Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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© Revista Literaria Remolinos # 41 ISSN: 1997-3489 Diciembre - Enero del 2009 -10 Diseño y edición: Paolo Astorga Web: http://revistaremolinos.blogspot.com E-Mail: colaboracionesremolinos@gmail.com Dirección postal: Sr. Paolo Astorga Av. Malecón Checa 557 San Juan de Lurigancho, Lima 036, Lima-Perú
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Revista Literaria Remolinos # 41
Índice Página
Editorial........................................................5 Poesía...........................................................7 René Dayre Abella................................................................... Alma Rosa Tapia...................................................................... Juan Arabia.............................................................................. Ingrid Chicote.......................................................................... Juan Carlos Rivera Quintana................................................... Mariano Estrada Vázquez........................................................ Cecilia Romero........................................................................ Erick Christiam Sarmiento Fernández..................................... Dabashawa Tellería................................................................. Ulises Varsovia........................................................................ Montserrat Martínez Cobo....................................................... Alfredo Palacio........................................................................ Artemio Julca...........................................................................
8 13 19 23 26 39 48 53 56 60 67 77 86
Narrativa.....................................................90 Pablo Mendieta Paz............................................................... Jesús Ramírez Bermúdez...................................................... María del Rosario Laverde.................................................... Paula Goberna....................................................................... Judith Lázaro Moyano........................................................... Carlos Rubio Albet................................................................ Daniel Alejandro Gómez....................................................... Magda Lago Russo................................................................ Paula Sánchez-Rebollo......................................................... Julio César Moreno Virrueta................................................. Noelia Lorenzo......................................................................
91 92 96 98 100 101 104 110 112 115 117
Crítica Literaria..........................................118 La persistencia poética de Leoncio Luque Por: Boris Espezúa Salmón...................................................
119
La traición iniciática de Silvio Astier Por: Mario Amengual............................................................
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La literatura fronteriza: ¿literatura regional o perspectiva global? Por: Ma. del Carmen Castañeda Hernández.........................
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"Nightstand", "El anillo" y "Primera Dama": tres visiones controvertidas del mundo Por: Yady Campo Ramírez....................................................
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Artículos.....................................................148 Notas a El orden alfabético (1998), de Juan José Millás. El lenguaje de la (des) memoria Por: Sergio G. Colautti..........................................................
149
Lucían Blaga (1895 – 1961) Breve Antología Poética Por: Rodica Grigore...............................................................
152
¿Cuál es el misterio que encierra la poesía? Por: Leopoldo de Quevedo y Monroy....................................
162
De nuevo usted, Don Mario Por: Alejandro José López Cáceres.......................................
164
Entrevistas.................................................166 Entrevista a Lucía Cánobra Pompei......................................
167
Reseñas......................................................172 Diarios del cielo de Jorge Palma.....................................................................
173
Paraíso en llamas de Lúber Ipanaqué...............................................................
177
Frívola musa de Víctor Salazar...................................................................
181
Orange Ode de Raúl Heraud.....................................................................
184
Enviar Textos..............................................185
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Editorial 4 años de Remolinos Literarios
La revista literaria virtual Remolinos comenzó a circular a través del Internet hace 4 años. Como el mismo Paolo nos dijo en la editorial de su primer número titulada EL CAMBIO ESTÁ EN NUESTRAS MANOS nos exhortaba a participar de la siguiente manera: “queremos dar a conocer la actividad creativa de personas que a través de su expresión quieren comunicar su deseo de cambio dentro de nosotros”. Y con estas palabras, tal vez, sin darse cuenta, comenzaba a dar vida a una de las revistas virtuales más importantes en el Perú. Las primeras 7 entregas fueron quincenales y se presentaron en formato HTML, apenas como una página informativa y se distribuían vía e-mail. En aquellas ediciones desfilaron poetas de renombre como Antonio Cisneros y José Watanabe, tal vez, con el objetivo de querer llamar la atención del cibernauta y así asegurar un público lector como primer paso. A partir del número 8 y con la experiencia de los primeros aciertos y desaciertos las ediciones fueron mensuales editándose a través de geocities, dando así el salto al mundo. En estas ediciones la revista comenzó a parecerse en palabras del poeta “más a Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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una revista seria, profesional”, donde el contenido se fue diversificando con una galería de autores consagrados, relatos, crítica literaria, reseñas y artículos. Entre los poetas consagrados que encontramos en estos números podemos mencionar a Alejandra Pizarnik, Miguel Hernández, César Vallejo, Silvia Plath y Carlos Oquendo de Amat y entre los contemporáneos a Rocío Cerón (México), Gabriel Impaglione, Rolando Rebagliatti (Argentina), Gustavo Tissocco, Solange Rodríguez (Ecuador) Patricio Alvarado (Chile), Yamilka Noa (Cuba), Yurimia Boscan (Venezuela) y los peruanos Roxana Crisólogo, Willy Gómez, Miguel Ildefonso, José Córdova, Lucevan Vagh Owen Berg, Joan Viva, Giancarlo Huapaya, John López, José Pancorvo, Marita Troiano y Raúl Jurado Párraga. Con la seguridad de tener un público lector, la revista a partir de los números 17 al 37 fue lanzada primero mensualmente y finalmente de manera bimestral, siempre con la intención de difundir y promover la literatura de los escritores que recién comienzan. Es por eso que en estas entregas podemos apreciar poetas noveles de todas partes del mundo como España, Chile, Ecuador, Argentina, Uruguay, por citar algunos. No sólo como producto de la pluralidad de la revista y de la credibilidad y prestigio que fue ganando en los primero años, sino también debido a la seriedad, compromiso y calidad con que se fue gestando la misma, número a número. A mediados de este año, los números del 38 al 40 fueron en formato PDF, y se pueden descargar como revista realizada con carátulas sugestivas, índice, editorial y un contenido variado que va desde poesía y narrativa, crítica literaria, entrevistas, artículos y reseñas. Un arduo trabajo que supera las 150 páginas y que nos informa del actual quehacer literario del Perú y el mundo. Es sabido que en el Perú no abundan las revistas virtuales y mucho menos físicas especializadas en literatura y las que existen, apenas, son suspiros que alcanzan nada más que la 2da o 3ra entrega, por eso felicitamos el tesón de Paolo por estar durante 4 años trabajando de manera ininterrumpida en Remolinos, por el entusiasmo y perseverancia que ha demostrado durante todo este tiempo, por su visión de futuro y por hacer de esta revista un producto imprescindible para todos los liternautas.
Raúl Heraud Sol de La Molina
Nota.- Texto leído el 30 de octubre del 2009 en el Bar Yacana del centro de Lima, durante la presentación de los 40 números de la Revista Remolinos.
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Poesía De todas las tiranías de la humanidad, la peor es la que persigue a la mente. John Dryden
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René Dayre Abella renedayre@gmail.com
APOLOGÍA DE LA LOCURA
Tu Silla, y tus Zapatos, Van Gogh, me comunican laceria y abandono. El derroche de amarillo en tus cuadros me seduce, y me lleva a recorrer contigo las estrechas calles de Arlés. Cómo deploro ese encuentro tuyo con Gaugin. Y ese arrebato que te llevó a mutilarte un lóbulo --que no una oreja – me consterna. ¡Pobre Vincent cubriendo con su soledad las paredes desnudas de un burdel! Me aventuro a creer que compartiste con Gaugin la misma puta. Aquella tal Rachel, que aceptó horrorizada como un regalo tu lóbulo, envuelto en un pañuelo. Y que pegaste un grito cuando el amigo desleal se quiso largar a Tahití, a pintar nativas robustas y tetudas. ¡Así es la vida, amigo! ¡Así es la vida! Pero, quién te iba a decir entonces, que poco más de un siglo después, un grupo de chicos españoles posmodernos revivieran el mítico incidente nombrándose a sí mismos para tu gloria: “ La Oreja de Van Gogh “.
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GOLPES EN LA PARED Noche, que deja tras de sí viejos terrores, y desata golpes en la pared. Golpes secos y sordos que escucho junto a la voz de Gary Brooker, girando sin marearse en un vinilo. Golpes que me llevan al desvelo y se amontonan en la pared, junto a mi puerta.
La Habana. Verano del año 1978
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IMPRECACIONES A LA LECHUZA ¡Apártate de mi camino ave de mal agüero! ¡Vete con tu música a otra parte! ¿No ves que quiero disfrutar mi noche? Volver a mis antiguos pasos solitarios. Quizá descubra un nuevo puente tendido sobre el río. O una casa de piedra en medio del camino. Déjame disfrutar ese olor a jazmines vertido por doquier. Desparramado con lisura junto a los lirios y a las azucenas.
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PAISAJE ONÍRICO Cuando el sol se pone detrás del lomerío el vuelo de una paloma surca el cielo. Y entonces aquel hombre, que nadie sabe de dónde vino con una voz muy antigua exclama: “ ¡Ha llegado el reino de la Infamia! “ Pero, nadie le escucha, porque todos están muertos, o dormidos.
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RETRATO DE HOMBRE CON PIANO A Federico Chopin
La habitación a oscuras y en un rincón el piano. Federico Chopin le arranca notas al teclado. ¿Evoca Federico aquellos días en su lejana Zelazowa-Wola? Pobre Federico con el rostro lánguido, sus ojos como de vidrio, y la tisis comiéndole un costado.
Ω René Dayre Abella. Poeta y narrador cubano. (Banes 1945 ) De joven integró la Columna Juvenil de Escritores y Artistas de Oriente, donde dio a conocer sus primeros intentos literarios. Estudió Pedagogía en el Instituto Pedagógico Manuel Ascunce Domenech y ejerció como docente en Cuba hasta 1980. Es miembro de la Red Mundial de Escritores en Español (REMES). Aparece en la Muestra de Poesía del Siglo Veintiuno de la Asociación Prometeo de Poesía de Madrid, España y en el Diccionario de Escritores Holguineros, Cuba. Es editor assistent de Linden Lane Magazine. El tabloide lietrario fundado por Belkis Cuza Malé y Heberto Padilla en 1983 en New Jersey, Estados Unidos. Colabora con periódicos y revistas digitales e impresas de Cuba, Venezuela, Argentina, Perú, España y los Estados Unidos. Mantiene inéditos los poemarios Poesía Repartida, Golpes en la Pared y Poeta en la Luna de Cuba, así como el libro de relatos testimoniales La Piel de la Memoria. Desde 1980 reside en Chula Vista, California, Estados Unidos.
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Alma Rosa Tapia aspacia1968@yahoo.com.mx
SAL DE MI FRENTE ¡Ah qué recuerdos de expresiones liberadas! Qué libertad aquella cuando me descubriste sobre montura amansada de piel hambrienta. Cabalgando de noche como experto jinete hipnotizado. ¡Mira dónde me lazan éstas remembranzas! Atiende el galope de viaje en caballo de nubes. ¿Acaso no reconocer mi olor en el tuyo? Explórate en las desterradas gotas de sal, contémplalas al rodar por mi frente. ¿Acaso no presiente dolor de ausencia, tú ausencia en la sien mía? Atléticas corredoras de llanuras escurriendo por mi geografía, son ellas quienes me arrancan el canto de sal. Son ellas las delatadoras que me inhiben cuando exhalo el aliento de vicio clandestino. Reveladoras y húmedas gotas saltarinas de carne febril, encubiertas por la celestina madrugada;
Provocadoras y ladinas alegran el festín en el espectral alazán. Nada me queda ahora, perdida como ardiente llama en medio del bosque voy. Membrana huérfana de dueño, corrompida de volátiles ayeres. Triste esclava voluntaria del recuerdo libertino voy. Rabiosa y aullante revolcada en incandescente torbellino que a ciegas busca volver a cabalgar.
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FUERA DE LUGAR
La torpeza de movimientos en gris compañía de palabras trabadas. Arrojan mis memorias al vertiginoso tumulto los tímidos, entre los desterrados por los listos, los audaces, dueños de si. Lejos de sí. ¿Qué hago aquí flotante en nube-humo? Entre yemas de dedos amarillos, entre manos atracadoras de cigarros de oficina. Olfateo alientos putrefactos, custodiados por colmillo filosos y ennegrecidos por los años, expertos en café. ¿Qué hago en esta reunión de convocados a redimir el torcido mundo? De mordeduras lobunas acabados. Gente bien, cosmopolita de sus labores, de multifacéticas expresiones.
Sonrientes muñecos de escritorio. Quizá con sorda pusilanimidad acalló frases vergonzosas, irrespetuosas, molestas. Fuera de lugar. Exonero pupilas en el ventanal, horizonte mío, Ojos al mar, mar codicioso de retraídos, Apiádate y devórame. Cárgame tu mar adentro. Redime una vez más aunque sea por breves instantes de esta hastío estrangulador de ser Fuera de lugar. Sentado en un lugar.
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METEORO NUNCA ESTRELLA
Susurro la palabra a la brisa con “e” de estrella, perseguida por la “m” de meteoro, ambas palpitan en el cosmos, con un mellizo corazón, pero los meteoros son arrojados. Colisionan con la tierra y las estrellas después de largo tiempo estallan, se expanden en pedazos y mueren. Remanente de estrellas, caes y te impactas, enterrado bajo cerros de temores. Pronto desvanecidos por tragos nocherniegos del trastorno, escapas de miradas y chispazos de cámaras engullidoras sanguinarias de imágenes inoportunas. Espectador enloquecido ante baile de suelas gastadas Paranoia persecutoria de burlonas sombras observando girar locas marionetas inalcanzables. Escindiendo transpiraciones de cadencias, movidas por volumen de música elevada. ¿Quién fuiste aquella noche en viernes de julio sin amarres? Acrobacia de espectáculo sin disfraz, tango de rostro desenmascarado con pies acompasados. Sin ángeles caídos, guardianes de tu espalda. Hombre-aerolito trastocado en núcleo de niño terrenal. Reflejo infante en sonrisa de mujer. Manecillas apuntadoras de tiempo infinito. Minuteros abrazadores de espalda mojada. ¡Qué este tiempo no termine y la noche no se vaya! Dijiste… Tic-tac de segundos descompuestos. Pero el reino interestelar es tu orbe y la perversa tierra mundana, la mía… Abismal es la distancia, aún así, flotamos compartiendo el espacio, como imperceptibles hormigas, presas de un mismo universo.
