Revista Literaria Remolinos. Nº 39

Page 1

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

1


© Revista Literaria Remolinos # 39 ISSN: 1997-3489 Agosto – septiembre del 2009 Diseño y edición: Paolo Astorga Web: http://revistaremolinos.blogspot.com E-Mail: colaboracionesremolinos@gmail.com Dirección postal: Sr. Paolo Astorga Av. Malecón Checa 557 – San Juan de Lurigancho, Lima 036, Lima-Perú

Se autoriza la distribución y reproducción de esta publicación siempre y cuando se cite el autor y la fuente de la que proviene.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

2


Revista Literaria Remolinos # 39

Índice Página

Editorial........................................................5 Poesía...........................................................7 Lita Pérez Cáceres................................................................... Gabriel Carvallo....................................................................... Juan David Ochoa.................................................................... Hazzel Yen............................................................................... José Carlos Botto Cayo............................................................ Lidia Corcione Crescini............................................................ J. Álvaro Cálix R....................................................................... Ingrid Chicote.......................................................................... Tania Corrêa Alegría................................................................ Francisco Retamozo................................................................ Simón Fernando Herrera Herrera............................................ Sergio Moya Herrera............................................................... Raúl Heraud Alcázar................................................................

8 11 14 18 20 28 33 37 50 57 60 63 67

Narrativa.....................................................73 Rafael Romero...................................................................... Antonio Otero García-Tornel................................................. Nilo Gastón Fernández Montini............................................. Mercedes Torija.................................................................... Roberto Arévalo Márquez..................................................... Jorge Luis Cáceres................................................................ Edgardo Herrera.................................................................... Cristina Ghiorghiu Lorente.................................................... Lourdes Macías Torrecillas.................................................... Montserrat Martínez Cobo....................................................

74 76 78 85 90 93 101 103 104 106

Crítica Literaria..........................................113 Preámbulo a la filosofía en la obra de Cortázar Por: César Pancorvo Rosazza................................................

114

El Libro de Buen Amor es, en el fondo, una obra pesimista Por: José M. Pérez Sánchez..................................................

121

“La locura del otro”: todo una loca vibración inmóvil Por: María Cristina Solaeche Galera.....................................

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

131

3


Artículos.....................................................144 “AMERICANAS AVENTURERAS” de Cristina de Stefano Por: María Aixa Sanz.............................................................

145

Gramma de Daniel Rojas Pachas y la existencia como textualidad hiperconsciente Por: Adriana Guaringa Robles...............................................

147

Sobre el concepto de la pureza y la impureza Por: Sócrates Adamantios Tsokonas.....................................

151

El ángel en vuelo de la poesía: Una pequeña entrevista a un filósofo cienciasófico, que escribe poesía Por: César Pineda Quilca y Charly Martínez Toledo..............

153

Entrevistas.................................................156 Entrevista a Mariana Bernárdez........................................... Entrevista a César Valdebenito.............................................

157 160

Reseñas......................................................164 Las púas y otros cuentos de Charly Martínez Toledo....................................................

165

Árbol de sol de Mónica López Bordón.......................................................

167

Fotografía de época de Varios Autores.................................................................

170

No vales una bala de Michael Jiménez Melchor.................................................

172

Enviar Textos..............................................174

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

4


Editorial Dar y recibir: La Internet como mercado de la información

Día a día la tecnología avanza de manera monstruosa, la Internet es el medio más común para poder comunicarnos, intercambiar información, interactuar. Las nuevas formas de ver el mundo y de cómo entablamos nuestras relaciones humanas se ven afectadas de manera sustancial y en todos los estratos y culturas del mundo por ese aluvión llamado telecomunicación. Por otro lado dada esta apremiante herramienta ante nosotros, surge una pregunta enigmática y hasta peligrosa: ¿Es realmente necesario todo esto? Las respuestas a esta sola pregunta se pueden calcular de manera tal que nos darían quizás el doble o el triple o quizás más del total de navegantes que día a día ingresan a la Internet en busca de “algo”. Obviamente ya no se puede hablar de globalización sin hablar de la Internet o de las innumerables opciones que ésta ofrece para la comunicación y el intercambio de información, ya que ha empezado a configurarse de manera más notoria el concepto de “Prosumer” aquel sujeto o sujetos que a través de la Internet producen y consumen información. Este “Prosumer” a diferencia del común sujeto económico, produce o “crea” información (véase el fenómeno más común como el blog, por ejemplo) para que Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

5


otro “Prosumer” consuma esta información y así produzca otra convirtiéndose así esto en un sistema de intercambio que trasciende todos los niveles sociales y culturales. El “usuario” por así decirlo puede consumir y producir a su libre albedrío cualquier cosa que sea comestible en este supermercado informático. Por ejemplo a los usuarios jóvenes o “Prosumers” jóvenes, en su mayoría se verán atraídos por el intercambio de información sobre música, fotos, chismes, etc. (véase el Hi5 o Facebook) por otro lado periodistas, escritores, etc., se verán encantados con la idea de tener un blog. Claro está que el usuario escoge lo que mejor le conviene o sabe utilizar, sin embargo también hay “Prosumers” que moderan sus opciones y se comportan más como consumidores o más como productores. Es un hecho que ayuda bastante lo dinámico y cambiante que es la Internet y sobre todo el poder que está tiene para hacer famoso un sitio y lapidar a otro. Y es que la tecnología es eso: Un constante avance hacia la sofisticación y también una demoledora herramienta de aquello que en un breve tiempo se puede volver desfasado, aunque en algunos se rompan moldes y lo “desfasado” se convierta en nostálgico y hasta clásico (Véase los videojuegos antiguos en Internet Tetris, Mario Bros, Pac-Man, entre otras reliquias de los inicios de los videojuegos). Dentro de este sistema además podemos hacer una gran clasificación general: Por un lado los usuarios o “Prosumers” y por otro las empresas que proveen el servicio o herramientas por las cuales estos usuarios pueden producir y consumir información. En esta era del “conocimiento” es a veces un poco difícil entender que toda libertad, todo acto creativo es en sí una forma de revelarse y saber que todo lo que hacemos por naturaleza tendrá alguna repercusión, alguna reacción ya sea adversa o no. Debemos entender también que a pesar de lo que consumamos o produzcamos, somos seres humanos que no solo buscamos con exorbitante deseo el conocimiento, sino también el sentir, el compromiso, el amor, el sentido de la vida que es tan escurridizo como un pez en el agua. Volver entonces a la pregunta inicial: ¿Es realmente necesario todo esto? La respuesta certera se sigue descargando lentamente.

Paolo Astorga Editor de la Revista Literaria Remolinos

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

6


Poesía Cada poema es único. En cada obra late, con mayor o menor grado, toda la poesía. Cada lector busca algo en el poema. Y no es insólito que lo encuentre: ya lo llevaba dentro. Octavio Paz

Ψ

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

7


Lita Pérez Cáceres ameliasabina@gmail.com

En este siglo No moriré de pena Si no me miras más. Bastará con escanear esa fotografía sin sonrisa de tu carné de militante comunista. Le inventaré unos dientes de caníbal ¿Para qué existe el Photo Shop? No lloraré a raudales Si dejas de llamarme. Encenderé la compu. y buscaré en el site de amores mercenarios algún stripper musculoso y solitario, Hombre, ya nada es para siempre. en este siglo veintiuno esdrújulo, redondo, impar, impío, globalizado, en ruinas, en mínimas cuotas dividido… donde no cabe el amor decimonónonico. (10-12-02)

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

8


Cita en el Cyber Buceadores del chat Allí nos conocimos. Internautas ansiosos mordíamos el mouse anhelando el placer, el gozo alternativo. Pautamos una cita en alta madrugada, en un cyber café. Yo vestiría de Windows tú, llevarías el virus. La noche era propicia. No sentimos el frío, ni el acero del puñal escondido del caballo loquísimo. que nos dio el pasaporte hacia el último archivo. * (Caballo loco se le dice a los asaltantes) (15-12-02)

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

9


Sobreviviendo Sobreviviendo. Sobreviviendo… Mirando el cielo Placer gratuito Sobreviviendo en esta casi vida. En esta cierta muerte. Sobreviviendo. (16-12-02)

Ω Lita Pérez Cáceres, escritora y hasta ahora solo he publicado narrativa: cuentos, novelas, biografías y cuentos para niños. Soy paraguaya, mayor de edad, fui periodista por 20 años hasta que el medio donde trabajaba se cerró. Ahora trabajo en una editorial, INTERCONTINENTAL Editora. Mis libros publicados son: MARIA MAGDALENA MARIA (cuentos), ENCAJE SECRETO (novela), AMALIA AL AMANECER (novela, en coautoría con Mario Halley Mora), LA PASION (cuentos), CUENTOS DEL 47 Y DE LA DICTADURA, CHEREA (cuento para niños) y REBELION EN EL JARDIN (cuentos y versos para niños). MI VIDA CON HERMINIO GIMENEZ (biografía), LUIS BORDON: VIDA Y OBRA (biografia) y NICOLASITO CABALLERO: EL ARPA SOY YO (biografía). Por el momento les deberé la fotografía pero pueden entrar en mi blog y sacar alguna que les guste.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

10


Gabriel Carvallo gacarvallo@gmail.com

PARA NUNCA REGRESAR

Cuando no hay lugar pero las sombras del anuncio de aquel pasado prometido, son lo único que hay, el horizonte es mi destino y me voy a ver el mar con tres estrofas en la espalda y una pregunta que me hace mal que me cuelga de la frente, y no quiere contestar. me pregunto dónde estás, después de aquello que dijiste y entre todo lo que hiciste ya no sé dónde buscar. llevo tu aroma en mi buque para que me oriente en altamar. porque no es tiempo de consuelos no me digas nada mas, que tus palabras son anzuelos y no me dejo atrapar. soy un pez amordazado que no habla al ras del suelo pero grita al tomar vuelo, no me busques nunca mas. Tengo tatuajes en el alma y escribo en la humedad de la ventana, como quien escribe en el aire un mapa sin las calles, para nunca regresar.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

11


LA VERDAD EN EL VIENTRE DE LA MEMORIA

Pensando en las cosas que nos faltan, volviendo el tiempo para atrás, soltando los globos que nunca retuve hace falta que lleguemos a un acuerdo. anduve buscando el drenaje pluvial del recuerdo y como ya te avisé, el vino picado del desencuentro por mas aroma a bienvenida no calma la acidez de esta herida. de estos años rotos de palabras, llenos de avidez, cuando devoran con su encanto el guiso bobo de la estupidez. debería decirte que este corazón acelerado ya no palpita en mi pecho sino que ha salido andando para encontrarte ahí donde se vive al revés. es hora que recuperes la paciencia, que las verdades amargas ya no sean patrimonio de la ciencia. y es la hora que me saludes, porque en la malvenida costra del desencanto todavía duelen los ecos de la ausencia. no perdamos mas el tiempo, abramos la memoria y que vuele la verdad, que no nos quede nada adentro, exijamos celeridad , que los justos necesarios pongan tiempo y seriedad. y no duden en el punto, ni se olviden una coma, que la mancha de sangre ya no tiene edad, coagulada en la intemperie sin razón y sin piedad.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

12


HACER LA HISTORIA

La historia se mueve, nos incluye y nos exilia. y en ese movimiento, ella no vuelve porque goza de sordera, pero con el amparo del tiempo que la envuelve solitaria, extraña, pendenciera, la historia pretende sueños que nos eleven a la espesura de la cumbre que nos libera. como una marcha de deseos nos pone en camino, con un destino que en la utopía nos recrea. somos vagabundos, voces sin abrigo. la historia engaña cuando anticipa futuros o siembra desiertos la voluntad se gesta en su entraña. y para no revelar algunos vientos los muerde de furia si se liberan, y los aniquila si adquieren vuelo. la historia anhela presencias, gajos de silencios caídos al suelo. la historia da lugar a las carencias y para llegar a ser lo que no es engendra la nada, aunque después, mas tarde que temprano se deja hacer.

Ω Gabriel Carvallo. Soy argentino, tengo 38 años. Casado, con 3 hijos tengo. Trabajo de médico y escribo en revistas locales, desde hace varios años y también publico en revistas de internet.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

13


Juan David Ochoa jpleyades@gmail.com

Monólogo de un fanfarrón y si aceptamos, colega del letargo y de la fiebre, que este insulso impulso por el tiempo y por el mundo nos condujo a esta marea nauseabunda sobre ritos, sobre horarios, sobre símbolos inútiles. Si afirmamos que este fuego de las mentes es el fuego del dolor en eufemismo y que el alivio para el limite de este terror es el incendio en esta prosa y un alarido en los violines. si concluimos aquí esta aciaga tarea de morirnos sin la carne, colega del letargo y de la fiebre, entonces lograremos ser la niebla entre los pinos, el humo del cigarro, y hemos de cuidarnos de volver a la palabra

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

14


A su majestad De válvula sanguínea a la memoria, de rostros y de historias arraigado y esculpido este relevo de mortales. Ulterior a los orgasmos viene el cúmulo de huesos y esperanzas a la pugna en contra del olvido. De milésima a milenio este cordel de los legados, este mito de los hombres invencibles sobre el fuego, sobre el frío y el silencio. De obras concluidas a las musas, de cunas a sepulcros este miedo revelado entre los símbolos. este asco y este amor entre los egos de su majestad el Arte

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

15


Demencia Los deseos mĂĄs desgarradores, Los imposibles, se fugan por los recovecos de las sienes Y alcanzan a saltar desde las negras coronas Al abismo del lenguaje y se pierden. Los espacios no concuerdan Con las antiguas esperanzas, Sus acentos no coordinan Y carecen de argumentos, Son fugitivos de la norma Y no pueden volver. EstĂĄn libres pero aun mas desgarrado

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

16


Recaída El mismo ritmo sobre la misma tierra, las mismas palabras, el mismo criterio, el mismo tono de la voz, la misma voz que prolifera tonos, la misma luz de la mañana, la misma tarde, la misma noche, el mismo sueño y el mismo rito compulsivo de los pies sobre las mismas baldosas. La misma puerta, los mismos hombres, las mismas bocas, las mismas calles, el ruido que es el mismo en los mismos tímpanos, el ritmo mismo de la tinta, la misma idea caída en el mismo papel, la misma vigilia de la poesía bajo el mismo estado subjetivo. La nostalgia de la misma nada, la misma exasperación, la misma angustia miserable, la triste sensación de la redundancia

Ω Juan David Ochoa. Nació en Cali Colombia el 30 de agosto de 1987. Hizo estudios de filosofía, ha participado en diversos concursos nacionales e internacionales de poesía. Parte de su obra ha sido reconocida y publicada en revistas internacionales. Sus actividades también se inclinan a la colección de cine clásico y música académica. Blog: http://polvodesombras.blogspot.com

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

17


Hazzel Yen hazzelyen@hotmail.com

SOPA INSTANTÁNEA Cuerpos deshidratados en espera de humedad para hincharse. Volcanes sanguíneos, arrullados por dioses de caucho. Potaje de multitudes, macerándose en su caliente jugo neuronal. Exudando lánguidamente sus hálitos de un extremo a otro del alba.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

18


NARCÓTICOS Estamos tan desnudos, tan muertos por dentro que ya no tenemos miedo. Los narcóticos nos han acariciado. Permanecemos juntos, fríos, con un rifle entre las manos, y toda esa basura alrededor. Las gotas de nuestra demencia se abren y nos musitan ideas extrañas. Debemos seguir consumiéndonos Juntos, uno del otro. Hasta que en una de estas oscuridades por accidente nos devoremos.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

19


ASTRONAUTAS Cómo escapar de los astros que nos mojan con sus dedos de plata. Versiones de nosotros mismos cual si fuésemos luceros, se divulgan transparentes en la inmensidad. Ciernen nuestros ecos la perfidia de sus sombras. Y cabalgamos turbados de cielos, cómplices de un ocaso, que desea herirse de estrellas para ahogar con su sangre a la oscuridad. De un vértice a otro se pregona el vacío, y yacemos lacios e ingrávidos entre parajes de Capricornio. La cabeza trabada en abismos de cristal. Buscando en mundos horizontales la puerta del éxtasis purpúreo.

Ω Hazzel Yen, Durango Dgo. Miembro de la Sociedad de Escritores de Durango Tiene los títulos: Músicas de polietileno, Anatomía del caos, Gracias al Internet su obra ha sido publicada en revistas de México estados unidos España y Perú, etc. Entre ellas cabe mencionar: Herederos del caos, el laberinto de Ariadna, al margen, entre otras. Actualmente prepara un nuevo libro.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

20


José Carlos Botto Cayo jbotto@austin.rr.com

A Mario Benedetti La sombra llega hombres buenos que parten vacíos que quedan en mesas sin panes Las noticias aparecen hombres caídos tanto dolor en ello en ausencias presentes La poesía muere sin pinceladas almeras dejando la hoja sufrir en la tinta que no queda Poeta del cielo ángel de la tierra un mundo clama tu voz en las letras Las hojas en huelga esconden canciones Padre de las letras hoy tus hijas huérfanas rinden homenajes en las paginas viejas Corazón de miel poeta de vida padre hermano maestro Hoy tan presente en lecciones de vida Táctica y estrategia nos dejaste para un día como hoy sin saber como y cuando en verdad te necesitemos Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

21


Anarquía Poética La anarquía nace en uno poesía en la sangre letras que brotan rebeldía en la vida Las normas del escrito son meras referencias espacios en que no comulgamos simples desiertos de letras La anarquía poética no es sinónimo de bares, cerveza en papeles tintos, inspiración maldita alcohólica Ser anárquico no es un placer de bares es crear sentimiento puro en estaciones negras La esencia no nace liquida es alma desangrada papeles rotos por la angustia una vida en caída plana Si fuera poeta seria anarco purista destruyendo esquemas del silencio en letras oscuras Si fuera poesía seria revolución de almas búsqueda constante de pureza que toda alma escupe No creo en las denominaciones puesto que las formas no se crean aparecen del alma mas creo en los sentidos espacios de creación pura La anarquía es libertad poesía pura de sentimiento

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

22


Ausentes y Presentes Los ausentes descansan camas de plumas sabanas de sedas vuelan en los mundos siderales Los presentes cierran los ojos vuelan despiertos pensando en los dias que fueron torturándose en silencio Los ausentes se despreocupan amanecen felices buscan nuevos romances viven olvidando Los presentes caen crean lagos de penas cubriendo su mundo de soledad viven recordando Los ausentes rien los presentes lloran Ambos fueron uno alguna vez hoy son fragmentos unos sin sufrir otros sufriendo Los espectadores indiferentes ven la autodestruccion como debilidad espacios solitarios imaginarios que ellos desconocen Ausentes y presentes son realidades del mundo fantasías que no se cumplen esperanzas que se pierden Amantes imaginarios del tiempo que llenan el mundo de historias grandes ausencias en espacios reducidos de corazón

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

23


Credo XX Creo en tu sonrisa en las letras que inspiras en cada sonrisa en nuestros días Creo en el silencio ese espacio relativo en que los ángeles pasan sentenciando el momento Creo en esta vida compartida en familia en cada nueva aventura que el destino nos entrega Creo en tu renacimiento en los monólogos venideros en ese arte tan tuyo que las tablas reclaman Creo en tu pasión en esa sed de renacimiento en saltar al abismo juntos en cada nueva esperanza Creo en la familia en sus sonrisas en cada día que nace bajo este sol norteño Amen

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

24


Mestizaje Soy la sangre del mestizaje hijo de los misterios del sol portador del secreto de Wiracocha en los confines de dios Soy hermano de las Ashaninkas hijos de la selva hermanos del puma creadores de leyendas Soy sangre latina llegada en una mañana gris a esta tierra inca mezclándose con sabor Soy el hijo del mestizaje sangre indígena que orgullosa mis venas llevan con el color rojo de su tierra Soy tierra sagrada hermano del cóndor que juntos volamos en la historia para crear una Latinoamérica mestiza Somos sangre, patria, dolor America latina sangrante buscando caminos unidos hacia nuestra historia Somos Latinoamérica mestizaje puro de naciones orgullosos de nuestro pueblo nación de gloria mundo sin fronteras

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

25


El Poeta sonriente A Víctor Jara Decía el poeta canto que mal me sales cuando canto espanto momentos antes de partir Miles de almas clamando por paz y justicia bajo las sombras del encierro en lo que fue un escenario Una historia de sangre cambio la guitarra por melodías de balas destinadas a silenciar Miles de hombres un poeta todos bajo la misma suerte tomándose de las manos en una esperanza Un Príncipe asesino quiso doblegar sus almas pero una sonrisa pudo mas que mil fusiles El poeta solidario protegido por sus hermanos dejo su ultimo legado en las gradas de ese infierno Un ultimo canto a la vida una esperanza a un futuro incierto una lucha que no termina De mano en mano ese canto creció pasando las puertas del infierno para ser entonado por su pueblo El poeta caería en las sombras de la noche bajo la mirada cómplice de los traidores Setiembre sangriento se llevo consigo la alegría Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

26


de un poeta y un amigo que hoy canta en nuestra alma La vida es eterna en cinco minutos....

Ω José Carlos Botto Cayo, peruano, nacido en Lima el 23 de marzo de 1968. Durante los años noventas, fue colaborador del diario El Comercio en la sección de Culturales, lo cual lo llevo a visitar distintos países de America y Europa. Ha colaborado en diferentes publicaciones de varios países. Su acercamiento a la poesía viene desde los años ochentas, en la cual desarrollo su propio estilo. En la actualidad ha publicado 4 poemarios llamados: Ángeles del desierto (2007), La nube de sueños (2007), Con la rebeldía y la anarquía de siempre (duetos con Daniela Medina) (2009) y Sueños del alma (2009).

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

27


Lidia Corcione Crescini licorcione@gmail.com

ARLEQUÍN De cuerda y vitrina ahí detrás del cristal del recuerdo Tu mirada transita por la generación de los de carne y hueso Tu noche sedienta bebe la poca luz de una luciérnaga Como gárgola poseída por el tiempo adornas de porcelana tu fachada y de colores tu vestido Mientras personificas tu comedia te burlas de la farsa de tu vida

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

28


TU BESO- MIS OJOS- MI BESO Embrujada por tu beso mi voz gime temblorosa Sólo presiente tus ojos que lentamente se acunan en la gruta del letargo Descienden descienden misteriosamente arrancan la máscara que cubre nuestros sueños En busca de luz hallan los míos. Perpetúan ese momento pasajero de éxtasis

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

29


POCO A POCO Todos los días nazco y muero con los brazos abiertos con el rictus indiferente con la palabra dormida con la ausencia y la huída con la gloria y la derrota con el dulce-amargo de los sueños en la levedad y la agonía

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

30


PARA TI Dios he venido en esta tarde calurosa a ofrendarte con la brisa ausente que envuelve a los ĂĄrboles que dejan caer sus hojas a tu voluntad

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

31


INVENTO METÁFORAS Para que tus días sean a tu medida Para quitar tus miedos transito incansable como hormiga te llevo el pan bendito en sentimientos Soy un capullo y me abro en cáliz de abundancia Soy lluvia embriago tu sed mientras el sol te apunta Me convierto en ángel para evitar la codicia de tus horas Soy fragmento, partitura, sinfonía que apacigua la desmesura de tu prisa

Ω Lidia Corcione Crescini, abogada, Egresada de la Universidad de Cartagena, escritora (Narrativa y poemas), nació en la ciudad de Cartagena (Colombia), colaboradora con la Revista Unicarta de la Universidad de Cartagena, en donde le han hecho publicaciones de algunos de sus poemas en la edición No.101 . Recientemente en la última edición No. 103 del mes de Noviembre de 2.005, le publicaron un cuento "Sin identidad" e hizo la trascripción de un manuscrito inédito que escribió el Dr. Manuel Zapata Olivella: "Por los caminos del homosapiens" (Antropólogo, renombrado escritor colombiano de novelas y cuentos). Ha realizado entrevistas a los escritores Juan Zapata Olivella y Alberto Salcedo Ramos. Actualmente docente en el Área de Filosofía en Secundaria. Columnista en la página Editorial del periódico "El Universal". Ha realizado recitales invitada por el Museo de Arte Moderno de la Ciudad y en las Librerías Ábaco y Bitácora. Fue invitada a leer sus poemas en la Feria Internacional del libro en la ciudad de Bogotá en Mayo de 2.006 por Apidama Editores. Invitada al IV Encuentro de Escritoras Nacionales, por el Ministerio de Cultura para leer sus poemas en Homenaje a la Escritora ÁNGELA BECERRA (Marzo 27-28 de 2.007) Ediciones Lulu publicaciones S.A. ha seleccionado algunos de sus poemas para editarlos en una antología "El libro y su Autor" Seleccionada en el XV Certamen Internacional de Poesía y Narrativa breve (Argentina) y por Nuevo Ser Editores. Ha publicado algunos de sus poemas en la Revista Voces de Madrid-España, en la Revista Aula de la Región Caribe de Colombia, en la Revista Oxigen de Madrid (España) y en la Revista Remolinos. Tiene inéditos dos poemarios. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

32


J. Álvaro Cálix R. alvarocalix2002@yahoo.com

PAISANO Mi catracho paisano Es tan callado como el rugir del silencio, Tiene la pena grande Y tiñe su piel de blanco. Lleva la felicidad desmayada En la queja de la frente al sol. Viste atuendos sin pasado, lo mira el Semidiós con llanto. Construye laberintos de dolor, Huye en ríos ebrios de aguas profundas, Ya se va tiritando la crisis del frío. Yo le sigo cantando sereno A esta tierra de soles y lagunas de hombres.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

33


Espejismo en Fa mayor

¿Puedes ver el cielo?... ni una estrella, ni una sola; no puedo ver tus ojos, lejano fulgor, brasas que el viento lleva. No en vano se congela mi llanto en el laberinto de esta noche. El aroma de los jazmines vuelve como aquel día, flirteo evanescente, torrente de efluvios, jardín de ensueño, cuando sonreías esquiva y brotaba de tu pecho la primavera. ¿Por qué callan las horas y acaba sin más el gozo? ¿Acaso huyes y te llevas una parte mía? Con la niebla se va tu nombre, me queda apenas, fútil placebo, de tu cabello el vuelo, y, ¿de qué sirve?, la encriptada leyenda de tu rostro De mí se aleja el almíbar de aquellos besos que la dosis al mermar, deletéreo néctar, los resortes de la vida enerva. Sí, te veo distante, dibujada en los cristales diciéndome adiós, mano alzada y el rictus de una sonrisa, mientras te acoge envanecido el esbozo del torbellino; ¿no escuchas mi lamento?... No... no lo escuchas, sólo el vestigio de tu mocedad y mi huraño extravío.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

34


¡Justicia!

¿Qué pasa hoy en la Honduras?, ¿por qué tanto eco y jaleo sin brida? ¿Qué son esas mareas humanas; por las calles, esos ríos de vida? ¿Qué efluvio emana del Plantón de la Merced? Hay sin embargo una cortina de humo, una bruma de abril, ¿Por qué algunos quieren tapar el sol con un medio? Micrófonos, cámaras, golpes al teclado… Concierto de… (ciertos) medios. Pero el parto de la noche trae, inevitable, esta tronazón de mayo el cielo se revuelve, agua contenida / llanto que quiere y no puede. Manos alzadas, como palomas prestas al vuelo, presagian nuevos aires, es cuestión de tiempo. Si no fuera por el letargo de miles que duermen, o sueñan despiertos con el botín de la diaria, la oferta del móvil, la previa del clásico de las patadas, lo último de la spears… Bruma, bruma…, más bruma, Sopor y opio, silencio cómplice de la muerte. Votos fáciles para los que negocian a espaldas de Juan, aquellos que dentro de poco coparán de vallas (y spots) el país entero, pintando sonrisas y tramando frases / para incautos. Pero un sol nuevo brota de la Merced, desde el crisol de unas carpas, donde laten corazones que dicen: ¡basta! Es un sol diáfano que atrae a muchos / todavía faltan tantos. Sol que promete disipar los témpanos del Hemiciclo, purificar el humor fétido de la traición y derribar con taconeo y voces al unísono, la fachada del terror. Tiemblan maniquíes, alfiles y marionetas /se pueden molestar sus amos. Si no fuera porque alimentamos al monstruo que nos engulle, porque compramos como oro su látigo, vendas, letras y vísceras. Si no fuera por eso, ¡qué nítidas ondearían las voces de libertad! /voces de cambio. Aunque el teatro de la farsa no alumbre este acto, a la velocidad del coraje, el germen se propaga. Ya voces, plumas y cinceles, contando van la historia subterránea para memoria de los durmientes, foráneos y los que nacerán mañana. Gritemos alto, ¡más alto!, derribemos también los cristales de los castillos / con aire acondicionado donde se refugian tantos, en la rutina de hacer dinero / para otros Esos que de lejos, quizás por el parpadeo de una pantalla, o las líneas de un tabloide, Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

35


creen de esta lucha, las tretas de amo y lacayo.

Y entonces, más voces, más latidos, llevarán al cénit este sol de la Merced. Y se levantarán los puños –no los puños de la muerte-, los puños de la libertad, para abrirse, luego, generosos, y enlazarse con la mano hermana. ¡Justicia, justicia, Justicia!, eh ahí, el irreverente canto que crispa a los guardianes del horror. ¡Justicia, Justicia, Justicia!, gritan miles, espoleados por el cinismo de los hombres del poder. ¡Justicia, Justicia, Justicia!, es el gemido que clama un nuevo aire de libertad.

Ω J. Álvaro Cálix R., escritor hondureño nacido en San Pedro Sula y radicado en la capital Tegucigalpa D.C. Se desempeña como investigador social. En 2006 publicó un libro de cuentos La plaza de los poetas (Satyagraha editores, Tegucigalpa D.C.). Ha publicado en revistas virtuales como Letralia y Letras Uruguay, así como en varios diarios de Honduras.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

36


Ingrid Chicote ingridchicote123@gmail.com

Los lebrunos del alba (Selección)

“No importa que la memoria sea débil, con tal que el juicio no falte cuando la ocasión se presente” Goethe

III No puedo concentrarme Las palabras huyen de mí con alas propias Parecen gaviotas que no puedo alcanzar Se han convertido en nubes que se pierden detrás de las miradas Han alzado vuelo se han escapado de mí - las que eran mías – mis antiguas compañeras se han ido de viaje No conozco sus destinos

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

37


VI En días de menguante no puedo distinguir los lebrunos del alba ni los cimarrones del sueño Ni el sonido de los gallos por la noche y aunque vuelvo los ojos a la vera no me mira con sus hojas brillantes Hasta ella está en silencio después de haber alfombrado con sus flores amarillas tardes y mañanas Mis sentidos están confusos pero busco cualquier indicio para no ser rescoldo Vivo como fuego fatuo que se escapa por las noches El suelo me llama Mientras mas ando menos huellas veo A veces me pregunto si de verdad la vida puede ser esta anomia que padece de aire

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

38


VII De tanto leer Somaris vivo la vida Viajo como en el río de Heráclito y jamás volveré a ver la luna a los quince años Tampoco volveré a parir a mis hijos y no volveré a ser virgen No dejaré de ver la regla hasta que el cuerpo lo diga No evitaré haber nacido ni tampoco podré evitarme lo pasado Puedo invertir en sembrar flores pagar servicios dejar que las cosas pasen o pasar por las cosas Dejar que la noche caiga que el sol se introduzca en la casa caminar al sur buscar Me miro en el espejo con mas canas menos cintura las mismas caderas los senos los brazos cansados y la poesía emergiendo del café

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

39


VIII A veces me duele la noche Me espera un mueble que no una cama Un lugar en el que ya ni habito sino que se apodera del espectro que soy No hay lugar para mi ni en mi propia casa ni espacio para la larga vida que no remiendo Recojo el hilván a la mañana tejo con luces las tareas revuelvo el café pensando en barcos regreso por ríos de arena a la biblioteca para huir entre las líneas hacia el calor de una historia Conjuro los malestares hago trampa por la tarde para escaparme entre las líneas A ver si en ellas encuentro algún sendero

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

40


XIX Estoy en la mitad de ninguna parte Acompañada a medias y medio viva sobrevivo A media luz camino a tientas y medio veo lo que voy haciendo Un corazón a media máquina reconoce el futuro incierto del pasado incierto y del medio presente que medio alegra la hora en que existe una media luna donde la noche y el día mantienen siempre Siempre A media luz un milagro un universo un infinito

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

41


X Cuando quiero escuchar un hilo de agua escurriéndose por la ventana vuelven gritos risas una pelota choca la radio enloquece peleas entre hermanos si quiero mirar el gallito de agua en la laguna se escapan las velocidades se vuelve aéreo el paisaje y las palabras -irónicasrebotan en los virios para entrar en la realidad suenan las gavetas a lo lejos un vallenato los carros en la avenida van vienen y la esperanza es una costilla rota no hay lecturas ni destrezas que asombren el mundo se quita la máscara y descubro que la vida es una ilusión que se despeja en el momento en que te veo

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

42


XI ¿Cual es diferencia? tener un rapto de libertad en la mañana anochecer con un paseo en la imaginación Un café imperfecto a la mitad del camino Ojos llenos de sombras mientras la muerte circunda con gracia el paisaje que hubo en primavera Ni lirios ni flores entran en el pecho donde el alma constipada se vuelca ingratamente Vuelvo y viro al revés el todo para encontrar un vestido negro que a veces uso en el día Gritos inconclusos todos hacia adentro y esperar en calma la balanza No hay albo mantel en la pobreza que exige pan y agua para tragar las dudas Hostilidad que pone en la cabeza corona de espinas No existen luces ni esperanzas en el paisaje la muerte de los espasmos es larga y sutil inclemente imperdonable como la música de trinos de aves de rapiña Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

43


Mas profunda que un vientre vacĂ­o donde no entra ni compite el hombre SĂłlo dios habita en las noches la cama individual

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

44


XIII Hago un inventario y encuentro rincones oscuros canciones antiguas un baúl de bisabuela y un teléfono Una mujer que engorda con pensamientos de nubes una luna que pestañea una ensalada de letras Un verso sin sentido tres metáforas de arena una elipsis que circula cuatro sustantivos seis antónimos y un baño Persianas chinas bambúes colgantes una flauta con dueño Mil libros de poesía que no acompañan Tres vecinas que gritan seis que corren mientras un niño llora roto de asfalto Es un inventario que nadie lleva porque no es de posesiones ni lleva cuentas para hacer crecer las cuentas no hay ahorros de cosas inéditas Dos pies que duelen de frío una mano que escribe un meñique pequeño un abdomen que guarda un útero y una lista de arrugas Canas sin caspa pecas y puntos negros

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

45


Lunares los mas costosos no se ven por falta de luz Pensamientos que ascienden como el aroma del café que nadie atrapa En este momento hay mas cosas por inventariar pero sus raras naturalezas les ponen nombres que aún no conozco No puedo inventariar entonces ideas sin sustantivos acciones sin verbos copulativos emociones no adjetivadas y millones de frases sin conectivos En fin Para qué sirve un inventario si a la final las posesiones que tengo no sirven de garantía ni para préstamo personal

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

46


XIV No tengo ancla ni estandarte ni bandera de lucha Fui inocente y mis ojos se asombraron de ver crecer fantasmas en las ramas de la noche Me puse disfraces que arrancaron vientos alisios y quedé desnuda en el vendaval Mis ojos se apartaron del asombro No tengo lentes de colores no veo el paso de las garzas con otra mirada Vuelvo a la antigua amargura la del arrebato la del agravio que tomo en las mañanas con el café No creo en promesas ni en eternidades ni que los desprendimientos son demostraciones de humanidad Veo el sol como sol no como luz inmanente Escucho el canto de los pájaros sin pensar que son la voz de dios Pienso con mas verdades miro con mas certezas y dejo atrás las runas las cartas los poemas de Li Po miro el paisaje ardiendo de inconciencia sin querer ser heroína de mis pensamientos Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

47


Los círculos se vuelven cada día mas cerrados para convencernos de que somos un punto demasiado minúsculo en un universo infinito

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

48


XVI Muy lejos de ser perfecta estoy flotando en el tercer cielo que no se si existe No debo corregir poemas que salen de primera mano para que no sucumban ante la racionalidad ¿Será que la vida debe ser como un poema que no se pule? ¿Que después de mil intentos sale perfecta la acción? Como una palabra con ortografía perfecta Hay a veces tanta confusión sonde la pisada ara en arena movediza y pierdo la idea si lo correcto es lo perfecto si lo perfecto existe si lo que existe es un modo de andar en un camino empedrado

Ω Ingrid Chicote. Escritora venezolana (Caracas, 1965). Terapeuta en medicina tradicional china y docente de Teatro. Cursa estudios superiores en la UNESR. Ha dictado talleres y cursos de literatura, filosofía y desarrollo de la creatividad en instituciones públicas y escolares, y ha sido ponente en diversos eventos culturales y educativos. Ha recibido numerosos reconocimientos por sus aportes en la cultura, la educación, la literatura y el quehacer comunitario. Sus textos han sido publicados en periódicos y revistas regionales y webs. Libro publicado: Piedras concentradas (Fondo Editorial Senderos Literarios, 1997).

