda Guerra Mundial, el Imperio Británico y los Estados Unidos desplegaron casi la mitad del poderío industrial del mundo contra él, en una campaña a la que se le dio la más alta prioridad.

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Para los 40.000 hombres que tripularon la flota germana de submarinos durante la guerra, sus vidas en el mar tenían poca relación con las ideas de encanto y gran aventura que sus heroicidades inspiraban en la mente del público. Los submarinos iban atestados, eran olorosos, insalubres y claustrofóbicos. Los alojamientos se encajaban allí donde la maquinaria y las armas lo permitían. En un submarino típico, el compartimiento de proa, una sección ahusada de apenas tres metros y medio en su parte más ancha, albergaba y alimentaba más o menos a la mitad de la dotación de la nave, unos 25 hombres que compartían su espacio vital con un arsenal de torpedos, cureñas de carga y otros equipos. Seis literas se levantaban en hileras a cada lado del pequeño compartimiento. Se usaban en turnos, y los hombres que volvían de un servicio de guardia se metían en camas aún calientes por los cuerpos de otros hombres que acababan de salir a cumplir con la suya. Los baños eran las comodidades más escasas de todas. El submarino típico tenía dos para unos 50 hombres, pero al comienzo de una patrulla -cuando la nave iba aprovisionada para una misión que podía durar varias semanas-, uno de ellos a veces servía como almacén de comida. Y tampoco se podía usar cuando la nave se sumergía por debajo de 25 metros., ya que a esa profundidad las bombas que desaguaban los inodoros al mar no podían funcionar debido a la presión del agua en el exterior del casco. En el submarino, el medio de ataque principal residía en los torpedos; para el momento de inicio del conflicto estos ingenios eran de percusión, que estallaban al chocar contra el blanco; prontamente se usaron también de espoleta magnética, que estallaban cuando pasaban a ciertas distancia de la masa magnética del blanco. El submarino, en general, estaba dotado de una pieza de artillería (de 88 o 105 mm.), más algunas ametralladoras con cometido antiaéreo. Ciertos tipos de sumergibles fueron adaptados para la colocación de minas, aunque nunca tuvo el favor del Mando de submarinos, pese a que en


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algunos casos, se infligieran graves daños al enemigo. Dotada la nave de una torreta de poca altura sobre el nivel del mar, no era muy fácil divisar desde ella a otros barcos, en especial a cierta distancia. Pero el hidrófono, aún siendo limitado, ofrecía un mayor radio de localización. Bastaba seguir la dirección de origen del sonido, y antes o después se llegaría a la vista del blanco. Cuando un submarino navegaba en superficie, llevaba en la torreta vigías, que vigilaban el mar, dividiéndolo en sectores, sin descuidar el cielo por la posibilidad de ataques aéreos. El principal medio de defensa pasivo era el silencio, una especie de oscurecimiento acústico, al ser atacado y obligado a la inmersión. Desde el momento de que la velocidad de un submarino sumergido era muy inferior al de un barco de superficie, era inútil intentar la fuga, que sería ciertamente descubierta a causa del funcionamiento de los motores, aún siendo éstos eléctricos y silenciosos. Estando en silencio y realizando de vez en cuando sólo pequeños desplazamiento, el submarino podía evitar ser localizado con precisión, pudiendo salvarse. Puesta a punto. El 16 de marzo de 1935 Hitler anuncia que no respetaría la prohibición de fabricar submarinos y tres meses después firmó un acuerdo naval con Inglaterra, por el cuál, su flota submarina podía llegar a ser hasta un 45 % de la flota submarina inglesa. Desde antes de la ascensión de Hitler al poder, la Marina protegía a una empresa privada de construcción de sumergibles-como quien dice, para no olvidar el oficio-con domicilio en territorio holandés. Y algo más adelante, con planos alemanes, se construyeron, no sólo en territorio holandés, sino también en territorios españoles y finlandeses. El jefe del Arma Submarina, Dönitz, dispuso de libertad para formar su nuevo Mando como quisiera.

Su objetivo era crear una fuerza de élite, compuesta de hombres especialmente elegidos, entrenados a la perfección e inculcados de un espíritu adecuadamente agresivo para el papel claramente atacante que desempeñarían en la guerra. El programa de adiestramiento de seis meses fue riguroso en extremo, y exigió una familiaridad completa con los submarinos bajo todas las condiciones. Todas las tripulaciones tuvieron que llevar a cabo 66 prácticas de ataques de superficie y 66 ataques fingidos en inmersión antes de pasar siquiera a la práctica de torpedos. Entrenados hasta con vientos cuya fuerza formaban olas de la altura de una casa. El resultado de dicho entrenamiento fue una fuerza pequeña pero formidable de combatientes de primera clase. En la campaña que por casi toda la guerra sostuvieron los alemanes contra las rutas comerciales de navegación, con el fin de intentar estrangular a la economía británica, privándola de los productos necesarios para su población y de los elementos de guerra que la ayudarían a proseguir la lucha, provenientes de sus Dominios en el mundo y de los países neutrales, Alemania usó barcos de superficie, aviones y sobre todo, submarinos. Dönitz había calculado que necesitaría una fuerza de 300 submarinos para garantizar la victoria en el Atlántico. Pero sólo tenía a su disposición 57 naves cuando finalmente se inició la guerra; de éstas, apenas la mitad eran submarinos de alta mar capaces de extender sus operaciones por el Atlántico Norte. Inicio de la Campaña. Desde comienzos de 1940 parte de la presión de los submarinos sobre las rutas marítimas de abastecimiento de Gran Bretaña-ejercida tras la osada incursión de Günther Prien a Scapa Flow en octubre de 1939- se había levantado. Durante los tres meses de aquella primavera ni siquiera hubo un submarino alemán en las proximidades de Gran


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Bretaña, ya que se les había desviado para apoyar la invasión de Noruega. Acabada esa operación, Hitler había acordado soltar los lobos grises de Dönitz en una nueva campaña ―ilimitada‖ contra el movimiento de barcos alrededor de las islas británicas. Hasta entonces no habían podido hundir sin advertencia previa ningún barco que no fuera británico; ahora los únicos navíos que había que respetar de las depredaciones de los submarinos eran los de Estados Unidos y los así llamados neutrales amigos: Italia, Rusia y Japón. El O. K. W., que bajo el impulso de Hitler preparaba la ofensiva en el Oeste, todavía consideraba como secundarias las operaciones en la mar; sin embargo, los submarinos y aviones alemanes se empleaban activamente contra los barcos mercantes. Los medios eran todavía débiles, pero en los dos bandos se esforzaban por perfeccionar el material y los métodos. Hitler se fué convenciendo,-que dado que los bombardeos sobre Inglaterra, arrojaban resultados decepcionantes-, lo verdaderamente eficaz era la guerra comercial, ordenando que la aviación se concentrase en el ataque a los puertos y se intensificase la acción submarina. Pero aunque el trabajo en los navíos de superficie se suspendió en 1940 para que los constructores pudieran concentrarse en la fabricación de submarinos, existía un límite para producirlos y dotarlos de hombres. Febrilmente, los alemanes construían más submarinos oceánicos; un tipo de 500 toneladas, con radio de acción de 11.000 millas a 10 nudos de velocidad y otro, de 800 toneladas, 15.000 millas de autonomía y gran velocidad en

superficie: 21 nudos. Empezaron también la construcción de submarinos –crucero de 1.500 toneladas, y de un tonelaje algo superior, submarinos de abastecimiento. Por su parte, los ingleses aceleraron la construcción de fragatas, corbetas y unidades de escolta para los convoyes y recibiendo de los EE.UU, 50 destructores como pago por la cesión de bases navales inglesas próximas a las costas americanas, situadas en Terranova, Bermudas, Bahamas, Jamaica, Antigua, Santa Lucía, Trinidad, etc. Para mayor claridad de exposición, hemos estudiado separadamente la acción de los acorazados y cruceros alemanes contra la navegación comercial. Sin embargo, forman también parte de la lucha emprendida por los aviones y por los submarinos contra las comunicaciones aliadas, lucha que ha recibido el nombre de ―batalla del Atlántico‖.


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PRIMERA FASE

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urante la Primera Guerra Mundial, Alemania poseía una poderosa flota, careciendo, estratégicamente, de una buena posición, pero en este conflicto, su flota era bastante menos potente que en la ocasión anterior, más, sin embargo, iba a obtener bases estratégicas de importancia, desde Tromso en Noruega hasta San Juan de Luz, en la frontera de Francia con España. Tras la toma de Francia en mayo de 1940, Dönitz instaló sus submarinos en puertos a lo largo del golfo de Vizcaya: Brest, La Pallice, SaintNazaire, Burdeos y Lorient. Eso representó una importante transformación estratégica de la guerra de submarinos: En vez de perder tiempo y combustible en el largo viaje desde las bases en la costa báltica de Alemania, ir por el mar del Norte y alrededor de la costa de Escocia, las naves ahora podían iniciar sus patrullas muchos cientos de millas más cerca del área operativa: los accesos occidentales, donde las rutas atlánticas de convoyes convergían hacia puertos británicos. A partir de entonces no sólo podían llegar más pronto a las áreas operativas y permanecer más tiempo en ellas, sino que eran capaces de entrar en el Atlántico hasta los 25°, mucho más allá del alcance de los escoltas británicos de convoyes... un factor poderoso durante ese período de tiempo, que duró hasta la primavera de 1941 y al que llamaron los submarinistas la Hora Feliz. Durante el período que transcurrió entre la caída de Francia y la invasión de la U.R.S.S., en junio de 1941, los submarinos alemanes fueron poderosamente ayudados por las otras fuerzas, sobre todo por la Aviación. Las pérdidas de la navegación se reparten así: por submarinos, aproximadamente el 50 por 100; por la Aviación, el 35 por 100; por barcos de superficie, el 15 por 100. Las misiones de las fuerzas alemanas se repartían así: en el Canal de la Mancha y en el Mar del Norte eran, sobre todo, los aviones y las lanchas rápidas los que atacaban a la navegación; al oeste de las Islas Británicas, submarinos y bombarderos

medios conjugaban sus esfuerzos; en alta mar, los ―U-Boote‖ y los bombarderos de gran radio de acción; por último, como ya hemos visto, los corsarios de superficie actuaban por todo el Atlántico y por el Océano Indico. Después, el papel de la ―Luftwaffe‖, ocupada en los frentes terrestres o en el cielo de Alemania, disminuiría considerablemente en la mar, y la batalla del Atlántico se convertiría, ante todo, en una lucha de los Aliados contra los submarinos. El mes de junio de 1940 fue el inicio. En ese mes, más los de julio y agosto, fueron hundidos por los submarinos 152 barcos con un desplazamiento total de 747.000 toneladas y se empezó a hablar de los grandes ases submarinistas, y sin embargo, al oeste de las costas inglesas no pasaban de seis unidades submarinas las que simultáneamente operaban allí. Los británicos se enfrentaron a una prueba terrible y amarga no sólo en lo tocante a su capacidad material de sobrevivir, sino a sus más profundos recursos de fortaleza. En momentos andaban tan escasos de suministros para sustentar a su isla nación, y de los barcos que transportaban dichos suministros, que el resultado de la guerra parecía depender únicamente de la voluntad nacional. No es que los Aliados olvidaran las sombrías lecciones de la Primera Guerra Mundial. Sabían qué debían hacer; sencillamente carecían de los medios para llevarlo a cabo de forma eficaz. Gran Bretaña adoptó el sistema de convoyes casi tan pronto como empezó la Segunda Guerra Mundial, pero en los primeros 18 meses de ésta, los convoyes tuvieron una pobre protección. Había pocos barcos de escolta disponibles, y prácticamente casi ninguno de ellos disponía de suficiente capacidad de combustible para acompañar a los convoyes salientes más allá de la longitud 15° Oeste, apenas 200 millas fuera de la costa de Irlanda. Pasado ese punto los convoyes navegaban virtualmente solos, mientras los escoltas esperaban para recoger a los entrantes. Además, el Almirantazgo carecía de informes adecuados del


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Servicio de Inteligencia sobre los movimientos de los submarinos y de medios efectivos para detectarlos y destruirlos. Para la detección de los submarinos bajo el agua, los ingleses utilizaban el Asdic. Este era un instrumento secreto que rastreaba submarinos, bautizado Asdic, acrónimo para ―Comité de Investigación para la Detección AntiSubmarina‖, compuesto por un grupo científico anglofrancés que había pasado 20 años desarrollando el aparato. El aparato consistía en una unidad electrónica transmisora y receptora de sonidos, metido en una cúpula de metal y sujeto al fondo del casco de un barco patrulla. El transmisor enviaba impulsos de alta frecuencia -pings audibles- que rebotaban cuando golpeaban un objeto. Esos ecos, recogidos por el receptor, eran monitorizados por un operador que llevaba auriculares y vigilaba las fluctuaciones de una línea trazada en una hoja de papel en movimiento. EI tiempo transcurrido entre la transmisión y la recepción indicaba la distancia del objeto; el tono del sonido revelaba si se acercaba o se alejaba. Bajo las condiciones de la guerra naval, el Asdic no tardó en mostrar serias limitaciones. Sólo proporcionaba el rumbo de un submarino, no la profundidad de inmersión. Los ecos que rebotaban en las naves tenían un confuso parecido con los de diversos objetos submarinos: rocas, barcos hundidos, cardúmenes de peces y ballenas. Incluso las diferencias en temperatura entre capas de agua producían olas de ecos. Un marino necesitaba semanas de experiencia de combate y un oído agudo para usar con eficacia el equipo Asdic. Aún con operadores veteranos de Asdic, a los británicos todavía les resultó extremadamente difícil la detección de los submarinos. El alcance útil del Asdic era de apenas 1.500 metros, y el campo de su transmisión se parecía a un estrecho cono horizontal. Sabiendo eso, los Comandantes de submarinos -que podían oír los impulsos de sonido bajo el agua- no tardaron en aprender a esquivar la exploración de los Asdics al

poner rumbo en una dirección que debilitara los pings de sonido. Con posterioridad la Armada alemana desarrolló una medida para contrarrestar el Asdic, llamada ―Pillenwerfer‖ (Lanzador de píldoras), que consistía en perdigones químicos que se soltaban en el agua. Emitían torrentes de burbujas que reflejaban el sonido para engañar al operador del Asdic mientras el submarino escapaba. No obstante, los británicos abatieron unos cuantos submarinos con el empleo del Asdic. Y en e1 apogeo de la Batalla del Atlántico, muchos submarinos se vieron impedidos de atacar un convoy cuando su tripulación oía los pings que indicaban que los cazadores enemigos avanzaban a tientas hacia ellos. El Asdic se acreditaría como una buena arma, pero no decisiva; su principal inconveniente era la pequeñez de su alcance. Para la Marina de Estados Unidos el instrumento pasó a ser conocido como Sonar, por navegación y determinación de distancias mediante el sonido, siendo la palabra ―Sonar‖ el anagrama de la frase ―Sound Navigation And Ranking‖. La onda emitida se refleja sobre el cuerpo submarino que capta, activando el receptor del aparato, lo que permite así conocer en consecuencia la demora y distancia a que se encuentra el objeto localizado. El equipo va montado bajo la quilla de los buques, contando a veces con instalación para izarlo y arriarlo, similar al sistema de algunas ―espadillas‖. La diferencia esencial entre el ―Asdic‖ y el ―Sonar‖ es que aquel utiliza para su emisión las propiedades piezoeléctricas del cuarzo, y en éste se emplea un batería de tubos de níquel y una platina de acero. También son distintos en su sistema receptor; el ―Asdic‖ va marcando los ecos sobre un papel que corre a velocidad uniforme, acusando la distancia al objeto sumergido, en tanto que en el ―Sonar‖ esta distancia se mide sobre un círculo graduado, en el cual se enciende una lámpara de neón cada vez que hay un eco. Conocidas las sucesivas posiciones del submarino, por marcación y distancia, se pueden determinar en consecuencia


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su rumbo y velocidad, dirigiéndose el buque detector hacia la posición futura del sumergible para realizar, bien aisladamente o en combinación con otro, el ataque con cargas de profundidad. Los aparatos detectores, tanto en su sensibilidad, alcance eficaz y claridad de los sistemas indicadores de eco, se fueron perfeccionando sucesivamente durante la guerra. En circunstancias normales, distancias del orden de 3.500 metros permiten obtener ecos perfectamente definidos. Los operadores es preciso que estén bien entrenados para distinguir el eco procedente del sumergible, del producido por accidentes del fondo u otros objetos cualesquiera, contando para facilitar su misión, con cartas submarinas de la zona donde actúan.

La forma de estas cargas, generalmente cilíndricas, fué poco a poco modificada hacía una silueta de ―gota‖, mucho más hidrodinámica y capaz de descender con mayor velocidad en el agua para explotar lo más cerca posible del submarino antes de que éste pudiera alejarse. Pesaban aproximadamente 200 kilogramos y podían explotar a profundidades desde 15 a 150 metros. Se las lanzaba en rosarios que comprendían un conjunto de cargas reguladas para explotar a diferentes profundidades sucesivamente. Más adelante se perfeccionaría el material para obtener explosiones sincronizadas. Las cargas podían ser lanzadas desde tolvas que las hacía caer al agua en la estela de la nave lanzadora o con lanzacargas, similares a catapultas o cañoncitos, en cuya boca iba sujeta la bomba, accionados por cartuchos explosivos o de aire comprimido. Generalmente estaban dispuestos lateralmente sobre el puente del barco y lanzaban la carga a una docena de metros. Para la detección de los submarinos, los escoltas usaban el hidrófono, que permitía descubrir la presencia en la cercanía de una fuente de sonido, basándose en propagación de las ondas sonoras a través de un líquido y también usaban el radiogoniómetro, aparato electrónico capaz de captar las ondas de radio y revelar la posición de su fuente de origen. La táctica de traílla.

El armamento de los barcos escolta consistía en los medios corrientes: cañón y torpedo; y en otro exclusivamente submarino: la carga de profundidad. Las cargas eran recipientes metálicos que contenían explosivos, un detonador y un dispositivo hidrostático regulable que servía para hacerla explotar a la profundidad determinada.

El alto mando alemán tomaba grandes medidas de seguridad. Dönitz tenía dos medios de mantener en secreto los destinos de sus submarinos. Uno era despachar una nave y luego radiarle órdenes en clave; la otra era darle al comandante un sobre sellado con instrucciones de que no debía abrirlo hasta que hubiera navegado hasta los 20° Oeste de Vizcaya. Desde el momento en que el comandante recibía sus órdenes, el submarino permanecía en comunicación por radio con el cuartel general del arma submarina, transmitiendo informes regulares


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de su situación y, siempre que era necesario, recibiendo a su vez nuevas órdenes. Este incesante flujo de información por radio explicaba la velocidad mortífera con la que respondían cuando se agrupaban para una caza. Dönitz comenzó en septiembre de 1940 a experimentar con una táctica que había desarrollado como resultado de sus experiencias en la Primera Guerra Mundial: el ataque en manada. Entonces, en vez de enviar a los submarinos a acechar solos, los mandó en grupos de cuatro o cinco... con extraordinarios resultados. Fue denominada por los alemanes ―Rudeltaktik‖, o sea, táctica de traílla. El Almirante estimaba que el submarino debía, como todas las armas, obedecer al principio de la concentración. Seis submarinos atacando juntos debían tener una eficacia mayor que seis submarinos actuando sucesivamente. Por otra parte, Dönitz pensaba que este principio era independiente de la guerra comercial, y podía ser aplicado también al ataque contra escuadras. Pero, de manera general, para concentrarse en el ataque, los submarinos debían disponer de una velocidad muy superior a la del objetivo. La ―Rudeltaktik‖ sería, pues, especialmente apta para el ataque a los barcos de marcha lenta. Los submarinos debían descubrir por sí mismos los convoyes a atacar, con lo cual no podían permanecer concentrados, y tenían que dispersarse para la búsqueda. Los submarinos, en la ―Rudeltaktik‖, se disponían primero en barrera sobre la derrota probable del convoy enemigo, para aumentar así las probabilidades de encuentro. El primero de ellos que avistaba al convoy, establecía el contacto, manteniéndolo en el límite máximo de la visibilidad, y comunicaba al Almirante Dönitz, cuyo puesto de mando estaba en Francia, primeramente en París y luego en Lorient, su situación, rumbo y velocidad. Dönitz daba las órdenes oportunas a todos los submarinos del grupo para conducirlos al convoy. Cuando algunos de los submarinos estaban ya en su puesto, comenzaban los ataques de noche en superficie, esforzándose cada submarino por

penetrar en el interior de la formación con objeto de perturbar las reacciones enemigas. Los ―U-Boote‖ continuaban manteniendo el contacto durante el día, conservándose en diferentes demoras, y de noche volvían a renovar sus ataques, mientras la traílla aumentaba con nuevos submarinos que acudían. Cada uno atacaba separadamente. No había mando táctico local; lo que ha podido hacer creer a veces en una coordinación local, es que para aprovechar circunstancias favorables, varios submarinos atacaban simultáneamente desde una misma demora, la que escogían sin ponerse de acuerdo, únicamente porque era favorable, por ejemplo, contra la luz de la luna. Dönitz estimaba que, si bien la dirección estratégica de los submarinos debía ser centralizada, en cambio, desde el punto de vista táctico, era preciso dejar a los comandantes de los submarinos libertad de maniobra. En marzo de 1941, había continuamente 12 submarinos operando en el océano, usando el método de ataque en grupo –la táctica de Traíllapopularmente llamada ―manada de lobos‖. La ―Rudeltaktik‖ sólo presentaba ventajas. En primer lugar, los ingleses sabían que un convoy ya atacado vería renovarse y aumentar los asaltos. Desde el momento que este convoy alcanzaba la zona de protección aérea, se podía reforzar ésta con la certeza de que sería remunerador el hacerlo así. También se podía, aunque con mayor dificultad, aumentar el número de los escoltas de superficie; a la concentración en el ataque respondía la concentración en la defensa. Por otra parte, el submarino transmisor de señales de contacto podía ser localizado a causa de sus emisiones, y los métodos de marcación se habían perfeccionado durante las hostilidades. El Mando alemán no desconocía estos inconvenientes, pero pensaba que las ventajas debidas a la concentración de los ―UBoote‖ eran superiores a los inconvenientes. En efecto: la táctica de traílla les daría a los alemanes unos excelentes resultados. Los cazasubmarinos no podían estar en todas partes a la vez. La caza del submarino emisor de señales exigía una


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dispersión de los buques de escolta, tanto mayor cuanto que un submarino que emitía desde la popa del convoy era a menudo relevado por otro situado por la proa o por el través. En mayo de 1941 los ingleses pusieron en servicio una bomba iluminante con paracaídas, de gran potencia lumínica, el ―Snowflake‖ (copo de nieve), que transformaba la noche en día, pero que permitía también a los submarinos asaltantes darse cuenta exacta de la disposición del convoy y de los barcos de la escolta. Los éxitos de la ―Rudeltaktik‖ confirmaban que el submarino era un excelente torpedero nocturno para el ataque de los barcos lentos. Su casco, muy a ras del agua, se confundía con las ondulaciones de la superficie; su torreta, de pequeñas dimensiones, se veía a distancias mucho menores que los cascos de los barcos mercantes o de los de escolta; su velocidad superior en superficie le permitía escoger la demora de ataque de tal forma de poder aprovecharse de las desigualdades de la luz. La visibilidad podía ser de varias millas en una demora y de sólo algunos centenares de metros en otra. La concentración dislocaba la defensa de los barcos de escolta. El mejor antídoto era el avión, que al obligar al submarino a sumergirse lejos de su objetivo, reducía su velocidad, le impedía llegar al contacto y hacía difíciles las concentraciones. Pero fue necesario esperar largo tiempo antes de que se reuniesen los medios que permitirían tapar el ―agujero del Atlántico‖ Los británicos habían empezado a instaurar una serie de medidas que con el tiempo darían resultados. Los escoltas de convoy se habían visto reforzados con los 50 destructores viejos americanos; con destructores liberados de otros servicios, al igual que con corbetas, fragatas y portaaviones escolta. Los barcos y las tripulaciones se organizaron en grupos de escolta unificados y fueron sometidos a un entrenamiento especial en tácticas antisubmarinas. Se establecieron dos bases navales en Islandia, lo que permitió que las naves de escolta repostaran allí, aumentando de esa manera su alcance. Los aviones del Mando Costero de la RAF se colocaron

bajo el control operativo del Almirantazgo, lo que hizo posible coordinar una ofensiva antisubmarina de dos puntas, por mar y por aire. Y se dio prioridad al desarrollo del radar. Hasta cierto punto, los Aliados debían echarle la culpa de sus problemas a su propio e imperfecto sistema de seguridad. Durante gran parte de la guerra de submarinos, Dönitz estuvo muy bien informado sobre los movimientos de los convoyes Aliados, en su mayor parte porque un Departamento especial de la Armada alemana llamado ―B-Dienst‖ decodificaba las señales navales británicas. Pero tenía otra fuente de información que representaba un fallo de seguridad verdaderamente increíble por parte de Estados Unidos. Después de que comenzara la guerra en Europa, las empresas americanas aseguradoras de barcos continuaron con su práctica normal de compartir los riesgos con aseguradoras europeas. Las compañías norteamericanas enviaban libremente telegramas de información sobre los cargamentos asegurados a sus socios europeos -incluyendo material de guerra para Gran Bretaña-, junto con los nombres de los barcos, las fechas de partida y los destinos. Y sucedió que un receptor de toda esa información era una importante empresa aseguradora suiza con sede en Zurich, que tenía negocios conjuntos con una empresa de Munich. La compañía suiza transmitía rutinariamente su información naviera a su socio de Munich, donde rápidamente quedaba a disposición de la Inteligencia Naval germana. Eso significaba que el Cuartel General de los submarinos conocía no sólo el contenido de muchos de los cargamentos más importantes de material con rumbo a los puertos británicos, sino también cuándo y dónde yacer a la espera en el Atlántico. De esa manera los submarinos rara vez fallaron el objetivo en el verano de 1940. En 1941 el Departamento de Justicia de Estados Unidos se enteró de la existencia de esa sociedad aseguradora y tomó medidas para frenar el flujo de información naviera. Pero la práctica continuó aún después de que Estados Unidos entrara en la guerra,


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y no fué hasta comienzos de 1943 cuando a las compañías de seguros se les requirió, bajo la Ley de Espionaje, que mantuvieran la información de barcos en secreto. Durante ese tiempo, los submarinos salieron

prácticamente con mapas y horarios. Como resultado de la conexión de Zurich, incontables toneladas de barcos se fueron a pique antes siquiera de haber dejado las aguas territoriales americanas.


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EL RADAR

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ara la búsqueda del submarino en superficie, los cazadores no tenían todavía radares, y además de los medios mencionados, se usaban también instrumentos ópticos. Los experimentos sobre radiolocalización comenzaron durante la guerra pasada, obteniéndose por medio de ondas hertzianas el ángulo formado por la línea localizador-localizador con una dirección determinada. Tras posteriores perfecciones se logró crear aparatos radiogoniometricos que utilizando ondas normales permitían fijar la posición de un buque al ser marcado por dos o tres estaciones, así como en caso de guerra conocer su situación cuando aquél utilizaba su T.S.H. Estos estudios radioeléctricos continuados en la posguerra, especialmente por ingleses y norteamericanos, cristalizaron en la resolución del problema de conocer la distancia localizadolocalizador, mediante la reflexión en aquél de las ondas hertzianas lanzadas por un emisor, apareciendo en Inglaterra hacia 1932 un aparato, que al permitir conocer simultáneamente la distancia a que se encuentra un objeto y el ángulo antes dicho, daba en consecuencia la situación exacta de éste. Tal aparato se denominó ―radar‖, anagrama de las voces ―Radio-detecting-andranging‖. De esta manera, al estallar la guerra cualquier avión quedaba detectado a distancias que oscilaban entre 110 y 170 millas. En orden a la defensa antiaérea, con estos aparatos se había conseguido no sólo la localización de los aviones, sino el conocimiento, mediante un sencillo cálculo, de su cota de vuelo, dato éste, al igual que la distancia, muy útil para el tiro artillero. En cuanto a la aplicación del ―radar‖ para la lucha antisubmarina aún no se había intentado al estallar la guerra; pero pocos meses después, en enero de 1940, ya fueron equipados aviones del Comando Costero con detectores, dando comienzo una serie de experiencias que alcanzaron éxito

completo hacía el mes de marzo en la localización de buques y submarinos de noche o con niebla. Entre tanto, para la lucha antiaérea se fueron introduciendo perfecciones con objeto de conseguir que el haz de ondas, una vez localizado un avión o blanco, siguiese a éste automáticamente. También los alemanes, al comenzar la guerra, iniciaron la creciente aplicación de estos aparatos, al que denominaron ―radiotelémetro‖, entablándose entre los adversarios una lucha técnica que giraría alrededor de utilizar una menor longitud de onda en la emisión, lucha mantenida durante todo el conflicto.


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Los aviones debían atacar a los submarinos en inmersión, volando muy cerca de la superficie del agua, y podían ser dañados por las explosiones; además, como la carga de profundidad de los barcos era demasiado pesada para la mayor parte de los aparatos aéreos, fue reemplazada por otro tipo de

100 kilogramos que explotaba a ocho metros bajo el agua. Los aviones, luego el enemigo más temido de los submarinos, todavía eran pocos en número, de corto alcance y mal armados... y no podían proporcionar cobertura de escolta por la noche.


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SEGUNDA FASE

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esde el mes de abril de 1941 la Marina norteamericana vigilaba las aguas del Atlántico Occidental y patrullaba las rutas comerciales. Tenía orden de no atacar a los submarinos enemigos, pero daba con claridad sus situaciones y estos informes eran aprovechados por la Marina británica. En julio, el Ejército norteamericano había ocupado Islandia y en septiembre los barcos y aviones norteamericanos recibieron orden de destruir a los corsarios de superficie que amenazaban o atacaban a la navegación comercial neutral y beligerante en la zona comprendida entre América e Islandia.

La Marina norteamericana participó en las escoltas de los convoyes rápidos en el Atlántico Occidental. Consintió en unirse a estos convoyes, no solamente a los de los neutrales, sino también a los de los beligerantes en guerra contra Alemania. Hubo incidentes con barcos de EE.UU, y Hitler dio la orden de evitarlos, puesto que, además, los alemanes tuvieron que enviar submarinos al Mediterráneo en apoyo a la Flota italiana y al ―Africa Korps‖, en contra del pensamiento del Alto Mando Naval. Pero también declaró a Raeder que no impondría ninguna sanción al comandante de submarino que torpedease por error a un barco norteamericano. Los incidentes fueron frecuentes y graves.


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Casi tan pronto como Estados Unidos entró en la guerra en diciembre de 1941, Dönitz envió cinco submarinos a aguas americanas en una operación que bautizó ―Redoble de Tambor‖, provocando una gran matanza. Desde finales de diciembre comenzaron a salir unos 20 submarinos hacia los nuevos terrenos de caza, en donde la navegación se hacía por buques aislados. La entrada en guerra de los Estados Unidos ofrecía a los submarinos una zona de acción especialmente favorable en las costas americanas. El Almirante King, Jefe del Estado Mayor General, había previsto que los alemanes actuarían en las costas de los Estados Unidos desde el comienzo de las hostilidades. Pero las múltiples obligaciones a las que debía hacer frente no le permitieron reunir los medios de defensa necesarios. El 12 de enero se produjeron los primeros torpedeamientos a lo largo de las costas de los Estados Unidos, en donde la navegación continuaba haciéndose por buques en solitario. Los ―U-Boote‖, reposando de día en el fondo, operaban de noche en los puntos focales, cerca de Hampton Roads y del Cabo Hatteras, buscando obtener el máximo rendimiento de su reserva de torpedos. También utilizaban sus cañones cuando les faltaban torpedos, y atacaban preferentemente a los petroleros. Desde tierra era un espectáculo corriente ver explosiones, barcos incendiados y hundimientos. Los submarinistas se vieron ayudados por la falta de apagones de tiempos de paz a lo largo de la costa Este norteamericana: las ciudades centelleaban con luz; los faros y las boyas de navegación aún estaban iluminados; hasta los barcos llevaban luces normales y usaban con libertad las radios, revelando con frecuencia su posición, de forma que los submarinos no tuvieron dificultad en dirigirse hacia ellos. Para colmo: - Los destructores patrullaban con toda predecible regularidad. - Los lanzamientos de las cargas de profundidad, jamás eran sostenidas durante el tiempo necesario, aún en bajos fondos. - Los aviadores no tenían experiencia.

Por tanto, la costa americana fué considerada como el Paraíso para los submarinistas, cebándose ante presas tan fáciles y la falta de preparación para esos menesteres de la Marina americana, ya que no existía ningún sistema de convoyes, y las defensas antisubmarinas seguían siendo primitivas e ineficaces. Los submarinos penetraron en aguas cercanas a la costa, permaneciendo en el fondo durante el día para emerger por la noche y recorrer con calma las rutas interiores de barcos y torpedearlos en su trayecto. Los U-Boote de 500 toneladas, gracias a su radio de acción, podían operar durante tres semanas en las aguas americanas, y los de 700 toneladas, durante el mismo periodo de tiempo en el Mar Caribe. Encontraban allí objetivos valiosos, pues Inglaterra sacaba sus reservas de petróleo de Venezuela y México y de las refinerías de Aruba y Curazao. Para los U-Boote, el factor que limitaba su acción era el número de torpedos y también la fatiga de las dotaciones; pero esta fatiga era menor en las costas de los Estados Unidos y en el Mar Caribe que en los agotadores ataques a los convoyes escoltados del Atlántico del Norte. Durante los diecinueve últimos días de enero los U-Boote destruyeron 39 barcos, que desplazaban, en conjunto, 250.000 toneladas. Ante el peligro, el Almirantazgo británico puso a disposición de los Estados Unidos 24 patrulleros cazasubmarinos y les envió 10 corbetas en febrero. Pero durante este mismo mes los grandes submarinos hicieron su aparición en el Mar Caribe, en unión de algunos italianos, para atacar en su origen el tráfico de petróleo; fueron hundidos 23 petroleros en esta zona en el mes de febrero. La reacción Aliada era todavía muy débil. Durante los meses de enero y febrero, las pérdidas de la navegación Aliada causadas por los submarinos se elevaron a 144 barcos, con un total de 800.000 toneladas. Es preciso añadir a éstas, cerca de 200.000 toneladas de barcos hundidos por la ―Luftwaffe‖ en las proximidades de las Islas Británicas.


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En marzo, la ofensiva se debilitó en el Mar de las Antillas, pero aumentó en la costa de los Estados Unidos, y las pérdidas de abril alcanzaron 94 barcos, que representaban en total 500.000 toneladas, lo cual era una marca desde el comienzo de las hostilidades. Según un cálculo conservador, casi 200 barcos, con un total de 1.150.675 toneladas, habían sido destruidos para fines de abril de 1942... con la pérdida de un único submarino en el proceso. En Washington era grande la inquietud. Los norteamericanos se apercibieron de su pobre estado de preparación, que era tan ineficaz contra la amenaza submarina alemana como contra la ofensiva japonesa en Extremo-Oriente. A principios de 1942, los alemanes construyeron suficiente número de submarinos para proceder a fuertes concentraciones, al mismo tiempo que extendían las zonas de operaciones. Durante el año 1941 las dotaciones habían adquirido experiencia; además, las nuevas unidades sufrían un adiestramiento muy severo en el Báltico, en donde toda la zona occidental de este mar estaba reservada para los ejercicios. La instrucción se efectuaba por grupos, siguiendo un programa concreto. Durante los ejercicios se reproducían lo más exactamente posible situaciones encontradas en el frente. Por ejemplo: convoyes fuertemente escoltados y protegidos por destructores y aviones; salidas de larga duración con inmersiones rápidas y profundas, durante las cuales un oficial instructor, con experiencia de guerra, alteraba el equilibrio del submarino, ponía fuera de uso a una parte de los aparatos y colocaba a la dotación ante situaciones análogas a las que se producían después de un fuerte ataque con cargas de profundidad. Estas maniobras eran tan duras, que provocaban incluso pérdidas de submarinos. La situación era tanto más alarmante cuanto que los nuevos submarinos alemanes entraban en servicio en gran número, Según informes dados, la ―U-Bootwaffe‖ tenía a primeros de abril 285 submarinos, de los cuales 125 estaban en

operaciones y el resto en pruebas o adiestramiento. Los 125 submarinos en servicio se repartían así: Océano Ártico: 19 submarinos, de los que 14 estaban en la mar; Océano Atlántico: 81 submarinos; de los que 45 estaban en las costas americanas o en el Atlántico Norte; dos en el Atlántico Sur, 34 en las bases francesas; Mediterráneo: 20 submarinos, de los cuales, 7 en la mar; Alemania: 5 submarinos. Por consiguiente, de 125 submarinos en operaciones, había 68 en la mar simultáneamente, o sea más del 50 por 100, lo que representa una proporción muy alta y da una idea de la autonomía y eficacia de la ―U-Bootwaffe‖. La ofensiva alemana continuaría tomando a las costas americanas como zona predilecta durante toda la primavera y una parte del verano. Dönitz no esperaba tanto, y más tarde diría que quedó sorprendido de que la reacción de la Marina norteamericana tardase tanto tiempo en hacerse eficaz en aquella zona. Desde enero hasta julio, los Aliados perdieron, en el conjunto de todos los mares, 500 barcos, desplazando, en conjunto, 2.500.000 toneladas, de los que 142 eran petroleros, que representaban más de un millón de toneladas. La ofensiva alemana en las costas de los Estados Unidos tenía, por lo menos, la ventaja de dejar un respiro a los convoyes de Halifax a Inglaterra, contra los que no operaba más que un pequeño número de submarinos mandados por los oficiales de menor experiencia. En marzo, 19 convoyes, totalizando 450 barcos, alcanzaron los puertos del Reino Unido sin una sola pérdida. Hasta el verano la ruta no se vería nuevamente amenazada. A partir del mes de julio de 1942 pudo ser generalizado el sistema de convoyes en las costas de los Estados Unidos y en el Mar de las Antillas. Entonces se hizo posible para un barco de carga, marchando continuamente en convoy, el ir desde Liverpool hasta el Golfo de México. En agosto, los alemanes tenían en la mar 80 submarinos. Dönitz se dio cuenta rápidamente de que la costa americana ya no era el paraíso de los UBoote; de nuevo los alemanes cambiaron la zona de ataque y enviaron numerosos submarinos a la región


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de Freetown, en la costa de África, dejando al mismo tiempo a un cierto número de ellos cerca de Cuba, Haití y Trinidad. Los submarinos italianos operaban más al Sur, en la costa del Brasil. En estas zonas atacaron el tráfico que llevaba a los Estados Unidos la bauxita de América del Sur, y al material militar destinado al Próximo Oriente y que pasaba por el Cabo de Buena Esperanza. El almirante Dönitz encaró la nueva fase sin vacilar. Su estrategia fué devastadora en su sencillez: buscar los puntos blandos del enemigo, golpear donde era más débil y estaba más desprevenido, obligándolo a estirar sus defensas más allá del punto de ruptura. Era evidente que las rutas marítimas del Atlántico Norte resultaban las áreas de mayor oportunidad debido al intenso tráfico que tenían y a su relativa proximidad con las bases de submarinos de Francia.

Sin embargo, al mantener esa nueva estrategia, Dönitz extendió la guerra a otros mares. Los submarinos entonces llevaron su azote al Mediterráneo y al mar Negro, al océano Glacial Ártico y al Caribe, al Atlántico Sur, al océano Índico y a las aguas del Lejano Oriente. A pesar de la mejora de los métodos y del armamento, la situación seguía siendo inquietante. Las escoltas escaseaban para hacer frente a una amenaza que cambiaba rápidamente de zona. Los alemanes preparaban submarinos mayores. Al hacerse insostenible la vida para sus buques de superficie abastecedores, construyeron petroleros submarinos, las ―vacas lecheras‖, que les permitían aumentar su radio de acción. Estaba lejos de ser vencida la amenaza submarina, que el enemigo desarrollaba con una tenacidad extraordinaria. “


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Vacas Lecheras” En los primeros dos años y medio de la Segunda Guerra Mundial los submarinos sólo podían llevar suficiente combustible y provisiones para un viaje de 7.000 millas; si cruzaban el Atlántico, apenas llegaban al otro extremo cuando ya tenían que regresar. Pero la primavera de 1942, el Mando de Submarinos puso en operación los primeros 10 nuevos e ingeniosos submarinos cisterna, diseñados para reabastecer a los submarinos normales en el mar, extendiendo drásticamente de esa manera su campo de acción. Designados Tipo XIV en el tablero de dibujo, las menos estilizadas naves cisternas -unos dos metros más anchas en el combés que sus más esbeltos hermanos de combate- fueron apodadas ―vacas lecheras‖ por los tripulantes alemanes. Una sola ―vaca lechera‖ con sus 1.700 toneladas de desplazamiento podía transportar 700 toneladas de combustible diesel y 45 toneladas de otros suministros en su amplio casco, bastante para mantener hasta cuatro meses a una manada de 10 lobos en el mar. Cuando una ―vaca lechera‖ se agotaba, regresaba a casa para reabastecerse mientras otra ocupaba su lugar. Algunas manadas de lobos, las primeras en ser alimentadas por las vacas lecheras, llevaron a cabo

un ataque exitoso contra los barcos Aliados en el corazón del Caribe y del golfo de México la primavera y el verano de 1942. Dönitz se mostró exultante. ―Gracias a los submarinos cisterna, pudimos explotar un vasto teatro de operaciones, que se hallaba entre 3.000 y 4.000 millas de las bases del golfo de Vizcaya‖. Hostigados en su misma puerta, la Marina de Estados Unidos declaró que la destrucción de las naves cisterna era de máxima prioridad. En agosto de 1942 un bombardero logró localizar y destruir una vaca lechera con una carga de profundidad; sin embargo, transcurrió casi un año antes de que hundieran otra. Con el tiempo, los aviones y barcos Aliados cazarían y hundirían a los 10 submarinos cisterna construidos por el Mando alemán, pero hasta entonces las ―vacas lecheras‖ mantuvieron a sus manadas de lobos, con combustible, armados, y peligrosamente efectivos. Lucha Técnica. La lucha iba acompañada de incesantes progresos técnicos. El ataque y la defensa se perfeccionaban. El Asdic no podía detectar a los submarinos a distancias muy pequeñas; el haz del aparato, muy estrecho cerca del barco de escolta, ya no alcanzaba al submarino en inmersión. Cuando apreciaban que estaban a poca distancia del


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objetivo, y antes de ser atacados con cargas de profundidad, los submarinos cambiaban violentamente de rumbo. El cazasubmarinos continuaba el suyo y lanzaba entonces la serie de cargas por la popa del submarino y sin precisión. Era evidente que hacía falta llegar a un lanzamiento por la proa. Un perfeccionamiento del Asdic permitió obtener no solamente la trayectoria y la distancia del submarino, sino también su profundidad de inmersión, lo que daba todos los datos de tiro, pero a condición de lanzar antes de que el aparato perdiese al objetivo. A partir del mes de enero de 1942, algunos barcos de escolta fueron equipados con el ―Hedgehog‖, o erizo, montaje colocado en la proa y que lanzaba una salva de 24 rockets, o cohetes percutores, cargados cada uno con quince kilos de explosivos. La salva cubría una zona elipsoidal de unos 30 por 40 metros, aproximadamente. Los cohetes sólo explotaban al contacto, pero cada uno de ellos era mortal para el submarino. Un modelo más reducido, el ―Mouse trappins‖ (ratonera), fue instalado a bordo de los barcos de escolta de pequeño tonelaje. Sin embargo, al no estallar los cohetes más que por percusión con el submarino, perdían algo de interés respecto a las series de cargas lanzadas por la popa; al ser mucho más potentes éstas que los cohetes, las cargas de profundidad causaban averías a los submarinos cuando estallaban a corta distancia de éstos. Los erizos fueron perfeccionados mucho más adelante, a finales de 1943, al ponerse en servicio el ―Squid‖, mortero colocado también en la proa y que lanzaba una salva de tres grandes cargas de profundidad con mucha cantidad de explosivos; el lanzamiento se efectuaba con una gran precisión. Conectado con el Asdic, el ―Squid‖ era apuntado por aquél y su disparo hecho automáticamente, y la regulación contínua de la profundidad de explosión era producida por el indicador de inmersión del Asdic. Un submarino que fuese bien detectado al contacto con el Asdic, tenía pocas probabilidades de escapar a la destrucción.