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Lánzate una vez más del cosmos, reaparece de carne y hueso como aquella noche que fuiste meteoro, serpenteando con alma de niño. Sigue como solitario bólido lanzador de bocanadas de humo. Puro con sabor a corazón desolado, Nunca estrella perseguida por serviles antifaces vivientes. Porque entre más grande es la estrella, más rápida es la consumición del combustible.
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VIVO
Extravagantes palabras arrojadas en el papel de tus poemas, las envidio. Anhelo ser letras que bailan descalzas en tu intelecto. Presuntas grafías pululando libres por tu mente, tus memoria;, tu presente sin porvenir en el que existo, probando la simbiosis. Latrocinio de voluntades. El egoísmo quemó hasta carbonizar mis sentimientos, quiero devorar todo lo que no sea de mí en ti. Tragar tu cerebro. Confundirlo con mi ser, hasta ser un solo ser. ¡Ay de la apetencia anómala! Pesares de mi treintena. Sorna de mi experiencia. Este sentir en ciernes, apagó mi futuro y famélica de amor, me vuelvo estulta, sin conciencia, sin razón. Quiero enraizarme en tú pensamiento, hinchar tallos subterráneos, correr en el elixir de tus venas.
Deslizarme por tu garganta hasta alcanzar tu corazón, prenderme en vilo. Suspendida de la vida, sin reminiscencia y sin destino. Es candor tierno el ser uno, inocencia impoluta, ríe con carcajadas pueriles en medio de la cerrazón. Sólo por hoy sucumbiré a los placeres que dilectamente y sin temor me regalas. Seré mariposa revoloteando en las niñas de tus ojos y desapareceré con la pesadez de tus párpados sellados. Al palpar la nada, al quemar el frío, al respirar abandono.
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CANTO A HUESOS CRISTAL A ti: Hermana de sangre de Armadura deleznable Canto de sal al dueto de esmeraldas, melancólicas cunas de lágrimas en tardes de blanca oscuridad hospitalaria. Canto de amor a la carrera sin fin de miedos contenidos en corazón de latidos acelerados, predecesores analíticos. Canto desesperación a la niña mujer que se niega a entregar por evitar experimentos implacables para la cura. Canto a la fortaleza que recibe investidas de la daga reumatoide. Canto a los huesos de estrellado cristal que resisten fisuras provocadas por los infames temblores artríticos. Canto nocturno a las entumiciones del animal alado con largos cabellos color de sol. No permitas que tu juventud se tiña de noche. No en soledad al dúo de voces, inocentes que esperan tu llegada y no entienden razones. Enseña los dientes al dolor y reviste las mañanas con amuralladas sonrisas.
Ω Alma Rosa Tapia nació en 1968, en la Cd de México, D. F., egresada de la Universidad Pa Nacional de la Licenciatura en Psicología Educativa. Actualmente labora en la Secretaría de Protección Civil. En el 2002, el Fomento Editorial de la U.P.N. publicó su primer libro de cuentos titulado “Los Hijos del País Jorobado” y en el 2006, la Editorial Fridaura, publicó el poemario colectivo titulado “Perfiles”; en octubre de 2008, publicó en la Antología “Haz rodar una poesía, GIRA POEMAS” 2008 y GIRA POEMAS 2009; sus cuentos y poemas han sido publicados en varias revistas impresas y electrónicas como Navegaciones Zur, Letras en Rebeldía, Tierra de Letras, Antorcha Cultural, periódico Yucateco Básica Fem, entre otros y es miembro del Mapa Poético Mexicano denominado “Del Silencio hacía la Luz”, integrante del grupo de artistas Arte-Norte. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Juan Arabia juanarabia@hotmail.com
LA NOCHE Como la de un determinado aroma, la noche será, entre todas, sólo una. Contemplando a la solitaria luna, un alma verás que por fin se asoma. Inmóvil mar que duplica en estrellas a sus despiertos; niebla eres del día, vestigio del atardecer. Tardía ventura, de máscaras y querellas; La sombra es sólo una extensión de tu ser. En aullidos sacrificas tus prendas, hasta que gobierne un nuevo amanecer. Allí el silencio quedará sin vendas... Y habrá en la tierra muy poco para hacer. Dormiré en tu piel hasta que te enciendas.
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EL CAMINO QUE TOMÉ De las cosas que deparan los viajes, recordaré un lugar que admiré en el tren. El amor que no pudo ni podrá ser; el extraño hombre que simulé habitar sin proponérmelo. Recordaré los versos que allí leí, como nunca otro; La completa herida del atardecer. El otro camino, que no tomé… Ha quedado detrás, como una sombra, la ennegrecida huella de la muerta hoja derribada otra vez por mis recuerdos.
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FINAL (o El enemigo de los Thirties)
La noche caía despierta en Greenwich Village, y desnudas las estrellas perecían como tu corazón; en donde cabía un universo entero, de luces primeras; enceguecedoras como tu imaginación. Sostenías tu copa, enjaulada de demonios y tibia verdad, de antaño no resuelto y espinas arenosas. ¿Alguno entenderá que esa cruz, no es la misma que la de esos dos ladrones que beben despiadados su pobreza? Tu propósito es olvidar una multitud entera de belleza. Pero tus versos rugen, como encadenados: Al fin los pájaros serán libres como el cielo; aunque en la próxima mañana en el canto de sus alas desaparezcan.
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CARMELO
No recuerdo tus últimas palabras, ni el tono de tu voz, ni tus costumbres. Ni tu andar, ligero o lento, ni las eternas cartas de tu partida. No servirá de nada preguntar esas cosas, porque recuerdo las tardes de silencio, en esa triste esquina, en donde compartíamos el sol, que todavía quemaba. Era una huerta tu escondite, tu única puerta a la soledad, ahora que entiendo, y que busco las mismas cosas. No recuerdo ninguno de nuestros diálogos, a no ser algunas palabras, que sólo tú pronunciabas de esa forma. Porque camino aún esas mismas cuadras a tu lado, saludando a quienes ya me conocen. Eras tan grande, que no sólo eras el padre de mi padre, sino un nombre que jamás volví a escuchar; a no ser cuando alguien te recuerda, acaso en la anécdota, y su vaga costumbre de magnificar. Un hombre es inmortal en vida, cuando ya pasea en un carruaje sin puertas; y cuando en la memoria de un niño, es sólo bondad, amistad y cariño. Una tarde, como cualquier otra, tuve que acostumbrarme a la desdicha de saber que no volvería a encontrarte. Salvo en los sueños, en los efímeros recuerdos, y en la viva imagen de mi padre.
Ω Juan Arabia. Nací en la ciudad de Buenos Aires hacia el año 1983. Éste mismo año he terminado con el primer poemario de mi autoría titulado Canciones del Gólgota, que tuvo el honor de ser prologado por uno de los grandes poetas argentinos: Luis Benítez.
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Ingrid Chicote ingridchicote123@gmail.com
Selección del poemario “Albores de un suicidio”
“En verdad no eres justo, aunque sueles ser hombre prudente, cuando tales palabras tuviste el valor de decirme” De la ninfa Calipso a Odiseo Odisea – Homero
ARENA
I Escribo crípticamente los nombres de las cosas sin obtener respuestas que acierten la luz de la luna. Mientras tanto la arena se mueve suavemente sin dejar las huellas permanentes en la orilla de la playa. Ella sube y se acuesta grano a grano sobre los cuerpos, se adhiere a las toallas húmedas de sal y sale corriendo con el viento a fugarse en las líneas rubicundas de los bronceadores. Se destila rápidamente en las aguas que jamás se quedan quietas. II La arena es la única que ha sido testigo de las miles de apariciones de barcos con todas las cargas del mundo. Espiritualmente la única huella que contienen son latas, chapas y miles de plásticos que dejan en el oleaje para que se estacione en ella. Seguramente sabrá de los secretos de toda la humanidad que ha venido a detener miradas sobre los innumerables árboles que, verdes, se quedan sobre las piedras que no se mueven sino desgastadamente por el tiempo. La arena continua inmutable en su silencio, III Tres pájaros de vuelo rápido se detienen en una orilla y dejan sus huellas que jamás serán interpretaciones de hexagramas de I Ching. Preferentemente busco abecedarios conocidos pero los pájaros escriben en su propio idioma. Cantan con sus propios tonos y aunque sus especies son innumerables jamás dejan de esperanzarse en las diferente cías de los voz. La arena blanca los contempla desde abajo y no deja lugar sino para atrapar el sol entre sus granos o el agua que la compacta y la fortalece.
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IV Busco desesperadamente dejar una huella pero el trabajo es inútil. Hay que aprender que la arena es eterna por su eteridad. No sostiene las palabras, ni las huellas, ni los miles de caminantes que pasan sobre. No pierde su sentido, ni su identidad. Es arena que vuela al viento cuando se pega a los cuerpos y se detiene en los ojos de los que la ven de cerca. No agrede, solo acaricia con sus dedos grumosos cuando se adhiere a uno. No se resiste cuando se somete a las aguas para ser despegada con suavidad. V La libertad de ser incondicional con las condiciones que tienen cada elemento debe su sentido a la vida que se expande en un universo que jamás cesa en la esperanza de hacernos recordar que lo único innecesario en el planeta es la especie humana. Los elementos naturales sobreviven y cuentan su historia en el deterioro de las condiciones que los habita de hombres que jamás detienen su paso para intervenir desde la guerra que los ha condicionado desde los genes de defensa y saciedad de la paz. La arena ha resistido batallas, muertes, espasmos. Luz y sol se contienen en ella, perviviendo.
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INDIFERENCIA I Tolero que dios no me responda y pongo en duda su existencia por su ausencia rotunda. Dios se ocupa de crear diariamente nuevos universos y mas formas de comunicación en los agujeros de gusanos que se conectan y se desconectan. Estudia cuidadosamente cómo dejar los electrones en la boca de los agujeros negros, mientras que otros que se cargan negativamente van directo a ese lugar que es un espejo oscuro que tampoco tiene respuestas conocidas. II Dios responde con la entropía y con toda la carga de la incertidumbre en claves de sol. Deambula por los círculos concéntricos de las arrugas del universo ejerciendo miles de singularidades, catástrofes ultravioletas y miles de soles oscuros que sólo brillan hacia dentro buscando un norte donde la gravedad los atrapa en la atmósfera que los contiene. III Dios se ha dado a la tarea de ejercer la hermenéutica de la existencia y pone en duda las lecturas, los ojos, las manos. Busca inquietamente en el reposo un lugar donde la habitabilidad sea una utopía. Dios no responde a la nostalgia, ni a las miserias, ni a la violencia. Mucho menos es capaz de cantar una canción de amor. Sin embargo, ante tanta plegaria dicha, seguro que no es sordo. Es indiferente. IV Dios se convierte en estatua de yeso en las iglesias. Abandona su tarea de escuchar, de soportar la fe. Ni siquiera es capaz de escribir una fe de erratas en las nubes. Se pasea silencioso entre la gente y no es discreto con su porte. Todos saben que existen pero todos apuestan a su autismo. No reflexiona sobre los aconteceres humanos. La duda surge cuando se levanta la mañana y sigue la vida sin ninguna respuesta práctica. V Dios es un egocéntrico. Por eso vive solo en todo el universo. Se basta a sí mismo para crear y hacer cosas sin importarle que sean útiles o no. No necesita nada para sostenerse en el tiempo. Es un ser que tiene privilegios especiales y es por eso que elige su formas de exclusión. Sin palabras y sin reflexiones aleja hacia a la muerte todo que puede ser vida. Dios se aísla a sí mismo porque nadie jamás podrá igualarse a él. Su discurso silencio es para aislarse. No hay iguales para su poder.
Ω Ingrid Chicote. Escritora venezolana (Caracas, 1965). Terapeuta en medicina tradicional china y docente de Teatro. Cursa estudios superiores en la UNESR. Ha dictado talleres y cursos de literatura, filosofía y desarrollo de la creatividad en instituciones públicas y escolares, y ha sido ponente en diversos eventos culturales y educativos. Ha recibido numerosos reconocimientos por sus aportes en la cultura, la educación, la literatura y el quehacer comunitario. Sus textos han sido publicados en periódicos y revistas regionales y webs. Libro publicado: Piedras concentradas (Fondo Editorial Senderos Literarios, 1997). Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Juan Carlos Rivera Quintana islaenpeso@yahoo.com.ar
CEGUERA APODADA PATRIA
“Yo no soy yo/.Soy este (…)/el que calla sereno cuando hablo/el que perdona, dulce, cuando odio, el que pasea por donde no estoy, el que quedará en pie cuando yo muera”. “Ese”, de Juan Ramón Jiménez
Todavía se hunden mis manos en aquel revoltijo de tierra (con sequedad de vendavales y abanicos sieterrayos) apodado Patria/ apenas recorren gota a gota cada frontera, allí donde el aneurisma azul fue degenerando hasta transmutarse en río Quibú/ rancio miasma plagado del destierro de las malaventuras/ costurerito sepia con tufo de animosidades baratas, donde apiñar los antagonismos de este mundo país buzón, cuna telúrica, país simulación, cuna demarcación. Todo ha comenzado a descomponerse dentro de mí como aquella calesita pobre de la infancia donde los caballos habían extraviado la mirada pues entonces ya había muerto el tiempo de las lisonjas y las vanidades/ y un caballo de yeso era tan sólo eso, una bestia inerte que daba vueltas cansinas sobre una plataforma sin magia. Era tan sólo una tendencia al boicot- vocación-infantil para el instante de las pañoletas y los juegos y yo me sentía histerectomizado, rebanado a cuchillo expulsado del paraíso y sin derecho a réplica. Ese sí era yo. Pero me hicieron creer día a día/minuto a minuto que los infieles (deberíamos arder en la pira) con un vago olor a apetencias chamuscadas que el ventarrón no alcanzaba a lanzar fuera de sus límites por temor a una estampida infinita. Venía de robármelo todo (o mejor, de pedirlo prestado): la hamaca del kindergarten que daba rienda suelta a mis deseos de ser ave para no retornar nunca más Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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a cierto punto del horizonte que llamaron utopía (u hombre nuevo guevarista)/ e intentaba olvidar aquella caja de cinco colores de pasta (mi bandera nacional sòlo tenìa tres, entonces alcanzaba) que desataba mis ínfulas de pintor de concursos, cuando realmente lo que quería era afear la realidad difuminarla tras una niebla color relámpago que lo arrancara todo de raíz sin posibilidad de retoño. Después era sólo mi ceguera en el agua de esos ojos, que fugitivos y oscuros iban camino a ningún punto.