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

49


Tania Corrêa Alegría taniaalegria.net@gmail.com

SUR Tengo un arcón lleno de Sur en el desván y un mensaje cifrado para abrir la tapa. Se debe decir tajo sin mencionar la anchura de la herida, se debe decir tren sin referir andenes, y otros vocablos, como pan y madre, palabras con la fuerza de la proa de un barco rompiendo olas en el mar abierto. Hay que decir exilio. Tengo restos de Sur, como migajas, en el plato de peltre de la infancia. Hay demasiado verde en la memoria, afectos de rodillas en las torvas cavernas de los años, verdades como puños que mutilan cada proposición del silogismo en que se ampara mi armazón de carne. Alboroza un escándalo de trópicos la sospechosa paz de mis suburbios y por eso los perros del olvido rastrean las orillas husmeando en los trillos mar adentro la sangre en mis pisadas siempre que parto con mi exilio a cuestas.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

50


UN PUÑADO DE ARCILLA A veces te despiertas y es como si murieses de espanto y de extrañeza al vislumbrar el día, discernir sus escollos, evaluar cuántos pasos te alejan de la noche. Árido suelo espera la impronta de tu mano y no hay más que un puñado de arcilla para erguir la colosal muralla que encierra tus silencios. Tan sola que tu sombra no cruzará contigo el gres de los umbrales, tan muda que las voces no encontrarán el rumbo que lleva hacia tus tímpanos, construirás, obstinada, las cercas de tu patio. Y nada llegará incólume al crepúsculo. Vendrá la luna clara a alumbrar los despojos mientras de tu mirada los pájaros emigran. Mañana volverás, sin otros argumentos más que tu mano obrera y un puñado de arcilla, a construir los muros que encierran tus silencios.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

51


LOS CÍRCULOS DEL AGUA De un solo a otro solo dices nadie, más allá del clamor y el improperio, pronuncias soledad con voz de viento como las hojas hablan con las aves. De pie, a la contraluz de tus umbrales, estás nombrando con tu nombre el tiempo y arrebatas la esencia de los versos al polvo y a la cal y a los alambres. De pronto mi silencio es habitado por un hombre en el bies de sus memorias que sabe de la lluvia y de las horas y viene con la audacia de su mano a trazar en mi piel una mandala con los secretos círculo del agua.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

52


CONMIGO LLEVO ABISMOS Te seguiré. Conmigo llevo abismos, mis muertos con porqués en la mirada, mis noches con su luna de hojalata y pálidas estrellas de aluminio. Llevaré el arcón de mis exilios donde guardo desórdenes del alma; los diablos que custodian mis murallas; los ángeles que habitan mis baldíos. Buscaré los murmullos de tus versos en el bies de los puntos cardinales para seguir el rumbo de las voces que habitan el envés de tus espejos. Ahí estará mi corazón de ave aleteando al viento de tu nombre.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

53


EL NOMBRE DE LAS HORAS En estas horas mías -que parecen ajenas-, cuando busco mi rostro en la faz del momento, tu nombre se repite al ritmo de mi aliento y recurre el trayecto de la sangre en mis venas. Te nombro y casi no, es un murmullo apenas, y casi no, no más que un exiguo fragmento que navega los mares, llevado por el viento, hasta alcanzar tu orilla, al ras de tus arenas. Digo tu nombre usando las claves del sigilo en los modos que sé de enseñar a la nada el lugar donde el eco resuena en doble filo. Te nombro desde un páramo con carencia de auroras como quien dice un rezo, el pecho en la callada, como quien dice al tiempo el nombre de las horas.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

54


SÁBANAS DE LUNA De repente la luna así como una ráfaga de luz entró por mi ventana, hizo una cruz en la planicie de mi piel moruna. Un verde de aceituna en tus ojos brilló. En contraluz tu boca era el azar de un andaluz buscando en mis caderas la fortuna. Navegabas las sábanas luneras a la proa de un barco en desavío sin rumbo ni fronteras. Yo era agua y sal de marear en la estela carnal de tu navío. Y me dejaba amar.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

55


ÁNGELUS Son las seis de la tarde. Una mudez de lápida se tumba con fragor sobre mis versos mientras a flor de piel, lumbre y almizcle, se inauguran pecados anticipadamente redimidos. Del claustro de mi boca huyeron los fonemas que me pertenecían: quedé sin los rosarios que acostumbraba asir para rezarme. Abrazada a mis ecos primordiales quiero decir la música del primer llanto de un recién nacido, el trueno que alucine el habla de los pájaros, y un gemido de amante que sature la voz enorme del silencio. A las seis de la tarde en el umbral de todas las mordazas sólo resuena un Ángelus cantado por demonios.

Ω Tania Corrêa Alegría nació en Porto Alegre - RS, Brasil y reside en Lisboa, Portugal. Es licenciada en Derecho y en Ciencias Sociales por la Pontificia Universidad Católica del Rio Grande do Sul, Brasil. Cursó pos grado en el Instituto Superior de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Clásica de Lisboa. Durante 25 años ejerció la carrera profesional en el sector del comercio internacional y transportes marítimos. Desde 2002 se dedica al estudio de las técnicas de versificación y teoría de la narrativa en el panorama literario íbero americano. En 2008 su libro de poemas InVerso, en edición bilingüe Español-Portugués, fue editado por RiE - Redactors i Editors, Valencia, España.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

56


Francisco Retamozo moonpaco@hotmail.com

EL CUARTO TRAMONTA a Julio Polar Él puede ver a través de tus ojos puede meterse sin permiso ni acto de contrición Él puede conquistar el corazón nocivo nadie entiende al hombre A cien caballos de fuerza los sentimientos En las calles de su cuarto podemos ser Seaned le guiña el ojo izquierdo Él sonríe y dan una vuelta mirando los tiempos vividos cuando sus ojos oscurecieron golpearon prefirió callar él pensaba en sus calles Un punto en el firmamento Una equis en el mapa No existe un reloj en la cabecera el sol aclara sus pestañas una ligera tos despeja la somnolencia Seaned vuelve a guiñarle el ojo izquierdo un sorbo de café Él tose sus manos crujen los ojos tiemblan no puede pasear Ella se aleja Avanza Él no puede continuar el arma debe acabar este dolor Alguien toca la puerta espera afuera Hoy el sol despeja la duda un día más Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

57


Parados frente al escenario Un Puerto sin idioma original donde el viento expresa una danza El umbral se pinta de alargadas manchas rojas y moradas Concierto original de oboes y el cuarto tramonta El aroma natural recorre sus calles sentados Seaned y él ven alejarse bruñidos trasatlánticos atrás estallan las gaviotas en gritos ensordecedores

Frente al escenario Él no sabe hundirse ¿Respetarían el tráfico en su propio terreno? Seaned se atreve Ella puede La sigue y dan vueltas en medio de la pista Los libros empolvados yacen abiertos

Yertos

Pronto ven acercarse otros individuos sin respetar la luz en pistas y veredas llenos de calor humano no cabe otra persona en su cuarto Rompen vasos El trago derraman Alguien dispara al aire Comienza la retirada El sofá esta vacío Seaned acompaña Ella puede entrar y salir Él pude dejarla ser Pero él cuando Seaned no está vuélvesele payaso la vida juego en círculos deshaciéndose los cuerpos minimizándose Los faros de la calle mitigan a la hora más larga del día Él puede oscilar entre la sonrisa fuera el mirar dentro La vida en una cinta cassette (aprieten el play por favor)

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

58


Seaned vuelve Oxigeno para el pez en la tierra Los árboles crecen en las calles de su cuarto donde los ríos surcaron farfullaron las ideas soñó cantó bailó hizo sexo Donde los rayos solares cruzaron la puerta de madera vieja sin permiso ni acto de contrición oblicuos brillantes golpeando el pecho

Ω Francisco Retamozo, natural de Lima. Publicó en las plaquetas Aedosmil, El bote, en las revistas electrónicas El malhechor exahusto, en Casa del poeta peruano y en la Revista Literaria Remolinos.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

59


Simón Fernando Herrera Herrera si80n@hotmail.com

MAQUETA Miren al ahorcado de la vida, escuchen su respiración morada, lejana como sus ojos, oscura y olvidada, sobre sus rodillas de lienzos secos, sobre el minuto de garganta cortada, en el pedestal de su propia ironía al atardecer de su bostezo, postrado en su acertijo de hambre, de engaños, de negras polvaredas abandonadas al lado de caminos ociosos.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

60


LA PUNTA DEL LÁPIZ Solitaria y lejana es la noche, puerta semiabierta a mitad de la estancia oscura entre letras que pisan las miradas, habla con los árboles lejanos de la memoria, se ciñe a la cintura de los libros olvidando la ternura de las primeras hojas. Todo aquí es pedestal de centinela, de luz de oro de aire, es una voz que trepa por los dedos de la tarde hacia la puerta dibujada por la primera lluvia de quien despierta.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

61


REMINISCENCIAS La tarde se vuelve una línea rojiza tras el firmamento y las nubes descienden por el mismo cielo de la memoria, una poesía de las cosas por las cosas, de la vida en las cosas, cuando el árbol y el objeto se nombran y descubren sus propias siluetas, cuando los pasos son solo ecos de un presentimiento en la tierra de los nombres, con el tiempo yacido en las bodegas de los vientres y el hervor penetra el delirio de lo correcto, es el tiempo de buscar a tientas la definición perdida de una poesía inaprensible, quizás inaccesible, huidiza y transparente, volcánica, lasciva, hambrienta, de cejas lacerantes, inquieta e insumisa, de voz ardiente, de voz lluviosa, cavernas insepultas construidas bajo el faro de mirada lacerantes en donde reposa los músculos mientras traza la primera letra en el aire.

Ω Simón Fernando Herrera Herrera. Nací en Veracruz, Veracruz, México, el 30 de mayo de 1973. Trabajo actualmente en la Central Laguna Verde en México. Los trabajos que han sido publicados han sido en Internet: en la revista literaria Letralia, el Año XI, Nº 147, 21 de agosto de 2006 y el Año XII, Nº 180, 4 de febrero de 2008 y en la Revista Literaria Remolinos No. 26, con fecha 26 de agosto de 2007. He participado en los talleres de poesía de los poetas Oscar Wong y Marianne Toussaint.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

62


Sergio Moya Herrera sergio_divo@hotmail.com

AMO A LA MUJER

Amo todo lo que tiene una mujer, Amo a la mujer. Amo los aros pendiendo de sus orejas; sus surcos caídos desde las ojeras; su pubis refrescándose con mi néctar; su transgresora mirada casquivana. Amo todo lo que tiene una mujer, Amo a la mujer. Amo sus mocedades palabras clandestinas, su esotérica palabra de medianoche; su cutis castaño, blanco y azabache; su regresión a nodriza, oladisca y musulmana; su reencarnación de filósofa salvaje y permisiva. Amo todo lo que tiene una mujer, Amo a la mujer. Amo su capacidad de tiempo, sus manos templadas; su cabello obsceno de colores; su sonrisa con sabor a amores; su nariz de mapamundi; su cuello torcido por los dedos; su costurera dentadura de ensaladas. Amo todo lo que tiene una mujer, Amo a la mujer. Amo su gastronomía jerárquica de huevos. sus milenarias curaciones de alma; amo sus pestañas negras como su iris; sus canas rancias de patrona y lavandera; amo sus curvas geométricas en toda la extensión de la geografía; su ombligo que tanto echo de menos; su leche laxante de vida y de éxtasis.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

63


Amo todo lo que tiene una mujer, Amo a la mujer. Amo su vocablo correcto, su feminidad de rigor con su cadencia perfecta. Amo su falda lírica bordada con canciones, su blusa abotonada de secretos, sus recetas de mañana, tarde y noche y sus besos lánguidos pero completos. Amo todo lo que tiene una mujer, Amo a la mujer. Sus dedos, sus años frescos y maduros, sus llantos alegres y sus venas divinas, pero por sobre todo… amo sus vasos de mujer absoluta.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

64


Zapallar

Del amor zapallo anaranjado, del amor zapallo amostazado, preparabas la cazuela con tu cintura apretada a las perillas de la cocina. Escanciaba yo el jugo desechado en el sorbo impenitente de tus vasos. Mas la lujuria hacía lo suyo en la sopa de tu boca al tragar el vencimiento de los besos. Del amor zapallo vapuleado, hice sorna tu rostro ironizado, una cebolla muerta como tus ojos, deambuló después en el hocico de un perro. Por las cloacas macilentas de los citadinos se fue el pan con sus migajas despreciadas. Nada se hizo sin el amor zapallo duro, mojado hasta la carne eyaculada, ni siquiera hubo sepelio a su riqueza dejada en vida, Ni Pan ni Dios no quisieron solventarla. La receta será perfecta a la hora de mi muerte, cuando prepare el amor zapallo de otras piernas. Ni un recuerdo habrá a la hora de tocar tu mano extendida sobre las servilletas siúticas de la casa de invierno, que nunca hizo hervir la cáscara rancia de mis años. Amor, Amor, amor cuesta abajo, Amor, Amor, Amor trozado en ajo. Se diluye entre el agua cetrina de la sopa misma que saboreó mi pubis… Que saboreó Lucifer a la hora de la entrega. Que mi poesía vástaga de los faroles se aferró en su última borrachera tras la cena. Amor zapallo inmaculado, amor zapallo bravo, trozado en vano su complejo abecedario. Baste la siesta para no sentirme solo… Ya ni sé dónde está la receta de la abuela… tal como tú se fueron de mis sueños. Ya ni sé si hubo postre en esas tardes de rencillas… Ya ni sé dónde hay olla que cobije esa calabaza amada de mi locura. Ya ni sé…

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

65


Me niego Me niego a envejecer por las ramas Me niego a envejecer por la ranura Me niego a envejecer por la natura Me niego a envejecer por la siesta. Me niego a envejecer por los codos Me niego a envejecer por los niños Me niego a envejecer por los súbditos Me niego a envejecer por la cresta. Me niego rotundamente a las arrugas Me niego rotundamente a las denotaciones Me niego rotundamente al veredicto Me niego rotundamente a las depresiones. Me niego al juego solapado de las naciones Al negocio político de mi vida Al abandono de mis 10 pesos para la colecta Al panfleto, al amuleto, al tráfico de influencias. Me niego a envejecer por el Bicentenario Me niego a envejecer por verte reír Me niego a envejecer por verte morir Me niego a envejecer por mis huevos Me niego a envejecer por ver a la Belucci Me niego a envejecer por la ventana Me niego a envejecer por otro Año Nuevo Me niego rotundamente a la tragedia Me niego rotundamente a quedar sin oreja, sin ojos, sin espalda, sin sonrisa, sin pijama. Me niego a ser huérfano de los besos frugales de la noche. Me niego rotundamente a la demencia senil A la arteriosclerosis, al alzheimer y al alacrán. Me niego a envejecer, lo admito. Me niego a envejecer por la puta...

Ω Sergio Moya Herrera, poeta chileno nacido en Antofagasta, Chile, profesor de Educación General Básica, compositor musical, cuentista y dramaturgo. Ha publicado en libros de agrupaciones literarias, revistas universitarias, y montado cerca de 17 obras teatrales de su autoría y adaptaciones de otros textos. Obtuvo el Primer Lugar Concurso de Poesía Estudiantil de Santiago, 1982; una Mención Honrosa en Cuento, Premio Municipal (de la Municipalidad de Santiago), 1984; y una Mención Honrosa en Poesía, del grupo Salar de la Poesía, Antofagasta, 1987. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

66


Raúl Heraud Alcázar raulheraud@hotmail.com

Selección poética

"Hecho de Barro" Todo esto que escribo ya no es mío, nunca lo fue, he muerto seguramente después de haber sido un viejo transeúnte, un maniático comprador de libros, a mi velorio quizá asistan mis amigos, les ruego no vistan trajes oscuros ni lleven corbatas, no traigan flores, menos palabras de pesar, ni se les ocurra escribirme poemas póstumos, les prohíbo visitar mi tumba sobre todo los domingos de fiesta, no intenten limpiarla, tampoco santiguarse o rezar por mi atribulado espíritu, sólo déjenme descansar esta noche que ya tuve bastante con la vida…

De: Hecho de barro - 2001

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

67


Edípico Al final del pasillo y en mi revolver hay un segundo de hombre que no puedo soportar, salgo cojeando de mi hembra que viene de perderse de su hembra, me santiguo, maldigo mi pantalón y al hombre que se santigua conmigo, mi pantalón no es otra cosa que mi mujer, ella se parece tanto a mi madre, ella es mi madre, tiene una esquina llorada yo la lloro aquillá, debo matarla pero no, a mi madre no le duele la muerte le duelen los años, nunca quiso vivir a los cuarentaicinco nunca quiso morir a los cuarentaicinco pero ella se le parece tanto y yo ya no soy el niño de su vientre ni siquiera el hombre que tiene ahora entre sus piernas pero ella se le parece tanto… soy al final del pasillo insufrible masa arrojada y esquizoide… carroña de alguna creación impura. De: Respuesta para tres o cuatro - 2002

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

68


El evangelio según el diablo Pequeño Dios cuando abandones tu sagrada indiferencia y dejes la cerradura abierta para que camellos y locos sean tan libres como el asesino de niños cuando no reclames tristes almas en las puertas del infierno y tus ángeles afeminados vengan a vivir a este enorme panteón donde ya nadie te nombra cuando recorras cada pozo de huesos cada mierdero con sus despojos humanos comprenderás que no se trata de amor ni de juicio final sólo que aquí huele a muerte permanentemente. De: El arte de la destrucción – 2006

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

69


Good Bye Blue Sky No hablo con nadie huyo el resto del día de los fantasmas y el alcohol, ya no fumo el alquitrán que retuerce mis sueños, de vez en cuando leo a Maiacovscki y me seduce la idea del suicidio. Este cerebro es mi laberinto telaraña enfermiza de la que escapo a diario a veces olvido que clase de ser humano soy vivo en el manicomio de los cuerdos voy a terapia de tres a cinco tengo amigos locos adictos y maníacos que evito para olvidarme de las clínicas psiquiátricas los dolores las pastillas y sus efectos colaterales ellos vienen a mí cada vez más deteriorados sicóticos inentendibles me hablan de Dios y de Louis Armstrong por las mañanas volvemos cada uno a nuestras extrañas y miserables vidas mucho más locos y maníacos héroes anónimos en esta guerra contra la depresión. De: El arte de la destrucción – 2006

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

70


Orange Ode Frágil Dios, cuando la parábola del niño y su madre muerta te alcanzaron tras esa nube psicotrópica de sueños obsesivos tu vida discurría sobre una especie de danza mortecina lejana como la destructiva música que fluye por mis venas. Había un cielo y un infierno también para ocultarte de los prestidigitadores del horror que te significó haber nacido el cadáver gótico detrás de los cristales fue tu “ad finitum” sombra que convirtió lo real en reverberación constante máquina mesiánica de suicidios colectivos art voyeur desde el otro lado del mundo observando la ambigua otredad el grito primal del no nacido el mar anverso donde Artaud agoniza aún en el manicomio de los vivos: “TODO CUANTO ACTUA ES CRUELDAD” y mi memoria coagulada por choques eléctricos así lo revela… por eso nada existe excepto la precariedad de tus sentidos aferrados al espejo leves y vigilantes como tus ojos locos sobre el vacuo mundo como tus manos abruptas y disímiles desde la abisal orilla… ahora, dime Raúl quién eres tú…? De: Teatro de la crueldad – 2009

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

71


Cielo sobre París Ya ves, yo no puedo ser el ilusionista de alas sesgadas el Cristo sin nombre que amaste a los 18 desde el Gólgota a la Estigia el Rimbaud que poseíste en alguna sucia habitación parisina siempre escondiéndote tras ese traje de ángel-demonio acto perenne que enrostra tu odio disfrazado de dolor dando vida al acertijo de tus interminables pesadillas (byte sucedido en el miocardio ) controlando impulsos de muerte digitando desde el hemisferio izquierdo pensamientos sensaciones conductas revelando voces que oímos juntos desde el cadáver del ´93 compartiendo versos desahuciados suicidas debajo del puente junto al río hasta el viejo solar de los excesos en el mismo lugar donde me enviabas señales de auxilio y amaba tu súcubo hálito nihilista… ya ves yo no puedo ser el hombre alado que arrastras contigo al gélido diván de concurridas muertes… De: Teatro de la crueldad – 2009

Ω Raúl Heraud Alcázar (Lima, 1970) Licenciado en psicología. Ha publicado los poemarios “Hecho de Barro” 2001 y “Respuesta para tres o cuatro” 2002 bajo el fondo editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, “El Arte de la Destrucción” 2006 (Premio “Hermandad Latinoamericana” – Buenos Aires Argentina). “Teatro de la Crueldad” 2009 (Afa Editores), presentado durante la FIL de La Habana Cuba. Ha sido incluido en antologías sobre Poesía peruana como “El ojo de la aguja” (U.I.G.V. 2003), “Ríos viejos voces nuevas” (Casa del poeta peruano 2004), “Cuentos Reales” (U.I.G.V. 2005), “Manual de Literatura Peruana” (Afa Editores 2008). Técnicas de Restauración Poética (ediciones Altazor 2008), Antología Poetas del mundo– Revista Hispanoamericana de Literatura (Afa Editores 2009). Parte de su trabajo poético se encuentran en Diarios y revistas de la capital y de diversos países como Argentina, México, Chile, España, Cuba, Brasil. Poemas suyos fueron traducidos al catalán, italiano y portugués. Ha participado en festivales de poesía tanto en Perú como en España, Argentina y Cuba. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

72


Narrativa El cuerpo humano es el sepulcro de los dioses Emile Chartier Alain

Ό Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

73


Rafael Romero cuckoolander@hotmail.com

SONIDOS EN EL METRO

Nuria escribía. La obsesión era parte de su rutina creativa. Estaba contenta. Se le veía en el semblante. Se había hecho trenzas y llevaba una falda ligera, hasta trasluciente. Se veía bien. Estaba y se sentía estupenda. Dos días atrás nadie habría pensado lo mismo. Parecía haberse quedado adherida a su silla de trabajo, la mirada fija en su máquina de escribir y las manos listas para el tecleo. Nada de duchas calientes, de paseos estúpidos para despejar la mente, de higiene minuciosa, de quedar con amigos y pérdidas de tiempo de ese tipo. Pero ahora, la satisfacción de haber concluido su tercera novela la hacía salir de su encierro y caminar por ahí hasta cansarse. Sólo caminar, sin rumbo. Congraciándose de nuevo con la ciudad. Quería comprarse un nuevo abrigo, una bufanda o unas botas para la lluvia. Usaría algo del adelanto que la editorial le había enviado. Te lo mereces tonta, te lo mereces, pensaba mientras dejaba atrás una tienda y se disponía a entrar en otra. Hasta su sonrisa era distinta: duraba más y contagiaba. Pero al igual que su sonrisa, los buenos momentos eran como aves migratorias. Hasta ahora esto nunca le había importado. Iba en el metro sin pensar en nada concreto. Volvía a casa. Dos viejos conversaban justo a sus espaldas. Podía escuchar muy bien aquellas voces y lo que decían. Hablaban del infortunio de una tal Asunción, hija de un fulano conocido de ambos. Al parecer, la niña había nacido con problemas de tamaño. Un tipo de enanismo o algo por el estilo. Lo peor de todo (aquí Nuria frunció el ceño y quiso voltear para cerciorarse de que las palabras que salían de boca de los viejos eran sonidos reales) era que a los doce años la había violado un tío, fontanero de oficio, que tiempo después, arrepentido, se había hecho cura, dejando a su maldita suerte a tres hijos y a una esposa inútil y enfermiza. Nuria no podía creer lo que escuchaba; sin embargo, no se atrevía a voltear por no querer parecer intrometida. No estoy escuchando nada, todo está en mi mente, reflexionó, repitiéndose la frase, y asintió convencida. Un día antes, Nuria había amanecido con pequeño absceso justo la punta de la lengua. Una diminuta ampolla blanquecina. Le daba impresión y le gustaba frotarla contra los dientes. Se entretenía con esto. Pero también lo hacía como un acto reflejo que indicaba nerviosismo. Como morderse las uñas o mover insistentemente los pies o las piernas. Por poco se muerde la lengua (en realidad, lo hizo, pero disimuló porque sospechó ser vista) al escuchar que Asunción se había escapado de su casa y había venido a la ciudad hacía sólo dos años. Que como toda chica provinciana con cierto desequilibrio emocional y urgida de dinero, había sido manipulada y había acabado por prostituirse. Que sus clientes se aprovechaban no sólo de su ingenuidad sino del morbo que despertaba una imagen como la suya: imperfecta. En conclusión, Asunción resultaba siendo víctima, sobre todo para extranjeros, ávidos de momentos trasgresores y de bizarría; y para inmigrantes, que gastaban sus pocos ahorros en suplir la ausencia de sus mujeres. Nuria no podía evitar que en su mente flotase todo esto último, que creyó no haberlo escuchado de boca de ninguno de los viejos sino de la suya misma, pero en silencio. Sentía que era algo que sabía a cabalidad, algo que de alguna forma le era Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

74


familiar y conocía. Sus manos, nerviosas, se hacían un nudo en el regazo y estrujaban las bolsas de las compras que había hecho. El trayecto era más o menos largo. Poco a poco, los vagones se fueron vaciando. Sintiéndose menos acompañados y escuchados, los viejos ahora disfrutaban de los detalles. Nuria, con las lágrimas a punto de transformar el despejado rostro con el que había salido de casa, agudizaba su oído para no perder ninguna de las palabras. Del circo en donde la habían obligado a tener sexo con animales, Asunción había pasado a una casa de citas en un paupérrimo barrio al sur de la ciudad, para luego ser comprada por un contrabandista llamado Antón, homosexual y fugitivo, que la consideraba su amuleto, puesto que atraía a algunos hombres que luego él sedaba, robaba y sodomizaba. La noche que, luego de muchos intentos fallidos, la policía dio con la guarida de Antonio para capturarlo, Asunción se sintió más desamparada que nunca. Pasó tres o cuatro días escondiéndose en una buhardilla hasta que, caminando sin rumbo definido y a merced de la suerte o de las desgracias que la calle depara, encontró a Rosita, una vieja comadrona que la acogió en su casa y la empleó como su ayudante. Dos años después, Asunción sintió que ya podía invertir en algo sus ahorros y alquilar una pequeña habitación en las afueras de la ciudad. Despedirse de Rosita no fue fácil, pero su mudanza supuso el inició de un cambio rotundo en su ajetreada vida. Nuria se levantó llorando de su asiento y, con la vista gacha, se acercó a la puerta de salida. Sabía el final de la historia de Asunción, pero no tuvo la curiosidad ni las fuerzas suficientes para quedarse ahí sentada y corroborarlo. La congoja que le había producido escuchar las peripecias de esa mujer en boca de dos extraños, había suspendido su capacidad de asombro ante un hecho pasmoso y casi imposible. La historia que los viejos cotilleaban era la suya propia y, en gran parte, la misma que había plasmado en su último libro: una novela que había decidido sustentar con su vida y que le había costado mucho más que las dos anteriores, puesto que se había prometido no escribirla nunca.

‫ي‬ Rafael Romero, (Guatemala, 1978). Sus textos continúan inéditos, excepto por algunas publicaciones en revistas (Incubus, La Ermita, Alenarte, Luna Park, Algarero). Licenciado en Letras por la Universidad de San Carlos de Guatemala. Cum Laude por la tesis Léxico, identidad e ideología guatemalteca en La Puerta del Cielo y otras puertas, de Luis de Lión. Creador de la revista antológica Te prometo anarquía en donde recoge las nuevas propuestas literarias y/o artísticas de Guatemala. Una breve muestra de su propuesta se encuentra en Epifanía doméstica de la nostalgia pura y Cinco kilos de vacío. Actualmente, reside en Madrid y trabaja como corrector de estilo.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

75


Antonio Otero García-Tornel petulantia2@yahoo.es

EL HECHIZO DE LA PLENITUD

A uno le gustan más las biografías tradicionales, al estilo de las de Ellmann, Peter Ackroyd, incluso el entrañable André Maurois que esta mezcolanza en que consiste Vidas y muertes de Luis Martín Santos perpetrada por un biógrafo imparcial llamado José Lázaro. Aquí no encontramos la narración que obliga a seleccionar materiales, sino una trascripción de voces, los recuerdos de quienes conocieron al biografiado: una criada, el malhablado y racial cineasta Anton Eceiza, un colega ambiguo, su hermano ex hippie... Es como si se hubiera hecho una especie de collage o pachwork con las fichas que teóricamente deberían servir para armar el libro comme il faut. El autor se refiere a sí mismo en tercera persona como el “inquiridor”, y confiesa admirar a Symons y su En busca del Barón Corvo. Hay que decir que la imagen resultante es, de todas formas, asaz convincente. Martín Santos, nacido en Larache (palabra que le sonaba fatal y evitaba siempre, prefiriendo referirse al “Norte de África”) fue un escritor mítico de los sesenta gracias a una única novela, Tiempo de silencio, en cuya solapa (detestaba las fotos) se podían contemplar a placer sus ojeras de oso panda. La biografía, ganadora del XXI Premio Comillas, nos lo presenta, sobre todo a través de entrevistas, como un intelectual típico de su generación: bebedor, bastante fanfarrón, listo, cortante, visceral en sus juicios, avasallador, orgulloso, aficionado al puterío. Encontramos detalles significantes e insignificantes, fragmentos farragosos junto a cartas más o menos interesantes, y disquisiciones literarias sobre la responsabilidad social del novelista, que a Mary MacCarthy le parecieron pintorescas. Le escribe a Hannah Arendt: “Para ellos la literatura moderna se resume en un combate entre el realismo socialista y el nouveau roman”. Era al parecer alguien de brillante verborrea (a pesar de tener una boca más bien pequeña), con un timbre de voz poco grato. Cordial pero sin excesos, no entrañable; “tenía un último fondo de defensa”, según Vidal-Beneyto. Juan Benet y Castilla de Pino fueron rivales, amigos reticentes. Se le podía calificar de multidimensional, un tipo constituido por múltiples yos. Poseía una gran capacidad de desdoblamiento, dijo el editor, al que fastidiaba sobremanera su vedetismo, una compulsiva necesidad de autoafirmación. Juerguista, consciente de su atractivo para las mujeres, proclamaba que Cristo era gay. Le gustaba ir contra corriente, escandalizar, lo cual, a diferencia de hoy, era muy fácil en la España de entonces, que no había sabía que Bretón ya había certificado la defunción del escándalo. Empapado de Freud y Marx, llega a la dirección de un hospital psiquiátrico en la época en que se descubren el Valium y otros benditos medicamentos: éstos le hacen abandonar algo la práctica del electrochoque, un sistema en el que encontraba múltiples virtudes. Elige a Pedro Laín (bestia negra de Castilla del Pino) como director de su tesis. Declara Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

76


que nadie es normal, todos tenemos un germen de chaladura que se desarrolla en cuanto las circunstancias son propicias. No era sensible a los paisajes y repudiaba las monsergas sobre la forma de tratar a los niños: “¡Cuando a un niño hay que darle una torta, pues se le da!” Tesis por la que hoy sería condenado al ostracismo: políticamente incorrecta. Le dominaba la manía de elevar todo lo vivido a reflexión teórica. Ingresó en el PSOE. En aquel tiempo eran cuatro gatos dirigidos desde Toulouse por un tal Llopis. Creía firmemente que los socialistas elegían mejor el color de los calcetines que los comunistas. Pasando páginas vemos a los cuatro felinos jugando a agentes secretos en la España de Franco, ignorados por la clase obrera, queriendo movilizar a unas masas que preferían no ser movilizadas, siendo detenidos, pasando por trances que elevaban su autoestima y de los que esperaban sacar rentas en el futuro. Por otra parte a él las reuniones políticas le aburrían mortalmente. La dictadura le parecía poco seria, de pacotilla: “Los censores son imbéciles, Franco es un personaje ridículo”. Él se había metido en eso de la política más por resistencia ética, rechazo personal a la memez ambiente que por hacer una revolución canónica. De los percances salía bien parado gracias al grado militar de su padre pero de todas formas le fastidiaban esos reveses: finalmente llegó a la conclusión de que el resultado era ridículo en relación al coste personal y abandonó el combate. Hijo de general y médico (para quien la autoridad era sagrada) y madre esquizofrénica (a la que se le resbaló una hija desde un balcón al paso de quién sabe qué emotivo desfile religioso y vivía aferrada a la rutina), le gustaban las situaciones límite, tensar todo lo posible el arco, conducir por ejemplo, a modo de juego existencialista, por el carril de la izquierda. Admiraba, claro, a Sartre (su hijo, que acabó teniendo serios problemas mentales, se llamó Juan Pablo en su memoria), que prefería, como todos entonces, a Camus: “demasiado individualista”. Cuando se publicó la novela (llena de alusiones ad hominem, algo siempre peligroso), como ésta le salió más bien pesada y de estirpe joyceana el éxito en el mundillo fue inmediato y la traducción a muchas lenguas no se hizo esperar. Hoy no la lee nadie y hasta se la acusa de costumbrista. Su mujer se suicidó o, como dice la familia, sufrió un accidente: había perdido el olfato por lo que no se dio cuenta del escape de gas que se había producido en la cocina. El murió poco después en la carretera de Vitoria, camino de San Sebastián: adelantando en un cambio de rasante se encontró con cierto camión de frente en enero del 1964, provocando el lógico desastre y la perplejidad posterior entre amigos y vecinos. No había cumplido los cuarenta.

‫ي‬ Antonio Otero García-Tornel nació en Barcelona en 1952, unos días antes del Congreso Eucarístico. Cursó estudios de Derecho. Fue uno de los padres fundadores de Ajo Blanco, aunque se descolgó pronto. Cercano a Carlos Barral, desempeñó varios trabajos relacionados con el mundo del libro. Vivió siete años en Venezuela. Ganó en el País Vasco, lugar en el que ahora reside, el primer premio del VI Certamen Geoda de narrativa (1991). Ha publicado artículos y poemas en revistas de España y América. Ejerce de columnista en el suplemento cultural de un periódico bilbaíno. Tiene en preparación un libro de poemas. No puede dejar de racionar el tiempo. Dicen que es dulce en privado y algo cáustico en público. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

77


Nilo Gastón Fernández Montini nilogastonfernandez@hotmail.com

UN MANJAR PARA TU BOCA

Ahí estaba él, su amo, esa abominable bola de grasa carnívora, sentado en el extremo de la extensa mesa del comedor. Como de costumbre, llenaba su maloliente boca con los desagradables manjares que le preparaban sus cocineros, y, como de costumbre, comía solo, en el extremo de esa extensa mesa en la cual podrían caber, al menos, unos cincuenta comensales. La evidente superabundancia de tales dimensiones en un objeto tan mundano, no desentonaba con la mayoría de los extravagantes objetos que, con cualidades tan poco decorativas como prescindibles, se encontraban desperdigados por toda la mansión. Cada vez que Ingrad veía al rechoncho adefesio atragantarse con los platillos que le servían sus criados, se preguntaba cual era la necesidad de una mesa tan larga. Quizá sería porque a su amo le encantaba demostrar que le sobraba el dinero, y que podía derrocharlo sin el más mínimo remordimiento. Quizá, aquel se regocijaba exhibiendo su corrupta opulencia. --Ya he terminado—dijo el Barón Chaiden—. Puedes retirar los restos. El obeso hombre se inclinó hacia atrás, lo poco que pudo, y luego de un arduo trabajo logró desabrocharse el ancho cinturón. La maleable masa de tejido adiposo se derramó libre al fin, provocándole gran satisfacción. Ingrad emergió de un rincón sombrío de la sala y comenzó a despejar la mesa. Odiaba a Chaiden con cada fibra de su cuerpo. Le odiaba por no haberle dejado morir aquella vez, y por haberle sometido, en cambio, a toda una vida de servidumbre. ¿Pero que podía hacer? Después de todo, ahora se encontraba en un planeta extraño y hostil. Si escapaba no tendría donde ir. Probablemente moriría en cuestión de semanas, pues nadie se interesaría en prestar ayuda a un patético alienígena. O peor aún, quizá le capturarían para experimentar con él. Años atrás, luego de haber colisionado con un pequeño asteroide, la nave comercial en la que Ingrad viajaba con su familia había quedado a la deriva. Cuando el Barón Chaiden, que viajaba en su yate espacial de lujo, encontró los restos de la nave, se dio con que todos los extraños pasajeros habían muerto, excepto uno. Al principio pensó en venderlo, pues al parecer se trataba de una especie todavía no catalogada por la Confederación Espacial. Pero lo más asombroso era que parecía tratarse de un espécimen inteligente. Hasta ese momento, los pocos seres vivos extraplanetarios que se habían descubierto se asemejaban a los animales terrestres, pero no presentaban características intelectuales avanzadas. Sin embrago, luego de meditar las distintas posibilidades, el Barón pensó que no necesitaba aún mas dinero. Además, el extraño y menudo alienígeno parecía demostrar verdaderos signos de inteligencia, así que quizá le podría servir de algo. Nunca venía mal tener un sirviente más, sobre todo

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

78


cuando se trataba de mano de obra barata. Si bien no tenía problema alguno en gastar su dinero, no le gustaba hacerlo para beneficio de otros. Luego de un par de años de entrenamiento, el extraño homínido extra-planetario comenzó a entender el idioma y las costumbres humanas. Así fue entonces, que el solitario Barón decidió convertir a Ingrad en su criado personal, pues pensó que como el pobre no tenía a quien más acudir, le seria siempre fiel. Y, por otro lado, le gustaba amedrentarlo. Ya le había amenazado en reiteradas ocasiones, diciéndole que si alguna vez osaba traicionarlo, lo entregaría a los científicos del gobierno, siempre tan dispuestos a las disecciones y los experimentos genéticos. Los años pasaron, y la opresión en el pecho de Ingrad se había vuelto insostenible. Una mezcla de impotencia, sumisión y odio polucionaban su corazón. Su odio era tan intenso, que parecía tener vida propia; como un ente en si mismo, como un parásito que le corroía las entrañas. Cada vez que Ingrad veía a su amo, a ese bulbo sudoroso y grosero, llenarse el estómago con los cadáveres de otros seres vivos, se le revolvían las tripas, y las venas de su frente latían desenfrenadas al compás de los exaltados pálpitos de cólera. Jamás, en sus ciento treinta y siete años de vida, había visto tal aberración. En su planeta natal, y en todos los demás que había visitado, los seres dominantes, aquellos que poseían una elevada inteligencia y raciocinio, jamás hubiesen concebido matar a otro animal para comerse su cadáver. Y sin embargo, los nauseabundos humanos, quienes se jactaban de su inteligencia, de ser una especie evolucionada, lo hacían sin remordimientos. Hacían gala de su tecnología pero en el fondo continuaban siendo una especie bárbara que no había descubierto todavía como producir alimentos sintéticos y nutritivos. Ingrad consideraba que, indudablemente, el Barón Chaiden era el peor de todos ellos, pues su objetivo era devorar al menos un ejemplar de todas las demás especies de animales del planeta, aún cuando, según había oído Ingrad, los humanos habían establecido leyes para la protección y conservación de la fauna. Fuese como fuese, el Barón Chaiden lograba hacerse con las suyas y mantenerse al margen de la ley. Pero en los últimos años las cacerías clandestinas se habían tornado más difíciles. Debido a las crecientes y más eficientes medidas de prevención contra los cazadores furtivos, los criados del Barón retornaban muchas veces con las manos vacías, o traían algún animal cuyos parientes cercanos ya habían conocido la húmeda hediondez de sus grumosas fauces. Y esto le disgustaba cada día más. Un día en particular, Ingrad se encontraba realizando sus quehaceres domésticos, cuando repentinamente, uno de los demás sirvientes entró a la sala. --¡Maldito alienígeno! ¡Te he estado buscando por todas partes! –exclamó--. Nuestro amo no se siente bien. Creemos que puede tratarse de un ataque al corazón, así que le llevaremos inmediatamente al hospital. Por ser hoy vísperas de navidad los demás sirvientes se irán pronto, así que procura cuidar de todo hasta nuestro regreso. ¡No destroces nada Ingrad, de lo contrario te enviaremos en una caja directo a la unidad de experimentos biológicos! Acto seguido, el lacayo giró sobre sus pasos y echó a correr, dejando a Ingrad solo y perplejo en la habitación. Era la primera vez que le dejarían a solas en la mansión. Se asomó a la ventana y vio la ambulancia en el jardín. Siete hombres… ocho, con el criado que llegaba luego corriendo para sumarse, trataban de asistir a los paramédicos en su inigualable lucha por subir al fláccido Chaiden al automóvil de emergencias.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