En octubre de 1942 el U-156 hunde al ―Laconia‖, barco de pasajeros, que llevaba 1.800 prisioneros italianos. Al emerger, iniciando una operación de salvamento, el submarino fué atacado por aviación, bombardeándolo. Desde ese momento Dönitz prohíbe las operaciones de salvamento con el siguiente comunicado: ―Todo intento de rescate de las tripulaciones de los barcos hundidos cesará a partir de este instante; esta prohibición se aplica por igual a la recogida de hombres en el agua y a ponerlos a bordo de un bote salvavidas, al enderezamiento de los botes volcados y al abastecimiento de comida y agua. Esas actividades son una contradicción del principal objetivo de la guerra, a saber, la destrucción de los barcos enemigos y de sus dotaciones‖. Despiadada ya, sin dar ni pedir cuartel, la guerra de los submarinos entró en un invierno que nadie olvidaría. En los últimos tres meses de 1942, los ventarrones del Atlántico Norte, siete de ellos de fuerza 10, soplaron durante 63 de 92 días. Ese año, los submarinos hundieron seis millones de toneladas de barcos Aliados -más que en 1939, 1940 y 1941 juntos- y menos de la mitad fueron reemplazados por la producción en marcha. En la salvaje batalla del desgaste, las pérdidas de submarinos se dispararon de 35 en 1941 a 87 en 1942. Para entonces Dönitz recibía naves nuevas a un ritmo de 17 al mes, y en diciembre de 1942 disponía de 212 para las operaciones... más que en cualquier momento anterior de la guerra. Las usó para intensificar los ataques de sus ―manadas de lobos‖, aprovechándose al máximo de las largas, oscuras y tormentosas noches del Atlántico Norte. “El cuervo y el topo”. Dönitz había declarado: ―Un avión no puede eliminar a un submarino, lo mismo que un cuervo no puede combatir contra un topo.‖ El porvenir le daría un sangriento mentís. La caza de submarinos que practicaban los aviones del ―Coastal Command‖ (Comando Costero) sólo era eficaz de día, pero los submarinos atravesaban el Golfo de Vizcaya en


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inmersión durante el día, y de noche en superficie, cargando sus acumuladores al mismo tiempo que navegaban. El radar, que permitía descubrir de noche a los submarinos, no facilitaba un lanzamiento preciso. El Comandante Leigh inventó un proyector que lleva su nombre, con el cual fueron equipados, a partir de junio de 1942 los aviones ―Wellington‖, que los ingleses especializaron en la caza; estos proyectores iban colocados en la torreta inferior, y tenían una cierta holgura de puntería. En combinación con los radares, permitían alumbrar a los submarinos a una distancia de una milla y atacarlos en condiciones tan buenas como de día. Los ―Liberators‖ y los ―Sunderlands‖ fueron equipados también con proyectores ―Leigh‖. Desde su aparición, los submarinos tuvieron que modificar su táctica. Prefirieron aceptar el riesgo de los ataques de día en aquella zona infestada de aviones, lo que les daba la probabilidad de ver a tiempo al avión para sumergirse. Los alemanes mejoraron también el armamento antiaéreo de los submarinos con un notable incremento de ametralladoras antiaéreas de 20 mm. y un cañón antiaéreo de 37 mm, eliminando el cañón que anteriormente portaban y organizaron patrullas de aviones de caza de gran radio de acción. A partir de junio de 1942, el ―Coastal Command‖ jugaría un papel principal en la derrota de los ―U-Boote‖. Hasta el mes de mayo de 1942, el ―Coastal Command‖ sólo había hundido nueve submarinos, mientras que desde junio de 1942 hasta el final de la guerra hundiría a más de doscientos. La guerra de los radares continuaba también con ventaja para los Aliados. En septiembre de 1942, los alemanes lograron construir un detector de emisiones de radar, el ―Matox‖, llamado también ―Cruz de Vizcaya‖ por su forma y porque había sido ideado para conseguir cruzar el golfo de Vizcaya, permitiendo a los ―U-Boote‖ descubrir la aproximación de un cazador con tiempo suficiente para escapar en inmersión, pero en noviembre, los progresos de la técnica consintieron a los Aliados pasar del radar de ondas métricas al radar de ondas

centimétricas, al que el aparato alemán no podía detectar, y durante largo tiempo los alemanes se adormecieron en una seguridad engañosa; por fin comprendieron que su aparato había sido superado, pero hasta la primavera de 1943 los submarinos alemanes que atravesaban el Golfo de Vizcaya fueron sorprendidos con frecuencia. En octubre, el Almirantazgo decidió la transformación de seis barcos de carga de grano, en portaaviones, los llamados M.A.C. (Merchant Aircraft Carrier); seis petroleros también fueron reformados, instalándoles una cubierta de vuelo; estas cubiertas eran reducidas, tenían aproximadamente 130 metros de largo y 20 metros de ancho, y sólo podían ser utilizados por los viejos aviones biplanos ―Swordfish‖. Los barcos continuaban siendo tripulados por las dotaciones de la Marina mercante; únicamente el personal de vuelo era militar. En total, en el transcurso de la guerra fueron puestos en servicio 15 de estos barcos, y todos operaron en el Atlántico; pero los primeros no estarían listos hasta el verano de 1943. A consecuencia del desembarco en África del Norte, Dönitz había enviado a una gran parte de sus submarinos contra las líneas de comunicación del Cuerpo Expedicionario, en el Atlántico, al mismo tiempo que los submarinos italianos y los ―UBoote‖ disponibles en el Mediterráneo se lanzaban hacia las costas de Argelia y de Marruecos. Dönitz conservaba todavía unos 70 submarinos para el ataque de los convoyes de América del Norte a Inglaterra, convoyes cuyas escoltas eran muy reducidas a causa de las exigencias de la operación ―Torch‖. Noviembre de 1942 fué el peor mes de toda la guerra para la navegación Aliada. Fueron hundidos 134 barcos con 800.000 toneladas, de los cuales, 117 con 700.000 lo fueron por submarinos, con sólo la pérdida de 15 de ellos. Las elevadas pérdidas eran debidas, principalmente al aumento del número de submarinos; sin embargo, su rendimiento unitario no había aumentado, sino que, por el contrario era 4 ó 5 veces menor que en 1940.


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TERCERA FASE

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n la Conferencia de Casablanca, celebrada en enero de 1943 por los jefes Aliados, se había decidido que en el orden de preferencia de los objetivos a alcanzar, la victoria sobre los submarinos pasaba a ser de urgencia primaria. Roosevelt, Churchill y los jefes de Estado Mayor pensaban que todas las demás empresas debían ser supeditadas a esta victoria. Decidieron el empleo intenso de aviones de gran radio de acción y de portaaviones en el ataque aéreo de las bases alemanas de submarinos, el refuerzo de los campos de minas ante dichas bases, el aumento del número de los grupos de apoyo y el desarrollo de la investigación científica orientada hacia su destrucción. Una de estas medidas fue decepcionante: aunque durante la guerra el bombardeo de los astilleros de construcción de los U-Boote dió buenos resultados, el ataque aéreo de las grandes bases de submarinos en Francia fue ineficaz. Los alemanes habían construido refugios que protegían no solamente a los submarinos, sino también a los talleres de reparación. Estos ataques fueron efectuados principalmente bajo la presión del Almirantazgo y en contra de los consejos del Mariscal del Aire, Harris, jefe del bombardeo estratégico británico, que juzgó con mucha severidad aquel derroche de la Aviación. La Conferencia de Casablanca condujo a una redistribución de las fuerzas aéreas Aliadas. El aumento de los medios y la mejora de los métodos les permitieron finalmente tapar el ―agujero del Atlántico‖ por medio de aviones de gran radio de acción de la R.A.F., de la ―Royal Canadian Air Force‖ y de la ―American Air Force‖ utilizando las bases de Inglaterra, de Islandia, de Terranova y de los Estados Unidos. La protección de los convoyes en el ―agujero del Atlántico‖ sería completada con portaaviones de escolta, que entraron en servicio en el Atlántico Norte. Pero, para entonces, los británicos habían conseguido descifrar el código por el cual Dönitz y

sus hombres en los submarinos se comunicaban; en poco tiempo, la libre transmisión de mensajes de radio, tan vital para la coordinación de los ataques en grupo, iba a representar su destrucción. Y además, toda la potencia del poder americano empezaba a sentirse. Finalmente, la pericia británica y americana se habían combinado para producir algunos artilugios extraordinarios que harían que fuera posible cazar y destruir a los alemanes en los rincones más alejados del mar. En la guerra tecnológica, los Aliados estaban empezando a llevar una considerable ventaja; las construcciones navales, tanto mercantes como de barcos de escolta, se disparaban a un ritmo frenético por parte de los astilleros americanos y los aviones, dotados de radar, se convirtieron en el principal y letal enemigo de los submarinos. En conjunto, el aumento de mano de obra y de material, la tecnología avanzada y, por encima de todo, el heroico trabajo en equipo de las fuerzas antisubmarinas Aliadas iba a cambiar el rumbo de la guerra. Quizá el mayor golpe de todos en la nueva contraofensiva Aliada, sin el cual los hombres, las armas, los aviones, los barcos y los aparatos no podrían haber sido tan efectivos, fue descifrar el código; fue un triunfo de primera magnitud del Servicio de Inteligencia. Ese triunfo colgaba de una caja de madera no más grande que una maleta... una caja misteriosa con una historia complicada y diversa.


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ENIGMA

E

fectivamente, fueron varios factores los que finalmente ayudaron a cambiar las tornas frente a la amenaza de los submarinos alemanes; pero hubo otra arma, cuyos secretos no han sido revelados hasta bastante después de finalizado el conflicto, que en último análisis tuvo un papel decisivo. Fue el ―Ultra‖, el nombre dado al sistema mediante el cuál los Aliados consiguieron a lo largo de la mayor parte de la guerra descifrar los códigos militares alemanes. A partir de una patente holandesa, el Servicio de Información alemán creó la máquina de codificación más avanzada hasta la llegada del computador, capaz de establecer una gran variedad de ajustes (dos veces diez, hasta la potencia ciento cuarenta y cinco), cada uno de los cuales podía contener una clave diferente. Ya por el año 1926 los ingenieros alemanes habían inventado una máquina eléctrica para codificar mensajes. El artilugio, sencillo de operar pero complejo en su rendimiento, a todos los efectos era una máquina de escribir equipada con un juego de tres ruedas internas que rotaban cuando se las activaba con impulsos eléctricos transmitidos por las teclas de escribir. Cada rueda tenía 26 puntos de contacto diferentes, uno para cada letra del alfabeto, pero distribuidos en una secuencia desordenada. Dependiendo de cómo se colocaran las ruedas, el golpe de una letra marcada haría que la primera rueda se ocupara con otra letra especificada; a su vez, esa rueda activaría las otras dos ruedas, que al final iluminarían otra letra sobre un tablero delante de los ojos del operador. Mientras éste tecleaba el mensaje, iba registrando las letras que aparecían en el tablero; éstas constituían el código, que luego se podían enviar en morse a un receptor en algún punto distante. Allí, alguien con una máquina equivalente y un libro de códigos sobre las posiciones de las ruedas realizaría el proceso a la inversa para descifrar el mensaje. Por buenos y suficientes motivos, los alemanes llamaban a ese dispositivo, ―Enigma‖.

Las tres ruedas secuenciales de ―Enigma‖, cada una de las cuales tenía su propio juego desordenado de letras, eran intercambiables. Como cada rueda disponía de 403 x 1024 conexiones diferentes, y como existían seis posibles combinaciones de secuencia de las tres ruedas, las diversas distribuciones hacían que fuera posible un número abrumador de posiciones para la máquina. A medida que ―Enigma‖ evolucionó en la década de 1930, la máquina dispuso de ruedas suplementarias; con cinco de éstas, el número de distribuciones posibles para la rueda saltó de seis a 336, y el número de posiciones se incrementó en consecuencia. Otro refinamiento tuvo lugar más adelante (no se sabe cuándo con exactitud) con la introducción de clavijas similares al cuadro de la centralita de un operador de teléfono; al aumentar el número de circuitos eléctricos, estos aparatos incrementaron aún más el número posible de posiciones. (La característica de las clavijas proporcionó una


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medida adicional de seguridad, ya que era independiente de la operación mecánica del resto de la máquina.) En su forma final, que alcanzó durante la guerra, la máquina Enigma tenía un total de tres ruedas, cinco suplementarias y 10 clavijas diferentes, y un número astronómico de combinaciones. Pronto se hizo evidente para los miembros del Servicio de Inteligencia Naval británico que el único modo de resolver el misterio de ―Hidra‖, nombre dado por los alemanes al código, era adquirir una máquina ―Enigma‖ nueva, completa, con las posiciones actuales y todos los libros secretos del código ―Hidra‖ y otros documentos relevantes. Los capitanes de los buques de guerra de la Royal Navy recibieron órdenes de aprovechar cualquier oportunidad para capturar navíos germanos con su equipo de radio señales intactos. Suerte e Inteligencia Una ballenera está siendo arriada del destructor británico ―Bulldog‖ para llevar a un grupo de abordaje al mutilado U-110 el 9 de mayo de 1941, en las afueras de la costa de Groenlandia. El comandante del submarino no logró destruir su máquina ―Enigma‖ y sus libros de códigos. Capturados por los británicos, éstos contribuyeron a uno de los más importantes éxitos del Servicio de Inteligencia en la Segunda Guerra Mundial. Los británicos llevaban en posesión de la máquina nueve meses cuando de pronto pareció que ya no funcionaba más; las transmisiones empezaron a ser el mismo galimatías de antes. Resultó que el motivo se debió a que el 1 de febrero de 1942 la Armada alemana adquirió un nuevo modelo de máquina ―Enigma‖, y en el proceso, Dönitz sustituyó el código ―Hidra‖ por uno nuevo llamado ―Tritón‖. Se trabajó casi un año antes de poder descifrar el código ―Tritón‖ -nunca se ha revelado con exactitud cómo se consiguió-, y en ese fatal intervalo las pérdidas de barcos Aliados se dispararon de manera catastrófica.

Durante el primer cuarto de 1942, antes de que el cambio de código fuera completo, las pérdidas Aliadas llegaron a las 800.000 toneladas. En el cuarto siguiente, éstas casi se duplicaron, alcanzando las 1.400.000 toneladas. Y no dejaron de subir el resto del año. A fines de 1942, cuando de nuevo fueron capaces de seguir las conversaciones de los submarinos, los Aliados tenían la fuerza agrupada más hombres y más y mejor material- para atacar a los submarinos alemanes. Aproximadamente por esa época el Mando Costero británico empezó a recibir ―Liberators‖ hechos en América que habían sido modificados para volar a distancias de hasta 800 millas -lo que les permitía penetrar hasta el centro de la franja del Atlántico, donde con anterioridad los submarinos habían prosperado con impunidad de los ataques aéreos- e iban equipados con nuevos radares de 10 centímetros con un haz capaz de detectar objetos pequeños en la superficie del océano. Además, la Marina de los Estados Unidos por ese entonces disponía de su propia Sala de Seguimiento de Submarinos, informada por el sistema de desciframiento ―Ultra‖. Pero aún había problemas esporádicos que se tenían que solucionar. En marzo de 1943, los submarinos cambiaron a un modelo de máquina todavía más nueva, la ―Enigma M4‖, con cuatro rotores en vez de tres. Durante unos pocos y cruciales días, mientras los convoyes caían en la trampa de la ―manada de lobos‖, la visión de los Aliados se nubló por las complicaciones de decodificación resultantes del cambio. Pero gracias a un inteligente trabajo de criptoanálisis, se descifraron los nuevos códigos M4 en menos de quince días. Los resultados fueron casi inmediatos. Los submarinos prácticamente no consiguieron nada en abril y mayo; con los analistas de nuevo en el rastro, llegaría a ser conocido para los alemanes como ―el mes de los submarinos perdidos‖. Pasando a ciegas de efectos conocidos a causas desconocidas, Dönitz y sus expertos especularon sin éxito sobre cuáles podían ser esos aparatos de detección de los Aliados. ¿Acaso el enemigo


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recogía alguna especie de rayo emitido por el submarino: infrarrojo, de calor, electrónico de diversos tipos? Hasta las sugerencias más extravagantes se tomaron en consideración. Al final, el Cuartel General de los submarinos atribuyó las pérdidas al radar... y quedó tan convencido de que había arribado a la respuesta correcta que descartó todas las otras posibilidades. Cuando llegó a mencionarse la sospecha de que los Aliados podrían estar leyendo el tráfico de radio de sus naves -como inevitablemente sucedía-, los expertos de Dönitz desdeñaron la idea. Por ello, el código ―Tritón‖ de los submarinos no se modificó; los británicos y los americanos prosiguieron leyendo las transmisiones alemanas, y se hundieron más submarinos. Finalmente, el 24 de mayo de 1943, tras perder 8 naves de 33 enviadas contra dos convoyes, sin que se disparara ni un solo torpedo, Dönitz transmitió un mensaje trascendental a todos los submarinos: debían retirarse de las rutas de convoyes del Atlántico Norte hacia unas posiciones más seguras al Sur. Ese súbito movimiento pretendía ser una retirada táctica para dar tiempo a que se encontraran armas nuevas y defensas mejores. De hecho, significó que después de 45 meses de estar por delante en la guerra de los submarinos, Alemania perdía su poder en el mar.

Los “Liberty” Una de las razones por las que los A2liados consiguieron ganar la Batalla del Atlántico fue que los Estados Unidos podían construir barcos más rápido de lo que los alemanes podían hundirlos. En 1939-1940 sólo se construyeron en los Estados Unidos 102 barcos de alta mar. Pero en septiembre de 1941, la nación se lanzó a un programa de choque, y reunió todas sus habilidades industriales para producir un formidable barco llamado ―Liberty‖. En todos los astilleros del país, 1,5 millones de trabajadores aprendieron a remachar y soldar componentes prefabricados. El barco de 135 metros que construían -trabajando sin interrupción y al coste sorprendentemente bajo de dos millones de dólares por casco- podía recorrer 17.000 millas a una velocidad de 11 nudos, utilizando motores de vapor de un modelo antiguo. No era hermoso ni rápido, pero sus líneas rectas y planas lo hacían sencillo y fácil de construir, y podía llevar 10.800 toneladas de la tan necesitada carga. Esos cargueros toscos de 7.200 toneladas -por lo demás conocidos como barcos ―Liberty‖demostraron ser la respuesta a los submarinos de Alemania. Producidos en masa en astilleros americanos, a mayor velocidad que lo que podían hundirlos los submarinos, transportaron más de 100 millones de toneladas de material de guerra a los Aliados.


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El primer barco ―Liberty‖ construido en Estados Unidos, basado en un prototipo británico de manga ancha de 1939 y bautizado ―Patrick Henry‖, bajó por las rampas del astillero de Baltimore en septiembre de 1941. A finales de 1942 se habían completado 646 cargueros, 597 de ellos ―Liberty‖, y las botaduras superaron por primera vez los hundimientos en el Atlántico. Por cada barco hundido, 4 fabricados; en 1943 eran botados 140 ―Libertys‖ cada mes. La media de montaje de los navíos, compuesto cada uno de 30.000 piezas, quedó reducida de 244 días en 1941 a unos increíbles 42 días en 1944. En un momento dado se botaron cuatro barcos diarios en todo el país. En total se construyeron 2.710 barcos ―Liberty‖. El genio detrás de este milagro de fabricación fué Henry J. Kaiser, un contratista californiano de 61 años, que había completado las gigantescas presas de Boulder. Bonneville y Grand Coulee antes del plazo prefijado, quien alcanzó el potencial completo del simple y tosco diseño al aplicar a la antigua industria naviera las técnicas de la línea de montaje de los automóviles. Al principio sabía tan poco de barcos que aludía a la proa y a la popa como partes frontal y trasera.

Pero sí comprendía las técnicas de diseñar máquinas con piezas por completo intercambiables, de prefabricar y almacenar esas piezas, y de unirlas sin desperdiciar esfuerzos. Y no perdió tiempo en garantizarse un contrato del gobierno para producir barcos ―Liberty‖. Al poco tiempo los astilleros de Estados Unidos producían barcos ―Liberty‖ como si fueran automóviles de Detroit. El secreto de la construcción rápida de un buque, se dió cuenta Kaiser, era construir lo máximo posible en tierra. Los componentes eran ensamblados por todo el país. Los camiones lo, trasladaban luego a los astilleros, donde eran almacenados en un ―sistema de archivo‖ a lo largo del lugar donde se construían los cascos. Cuando un casco estaba listo, las grúas alzaban mamparos, depósitos de combustible, cubiertas y superestructuras y los colocaban en su lugar. Una vez botados los cascos, los remolcadores los conducían a las áreas de acabado, donde se instalaban los motores y todo el equipo que un barco necesitaría en el mar. En la cúspide del esfuerzo de guerra, los trabajadores construían un barco en 80 horas y 30 minutos.


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CUARTA FASE

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ayo de 1943 se considera como una fecha crucial en la Batalla del Atlántico, a partir de la cuál el arma submarina alemana no puso ya en peligro la victoria Aliada. Sin embargo, Dönitz no se desanimaba. Los alemanes fundaban esperanzas grandes en una nueva arma que acababan de perfeccionar: era el famoso torpedo acústico. Lanzado en la dirección del objetivo, se dirigía por sí mismo sobre él cuando estaba próximo, atraído por el ruido de las hélices. Así, pues, el ingenio corregía automáticamente los errores de lanzamiento y paliaba las evasiones del objetivo. Cada ―U-Boot‖ poseía tres o cuatro de estos torpedos, que estaban destinados a los buques de escolta; los torpedos ordinarios estaban, en principio, reservados a los mercantes, los acústicos se revelaron eficaces, pero no decisivos. Los Aliados encontraron el antídoto: un aparato productor de ruidos, remolcado, llamado ―Foxer‖, hacia el cuál se dirigía el torpedo, no alcanzando al

barco remolcador. La lucha de astucia técnica se renovaba sin descanso, pero los golpes recibidos por los alemanes eran más graves que los que ellos asestaban. Durante los terribles meses de muerte que le quedaban a los submarinos, sus operaciones se sustentaron por la devoción de sus capitanes y el extraordinario espíritu de sus tripulaciones. También por el hecho de que por entonces muchos de sus hombres tenían muy poco por lo que vivir. Esa fé ayudó mucho a mantener la moral. Pero no pudo repeler las fuerzas combinadas que asolaron a los submarinos tras su retirada de las rutas de convoyes del Atlántico Norte. Los Aliados habían dividido sus escenarios de responsabilidad, y durante el verano de 1943 el grueso de la campaña contra los submarinos en todo el Atlántico Sur recayó en los americanos Expandidas, mejoradas y reorganizadas desde las humillantes derrotas sufridas el año anterior en sus propias aguas, las fuerzas antisubmarinos de la recién formada Décima Flota de Estados Unidos se


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cobró un precio salvaje sobre las naves que entonces intentaban reagruparse al oeste de las Azores. Dönitz no había sabido prever el potencial de los portaaviones como escoltas de convoyes. Los portaaviones que iban como escoltas ya llenaban la franja central del Atlántico que los aviones con bases en tierra no habían podido cubrir. Los ―Wildcats‖ y ―Avengers‖ transportados por esos navíos, que seguían el rastro de los submarinos gracias a la información que ―Ultra‖ suministraba a la Sala de Seguimiento de Submarinos americana, los atacaban con bombas, cargas de profundidad, torpedos v fuego de cañón. De los 489 submarinos hundidos en el mar desde enero de 1943 en adelante, 93 fueron víctima de las fuerzas de los Estados Unidos con la ayuda directa o indirecta de ―Ultra‖. El ataque americano fue tan feroz que a Dönitz le resultó prohibitivo formar grupos de naves y a cambio se vio obligado a darles asignaciones individualmente. La época de las ―manadas de lobos‖ se había terminado. Aun así, quedaban dos puntos vitales donde las fuerzas Aliadas podían encontrar submarinos en masa. Uno estaba en las proximidades de los submarinos cisterna, las ―vacas lecheras‖ alrededor de las cuales las naves tenían que agruparse para recibir el necesario combustible durante sus largas patrullas en el Atlántico Sur. En octubre de 1943 la Marina de Estados Unidos había destrozado prácticamente toda la flota de submarinos cisterna, con lo cual redujo de forma drástica el área de operaciones de las naves de ataque.

La otra zona crítica era el golfo de Vizcaya, que todos los submarinos tenían que cruzar con el fin de ganar acceso a sus bases francesas. En cuanto éstos se retiraron del Atlántico Norte, grandes fuerzas británicas antisubmarinas se precipitaron a concentrar sus esfuerzos en las rutas de los submarinos por el golfo. La destrucción allí alcanzó su apogeo el 18 de julio de 1943. A comienzos de agosto totalizaban 41. Por ese entonces el Mando de Submarinos ya no sabía qué hacer. ―La inmersión significa la muerte‖, reprendió Dönitz a sus comandantes, razonando que la velocidad de un avión de ataque garantizaba que sería capaz de arrojar una o dos bombas sobre un submarino en inmersión antes de que éste pudiera alcanzar la suficiente profundidad de escape. Era mejor quedarse en la superficie y luchar. Los submarinos empezaron a cruzar el golfo en grupos, con la esperanza de que la potencia de fuego combinada de sus cañones antiaéreos fuera suficiente para repeler los aviones. Cuando esa táctica fracasó, se les dijo que entraran sumergidos por las aguas interiores de la costa de España. Pero incluso para las naves que lograron esquivar a los cazadores Aliados cerca de sus bases, no hubo respiro. Tan lejos como en la desembocadura del Amazonas, un capitán, desde el U-4661 radió lo que iba a convertirse en un lamento demasiado familiar: ―patrulla aérea, como en el golfo de Vizcaya. Radar día y noche‖. En total, durante 1943 se hundieron 237 submarinos.


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EL “SCHNORCHEL”

L

os alemanes habían intentado todo para disminuir la eficacia de los radares. Fondeaban boyas que producían ecos análogos a los de los cascos de los submarinos. Emplearon forros para el revestimiento de las superestructuras, con el fin de absorber las emisiones de los radares y disminuir así en fuertes proporciones el peligro. Pero estos no eran más que paliativos. No se había encontrado la solución del submarino imperceptible al radar. El mejor medio era el permanecer siempre en inmersión. En inmersión se corría el peligro del ―Asdic‖, ó ―Sonar‖ de los barcos de superficie, pero se eliminaba al del avión. Los submarinos existentes hasta entonces, obligados a salir a superficie frecuentemente para recargar sus acumuladores o para navegar con los Diesel, no eran, de hecho, otra cosa que barcos de superficie que poseían la facultad de sumergirse, o sea, simples sumergibles. Los alemanes buscaban la solución de lo que ellos llamaban el ―submarino puro‖. A pesar de los desastres que le acaecieron a la flota aquel año, Dönitz tenía esperanzas de resucitar la potencia del submarino. Ya era evidente que el único modo en que podría escapar de un ataque aéreo era operar sumergido durante prolongados períodos de tiempo. Y en enero de 1944 los alemanes al fin dispusieron de un medio para lograr ese propósito: pusieron en operación lo que quizá fuera la más importante de las muchas modificaciones de sus submarinos: el schnorchel. El aparato que permitió a los submarinos recibir aire fresco mientras estaban bajo el agua no fue un invento alemán, ni siquiera una idea nueva. Ya por 1897 un primitivo submarino americano, el ―Holland‖, tenía encendido su motor de combustión interna bajo el agua, gracias a que recibía aire a través de una manguera; sin embargo, la movilidad de la nave quedaba seriamente limitada, ya que el extremo abierto de la manguera se mantenía sobre la superficie del agua por medio de un flotador.

En la década de 1930 la Armada alemana experimentó con tubos de ventilación que se podían cerrar cuando Ios hombres quisieran apagar Ios motores diesel y sumergirse a mayor profundidad. Cuando los alemanes conquistaron Holanda descubrieron los schnorchel holandeses, y en 1943 —azuzados por la situación cada vez peor que vivían en el mar— comenzaron a producir aparatos similares. En aguas patrulladas por cazasubmarinos Aliados, una nave equipada con un schnorchel tenía una mejor posibilidad de supervivencia. Un submarino podía navegar a una profundidad de 60 metros durante el día para evitar ser detectado. Cuando caía la noche, podía elevarse justo por debajo del nivel de la superficie y extender el schnorchel.-un modelo retráctil en los submarinos estándar Tipo VII y un modelo telescópico en el nuevo Tipo XXI. Un tubo largo, como un gran periscopio, que aspiraba aire de la superficie y así capacitaba a la nave a funcionar con los motores diesel a profundidad de periscopio, unos 13 metros bajo el agua, y a recargar sus baterías mientras permanecía sumergido. Por el interior de este tubo pasaban dos tuberías, destinadas una al aire fresco necesario para el funcionamiento de los Diesel y para la vida a bordo, y la otra a evacuar los gases de escape de los motores y el aire viciado del interior. Los submarinos provistos con este dispositivo podían, pues, permanecer indefinidamente en inmersión y escapar, en principio, a la detección por radar a causa de las pequeñas dimensiones de la manguera. Un submarino equipado con un schnorchel no necesitaba nunca emerger a la superficie en el mar; uno, en patrulla, permaneció sumergido durante 69 días. Así como pocos capitanes mantenían sus naves tanto tiempo bajo el agua, todos los que tenían los aprovecharon al máximo. El schnorchel presentaba, sin embargo, inconvenientes. Con buen tiempo era detectable por los radares, a pesar de que la cabeza del schnorchel estuviese revestida con un producto antirradar; con la mar en calma producía una estela visible.


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Con mar gruesa, el mantenimiento de la cota de inmersión de forma que permitiese utilizar el schnorchel era difícil. Para evitar la entrada de agua, el extremo superior de la manguera iba provisto de una válvula automática que se cerraba cuando era cubierta por la mar, o cuando la inmersión, mal mantenida, aumentaba; el cierre brusco de la válvula provocaba entonces en el interior del submarino brutales diferencias de presión, extremadamente penosas para la dotación. El humo que salía por la tubería de escape producía a menudo una tenue nube azulada, perceptible para observadores advertidos. Con mucho adiestramiento y habilidad, las dotaciones conseguían, no obstante, reducir el penacho de humo, mantener bien la profundidad de inmersión y maniobrar los Diesel de manera que se atenuasen el sobre-presión interno. Pero había un inconveniente más grave. El schnorchel no permitía a los submarinos rebasar bajo el agua la velocidad práctica de seis nudos, a causa de las reducidas dimensiones de la manguera. Aunque significaba un progreso enorme en comparación con la navegación por acumuladores, la flota submarina perdía así el beneficio que le daban las grandes velocidades en superficie.

Ya no era posible, si se navegaba con schnorchel o con los acumuladores, en inmersión, desplazarse rápidamente y proceder a las grandes operaciones de concentración. El aparato no daba, pues, a los ―U-Boote‖, la libertad de maniobra que había permitido los éxitos de la ―Rudeltaktik‖ y que el progreso de la aviación Aliada y el radar les habían hecho perder. Además, el schnorchel sólo era utilizable a poca profundidad de inmersión. Cuando el submarino se sumergía profundamente, tenía que utilizar los motores eléctricos y los acumuladores, con su servidumbre de poco radio de acción. El schnorchel, por lo visto, estaba muy lejos de proporcionar la solución del submarino puro. La producción de este aparato y su instalación en naves existentes se convirtió en la máxima prioridad de la Armada. Pero el proceso resultó muy lento, y de los 61 submarinos reunidos en las bases de Vizcaya a comienzos de junio de 1944, menos de la mitad llevaban schnorchel. Por ese entonces los Aliados estaban preparados para lanzar una enorme invasión a la costa de Normandía. Y el 6 de junio, en el día ―D‖, cuando éste tuvo lugar, ni un solo submarino se acercó lo suficiente como para lanzar un torpedo contra la flota de invasión.


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DEFENSA A ULTRANZA

L

a ofensiva submarina alemana contra las fuerzas de desembarco Aliadas constituyó un fracaso casi total en junio de 1944, y en el transcurso de ese mes la guerra contra los barcos mercantes dio pocos resultados; se perdieron 24 ―UBoote‖, y las pérdidas Aliadas en el conjunto de todos los mares se elevaron a 11 barcos con un desplazamiento total de 58.000 toneladas. En la zona de invasión sólo fueron destruidos cinco barcos mercantes. En julio, los alemanes perdieron 16 submarinos; los Aliados, 12 barcos mercantes con 63.000 toneladas. Algunos barcos fueron hundidos en el Océano Indico. En el curso de los seis primeros meses de 1944, desaparecieron 122 ―U-Boote‖. Para ese entonces la potencia operativa de los Aliados era abrumadora; a un gran convoy, se le podía asignar hasta centenares de barcos de escolta y, al acercarse a las costas inglesas, se les unían otros tantos. Por los océanos navegaban formaciones de submarinos británicos, denominados ―KillerGroups‖ (Grupos Asesinos) y otros americanos, llamados ―Hunter-Groups‖ (Grupos Cazadores), en coordinación con aviones; de éstos, sólo el ―Coastal Command‖ (Comando Costero), británico, tenía 1.500 aviones dedicados a la caza sistemática de los submarinos alemanes. La esperanza no había abandonado aún a Dönitz. Tenía en reserva nuevas armas; torpedos especiales que permitían lanzamientos a grandes distancias y seguían rutas predeterminadas, calculadas para tener el mayor número de probabilidades de alcanzar a un barco, aún lanzándolos sólo en la dirección de un convoy, y el desarrollo de un torpedo cohete, el ―Ursel‖, que era lanzado desde un profundidad de 50 metros. Desde febrero de 1944, los alemanes habían abandonado la colocación de quillas de submarinos del tipo clásico y se limitaban, aparte de los submarinos de bolsillo, a dos tipos de gran velocidad en inmersión: el XXIII, de 300 toneladas,

y el XXI, de 1.600 toneladas, este último de gran autonomía. Todos estos submarinos se construían aplicando métodos de prefabricación y eran montados en pocas semanas en los astilleros de Hamburgo, el más importante, y en los de Bremen y de Dantzig. Los alemanes preveían la entrada en servicio de 350 submarinos tipo XXI y XXIII en 1945; pero, a pesar de todas las medidas adoptadas para acelerar la construcción, no lo lograron Los duros ataques aéreos de los Aliados devastaron las redes de comunicación y producción de Alemania, cortando los canales por los que las partes prefabricadas de los submarinos eran transportadas, lo cuál retrasó su entrega al Arma Submarina. En agosto de 1944 la ―U-Bootwaffe‖ (Arma Submarina) comenzó a evacuar las bases de Brest, Lorient y Saint Nazaire, que estaban muy amenazadas. Algunos submarinos se retiraron hacia La Pallice y Burdeos, pero La Rochelle sería ocupada por los Aliados el 13 de septiembre. La masa de los U-Boote se fue a Noruega. El abandono de la guerra por parte de Finlandia trajo consigo el que en septiembre del mismo año los alemanes tuviesen que renunciar al bloqueo de la flota soviética en el puerto báltico de Kronstadt. Numerosos submarinos de bolsillo tipo ―Seehund‖ entraron en servicio, tripulados exclusivamente por voluntarios. Estos ingenios se adaptaban bien para golpes de mano excepcionales contra puertos, a condición de ser remolcados hasta cerca de la entrada. Pero para la mar eran demasiado pequeños y pocos marineros. Sus resultados serían de poca consideración y desproporcionados a las esperanzas puestas en ellos. En la Navidad de 1944 los astilleros germanos habían logrado producir 90 de los grandes y estilizados Tipo XXI, y 31 de los más pequeños Tipo XXIII, que sólo llevaban dos torpedos. Luego la Armada se enfrentó a otro revés: era difícil volver a entrenar a las tripulaciones para esos submarinos especializados de alta velocidad en las aguas atestadas de minas del Báltico.


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El primer submarino Tipo XXIII no salió a operaciones de combate hasta el 29 de enero de 1945. No tardó en tener éxito en hundir un barco mercante en las afueras de la costa nordeste de Inglaterra, y durante febrero y marzo otros cinco Tipo XXIII fueron responsables de la pérdida de seis navíos enemigos, aportándole a Alemania su primer rayo de esperanza en muchos meses. Un tipo XXI era casi el doble de grande que el viejo Tipo VIIC; con motor eléctrico, completamente silencioso; tenía un casco hidrodinámico, alojamientos amplios y un congelador para almacenar comida. Los seis tubos lanzatorpedos se podían recargar automáticamente en apenas 12 minutos con el simple proceso de apretar un botón (recargar los tubos en otras naves requería de 10 a 20 minutos por cada tubo), y en 20 minutos se podían disparar hasta 18 torpedos desde una profundidad de 50 m. Los hidrófonos eran capaces de detectar un barco a una distancia de 50 millas. Podía sumergirse hasta los 200 m., unos 20 más que los viejos submarinos, y alcanzaba una velocidad bajo el agua de 16 nudos y medio, más del doble que sus predecesores. Más interesantes eran los ―U-Boote‖ del tipo llamado ―Walter‖, nombre de su inventor. Estaban provistos de una turbina que utilizaba como combustible el oxígeno obtenido por la descomposición del peróxido de hidrógeno. Con la turbina, los ―Walter‖ podían sostener, durante algunas horas, una velocidad de 20 a 25 nudos; a 15 nudos podían recorrer aproximadamente unas 200 millas. La turbina, en general, se añadía a los motores eléctricos y a los Diesel. Proporcionaba a los submarinos una gran ventaja para el ataque y para la evasión, y era muy valiosa desde el punto de vista táctico. Pero el combustible empleado producía emanaciones tóxicas y la turbina no era económica a pequeñas velocidades y no permitía una marcha silenciosa. Para la autonomía era necesario volver a los acumuladores y a los Diesel y schnorchels, con sus ventajas e inconvenientes.

El submarino ―Walter‖ no permitía las combinaciones estratégicas; tal como era, no pasaba de ser un ingenio temible que, felizmente, quedó en un buque de pruebas. Los alemanes intentaron también obtener motores Diesel a circuito cerrado para la navegación en inmersión, solución que parece inferior a la de los ―Walter‖. En suma, si los alemanes se habían acercado al submarino puro, en cambio, no habían encontrado una solución perfecta antes de la terminación de las hostilidades. El submarino puro debe poseer una gran autonomía en inmersión y permitir al Comandante ser dueño de su velocidad y de la inmersión. El Fin Equipados con avanzados submarinos, armamentos mejorados y variedad de nuevos artilugios defensivos, los intrépidos lobos grises del Servicio de Submarinos de Alemania se preparaban para lanzar una nueva ofensiva contra los invasores aliados la primavera de 1945... justo cuando el resto del Tercer Reich se colapsó a su alrededor. El 30 de abril de 1945, Adolf Hitler se suicidó, habiendo nombrado como sucesor nada menos que al Comandante del arma de submarinos y Comandante en Jefe de la Armada, el Gran Almirante Karl Dönitz.


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El 4 de mayo de 1945 el gran almirante Dönitz, ordenó detener la guerra submarina, al tiempo que acordaba con los ingleses una capitulación parcial en la zona del Noroeste. Dönitz envió una orden general a sus Comandantes para cesar en toda operación de guerra y regresar a sus bases. En el mar, los submarinos recibieron orden de salir a superficie, izar bandera negra de rendición, indicar claramente su situación y dirigirse a los puertos Aliados designados. Cuarenta y cinco submarinos se hallaban en el mar cuando el almirante Karl Dönitz transmite la orden de cese el fuego. Dos días más tarde el submarino U-2.336, del tipo XXIII, torpedeó dos cargueros, los últimos mercantes de una larga serie de 2.882, con un total de 14.500.000 toneladas, que los alemanes enviaron al fondo del mar durante la segunda Guerra Mundial. El 8 de mayo el Almirantazgo británico ordenó que todos los submarinos alemanes que se encontrasen aún en alta mar, emergiesen, diesen su posición y se dirigieran a puertos ingleses. El 9 de mayo de 1945, a las 23,36, el U 2.336 recibía un lacónico comunicado: ―la guerra ha terminado‖. A regañadientes, uno tras otro durante las siguientes semanas, casi todas las naves acataron la orden; 23 entraron en puertos británicos, tres en Estados Unidos, cuatro en Canadá, dos en Argentina; dos fueron echados a pique por sus dotaciones en las afueras de Lisboa; uno encalló cerca de Holanda, los diez restantes en Noruega o en Kiel. Los submarinos que esperaban en bases del norte de Europa al finalizar la guerra-377 en totalrecibieron las órdenes de rendición por parte del Almirantazgo británico. Se les ordeno navegar en superficie a los fondeaderos británicos designados. Las obedecieron las tripulaciones de 156 naves. Los hombres fueron internados, y luego casi todos sus submarinos remolcados a 30 millas de Malin Head, República de Irlanda, y hundidos.