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INTENTO A MEDIO CAMINO “(…) voraz imagen de ir asumiendo la falta con impía libertad” “Los símbolos que la nostalgia avizora”, de Ihosvany Hernández.
Desdibujada la mano se deja posar sobre la ingle, ese espacio de la rutina que alguien deja entrever con lascivia hurga, escarba, se adentra, remueve, excava terminando humedecida y pestilente, pero henchida de gozo, como la primera vez. Quiere negociar esa leve fricción interna/casi dolorida el goce pecaminoso, la oquedad perpetua la intromisión vulgar hasta donde pueda llegar, y el desolado poeta ausculta-curiosea-degusta-olfatea para después sentarse a llenar- tantas veces lo ha hechode vaguedades y caligramas el pequeño papel-pantalla-cono de luz, que luego permanecerá amortajado sin ilusión en algún melancólico archivo cripta anónima, pasadizo ignoto... el primer descenso a los infiernos hasta llegar a la morada final: la papelera de reciclaje de la PC. pero como los otros también tendrá su cuarto de hora. ¿Qué lo inquieta tanto y le saca los gestos más tímidos las desazones adolescentes que sus 49 años habían olvidado? Parodia y explora mientras busca las palabras que se travisten en rito oscuro, en cierta mudez que aprendió a temer y maldijo tantas veces cuando las voces quedaban atragantadas/ desnaturalizadas/ sin consuelo ni talento en el socavón de la lengua, en la campanilla pétrea o el cielo de la boca entre el pus de las amígdalas con deseos de exorcizar figuras allí donde sólo asomaban la simulación, el retozo y la acechanza. Pero, una vez más, el intento de poema avanza, se detiene en el vértice entre una almohadón con funda de lino blanco y cuadros desnudos en la pared que ya nadie percibe. Entonces la rima se quiebra, consigue acercarse a la originalidad mundana, sin plagiar a nadie, sin lecturas clásicas y vuelve a resucitar, calza nuevos ritmos, se sacude, excita y aúlla como colegiala virgen antes de desfallecer irremediablemente, convertida en parodia vernácula, (como la vida-existencia misma), justo en el segundo en que casi conseguía llegar a la frontera a esa perfección lacerante que sólo alcanza una mano sin diálogo, que se adentra furiosa más allá de donde debiera. Buenos Aires, 21 de agosto 09, semana sin refugio alguno. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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PEAJE PARA "DIFUMINAR" ISLA
“Más no hagas con prisas tu camino/ mejor será que dure muchos años,/ que llegues, ya viejo, a la pequeña aldea” “Itaca”, de Konstantínos Kavafis,
Ellos golpean la puerta, la tiran abajo inclementemente las ráfagas huracanadas se cuelan por dentro de la casa paterna (y lo tumban todo a su paso sin pedir permiso) se despedazan los altares y los santos desnudos y tibios caen sin quebrarse/ rodeados de un vaho a aguardiente/ a caña de azúcar, a hojas quemadas de tabaco, a palo de monte observo cómo los funcionarios miran con recelo el álbum de la infancia, los pocos juguetes que mi madre alcanzaba a comprar los días de reyes/ las pocas cartas que llegaban de mis tíos en el Norte, los sellos de correos usados que yo coleccionaba para sentirme extranjero; despedazan mi pasaporte (siempre lo hacen, es un método) terminan por lanzarlo a los tiburones, “pequeños privilegios” de vivir rodeado de mar de acertijos que ya nadie intenta descifrar /de canciones revolucionarias que conminan al combate, cuando la guerra siempre está anunciada y los enemigos siempre pueden llegar, pero nunca se personan y sólo mandan a sus emisarios. ¿Será que olvidé pagar mi cuota de peaje patrio y estoy en mora? Mi encerrona insular siempre funciona para aquellos casos en que la libertad se convierte en un viaje-escapatoria/salida de emergencia, en un permiso de salida, oración dicha de rodillas (antes de la partida) mirando aquellos ojos de madre desde la reja de casa, esa clarividencia que recrimina pero termina perdonando cuando ya poco se puede hacer ....más que huir o cerrar los ojos para siempre. Afuera alguien grita el Himno Nacional y recita poemas de José Martí pero yo sigo sin prestar atención/ los cánticos de alabanza me hartaron/ siempre recelé de las voces altisonantes y afinadas imprudentemente monocordes. Entonces empiezo a enterrar lo poco que me queda, lo superfluo que me rodea la mordacidad de los mensajes que escucho en mi contestador los dobles discursos, que cada día se me atragantan más en el gaznate. Adentro, rebano a cuchillo mi carne, la macero con vinagre y sal y escucho un viejo bolero-antídoto que “me salve la vida y me cierre la herida”, (si es que pudiera hacerlo... como si fuera tan fácil) adónde me refugiaré esta vez si ya no tengo tiempo para otra estampida, mis padres partieron y quedé exhausto, (demasiada Padrenuestro-vano sin conseguir los tres deseos)/ Ante la casa sólo queda la polvareda de tierra roja el hollín-estropicio que ciega, la muerte Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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y aquella foto familiar en el living que ya nadie recordará. Efigie esperanza---tatuaje pegado a las retinas descoloridas diferendo que no cesa---atavismos centenarios que perduran... islote difuso que navega a la deriva con temor al naufragio sabiendo que es el naufragio lo único que existe más allá de sus costas. Aún mi perro ladra con ira e intenta huir como todos (todos se fueron ya) pero no me quita los ojos de encima/ otra ausencia fingida me volverá a llevar al lugar del comienzo/ aquella casita-islote en La Lisa que yace dormida a la intemperie, cerca de un yate remoto que mi padre agujereó y dejó podrir en el mar para que no se lo quitaran con un rotulo que decía en su proa Iraida, fantasma que ahora volverá a escapar para seguir llegando al sitio equivocado -sin que nada quede –. 20 abril, 2009; Buenos Aires-desde el ático.
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CÓMPLICES PALABRAS “No creo en las palabras (...) las he visto afirmar/ negar/ mentir/ al pie de los altares y patíbulos”. Armando de Armas, “Sobre la brevedad de la ceniza”.
Las palabras se incrustan mutiladas contra mis cristales se parapetan en mi placard y gimotean tras mis pasos, heridas/ dolidas/ dañadas/ prostituidas/ cansadas se desangran bajo la escalera, se tropiezan unas contra otras al borde del abismo, se tocan impúdicamente sin pensar en sus géneros y concordancias/ en sus tildes y acentuaciones, en si son diptongos o triptongos/ llanas o agudas, sin recato hacen el amor/ desfachatadas/ procaces/ sin pensar en el qué dirán/ sólo en el goce momentáneo/ en la cabalgata cansina de la vigilia, en la agonía del naufragio, en los estertores de un faro sin olor a mar. Poco a poco se travisten, se camuflan como voces cómplices aquí en esta noche sobre mi mesa de luz, tras los ojos y los rictus de las máscaras que cuelgan en mi sala. Se escabullen dentro de la almohada y no me dejan respirar, me cortan el aliento,pues temen descomponerse, infectarse, destriparse, engullirse, perecer en el intento/ su egoísta espíritu de trascendencia las malogra (¡y las salva!), las entierra bajo el lodo de un monótono cementerio en La Tablada, las enferma de miedo y lo que es peor... les nubla el entendimiento, la razón. Mis palabras confunden fronteras, geografías, nortes y sures galopan histriónicas por el mundo, con caras de mosquitas muertas o malsanos rubores egocéntricos, arder en la pira son (es) su sino, cenizas sus afanes/ mojarse hasta los huesos su tarea/ son como las ausencias de una Habana extramuros. que ya me resulta extranjeramente ocre. Mis palabras se mueren de tedio, gritan, insultan sin sentido/ se matan de risa con afilada boca, diseñan su pedrada, su orgía, su festín de vida o muerte....Cortadas a la medida se lanzan tras su presa/ desvarían por un elogio que les levante el ánimo/ por un secreto que decir/juntas trazan estrategias de ataques y lisonjas: antípodas de un plan mayor para el momento oportuno/ para la hora de la puñalada por la espalda. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Mis palabras buscan una camisa de fuerza, algún psicofármacos para sedar, ciertas botellas de vino para seducir, se quitan su polvo (y su carcoma), y lo hacen con profesionalidad, con sutilezas universitarias, con estudiada altanería de diccionario enciclopédico español. En definitiva, son ellas – todas- un amasijo de hierros mohosos, un brebaje hecho ex profeso para colegialas y malevos, charcas putrefactas donde se hospedan larvas de mosquitos, perfumes de free shop de algún viejo aeropuerto sin controlador aéreo. Peregrinas, sin concilio, traman su partida y su llegada diseñan su reducto/ buscan su buhardilla, su letargo, su vigilia. Por eso, cuando cierro la boca me atraganto, vomito, me mareo sube mi presión arterial/ una rara sensación de acidez se hospeda bajo mi lengua y sale fétidamente hacia fuera. Por eso es que soy también de los que nunca ha creído en ellas, las colecciono en frascos asépticos para los días de exámenes de sangre y análisis de orina e intento, de vez en cuando - y por desquite - empujarlas por el tragante del baño, a donde van a parar todos los miasmas pútridos del día. Buenos Aires, ya sin palabras.
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POLVO DE TIZA
“Estoy entre el Ser y la Nada, estoy entre el veneno y mis antepasados. Nada tengo que declarar, excepto mi Muerte”. Virgilio Piñera, Muerte del príncipe Fuminaro Koyone.
Manchado de orín por la estampida de un relámpago con cierto tufo de geriátrico, de pañal descartable mal oliente, caigo sobre el colchón del camastro inexpresivamente perturbado, con cara de espíritu condenado al silencio, en shock (vaciado de contenido, mutilado por viejas mordazas) sacrificado por aquella sentencia de que los varones no lloran). Desguarnecido rompo las tijeras con que me circuncidaron/ frente al espejo del patio donde padre se afeitaba/ me ahogo en la taza larga de café que mi madre preparaba (a la hora de la escuela) cuando no había leche de vaca y el polvo de la tiza del pizarrón se confundía con el mítico alimento infantil/ era otra de las tantas simulaciones a que estaba sometido pues ya tenía más de siete años y la leche había sido vetada por la cartilla de racionamiento/ realidades tropicales de una revolución que sólo parecía tener sentido dentro de mis pueriles tripas. Araño la pared de mis asmáticos pulmones como dejando mensajes por si no llegara a cumplir los quince años… entonces tenía mucho para decir pero me habían cercenado las amígdalas con un bisturí que mi abuelo torcedor de tabaco, con entrenamiento médico, tenía guardado dentro de una caja de alcanfor/ eran aquellos sus primeros auxilios entre el Ser y la Nada. Afuera (sin remedios), mi maestro de esgrima se precipita vertiginosamente al espacio con un alarido de terror, el avión en que viajaba explota en pleno vuelo y sólo recuperamos la mano donde blandía el estilete para seguir dando la estocada final…., sus medallas yacen aún en el fondo del mar destemplado. Le lloré cinco noches seguidas y al sexto día decidí practicar atletismo para aprender a escapar cuando las situaciones se pusieran peligrosas, (desde entonces mantengo una fobia incurable a los aviones). Expectoro un sinfín de palabras que se me atragantan en las madrugadas y las escupo como una jerigonza sagrada/ con verbo de acción no dicho, un pólipo sin estadificación benigna me crece por dentro entre el paladar y la campanilla/ se oscurece un lunar-melanoma fenotípicamente indiferente en mi espalda pero sigo guardando la compostura sana, como me enseñó mi madre. En la cabecera de la mesa de comedor un tío solterón se suena la nariz sin pensar en la Gripe A y busca en la guía de teléfono una voz caliente Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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del otro lado del auricular para atiborrar sus apetitos insaciables, ningùn ser humano le aguantó su agresividad secular… y se quedó solo. Una llaga hedionda se acomoda entre los sillones del patio y apenas alcanzo a buscar el sol entre “el veneno y mis antepasados”. La muerte es sólo una inercia de animal irascible, un credo que juega con avaricia e impudor a desvestir la empercudida carne para dejarnos epitafios de tiza en algún viejo muro donde nadie reparará jamás. (08-07-2009, pánico porteño y Gripe A (H1N1)
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CATALEJO CON SABOR A SED EN MAR INCIERTA
Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar, al país donde los sabios se retiran del agravio de buscar labios que sacan de quicio”. Peces de ciudad, de Joaquín Sabina.