79


--Espero que ese endemoniado obeso muera camino al hospital--pensó, y sin prestar mayor atención a los sucesos, Ingrad continuó removiendo el polvo de las antigüedades, con un plumero hecho de una de las tantas víctimas de su amo. Pasaron las horas. Ya había removido todo el polvo que sus cansados hombros le permitieron; ya había pulido casi todos los muebles y limpiado gran parte de los suelos de mármol. Se sentó entonces, exhausto, en uno de los acojinados sillones de la sala. La mansión estaba sumida en un silencio denso y tétrico. Solo un pequeño ronroneo había captado su atención, y después de haber buscado intensamente de donde provenía, terminó por darse cuenta de que se trataba de su propio estómago. Naturalmente, estaba hambriento. Los pocos criados que quedaban en la casa se habían marchado, y nadie se había dignado en dejarle ni siquiera una dura hojuela de pan. Después de meditarlo un rato, cuando ya el ronroneo se había convertido en una suerte de rugido que rompía el silencio que se cernía en los alrededores, se incorporó decidido y se dirigió a uno de los pocos lugares en los que tenia prohibido el paso: la cocina de la mansión. --Cocina…--pensó--. Así llamaban los estúpidos humanos al lugar donde guardaban los cadáveres que ingerían. Pero seguramente habría alguna clase de vegetal que él pudiese comer. Usualmente le alimentaban con algo llamado zanahoria, que no era más que una versión diminuta de la planta de skag que también se encontraba en su planeta natal. Se conformaría con encontrar algo de eso. La cocina se encontraba relativamente ordenada, aunque mas abarrotada de alimentos que en otras épocas del año. Había notado que la proximidad de la festividad llamada navidad hacía que los humanos recolectaran más alimentos que de costumbre, y que en la celebración se dieran un hartazgo con ellos. Se imaginó al Barón comiendo aún más de lo que generalmente acostumbra, y un escalofrío mezclado con una sensación de repugnancia invadió sus sentidos. Tendría que encontrar alguno de los alimentos similares a los de su planeta. Su aparato digestivo no estaba capacitado para procesar muchas de las comidas que los humanos consumían. Sabía, por experiencia, que algunas cosas le producían diversos ataques alérgicos o epilépticos; otras podrían directamente matarlo, ya que al mezclarse con sus jugos gástricos, una reacción química las convertía en venenos letales que podían quitarle la vida en el acto o matarlo lentamente. En general, solamente podía ingerir verduras y frutos de cierto tipo de colores similares a los de su planeta. Tomates, zanahorias, naranjas, remolachas, y en general aquellas que tuviesen un color fuerte o dentro de la gama de colores rojizos o anaranjados. Aunque había ciertas excepciones. Luego de rebuscar entre los diferentes víveres solo encontró un par de naranjas, las cuales no calmarían su desorbitada hambruna. Después de todo, tenía dos estómagos. Sobre los mesones había gran cantidad de papas, lechugas, mazorcas, uvas verdes, y uno que otro animal muerto, pero pocos alimentos de su agrado. Se decidió entonces a husmear dentro de la caja mortuoria, esa en donde los humanos guardaban los cadáveres de animales en condiciones frías para retrasar su descomposición. <Tomates>… pensó. Eso le sentaría bien. Unos cuantos tomates y naranjas bastarían para saciar su apetito hasta la mañana siguiente. Pero en el momento en que Ingrad llenaba una bolsa de plástico con lo que sería su cena, escuchó una combinación de voces y pasos que se acercaban. Sabía que, por órdenes del Barón, si le encontraban en la cocina, sobe todo manipulando alimentos, deberían matarlo. Pero no quería morir todavía, no sin vengarse del Barón. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

80


Dos lacayos de Chaiden ingresaron a la cocina --Bien—dijo uno de ellos en voz baja--. Aquí podemos dialogar tranquilos. --No hay mucho más que decir—contestó el otro--. El Barón ya lo ha decidido así. Lo quiere frito, acompañado con papas a la francesa y salsa de champignon. --Es más fácil decirlo que hacerlo—manifestó el otro--. El primer punto es como lo cazaremos. Es un animal ágil y escurridizo. Y el segundo, pero no menos importante, es que en esta época del año es muy difícil conseguir esos hongos. --Pues tú encárgate de capturar ese animalejo extraño y yo me haré cargo de la salsa—contestó el lacayo gordo--. Hay que hacerlo bien. Nuestro amo ya tiene grandes expectativas, y espera que el plato principal para su cena con el jeque Musahad sea elaborado a la perfección. Ambos asintieron, como decididos ya a lograr la misión que tenían encomendada, y se retiraron, entre risas socarronas, de la abarrotada cocina. Luego de unos minutos, cuando ya no se oían pasos ni voces, Ingrad emergió de una de las alacenas en la cual se había escondido. --Pobre animal...—se dijo a sí mismo, pues había escuchado la conversación--. Otra víctima de los morbosos antojos de Chaiden. A la mañana siguiente, se despertó con renovadas energías. Se sentía realmente bien, y le extrañaba no haber sido despertado por algún criado a las seis de la mañana, como era lo habitual. Para complementar su sorpresa, junto a su cama yacía una bandeja de desayuno llena de frutos y zumos que eran de su agrado. Al caminar por los pasillos de la mansión, los demás criados le sonreían o saludaban. Evidentemente algo extraño estaba sucediendo. Tanta bondad hacia él no era algo usual. --¡Ingrad!—exclamó uno de los criados. Era Jonás, un escuálido y calvo esperpento que se encargaba de conseguir las especias para los alimentos de Chaiden--. --¿Si?—contestó Ingrad. El criado se acercó y le dio unas amistosas palmaditas en la espalda. --¿Cómo estas hoy, Ingrad?—pregunto Jonás--. ¿Te ha gustado el desayuno? Sabemos que esas cosas te gustan y no le hacen daño a tu… a tus estómagos, para ser mas exacto. --¿Se puede saber que sucede aquí?—inquirió Ingrad--. --¿A que te refieres, amigo mío? --Pues precisamente a eso, a lo que acabáis de hacer. --¿Qué cosa? --Me estáis tratando bien. ¿Por qué lo haces? No tiene sentido. Aquí siempre me habéis tratado mal, como si fuese basura que solo sirve para remover el polvo y desechar desperdicios. --Pues sucede que nos hemos dado cuenta de lo importante que eres para este lugar—contestó Jonás--. Tu haces muchas cosas por esta mansión, y el Barón nos ha ordenado que ya es tiempo de reconocer tus años de arduo trabajo. Ingrad emitió una carcajada gutural. Su risa, como las de todos los de su especie, era una suerte de espasmo bronquial. Muy desagradable. --No me lo creo, Jonás--contestó Ingrad--. Soy de otro planeta, no estúpido. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

81


--Está bien, este bien--dijo el criado--. Nos has pillado. Te diré la verdad, después de todo quizás así sea más fácil. Verás, sucede que a nuestro amo se le ha metido en la cabeza el animal que quiere para su cena con el jeque, y se trata de uno escurridizo y difícil de encontrar. --¿Y eso que tiene que ver conmigo? --Pues tú eres muy inteligente. ¿No es así? ¿No eras acaso inventor en tu planeta natal? --Así es—contestó Ingrad--. --Pues por ello necesitamos tu ayuda para capturar a ese animal. La cena con el jeque esta fijada para dentro de tres meses. Pensamos que en ese tiempo tal vez podrías inventar alguna clase de trampa que nos facilite atraparle. --Me lo dices como si tuviese alguna opción. Si el Barón así lo ha ordenado deberé obedecer. --Cierto es—dijo el criado--. Pero ten en cuenta que si la trampa es efectiva serás recompensado. Se duplicarán tus raciones de comida mientras trabajes en la misma, y si en definitiva funciona, Chaiden promete dejarte en libertad. El tiene amigos mercenarios que poseen naves espaciales. Quizás podría arreglar con alguno para que te lleve hasta tu planeta. --¡Pues no puedo creer lo que oigo!—exclamó Ingrad, emocionado--. Por una recompensa así ten por seguro que inventaré una trampa infalible--. --¡Genial!—expresó Jonás--. Ya hemos preparado una habitación para que la utilices de taller, o laboratorio, o como le llames. Se te proveerá de todo lo que necesites, ya que el Barón espera que la trampa funcione. Se trata de un animal muy ágil e inteligente, único en su especie. Los días pasaron. Ingrad trabajaba incansablemente en el taller, ideando una maquina que sirviera para capturar a la presa deseada por Chaiden. Su calidad de vida había mejorado; ahora le alimentaban regularmente y el trabajo era más satisfactorio, pues podía hacer uso de su intelecto. Y como los criados del Barón no entendían nada sobre ingeniería o cosas por el estilo, le surtían de los elementos que necesitaba sin siquiera preguntar. --¿Y como va el invento?--preguntó Jonás al entrar en el taller--. ¿Empieza a cobrar forma? --Efectivamente—contestó Ingrad--. Eh avanzado bastante en estos últimos días, pero me sería de mucha utilidad saber mas detalles de este animal. Solo me habéis dicho que es lo que come, y que es muy inteligente y ágil. --Pues verás, como ya te lo he comentado, es un animal muy particular. Es raramente avistado por las personas pues siempre se encuentra guarecido. Se sospecha que no hay demasiados ejemplares de dicha especie en la actualidad. Es por ello que no es fácil aportar mayores datos sobre el mismo. Jonás observó que la bandeja de comida de Ingrad estaba vacía. --¿Quisieras mas alimentos Ingrad?—preguntó Jonás--. Tenemos tomates frescos y piñas. Sabemos cuanto te gustan las piñas, aunque la verdad corriste un gran riesgo aquella vez, al probar una de ellas para comprobar si tus estómagos la toleraban. --Un gran riesgo—repitió Ingrad--. Pero sinceramente valió la pena. Ya que lo mencionas, me apetecerían unas piñas, pero por un lado creo que no debería comer tanto. Mi metabolismo es muy diferente al de ustedes y estoy subiendo mucho de peso. Calculo que he aumentado ocho quilos, aproximadamente.. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

82


--Tu no te hagas problema por eso—contestó Jonás sonriendo--. Nada mejor que estar bien alimentado. Te traeré unas piñas. --Y necesito que me traigas limones, peras y uvas verdes. --Pero tú no puedes comer esas cosas, Ingrad, te harían daño. --No son para mí—manifestó Ingrad--, son para la máquina que estoy desarrollado. En nuestro planeta hemos descubierto que los zumos de frutas similares a las que te he indicado sirven para mejorar los efectos del aceite utilizado sobre las mismas. --¿Utilizan zumo de frutas como aceite de máquinas? Ustedes si que son raros. --Necesito que me traigas esas frutas los días martes y jueves—dijo Ingrad--. Son los días que dedicaré a lubricar los engranajes de mi invento. --Lo que sea que necesites—contestó Jonás--, y se retiró silbando una pegadiza melodía. Las semanas pasaron, y la invención de Ingrad fue cobrando más y más forma. Forma de qué, ni siquiera él podría decirlo, pues solamente se había dedicado a unir piezas y engranajes al azar en una trampa para osos. No obstante, los ineptos lacayos del Barón creían que se trataba de un arma mortífera y colosal. Pero en los últimos días previos al término previsto para probar la máquina, Ingrad comenzó a verse algo enfermo. Si bien había aumentado unos once quilos debido a que prácticamente le exigían que se alimentase constantemente, su salud parecía haberse deteriorado. Cuando le preguntaban que era lo que le sucedía, respondía que se trataba solo de cansancio, consecuencia de su arduo trabajo. Finalmente llegó el momento que había estado esperando. El día en que se vencía el plazo para entregar su invento. Un invento que, por cierto, no funcionaba en lo absoluto. Pero eso no tendría importancia. Ingrad se había dado cuenta de todo. Pero el aprovecharía la situación, la convertiría en una oportunidad. Tal y como se lo esperaba, en medio de la noche, unos tres criados del Barón irrumpieron violentamente en su habitación cuando se encontraba durmiendo… Al llegar el día de la cena con Musahad, el Barón Chaiden se encontraba ansioso y emocionado. No solo forjaría nuevos y provechosos lazos comerciales con un corrupto mercenario como él, sino que por fin probaría ese manjar que tanto había esperado. Ese por el cual sus fauces se llenaban de viscosa saliva de solo pensarlo. Se sentaron a la mesa, y los sirvientes trajeron en una bandeja de plata el preciado tesoro culinario. --¡Se ve delicioso, Barón!--dijo Musahad--. ¿Se puede saber que es lo que comeremos? --¡Un manjar que solo alguien como yo podría conseguir!—exclamó Chaiden, orgulloso--. Se trata de un animal de otro planeta; del planeta Pherset, según él contaba. --¡Asombroso! ¿Y como lo habéis capturado? --Le encontré naufragando en el espacio en una destartalada nave. Como era el único que quedaba con vida, le traje aquí y le convertí en uno de mis sirvientes. Me fue útil por un tiempo, pero quien diría que terminaría siendo mi cena. Ambos estallaron en carcajadas, y luego de brindar con un fino vino proveniente de las bodegas del jeque, se dispusieron a cenar. Jamás, en sus nefastas vidas, habían probado tal manjar. La deliciosa carne se deshacía en sus paladares, y viajaba suavemente por las resbaladizas grutas hasta sus inescrupulosos estómagos. Por un Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

83


momento, estuvieron extasiados de placer, pero solo por un momento, ya que prontamente comenzaron a ahogarse y a toser frenéticamente, y unos finos hilos de sangre comenzaron a brotar de sus narices. Ya no había nada que hacer, estaban muriendo… Sucede que, como bien alguien lo habían dicho, Ingrad era un animal muy inteligente, y no tardó mucho en darse cuenta de lo que sucedía. Por ello, mientras trabajaba en el supuesto invento, con una simple mentira había conseguido, sin levantar sospechas, que le surtieran de aquellos alimentos que eran nocivos para él, y los ingirió, con gran desagrado, cada martes y jueves. Así, todo su cuerpo terminó por infectarse con toxinas letales. Ingrad, que se había dado cuenta de que su destino estaba sellado, no dejaría este mundo sin vengarse, de una vez por todas, de su amo, esa abominable bola de grasa carnívora. Después de todo, la venganza es un plato que se sirve mejor frío…

‫ي‬ Nilo Gastón Fernández Montini. Soy argentino, de 23 años, de la ciudad de San Miguel de Tucumán. Actualmente me encuentro cursando el último año de la carrera de Derecho, en la Universidad del Norte de Santo Tomás de Aquino. Hace ya un tiempo que me he acercado a la escritura, y en general nunca había pensado en publicar mis trabajos, excepto un par que vieron la luz en algún sitio digital de mi ciudad. Entre mis autores preferidos se encuentran Stephen King, Ray Bradbury, Isaac Asimov, Terry Pratchett y Edgar Allan Poe, entre otros.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

84


Mercedes Torija metorija@hotmail.com

EL TERCER SECRETO

Aún no puedo creer lo que me está ocurriendo. Me gustaría pensar, como hicieron los demás, que mi superioridad me ha llevado a esta situación; sin embargo, ahora me doy cuenta de que ha sido mi propia estupidez la que ha hecho que me encuentre aquí, solo, esperando no sé bien qué, sin más compañía que una niña que aún no ha cumplido los once años. Cuando me mira, tengo la impresión de que sus ojos me acusan. No la culpo. Yo estoy aquí por voluntad propia, mientras que ella ha sido encerrada aquí con el único propósito de servir a los ególatras intereses de una especie en extinción. Al principio, me pareció una gran idea burlar al destino, pero ahora sólo desearía que ambos desapareciéramos. Pero existe un problema; mejor dicho, dos. El primero, no tengo forma de autodestruirme y el segundo, no soy un asesino y jamás podría hacerle daño a esta pobre criatura indefensa cuyo único pecado ha sido llegar al mundo en el peor momento posible. Comenzaré por el principio. Aquella mañana me levanté un poco más temprano que de costumbre, debido a que todos los medios de comunicación habían anunciado que aquel día, doce de agosto de dos mil ocho, el Papa desvelaría un secreto que la Humanidad ha deseado conocer desde que supo de su existencia. Si sólo se hubiera tratado de una cuestión religiosa, yo, debido a mi agnosticismo, no le hubiera prestado la menor atención, pero el Santo Padre hizo hincapié en que lo que iba a decir no era sólo importante para la cristiandad, sino para todos los hombres, independientemente de su religión o creencia. Por ello, con mi café y mis magdalenas, me dispuse a escuchar la revelación del gran secreto, aunque reconozco que me preocupaba más evitar que los pedazos húmedos de la magdalena a medio comer cayeran en el café, algo repugnante para mí, que lo que el Papa nos pudiese contar. Por fin la televisión conectó con la ciudad de El Vaticano. El sucesor de Pedro aún no había aparecido, por lo que nos ofrecieron panorámicas variadas de la muchedumbre concentrada en la Plaza de San Pedro. Poco después, el Papa salió al balcón, provocando una ovación entre el gentío concentrado en la plaza. Alzó los brazos pidiendo silencio, carraspeó y se acercó al micrófono. - Hermanos todos - comenzó - Gracias por acudir a mi llamada. Lo primero que quiero hacer es desmentir que esto sea una maniobra de la Iglesia para recuperar fieles. En absoluto. Si os he reunido aquí es para daros a conocer algo de lo que sólo hemos sido informados los sucesores de Pedro: el tercer secreto de Fátima; es decir, la fecha del fin del mundo. Sonreí con escepticismo. Habían pasado casi dos meses desde la última vez que se nos había anunciado el Apocalipsis y me sorprendió que la Iglesia participara también en aquel juego, pues solían ser los jefes de las diferentes sectas quienes anunciaban una y otra vez el fin del mundo. Por el revuelo y las risas que se oyeron, supe que no era yo el único que dudaba de la veracidad de aquella afirmación. La Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

85


Iglesia ha jugado demasiadas veces con eso de “arrepentios hermanos, que el fin está próximo” como para que ahora hiciéramos caso sin rechistar. El Papa esperó pacientemente a que se hiciera de nuevo el silencio antes de continuar hablando. - Si os lo desvelo hoy no es por capricho - continuó - sino porque la Virgen, cuando le transmitió su mensaje a Sor Lucía de Jesús, dejó instrucciones precisas de cuándo debía darse a conocer su mensaje. Según la Virgen, quien fuera la cabeza de la Iglesia católica en este momento, debería revelarlo exactamente tres meses antes de que se produjera el acontecimiento. Por lo tanto, os lo repetiré tal y como se lo han ido transmitiendo mis antecesores en el cargo unos a otros: el fin del mundo tendrá lugar el trece de noviembre de dos mil ocho. El Papa tuvo que hacer frente a una nueva ola de escepticismo y burla. Pidió calma para poder continuar. - Para finalizar, os diré que ese día la Tierra no estallará en mil pedazos ni comenzará la tercera guerra mundial ni un cometa chocará contra nuestro planeta. Según reza el Tercer Secreto, ese día la Humanidad, simplemente, desaparecerá. Como hombre que soy, no sé qué pensar. Como cabeza de la Iglesia os aconsejo que os preparéis espiritualmente para lo que pueda acontecer, y así poder estar tranquilos y en paz cuando llegue el momento. También rogaría a los dirigentes de las naciones que tomen este aviso en serio, y preparen todo lo necesario para hacer frente a lo que está por llegar. No os puedo contar lo que ocurrirá exactamente porque no lo sé. Lo que sí os pido es que actuéis con calma, sin decisiones precipitadas, ya que, como sabéis, cuando dejemos esta vida, nos espera el juicio de Dios. Dicho esto, el Papa desapareció del balcón. No pude reprimir una sonrisa burlona. Aquello me recordaba a un padre avisando a sus hijos de que, si no se portaban bien, vendría el hombre del saco. Me comí la última magdalena, me limpié las migajas de la corbata y me puse en movimiento para llegar al trabajo. Sin embargo, el anuncio hecho por el Papa iba a tener más repercusión de la que yo había imaginado. En el fondo, el ser humano continúa sintiendo un terror atávico a la muerte, al más allá, a lo que le espera después; no en vano, todas las religiones tienen un Bien y un Mal, un Cielo y un Infierno, cada una en su estilo. Cuando se nos anuncia la muerte como próxima, aparece en nosotros la necesidad imperiosa de hacer balance y el temor a pensar en qué platillo caeremos. Por todo ello, la noticia comenzó a sembrar el temor en los corazones de los hombres; no sólo el miedo a la muerte de cada uno, sino también a la extinción total de la raza humana. Por más que no queramos reconocerlo, somos bastante más antropocéntricos que nuestros antepasados. Nos molesta la idea de que nuestra especie, en la cúspide de la pirámide, desaparezca. Lo que me resultó realmente difícil de comprender fue la reacción de los seguidores de otras confesiones religiosas; yo había supuesto que no creerían una palabra de lo que dijera el Papa; más aún, que lo utilizarían para criticar la decadencia de la religión cristiana. Pero, sorprendentemente, los líderes de las otras religiones confirmaron tal fecha como correcta, aunque nunca indicaron qué les había llevado a conocerla con tanta exactitud. Todo aquello provocó que nuestra vida se viese profundamente alterada y que, perplejos e indecisos, nos preguntáramos qué hacer. Supongo que estábamos esperando lo que siempre se espera que aparezca en los trances difíciles: un líder. Alguien que se haga cargo de la situación y nos muestre como resolverla. Curiosamente, ese líder apareció aquí, en España, una mañana en la que se invitó a los oyentes de una emisora a participar en una tertulia en torno al Tercer Secreto. Llamaron cientos de ellos, dando cada uno su opinión, a cuál más peregrina. Cuando faltaban pocos minutos para finalizar el programa intervino un oyente madrileño, a quien el locutor avisó de que tenía poco tiempo para hablar. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

86


- Lo sé - repuso el hombre - Pero creo que deberían escucharme, porque he encontrado la solución a nuestro problema. - Todos los anteriores que nos han llamado también - replicó secamente el locutor, un poco harto ya de oyentes iluminados. - Sí - admitió el hombre - Pero convendrá usted conmigo en que ninguno ha dado una solución realista. Lo que yo propongo es muy sencillo y, lo más importante, es factible. - Adelante, pues - le invitó el locutor. - En primer lugar, creo que debo presentarme. Mi nombre es Sergio Fernández y llamo desde Madrid. - Cuando quiera, Sergio - le invitó el locutor. - Lo que yo propongo es una solución muy sencilla, que consta de tres puntos: en primer lugar, creo que deberíamos aceptar que, efectivamente, dentro de tres meses ya no estaremos aquí, por lo que deberíamos cambiar nuestro modo de vida. Amigos: nos quedan tres meses escasos de existencia, así que, en lugar de continuar con nuestra rutina habitual, hagamos lo que siempre hemos deseado hacer, cualquier cosa que se nos ocurra, siempre y cuando no dañemos a los demás, claro está. No es momento de madrugar ni de meterse en interminables atascos. Disfrutemos del tiempo que nos queda; de ese modo, abandonaremos la vida felices, habiendo realizado nuestros deseos, y sentiremos que nuestro tiempo en la tierra habrá merecido la pena. - Un buen consejo – alabó el locutor. - El segundo punto de mi disertación va dirigido a las naciones poderosas prosiguió Sergio - Deben pensar una cosa: el mundo, tal y como lo conocemos ahora, sólo subsistirá durante tres meses, como ya sabemos. Pasado ese momento no existirá la economía de mercado, la libre competencia, el capitalismo, el socialismo, la inflación ni el paro; por todo ello, pienso que es el momento idóneo de donar esa inmensa cantidad de excedentes que guardan las naciones desarrolladas y dárselo a los más desfavorecidos. Así, se conseguirá un doble efecto: por una parte, hacer justicia con esa pobre gente, y por otra, las conciencias se verán reconfortadas. Será una obra de caridad que, por seguro, será tenida en cuenta en el momento de presentarse ante Dios Nuestro Señor. Y, aunque sólo sea por un tiempo, esa gente podrá tener algo de lo que no ha gozado jamás: comida, bebida y medicinas abundantes. Yo creo que es una medida que nos favorecería a todos. Y lo último que quería decir, y con esto ya termino, es que, aunque la mayoría no sobrevivamos, sí podríamos evitar la extinción del Hombre. Por lo que dijo el Papa, podemos suponer que todo lo demás, la naturaleza, lo que nos rodea, continuará cómo ha sido hasta ahora. Yo parto de la base de que esa profecía fue formulada hace mucho tiempo, cuando el hombre había logrado poco más que asomarse al infinito mundo de posibilidades que la ciencia y la técnica le proporcionarían más tarde. Afortunadamente, hoy en día ya no es así. Mi propuesta consiste en diseñar un recinto donde un hombre y una mujer, previamente seleccionados, estén seguros hasta que llegue el fatídico día. Una vez haya pasado éste, ambos volverán al mundo y serán los padres de una nueva Humanidad. La noticia de la intervención de Sergio Fernández corrió como la pólvora, primero por toda España para después extenderse a todos los confines del mundo. Los científicos la recibieron con entusiasmo y los estadistas decidieron que era políticamente correcta. Se organizaron convenciones científicas y políticas a las que Sergio Fernández asistió como invitado principal. Desde un cierto punto de vista puede resultar cómico, pero a mí me pareció decepcionante que a alguien que lo único que hizo fue hablar utilizando el sentido común se le considerara una mente sumamente brillante. Supongo que se debió a que, Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

87


por aquel entonces, los medios de comunicación habían logrado, casi por completo, hacer olvidar al ser humano que puede y debe pensar por sí mismo y formarse sus propias opiniones sobre los hechos que acontecen en sus vidas, en lugar de corear lo que vocean otros. Parecía que, finalmente, los dirigentes mundiales habían logrado hacer de los ciudadanos lo que siempre habían deseado: borregos incapaces de pensar. Un mes después de que Sergio Fernández hablara en la radio, los habitantes de los países del Tercer Mundo se vieron inundados de alimentos, medicinas, ayuda económica y humanitaria como nunca hubieran podido imaginarse. Ellos, creo que por suerte, no tenían la menor idea de la proximidad del fin del mundo ni conocían a Sergio Fernández; simplemente, creyeron que, por fin, los países con recursos y los ciudadanos con sentimientos se habían conmovido verdaderamente de su situación. Las televisiones de todo el mundo difundían las imágenes de sonrientes niños esqueléticos que, por primera vez, saciaban su hambre y su sed. A la mayoría hubo que proporcionarles alimentos especiales, debido a la fuerte desnutrición que sufrían. Por primera vez, también, parecían felices. Los científicos, por su parte, se pusieron a trabajar con la mayor celeridad posible. Habían comenzado la construcción de una cámara subterránea, totalmente acorazada para proteger a sus ocupantes de cualquier acontecimiento que tuviera lugar en el exterior. Su funcionamiento era bastante simple: a las 00:10:00 horas del trece de noviembre de dos mil ocho, es decir, diez minutos después de que hubiera terminado el día del juicio final, se abriría una compuerta que permitiría a las personas protegidas en el interior acceder a la superficie por un túnel preparado al efecto. Era sencillo, fácil de diseñar y de llevar a la práctica, por lo que la solución fue aceptada inmediatamente y, poco tiempo después, comenzó a construirse. Entonces se planteó el mayor problema de todos: ¿Quiénes estarían en la cámara? ¿Quiénes cumplirían los requisitos para ser los nuevos Adán y Eva? El asunto era algo espinoso. Se decidió, en una muestra más del machismo que imperaba en nuestra sociedad que, al ser su misión primordial repoblar la tierra, la mujer que estuviera allí debería ser lo más joven posible. Se optó por una niña; de ese modo, el hombre que fuera su pareja tendría tiempo, mientras ella crecía, para construir un lugar apto para vivir y criar a sus hijos. El varón debería ser joven y fuerte. Ambos, bien parecidos, sin enfermedades ni taras físicas ni genéticas, inteligentes y con capacidad para solucionar los problemas que se les fueran presentando; con la información sobre todos los ciudadanos que podrían ser candidatos, los científicos hicieron una primera selección, resultado de la cual fueron pre-seleccionados cinco hombres y cinco niñas. Yo fui uno de los cinco hombres. En un primer momento no me hizo ninguna gracia. Dijeran lo que dijeran, reconstruir el mundo era una tarea que no me seducía en absoluto, por lo que me negué en redondo. Luego, tras conocerse mi negativa, comencé a recibir miles y miles de cartas rogándome que aceptara, diciéndome que sería recordado como un gran héroe, y que tendría en mis manos la oportunidad de construir un mundo mejor. Poco a poco mi vanidad superó mi reticencia. Quizá todo aquello era una segunda oportunidad, un nuevo comienzo a partir del cual nacería una nueva raza humana que viviría en armonía con la Naturaleza, sin esquilmar los recursos naturales ni destruir el planeta que nos da cobijo. Esta idea fue seduciéndome y, al poco, acepté. Me llevaron al Centro Superior de Investigaciones Científicas, donde me hicieron las últimas pruebas. Después de contrastarlas con los otros cuatro candidatos, yo resulté, entre casi tres mil millones, el único varón que reunía todos los requisitos exigidos. Una vez elegido, me presentaron a Claudia, una encantadora niña de once años, que sería mi futura compañera. Sus padres

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

88


estaban muy orgullosos del destino de su hija. No pude evitar preguntarme si realmente lo hacían por su hija o por ellos mismos. Era el tres de noviembre cuando los científicos nos llevaron a la cámara. Me mostraron los compartimentos donde estaba la comida, el agua, todo lo necesario para el cuidado de Claudia, las herramientas… etc. Me aseguraron que no habían olvidado nada. Como no sabían si cuando yo saliera a la superficie habría o no electricidad, me proporcionaron un generador y una dínamo; así como máscaras de gas, pastillas potabilizadoras de agua… todo lo necesario para cualquier situación adversa que se presentara. Me mostraron cómo sabría que tenía el camino libre hacia la superficie. Confieso que en esos momentos me sentía un auténtico héroe, un hombre especial, con una misión casi divina. Aquello era fabuloso. Podía ver la envidia reflejada en todos los rostros, tanto en los de quiénes me conocían como en los que no. Nuestra entrada en la cámara fue retransmitida por todos los medios de comunicación y calificada como el acontecimiento más importante desde la aparición del Hombre sobre la faz de la tierra. Me condecoraron con todo lo que se les ocurrió, y me entregaron un pequeño cofre que contenía las condecoraciones para imponer a Claudia cuando ésta fuera mayor. Descendimos a la cámara y la cerraron. Ya sólo cabía esperar a las 00:10:00 del trece de noviembre, fecha de comienzo de nuestra gran misión. Esperaba con impaciencia la llegada de aquel momento. Satisfecho, me tiré en la cama y observé, sonriente, a Claudia durmiendo plácidamente. Hoy es catorce de noviembre de dos mil ocho. Miro el reloj y lo acerco a mi oído para comprobar que funciona correctamente, ya que marca las 03:00:00 y aún no he escuchado el chasquido que me indica que podemos salir. Varias veces he intentado yo mismo abrir la compuerta que da a la superficie, pero no lo he conseguido. Agotado, me siento en la cama y enciendo un cigarrillo. No tengo modo de saber si la Humanidad ha desaparecido o si, por el contrario, la vida en la Tierra no ha experimentado el menor cambio y, simplemente, se han olvidado de nosotros, ahora que no nos necesitan. Estoy angustiado. Periódicamente golpeo las paredes y grito con todas mis fuerzas, esperando oír algo que nos dé alguna esperanza de salir de aquí. Miro a Claudia. Me aterra la idea de que tenga que crecer en este cubículo, pero me asusta aún más el hecho de tenerle que explicar el motivo por el que está aquí. ¿Cómo se le explica a una niña que fue encerrada de por vida con el consentimiento entusiasmado de sus padres, sólo por que formaba parte de un plan concebido, sin preguntarle a ella si quería formar parte de él o no? Cuando la miro, mis ojos se llenan de lágrimas. Mis manos, ensangrentadas de tanto golpear, a duras penas pueden ya cuidarla. Me pregunto que será de nosotros. Temo que pronto perderé la razón. La idea de estar enterrado vivo me está volviendo loco. Aún no puedo creer lo que me está ocurriendo. Me gustaría pensar, como hicieron los demás, que mi superioridad me ha llevado a esta situación; sin embargo, ahora me doy cuenta de que ha sido mi propia estupidez la que me ha traído hasta aquí. Soy el único hombre sobre la faz de la tierra que conoce su destino. He descubierto, demasiado tarde, que ésta es la mayor tortura que puede sufrir un ser humano. FIN

‫ي‬ Mercedes Torija. Nacida en Madrid, 41 años, soy licenciada en Derecho aunque no ejerzo esta profesión. He publicado relatos en las revistas Letralia, Narrador y Los Argonautas. Cultivo tanto el género del relato como la novela. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

89


Roberto Arévalo Márquez rcam920@hotmail.com

VEINTICINCO DÍAS Siempre ocurría por la misma fecha, cómo una especie de maldición que tuviera que sufrir año tras año sin ningún tipo de consuelo que le ayudase a sobrellevar la pena que arrastraba. Su marido siempre lo achacaba al fin de la Navidad. Ella era tan entusiasta a finales de diciembre que el fin de estas fechas debía de suponer un duro golpe, y que siempre ocurriera con el fin del día de Reyes debía de ser una señal. Pero no, María no estaba triste por eso, sino por otra cosa. Tenía un buen matrimonio. Él era atento, cuidadoso, cariñoso... Todo lo que un día pidió a un hombre, lo tenía en carne y hueso, en su casa, en su cama. Con él había tenía dos niños y una niña, y los cinco formaban una preciosa postal que enviaban todos los años a sus familiares y amigos. Buenos trabajos, una bonita casa... todo era tal y como quería que fueran las cosas, por lo que no entendía por qué todos los malditos años, al acabar la Navidad, tenía que entrar en un ciclo nostálgico, en una espiral de penas y lágrimas que debía ocultar tanto a sus hijos como a su marido, y del que no salía hasta que llegaba febrero. Eran los peores veinticinco días de cada año, con diferencia. Él ya la daba por perdida. Era mucho el tiempo que llevaban juntos y ya estaba acostumbrado a este periodo. Y aunque procuraba ser más detallista, más cauteloso con comentarios que la pudieran herir, su marido ya optaba por lo práctico, dejando que la pena de su mujer pasase como lo hacía un resfriado, con el uno de febrero volvería todo a la normalidad. Pero para ella era diferente. Cada año el mismo pensamiento le atormentaba, el mismo sentimiento de culpabilidad emergía y sólo podía hacer una cosa: Recordar sin que nadie supiera lo que pasaba. Todo empezó hace mucho tiempo, antes incluso de tener a sus hijos, de casarse, antes de haber conocido a su marido, cuando después del día de Reyes, caminando sin mirar, tropezó con un jovial muchacho que le tiró encima el café del vaso de plástico que se tomaba de mala gana. Matías le había dicho que se llamaba. Él se disculpó de inmediato por la torpeza, y por supuesto que insistió en reponerle el café que había derramado sobre su suéter fucsia, y ella, en fin, ella dejó que él hiciera lo que quisiese. Así fue desde el principio, desde ese día siete de enero hasta el día treinta y uno, día en el que Matías se fue. Todavía hoy, María se preguntaba por qué recordaba tanto a Matías, y por qué revivía los sucesos de esos veinticinco días locos que pasó junto a él, abandonando a sus amigos, familiares, trabajo... Fue algo desorbitado, desmedido y muy pasional lo que surgió entre ambos, creando una adicción mutua que asustaba. Tal vez por eso, él desapareció, abandonándola para no volverla a ver, y ella quedó marcada de por vida. Nunca volvió a sentir por alguien lo que sintió por Matías, ni siquiera por su marido, y durante estos veinticinco días, ella vivía su Vía Crucis personal rememorando esta Pasión hasta su más amargo final. Y era extraño, porque por un lado se sentía feliz al Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

90


poder recordarlo, triste al verse sin él, y culpable por sentirse infiel, aunque sólo fuese de pensamiento. Su marido era un hombre bueno y gentil, y se merecía alguien que le profesase los mismos sentimientos que él daba. Y sin embargo ella, durante esos veinticinco días, volvía a estar con Matías dentro de su imaginación. Con los años confió que los hijos llenasen ese vacío, que desbancasen a Matías de su corazón para poder ser libre de sus sentimientos. Pero esto no sucedió. Ni con marido, ni con hijos. Siempre recordaría a Matías. Hasta que, llegado un momento, María asumió esta condición de amante desdichada, y cuando acababa la Navidad, se sumergía en sus pensamientos cautelosamente. Al menos tenía esos días, tristes, pero bonitos al mismo tiempo. Un año, al inicio de este siete de enero que tantos sentimientos despertaban, María marchó a trabajar. Acababa de finalizar sus pequeñas vacaciones, y tras dejar a los niños en el colegio, entró en la cafetería donde tomaba su café diario antes de subir a la oficina. Su expresión ya era ausente, y en su memoria ya estaba circulando la película del romance en el día de su efeméride, cuando, al acercarse a la barra para pedir su desayuno, tropezó con un hombre. A éste se le derramó parte del café sobre la pernera y maldijo para sus adentros, cuando al volverse se encontró con María disculpándose por su torpeza. Cual fue la sorpresa para ella cuando sus ojos descubrieron a Matías. ¿Cuántas veces había soñado con ese mismo instante? ¿Tantas veces como años habían estado separados? Y por fin, como si su ángel de la guarda hubiese atendido a su súplica, Matías volvía a su vida. Puede que no fuera el mismo que la dejó, habían pasado ya muchos años desde entonces, y ahora tenía enfrente a un Matías más viejo, aunque sus ojos sólo vieran al hombre que amó entonces. Los dos se quedaron sin palabras durante los primeros cinco segundos, donde se estuvieron mirando perplejos por la gran casualidad que hacía que volvieran a verse en el mismo día pero muchos años después, quedándose inmersos en un breve trance que abandonaron cuando la camarera dejó el café de ella sobre la barra. Se saludaron aún llenos de sorpresa, pero sin poder disimular sus sonrisas, y se sentaron en unas de las mesas. Había tanto de qué hablar, tantas cosas que contarse... y mucho que preguntar. Pero, por más que necesitaba saber por qué se fue de repente, María se quedó embelesada con las aventuras que le contaba Matías, olvidando formular la pregunta que tantas veces le había atormentado. No fue a trabajar, tampoco Matías, y permanecieron en aquella cafetería durante toda la mañana, contándose todo lo que había sucedido en sus vidas desde la última vez que se vieron. Ella le contó que se había casado, con cierta sensación de culpabilidad, y le mostró con orgullo las fotografías de sus tres angelitos. Él estaba solo. Se había casado, divorciado posteriormente, para volver a pasar por el altar con el mismo final, y desde entonces había proseguido con una vida muy ajetreada donde hoy estaba en un lado y mañana en otro. Ella escuchó con atención todas las emocionantes vivencias que Matías le contaba, fascinada al dejarse llevar por ellas, mientras los ojos iluminados de ambos no dejaron de cruzarse. De vez en cuando se quedaban absortos observando la comisura de sus Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

91


labios, aquéllos que antaño se sellaron con los del otro, y sentían el impulso de besarlos hasta desgastarlos, aunque ahora no fuera correcto. Tras la larga charla en la cafetería, María se fue con Matías a la habitación del hotel donde se hospedaba. No sabía por qué no se había negado, y es que, de un modo involuntario, no podía negarse. Era como si hubiera caído en una red y permaneciera hipnotizada, y una vez allí volvieron a ceder a sus deseos, a repetir lo mismo que habían hecho años atrás. Tras abandonarse al amor, María se reincorporó en la cama y observó las amables facciones de Matías, quien indudablemente era tan preso como ella de los sentimientos que durante tantos años habían sentido, y finalmente ella preguntó por qué. Estaba allí, en la cama de un hotel, tras haber faltado al trabajo, tras haber sido infiel, pero acompañada por el único hombre a quien había amado de verdad en toda su vida. Necesitaba saber por qué llegado el día treinta y uno, Matías desapareció. - Tú eres una droga, María - le dijo –quedarme a tu lado hubiera sido la perdición para los dos. Y aunque apenas profundizó en su explicación, María entendió sus palabras. Había bastado una sola mirada para abandonarse, poniendo en riesgo todo lo que tanto trabajo le había costado crear. Era tal admiración la que sentían mutuamente, que estar juntos solo podía provocar su desgracia y su autodestrucción, y por primera vez lo comprendió. Se levantó de la cama, se vistió y le dio un fuerte beso de despedida. -¿Nos volveremos a ver?- le preguntó Matías y ella negó con la cabeza. María abandonó la habitación envuelta en miles de lágrimas, corriendo por el pasillo para evitar que Matías saliese a su encuentro. Sabía que no podría decirle dos veces que no, y todo el coraje que había reunido para seguir manteniendo unida a su familia, ahora pendía de un hilo. Debía irse de inmediato. Se detuvo en un bar, se lavó la cara y regresó a su casa. Al año siguiente, después del día de Reyes, María hizo su peculiar trayecto recordando el inicio de esos veinticinco días llenos de pasiones desmedidas, aunque en esta ocasión añadiendo el singular epílogo del año anterior. Era extraño. Siempre se había preguntado por qué recordaba tanto a Matías, por encima incluso de todos los años de feliz matrimonio que había vivido junto a su marido. Pero el último episodio le había derrumbado su más firme creencia, ya que, por primera vez, María entendió que el mejor amor no tiene por qué ser aquél que más dura.