Pero las dotaciones de otros 221 submarinos decidieron de manera independiente desafiar el ritual del enemigo, por su derrota, y ellos mismos echaron sus naves a pique. Fueron capturados 824 submarinos de bolsillo: 200 ―Neger‖ de 5 toneladas; 200 ―Marder‖, también de 5 toneladas y 324 ―Seehund‖ de 6,5 toneladas. El precio de su lucha había sido terrible. De los 1.162 submarinos construidos entre 1939 y 1945, 784 se habían perdido, 632 hundidos en el mar. De los 40.000 tripulantes que sirvieron en submarinos, 28.000 habían muerto y de los 12.000 sobrevivientes, 5.000 fueron capturados; más, sin embargo, habían estado asombrosamente cerca de derrotar a Gran Bretaña y alterar el resultado de la guerra. Al final crearon una leyenda de potente fuerza casi sin rival en la historia de la guerra en el mar. Finalmente, sólo queda comentarles que en toda la guerra sólo consta la rendición de una unidad, el U-570, y el juicio y fusilamiento de un Teniente de Navío submarinista. La mínima excepción que confirma plenamente la magnífica regla de conducta del arma submarina alemana. En las dos guerras los submarinos hundieron casi 8.000 barcos mercantes y buques de guerra, con una pérdida de cientos de miles de vidas. Casi todas las acciones individuales en esta lucha brutal fueron a escala pequeña. No fue una gran batalla naval la que decidió el destino de la Marina de guerra alemana, sino la aplastante mayoría de las fuerzas marítimas y aéreas Aliadas. Desde hace ya mucho tiempo, los estrategas navales han sostenido que la guerra de corso está siempre condenada al fracaso, cualquiera que sea el medio de combate empleado, y que el único método para vencer en la mar es el de la destrucción de las fuerzas organizadas del enemigo. Esta teoría no es falsa, pero a veces es de difícil aplicación. No ha sido por aberración intelectual que los almirantes franceses de tiempos pretéritos, el alemán Scheer en 1917 y después, sus compatriotas Raeder y Dönitz en la última guerra, se hayan convertido en los apóstoles del corso; todo


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lo contrario, ha sido porque tenían sentido de la realidad. Juzgaban, con toda justicia, que sus naciones, en conflicto con poderosos ejércitos terrestres, no querrían o no podrían construir fuerzas navales suficientes para vencer, por el combate entre Escuadras, a la Flota británica. Al no disponer de fuerza, intentaron la astucia, y

el submarino dió a los alemanes un medio apto para el corso, en medida infinitamente superior a los corsarios del pasado. El submarino fué vencido en la batalla del Atlántico; no obstante, obligó a los Aliados a un esfuerzo tal que, si se considera el conjunto del conflicto, fue de un gran rendimiento para Alemania.


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ÍNDICE DE ILUSTRACIONES Tomo I Batalla de Jutlandia (31 de mayo a 1 de junio de 1916) ―Agamenón‖………………………………………………………………………………………………………. 4 ―Gloire‖.……………………………………………………………………………………………………........... 6 ―Warrior‖.……………………………………………………………………………………………………..........7 ―Dreadnought‖.…………………………………………………………………………………………………... 10 The ―Turtle‖.……………………………………………………………………………………………………... 14 El ―Hunley‖.……………………………………………………………………………………………………....15 El ―Íctineo II‖……………………………………………………………………………………………………..16 El ―Isaac Peral‖ – Minas…………………………………………………………………………………………. 17 Uno de los primeros portaaviones……………………………………………………………………………….. 19 Bases comerciales occidentales en el puerto de Cantón – También estaban situadas en el sistema fluvial chino……. 20 Derrota italiana en Adua (Etiopía)…………………………………………………………………………………….. 25 Presencia de los barcos de Su Majestad (Thalasocracia)…………………………………………….…………... 26 Indígenas bolivianos – Pozo de petrolífero en Maracaibo, Venezuela………………………………………….. 28 Un ―Quetzal‖ guatemalteco……………………………………………………………………………………… 29 Flota anglo-alemana en aguas venezolanas……………………………………………………………………… 32 Reunión de oficiales a bordo de unidad de la Marina japonesa…………………………………………………. 39 Marinos japoneses en la batalla naval de Tsushima…………………………………………………………… 42 Ballenero……………………………………………………………………………………………………......... 46 Buque rompehielos………………………………………………………………………………………………. 49 El multiétnico Imperio Austro-Húngaro…………………………………………………………………………. 54 Asesinato en Sarajevo……………………………………………………………………………………………. 56 Lo viejo y lo nuevo………………………………………………………………………………………………. 57 Toma del Palacio de Invierno……………………………………………………………………………………. 60 Lenin……………………………………………………………………………………………………………... 61 Lenin: el Soviet al Poder…………………………………………………………………………………………. 62 Tropas coloniales francesas……………………………………………………………………………………… 63 Nueva arma, los gases – Tanque inglés – Artillería pesada……………………………………………………. 64 Ametralladoras – Duelo aéreo…………………………………………………………………………………… 65 Guerra de trincheras……………………………………………………………………………………………… 66 Guerra de trincheras y lucha de posiciones……………………………………………………………………… 67 Avance de infantería italiana…………………………………………………………………………………….. 68 Batallón de Montaña alemán – Avance inglés……………………………………………………………………69 Avance estadounidense…………………………………………………………………………………………... 70 Firma de Aarmisticio…………………………………………………………………………………………… 71 Mussolini………………………………………………………………………………………………………… 74 ―Desolación‖……………………………………………………………………………………………………... 75 El primer Acorazado……………………………………………………………………………………………... 76 El ―Goeben‖ y el ―Breslau‖.……………………………………………………………………………………... 78 La Escuadra de Von Spee………………………………………………………………………………………... 81 Buque insignia alemán…………………………………………………………………………………………… 82


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Los acorazados Lord Nelson y Canopus………………………………………………………………………… 83 Desembarco en los Dardanelos…………………………………………………………………………………... 85 Buques insignia en Jutlandia……………………………………………………………………………………...87 El ―Emden‖……………………………………………………………………………………………………..... 89 El ―Seeadler‖……………………………………………………………………………………………………...91 Camuflaje de barcos corsarios…………………………………………………………………………………… 95 Un barco ―Q‖ dispara a un desprevenido submarino…………………………………………………………….. 96 Iberoamericana……………………………………………………………………………………………………97 El ―U-35‖.……………………………………………………………………………………………………..... 100 El ―Lusitania‖.…………………………………………………………………………………………………... 102 Saludo al camarada que regresa………………………………………………………………………………... 105 Submarinos……………………………………………………………………………………………………... 106 Bombardeando a un submarino………………………………………………………………………………….107 Ataque al puerto de Pola………………………………………………………………………………………... 108 Acorazado alemán hundido por su tripulación…………………………………………………………………. 111 Tomo II Dunkerque, una derrota que se convirtió en victoria (Portada) Mussolini………………………………………………………………………………………………………... 115 Zapadores del ejército italiano…………………………………………………………………………………. 116 Visión parcial de una concentración fascista…………………………………………………………………... 119 Hitler vendiendo su ―Mein Campf‖ (Mi Lucha) – Hitler ensayando..………………………………………… 120 Visión parcial de una concentración nazista…………………………………………………………………… 121 Los primeros destrozos – Avión de la ―Legión Cóndor‖ ataca posición republicana………………………….. 125 Las Banderas del Eje flamean en Japón………………………………………………………………………... 126 El Führer entra en Viena………………………………………………………………………………………... 127 Alemanes arrancan poste de línea fronteriza - ―Pacto de Amistad y No agresión‖ – La celebración…………. 128 Cartel de reclutamiento de la Marina militar alemana…………………………………………………………. 129 Un nuevo inicio………………………………………………………………………………………………… 131 Destrucción en Pearl Harbor……………………………………………………………………………………. 133 ―Los tres grandes‖………………………………………………………………………………………………. 134 Berlín es ocupado……………………………………………………………………………………………….. 135 Peñón de Gibraltar……………………………………………………………………………………………… 138 El Canal de Suez………………………………………………………………………………………………... 139 Crucero de batalla francés……………………………………………………………………………………… 140 Acorazado francés recibe impacto directo……………………………………………………………………... 142 Destructores italianos…………………………………………………………………………………………... 144 Ataque a Tarento……………………………………………………………………………………………….. 146 Acorazado italiano: fuego a discreción………………………………………………………………………… 147 ―Maiale‖: torpedo italiano………………………………………………………………………………………. 149 Navegación en inmersión………………………………………………………………………………………. 150 Pegado al periscopio…………………………………………………………………………………………… 159 Lanzamiento de un mina desde la popa de un buque…………………………………………………………... 161 El U-47……………………………………………………………………………………………………......... 162


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El ―Royal Oak‖…………………………………………………………………………………………………. 164 El ―Graf Spee‖………………………………………………………………………………………………….. 165 El CN Langsdorff y su tripulación……………………………………………………………………………... 167 El ―Graf Spee‖ arde antes de hundirse...……………………………………………………………………….. 168 Masas de soldados formando filas para intentar embarcar..…………………………………………………… 170 Nave destruida – Marineros aferrándose a una escala – Idas y venidas de naves al rescate…………………… 171 El ―Atlantis‖, buque corsario‖…………………………………………………………………………………. 173 Acorazado ―Bismarck‖…………………………………………………………………………………………. 177 Crucero de batalla ―Hood‖……………………………………………………………………………………... 178 El ―Hood‖ explota – Aterradora explosión de su polvorín…………………………………………………….. 179 El acorazado alemán es avistado……………………………………………………………………………….. 181 Ataque de aviones torpederos………………………………………………………………………………….. 182 El ―Bismarck‖ en su batalla decisiva…………………………………………………………………………... 183 Marineros alemanes supervivientes……………………………………………………………………………. 184 Esquema de convoy…………………………………………………………………………………………….. 185 Buque C.A.M. británico………………………………………………………………………………………... 186 Corbeta clase ―Flower‖ – U-Boote, tipo IXB………………………………………………………………….. 187 Barco tocado; estela de torpedo y un cisterna torpedeado……………………………………………………... 188 Barcos en convoy y realizando brusco viraje ante ataque submarino………………………………………….. 189 Lanzando cargas de profundidad……………………………………………………………………………….. 191 En convoy por el Atlántico Norte………………………………………………………………………………. 192 En la torreta, navegando en superficie…………………………………………………………………………. 193 Vista de Río de Janeiro…………………………………………………………………………………………. 195 Transatlánticos usados para transporte de tropas – El ―Queen Mary‖ abarrotado de soldados………………... 196 Blocao y obstáculos en las playas……………………………………………………………………………… 197 Los ―Ingenios‖ del General Hobarts…………………………………………………………………………… 203 Penetrando hacia el interior de Francia………………………………………………………………………… 205 Destructores americanos en préstamo………………………………………………………………………….. 210 Lanzamiento por popa de cargas submarinas………………………………………………………………….. 213 Mar embravecido……………………………………………………………………………………………….. 216 Torre de radar inglesa – Radar portátil alemán…………………………………………………………………. 217 Atrapado bajo el haz de un foco y una lluvia de fuego………………………………………………………… 218 Las ―vacas lecheras‖ …………………………………………………………………………………………… 222 Encuentro en el Atlántico Sur………………………………………………………………………………….. 223 La computadora que descifraba a ―Enigma‖ …………………………………………………………………... 227 Barcos ―Liberty‖ preparados para zarpar………………………………………………………………………. 229 Un ―Liberty‖.…………………………………………………………………………………………………… 230 Sometido al bombardeo aéreo…………………………………………………………………………………. 231 Ataque aéreo a un submarino que repostaba de una ―vaca lechera‖………………………………………….... 232 Submarino con ―Snorkel‖………………………………………………………………………………………. 234 U-Boote, tipo XXI – ―Walter‖………………………………………………………………………………...... 236 Nuevamente, el ocaso del arma submarina alemana…………………………………………………………….238 Un fumadero de opio y soldados, alemán e inglés (Primera Guerra Mundial) (Contraportada – Volumen III)


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ÍNDICE DE MAPAS Al asomar el siglo XX, reinaban todavía los colonialismos (Portada) Tomo I África: Itinerarios de las principales exploraciones……………………………………………………………… 23 Exploración desde los lagos africanos al Nilo…………………………………………………………………… 24 La expansión de la India británica (1785-1914)…………………………………………………………………. 27 La ―República Imperial‖ en 1900……………………………………………………………………………....... 30 Filipinas – Puerto Rico…………………………………………………………………………………………... 31 Intervenciones de EE.UU. en América Central…………………………………………………………………. 36 El cerco de Asia (1850-1914)……………………………………………………………………………………. 38 El Imperio Ruso (1800-1914)……………………………………………………………………………………. 39 Crucero de Rodjestvensky……………………………………………………………………………………….. 41 El final de la Escuadra de Rodjestvensky………………………………………………………………………... 43 Islas del Pacífico…………………………………………………………………………………………………. 45 La Conquista del Polo Norte (s. XIX-XX) – A la conquista del Polo Sur (s. XX)……………………………… 49 Europa al borde de la guerra……………………………………………………………………………………... 58 Primera Guerra Mundial: Operaciones………………………………………………………………………….. 63 Canal de la Mancha y Mar del Norte…………………………………………………………………………….. 77 Campos Aliados de minas………………………………………………………………………………………...80 Plano de batalla de las Malvinas…………………………………………………………………………………. 82 Los Dardanelos: defensas turcas…………………………………………………………………………………. 84 Plano de batalla de Dardanelos y Gallipoli……………………………………………………………………… 85 Plano de batalla de Jutlandia…………………………………………………………………………………….. 88 Crucero del ―Emden‖.……………………………………………………………………………………………. 90 Tomo II El reparto de África (1924) …………………………………………………………………………………… 113 La desintegración del Imperio Otomano……………………………………………………………………… 114 El Imperio italiano en los años veinte………………………………………………………………………….. 115 Abisinia…………………………………………………………………………………………………………. 116 La Commonwealth en 1931…………………………………………………………………………………….. 117 Guerra Civil española: el Alzamiento…………………………………………………………………………...122 Operaciones…………………………………………………………………………………………………….. 124 La ―guerra relámpago‖ en Europa……………………………………………………………………………… 132 El Mediterráneo………………………………………………………………………………………………… 136 El Mediterráneo: ruta de los convoyes…………………………………………………………………………. 137 Peñón de Gibraltar……………………………………………………………………………………………… 138 Puerto de Alejandría……………………………………………………………………………………………. 151 África en 1939………………………………………………………………………………………………….. 156 La ruta seguida por el U-47…………………………………………………………………………………….. 163 La ruta del ―Graf Spee‖………………………………………………………………………………………… 165 Posición geográfica de Dunkerque……………………………………………………………………………... 169


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La Ruta del ―Bismarck‖……………………………………………………………………………………….... 180 Norte de Europa: ruta de Convoyes Árticos…………………………………………………………………… 190 Canal de la Mancha y costas atlánticas francesas………………………………………………………………. 198 Desembarco en Normandía (Operación Neptuno)……………………………………………………………... 204 Decadencia y Derrota de Alemania (1942-1945) ……………………………………………………………... 207 La ―Batalla del Atlántico‖……………………………………………………………………………………… 219 Posición geográfica de Casablanca…………………………………………………………………………….. 226


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CRONOLOGÍA PERTENECIENTE AL VOLÚMEN III Acontecimientos relevantes político-militares y navales 1578 1776

1797

1814 1824 1832 1842 1845 1847 1859 1859/1884

1864

1866 1871 1875/1900

Se atribuye la invención del submarino al inglés William Bourne. El inventor estadounidense David Bushnell construyó la llamada “Turtle”, un submarino de madera de forma ovoide, operado a base de válvulas, bombas y hélices, que podía ser manejado por el propio tripulante mediante una manivela. Con él se produjo el primer ataque submarino de la historia, durante la guerra de la Independencia de Estados Unidos, cuando el sargento Ezra Lee, a bordo de “Turtle”, colocó una carga explosiva en el casco del barco británico “Eagle", en el puerto de Nueva York; sin embargo, no consiguió perforar el casco de cobre del “Eagle". El estadounidense Robert Fulton, financiado por Napoleón, había construido en Francia, un sumergible, el “Nautilus”. Un prototipo con casco metálico de cobre sobre cuadernas de hierro, concebido para llevar entre 3 y 8 tripulantes y una autonomía de unas 4 horas. Fulton recorrió en aquel buque sumergible 6 leguas bajo las aguas del río Sena. Poco después, durante un viaje experimental, el sumergible se perdería cerca de Cherburgo, muriendo sus ocupantes. Fulton hace navegar a su primer barco de guerra. El “Diana” fue el primer barco de guerra a vapor usado e n batalla. Perfeccionado el sumergible de Fulton por el inglés Johnson, navegó con su submarino durante más de 9 horas por el Támesis. El sueco Ericsson bota en EEUU el “Princeton”, primer barco de guerra con hélice. El inventor alemán Wilhelm Sebastián Bauer construyó un submarino que mostró pronto su eficacia, resistencia y seguridad. El ingeniero francés Dupuy de Löme, proyecta el primer buque de guerra que utilizó hélice. Se bota la fragata acorazada “Glorie” de Dupuy de Löme, a hélice, con casco de madera recubierta en hierro. Entre estas fechas, el español Narciso Monturiol fabricó varios submarinos de vapor, bautizados todos con el nombre de “Ictíneo” y provistos de unos cartuchos químicos que permitían generar oxígeno durante la inmersión. Por primera vez en la historia, el submarino “Hunley”, al servicio de los Estados del Sur, destruyó la corbeta “Housatonic” de los Estados Unidos del Norte. El ingeniero austriaco G. Luppis inventa el torpedo. Botado un submarino en Chile, durante la guerra contra España. El intento falló pues la nave se hundió en su primera inmersión. El primer barco del mundo que careció por completo de velas fue el buque de guerra inglés “Devastation”, botado en ese año. La necesidad de materias primas, de nuevos mercados y de invertir el capital acumulado en países donde los beneficios fueran mas atrayentes, expandió el proceso imperialista. Estados Unidos aumentó su presión en América Central. África fue repartida entre las potencias europeas que también afianzaron sus intereses comerciales en China. Fue allí donde se exacerbó la rivalidad ruso-japonesa. Los Balcanes, muy divididos, se convirtieron en un


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1879

1884 1886 1888

1900/1925

1900

1902

1903

1904 1905

1906 1908

verdadero polvorín. España asistió al ocaso de su imperio con la pérdida de las Filipinas y de sus últimas colonias americanas (Cuba y Puerto Rico). El peruano Blume construyó un submarino, que demostró su capacidad sumergible. Se empezó su construcción, pero finalmente fue hundido para impedir que cayera en manos de los chilenos, durante la Guerra del Pacífico. Dos británicos, Campbell y Ash, construyen un submarino propulsado por dos motores eléctricos. Botadura del contratorpedero “Destructor” del marino español Villamil (en inglés: “destroyer”) El español Isaac Peral diseñó el primer submarino con mecanismo totalmente eléctrico y provisto de dos torpedos, que fue botado en el arsenal de La Carraca (Cádiz). El estadounidense John P. Holland diseña el precursor de los modernos submarinos, con doble motor, uno de combustión interna y el otro, eléctrico. Las rivalidades económicas y políticas que se tradujeron en crisis coloniales o balcánicas, reavivaron viejos rencores nacionalistas y dividieron Europa en dos bandos hostiles. El atentado de Sarajevo dio inicio a cuatro años de lucha encarnizada que se cerraron con un saldo de 13 millones de muertos y enormes pérdidas materiales. El triunfo del socialismo en Rusia y la perspectiva de una revolución mundial de la clase obrera, aumentó la ansieda d de las clases medias que aspiraron a un Estado fuerte. Revuelta nacionalista de los Boxer en China contra las legaciones extranjeras; posteriormente tiene lugar una expedición internacional en la que participan las principales potencias europeas, Japón y los Estados Unidos. Las fuerzas japonesas, unidas a destacamentos europeos, conquistan Tientsin. Rusia ocupa Manchuria, que se convierte en una zona de influencia de Rusia. Finaliza la llamada ―lucha por las concesiones‖ chinas: Rusia obtiene la cesión en régimen de alquiler de Port Arthur, Alemania la bahía de Chiao -chou, Gran Bretaña el puerto de Wei-hai-wei (frente a Port Arthur) y toda la cuenca del río Yang-tze, Italia el puerto de Tientsin. El primer motor naval diesel se instaló en el bote francés “Petit-Pierre”. Se bota el “Preussen”, el mayor buque a vela. Panamá se separa de Colombia, con el respaldo de Estados Unidos. La motonave “Wandall”, construida por los hermanos Nobel, navega y trafíca en el Mar Caspio. Estalla la guerra Ruso-japonesa. - 19 de agosto: la plaza fuerte rusa de Port Arthur es tomada por los japoneses. Las fuerzas japonesas invaden Manchuria. En la batalla de Mukden el ejército ruso sufre una gravísima derrota. En la batalla naval de Tsushima la flota rusa es destruida por el almirante Togo. Intervención militar de los Estados Unidos en la República Dominicana. Noruega obtiene su independencia. Botadura del primer acorazado de guerra impulsado por turbinas a vapor. La Anglo-Iranian Oil Company descubre petróleo. Los Jóvenes Turcos asumen el poder.


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1919 1920 1921 1922

1923 1924 1925/1950

Robert E. Peary es el primero en llegar al Polo Norte. Japón se anexiona Corea. Reparto del noreste de China entre rusos y japoneses. Comienzo de la Revolución mexicana Guerra italo-turca. Italia inicia la conquista de Trípoli (Libia). Proclamación de la República en China. El explorador noruego Roald Amundsen llega al Polo Sur en 1913. La motonave “Selandia” navega en el Océano con su máquina diesel. Empiezan las guerras de los Balcanes. Conquista francesa de Marruecos y del Sahara. Inauguración del Canal de Panamá. Es asesinado en Sarajevo el archiduque Francisco Fernando. Estalla la Primera Guerra Mundial. 04/08. Gran Bretaña declara la guerra a Alemania tras la invasión de Bélgica 12/08. Francia y Gran Bretaña declaran la guerra a Austria -Hungría. 26-30/08. Los alemanes derrotan a los rusos en Tannenberg. 10/11. El frente occidental se estabiliza en Francia en la línea que va de Yprés a Verdún. Feb. Ofensiva alemana que concluye con la derrota de los rusos en los lagos Mazurianos. 24/04. Los aliados desembarcan en Gallipoli (Dardanelos). 09/01. Los aliados evacuan los Dardanelos. Feb/Dic. Verdún: espantosa lucha entre alemanes y franceses Jun/Agt. Ofensiva Rusa contra Austria; rechazada. El ejército ruso comienza a desbandarse. Jutlandia. Gran enfrentamiento naval entre la flota alemana e inglesa sin victoria decisiva para ningún bando en el campo táctico . 01/02. Alemania declara la guerra submarina a ultranza 08/03. 23/02. Según el calendario ruso, en Petrogrado estalla la revolución rusa de febrero. El Zar Nicolás II abdica y es arrestado junto con su familia. 06/04. Declaración de guerra de los EE.UU., contra Alemania 07/11. Según el calendario ruso, estalla la revolución de octubre. Los soviéticos se hacen con el poder, que es confiado al Consejo de los Comisarios del Pueblo, presidido por Lenin; en él participan Trotski y Stalin. 18/07. 03/08. Segunda batalla del Marne: los alemanes son rechazados. 27/10. Victoria italiana en Vittorio Veneto. 11/11. Armisticio entre los Aliados y Alemania. Firma del Tratado de Versalles. Creación de la Sociedad de Naciones. Guerra Ruso-Polaca. Creación del Estado Libre de Irlanda. Proclamación de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Mussolini electo Jefe del Gobierno italiano. Victoria turca contra los griegos. Proclamación de la República turca. Abolición del sultanato turco; imposición de un gobierno estilo europeo. Se prohíbe la inmigración japonesa a Estados Unidos. Italia instauró un Estado fuerte con Mussolini, y en Alemania, el desempleo y la frustración facilitó el acceso de Hitler al poder. La Sociedad de Naciones asistió impotente a la invasión italiana de Etiopía y a la agresión japonesa en China, mientras la torpeza francobritánica


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1925 1927 1931 1932/1935 1933 1934 1935 1936/1939 1937 1939

1940

dejó las manos libres a Hitler en Austria y Checoslovaquia. La Guerra Civil española fue un banco de pruebas de la mundial, que se inició con la invasión de Polonia por los nazis. La Segunda Guerra Mundial terminó con una reordenación de las relaciones de fuerzas en el mundo. Las viejas naciones europeas se vieron reducidas al rango de potencias secundarias, mientras que el nacimiento de las democracias populares en Europa y China rompió el aislamiento de la Rusia Soviética. Enfrentados ideológicamente Estados Unidos y la URSS, comenzaron a tejer sus redes de alianzas con los países satélites. Abd al-Aziz Ibn Saúl conquista Hejaz y en 1938 funda Arabia Saudí Reza Kan se convierte en sha de Persia. Stalin, dueño absoluto del poder en Rusia. Limdbergh sobrevuela el Atlántico por primera vez. Las tropas japonesas entran en Manchuria. Guerra del Chaco entre Bolivia y Paraguay. Hitler, electo como Canciller de Alemania. Comienza la Larga Marcha de Mao. Guerra de Etiopía. Guerra Civil en España. Empieza la guerra chino-japonesa. 01/09. La hora H del destino de Alemania está fijada para el 01 de Septiembre a las 4.45 de la mañana. A esa hora 56 divisiones, de ellas 9 acorazadas, invaden Polonia. 03/09. Declaraciones de guerra de Inglaterra y Francia a Alemania. Las fuerzas navales alemanas entran en acción colocando la barrera de minas "Westwall" en el Mar del Norte. Inicio de la actividad bélica contra el tráfico marítimo comercial, según la orden de presa, con 17 submarinos alemanes en el Atlántico Norte. 11-16/09 La Flota británica cierra el paso de Calais con 3.000,00 minas. Primeros convoyes transatlánticos británicos desde Freetown, Kington y Halifax. 17/09. El U-29 hunde en el Atlántico Norte al portaaviones británico “Corageous”. Dos grupos de Ejércitos soviéticos entran en Polonia oriental. 18/09. Tropas soviéticas y alemanas se encuentran por primera vez en Brest-Litovsk. 28/09. Ribbentrop y Molotov firman en Moscú un tratado de amistad, que fija además la frontera entre los dos Estados invasores en el río Bug. Desaparece el Estado polaco. 14/10. El "U 47" (bajo el mando del comandante Prien) echa a pique en Scapa Flow al "Royal Oak" británico. 20/11 Lanzamiento aéreo de minas por los alemanes. 28/11 El U-30 torpedea al acorazado “Barhan”. 13/12. El “acorazado de bolsillo” alemán "Admiral Graf Spee" presenta batalla en la desembocadura del Río de la Plata a tres cruceros británicos y tiene que refugiarse en el puerto de Montevideo. Al no conceder las autoridades uruguayas el plazo necesario para las reparaciones - el acorazado había sido alcanzado repetidas veces - el "Graf Spee" fue hundido por su propia tripulación el 17-12. Su comandante, Hans Langsdorff, se suicidó. 14/12. La Sociedad de Naciones denuncia la agresión de la URSS en la guerra de invierno finosoviética y decide su expulsión. 12/03. En Moscú se firma el tratado de paz soviético-finés. 31/03 Los corsarios alemanes entran en acción.


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1941

09/04. A las 05,00 comienza la ocupación de Dinamarca y Noruega por parte de las tropas alemanas. – 8 destructores alemanes son hundidos en Narvick por un acorazado inglés. 10/05. A las 05,35 comienzo de la ofensiva alemana en el Oeste desde el mar del Norte hasta la frontera meridional de Luxemburgo, con la consiguiente violación de la neutralidad de Holanda, Bélgica y Luxemburgo. 27/05 al 04/06. Los 338.226 soldados británicos y franceses cercados por los alemanes en Dunkerque son evacuados a través del Canal de la Mancha a bordo de cientos de naves. En la operación tienen que abandonar su equipo y material bélico. 10/06. Entra Italia en la guerra. 22/06. Se firma en Compiégne el armisticio francoalemán que prevé la ocupación de Francia hasta la línea al oeste y al norte de Ginebra, Dóle-Tours, Mont de Marsan, frontera española. Así todo el sector del Canal y la costa Atlántica están en manos alemanas. 03/07. Los británicos atacan una parte de la flota francesa en Mers-el-Kebir, con el pretexto de evitar que los buques galos caigan en manos a lemanas. 09/07. Batalla naval entre la flota británica del Mediterráneo y la flota italiana, cerca de Punta Stilo, interrumpida sin resultados. 19/07 Encuentro de Cabo Spada: Italia pierde un crucero ligero. 13/08. "Adlertag" - ("Día de las águilas"). Comienza la escalada de ataques aéreos contra Inglaterra con el fin de lograr para Alemania el predominio en el aire como medio de garantizar un desembarco. 30/08. El Mando supremo de la "Wehrmacht" anuncia que los preparativos de la Armada para la Operación' "León Marino" no culminarán antes del 15/09. Se fija como fecha más viable el 20/09. 17/09. Hitler aplaza la operación "León .Marino" a la vista de que no logra controlar plenamente el cielo europeo. Se deja el plan "para mejor ocasión. 27/09. Firma en Berlín del pacto tripartito entre Alemania, Italia y Japón. 28/10. Comienza la ofensiva italiana contra Grecia, partiendo de Albania. 05/11. Franklin Delano Roosevelt es elegido por tercera vez presidente de los Estados Unidos. 11/11. Aviones torpederos y bombarderos ingleses procedentes del portaaviones británico "Illustrious", atacan a la flota italiana en Tarento. 12/11 Cruceros ingleses aniquilan a un convoy italiano. 14-22/11. Contraofensiva griega que rechaza a los ejércitos italianos hasta la frontera grecoalbanesa. 09-17/12. Inicio de la ofensiva inglesa, contra el X Ejército italiano en Cirinaica. Por primera vez, bombarderos ―Stukas‖ toman parte en la lucha en el Mediterráneo. 11/01. Hitler cursa la normativa No. 22 para el envío a Libia de una unidad. Nace así el "África Korps", compuesto por dos divisiones, una de ellas acorazada. 07/03. Desembarco de las primeras unidades inglesas en Grecia. 11/03. Entra en vigor en Estados Unidos la ley de "Préstamo y Arriendo" 06/04. Sin previa declaración de guerra empieza el ataque a Yugoslavia y Grecia. Aviones alemanes bombardean Belgrado. 24-29/04.Con la "operación Demon" se realiza la evacuación de las tropas británicas de


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1942

Grecia. 30/04. Termina la ocupación por los alemanes de la península griega, incluido el Peloponeso. Batalla naval de Matapán entre italianos e ingleses. 02/05. Se abre el conflicto entre Gran Bretaña e Irak; las tropas iraquíes ocupan Rutba y atacan las guarniciones inglesas de Habbanje y Basora. 04/05. En Palestina se extienden los incidentes entre árabes y judíos. 17/05. El virrey de Etiopía, Amadeo de Saboya -Aosta, se rinde tras tenaz resistencia a los ingleses que asedian Amba Alagi (Etiopía). 20/05. Comienza la operación "Merkur", que prevé la ocupación de la isla de Creta por parte alemana, Precedidos por masivos bombardeos aéreos, a las 8 horas, los primeros paracaidistas alemanes mandados por el general Student aterrizan cerca del aeropuerto de Maleme. 27/05. Fuerzas navales británicas hunden en el Atlántico el buque de línea alemán "Bismarck". 03/06. Las tropas inglesas conquistan la zona petrolífera de Mossul, completando así la ocupación del Irak. 08/06. Tropas inglesas y unidades gaullistas invaden Siria y el Líbano, apuntando hacia Beirut y Damasco. Las tropas francesas que siguen fieles al gobierno de Vichy tratan de resistir, pero son obligadas a abandonar Tiro. 22/06. Los ejércitos alemanes cruzan la frontera con la URSS. La ofensiva alemana NO es precedida por declaración de guerra. 09-12/08. El presidente Roosevelt y Winston Churchill se encuentran e n el crucero americano "Augusta" y en el acorazado inglés "Prince of Wales", en Terranova. Al final de la reunión se publica la "Carta del Atlántico", en la que se establecen los ocho puntos que caracterizan los objetivos de la guerra por parte de las democracias. 25/08. Tropas rusas e inglesas invaden Irán. 02/10. Comienza la gran ofensiva contra Moscú. 08-09/11 La X Flotilla MAS ataca en Gibraltar. Unidades inglesas hunden todos los barcos de un convoy italiano. 17/11 El U-81 hunde al portaaviones “Ark Royal”. 06/12. Después de casi un mes de combate contra las defensas de Moscú, se agota el empuje ofensivo de las fuerzas alemanas. Las tropas soviéticas, mandadas por el general Zukov, dan inicio a una contraofensiva para aliviar la presión sobre Moscú. 07/12. A las 7 de la mañana, hora local, se produce el ataque japonés por sorpresa, sin previa declaración, de guerra, contra Pearl Harbor, base principal de la Flota americana del Pacífico, en las islas Hawai. 01/01. Se firma en Washington el pacto de las "Naciones Unidas" - se adhieren 26 naciones que se comprometen a no concluir tratados separados de paz con Alemania y Japón. 11-31/01. Por primera vez actúan submarinos alemanes en las inmediaciones de la costa oriental norteamericana, echando a pique 23 mercantes con un total de 143.320 t onel adas de regi st ro bruto.


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1943

15/05. El Ejército 11 alemán al mando del general von Manstein conquista Kerch, en el extremo de Crimea. 13/06 La Flotilla X MAS italiana combate contra los soviéticos en el Mar Negro. Buceadores italianos hunden varios mercantes en Gibraltar. 15/06. “Batalla de mediados de Junio”: una formación naval italiana al sur de Pantelaria ataca a una escuadra inglesa, hundiendo dos destructores y cuatro vapores. 21/06. El Ejército acorazado de África al mando de Rommel, conquista Tobruk. Los vencedores hacen prisioneros a 33.000 soldados ingleses y de la "Commonwealth". Días después, Rommel es ascendido a Feldmariscal. 22/06. Los próximos objetivos militares de Rommel son El Alamein, Alejandría, el Delta del Nilo y El Cairo. 05/07. Un convoy de abastecimiento aliado que se dirigía al puerto soviético de Murmansk es destruido por la Luftwaffe después de tres días de continuos ataques. 28/07. Las primeras vanguardias de las tropas acorazadas alemanas alcanzan Stalingrado, donde son frenadas por la resistencia soviética. Tropas alemanas ocupan Azov, en la desembocadura del Don. 13/08 Batalla naval de “mediados de agosto”, en el Mediterráneo las pérdidas inglesas son superiores. 03/10. Von Braun experimenta con éxito la V-2 en la base secreta de Pennemünde. 23/10. Comienza una ofensiva del Ejército 8 británico, al mando de Montgomery, en el frente de El Alamein. 02/11. El Ejército 8 británico emprende la penetración a través de las posiciones del "Ejército acorazado África" italoalemán. 07-08/11. Comienza la "Operación Torch": tropas aliadas, a las órdenes del general Eisenhower, desembarcan en Marruecos. 11/11. Tropas alemanas e italianas cruzan la línea de demarcación establecida en el armisticio y ocupan la parte de Francia no tomada anteriormente. 19/11. Comienza la gran ofensiva soviética sobre Stalingrado. 20/01. Se inicia en Yugoslavia la guerra de guerrillas. Unidades alemanas, italianas y croatas intentan acabar con los hombres de Tito en Bosnia. 30/01 Cesa Raeder; Döenitz asciende a Gran Almirante y Comandante Supremo de la Marina. En Stalingrado el VI Ejército alemán se rinde a los soviéticos. Es la primera gran derrota del Ejército alemán. 09/02 Comandos anglonoruegos se lanzan en paracaídas en Verkork, Noruega, y averían las instalaciones alemanas para producción de ―agua pesada‖. 13/05. Se rinden las tropas italogermanas que al mando del general Arnim ocupaban Túnez. 24/05. Tras una serie de fracasos, el gran almirante Dönitz dá la orden a los submarinos de abandonar la lucha contra los convoyes del Atlántico Norte. La guerra submarina comienza a cambiar de signo. 29/06 Tropas americanas desembarcan en Nueva Guinea. 05/07. Operación "Zítadelle". Los Grupos de Ejércitos Sur y Centro comienzan la ofensiva. Tras algunos éxitos iniciales, la última ofensiva alemana en el frente del Este debe ser


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1944

interrumpida una semana más tarde ante la resistencia soviética y suspendida definitivamente el 17/07. 10/07. Tiene comienzo la operación "Husky", es decir, el ataque aliado a Sicilia. Tropas aliadas bajo el mando del general Eisenhower desembarcan en la costa sudoriental de Sicilia. 25/07. Mussolini es detenido. Víctor Manuel III nombra al mariscal Badoglio nuevo presidente del Consejo. 08/09. El general Eisenhower da a conocer el armisticio con Italia, Medidas alemanas de réplica; ocupación de Roma, desarme del Ejército Italiano y cautiverio parcial de las tropas establecidas en la propia Italia y en los Balcanes. 09/09. El rey, el gobierno y el Estado Mayor, huyen de Roma. En Dalmacia capitula el II Ejército italiano. Tropas americanas desembarcan cerca de Salerno. Tropas inglesas desembarcan en Tarento. La flota de guerra italiana abandona sus bases para constituirse prisionera en Malta. Irán declara la guerra a Alemania. 12/09. Paracaidistas alemanes liberan a Mussolini, prisionero en ―Campo Imperatore‖, en el Gran Sasso. 23/09. Mussolini anuncia la formación de un nuevo gobierno republicano. 06/11. Los rusos prosiguen su avance. Se produce la reconquista de la capital de Ucrania, Kiev. Continúa la batalla en el arco del Dnieper. 27/01. Durante todas las noches del mes de enero los ingleses bombardean Berlín. Durante la del 27/28 y siguiente atacaron con un total de 1.077 aparatos y lanzaron 3.715 toneladas de bombas. 16/02 Desembarco americano en Anzio. 20-25/02. Aviones americanos atacan a diario los puntos industriales alemanes. En ellos toman parte 2.300 aparatos de la VIII Fuerza aérea y 500 de la XV. 04/06. Roma es liberada. 06/06. A las 6:30 a.m. comienza el desembarco aliado en Normandía. Flota americana en camino para desembarcar en Saipán Explosión de una bomba en el cuartel general del "Führer", "Guarida de Lobo", cuando el dictador se encontraba en la reunión de mediodía en el cuarto de mapas. El coronel conde Stauffenberg, jefe del Estado Mayor del Ejército de Reserva había colocado la bomba en una cartera debajo de la mesa. Hitler resultó tan sólo ligeramente herido, pero cuatro de sus colaboradores murieron como consecuencia del atentado. 21/06. La 8 Fuerza aérea USA ataca con 2.500 aviones objetivos situados en la zona de Berlín (factorías aéreas, tendidos ferroviarios y el barrio de los edificios del gobierno). 22/06. En el tercer aniversario del ataque alemán, los rusos lanzan su gran ofensiva de verano en el sector centro del frente oriental. En el plazo de dos semanas fueron aniquiladas 25 divisiones alemanas y la totalidad del Grupo de Ejércitos Centro. 15/08. Desembarco de tropas aliadas en la costa del Sur de Francia, entre Cannes y Tolón, sin que se registre una decidida resistencia alemana. 25/08. Liberación de París.


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1945

17/09. Se realiza una gran operación de paracaidistas y tropas aerotransportadas, denominada "Operación Market Garden"; tres divisiones, la 1ra. Inglesa y la 82a. y 101a. americanas, toman tierra camino a Arnhem, en Holanda, en zona ocupada por las tropas alemanas. La división inglesa será aniquilada después de nueve días de durísimos combates. 05/10. Los ingleses desembarcan en Grecia y entran en Atenas el 12 de Octubre. 16/12. En las primeras horas de la mañana comienza la última ofensiva alemana en las Ardenas. Pocos días después se detiene al no conseguir abrirse paso hasta el río Mosa o la costa del Canal de la Mancha. 13-14/02. La RAF ataca Dresden en dos noches de intensos bombardeos. Al mediodía unidades norteamericanas bombardean la ciudad, que quedó destruida en un 50%. El número de muertos no se pudo calcular con exactitud, pues la ciudad estaba repleta de fugitivos. 18/03. Aviones norteamericanos llevan a cabo el más duro ataque de toda la guerra contra Berlín, arrojando 4.000 toneladas de bombas. 12/04. Muerte del presidente de los Estados Unidos Franklin Roosevelt. Le sucede el vicepresidente Harry Truman. 13/04. Las tropas soviéticas conquistan Viena 16/04. Comienza la ofensiva soviética en Silesia y en el frente del Oder. Su objetivo es la conquista de Berlín. 25/04. Encuentro en el río Elba de las Divisiones americanas y soviéticas. El territorio, aún controlado por las tropas alemanas, queda dividido en dos partes. 28/04. Mussolini es ejecutado por algunos partisanos. Violentos combates en la periferia de Berlín. 30/04. Se combate en el centro de Berlín. En el bunker de la Cancillería del Reich, Hitler se suicida. 02/05. Berlín, conquistada por el Ejército Rojo. 04/05. Firma oficial de la rendición de las tropas alemanas en Italia. Se rinden las tropas alemanas en Holanda, en Alemania noroccidental y en Dinamarca. Rendición de la flota alemana. 07/05. En Reims los alemanes firman la rendición incondicional. 09/05. En Berlín se repite, en el Cuartel General soviético, la firma de la capitulación de la Wehrmacht. Fin de la guerra en Europa. 07/07. Los representantes de los EE.UU, Clay; Gran Bretaña, Weekes y la Unión Soviética, Zukov, llegan a un acuerdo para el establecimiento de un gobierno interaliado en el Gran Berlín. Igualmente se dictan medidas conjuntas para el tráfico de personas y mercancías entre los sectores. 26/07. A consecuencia de la victoria electoral de los laboristas, dimite el gobierno Churchill y se constituye un nuevo gobierno con Attlee como primer ministro. Desmilitarización de Alemania y división en cuatro zonas de ocupación.