Alguien sigue intentando unir sus retazos en nosotros, sus jirones de eternidad chamuscados por un fuego que no cesa, que busca el paisaje perdido dentro de un catalejo que cierto niño-lúdico mira con la curiosidad de querer retener en tierra de nadie. ¿Quién se acuclilla dentro de mí? ¿Hasta dónde emigra conmigo? ¿Quién se recuesta sobre sus victorias peregrinas en la pared de brumas de mis lóbregos huesos y tras los párpados doloridos? ¿Quién esconde su mirada de rehén en noche desconocida por senderos de zarzas? ¿Hasta dónde quiere llegar? ¿Quién escribe sus secretos desprendidos como una bocanada extranjera e intenta vanamente dejar sus sedimentos de velero fantasma en noche de mar con promesa de muerte? ¿Por qué profundiza tanto si sólo le quedan restos... cascajos, ilusorias memorias? Desde adentro de mis carnes se apuntalan espejos y señales que ya ni intento transcribir... poco importa, me he pasado la vida descodificando los discursos vanos de los otros/ buscando islas naufragas para el retiro forzoso, como un noticiero de guerra después de la batalla, como salir al encuentro de alguien que no llega... cual noche cortada con sabor a sed, (en mala versión insomne). Todo se cuece y calcina dentro mío, evapora sus sedimentos y sube, se difumina entre nombres secretos y catedrales que nunca pisaré. Las aguas crecen, se desparraman, revientan de gozo y yo sigo sin entender nada, sin querer interpretar las vetustas orgías como olas/ los largos bostezos como olas las raras alucinaciones como olas/ los pétreos islotes como olas. Allá detrás, sobre las planicies y colinas de mi tierra se escabulle (un espectáculo de inmolaciones) que deja a la intemperie maleficios y cegueras alucinaciones eternas/ eternos escombros perdurables lutos/ perennes precipicios/ sempiternos centelleos como duros pedazos que nadie podrá volver a unificar (eternamente). Una escalera insondable extravía sus rutas y repliega sus sombras hasta la última morada, aquel gran portón que no quiero abrir por temor al juicio final. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Estoy predestinado para mejores momentos/ para traspasar la niebla aunque siga tropezando con el pedrusco de siempre aunque pierda los dientes y la piel en la caída y tan sólo me queden vientos y manos desertoras/ mutiladas reliquias, retazos de eternidad con fechas de mordazas y miopías. 27, mayo 2009. Frío húmedo, que paraliza.
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EJERCICIO DE AMPUTACIÓN "Las viejas maderas lo habían presentido: no iba a haber desembarco. A lo lejos, muy lejos, la costa está cubierta por las llamas". Final del viaje, de Reinaldo García Ramos.
Frente a la playa hay un hombre que respira (yace tirado bocarriba sin moverse), absorto escruta su interior y exhala el salitre/ que le quema los pulmones, pero no está muerto, cavila taciturno, casi a regañadientes sobre su inexistencia. Le han dejado varios fragmentos de madera y lona por si quiere huir / tejer un velamen ofuscado (para luchar contra la ola) y perderse en el horizonte, pero ya no tiene edad para esa aventura que puede fagocitarse el mar. Le han facilitado una excusa de décadas para la estampida, pero él sólo se tumba y desmenuza la arena que deja una traza relámpago inevitable. Es 1 de septiembre y está por llegar la primavera, esa confundida cópula de olores y alergias que terminara en las fauces de la nada/ teñida con cursis flores y perfumes baratos de verdulerías de barrio o carnaval popular de patria pobre. ¿Estará pasando un mal momento o sólo intenta relamer su silencio de arpón clavado por temor a que alguien le escuche? En su boca se retuerce una palabra agria, misérrima/ casi ocre (con poder) que fue silenciada en todos los claustros y reuniones políticas/ una frase ultrajada, sin almidón ni remilgos que se le atraganta en la gaznate cuando llega la hora de deglutirla y lanzarla a los matarifes que intentarán despedazarla en la plaza. El miedo se pintarrajea sobre su entrecejo y deja asomar una luz fulmínea, de malas noticias (golpe de puñal rengueante) pues avizora que sus oraciones terminarán descuartizadas sobre el acantilado de otra playa abandonada a la desidia o vendidas al mejor postor en cierta feria americana. El sol - ese nebulosa caliente de pálidos dobleces - le cuece el rostro/ lo dibuja para la eternidad con golpe erótico de punta de dedo y le hace expeler los más trasnochados olores testiculares/ un pus desabrido con aroma de respiración intrusa Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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se escapa de sus tripas vacías. Ese hombre es una castración-de-cuerpo -sin-glorias-pasadas/ nació para devorarse entre sus propios dientes/ (roto como muñón amputado), pero desea terminar su derrotero frente a una playa -su-única-gloria/ abstraído mirando el simple azul que engulle y divaga con indiferencia.
Ω Juan Carlos Rivera Quintana. (La Habana, 1960): Lic. en Periodismo, por la Universidad de La Habana, tiene una cursada concluida de un Master en Planificaciòn y Gestiòn en la Universidad de La Plata, Argentina. Periodista, poeta, ensayista y narrador. Reside definitivamente en Buenos Aires, Argentina, donde trabaja como periodista y profesor de Redacción Periodìstica, en el Cìrculo del Prensa y trabaja haciendo periodismo institucional. Ha publicado libros de crónicas periodìsticas, poesìa, ensayos historiográficos y en antologías de cuentos, en Argentina, España y Cuba. Está pròximo a salir al mercado de Europa un ensayo historiográfico suyo, sobre el tema de Fidel Castro y la isla, con la Editorial Nowtilus, en su colección Historia Breve. Su página web es: http://www.islaadversa.blogspot.com
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Mariano Estrada Vázquez maritos@telefonica.net
LA LUNA A Federico García Lorca Ya nadie mira a la luna, la luna ya no es de nadie; ya no la cubren de besos, ya no la bañan con sangre. Ni ya le escriben poemas, ni ya le clavan puñales; ya no hay tragedias de amores, ya no hay amor, no hay amantes. Ya pasa sola la luna, ya pasa sola, sin nadie; ya no amontona secretos ni alumbra sueños, como antes. ¿Adónde fuisteis, poetas, adónde fuisteis, amantes, que la dejasteis sin versos, que sin amor la dejasteis? Ya no es de nadie, ni es luna, la luna que ahora nos sale; porque es un círculo sólo, y sólo un círculo errante. Sólo un castillo arrumbado, sólo un recuerdo distante; sólo una historia en un libro, sólo una estatua en un parque. La luna no será luna sin corazones que amen; sin pensamientos que vuelen y sin poetas que canten. Y es esa luna, lunero, la misma luna, no obstante, que tú metiste en los versos porque era tuya una parte. Pero los hombres son otros Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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y otras las cosas que valen; y otros los ojos que miran y otras las formas de amarse. La luna no será luna, porque la luna es mirarse: asesinar con los ojos hasta el dolor de la sangre. Del libro “El cielo se hizo de amor”
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MORIR O AMARTE Aunque las puertas se cierren yo pasaré por tu calle. Los ojos que me vigilan no son de nadie. Me acercaré a tu ventana aunque las luces se apaguen. Las sombras que me persiguen no son de nadie. No son de nadie las rejas con las que hicieron la cárcel. Voy a acercarme a tu pena para cantarte. Te cantaré mis amores, te llenaré de cantares. Que no te asuste el cuchillo que no es de sangre. Y si lo fuera ¡qué importa! ¡No seré yo el que me raje! Para morir he venido... ... O para amarte. Del libro “El cielo se hizo de amor”
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TUS OJOS A Rosa Tus ojos silencian la noche, tan llenos de calma, tan quietos. Tus ojos acallan las ramas, juguetes que bailan al viento. Tus ojos envuelven la niebla que llena la alcoba de sueños. Parecen dos leños que arden quemando las noches de invierno. El cielo se agolpa en tus ojos, tejiendo la noche de negro. Tejiendo las horas nocturnas de cosas que quitan el sueño. Tus ojos, mujer, amontonan calor de mis años enteros. Los años que fueron perdidos de noches gastadas sin ellos. Del libro "Mitad de amor, dos cuartos de querencias"
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Del libro: AMORES COLATERALES (Selección)
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¿QUIÉN ERES? Me ha llegado tu cuerpo como liberación, y no sentí ninguna necesidad de preguntar quién eras. ¿Quién eres? Te pregunto ahora, desde esta plenitud no sospechada? ¿Quién eres, que me llenas de calma, como antes me llenaste de fantasía? ¿Quién eres que al amarte me he visto humanizado, generoso, capaz, enaltecido? ¿Por qué me das tus flores de primavera, si mi mal es de otoño decadente?
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LO ESENCIAL Hoy te quiero decir que ni el rocío fugaz de la mañana, ni la sombra del tilo al mediodía, ni el reflejo del mar bajo la luna blanca de la noche, se han interpuesto en el camino que me lleva hacia ti. Nada me ha distraído de tus ojos luminiscentes, de tus labios mojados y entreabiertos, de tu pecho agitado por las altas turbulencias del corazón. Esta es la hora, esto lo esencial. Hoy discurre mi sangre por arterias que van hacia tus besos.
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3 NO QUIERO OLVIDARTE ¿Olvidarte? Se nota que no has tenido dentro el corazón de otro. ¿Despertar con el día y no pensar en ti? No puedo. ¿Abstraerme del hambre cuando el hambre es arteria de la necesidad? Tampoco. ¿Abstraerme del mar, teniendo el mar de frente? ¿Qué quieres, redimirme de un sentimiento tan profundo que me estremece y me estimula, tan vivo que tu indiferencia no ha logrado matar? Es verdad que tus besos se me han puesto muy altos, pero... ¿Cómo podría yo vivir renunciando del todo a la esperanza?
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SABIDURÍA Para Mar, porque ella sabe qué hacer con un poema
Comparto tu opinión sobre ciertas materias generales: la libertad, la ciencia, la política... Pero aún no he podido compartir tu excitante materia personal, esa fuente donde está la mayor sabiduría que uno puede tener, la de los largos abrazos que conducen a las lentas caricias que conducen a los hondos conocimientos. Las demás, incluidas las tesis doctorales y las técnicas que innovan la investigación, son meras herramientas para poder ganarse el pan, tratando de huir de los sudores. Comparto tu opinión sobre materias que a todos nos conciernen y quiero compartir el calendario de tus noches y de tus días, adosando mi corazón a cada uno de tus instantes porque la vida empieza, de verdad, donde te siento yo cuando me rozas.
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PASIÓN Te quiero pasional hasta el delirio, hasta que el último resuello de la bestia se vuelva resignada mansedumbre. Así, consciente de que el límite del fuego es un rescoldo donde ya no hay pasión sino ternura en estado de gran felicidad, me instalo en las caricias y deseo que no se acabe nunca el magnetismo de este fuego sin llama. Y te cubro de seda hasta que el peso de mis manos estimule los potros de tu piel y de nuevo la bestia nos exalte. Y nada más, amar... Amar hasta el desmayo, hasta la muerte lenta del deseo, hasta vaciar el corazón
Ω Mariano Estrada Vázquez es natural de Muelas de los Caballeros (Zamora, 1947) y desde el año 1973 reside en Villajoyosa (Alicante). Ha publicado en soporte de papel los siguientes libros de poesía: Mitad de amor, dos cuartos de querencias (1984), El cielo se hizo de amor (1986), Tierra conmovida (1987), Trozos de cazuela compartida (1991), Azumbres de la noche (1993), Desde la flor del almendro (1995), Hojas lentas de otoño (1997) y Amores colaterales (2006)
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Cecilia Romero ceromero29@yahoo.com.mx
Del poemario:
lagarto azul de piedra Presente en Antología LAS ADELAS
O Estas palabras son como las luciérnagas de que vi una vez, se encienden y titilan, me dejan ver lo que esconde la noche, son el ovillo, la raíz luminosa de las nubes negras, bailan en las murallas verdes; en la grieta de las paredes: en el centro de la red de araña. Se apagan. Suicidas, están al borde la cornisa, mirando abajo a la gente que esperan que caigan. Tantas palabras que fosforecen en la hierba tendidas, como esperando que una hoz las corte y así permanecer desangrándose en silencio. Ahogadas en vino, en vela blanca, en el trueno que ilumina la ventana. Piel de mendigo estiro la mano para ver si estas palabras pueden levantarse las faldas y recibir el polvo el polvo de mi sangre y así cabalgar en este silente desierto donde las cosas aún no reciben nombres.
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Quisiera subir por el techo de mi mano y dividir el mundo en dos partes, uno que tenga palabras como lunas menguantes y otro, otro lugar de noche una noche que encienda su horno de oscuridad y venga de esa selva de palabras la Ăşnica, la palabra que me nombre.
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I Una obra de arte sólo para ojos profanos, gorda labrada a cincel. Mujer que en la noche camina las calles. Vestido de flores. Olor a la lavanda. Voz fermentada en la oscuridad. Sexo inflamado. Mirada dura como la tierra que aplanan sus tacos. Subir y bajar la avenida cuando todos duermen, abierta en un colchón, en el polvo de la Colina de San Sebastián, moviendo el cuerpo, llaga de dolor, ojo rojo que se empaña de sudor. Boca negra, nariz que sigue una línea blanca de coca, paraísos fluorescentes y cielos desnudos, en los que eres la niña de guardapolvo blanco que corre a la escuela, que sueña con un hombre una casa y un cuarto lejos del polvo de esta, ese lugar que te lanza a la calle, cuando cae la primera sangre te abandona en la noche y apaga la vela.
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II
Está en mi mente, veo las luces de su rostro se apagan se encienden. Recuerdo, me mordía el vientre el ángulo de los labios, la esquina rota de las caderas, donde se subía donde yo bailaba. Ahora te fumo y te mantengo en la garganta, aspiro hasta tambalear el olor de tu humo, lo guardo, me clavo con placer la daga, el espacio de la ausencia. Me inyecto morfina y cal para traerte de nuevo a casa a la terraza donde se abren mórbidas las aves de paraíso. Ven otra vez a esta ciudad desierta, de focos amarillos, vidrios rotos se un fantasma que encuentra su lugar, su sitio bajo el sol. Recuerdo los pliegues de su piel, recorro con los dedos, la espina, su espina es la que me dejó penando en todas las distancias, en el centro de la piel, el centro de la carne. Ahora soy la que aletargada aspira bocanadas de aire, del doloroso aire como cazador nocturno que tira sus redes al mar en cuarto menguante. Hoy soy los atardeceres que no he desflorado, ya no hay noches de mudos besos, de mudo encanto. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Soy el espejo de un circo que todo lo deforma que todo se lo traga
Ω Cecilia Romero, escritora chileno-boliviana, ha publicado un libro que se llama "El grito de la Mariposa" ganador del concurso nacional de poesía en Bolivia, participó en dos antologías LAS ADELAS y en LA SECTA DEL FELIX. Escribe columnas sobre crítica literaria en diferentes medios, es de profesión comunicadora social.