‫ي‬ Roberto Arévalo Márquez – Madrileño de 26 años, apasionado de las letras y aficionado desde muy pequeño. Llevo escribiendo historias, cuentos y novelas desde que tengo memoria, aunque no fue hasta los dieciséis cuando reparé hasta qué punto me llenaba. He escrito nueve novelas, cuatro de ellas publicadas a través de la Web de autoedición Bubok, una página de impresión bajo demanda, entre las que destaca una trilogía que estoy acabando en la actualidad. Además, participo en un certamen quincenal de relatos de la misma página, promovido por los propios usuarios con la intención de sacar una recopilación de los mejores. Hasta la fecha, participo en este proyecto con dos relatos que quedaron en el segundo y tercero puesto del tercer y cuarto certamen respectivamente.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

92


Jorge Luis Cáceres jlccaceres_quit@hotmail.com

DEL OTRO LADO DE LA PUERTA

Cuando empezó a comprender la verdad dio un salvaje grito de desesperación y cayó al suelo sollozando. OSCAR WILDE

Por un poco de paz…, clamaba Frank Tomley, desde la profunda oblicuidad de su habitación. Se encontraba agazapado entre la penumbra de su aposento y entre un tobogán de vicisitudes. ¡Por favor déjame en paz!, repetía una y otra vez, incesantemente, suplicando por un poco de calma. Del otro lado de la habitación, cruzando la puerta, algo o alguien empujaba fuertemente el manillar pretendiendo abrirla a como diera lugar. Los golpes eran tan terribles que Frank se encontraba caotizado por lo que sucedía, había marcas de sangre por toda la habitación. Las paredes no disimulaban su nueva fachada, cubierta de un espesor ajeno a la cal con la que originalmente fueron pintadas. El espejo de pared, adornado por un marco lleno de flores que, hace algunos años atrás, Isabela había confeccionado, también presentaba otra apariencia, ya no reflejaba la otra cara de las almas que vivían en aquella habitación, ahora no era más que un pilar de cristales rotos manchados de rojo carmesí. Al igual que las paredes, el viejo libro que reposaba en el velador también reflejaba signos de haber sido víctima de alguna agresión ajena a él. Frank observó por un momento y percibió sus manos manchadas de sangre, al igual que su camisa, no sabía si se trataba de su sangre o si era sangre de otra persona, pues, de ser suya, significaba que estaba desangrándose y que, necesariamente, necesitaría una transfusión. Con lo difícil que era conseguir el tipo de sangre de Frank, prácticamente estaba perdido. La puerta una vez más dio un sacudón terrible, Frank aún seguía conmocionado por lo que sucedía, tal vez, el malhechor que le había hecho esto, se encontraba afuera tratando de completar su trabajo, ¿quién lo mandaría?, se preguntaba Frank, buscando una respuesta en su interior, tratando de dilucidar sobre sus enemigos, había unos cuantos pero no eran de peligro, no había cometido nada malo en su vida como para que alguien tratara de vengarse de él. La puerta aún no paraba de emitir un sonido terco y grueso, lo que estaba afuera no se iba a dar por vencido tan fácilmente, Frank lo intuyó por la insistencia de los golpes. Los golpes se detuvieron de repente, dejaron entrever un calmo silencio, los pensamientos de Frank aún no encontraban un norte ni una explicación lógica para lo que estaba sucediendo, un psicópata loco estaba allí afuera de su habitación tratando de entrar, quién sabe para qué cosas. Ignoraba lo que pudo haber pasado en su casa, el fuerte golpe que se evidenciaba en su cabeza le hacía pensar sobre un enfrentamiento anterior ¿pero con quién?, ¿acaso la persona que se encontraba al otro lado de la habitación era con quien entabló una pelea y por esa razón él se hallaba encerrado y Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

93


escondido?, ¿e, Isabela, dónde estaba?, ¿será que algo grave le pasó?, ¡dónde está Isabela! reclamó airadamente alzando el tono de su voz, que disimulaba entre sus fibras temor e incertidumbre por su destino y por el de Isabela. Cierta calma se instaló en la habitación, Frank aún no se recuperaba del todo, pero a medida que el tiempo daba su trajinar constante, decidió incorporarse para realizar una recreación de lo que pudo haber sucedido, caminando muy pausadamente se dirigió hacia el sanitario, había objetos regados por todo el piso, que demostraban que una pelea se había desarrollado allí, un aire de violencia aún rondaba por los rincones, las paredes manchadas con sangre y el agua brotando libremente por la tubería daban registro de los golpes que Frank presentaba en su cuerpo. Trató de seguir el rastro que se dibujaba claramente en la baldosa del sanitario, el mismo lo condujo a lo profundo de la habitación, donde un charco de sangre se había estancado, al parecer producto de una imperfección en el parquet. También había huellas de manos, evidencia de que alguien se arrimó a las paredes de la habitación tratando de huir de aquel lugar sin lograrlo con mucho éxito. Un silencio reconfortante rondaba el ambiente, Frank seguía intentando recrear lo sucedido, todavía le preocupaba saber quién era la persona al otro lado de la puerta, sus ansias por descubrir lo que había sucedido eran más fuertes que su temor aparentemente. Su mente le estaba jugando una mala pasada y su memoria le proporcionaba recuerdos fugaces de episodios inconclusos. Al acercarse al espejo roto, recogió una foto de Isabela, aquella foto había sido tomada en la ciudad de La Habana, mientras disfrutaban su luna de miel; a Isabela le fascinaban los coches antiguos, y tras observar por largo rato un Cadillac del ‘38, pidió a Frank que le tomara una foto subida en aquel coche. Frank trató de persuadirla pero fue inútil, Isabela siempre lograba lo que se proponía, él no tuvo más remedio que convencer al dueño del coche para que este la dejase subir en su auto, el sujeto no puso reparo alguno, la gente cubana es muy abierta en este aspecto: al turista lo que sea, y cuando digo lo que sea, es lo que sea. La foto no le salió del todo gratis, la tarifa cobrada por subir al auto fue de diez cuc (moneda convertible cubana), alrededor de unos diez u once dólares, pero bien valieron la pena para terminar con la insistencia de Isabela. Otra vez de vuelta al mismo escenario, Frank dejó la foto en el buró, cerca del libro manchado con sangre, no le recordó nada por el momento, al contrario, algunos otros recuerdos de su luna de miel invadieron su mente y contaminaron sus pensamientos impidiéndole atar cabos sueltos, la cabeza le daba vueltas; al girar su cuerpo para seguir las huellas hechas por la sangre tropezó con un maletín, en su interior cargaba algunos documentos personales y un paquete contenía mas fotos, pensó que si eran más fotos de su luna de miel, se confundiría y nunca iba a descubrir lo sucedido, decidió ignorarlas, nada le era familiar para ese entonces, sus pensamientos le trasladaron nuevamente hacia Isabela. Justamente en la mañana, Frank había salido para su trabajo como de costumbre, ella le insistía por el desayuno, ¡el café se va a enfriar!, gritaba desde la cocina, aunque no le gustaba cocinar hacía hasta lo imposible por complacer a Frank, aunque él muchas veces no lo valorara. Recordaba que tomó unos pocos sorbos de café, un pequeño trozo de una tostada, para luego darle un beso en la frente a Isabela, se había olvidado las llaves del coche y se percató de este suceso cuando cerró la puerta de la casa; se acordaba con total lucidez lo que había hecho en la mañana, también recordó que Isabela, con una gran sonrisa que adornaba aún más su rostro, salió presurosa de la casa para entregarle la llave del coche, lo recordaba con claridad, pero después ¿qué había sucedido? y peor aún ¿dónde estaba Isabela? El silencio se convirtió en un tormento mucho más cruel que el propio ruido provocado por los golpes en la puerta, Frank se inclinó para posar sus ojos a ras del piso Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

94


e intentar observar algún indicio de lo que se encontraba del otro lado de la puerta, zapatos o algo parecido era lo que buscaba, su mirada halló unas cuantas migajas de pan esparcidas por el piso, ¡vaya, qué sucio está esto!, dijo, reincorporándose de un salto. Un momento duro y terriblemente fatigoso era lo que estaba por venir, ¿abrir o no la puerta?, era una pregunta trascendental, si alguien se encontraba del otro lado, esta persona tendría ventaja sobre él, seguramente estaba armada, ya que los golpes en su cuerpo ciertamente tenían que haber sido producidos por un objeto de características contundentes, además, los cortes a la altura abdominal eran muy profundos, tal vez fueron realizados por una especie de navaja corta pero efectiva. Frank, antes de decidir si abrir o no la puerta, dio un último vistazo a la habitación para ver si descubría algo que antes le hubiese sido esquivo, al fondo sobre la cama se encontraba un cuchillo, lo tomó por si sucedía algo fuera de su control, el manillar hervía debido a la presión que desleían los poros de su cuerpo, realmente no quería abrir la puerta pero tenía que hacerlo, le preocupaba mucho la suerte de Isabela, como para quedarse de brazos cruzados, por su mente pasaban las peores cosas y una película espantosa se imprimía cada vez que pensaba en el peligro que corría Isabela estando afuera con aquel desquiciado. Sin más remedio, Frank tomó el manillar de la puerta, un frío espeso atravesó toda su humanidad, recordándole el miedo, aquel miedo que había sentido ya en ocasiones anteriores, pero éste era una mezcla de todos ellos, nunca lo había sentido con tanta intensidad como en ese momento, el manillar quemaba, por dentro y por fuera, una puerta estaba a punto de ser abierta con un simple girar de mano, lo que sea que estuviera del otro lado estaba a punto de enfrentarse a Frank. La mano de Frank se deslizó forzando la apertura de la puerta, la falta de aceite en las bisagras dieron musicalidad al enfrentamiento con el otro lado, el viento, que se colaba a través de las ventanas abiertas de la sala, también contribuyó con efectos sonoros a la escena, Frank se quedó pasmado frente a los incidentes que habían acontecido en la sala, al igual que en su habitación, un vendaval había atravesado por allí, destruyendo gran parte de la misma, ¡maldito seas!, gritó fuertemente Frank. El silencio acalló su grito, que se perdió en la inmensidad de la casa, las amplias paredes absorbieron el rugido contenido de Frank, la ira se había apoderado de él para aquel entonces. Isabela no daba señales de vida por ningún lado de la casa, Frank no se atrevió a distanciarse mucho de la puerta de su habitación. En tiempos mejores la luz se filtraba por todos lados de la casa, sin dejar espacio sin ser cobijado, de igual manera los rayos de luna iluminaban la noche espesa, producto de la niebla que bajaba constantemente en las tardes de lluvia, a Isabela le agradaba mucho salir en las noches y sentarse en una silla para contemplar la noche en todo su esplendor. La casa de los Tomley era muy acogedora y alejada del ruido de la ciudad, ideal para pasar desapercibido, el empleo de Frank, no le permitía compartir mucho tiempo con su esposa, pero a Isabela no le molestaba quedarse sola, al contrario, lo disfrutaba mucho. Frank comenzó a distanciarse lentamente de la habitación, un paso a la vez, para no ser sorprendido, no quería más sorpresas. Caminó hasta el ventanal de la sala, la oscuridad se instaló en el ambiente contribuyendo al negrusco paisaje de la casa, ¡Isabela!, ¡Isabela!, gritó nuevamente Frank, sin obtener respuesta, maldita sea ¿qué está sucediendo?, ¿por qué nadie contesta?, quiso alejarse más de la habitación pero sus pies no obedecieron lo que su cabeza les ordenó, decidido a dirigir su paso nuevamente a puerto seguro y refugiarse al interior de su habitación, tomó una bocanada de aire y corrió como un diablo hacia su refugio, azotó la puerta cerrándola con violencia para que su victimario sepa que él ya no se encontraba afuera y desprotegido, quizás así, nuevamente los golpes volverían a resonar en la puerta. Frank permaneció por largo rato Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

95


contemplando la puerta, no sabía qué hacer ni a quién llamar para pedir ayuda, no conocía a nadie en el vecindario, su casa quedaba alejada de todo y de todos como a él le gustaba. No era amante de las aglomeraciones y le disgustaba mucho tener que saludar a cuanta persona se le apareciera por el camino, por eso había elegido dicha casa que ahora se estaba convirtiendo en su cárcel. El momento frente a la puerta se prolongó unos segundos más mientras ponía en orden sus pensamientos, ya con un poco de calma y serenidad, Frank decidió mirar una vez más aquel desastre, lo que vendría lo dejaría helado, prácticamente petrificado: un hombre, de contextura robusta y de edad madura se encontraba sentado al filo de su cama, en sus manos sostenía el libro manchado de sangre que momentos antes se encontraba reposando en el buró, es una muy buena obra la que tienes aquí Frank, dijo con una voz aguda aquel extraño, se trataba de un ejemplar del libro Desde las Sombras, que Isabela había comprado en la ciudad de La Habana. Frank, al ver a aquel hombre sosteniendo el libro entre sus manos, recordó cómo éste había llegado allí, recordó a Isabela, sentada con su largo cabello rubio, cayendo en forma de cascada sobre el libro, cambiando página tras página, noche tras noche, en la vieja habitación del Hotel Nacional de La Habana, el viaje había resultado muy fructífero y logró afianzar aún más su relación. Frank adoraba a su esposa y estaba dispuesto a hacer lo que sea por ella, una imagen un poco confusa abordó su mente de improviso: el lugar donde Isabela compró el libro, cerca de la Plaza de la Catedral. Se trataba de una librería muy bien distribuida, aunque con muy pocos libros de pensamiento libre, los amplios anaqueles que se esparcían a lo largo y ancho del lugar albergaban a los amigos de papel que, como cachorros, esperaban agradar a alguien para que se los llevase a un lugar mucho más acogedor. “Siempre he sentido curiosidad por saber a dónde van los libros cada vez que zarpan de puerto seguro, por saber si cuando se apaga la luz dentro de una librería, los sueños, al verse solos, despiertan de improviso, abriendo sus páginas, dejando escapar su magia contenida por la prisión originada al encontrarse parados uno contra el otro, y si, al encender la luz, esta magia regresa como un rayo destellante nuevamente a su prisión de pasta dura”. Así recitaba un mural un tanto descuidado por el transcurso del tiempo, que adornaba una de las paredes de la librería. Poca gente visitaba las librerías en La Habana, unos pocos extranjeros se paseaban por ella, agarrando cuanto libro se les apareciera entre sus manos, algunos libros se escabullían como peces, otros muchos intentaban poner esposas en las muñecas de los visitantes, para salir de allí a como diera lugar. El precio de los libros era absolutamente considerable, Isabela aprovechó para comprar los suficientes como para calmar su curiosidad y amor por las letras: le fascinaba leer, era su mayor recompensa al caer la tarde, siempre trataba de aprovechar los momentos a solas, que eran muchos, para refugiarse en sus libros y, con tan buenos precios, cómo iba a desaprovechar la oportunidad de llevárselos a su biblioteca personal. Pero, había otra persona acompañando a Isabela, su rostro no le era familiar, Frank nunca lo había visto, aunque, quizás en los pasillos del Hotel se hizo la pregunta, no estaba seguro del todo, un hombre, rubicundo de tez morena bañada por el sol, se encontraba conversado con Isabela como si la conociera desde siempre, la tocaba con mucha familiaridad, y ella no oponía resistencia alguna, era como si Frank se hubiera tornado invisible de un momento a otro y pasara a segundo plano, Frank tenía la impresión de que los miraba desde muy lejos, tenía la sensación de ser un intruso. Al llegar al Hotel, Frank armó una escena de celos, Isabela no prestó mayor importancia a sus reclamos y se dirigió a la Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

96


habitación para refrescarse y darse un buen baño, Frank recordaba cómo ella se despojaba de su ropa, sin mayor pudor y se metía dentro de la tina de baño las bolsas, llenas de libros, reposaban en un escritorio muy bien tallado ubicado en la esquina norte de la habitación. A Frank le molestó mucho la actitud esquiva expresada por Isabela en todos sus movimientos y decidió abandonar la habitación del hotel sin antes tirar las bolsas repletas de libros al piso, “te dejo con tus amores”, dijo con voz entrecortada por el encierro que se le formó en el pecho. –No te molestes Frank, recuerda, tú me invitaste a pasar a tu habitación, dijo aquel extraño, prendiendo un cigarrillo. Frank intentó escapar, pero el extraño se movió mucho más rápido cerrándole el paso de inmediato: ¿A dónde vas, Frank?, dijo nuevamente, despidiendo humo del interior de su boca. Vamos, siéntate no te haré ningún daño, agregó el extraño. Frank, no tuvo más remedio que obedecer, agarró fuertemente una silla que se encontraba en el piso y la levantó violentamente haciendo un ademán de superioridad, el cuchillo, que aún reposaba en su mano, lo escondió entre los pliegues de su camisa por si hiciera falta utilizarlo. Frank, ¿para qué es el cuchillo?, preguntó el extraño, más vale que lo dejes en el buró, no te hará falta para nada, añadió. Frank se estaba cansando de aquel juego, ¿quién demonios eres?, preguntó. Yo, no soy nadie. –Tu nombre, dime tu nombre, preguntó nuevamente Frank con un tono mucho más agresivo. –No hay necesidad de que te sulfures Frank, mi nombre es Reeps, estoy aquí por una sola razón y es hacerte ver la realidad de los hechos, levanta el maletín y dime qué es lo que ves en su interior. Frank levantó el maletín que hacía unos instantes ignoró, para cerciorarse de lo que se encontraba en su interior. Aquí sólo hay papeles, dijo muy seguro. No… no… no…, Frank, no has observado bien, dijo Reeps, estrellando el libro contra el piso. Frank dio un gran salto hacia atrás tomando el cuchillo que reposaba entre los pliegues de su camisa, ¡maldito loco qué pretendes!, dijo sobresaltado. –Calma, calma, solicitó nuevamente Reeps. –Frank, mi querido Frank, tú miras sólo lo que quieres mirar. El paquete, observa el paquete, dijo Reeps manteniendo una expresión rigurosa, perforante. –¿Qué pasa con el maldito paquete?, dijo Frank, a punto de estallar. –Abre el paquete y lo sabrás, añadió Reeps absorbiendo otra bocanada de su cigarrillo. Frank tomó el paquete dentro del maletín y lo rompió presurosamente, sólo son fotos de mi luna de miel, nada más que eso. –No Frank, tú sólo miras lo que quieres mirar, dijo nuevamente el extraño, absorbiendo más de su cigarrillo. –Pero, ¡de qué se trata esto maldito loco!, que no ves que sólo son fotos de mi luna de miel con Isabela, nada más que eso, observa, aquí estamos en La Habana vieja, en esta otra estamos a los pies del Capitolio, y en esta otra Isabela está sentada en un Cadillac, nada más que eso maldito loco ¿dime que has hecho con Isabela?, con mi Isabela. –Calma Frank, tómalo con calma y siéntate, quiero que observes nuevamente a tu alrededor y que me digas lo que ves. –Veo a un loco diciéndome lo que tengo que hacer y me dan ganas de matarlo, dijo Frank mucho más violento. –Observa Frank, observa con tu alma, no con tus ojos y dime lo que ves, la casa, la habitación, las fotos, observa las fotos y dime lo que ves, dijo Reeps tornándose aún más tedioso.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

97


Frank, fatigado por la presión que Reeps ejercía sobre él, decidió terminar con la tertulia incómoda e incansable que le proponía su interlocutor, tomó el cuchillo entre sus manos y se abalanzó como una fiera en su contra, éste sin expresar preocupación alguna, tomó una bocanada más de su cigarrillo, sin inmutarse siquiera por el inminente ataque que le esperaba; Frank cayó desplomado al piso, al no encontrar receptor para su estoque, quedando completamente solo, dónde estás, gritó a todo pulmón desesperadamente, dónde te has metido, voy a matarte maldito loco, Frank se encontraba mucho más confundido, aquel extraño había desaparecido, ¡d- ó- n -d -e e- st- á- s!, gritó con lágrimas que inundaban sus ojos llenos de rabia. Nada es lo que parece, dijo una voz mezclándose entre el aire y los pensamientos confusos de Frank. Frank creyó estar volviéndose loco, tomó nuevamente las fotos entre sus manos, su espanto se incrementó al observar que él no era precisamente el acompañante de Isabela en aquellas fotos, ¿qué sucede? se preguntó, observó una y otra vez todas las fotos con detenimiento, y en ninguna de ellas él aparecía, salió de la habitación rumbo a la sala, para cerciorarse si lo que estaban viendo sus ojos era real, las fotos de la sala también reflejaron una faceta distinta a la presunta realidad de Frank, un hombre extraño a él se encontraba acompañando a su Isabela en todas ellas, decidió subir las escaleras, rumbo a las habitaciones de la parte superior de la casa, su ropa, ya no se encontraba en el armario, más fotos revelaron una verdad, el intruso… era él. –Reeps, Reeps dónde estás maldito loco, tú has hecho esto, ¡me las pagarás!, gritó coléricamente Frank. Un sonido de fosforera iniciando su mecanismo, resonó en la planta baja, inmediatamente humo de cigarrillo salió de entre los muebles. –¡Bravo!, ¡bravo!, dijo Reeps con una ligera sonrisa en su rostro. –¿Qué has hecho con Isabela? y ¿las fotos cómo las has cambiado? maldito loco, dijo Frank completamente fuera de sí. –No Frank, has sido tú el que las ha cambiado, has sido tú el que ha tomado prestada una vida que no te pertenece. Recuerda la Escuela de Medicina. –Pero si yo soy un empresario, dijo Frank con sudor cayendo por su rostro. –Nada de eso, si apenas sabes atarte los cordones de los zapatos, mucho menos vas a pretender dirigir una empresa, recuerda la Escuela de Medicina. Tú e Isabela eran compañeros, ella tan hermosa y esbelta, tú apenas un mequetrefe obsesionado por un poco de amor, quién te haría caso, quién se fijaría en ti. –¡Cállate!, ¡cállate! –No Frank, la pregunta aquí es ¿qué has hecho tú con Isabela? Frank, al escuchar las palabras que emanaban de la boca de Reeps como látigos, decidió bajar las escaleras y enfrentarse nuevamente a él, pero éste, antes de que Frank llegue hasta donde él se encontraba, lo sorprendió sujetándole fuertemente del cuello, haciéndolo doblegar hasta llegar al piso. –Así es Frank, como el gusano que eres, es como mereces estar por lo que has hecho, ¡entrégate! es lo mejor que puedes hacer, dijo Reeps con una risa burlona. –¿Quién eres?, ¿por qué me haces esto?, dijo Frank sollozando. –Nada es lo que parece, añadió Reeps dejando a Frank completamente solo una vez más en la inmensidad de su desvarío. Los recuerdos, uno a uno, regresaban a la cabeza de Frank, ahora las escenas dispersas se ordenaban con prolijidad. En la tarde, Frank tocó a la puerta de la casa de Isabela, ella lo recibió como siempre: con amabilidad, quizás era la única persona que lo apreciaba del todo, ¿qué te ha traído por aquí?, preguntó Isabela, el puso como excusa un libro. Voy a buscarlo, mientras tanto, quédate en la sala, dijo ella. Frank observó cómo ella subía por las escaleras en dirección a la biblioteca en busca del libro, Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

98


inmediatamente Frank subió tras ella y empezó a disculparse por su actitud y por haberse comportado como un idiota en su luna de miel, Isabela se tornó un tanto incómoda con las palabras de Frank, no entendía el porqué de sus disculpas. Mientras Isabela escuchaba aterrorizada, por sus venas sólo corrían ríos de temor, ¿de qué estás hablando?, dijo ella, tratando se salir de la biblioteca para alejarse lo más que fuera posible de Frank. De nuestra luna de miel, del viaje, ¡perdóname!, ¡perdóname!, no quise hacerte daño, pero me volviste loco después de que salimos de la librería en la ciudad de La Habana. Pero de qué hablas Frank, yo no he salido de mi casa, ni he viajado a ninguna parte y mucho menos contigo, Isabela intentaba hacer entrar en razón a Frank, pero éste no disimulaba su enojo, que aumentaba alimentado por las palabras esquivas de Isabela. Frank hizo el último intento por recuperar el amor de Isabela, pero cuando se aprestaba a abrir aún más su corazón, observó una foto sobre el escritorio de la biblioteca, Isabela se encontraba acompañada por aquel hombre que había provocado todo este incidente en la ciudad de La Habana y que lo había separado de su lado, ¡eres una perr…!, gritó furioso desquitándose con todo a su paso. Isabela se encontraba mucho más atemorizada por la rabieta de Frank, quien estaba fuera de control. Su pecho reflejaba claramente el temor y la aceleración de los latidos de su corazón, incontenibles, alteraron su respiración entrecortándola sin permitirle articular palabras adecuadas para calmar la furia de Frank, quien, viéndose traicionado, trató de sujetarla por el cabello. Isabela, por reflejo, intentó huir, pero, Frank se adelantó y le puso el pie haciéndola rodar por las escaleras. Al llegar al tope, cayó rendida por el fuerte golpe, aún sostenía el libro entre sus manos. Frank se molestó mucho más con ella, eres una perr…, repetía, al mismo tiempo que le propinaba una serie de patadas en su abdomen desprotegido; Isabela, lloraba copiosamente, su vida se le escapaba a causa de una confusión, Frank…, Frank, recapacita, por favor, suplicó Isabela desde el piso, inundada por su propia sangre. –¿Por qué me haces esto?, ¿por qué?, preguntó Isabela casi a punto de desmayarse. Frank se acercó hacia ella y la tomó por el cabello arrastrándola hacia la habitación donde había comenzado todo. Los gritos desesperados de Isabela no encontraron receptor, en su trayecto de muerte, la casa quedaba muy apartada como para que alguien los escuchara, los vecinos habían salido de vacaciones y a nadie le importaba su suerte como para acercase a ayudarla. Al llegar a la habitación, un vestigio de instinto le brindó nuevas fuerzas a Isabela, quien trató de golpear a Frank con la estructura de metal de una vieja lámpara sin obtener resultados satisfactorios, al verse completamente doblegada por el intento fallido, Frank aprovechó para golpearla una vez más tomando la delantera de los sucesos. Nadie sabe por cuánto tiempo luchó Isabela por su vida, pero me hace pensar que fue por largo tiempo, ella amaba mucho la vida como para dejarse vencer tan fácilmente. Con un simple cerrar de puerta los sucesos que allí se dieron se convertirían en un completo misterio. Hasta ahora Frank se percataba de los hechos, una vez recobrada la memoria – los golpes y los cortes en su abdomen habían desaparecido por completo– pudo observar a Isabela rendida en el piso de la habitación, la misma visión que antes le fue esquiva se dibujaba perfectamente en la retina de sus ojos, la sangre que cubría su ropa no era precisamente la suya, recordó que después de darse cuenta de lo que había hecho, arremetió contra todos los objetos de la habitación, intentando acallar su culpa, el golpe en su cabeza había sido producido por la caída al resbalar con la sangre de Isabela, dejándolo inconsciente. Pronto, y para no ser descubierto, limpió la escena del crimen, envolvió a Isabela en un tapete, su coche no estaba lejos de allí, corrió hasta él con todas las evidencias, metió a Isabela en el baúl con lo demás que lo incriminaba, encendió presurosamente el Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

99


auto y manejó por horas esperando no haber sido visto por nadie. Cuando supo que se encontraba completamente solo, apagó el coche, se dirigió al baúl, sacó el cuerpo de Isabela envuelto en el tapete junto con una bolsa que contenía todas las evidencias; eran más o menos las tres de la madrugada, el cielo mostraba su inconformidad tornándose de un color plomizo. Del fondo del baúl, agarró una pala para hacer un agujero y así tratar de ocultar su espantoso crimen. –Muy bien, Frank, dijo una voz desde adentro del espesor del bosque, soy yo de nuevo, tu amigo Reeps. –¿Qué quieres?, dijo Frank, intranquilo. Sólo cerciorarme de que no metas más la pata, mira Frank, si tú caes, yo caigo contigo, así que mejor alcánzame una pala para ayudarte. Luego de varias horas de cavar, el agujero alcanzó una profundidad considerable. Creo que ya está, dijo Reeps sonando muy complacido, vamos a echar el cuerpo aquí junto con todo lo demás, nadie sabrá lo que ha pasado, excepto nosotros dos, ¡no lo crees Frank! Ambos tomaron el cuerpo y lo depositaron hasta lo profundo del agujero. Frank empezó a arrojar todas las evidencias que lo incriminaban con el asesinato de Isabela, pero cuando éste se aprestaba a lanzar la última evidencia, Reeps lo sujetó por el brazo: Es un buen libro ese que tienes en las manos, no lo arrojes, mantenlo como un recuerdo, creo que aún huele a Isabela, añadió Reeps desapareciendo entre la niebla que colmaba la madrugada.

‫ي‬ Jorge Luis Cáceres (Quito, 1982). Fue escogido en abril del 2009 para el encuentro organizado por el Ministerio de Cultura del Ecuador denominado “Fiesta por el Libro: los nuevos escritores ecuatorianos” como uno de los 20 autores menores de 35 años más destacados del Ecuador. Es graduado en Leyes por la Universidad Internacional del Ecuador. Ha participado en los talleres literarios de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión (Quito) y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSOEcuador). Ha escrito Desde las sombras (cuentos, Ed. El Conejo, Quito 2007) La flor del frío (Ed. El Conejo, Quito 2009) es su segundo libro de cuentos.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

100


Edgardo Herrera edgardo1925@yahoo.es

JOLLY ROGER

“Podría ser un blindado, si, uno de esos camiones ultraseguros que transportan grandes cantidades, siempre he querido hacerlo, estoy harto de los bancos y sus cámaras y sus entupidas alarmas. El asunto tendría que ser en día de trabajo, lunes o viernes, en hora pico si es posible, cuando al enorme trasto se le dificulte maniobrar y todas las personas alrededor solo piensen en llegar a casa. Habrá que volar el transporte y estar dispuesto a matar a cualquiera, no podría ser de otra forma, cuando de dinero se trata, guardias y policías solo piensan en asesinar al primero que caiga. Tendré que rodearme de un buen grupo, gente despierta, que conozca el negocio, aunque dudo que al final comparta mi dinero con alguien, ya buscare la forma de eliminarlos, uno a uno. Podría ser una rubia o una morena, mejor aun será una china, si, una de esas amarillas de cabello sedoso con las tetas pequeñas; la cosa no seria una montada vulgar, para nada, buscare la forma de acercarme y someterla, tendría una habitación preparada, con todos los juguetes y el equipo necesario, la haré chillar con gusto por varios días en la soledad de la habitación, y antes del ultimo placer, al deshacerme de ella, me asegurare de mirarla bien a los ojos, se ira a la otra orilla con mi rostro grabado en sus pupilas” El manojo de llaves se escucho de nuevo por el pasillo: -

-

-

-

Se acabo muchachos, a apagar las luces, hey estas sordo, acaba lo que estas haciendo y apágala. Disculpe, no lo había escuchado,- dijo el hombre sobre el catre, al tiempo que llevaba la mano a la bragueta y ocultaba la erección que sobresalía de los pantalones. Qué demonios estabas haciendo entonces, ¿leyendo? veo que no has tocado los libros que pediste, nada bueno has de estar tramando. No señor, solo estaba pensando, ya solo me quedan 15 días en esta pocilga y saldré a la calle, estaré de nuevo en libertad. Y me imagino que harás lo posible para no volver, has llevado buena conducta Jolly, la doctora dice que pareces otra persona, aunque a mi, a mi no puedes engañarme. Se equivoca, es verdad, gracias a ustedes me he reformado, solo quiero salir y llevar una buena vida. Ahórrate esa cháchara y escúchame, la doctora ha convencido a todos que has cambiado, es por eso que vas a salir, no se que le habrás hecho pero la mujer realmente confía en ti, mas te vale que sea verdad muchacho, es lo que te conviene, y olvida todo lo sucedido aquí adentro, sin rencores, esas solo fueron cosas de rutina. No hay problema,- respondió. Más bien ve pensando a que vas a dedicarte al salir, algo bueno, que no te vaya a meter en problemas.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

101


El tatuaje de la calavera y las tibias cruzadas relució en el antebrazo izquierdo al sacar el brazo bajo la almohada, el hombre se incorporo sobre el catre y se arreglo el cabello. -

Si señor, en eso estaba, ya he estado pensando en una o dos cosas que planeo hacer al salir de aquí, será fantástico, esta vez no cometeré errores Pues manos a la obra muchacho. Despreocúpese señor, ya pronto escuchara de mi. Bien Jolly, y no lo olvides, sin rencores.

El sonido de las llaves se alejo por el pasillo en penumbras, mientras el hombre se levantaba del catre y se agarraba a los barrotes de la celda, sonriendo observaba al guardia alejarse, escuchando el ruido incesante de las llaves, hasta que lo oyó cesar abruptamente con el ultimo ruido del metal al cerrarse.

‫ي‬ Edgardo Herrera. Nacido el 25 de noviembre de 1974 en Barranquilla, Colombia, es filosofo de la universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, narrador y poeta, residente en la ciudad de Cartagena, Colombia, miembro del taller literario la Urraka, participante de la antología de la generación fallida, recientemente publicada, docente y amante del cine.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

102


Cristina Ghiorghiu Lorente cghiorghiu@gmail.com

UNA CICATRIZ EN LA MIRADA

<<El rojo es su color>> Repetía su madre de forma insistente. <<Al niño le gusta todo en bermellón. Va a ser artista>> Se jactaba su padre. A los tres años de llegar -en clase- la maestra enseñaba los colores. - Ernesto, ¿de qué color es la rosa? Le preguntó la profesora. - Roja. Dijo orgulloso el niño. - ¿Y el árbol? Continuó. - Rojo. Contestó convencido. Con su sonrisa, la tutora, le daba su aprobación. << ¡Qué gracioso era Ernesto! >> Se decía. Pasaron varias semanas, y él, lo veía todo rojo. Llamaron a sus padres. <<El niño tiene un problema de visión, no distingue los colores>>. Su padre, muy diligente, lo llevó al oftalmólogo. <<El niño no tiene nada en la vista. Señor mío, es un problema de actitud>> Mariano salió desconcertado de la consulta. << ¿Actitud? >> Se preguntaba. <<Un problema de actitud era contestar mal, no querer comer, patalear, o algo parecido. Pero, verlo todo grana ¿cómo va a ser un problema de actitud? ¡Estos médicos modernos cada vez son más raros! >> Mascullaba. Rojo es el color de Ernesto, pasados tres años más. El rojo de sus recuerdos, el rojo con el que vino, desde la otra parte del charco, para ser adoptado por Mariano y Eugenia; el rojo de su Córdoba natal. La sangre de sus pupilas, tardaría muchos años en irse. Pero, cuando lo hizo, aparecieron las noches en vela, las pesadillas, y el temor a la oscuridad y a la muerte. Dicen que Colombia es verde. No para todos, sólo para algunos. Para muchos otros, es roja.