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REFERENCIAS GEOGRÁFICAS ACTUALES, AL AÑO 2000 PERTENECIENTES AL VOLUMEN III TOMO I Mapas Capítulo II. (El Imperialismo) Temas: La primera victoria asiática………………………………………………………… P Balleneros…………………………………………………………………………….. U-V Capítulo IV. (Primera Guerra Mundial) Tema: Guerra Naval………………………………………………………………………… B-E-I TOMO II Capítulo II. (Teatro de Operaciones del Mediterráneo) Temas: La lucha por el “Mare Nostrum”…………………………………………………… A-R Operaciones…………………………………………………………………………... H1 Capítulo III. (Teatro de Operaciones del Atlántico) Temas: Scapa Flow…………………………………………………………………………… B1 Overlord (Día D)……………………………………………………………………... D


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GLOSARIO PERTENECIENTE AL VOLÚMEN III (Los términos náuticos van en cursiva) AA: Abordaje:

Acadio/ sumerio:

Acetileno:

Acorazado, (buque):

Acrónimo: Aeróbico: Afrika Korps:

Ahusado: Alcázar:

Almádena: Almirantazgo:

Alojamientos: Alsaciano / Lorenés:

Antiaéreo. Constituía el fin mismo de los combates de galeras, que se identificaban así con los enfrentamientos terrestres. Practicado igualmente por los corsarios, esta técnica se hizo mucho menos frecuente en las batallas de navíos. No concernía más que a los buques cuya capacidad combativa estaba muy reducida por el fuego de la artillería. Etnias de procedencia mesopotámica, sumerios y acadios se fusionaron hacia el IV milenio a. C., hasta el punto de compartir incluso las divinidades religiosas. Al parecer, fueron los primeros en utilizar la escritura. Con posterioridad, sus dominios fueron englobados en el Imperio babilónico. La ciudad de Acad fue capital de un verdadero Imperio que dominó Mesopotamia bajo la dirección de Sargón en el siglo XXVII a.C. Hidrocarburo gaseoso que se obtiene por la acción del agua sobre el carburo de calcio y se emplea para diversos usos, como en la soldadura y en la industria química. En un principio los barcos más grandes y más poderosos de la flota, con cañones normalmente de calibre de 254 mm, o mayor (los más grandes eran de 460 mm, con blindaje pesado). La palabra procede de “buques de línea”, los buques de guerra equivalentes en los días de los navíos de vela. Palabra compuestas por las iniciales y a veces más letras de otras palabras. Perteneciente o relativo a la aerobiosis o a los organismos aerobios / Aerobio: dicho de un ser vivo: Que necesita oxígeno para subsistir. (Cuerpo Expedicionario Africano); nombre oficial de todas las tropas alemanas con destino en Libia (África del Norte), a cuyo frente se encontraba el general Erwin Rommel. De forma de huso / Huso: Instrumento manual que sirve para hilar torciendo la hebra y devanando en él lo hilado. Parte de la cubierta superior a popa del palo mayor (o donde lógicamente estaría situado el palo mayor en un barco de vapor o de motor / Tradicionalmente el espacio reservado para oficiales. Mazo de hierro con mango largo para romper piedras. El tribunal establecido en diversos países donde se tratan y determinan los diferentes asuntos pertenecientes a la marina. Término o terreno que se comprende en la jurisdicción del almirante. Espacios sobre la cubierta principal del buque donde se acomodaba la tripulación para el descanso. Habitante de Alsacia / Lorena, antiguo territorio alemán, cedido por Francia a Alemania tras la guerra franco-prusiana. Estaba constituido por Alsacia y parte de Lorena; comprendía los actuales departamentos del Alto y Bajo Rhin y Mosela, fue devuelto a Francia en 1919, pero Hitler lo anexionó


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Amorrita: Amura: Anabaptista:

Anacronismo: Anagrama: Anarquista:

Ancla (de cepo):

Andanada: Anglosajón:

Anilina:

Ánima lisa: Ánima: Antena: Aparejo: Arameo:

nuevamente en 1940. Retornó a Francia al término de la Segunda Guerra Mundial. Se dice del individuo de un pueblo bíblico descendiente de Amorreo, hijo de Canaán. Procedían del NO del Próximo Oriente. Parte de los costados de buque donde éste empieza a estrecharse para formar la proa / Cabo que hay en los puños bajos de las velas. Individuo de una congregación cristiana surgida en el interior de la Reforma protestante. Fue fundada por Thomas Münzer; defendía la destrucción del orden existente y su sustitución por otro nuevo que acabaría con las desigualdades y con la propiedad privada. Esas ideas contribuyeron decisivamente a la ―revolución de los campesinos‖ (1525). Tras la derrota y ejecución de sus dirigentes, los anabaptitas se reorganizaron dentro de los límites estrictamente religiosos, como los menonitas y fueron extendiéndose por casi todos los países de la Europa Central. Todavía subsisten pequeños núcleos en Alemania, EE.UU. y Reino Unido, aunque la mayor parte han sido absorbidos por los baptistas. Persona o cosa impropia de las costumbres ó ideas de una época. Palabra que resulta de la transposición o reordenación de las letras de otras. Persona que profesa el anarquismo o desea o promueve la anarquía / Anarquismo: Doctrina política que, inserta en la corriente de pensamiento libertario, afirma la posibilidad de abolir el Estado y de hacer de la sociedad un conjunto de hombres libres, conforme a un orden natural espontáneo. Instrumento fuerte de hierro, con arpón o anzuelo de dos lengüetas, el cual, afirmado al extremo del cable y arrojado al mar, sirve para aferrar o amarrar las embarcaciones. El cepo es un madero grueso que se sujeta al extremo, en dirección perpendicular a la caña y al plano de los brazos del ancla y sirve para que el ancla agarre en el fondo. Descarga completa y simultánea de la artillería. Se aplica a los individuos procedentes de la fusión de los pueblos germánicos, anglos, sajones y jutos, que en el siglo V invadieron Inglaterra / Se dice de los individuos y pueblos de procedencia y lengua inglesa. Amina aromática, oleosa, incolora, tóxica por ingestión, inhalación o absorción a través de la piel, que tiene muchas aplicaciones industriales, especialmente en la fabricación de colorantes. Cañón liso (no rayado), usado en la artillería naval hasta la segunda mitad del siglo XIX. Tubo interior de un cañón. Dispositivo de forma muy diversa que en los emisores y receptores de ondas electromagnéticas, sirve para emitirlas o recibirlas. Conjunto de palos, vergas, jarcias y velas del buque que se utilizaban para su propulsión aprovechando el viento. Conjunto de tribus nómadas cuyos recorridos trashumantes los llevaron desde el norte de Arabia hasta Siria, Palestina y Babilonia. Hablaban una lengua de


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Arboladura: Armenio:

Armisticio: Arrastrero: Arrumbar: AS: Asamblea: Asceta: ASDIC:

Astillero: Atlantis: Áurica: Aurora Boreal:

Austral: Autocracia: Avenger: Babor: Bajío: Bala: Balandra:

Balcánico:

la misma rama que el fenicio y el hebreo. Su gran vitalidad la impuso como lengua literaria del Próximo Oriente en la Antigüedad. (Ver aparejo). De Armenia, Estado trascaucásico, antigua república de URSS que limita con Georgia, Azerbaiyán, Turquía e Irán. / Se dice de ciertos cristianos de Oriente, originarios de Armenia, que conserva su antiquísimo rito y forman en lo religioso cuatro patriarcados cismáticos y uno católico. Suspensión de hostilidades, pactadas entre pueblos o ejércitos beligerantes. Dícese del buque o embarcación que se dedica a la pesca de arrastre. Fijar el rumbo a que se navega o al que se debe navegar. Antisubmarina. Cuerpo político y deliberante como el Congreso o el Senado. Persona que hace vida ascética / Ascética: Parte de la teología que trata de la perfección cristiana. Quizás, siglas del Comité de Investigación de Detección Antisubmarina (británico), creado por el Almirantazgo durante la Primera Guerra Mundial. ASDIC es el nombre que se da a la técnica de emplear ondas de sonido para detectar objetos debajo del agua y por extensión, al equipo que se utiliza. (Véase sonar, por cuyo nombre se conoció después este equipo). Sitio destinado a la construcción y carena de embarcaciones. Del griego, Isla de Atlas (Atlántida); mencionado por primera vez en los diálogos de Platón (Timeo y Critias). Velas colocadas a lo largo del eje longitudinal de un barco/de oro, dorado. Meteoro luminoso que se observa en el hemisferio septentrional y que consiste en arcos, franjas y otras estructuras luminosas de color verde, rojo o amarillo. Se origina por la interacción de la ionosfera con partículas atómicas de origen solar que se concentran siguiendo las líneas de fuerza del campo magnético de la Tierra. Relativo al Polo y al hemisferio Sur. Sistema de gobierno en el cual un solo hombre acumula todos los poderes. Bombardero torpedero Grumman TBM-1C (1942). Podía cargar un torpedo de 22 pulgadas o 900 kg. de bombas en su bodega. Banda o costado izquierdo del buque, mirando desde popa a proa. Área de escasa profundidad, de constitución arenosa, en los mares, ríos y lagos / banco de arena peligroso. Proyectil de piedra, de fundición de hierro, arrojado por los cañones de ánima lisa hasta mediados del siglo XIX. Embarcación pequeña de un solo palo, con velas latinas y una vela cuadra en la parte superior del mástil, generalmente inferior a 100 toneladas de arqueo. Habitante de los Balcanes, sistema orográfico de Europa que se extiende en el curso inferior del río Danubio. Esa zona cubre partes de países como Grecia, Albania, Macedonia, Bulgaria, Serbia-Montenegro, Croacia y BosniaHerzegovina.


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Ballena:

Ballenero: Bao:

Baptista: Bárbaro:

Barbarroja: Barbeta:

Barómetro:

Barreminas: Barreno: Bastión: Batería:

Bauprés:

Atlantis: Beligerante: Belle époque:

Bengala: Bergantín:

Nombre común de unas 80 especies de mamíferos cetáceos de la familia balénidas, caracterizadas por su gran tamaño (hasta 30 m. de longitud) / Cada una de las láminas córneas y elásticas que tiene la ballena en la mandíbula superior y que, cortada en tiras, sirven para diferentes usos. Barco especialmente destinado a la captura de ballenas. Gran madero que de trecho en trecho atraviesa de babor a estribor y sirve para aguantar los costados, al mismo tiempo que sostiene las cubiertas; hace el oficio de las vigas en las casas. Perteneciente o relativo al baptismo / Baptismo: Doctrina religiosa protestante cuya idea esencial es que el bautismo solo debe ser administrado a los adultos. Palabra griega usada originariamente para designar a todos los pueblos no griegos, adoptada por los romanos para indicar a todos los pueblos que estaban fuera de su Imperio. Nombre dado al plan para el ataque a la Unión Soviética. El 18-12-1940 firmó Hitler la Directiva. Los preparativos debían estar concluidos el 15-05-1941. En un principio era un recinto blindado abierto por arriba, dentro del cual se montaba un cañón sobre una plataforma giratoria. La adición de una capota, que giraba con el ajuste, se convirtió en torreta. Posteriormente, el cilindro (blindado) fijo sobre el cual giraba la torreta. Instrumento que sirve para determinar la presión atmosférica. Inventado por Torricelli en 1643. Puede ser de mercurio o de vacío (aneroide); el primero es más exacto. (Dragaminas). Dar barreno. Agujerear alguna embarcación para que se vaya a fondo. Baluarte: obra de fortificación de figura pentagonal, que sobresale en el encuentro de dos partes de una muralla / Amparo, defensa. Designaba en los antiguos navíos las cubiertas en las que se alineaban los cañones. Se encontraban generalmente dos en las fragatas, tres o cuatro en los navíos de línea. Los cañones más pesados se ubicaban, naturalmente, en la batería baja. Mástil oblicuo, en la cubierta superior, que sale de ella por la proa y lleva la vela cebadera por debajo, y las velas triangulares llamadas foques, por arriba. Del griego, Isla de Atlas (Atlántida); mencionado por primera vez en los diálogos de Platón (Timeo y Critias). Se aplica a la potencia, bando, facción, etc. que está en guerra. Término con que se designa el período de tiempo comprendido entre 1871 y 1974. Esa etapa de la historia se caracterizó por la ausencia de guerras en Europa y cierta prosperidad económica, lo que contribuyó a crear un ambiente de optimismo y euforia. Fuego artificial que despide claridad muy viva en diversos colores. Embarcación de dos palos o mástiles cuyo arqueo o capacidad de carga era inferior a 200 toneladas. Originalmente, se denominó así, en el Mediterráneo, a una nave sutil, derivada de la galera / Bergantín Goleta:


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Biela: Binocular: Bisoño: Bodega: Boer: Boicot ó Boicoteo:

Bolchevique:

Bolsa: Borda: Botadura: Botalón: Botavara: Botín:

Boxer:

Boya: Breslau: Brisa: Broma (Teredo): Brújula:

Tipo mixto de bergantín y goleta, con dos palos, uno con velas cuadras generalmente el de proa y el otro con velas cangrejas. Barra que en las máquinas transforma el movimiento de vaivén en otro de rotación, o viceversa. Aparato óptico con dos oculares. Nuevo o inexperto en cualquier arte u oficio. El espacio mayor de un buque destinado al acomodo o estiba de la carga, ubicado bajo la primera cubierta. Significa colono en holandés. Habitante del África Austral, al norte de El Cabo, de origen holandés. Nombre del primer administrador irlandés a quien se aplicó el boicoteo en 1880 / Acción de boicotear / Boicotear: privar a una persona o a una entidad de toda relación social o comercial para perjudicarla y obligarla a ceder en lo que de ella se exige. Partidario del bolchevismo / Bolchevismo: doctrina política, económica y social propia de los bolchevique, que constituyó el sistema de gobierno que imperó en la URSS después de la Revolución de Octubre de 1917. Lugar donde se celebran reuniones de los que compran o venden activos financieros como acciones, obligaciones, etc. Extremo lateral de un buque sobre la cubierta superior. Acto de echar al agua un buque desde el astillero. Palo colocado a continuación del bauprés para aumentar así el número de foques. Palo horizontal que sirve para sujetar la vela cangreja. Conjunto de las armas, provisiones y demás efectos de una plaza o de un ejército vencido y de los cuales se apodera el vencedor / Producto de un robo, atraco, estafa, etc. Nombre inglés dado a los miembros de la sociedad secreta china del ―Yi Ho Chuan‖ (Sociedad de los Puños Armoniosos), fundada en los primeros años del siglo XIX, que atacaba a los europeos residentes en China. En 1900 acaudillaron un movimiento contra los blancos, que intentaba terminar con la ocupación extranjera de Pekín. Cuerpo flotante sujeto al fondo del mar, de un lago, etc, y se coloca como señal para indicar un sitio peligroso o un objeto sumergido. Nombre alemán de la ciudad polaca de Wroclaw, antigua capital de Silesia; Por la ―Paz de Breslau‖, Austria cedió la Silesia a Federico de Prusia. Viento de la parte del nordeste que es contrapuesto al vendaval. Molusco bivalvo que provoca la carcoma de la madera en el casco de un buque. Vive en el Atlántico y el Mediterráneo. (del italiano “bussola” y éste del latin “buxis”, caja). La aguja imantada que gira libremente sobre un pivote vertical y marca los polos magnéticos de la Tierra.


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Brulote:

Bruma: Bulbo: Búlgaro: Buque cisterna: Buque factoría: Buque nodriza: Burgués: Caballete: Cabo: Cachalote:

Calabrés: Calado: Caldera:

Caleta: Calibre:

Calvinista:

CAM, (barco): Camuflaje: Cangreja:

Muy usado en los siglos XVI y XVII, el brulote era un buque lleno de explosivos y materias inflamables. Su tripulación se esforzaba por dirigirlo hacia la línea adversaria antes de proceder a abandonarlo rápidamente. La niebla que se levanta en el mar. Tallo subterráneo de algunas plantas. Está integrado por escamas o bases de hojas superpuestas. Ciudadano de Bulgaria, estado de Europa sudoriental, en la península de los Balkanes. El término, puesto tras una nave, significa que ésta está construida para transportar líquidos. El que está dotado de lo necesario para transformar y conservar las capturas de los barcos pesqueros. Se aplica al barco que sirve para aprovisionar a otros. Perteneciente o relativo al ciudadano de clase media. Armazón de madera con tres patas para sostener un cuadro, una pizarra, etc. Lengua o porción de tierra que penetra en el mar. Cetáceo que vive en los mares templados y tropicales, de 15 a 20 m de largo, de cabeza muy gruesa y larga, con más de 20 dientes cónicos en la mandíbula inferior y otros tantos agujeros en la superior, para alojarlos cuando cierra la boca. De la parte dorsal de su cabeza se extrae una sustancia grasa llamada esperma de ballena, y de su intestino se saca el ámbar gris. Natural de Calabria / Calabria: Región meridional de Italia. Profundidad que alcanza en el agua la parte sumergida de un barco. Aparato para calentar el agua hasta el punto de ebullición, para trasformarlo en vapor de manera que se pueda utilizar para dar potencia a la máquina. El desarrollo de las calderas fue paralelo al de las máquinas de vapor; las calderas de tiro dieron paso a las cilíndricas, que a su vez fueron reemplazadas por los tipos tubulares, en un principio calderas tubulares de humo, en las cuales los gases calientes pasaban a través del agua de alimentación, posteriormente tubulares de agua o acuatubulares, que invirtieron la disposición. Diminutivo de cala / Cala: Ensenada pequeña. Diámetro del tubo de un cañón. La cantidad de veces que ese diámetro encaja en la longitud del tubo, expresado como "calibre", por ejemplo, un cañón de calibre de 254 mm. con un tubo de 756 cm de largo se describiría como "10/30". Seguidor de la doctrina religiosa cristiana, predicada por Calvino, teólogo y reformador religioso francés, que profundizó y radicalizó el mensaje de Lutero. Buque Mercante Armado con Catapulta. Buque mercante equipado para lanzar aviones de caza, un recurso temporal adoptado durante 1940. Acción y efecto de camuflar / Camuflar: Disimular la presencia de armas, tropas, etc. / Por extensión, disimular dando una cosa el aspecto de otra. Vela trapezoidal del palo de mesana o mástil posterior del buque.


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Canónigo: Canopus: Cañonera/ ro: Capitalismo: Carabela: Carcoma:

Cardumen: Carena: Carenar: Carga de Profundidad:

Carraca:

Carroña: Cartabón: Cartógrafo:

Casamata:

Casco: Castillo:

Casus belli (caso de guerra): Catamarán: Catapulta:

Sacerdote que pertenece a la comunidad eclesiástica de una catedral. Estrella de primera magnitud del hemisferio austral, en la ―Constelación del Navío‖. Se aplica al barco, barca o lancha que monta algún cañón. Régimen económico fundado en el predominio del capital como elemento de producción y creador de riqueza. Buque de los grandes descubrimientos, maniobrable, rápido, apto para ceñir el viento. De un porte de 80 a 100 toneladas, de dos o tres mástiles. Nombre común de diversos insectos coleópteros. Miden entre 4 y 8 mm de longitud tienen forma cilíndrica y tanto los adultos como las larvas excavan galerías en la madera seca, alimentándose de ella. Banco de peces. Parte sumergible del casco de una nave, desde la quilla hasta la línea de flotación. Proceso de inclinar un barco sobre su costado para facilitar la limpieza de sus fondos. Está constituida por un potente explosivo encerrado en un recipiente cilíndrico y una espoleta con las apropiados dispositivos de regulación y seguro; se utilizan contra submarinos. Buque de alta mar, con altos castillos a proa y popa, que asociaba la vela cuadra del Norte con la latina del Mediterráneo. En el siglo XVI las carracas mercantes de Venecia, la Hansa o Portugal, tenían un porte de 500 a 800 toneladas y una artillería de 120 a 140 piezas livianas. Carne corrompida / Persona, idea o cosa ruin y despreciable. Instrumento en forma de triángulo rectángulo, que se emplea en dibujo. Que ejerce la cartografía / Cartografía: conjunto de operaciones que intervienen en la elaboración de mapas geográficos, geológicos, de vegetación, que incluyen desde topografiar el terreno hasta imprimir el mapa / Ciencia que los estudia. Caja blindada fina dentro de la cual se monta el cañón. Permitía elevar y apuntar el arma y normalmente sobresalía del casco o de la superestructura para aumentar su sector de tiro. Cuerpo del buque o embarcación. Torre o estructura alzada sobre la cubierta superior, en la proa o parte delantera del buque / Castillo de proa: En un principio la superestructura elevada en las amuras de un barco que servían de plataforma para luchar, posteriormente la parte delantera (elevada) y el espacio situado debajo de ella, utilizado normalmente como camarote para la tripulación. Acontecimiento que da motivo a una guerra. Barca, posteriormente barco con dos cascos unidos por medio de una cubierta continua o de varias cubiertas. Máquina militar antigua para arrojar piedras o saetas. Durante la primera posguerra los acorazados y cruceros disponían de catapultas para el lanzamiento de hidroaviones livianos de reconocimiento o de control del tiro.


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Caudillismo: Cazasubmarino: Cazatorpedero. Celta: Cenit: Chalupa:

Checo:

Claustrofobia: Clérigo: Codaste:

Código:

Cofa:

Cohete:

Combés:

Commonwealth:

Desde la década del 50 todos los portaaviones de combate están provistos de catapultas de vapor que llegan a alcanzar un centenar de metros de largo y que están destinadas al decolaje de los aviones a reacción, cuyo peso puede ser de más de 35 toneladas. Sistema de caudillaje o gobierno de un caudillo / Caudillo: El que como cabeza, guía y manda la gente de guerra. Buque veloz, destinado a la caza y destrucción de los submarinos. Buque destinado a rechazar a los torpederos. Se dice un antiguo grupo de pueblos indoeuropeos que habitaban en el centro y O de Europa. El punto más alto del hemisferio celeste, superior al horizonte, que corresponde verticalmente a un lugar de la Tierra. Barco prolongado mayor que el esquife, el cual tiene dos árboles pequeños para el uso de las velas y además suele tener seis u ocho remos en cada banda. Ciudadano de Chequía ó República Checa; estado de Europa Central formado por Bohemia y Moravia que hasta 1993 fue una de las dos repúblicas federadas que constituían Checoslovaquia. Sensación morbosa de angustia, producida por la permanencia en lugares cerrados. El que ha recibido las órdenes sagradas. Madero puesto verticalmente sobre el extremo de la quilla, inmediato a la popa / Originalmente (y todavía en barcas pequeñas) de sencillos pinzotes conocidos como machos y unidos directamente a la barra del timón o por cuerdas o cadenas a la rueda de dirección que, cuando adquiere cierto ángulo con el curso del barco, provoca un cambio de dirección. Conjunto de normas legales sistemáticas que regulan unitariamente una materia determinada / Conjunto de reglas o preceptos sobre cualquier materia / Conjunto de reglas y signos que permite formular y comprender un mensaje. Meseta colocada horizontalmente en el cuello de un palo. Antiguamente, redondas, semejantes a un cesto. (Hasta Trafalgar había soldados en las cofas para hostilizar al enemigo). Fuego de artificio que consta de un canuto resistente cargado de pólvora y adherido al extremo de una varilla ligera. Encendida la mecha que va en la parte inferior del canuto, la reacción que producen los gases expulsados le imprime un rápido movimiento hacia la altura donde estalla con fuerte estampido / Artefacto que se mueve en el espacio por propulsión a chorro y que se puede emplear como arma de guerra o como instrumento de investigación científica. Espacio que media entre el palo mayor y el de trinquete, en la cubierta de la batería que está debajo del alcázar y castillo / Segunda cubierta de los navíos de dos puentes. Organización política y económica formada por 54 Estados soberanos (2001), constituidas en la Conferencia Imperial de Londres de 1926 y definida


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Condado:

Conde: Cóndor FW 200:

Conservador: Contencioso: Convoy:

Corbeta:

Cornucopia: Corsario: Corso:

Costal Command: Cota: Croata: Cronómetro:

jurídicamente por el estatuto de Westmister de 1931. Es una asociación política y económica del Reino Unido con sus excolonias, sin ninguna subordinación entre sus miembros. La soberana británica es, en algunos países, el jefe del Estado. Territorio o lugar a que se refiere el título nobiliario de conde y sobre el cual este ejercía antiguamente señorío / Cierta circunscripción administrativa en los países anglosajones. En la Edad Media, señor feudal que gobernaba en un condado. Avión alemán de gran alcance. Construido en 1936 como cuatrimotor de línea; un avión de este tipo logró recorrer el trayecto Berlín-New York sin escalas. A partir de 1940 se le destinó a fines militares, con el carácter de bombardero pesado, para cumplir funciones allende el Atlántico. Sirvió además, de transporte, patrulla marítima y como avión de uso particular de Hitler. Velocidad máxima: 406 km/h. Autonomía: 4.100 km. Dotación: 8 hombres. Dos cañones de 20 mm. y cuatro ametralladora de 7,9. Carga de bombas: 5,6 toneladas. Hasta 1944 se construyeron 262 unidades. Se dice de los partidos políticos de derecha, favorables a la continuidad en la forma de vida colectiva, y adversos a los cambios bruscos o radicales. Se dice de los asuntos sometidos al fallo de los tribunales en forma de litigio / Litigio: Pleito, disputa, contienda. Grupo de buques mercantes que navegan en tiempos de guerra bajo la protección de buques de guerra. Practicado en la época moderna por todas las potencias marítimas para luchar contra el corso y la piratería, el sistema probó nuevamente su eficacia contra los submarinos durante ambas guerras mundiales. En la marina de vela, las corbetas se identificaban con las fragatas, aparejadas con tres palos y armadas con una veintena de cañones. Durante la Segunda Guerra Mundial se designaron como corbetas los pequeños buques de escolta para la lucha antisubmarina. Vaso de figura de cuerno del que rebosan flores y frutas, representando la abundancia – Espejo de marco tallado con brazos para poner luces. Embarcación u oficial de un gobierno que actúa como su agente represor en el mar bajo una patente o licencia y ciertas condiciones legales. Aparecido a fines de la Edad Media, reglamentado en el siglo XVII, el corso, conducido por buques del Estado o unidades armadas por particulares que goza de patentes de corso, es decir, autorizaciones oficiales, se refiere a la lucha contra el comercio enemigo. Si bien la convención de 1856 prohibió el corso privado, los alemanes no dejaron de practicar la guerra de corso por medio de submarinos y buques corsarios durante ambas guerras mundiales. “Comando Costero”. Número que en los planos topográficos indica la altitud de un punto. De Croacia / Estado de Europa que hasta enero de 1992 formó parte de Yugoslavia. Reloj de precisión, insensible a las influencias externas.


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Crucero de batalla:

Crucero:

Crujía: Cuaderna:

Cuáquero:

Cuarentena:

Cuarzo:

Cubierta:

Cureña: Curtiente: Cúter:

Daimyo:

Designación inventada para un buque de guerra híbrido armado como un acorazado, pero sacrificando la protección pasiva en forma de planchas de blindaje a cambio de mayor velocidad. Buque de guerra más grande que un destructor o una fragata, con un armamento mucho más pesado y con frecuencia con algún grado de blindaje, capaz de combatir en forma independiente o como barco de reconocimiento para una flota de buques de guerra. / La acción de un buque en la operación de cruzar (recorrer una distancia entre determinados puntos). Espacio de popa a proa en medio de la cubierta del buque. Cada una de las piezas curvas, cuya parte inferior va sujeta a la quilla de la embarcación y desde allí salen a derecha e izquierda en dos ramas simétricas, formando como la costilla del casco. Individuo perteneciente a una secta religiosa fundada en 1648 por George Fox. Se llamaron ―Hijos de la Luz‖ y, más comúnmente, ―Sociedad de Amigos‖, pero en el uso general ha prevalecido la voz ―cuáquero‖ (de quaker = tembloroso), inicialmente una burla de sus enemigos. Nacieron como una reacción contra el estado latente de guerra civil existente en Inglaterra desde el cisma religioso. La condenación de toda violencia y la exaltación de la caridad cristiana procuraron a Fox sus primeros prosélitos y las persecuciones robustecieron su posición. Los cuáqueros se trasladaron a EE.UU. dirigidos por William Penn, fundador de Pensilvania. En 1947 recibieron el premio Nobel de la Paz, por sus servicios caritativos durante la Primera y Segunda Guerra Mundial. Tiempo de cuarenta días, meses o años / Período de tiempo en que individuos sospechosos de un mal contagioso deben estar privados de comunicación, para evitar la infección del resto. El tiempo coincide con el de la incubación de la enfermedad de que se trate. Mineral dióxido de silicio. Es transparente y casi siempre incoloro, aunque también puede presentarse coloreado en diversas tonalidades, debido a la presencia de impurezas. No exfoliable y tan duro que raya el acero; también es muy resistente al desgaste físico y la alteración química. Cada uno de los pisos o entablados que unen los costados de un buque por medio de los baos o vigas donde se apoyan, y sirven de plataforma para sostener la artillería y alojar la tripulación. Dícese también Puente. Pequeño carro de madera donde se coloca el cañón. Que sirve para curtir / curtir: Adobar, aderezar las pieles. Originalmente una barca pequeña, con cubierta, con armamento ligero, con un solo mástil y bauprés, con frecuencia utilizados como auxiliares en las flota o en misiones preventivas / También una embarcación de servicio pequeña o de tamaño medio especialmente en organizaciones de prácticos o de Guardia Costera. Señor feudal provincial japonés. Ejerció su poder con el apoyo de los samuráis.


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Danés:

(del latín Dania-Dinamarca) También dinamarqués, ciudadano de Dinamarca / Estado del Norte de Europa, que abarca la mayor parte de la península de Jutlandia y un grupo de islas que separan el mar Báltico del mar del Norte. Darwinismo ó Darvinismo: Teoría biológica del naturalista británico Charles R. Darwin, según la cual, la transformación de las especies animales y vegetales se produce en virtud de una selección natural de individuos, debido a la lucha por la existencia y perpetuado por la herencia / Doctrina político – social apoyada en el evolucionismo de Darwin y H. Spencer. Aplica categorías del análisis naturalista al mundo de lo social; la supervivencia del más apto a través de la lucha por la vida y la selección natural. Insiste en la idea de que toda obstrucción de la competencia favorece a los más débiles y por ello, perjudica a la sociedad. Decodificador/Descodificador: Aplicar inversamente a un mensaje codificado las reglas de un código para obtener la forma primitiva del mismo. Decreto: Decisión de un gobernante o de una autoridad, o de un tribunal o juez, sobre la materia o negocio en que tengan competencia. Delineante: Que delinea / Persona que tiene por oficio trazar planos. Demora: La dirección o rumbo en que se halla ú observa un objeto, con relación a la de otro dado o conocido / Dícese también “marcación”. Derrota: Camino marítimo que debe hacerse por uno o por distintos rumbos para trasladarse entre puertos. Desguazar: Deshacer un buque total o parcialmente / Desmontar o deshacer pieza a pieza cualquier estructura. Desplazamiento: Medida de peso total real de una embarcación y todo lo que contiene, que se obtiene calculando el volumen de agua que desplaza. Los navíos mercantes y antiguamente todos, incluso los militares, se medían por su capacidad de carga en toneladas de volúmenes, esto es el porte de registro, que es bruto cuando se considera la capacidad total o espacio que ocupa la carga, máquinas, alojamiento de tripulación, etc., y neto cuando se considera solamente el espacio útil para carga. Destructor de Escolta: Pequeño buque de guerra, más grande que la “corbeta” de la época de la Segunda Guerra Mundial, diseñado y construido para proteger convoyes de buques mercantes, especialmente en las aguas atlánticas. Destructor: Aparecido a fines del siglo XIX como instrumento de lucha contra los torpederos, el destructor, a favor de ambas guerras mundiales, se convirtió esencialmente en un buque de lucha AA y AS. En las últimas unidades, los misiles prácticamente han reemplazado a la artillería. Diesel: Tipo de motor de combustión interna que detona su mezcla de fueloil y aire solamente por comprensión. Fue inventado por Rudolf Diesel en 1892. En la década de 1970, por cuya época ya se había perfeccionado mucho, había arrinconado casi por completo los motores de vapor como unidad de propulsión para barcos de todo tipo. La única competencia seria procede de las turbinas de gas instaladas en muchos buques de guerra / Eléctrico: Forma de propulsión en la que el motor de combustión interna y encendido por


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Diezmo:

Dique:

Dirección de tiro:

Dirigible:

Dominio:

Dotación: Dragaminas:

Dreadnought:

Dreadnought: Duce (Dux): Elenco: Elipse:

Elite: Embate: Emden: Enigma:

Ensenada:

compresión arrastra un generador, que a su vez alimenta un motor eléctrico que hace girar el eje de una hélice. Este método ofrece ventajas en lo que se refiere a flexibilidad, pero a expensas de una considerable pérdida de potencia. Derecho del diez por ciento del valor de cierta mercadería que se pagaba al rey / Parte de los frutos, regularmente la décima, que pagaban los fieles a la iglesia. Cavidad fabricada, situada en la orilla de una dársena u otro sitio abrigado, y en la cual entran los buques para limpiar o carenar en seco / Dársena: parte resguardada de un puerto, para carga y descarga de embarcaciones. Sistema (centralizado) de dirección de tiro de los cañones de un barco, basado en la observación de la caída del proyectil sobre el objetivo, teniendo en cuenta tanto los movimientos del objetivo como los de la plataforma de disparo. Que puede ser dirigido / Aparato aerostático fusiforme, que se sustenta por medio de gases más ligeros que el aíre y lleva una o varias barquillas con motores y hélices propulsoras y un timón para conducirlo. Son de tres clases, rígidos, semirígidos, y flexibles. Territorio sometido a un Estado. Se usaba para designar los territorios del antiguo Imperio Británico que gozaban de autonomía plena y posteriormente pasaron a formar parte de la ―Commonwealth‖. Tripulación de un buque de guerra. Barco pequeño, apenas del tamaño de una barca pesquera (en un principio muchos eran en realidad barcas de pesca convertidas), adaptado y equipado para localizar y neutralizar minas submarinas. Posteriormente completado con detectores de minas especializados. Nombre dado en vísperas de la Primera Guerra Mundial a los acorazados botados después de la puesta en servicio en 1906 del buque de línea inglés “Dreadnought” provisto por primera vez de artillería pesada monocalibre. Sin miedo. (del latín, Dux, Ducis: Guía, Jefe, Caudillo). Primer magistrado en las antiguas repúblicas de Venecia y Génova. Nómina de una compañía teatral. Curva cerrada y plana, simétrica respecto de dos ejes perpendiculares entre sí, con dos focos, y que resulta de cortar oblicuamente una superficie cilíndrica o una superficie cónica de revolución. Minoría selecta o rectora; conjunto de individuos que, por sus cualidades morales o intelectuales, ejercen una función directriz dentro de una sociedad. Golpe impetuoso de mar. Ciudad de Alemania. Importante puerto: astilleros y refinerías de petróleo. Lo que no se alcanza o que difícilmente puede entenderse o interpretarse. / Conjunto de palabras de sentido artificiosamente encubierto para que sea difícil entenderlo o interpretarlo. Seno o recodo que forma el mar entrando en la tierra.


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Erizo:

Errante: Escollera: Escorar: Escuadra:

Esenio:

Eslavo:

Eslovaco: Espadilla: Espaldón: Espermaceti: Espigón: Espita: Espoleta: Espolón:

Arma antisubmarina desarrollada durante la segunda Guerra Mundial y puesta en servicio a finales de 1941 (en inglés: Hedgehog). Fué la realización práctica de la necesidad de disponer de armas antisubmarinas disparada por la proa, con el fin de obtener un mayor rendimiento en la utilización del Asdic y el Sonar. El montaje del erizo es un piano “Lanzacohetes”; las cargas disparadas caen por la proa del buque, formando un círculo de unos 40 metros de radio, hasta una distancia de unos 270 metros. Que anda de una parte a otra sin tener asiento fijo. La obra adelantada en el mar en forma de escollos o piedra perdida, para defender un muelle u otra construcción, o para dar resguardo a una caleta. Acto temporal de un buque cuando se inclina sobre un costado; normalmente lo provoca la presión del viento en las velas. Reunión de varios tipos de buques de guerra bajo las órdenes de un oficial de graduación superior / Instrumento de metal o madera, de figura de triángulo rectángulo, o compuesto solamente de dos reglas que forman ángulo recto. Antigua secta judía, surgida en el siglo II a.C. que practicaba el ascetismo, la comunidad de bienes, la habilidad para predecir el futuro y la sencillez en las costumbres. A ellos pertenecen probablemente los manuscritos de Qumran ó ―Rollos del mar Muerto‖. Pueblo antiguo, de la familia indoeuropea, que se extendía principalmente por el NO. de Europa. De su lengua se derivan en la actualidad el ruso, polaco, búlgaro, macedonio, serbocroata, bieloruso, ucraniano, checo y eslovaco. A partir del siglo XV, los pueblos eslavos se dividieron entre Austria, que ocupó Bohemia y Eslovaquia, y el Imperio Otomano. Quedaron como estados independientes Rusia y Polonia (a su vez dividida durante el siglo XVIII). Durante el siglo XIX los distintos pueblos eslavos fueron recuperando su independencia. Habitante de la república eslovaca / Eslovaquia: Estado de Europa Central que hasta 1993 fue una de las dos repúblicas que constituían Checoslovaquia. Remo grande que hace oficio de timón en algunas embarcaciones menores. Parte maciza y saliente que queda de un madero después de abierta una entalladura. Grasa dura y sólida que se extrae de la cabeza del cachalote, usada en perfumería. También denominada ―esperma de ballena‖. Macizo saliente que se construye a la orilla de un río o en la costa del mar, para defender las márgenes o modificar la corriente. Canuto de una cuba o depósito por el que sale el fluido. Aparato que se coloca en la boquilla de las bombas, granadas o torpedos, para dar fuego a su carga. Saliente reforzado, normalmente blindado, de la proa de un barco de guerra, diseñado para perforar el casco de un enemigo con relativa impunidad. Se empleaba mucho en la época de la galera, cayó en desuso con la llegada de la vela, pero disfrutó de un breve renacimiento después de la batalla de Lissa


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Esquife: Esquimal:

Estanco: Estiba: Estrategia: Estribor: Etnia:

Exótico:

Factoría: Falacia: Fascista:

Feldmariscal: Feudo: Fideicomiso:

Filántropo: Finés: Fiord: Flota:

Flotilla: Flower:

en 1866, y se encontraba en la mayoría de los buques de guerra importantes después de esa fecha hasta la llegada de los acorazados dreadnought. Bote pequeño. Bote de dos proas y de cuatro o seis remos que llevaban las galeras a bordo. Bote alargado y ligero que se emplea en regatas. Pueblo de raza mongólica que, en pequeños grupos dispersos, ocupa una gran extensión de terreno alrededor del Polo Norte, desde las costas árticas de Norteamérica hasta el extremo Noroeste de Siberia. Se aplica a los navíos, embarcaciones que se hallan bien dispuestas y reparados para no hacer agua por sus costuras. Conjunto de pesos que se colocan en el fondo y bodega de un buque para darle estabilidad. Arte de dirigir las operaciones militares. Banda o costado derecho de un buque, mirando de popa a proa. Agrupación natural de hombres que presentan ciertas afinidades físicas, lingüísticas o culturales, habitando generalmente un espacio geográfico determinado. Extranjero, peregrino, extraño, extravagante / En Biología se dice de las especies animales y/o vegetales que viven en una región distinta a la de su origen. Fábrica o complejo industrial / Establecimiento de comercio en un país colonial. Engaño, fraude, mentira. Partidario del fascismo / Fascismo: se caracteriza por el ejercicio del poder sin oposición, supresión de los partidos políticos y la libertad de prensa; en política exterior, se distingue por su afán imperialista. Tiene su origen en la milicia antisocialista, oponiéndose de manera violenta a la acción de las organizaciones izquierdistas. Combinaba el nacionalismo con un socialismo no marxista, y una orientación antiliberal y antidemocrática. Mariscal de Campo alemán. Señorío gobernado por la ley feudal a cambio de servicios de carácter militar. Disposición por la cual el testador deja su hacienda o parte de ella encomendada a la buena fe de alguien para que, en caso y tiempo determinados, la transmita a otra persona o la invierta del modo que se le señala. Persona que se distingue por el amor a sus semejantes. (del latín ―Finnia = Finlandia‖. También, finlandés. Habitante de Finlandia. Estado de Europa septentrional. Nombre que se da en Noruega a unas ensenadas de gran profundidad que se forman en las costas acantiladas. Conjunto de embarcaciones comerciales. Conjunto de buques de guerra. Escuadra. Total de los buques de guerra o mercantes que posee un país determinado. Reunión de embarcaciones menores. Flor.