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Erick Christiam Sarmiento Fernández shalim62@hotmail.com
CRÓNICAS DE UNA MATRIZ
Cállense – ense – ense. Se repetía mutuamente: Cállense – ense – ense. Anunciaban: Un cuerpo sin nido, sin alboroto. Solo sus pupilas escamosas alardeaban la vida. Y como un suspiro navegaban las hojas de los árboles, sobre los brazos tendidos: MADRE – HIJOS – MUJER ___ Reflejos nocturnos____ Y los sueños se mezclaron en las fosas más comunes de la vida. Ahuyentando gritos vacíos de su vientre al mió… Cállense – ense – ense. Cállense : Inundaban cenizas blancas, en el río.
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AL MEDIO DIA Los olores copulan al medio día. La carne es envenenada, olvidada y estirada al medio día. Al medio día la brisa les devuelve su recuerdo azulado. _Todo es un loquerío_ Las moscas no distinguen nada y los metales siguen siendo acariciados Como a una madre.
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TRANSGRESIÓN MUNDANA
Le hable del golpe, del golpe de verla en el espejo, en el vientre de su madre dominando versiones diluidas en esa sombra. Transitando sueños desechos en una esfera o en dos… o en las que se van. -Esto viene de adentro: más allá del hambre o de la tristezaY de todas las caricias trasladadas al viento. Sin tiempo ni miedo. Ni espacio a esconderse en el umbral de los arrecifes prohibidos. -Es algo más que un mundo sin ombligoEs un parpadeo al despertar en el inundable temblor, de los ojos dormidos.
Ω Erick Christiam Sarmiento Fernández. Nació el 18 de junio de 1984 en la provincia de Cañete Departamento de Lima, actualmente es Bachiller en Ciencias de la Comunicación, egresado de la Universidad San Luís Gonzaga de Ica. Algunos de sus poemas aparecen en páginas literarias y otros han sido publicados en la revista Piel de kamaleón (Trujillo). Es organizador del Festival Cultural “En los Extramuros del Mundo” en sus tres etapas (Cañete).
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Dabashawa Tellería dabashawa@yahoo.com
La araña tejió su tela al borde de sus labios ella misma vendó sus ojos y un Dragón hambriento se perdió entre sus piernas. …………………………… Una estrella de mar se posa en la desnudez de su espalda sus dedos penetran a ciegas el Octavo Mar Las olas se agitan estallándole en las manos y de su vientre surge ensordecedor el canto de las sirenas. ……………………….
La lágrima muere aún tibia sobre el hombro desnudo La boca se acerca temerosa a la fuente del veneno El pez se muerde la cola de nuevo.
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Otro vaso se ha roto las palabras se derraman sobre arena En los ojos las lágrimas duelen.
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INOPORTUNO Ahora en el mismo instante en el que alzaba triunfante la bandera del olvido Ahora apareces como un Duende de la nada diciendo que no que no has dejado de quererme.
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Ya no hay ruido De noche sólo habla la Luna en un soliloquio de mentiras Hasta los gritos han enmudecido El eco de los pasos se pierde en la penumbra La vela se consume mientras los fantasmas danzan a su alrededor.
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Desaparece el umbral entre lo palpable y lo efímero tan sólo quedas tu y este sofocante anhelo de tenerte de ser rocío en tus labios de recorrerte entero Déjame mojarte las ganas hunde tus raíces en mi vientre no hay razones para estar solos.
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Lejos más allá del horizonte están enterrados los jinetes negros de mis pesadillas Fuera rabias no hay pasado Cerca escandalosamente cerca me espera ella con la mano extendida diciéndome: No temas la tormenta ha terminado.
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LECCIÓN DE ASTROFÍSICA Tras el fortuito big bang se dilató la distancia y tu silencio El corazón ese agujero negro egoísta sigue sin escucharme Mi cabeza es una nebulosa de celos y mentiras una voz seca me grita que no que no habrá más super novas pero la razón se pierde en un agujero de gusano mientras nos envuelve una infinita pegajosa e infranqueable materia oscura.
Ω Dabashawa Tellería (15 de Sept., Venezuela), Profesora graduada en Física en la UPEL, Venezuela. Escribo mayoritariamente cuentos, aunque de vez en cuando mi musa me susurra en diversas formas, por lo que también experimento con la poesía. He participado en talleres de Creación Literaria en la ciudad de Maracay, así como en actividades relacionadas con el Cine y el Teatro. He participado como ponente en eventos y tertulias poéticas y recientemente mis poemas han sido publicados en la revista electrónica Letralia y en la revista impresa Casa Grande del Estado Carabobo, Venezuela. Actualmente resido en España.
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Ulises Varsovia ulises.varsovia@bluewin.ch
ALUCINACIÓN Alucinatoria pócima de raíces amargas arrancadas al húmedo subsuelo del bosque, en las postrimerías de agosto, del cazo ardiente a mi garganta un viaje por zonas oníricas, por pantanos, selvas, cavernas, por marañas inextricables, ardiendo de fiebres palúdicas.
Moriré de consunción, de llamas, de bestias palustres persiguiéndome por ciénagas y junglas vírgenes en la edad sáurica del planeta. Dame la mano tú, esposa, Claire, dame la mano desde la luz, y arráncame de un fuerte envión de esta pesadilla criminal rodeándome de ratas y ofidios. Oh viajar por este aquelarre de demonios, trasgos y brujas, gritando ensordecedoramente en su danza en torno a las llamas con mi cuerpo sobre la hoguera. Alucinación, delirio, desvarío de mis sentidos atrapados en el narcótico de una poción de raíces amargas. De: Esperando a Claire (inédito)
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AMNESIA Espesa, profusa bocanada de una substancia color amnesia, desplegando su masa impalpable a través de la mañana abierta. Seres de contorno indefinible, seres de fantasmales siluetas atrapados en la telaraña, debatiéndose en la humareda. ¿Quiénes sois, que llamáis y os escucho, quiénes sois, que me estáis tan cerca como si de mi propia carne, como si con mis mismos fonemas? ¿Y por qué mi rostro sin rasgos borrándose hacia la inconciencia, y mi vida atrapada en las redes de una masa de color amnesia?
De: Hojarasca (2008) (inédito)
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CAIGAN LAS HOJAS Ya las hojas caigan, corazón, ya mi vida se llene de herrumbre vegetal, en tránsito hacia el polvo, y sople la muerte su desolación arrancando a las vestes arbóreas de su tibio hogar, en la enramada, ya por las calles las vagabundas yazgan, yerren y palidezcan, enfermas de una extrema orfandad en los extramuros de septiembre, ya lleguen a mí, agonizantes, y pidan asilo en mi corazón, mientras yo mismo bajo los castaños enfermo de ya no encontrarla jamás.
De: Hojarasca (2008) (inédito)
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CENICIENCIA En el atardecer de la edad, con estas palabras cenicientas detenido frente al otoño, asumiendo su amarga substancia de raíces de ruda intemperie, qué decir antes que la mañana abra su cúpula de tinieblas, y me descubra la claridad en mi sitio usurpado a un extraño, qué decir, Claire, en este instante, con estas palabras vesperales, antes que el otoño recrudezca y me cubra con su edad en ruinas. Frente al tránsito de las castañas, bajo una campana de ceniza, mi edad en vísperas y enferma, mi edad detenida y en marcha, atascada en el engranaje de estas cenicientas palabras.
De: Hojarasca (2008) (inédito)
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TELARAÑA Por entre la espesura de la niebla con todas mis personas reunidas, en busca de aquél cuyos pasos, cuya figura inconfundible, cuyo perfil en brumas vagando por un tiempo ya no tiempo ni olvido, ya no retención ni sonambulismo al interior de las hojas muertas. Extraño internarme en la masa de gas atmosférico urdido de diminutos estambres húmedos, y no llegar nunca a destino, columbrando formas fugaces que de prisa por entre los años con una parte de mí, huyendo, extraviándose en la humareda. Yo, seguramente, el que, de pronto, detenido en medio de la mañana, o de la tarde, o de los sueños, sin saber, ni oir, ni recordar, con un vago presentimiento de que alguien por aquí, merodeando, e inútil llamarme en la combustión de las hojas inmolándose por mí, llevándome consigo al humo. Por entre la espesura, entonces, de una masa de gas cerebral, con todas mis personas reunidas, en busca de aquél que muy cerca y muy lejos, desenredándose y enredándose nuevamente en la telaraña de los destinos, mientras alrededor las hojas secas.
De: Hojarasca (2008) (inédito)
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CREPITAR Níveo tu pie de sal en la floresta, sonando al pisar en el crepitar de las hojas secas. Toda tú llena de alegre danzar, en la extraña fiesta de las hojas muertas de sueño intemporal. Ellas errar al azar en la brisa traviesa, jugando a dispersar con su soplo otoñal a las enfermas. Por la floresta, tu pie níveo danzar la alegre fiesta de las hojas secas en su crepitar. De: Hojarasca (2008) (inédito)
Ω Ulises Varsovia. Nací el 2 de julio de 1949 en Valparaíso, cuyo mar y sus tempestades marcaron definitivamente mi persona y mi poesía. Estudié varias asignaturas humanísticas, y trabajé en tres universidades, tanto en historia como en historia del arte, al mismo tiempo que escribía poesía. En 1985 salí a doctorarme a Alemania, y como mi mujer es suiza, pude trabajar y quedar-me en San Gall, ciudad en cuya universidad hago un par de lecciones. He publicado 28 títulos de poesía, cinco de ellos en Chile, y tres dedicados a Valparaíso, el último: Hermanía: La Hermandad de la Orilla, en Apostrophes de Santiago (www.apos.cl). El libro más antiguo que he publicado es Jinetes Nocturnos, de 1974, pero tengo otros inéditos más antiguos. En 1972 publiqué un cuadernillo, Sueños de Amor, que circuló sólo entre amigos. Me han publicado más de 70 revistas de literatura de todo el mundo, en varios idiomas, y repetidas veces, y estoy en numerosas páginas web. En agosto del pasado año salió a la luz en Sevilla, España, mi libro de poemas Anunciación. Ángeles y Espadas, publicado por la Asociación Cultural Myr-tos. Esta misma entidad acaba de publicar mi Antología Esencial y Otros Poemas (1974-2005), que incluye dos poemas de cada poemario publicado, es decir, 52 poemas Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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"esenciales", y tres poemas de 12 libros inéditos, lo que hace un total de 88 poemas. Lo último mío aparecido es Vientos de Letras, también antológico, en colaboración con el poeta andaluz Alexis R., editado por Myrtos. De los 28 poemarios publicados, sobresalen Jinetes Nocturnos, de 1974/75 , Tus náufragos, Chile, de 1993, Capitanía del Viento , de 1994 , El Transeúnte de Barcelona , de 1997, Madre Oceánica, Valparaíso, de 1999 , Mega-lítica, de 2000, Ebriedad , de 2003, y la Antología Esencial. http://ulisesvarsovia.tripod.com www.ulisesvarsovia.ch
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Montserrat Martínez Cobo elentari_luz@hotmail.com
CERCA DEL MAR Excéntrica y en los ojos puñales cuando saco a pasear al olvido fuera de mi sombra He rodeado las esquinas de la nada, del viento de la sangre que escuece como savia de flores Y es la eternidad del aire en mis manos, silencio esa fiera indomable que edifica lluvias cadenas sin eslabones atándome a los días que mueren En los ojos, puñales hordas de palabras tan negras que oscurecen lo interno al ahogarme presa de un desierto sin arco iris Cerca del mar paseo entre hojas, troncos la hierba es dulce si la miro si la toco, me quema y convierto en ortiga su nombre
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ROSAS EN LA ALMOHADA Debajo estás tú y yo en medio trasnochando palabras en un ir y venir de letras revolcadas He poblado de sueños los besos, las caricias los ojos que no tengo las sombras que si pasan no pasan encantadas Encima estás tú y yo en medio oscurezco palabras en un ir y encontrar rosas, en la almohada
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PRIMERA LUZ Cerca de las luces que equivocan la mirada torna diferente el sentido cuando el silencio se escapa a través de la escalera que lleva hasta el olvido Todos los cielos se mueren sin estrellas en la noche sin lunas menguadas que indiquen un rumbo para seguir a la nada Se varan los sonidos y las resacas de las mareas son como lagunas de palabras huecas, improvisadas, vacías Cayó la tarde de estío desvestida, muda como si no tuviera alma
Si cierro la ventana del todo el caos quedará dentro Y amanecerá mañana
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DESDE DENTRO Yo soy aquel que te susurra de madrugada subiendo la escalera que llega hasta tus sueños para escapar del silencio que se asoma oculto entre tus dedos Yo soy quien respira a tu lado quien vive de tu aliento yo soy luz bajo tus párpados cuando el tiempo ha muerto Yo soy quien muere cada día perdiéndome en el negro de todas tus noches cuando el futuro es sólo incierto revistiendo de cautividad los amaneceres Yo soy el amante que camina por tus venas el rumor oscuro de tu cuerpo todos los latidos incesantes que tu corazón late a destiempo Yo soy la sombra de tu alma el portal de todos tus gozos ese resquicio de veneno que segregan todos tus poros Yo soy tu penumbra el vicio de tus labios sedientos soy tu deseo encendido yo soy tu fuego desde dentro
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SURCOS DE AGUA Entre cristales fríos se escurre el vaho, irreversible prisionero del aliento mellas, surcos de agua dulce Deducción improbable erosión húmeda como el caudal de un río sin cantos para rodar como tratar de sentir el mar en un desierto si no hay barcos ni puertos ni olas para hacer presente Sólo el calor de la nieve aplaca la sed del oasis aquel grano de arena que soñó ser duna y cegar tus ojos con su espejismo de luna verde Lo de siempre es merma delito de un pozo sin agua que mana escueto entre paredes
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EL SALTO Hasta donde llega la luna de tus ojos ese paso atrás que las piernas, inmóviles no sienten y siempre cae, deprisa boca abajo sin que las nubes lo acaricien Salto de noche sin mover las manos los pies en el abismo capturando luciérnagas en un sueño improbable teñido de verde Deshora persuasiva con interrogaciones ocultas preguntas en las paredes tantas como sueños y en el techo el alma desnuda
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LAS CRESTAS DE LAS OLAS Estiro la adversidad hasta un punto intangible y cuando el círculo se cierra se abren las flores Es… saber esa necesidad, vertiginosa que la influencia de la brisa en el alma, es lluvia y los puentes, no existen sino en el subconsciente que cruza al otro lado donde las bocas son rosas Rojos dentro del agua todas las gamas de azules dispersando carencias, ondas para abrir heridas, emociones que desgarran estrellas y nublan la lejanía Porque todo se funde vestido de color incipiente en la profunda desesperanza que ocultan los mares males en las crestas de las olas aniquilando los arrecifes cuando crece la marea dormida equilibrada en el interior de una poesía que se estremece
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ARQUITECTURA EFÍMERA Levanto paredes entre andamios de palabras experimentos, ecuaciones ladrillos de oídos sordos y el cemento arma proyectos payasos de mirada delincuente Equilibro el paso a un lado del vacío la pértiga que sostengo entre los dedos callada, prohibida me empuja hacía un estado transparente
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LA NOCHE NEGRA Sucede la noche negra espantosa inquietante con la ausencia pegada a la espalda Dejo caer un sueño desnudo pirueta sobre un tobogán onírico para deslizarme entre tus dedos Sombra de nubes alargando los ojos el corazón siempre tiembla Tiendo mis labios al aire a la luna escondida en el viento cuando murmuro tu silueta, luchando contra el presente monstruo que me devuelve indiferencia
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EL DAÑO Desvanecida ausente y sin embargo pálida en el aire cuantas veces he vivido soñando colores Desgajada unida minúscula escisión adherida a tu cuerpo siempre son tus labios mi cárcel perenne El dolor este daño callado, alerta cáliz de donde bebo ácidas flores perpetuo tangible Si sonrío, es el viento que surge mi causa y el sonrojo de tus ojos, mi alma divide
Ω Montserrat Martínez Cobo. Cantabria. Escribo desde el año 2007; en ese año comenzó mi afición por la escritura., aunque desde que era una niña ya intentaba hacer mis pinitos con las palabras. Casi todos mis escritos son poesías, y muchas de ellas las publico en varias webs, bajo el pseudónimo de Ío. También escribo en mi blog: http://lasendadelarosadormida.blogspot.com
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Alfredo Palacio palaudesk@yahoo.es
SEGUNDOS AFUERA.