‫ي‬ Cristina Ghiorghiu Lorente. Cuenca (España), 1968. Diplomada en Ciencias Empresariales. Graduado Social. Máster en prevención de riesgos laborales. Alcalde de La Figuera. Escribe poesía y relato corto. Otras publicaciones: Primer premio II Concurso de Relato Breve “José Luís Gallego”, con el relato “Frente al Luche” “Remiendos” en la revista digital La Urraka, sección Urrakacuento “Un recuerdo en sepia” en la revista digital Almiar, sección Pretérito Futuro.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

103


Lourdes Macías Torrecillas lourdes42mt@hotmail.com

LA DAMA DEL TEATRO La humedad del invierno estaba acabando con sus huesos, cada día le dolían más y caminar le resultaba una tarea agotadora. Pero tenía muy claro que seguiría luchando contra todos sus dolores y no consentiría que hicieran de ella una persona inútil. Jamás se dejó vencer por nada, ni siquiera la soledad y el desaliento habían podido con ella. Pese a su frágil aspecto, siempre fue una mujer fuerte, tanto física como psíquicamente, y ahora, en el trayecto final de ese viaje accidentado que había sido y era su vida, veía claramente que sus únicos compañeros de viaje serían sus pensamientos, sus recuerdos, y los sentimientos e ilusiones que guardó, en lo más hondo de su alma, en otras primaveras lejanas en el tiempo y tan vivas en su corazón. El frío era intenso, parecía que el invierno había llegado de golpe y el viento del norte se metía en los huesos; la gente caminaba deprisa enfundada en sus abrigos y bufandas. Pasaban por su lado y ella se sentía invisible, sí, con esa invisibilidad que da la indiferencia hacia lo que deseamos ignorar, porque nos estorba o nos recuerda la miseria que existe a nuestro alrededor, y miramos hacia otro lado queriendo no ver la realidad. Ella sonreía recordando otro tiempo en el que los hombres se volvían a mirarla con deseo y las señoras la observaban con cierta envidia. Entonces tenía juventud, belleza y, según la crítica, un gran talento artístico. Todos le auguraban una prometedora carrera en el teatro y comenzaba a codearse con actores de primera fila en ese momento; con alguno tuvo algo más que un simple trato profesional… Miró en su monedero, lo volvió a guardar en su bolso y entró en el primer bar que encontró a su paso para tomar un café bien caliente. Estaba helada, pidió su café, se sentó en una mesa alejada de la puerta, y siguió con sus pensamientos… Recordaba aquel verano de… el año no importa, fue hace mucho tiempo, demasiado quizás; ahora todo parecía tan lejano… Llevaban un mes representando la obra en la ciudad con una buena taquilla, la compañía de teatro estaba a punto de comenzar la gira por provincias y ella casi no podía creer que estuviese compartiendo cartel con actores tan conocidos e importantes. Era sólo una actriz que empezaba a despuntar, pero estaba llena de ilusiones y ganas de comerse el mundo. El papel que interpretaba dentro de la obra no era muy grande, aparecía en el primer y último acto con varias frases pequeñas, pero para ella aquello era un sueño hecho realidad… Tomó otro sorbo de café, estaba caliente y le reconfortaba. Miró sus manos hoy deformadas por la artrosis y tan hermosas en otro tiempo. Toda ella fue hermosa…"Mírate ahora -se decía ella misma entre dientes-. ¿Creíste acaso que podrías vencer el paso del tiempo? ¡Qué ingenua! El tiempo siempre nos vence a todos y además, más tarde o más temprano, nos pasa factura…". Y de nuevo, con la vista fija en ninguna parte, volvió a perderse entre sus pensamientos… …Un verdadero sueño. Sí, aquella oportunidad era más de lo que podía esperar. Fueron interminables horas de viaje de una ciudad a otra, unas veces en viejos y destartalados autobuses y otras en tren, ocupando aquellos vagones de tercera con sus duros asientos de madera; primera y segunda clase se reservaba para los primeros actores, y ella, en ese momento, sólo era una actriz de reparto. Fueron muchos nervios al comienzo de cada Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

104


representación, nervios que después desaparecían como por arte de magia. Encima del escenario se crecía y, a pesar de tener un papel tan corto, nunca pasó desapercibida para la crítica. Aquella fue su primera obra y su primera gira, su trampolín para darse a conocer y conseguir llegar tan alto como siempre soñó. Después llegaron años de éxitos, de dinero, de fiestas, de hombres a quienes enamoró y a los que amó… Llegó a ser primera actriz de la compañía y vivió tan aprisa, y a veces tan sin sentido, que no sabría decir cuándo descubrió que había olvidado lo que realmente era vivir… El alcohol entró en su vida, al principio como un bálsamo maravilloso que le liberaba de las tensiones, y más tarde se convirtió en un veneno del que no podía prescindir. Necesitaba beber antes de salir a escena, en los entreactos y después de cada representación. Así un día y otro día, sí, hasta que su adicción se hizo tan patente que algunos días necesitaron sustituirla en mitad de la función porque no era capaz de articular dos frases seguidas sin trabarse. Sus compañeros comenzaron a estar hartos de ella, los directores, que en otro tiempo la adoraban, se aburrieron de sus desplantes, de su falta de puntualidad, de sus lapsus de memoria para los diálogos, y poco a poco fueron prescindiendo de ella. En ese punto comenzó su declive. Durante algún tiempo algunos directores y compañeros siguieron apoyándola y apostando por ella, pero su adicción era cada vez mayor y terminó defraudando a todos los que confiaron en ella. Y un día se quedó sola, sin trabajo, sin amigos… sin su público. Y con la soberbia de quien no admite su derrota ni sus errores, pensó que ya volverían, que le rogarían que regresara a los escenarios y, de nuevo, volvería a tener a todos a sus pies. ¡Era la dama del teatro! Así la llamaban todos. El tiempo pasó y ella siguió en el olvido. Malgastó su dinero, desaprovechó su tiempo, se disipó su belleza y lo que es peor, perdió el respeto de los demás y el de ella misma. Se dio cuenta demasiado tarde, sucedió ese día en que al mirarse en el espejo no se reconoció en aquella imagen que el espejo le devolvía, y durante horas se quedó mirando aquel rostro envejecido que, desde el otro lado, le miraba con ojos de reproche por haber malgastado su vida y pisoteado sus sueños… Estaba cansada y la residencia quedaba lejos; su paseo había sido largo y ya debería regresar, o las enfermeras y auxiliares se enfadarían con ella como tantas otras veces. Ingresar en aquella residencia para la tercera edad, era lo mejor que pudo hacer y por suerte lo hizo a tiempo. Allí le ayudaron con horas de intensa terapia a dejar el alcohol; resultó muy duro y su fuerza de voluntad flaqueó muchas veces; sin embargo, con ayuda y apoyo, consiguió salir y seguir adelante pero sobre todo y más importante, recuperó el respeto por ella misma; fue muy difícil aceptar que el teatro había terminado para ella, muy difícil… Cerró los ojos, respiró hondo, como queriendo tomar fuerzas, y salió del bar; fuera el frío era más intenso que antes, caminaba despacio y se sentía muy cansada. Llegó agotada a la residencia, fue hasta su habitación y se dejó caer en su sillón. Cuando su compañera de cuarto entró la encontró todavía allí sentada… -¿Ya estás con tus recuerdos como siempre? -le preguntó, mientras se acercaba, pero no obtuvo respuesta-. ¡Despierta mujer! -dijo mientras le ponía la mano en el hombro. Algo iba mal y llamó a una de las enfermeras, pero nada se pudo hacer. Aquella noche "La dama del teatro" dio su última representación y sus compañeros de reparto fueron sus pensamientos y sus recuerdos…

‫ي‬ Lourdes Macías Torrecillas. Zaragoza, España, 1959. San Fernando (Cádiz). Es auxiliar de clínica y farmacia. Ha publicado en diferentes revistas digitales como Margencero, Cervantes Virtual, y Palabras diversas. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

105


Montserrat Martínez Cobo elentari_luz@hotmail.com

EL ESTANQUE DE SUS OJOS

Inerme, casi vacía de expresión, permanecía tendida boca arriba; una mano descansaba sobre su abdomen. El techo perfilaba una mirada huida. Un signo inequívoco de lucha estaba trazado en el abandono de una sábana azul, dormida al pie de la cama. Un calor incinerador se colaba a través de la ventana entreabierta, y las cortinas perdían su memoria retorciéndose, como cobras hechizadas, al son de una corriente de aire tan cálida, que el cuerpo, tumbado inmóvil como un títere sin cuerdas, destilaba infinitesimales gotas de sudor salado y áspero. Una gota más grande y de distinto sabor llegó para sumarse a aquel mar de quietud, deslizándose desde una pupila negra, fija en algún punto intermedio entre la oscuridad y el sueño. Un músculo de la pierna derecha se contrajo involuntariamente y la electricidad corrió hasta el tobillo, generando un breve movimiento de rotación, para volver al instante a retomar el estado de inmovilidad inicial. No había silencio en la alcoba, el rumor del aire acondicionado pugnaba por alzarse victorioso en la contienda emprendida con el ruido del tráfico nocturno, que se colaba, casi ensordecedor, inundando la estancia de motores de explosión, bocinas y sirenas intermitentes; en la pared enfrentada a la cama, un incauto reloj de cu-cú, se había visto obligado a silenciar su tic-tac, una vez que nadie había mostrado interés alguno en escucharlo. El espejo de la cómoda, orientada hacia la ventana, reflejaba de vez en cuando el brillo de las luces de neón del edificio adyacente, simulacro de discoteca ochentena, que era a veces ocultado por el vaivén lejano de las cortinas. La habitación se asustó cuando la llamada de un trueno cercano irrumpió con estrépito, rompiendo un poco la monotonía a la que estaba acostumbrada; el cuerpo fue cambiando lentamente de postura, hasta quedar tendido boca abajo, mostrando una espalda surcada por trazos rojos, algunos de ellos con pequeñas motas de sangre coagulada y negra; los brazos se dispusieron paralelos al cuerpo, con las palmas de las manos abiertas a la noche. El cerebro, animado por el viento húmedo y fresco que surgía de la tormenta, comenzó a funcionar, visionando la moviola de los últimos acontecimientos. La retrospectiva le llevó hasta dos días antes, aquella tarde de viernes, cuando salía de casa enfundada en un vaporoso vestido de fiesta y calzando unas altísimas sandalias color rojo. La habían invitado a una fiesta, su propia jefa le entregó en mano aquel sobre negro, lacrado; cuando lo abrió, la primera impresión que vino a su mente fue que se estaba riendo de ella, pero la expresión que vio en su cara no dejaba duda alguna, lo que decía la invitación era cierto, aunque ella no supiera muy bien que es lo que realmente se le estaba pidiendo. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

106


Su vida era la de una chica normal, vivía como todo el mundo; del trabajo a casa y viceversa, y los fines de semana salía a divertirse con su pequeño círculo de amigos, el cual iba menguando paulatinamente a medida que se consolidaban las parejas y éstas abandonaban el grupo para dedicarse de lleno a sus cuitas. Ella no había encontrado su opuesto, y era una cosa que la tenía sin cuidado; si tenía que llegar, llegaría, el tiempo era el encargado de esas cosas, y por lo tanto, se dejaba llevar. Un brazo distraído se separó del cuerpo y se situó perpendicular, dejando colgar los dedos en el aire, que intentaban palpar algo en el vacío circundante. La fiesta era apabullante; la recibió un hombrecillo negro, vestido con un disfraz de cuando la guerra americana, y a ella le recordó a aquellos criados, mayordomos, que salían en “Lo que el viento se llevó”, y que gracias a las labores del doblaje, siempre tenían un deje andaluz, o así se lo parecía a ella; por un momento le pareció escuchar a lo lejos “Seorita Ecalataaaaaaaaaa". La condujo a través de un interminable pasillo, desprovisto de cualquier adorno que pudiera hacer más corto el paseo, y cuando llegaron a la única puerta que ella había visto, la abrió con un “Pase, señorita, la están esperando a usted”, prendido en sus oscuros y regordetes labios. La primera impresión que tuvo fue la de irse, no debía haber acudido a semejante sitio sin antes haberse informado un poco, quizás la confianza con su superior la hizo obviar este paso, y dejó de pensar en ello al ver aquella sonrisa abierta en su rostro. Se dio la vuelta para encontrarse otra vez mirando la puerta, y descubrir que el picaporte no cedía con la presión de su mano; tuvo un atisbo de miedo que se vio sorprendido por el roce de unos dedos sobre su cintura. Giró, dispuesta a encararse con el individuo que había osado aquel atrevimiento y se topó de lleno con la miel que despedían unos ojos desconocidos. Intentó hilvanar cuanto tenía apuntado en los labios, pero estos permanecieron semicerrados, dibujando el viento. Él tomó su mano, caricia en la mirada y el pelo revoltoso. Le siguió con pasos anquilosados, pies de plomo que quisieron flotar a tres metros del suelo cuando él, gentilmente hizo una especie de reverencia, invitándola a bailar. Una de sus manos se posó, cual mariposa, en su cintura, y la otra se adueñó de una de las suyas; no le quedó otro remedio que llevar la otra hasta su hombro. Comenzó a sonar la música, la orquesta interpretaba un vals de Strauss, no recordaba con exactitud el título, pero era muy conocido. A esta pieza le siguió otra, y el espacio destinado al baile fue llenándose de parejas, siempre guardando distancia con ellos, como si fueran el centro de atención del evento. Las palabras quedaron ocultas en sus bocas, se dedicaron de lleno a la labor de explorarse mutuamente, conociéndose sin conocerse, hasta que el director de la orquesta anunció que ésta se tomaba un descanso. Siempre cogidos de la mano, se acercaron hasta el bar, donde un etiquetado camarero les sirvió sendas copas con un líquido ambarino que ella nunca había probado. “Creo que estamos de más aquí”, dijeron sus labios; la copa sostuvo el temblor de su cuerpo. Esta vez, la manilla de la puerta encontró los engranajes adecuados y se abrió, mostrando la oscuridad del pasillo por el que ya había caminado. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

107


La luz de una luna de verano les dio la bienvenida al salir de la casa y bañó sus rostros con reflejos de mármol Al pie de las escaleras estaba aparcado un coche, grande y negro, del que salió un chofer, tocado con su gorrito de rigor y abrió la puerta trasera para que ellos entraran. El interior del vehículo era espacioso, tapizado en cuero negro y brillante, un poco resbaloso y frío para ella, que solo tenía puesto aquel sencillo vestido de finos tirantes. Él conoció su sensación y, quitándose la chaqueta del traje, arropó con ella su semidesnudez. El motor emitió un zumbido sordo al ponerse en marcha, y un cristal opaco salido de la nada interrumpió toda conversación de la pareja con el conductor. Las manos volvieron a unirse y los ojos se dejaron desnudar mientras las calles se sucedían, silenciosas, muertas. El coche paró al llegar ante un edificio de pisos, ella rehuyó la mirada un breve segundo para darse cuenta, con preguntas sin respuesta, de que aquel era su domicilio, era su portal lo que estaba viendo desde el coche. Volvió a bajarse el cristal y el chofer deslizó un maletín negro hasta los asientos traseros, su acompañante lo sujetó y se dispuso a salir del vehículo, dándole su mano a ella, para ayudarla a salir de él. Rebuscó en su memoria, ¿acaso lo conocía y no acertaba a recordarlo?, o ¿vivía en su mismo bloque y ella no había reparado en su presencia? Desechó esta última pregunta, tenía la íntima seguridad de que si alguna vez se hubiera cruzado con él, nunca lo habría olvidado. Por lo tanto, debía de ser algún conocido de antaño. Entraron en el ascensor, él pulsó en el ocho; una leve sombra de temor tiznó la mirada de ella. “No temas nada de mi”, pareció leer su pensamiento. La puerta del ascensor se abrió con un sonido neumático y la cintura de ella fue tomada por una mano cálida, mientras la otra posaba el maletín en el suelo y buscaba algo en un bolsillo del pantalón. Surgió un manojo de llaves, entre las cuales él separó una, con la que abrió la puerta de su apartamento. No quiso pararse a pensar en tamaña locura, en pensar porqué él tenía su llave, porqué sabía donde vivía…..ni siquiera quiso saber el contenido de aquel misterioso maletín. Los visillos se vieron arrastrados por una ola repentina de viento, y salieron disparadas a la intemperie, donde la lluvia les dibujó regueros, como lágrimas dulces. El ambiente se hallaba ahora menos cargado, y aquel aroma intenso que antes impregnaba el aire, se difuminaba entre volutas transparentes. Ningún movimiento hizo el cuerpo, no se levantó para cerrar la ventana, y así impedir que la lluvia tomara posiciones en el suelo del piso y en las paredes. La habitación los acogió silenciosa, oscura y cálida. La chaqueta quedó abandonada en el respaldo de una silla solitaria, y la piel de ella zozobró con el fugaz contacto de sus dedos. Los cuerpos emanaban fragancias profundas, con caracteres bien definidos; la de ella era suave, leve, como una melodía inacabada; la de él estaba impregnada de sueños, acaso nostalgias. Pensó en desasirse de su abrazo, en echar a correr para alejarse de aquella sensación que recorría sus entrañas; volvió a ocurrir, él la miró desde el fondo de su alma y la tranquilizó con una caricia en los labios. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

108


La corbata deshizo su nudo, liberando una arteria del cuello, que palpitaba, ya galopante y desbocada. Ella conoció aquel instante y se pegó a su cuerpo, sintiendo su erección; desabrochó los botones nacarados de la pechera de la camisa y deslizó entre sus dedos los gemelos que cerraban los puños alrededor de sus muñecas. Hizo ademán de soltarle el cinturón, pero él negó con la cabeza y la acción quedó suspendida, inconclusa en el aire; el garabato en la mirada de ella reflejaba inquietud. El hombre se separó de ella, dejándola por un momento en un estado de completa soledad atemporal. Recorrió la estancia hasta aproximarse a la cómoda, y luego inclinarse ligeramente para recoger el maletín que estaba esperando en un lado del mueble. Volvió para acercársele y asiéndola del cuello, la atrajo hacia si para besarla intensamente en la boca. Durante aquel kilómetro de sensaciones, ambos tomaron conciencia de lo que sentían sus cuerpos, y no quisieron perder más tiempo. Ella se sentía un poco ebria, recordaba haber bebido aquel espeso y extraño licor, pero apenas fueron unos ligeros sorbos, por lo tanto, aquel estado se debería a otras causas, no ahondó en el tema. Caminaron hasta el baño, donde se ducharon por separado; ella fue la primera, y le preguntó al agua porqué él no había querido compartir aquel momento de intimidad. Al salir de la ducha, la estaba esperando con una gran toalla, desplegada ante sus brazos, dispuesto a envolverla con su suavidad ligeramente perfumada. “Métete en la cama, enseguida voy”. Jamás le pareció tan larga la distancia que la separaba de su propio lecho, y al llegar a él se sintió completamente exhausta, como si hubiera corrido un largísimo maratón. Se despojó de la toalla y se metió entre las sábanas, que rozaron su piel con promesas de caricias de terciopelo. Transcurrían lentos los minutos, la espera se estaba haciendo interminable, y aquel sopor no la había abandonado, aún después de la ducha continuaba sintiéndose como suspendida en una nube flotando en el horizonte. Al cabo de diez minutos escasos, se abrió la puerta del baño, y él salió completamente desnudo; se inclino brevemente al pie de la cama y con el maletín en la mano se sentó en el lecho. Comenzó a girar las ruedecillas de la cerradura hasta dar con la combinación exacta que lo abriría, revelando al fin su contenido. La miró; conciso y breve: “Solo sucederá una vez”. En el rostro de ella afloró una muerte temprana y una infinita tristeza se instaló en su corazón. Giró el maletín para que ella pudiera ver su interior; se sentó a su lado y fue sacando todos los objetos, disponiéndolos sobre la cama, delante de ellos. Una máscara negra que solo tenía una abertura para la boca y dos pequeños orificios, situados encima de la otra, que correspondían a los agujeros de la nariz. Un traje de cuero negro y unas botas altas, de tacón muy alto, del mismo material que el traje y dos largos pañuelos en seda negra Lo último que sacó del maletín fue una especie de slip elástico y otra máscara, esta sí que tenía aberturas para los ojos. La miró sin decir nada, esperando la respuesta a una pregunta que nunca fue pronunciada. Se sintió extrañamente turbada ante aquella experiencia que se le presentaba, pero, acaso aquel ligero adormecimiento que la envolvía, junto al rictus serio en el rostro de

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

109


él, la llevaron a olvidar todos sus prejuicios, miedos, temores, y a desear entregarse a aquel hombre como él quisiera. Un sí transparente cayó desde sus labios y él lo recogió con los suyos. Cogió la máscara para ponérsela, pero fue él quien lo hizo, con suavidad extrema, acomodando los pliegues para que no dañaran su piel, apartando su cabello con dulzura exquisita cuando ató los lazos en su nuca. A partir de entonces, ella no tuvo conciencia de lo que estaba sucediendo, ni de lo que él hacía. Notó que le estaba vistiendo con aquel traje que había visto antes, sintiendo la tersura de la fina piel sobre la suya. El traje era una especie de mono, que ocultaba totalmente los brazos y las piernas, con una gran abertura que dejaba al descubierto sus pechos, y otra, más grande aun que nacía en un triángulo sobre el ombligo, y a continuación, agrandándose hacia el pubis, para seguir por la parte posterior, dejando también al aire su trasero. Las botas calzaron los pies y se cerraron alrededor de sus piernas. Durante unos momentos nada sucedía, ella supuso, acertadamente, que él estaba vistiéndose con el slip y la otra máscara. De repente, sintió su boca contra la suya; al principio suave, y luego creciendo en intensidad, sus lenguas se tropezaron con afán goloso. Se mordieron los labios, entrechocaron los dientes, los latidos de sus corazones emprendieron un veloz galope. Se apartó de su cuerpo y tomó una mano entre las suyas, atando alrededor de su muñeca el extremo de uno de los pañuelos; a continuación, anudó el otro cabo a uno de los tornos que conformaban la cabecera de la cama; repitió la misma acción con el otro brazo. Se sintió aterrorizada al verse expuesta de aquella manera ante un extraño al que hacía tan solo unas horas había conocido. Un aroma de rosas se expandió por toda la habitación; al mismo tiempo, sintió las manos de él sobre sus pechos, estaban humedecidas con aquella esencia, y al bañar sus cabellos, creyó encontrarse en un paraíso, un jardín en el que crecían todas las rosas del mundo. Besó sus labios y continuó dibujando con la lengua la curva de su cuello; ella quiso abrazarlo, atraerlo hacia si, sentirle como nunca había sentido a nadie, pero no podía, la seda, transformada en férrea cadena, la impedía hacerlo, y la llevaba a un estado de excitación total, desconocido en ella. Unos dedos comenzaron a rozar sus senos, comenzando en su nacimiento, y con movimientos circulares se fueron acercando a la areola, donde se detuvieron, eternos. Los pezones quisieron explotar, y el dolor se hizo insoportable. La boca de él los tranquilizó, succionando levemente, y los labios disfrutaron con aquella delicia. Sintió que una mano se posaba sobre su vientre, bajando, acariciadora hasta su sexo palpitante y hambriento; abrió sus labios, notando la humedad, y sus dedos se impregnaron de líquidos internos. El juego se hacía enloquecedor, ella ansiaba tenerle dentro, sentir aquel cuerpo adherido al suyo, y de sus labios salieron sollozos, gemidos que rogaban cesase aquel “martirio”. Una mano de él comenzó a explorar debajo de ella, apretando y soltando sus nalgas; un dedo resbaló hasta su ano, mientras otro continuaba rozando su clítoris. Sintió la respiración de él entre sus muslos, la lengua recorriendo su más íntimo interior, relamiendo sus jugos, sus fibras más secretas, arrancándole del cuerpo latidos de desesperación. Durante unos instantes dejó de existir; una vibración sacudió sus nervios y extendió por todo su ser un orgasmo que depositó en la boca de él. “Bésame”, le suplicó sedienta y jadeante. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

110


Él no lo hizo. Sintió los brazos libres, y la necesidad la empujó a abrazarle estrechamente contra ella. Después de ese instante, él tomó sus brazos y la incorporó sobre el lecho, dejándola sentada; a continuación, la hizo deslizarse hasta el borde de la cama, con las piernas fuera de ella. Él se bajó, y dando la vuelta se colocó frente a ella, llevando sus manos hasta su pecho; ella conoció su piel, el ligero vello que le nacía, y que le hacía cosquillas en los labios cuando comenzó a besarle, arrebolada de pasión. Lo atrajo por completo hacia ella, rodeando las caderas con sus brazos, sin dejar de catar aquella textura ignota. La erección pugnaba por romper el tejido del slip, y ella lo deslizó hasta sus pies. Atrapó con las manos su excitación, recorriéndola por completo, tomando conciencia de su magnitud, y llevándosela a los labios, comenzó a rozarla lentamente con su lengua. El hombre gimió al aire cuando su miembro penetró en aquella boca anhelante, cuando ella inició los movimientos verticales que le iban sumiendo en un estado de paroxismo insondable. La máscara cayó al suelo, los ojos se cruzaron en un mar de nebulosas y se fundieron en una sola mirada. Sobre la cama, el cuerpo sufrió un ligero espasmo cuando en el cerebro comenzó a desconectarse un grupo de neuronas. La giró y la colocó a cuatro patas, encima de la cama; con las manos cogió su pene y la penetró por detrás, agarrándose a sus caderas como si fueran su tabla de salvación, el cordón umbilical que le unía a ella. Las sacudidas fueron espaciosas al principio, quiso recrearse en aquella sensación mágica que les envolvía, auscultando cada centímetro del fragor, fuego que les consumía. Se aceleraron las embestidas, las bocas ansiaron morder, comer hasta saciarse de aquel manjar exquisito que sus cuerpos ofrecían, pero él cesó sus movimientos, se subió nuevamente al lecho y ella se colocó a horcajadas sobre él. Esta vez fue la mujer quien introdujo el miembro henchido en su interior, poco a poco, sintiendo como la llenaba por completo, como tomaba posesión de su húmeda intimidad. Alzó los brazos por encima de la cabeza y comenzó a mover las caderas, oscilando y contrayendo su vagina, apretándole dentro de ella una y otra vez. Cambió el ritmo y los movimientos se hicieron redondos, círculos de placer para llevarlos a una agonía infinita, de donde ni él ni ella quisieron dejar de existir. Los cuerpos se contrajeron en espasmos involuntarios, el río de un placer desbocado corrió como mar salvaje entre las entrañas de la tierra, conquistando hasta el último resquicio de su existencia inmortal. Jadeantes, extenuados como nunca antes se habían sentido, abandonaron sus cuerpos y se refugiaron dentro de su alma. El rostro del hombre dibujó un sueño feliz y las alas de la inconsciencia se abatieron sobre él. Ella permanecía despierta, saboreando aun aquel encuentro, todas y cada una de las sensaciones que él la había hecho vivir. Al punto, su mente se vio inundada por un temor irracional, los ojos reflejaron un miedo atroz al recordar, como un eco ensordecedor en sus oídos, las palabras que él le dijera antes de hacer el amor: “Solo sucederá una vez”. En aquel momento no acertó a comprender el alcance de sus palabras, o bien no quiso entenderlas del todo.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

111


Las horas pasadas a su lado no podían desvanecerse sin más, no podía olvidar lo sucedido; se habían amado, entregado brutal y mutuamente en cuerpo y alma, y la relación debería, por tanto, continuar hasta que el tiempo la matara. “Solo sucederá una vez”, crecía y crecía, como un monstruo horripilante enquistado en su ser, atrapándola en una espiral interminable, adueñándose de sus pensamientos, abrasándola por dentro. Lo miró; dormía placidamente un sueño reparador y calmado; bajo los párpados, las pupilas se movían de un lado a otro, como si estuvieran contemplando un partido de tenis; las aletas de la nariz subían y bajaban acompañando a la respiración, al igual que el tórax, que se elevaba y relajaba con una cadencia que denotaba la profundidad de su sueño. Cogió la almohada que tenía bajo la cabeza, se subió otra vez encima de él, y con cuidado maternal, tapó lentamente su rostro. Pasaron largos los segundos, nada sucedía, el cuerpo del hombre no oponía resistencia alguna, como si no se estuviera dando cuenta de que estaban apagando su vida. En un instante, los brazos despegaron de la cama y se abalanzaron, ciegos, sobre el cuello de la mujer, que agachándose, eludió el repentino ataque. Las uñas del hombre alcanzaron la espalda de ella, donde crearon largos surcos rompiendo la piel, clavándose en la carne, arrancándola. La lucha fue breve, concisa; los dedos dejaron de hacer daño, los brazos cayeron, pesados, sobre las sábanas y el cuerpo se relajó por completo. Con mucho cariño, lo tomó entre sus brazos y acunándolo, bañó el rostro del hombre con sus lágrimas. Los dedos encontraron lo que buscaban; se bajó de la cama; el proceso de desconexión se iba incrementando. Al cabo de media hora, lo asió por los pies y tirando de él, lo arrastró, bajándolo de la cama, hasta acomodarlo en la alfombra, en posición fetal; luego, se colocó a su lado. La última neurona se ahogó en el estanque de sus ojos.

Ío 25, 27 de abril de 2009

‫ي‬ Montserrat Martínez Cobo. Cantabria. Escribe desde el año 2007, en ese año comenzó su afición por la escritura., aunque desde que era una niña ya intentaba hacer sus pinitos con las palabras. Casi todos sus escritos son poesías, y muchas de ellas las publica en una Web de Internet, bajo el pseudónimo de Ío.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

112


Crítica Literaria A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante. Oscar Wilde

Њ Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

113


Preámbulo a la filosofía en la obra de Cortázar

Por: César Pancorvo Rosazza cesar.pancorvo@gmail.com Le doy un beso a la señora de Regules, el té al chico de los Rivas, y me reservo para resistir por dentro. Me digo: <Ahora estoy cruzando un puente helado, ahora la nieve me entra por los zapatos rotos>. No es que sienta nada. Sé solamente que es así, que en algún lado cruzo un puente en el instante mismo en el que el chico de los Rivas me acepta el té y pone su mejor cara de tarado. Lejana

Historias de Cronopios y de Famas Entre las obras más importantes de Julio Cortázar, como, por ejemplo, la trascendental Rayuela, que juega con las técnicas de lenguaje y con el método de lectura, y el libro de relatos Bestiario, donde prepondera el silencioso cuento Casa Tomada, está un libro de cuentos publicado en el año 1962: se trata de Historias de cronopios y de famas, una de las obras más surrealistas del autor, que excede los límites del realismo fantástico para darnos a entender un mundo de entes totalmente irrisorios y desconocidos.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

114


Este libro, irónico, delirante, será analizado a partir de las ideas filosóficas de pensadores notables como William James, pragmatista por excelencia, Ludwig Wittgenstein y el estadounidense Donald Davidson. Se tocaran aspectos básicos y claves del pragmatismo, y también temas como las tres variedades de conocimiento, de las que habla Davidson, los juegos de lenguaje de los cuales escribe Wittgenstein, los principios de coherencia y correspondencia, hipótesis vivas y muertas, los componentes de la comunicación, entre otros. En primer lugar, una pequeña reseña del libro estudiado, como para dar una idea más completa al lector: la obra, Historias de cronopios y de famas, es un libro escrito con una narrativa viva y colorida, aunque simple, y está escrito en un lenguaje lo suficientemente sencillo como para no dar problemas a los lectores más novatos –ellos ya tendrán algunos problemas entendiendo el fondo de la historia y las creaciones lisérgicas del autor–, pero que no da una visión total del mundo que quiere exponer. Consta de cuatro partes (Manual de Instrucciones, Ocupaciones Raras, Material Plástico e Historias de cronopios y de famas), y la cuarta parte de otras dos secciones (Fase Mitológica e Historias de cronopios y de famas). Cada parte, además, está construida por cierto número de cuentos, que generalmente superan la decena. La primera parte, Manual de Instrucciones, consta de varios cuentos que son instrucciones bastante descabelladas acerca de temas aleatorios –Instrucciones para llorar, Instrucciones para subir una escalera, Instrucciones para dar cuerda a un reloj, etc. La segunda es un compendio de cuentos, también de tramas dispersas, acerca de temas poco comunes –como la conducta en los velorios, etc. La tercera parte es la que consta de más relatos, que son también de temas variados, aunque siempre con ese toque cortazariano y la ironía ilógica. La cuarta y última parte, finalmente, es la principal del libro y se dedica a contar historia de los cronopios, de las famas y de las esperanzas, para dar a conocer sus actitudes y hechos. Los relatos no son muy largos: la mayoría no sobrepasan la primera página; el más largo no supera las cinco. El libro, que puede parecer un recuento de relatos algo dispersos y extraños/cómicos al comienzo, tiene como tema central el nombre del título…Las Historias de los cronopios y las famas, que son seres creados por la imaginación del autor, muy humanos, con sus virtudes y problemas también. Los cronopios son entes más inclinados hacia las artes, seres bohemios, poetas desordenados, idealistas, ingenuos y sensibles. Se les describe como criaturas húmedas y verdes. Los famas, al contrario, son como los políticos –y más aún, los políticos serios, oligarcas: son más serios, pomposos, rígidos, centrados. Un tercer tipo de criaturas, creadas por el argentino Cortázar, son las esperanzas: no están ni de un lado ni de otro, son sencillas e ignorantes. Esta puede ser una metáfora de que Cortázar hace acerca de la humanidad. Dato trillado, pero relevante, es que él fue conocido, por sus amigos, como el cronopio mayor.

Juegos de lenguaje Lo primero que puede ser relacionado a uno de los filósofos mencionados anteriormente –lo más evidente, también– son los juegos de lenguaje utilizados por Cortázar en su obra. El libro mismo (más específicamente, algunos cuentos) es un gran juego de Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

115


lenguaje, pues uno no puede entenderlo a la primera; al ser una obra complicada, muy imaginativa, surrealista, está claro que es más difícil entender su temática que la de, por ejemplo, algún libro de Alfredo Bryce, por decir un nombre. Cortázar no es tan directo, juega más con el lector y utiliza recursos que hacen compleja su lectura. En primer lugar, uno nunca va a poder entender totalmente el juego de lenguaje de Cortázar en éste libro, sólo va a poder dar interpretaciones de él. Uno nunca sabrá, con exactitud, qué son los cronopios, las famas y las esperanzas. Sólo nos podemos dar una idea. Sin embargo, alguien que ha estudiado más a Cortázar –una persona más leída, o tal vez uno que fue amigo cercano– sí va a poder comprender mejor el juego de lenguaje que utilizó en esta obra. Los juegos de lenguaje que Cortázar utiliza en los cuentos podrían ser entendidos mejor por alguien del mismo contexto: una persona ya adulta, y de mundo, en los años sesenta. Cabe mencionar que Cortázar nació –según él, accidentalmente– en Bruselas, en el año 1914. Mientras el lector más se pueda acerca a ése contexto, yo creo que va a poder entender mejor el juego de lenguaje usado en la obra, los lugares, las jergas, etc. Se puede deducir que los juegos de lenguaje pueden ser mejor entendidos por alguien que conoce lugares como: Amalfi, la plaza Quirinal de Roma, la calle Humboldt, el Luna Park, o la pintura La Dama del Unicornio de Rafael, etc. Ahora, entender el fondo de la historia es otro tema. Uno de los ejemplos más claros de no entender el juego de lenguaje se da cuando uno comienza a leer los cuentos y no entiende lo que son los cronopios, ni los famas, ni las esperanzas. Uno puede entender la palabra fama o esperanza, pero Cortázar les da un significado completamente diferente al del diccionario. Le pone ese nombre a criaturas. La palabra cronopio ni siquiera está en el diccionario, así que tal vez el lector nunca la haya escuchado. En este caso, estarán más familiarizados con el juego de lenguaje quienes hayan leído algunos cuentos o quienes conozcan un poco más sobre literatura. Uno, tras leer algunas páginas del libro, comprenderá que Cortázar se refiere a cronopio como “criatura húmeda y verde, sensible, artista, desordenada, etc.”, a fama como “criatura seria, rígida, ponderada” y a esperanza como “ser aburrido, ecuánime, sin voz ni voto”. Así, se puede ver que hay varios juegos de lenguaje en este libro, depende la arista que se quiera analizar: la forma, el fondo, los personajes, los lugares, etc. En Historias de cronopios y de famas, Cortázar le pone un dialecto o lengua desconocida a los seres que inventó. (Es raro, pues también pueden hablar español.) Por ejemplo, está una escena donde un cronopio se encuentra con un fama, en la liquidación de la tienda La Mondiale. El fama llega y le dice al cronopio: “Buenas salenas cronopio cronopio”. Es respondido por el cronopio: “Buenas tardes fama, tregua catala espera”. Luego el fama pregunta: “¿Cronopio cronopio?” El cronopio responde: “¿Hilo?” Y el fama dice: “Dos, pero uno azul.” En otro cuento del libro, llamado El baile de los famas, se muestra a los famas cantando: “CATALA TREGUA TREGUA ESPERA”. Luego, Cortázar nos vuelve a indicar un saludo que le pueden hacer los famas a los cronopios: “Buenas salenas, cronopio cronopio”. Y otro canto: “CATALA TREGUA ESPERA TREGUA”. Costumbre de los famas muestra otro juego de lenguaje: al estar lastimado y herido un fama, los cronopios lo compadecen diciendo: “cronopio, cronopio, cronopio”. Es su juego de lenguaje, que nosotros no conocemos, pero que sí es entendido por los Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

116


cronopios y también por los fama. El relato finaliza así: “Y el fama comprendía, y su soledad era menos amarga”. El juego de lenguaje de los esperanzas se puede apreciar a su totalidad, como quien ve libros a través de un escaparate, en el cuento Telegramas, donde se ve el telegrama que intercambia una esperanza con su hermana. Este juego de lenguaje, de hecho, es más entendible por nosotros, aunque ellos (en la ficción) viven con él: “OLVIDASTE SEPIA CANARIO. ESTÚPIDA. INÉS”. No se puede hablar de Julio Cortázar y de juegos de lenguaje sin hablar del idioma que creó –aunque éste no se muestre mucho, o casi nada, en la obra analizada acá. El juego de lenguaje más completo de Cortázar se muestra mucho más en la novela de 1963 Rayuela (que debe ser mencionada para explicar este tema). Aquí, Cortázar crea un lenguaje que aparece en el capítulo 68. El capítulo entero está escrito en ese idioma. En glíglico, o sea. Pareciera que el autor lo ha creado para que nadie lo entienda, lo cual lo haría innecesario, pero sí es comprensible. Posee la misma morfología y sintaxis que el castellano –hasta algunas palabras castellanas–, la puntuación no es tan extraña y es un lenguaje de sonidos, más musical. El lenguaje sí puede ser entendido y compartido por los enamorados que crea Cortázar en aquel capítulo. Se presenta un ejemplo de glíglico: “Apenas se entreplumaban, algo como un ulucordio los encrestoriaba, los extrayuxtaba y paramovía, de pronto era el clinón, las esterfurosa convulcante de las mátricas, la jadehollante embocapluvia del orgumio, los esproemios del merpasmo en una sobrehumítica agopausa. ¡Evohé! ¡Evohé! Volposados en la cresta del murelio, se sentía balparamar, perlinos y márulos. Temblaba el troc, se vencían las marioplumas, y todo se resolviraba en un profundo pínice, en niolamas de argutendidas gasas, en carinias casi crueles que los ordopenaban hasta el límite de las gunfias”.

Pragmatismo, variedades del conocimiento y más Pasando a otro tema, es importante señalar que Cortázar, mediante su comunicación escrita –mediante los libros–, nos da una forma extraña de entender el mundo, le da un sentido distinto al mundo. En cuanto a la idea de persuasión, éste libro es una obra de literatura, una obra de arte y, por lo tanto, no tiene ninguna voluntad de persuasión salvo ser creíble per se para el lector. Si estamos de acuerdo con Donald Davidson, no se cumple el concepto de verdad objetiva, pues la fuente de ésta es la comunicación interpersonal. Dado que uno no puede tener comunicación interpersonal ni con Cortázar, ni con los personajes urdidos en su ficción, no existe realmente una verdad objetiva. Después de todo, debemos recordar que es literatura. Podemos tener la seguridad de que es ficción con el simple hecho de contrastar entre lo verdadero y lo falso, entre la apariencia y la realidad. La base de la comunicación, para Davidson, está en la estructura tripartita que se forma entre hablante, intérprete y mundo compartido. En este caso, existe un hablante y un intérprete (el narrador y el lector), aunque el mundo no es precisamente compartido. La mayor parte de él sí es compartido (las historias se desarrollan en el mundo humano que Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

117


todos conocemos), pero hay una parte muy subjetiva, inventada por el autor y existente en su mente. Cabe resaltar, otra vez siguiendo palabras de Davidson, que lo objetivo y lo ínter-subjetivo son esenciales a cualquier cosa que podamos llamar subjetividad, y que el contexto de Cortázar es lo que formó su subjetividad. No se puede entender a la perfección lo que Cortázar quería transmitir –como es el caso de toda literatura, donde hay que interpretar y no se puede saber cuáles eran los verdaderos sentimientos del autor al escribir, aunque casualmente algún lector podrá intuirlos–, y para calibrar su pensamiento habría que compartir su mundo. Sólo él sabía qué quería decir. Sobre todo en la primera parte se puede apreciar que el pragmatismo es una idea importante en la ficción de Cortázar: no pierde tiempo describiendo a los cronopios o a los famas, sino que va directamente a relatar –de manera objetiva y con un toque de humor– sus extrañas historias, sus hechos, sus acciones, las cosas que afectan sus vidas. Además, incluso desde el principio, Cortázar se enfoca en asuntos pragmáticas. El primer cuento se llama Instrucciones para llorar y es precisamente eso, un manual de pasos minuciosos que deben seguirse al llorar, que empieza con la frase: “Dejando de lado los motivos, atengámonos a la manera correcta de llorar, entendiendo por esto un llanto que no ingrese en el escándalo, ni que insulte a la sonrisa con su paralela y torpe semejanza. (…) Llegado el llanto, se tapará con decoro el rostro usando ambas manos con la palma hacia dentro. Los niños llorarán con la manga del saco contra la cara, y de preferencia en un rincón del cuarto”. Va directo a la acción práctica. Pasa lo mismo con Instrucciones para subir una escalera, donde se cuenta algo que tiene finalidad práctica: “La actitud natural consiste en mantenerse de pie, los brazos colgando sin esfuerzo, la cabeza erguida aunque no tanto (…)” Algo similar ocurre en los siguientes relatos, donde Cortázar va directamente a la acción, a lo que afecta a las personas y a sus necesidades, aunque disparando desde la ficción: por ejemplo, dando instrucciones sobre la forma de tener miedo, pero mencionando a un libro que, de ser abierto a las tres de la tarde, mata al lector: es una mezcla entre la narración inverosímil e instrucciones pragmáticas. Al contrario, se muestra totalmente antipragmático en otro cuento (Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj). Ahí escribe de relojes desde un punto de vista más etéreo, que no tiene nada que ver con los efectos prácticos en las personas. Extracto: “Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. (…) Te regalan –no lo saben, lo terrible es que no lo saben–, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero que no es tu cuerpo (…) Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días (…) Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia a comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.” El cuento Historia se consume en un solo párrafo: “Un cronopio pequeñito buscaba la llave de la puerta de calle en la mesa de la luz, la mesa de luz en el dormitorio, el dormitorio en la casa, la casa en la calle. Aquí se detenía el cronopio, pues para salir a la calle precisaba la llave de la puerta”. Aquí se juega con el principio de coherencia, con la consistencia lógica de lo que dice el hablante. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

118


El otro principio que señala Davidson es el de correspondencia, que lleva a un intérprete u oyente, o en este caso lector, a descubrir que el hablante está respondiendo a los mismos rasgos del mundo a los que él respondería en circunstancias parecidas. Cortázar tiene conocimiento y entendimiento de todos los juegos de lenguaje, de todos los tiempos y de la naturaleza no sólo de seres como los cronopios y famas, sino también de animales y plantas, como las tortugas y los eucaliptos. Sabe todo. Sabe lo que piensa y cuáles son sus sensaciones. Sabe, siempre, lo que hay en la mente de sus personajes ficticios y, finalmente, sabe del mundo que lo rodea, y también del mundo que describe. Esas son las tres variedades de conocimiento de las que habla Davidson al comienzo de su escrito.