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Fondeadero: Fondear:

Foque: Fortín: Fosfato: Fragata:

Francos: Franquista:

Fraticello (fraticelli):

Führer: Führer: Fusiforme: Gabarra: Galeón:

Lugar de fondeo (Ver fondear). Reconocer el fondo del agua. Registrar los aduaneros una embarcación. Desarrumar o apartar la carga de un navío hasta descubrir el fondo de él para reconocer una cosa. Asegurar una embarcación o cualquier otro cuerpo flotante., por medio de anclas o pesos, en el fondo de las aguas. Vela triangular que se dispone en el bauprés o palo delantero de un buque. Fuerte pequeño / Obra de defensa que se levanta en los atrincheramientos de un ejército. Sal tomada por la sustitución de uno, dos o los tres hidrógenos del ácido fosfórico por un metal. Se usa sobre todo como fertilizante. Buque de tres palos que tenía un solo puente o batería corrida; en la antigua marina las fragatas estaban entre los navíos y las corbetas y figuraban entre los buques de 5to y 6to rango. Livianas y rápidas, las fragatas aseguraban las misiones de exploración, de sostén o de lucha contra el comercio. A fines del siglo XVIII, las más importantes portaban 50 cañones dispuestos sobre la cubierta y una batería inferior. Desaparecidas a partir de 1860 con el desarrollo de los acorazados, reaparecieron desde la Segunda Guerra Mundial bajo la forma de buques de lucha antisubmarina. Hoy las fragatas son naves provistas de misiles con destino antisuperficie, antiaéreo o antisubmarino. Originalmente, se denominó así, en el Mediterráneo, a un tipo sutil de nave, derivada de la galera. Pueblo germánico que conquistó la Galia en el siglo III. Seguidor del franquismo / Franquismo: Régimen político implantado en España por el general Franco. Su principal característica fué la concentración de poder en la persona de Francisco Franco. Se sustentaba en la existencia de un partido único, el rechazo de la democracia parlamentaria a favor de la democracia orgánica y la prohibición de los derechos de expresión, reunión y asociación. Declaraba que España era un Reino e instituyó un Consejo de Regencia.- En 1966 fué aprobada la Ley Orgánica del Estado que preveía la separación de los cargos de Jefe del Estado y Jefe del Gobierno, y tres años después el príncipe Juan Carlos de Borbón fué ratificado por las Cortes como sucesor de Franco a título de Rey. Movimiento herético que se desarrolló desde el siglo XIV hasta la primera mitad del XV. Ellos afirmaban que eran la única Iglesia, desechaban la autoridad eclesiástica, prohibían el matrimonio y el juramento y se entregaban a la ascesis. Juan XXII los condenó en 1317 / Ascesis: Conjunto de prácticas que tienden al perfeccionamiento y al progreso espiritual del individuo. Conductor–Guía (del verbo führen: conducir-guiar). Nombre dado en Alemania a Adolf Hitler a partir de 1934. De figura de huso / Huso: instrumento manual que sirve para hilar. Pequeño bote de fondo plano usado en puerto para el transporte de cargas entre barco y muelles y también en los ríos. Buque de alto bordo y tres palos de uso militar y mercante, que dominó el sistema de transporte marítimo entre Europa y América desde mediados del


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Galera:

Galimatías: Gallardete Azul / Trofeo:

Galo:

Gamma: Geodesia: Geopolítica:

Germano:

Gloire: Gobernar: Gold: Goleta:

siglo XVI hasta finales del XVII. En el último cuarto del siglo XVI, como consecuencia 4e las investigaciones de Hawkins y de Matthew Baker, el galeón se convierte en un buque de combate de líneas lanzadas, con castillos reducidos notablemente en las proas, más rápido y maniobrable que la carraca. Embarcación guerrera de remo y vela, de mucha eslora, que se usó, sobre todo, en el mar Mediterráneo en el siglo XVI, pero que duró hasta fines del siglo XVIII. Tenía espolón. Llevaba hasta 51 ó 61 bancos de remeros, con cinco remeros por banco. En su origen, desde la Antigüedad y bajo diversas denominaciones, fue la nave militar por excelencia. En la Edad Media, por su forma, sumamente alargada y fina se la llamó en griego “galaya” (pez espada), y en castellano, galea o galera. Lenguaje oscuro y confuso por la impropiedad de la frase o por la confusión de las ideas. Fue desde la década de 1840 el premio con el que se recompensaba al barco (de pasajeros) que cruzaba el Atlántico a más velocidad en una u otra dirección. Individuo perteneciente a los pueblos de raza celta que invadieron la Galia (Francia) e Italia Septentrional entre 700 y 400 a.C. La Galia, denominación dada por los romanos a dos regiones, la cisalpina y la transalpina, habitadas por tribus celtas, que a partir del siglo V a.C., adoptaron el nombre de galos. La transalpina, la Galia propiamente dicha, es actualmente, Francia. Tras la dominación romana fueron sometidos por los francos, con quienes se fusionaron. Tercera letra del alfabeto griego, equivalente a nuestra ―g‖. Ciencia matemática que tiene por objeto determinar la figura y magnitud del globo terrestre y describir con detalle su campo de gravedad. Ciencia que estudia las relaciones entre el medio geográfico y la política nacional e internacional, considerando que las circunstancias sociales, económicas y políticas de una región, país o continente, vienen determinadas por las características naturales, físicas y humanas del mismo. Diversos pueblos que ocupaban en el siglo VI a.C. Escandinavia y Jutlandia, de donde iniciaron una lenta y progresiva emigración hacia Europa Central. Tras la desaparición del Imperio Romano en Occidente formaron diversos reinos: el suevo en Galicia, el anglosajón en Gran Bretaña, el vándalo en África, el visigodo en el Sur de Francis y en España, el ostrogodo y el lombardo en Italia, y el franco en Francia. En el siglo X, una nueva oleada de pueblos germanos se abatió sobre Europa, los llamados vikingos o normandos. Gloria. Guiar al buque en la derrota que debe seguir, u obedecer el buque al timón. (Voz inglesa): Oro. Embarcación pequeña y fina con dos palos o más. Pero todos con velas cangrejas, es decir, trapezoidales. Aparejo de velas áuricas / Aúrica: La vela


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Golfo: Goniómetro: Grada: Grado (Celsius):

Granada:

Grava: Guantelete: Guardacosta: Gulf Stream:

Halo: Hedgehog: Hegemonía: Hélice:

Hemisferio: Hertziano, (Herciano):

Híbrido: Hidroavión: Hidrodinámica: Hidrostática: Hulla:

que se enverga en su palo mismo por medio de racas / Raca: Anillo grande de hierro que sirve para que alguna cosa a él sujeta, pueda cerrar fácilmente. Porción del mar que se interna en la tierra entre dos cabos. Aparato receptor que detecta la dirección de donde provienen las radioondas. (ver Radiogoniómetro). Plano inclinado a orilla del mar o de un río, sobre el cual se construyen los barcos. Se aplica a los grados de la escala del mismo nombre / Escala termométrica dividida en 100° iguales desde la temperatura de fusión del hielo hasta la ebullición del agua. Se denomina también ―centígrado‖. Proyectil hueco de metal en el que se aloja un explosivo y se dispara con obús u otra pieza de artillería / Globo de cartón, vidrio, bronce o hierro, lleno de pólvora y con un espoleta atacada con un mixto inflamable. Durante ambas guerras mundiales las granadas eran tarros metálicos llenos de decenas de kilos de explosivos lanzados por morteros y destinados a la guerra antisubmarina. Piedra machacada con que se cubre y allana el piso de los caminos. Pieza de la armadura con que se protegía la mano. Embarcación destinada a la persecución del contrabando. Corriente del golfo / Corriente marina cálida del Atlántico Norte, que se forman al Oeste del canal de Florida y se dirige al NE. bordeando la costa de EE.UU hasta llegar a Noruega, donde se divide en varias ramas. Ejerce un influjo moderador sobre el clima marítimo del Oeste de Europa / Fué descubierta en 1513 por el español Antón de Alaminos. Resplandor, disco o circulo luminoso que suele figurarse detrás de la cabeza de las imágenes santas. (Ver Erizo). Supremacía que un Estado, pueblo, partido, persona, etc., ejerce sobre otro. Hablando con propiedad, el árbol de hélice. Esencial para los barcos de motor Diesel y de vapor como elemento propulsor. La rotación del árbol de hélice y el ángulo de sus paletas se combinan para generar la propulsión contra la masa de agua. Aplicado a la tierra, cada una de las dos partes en que queda dividida por el Ecuador. El norte se denomina ―Boreal‖ y el sur ―Austral‖. Relativo a las ondas hercianas- Descubiertas por Hertz, que transportan energía electromagnética, y tienen la propiedad de propagarse en el vacío a la misma velocidad que la luz. Se dice de todo lo que es producto de elementos de distintas naturaleza. Aeroplano que en lugar de ruedas de aterrizaje, lleva uno o varios flotadores para posarse sobre el agua. Parte de la mecánica que estudia el movimiento de los fluidos. Parte de la mecánica que estudia el equilibrio de los fluidos en reposo. Carbono fóxil de color negro, con una riqueza entre el 75 y 80 %. Se utiliza como combustible y por destilación se obtiene gas del alumbrado y carbón de


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Huracán: Íctineo: Impasse (voz francesa): Inodoro: Ionosfera:

Iron Duke: Islam:

Islandés: Istmo: Izar: Jarcia: Jeep: Jersey: Juanete: Kaiser: Kriegsmarine: Kurdo:

Lancha Rápida: Lancha:

Lanzatorpedos:

coque / También se emplea para la obtención de anilinas, perfumes, curtientes, cauchos, carburantes, resinas sintéticas, productos farmacéuticos, explosivos y abonos / Coque: combustible sólido que se obtiene de la destilación parcial de la hulla. También se emplea en metalurgia, como agente reductor de óxidos metálicos. Palabra de origen taino, usada por los nativos del Caribe para denominar a la tormenta. (Raíz griega: semejante a un pez). Punto muerto o situación en la que no se encuentra salida. Que no tiene olor / Taza del retrete. (Ver retrete). Conjunto de capas de la atmósfera que están por encima de los 80 km. Presentan fuerte ionización causada por la radiación solar, y afectan de modo importante a la propagación de las ondas radioeléctricas / Disociar una molécula en iones o convertir un átomo o molécula en ion. Duque de Hierro. Palabra árabe que significa ―Sumisión‖ a la voluntad de Dios (Alá). Sus seguidores son conocidos como musulmanes o mahometanos y su religión, a través de la ―Shariah‖ –que es la ley sagrada del Islám-, abarca todos los aspectos de la vida, no sólo las prácticas religiosas. Natural de Islandia / Estado de Europa, constituido por la isla de su nombre, situada en el Atlántico Norte, a unos 250 Km. al SE. de Groenlandia. Lengua de tierra que une dos continentes o una península con un continente. Hacer subir velas, banderas, embarcaciones menores o cualquier objeto, halando del cabo o aparejo del que están colgados. Aparejos y cabos de un buque. Vehículo todo terreno de origen militar, que se emplea para el transporte. Prenda de vestir, de punto, que cubre de los hombros a la cintura y se ciñe más o menos al cuerpo. Vela que va colocada más arriba que la gavía y está sostenida por el mastelerillo Título aplicado a los tres emperadores alemanes del Segundo Reich: Guillermo I, Federico III y Guillermo II. Proviene del término latino César. Marina de guerra (de Krieg: Guerra) Natural de Kurdistán, región montañosa de Asia Occidental, que se extiende esencialmente por el E. de Turquía, el N. de Irak, Armenia y el NO. de Irán. Sus habitantes, agrupados en tribus de religión musulmana, están divididos actualmente entre Turquía, Irán, Irak, Siria, Armenia y Azerbaiyán. Embarcación militar ligera, dotada de gran velocidad y de armamento fuertemente ofensivo. Bote grande para ayudar en las faenas que se ejecutan en los buques y para transportar carga y pasajeros en el interior de los puertos / Embarcación de remos para el servicio de buques mayores / Bote. Tubo de retrocarga destinado a lanzar los torpedos al agua. Pueden ser instalados en submarinos o buques de superficie. Algunas lanchas torpederas


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Lastre:

Legión Cóndor:

Legua: Liberal: Liberator:

Liberty: Libra esterlina: Libra: Línea de batalla:

Lion: Litera: Lombardo: Luftwaffe: Lusitania: Lützow:

y aviones, en lugar de lanzar los torpedos, los dejan “caer” al agua, en donde por sí mismos se ponen en marcha. En este caso se sustituye el tubo lanzatorpedos por un mecanismo de dos o tres soportes giratorios, llamado “canasta”, que mantienen suspendido al torpedo encima del agua hasta el momento del disparo, en que le deja libre y el torpedo cae por su propio peso. Peso añadido al barco o al bote para llevarlo al nivel deseado de flotación y aumentar la estabilidad. En un principio era grava, después metal, y algunas veces hormigón; ahora es más común el agua que posteriormente tiene la ventaja de ser más fácil de quitar y sustituir / En Lastre: navegar sin cargamento, por ejemplo, con las bodegas vacías. Nombre del escuadrón aéreo alemán que luchó a favor del general Franco durante la Guerra Civil española. Se constituyó en noviembre de 1936 al ser reforzado el contingente que venía operando desde el principio de la guerra. Con una organización autónoma dentro del Estado Mayor franquista participó en acciones de bombardeo masivo en diferentes frentes, proporcionando al bando nacionalista una decisiva superioridad aérea. La legua marina es la vigésima parte de la extensión lineal de un grado de meridiano terrestre. Que profesa doctrinas favorables a la libertad política en los Estados. Bombardero de gran autonomía, conocido como B-24. fué el cuatrimotor que alcanzó mayor número de unidades durante la Segunda Guerra Mundial: 18.188. Por su gran alcance los americanos lo emplearon como avión de transporte, reconocimiento, y bombardero de patrulla en la lucha antisubmarina. Velocidad: 467 km/h a una altura de 7.600 metros. Autonomía: 3.380 km. Con una carga de 2.270 kg. de bombas. Armado con 10 ametralladoras de 12,7 mm. y una dotación de 10 hombres. Libertad. Unidad monetaria del Reino Unido, dividida en 100 peniques. Medida de peso equivalente a 0,454 gramos. La que forman los navíos capaces de la mayor potencia de fuego. En la antigua marina se utilizaron dos medios de combate; la línea de frente referida a las galeras y la línea de fila asociada a los navíos que permitía obtener el mejor partido de la artillería y facilitaba el mando. La línea volvería a aparecer con la aparición del acorazado o del crucero, cuyo armamento estaba dispuesto en torres. León. Cada una de las camas adosadas a los mamparos y amuradas de un buque. Pueblo germánico que se estableció en el norte de Italia en el año 568, fundando un reino independiente. (alemán). Arma Aérea. Antigua provincia romana en España, que comprendía casi todo el actual Portugal. Ciudad de Alemania.


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Macho:

Magiar (Ver Húngaro):

Mamparo/mamparo estanco:

Mandato (internacional):

Manga: Maniobra: Mapa:

Mar gruesa: Mare Nostrum: Marea:

Marmita: Marxismo:

Mastelerillo:

La púa de bolina que pasa por el guardacabo del chicote de ésta, teniendo uno de las suyas hecho firme en el garrucho de la vela, mientras que por el guardacabos del otro pasa la “hembra”/ Parte inferior y más gruesa de los palos de los veleros. Pueblo de lengua afín al finlandés. Tras saquear repetidas veces los reinos cristianos y ser vencidos por el Emperador germánico Otón, se instalaron en el Danubio medio y fundaron un reino, origen de la actual Hungría. División vertical empleada para dividir un espacio interno del barco, tanto longitudinal como transversalmente. Estas peticiones pueden ser estancas, en cuyo caso las aberturas para permitir el paso a ellas tienen que poder sellarse, preferiblemente por control remoto. Potestad titular que, conferida e intervenida por la Sociedad de Naciones ejercía una potencia o Estado sobre otros territorios. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) recogió, modificándolo, este concepto. Los antiguos ―mandatos‖ pasaron a denominarse territorios bajo tutela, territorios en régimen de administración fiduciaria o fideicomisos y contaron con derechos muy superiores a los de los antiguos ―mandatos‖, de los cuales no perduran más que los africanos y el de Oceanía (a cargo de EE.UU), en calidad de fideicomiso de la ONU, ya que el resto se ha convertido en naciones independientes. Anchura máxima de un buque a la altura de la primera cubierta y de la cuaderna maestra. Operación mediante la cual se dan posiciones y movimientos a las embarcaciones, o el conjunto de todo el aparejo de ellas. Representación gráfica a escala de la tierra o parte de ella, en una superficie plana / representación geográfica de una parte de la geografía terrestre, en la que se da información relativa a una ciencia determinada. Marejada fuerte que provoca gran inclinación, abatimiento y oscilación de las naves. Expresión latina con que los antiguos romanos designaban al mar Mediterráneo. Movimiento periódico y alternativo de ascenso y descenso de las aguas del mar, producido por la atracción del Sol y de la Luna sobre ellas. Ese ciclo se repite cada 12 horas y 25 minutos, llevándose a cabo un desplazamiento horizontal de los límites del agua: el máximo o ascenso se denomina “pleamar” o “marea alta” y el mínimo “bajamar” o “marea baja”. Olla de metal con tapadera ajustada. Doctrina económica, política y filosófica elaborada por Karl Marx, partiendo del estudio de las relaciones económicas de la producción. Se funda en la interpretación materialista de la dialéctica de Hegel aplicada al proceso histórico y económico de la humanidad, y es la base teórica del comunismo y algunas corrientes del socialismo. Cada uno de los palos menores que van sobre los masteleros en ciertos buques de vela y que sirven para sostener los juanetes.


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Mastelero:

Mástiles:

Me-109:

Medieval: Megalomanía: Mein Kampf: Meleé (voz francesa): Menonita: Mentís: Mercurio:

Mesopotamia:

Meteorología: Metox:

Metrópoli: Milicia:

Milla náutica: Mina (submarina):

Cada uno de los palos menores que van sobre los principales en las embarcaciones de vela, y sirven para sostener las velas de gavia, juanetes y sobrejuanetes. Palos, montados verticalmente, normalmente sostenidos en cada costado y a proa y a popa, empleados para portar las velas. Los barcos más grandes tenían masteleros e incluso mastelerillos de juanete montados sobre el mástil más bajo. Un empleo secundario era proporcionar una plataforma para vigías y banderas de señales. Y eso continuó, especialmente en los buques de guerra, mucho tiempo después de haberse eliminado las velas. En los últimos tiempos los mástiles actúan solamente como plataformas para antenas de radio y radares. Avión militar. Uno de los mejores cazas en el período de 1936-1942. Diseñado por el ingeniero aeronáutico alemán, Willy Messerschmitt. También construyó el primer avión de reacción, que entró en combate en 1944. Relativo a la Edad Media de la historia. Manía o delirio de grandeza. (alemán). ―Mi lucha‖. Apelotonamiento de barcos en la batalla, sin orden ni concierto. Disidente de los anabaptistas que acepta la doctrina de Mennón, reformador holandés del siglo XVI. Acción de desmentir lo dicho por otra persona. Es el único metal líquido a la temperatura ordinaria, de color plateado brillante y muy pesado. Tiene la propiedad de disolver los métales y formar amalgama. Se usa para termómetros y barómetro; también en medicina, electrotecnia, industria química y de plásticos. Cuando se inhala o ingiere daña el sistema nervioso, produciendo graves envenenamientos. Del griego: ―Tierra entre ríos‖ / región de Asia, situada entre los ríos Eufrates y Tigris; cuna de la civilización occidental. Hoy en día, tal región corresponde en su mayor parte, a Irak. Ciencia que estudia los fenómenos atmosféricos. Detector de emisiones electromagnéticas, llamado también “Cruz de Vizcaya”, por su forma y porque había sido ideado para conseguir cruzar el golfo de Vizcaya, evitando la caza aérea aliado. El detector permitía sumergirse apenas el submarino estaba en el haz del radar que llevaban los aviones. Gran centro de actividades urbanas, con un mínimo de población cifrado en torno al millón de habitantes. Tropa o gente de guerra / Milicia popular: Cuerpos armados de voluntarios que apoyaron al ejército regular durante la Guerra Civil española a favor de la República. Medida internacional de distancia en el mar que se ha estandarizado en 1852 metros. Ingenio explosivo que se emplea para la defensa de puertos, radas, canales, y también posadas o sueltas en el mar, contra los buques enemigos.


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Misil:

Monitor:

Monopolio:

Mormón/Mormonismo:

Morse: Mousetrappins (ratonera):

Nautilus:

Nave:

Todas las armadas modernas tienen en servicio una gama de misiles cada vez más variados, que prácticamente han reemplazado a la artillería. De guiado activo o pasivo, esos misiles pueden ser superficie-superficie, superficie-aire, aire-mar. Igualmente los submarinos están provistos de ellos. Lanzados en inmersión, esos artefactos efectúan un recorrido en la atmósfera antes de alcanzar un blanco en superficie o un objetivo terrestre. Dentro del marco de la lucha contra otros submarinos, pueden acabar su recorrido dentro del agua. Por último, los submarinos propulsados nuclearmente disponen de misiles balísticos con cabezas múltiples, de un alcance de miles de kilómetros. Buque de combate acorazado, muy llano, sin bordas, provisto de torres de artillería gruesa, y a veces, con espolón. Fue construido el primero en Norteamérica cuando la guerra de Secesión. Concesión otorgada por la autoridad competente a una empresa para que ésta aproveche con carácter exclusivo alguna industria o comercio / Concepto económico que se refiere al polo opuesto al régimen de libre competencia. Movimiento cristiano milenarista fundado por Joseph Smith (1830) en EE.UU bajo el nombre de Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Su sucesor Brigham Young se trasladó con sus adeptos a Utah (1846-47) donde crearon la ciudad de Salt Lake City. Los mormones adoptaron originalmente una forma de vida inspirada en los antiguos patriarcas bíblicos. Sus libros sagrados son la ―Bíblia‖ y el ―Libro del Mormón‖ / Mormón: según las doctrinas mormónicas, último profeta que escribió el libro de su nombre sobre planchas de oro y reveló a Joseph Smith, por medio del espíritu de su hijo, Moroni, dónde estaba escondido / Milenarista: relativo al milenarismo, doctrina o creencia que suponía que Jesucristo reinaría en la tierra durante mil años antes del Juicio Final / Doctrina de los que pensaban que el fin del mundo acaecería en el año 1.000 / Patriarca: Persona que por su edad y sabiduría ejerce autoridad moral en una familia o colectividad/ Nombre que se da a algunos personajes del Antiguo Testamento por haber sido cabezas de numerosas familias / Profeta: persona que posee el don de la profecía / Profecía: predicción de las cosas futuras en virtud de un don especial. Sistema de telegrafía inventado por Morse, que utiliza un alfabeto a base de puntos y rayas. Rampa de 4 raíles con una elevación de 45º por la que se lanzaban pequeñas cargas explosivas antisubmarinas, cuya propulsión se efectuaba por medio de cohetes. (4º barco con el mismo nombre). Fue el primer submarino y buque de guerra nuclear del mundo. Entró en servicio en septiembre de 1954; en agosto de 1957 partió hacia su primer viaje bajo el hielo polar, un año más tarde se convirtió en el primer buque que alcanzó el Polo Norte geográfico; desde allí continuó su rumbo y después de 96 horas y 2.945 km. debajo del hielo, salió a la superficie al nordeste de Groenlandia. Cualquier embarcación.


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Navío:

Nazista (ab: Nazi):

Neón:

Nudo (Velocidad): O. K. W: Obra muerta: Ojo de buey: Oligarquía: Omaha: Ostrogodo: Palatino/a: Palo:

Panel:

Paneslavita: Panfleto: Pantoque: Panzer: Pañol: Paquebote:

Derivado del galeón, el navío encuentra su estilo en la primera mitad del siglo XVII. Con una relación eslora-.manga de 1 a 4.5, una toldilla integrada con el casco, este buque relativamente bajo en el agua ofrece una capacidad oceánica y una velocidad que podía alcanzar los 10 nudos, capaz de sostener el combate en la línea de batalla. A fines del siglo XVIII y principios del XIX los más importantes son de tres puentes que llevaban de 100 a 120 piezas de artillería. Partidario del nacionalsocialismo (nazismo). Movimiento político alemán dirigido por Hitler, su autoridad máxima. La doctrina entronca con el pensamiento pangermánico del siglo XIX, en su vertiente más reaccionaria (idea de la Gran Alemania, predestinación del pueblo germánico, exaltación de la raza aria). Elemento químico perteneciente al grupo de gases nobles del sistema periódico / Gas monoatómico, incoloro e inodoro que se encuentra en pequeñas cantidades en la atmósfera terrestre. Medida internacional de la velocidad de un barco (una milla náutica por hora). Siglas del Mando Supremo de las Fuerzas Armadas alemanas. Toda la parte de un barco comprendida entre la línea de flotación y la borda, es decir, la que permanece fuera del agua. Ventana o claraboya circular. Forma de gobierno en la cual el poder supremo es ejercido por un reducido grupo de personas. Ciudad de EE.UU en el Estado de Nebraska. Centro agrícola y ganadero. Se dice del individuo de aquella parte del pueblo godo que estuvo establecida al oriente del Dniéper, y fundó un reino en Italia. Relativo a palacios o propio de los palacios. Cada uno de los mástiles que conforman la arboladura de un buque. El lanzado hacia la proa del buque se llama bauprés. Los tres o cuatro verticales se llaman de proa a popa: trinquete, mayor, mesana y contramesana. Los palos constan generalmente de tres secciones: el palo macho, mastelero y mastelerillo. Compartimentos en que se dividen los lienzos de una pared, las hojas de puertas, etc. / Elemento prefabricado para construir divisiones en los edificios/ Grupo de personas que discuten un asunto en público. El individuo perteneciente a un movimiento político y cultural que propaga la unidad de todos los pueblos eslavos. Escrito en que se denigra o infama a personas, ideas o instituciones. Parte exterior del casco de un barco. (alemán). Blindado, tanque de guerra. Almacenaje seguro para explosivos. (Ver Santabárbara). Embarcación semejante al bergantín, con la diferencia de llevar vela mayor redonda como las fragatas, y mesana en lugar de cangreja, Por lo regular tal


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Parlamento: Patriarca:

Patricio:

Patrullero:

Penacho: Penuria: Percutor: Periplo: Periscopio:

Peróxido (de hidrógeno):

Pescante:

Petardo:

Petate: Pie:

Pillenwerfer:

Piloto (Pilotar):

buque solía servir de correo / Barco empleado en un servicio programado, regular, para transportar pasajeros y/o cargamentos. Cámara o Asamblea nacional o provincial que tiene como funciones básicas elaborar y aprobar las leyes, y controlar la actividad del Gobierno. Persona que por su edad y sabiduría ejerce autoridad moral en una familia o colectividad/ Nombre que se da a algunos personajes del Antiguo Testamento por haber sido cabezas de numerosas familias. Descendiente de los primeros senadores romanos establecidos por Rómulo, que formaban la clase social privilegiada, opuesta a los plebeyos / Individuo que por su nacimiento, riqueza o virtudes descuella entre sus conciudadanos. Buque ligero de guerra que puede desempeñar diversas misiones acompañando a buques de mayor porte; también puede cubrir vigilancia marítima. Grupo de plumas que tienen algunas aves en la parte superior de la cabeza / Adorno de plumas. Escasez. Pieza que golpea en cualquier máquina. Viaje de larga duración / Viaje de circunnavegación. Aparato óptico que permite a un observador cambiar el plano de visión. Funciona por medio de prismas verticales, o espejos situados en planos paralelos, que reflejan rayos incidentes en ángulos idénticos pero opuestos. En el mar se utilizan normalmente para permitir que los submarinos sumergidos vean la superficie, y también en torretas de cañones. Agua oxigenada: Líquido incoloro, soluble en agua, con débil olor a ácido nítrico. Disuelto en agua es muy utilizado en medicina como desinfectante y en otros usos. Una grúa pequeña de cuello de ganso equipada con un mecanismo de subida y bajada, normalmente utilizado para transportar y facilitar el lanzamiento y recuperación de botes (especialmente de botes salvavidas) desde un barco más grande. Tubo de cualquier materia no muy resistente, que se rellena de pólvora u otro explosivo y se liga y ataca convenientemente para que, al darle fuego, se produzca una detonación. (del ―náhuatl: estera). Esterilla de palma / Lío de la cama y la ropa de cada marinero y soldado en el cuartel o penado en su prisión. Medida de longitud subdividida en 12 pulgadas que en la España del siglo XVII equivalía a 27,8 cm. También conocido como pie de Burgos / Hoy, 0, 3048 m. Consistía en recipientes de sustancias químicas colocadas externamente al submarino, que en contacto con el agua de mar producía grandes y persistentes burbujas de acetileno, capaces de reflejar los impulsos goniométricos como si fuera otros submarino intentando confundir a la caza adversaria. El que dirige un buque en navegación.


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Pinzote:

Pirata:

Planeador: Platina: Pleamar: Plebiscito:

Plenipotenciario: Plusvalía:

Pocilga: Popa: Portaaeronaves:

Portaaviones: Porte: Práctico: Prisma: Proa: Protectorado:

Protocolo:

Provence:

Hierro acodillado en forma de escarpia que se clava para servir de gozne o macho, como los del timón donde se enganchan las correspondientes hembras. / Barra o palanca que se encajaba en la cabeza del timón y servía para moverlo. Barco, tripulación y capitán. Proviene del griego “peiratées”: emprendedor. Desalmados que atacaban, asaltaban y asesinaban en busca de un botín, sin obedecer Ley ni autoridad alguna. Aeronave sin motor, que se sustenta y avanza aprovechando solamente las corrientes atmosféricas. Disco de vidrio o metal, y perfectamente plano para que ajuste en su superficie el borde del recipiente de la máquina neumática. Límite superior alcanzado por una marea media / Tiempo que dura. Consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que se apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, ciudadanía, poderes excepcionales, etc. Se dice del agente diplomático investido por el Jefe del Estado de plenos poderes para resolver los asuntos de que trate. Incremento del valor de un bien mueble o inmueble por causas extrínsecas a la actividad de su propietario / En la teoría marxista, diferencia entre el valor producido por el trabajo del asalariado y la remuneración que recibe. Constituye la base del beneficio capitalista y, por lo tanto de la acumulación de capital. Establo para ganado de cerda / Cualquier lugar hediondo y asqueroso. Toda la sección trasera de un buque. En las marinas modernas la expresión portaaeronaves se refiere a una gama de buques cada vez más variados: portaaviones de combate provistos de una pista oblicua y catapultas, portaaviones simplificados que no disponen más que de helicópteros y aviones de despegue corto o bien porta helicópteros y buques de operaciones anfibias que unen barcazas con aeronaves. (Ver Portaaeronaves). Tamaño o capacidad de un buque. El piloto que conduce una embarcación en navegación costera y, principalmente, el que pilotea un buque para entrar o salir de puerto. Triangular de cristal, que se usa para producir la reflexión, la refracción y la descomposición de la luz. Toda la sección delantera de un buque. Parte de soberanía, especialmente sobre las Relaciones Exteriores, que un Estado ejerce en un territorio en el que existen autoridades propias. Su desarrollo estuvo ligado al fenómeno del colonialismo. Acta o cuaderno de actas relativas a un acuerdo, conferencia o congreso diplomático / Regla ceremonial diplomática o palatina establecida por decreto o por costumbre. Antigua Provincia de Francia.


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Prusiano: Puente: Pulgada: Queen Elizabeth: Queen Mary: Quemarropa: Quilla:

Rada: Radar:

Radical: Radiogoniómetro: Raid: Rayar / rayado:

Refectorio: Reich:

Remolcador: Reprise: Retrete:

Retrocarga:

Natural de Prusia / Antiguo Reino de Europa, el mayor y más importante de los que dieron origen a la nación alemana. (Véase cubierta). Medida de longitud, duodécima parte del pié, que equivale a 23 mm. / Medida inglesa de longitud equivalente a 25.4 mm. Reina Elizabeth. Reina María. Tratándose de un disparo de arma de fuego, hacerlo desde muy cerca. Primera pieza que se coloca al construir el buque; gran madero compuesto de varias piezas fuertemente empalmadas, que va en la parte más inferior del casco, de proa a popa y sobre el que se insertan, como en un espinazo, las cuadernas, que son como las costillas del buque. Bahía, ensenada. Aparato de búsqueda electrónica, llamado así por las iniciales de las palabras ―Radio detecting and ranking‖. El funcionamiento del radar se basa en la reflexión que sufren las ondas electromagnéticas que se propagan en el aire, cuando chocan con un obstáculo. Particularmente temible para los submarinos en su empleo montado en un avión, dada la rapidez del ataque que sigue a la detección. Partidario de reformas extremas, especialmente en sentido democrático. Aparato receptor que detecta la dirección de donde provienen las radiondas. Incursión militar en terreno enemigo, sin finalidad de conquista ni de apoderarse de botín. Práctica de tallar una serie de ranuras en espiral en la longitud del cañón de un arma de fuego con el fin de hacer girar el proyectil y así estabilizarlo en su vuelo. El sistema se adopto ampliamente en la Artillería Naval desde mediados del siglo XIX. (véase también: Ánima lisa). Habitación reservada en las comunidades y colegios para juntarse a comer. Voz alemana que significa ―Imperio‖. En la historia de Alemania se suelen distinguir tres períodos imperiales: el I Reich fue el Sacro Imperio Romano Germánico (desde Otón I hasta la paz de Westffalia); el II abarcó desde la proclamación del Imperio alemán en Versalles, tras la guerra franco-prusiana ganada por Guillermo I y su Canciller, Bismark (1870), hasta la derrota germana en la Primera Guerra Mundial (1918), y el III Reich (1939 – 45) proclamado por Hitler. Embarcación usada para toar (arrastrar) a otra. (Voz francesa): Paso rápido de un régimen de motor a otro superior. Aparato sanitario consistente en un recipiente adecuado para orinar o evacuar el vientre, con una cañería de desagüe y un depósito de agua para su limpieza / Habitación donde está instalada este aparato. Cañones que se cargan desde la recámara, por medio de un segmento que se puede quitar.


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Roble:

Roda: Rompehielos: Rompeolas: Rosario: Royal Oak: Rubro: Rumbo: Sabueso: Sahel:

Salva: Salvavidas: Samurai:

Santabárbara: Sarta: Scapa Flow: Schnorkel:

Semita:

Árbol de gran tamaño, copa ancha y longevo. Crece en casi toda Europa. Su madera es dura, compacta, de color pardo amarillento y muy apreciado en carpintería. Pieza gruesa y curva que forma la proa de la nave. Buque de forma, resistencia y potencia adecuadas para abrir camino en los mares helados. Dique avanzado en el mar, para procurar abrigo a un puerto o rada. Sarta de cuentas, separadas de diez en diez por otras de distinto tamaño, que sirve para hacer ordenadamente el rezo del mismo nombre. Roble Real. Título, rótulo. Dirección considerada o trazada en el plano del horizonte / Camino que uno se propone seguir. Persona que sabe indagar, que olfatea / Perro sabueso. Zona al Sur del desierto del Sahara. Se encuentran comprendidas en ella porciones más o menos extensas de Chad, Etiopía, Mali, Mauritania, Nigeria, Senegal, Sudán y Burkina Faso. Su clima es extremadamente seco. El acto de saludar o contestar a ese honor militar en cualquiera de los casos y forma / También se llama al saludo de la artillería, sin balas. Bote y / o aparato de especiales características que se usan para el salvamento de náufragos. Fueron en principio los guerreros que guardaban la corte imperial. El término se extendió paulatinamente a todos los guerreros provinciales, BUSHI, en general. Después, se aplicó el término a todo guerrero con rango o cargo oficial al servicio de un shogun o ―daimyo‖. Pañol en el que se guarda y custodia la pólvora en las embarcaciones / La cámara que da acceso a este pañol. Serie de cosas metidas por orden en un hilo cuerda, etc. / Serie de sucesos o cosas no materiales, iguales o análogas. Bahía y base naval en las islas Orcadas, archipiélago del Reino Unido al norte de Escocia. Tubo con una válvula en su extremo superior rebatible; de unos diez metros de largo; que permite la toma de aire, y la evacuación de los gases quemados, a un submarino de propulsión clásica, navegar a profundidad de periscopio utilizando sus motores diesel y así continuar funcionando con sus motores de combustión interna mientras permanece sumergido. Inventado en los Países Bajos en la década de 1930, no se utilizó mucho hasta que la armada alemana lo empleó en la Segunda Guerra Mundial, pero desde entonces ha sido universal. Naturalmente, no es necesario a bordo de los submarinos nucleares. Según la tradición bíblica, descendiente de Sem. Pueblos originarios del norte de Arabia que entre el V y el I milenio a. C., se asentaron en Oriente Medio, donde desarrollaron las grandes civilizaciones posteriores a las sumerias. Son


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Senado:

Serbio: Serviola:

Servomotor: Shogun:

Singladura:

Sonar:

Soviet: Squid (Calamar): Statu quo:

Stuka J-87:

Submarino:

de origen semita los acadios, amorritas y arameos, así como hebreos, fenicios y árabes. Asamblea de patricios que formaba el Consejo de la antigua Roma / Cuerpo legislativo formado por personas elegidas por sufragio o designadas por razón de su cargo, posición, título, etc. / Edificio o lugar donde los senadores celebran sus sesiones. De Serbia, llamado hasta 2003 Federación Yugoslava o Yugoslavia. Pescante muy robusto en las proximidades de la amura y al exterior del costado del buque / Estar de serviola: hallarse un marinero de guardia en aquel sitio por la noche. Aparato mediante el cuál se da movimiento al timón aplicando una fuerza mecánica. ―Gran General‖. Originalmente, título temporal que se otorgaba a los príncipes imperiales que dirigían campañas militares. Se hizo extensivo a los jefes guerreros queriendo legitimar su poder, como resultado de ser el brazo armado del emperador. De hecho, hubo varios shogun, que por grandes períodos ostentaron el poder supremo en Japón. Camino recorrido por un buque en veinticuatro horas durante una navegación / La acción de singlar, caminar ó navegar; y también la velocidad que lleva la nave. Siglas de Sound Navigation and Ranking; técnica de emplear ondas ultrasonoras para detectar objetos debajo del agua y, por extensión, el equipo que se utiliza. (Véase también ASDIC). Órgano de gobierno local en la antigua URSS / Agrupación de obreros y soldados durante la Revolución Rusa. Lanzacargas similar al erizo, pero con sólo tres cargas de mayor peso, con espoleta de efecto hidrotástico además de choque. Del latín; significa literalmente ―en el estado en qué‖. Se usa especialmente en la diplomacia, para designar el estado de cosas en un determinado momento – ―Per statuto in quio ante‖. Esto es, ―el estado en que estaban las cosas‖. Cazabombardero de ataque en picado. Probado con éxito en la Guerra Civil española por la ―Legión Cóndor‖. Más tarde utilizado en las campañas relámpago contra Polonia y Francia. Temido por sus efectos mortíferos, además del psicológico, creado por el sonido de unas sirenas que acompañaban su caída en picado. Fué usado en la batalla aérea contra Inglaterra, pero sufrió graves pérdidas debido a su pesadez y falta de maniobrabilidad en la lucha contra los cazas ingleses. Voló en el frente del Este hasta el fin de la guerra y se fué convirtiendo en un arma eficaz contra los tanques, empleando cañones de 37 mm. Hablando con propiedad, buque capaz de operar indefinidamente debajo del agua. Al principio los submarinos eran meros sumergibles y hasta que no llegaron los sistemas de propulsión anaeróbicos no se construyeron auténticos submarinos.


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Sudete:

Suevo:

Sultán: Sumerio: Sunderland Mark III:

Sword: Swordfish (Pez espada):

T. S. H: Taborita (Husita):

Táctica: Taino:

Tanque (de guerra): Telemetría: Teólogo: Termómetro: Timón:

Timonel:

Habitante de la región del mismo nombre, territorio enclavado en una cordillera de Europa Central, entre Polonia y la República Checa. Sus gentes, en su mayoría de origen alemán, sirvieron de base a un movimiento nacionalista de emancipación. En 1938 Hitler lo incorporó a Alemania. Después de la Segunda Guerra Mundial volvió a la República Checa. Se dice del individuo perteneciente a una liga de varias tribus germánicas que en el siglo III se hallaba establecida entre el Rin, el Danubio y el Elba, y en el siglo V invadió las Galias y parte de Hispania. La fuente reinante de la autoridad, que llega a convertirse en el término islámico usual para designar la soberanía. (Ver Acadio / Sumerio). Hidroavión. Cuatro motores de 1.065 hp cada uno; velocidad máxima 308 km/h. armado con una tonelada de bombas y cargas de profundidad, patrullaba el mar por más de 13 horas seguidas, escoltando a los convoyes cientos de kilómetros desde los puertos británicos. En el rescate marítimo su amplio fuselaje y largo alcance le permitía salvar muchas vidas. Bien armado, era una presa difícil para los cazas enemigos. (Voz inglesa): Significa ―espada‖. Avión bombardero británico. Uno de los pocos biplanos que estuvieron en servicio en el frente hasta el final de la guerra. Pese a tratarse de un tipo de avión anticuado, logró notables éxitos. Se utilizó además, de bombardero en servicio en los portaaviones, como lanzaminas. Siglas de Telegrafía Sin Hilos. Seguidores del reformador religioso checo Jan Hus. A su muerte, sus seguidores interpretaron su causa de modo político: defensores de su nacionalismo. Los Husitas exaltados establecieron una comunidad a la que llamaron Tabor, de ahí su nombre de taboritas, que se entregó a la violencia social y a la destrucción de templos, monasterios, etc. Conjunto de reglas a que se ajustan en su ejecución las operaciones militares. nombre con el que los historiadores y arqueólogos han denominado a la población indígena que habitaba parte de Puerto Rico, Cuba y la isla de Santo Domingo a la llegada de los españoles. Automóvil de guerra blindado y con armas de artillería que, moviéndose sobre una llanta flexible y articulada puede andar por terrenos irregulares. Medida de distancia entre objetos lejanos. Persona especializada en Teología, ciencia que trata de Dios, de sus atributos y perfecciones. Instrumento que sirve para medir la temperatura. Tabla o aleta vertical colocada en la línea central del barco en el codaste, originalmente (y todavía en barcas pequeñas) de sencillos pinzotes conocidos como machos y unidos directamente a la barra del timón o por cuerdas o cadenas a la rueda de dirección que, cuando adquiere cierto ángulo con el curso del barco, provoca un cambio de dirección. Persona que gobierna el timón de la nave.