Es el instante en que uno queda solo más solo que lo que comúnmente se llama soledad. Segundos afuera. Ya nadie te asiste. Todo a suerte y verdad. Todo a pleno. La esfera y el silencio. Espejo tan hondo que todo lo devuelve. Pensar el golpe exacto el que hará que estés de este lado o del otro. Pero nunca en ambos a la vez. Segundos afuera. Arriba el telón. La vida Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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también hoy ha perdido su lugar.
De “SEGUNDOS AFUERA” ©, inédito
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TAL VEZ PERDURE MI SONRISA en el desorden de tus sueños y mi palabra siga creciendo en la curva de tu boca. También es probable que tu piel continúe en celo de la mía y aún espere mi mano para ahondar su intemperie. Pero a juzgar por el tiempo y sus reveses lo más posible es que hayas abierto otras ventanas renovado tu ropa y las agendas y que ya no te gusten las mismas flores. Nada es para siempre y falta mucho para todo en esta ciudad que duele tanto en otoño. Donde la luna fiel a su costumbre se suicida sin dar ninguna explicación.
De “SEGUNDOS AFUERA” ©, inédito
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A DOS CALLES DE ESTA CASA pasan cosas extrañas. Hay un hombre que dice que no morirá de amor una mujer que insiste en no esperar su príncipe azul. También un niño porfiado que no quiere ser lo que soñó. A dos calles de aquí un viento extraño palidece los arbustos un sol negro se posa en las terrazas los negocios abren a la medianoche. Y aquí en el 4º C el inquilino que tiene mi rostro pregunta por mí. Y la verdad no sé que decirle.
De “SEGUNDOS AFUERA” ©, inédito
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ADÓNDE ESTABAS cuando hacía la última apuesta con la única ficha que había sobre el tapete. Adónde, amor, adónde. Era el momento del no va más todo a color ninguna calle. Hay que jugar a pleno cuando el tiempo es escaso.
Adónde estabas adónde llevaste el verde sus números la chance que quedaba. La jugada final donde siempre imaginamos que podemos torcer la suerte acaso ganar porque salir hechos ya no alcanza.
De “SEGUNDOS AFUERA” ©, inédito
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TANTAS VECES ES MÁS FÁCIL, CÓMODO, SEGURO preparar pañuelos de despedida pensar palabras para la ocasión que temblar con el fuego que nace ante nosotros. Un salto al vacío cruzar otra frontera con el corazón. Tantas veces es mejor pensar en el barco que partió escribir un poema triste recordar un rostro amado que ya no está. Tantas veces es más fácil seguir ordenando las cosas sacarle el polvo a viejos adornos que comprar una muñeca de arroz un pétalo sin nombre a quien queremos descubrir. Y cuando hablo de descubrir nombro la ilusión que se renueva besos de otra talla y color también otro salto al vacío. La piel que acaso esperamos siempre ya llegó y no queremos ver. De “SEGUNDOS AFUERA” ©, inédito Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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JUEGO A QUE TE MIRO y no te veo. Juegas a tenerme y no me entrego. Creo, ciertamente, que siempre jugamos pero tenemos reglamentos diferentes. Y la vida tiene eso. Lo que pocas veces se arregla aún haciendo trampas.
De “SEGUNDOS AFUERA” ©, inédito
Ω Alfredo Palacio, nació en diciembre de 1949 en la Ciudad de Buenos Aires, donde reside. Inédito a nivel individual, participó en diversas antologías poéticas y tiene poemas publicados en diversos sitios en la Web. Ha participado en numerosas lecturas en el ámbito de la Ciudad y el interior del país. Co-dirigió el Café Literario “Mirá lo que Quedó”. Libro publicado: “Filamentos” (Ed. Del Dock, 2007). Libro inédito de próxima publicación: “Segundos Afuera”. Ha ganado una gran cantidad de concursos literarios.
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Artemio Julca artemiojulca@hotmail.com
TEMPORAL BELLEZA Estoy solo y siempre estaré solo Solo contigo solo lejos de ti. XAVIER ECHARRI
Quisiera olvidarte el día completo, derrumbarte con mi pequeña experiencia pero tu música atraviesa mi temporal belleza como un puñal salvaje, inundando de dolor mi ciudad inhabitable. Recuerdo el perfecto volumen de tus manos, enjuagando mis tristezas, terriblemente hermosas, en el lago de mis indecisiones. Pasan los años como animales ciegos, embistiendo mi juventud inherente de aburrimiento, matando las esperanzas de estar solo como una gota absurda bajo la hierba. Aún no oscurece, te extraño, y sigo siendo la cansada sombra que oculta su boca muerta para no reír jamás.
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LA DESTRUCCIÓN ES LA SALVACIÓN A David Daniel Barzola Quintana. (1985 – 2009) “Nací sólo para venir, ver y morir…”
Naciste en las estepas de la noche con la indiferencia clavada en los omóplatos y con un quitasol entre las manos. Siempre tenías los ojos inundados de soledad y el corazón rebasando de niebla. Te perseguían los sueños, las sombras y las melodías de la muerte; querías desaparecer, unirte al vacío del universo y entregarte al olvido como un ángel melancólico. Te recuerdo caminando por estas indolentes calles de San Carlos con tu mochila de ilusiones y frustraciones. A esta hora estarás brindando con Baudelaire y Allan Poe, escribiendo un buen poema desmemoriado y viendo una película de Buñuel. En las tardes, veías crecer el silencio en una lágrima abandonada de tus mejillas y a medianoche tus miedos ardían en una falsa ceremonia de felicidad contemplando paisajes nocturnos con animales salvajes. Y con todo el peso de tu desidia te recostabas a fumar el dolor, el recuerdo de una muchacha ingrata. Aún escucho el maullar de tus sueños hambrientos en el rostro de la luna, aún escucho la canción encerrada en el vacío de tu habitación, de tu corazón…
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DIME A Rossana Q. A. Dime, si la canción ha llegado a prender la rosa dormida en el pañuelo dime, si el niño lindo es tuyo; quiero que la sonrisa se pose en tus labios como una mariposa porque la hierba descansa sobre tu vientre caliente porque en el mar no hay puentes para llegar a tu campanario. Hasta cuándo tenemos que esperar que de la copa de cristal rebalse esa palabra desconocida (AMOR) y que el sol aparezca del azabache de tu cabellera y que nuestras voces se muevan en la oscuridad como luciérnagas en el cielo en el último suspiro del día. Dime todo lo que tu corazón derrame al hablar que el cariño mutuo vale menos que un tubérculo que lo construido es un sueño alucinado dime si el sentimiento es una escritura dime, si el niño lindo es tuyo.
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OTRO CUERPO Ese sonido contaminado ese tibio sonido de la calle hace que mi corazón amargue que mi sombra atraviese el cristal que mi sombra asome por el ojo de una aguja no se que pensar de los nombres de esta tarde cargada de tormentos no se si nací para apoderarme de tu sonrisa de tu perfume o de tu inmensa noche volcánica no se que sol es más resplandeciente cuando la tierra te cubre los pies cuando la lluvia te inunde los sueños es real todo esto nada más duro que un madero en la cabeza la vida es mucho más grande que la muerte no quiero callar ahora que mi respiro esta latiendo en otro cuerpo más bello que la mar.
Ω Artemio Julca, es el seudónimo de Carlos Julcamanyán Mendoza. Nació en Huancayo, en marzo de 1977. Estudió Educación en la Universidad Nacional del Centro del Perú. Es fundador e integrante del Movimiento Literario “Dosamarus”. Ha Publicado varias plaquetas de poesía y viene colaborando en diversas revistas locales y nacionales. Ha sido publicado en el libro ¿Generación del 2000? (Muestra de poesía joven), selección a cargo del Grupo Literario “Claroscuro”, vía su sello Círculo Abierto Editores, Lima – 2006. Tiene varios libros inéditos de poesía, como: Animal, Escritos anormales, Puñado de arena.
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Narrativa La crueldad es uno de los placeres más antiguos de la humanidad. Friedrich Nietzsche
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Pablo Mendieta Paz mendipaz@hotmail.com
GRITABA Y GRITABA
Vivía solo en una pensión. Allí había gente de toda condición y carácter. Pero al lado de mi pieza aposentaba una extraña mujer de unos 65 años que manifestaba una forma de ser muy particular: hablaba sola. La verdad es que gritaba y gritaba consigo misma sobre diferentes asuntos. En las noches hacía tanta bulla moviendo muebles, golpeando quién sabe qué, y acompañando a todo eso tan desesperante, profería gritos y gritos haciendo gala de tan poca discreción que me era imposible conciliar el sueño. En las mañanas, todo ojeroso, corría a mi trabajo, fascinado por él –como nadie quizás en el mundo-, para descansar por un tiempo de los gritos de la dama en cuestión. Pero regresaba a la pensión temblando, pues yo bien sabía que al entrar a mi pieza escucharía los horrorosos gritos. Ni siquiera cuando hacía sus necesidades dejaba de gritar, y eso que el baño quedaba bastante lejos de mi habitación. Una noche, con los nervios crispados en redondo, esperé pacientemente a que se durmiera, y cogiendo mi almohada me deslicé sigilosamente hacia su pieza. Entré a duras penas porque, precavida, había afirmado una silla contra la puerta. Sorteé el obstáculo y me dirigí directamente a su cama. Dormía de espaldas. Posición propicia para ejecutar lo que tanto tiempo se me había cruzado por mi fatigada mente. Me acerqué con cuidado a ella e, inclinándome, apoyé con un movimiento brusco y con firmeza el almohadón en su cara. Resistió la embestida por un tiempo que me resultó eterno, pero finalmente sucumbió. Aparté de su semblante sin vida la almohada, y para cerciorarme de que mi faena había sido concluida satisfactoriamente, le tomé varias veces el pulso, al tiempo que apoyaba mi oreja en su corazón. Salí tan subrepticiamente como entré. Ya en mi aposento, me apoyé de espaldas en la puerta: yo no la había matado. Sus gritos estallaron en su corazón.
ي Pablo Mendieta Paz. Ciudad, país y fecha de nacimiento: Potosí, Bolivia, 8 de febrero de 1955. Músico, escritor, periodista independiente, abogado. Libros escritos: Tres, dos de narrativa (Plural Editores) y uno de Ensayo jurídico (Editorial Juventud). Artículos de prensa: cerca de un centenar en diversos diarios. Ciudad de residencia: La Paz, Bolivia.