Hipótesis vivas y muertas Las hipótesis vivas y muertas de los cronopios y famas se pueden ver en varios cuentos, porque son parte de su vida. Hay cosas que están dispuestos a hacer –hipótesis vivas– y cosas que no –hipótesis muertas. Filantropía, que se aparece como una alegoría de la clase alta, trata sobre una hipótesis viva de los famas. Un gesto, según Cortázar, de gran generosidad. Se refiere a que los famas se encargan de las esperanzas heridas que se han caído de un cocotero, hasta que estén curada y vuelvan a subirse y caerse del cocotero. Ayudar a los esperanza, en estas circunstancias, es una hipótesis viva de los famas. Al mismo tiempo, es una hipótesis muerta de los cronopios, que son más egoístas. Mientras los famas están dispuestos a ayudar –dispuestos a la filantropía–, los cronopios no lo están. Otra hipótesis muerta de los cronopios es que no están dispuestos a tener hijos. Esto es explicado por Cortázar en el cuento Eugenesia. Algo similar se dice en Educación de príncipe, donde el autor comienza diciendo que los cronopios no tienen, casi nunca, hijos. Un ejemplo final de hipótesis muerta aparece en el último relato del libro, llamado Sus historias naturales. Se muestra a un cronopio andando por el desierto, y encontrándose con un león. Este animal, en seguida, le dice que se lo va a comer. La hipótesis viva del león es comerse a los cronopios, al parecer. El cronopio, “afligidísimo pero con dignidad”, no se resiste a su destino. El león, extrañado ante la pusilanimidad del cronopio, dice: “Ah, eso no. Nada de mártires conmigo. Échate a llorar, o lucha, una de dos. Así no te puedo comer”. Es una hipótesis viva, para el león, comerse a un cronopio, pero es una hipótesis muerta comerse a un cronopio que no ofrece resistencia. Son entonces, así, las ideas de hipótesis vivas y muertas que se muestran en ésta obra de Cortázar.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

119


Textos citados •

CORTÁZAR, Julio. Cuentos completos 2. Buenos Aires: Punto de Lectura, 2007.

Э César Pancorvo Rosazza. Escritor peruano (Lima, 1989). Estudiante de Ciencias de la Comunicación, especializándose en Periodismo, en la Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. Realizó estudios de primaria y secundaria en el Colegio Trener de Monterrico y en el Colegio Markham. Además de trabajos periodísticos desde el 2006, ha publicado cuatro ensayos: Del Indigenismo Paternalista al Liberacionista, Diez años de equivocación, La visión vargasllosiana y Preámbulo a la filosofía en la obra de Cortázar.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

120


El Libro de Buen Amor es, en el fondo, una obra pesimista

Por: José M. Pérez Sánchez jose.perezsa@uca.es

El libro de Buen Amor (1330,1343) abarca los intentos de seducción por parte de un arcipreste, ficcional o no, que suelen acabar en fracaso. Sus experiencias con varias damas resultan fatídicas, discute con el amor, personificado en don amor, acusándolo de ser falso y embustero, donde se nos informa sobre los peligros del loco amor, y avisa de las ventajas del buen amor. Es de todos conocido que El Libro de buen amor se nos presenta como una obra abierta a la interpretación libre del lector, pues cada uno de los elementos que lo componen se construye sobre una composición ambigua. “La ambigüedad de Juan Ruiz no siempre se reduce a una sencilla cuestión de punto de vista relativo (el dinero, bueno para el amor, es un mal desde la perspectiva divina; el fracaso amoroso es una desdicha para quien lo sufre, pero quizá represente su salvación eterna). Enreda varios niveles de alegoría o parodia.”1 1

Joset, Jaques. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A, 1990. p.28 Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

121


Se deduce pues que los esfuerzos de dar una única explicación del Libro son estériles debido a que dejan múltiples cuestiones con más sombras que luces, basadas en construcciones de indudable ambigüedad. Arduos son los debates prolongados en el tiempo alrededor de los aspectos claves del mismo; si es autobiográfico o ficcional, el género, la intención... En presente documento no se presentan esas herramientas en torno a los debates consagrados, sino que estos son empleados como evidencia de la temática propuesta: ¿El Libro de buen amor como obra que encierra un pesimismo oculto o, por el contrario, ese pesimismo no es más que una advertencia al lector en un afán didáctico? La respuesta es simplemente compleja y no responde a una sola verdad. El libro es completamente adaptable, como lo llamó Menéndez Pelayo: “es una comedia humana”. Es decir, que la defensa de un valor u otro dependerá en gran medida de los ojos que la contemplen, pues la obra también es ambivalente en este aspecto. Y gracias a esta subjetividad, la obra permanece fresca y viva a través de los tiempos, renovándose y contemplando nuevos horizontes. “Lo equívoco no es sino un aspecto del sistema de tensiones semánticas entre un sentido verdadero y una corteza significante engañadora. El lector de buen entendimiento (cristiano) escogerá el camino de la salvación, el loco tomará el del pecado.”2

El libro es pura síntesis reflejo de muchos aspectos de su tiempo, caracterizado por situar al hombre en una constante dialéctica entre los sentimientos religioso y profano. El Libro es por tanto considerado crisol del conflicto interior del hombre de la Edad media, la dicotomía conflictiva entre la fe (religión) y el deseo mundano (líbido) propio de la relajación de costumbres de la época, que hacen saltar los resortes sociales mostrando rebeldía frente a los valores antiguos por medio de las pasiones mundanas. “Se manifiesta como testigo de su tiempo y la mención de los hechos, comportamientos y circunstancias que hoy nos pueden parecer sorprendentes, no son sino una denuncia pública de los mismos.”3

En el prólogo en prosa se asocia y se opone el buen amor (divino) y loco amor (mundano), realidad y apariencia... Te daré entendimiento y te instruiré en este camino, por el que has de andar... por lo que yo, en mi poca sabiduría y mucha y gran ignorancia, comprendiendo cuántos bienes hace perder el loco amor del mundo al alma y al cuerpo, y los muchos males a que los inclina y conduce... 4 En esta primera parte encontramos generación asociativa del loco amor con el mundo que corrompe el alma y conlleva muchas tentaciones y males. Y posteriormente se encuentra una puerta a la esperanza para aquellos que decidan seguir el buen amor: Y así este mi libro bien puede decir a cada hombre o mujer, al cuerdo y al no cuerdo, tanto al que entienda el bien, elija la salvación y obre el bien amando a Dios...5

2

Ibid. p.28 Serrano Segura, José Antonio, http://jaserrano.com/LBA/ apartado octavo: La intención (sexto párrafo) 4 Serrano Segura, José Antonio, Juan Ruiz Arcipreste de Hita: Libro de buen amor, prólogo en prosa, versión modernizada del prólogo tomado de http://jaserrano.com/LBA/ 5 Ibid. 3

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

122


Esta misma dialéctica será retomada por el petrarquismo haciendo analogía idealista durante el Renacimiento; generaciones petrarquistas que concebían la dama como un ser casi divino que refleja su perfección espiritual y virtudes (pureza, castidad y virginalidad) en la apariencia exterior. Poetas lamentativos que llevaron al extremo la concepción de amor platónico. (Diagrama 1) El poeta se encuentra, al igual que el arcipreste en El Libro, entre dos estados: el divino-buen amor- idealismo y el mundano- loco amor- carpe diem.

Juan Ruiz se las ingenió para complementar un proceso de escritura en el que la construcción de las apariencias llega a ocultar el verdadero pensamiento, y nos invita a descubrir más allá del verbo y su apariencia. A imagen y semejanza del diagrama anterior, Juan Ruiz establece la misma polaridad a la hora de establecer la temática a tratar en este ensayo. La muerte es un tabú social, en este caso minada por la moral católica; Juan Ruiz disfraza su gran obsesión bajo el humor, la ironía y la sátira, reflejándola al mismo tiempo, por lo que el libro se convierte, desde mi punto de vista, en una obra atormentada disfrazada y engalanada tras un traje poético. Como prueba de ello Juan Ruiz establece un paralelismo entre la estructura de su obra y las etapas del hombre. Su estructura es decadente y simboliza las dos etapas marcadas del mismo: su juventud, dónde, desde su inconsciencia, nada tiene verdadera importancia (loco amor); y la madurez, cuando somos conscientes de la muerte (Buen amor, amor divino, salvación). Por ello la primera parte de la obra es afirmación de que el amor es inseparable de la vida y de que nace como consecuencia de nuestra existencia. Sin embargo, siguiendo el paralelismo metafórico, la segunda parte nos muestra que el amor conduce inexorablemente a la muerte y que no hay esperanza de amor duradero en la tierra, salvo el amor a Dios. De hecho, dos de las catorce aventuras de loco amor acaban topándose con la muerte de la pretendida: La quinta dama (copla 910 y sigs.) la jovencilla delicada que murió en pocos días y la decimotercera (1332 y sigs.) dama la monja doña Garoza. Gracias a esta cohesión interna del libro que subyace en la narrativa, se va avanzando en transición desde una despreocupación placentera en la primera parte del libro hasta una actitud de meditación y reflexión a cerca de la relatividad de los placeres mundanos y de la vida, “amenazada” por la muerte (como podemos leer al final del episodio de las serranas).

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

123


En consecuencia el mensaje final es negativo, pesimista, a pesar de tratar de ocultarlo tras una mascara de humorismo propio de quien tiene miedo o no acaba de aceptar algo, una forma de evasión o escapismo. Humor empleado como elemento innovador para anestesiar el dolor; así, por tanto, el humor del arcipreste oculta una realidad dolorosa y advierte al mismo tiempo de los peligros del loco amor (amor mundano, pecadores), acercándonos a las ventajas del buen amor (amor de Dios, virtuosos). “El Arcipreste cree que se consigue más haciendo reír que haciendo llorar, por eso escribe su libro en tono divertido; sabe que para hacerse entender de la gente hay que hablar su idioma, y así emplea ejemplos y razonamientos al alcance y gusto del pueblo a quien se dirige y con quien se encuentra cómodo formado parte de él.”6

Como digo, la muerte es uno de los tabúes de siempre en la sociedad, es escondida y relegada a la oscuridad del trastero moral, en lugar de aceptarla como parte de la vida y de nuestra naturaleza. Juan Ruiz señala y refleja los variados enfoques medievales sobre la muerte al tiempo que trata su gran obsesión, préstese especial atención al último verso de la siguiente copla, 1520. ¡Ay muerte! ¡Muerta seas, bien muerta y malandante! ¡Mataste a la mi vieja! ¡Matases a mí antes! ¡Enemiga del mundo, no tienes semejante! De tu amarga memoria no hay quien no se espante.7

La copla 1521 representa una muerte igualadora e inexorable a todo hombre, casi desde un sentimiento de admiración al encontrar en ella justicia divina, devolviendo a la naturaleza su poder sacro. Muerte, a aquel que tú hieres arrástralo, cruel, al bueno como al malo, al noble y al infiel, a todos los igualas por el mismo nivel; para ti, reyes, papas, valen un cascabel.8

Otro concepto de muerte encontramos en la copla 1534 donde la muerte es caracterizada como destructora de próceres y señoríos. Muchos piensan ganar cuando dice:!A todo! pero luego, un azar cambia el dado a su modo; busca el hombre tesoros por tener acomodo, viene la muerte entonces y lo deja en el lodo.9

Como se demuestra, la muerte es concebida de forma obsesiva por nuestro autor, y marca la línea entre el buen y el loco amor en base a creencias. “No puede pedirse prueba más contundente de que en el Buen amor el vital horror a la Muerte predomina con mucho sobre la conciencia de pecado.”10 6

Brey Mariño, María. Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Editorial Castalia S.A, 1995, p. 15 Ibid. p.255 8 Ibid. p.255 9 Ibid. p.257 10 Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y estudios críticos, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973. p.230 7

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

124


Además del pesimismo expresado por la muerte, siempre que no se atienda a los presupuestos de la fe, la obra también presenta un balance negativo en cuanto al resultado de las intenciones del arcipreste. Realmente es un pecador, asumiendo que el hombre es pecador por naturaleza y que él no es excepción, cediendo a las debilidades y tentaciones de la carne. “El uso de pecador casi como sinónimo de hombre y la concepción de pecar como actividad inherente a la condición humana. Antevliene el pecar de la flaqueza de la naturaleza humana que es el hombre, que no se puede escapar del pecado”.11

El arcipreste presenta un balance pésimo en el loco amor: “De las 14 aventuras del Buen amor cinco fracasan por negativa de la amada (77 y sigs, 176 y sigs, 1317 y sigs, 1321 y sigs, 1508 y sigs) y dos por su muerte (918 y sigs, 1332 y sigs ) dos por necedad del mesajero (112 y sigs, 1622 y sigs) mientras en las otras dos cánticas análogas, el poeta, como queda dicho, se pinta a merced de las temibles serranas: 971 oue de fazer quanto quiso; 984 resςele e fuy couarde. De suerte que la consumación del amor lo deja en postura más ridícula que nunca. La única excepción es la aventura de don Melón – lógicamente, ya que a diferencia del resto, en ella el poeta no inventa sino traduce, y ya que el triunfante enamorado no es el Arcipreste sino don Melón, que acaba casándose con su bella.”12

A qué se debe que Juan Ruiz se ensañe con el arcipreste negándole un amor terrenal, sin concesiones, castigado por el hombre y por el destino. Que motivo o que mensaje se esconde en todo ello. “Para Kellermann el fracaso de los amoríos no emana de la intención didáctica sino del supuesto tema central del Libro, que es el pecado y, en particular, la tendencia al pecado más bien que el pecado en acto.”13

Sea como fuere, el pecado copa gran presencia en el texto y se convierte en sinónimo de loco amor, un amor terrenal al que no se puede escapar por la debilidad humana, pero contra el que hay que oponer resistencia desde el amor a Dios, el buen amor que te guiará hacia una salvación del alma. Al asociar loco amor y pecado Juan Ruiz desnaturaliza el concepto actual de amor, concebido como algo positivo. Así pues, este es también una herramienta que trabaja en pro del pesimismo de la obra, transmitido a través de un valor positivo, como se presupone el amor, pues, ahora, amor equivale a loco amor y este a pecado. Todo esto es posible debido a una concepción del mundo como algo transitorio y fugaz, donde el cuerpo es cárcel del espíritu14, unos grilletes que no la dejan libre hasta que llegue de la mano de Dios con su salvación. 11

Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y estudios críticos, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973. p. 231-232 12 Ibid. p. 249 13 Ibid. p. 249 14 Esta concepción del cuerpo como cárcel o prisión proviene de una larga tradición discursiva, más concretamente de una dualidad que surge del desconocimiento real de un hecho histórico: fue material la prisión del arcipreste o tan solo metafórica: Dámaso Alonso se inclina con bastante decisión hacia la idea de ver el encarcelamiento del Arcipreste como suceso real (<<tres poetas en desamparo>>, artículo recogido en el volumen De los siglos oscuros Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

125


“Precisamente una faceta del carácter del Arcipreste de Hita que aparece a través de su Libro de una manera destacada, sin que haya que acudir a sutilezas para percibirla, es su profunda y arraigada fe; entre las picardías y burlas, filosofías, lamentaciones y peroratas, está la armazón solidísima de la creencia religiosa que no culmina, a mi entender, en las composiciones devotas, sino en momentos dispersos en el Libro de Buen Amor, como la confianza en Dios tantas veces manifestada”.15 El pecado es articulado conectándolo al sentido de vicio, como expresión del loco amor, sirvan de ejemplo las próximas citas que recorren todo el texto: (173) Yo no perderé a Dios ni al bello paraíso por pecado fugaz como sombra de aliso; que no soy tan sin seso para tal compromiso, quien toma ha de dar algo, díselo el sabio aviso.16 (218) De todos los pecados es raíz la codicia es tu hija mayor; mayordoma es la ambicia y tu alférez también, la que tu casa oficia; ella destruye al mundo, soborna a la justicia.17 (318) Nunca estás inactivo: a quien una vez atas haces pensar engaños y muchas malbaratas; deléitase en pecados, el seso y le arrebatas; con tus malos oficios almas y cuerpos matas.18 (1501) Aunque sea pecado contra nuestro señor diríjase a una monja en galanteador, ¡Ay Dios!, ¡Ojalá fuera yo mismo el pecador! ¡Ya haría penitencia, consumado el error!19 (1604) Todos los demás pecados, mortales y veniales, De estos tres nacen, cual ríos de las fuentes perenales; en los tres está el comienzo y suma de todos los males. Dios nos proteja de padre, de hijos y nietos tales.20

al oro, Madrid, 1958).También manifiesta el mismo criterio en <<La cárcel del Arcipreste>> (cuadernos hispanoamericanos, num. 86, febrero 1957, p.165-177). Pero al término de sus razonamientos, advierte, cauteloso, que por sostener tal tesis <<no pondría la mano en el fuego>> María Rosa Lida prefiere considerar como espiritual la prisión discutida, pero concluye: <<ni he excluido, ni excluyo la posibilidad de que el poeta haya expresado una situación concreta en estilo devoto convencional>>. (Nuevas notas sobre el Libro de Buen Amor>> XIII, 1-2 p. 17-82 15 Brey Mariño, María. Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Editorial Castalia S.A, 1995, p. 13 16 Ibid. p. 69 17 Ibid. p. 75 18 Ibid. p. 89 19 Ibid. p. 252 20 Ibid. p. 267 Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

126


El peso de esta temática es tal que el libro se cierra con un ruego de perdón a los pecados. Muestra evidente del conflicto interior que nos toca transitar en este mundo como valle de lágrimas. (1727-1728) A vos de buen galardón, De los pecados, perdón, y que el ángel bien atienda en sus manos esta ofrenda, ¡Señor, estos pecadores ruegan por sus bienhechores! Recibe Tú esta canción, escucha nuestra oración en que los pobres rogamos por quien nos dio que comamos y por el que darlo quiso. Dios, que padeció sumiso Os dé el Santo Paraíso.21 La desnaturalalización del amor plasmada por Juan Ruiz a lo largo y ancho del Libro, asociada al pecado como hemos visto, llega a su punto álgido en el momento que lo personifica en don Amor. Al personificarlo, Juan Ruiz le transfiere las cualidades propias del hombre y como consecuencia directa también el pecado del que forma parte de forma innata; por lo que Juan Ruiz conecta el amor a lo terrenal, alejándolo del espíritu, implicando con ello que el amor es pecado, vicio y lujuria. Como reflejo del conflicto anterior, Juan Ruiz lo hace explícito en la disputa del Arcipreste con don amor, acusándolo de falso, mentiroso y embaucador en De cómo el amor visitó al arcipreste y de la disputa que ambos sostuvieron: (182) Con enojo muy grande le empecé a denostar; Le dije: -Si amor eres, no puedes aquí estar, eres falso, embustero y ducho en engañar; salvar no puedes uno, puedes cien mil matar.22 Le acusa de matar a las personas en grandes cantidades más que salvarlas. Sirviéndose de engaños y separando a hombres y mujeres por medio de iras y enfados, que no tiene regla fija por lo que es confuso, y cuando se consuma una frustración de un enamorado, don amor no le alivia con nada, sino que por el contrario, lo humilla y hace que se sienta asustado. (183-186) Con engaños, linojas y sutiles mentiras emponzoñas las lenguas, envenenas tus viras, hiere a quien más te sirve tu flecha cuando tiras; separas de las damas a los hombre, por iras. Enloquecidos trae a muchos tu saber; los estorbas el sueño, el comer y el beber, haces a muchos hombres a tanto se atrever por ti, que cuerpo y alma llegarán a perder. No tienes regla fija ni te portas con tiento: 21 22

Ibid. p. 290 Ibid. p. 70

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

127


a veces arrebatas con ímpetu violento, a veces, poco a poco, con maestrías ciento; en cuanto yo te digo tú sabes que no miento. Cuando a uno aprisionas, no le alivias con nada, hoy y mañana humillas su vida acongojada; el que te cree, preso gemirá en tu mesnada y por placer poquillo andará gran jornada.23

No obstante, nuestro arcipreste abre una vía a la esperanza de la salvación a través del buen amor. Dios nos dio una segunda oportunidad tras el pecado original para volver al paraíso junto a él por medio de la fe: “el horror vivísimo a la muerte y, lógicamente, el júbilo por la victoria de Jesús sobre ella...”24 Con ello, Juan Ruiz predica desde su prólogo en prosa el comienzo del camino a seguir si se quiere vencer a la muerte, como hizo cristo con la resurrección. “…escogiendo y queriendo con buena voluntad la salvación y gloria del Paraíso para mi alma, hice este pequeño escrito en muestra de bien, y compuse este nuevo libro en el que hay escritas algunas mañas, maestrías y sutilezas engañosas del loco amor del mundo, del que se sirven algunas personas para pecar. Y al leerlas y oírlas el hombre o la mujer de buen entendimiento, que se quiera salvar, elegirá y hará el bien…”25

Por si esto no evidenciara el mensaje, nuestro escritor reincide posteriormente en términos semejantes apelando al buen entendimiento de los que lean su obra ofreciéndoles entendimiento, es decir, el conocimiento hacia la salvación del espíritu. “Y así este mi libro bien puede decir a cada hombre o mujer, al cuerdo y al no cuerdo, tanto al que entienda el bien, elija la salvación y obre el bien amando a Dios, como al que prefiera el loco amor en el camino que recorra: te daré entendimiento.”26

Por tanto, a pesar de encontrar un pesimismo contundente a los largo de los aspectos desarrollados con anterioridad, se atisba un rayo de esperanza a través de la fe. Se articula la salvación por medio de la religión y de dios, representados por el buen amor. “La valoración, por ello, un vitalismo se desarrolla en forma de humorismo, y también en forma de seria didáctica porque al fin y al cabo, Dios sigue pareciendo lo único seguro.”27

El arcipreste en base a esa firme convicción en la fe de un Dios compasivo y a su gracia con el poder de redención nos confiere un deseo de ser salvados por él, incluso si somos pecadores puesto que un arrepentimiento sincero guía de nuevo reconduciéndonos hacia el sendero de Dios. Pues nuestro Dios entiende de las tentaciones con que el hombre es embaucado por el espejismo del loco amor,

23

Ibid. p. 70-71 Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y estudios críticos, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973 P. 229 25 Serrano Segura, José Antonio, Juan Ruiz Arcipreste de Hita: Libro de buen amor, prólogo en prosa, version modernizada del prólogo tomado de http://jaserrano.com/LBA/ 26 Ibid. 27 Ibid. 24

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

128


consumado en la tierra como fruto de la debilidad que nos caracteriza. Sin entrar en contradicción por ello entre ambos aspectos. “No hay contradicción, ni inconsistencia que la que hoy en la vida de cualquier hombre. Pues el ciclo de la vida, el amor y la muerte, el del pecado, el arrepentimiento y la absolución.”28

De hecho el mismo arcipreste incurre en el pecado terrenal y al mismo tiempo, por ejemplo, reprocha a don amor. Y, si se considera autobiográfico, también ofreciendo buen entendimiento y siendo pecador. “Y este mismo Arcipreste, que se hace protagonista de las aventuras amorosas de su obra, acude luego en devota peregrinación al monasterio de Santa María del Vado para purificarse de sus culpas...”29

A pesar de la crisis de valores religiosos encontrados en la época, un número bastante amplio de textos bíblicos señalan, hasta con virulencia, que la salvación de la culpa del pecado y de sus consecuencias es obra de Dios. El arcipreste hace hincapié en el mismo aspecto prolongando una y otra vez la agonía del sufrimiento y su conflicto hasta el final del Libro. Un conflicto ineludible en la tierra por su debilidad, pero al tiempo inmerso en la fe de que su amor en Dios y su sincero arrepentimiento harán mella en Dios para alcanzar su salvación y el amor eterno del padre misericordia. Hay en nosotros una creencia innata, desarrollada por la religión y sus influjos, a la autojustificación que, conscientemente o no, señala a nuestra natura cuando incurrimos en faltas. Así lo hace Juan Ruiz, interponiendo entre él y nosotros la creación de un arcipreste, quizás un alter ego que oculta sus faltas. Y como le va sucediendo este arcipreste, su fe se ve en conflicto con otros valores. Pero, aún pecando, su fe en Dios como amor puro se mantiene inquebrantable. Una fe que por lo general se resquebraja cuando descubrimos la fuerza de nuestras tendencias pecaminosas, fruto de nuestra inestabilidad espiritual, que es justamente lo que trata de reforzarnos Juan Ruiz por medio del Libro de buen amor, un amor firme e incondicional que se verá recompensado con el amor eterno del padre de los hombres. El Libro de buen amor es reflejo de las respuestas a todos estos interrogantes. Respuestas que vienen determinadas y marcadas por una doble realidad: por un lado, el arcipreste delega en Dios, quien obra en nosotros con el poder de su gracia. Y, por otro, Juan Ruiz nos comunica que debemos esforzarnos en no caer en la tentación. En conclusión, El Libro de buen amor, se nos presenta como un texto abierto a la interpretación del lector, pues ha sido demostrado que los componentes del mismo reflejan valores ambiguos. A lo largo de este proyecto he postulado ideas a favor y en contra del supuesto carácter pesimista de la obra para probar su ambivalencia. Y es por ello que el dar una única explicación, afirmando o negando el valor del libro como pesimista en el fondo, sería, desde mi punto de vista, concurrir en un error, debido a que la estructura semántica del mensaje es dual, permitiendo la defensa de ambos valores. En definitiva, la defensa de un valor u otro dependerá en gran medida de los ojos que la contemplen, pues la obra demuestra su ambivalencia también en este aspecto, 28 29

Ibid. Ibid.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

129


descansando todo el peso de la interpretación sobre las creencias personales del lector en base a su fe y su subjetividad religiosa.

Bibliografía Brey Mariño, María. Arcipreste de Hita Libro de Buen amor, Editorial Castalia S.A, 1995 Dámaso Alonso La cárcel del Arcipreste cuadernos hispanoamericanos, num. 86, febrero 1957, p.165-177. Joset, Jaques. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita Libro de buen amor, Altea, Taurus, Alfaguara, S.A, 1990. Lida de Malkiel, María Rosa. Juan Ruiz, Selección del Libro de buen amor y estudios críticos, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1973 María Rosa Linda, Nuevas notas sobre el Libro de Buen Amor XIII, 1-2 p. 17-82 Serrano Segura, José Antonio, http://jaserrano.com/LBA/ apartado octavo: La intención (sexto párrafo) Serrano Segura, José Antonio, Juan Ruiz Arcipreste de Hita: Libro de buen amor, prólogo en prosa, versión modernizada del prólogo tomado de http://jaserrano.com/LBA/

Э José M. Pérez Sánchez. Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Cádiz (2004). Hoy día, también a punto de licenciarse en Filología Hispánica por la Universidad de Cádiz (2008-09), segunda titulación que simultanea con estudios de Doctorado (Bienio 2004-2006) para el cual registró su trabajo de investigación, previo a la tesis, en el departamento de Historia de América bajo el nombre: La Creación del Latino en la Sociedad Norteamericana a través del Cine: Sus Estereotipos y Memoria Colectiva (2006) con el que obtuvo la máxima calificación. Se incorporó al mundo académico como profesor asistente en el prestigioso Amherst College (Massachusetts, USA) (2006-07), posteriormente fue profesor de inglés en Cavendish School of English (Bournemouth, Inglaterra) (2008), actualmente está llevando a cabo la redacción de su tesis doctoral: La Psicotectura de la Sociedad estadounidense: La Creación de la Identidad Latina en comparativa con la Identidad Blanca a través del Cine como elemento agente y vehículo dual válido para la Historia 1970-2010. Publicó su primer artículo en la Revista Trocadero: La frontera como forma de vida, y el paso del sueño americano a la pesadilla urbana: Representación en el cine (El paisaje urbano y fronterizo como metáfora de la psique del individuo) (2007) En su faceta de escritor ha auto-publicado El Espejo (2006; Novela Corta) Poesía del Agua, Demos Voz al Agua (2007; Poemario) y Antesala de Olvido/Prelude to Oblivion (2007; Poemario bilingüe inglés-español) También fue publicado en una antología con su poema y relato corto Echo el reloj atrás y Cama para tres respectivamente (2008) y actualmente es director fundador del Grupo Literario Palabras Indiscretas.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

130


“La locura del otro”: todo una loca vibración inmóvil

Por: María Cristina Solaeche Galera gsmldcm@yahoo.es “Voy bajo tempestades y tormentos, ciego de ensueños y loco de armonía. Ese es mi mal. Soñar. La poesía es la camisa férrea de mil puntas cruenta que llevo sobre el alma” Rubén Darío

Luis Enrique Mármol nace en la Parroquia Santa Rosalía de Caracas, Venezuela, en las postrimerías del siglo XIX, el 21 de agosto de 1897. Hijo único del médico y poeta Luis Mármol y de doña Rosa Amelia Infante. Cursa educación primaria y secundaria en el Colegio de los Padres Franceses de Caracas, donde forja una entrañable amistad con Fernando Paz Castillo y Enrique Planchart, quienes llegarán a ser esclarecidos poetas del país. Se gradúa de Bachiller en Filosofía, el 27 de septiembre de 1912, a la edad de 15 años.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

131


Cuatro días después, el 01 de Octubre de ese año, para sofocar las protestas estudiantiles que se oponían a la autocracia que imperaba bajo la férrea dictadura gomecista y la huelga decretada por la Asociación General de Estudiantes (organizada a raíz del derrocamiento de Cipriano Castro), que culminó con el encarcelamiento de Leopoldo Ortega Lima, fundador de la Sociedad de Estudiantes de Derecho, el gobierno del General Juan Vicente Gómez clausura la Universidad Central de Venezuela; esta grave situación se prolonga casi diez años, hasta el 7 de julio de 1922. El 25 de mayo de 1913, con apenas quince años, publica en “El Nuevo Diario”, el que se conoce como su primer poema, el soneto “Misantropía”, título y versos que ya dejaban entrever el carácter sentimental, atormentado y pesimista que impregnó la mayor parte de su obra literaria: Ante la casa una huerta solitaria, añeja, guardada por un mastín de sempiterna fobia más allá de la herrumbrosa y blasonada reja que trasciende el perfume de la mística orobia.1 La trágica muerte de su padre, el poeta Luis Mármol, acaecida en San Fernando de Apure el 16 de febrero de 1914, quizás profundiza aún más su natural temperamento melancólico. En 1915, el poeta oriental José Tadeo Arreaza Calatrava, presenta en la página literaria de “El Nuevo Diario”, un encomiástico comentario sobre el jovencísimo poeta donde lo llama: “…el raro y armonioso Luis Enrique Mármol”. Presentación más elogiosa no pudo recibir Luis Enrique Mármol, tal elogio lo hacía, uno de los más notables poetas del Modernismo de Hispanoamérica. Mientras la Universidad Central permanece clausurada por la dictadura gomecista, Luis Enrique Mármol, se desempeña como redactor de “El Universal” y colaborador en diversos diarios y revistas de Caracas; en el semanario “Cultura”, resultado de las tertulias en la librería del mismo nombre, donde forma parte de ese círculo literario y es él uno de los promotores de esa revista. Escribe en “El Nuevo Diario” (dirigido por Gil Fortoul y Vallenilla Lanz), en “El Heraldo”, “El Sol”, “El Día”, “Actualidades” y Perfiles” entre otros. Colabora junto a las firmas más relevantes de la “Generación del 18” en la revista semanal “Fígaro”(1919), en la revista “Elite” (de Juan de Guruceaga) y, como Jefe de Redacción del magacín semanal ilustrado “Flirt” (1921), dirigido por el poeta Ángel Miguel Queremel. En 1921, la noche del 25 de febrero, el poeta lee en la Confederación de Estudiantes de Venezuela, sus “Comentarios acerca del Criollismo”, en ellos, arremetía contra la explotación ordinaria y prosaica del teatro venezolano, particularmente, contra los sainetes de Rafael Otazo, Rafael Guinand y otros autores nacionales, a excepción de las obras de Eduardo Innes González y Leopoldo Ayala Michelena: “No, el teatro nacional no está en esas obras que nos hacen el efecto de acericos de paja para clavar chistes malos” Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

132


Estos comentarios fueron publicados bajo el mote “Mandoble a diestra y siniestra”. El mismo año, el 8 de septiembre, Mármol lee algunos poemas de su autoría, en un recital poético en el Teatro Capitolio de Caracas. Tenía por costumbre, firmar sus escritos con variados seudónimos: “Cómodo Comodián”, “L`enfant de Marbre”, “Renato Molina”, “Luis Valenzuela”, “Gregorio Iturriza”, “Cándido Pérez”, “Kara-Keño”, “L.E.M”; con este último publicó un folleto titulado “Pastiches Criollos” (1924), con un estilo festivo, lúdico, irónico, humorístico y caricaturesco, contrapuesto a todo el resto de su obra poética, entreverado de avisos comerciales, caricaturas de escritores venezolanos y una caricatura suya en la portada “a la manera de”, tal como un ejercicio ensayístico que duplica y desdobla la voz del discurso poético del otro; algo mucho más que una parodia y un ejercicio estilístico, mostrando un Luis Enrique Mármol de aguda penetración en la psicología de la palabra, que estudia los léxicos, las formas cristalizadas de cada uno de los novelistas y las maneras de ser de cada uno de los poetas que él imita. En la carta-prólogo de los “Pastiches Criollos”, el ensayista y periodista caraqueño Pedro Emilio Coll expresa: “Revela usted en sus “Pastiches” el más fino y comprensivo espíritu. Burla burlando, leídos con atención, son, a mi entender, la mejor crítica que tenemos de los estilos y pensamientos de los escritores venezolanos de nuestro tiempo.” Entre los trabajos de Luis Enrique Mármol, se encuentran las crónicas que en 1924, como redactor de “El Universal”, escribió acerca de los templos caraqueños, en las que intentaba rectificar, el error ya generalizado que consideraba a todos esos templos sin excepción, de arquitectura colonial; varios artículos de crítica literaria sobre los poetas nuevos de su generación y, otros de contenidos filosóficos. Todo escrito con una prosa colmada siempre de un ardor misterioso. Son estos artículos, su afición a las lecturas filosóficas y a la cavilación, los que le dieron fama en su medio, de un pensador espiritual con un temperamento extremadamente sensitivo. “Veo con demasiada veracidad; me duelen los ojos.” Julián Renard. Obtuvo su título de Doctor en Ciencias Políticas en la Universidad Central de Venezuela, el 14 de febrero de 1925, con la tesis titulada “El aparte tercero del artículo sexto del Código Penal”. Antonio Arráiz lo describe físicamente, como un hombre de contextura delgada, de porte erguido y arrogante, con un rostro de frente amplia, diestro en la esgrima y aficionado al fútbol, los caballos y la bicicleta. Buscando nuevos horizontes profesionales como Abogado, se radica en la hermosa ciudad de Don Alonzo Díaz Moreno, en Valencia del Rey, Estado Carabobo, donde instala su bufete. Una noche de febrero de 1926, con un grupo de amigos, deciden recrearse admirando el amanecer frente al mar en Puerto Cabello, y en una peligrosa curva en las montañas de las Trincheras, sucede el fatal accidente automovilístico del que no logra recuperarse nunca, ocasionándole un profundo desequilibrio físico y Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

133


espiritual. Sintiéndose algo restablecido, viaja a Caracas para entregar sus artículos a la revista Élite, en ese entonces, vocero de las nuevas tendencias literarias, y de la cual era asiduo colaborador; en esa entrega, figura el que será su último poema “El Apóstol Maldito” (1926): Era sincero y triste y puro y desdichado. (….) -Dices que en mi palabra pauta y aliento hubiste, ¡oh corazón sencillo!, di, ¿qué encontraste en ellas?... (…..) -Sencillo corazón candoroso: que has encontrado mieles en la voz de mi duelo, una palabra dame a cambio de las mías.2 Regresa a Valencia, y el 17 de septiembre de 1926, apenas cumplidos los veintinueve años fallece. Lo entierran en el cementerio de esa ciudad, abrigado por azucenas, lirios de la serranía de Carabobo y gladiolas de Galipan. “Y en aquella mañana de oro y azul – oro cobrizo y azul plomo del estíoaquellos poetas que le amaron sembraron su corazón junto a las hojas secas, amarillas, que echó sobre su tumba el viejo monte, el Guacamaya secular” Luis Augusto Arcay Después de veinte años, sus restos fueron llevados a Caracas su ciudad natal, e inhumados en el panteón familiar en el Cementerio General del Sur, el 21 de septiembre de 1946. Ese mismo año murió su querida madre quien le sobrevivió esos, para ella tan amargos, veinte años. “La vida de Luis Enrique Mármol, fue tan fugaz como el movimiento del estoque de esgrima que manejaba con destreza” Rafael Arráiz Lucca Posteriormente, en 1976, Monte Avila Editores publica una compilación de algunos de sus poemas, realizada y prologada por el poeta y crítico barinés Rafael Ángel Insausti, con el título “El viento que me nombra” tomado de los versos del poema Insomnio de Luis Enrique Mármol: Tengo miedo, estoy solo, y el viento que me nombra con un temblor enfermo hace crujir mis huesos Miembro de la llamada “Generación del 18”, Luis Enrique Mármol es considerado uno de los abanderados de esa concepción literaria de la cual forman parte también, Enrique Planchart, Andrés Eloy Blanco, Fernando Paz Castillo, Jacinto Fombona Pachano, Pedro Sotillo, Luis Barrios Cruz, Rodolfo Moleiro, Enriqueta Arvelo Larriva, José