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Tonelada:

Tonelaje:

Topografía:

Torch (antorcha):

Medida de capacidad de carga antigua. Actualmente la tonelada métrica de 1.000 kilogramos es unidad de desplazamiento de la nave. La tonelada de registro bruto o neto, es una medida de volumen, equivalente a 2.183 metros cúbicos. Capacidad de carga transportada por un buque mercante o el desplazamiento de un buque de guerra. En un buque mercante, el tonelaje se puede calcular de varias formas (el termino procede de “tonel” –tonel de vino-., la unidad de carga estándar original y “tonel” significa 100 pies cúbicos). Como los buques de guerra casi siempre están cargados en su totalidad y preparados para la batalla, el tonelaje naval es una medida del peso del navío. Se calcula por medio del principio de Arquímedes de que un cuerpo que flota empuja a los costados, o desplaza su peso en agua. La longitud en pies cúbicos del casco de un barco bajo el agua con carga de combate corresponde al volumen de agua desplazada; cada 35 pies cúbicos de agua de mar pesa una tonelada gruesa, a 2.240 libras. Por lo tanto, un buque de guerra que desplaza 35.000 pies cúbicos de agua de mar tiene un peso, o desplazamiento, de 1.000 toneladas gruesas. Un acorazado típico desplazaba por lo menos 700.000 pies cúbicos de agua de mar, lo que se traduce en 20.000 toneladas. Tonelaje bruto es el volumen interno total del casco de un barco que procede de un cálculo basado en sus dimensiones. El tonelaje neto es el volumen interno disponible para la carga (es decir, el tonelaje bruto menos el espacio para acomodo de la tripulación, maquinaria, carboneras, etc). El tonelaje de peso muerto es una medida de carga total de cargamento, fueloil y provisiones que puede transportar un buque cuando va a plena carga. La capacidad de los buques de carga a granel se expresa siempre en metros cúbicos. En los barcos mercantes el tonelaje siempre ha sido una medida de capacidad antes que de desplazamiento. Se calcula dividiendo el volumen interior utilizable en pies cúbicos por 100: un número arbitrario. Así pues, un navío que tenga 100.000 pies cúbicos de capacidad esta catalogado como de 1.000 toneladas. Esta medida no tiene nada que ver con el peso del barco. En verdad, la misma palabra tonelada deriva de la practica inglesa del siglo el de imponerle a los barcos mercantes un impuesto acorde con la cantidad de barriles o toneles de vino que cada uno era capaz de transportar en su bodega. Arte de describir y delinear detalladamente la superficie de un terreno o territorio de extensión no grande / Conjunto de particularidades que presenta un terreno en su configuración superficial, es decir, la forma de su relieve y la estructura de los dos niveles que lo configuran. Nombre clave para el desembarco de los Aliados en Marruecos y Argelia, a partir del 08-12-1942. Dirigido por D. Eisenhower, con las costas marroquíes y Casablanca como primer objetivo. La ciudad fué defendida por la Marina francesa. El grupo central desembarcó en Orán donde también resistieron los franceses. El grupo Este desembarcó en Argelia. Protegían las operaciones 8 acorazados, 12 portaaviones, 15 cruceros y 81 destructores. El 10-12-42, se


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Torpedero (avión): Torpedero:

Torpedo:

Torre / Torreta:

Tóxico: Trailla: Tramp: Transiberiano: Trapezoidal: Trasatlántico:

Trasbordador: Travesía: Trineo: Trinquete (Palo de): Trípode: Trípoide: Tripulación: Tronera:

produce un alto el fuego tras un telegrama del Mariscal Petain al Almirante Darlan, Comandante en Jefe de las tropas francesas en el Norte de África. Destinados a disparar torpedos. Sucesor de la lancha portadora de los torpedos de botalón; el torpedero armado con torpedos Whitehead, bajo la forma de un buque rápido y poco visible, alcanza unas cien toneladas. No escapa, sin embargo, a la clásica carrera del desplazamiento y en 1939 los torpederos de alta mar llegaron a las 1.500 toneladas. Siempre aptos para el lanzamiento de torpedos, su tarea principal acaba por convertirse en la lucha antisubmarina / Se dice del barco o avión de guerra destinado a disparar torpedos. En un principio una mina amarrada; posteriormente una carga explosiva al final de un palo colgado de las amuras de un barco pequeño. En términos modernos, un torpedo es un explosivo autopropulsado, guiado o no, que va por la superficie del mar o por debajo del agua. Es de esta forma como lo inventó Robert Whitehead en la década de 1860. El nombre procede de un pez pequeño capaz de lanzar una descarga eléctrica. En un principio una especie de caparazón blindado que cubría un cañón que giraba con la plataforma sobre la cual se montaba dicho cañón. Posteriormente la cubierta acorazada se convirtió en una parte integral del soporte giratorio, soportando el cañón o cañones. Se dice de las sustancias venenosas o que producen efectos muy negativos sobre el organismo. Cuerda o correa con que se lleva al perro atado a las cacerías / Un par de perros atraillados o conjunto de esas traíllas unidas por una cuerda. (Voz inglesa). Buque de carga que no cubre una línea regular y aprovecha las ofertas de fletes más favorables. Ferrocarril transcontinental que une Moscú con el puerto de Vladivostok en el litoral del Pacífico, atravesando grandes extensiones de Siberia. Derivado de trapecio / Trapecio: Cuadrilátero que tiene paralelos solamente 2 de sus lados. Puede ser de 3 clases; rectángulo, isósceles y escaleno. Barco de transporte de pasajeros con un programa fijo, normalmente en rutas oceánicas. El término se hizo común desde mediados de la década de 1800. Embarcación que circula entre dos puntos y sirve para transportar viajeros y vehículos. Viaje que hace un buque de un sitio a otro. Vehículo sin ruedas para caminar sobre el hielo y la nieve. Palo siguiente a la proa de un buque. Armazón de tres piezas. Con rasgos de trípode. El personal que lleva una embarcación. Abertura en el costado de un buque, en el costado de una muralla o en el espaldón de una batería.


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Troya:

Turbina de vapor:

U-boot:

U-bootwaffe: Utah:

Utopía:

Vándalo:

Velamen: Velas Cuadras: Velas Latinas: Vendaval: Verga: Vichy:

Vigía:

Antigua ciudad de Asia Menor, inmortalizada por Homero en la ―Iliada‖. Sitiada la ciudad por los griegos, Ulises consiguió penetrar en la misma, mediante la célebre estratagema del caballo de madera. Motor rotatorio en el cual se emplea vapor para mover las paletas de la turbina situadas en un eje. Más adelante, Parson, el inventor y otros, crearon un sistema de engranaje (reducción simple, reducción doble) que hizo que la turbina fuera más eficaz que la turbina de transmisión directa original, permitiéndole operar a velocidades mucho más altas. Abreviación de Untersee-boot, submarino en alemán. Contrariamente con lo que sucede en la mayoría de los demás países, la armada alemana de ambas guerras mundiales no dió nombres individuales a sus submarinos. Estos eran siempre designados por la letra U seguida de un número de serie. Arma de Guerra Submarina. Estado centroccidental de EE.UU. en las montañas Rocosas. Su capital es Salt Lake City. Explorado por los españoles en el siglo XVIII, la colonización del Estado fué llevada a cabo, sin embargo, por los mormones, a partir de 1847. Por el Tratado de Guadalupe- Hidalgo (1840), México cedió Utah a EE.UU. La descripción de una sociedad ideal situada en una abstracción de tiempo o espacio. Platón elaboró el modelo clásico de sociedad ideal en su obra ―La República‖. Esta construcción especulativa reaparecía en el siglo XVI con Tomás Moro en su obra ―Utopía‖. Con Tommaso Campanella en 1602 y su obra ―La ciudad del Sol‖ reaparece la descripción detallada de una sociedad comunitaria ideal, orientada hacia la consecución de la virtud. En el siglo XIX la Utopía fue defendida por el socialismo y en el XX por personajes aislados, muchos de ellos con un carácter más visionario que riguroso. Este pueblo cruzó el Rin en el 406 y después de atravesar la Galia (Francia), penetró en España. Después de 20 años de pillaje pasaron al norte de África, donde establecieron un reino que duró hasta el 533. Masa total de las velas de un buque. Velas rectangulares o trapezoidales regulares, que se envergan por su parte superior en vergas que cruzan los palos. Velas triangulares, una de cuyas relingas vá envergada en una percha que es izada o arriada con la vela. Viento fuerte y sostenido que no llega a ser temporal declarado. Palo largo de madera o de metal que cruza el mástil de un barco y en el que se coloca una vela. Ciudad de Francia central. En 1940 contaba con 25.000 habitantes. Tras el armisticio, se convirtió en la residencia del Gobierno francés del territorio no ocupado por Alemania. Los alemanes entraron en él en noviembre de 1941 y lo abandonaron en agosto de 1944 ante el avance de los aliados, llevándose consigo a los miembros del Gabinete de Petain. Persona destinada a vigilar el mar o la campiña.


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Vikingo:

Visigodo:

Warrior: Wellington:

Werhrmacht: Wildcat:

Yelmo: Zar: Zozobrar:

Pueblo escandinavo que entre los siglos VIII y XI realizó diversas expediciones marítimas por las costas de Europa occidental y exploró regiones del Atlántico Norte; también llamados normandos. Rama del pueblo godo que penetró en el Imperio Romano. Fueron asentando su dominio en la Península Ibérica hasta que en el año 711 fueron derrotados decisivamente por los musulmanes que penetraron en España. Guerrero. Bombardero medio de la casa Vickers. La estructura geodésica de sus ventanillas y el grueso de su fuselaje le ayudaba a aguantar los impactos del fuego de artillería. A estos aviones también se les incorporó un aro externo electromagnético alrededor de su estructura para activar las minas alemanas dotadas de un fusible magnético. Para ser eficaces, estos ―imanes‖ voladores tenían que volar a ras de las olas, tanto, que a veces resultaban dañados por las minas que detonaban. Nombre dado al Ejército de Tierra alemán. (gato salvaje). Caza Grumman F4F. (1942). Armado con 6 ametralladoras calibre 50, depósitos de combustibles autosellantes, blindaje protector y un motor de 1.200 caballos de fuerza. Era poco ágil comparado con el ―Zero‖ japonés y tenía un alcance de sólo 1.250 km. Parte de la armadura antigua, que resguardaba la cabeza y el rostro. Título que se daba al emperador de Rusia y al soberano de Bulgaria. Proviene del latín ―César‖. Perderse la embarcación, yéndose a pique.


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PERSONAJES PERTENECIENTES AL VOLUMEN III Abd el Kader o Abd al Qáder ben Muhyí Din: Caudillo argelino (1807 – 1883). Desde 1832 sostuvo una guerra contra la colonización francesa de Argelia. Llegó a dominar Orán (1837), que le fue reconocido por el tratado de Tafna. Quiso crear un Estado musulmán, dotado de un ejército y una administración moderna, pero en 1840 Francia inició una brutal y definitiva conquista del país, lo que le obligó a huir a Marruecos (1843) y más tarde a entregarse a los franceses (1847). Estuvo en prisión hasta 1852. Agamenon: Rey de Micenas; Jefe de los griegos en el sitio de Troya. Alejandro III: (1845 – 1894). Sucedió a su padre, Alejandro II, en 1881. Partidario del sistema autocrático, reforzó la censura, recortó el poder de las asambleas provinciales e impulsó una política de rusificación de las minorías étnicas y religiosas. Durante su reinado se produjo un fuerte impulso económico. Se construyó el ferrocarril transcaspiano y se comenzó el transiberiano. En política exterior mantuvo las líneas de acción de sus predecesores. Le sucedió su hijo Nicolás II. Alejandro Magno: Rey de Macedonia (356-323 a.C.) hijo de Filipo y Olimpia. Educado por Aristóteles. A la muerte de su padre, arrasó algunas ciudades griegas que se habían sublevado. Atacó a Persia y en 4 años derrotó a los persas y se apoderó de su Imperio. Fundó Alejandría. Realizó expediciones por Oriente y marchó hacia la India; tuvo que retroceder por el cansancio de sus tropas. Murió de fiebres (o envenenado), sin haber establecido un mecanismo de sucesión. Amudsen, Roald: Explorador noruego. Realizó expediciones a ambos Polos y en 1903 descubrió el paso del Noroeste. Fue el primero en llegar al Polo Sur, en 1913. Sobrevoló el Polo Norte en 1926 y murió al ir en socorro de otra expedición, la del italiano Nobile. Armstrong, William George: Ingeniero e inventor ingles. En su juventud fue agente jurídico y comenzó a publicar varios trabajos sobre electricidad. Luego inventó una grúa hidráulica y una máquina hidroeléctrica, pero la mayor celebridad la debe a la fabricación de artillería rayada y al cañón de su nombre, que supuso una verdadera revolución. También construyó buques de guerra y en 1887 se le concedió el título de Barón. Después de su muerte, su empresa se unió a otra para formar la Vickers Armstrong Ltd, la gran sociedad de armamento. Azueta, Manuel: Nació en Pueblo Viejo (Veracruz en 1862 y murió en 1925). Ingresó al Colegio Militar en 1878, donde cursó la carrera naval; se perfeccionó en los Astilleros de Cartagena, España y regresó a México en 1884. Navegó en ―La Libertad‖ y ―La Zaragoza‖, trajo al país varios barcos y fue Director de la Escuela Naval de 1904 a 1906 y de 1909 a 1911. En ese año obtuvo el grado de Comodoro y en 1912, se le nombró Jefe de la Flotilla del Golfo. Fiel a Madero durante la revuelta felicista, continuó en el puesto, sin embargo, durante el gobierno de Victoriano Huerta. El 21 de abril de 1914, al ocurrir la invasión de los norteamericanos a Veracruz, y cuando ya las fuerzas del General Gustavo Maas habían evacuado la Plaza, el Comodoro Azueta se dirigió a la Escuela Naval y gritó a los Cadetes ―a las armas, muchachos; la patria está en peligro‖. Se improvisaron barricadas en el piso alto y se abrieron aspilleras en el bajo. El fuego se generalizó a la 1:00 p.m., cuando los norteamericanos cruzaron por detrás del mercado, en construcción, a unos 200 metros de la Escuela. El edificio fue bombardeado por el ―Prairie‖ y ametrallado por algunas lanchas. El tiroteo menguó a las 05:00 p.m. mientras los invasores se iban apoderando, palmo a palmo, del centro de la ciudad. Entre las 07:00 p.m. y las 07:30 p.m. Azueta dirigió la evacuación del edificio, ya destrozado; de dos en dos, salieron por una ventana del comedor, oficiales, alumnos y marineros de la Intendencia, más el Comodoro, que caminaron hasta Tejería para tomar el ferrocarril. Llegaron a la ciudad de México el día 26. El día 22, sin embargo, los barcos ―S. Francisco‖ y ―Chester‖ volvieron a bombardear la Escuela, pues creyeron que todavía estaba ocupada por los alumnos. Azueta vivió después en Cuba, y nuevamente en Veracruz, donde en 1919 fue invitado de honor a la reapertura de la Academia Naval.


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Babeuf, Francois Noel: (Llamado Gracchus Babeuf). Revolucionario francés (1760 – 1797). De origen humilde y autodidacta, concibió el proyecto de redimir a los miserables por medio de un reparto equitativo de las riquezas y, en último término, por la disolución de la sociedad, si con el reparto no se obtenía el resultado apetecido. Al ver que la Revolución no respondía a sus ideales la atacó rudamente, intentó derrocar al Directorio (Conspiración de los Iguales) e implantar una dictadura revolucionaria que pusiese en práctica su doctrina (Babuvismo). Murió ajusticiado. Bacon, Francis: Filósofo y político inglés (1561-1626). Es uno de los fundadores del método experimental; combatió la filosofía escolástica y exigió de la ciencia que ayudará al hombre a dominar la naturaleza. En la novela ―Nova Atlantis‖ proyectó un estado utópico, científicamente organizado. Badoglio, Pietro: Mariscal italiano. (1871-1956). Participó en la campaña de Eritrea (1896) y en la de Trípoli (1911-12). Jefe de un Cuerpo de Ejército en la Primera Guerra Mundial, fué gobernador de Libia, Comandante del Cuerpo Expedicionario de Abisinia (1935) y Virrey de Etiopía (1936). Se mostró contrario a que Italia atacase a Francia. A la caída de Mussolini se hizo cargo del Gobierno y concluyó el armisticio con los Aliados. Baker, Samuel White: Explorador británico. Tras seguir el curso del Nilo durante 1 año, descubrió un lago, desconocido hasta entonces por los geógrafos, al que bautizó, como Alberto (1864). Baker, Samuel White: Explorador británico. Tras seguir el curso del Nilo durante 1 año, descubrió un lago, desconocido hasta entonces por los geógrafos, al que bautizó, como Alberto (1864). Barbarroja, Jair Al-Din: Hermano de Haruj. Fue ―bey de Argel‖, bajo la soberanía del sultán otomano. Luchó contra los españoles a la orden de los sultanes turcos Solimán y Selím y conquistó Túnez. Carlos V envió contra él una escuadra al mando de Andrea Doria, que le venció. Nombrado gran almirante por Selím I se enseñoreó del Mediterráneo hasta 1544, año en que se retiró a Constantinopla. Bauer, Wilhelm: Ingeniero alemán. En su juventud era tornero e ingresó en el ejército, donde fue suboficial de artillería e inventó una cabría para el manejo de las piezas. Con ayuda de sus compañeros de armas construyó en Kiel, el año 1850, un submarino, cuyas características principales eran: eslora, 8 metros; manga, 1.85 m; puntal, 2.70 y 35 toneladas de desplazamiento. Como elementó de propulsión disponía de una especie de hélice accionada a mano por medio de volantes; tenía asimismo, doble fondo y la estabilidad longitudinal se regulaba por un peso trasladable con un tornillo sin fin. En un primer ensayo tuvo la virtud de ahuyentar a los buques daneses que mantenían bloqueo en la rada. Durante una inmersión, hallándose a bordo Bauer y dos marineros, las planchas de la popa cedieron y el submarino se puso vertical y por último acabó yéndose al fondo, a 18 metros. Después de 15 horas angustiosas, los tres consiguieron escapar y fueron recogidos. El submarino, rescatado en 1887 pasó a un museo. Bauer se fue al servicio de Rusia y construyó allí otro submarino de mayores dimensiones. Las pruebas duraron varios meses, efectuando 134 inmersiones. Para ese entonces, Bauer saco fotografías del fondo, iluminado por un proyector fijo a un portillo. Hubo de sufrir las envidias del Almirantazgo ruso, hasta que partió la orden de hundir el submarino. Descorazonado, Bauer abandonó Rusia y se ocupó luego en trabajos de salvamento de buques hundidos, para acabar sus días en la miseria y tras penosa enfermedad que le tuvo siete años postrado en el lecho. Beatty, David. Conde de: Almirante inglés. De guardiamarina, se distinguió en las campañas de Egipto y Sudán. Tomó parte en China en la lucha contra los ―boxers‖. Ascendido a Contralmirante fue nombrado Secretario naval del Primer Lord del Almirantazgo. Luego fue Jefe de la Primera Escuadra de cruceros de batalla. En la I Guerra Mundial realizó con sus buques un ataque a Heligoland, hundiendo varios barcos enemigos y rechazando poco después una incursión de los cruceros alemanes contra la costa inglesa. Tomó parte importante en el combate de Dogger Bank. Ascendido a Vicealmirante, un año después participó en la batalla de Jutlandia como Jefe de la vanguardia de la Gran Flota, a la que sucedió en el mando. Además de otorgarsele varios títulos de nobleza, fué nombrado Primer Lord del Almirantazgo.


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Bessemer, Henry: Inventor inglés. Aunque sin formación cultural, estaba dotado, de singular aptitud para la mecánica. Durante la guerra de Crimea llegó al convencimiento de la necesidad de mejorar los aceros. Descubrió dos años más tarde el proceso que le ha hecho famoso y que se conoce por su nombre. Bismarck, Otto-Leopold, von. Príncipe de: Político y diplomático alemán. Guillermo I le nombró Primer Ministro en 1852. Impuso el plan de reforma del ejercito prusiano y estableció como objetivo fundamental de su actuación la unidad alemana, que desarrollo en tres fases: Guerra de Prusia y Austria contra Dinamarca; guerra austro-prusiana que terminó con la victoria de Sadowa (1866), con lo que Prusia se convirtió en la primera potencia alemana y, guerra franco-prusiana con la que se consiguió la reunificación de todos los Estados alemanes. En 1871 Guillermo I fue proclamado Emperador y Bismarck, Canciller del II Reich. A partir de 1878 estableció una política proteccionista e introdujo los Seguros Sociales obligatorios. Actuó como arbitro de la política internacional, creando un complejo sistema de alianzas con Austria, Italia y Rusia, a fin de mantener aislada a Francia y dirigió al reparto de África en la Conferencia de Berlín (1884-85). Las diferencias con el nuevo Káiser, Guillermo II, le llevarían a dimitir en 1888. Blume Othon, Federico: (1831 - 1901). Ingeniero, nacido en la isla de Santo Tomás (Antillas Danesas), de padre alemán y madre venezolana, prima hermana del Mariscal Antonio José de Sucre, vencedor en Ayacucho. Trabajó en EE.UU., construyendo ferrocarriles y más tarde hizo lo mismo en Chile. Finalmente se asentó en Perú participando en la construcción de varias vías ferrocarrileras y puentes. Desarrolló los planos y construyó un modelo de submarino, más terminada la guerra contra España el proyecto quedó en el olvido. Durante la Guerra del Pacífico contra Chile, construyó otro submarino en Paita, siendo trasladado a bordo de un transporte hasta El Callao, en donde fue probado, realizando una inmersión exitosa; más tarde sería hundido para evitar que los chilenos se apoderaran de él. Blume, precursor del arma submarina, falleció el Lima. Bourne, Wiliam: (1578 - ?). Marinero de la Marina Real inglesa. Diseñó una nave cerrada que podía sumergirse. Bruce, William Speirs: Explorador y Oceanógrafo escocés. Fue uno de los principales exploradores polares. Tomó parte de la expedición al Antártico en 1892 – 1896 y 1908. Burguiba, Habib Ben Alí: Político tunecino. Contribuyó decisivamente a la independencia de su país del que fue nombrado primer Presidente de la República (1957). Reelegido en varias ocasiones, la última lo fue de forma vitalicia (1974). En noviembre de 1987, tras ser declarado incapaz para gobernar, fue sustituido como Jefe del Estado por Zine el Abidin Ben Alí. Burton, Richard: (1821 – 1890). Educado en Francia e Italia, fue un excelente lingüista. Tradujo ―Las Mil y Una Noches‖ del árabe, el ―Kama Sutra‖ del hindi y otros textos clásicos, del persa, como ―El Jardín Perfumado‖, de Nefzaoui. Militar en el ejército británico en la India, estudió en 1845 la prostitución homosexual en Karachi y lo detallado de su informe le ganó el desprecio de sus compañeros de armas. En 1853, disfrazado de musulmán afgano, visitó La Meca, aunque no fue el primer occidental que lo hacía. Sí lo fué en entrar en la ciudad prohibida de Harar en Etiopía, antes de viajar con John Speke en busca de las fuentes del Nilo. Fue cónsul en Fernando Poo, Santos (Brasil), Damasco y Trieste, donde falleció. Bushnell, David: Ingeniero estadounidense. Se le atribuye la invención de las armas submarinas, siendo llamado el ―padre de la guerra submarina‖. Inicio sus experiencias cuando era un obrero y emigró a Francia en busca de apoyo del gobierno francés, ya que no lo encontraba en el americano. Después, volvió a América. En 1776 construyo una embarcación submarina, ―The Turtle‖, (La Tortuga), que se utilizó casi en plan de ensayo en la guerra de Independencia de USA. Los principales ensayos de Bushnell se dirigieron posteriormente al torpedo. Proyectó uno a remolque y otro flotante. No tuvo gran adelanto el arma por desconocerse en aquel tiempo el empleo de los altos explosivos y tener que reducirse a usar pólvora. Caillié, René-Auguste: (1799 – 1838). Antes de sus 20 años, el joven y humilde obrero francés ya había viajado dos veces a la zona francesa de Senegal y recorrido parte del interior. Logró llegar a pie a Tombuctú en 1828,


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disfrazado de viajero musulmán. El relato de sus peripecias, en tres volúmenes, se publicó en 1830 en francés y pronto fue traducido al inglés. Nunca se recuperó del desgaste físico sufrido en el viaje y no volvió a África. Calvo Sotelo, José: Político, economista y jurisconsulto español. Diputado, se convirtió en el líder de la derecha y contribuyó a la radicalización de la lucha en el Parlamento. Murió asesinado el 13 de julio de 1936, en vísperas del comienzo de la guerra civil. Campanella, Tommaso: (1568 - 1639). Filósofo y poeta italiano, monje dominico. Defendió las doctrinas de Telesio, atacando la filosofía de Aristóteles y el escolasticismo en general. Acusado de herejía, fue torturado y estuvo preso durante 27 años. Su pensamiento participa del sensualismo y del animismo, y propugna la exaltación de la ley natural. Su obra más importante, "La ciudad del Sol" es una utopía en la que se define las características de un Estado político - religioso ideal. Carlos I: Emperador de Austria y rey de Hungría (1887 – 1922). Sucedió a su tío abuelo Francisco José I en 1916 y abdicó en 1918. Clemenceau, Georges: Político francés (1841 – 1929). Republicano a ultranza, fue jefe del partido radical, ministro del Interior y presidente del gobierno (1906 – 09 y 1917 – 20). Contribuyó desicivamente a la victoria aliada en la Primera Guerra Mundial. Participó en la conferencia de paz y en el tratado de Versalles (1919), pero sus actitudes intransigentes así como su profundo anticlericalismo le granjearon muchas enemistades, por lo que fue apartado de la presidencia Clinton, Bill: Político estadounidense. Gobernador de Arkansas. Accedió a la presidencia de EE.UU en 1992, representando al Partido Demócrata obtuvo la reelección en 1996. Fue sustituido por George W. Bush a principios del 2001. Cochrane, Thomas: Almirante inglés. Conde de Dundonald y Marqués de Maranhao. Durante bastante tiempo sirvió en la Marina de su país y en un crucero por las costas de Francia destruyó parte de una escuadra francesa, pero en 1814 causó baja en la Armada británica, acusado de fraude. Después de tomar parte en las luchas por la independencia de Chile y Perú (1818 – 1822), fue contratado por el emperador brasileño Pedro I, quién lo nombró primer Almirante de la Armada de Brasil. Continuó por algún tiempo en ese servicio, más en 1827 pasó a comandar la Flota griega en su lucha de independencia contra Turquía. En 1832 Inglaterra lo reestableció en sus títulos y dignidades. Colomb, Philip Howard: Vicealmirante inglés. Escritor y táctico naval. Sirvió primero en el mar de Portugal y en el Mediterráneo. Tomó parte en las operaciones contra los piratas en aguas de China y en 1852 – 53 en la guerra de Birmania. Estuvo en la expedición ártica de 1854 y operó en el Báltico. Durante la guerra rusa luchó por la supresión de la trata de esclavos. Colomb fue uno de los primeros marinos que previeron las profundas transformaciones que habrían de seguirse por la introducción del vapor en los buques, y la necesidad de establecer un nuevo sistema de señales y un nuevo método de táctica naval. Su sistema de señales, ideado en 1858, fue adoptado por la Armada inglesa. Fue autor de la obra ―Naval Warfare; its ruling principles and practice, historically treated‖ – Londres 1891. Corbett, Julian Stadfford: Escritor naval inglés. Fue director de la sección histórica del Comité de Defensa Imperial. Su obra maestra fue ―Fighting Instructions‖, (Instrucciones de Combate), publicado en 1905, trabajo de gran interés desde los puntos de vista estratégicos y tácticos. Escribió varias obras más, todas de interés naval e histórico, destacándose también con ―Some principles of maritime strategy‖, (Algunos principios de estrategia marítima), obra que fue traducida a varios idiomas. Cunningham, Andrew Browne: Almirante británico (1883-1963). Ascendido a contralmirante en 1933, ejerció cuatro años más tarde el mando de una flotilla de destructores en el Mediterráneo. Ocupó el cargo de subjefe del Estado Mayor y en 1939 se le confió el mando de las Fuerzas Navales británicas en el Mediterráneo. En desacuerdo con los procedimientos del Almirantazgo respecto a la flota francesa, consiguió evitar en Alejandría una repetición del drama de Mers el-Kebir. Llevó a cabo con éxito un ataque contra la flota italiana en Tarento y


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después ejerció el mando de las fuerzas navales que aseguraron el desembarco aliado en el norte de África. Una vez obtenida la capitulación de la flota italiana en 1943, regresó a Londres, donde desempeñaría hasta 1946, con el título de Primer Lord del Almirantazgo, las funciones de Jefe del Estado Mayor de la Armada. En 1951 publicó su obra ―La odisea de un marino‖. Falleció en Londres. Chamberlain, Arthur Neville: Político inglés (1869-1940). Entre 1923 y 1937, tres veces Ministro de Bienestar Social y dos veces Canciller del Tesoro. Después, Primer Ministro. Trató de lograr una distensión en Europa con su política. En septiembre de 1938 estampa su firma en el documento del Tratado de Munich sobre el futuro de los Sudetes, junto con Hitler, Mussolini y Daladier. El 3 de septiembre de 1939 declara la guerra a Alemania y forma un gabinete de emergencia. Dimite en mayo de 1940 y es sustituido por Churchill. Churchill, Sir Winston Leonard Spencer: Político y escritor británico (1874-1965). Luchó al servicio de España en Cuba (1898); pasó dos años con su regimiento en India y Egipto; y presenció la guerra anglobóer como corresponsal del diario londinense Morning Post. En 1901 entró en el Parlamento por el Partido Conservador. En 1911, se le nombro primer Lord del Almirantazgo. Actuó en ese cargo de manera revolucionaria, armando los barcos con cañones de 15 pulgadas, introduciendo el uso de combustibles líquidos en los barcos de guerra y creando la aviación como arma auxiliar de la marina. Como ministro de armamentos (1917), facilitó la admisión del carro de combate como arma. De 1924 a 1929, fue ministro de Hacienda. En 1939, Neville Chamberlain lo incluyó en su gabinete. En 1940 después de la invasión alemana de Bélgica y los Países Bajos, Chamberlain renunció y Churchill le sustituyó como Primer Ministro. Su actividad y capacidad de trabajo para la resolución de los problemas que plateó la guerra no conocieron límites, y se puede afirmar que fue el principal artífice británico de la victoria aliada. Las elecciones de 1946 dieron la victoria a los laboristas y pasó entonces a ser jefe de la oposición, hasta que en las elecciones de 1951 volvió a triunfar su partido. En 1955 presentó la dimisión como primer ministro. Escribió más de diecinueve volúmenes sobre política e historia. Entre sus obras se citan El liberalismo y el problema social (1909), La crisis mundial (1923-29), Pensamientos y aventuras (1932), La biografía Marlborough (1933-38), Paso a Paso (1939), La novela Savrola (1900), y sus Memorias (1948-54). Publicó 4 tomos de su Historia de los pueblos de la lengua inglesa: El nacimiento de Bretaña y El Nuevo mundo (1956-58), La edad de la Revolución (1957) y Las grandes democracias (1958). En 1953 le fue concedido el premio Nóbel de Literatura. Da Vinci, Leonardo: Pintor, escultor, arquitecto, ingeniero, biólogo, músico, escritor y filósofo italiano (1452 – 1519). Discípulo de Verrocchio, está considerado el genio mas completo de todos los tiempos; su obra abarca la totalidad de los conocimientos de su época, no sólo en el campo de las artes, sino también en el de las ciencias y la filosofía. Concibió varios mecanismos y aparatos de los que ejecutó modelos a escala reducida. Dirigió la construcción de la mayor parte de los canales de Lombardía, llevó a cabo importantes trabajos en la catedral de Milán y esculpió la estatua ecuestre de Francisco Sforza, de proporciones colosales. Como biólogo se le deben valiosos estudios sobre anatomía. En el terreno de la investigación experimental, fue un precursor de Bacon y Galileo. Pintó muchos cuadros entre los que cabe citar de su período de juventud sus dos Anunciaciones y la Adoración de los Magos; de su estancia en Milán, la Virgen de las Rocas y la Santa Cena, y durante el período que permaneció en Florencia, Santa Ana con la Virgen y el Niño, la Batalla de Anghiari, Leda y la Gioconda. Escribió un célebre Tratado de la Pintura, donde expuso su concepción del arte. Sus manuscritos, caligrafiados de derecha a izquierda (escritura de espejo), se encuentran reunidos en diversas colecciones y cubren temas de aviación, arquitectura e ingeniería mecánica. Daladier, Edouard: Político francés. Presidió tres veces el Consejos de Ministros y ocupó la presidencia del Partido Radical Socialista. Encarcelado en 1940, fué deportado a Alemania de 1943 a 1945, en que fué liberado por los Aliados. Prosiguió en su país con participación en política.


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Darlan, Jean Francois: (1881-1942) Ingresó en la Escuela Naval en 1899. En 1926 fué llamado por el Ministro de Marina para ocupar el puesto de Director de su Gabinete. Darlan se consagró a partir de entonces a la renovación completa de la Flota francesa. En 1934 recibió el mando de la Escuadra del Atlántico y después ocupó el cargo de jefe del Estado Mayor General y ascendió al grado de Almirante. Desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial estuvo al mando de todas las Fuerzas Navales francesas. En el momento en que el gobierno francés se planteaba la cuestión del armisticio, las responsabilidades de Darlan serian grandes, dado que la suerte de la Flota estaba ligada al problema de la paz. Ministro de Marina en el gobierno del Mariscal Petain, no ocultó su firme decisión de ordenar el hundimiento de la flota francesa en caso de que los alemanes intentaran utilizarla para sí. Pero poco tiempo después se produjo el drama de Mers el-Kebir. Más tarde, su influencia aumentó, siendo considerado como sucesor de Petain. Tras celebrar una entrevista con Hitler en mayo de 1941, se vería obligado a concluir acuerdos respecto a determinadas facilidades concedidas a los alemanes en los puertos de Dakar, Bizerta y Cazablanca. En noviembre de 1942 tuvo lugar el desembarco de los Aliados en el Norte de África. Darlan negoció con los americanos y, más tarde, después de lograr un acuerdo confidencial del Mariscal Petain, se decidió a combatir a las fuerzas del Eje. Depositario de la soberanía francesa en el norte de África, concluyó nuevos acuerdos con los Aliados; moriría en Argel, víctima de los disparos efectuados por un joven antifascista francés. Dayán, Moshe: (1915-1981). Militar y Político israelí. Jefe del Estado Mayor en la campaña contra Egipto (1956). Ministro de Agricultura (1959). Ministro de Defensa (1967-74). Dirigió la fulminante ofensiva israelí en la Guerra de los Seis Días. Ministro de Asuntos Exteriores. Dimitió en 1979 al estar en desacuerdo con la política del Gobierno sobre la autonomía de Palestina. De Gaulle, Charles André: General y político francés (1890-1970). Graduado en Saint-Cyr en 1912. Herido y capturado durante la Primera Guerra Mundial, intentó evadirse en cinco oportunidades, por lo que fué internado en una fortaleza. Erudito, cursó estudios de Historia Militar y empezó a escribir. A partir de 1934 asume las nuevas ideas sobre la guerra y se mostró partidario de la creación de los Cuerpos Blindados, pero no logro cambiar los conceptos defensivos del Estado Mayor; más, cuando iniciada la Segunda Guerra, Francia es invadida, De Gaulle, al mando de la cuarta división acorazada, contiene en dos ocasiones la ofensiva enemiga. Vencida Francia, defiende la continuación de la Guerra en el norte de África y termina asilándose en Inglaterra. Al día siguiente de su llegada, difundiría por radio la nueva fase de resistencia francesa, convirtiéndose en Jefe de los Franceses Libres. En mayo de 1944 es el Jefe del Gobierno Provisional de la República Francesa y el 28 de agosto de 1944 entra en París. Terminada la guerra, dimite el enero de 1946. En 1958 es electo Presidente de la V República; concluye la guerra de Argelia, desarrolla el concepto de una ―Europa de Patrias‖ y se opone a la entrada de Gran Bretaña en la Comunidad Económica Europea. Fomentó la creación de la potencia atómica francesa. En abril de 1969 abandonó la política y se retiró a la vida privada. De Long, George Washington: Oficial de la Marina de EE.UU., explorador polar que falleció en el ártico siberiano. Dewey, George: Almirante de EE. UU. Tomó parte en la guerra de Secesión americana con el grado de Teniente de Navío. En 1870 ascendió a Comodoro. En 1898 se le dio al mando de la Escuadra de Asia, hundiendo el primero de Mayo a casi todos los buques de la Escuadra españolas, fondeados en Cavite (Filipinas); en su mayor parte, antiguos y mal armados. Colaboró con el ejército americano que atacaba Manila, ascendiendo a Contralmirante y poco después a Vicealmirante. A su regreso a América fue recibido apoteósicamente en Nueva York, siendo propuesto para Presidente de la República, tanto por los republicanos como por los demócratas, no llegándose a formalizar tal propuesta. Dönitz, Karl: Almirante alemán. Ingresó a la Marina a los 19 años, para ser promovido a oficial en 1910. En los comienzos de la I Guerra Mundial estaba embarcado en el crucero ―Breslau‖ y posteriormente pasó a prestar servicio en submarinos. En 1928 ascendió a Capitán de Corbeta; dos años después se le confirió el mando de la


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IV Flotilla de torpederos, al que siguió el de un buque escuela y luego una Flotilla de submarinos. Por los éxitos obtenidos en los principios de la Segunda Guerra Mundial, se le ascendió a Contralmirante en Octubre de 1939. Mandando la flota submarina, en 1943 se le nombró Gran Almirante y Jefe Supremo de la Marina alemana, en sustitución del almirante Raeder. Al sobrevenir el derrumbamiento de la resistencia alemana, sucedió a Hitler en la Jefatura del Estado y solicitó de los aliados la rendición incondicional. En el famoso proceso de Nuremberg se le condenó a diez años de prisión. Dupuy de Löme, Stanislas-Charles Henri-Laurent: Ingeniero naval francés. Cuando contaba con diecinueve años de edad ingresó en la Escuela Politécnica, pasando a especializarse en Ingeniería y a estudiar la entonces naciente arquitectura de los buques acorazados y el empleo de las máquinas de vapor para la propulsión de grandes naves de guerra, ya que hasta entonces solamente se había empleado en las pequeñas unidades. En 1847 proyectó el vapor ―Napoleón‖ de más eslora que los navíos de velas entonces existentes. Fue el genio reformador de la marina francesa. Debido al éxito del ―Napoleón‖ – que tardó en ser mejorado por los astilleros ingleses- fue encargado de modernizar el arsenal de Tolón. Empezó después la construcción de acorazados, primero la ―Gloire‖ y a continuación, cinco más, que juntos constituyeron la primera Escuadra francesa de acorazados a vapor. Después fue nombrado Inspector General de la Marina de Guerra y en 1868 miembro de la ―Academia de Ciencias‖. Estudió la navegación aérea y submarina, construyó un globo dirigible y defendió con tesón la conveniencia del empleo de la propulsión eléctrica en los submarinos. En 1875 presentó un proyecto para el embarque de un tren en el puerto de Calais y su trasbordo a Inglaterra. Oficial de la ―Legión de Honor‖ y gran ingeniero naval de todos los tiempos. Durand de la Penne: Marino militar italiano. En la Segunda Guerra Mundial era Capitán de Corbeta y formaba parte de la X Flotilla Ligera, unidad especial de la Marina Italiana. Bajo su mando, con cinco hombres montados sobre tres torpedos dirigidos penetraron en la rada de Alejandría y pusieron cargas bajo los acorazados ―Valiant‖ y ―Queen Elizabeth‖, más un petrolero y un destructor. Cuando Italia se rindió, ayudó a hombres rana británicos en una incursión contra una instalación naval alemana. Terminó su carrera con el grado de Contralmirante. Eisenhower, Dwight D.: Militar y político estadounidense. (1890-1969). Graduado en la Academia Militar de West Point. Considerado uno de los oficiales de Estado Mayor más notables de Estados Unidos, especialista en la coordinación de fuerzas de tierra, mar y aire. En 1941 alcanzó el grado de General y poco después pasaría a depender del General Marshall, Jefe del Estado Mayor. En junio de 1942, cumpliendo órdenes prepara un plan para establecer las líneas generales de una operación Aliada en Europa. Presentó su Directiva al Mando del Teatro de Operaciones de Europa. Marshall le designó como el Jefe de la Operación ―Torch‖ para el norte de África. Después dirigió la campaña de Túnez y los desembarcos en Sicilia y en la península italiana. Posteriormente dirigió la gigantesca operación ―Overlord‖. (La apertura del Segundo Frente, con el desembarco en Normandía). Al concluir la guerra fué nombrado Consejero Militar del Presidente Truman y el 1950, Comandante Supremo de las Fuerzas de las Naciones Atlánticas en Europa. En 1953 sería elegido presidente de los Estados Unidos por el Partido Republicano y reelegido en 1956. Escribió dos libros de memorias militares y políticas: ―Crusade in Europe‖ (1948) y ―Mandate for Change‖ (1963). Ely, Eugene: Joven piloto acrobático ambulante estadounidense. Típico componente de la camarilla de atrevidos pilotos civiles. Despegó desde una rampa construida en la cubierta de un crucero de la Marina de EE. UU. En su despegue pionero, el avión llegó a rozar el agua antes de que Ely ganara la suficiente altitud y volara cuatro kilómetros hasta tierra firme, cerca de la base naval de Nordfolk. Dos meses más tarde, en otro vuelo experimental, aterrizó su aparato en otro buque, aprovechando un ingenioso sistema de aterrizaje – cuerdas tendidas entre sacos de arena- que frenó y detuvo al avión. Engels, Friedrich: Filósofo, economista y político alemán (1820-1895). Hijo de un acaudalado fabricante de tejidos, entró en contacto en la Universidad de Berlín con los jóvenes hegelianos. En Inglaterra simultaneó su


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trabajo teórico con la dirección de la industria de su padre, en Manchester. Fue uno de los más destacados colaboradores de los Anales francoalemanes, publicados bajo la dirección de Ruge y Karl Marx. Un gran acontecimiento en su vida fué el encuentro con éste, en París (1844), de quien llegó a ser el más íntimo amigo y colaborador hasta el punto de que es difícil precisar cuál es la aportación de cada uno al marxismo, pues juntos fundaron el materialismo dialéctico, el socialismo científico y el movimiento socialista internacional. Fue directivo de la Liga de los comunistas, contribuyó a la fundación de la Asociación internacional de trabajadores e inspiró la creación del Partido Socialista Alemán. El 1870 liquidó sus negocios y se dió de lleno a la prosecución de sus ideas. Entre sus contribuciones específicas a la teoría marxista podemos destacar la concepción del materialismo dialéctico (y, en especial, de la dialéctica de la naturaleza), así como el esfuerzo dedicado a aclarar las relaciones entre la infraestructura económica y las superestructuras culturales. Obras: La ideología alemana (1844), en colaboración con Marx; La sagrada familia (1845), Manifiesto del partido comunista (1848), también en colaboración con Marx; Socialismo utópico y socialismo científico (1876-77), Anti-Dühring (1878), que después de ―El Capital‖, es la exposición más completa sobre el socialismo; Dialéctica de la naturaleza (1882), y Origen de la familia, la propiedad privada y el Estado (1884). A la muerte de Marx (1883), recogió y publicó parte de las obras póstumas de su amigo y correligionario, y concretamente, redactó y publicó los libros segundo y tercero de El Capital. En 1901 se editaron todas sus obras con las de Marx y Lassalle. Enver Bajá: Militar turco (1881-1922). Participó en el golpe de Estado que destronó a Abdul-Hamid II en 1909. Como ministro de Guerra (1914) se alió con Alemania durante la Primera Guerra Mundial. En 1918, después del armisticio de Mudros, se refugió en el Cáucaso. Promovió la guerra civil en Asia Menor, al mando de un ejército que pusieron a sus órdenes Trotski y Lenin, a los que traicionó, apoderándose de Turquestán. Fue rechazado por los soviéticos hacia el Pamir. Murió asesinado. Ericsson, John: Ingeniero de origen sueco. Fue a EE. UU para aplicar el propulsor helicoidal a los buques. Primero ofreció su invento al Almirantazgo británico, patentándolo el 13/07/1836. Ericsson proyectó dos hélices concéntricas que giraban a velocidades distintas. Durante su estancia en Inglaterra hizo diversos ensayos; en un vapor de 14 metros de eslora, obtuvo la velocidad de 10 nudos y remolcó otro barco grande a 4.5 nudos. Construyó el ―Novelty‖ para navegar por un canal, siendo el primer barco mercante a propulsión por hélice. A pesar de los resultados satisfactorios no pudo decidir a su favor al Almirantazgo inglés. En EE. UU halló todo género de facilidades y ayudas; construyó el ―Princeton‖ para su Marina de guerra que en 1841 ya poseía seis vapores a hélices y cerca de treinta en 1843. Si bien su contemporáneo inglés Francis Pettit Smith, le aventajaba en el orden cronológico de la utilización de la hélice en los buques, Ericsson le superó en capacidad y perfección mecánica. Ericsson ideó otros inventos también, entre ellos, una locomotora que alcanzaba la velocidad de 50 millas por horas, una máquina de aire caliente y el célebre barco acorazado ―Monitor‖ que combatió en la guerra de Secesión americana. Fisher de Kilverstone, John Arbuthnot: Almirante inglés. A los trece años sentó plaza de guardiamarina. Se especializó en artillería y en 1874 fue promovido a Capitán de Navío. En 1879 fue nombrado Presidente de la junta de revisión de empleos de la artillería naval. Con mando en buque, tomó parte en la campaña de Egipto. Dirigió la Escuela de Artillería de Porstmouth. En 1899 pasó a comandar la Escuadra del Mediterráneo. Tomó parte en la guerra contra los ―boers‖. En 1902 fue nombrado Segundo Lord del Almirantazgo y después asignado a la Comisión de Reformas del Ministerio de la Guerra. En 1904 se le eligió para Primer Lord del Almirantazgo, en cuyo puesto desarrolló notablemente la Marina Real: ejemplo de ello fue la construcción de los ―Acorazados‖. Retirado del servicio activo se le nombró Par y Barón y siguió presidiendo el Comité de Guerra Imperial. Cuando se declaró la Primera Guerra Mundial fue nuevamente llevado al Almirantazgo, donde trabajó intensa y eficazmente, a pesar de su avanzada edad. En 1915, al no estar de acuerdo con el Gobierno, presentó su dimisión.