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Jesús Ramírez Bermúdez jesusramirezb@yahoo.com.mx
E STRUCTURA
EN ESPEJO
¿Cómo definir el enojo de quienes callan una verdad maldita, aborrecible, descrita por los demás como una locura, pero que trabaja con un poder calcinante en el espacio privado? ¿Cómo ignorar la pasión inmisericorde de una idea delirante, si cada vez que pasas la visita médica, a las ocho de la mañana, temes encontrarte frente al silencio de Adriana? Allí se encuentra ahora, en la tercera cama del primer cubículo de mujeres, en el hospital de Neurología de México. Tus compañeros de guardia han relatado el corazón de la historia: ella teme ser asesinada por sus padres. Por la mañana, los encontró cavando un agujero en el jardín, y de inmediato reaccionó con gritos de terror y furia, pues creía que era la tumba donde habían decidido enterrarla de manera prematura. Los padres no supieron qué hacer mientras ella adoptaba una posición fetal, en el suelo, arrojando mordidas feroces cuando su padre intentaba contenerla, pues le preocupaba que el escándalo tomara una magnitud pública. Con grandes esfuerzos, lograron encerrarla dentro de su recámara. --Tenemos que ir a un hospital –dijo el padre--. Mujer, háblale a tu hermano y a tu sobrino, para que nos ayuden a llevarla. Por el momento estará segura en su recámara. --¿No saldrá por la ventana? --La cerré con candado –respondió el padre. Pero unos minutos después escucharon un sonido atronador de vidrios rotos, y el grito, penetrante, de la desesperación de Adriana: de pronto estaba frente a ellos la imagen nítida y roja de sangre que manaba por los antebrazos. En el hospital general le suturaron la herida, le dieron medicamentos, y un médico les entregó la dirección del Instituto Nacional de Neurología de México. ¿Cómo se atraviesa la frontera de la razón: cómo se cruza desde una historia en la cual esta mujer es una dentista desempleada, noble y pacífica, aunque reservada, hasta llegar al universo inverosímil donde sus propios padres silban en un día soleado, al escarbar el pasto para anticipar el entierro de su hija, asesinada? --¿Por qué pensó que sus padres querían matarla? –preguntas al fin, pero ella ha aprendido muy pronto a guardar bajo mil capas de silencio esa verdad falsa y quemante. Internada a la fuerza en un hospital para enfermos mentales, considera que el silencio es su derecho y el último recurso de su autonomía. Los padres, por la tarde, se deshacen en preguntas y en miradas turbias por el miedo a la vida infausta que se revela de repente. El padre tiene lágrimas en los ojos, y te mira tras los anteojos con angustia, y esperanza. Es más difícil conversar con el llanto entrecortado de la madre, quien esconde la cara bajo las manos, y se retira de ese sitio, indispuesta. No logras consolarla, pues su esposo sujeta tu hombro izquierdo, mientras dice: Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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--Mi esposa no está bien desde hace algunos años. Termina el día. Tomas un taxi, pues el agotamiento te impide manejar el auto azul que espera en el estacionamiento. En casa, enciendes la luz y te recuestas unos segundos en la cama, en espera de tu esposa. Cierras los ojos. Un escándalo artificial proviene ahora del aparato necio junto a tu cama. Es de día, indica el reloj. El descanso ha terminado. Entre paciente y paciente, sueñas un poco con tu propia imagen de un mundo más tranquilo. Por ahora no hay ratos libres para dormir una siesta, para acudir al cine, para conversar con los amigos afuera del hospital, afuera de ese universo de miradas penetrantes, de personas dispuestas, siempre, a pedirte otro minuto más de escucha. A la mitad del pasillo se encuentra Adriana, quien evade el examen de los ojos y responde, cabizbaja, los interrogatorios del doctor Carlos Aviña, tu compañero. Tan sólo se queja de los efectos sedantes de su medicamento, la trifluoperazina. --Ahora niega toda la historia de la tumba en el jardín –te dice Carlos por la tarde, mientras escriben sus notas con la ilusión de acabar pronto--. Dice que “sólo fue un malentendido.” Que se confundió. Le dije que no es posible equivocarse con esas cosas. Le expliqué que esa idea de ser asesinada es el resultado de un problema nervioso. Me dijo entonces que yo tenía razón, pero que ya no pensaba eso y se sentía mejor. --¿Qué piensas hacer? --La voy a dar de alta este fin de semana. Creo que el medicamento ya le está haciendo efecto, pero debemos hacer la prueba de ver cómo se siente en su propia casa. Cuando llega el fin de semana, Adriana sale de alta, y se dirige a la casa de sus padres, y tú vas en busca de un espacio propio, y por más de treinta horas olvidas por completo la llamarada turbia tras los anteojos de Adriana. Pero el domingo, a las seis de la mañana, el enérgico llamado del reloj te recuerda que un día más de guardia te espera al sur de la Ciudad, en el Instituto de Neurología. Compraste el automóvil hace poco, y lo conduces con ímpetu por el circuito interior, rumbo a la avenida Universidad. Cómo te gustaría tener dinero al menos para instalar un sistema de sonido que hiciera más vivo tu trayecto. Y así viene de pronto a tu memoria el tiempo en que tu padre conducía un auto verde y se enojaba si alguien le obstruía el paso; o la angustia contagiosa que expresaba cada vez que el coche no mostraba la potencia anhelada, como si auto fuera una extensión del alma, una metáfora de su conductor. Y así lo decía tu padre, literalmente. Que los autos representan la energía psíquica cuando aparecen por la noche, en los sueños. Las calles se encuentran vacías, y por un momento quisieras detener al mundo y mantenerlo así, en esa rara plenitud del vacío que algunos llaman, simplemente, la quietud. Y aún el frío de la mañana es parte de esa atmósfera, que no termina mientras cierras la puerta del coche en el estacionamiento. Una parte de ti sabe que al cruzar la puerta del hospital, tarde o temprano, la quietud encontrará su fin cuando suene el teléfono, y tus colegas del servicio de urgencias digan, con voz áspera o mecánica: --¿Jesús? Hay una persona en el consultorio cuatro. ¿Puedes atenderla? Siempre será motivo de angustia conocer la angustia de alguien más (a menos que disfrutes el sufrimiento ajeno, como una amiga tuya que desde luego ya no lo es). Quisiera vivir sin tratar más que a personas sanas y alegres, decía Michel de Montaigne. Las angustias ajenas me angustian materialmente y a menudo mi sentimiento ha usurpado el de un tercero. Oír toser de continuo irrita mi pulmón y mi garganta; visito con peor gana a los enfermos que me interesan y es mi deber visitar, que a quienes menos considero y menos me afectan; y con facilidad contraigo el mal que estudio.2 Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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La llamada acontece pronto. Bajas las escaleras, intrigado. En el consultorio cuatro se encuentra Adriana. En un instante la operación vertiginosa de tu memoria trae a tu consciencia otra imagen: es ella misma, la dentista enferma, con la misma ropa, y en el hombro la mano de su padre, severo y absorto en una suerte de oscuridad interior. Pero en tu recuerdo la mirada de Adriana, desde el miedo, transmitía un brillo semejante al resentimiento y el odio, y así la juzgaste en el primer encuentro: desde la ira, esa mujer te miraba como las bestias acorraladas que lo intentan todo antes de caer prisioneras. Ahora la mirada es distinta. No es serena, pero la tristeza de su padre ilumina los ojos de Adriana: una llama tenue, la luz de una vela en una estancia de proporciones desconocidas, expuesta a los caprichos del aire, a la voluntad de los párpados y la oscuridad inminente. --Aquí traigo a mi hija –explica el padre de Adriana--. Dice que se siente mal y quiso venir al hospital. --¿Estás bien? –le preguntas al tomar asiento. Te mira, ansiosa--. ¿Nos puede dejar a solas unos minutos? –le preguntas al señor. Y cuando él cruza y cierra la puerta blanca del consultorio, ella gime, derrotada: --No estoy bien –y al ver la angustia en tu rostro, dice, con una dulzura que desconocías en ella--: No se preocupe, doctor. No se repitió el asunto del jardín. Ya no pienso que mis padres quieran matarme, y tampoco creo que estén cavando mi tumba. Estoy tomando mi medicamento. Pero me siento tan desanimada que prefiero estar unos días más en el hospital, con ustedes. --Pero, ¿qué le pasa? –preguntas--. ¿Por qué está tan desanimada? --El problema es mi madre –respondió--. Ella piensa que yo quiero matarla. Descorazonado, con una confusa sensación de fracaso, le has confirmado que apoyarás su solicitud, y arreglas los trámites necesarios para su internamiento. Después la noche sigue su curso, y realmente no registras qué tanto ocurre este día, pero entre la una y las tres de la mañana buscas el sofá donde te refugias (cuando el tiempo es condescendiente) para echarte a dormir entre incomodidades del cuerpo y el alma. Por la mañana informas a tu superior, Carlos Aviña, que Adriana ha recaído en su delirio. --Esta vez no dijo que sus padres quieren matarla. Ha cambiado esa idea por otra, más insólita: dice ahora que su madre es quien tiene el delirio de ser asesinada por su propia hija. Hace una semana Adriana creía ser víctima de un plan homicida; ahora afirma ser la víctima de una acusación desquiciada. Pero en la tarde el doctor Aviña habló con el padre de Adriana durante una hora, y después conversó conmigo. --Nos equivocamos –dijo al fin--. El señor me confesó que la madre de Adriana estalló en lágrimas este fin de semana, y realmente acusó a su hija, entre insultos y gritos, de ser una asesina siniestra. Desde hace varios meses le había dicho a su esposo que Adriana estaba decidida a cometer un asesinato, pero sólo en estos días reveló que ella misma era la víctima, según su delirio. ¿No has deseado a veces encontrar una fórmula de ciencia o magia, una ecuación filosófica para evitar la soledad de las personas con historias delirantes? Pero en esta historia la madre no acompaña a Adriana en su desesperación, sino que ambas se enfrentan y contraponen, como dos caminos solitarios hechizados frente a frente, por una creencia mórbida que las aleja cuando podrían tocarse. En silencio, te preguntas cuánto tiempo habrá tardado en gestarse esa inusual estructura en espejo, por la cual la madre sospechaba de la hija, y la hija de la madre, y cuántas veces se habrán mirado, con la emoción contenida entre los dientes, y habrán logrado retener un poco más el impulso de gritarse, la una a la otra, esa palabra sin retorno: ¡asesina!
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NOTAS 1. González-Crussi, F. Sobre la naturaleza de las cosas eróticas. Editorial Verdehalago. Ciudad de México, 1999. 2. Montaigne. Ensayos completos. Editorial Porrúa. Ciudad de México, 2003.
ي Jesús Ramírez Bermúdez. Nació en la Ciudad de México, en 1973. Actualmente es Jefe de la Unidad de Neuropsiquiatría en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México. Su trabajo científico ha recibido premios a la investigación a nivel internacional (Best Paper Award, por parte de la International Neuropsychiatric Association, 6th Internacional Meeting, Australia, 2006), y ha sido publicado en revistas internacionales de alto impacto. En el campo literario ha publicado relato y ensayo literario en las revistas Dosfilos, Tierra Adentro, La Jornada Semanal, y La Tempestad. En 2006 publicó la novela Paramnesia, editada por Random House Mondadori. En 2007 recibió el estímulo “Jóvenes creadores” del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes, para la realización del libro de ensayos titulado Breve diccionario de las enfermedades del alma.
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María del Rosario Laverde maminoisa@gmail.com
SÍNTOMAS DE UNA CASA TOMADA Para Julio y Gloria
El primer síntoma lo padeció la mesa de noche, durante mi niñez. Recuerdo perfectamente que dentro del cajón encontraba monedas de 10 y 20 centavos, billetes de 1 y 5 pesos, revueltos con un par de colillas de cigarrillo, hilos de varios colores, botones, algunas agujas sueltas , papeles con números de teléfono y siempre un recibo pendiente de pago. El periódico de cada día también ocupaba su lugar. La enfermedad se extendió cuando los periódicos decidieron irse quedando de a poco y ya la mesa de noche no pudo luchar contra ellos; en unos pocos días habían tomado el cajón y el piso que rodeaba la mesa. Se fue haciendo imposible el acceso nocturno a la cama. Los periódicos permanecían inamovibles a la espera de sus nuevos compañeros que en cualquier momento rodearían todos los flancos. Sin saber cómo pasó, la cama fue apresada junto con sus cobijas quedando bajo el mando de los periódicos invasores. No nos quedó más remedio que restarle una habitación a la casa; después de clausurar la puerta, hicimos desaparecer la llave y continuamos viviendo tranquilamente en un espacio más reducido que implicaba para nuestra fortuna, menos oficio. Al cabo de unos años el lugar que había sido nuestra biblioteca empezó a ser atacado por bolsas llenas de asuntos pendientes; costuras por realizar, cortinas para colgar, forros de cojines para lavar, recibos para revisar; Shakespeare y Cervantes sucumbieron bajo una pila de retazos de tela que esperaban reparar alguna prenda de vestir desgastada en el futuro, estoy segura de haber escuchado a Edgar Allan Poe pidiendo auxilio, asfixiado bajo unas almohadas sin estrenar. Sin mucho orgullo puedo contar que rescaté una biografía de Jacinto Benavente y un par de antologías de poetas huilenses que me había dado pereza leer. Con dos habitaciones menos la casa seguía siendo habitable, aunque un poco oscura. Después de dejar la ciudad fueron pocas las veces que volví y debo confesar que la comodidad sentida años antes, había desaparecido por completo. No fue difícil prolongar el tiempo entre una visita y otra, incluso en varias ocasiones logré evadir con mucho agrado la obligación del regreso. El día que en definitiva tuve que regresar me encontré con la imposibilidad de abrir la puerta de un solo golpe. Haciendo uso de la fuerza logré remover un montón de no se qué, apostado justo frente a la entrada. Desde allí mismo pude contemplar lo que antes fue una sala y un comedor, perdidos bajo una montaña de botellas de gaseosa vacías. Reconocí el sofá protagonista de la única foto familiar. Sobre el tapete persa se asomaba un hueso de pollo abandonado por la carne hace tiempo. La mesa del comedor era cubierta por tal cantidad de platos con sobras de comida, que cualquiera habría sospechado el paso del más grande de los banquetes. Un artificio producto únicamente de la invasión y no de celebración alguna. Era evidente que a la casa le faltaba el aire. Su respiración entrecortada hacia que el panorama fuera mas duro de contemplar. La certeza de saberla entrada en una fase Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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terminal que implicaba dejar morir con ella la memoria, me oprimía las sienes. Sin embargo, ya había llegado hasta allí, mi obligación era saber qué había pasado con el resto de la casa. La cocina presentaba el cuadro más crítico, con seguridad era desde allí donde al final todo sucumbiría. La estufa ardía en fiebre, la nevera temblaba de frio. Los seres más desagradables (léase cucarachas y ratones) corrían desaforados entre las demasiadas ollas mal distribuidas en el fregadero y atacadas por una costra de comida envejecida que daba la impresión de ser la piel que alguna vez ellas mismas habían comenzado a perder. No habiendo mucho sitio a dónde huir, entré en la que alguna vez fue mi habitación y antes de detenerme a examinar su condición, entre saltos me dirigí a la ventana, con ansias de observar el parque que alguna vez me dio tanta satisfacción, deseando ver los rostros de los amigos que tantas veces vinieron hasta allí proponiendo un juego o una escapada nocturna. No pude evitar sonreír al recordar cómo huían después de ser espantados por los gritos de los mayores por hacer visita “a deshoras”. Fue en esa misma ventana donde alguna vez creí estar a punto de ver la caída de un avión por el aterrador estruendo que produjo el bombardeo al Departamento Administrativo de Seguridad. Presa de mis pensamientos tardé unos minutos en percatarme del ataque padecido por la habitación. En medio de convulsiones y gemidos la pobre se descascaraba a pedazos consumida por la humedad; el olor a abandono hizo que me compadeciera. Me sequé con la manga del saco la única lágrima derramada hasta ese punto y en nombre de la casa. Abrí la puerta del armario en busca de consuelo y como si se hubiera estado conteniendo por años el pobre vomitó sobre mí tal montón de objetos pesados que me golpearon haciéndome perder el sentido. Minutos después viajaba hacia la entrada empujada por una ola enfurecida formada por los nuevos habitantes de la casa. Tan pronto como la puerta de la calle se abrió me vi lanzada violentamente hacia afuera y tras de mí la casa parecía resignada a seguir padeciendo quién sabe hasta cuando. Me gustaba la idea de no volver a entrar en ella nunca más, pero pensar en cortar el mal de raíz me impedía irme con tranquilidad. Busqué entre mi cartera y lo único que hallé fue un periódico recogido del suelo minutos antes y una caja de fósforos sin estrenar. Sabía lo que tenía que hacer.