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

134


Antonio Ramos Sucre, entre otros, con obras tan personales, que suele a veces ser difícil establecer sus vínculos y sus pertenencias. A esa primera promoción renovadora de jóvenes poetas que surge en Venezuela en medio de cruentas guerras en el mundo, se le conocerá con ese nombre “Generación del 18”, la mayoría, eran escritores que nacieron a finales del siglo XIX y se formaron durante los años de la tiránica dictadura gomecista que padeció Venezuela entre 1908 y 1935; se moldearon intelectualmente bajo la influencia en su mayoría positivista de sus catedráticos, más no por ello, se inclinaron al materialismo, sino, a un espiritualismo racionalista. En esa herencia literaria, e inserto en la tradición poética antes citada, irrumpe Mármol con un verso diferente en su poemario “La locura del otro” y es esa obra literaria, la que nos ocupa en este ensayo. Escrito este poemario con un espíritu más libre de ataduras a los preceptos románticos, modernistas y posmodernistas, con una poética que inicia el trazo del sendero hacia la Vanguardia, en un tiempo de declive del Modernismo retórico y contra el abuso de patrones rítmicos y, temáticas en las que prevalecían el cosmopolitismo cultural y los referentes mitológicos. Para el poeta en búsqueda de un cedazo expresivo que desdeñara los excesos modernistas, el poema deja de ser adorno y se explica en medio de una absoluta necesidad interior. “Rompen con el estancamiento Modernista y contribuyen a colocar a la literatura venezolana en una hora más ajustada con la que marcan los relojes del continente y el mundo” Nelson Osorio Pedro Sotillo, escritor, periodista y poeta, natural del Estado Guárico, miembro de la Generación del 28, nos dice: “Luis Enrique Mármol sintió su vida estremecida por todas las inquietudes de su tiempo y fue uno de los más preclaros intérpretes de tales inquietudes. Inconforme, desorientación que clava los ojos en la estrella infalible, se da en una poesía elevada en la cual el sentimiento raya a una altura que sólo pueden alcanzar los excelentes” Cuando muere el poeta, el introspectivo y anímico poemario “La locura del otro”, había quedado preparado, listo para ser llevado a la imprenta, con dedicatorias hechas a sus amados padres: A mi padre, el poeta Luis Mármol, muerto trágicamente en San Fernando de Apure el 16 de febrero de 1914. A mi madre, Rosa Amelia Infante de Mármol, con amor, con devoción, dedico. L.E.M. 3

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

135


Y será publicado por amigos y compañeros en la vida y la literatura, a un año de su muerte, en 1927. Del poemario “La Locura del Otro” se desprende una resonancia diferente, una renovación del estilo con algunas reminiscencias románticas de tarde en tarde, un pesimismo intuitivo, una declaración casi nihilista sobre la inutilidad vana del trascender, donde la muerte comparece sin citación, sin invocación, como huésped sórdido que agobia con su latente presencia para cerrar el círculo de la existencia en cualquier momento. Los valores de las ausencias, las aflicciones rituales exaltadas, el grito para cantar el desasosiego, son plenamente marmolianos. Es el primero de esa generación del 18 en revelar al yo recóndito a través de las estrofas; en sus antecesores y aún en sus coetáneos, nunca se había producido una voz de tan extremado lirismo, donde la objetividad adquiere visos inesperados en su delicada sensibilidad, y el poeta escribe como siente y piensa sus poemas de extremada expectación interior. Es una poesía introspectiva, manifiesto de su vida, ansias y desesperanzas; coloquial, confesional. Sobre los hombros del poeta, el desdoblamiento perfecto, el que vive y el que se ve vivir a través del “otro”, donde ese “otro” es “él mismo”, “el consigo”, “él desde él”, “la mismidad del conmigo”, “la otredad del contigo y el consigo”. Toda su vida en la transparencia de versos de fuerte connotación lírica, en un soliloquio vital, en un estilo donde en casi todos los poemas, el interlocutor es el poeta mismo y su única grieta abierta hacia la vida, el poema, su testimonio: y el ensueño impasible, y el violento arrebato, y el bien y el mal y el tedio y las exaltaciones!... ¿quién dirá si el mar ruge sollozos o canciones? 4 Julián Padrón, escritor monaguense del grupo “Viernes”, reflexiona, sobre el poema “Canto absurdo” contenido en el poemario, afirmando, que ya por sí sólo, puede constituir el desiderátum, el Manifiesto de la Generación del 18: Toda una loca vibración inmóvil el colibrí. Una, dos… diez... inmóvil! Angústiame de acción y de reposo su inquietud en un punto detenida… Liba en la flor y para sostenerse vibra, y más vibra, y más; y a cada instante su loca vibración se multiplica! 5 ¿Útil, inútil, lírico aquel vuelo, aquella vibración atormentada?... Libó en la flor, pero era también lumbre… Mas, ¿en qué cosas pienso?, esto es absurdo, qué nimiedad, un pajarillo, un átomo! ¡Qué necedad! debo estar loco… pero, ¿útil, inútil, lírico su vuelo? 5 En este poema, Luis Enrique Mármol establece un símil entre la vibración inmóvil del colibrí agotando su vuelo en la nada, y el reflejo de la angustia del hombre en su afán de trascendencia. La imagen del colibrí representa la actitud creadora de la Generación del Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

136


18, identificada por la idea de la obra magistral y agitada por esa nueva sensibilidad que irrumpía el ánimo de la poesía de entonces. El ave detenida en el vértigo de su vuelo, la acción y el ensueño de quimeras que el poeta intenta alcanzar, y en su ansia repite el esfuerzo del pajarillo. Sabía muy bien, que el vuelo del colibrí simbolizaba en su poética el vuelo eterno de la humanidad, el ensueño inmaterial e imposible. Después, unas estrofas dialogadas que encarnan irónicamente el ambiente burgués y lleno de pamplinadas de esos tiempos, y la oquedad de las generaciones esponjadas de retórica: Un buen burgués, su esposa, su niñito; detiénense a coger florecillas. Lanza una piedra el niño… todos ríen, ¡oh proverbial felicidad sin nubes! (…) De joviales muchachas se ha poblado el parque atardecido… deliciosas! (…) Ellas, ellos, igual!... Señor, qué asco! no tiemblan de inquietud, nada desean! 5 Ante esta falta de ideales, ante esta dicha frívola, ante esta cotidianidad absurda, ante tanta imbecilidad, frente a este taedium vital, que no comporta caídas morales ni nociones de culpas que se difundan más allá del bien y del mal; a través de una escisión, una fisura radical entre el poeta y el mundo, entre su conciencia, la existencia, la precariedad de los recuerdos y el poderío final del olvido, en ese hiato, el bardo, capaz de percibir las mediocres medias tintas de la vida, el juego de movimiento-inmovilidad que parece regir todo lo existente, se agobia: Alma mía sin fe, desorientada en la vacía mezquindad del ambiente: están cerrados todos los caminos! 5 Mas reacciona incontinenti y vuelve a retomar el vuelo de la creatividad: El colibrí! qué lírico su vuelo: todo una loca vibración inmóvil! 5 Sobre el fondo y el trasfondo, la dificultad del vivir, el deseo y la molicie, el brete de florecer en un mundo hostil, el sentimiento agónico de la existencia, una imaginación visceral que evoca lacerantes sentimientos, son temas recurrentes que alcanzan un tinte que admite una doble lectura de sus versos: la simplemente literal y descriptiva, y la indagatoria en el alma humana, conmovedora e intensa, que ahonda en lo que todos de un modo u otro somos: En las horas de indiferencia, y en los días de desencanto, y en los siglos de tortura, y en los minutos de dicha radiante, y siempre -si soy malo y si soy bueno-, Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

137


claro recuerdo, acompáñame! En el instante banal, cuando me alejo de mí mismo y cuando me alejo de mí en el torvo instante, tú que eres lo único mío, claro recuerdo, acompáñame! 6 Sus poemas son una ruptura con el Modernismo imperante, con el lenguaje en uso, fruto exhausto ya de las diversas vicisitudes del Romanticismo, las influencias francesas del Parnasianismo y el Post-parnasianismo; ruptura que podemos situar en el ámbito estilístico del lenguaje.

“Antes, la poesía venezolana no había tenido una expresión de tipo intelectual puro” Rafael Clemente Arráiz El poeta se presenta con su individualidad bien marcada, original y creadora, su aguda inteligencia, unas aptitudes intelectuales y unas angustias existenciales que no pudo fácilmente compartir o confrontar con su entorno, destinándolas a sus versos: Íbame por la senda en soledad. La vida abrió un largo paréntesis de noche en mi camino…7 Destaca un versolibrismo atento a la musicalidad; el poeta hace uso de las asonancias y las consonancias, utiliza en algunos de sus poemas la rima como cadencia lenta del canto en el verso, como el ritmo que marca la modulación de la palabra poética: Siempre solo, callado, en los labios un dejo de amargura, otras veces una vaga sonrisa, aqueste ser huraño aunque en veinte años frisa tiene ya la perfecta serenidad de un viejo.8 Ay! Yo vine a esta senda con el alma dolida añorando el olvido, y el olvido tardío, con sus brazos de sombras arrancó de mi vida algo muy doloroso, pero que era muy mío… y hoy añoro del alma esa parte perdida! 7 Soltura en algunos juegos metafóricos que contienen vigorosos contrastes entre reflexivos y confrontadores; con algunos ramalazos modernistas, como esa plena confianza en el poder sugerente de la metáfora, la alegoría, etc… sin perder la sobria elasticidad de orden impresionista en las ágiles imágenes: “Se va borrando el prólogo violeta de la noche” 9 “ hay carnes imposibles con olor de quimeras!” 9 Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

138


“Viejos parques anémicos, mohosos, carcomidos,”10 “ Y en estas dulces tardes de los grises neuróticos,” 10 “ y la luna se arrastra, blanca, sobre el pantano…” 10 “Y mi canto se pierde como el cristal de un río” 11 Enfatiza la intensificación en cuanto a la sintaxis de la expresión final en el cierre oracional en algunos versos de todos, absolutamente todos sus poemas. Es la figura del phatos que expresa la fuerza del estado de ánimo del poeta, marcando la cima emotiva de la composición con la exclamación que cierra el verso. La convicción con que Mármol escribe su poesía, nos muestra, un instruido y ávido lector, conocedor de la melancolía y ese hastío que son el leiv motiv de casi todos sus poemas; un eco diferente, un poeta lírico singular, rebelde, vigoroso y “enlutado”; versos abrumados de incertidumbre, anhelo trascendental y exaltación; poeta de lo predestinado, de la desgracia vital de ese sentimiento de fatalidad en la lucha vaga y eterna de la humanidad, con una mirada replegada en sí mismo, mirada íntima a la que asistimos en el debate del “yo” del poeta con el consigo mismo del “otro”: Todos iban desorientados: perseguían un objeto próximo; unos iban a su trabajo, otros al trabajo de otros… Los ojos errantes y vagos, hacia la mancha de los pinos cruzo indolente un enlutado… -A dónde vas? -No sé- me dijo. Todos iban desorientados, y el enlutado hacia sí mismo! 12 Interrogando, increpando a Dios por no atender las súplicas, los ruegos angustiosos de los hombres, las lágrimas de las multitudes, las quejas dolorosas del destino por el que viven y luchan vanamente, en una poesía que empieza a filosofar: Habló a su vez el Dios, con una voz extraña: sorda como el rumor del viento en la montaña a ratos; suave como una caricia, a otros; y en veces dura como un galopar de potros una voz que era de hierro, seda y dolor e ira: -La dicha, la desgracia, la victoria: mentira! Te digo que muy poco valen las realidades -sombras, luz…¿qué más da?, sobre un agua corriente, muchedumbre irrisoria en nuestras soledades que quedan soledades irremediablemente… 13

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

139


Pero en cambio, nada pide para él, es el hombre quien se angustia en la búsqueda de ese “ardor divino” y “el otro” que atormentado por ese extraño mal escribe: Pero tú, nada pides? -

Nada pido… -De modo

que no tienes deseos? -

Sí, por Dios! - Luego, ¿todo cuanto deseas logras, alcanzas cuanto esperas? - No, por mi fe; yo tuve mil sueños fracasados; mas, qué importa! son bellos frustrados o logrados: para que se renueven yo podo mis quimeras 13 “Un venezolano que hubiera nacido en las últimas décadas del siglo pasado -el 70, el 80, el 90- y cuya edad de razón correspondiera a los regímenes de Castro y Gómez, no habría visto en torno suyo ni podía aspirar ni desear otra cosa. Lo que entre nosotros se llama cultura no es propiamente la identificación o comprensión con la tierra sino la fuga, la evasión”. Mariano Picón Salas Luis Enrique Mármol pertenecía a esa clase privilegiada de hombres; culto, inteligente e hipersensible, nacido en esos momentos de la historia venezolana, atrapado en ese ambiente político-ideológico; y en ese mundo gira su poesía en torno a su propia individualidad donde se refugia agobiado, atormentado y decepcionado del universo que le toca vivir, haciendo los primeros esfuerzos contra el Modernismo decadente y tan aplaudido frenéticamente en los recitales auspiciados por el tirano Gómez. Y entonces, despliega el amor a su tierra, a su Patria: “Y por dulce Patria este dolor de amor cuya inmensidad íntima cabe en cada dolor!” (…) “Y esta emoción de Patria, donde apunta, seguro y ansioso, el gesto del sacrificio futuro!” 4 En este poemario, como ilustre miembro de la Generación del 18, subjetiviza el paisaje melancólico como el alma del poeta, valora el entorno destacando elementos de los que no se ocuparon los anteriores movimientos, haciendo de la naturaleza un objeto de meditación, amigo de senderos solitarios, de follaje sereno y sombras apacibles, de bosques penumbrosos y tardes de grises nostálgicos: Viejos parques anémicos, mohosos, carcomidos, donde tuércese el viento, silbando entre los robles, tus viejos robles, dolorosos como gemidos, retorcidos cual fósiles esqueletos innobles! (…) El sol tenía anemia, como la luna, pálido, la tarde extendía sobre la abrupta sierra; Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

140


un pino impresionista, puntiagudo e inválido, temblaba bajo el frío que plateaba la tierra.10 En este marco que ya es asomos de la Vanguardia, se integrará perfectamente este poemario “La locura del otro”, aporte peculiar a la poética central de la Generación del 18, de un idealismo filosófico de raigambre bergsoniana donde el hombre no sólo se percibe a sí mismo como durée réelle, sino también como élan vital. Herético, iconoclasta, ajeno a toda cultura escolástica, expresa: Vida, dame la estúpida serenidad de un santo o vuélveme mis locas inquietudes de ayer! 14 Y la verdad, glotona de sueños insaciable: -Pobre espíritu enjuto, pobre carne maleable, Alucinada de amor y de luz, Encontrarás el tedio en todo lo invariable, En dolor del anhelo en lo inestable, ¡y hasta después de muerto soportarás tu cruz! 14 Y el Dios vuelve hacia ellas sus pálidas miradas pero se queda mudo, inexorablemente…13 Su ilusión revive al evocar la hermosa ingenuidad de la infancia en su constante soñar con bondad, ternura, belleza que sólo percibe el alma infantil: Y así la vida toda, llena de perspectivas renovadas sin tregua, con enorme fe lírica en la bondad, en la ternura, en la belleza!...15 ¡Ah mi loca confianza en el bien de la vida, el balbuceo alado de las primeras rimas,15 Y aún le queda embeleso para la mirada de la mujer amada, convertida en categoría de ilusión, de don casi inalcanzable, es a ella a quien canta: Viene a mí tu recuerdo, y tu recuerdo apresa como un cristal a mi alma rebosante de sueños; tu nombre es una lengua de llamas que me besa; tu suavidad es bálsamo de ideales beleños! 16 Me juzgas simple y ser perversa quieres; estás inerme y no has adivinado que soy una emboscada de deseos! 17 Hay una conciencia pesimista en todos los poemas de este poemario “La locura del otro”, es una convicción melancólica de la inutilidad del entusiasmo en la vida, la felicidad, que el poeta considera absolutamente inalcanzable. Luis Enrique Mármol se “encuentra” en sus poemas con el “otro”, una versión de su mundo, y ese “otro” funciona como árbitro, como amigo confidente, como conciencia de ser, juntos recolectan sueños, divagan, objetan, sufren, cuestionan la existencia; y ellos “el poeta” Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

141


y él, “el otro” se dan cabida dentro del desorden del mundo, en el turbio desaliento del desconcierto de la vida, en los en su mayoría codiciosos cambios sociales; donde cada rasgo poético deja de ser objeto de lujo verbal y se vuelca en la conciencia del alma: Los bosques penumbrosos no me sugieren nada nuevo; y me han invadido dolorosas angustias; mi alma es como una casa hoscamente cerrada 11 ¿Cuál es el yo recóndito y cuál el fútil, cuál el modelo y cuál la réplica en este inquietante acervo interior? No puede afirmarse, pues en el orden de la conciencia “el poeta y el otro” nacen simultáneamente en un sólo y mismo acto poético. La dimensión ontológica de su poesía, su léxico conceptual y filosófico, nos recuerdan, las tendencias introspectivas en un camino sin retorno hacia uno mismo, del poeta boliviano José Eduardo Guerra (1893-1943), en su poemario “Estancias”: “Por donde voy pasando voy dejando / algo que es de mi ser sin ser yo mismo / y me presento al mundo disfrazado / con disfraz de pasión mi escepticismo”, “para vivir es ya muy tarde, / para morir es muy temprano”. Nos señala el escritor venezolano Rafael Clemente Arráiz: “Pocos, como Luis Enrique Mármol, fueron, ni son, tan viva vena de intimidad derramada hacia la angustia. Fino cerebro inquisidor, mirada profunda y en permanente trance de hallazgo, la sustancia suya es aquella esencial a todo soñador veraz. De la intimidad, su poesía se nutre; poesía dramática, en densos remolinos reflexivos, que, culminantes, lo entregan a la desolación.” Muere el poeta, tal como lo había presentido en su poema “Canto de ingenuidad” del poemario “La locura del otro”: Y han pasado los años… y han pasado los sueños, y la Vida ¡la vil! sólo se rinde a golpes… y el alma que ha perdido su quijotismo impávido, en el estremecido reposo del acecho sólo el momento espera para el zarpazo enorme… y ojalá la sorprenda la muerte antes de darlo! 15 (Ah! fue cuando mi ingenuo sentimiento mancharan con mis heridas y las heridas de otro, y un entreabierto lirio que llevaba en el alma no se mustió de golpe, pero tornóse rojo!) 15 Y el libro primigenio, su primer y único poemario “La locura del otro” queda terminado y con él la poesía de Luis Enrique Mármol, de “aquel otro…” que anduvo por entre sueños “loco como la vida”, entre los laberintos de su estro, dejándonos a la intemperie con él, en la antesala de su dolor, en el zaguán de sus tristezas, y… su lector será, un lector-poeta. Un dolor transparente de mis pupilas rueda, Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

142


y esta rutina que pugna por ser, tan sólo queda de aquel otro que estaba loco como la vida! 18

Referencias Bibliográficas: Extractos de poemas: 1. “Misantropía” “El viento que me nombra”. Luis Enrique Mármol. Monte Ávila Editores C.A., 1976. 2. “El apóstol maldito” “El devenir de la palabra poética”. Vilma Vargas. Venezuela Siglo XX. Universidad Central de Venezuela. 1980. 3. Dedicatorias 4. “Canto de exaltación” 5. “Canto absurdo” 6. “Claro recuerdo” 7. “Incoherencias” 8. “Siempre solo” 9. “Paseo” 10. “Paisajes” 11. “Hoy tengo un ansia…” 12. “Todos iban” 13. “El nuevo evangelio” 14. “Iluso ayer” 15. “Canto de ingenuidad” 16. “Una mujer llena de luz” 17. “Motivos triviales” 18. “Aquel otro…” “La locura del otro”. Luis Enrique Mármol. 1ª edición. Monte Ávila Editores Latinoamericana, C.A., 2007. Obra Literaria: “Pastiches Criollos”. Luis Enrique Mármol. Caracas, Tip. Venezuela, 1924. “La locura del otro”. Luis Enrique Mármol. Caracas, Lit. y Tip. Vargas, 1929.

‫ڭ‬ María Cristina Solaeche Galera. Nace en Maracaibo, Edo. Zulia, Venezuela. Lcda. en Educación, Mc. en Educación Superior, Lcda. en Matemáticas y Mc. en Matemática Pura. En la Universidad del Zulia, Profesora Titular a Dedicación Exclusiva. Miembro de la Sociedad de Escritores del Estado Zulia, de La Casa de la Poesía y de la Peña Literaria César David Rincón. Publicaciones Literarias: “Un ceratias de Barro y Fuego” ARTESA (1992). “Omar Khayyam: las Matemáticas, la Nada, el Vino y la Amada” (2002). “Amor… asoma” Antología Verano Encantado. Centro Estudios Poéticos, Madrid (2002), Colaboradora de la Revista SENSIBLES DEL SUR. Argentina. (2003). “Poemas” Revista Paradoja, West Virginia (2005), Poemario “Un amor de Miel y Ajenjo” EDILUZ (2003). “Poemas Asperos y Oscuros” Astro Data (2005).

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

143


Artículos La humanidad progresa. Hoy solamente quema mis libros. Sigmund Freud

ώ

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

144


“AMERICANAS AVENTURERAS” de Cristina de Stefano Por: María Aixa Sanz aixasanz.maria@gmail.com

... mujeres que quieren controlar su vida en lugar de entregársela a cualquier hombre solícito.

Libro de consulta. Libro de descubrimientos. Libro interesante. ‘AMERICANAS AVENTURERAS’ de Cristina De Stefano publicado por la editorial CIRCE, es un deleite que nos muestra en unas exquisitas, breves y cuidadas biografías de alrededor de 4 páginas, la vida independiente, diferente, turbulenta, emocionante, inigualable, apasionada, insensata, liberal, voraz de 20 americanas que un día decidieron no quedarse sentadas en la cocina de su casa, ni a la sombra de un marido y no obstante tuvieron su profesión, su independencia y fueron amadas y amaron. Todas ellas: Berenice Abbott (fotógrafa), Ruth Benedict (antropóloga), Rachel Carson (bióloga), Caresse Crosby (empresaria), Dorothy Dandridge (actriz), Hilda Doolittle (poeta), Dorothy Draper (decoradora), Amelia Earhart (aviadora), Mary Frances Kennedy Fisher (escritora libros de cocina), Slim Keith (ociosa), Dorothea Lange (fotógrafa), Lee Miller (fotógrafa de guerra), Josephine Nevison (pintora), Sister Parish (decoradora), Dorothy Parker (crítica teatral), Margaret Sanger (enfermera, pro-anticonceptivos), Anne Sexton (poeta), Kay Swift (compositora musical), Tasha Tudor (ilustradora infantil) y Mae West (actriz y autora teatral), son lo contrario a la mujer previsible, son el puntal en el que hoy en día se afianzan las mujeres. Son una muestra encomiable de todo lo que la mujer es capaz de hacer y debe hacer, son la clase de mujeres a las que se ha de mirar con agradecimiento puesto que su vida fue decisiva para que las mujeres del siglo XXI, puedan ser lo que son. Un libro evidentemente femenino y feminista. Que arranca más de una sonrisa de satisfacción, un libro que describe unas vidas donde todo es posible y que retrata con agilidad a 20 mujeres que en su momento vivieron bajo el sello o con la marca de “chicas malas.” Aunque el mundo sin ellas y sin muchas como ellas no sería el

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

145


mismo ni para las mujeres ni para los hombres, si bien éstos se resisten a creerlo. La lectura de ‘Americanas Aventureras’ es toda un acontecimiento apasionante. (Fotografías de Lee Miller y de Margaret Sanger)

‫ڭ‬ María Aixa Sanz. (España, 1973) Escritora valenciana. Tiene publicadas las novelas “El pasado es un regalo” (2000), “La escena” (2001), “Antes del último suspiro” (2006) y “Fragmentos de Carlota G.” (2008). En mayo del 2008 publica el ensayo “El peligro de releer”, recopilatorio de los artículos literarios, con los que colabora en diversas revistas de España y Latinoamérica. En Junio también de 2008 la Editorial Séneca publica el libro “La escritura del no” que recoge sus artículos más importantes junto a los de una decena más de escritores profesionales. Ganadora de varios premios de narrativa breve, relato y cuento en distintos idiomas.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

146


Gramma de Daniel Rojas Pachas y la existencia como textualidad hiperconsciente

Por: Adriana Guaringa Robles aguaringar@gmail.com

Gramma es el tercer poemario de Daniel Rojas Pachas, joven escritor limeño radicado en Chile. Su título, recientemente editado por el grupo independiente Cinosargo (Arica 2009) tiene una cuidada y hermosa presentación que desde la portada, comunica al lector el espíritu de (des)realización y (des)creimiento que el libro en su totalidad, persigue a través de sus diez poemas, once si contamos el prólogo titulado “Decurso” que hiperconsciente del proceso y sus formas; declara la condición patológica que toca al escritor que por voluntad ha asumido su arte como la única y posible verdad. (…) yo escribo para y por el texto, no puedo pensar en personas y épocas, sólo en el infinito proceso de lectura y escritura, que no son las dos caras de una misma moneda… sino una misma cara que cambia de foco, se mixtura o quiebra de acuerdo al punto en que me halle (((precario))) dentro del proceso (…) (Rojas Pachas, 2009:7)

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

147


En la imagen de cubierta podemos apreciar ese sentido escritural, si relacionamos la biografía del autor, especialmente su fecha de nacimiento, 1983 con la figura en esténcil que nos muestra un cardex de biblioteca con consultas a la obra que datan de años previos a la existencia del creador. Esto ubica intencionalmente la voz de Rojas Pachas en una línea atemporal que reconoce como única fundación, territorio y destino la palabra, esto es consecuente con los títulos de los textos de Gramma: Texto, Cuerpos, Escritural, Piececitos, Trans-, Sintaxis, Comunicado, que indistintamente aluden a partes del cuerpo o formas textuales, lo que independiente del contenido de cada poema, revela una intención supraindividual; aunar al sujeto con el texto o considerar el texto como sujeto. (...) la realidad como texto, los sujetos como textos y el texto como sujeto y realidad (Rojas Pachas, 2009:7)

Al respecto la elección del nombre Gramma, es digna de ser destacada puesto que ilustra el proceso lecto/escritor en función de nociones teóricas y fenómenos humanos que se reconocen en el diseño y la intención creativa de modo trans(versal) Gramatología, pulsión translinguismo, estructuras esquizofrénicas, rizomas y reconstrucción del mundo y sus voces cotidianas a través del lenguaje poético, son dimensiones que la actualización hace intuir al receptor enterado y primordialmente al dispuesto, puesto que el poemario, aunque breve, resulta contundente y avasallador para lectores habituados al canto, la lírica referencial y emotiva; de cualquier modo, el desconcierto y lo abyecto se promueve con igual intención en todo nivel y para todo destinatario. bostezos que ya no son míos por que fueron educados al nacer en los bostezos de profesionales del sueño y a mi me mordió un perro llamado desenfreno rompiendo el iceberg invertido que todos llaman fábrica de progreso y generosidad con indiferente recelo y gracioso devorar de oxigeno arrojado desde el más allá vanguardia boom en un infinito coqueteo con los reyes de cuatro pedos enlutados en cada utopíamachetera a la moda lista a dignificar al hombre luchador con nuevos trabajos para la mesmedula creativa (Rojas Pachas, 2009:19) Eminentemente prosaico y “machetero” en la sintaxis, los versos proceden como una edición de imágenes inconexas y destellantes que operan al servicio de la ambigüedad y el descentramiento en la medida que la obra establece sin pudor una distancia dialéctica, cognoscitiva y experencial enorme con la realidad tangible; los hablantes o el hablante que muta y se pierde en el decurso textual instituye voces innombrables, asistémicas, asexuadas y carentes de rostro e historia. suma del fracaso va gimiendo en cada boca naciente, gime en el sabor de cada crió reptando, forzado, devorado por la máquina y el furor de esa palabra uni-dimensional, artificiosa y plana como la retina de acero y fibras tentaculares… (Rojas Pachas, 2009:9) (…) (((ecos))) velocidad, violencia deforme -cuerpos sin catarsis –ruidos guturales (((ecos))) inter-ferencia; una transmisión del futuro – un cíclico intertexto -(((ecos)))

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

148


citas, ficciones verdaderas entrepiernas sudorosas, botellas, carne (((ecos))) desde infinito dolor, olor, fragmento invisible (Rojas Pachas, 2009:8) Como interpretes, adolecemos de asidero o parámetros tangibles, el texto no da tegua, de modo que todos los elementos que se suceden de manera transitoria y cercenada, habitan y nos obligan a ingresar con ellos a una bruma de asfixia y vacío sin temporalidad, sin pasado y futuro, siendo lo único transmisible ni siquiera comunicable pues no hay voluntad o confianza en el circuito y en sus factores, la matriz de una grabación artificial hecha por una máquina, una cinta anacrónica destinada a un hipotético receptor que a su vez no es condición material necesaria para la realización y éxito del proceso de entrega del mensaje.

Esos (((ecos))) sub-vertidos, consonantes ciegas… Cerrando el Circuito… (Rojas Pachas, 2009:12) En este sentido, el tratamiento de los significantes reafirma en la entrega del contenido la noción de palabra perdida, irracionalista digresión que cobra sentido en el ilusorio y fantasmático destino y no en el origen, por ello se rehuye a toda certeza conceptual o perceptible y la sensibilidad se exalta sensorialmente en lo grotesco, en los vasos comunicantes que descienden a lo infinito del esperpento, a lo visceral de un apocalipsis dionisiaco que antepone la negación total como comienzo, conocimiento y espera. y las estrellas, feroces de tu ambigüedad feroz cuelgan como y sobre ese pollo que robaron del mercado para devorar entre sus tripas de sexy; sexy esternón metálico tecleando CADA pelo CADA mancha CADA peca y frágil fisura con CADA pudicia reventada para el ojo en sangre, ardiente y per-formada caída. “La conexión intravenosa: :sigue latiendo con dulzura” (Rojas Pachas, 2009:15) En síntesis, estamos ante una poesía no de la creación y la creencia, sino de las (de)construcción y (des)creimiento falsacionista de las estructuras y lindes del lenguaje y sus promesas. No me digas que no te provoca darle un mordisco. (…) Dime que no te excita la idea de tirar sobre los restos del mundo (…) Dejar una parte tuya, empapando de virginidad aquel claustro de discursos. (…) Eres una mentirosa…. Tu sonrisa hipócrita… (…) compite con cualquier voyerismo (…) Insistes. (…) Una vez más (…) prefieres mirar todo…desde el borde, repetir el Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

149


plato de las ocho, al mediodía tragar y durante la última edición, volver a devorar el aire con mentiras… tan poco elaboradas… pero ese bulto en tu entrepierna no me engaña, (…tengo miedo, mejor suéltame, nos están viendo, saben nuestros nombres, puede que no lo quieras creer …pero coleccionan nuestras huellas) …lo puedes oler, mira allí… (Rojas Pachas, 2009:24) El signo se presenta en su multifacética multiplicidad como una sintaxis absurda y cercenada adrede, semas plurisotópicos y heteroglosia desafiante para los usuarios como conspiradores ciegos; mudos encerrados en la sorda esfera de la comunicación. (mejor déjame morir en paz) Como quieras… adiós… nos vemos mañana, si todo no ha terminado aún… Rojas Pachas, 2009:24)

Adriana Guaringa Robles Obra citada. Rojas Pachas, Daniel. Cinosargo 2009, Arica-Chile.

‫ڭ‬ Adriana Guaringa Robles (Buenos Aires 1975) Poeta y cronista, creadora del colectivo “Spergesia” y la revista del mismo nombre. Autora en poesía de los títulos Liminar (1993) Calcino-metro (2002) MENTAL (2006) y en crónica, redactora del semanario “Pasos perdidos” en el ámbito de música y danza.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

150


Sobre el concepto de la pureza y la impureza Una idea de Roger Caillois (1913-1978)

Por: Sócrates Adamantios Tsokonas socratestsokonas@hotmail.com

Según Roger Caillois, el aspecto sagrado del mundo se halla en buena parte de las culturas. De tal forma que donde existe lo sagrado existe igualmente la pureza, pero también el aspecto mundano e impuro del mundo. En griego “ευαγης” significa puro o sagrado, mientras que el significado de “εναγης” quiere decir maldito, execrable o abominable. Ambos mundos son recíprocos, en donde hay santidad, puede aparecer del mismo modo la mancha. Tales mundos, el mundo sagrado y el profano, se acercan tanto como el bien y el mal, la pureza y la impureza, el temor y el deseo.30 Sobre la pureza e impureza, basta pensar en la pubertad de la mujer, y cómo en algunas sociedades se la aparta de su vivienda natural, siendo confinada en un pequeño cuarto, especialmente construido para purificarla de su mancha. O a la parturienta, en el momento de dar a luz, sobre todo si es el primer hijo. En todo caso, cuando se trata de la menarquía o las menstruaciones primeras, se aísla a la mujer preferiblemente sin tocar el 30

Para ver información detallada, revisar en el libro de Roger Caillois, llamado El hombre y lo sagrado, la parte sobre la pureza y la impureza. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

151


suelo y sin que el sol la ilumine con sus rayos, de modo que ella no contamine la tierra ni a su comunidad. No solamente las menstruantes, ni las parturientas sino también los guerreros que vienen de una faena sangrienta. Sea que hayan matado un animal, sea que hayan matado una persona; donde haya derramamiento de sangre, hay contaminación de la pureza, de la santidad, de las fuerzas benéficas del mundo. Por tanto, todo aquello que encierre impurezas, tales como sangre, excrementos, inmundicias, cadáveres, deben ser absorbidas por un sacerdote, por alquien a quien se le considera sagrado, puro. De tal forma que en algunas sociedades, cuando hay un individuo que ha roto con la legalidad del mundo de la justicia, sea por cometer asesinatos, sacrilegios, profanaciones de lo sagrado, este ser no debe ser muerto por la comunidad directamente. Son diversas las formas de llevar a tal individuo a expiar sus culpas. Una de estas formas es dejarlo solo y mar adentro en un esquife que hace agua por todo lados, en otras culturas esto se hace atándole las manos para asegurar que la culpa no recaiga sobre la comunidad. El Levítico en este sentido es claro, se expían las culpas del transgresor mediante la muerte de un animal, como puede ser un toro o novillo. De aquí surge la idea del chivo expiatorio, al menos es una de las referencias escritas más antiguas que conocemos en Occidente. El sacerdote, luego de muerto el animal, despedaza y bota fuera del campamento (vale decir, alejado del sagrado templo de Dios) los restos e impurezas del animal. Sólo él está en capacidad de hacer esto, ya que por su santidad puede absorber sin maleficio las culpas que han sido proyectadas por el transgresor en el animal. Todo esto podría ser, para mí, un buen comienzo para el análisis de la tragedia Antígona de Sófocles, que se ha convertido en santa o “agia”; esto es, sagrada, debido a la mancha con que se contaminó al tratar el cadáver de su hermano Polínices. Ella representa el perfecto chivo expiatorio.

‫ڭ‬ Sócrates Adamantios Tsokonas. (Caracas, 31 de mayo de 1979) Ensayista grecovenezolano, amigo de las letras, pensador crítico, humanista. Mis intereses litearios tienen que ver con autores como Albert Camus, Dostoievski, Víctor Hugo, Friedrich Nietzsche, etc. Me gustaría leer a Nikos Kazantzakis, escritor griego importantísimo, autor de Vida y hechos de Alexis Zorba. Creo en la utilidad catártica de la literatura, aunque en apariencia no sirva para nada. Pero si a la nada se le consigue un sentido vital, es esto lo que para mí ha de buscarse. Me gusta mucho leer a Ricardo Piglia, soy un gran aficionado a sus novelas. He leído unas tres pero lamento muchísimo no haber leído Respiración artificial. No obstante, creo que una de las tres es un libro de ensayos y crítica literaria llamado El último lector.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

152


El ángel en vuelo de la poesía: Una pequeña entrevista a un filósofo cienciasófico, que escribe poesía.

Foto: César Pineda

Por: César Pineda Quilca y Charly Martínez Toledo cesardpqune@hotmail.com elbuenlector@hotmail.com

El autor de “En los Extramuros del Mundo”, Enrique Verástegui, nos cuenta detalles de su último libro “Teoría de los Cambios”, el más inspirado y porque no decirlo el más esperado. Agrega además que este poemario se lo dedica a una amiga crítica argentina y que gran parte de sus poemas los escribió acá, a través de la Internet. Así mismo nos habla de algunas cosas más. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

153


1

Día miércoles de Fiestas Patrias. 12 y 30 del mediodía en La Molina. A una cuadra y media de Constructores con Ingenieros. Por fin llegamos a ese bendito hogar tan esperado, donde vive un vate muy reconocido en compañía de su madre, hermanas(os) y sobrinas(os). Toco el 1er timbre de unos tres que están en serie. Mientras esperamos que Enrique salga a recibirnos, Charly y yo vamos a comprar un par de Maltin Powers en aquella bodega que se ubica justamente al costadito derecho de su casa. De pronto, el poeta sale raudo como si hubiese visto por ahí a una voluptuosa mujer cubierta de rosas que lo llama. Pero todo queda ahí, en fantasía nada más. Con mucho respeto y educación nuestro anfitrión nos saluda amablemente diciéndonos: “pasen, pasen, justo los estaba esperando. Siéntense en el sofá, pero no cojan nada”, con una voz que te sacude y te pone alerta sobre cualquier hecho delictivo. La razón es muy simple. Sus libros están regados debajo del círculo de su mesita de sala como valiosos objetos de oro de un museo literario en exhibición. Y vaya que lo es. Lo notamos algo cansado, quizás un poco deprimido. Nos sentamos y escuchamos por un rato al poeta decir: “Mis amigos me abandonan por sus ocupaciones”. Pero su semblante cambia cuando damos inicio a la conversación. - Enrique ¿Cómo surge “Teoría de los Cambios”? - Surge de un proceso de introspección en mí mismo que busca encontrar mi yo a través de mi lenguaje poético. - ¿Cuál es el núcleo temático del libro? - Es la poesía y la naturaleza la temática. Son núcleos eminentemente poéticos. - ¿Es tu poemario un libro espiritual? - Sí, eminentemente espiritual. Está presente la idea de Dios. - ¿Los poetas viven en un mundo múltiple? - Deberíamos vivir en un mundo múltiple, si es que es un mundo múltiple. - ¿Te consideras un poeta visionario? - Sí me considero un poeta visionario por múltiples razones. - ¿La poesía es cognoscible o todo lo contrario? - La poesía es cognoscible. Lo innominado lo nombra la poesía. - ¿De qué forma revoluciona la poesía en el mundo? - Transformando conciencias. - ¿Cómo alcanzar la plenitud de la vida? - A través de la propia juventud y se es conciente del valor de la juventud a través de la escritura. - ¿Qué sentimiento te ha generado la repentina muerte de Enrique Congrains? - La desaparición de un gran cuentista. Lo leí muy joven por el año 66. “Lima, Hora Cero” fue un libro bueno por eso de la temática de las barriadas. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

154


- ¿Qué se siente escribir a esta edad? - Se es joven siempre. La mente no envejece nunca. - ¿Cómo ves el futuro de la poesía peruana? - Siempre se ha hecho buena poesía en el Perú. Toda la literatura va en avance. - ¿Qué opinas de tu generación? - Fue y es una generación excelente, porque transformó el Perú. - ¿Qué representó para ti Hora Zero? - Un grupo de élite de la literatura peruana y además teóricamente, el comienzo de la especialización en el Perú. - ¿Qué otros proyectos o publicaciones tienes en mente? - Publicar mis cosas inéditas. - ¿Qué te parece la Internet? - Un medio de comunicación fabuloso. - Por último ¿Cómo te encuentras a pocos días de la presentación de tu libro? - Tranquilo y a la vez nervioso, porque el libro aún no ha sido impreso. - Gracias Enrique. - Gracias a ustedes muchachos por la entrevista.