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Foch, Ferdinand: Mariscal francés (1851-1929). Al comenzar la Primera Guerra Mundial fue nombrado jefe del IX Ejército, al frente del cual desempeñó un papel fundamental en la batalla de Marne. Posteriormente dirigió las ofensivas de Artois (1915) y la batalla del Somme (1916). En 1918 se le nombró generalísimo de los ejércitos aliados. La ofensiva que desencadenó en todos los frentes obligó a los alemanes a solicitar la capitulación. Francisco Fernando de Habsburgo: Archiduque de Austria (1863 – 1914). Sobrino del emperador Francisco José I y heredero del trono de Austria, fue asesinado junto a su esposa en Sarajevo, hecho que desencadenó la Primera Guerra Mundial. Franco, Francisco: Militar y político español (1892-1975). Tuvo una carrera militar muy destacada en las campañas de Marruecos. Asciende a General, siendo el más joven de Europa con ese grado. En 1934 es Jefe del Estado Mayor. Apartado, por sus ideas, es nombrado Gobernador Militar de las Islas Canarias. Inicia en 1936 el alzamiento contra el Gobierno del Frente Popular, que conducirá a la guerra civil. Después de tres años de cruentas luchas, logra la victoria. Durante la Segunda Guerra Mundial mantiene la neutralidad española, a pesar de cierta afinidad con el régimen alemán; más, sin embargo, niega la entrada de tropas alemanas por España para atacar Gibraltar y pasar al norte de África. Friedrich der Grosse: (Federico el Grande). Rey de Prusia (1712-1786). Gran militar y hábil administrador, cuyo reinado transformo a Prusia en un poderoso Estado. Típico representante del ―Despotismo Ilustrado‖, llamó a su Corte a Voltaire y dejó numerosas obras escritas en francés. Fuchs, Vivian: Científico y Explorador británico. En 1946 organizó una expedición a la Antártida; llego al Polo Sur el 15 de enero de 1958, días después que Edmund Hillary, quien formaba parte de su expedición y procedía de la base Scott, establecida en el Mar de Ross. Fuchs siguió el camino de éste con su equipo y alcanzó dicha base, consiguiendo por vez primera la travesía de la Antártida, propiciando importantes datos físicos, geográficos y meteorológicos. Fulton, Robert: Ingeniero e inventor estadounidense. Su instrucción primaria no fue muy esmerada, por falta de medios. Empezó a trabajar en casa de un platero y pronto se reveló como pintor de talento, subsistiendo con la venta de sus cuadros. Pasó a Inglaterra donde empezó a trabajar en un taller mecánico, donde demostró una gran inventiva. Para el año 1793, solicitó se le concediesen patentes de diferentes inventos, uno de ellos el de sustituir la esclusas en los canales, por planos inclinados. Se trasladó a París y vivió de la construcción de dioramas. Se consagró a la idea de transformar los medios de guerra en el mar y siguiendo las investigaciones de Bushnell invento el ―torpedo‖ o bomba submarina y un buque submarino al que denominó ―Nautilus‖. Rechazado su proyecto por el Directorio Francés, consiguió que Napoleón nombrase una comisión que lo estudiase y en 1800 obtuvo autorización para su construcción. Finalmente, ante la indiferencia de las autoridades navales francesas, Napoleón le retiró su protección. Insistió en sus proyectos anteriores sobre la navegación a vapor y probó un buque donde navegó por el Sena hasta el mar. Pasó a Inglaterra, pero los marinos allí se mostraron contrario al empleo del vapor. Fulton regresó a EE. UU, ofreció su ―torpedo‖ al Gobierno y éste lo aceptó; luego construyó un gran barco a vapor que tuvo gran éxito. En 1810 fue encargado por el Gobierno de unir el río Missisipi con el lago Pontchartrain, obteniendo una magnífica realización. Durante los últimos años de su vida vivió en constante pleito con imitadores que pretendían ser ellos los primeros inventores antes que lo realizado por Fulton y esto hacía que se encontrara viajando acompañado por un abogado. En unos de sus viajes navegando por el río Hudson, el abogado cayó al agua y Fulton se arrojó a ella, salvándole, pero la frialdad del agua le produjo la enfermedad que le llevó a la muerte. Gariboldi, Italo: General italiano (1879-1970). En junio de 1941, Jefe Supremo del Ejército. Luego Gobernador General de Libia y Comandante Supremo de las Tropas Italianas en África, participó en la reconquista de Cirenaica. Vuelve a ejercer la jefatura del ejército. De septiembre de 1943 a mayo de 1945, es internado en Alemania.


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Goeben, August Karl: (1816-1880), reconocido General prusiano de Infantería. Göring, Hermann: Mariscal del Reich y político alemán. (1893-1946). Oficial de Infantería en 1912. Pide el pase a la Aviación y es piloto de caza en marzo de 1916. Al final de la Primera Guerra mandaba el Grupo de Cazas ―Richthofen‖; de 1919 a 1921, piloto civil en Dinamarca y Suecia. Encargado por Hitler de la creación y mando de las SA. Tras la toma del poder por los nazis, ejerció muchos cargos de importancia y fué Jefe Supremo de la Luftwaffe y Mariscal. Cuando trató de hacerse con el poder absoluto, Hitler lo mando detener y le depuso de todos sus cargos. Fue hecho prisionero por los americanos y condenado a muerte en el juicio de Nuremberg. Se suicidó en su celda el 15/10/46 envenenándose, a pesar del estricto control a que estaba sometido. Graziani, Rodolfo: Militar italiano. Combatió por primera vez en Libia en 1913 y luego durante la Primera Guerra Mundial. En 1930 fué nombrado para el cargo de Vicegobernador de Cirenaica. Seis años después, asumió la dirección de las operaciones en el frente de Somalia y luego fué virrey de Etiopía. Su ejército fué derrotado por los ingleses, y en adelante permaneció inactivo, hasta su colaboración como Ministro de la Guerra en la República Social Italiana, de Mussolini. En 1945 fué condenado a veinte años de cárcel por un tribunal Italiano. Amnistiado cinco años más tarde, su nostalgia del fascismo le llevaría a participar en el Movimiento Social Italiano. Guillermo II, Federico Víctor Alberto: (1859-1941). Nieto de Guillermo I e hijo de Federico III, a quien sucedió en 1888. Tras acceder al trono se enfrentó a Bismarck en diferentes cuestiones hasta que en 1890 consiguió la dimisión del Canciller. Deseoso de atraerse al proletariado y alejarlo de los socialistas, inició la llamada política de la ―nueva ruta‖, aunque fracasó en sus reformas obreras. Lanzó al país a un desarrollo militar y a la expansión colonial. A partir de 1898 desarrolló un programa naval para rivalizar con el Reino Unido en el dominio de los mares. En 1914 debido a sus compromisos internacionales, y presionado por su Estado Mayor, declaró la guerra a Rusia y Francia. El 31 de octubre de 1918 el gobierno alemán le conminó a abdicar. Su negativa provocó la revolución y el 9 de noviembre entregó el poder. Habsburgo: Dinastía alemana, originaria de Suabia, que reinó en Austria de 1279 a 1918. Accedió al trono imperial en 1273 con Rodolfo I, quien incorporó Austria, Estiria, Carniola, tras la victoria de Marchfeld (1278). Mediante los enlaces de Maximiliano I con María de Borgoña, duquesa de Borgoña y condesa de Flandes y del Franco Condado (1477), de Felipe el Hermoso con Juana de Castilla (1496), cuyo hijo Carlos I, inició la rama española, más conocida por ―Casa de Austria‖, y de Fernando I con Ana Jaguellón, heredera de Bohemia y de Hungría (1516), se convirtió en la familia europea con mayores dominios territoriales. Al morir Carlos II de España (1700) se extinguió la rama española, y con la muerte de Carlos VI de Austria (1740) desapareció la línea masculina de los Habsburgo en ese país. Los miembros modernos de esta familia descienden de María Teresa, hija de Carlos VI, y de su esposo, Francisco de Lorena. En 1804, el archiducado de Austria se convirtió en imperio, y en 1806, Francisco II renunció al título de emperador de Alemania, hecho que puso fin a la historia del imperio alemán de esta dinastía. El último emperador Habsburgo fue Carlos I de Austria, sobrino nieto de Francisco José I, que subió al trono en 1916 y abdicó en 1918. Harris, Sir Arthur Travers: Mariscal de la Real Fuerza Aérea británica. En 1938 Jefe de Cuarto Grupo de Bombarderos; luego Jefe de la Aviación en Palestina y Transjordania. Y más tarde, Jefe del Quinto Grupo de Bombardero. En 1940-42, Ministro del Aire. De febrero de 1942 a septiembre del 45, Comandante en Jefe de las Escuadrillas de Bombardero de la RAF. Como tal, responsable de los continuos bombardeos contra las ciudades alemanas, sobre todo contra la población civil. Por todo ésto mereció el apodo de ―Bombardero Harris‖. Harwood, Henry: Almirante inglés. (1888-1950). Ingresó muy joven en la Armada y para 1908 era Teniente de Navío. Durante la Primera Guerra Mundial estuvo embarcado como oficial de torpedos. En 1929 ya Capitán de Navío, estuvo al mando de un crucero y después fué jefe de una flotilla de destructores. Desde 1932 desempeñó el mando de un crucero pesado, Dirección de la Escuela de Guerra Naval y la jefatura de las Fuerzas Navales de


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América del Sur e Indias Occidentales. En diciembre de 1939, siendo Comodoro, al mando de los cruceros ―Ajax‖ (su buque insignia), ―Achilles‖ y ―Exeter‖, averió al acorazado de bolsillo alemán ―Graf Spee‖ en la llamada batalla del Río de la Plata. Por esta acción ascendió a Contralmirante y luego Jefe de Estado Mayor Adjunto del Primer Lord del Almirantazgo. En 1942, tomó el mando de la Flota del Mediterráneo y en 1943 de la Flota de Levante, siendo ascendido a Vicealmirante. Promovido a Almirante en 1945, se retiró del servicio por motivos de salud. Herodoto: Historiador griego (484-425 a.C.). Autor de una ―Historia‖ que constituye una fuente inapreciable para el conocimiento de la Antigüedad hasta el año 479 a.C., siendo la primera historia escrita con criterio científico. Hidra: Monstruo mitológico con siete, cabezas que renacían a medida que se cortaban. Lo mató Hércules cortándoles todas sus cabezas de un solo golpe. Hillary Edmund: Explorador y Alpinista neozelandés. Participó en varias expediciones al Himalaya y en 1953 alcanzó la cima del Everest junto al sherpa Tensing. En 1958 forma parte de la expedición británica al Polo Sur. Hindenburg, Paul von Beneckendorff und von: Mariscal alemán (1847 – 1934). Participó en la campaña austroprusiana (1866) y en la francoprusiana (1870 – 71). Durante la Primera Guerra Mundial, derrotó a los rusos en la batalla de Tannenberg (1914). Tras dirigir con éxito la tropas del frente oriental (1914 - 16), asumió la jefatura suprema del ejército alemán (1916 - 18). En 1925 accedió a la presidencia del Reich como candidato de una coalición de partidos de derechas. Durante su mandato apoyó la política de Brüning, que consiguió mejorar la situación económica del país. Reelegido en 1932, nombró canciller a Adolf Hitler (1933). Hipper, Franz von: Almirante alemán. En 1906 mandaba un crucero y dos años más tarde la Primera Flotilla de dichas unidades, ascendiendo a contralmirante en 1911. Estuvo dedicado al estudio de la táctica y de la estrategia, especializándose en los servicios de descubierta y de vanguardia. Mandó las fuerzas de vanguardia en la batalla de Jutlandia, constituida por los grandes cruceros de combate. En 1916 fue nombrado Comandante en Jefe de la Escuadra de Alta Mar y en 1918 pasó a retiro. Hitler, Adolf: Político alemán (1889 – 1945). Participó en la Primera Guerra Mundial. En 1919, ingresó en el Partido Obrero Alemán, transformado en 1921 en el Partido Nacionalista Alemán de los Trabajadores, del que llegó a ser presidente. Tras organizar un fallido golpe de Estado en Munich (1923), fue encarcelado. En prisión escribió ―Mein Kampf‖ (Mi Lucha), que contiene su ideario político. La crisis económica de 1929 facilitó el crecimiento de su partido, que se extendió entre la pequeña burguesía y los obreros. A la caída del canciller Schleicher, Hitler fue requerido por el presidente Hindenburg, para encargarse de la cancillería (30 de enero de 1933). Aprovechando el incendio del Reichstag, falsamente atribuido a los comunistas, recabó y obtuvo del Parlamento poderes absolutos por cuatro años. Emprendió entonces depuraciones en el seno de su propio partido; durante la llamada ―noche de los cuchillos largos‖ (30 de junio de 1934) hizo exterminar a Röhm y a los jefes de las SA. Al morir Hindenburg (2 de agosto de 1934), Hitler asumió las funciones presidenciales y tomo el título de ―Führer‖. Su sistema político, totalario y despótico, proclamó la superioridad de la raza germánica y emprendió una violenta persecución contra los judíos. Creó una policía especial, la Gestapo, disolvió el sistema parlamentario, prohibió los partidos políticos, y suprimió los derechos civiles y la igualdad de la ciudadanía. Hitler convirtió el Estado nazi en una máquina diplomática y militar. Paralelamente, se ponía de manifiesto la tendencia expansiva de su política exterior. En marzo de 1935 Alemania ocupó la región de Renania; en enero de 1937 Hitler denunció las cláusulas del tratado de Versalles; en marzo de 1938 anexionó Austria; en octubre, la región de los Sudetes en Checoslovaquia; en marzo de 1939, Bohemia y Moravia. La invasión de Polonia (1 de septiembre de 1939) dió origen a la Segunda Guerra Mundial. A los éxitos iniciales (1939 – 42), siguió el periodo de retroceso. El 30 de abril de 1945, Hitler se quitó la vida en unión de su esposa, Eva Braum, en los sótanos de la Cancillería de Berlín, sitiada por los rusos.


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Holland, John Phillips: inventor estadounidense. Nacido en Irlanda, antes de emigrar a USA fue maestro de escuela y también se dedicó a la enseñanza en los primeros tiempos de su estancia en los Estados Unidos. A raíz del combate entre los buques blindados "Monitor" y "Merrimac", se le ocurrió la idea de un submarino, logrando destacar entre los muchos que en aquel entonces perseguían el mismo objetivo. Su primer submarino, en 1875, fue un fracaso, pero persistió y a su noveno intento, veinte años después, consiguió el éxito, siendo adquirido por la Marina de EE. UU. El Almirantazgo británico compró todas las patentes de Holland a fin de evitar que la nueva arma pusiera en peligro la supremacía inglesa; no obstante, el porvenir del submarino había quedado abierto y todas las Marinas le dedicaron atención, principalmente la alemana. Más adelante Holland se dedicó a la construcción de submarinos oceánicos y todos sus proyectos fueron con destino a la Marina de EE. UU. Hood: Almirante británico (1724-1816). Barón y Lord Comisario del Almirantazgo. Jellicoe, John Rushworth, Primer Conde de: Almirante inglés. Se especializó en artillería. Tomó parte en la expedición a Egipto y en la campaña de China, donde resulto gravemente herido. Para 1910 había ascendido a vicealmirante. Al iniciarse la Primera Guerra Mundial era Segundo Lord del Almirantazgo, siendo nombrado Comandante en Jefe de la Flota Inglesa, mejorando notablemente las instrucciones de tiro de los buques, especialmente de los acorazados. En Jutlandia no empleó, según opiniones, la Flota tan a fondo en la batalla, pero de todos modos logró hacer retirarse a la Flota alemana. En 1916 fue nombrado Primer Lord del Almirantazgo, se le concedió el título de Vizconde y en 1920 fue Gobernador General de Nueva Zelanda. Jodl, Alfred: Militar alemán (1890-1946). Sirvió en la artillería durante la Primera Guerra Mundial; a continuación fué nombrado agregado en el Estado Mayor del Ejército. Coronel en 1935, seria puesto al frente de la sección de Operaciones del O. K. W., y desde ese puesto jugó un papel importante en la preparación de todos los planes de guerra establecidos por el Ejército hasta la finalización de las hostilidades, gozando de una gran confianza por parte de Hitler. Después del suicidio del Führer, Dönitz, designado para formar Gobierno, hizo de Jodl su Jefe de Estado Mayor, correspondiéndole la misión de firmar el 7 de mayo de 1945, el acta de capitulación de los ejércitos alemanes. Fué condenado a muerte por el tribunal de Nuremberg y ejecutado en 1946. Kerenski, Alexandr Feodoravich: Político ruso (1881 – 1970). Fue ministro de Justicia en el gabinete formado por Lvoff en marzo de 1917. Al reorganizarse el gobierno en mayo, se encargó de la cartera de Guerra y Marina. Tras la crisis de julio accedió a la jefatura del gobierno. Perdió el apoyo de los sectores moderados y, tras el fracaso del golpe de Estado de Kornilov (agosto), los bolcheviques se hicieron dueños de la situación. Derrocado por la Revolución de Octubre, abandonó Rusia. Kesselring, Albert: Militar alemán. (1885-1960). No permaneció mucho tiempo en la artillería, su primera arma. A partir de la Primera Guerra Mundial, solicitó su pase a la Aviación. En 1934 fué llamado a desempeñar un papel de primera fila en la creación y organización de la Luftwaffe. Al comenzar la Segunda Guerra Mundial pasó a mandar una flota aérea en Polonia primero, y más tarde en Francia, después se ocupó de los ataques aéreos sobre Inglaterra. Ascendido al rango de Mariscal. En 1940, al año siguiente era destinado al frente Ruso, para asumir acto seguido la dirección de todas las Fuerzas Alemanas que operaban en el Mediterráneo, aunque sin autoridad sobre el ―Áfrika Korps‖ de Rommel. En 1943-44 se hallaba al frente de un grupo de ejército en Italia y en febrero de 1945 sustituyó a Von Rundstedt en el frente oeste. Hecho prisionero y condenado a muerte en 1946 por un tribunal británico, en Venecia, por crímenes de guerras, vería no obstante conmutada su pena por la de cadena perpetua. Fué liberado en 1952 y escribió sus memorias. King, Ernest Joseph: Almirante de Estados Unidos. (1878-1956). Graduado en la Academia Naval de Annapolis. En la Primera Guerra Mundial estuvo destinado en el Estado Mayor del Almirante Mayo, Comandante en Jefe de la Flota del Atlántico. En 1926 se le nombró Jefe de la base de submarinos de New


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Londón (Connecticut), y cuando ya contaba 49 años se hizo aviador naval. Fué Comandante del portaaviones ―Lexington‖ y luego, Jefe de la Aviación Naval. En 1938, ascendido ya a Vicealmirante, tuvo el mando de una división de cinco portaaviones. En 1940 era Jefe Supremo de la Flota del Atlántico, y después del ataque japonés a Pearl Harbor tuvo el mismo cargo en la del Pacífico. De marzo de 1942 a diciembre de 1945 fué Jefe de Operaciones Navales y en calidad de tal asistió a la Conferencia del Atlántico. En diciembre de 1944 ascendió a Almirante de la Flota. Kingsley, Mary: (1862 – 1900). Sobrina de un clérigo, llevó una vida anodina hasta sus 30 años, cuando decidió viajar a África para terminar un libro sobre religiones locales iniciado por su padre. En 1893 y 1894, visitó Cabinda y la isla de Fernando Poo, descubrió nuevas especies de peces, convivió con los caníbales ―fang‖ y escribió unos relatos de sus viajes que muestran una sensibilidad pionera y a contracorriente de los valores conservadores de sus contemporáneos varones, por su simpatía y respeto hacia los africanos negros. Murió trabajando como enfermera en la Guerra de los Bóers. Krapf, Johann Ludwing: Misionero alemán. Descubrió el Monte Kenya en 1849 y numerosos manuscritos egipcios en el curso de sus viajes. Lake, Simon: Inventor de EE. UU. Aplicado al estudio de los submarinos, proyectó el tipo de su nombre, construido en 1897 y al que se bautizó ―Argonaut‖, pero la Marina de USA se inclinó por el proyecto de Holland, mientras que el de Lake fue empleado con gran éxito por los alemanes durante la I Guerra Mundial. Posteriormente Lake se dedicó a proyectar submarinos para el tráfico comercial, sin que llegaran a tener aplicación práctica. Largo Caballero, Francisco: Político español. (1869-1946): Estuquista de profesión, ingresó en la UGT (Unión General de Trabajadores) en 1890 y en PSOE (Partido Socialista Obrero Español). Condenado a muerte por su participación en la huelga general de 1917. Excarcelado al ser elegido diputado, y designado Secretario General de la UGT. Ocupó el Ministerio del Trabajo; preconizó la alianza socialista con comunistas y revolucionarios. Durante la Guerra Civil formó en septiembre de 1936 un gobierno de coalición en el que se reservó la cartera de Guerra. Emigró a Francia en 1939 donde fué detenido por el gobierno de Vichy e internado en el campo de concentración de Oraniemburg (1943-45). Laval, Pierre: Político francés, (1883-1945). Fue al principio socialista, luego independiente. De 1925-1935, varias veces Ministro. De acuerdo con Alemania procuró desarrollar una política que, luego (junio 1935 a enero 1936), continuaría como Primer Ministro; intentó llegar a un acuerdo con Mussolini. Tras la derrota de Francia se convirtió en Viceprimer Ministro, en junio de 1940, y creyó poder lograr que los ocupantes alemanes tratasen con consideración a su país. Los alemanes presionaron sobre él hasta que en abril de 1942, tuvo que ceder su puesto a Darlan. En septiembre de 1944, fué transferido a Alemania. Al finalizar la guerra. Laval trató de evadirse a España pero fué detenido por los americanos y entregado a los franceses, que lo condenaron a muerte el 09/10/1945. Lawrence, Thomas Edward: (más conocido como Lawrence de Arabia). Militar británico. (1888 – 1935). Miembro del Servicio de Inteligencia británico en los países de lengua árabe, fue consejero del rey Hussein y principal organizador de la revuelta contra los turcos. Defensor de los derechos de los árabes, los consideró traicionados cuando Francia logró el mandato sobre Siria. Es autor de Los siete pilares de la sabiduría (1926). Lenin (Vladimir Ilich Ulianov): Político revolucionario ruso (1870 – 1924). Tras estudiar derecho, fue desterrado a Siberia (1897) por sus ideas revolucionarias. Liberado en 1900, se distinguió como jefe de un partido socialista radical, tomó parte en varios congresos y propagó sus doctrinas de inspiración marxista. Provocó la escisión del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (1903) y pasó a dirigir la facción bolchevique (mayoritario) frente a los mencheviques (minoritarios). Participó en la revolución de 1905, pero tuvo que exiliarse de nuevo hasta 1917. Ese mismo año, tras la caída del zarismo, el gobierno alemán le permitió atravesar


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Alemania y entrar en Rusia, donde se puso al frente de los bolcheviques en oposición a Kerensky. Partidario de la toma del poder por los Soviets y opuesto a la alianza con los burgueses, el 8 de noviembre se presentó en la capital, derrocó al gobierno de Kerensky y se constituyó en presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo, cargo que ocupó hasta su muerte. En 1918 trasladó la sede de Gobierno de San Petersburgo a Moscú. En 191920 Lenin y Trotsky lograron hacer fracasar todos los intentos encaminados a derrocar el comunismo, llevados a cabo por Koltchak, Denikin y Wrangel. Entre las principales obras que escribió cabe citar ―Materialismo y Empiriocriticismo‖ (1909), ―El Imperialismo, fase superior del capitalismo‖ (1916) y ―El Estado y la Revolución‖ (1918). Leopoldo II: (1835 – 1909). Hijo de Leopoldo I. Durante la guerra francoprusiana de 1870 hizo respetar enérgicamente la neutralidad de su territorio. Creó en 1885 el Estado Libre del Congo. Lesseps, Ferdinand, Vizconde de: Diplomático francés. Ingresó al Servicio Consular en 1825. Ocupó diferentes cargos en varias ciudades, entre ellas, Alejandría. Por cinco años fue Cónsul en El Cairo y allí, por su valeroso comportamiento durante la peste que atacó a la ciudad, se vio recompensado con la Cruz de la Legión de Honor. Después estuvo destinado en Rótterdam, Madrid y Barcelona. En 1848 fue nombrado Ministro de Francia en Madrid. Seis años más tarde concibió el proyecto de construir el Canal de Suez y en 1856 obtuvo la concesión del Virrey de Egipto. Transformar la compañía que había de acometer la empresa, se iniciaron las obras en abril de 1859, finalizando diez años después, siendo inaugurado el 17/12/1869. El éxito animó a Lesseps a realizar el de Panamá pero le faltó dinero y el proyecto se le presentó en la práctica como irrealizable. Después del fracaso, el Consejo de Administración le acusó de fraude y fue condenado a cinco años de prisión. Perteneció a la Academia de Francia, a la Academia de Ciencias y a numerosos círculos científicos de otros países. Lloyd George, David: Político británico (1863 – 1945). Elegido diputado liberal en 1890, se encargó de la jefatura del partido hasta 1926. Como ministro de Hacienda (1908) llevó a cabo importantes reformas sociales. También fue primer ministro (1916 – 22), y durante su mandato tuvo lugar la firma del tratado de Versalles (1919). Defensor de las identidades culturales y regionales, consiguió de la Cámara de los Comunes que se aprobara la creación del Estado Libre de Irlanda (1921) y una administración autónoma para Irlanda del Norte. Llevó a cabo una política reformadora y restringió el poder de la Cámara de los Lores. Se retiró de la vida pública en 1944. Livingstone, David: (Escocia, 1813 - Zambia, 1873). Educado en un ambiente piadoso y humilde, acudió a una llamada en busca de misioneros en 1834 y, una vez ordenado, partió para África en 1840. Durante 15 años viajó llevando el Evangelio por zonas nunca antes pisadas por los europeos. Su intención era abrir rutas comerciales en África que fueran una alternativa económica al comercio de esclavos. La fama y los ingresos que le otorgaron sus libros de viajes le convirtieron en independiente para planificar sus itinerarios. Perdido en 1871, fue hallado por H. M. Stanley en un encuentro célebre en la historia de ambos exploradores. Luckner, Félix von: Nació en una familia de guerreros prusianos, casi todos pertenecientes a la caballería. Su bisabuelo fue un conde que servía como oficial de caballería en el ejército de Federico el Grande y luego forma su propio regimiento de húsares, combatiendo como mercenarios para el gobierno revolucionario francés... con tal efecto que lo nombraron Mariscal de Francia. Tanto el abuelo como el padre de Luckner cabalgaron para Alemania como aristócratas ofíciales de los húsares. Era de esperar que el joven conde Félix seguiría en ese romántico servicio, pero Félix, por motivos inexplicables incluso para sí mismo, se sintió atraído por los mares y por los grandes buques en cruz que los surcaban. Sin embargo, cuando expuso a su familia el deseo de hacer carrera en el mar, su rígido padre, no quiso saber nada del asunto. En 1894, a la edad de 13 años, Luckner se fugó de la mansión familiar y juró no regresar jamás hasta que se convirtiera en un pleno oficial naval. Deseando evitar las ventajas y los posibles hostigamientos que podrían derivarse de su noble linaje, adoptó un nombre


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nuevo, Phelax Luedige, del lado materno de la familia. Durante siete años navegó en buques de vela y en otros navíos por todo el globo, en los que aprendió los caminos del mar, encontró suficientes aventuras como para llenar muchas vidas... que en años posteriores gozaría de contar con adornos. Nadie tuvo nunca la certeza de donde terminaban los hechos y empezaban los adornos, ya que Luckner era un narrador en la gran tradición náutica. Lütjens, Gunther: Almirante alemán. (1889-1941). Desde octubre de 1937, Jefe de lanchas torpederas. Desde octubre de 1939, Comandante de las Fuerzas de reconocimiento. Desde julio de 1940, Jefe de la Flota. En febrero y marzo de 1941 Lütjens operó con el ―Scharnhorst‖ y el ―Gneisenau‖ en el Atlántico. El 24/05/41 hundió con el ―Bismarck‖ y el ―Prinz Eugen‖ al crucero británico ―Hood‖. Tres días después Lütjens pereció en el hundimiento del ―Bismarck‖. MacArthur, Douglas: General estadounidense con categoría de Feldmariscal (General of the Army). (18801964). En 1930-35, Jefe del Estado Mayor del Ejército. Del 08/12/41 hasta el 23/02/42, defensa sin éxito de las Filipinas. El 17/03/42, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas Norteamericanas en el Suroeste del Pacífico. Recibió el 02/09/45 la rendición sin condiciones del Japón. De 1945 a 1951, Comandante Supremo en el Extremo Oriente (Ejército de ocupación). En 1950, Comandante de las tropas norteamericanas en Corea. El 11/04/51, desposeído de sus cargos por el presidente Truman como consecuencia de ciertas críticas a las decisiones del presidente en materias político-militares. MacArthur, por ejemplo, había exigido el empleo de armas nucleares contra China. MacDonald, James Ramsey: Político británico, (1866-1937). Jefe del Partido Laborista. Su renuencia ante la intervención británica en la Primera Guerra Mundial provocaron su sustitución al frente del partido. Recuperó el liderazgo y en 1929 volvió a ocupar la Presidencia del Consejo de Ministro. Por la crisis económica de 1931 decide formar un gabinete de coalición nacional, hecho que motivó la división del partido. Presentó su dimisión en 1935. Mahan, Alfred Thayer: Marino estadounidense. Historiador, estratega, novelista e imperialista. Su padre era decano del profesorado y profesor de ingeniería civil en la Academia Militar de EE. UU, (West Point) y autor de dos libros que se hicieron clásicos sobre fortificaciones y tácticas. El joven Mahan en contra de la opinión de su padre ingresó en la Academia Naval de Anápolis y se graduó con el número dos de su promoción. Sentía admiración por los buques a vela y aversión a los de vapor, evitando destinos a bordo, dedicándose a escribir libros y artículos. Intervino en la guerra civil y a su término era Capitán de Corbeta. Estuvo destinado en astilleros, en el Estado Mayor de la Academia Naval y al mando de una antigua fragata de vapor por las costas de Perú. Recibió una oferta para incorporarse al nuevo Colegio de Guerra Naval y la aceptó. Recién ascendido a Capitán de Navío se hizo cargo de las cátedras de Historia y Estrategia, además de ejercer la Presidencia del Colegio. En 1890 sacó a la luz el conocido libro ―The Influence of Sea Power upon History, 1660 - 1783‖. En una época de rápidos cambios tecnológicos, muchos oficiales consideraban que maniobras como las que Nelson realizó en Trafalgar resultaban arcaicas y sin ningún valor actual. El énfasis que daba Mahan a la historia, resultaba una actitud reaccionaria o, peor aún, sin ningún valor práctico. Su respuesta era que nada sería más práctico para un oficial naval que ―el establecimiento de los principios y métodos por los que se puede conducir una guerra para obtener las máximas ventajas a través del estudio de la historia‖. Más tarde publicaría un segundo volumen: ―The Influence of Sea Power upon the French Revolution and Empire, 1793 – 1812‖. En 1896 se retiró del servicio activo y siguió escribiendo. Su obra está contenida en 20 libros y 137 artículos. Alguno de éstos fueron publicados en forma de libro. Le fueron concedidos muchos títulos honoríficos universitarios y fue elegido en 1902 Presidente de la American Historical Association. Durante la guerra contra España fue llamado como asesor estratégico del Secretario de la Marina y del Presidente. En 1914 murió de un fallo cardiaco en el Hospital Naval de Washington. Se opina sobre Mahan que ―ninguna otra persona a influido


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tan directa y profundamente en la teoría del poder naval y su estrategia‖, y podemos añadir que también influyó en muy alto grado para que ese poder naval fuera la punta de lanza del imperialismo estadounidense. Marx, Karl: Filósofo, sociólogo y economista alemán (1818-1883). Perteneciente a los jóvenes hegelianos de izquierda, ya desde su tesis doctoral, ―Diferencia entre las filosofías de la naturaleza de Demócrito y Epicuro‖ (1841), dio una orientación materialista en su filosofía. A causa de sus ideas revolucionarias sufrió el exilio en Francia, Bélgica e Inglaterra. Desde 1842 colaboró en distintas publicaciones, y comenzó a mantener contactos con el movimiento obrero. En 1844 inició su amistad con F. Engels, de quien recibió ayuda moral y financiera, especialmente durante su exilio en Londres, desde 1848. Con él escribió ―La sagrada familia‖ (1845), ―La ideología alemana‖ (1846), ―La tesis sobre Feuerbach‖ (1888) y, tras su ingreso en la Liga de los Comunistas, ambos redactaron el ―Manifiesto Comunista‖ (1848). Tras las jornadas revolucionarios de 1848, escribió en su exilio de Londres ―La lucha de clases en Francia‖. Reemprendió luego sus estudios de economía política e inició la redacción de ―El Capital‖, considerada una continuación de ―La Contribución a la crítica de la economía política‖ (1859). En 1864 participó en la fundación de la I Internacional Obrera, de la que redactó la memoria inaugural y los estatutos. Colaboró también en el ―Anti-Dühring‖ (1878) de Engels. Otros escritos suyos de importancia son ―Manuscritos económico-filosóficos‖ (1844), ―Miseria de la filosofía‖ (1847), ―El 18 Brumario de Luís Bonaparte‖ (1852) y ―Crítica del programa de Gotha‖ (1875). Mehmet Alí: (Muhammad Alí) Bajá de Egipto (1769-1849). Al mando de tropas del sultán turco Selim III, se apoderó de Egipto (1810) y acabó con los jefes mamelucos. Más tarde extendió su autoridad sobre Arabia, Sudán, Siria y Adana; fundó Jartum (1823). A cambio de renunciar a algunas de sus conquistas (Adana, Siria, Creta), obtuvo el gobierno hereditario de Egipto como virrey (1840). Fue fundador del moderno Estado egipcio. Mehmet VI: (Muhammad VI) - (1861-1926). Sucedió a su tío Muhammad V en 1918. Capituló ante los aliados y colaboró con ellos contra los nacionalistas turcos. Tras la abolición del sultanato por la asamblea nacional (1922), huyó de Constantinopla en un navío de guerra británico. Con él, concluyó el Imperio otomano. Melville, Herman: Escritor estadounidense (1819 – 1891). Considerado uno de los mejores prosistas en la lengua inglesa, su obra ejerció una influencia decisiva en la evolución posterior de la novela estadounidense. Entre sus obras destacan ―Moby Dick‖, ―Benito Cereno y otros cuentos de la veranda‖, y ―Billy Budd‖. Mitchell, Billy: Militar de Aviación estadounidense. (1879-1936). Nació en Francia, nieto de un magnate de los ferrocarriles americanos e hijo de un Senador por Wisconsin. Se alistó en el Cuerpo de Transmisiones en la guerra hispano-norteamericana; ejerció en Asía labores de espionaje. A los 32 años era el oficial más joven formando parte del Estado Mayor General; destinado a la aviación como oficial de transmisiones aprendió a pilotar. Cuando EE.UU se disponía a entrar en guerra (1914-18), él era oficial de enlace ante los británicos. Iniciado el conflicto tuvo a su cargo el ―Air Service‖ (Servicio Aéreo), americano, siendo el primer militar de esa nación en obtener la ―Croix de Guerre‖ por la audacia de sus actuaciones en el frente. Pasó años presentando todo tipo de proyectos aéreos, sin mayor éxito, pero ya en 1919 organizó los primeros vuelos de gran autonomía que llevaron el correo de costa a costa, a través de los EE.UU. Más adelante logró demostrar el poder de los ataques aéreos, principalmente sobre objetivos navales. Logró destruir un submarino, un destructor y un acorazado ligero (que ofreció una resistencia algo mayor). Al persistir el escepticismo, logró que le dieran oportunidad para demostrar que aún siendo el objetivo mucho más fuerte, igualmente se lograría hundirlo con bombardeo aéreo. Lo demostró al hundir a un gran acorazado alemán, que había combatido en Jutlandia y había quedado en poder de Estados Unidos. Tras una visita al Japón para comprobar su desarrollo aeronáutico, y luego de examinar el sistema defensivo norteamericano, Mitchell redactó en 1924 un informe en que pronosticaba con suficiente precisión el ataque a Pearl Harbor. Ante las presiones que sufría por sus ideas, buscó el que se le hiciera un Consejo de Guerra para defenderlas; fué relevado del mando con suspensión de empleo y sueldo por


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cinco años. Solicitó la baja en el ejército para continuar su lucha mediante artículos y libros. Cuando murió estaba, prácticamente, olvidado. Mola, Emilio: General español, (1887-1937). Contribuyó a la pacificación de Marruecos y fué Director General de Seguridad en 1930-31. Desde Pamplona, participó activamente en la sublevación militar que dio origen a la guerra civil en la que tuvo a su mando las fuerzas nacionalistas del Norte. Murió en accidente de Aviación. Montgomery, Bernard: (18871976). Vivió parte de su infancia en Tasmania, donde su padre era obispo anglicano. Terminados sus estudios en Londres, ingresó en la Academia de Sandhurst (1907-1908), donde su carácter difícil le crearía constantes dificultades con sus superiores (uno de ellos llegó a decirle el día en que abandonó la escuela, con el grado de Teniente segundo ―Usted no sirve para nada, y nunca llegará a ser nada en el ejército‖). Capitán al comienzo de la Primera Guerra Mundial, y herido dos veces, terminó la contienda como Teniente Coronel del Estado Mayor. Participó en la ocupación de Renania, donde estudiaría los métodos militares seguidos por los alemanes, y publicó su Manual sobre el Mando. Fue promovido al rango de General en 1933, adquiriendo en el Ejército británico la reputación de Jefe austero, animado por elevados ideales religiosos y patrióticos. En la primavera de 1940 daría muestras de verdadera talla militar, fué llamado por Churchill para dirigir al 8ª. Ejército de Egipto. La gloria esperaba a Montgomery en el desierto. Su plan minuciosamente concebido, le reportó constantes éxitos, cada uno en su momento, a pesar de la impaciencia de Churchill. La victoria de El-Alamein, obtenida en una semana (octubre-noviembre de 1942), no sólo borró los fracasos de la primavera, sino que marcó un viraje decisivo en la guerra. Después de haber obligado a las tropas de Rommel a retroceder hasta Túnez (1943). Montgomery participó en la invasión de Sicilia y de Italia. En 1944 se le hizo regresar a Londres para elaborar con Eisenhower el plan de desembarco en Normandía, y el 16 de junio de 1944, se convirtió en el personaje principal de esta gigantesca empresa, en calidad de Jefe del Ejército de Tierra. Promovido a Mariscal el 31 de agosto de 1944, liberaría el norte de Francia y, a la cabeza del 21º. Grupo de Ejércitos, tomó Amberes; después, tras desempeñar un papel importante en la respuesta a la ofensiva alemana de las Ardenas, condujo a sus tropas hasta Lübeck. El 4 de mayo de 1945 Montgomery recibía en su cuartel general al Almirante von Friedeburg y al general, Kinzel, signatarios del documento de rendición de las fuerzas alemanas del Noroeste (acuerdo de Luxemburgo). Pero después fué nombrado jefe del Estado Mayor Imperial (1946). Posteriormente y hasta su retiro en 1958, ocuparía el cargo de Comandante adjunto de las Fuerzas Atlánticas en Europa. Falleció en 1976. ―Monty‖ mantuvo siempre su reputación de ―enfant terrible‖, pero su apodo, conocido universalmente, testimonia su popularidad tanto como el título de Vizconde de El-Alamein su gloria. No fué un General como los demás. ―Monty‖ entró en la leyenda en vida, con su eterna boina negra- de la que él mismo afirmaba que ―valía dos divisiones‖-y orlado de una reputación absoluta de invencible en el campo de batalla. Monturiol, Narciso: Inventor y político español (1819-1885). Fue uno de los principales protagonistas del socialismo utópico de Cabet en Cataluña. Tras abandonar la política activa en 1857, se consagró a la invención del primer submarino, al que le dio el nombre de ―Ictíneo‖. La primera prueba se hizo en 1859, en el puerto de Barcelona. El segundo modelo, movido por una máquina de vapor, fue terminado en 1866. La falta de apoyo de las autoridades impidió continuar la experiencia. En 1891 se publicó su obra ―Ensayo sobre el arte de navegar debajo del agua‖. Moro, Tomas: Santo, Estadista y escritor inglés (1478 – íd., 1535). Desempeñó importantes cargos públicos, entre ellos el de Canciller. Fue acusado de alta traición, por negarse a reconocer a Enrique VIII como suprema autoridad de la Iglesia, encarcelado en 1535 y decapitado. Entre sus obras figuran ―Poesías latinas‖, ―Ricardo III‖, ―Utopía‖ (1516), ―Respuesta a Lutero‖ y ―Diálogo de consuelo‖, escrita en prisión. Fue decapitado Mungo, Park: (Escocia, 1771, Nigeria, 1806). Estudió medicina en Edimburgo y trabajó en Sumatra, ganándose la confianza de la Royal Society, que le encargó que explorara el curso del Níger. Su primera aventura, cuyo


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relato publicó en 1797, le hizo famoso. Dos años después, ya casado y establecido en Escocia, el Gobierno le pidió que condujera una segunda expedición. La época de las lluvias, sin embargo, causó la muerte por paludismo de la mayoría de los componentes y los seis que se salvaron se ahogaron en el Níger poco después, durante un ataque de los habitantes de la región de Bussa. Mussolini, Benito: Político italiano, (1883-1945). Hijo de un herrero, se hizo maestro. Se consideraba así mismo anarquista y en 1902 huyó a Suiza para eludir el servicio militar, después de que su padre fuera detenido por actividades subversivas. Al regresar a Italia volvió a ejercer de maestro. Militante socialista desde 1900, fué nombrado redactor jefe del periódico ―Avanti‖, órgano del Partido. Desde allí hizo campaña contra la guerra en Libia y a favor de la neutralidad italiana (1914). A continuación fundó ―Il Popolo d´Italia‖ y desde él, apoyó, por el contrario, la intervención junto a los aliados y contra Austria; esa postura le hizo ser expulsado del partido socialista y le animaría a formar en 1915, los ―Fascios de Acción Revolucionaria‖. Ese año partiría al frente de batalla, para regresar herido y transformado en sus ideas. En 1917 fundó los ―Fasci di Combattimento‖ con un programa en el que el nacionalismo más extremista se conjugaba con la demagogia. Elegido diputado por Milán, transformó el movimiento en ―Partido Fascista‖. Después de la ―Marcha sobre Roma‖, el Rey le confiaría el gobierno del país y el Parlamento plenos poderes. Intervino en la guerra civil española a favor de Franco y, realizó un acercamiento a Hitler, que concluyó con la firma del pacto de Acero e involucrando a Italia en la Segunda Guerra Mundial. En 1943, empezando a ser invadida Italia por los aliados, se provoca su caída y encarcelado por orden del Rey, y liberado por paracaidistas alemanes, intentó formar un gobierno en el norte de Italia, bajo la protección de Alemania. Finalmente, cuando huía, fué descubierto y ejecutado por los ―partisanos‖ (guerrilleros italianos, en lucha contra los alemanes). Mustafá Kemal: Militar y político turco (1881-1938). Fue el principal promotor del movimiento político que cristalizó en la Gran Asamblea Nacional de Turquía, que en noviembre de 1922 abolió el sultanato. En octubre de 1923 fue nombrado presidente de la República. Gobernó dictatorialmente, introdujo reformas en todos los aspectos de la vida pública y civil de Turquía, y adoptó decididamente los cánones occidentales. Recibió el apelativo de Ataturk (padre de los turcos). Nansen, Fridtjof: Noruega. Es el navegante que más ha contribuido al conocimiento del Ártico y su banco de hielo, con 3 viajes relaizados entre 1882 y 1895. Fracasa en sus intentos de alcanzar el Polo. Negrín López, Juan: Medico y político español, (1892-1956). Alumno de Ramón y Cajal y maestro de Severo Ochoa, fué catedrático de la Universidad de Madrid. Ingresó en el PSOE, fué Diputado y Ministro de Hacienda. En 1937 sustituyó a Largo Caballero en la Presidencia del Gobierno, con el apoyo de socialistas, comunistas y republicanos; intentó fortalecer el ejército, controló la industria y trató de poner orden en la retaguardia. Trasladó el gobierno a Barcelona ante el avance nacionalista. Al fracasar su propuesta de paz, impulsó una gran ofensiva del ejército republicano (Batalla del Ebro). Poco antes de acabar la guerra civil, marchó a Francia, donde siguió presidiendo el gobierno republicano en el exilio hasta 1945. Nelson, Horatio: Duque de Bronte, Vizconde de Nelson, Barón del Nilo. –Nació en el condado de Norfolk el 28 de septiembre de 1758. Hijo de un rector de parroquia y de una dama de la noble familia de los Walpole. A los doce años ingresó a la Marina Real. Su primera navegación la hizo en el barco que mandaba su tío; sirvió después en la India y en uno de los buques que formó la expedición a los mares árticos, para volver después a la India como ―aspirante‖ de Marina. A los veintiún años, al mando de un navío pasó al Caribe, Jamaica, donde volvería después de haber estado en Francia, durante un período de paz, donde estudió el idioma y las costumbres francesas. Contrajo matrimonio con una dama viuda, Francés Herbert y en 1793, declarada la guerra con Francia, volvió al mar, como Comandante del ―Agamenon‖, escuadra del Mediterráneo, al mando del Almirante Hood. En Nápoles contrae amistad con Lord Hamilton, Embajador de Inglaterra ante el Reino de Nápoles y sobre todo con Emma, esposa del Embajador, con quién mantuvo un apasionado amor. En el combate de Abukir atacó a la vanguardia y centro, dejando para el día siguiente la persecución de la retaguardia en huída.


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Se provocó por entonces la separación de su esposa, por sus públicas relaciones con Emma, lady Hamilton. Nombrado Vicealmirante, pasó al Báltico, a las órdenes del Almirante Parker, Jefe de la expedición organizada contra la liga formada por Suecia, Dinamarca y Rusia. Al regresar a Inglaterra, fue nombrado Vizconde. Al romperse nuevamente las hostilidades con Francia, Nelson toma el mando de la Escuadra del Mediterráneo y establece un bloqueo abierto a Cádiz donde se encontraban los buques españoles y franceses, formando una escuadra combinada al mando del francés Villeneuve. Cuando el indeciso Villeneuve se decide a salir, aquel 21 de octubre de 1805, en las aguas frente al Cabo Trafalgar, la Escuadra de Nelson lo intercepta. Corta la línea franco-española mediante el ataque simultáneo de dos divisiones, una mandada por él y otra por su segundo. Collingwood. A poco de iniciarse el fuego, Nelson es herido mortalmente, pero sus capitanes procederán en todo momento, hasta conseguir una victoria total. Neptuno: Dios romano del agua, asimilado al Poseidón del panteón griego. Nicolás II: (1868-1918): Hijo y sucesor de Alejandro III. Defensor de los principios autocráticos, continuó la política absolutista de su padre. Tras la guerra con Japón (1904-05), que costó al imperio ruso la perdida de Manchuria y la renuncia a la posesión de Corea, aumentó el malestar interior y se vio obligado a realizar ciertas reformas constitucionales. En la Primera Guerra Mundial luchó junto con Francia y el Reino Unido contra Alemania. Ante las graves pérdidas que sufrió el país, la mayor parte de los sectores sociales, le retiraron su apoyo. Al estallar la Revolución de 1917, abdicó y se retiró a Crimea, pero fue preso y conducido a Yekaterinburgo, donde fue asesinado junto con su familia. Nimitz, Chester W.: Almirante norteamericano. (1885-1966). En 1939 hasta diciembre de1941, Jefe de la sección de Navegación en la Secretaría de Marina. Desde el inicio de 1942 a octubre de 1945, Comandante Supremo de las Fuerzas Navales Aliadas en el Pacífico. El 2 de septiembre de 1945 firmó por parte americana, junto con el General MacArthur, a bordo del acorazado Missouri, el acta de capitulación del Japón. Al iniciarse la paz y hasta 1948, fué el Comandante Supremo de las Fuerzas Navales de los EE.UU. Paixhans, Henri-Joseph: General francés. Después de estudiar en la Escuela Politécnica ingresó en el arma de artillería y tomó parte en las guerras del Primer Imperio. En 1848 ascendió a General de División y también actuó en política como Diputado. Se le deben importantes trabajos sobre artillería y la invención del cañón-obús de su nombre, que le daría gran celebridad. Parsons, Sir Charles Algernon: Ingeniero británico, inventor de la turbina de vapor de ese nombre que produjo una verdadera revolución en los sistemas de propulsión marítima. El primer barco en que se montó en 1897, fue justamente el barco de su propiedad, el ―Turbinia‖. También trabajó por el progreso de la aviación y en 1911 fue ennoblecido. Patton, George S.: General estadounidense. (1885-1945). Fué uno de los grandes tácticos en la guerra de blindados, en el lado aliado. Mandó el II Cuerpo de Ejército Americano en el norte de África, luego Jefe del Séptimo ejército y en 1944 tomó parte del ataque final, dentro de Alemania, con el tercer ejército, con el que llegó hasta Checoslovaquia. Fue ascendido a General de cuatro estrellas en junio de 1945 y hasta su muerte, por accidente de automóvil, fué gobernador militar de Baviera. Peary, Robert Edwin: EE.UU. Explora el norte de Groenlandia y es el primero en llegar al Polo Norte en 1908. Peral y Caballero, Isaac: Teniente de Navío de la Armada española. En 1872, ya Alférez de navío, era en Cuba segundo comandante de un cañonero, tomando parte en diversos hechos de armas. De regreso a España, hizo la campaña contra los carlistas, pasando luego a Cuba y Filipinas y, posteriormente, nombrado profesor de física y química de la Academia de Ampliación. Se dedico con ahínco a la electricidad y al estudio de la navegación submarina. Peral tuvo oculto sus proyectos hasta 1885 en que con motivo del conflicto de las Carolinas, en el Pacífico, dió cuenta de los mismos al ministro de marina. En octubre de 1887 se empezó la construcción de su submarino. Las pruebas que tuvieron lugar en la bahía de Cádiz dieron magnífico resultado. Al final, por


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inoperancia política, el submarino nunca fue usado. Peral se distinguió por otros inventos eléctricos; un acumulador que lleva su nombre, un proyector luminoso, una metralladora eléctrica, etc. Recibió ofrecimientos del extranjero para la construcción de su submarino, más los rechazó por más ventajosos que fueran. Obtuvo el retiro en 1891, cuando era Teniente de Navío. Cuatro años más tarde se trasladó a Berlín para someterse a una intervención quirúrgica para la extirpación de un tumor en su cabeza. Falleció como resultado de la operación. Perry, Matthew Calbraith: Comodoro de la Armada de los Estados Unidos. Tomó parte en la guerra contra Inglaterra, en 1812. Veintitrés años después mandaba la escuadra del Golfo de México y en 1852 en una expedición a China y Japón, firmaba con el Gobierno japonés – que se sintió presionado por los cañones de Perry- la apertura de dos puertos japoneses a los barcos americanos. Pershing, Jhon Joseph: Militar estadounidense (1860-1948). Dirigió el ejército expedicionario estadounidense en la Primera Guerra Mundial y , posteriormente, fue jefe del Estado Mayor (1921-24). Pétain, Philippe: Militar francés. (1856-1951). Al comenzar la Primera Guerra Mundial entró en combate en 1915. Un año después le fué confiada la defensa de Verdún y en 1917 era Comandante en Jefe. Ascendido a Mariscal de Francia después del armisticio, es enviado a Marruecos para restablecer allí la paz. En febrero de 1934 se le confió la cartera de Guerra. Embajador ante el régimen de Franco, pasó a ser Vicepresidente del Consejo de Ministro en 1940. Se convirtió en Jefe del Estado (Gobierno de Vichy) de la zona francesa no ocupada por los alemanes. Creó un Estado autoritario y sostuvo una política de colaboración con Alemania. Terminada la guerra, fué acusado por ello y condenado a muerte, pena que le fué conmutada por la de reclusión perpetua. Platón: Filósofo griego (h. 428 a.C. –íd., – 347 a.C.). Discípulo de Sócrates y maestro de Aristóteles, fundó en Atenas una escuela de filosofía llamada Academia (h. 387 a. C.). Sus teorías se opusieron a la sofística y recibieron la influencia de la filosofía pitagórica y los misterios órficos. El punto fundamental de su doctrina (Platonismo) es la teoría de las ideas, que establece el dualismo entre el mundo de los fenómenos, sombras pasajeras de una realidad superior, y el mundo de las ideas, arquetipos inmutables y eternos que sólo la razón puede aprehender. La unidad de las ideas se cifra en la idea del Bien, razón y causa de todas las cosas. El hombre puede acceder al conocimiento de la verdad mediante el recuerdo, puesto que su alma inmortal y racional ha contemplado las ideas puras en la existencia anterior. Su pensamiento político, expresado sobre todo en ―La República‖ y ―la Carta VII‖, se basa en la atribución de responsabilidades a partir de las capacidades de cada grupo social; así, la clase de los filósofos, que posee el conocimiento y cuya virtud suprema es la justicia, será la más capacitada para dirigir el gobierno de la ciudad. Su obra está escrita en forma de diálogos influidos por el método mayeútico de Sócrates, personaje principal de la mayoría de ellos. Entre los más importantes, además de la citada República, se encuentran ―Fedro, el Banquete‖, ―Gorgias‖, ―Parménides‖, el ―Sofista‖, el ―Político‖, el ―Timeo‖ y ―Critias‖. En ellas está contenida la totalidad del pensamiento platónico, que ha ejercido una influencia extraordinaria en el desarrollo del pensamiento occidental. Poseidón: Hijo de Crono y Rea. Es el Dios del mar y se le representa con un tridente en la mano. Preste Juan: Uno de los títulos que tenía el emperador de Etiopía (Preste: sacerdote, que celebraba la misa cantada, asistido del diácono y el subdiácono). Legendario monarca cristiano del siglo XII que unos sitúan en Oriente y otros en Etiopía. Según la leyenda, se ordenó de presbítero o preste, ante los misioneros nestorianos. Prien, Günther: Oficial de Marina Alemana. (1908-1941). Capitán de Corbeta. Comenzó su carrera en la marina mercante, a costa de grandes sacrificios para costear sus estudios. Después de varias navegaciones obtiene el nombramiento de piloto. En 1932 consigue el título de Capitán. Sin embarcar, la falta de empleo le obliga a trabajos humildes. Más tarde ingresó en la Marina de Guerra y pasó a la Escuela de Submarinos. Obtiene su primer mando en el otoño de 1938. Al estallar la Segunda Guerra Mundial se encuentra en viaje de ejercicios por el Atlántico, iniciando la guerra al tráfico enemigo. En seguida figura como uno de los


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Comandantes con la más alta cifra de toneladas hundidas. A principios de octubre de 1939, el Jefe del Arma Submarina lo elige para un ataque a la gran base naval inglesa de Scapa Flow. Consiguió introducirse con su submarino y hundir al acorazado ―Royal Oak‖. Para octubre de 1940 Prien había ya hundido mercantes aliados por un total de 200.000 toneladas, hasta que el 7 de marzo de 1941 su submarino fué alcanzado por una carga de profundidad lanzada por un destructor Inglés, pereciendo toda la dotación. Princip, Gavrilo: Patriota serbio, autor de la muerte en Sarajevo de Francisco Fernando de Habsburgo, pretexto para el inicio de la Primera Guerra Mundial. Raeder, Erich: Almirante Alemán, (1876-1960). En mayo de 1935 era Gran Almirante y Jefe de las Fuerzas Navales. Gran estratega en combate de superficie. En enero de 1943, por diferencias con Hitler, perdió su puesto en beneficio de Dönitz y pasó a desempeñar el cargo de Inspector de Marina. Acusado de crímenes de guerra fué condenado por el tribunal de Nuremberg a prisión perpetua y en 1955 se le liberó por razones de salud. Rebmann Johannes: Misionero alemán y explorador de África en el siglo XIX; fue el primer europeo, junto con Krapf en descubrir las cumbres nevadas del el Kilimanjaro y el monte Kenia. Reuter, Ludwig von: Almirante alemán. En la I Guerra Mundial participó en la batalla de Dogger Bank y como Comodoro mandó en Jutlandia el tercer grupo de vanguardia. Después del armisticio, siendo ya Vicealmirante, comandó a los buques alemanes que debían concentrarse dentro de la rada de la gran base naval inglesa de Scapa Flow. El 21/11/1918 fondeaba y el mismo día recibió la orden de arriar la bandera alemana. Volvió a Alemania para intentar conseguir seguridades de que los buques no serían entregados a cambio de mejorar las condiciones de la paz. Llegó al convencimiento de que los ingleses no dejarían escapar tal ocasión de eliminar la fuerza naval alemana y de que el gobierno alemán tampoco conseguiría nada en sus reclamos a los gobiernos aliados. Organizó lo que había de ser el hundimiento en masa de la Escuadra, que tuvo lugar el 21/07/1919. Reuter se retiro del servicio en 1920. Ribbentrop, Joachim von: Político alemán. (1893-1946). Afiliado al Partido Nazi en 1932; fué embajador en Londres (1936-38) y Ministro de Asuntos Exteriores (1938-45). Fue condenado por el tribunal de Nuremberg y ahorcado. Rodjestvensky, Zinovei Petrovich. Almirante ruso. Se especializó en artillería; hizo la guerra ruso-turca como Capitán de Corbeta siendo condecorado. Mandó sucesivamente seis barcos, así como la división afecta a la escuela de artillería del Báltico, Ascendió a Contralmirante, luego de haber ejercido importantes cargos y haber sido agregado naval en Londres. Fué segundo jefe del estado mayor de la marina, siendo promovido a Vicealmirante en 1904. Al declarase la guerra ruso-japonesa se le dió el mando de la Segunda Escuadra del Pacífico. Después de un largísimo viaje, plagado de dificultades, se enfrentó en aguas del estrecho de Tshushima a la escuadra japonesa, de buques más modernos y, sobre todo, de tripulaciones mejor adiestradas. Rodjestvensky fue derrotado y herido muy gravemente. Al volver a Rusia, después del cautiverio, fue juzgada su conducta por un consejo de guerra, que la calificó de honorable, como lo había sido por la opinión naval y militar japonesa. Rommel, Erwin: Militar Alemán. (1891-1944). Condecorado durante la Primera Guerra Mundial con los más altos méritos. Jefe del Cuartel General del Führer. En la invasión a Francia mandaba la 7ª División Acorazada, siendo la punta de lanza del ataque alemán. En 1941 Jefe del célebre ―Áfrika Korps‖. Desde enero de 1944 hasta que cayó herido en julio de ese año, Jefe del Grupo de Ejércitos B en Francia. Siempre gozó de una gran fama, incluso en el campo enemigo. Por haber participado en la conspiración del 20 de julio contra Hitler, se le obligó a que se suicidara. Roosevelt, Franklin Delano: Político Estadounidense. (1882-1945). Miembro del Partido Demócrata, comenzó su carrera política en 1910 como Senador y fue Subsecretario de Marina de 1913 a 1920. Resultó elegido Presidente de la nación en las elecciones de 1932, cargo que renovó por tres veces consecutivas (1936, 1940 y


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1944). Mediante la aplicación del programa político conocido como ―New Deal‖ sacó a Estados Unidos de la gran depresión económica originada por la crisis de 1929. Fue uno de los grandes artífices de la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial. Roosevelt, Theodore: Político y escritor estadounidense. (1858-1919). Dirigente del ala reformista del Partido Republicano; tomó parte activa en la guerra contra España y entre 1899 – 1900 gobernó el Estado de Nueva York. Vicepresidente con Mac Kinsley en 1900, se encargó de la presidencia al ser éste asesinado (1901). Fue reelegido en 1905 y en 1906 obtuvo el premio Nobel de la Paz, por sus gestiones para finalizar la guerra rusojaponesa. Luchó contra los trusts y protegió los recursos naturales del país. Rundstedt, Gerd von: (1875-1953). Por sus brillantes cualidades, durante toda la Primera Guerra Mundial perteneció en calidad de agregado al Gran Cuartel General y continuaría dentro de esas altas esferas hasta 1945. General desde 1927 se le confió en 1932 el Gobierno Militar de Berlín. Su escaso entusiasmo hacia el régimen nazi le indujo a retirarse en 1938, pero Hitler le confió el mando de un grupo de ejércitos en Polonia y después en Francia. Trasladado después al frente Ruso, se apoderó de Ucrania. Poco partidario de una ofensiva de invierno, presentaría en noviembre de 1941 su dimisión. Los acontecimientos le dieron la razón. Más tarde, Hitler le confió la Dirección del Frente Oeste, en Francia. Fué reemplazado al no poder resistir tras el desembarco aliado en Normandía. Todavía dirigiría la última ofensiva alemana, en las Ardenas. Internado en Nuremberg, en Londres y en Hamburgo, finalmente se le concedió la libertad. Sargón de Acad: Rey de Acad (s. XXVII a.C.). Fundador del imperio acadio, 2350 a. C. Tras conquistar Sumer, parte de Elam y Siria, constituyó por primera vez en Mesopotamia un Estado centralizado. Savorgnan De Brazza, Pierre: (1852 – 1905). Brazza era un conde italiano que se nacionalizó francés en 1874 y se alistó en el ejército de ese país. De 1875 a 1878, exploró el río Ogowe y la desembocadura del Gabón. Regresó dos años después para pactar tratados con los jefes locales de lo que luego se convertiría en el Congo francés, al norte del río del mismo nombre. En 1884, fundó la ciudad de BrazzaviIle, donde estableció una colonia que gobernó de 1886 a 1897. En 1905, viajó de nuevo a investigar denuncias de abusos a los nativos y murió en el viaje. Scott, Robert Falcon: Marino y Explorador británico. Realizó dos expediciones a las regiones antárticas. En la segunda alcanzó el Polo Sur (08-01-1912) ya conquistado por Amudsen 34 días antes. Murió, junto a sus cuatro compañeros en el penoso regreso a la base. Schakleton, Ernest: Explorador británico. Perteneció a la misión Scoot en 1904, y en 1907 emprendió otra, llegando a 100 millas del Polo Sur. Scharnhorst: General alemán (1755-1813). Reorganizó el ejército con habilidad y contribuyó a la liberación de su patria. Scheer, Reinhard Karl Frederic: Almirante alemán. En 1879 ingresó como cadete en la marina de guerra alemana. Años después se distinguió en la expedición al África Oriental por lo que fue condecorado. Fue jefe de las fuerzas de torpederos y mandó un acorazado. Desde 1909 fue jefe de estado mayor de la Escuadra de Alta Mar y de operaciones marítimas en el Cuartel General. Pasó a mandar escuadras de acorazados. En 1916 fue nombrado jefe de la Flota de Alta Mar, batiéndose al frente de ella en la batalla de Jutlandia contra la Gran Flota Inglesa. En el mismo año fue promovido a Almirante y Jefe de Estado Mayor de la Marina alemana. Schweinfurth, Georg: Explorador y Geólogo alemán. Exploró Eritrea y Egipto. Realizo investigación sobre la fauna y geología de esas regiones y fundó el Instituto Egipcio de El Cairo. En exploraciones posteriores descubrió el río Ubangi y entró en contacto con los pueblos pigmeos Sims, William Snowden: Almirante de EE.UU. Fue Agregado Naval en las embajadas de Paris y San Petersburgo y más tarde Inspector de prácticas de tiro, ayudante del Presidente, Director de la Escuela de Marina de Newport y Jefe de la flotilla de torpederos del Atlántico. Al intervenir los EE.UU en la Primera Guerra


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Mundial, ya Contralmirante, se le dio el mando de las fuerzas navales americanas destacadas en Europa. Al regresar a EE.UU en 1919 ya era Almirante y tomó la Dirección de la Escuela de Guerra Naval y presentó al Senado en 1920 una cruda memoria en la que mostraba los graves errores en que había incurrido el Gobierno en la orientación de las operaciones navales de la reciente guerra. Su carácter independiente le creó serias dificultades. En 1922 pasó a la situación de reserva. Publicó algunos interesantes trabajos profesionales. Somerville, James Fownes: Marino Inglés. (1882-1949). Al mando de la Escuadra de la India, se retiró por razones de salud en 1939, pero iniciada la guerra, se integró al servicio y participó en las operaciones de evacuación del ejército inglés en Dunkerque. Se le asignó la misión de hundir con su Escuadra a la Flota Francesa en el puerto de Mers el-Kebir. Meses más tardes combatiría contra la flota italiana y acabó su servicio en tiempo de guerra al mando de la flota inglesa de Extremo Oriente y en 1944 pasó a representar al Almirantazgo en Washington. Spee, Maximilian, Conde de: Almirante alemán. Desempeño altos cargos en el Ministerio de Marina y en la estación naval del mar del Norte. En la Primera Guerra Mundial, llevó el desasosiego a todas las colonias aliadas del Extremo Oriente, atacando a algunas. En el combate de Coronel, cerca de Chile, derrotó a la débil escuadra inglesa que se encontraba en esas aguas. A su vez, después de doblar el cabo de Hornos fue vencido en aguas de las Malvinas por una fuerte escuadra inglesa, muriendo en el combate. Speke, Hanning, John: (1827 – 1864). Sirvió en el ejército inglés en el Punjab, el Himalaya y el Tibet. En 1855, viajó por Somalia con Burton y al año siguiente ambos salieron de Zanzíbar en busca de las fuentes del Nilo. Cuando Burton enfermó, él llegó al lago Victoria y afirmó que era el origen del Nilo. Burton lo negó y su controversia fue célebre. Regresó a África para repetir el trayecto y murió en un accidente el día antes de exponer sus conclusiones en un debate con Burton, en Londres. Spengler, Oswald: Filósofo Alemán. (1880-1936). Autor de la ―Decadencia de Occidente‖, interpretación organicista de la historia, sujeta a un ―ciclo‖ de nacimiento, madurez y decadencia. Otras obras: ―El hombre y la técnica‖ (1930) y ―Años decisivos‖ (1933). Stalin, Josif Djugasvili V.: Político Ruso. (1879-1953). Hijo de un obrero, ingresó con una beca en un seminario. Pronto haría alarde de ideas socialistas que le condujeron a ser expulsado. En 1902 es detenido y deportado a Siberia, de donde consiguió evadirse. Tras una nueva detención y nueva evasión entró a formar parte del Comité Central del Partido Bolchevique. Participó en la Revolución de Octubre y al formarse el primer gobierno Bolchevique fue designado Comisario del pueblo para las nacionalidades. Se desató una lucha ideológica entre Stalin y Trotski; Stalin consiguió el triunfo y Trotski fue exiliado. A partir de 1929, Stalin, Secretario General del Comité Central y ostentando el máximo poder emprende vastas reformas internas y en el exterior práctica una política de paz; después tendrán lugar depuraciones sangrientas y la firma en agosto de 1939, del pacto Germano-Soviético. Cuando Alemania invadió Rusia, Stalin apelará al patriotismo y hará resistir al país en su cruenta lucha contra el invasor, hasta ir revirtiendo la suerte de la guerra a su favor. Al término de la misma, se instaurará una política de ―guerra fría‖ entre el Este y el Oeste. Stanley, Morton, Henry: (1841 -1904). Hijo ilegítimo, se embarcó en Liverpool y llegó a Nueva Orleans en 1859, donde fue apadrinado por Henry Hope Stanley, de quien tomó el apellido. Soldado y periodista, fue a África en 1867 a cubrir la expedición inglesa contra el emperador de Abisinia. Luego aceptó el encargo de encontrar a Livingstone, que le hizo famoso, y finalmente navegó por el río Congo cruzando África de Este a Oeste, momento a partir del cual aceptó trabajar para el rey Leopoldo de Bélgica. Antes de morir, se nacionalizó británico de nuevo. Sverdrup, Oton: Explorador noruego. Tomó parte en la expedición de Nansen a Groenlandia y al Polo Norte en 1893.


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Thomson, Joseph: escocés, a los 20 años se unió a una expedición al lago Tanganica. Recorrió Tanzania, Kenia, Uganda, Sudán, las montañas del Atlas y el río Zambeze. Tirpitz, Alfred von: Almirante alemán. Fue jefe del Almirantazgo y Ministro de Marina, siendo una figura relevante entre las marinas de todo el mundo. En lo que a Alemania se refiere, fue el creador del poderío marítimo alemán. No sólo desarrolló poderosamente la flota de guerra, sino también la mercante y fue el principal impulsor de la campaña submarina en la Primera Guerra Mundial, que estuvo a punto de producir el colapso de los Aliados. Tito (Josip Broz o Brozovich llamado). Político y militar yugoslavo (1892-1980). Trabajador metalúrgico. Hubo de repatriarse a la URSS en 1935 por sus ideas comunistas. Durante la Segunda Guerra Mundial lideró la lucha de guerrillas en su país contra los alemanes. Al final de la misma, se erigió en dictador. Desde 1945 se inicia la disconformidad de Tito con la hegemonía rusa sobre los países comunistas. Orientó su política exterior hacia la consecución de un frente común de países neutrales. En 1971, sin abandonar la Jefatura del Estado, decidió la creación de una presidencia colectiva y en 1974, con la entrada en vigor de las nuevas reformas a la Constitución, fué elegido Presidente vitalicio. Togo, Heihachiro, Conde de: Almirante japonés. De distinguida familia samurái, pronto empezó su carrera en las armas, pues a los dieciséis años de edad ya tomó parte en la defensa de su ciudad, Kagoshima, bombardeada por la escuadra inglesa. En marzo de 1871 pasó Togo a Inglaterra para adquirir los conocimientos necesarios para servir con eficacia en la nueva escuadra imperial y permaneció allí siete años. Declarada la guerra contra China, actuó brillantemente durante la misma. Por su comportamiento fue ascendido a Contralmirante y en 1898 a Vicealmirante. Declarada la guerra con Rusia fue nombrado comandante general de la flota. Durante toda la campaña llevó la iniciativa, que culmino con su victoria en Tsushima. Tovey; John Cronyn: Almirante ingles. A los 15 años ingresó en Armada y en la Batalla de Jutlandia estuvo al mando de un destructor que resultó gravemente dañado. Después, destinado en el Almirantazgo y más tarde mandó el acorazado ―Rodney‖. Luego desempeñó la Jefatura del arsenal de Chatam y ya Contralmirante, se le confió el mando de la flotilla de destructores de la Escuadra del Mediterráneo (1938-40). Al ascender a vicealmirante pasó a comandar la ―Home Fleet‖. Tritón: Dios marino, hijo de Poseidón y Anfitrite. Se le representaba con cuerpo de hombre y forma de pez. Trostki, León: Político y escritor Ruso. (1877-1940). Participó en la revolución de 1905 y fue deportado a Siberia, pero consiguió escapar. En contacto con Lenin fue uno de los organizadores de la revolución de octubre de 1917. Como Comisario de Relaciones Exteriores presidió la delegación que firmó con los Imperios Centrales la paz de Brest-Litovsk. Comisario de guerra fue el organizador del Ejército Rojo; derrotó a los Generales ―blancos‖ zaristas. Muerto Lenin se enfrentó con Stalin; en 1927 se le expulsó del Partido y se le desterró de Rusia. Entonces se trasladó a México, donde murió asesinado. Escritor y pensador notable, escribió, entre otras obras, ―Capitalismo y Socialismo‖ (1926), ―Mi vida‖ (1929), ―La revolución permanente‖ (1930), ―Historia de la revolución rusa‖ (1932), ―La revolución traicionada‖ (1937), Etc. Truman, Harry: Político estadounidense. (1884-1972). Senador por Missouri en 1934. Presidente desde 1941 de su propio Comité para el control de la financiación de los gastos bélicos americanos. Candidato Demócrata a la Vicepresidencia. Tras la muerte de Roosevelt, Presidente. Tomó parte en la conferencia de Potsdam en julio de 1945. Ordenó el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Japón. Proclamó una doctrina (doctrina Truman) en 1947 para frenar el influjo comunista en el mundo. Fue confirmado en su puesto en 1948 y se retiró en 1952. Verne, Julio: Escritor francés (1828-1905). Se dió a conocer con ―Cinco semanas en globo‖ (1863), en la que ya aparecen los elementos básicos de su literatura: aventura geográfica, voluntad didáctica y preocupación por el progreso tecnológico y científico. Su obra consta de unos 60 títulos, entre los que destacan: ―Viaje al centro de la tierra‖, ―De la tierra a la luna‖, ―Los hijos del capitán Grant‖, ―Veinte mil leguas de viaje submarino‖, ―La vuelta


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al mundo en ochenta días‖, ―La isla misteriosa‖, ―Miguel Strogoff‖, ―Un capitán de quince años‖ y ―Las tribulaciones de un chino en China‖, etc. Ha sido considerado un precursor de la Ciencia Ficción por su anticipación de conquistas científicas que se llevaron a cabo posteriormente, como el aeroplano, el submarino y el viaje a la luna. Villa, Pancho: (Doroteo Arango, llamado) - (1876-1923). General mexicano. Durante bastante tiempo vivió en rebeldía con el gobierno, internado en la serranía de Durango, donde consiguió organizar unas fuerzas guerrilleras que le obedecían ciegamente. Al estallar la revolución de 1910, Villa, que contaba ya con numerosos seguidores, transformó sus actividades, abandono el bandolerismo y se adhirió a Francisco I. Madero, quien lo nombró general de los revolucionarios. Reunió un importante ejército con el que obtuvo grandes triunfos en la revolución. Enfrentado a la facción constitucionalista de Venustriano Carranza, fue derrotado por el general Álvaro Obregón, pero vivió en rebeldía hasta 1920, en que se rindió al gobierno provisional de Adolfo de la Huerta. Murió asesinado por motivos políticos al iniciarse el gobierno de Obregón. Villamil y Fernández Cueto, Fernando: Capitán de Navío español. Brillante hoja de servicios. Tomo parte en las campañas de Santo Domingo y Filipinas. En 1892, mandando la corbeta ―Nautilus‖ efectuó un viaje de circunnavegación del globo. Fue creador de un tipo de buque rápido, el ―Destructor‖. Se incorporó con una escuadrilla de destructores a su mando, a la escuadra enviada a Cuba, en guerra contra EE.UU. En el combate naval de Santiago de Cuba se lanzó heroicamente al ataque de los cruceros acorazados enemigos, con los destructores ―Plutón‖ y ―Furor‖, pereciendo en la acción. Wavell, Archibald Percival: Militar ingles. Conde de Cirenaica y de Winchester. (1883-1950). Hizo sus primeras armas durante la guerra de los ―Boers‖. En la Primera Guerra Mundial se distinguió en Palestina. Al comienzo de la Segunda fué nombrado Comandante en Jefe de los Ejércitos de Oriente Medio. Cuando Italia entró en guerra, recibió la misión de defender Egipto. En julio de 1941 se le entregó el mando de las fuerzas británicas en la India. Apenas había ocupado su puesto, cuando se produjo el ataque japonés a Pearl Harbor; pasó a encargarse de la difícil tarea del mando Interaliado en el Sureste asiático; desde esa posición se fué resolviendo la situación de los Aliados en Malasia y Birmania. Ascendió a Mariscal en 1943 y fué el Virrey de la India desde ese mismo año hasta 1947. Weddigen, Otto: (1882-1915). Ingresó en la Marina Imperial alemana a los 19 años. Navegó por todos los océanos del mundo y estuvo destinado en la base naval de Tsingtao, colonia alemana del Lejano Oriente. De regreso a Alemania se presentó voluntario para servir en la recién nacida arma submarina, consiguiendo con prontitud el grado de Comandante de submarino (1910), siéndole entregado el mando del U-9 en octubre de 1911. Tras el hundimiento de tres cruceros británicos, fue recompensado por el Kaiser con la Cruz de Hierro de 1° y 2° clase. En una acción posterior hundió a otro crucero enemigo y acosado luego por una escuadrilla de destructores, logró escabullirse y salir indemne. A su regreso, se convirtió en el primer receptor de la máxima recompensa alemana al valor, la prestigiosa orden ―Pour le Merité‖. Al sufrir un accidente que le lesionó la pierna, tuvo que causar baja en el servicio. Al recuperarse, recibió el mando del U-29, un sumergible mucho más moderno que su anterior nave. En su primer servicio con el nuevo submarino logró hundir cuatro mercantes aliados frente a las costas británicas a fin de febrero de 1915, pero al regresar, su periscopio fue avistado por una patrulla de vigilancia de la ―Royal Navy‖. Un viejo crucero se lanzó sobre el submarino y logró impactarlo de lleno, partiéndole literalmente por la mitad, enviando a las profundidades del mar al U-29 y a su tripulación. Veinte años después, honrando su memoria, Hitler bautizó con su nombre a la 1° flotilla de submarino creada en el seno de la renacida Marina de Guerra alemana. Whitehead, Robert: Ingeniero inglés. A raíz de la guerra italo-austriaca perfeccionó el torpedo automóvil inventado por el Capitán de Fragata austriaco Luppis. Adaptado por las principales marinas del mundo, el torpedo fue perfeccionándose hasta constituir un arma importantísima.


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Wilson, Thomas Woodrow: Político estadounidense (1856-1924). Miembro del partido Demócrata, fue gobernador del Estado de Nueva Jersey y, en 1912, resultó elegido presidente de la República. Llevó a cabo una importante reforma económica, política y social, basada en puntos como el control federal bancario, el establecimiento de la jornada de ocho horas, y el sufragio femenino, etc. Al estallar la Primera Guerra Mundial decidió intervenir en el conflicto a favor de los Aliados (1917). Después del armisticio logró hacer aceptar a sus colegas el proyecto de una Liga de Naciones, la cual halló una seria oposición en EE.UU. En 1919 se le otorgó el premio Nobel de la Paz. Abandonó la política en 1920. Zapata, Emiliano: Político y revolucionario mexicano (1883-1919). Procedía de una familia campesina pobre. En 1909 comenzó sus actividades revolucionarias, con la fundación de una junta de defensa de las tierras de la región de Ayala. Durante la revolución de 1911 apoyó a Madero frente al dictador Porfirio Díaz y, a la muerte de Madero, fue el máximo exponente de la lucha contra los conservadores Huerta y Carranza. En 1912 tomó postura radicales (exigió el reparto inmediato de las tierras) y, bajo el lema de Tierra y Libertad, se inició la lucha abierta entre los zapatistas y el ejército federal. En 1914 se había adueñado de casi todo el Sur del país y, aliado con Pancho Villa, que controlaba el Norte, llegó a dominar casi todo México. En los años siguientes consiguió la Ley de los ingenios estatales, la Ley administrativa y otra de carácter agrarista. En 1918 realizó su manifiesto ―A los revolucionarios y a los trabajadores de la República‖, en el que reafirmó su defensa del campesinado y planteó un duro enfrentamiento a la dictadura de Carranza. Ante las dificultades que se le presentaban a la burguesía mexicana y al presidente Carranza para terminar con el movimiento zapatista, se decidió recurrir a la traición y Zapata murió acribillado al ser víctima de una emboscada en Chinameca. Zenón de Elea: Filósofo griego (h. 495 - ?, 430 a.C.). Discípulo de Parménides, utilizó la lógica para demostrar que el ser es uno y no múltiple y que el movimiento es imposible. Para él, el movimiento sólo existía en el medio ilusorio de los sentidos. Para demostrar ese principio se valió de ingeniosas paradojas, como la de Aquiles y la tortuga, la de la flecha que no alcanza al blanco, etc. Platón y Aristóteles intentaron resolver las paradojas de Zenón, pero esto no se consiguió de forma satisfactoria hasta que los matemáticos definieron correctamente el infinito y la continuidad. Zukov, George Konstantinovich: Militar ruso. (1896-1974). Ingresó en el ejército en 1915. Durante la Segunda Guerra Mundial fue la máxima figura militar de su país y encargado luego de las defensas exteriores de Moscú y de la defensa y ofensiva de Stalingrado. Como Mariscal dirigió los ejércitos del sector central del frente e inició la ofensiva que llevó a la conquista de Berlín. Fue el Jefe del Ejército Soviético de ocupación en Alemania. En 1952 se le encargó la inspección general de los ejércitos de los países satélites de la URSS y en 1955, a la muerte de Stalin, se le nombró ministro de Defensa y posteriormente, miembro del Presidium del Soviet Supremo y del Comité Central del Partido. En 1957 fue destituido de todos sus cargos. Escribió unas ―Memorias‖, publicadas en 1971.

Fin del volumen III Luís Antonio Rodríguez Moro.




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