2 Y nosotros nos despedimos con un abrazo y un apretón de manos, encantados de escuchar sus mágicas palabras, llevándonos el sabor de la poesía a la boca…

‫ڭ‬ César Pineda Quilca: (Lima – 1980) Estudió lengua española y literatura en la Universidad Nacional de Educación “Enrique Guzmán y Valle” - La Cantuta. Es integrante del grupo literario “Letra en Llamas”. En su distrito ante la falta de movidas y labores culturales funda el Movimiento Literario "Di - versos" de Ate - Vitarte. Algunos de sus poemas han sido publicados en la revista literaria “Remolinos”. Ha participado en diversos recitales de Lima, Chiclayo, Huacho y Chincha. Actualmente dirige su blogs literario: http://nidodepalabras.blogspot.com. De vez en cuando -y cuando la salud se lo permite- se nutre de vida organizando recitales y eventos culturales alentando el espíritu creativo y crítico en su querida universidad de origen. Charly Martínez Toledo (Lima - 1984) Se volvió narrador por causas de la vida. Es un empedernido amante y comprador de libros. Integró el Taller de Literatura de Chosica “Mario Vargas Llosa” y un activo colaborador del opúsculo "Efemérides" de la UNE. En la actualidad pertenece al Movimiento Literario "Di-versos" de Ate - Vitarte. Ha publicado este año su primer libro de cuentos titulado "Las púas y otros cuentos" en la editorial Arteidea. Dirige el blogs literario: http://durooficio.blogspot.com

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

155


Entrevistas Esperanza, pan nuestro cotidiano; esperanza, nodriza de los tristes... Amado Nervo

‫ڇ‬

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

156


Entrevista a Mariana Bernárdez

-¿Desde cuándo comenzó a escribir? -Escribir, mirar, aprehender, registro de la memoria, equilibrio sutil entre estar en el tiempo y haber tiempo; inscribir en el blanco de la mente, en el primer atisbo de luz jugando con el viento que se enredaba en las ramas del pirul, luego sentir el lápiz en la mano y tratar de imitar las formas de las letras, cantar el abecedario, las tablas pitagóricas, adormecerse con el rumor lejano del mar y la visión de la sierra y su pinar. Escribir con una escritura en fuga tras la transparencia de la hondura que se presiente en el latido; aquitarse y escuchar a Miguel Carrasco recitar romances de la guerra, o a la abuela decir en voz alta algunas seguidillas, pero el rayo que habría de confirmar las voces que habitaban fue la presencia de Alberti con la “Canción 8”; once años y herida y consolada fui por la poesía. -¿Qué es para usted la Poesía? -No sé qué es la poesía, de tanto serlo en mi vida se me escapa en su definición, pero no en la experiencia que la provoca o que inunda cuando se manifiesta, ¿razón sentiente?, ¿cuerpo en carne internándose en el saber de lo oscuro?, porque algo habría de quedar para consolar una vez tomada la ciudad por los filósofos siguiendo a Platón, algo expulsado, paria de lo alguna vez fundado y no por ello dejando de ser fundacional, algo habrá de abrazar en la desolación cuando los ojos con los que miramos nos revelan la fractura inicial de ser humanos, demasiado humanos como bien lo expresó Nietzsche, algo habrá de permanecer siendo hoguera y cobijo en los días amargos del desencuentro o en la vastedad del silencio que sobreviene cuando lo vivido rebasa la articulación del lenguaje.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

157


-Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria. -Me parece difícil deslindar la escritura de la vida, lo que se vive es el motivo de la escritura, pero me parece una limitante explicar la obra por la biografía; el texto debe rebasar en su evocación la fugacidad del instante, reverberar en su significación, de lo contrario se borrarían las orillas de lo que le hace perdurable. Hablar de la trayectoria académica, de los libros escritos o de la actividad literaria no sé cuánta importancia tenga para aclararle al posible lector algo en referencia a la materia poética; leer o escribir son actos en extremo solitarios, de una complicidad inigualable, no hay uno sin el otro. -¿Cómo define su poesía? -Los temas que conforman mi poesía son varios, no podría hablar de una línea de exploración única, el denominador común se abra a diversos nudos, por ejemplo el cuerpo como habitáculo, la memoria y la resignificación de lo vivido, el puente inexacto entre la razón poética y la razón filosófica, la capacidad evocativa del símbolo, la visión del animal-guía, entre otros. Asimismo creo que estas clasificación sobre género o sobre poesía confesional, intimista, amorosa, bordean aproximaciones de alto riesgo, ¿cómo evitar la aridez del encasillar? -¿Cree qué el escritor es un ser obsesivo? -No sé si el escritor sea obsesivo, pero si asume su compromiso comprende que a través suyo se prolonga la historia milenaria de las palabras; pulir, bruñir, sopesar su expresión es parte de su orfebrería, quien pronuncia abre paso a la realidad. -¿Cómo ve la nueva poesía de estos últimos tiempos? -La nueva poesía es como la vieja poesía, poesía desde su principio y hasta su fin; quizá lo envidiable de las nuevas generaciones es la amplitud de recursos con los que cuenta para extremar los límites de la expresión. -¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido? -Todo depende con qué, con quién, el intelectual sólo tiene un compromiso y es defensa de la inteligencia, de la razón, de la verdad que se construye en corresponsabilidad y en la congruencia, frente a la subversión de la violencia y desarticulación de sentido, es el escritor quien habrá de proporcionar el escenario de posibilidad.

la la la la

-¿Cuál es el fin de su poética? -No creo que una poética deba tener finalidad alguna, como tampoco creo en el escribir por escribir, ¿por qué se escribe?, porque es inevitable, para transparentarse, para aclarar lo que se siente, para apegarse a la pulsión inicial de vivir, para derramar de golpe la intensidad que provoca lo inmenso… -¿Cuáles son los autores que influyen en su obra? -Depende de la época, de los años de lectura, de lo que se escribe, hay autores que han sido de importancia y estoy cierta que habré de olvidar algún nombre: Ortega y Gasset, María Zambrano, Gaos, Xirau, Nicol, Kierkegaard, Platón, Heráclito, Pitágoras, Miguel Hernández, Pedro Salinas, Rosa Chacel, Rosario Castellanos, Los Contemporáneos, Borges, Cortazar, Neruda, Huidobro, Blake, Eliade, Guénon, San Juan de la Cruz…

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

158


-¿Qué libro nos recomendaría leer? -Hacer un listado de imprescindibles, no sé si podría, ¿quizá el último que he leído y me ha conmovido mucho? “La voz de Ofelia” de Clara Janés. -¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años? -El lenguaje cambia sin duda alguna, tantas palabras tantos pensamientos, se transforma la voz en la medida en que el proceso interno se desarrolla o se exploran nuevos temas que demandan más investigación o más capacidad creativa. -¿Qué hace antes de escribir? -No tengo un ritual que me lleve a escribir, lo que necesito es una cierta serenidad y templanza para lograr un equilibrio entre lo que quiero evocar y la fuerza expresiva que debe contener el verso, equilibrio de difícil nomenclatura. -¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le daría a este problema? -La industria editorial es una industria y como tal tiene muy precisados todos sus engranajes, desde los derechos de explotación hasta los canales de distribución, pero me parece más interesante la periferia que da cabida a una literatura que poco se conforma con la volatilidad de su contenido y que no sé si carezca de lectores o carezca de la rigurosidad del marketing que lleva a que el escritor además tenga que descubrir dotes inéditas de carácter histriónico. Con el uso de las nuevas tecnologías existe la posibilidad de que el escritor logre evadir a los intermediarios que viven de su oficio y vuelva a ser lo que es, un escritor. -¿Cree en los concursos o certámenes literarios? -Los certámenes y los concursos son creados para abrir espacios no meramente de promoción; el punto a discutir no es su existencia sino su malversación. -¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura? Soy una entusiasta del Internet, me parecen fascinantes sus posibilidades y sus alcances; además de poder ir de forma directa al lector.

‫ڞ‬ Mariana Bernárdez (1964) www.marianabernardez.com cuenta con estudios de posgrado en literatura y filosofía, sus últimos títulos publicados son: Liturgia de águilas. México: Universidad Autónoma del Estado de México y Editorial La Tinta del Alcatraz, 2000. Alba de danza. México: Enkidu Editores y Ediciones del lirio, 2000. Sombras del fuego. México: Instituto Politécnico Nacional, Fundación Alejo Peralta y Díaz Cevallos, y SEESIME, 2000. María Zambrano: acercamiento a una poética de la aurora. México: Universidad Iberoamericana, 2004. La espesura del silencio. México: Instituto Mexiquense de Cultura, 2005. Bailando en el pretil. México: Universidad Iberoamericana, 2007. Todo está en la línea: conversaciones con Raúl Renán y 15 poemas inéditos. México: Universidad Autónoma del Estado de México, 2008. Contacto: mariana.bernardez@gmail.com

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

159


Entrevista a César Valdebenito

-¿Desde cuándo comenzó a escribir? ¿Por qué? -Empecé a escribir a los siete años. Desde que tengo memoria mi padre tenía una biblioteca a escala mayor, no he contado los libros, pero las paredes las cubren estantes y libreros, los closets están llenos de libros. Mi padre era un ávido lector y también escribía, pero sin mayor pretensión. Por ahí comenzó mi interés por la lectura y escritura. Luego entré al colegio y me encontré con esos compañeros que eran unos monstruos, eso fue para mí una gran motivación, al igual que el colegio de curas en el que estuve, era de un despotismo apoteósico. Era realmente fabuloso lo que hacían con nosotros, lo que indudablemente fue como si pusieran una grúa empujándome a escribir. Yo de joven leía mucho a los rusos, me fascinaban: Tolstoi, Dostoievski, Gogol, Lermontov y otros; luego descubrí a Hesse, a Poe, Faulkner. En aquella época tenía 16 o 17 años. Las tardes de ocio eran placenteras, por entonces di un salto a la poesía, lo leía todo, el dinero que llegaba a mis manos se me iba en libros, mientras algunos iban a fiestas y discotecas yo me encerraba en mi casa a leer, recorría librerías y bibliotecas. En aquella época escuchaba la Polonesa de Chopín y Debussy me gustaba tanto como la mugre del pop, es algo que no puedo explicar. La libertad de la musicalidad y el ritmo en la poesía es crucial. Por supuesto Freud es un placer, lo leo para entretenerme no para aprender, es un tipo que me divierte. En el arte disfrutaba mucho con Dalí, los cuadros japoneses de Utamaru o de Toyokune son preciosos, Da Vinci. En poesía pasé por diferentes periodos, fue impresionante partir con Whitman, Pessoa, Kavafis, Eliot, son poetas que puedo releer fácilmente, con un aire bastante lúdico. Esos fueron mis comienzos. -¿Qué es para usted ser escritor? -Un hombre impulsado por los demonios que al escribir mete el dedo en la llaga. Hay que apretar la herida hasta que duela. Es un hombre temerario con la tinta, no permite que nada lo condicione. Ni siquiera los favores del poder o el dinero. Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

160


-Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria. -Mi proyecto actual es terminar un par de libros que tengo en carpeta, un guión para un corto metraje y una obra de teatro. Mis actividades literarias son asesorar a un par de revistas de arte y literatura, participo como miembro de jurados literarios cuando soy invitado, todos los años dicto talleres de narrativa, poesía y de creación literaria. Y cada cierto tiempo me solicitan dar una charla o conferencia a algunas personas que les causa gracia escucharme. -¿Cómo define el estilo de su narrativa? -Uno escribe y eso debería bastar. No soy uno de los que se abre el estómago de un tajo para verse las tripas. -¿Cómo ve la Narrativa de estos últimos años? -En Chile los narradores actuales son mediocres. He tenido el buen cuidado de no aprender nada de ellos. Es frustrante leer a Marcela Serrano, Lafourcade, Lemebel o Rivera Letelier. A lo sumo son capaces de narrar un hecho pintoresco y engañar a ingenuos lectores. La mente no les da para más. Fuguet maneja los códigos narrativos del marketing. Y debo combatir una sospecha de conspiración contra mi cerebro cuando veo que críticos y novelistas aceptan dócilmente como “gran literatura” las insensibilidades y cópulas de Isabel Allende. Por otro lado La melodía infinita de Camilo Marks es un fracaso total, es un “autor” sin estilo, no tiene imaginación, cada uno de sus personajes es realmente falso, su obra es totalmente aburrida, insignificante, grado cero. Uno debe preguntarse si la editorial leyó el bodrio. ¿Cómo puede equivocarse tanto un editor? Y para qué hablar de Gonzalo Contreras, un autor que no quiera ser nada de nada, eso no lo entiendo, sus “novelitas” son totalmente insignificantes tanto como las de German Marín, no sé si Marín es peor que Contreras o viceversa, pero sea cual sea, los dos son lamentables, sus libros están llenos de páginas muertas. Marcelo Lillo es un escritor muy distinto, hay algo ahí. El primer libro de Zambra también está vivo. Algunos cuentos de Jaime Collyer, de su libro Gente al Asecho, son espléndidos, calan a fondo en el alma humana, aunque escribió una novelita insustancial y liviana que con todo gusto la quemaría. ¿En quién más podemos pensar? Carla Guelfenbain y Simonetti son una mierda. Son escritores de contratapa y advenedizos, Carlos Frank no existe. Viendo lo que se publica en mi país no queda más que deducir que nuestros editores están todos coimeados, son unos farsantes con un gran sentido del negocio, son comerciantes ambulantes con oficina. Es la tónica de este país. Quizá lo más rescatable de los últimos años es Bolaño, me refiero a las primeras páginas de Los detectives Salvajes, el resto de sus libros son un desastre que a nadie le recomiendo leer. Hay narradores norteamericanos, europeos y de otras latitudes que me parecen significativos, por nombrarte a algunos: Auster, Don DeLillo, y entre los fallecidos Carver, todos los cuentos formidables de Ian McEwan y ahí ya entramos en el terreno de la verdadera literatura. También hay escritores que se acercan a una narrativa de una naturaleza vigorosa, vital, pienso en las obras completas de Mc Carthy, Magris, Kureishi, Amos Oz, etc. -¿Qué autores influyen en su obra? -En el plano estrictamente literario he tenido la oportunidad de beber de muchas fuentes y todas ellas me han influido de alguna manera. Muchos autores me han fascinado, por nombrar a unos pocos de los que releo constantemente: Tolstoi, Italo Calvino, Hesse, Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

161


Balzac, Dostoievski, Carver, Faulkner, Gogol, Whitman, Pessoa, Amos Oz, Kavafis, Ezra Paund, Eliot… pero las influencias uno no las controla, siempre hay autores que a uno lo sobrepasan sin que uno lo quiera, y que sin saberlo están en tu obra. Pero mi primera y verdadera influencia fue el Baldor, ese grueso libro de Matemáticas con cientos de ecuaciones para resolver. Me deleitaba. Si buscabas allí siempre podías encontrar algo imposible de creer. Me despertó el asombro. Creo que las cientos de horas que pasé frente a ese libro me formaron de manera decisiva. Allí había desconcierto. Era alucinante. En vez de leer el Quijote yo abría el Baldor. -¿Cree qué el escritor es un ser obsesivo? -Absolutamente. -¿Cuál es el fin que desea lograr con su escritura? -No me interesa lograr ningún fin. No soy un tipo altruista ni mesiánico. Escribo porque no tengo nada más que hacer, escribo para sacar afuera mis obsesiones, escribo para asesinar los fantasmas que me persiguen, escribo por que estoy ocioso -Dentro de su producción literaria, ¿Qué obra elegiría usted por optar en una en especial? -La que estoy escribiendo en este momento. Es un libro de cuentos eróticos que he titulado Todas las rameras de Chile -¿Cómo ha cambiado su lenguaje a los largo de los años? -El lenguaje es una búsqueda que nunca se termina de encontrar, cada vez que escribo una obra intento acercarme al lenguaje que mejor interprete esa obra. -¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido? -Mira hay excelentes escritores comprometidos y hay excelentes escritores sin ningún compromiso. Dicho de otra manera, cuando escribes, es como hacerte el harakiri y luego de eso tratar de salir vivo. Eso, al final del día, es lo único que cuenta de verdad si se es un escritor de tomo y lomo. Mi verdadero compromiso, si es que tengo alguno, es con la literatura. El escritor es un hombre que debe tener responsabilidad ante su literatura, ante si mismo y su propia conciencia. -¿Qué libros nos recomendaría leer? -Ni por mar ni por Tierra de Miguel Serrano, él es un escritor de primera, incomprendido por un séquito de mentes pequeñas al alero de los poderes del estado. Serrano indudablemente es la personalidad más controversial y eminente de la literatura chilena. En mi país han tratado de olvidarlo por ser nazi. Pero les será imposible. ¡Viva Miguel Serrano! Viva el Führer.

-¿Qué hace antes de escribir? -Mis ritos han ido cambiando con el paso del tiempo. Hoy lo único que necesito para escribir es tener un lápiz y una hoja de papel, o estar frente al teclado del computador o a una máquina de escribir y luego en realidad no hay ningún secreto, uno simplemente destapa una botella de cerveza, espera tres minutos y años de artesanía hacen el resto y en ocasiones unas décadas de artesanía chilena mediante un vino no muy bueno también hace su trabajo. Pero una cosa he descubierto que necesito un espacio propio, una madriguera. Aunque si tengo las ideas verdaderamente claras podría escribir sentado en Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

162


una piedra, sobre un tarro o en una pieza de motel o haciéndome la paja, pero ello no tiene importancia. -¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le daría a este problema? -No me interesa la industria editorial. Sus vicios son enormes y no tienen arreglo. En Chile son unos coimeros o unos mafiosos. Una vez un hombre de una gran editorial internacional me iba a publicar un libro, nos conocimos y me preguntó algunas cosas y al final me pidió la opinión sobre algo que él había escrito, yo cometí el error de ser sincero. Al escucharme el tipo se puso histérico. Al otro día me llegó un emaíl de su parte diciéndome que me olvidara de mi publicación y que se iba a encargar personalmente de dar a conocer a los demás del rubro cómo me había comportado con él. No es mi culpa que sea un escritor insignificante. -¿Cree en los concursos o certámenes literarios? -Los concursos literarios realizados por la mayoría de las grandes editoriales están arreglados de ante mano por los editores, representantes y casas editoriales. Las colusiones son enormes y difíciles de dimensionar. Por otro lado hay algunos concursos, los menos, que dan la posibilidad a algún escritor de ganarse un dinero lo que le da cierta tranquilidad para su sustento. En todo caso no creo que un concurso literario o un premio literario sirva para que un escritor sea mejor escritor, es decir que lo empuje a escribir mejores libros. Y como la cuestión es tratar de escribir la mejor literatura que uno podría escribir puedo concluir que los concursos y certámenes no tienen ninguna relevancia para literatura. En fin, en muchos casos son el fiasco y el lastre que ciertas empresas crean para tratar de sacar el mayor beneficio económico con el arte. El Nóbel es un reality show sin cámaras de grabación. -¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura? -Me parece que eso poco le debiera preocupar a un escritor. Si el escritor es publicado por esos medios bien y si no lo es: bien. No tiene ninguna importancia para la creación literaria. Tiene importancia para su difusión y eso me parece perfecto. -Por último: ¿Desea agregar algo más? -Agradecer la entrevista, lo he pasado muy bien contestándola.

‫ڞ‬ César Valdebenito. Nació en Concepción, Chile. Poeta, narrador, ensayista. Estudió matemáticas en la Universidad de Concepción y al egresar se dedicó por completo a la literatura. En 1997 fundó la revista Difusión. En 1998 publicó el libro de poemas El Jardín (Premio fondos concursables Municipalidad de Concepción). El 2000 fue publicado, su libro objeto, La Muerte de Bukowski. En el 2001 sale a luz su Antología de Poetas Chilenos Jóvenes (Premio a la reedición de las mejores obras publicadas en el año por el Fondo del Libro y la Lectura del Gobierno de Chile). En el 2002 apareció su segundo libro de poemas Urnas o Réquiem a la palabra (Ediciones Lar). Ha sido editor de la revista, Quiltro (Premiada con los fondos concursables Universidad de Concepción).Director del polémico y a contracorriente pasquín literario El Amante de la China del Norte. El 2004 es premiado por la autoría del CD interactivo Literatura de las Nuevas Fronteras. Ha sido jurado de distintos certámenes literarios a nivel nacional. El 2008 es publicada su novela Correcciones Elementales. Continuamente es llamado a dictar charlas y talleres en Instituciones y Fundaciones. Correo: tliterario@gmail.com Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

163


Reseñas El amor de los jóvenes no está en el corazón, sino en los ojos. William Shakespeare

‫ه‬

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

164


Las púas y otros cuentos

Las púas y otros cuentos Charly Martínez Toledo Editorial Arteidea, 2009

Charly Martínez Toledo (Lima, 1984) con su libro Las púas y otros cuentos (Editorial Arteidea, 2009) nos acerca de manera intensa a una serie de narraciones, donde el destino de los personajes en casi todos los casos estará marcado por la indefectible marca de la frustración de no poder alcanzar el objeto deseado, o la marca de la maldición encumbrada magistralmente en un personaje femenino de onda subterránea y gótica como lo es la joven bruja Patricia en el cuento Las púas, donde su condición de bruja hace que ella sea arrastrada por la filiación hacia el mal y condenada a que le crezcan monstruosas púas de las manos, las cuales serán de alguna manera su estigma diario, pero a la vez su identidad, su verdad dentro del mundo. Ella tiene de alguna manera una salida para que su maldición desaparezca: El amor de Carlos, sin embargo, lo funesto y la opción por lo oscuro logra imponerse creando así en el personaje principal una aceptación de su mundo desolado y hostil. Por otro lado en el cuento Vidas destruidas se nos presenta al personaje principal Pedro y a Astrid una hermosa bailarina la cual aún despierta una pasión incontrolable sobre Pedro a pesar de que ya no hay nada entre ellos, mas la indiferencia de ésta hunde al personaje en su frustración y lo acomoda hacia un lugar contemplativo y nada más, sin embargo en este relato queda abierta la posibilidad de un rencuentro y quizás una reconciliación con la bailarina.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

165


En relato Mañana templano, pol favol, nos da cuenta de Honoraldo que es tragado por la inmensa masa de desempleados que existe en la capital y sus devenires en torno a la búsqueda de empleo. En esta narración Charly, intimando con Ribeyro, nos muestra además de las acciones de su personaje, la psicología que lo mueve hacia esa “tentación hacia el fracaso”. Por último, en el relato más irónico y excéntrico Yo maté a Arquímedes, el personaje: un enfermo psiquiátrico, va demoliendo toda frontera hasta insertarse en lo onírico, en lo irracional, pero a la vez nos muestra una verdad, la cual es el desquicie del ser ante una realidad que lo ha marginado y donde la única salida es reconfigurarse y ser “un asesino” o alguna otra cosa para intentar de alguna manera apaliar la terrible soledad y angustia que lo asecha día a día. Con una prosa cargada de descripciones físicas y psicológicas centradas en el personaje y su accionar, Charly ingresa de esta manera al enorme universo narrativo nacional, no sin antes asegurarse de su calidad y también su carga reflexiva que nos reserva a través de sus relatos los cuales siempre intentan darnos un grito de alerta o acaso simplemente un boleto para identificarnos en ellos. P.A.

Sobre el autor: Charly Martínez Toledo (Lima - 1984) Se volvió narrador por causas de la vida. Es un empedernido amante y comprador de libros. Integró el Taller de Literatura de Chosica “Mario Vargas Llosa” y un activo colaborador del opúsculo "Efemérides" de la UNE. En la actualidad pertenece al Movimiento Literario "Di-versos" de Ate - Vitarte. Ha publicado este año su primer libro de cuentos titulado "Las púas y otros cuentos" en la editorial Arteidea. Dirige el blogs literario: http://durooficio.blogspot.com

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

166


Árbol de sol

Árbol de sol Mónica López Bordón Editorial Grupo Cero, 2007

La poesía nos sumerge en un río interminable, en un cause anchísimo, lleno de misterio y luz, que nos desmiembra a medida de que el sol nos desnuda y el alma se llena de un aroma de mundo, de eternidad. El escribir poesía es construirse en una hoja blanca de papel, es llegar a la comunión interior con lo creado, es hacerse reflejo y diluirse en las palabras que a pesar de sus límites logran darnos ese placer que derrota al silencio para llenar de música el espacio gris por donde nos toca vivir. Árbol de sol (Editorial Grupo Cero, 2007) de la poeta española Mónica López Bordón (Las Palmas de Gran Canaria, 1976) nos muestra de manera contundente su poesía que de alguna forma intenta presentarnos desde su propia carne que abraza al mundo y lo imposible que está allí y también aquello que no está allí. Ella se sumerge en su propia creación para gozarla y comunicarnos desde allí su lucha y su victoria: Hay veces, tantas veces, que me hundo en ti hasta desaparecer para no escribir del tiempo, para ser, del futuro, futuro sin sombra entre tus brazos, mi amor en tu alborozo.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

167


La poeta a lo largo del libro tentará un reconocimiento y reconciliación consigo misma a través de la aceptación de su cuerpo como medio para lograr el sentimiento de identidad. La piel en este libro es el símbolo por el cual se puede expresar la totalidad del espíritu y su fuerza creadora y comunicativa, así como su estrechísima relación con la naturaleza de las cosas que están alrededor mostrando sus enigmas: ¡No saber quién soy...! Nada se debe a mí. Apenas unas letras y rescato a la mujer que soñaba a media noche, suspendida en una barca abandonada, esperando. Quizás fuese yo ataviada con las soledades. Empiezo a reencontrarme en mi propia piel. Árbol hecho carne.

En ese trance hacia lo ignoto, el yo se hace más visible y sufre los embates de la frustración, de esa imposibilidad de no poder más ante lo inevitable, lo funesto, que sin embargo no merman el alma de la poeta que busca en todo momento esa libertad que trasciende límites y esquemas, una forma de ver las cosas, más allá de los desgarramientos: Al cielo, al viento, a la noche les escribo hojas de invierno cuando la soledad me habita... El mar virgen renace en árboles sin raíces, amarillo deslizado a medio hacer, suaves murmullos del acantilado... Hace tiempo que partí y el olvido se engarza en mil formas de este espacio vacío que me atraviesa con un filo de libertad.

La poeta canta su derrota, pero no se sabe derrotada. Mira al otro, se contempla a sí misma, encuentra el dolor de lo que no se necesita explicar e intenta dar con aquello que es inmortal, que no sabe a simple esperanza o nostalgia, ella encuentra una verdad tan íntima que la hace sangrar en mil luces simultaneas que acaso vuelven esta vez como voces, como evocaciones de una parte de la vida: Éramos voces en lo verde, de lo humano, la flor iluminada sin sepultura en el tiempo.

Más adelante cuando el viaje parece hacerse intensa remembranza, la poeta nos abre nuevamente esa herida en la carne, nos muestra que somos “de nadie y de todos”, Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

168


seres obsesivamente contradictorios y atractivos hasta el vacío, que nos hace reconocer nuestra innombrable desgracia y también el poder para encontrar lo que nadie ve, lo que nadie dibuja en lo obtuso de la oscuridad: Busco en el vacío un signo turquesa que me guíe hacia la luz del silencio sonoro. La respuesta es el eco mudo que interroga al mar por algún anhelo. Desanudo tu lengua, desnudo tu piel y, vacío, te pongo palabras. Me pronuncio cada noche. La postrera muerte siempre invita a beberse el océano de un sorbo.

Existe una gran carga de erotismo en este intenso poemario. Un erotismo, no como un simple trance sexual o una aseveración de los cuerpos, sino acaso el fin es “mostrarnos” esa intimidad de los amantes y su acercamiento con lo eterno y sublime de las cosas. Más allá de “mostrarse” es aquí un “fundirse” en el fragor de la luz que llena todos los abismos: Palabras enardecidas mueven la materia muda. Nuestros cuerpos descansan en la profundidad de la cintura. Resplandece la eternidad, y amo de ti, en las entrañas, el silencio sonoro de tus besos.

Con una gran carga de música y libertad, Mónica López nos hace enfrentar nuevamente el camino hacia lo eterno y misterioso despojándonos de nosotros mismos y solo sublimarnos el uno al otro en esa danza inmortal que hace posible ese árbol de sol: “Decirte 'te amo' y volver a empezar”. P.A Sobre la autora: Mónica López Bordón. Poeta y periodista española (Las Palmas de Gran Canaria, 1976). Es licenciada en ciencias de la información (periodismo) por la Universidad Complutense de Madrid (UCM, 1999), donde también ha hecho un máster en televisión (2000) y la licenciatura en teoría de la literatura y literaturas comparadas (2005). Ha sido jurado de concursos literarios y ha participado en diversos recitales poéticos. Ganadora del Premio Nacional de Poesía Hernán Esquío (2006). Ha publicado el poemario Árbol de sol (Grupo Cero, 2007) y es coautora de Mitos azules (2004). Textos suyos han sido publicados en Luces y Sombras, Constantes Vitales, Poesía Galicia, Las 2001 Noches, Paralelo 30 y La Urraka, entre otras revistas. Actualmente es directora de Comunicación de Grupo Cero y coordinadora de prensa, comunicación e imagen de la Asociación Comarcal de Empresas de Daganzo, Ajalvir y Paracuellos de Jarama (Acedap).

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

169


Fotografía de época

Fotografía de época Varios Autores Lustra Editores, 2008

Fotografía de época (Lustra Editores, 2008) es una antología que reúne a cuatro poetas egresados de la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Federico Villareal. Entre los poetas tenemos a Mario Ulises Huanambal Valenzuela con su colección titulada La frontera de la palabra, la cual retrata temas como la del tiempo en su acción desgastadora y también la estrechísima relación del actuar humano con la naturaleza que colinda a veces con lo irónico y otras veces con una especie de filosofía que trasciende lo absurdo para darnos conocer una verdad que provoca la risa, mas no deja de ser mordazmente dolorosa: “Mi perro está convencido / que soy de su especie. / Cuando observa esta evolución / se repite: “Cómo ladra mi amo / cómo mueve la cola / y llora como yo / lame tanto / y copula tanto.”” Por otro lado tenemos también a Christopher Martínez Valdivia con Llantos de sol. Aquí el autor a través de poemas breves nos muestra su universo que se edifica sobre descripciones y espejismos. Lo onírico es aquí el medio por el cual el poeta trata de lograr su libertad, pero no la de la trascendencia, sino más bien la de los objetos que Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

170


nos atrapan con su esencia. Existe también una cierta carga erótica en el sentido de que el yo asume un rol contemplativo y evocativo, haciendo escuetas referencias a otro que encarna su ideal sensual: “Ella escucha su voz / en llantos de sol / y se esconde migajas blancas / bajo la niebla.” En Brumas de la voz de Luis Enrique Medina Castañeda, lo confesional y lo coloquial se dan cita para encumbrar su expresión. Sus poemas intentan retratar el universo del hombre inmerso en su realidad adversa y alienante. Poemas más largos, referencias a la calle y sus infiernos o iluminaciones, nos hace contemplar al sujeto y su frustración e indiferencia de cada día, sus eternas alas amputadas: Afuera nadie grita / la voz es un viento que dibuja / un laberinto de ecos nocturnos. / Los pasos duermen / colgados de un bolsillo / fabricando un minuto en el silencio de las calles / esquinas despobladas / rasgadas por los ojos de un mendigo.” Por último tenemos a Luis Arnaldo Morán Cavero con Escritura, una serie de poemas donde la violencia y lo absurdo se funden un uno solo para así mostrarnos las incoherencias de una ciudad devastada por sus vicios y sus sinrazones. Aquí el poeta no solo intenta describirnos una realidad, sino que es él quien a través de su propia existencia y experiencia nos muestra el mundo: “Por un sol / un demente mataría. / Y andan tantos soles / y tanto loco / yo también. / Y llevo cinco soles en la bolsa / y cinco me persiguen / y me matan / por un sol.” En suma estas cuatro voces reunidas demuestran una vez más la valentía de ser poeta en el Perú, no solo por la titánica tarea de lograr publicar, sino también por el optar por algo tan marginal como la poesía en plena era de hombres decapitados.

P.A.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

171


No vales una bala

No vales una bala Michael Jiménez Melchor Editorial Zignos, 2009

“¿Hablarán tus besos / o simplemente será que no me amas?”, con esta disyuntiva entre el amor o la destrucción (como diría Aleixandre) empieza su canto la plaqueta No vales una bala (Editorial Zignos, 2009) del poeta Michael Jiménez Melchor (Lima 1981), el cual nos enfrenta desde ya a un lugar conocido, sin embargo no menos apasionante. La poesía amorosa ha sido siempre el lugar por el cual cantar la totalidad del universo, sus contradicciones, las victorias, derrotas, deseos, y esa exaltación del cuerpo y la presencia inminente de las “musas” no como simples ideales o pretextos para la creación, sino como verdaderos móviles para contemplar lo complejo y doloroso, lo absurdo y lo frustrante dentro de la existencia del hombre que desea poseer, mas es impedido hasta el punto trágico de la desprotección, de la desnudez: consumo mi corazón como a un helado te sacio hasta decir basta: mi alma desolada no sabe defenderse

Un gran aliento coloquial y lírico se funden en los versos de esta breve entrega. El poeta es un ser desprotegido ante la belleza que demuele todas las murallas, todos los silencios. Una nostalgia crispa cada verso creando esa intimidad con el lector que madurará en una confesión, en un cuestionamiento que de alguna manera trascenderán a lo amado a través del dolor, de la frustración: ¿piensa acaso en mí? ¿sonará conmigo como yo? ya ni sé si vivo Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

172


o solo la puedo desear es doloroso seguir así en mi corazón hay un agujero del tamaño de Lima pide curarse pero las heridas no cicatrizan mucho menos el corazón peor aún yo

A lo largo de los poemas la voz lírica, va ir distanciándose de esa contemplación de la belleza imposible, de esa tentativa hacia el fracaso, hasta lograr una aceptación de su condición limitada ante lo que se quiere y lo que no se puede. El poeta ha entendido tristemente que no vale ya seguir detrás de un ser distante. Al fin acepta que ella “no vale una bala”: no vales ni una bala mucho menos un día triste no quiero desperdiciar los odiados abriles pensando en ti

Al final de este viaje de desencuentros y olvidos, el poeta desde su trinchera nos muestra su nueva realidad, su nuevo ser amputado, él ya no desea unir su cuerpo con ese otro cuerpo eternamente hermoso y a la vez eternamente condenado a estar dolorosamente lejos, el poeta como alma ya “libre” nos muestra su cotidianidad y la nueva configuración de su mundo cual orgullo y venganza cumplidos: sobre las sábanas de mi cama escribiré un poema dejaré sus versos regados en bancos de parque salas de cine chifas de barrio alamedas de domingo tu nombre ya no saldrá en las noches nunca más mis pasos en tu vereda

P.A.

Sobre el autor: Michael Jiménez Melchor (Lima, 1981) Además de criar gatos, escribe poesía para no darle gusto a la tristeza. Radica en Villa el Salvador, esquina desde donde nos ataca con sus versos y reseñas a través de su bitácora: http://angelesdelpapel.blogspot.com. No vales una bala es su primera publicación.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

173


Enviar Textos PASOS PARA PUBLICAR

En esta Revista se puede publicar casi cualquier tipo de colaboración: Poesía, Relatos, Crítica Literaria, Artículos y *Reseña de libros, siempre y cuando se ponga en claro el tipo de colaboración que se envía.

La colaboración será mandada como datos adjuntos.

Para la extensión de los trabajos se tendrá en cuenta las siguientes especificaciones: Para Poesía, un mínimo de 3 poemas y un máximo de 10. Para Narrativa, un máximo de un cuento o fragmento de novela que no excedan las 15 páginas. Para Artículos y crítica literaria, un mínimo de una página.

Los colaboradores deberán adjuntar también un pequeño resumen Biográfico de no más de 8 líneas, conteniendo lo más importante de sus datos. También pueden suministrarnos una foto suya o imagen artística para adjuntarla a su colaboración (La Foto o la imagen artística no son obligatorias).

Los trabajos se pueden enviar a nuestro correo:

colaboracionesremolinos@gmail.com •

Esta Revista se reserva el derecho a publicar sólo las colaboraciones que se mantengan dentro de las especificaciones requeridas (Ortografía, calidad de los trabajos, Originalidad, formato sencillo, etc), en un buen estado y no contengan errores de envío. Se sugiere a los colaboradores enviarnos siempre una breve reseña biográfica para saber la procedencia y la trayectoria del mismo.

Esta Revista no esta obligada a publicar toda colaboración que nos envíen. Pero se tratará en lo posible de atender la mayoría de los trabajos, teniendo en cuenta, ciertos criterios de calidad y originalidad para satisfacer el interés de nuestros lectores.

La revista se Edita Bimestralmente.

Esta revista no infringe con los derechos de autor, cada colaborador es totalmente dueño de su autoría.

Cada Número quedará archivado permanentemente en la sección: "Ediciones anteriores".

Los colaboradores podrán mandarnos sus trabajos cuantas veces lo deseen.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

174


Nota: Para aquellos que deseen que la revista haga una reseña de su obra sea poesía, narrativa, ensayo o Revista, le rogamos enviarnos un ejemplar de su obra a la dirección postal: Sr. Paolo Astorga Av. Malecón Checa 557 San Juan de Lurigancho Lima 036, Lima-Perú

Paolo Astorga

Director de la Revista Literaria Remolinos

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

175


La Revista Literaria Remolinos Número 39 Se terminó de diagramar el 26 de Julio del 2009 en la ciudad de Lima, Perú.

Revista Literaria Remolinos # 39 Agosto – Septiembre del 2009

176


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.