ي María del Rosario Laverde. Colombia. Ha publicado sus poemas en diferentes revistas como Revista Tiempo de Palabra (Ibagué), AULA Y ASFALTO, Revista virtual Universidad Central (Bogotá), Revista digital Letralia, Revista Tiempo de Palabra, Revista Arquitrave (Bogotá), entre otras.
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Paula Goberna itsrainninagain@hotmail.com
NO ME DIGAS QUE ME QUIERES...
Él comenzó a besarla. No había nadie en la habitación salvo ellos dos. Los ojos de él ardían. Brillaban de una manera que no había presenciado nunca antes en sus veinte años de existencia. Tampoco en las escasas semanas que habían pasado juntos. Iluminaban la oscuridad a través de la cual él la guiaba. Sus brazos la abrazaban. Creaban un lugar seguro en el que estar. -Te quiero... - Le susurró al oído. Era la primera vez que lo oía de unos labios diferentes a los que solían decírselo. Era la primera vez que parecía verdad y no una mera ilusión. Aún así su mente jugó con ella. Un escalofrío recorrió su espalda tan pronto esas palabras parpadearon en su interior. La desconfianza se adueño de ella. Durante unos segundos se sintió aturdida. Él no lo apreció. El deseo lo cegaba. Comenzó a desvestirla. La ropa caía en el suelo silenciosamente. Trataba de no pensar en nada más. Absolutamente en nada. Moverse al compás de la melodía y seguir sus instintos, pero en su interior volvía a convertirse en la niña asustada que una vez había sido. Aquella que rezaba con todas sus fuerzas cada noche antes de conseguir quedarse dormida, con la esperanza de que alguien oyera sus plegarias. Se ponía de rodillas y esperaba pacientemente una respuesta. No sabía que más hacer. Lloraba como signo de desesperación. Escondía la cabeza entre sus manos cuando no podía soportar más los gritos que resonaban en cada habitación. No aguantaba más el enorme peso que cargaban sus aún débiles hombros. ¿Era ella el problema de todo aquello? Se preguntaba una y otra vez hasta que por fin conseguía quedarse dormida. Todo había vuelto de repente con cada caricia. Él dibujaba su cuerpo sobre el colchón y a la vez desenterraba sin saberlo, unos recuerdos que ella creía enterrados. Notó como su mano se deslizaba delicadamente por su muslo. Cerró los ojos y respiró profundamente. Necesitaba relajarse, pero todo volvía a empezar de nuevo. Su cuerpo se estremeció. Volvía a escuchar los pasos de su padre, pesados y torpes, subiendo las escaleras. Se dirigían a su habitación. Rápidamente se escondía bajo la cama, esperando que esta vez no la encontrara y poder dormir tranquila. Lo deseaba con todas sus fuerzas, al menos por una noche. Abría la puerta y encendía la luz. Su corazón comenzaba a palpitar aceleradamente. Parecía que se le iba a salir del pecho. Nunca conseguía vislumbraba más que los pies desde su escondite, pero aún así sabía que su aliento apestaría a alcohol y que un pedazo más de su infancia se desvanecería. Una solitaria lágrima se deslizaría por su mejilla en señal de tristeza por la pérdida. Era lo mismo una y otra vez. Trataba de ser fuerte, pero era difícil. Aún así perdonaba cada error que su padre cometía. La esperanza de que aprendiera a quererla sin hacerle daño aún se mantenía intacta y presente. Tardaría años en marchitarse. Ahora temía que todo se repitiese. Estaba asustada. No podía hacerlo. No tenía fuerzas para soportarlo. Cerró las piernas bruscamente. Sabía que si lo dejaba entrar en ella no habría forma de salir. Amor, dolor y frustración. Su mano se retiró cediendo sin queja la posición ganada. Él se quedó esperando en su lado del colchón unas palabras que nunca llegaron. Ella se cubrió con las sábanas y le dio la espalda. No era capaz de mirarlo a los ojos. Sabía que no ocultaban nada malo, pero una parte de ella, cautelosa, temía que lo hicieran y que su piel no fuera más que un disfraz para ocultar su verdadera naturaleza. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Cerró los ojos e intentó conciliar el sueño. Quería esconderse bajo la cama, como tantas veces había hecho años atrás. Se agarraba a uno de sus peluches cuando necesitaba sentir a alguien cerca, y aunque no notaba el latir de su corazón, era más de lo que había conseguido en mucho tiempo. Hoy lo tenía a él, a escasos centímetros de ella. Aunque no pudiera verle la cara sabía que no dormía aún. -Tengo miedo... - Sus palabras iluminaron la oscuridad en la que él se encontraba. -¿De que? -De que me vuelvan a hacer daño. -Te prometo que... -No prometas nada. Nadie cumple ya sus promesas. -Entonces, ¿que quieres que haga? -No me digas que me quieres... demuéstramelo...
ي Paula Goberna nación en Octubre de 1988 en Vigo, aunque actualmente reside en Santiago de Compostela, donde cursa la carrera de Derecho. Sus relatos se han visto publicados en numerosas revistas electrónicas.
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Judith Lázaro Moyano judith_prat94@hotmail.com
ESTALLIDOS MENTALES
Estás tumbado en un banco, mirando al cielo. Has dejado de tener en cuenta el paso del tiempo, tiempo que en cualquier momento, te juzgará sin miramientos. Metes la mano en el bolsillo derecho del pantalón, y sacas el paquete de tabaco. Te queda un cigarro. Lo enciendes, e inhalas el humo que te está matando, ese sicario al que pagas para que acabe con alguien a quien no aprecias demasiado: tú mismo. Escuchas risas de niños alegres. Llantos de un recién nacido. Pasos de alguien que llega tarde. Palabras tímidas de una primera cita. Resoplas. Estás lleno de “nada”, como esas bolsas en las que únicamente hay aire para que parezca que sirven para algo más que ocupar espacio. Una hoja cae sobre tu pecho. Un estallido no muy lejos. Silencio. Esa repentina ausencia de sonido se vuelve angustiosa, cortante. Cómoda. Sonríes y das otra calada al cigarro. Cierras los ojos, y escuchas una sirena a lo lejos. A lo lejos... piensas en todas las cosas que nunca tuviste en cuenta, como si pensarlo en este momento fuese a darle una importancia que no han tenido en un pasado. Te preguntas si lo que quieres realmente es estar en esta situación, pero no encuentras una respuesta. Suspiras, y lanzas el cigarrillo a un charco no muy lejano. Ya encontrarás respuestas cuando la policía sepa que has sido tú quien ha colocado esas bombas.
ي Judith Lázaro Moyano, nacida el 8 de febrero de 1994 en Barcelona. Tanto literatura como escritura me han acompañado siempre en mi breve (pero no por ello menos intenso) trayecto, en el cual siempre he pensado que, una manera de "liberar imaginación", es plasmando lo que imaginamos donde sea y como sea.
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Carlos Rubio Albet dbtcarlos@yahoo.com
XINEF, EL ETERNO
Hace siglos que vivo en un espejo, rodeado de vendedores mercuriales de mercancías imaginarias, de cartománticas esotéricas, de tragaespadas translúcidos y de enanos milenarios. Somos conocidos en el mundo entero como LA REAL COMPAÑÍA DE LO NUNCA ANTES VISTO, pues como el nombre lo indica, ofrecemos al público --sobre todo a los incrédulos más recalcitrantes— las maravillas que desafían todas las leyes de la lógica y de la física, para el deleite de una humanidad que cada día es más difícil de complacer. LA REAL COMPAÑÍA DE LO NUNCA ANTES VISTO fue creada por mí, Xinef, el Eterno, hace cerca de mil años (uso este término por falta de otro, pues el tiempo aquí es elástico, relativo, o a veces inexistente.) El primer siglo lo dediqué solamente a su planeamiento, pues estaba (y estoy) consciente de que sería (y es), una de las tareas más arduas en la historia de la humanidad. El segundo siglo lo utilicé en la búsqueda de los espectáculos más singulares en la faz de orbe. Recorrí todos los continentes, desde los desiertos africanos hasta las selvas sudamericanas. Fue durante estos segundos cien años que enlisté la ayuda, entre otros, de los trapecistas subterráneos, de los siameses malabaristas chinos, del manco domador de tigres fosforescentes bengalíes y de un turco inventor de la máquina de movimiento perpetuo inmóvil. El tercer siglo fue el más arduo. Abrí por primera vez las puertas de LA REAL COMPAÑÍA DE LO NUNCA ANTES VISTO, si mal no recuerdo en la ciudad de Lisboa. Para mi sorpresa, nadie acudió a ver nuestras maravillas. Se había corrido la voz de que nuestra compañía era obra del diablo. Estas acusaciones tanto me incomodaron que decidí contratarlo a él también (¡¿Cómo no se me había ocurrido antes?!), para no desilusionar a los fanáticos religiosos que me acusaban. Me tomó el resto del tercer siglo conseguir una audiencia con él. No lo consideraba, sin embargo, un tiempo malgastado, pues si lograba contratarlo le daría un gran auge a LA COMPAÑÍA. Me recibió por el brevísimo tiempo de diez años (uso de nuevo la palabra en un sentido relativo.) Me dijo que se sentía honrado de que hubiera pensado en él, pero que ahora estaba más ocupado que nunca con su propia compañía. Antes de salir yo, tuvo la osadía de decirme que si en algún momento yo deseaba ingresar a la compañía de él, me daría un puesto privilegiado. Le di las gracias y en menos de un año salí de su oficina gaseosa. Me di cuenta de que tendría que cambiar mi itinerario. Desaparecimos de Europa, que todavía no estaba lista para aceptarnos, y reaparecimos, quince años más tarde, en el Oriente Medio.
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Pero allí sufrí otro desengaño. Aquellas gentes estaban ya tan acostumbradas a presenciar lo insólito, lo nunca antes visto, que ignoraron completamente nuestro espectáculo, por ser para ellos parte de su vida cotidiana. Una vez más empacamos nuestras carpas de telarañas lunares y decidimos probar fortuna en la tierra nueva que más tarde se llamaría América. Abrimos nuestras puertas en el año 1453 (tiempo convencional.) Nos recibieron con grandes agasajos, como dioses casi. Y no dudo que muchas de las leyendas mitológicas de esos pueblos hayan sido inspiradas por nosotros. Durante ese mismo siglo los europeos cruzaron el océano y comenzaron su tarea de conquista de esas nuevas tierras. Como es natural, al encontrarnos allí, erróneamente supusieron que éramos parte de ese continente. (¡Necios! ¿No se dan cuenta todavía de que Xinef, el Eterno, y su REAL COMPAÑÍA DE LO NUNCA ANTES VISTO no de ninguna parte y de todas partes al mismo tiempo?) En el remolino de la conquista, aquellos hombres audaces nos aceptaron completamente, y las nuevas de nuestra existencia pronto se esparcieron por toda Europa. (Sí, la misma Europa que antes nos rechazó.) Desde entonces no hemos tenido más dificultades --a no ser la de seguir encontrando nuevas maravillas—- y nuestro prestigio se ha esparcido por todo el mundo. Sí, señoras y señores, por cuatro reales pueden ustedes pasar a nuestra carpa confeccionada de sombras lunares, donde verán, entre otras cosas, a nuestros payasos invisibles, que tienen la virtud de hacer desaparecer sus cuerpos, exceptuando -–como es natural-- las sonrisas artificiales que ostentan, pues éstas no son de ellos, sino pintadas en sus caras. También podrán consultar a nuestras adivinadoras egipcias, que no sólo les dirán lo que ustedes son --que ya es algo pasado de moda—- sino también lo que ustedes pudieron haber sido, que es algo más digno de nuestra COMPAÑÍA única. Serán entretenidos por nuestros famosos equilibristas siderales, que caminan sobre cuerdas flojas de arena. Y si tienen ustedes suerte y no les importa esperar-–porque aquí el tiempo no significa nada-- podrán verse reflejados en este espejo donde vivo, que en realidad no es un espejo para ver, sino para ser, pues reproduce los sueños del que se encuentre delante de él. Sí, señoras y señores, todos tenemos un sueño, algo que se nos ha quedado sin realizar en la vida. Es ahora, por primera vez, que LA REAL COMPAÑÍA DE LO NUNCA ANTES VISTO les ofrece esta oportunidad única, por el módico precio de dos reales -–porque no lo hacemos con afán de lucro, sino como servicio a la humanidad-de dar vida a esos anhelos ya casi olvidados. A ver, sí, el señor de los dientes de oro. Pase usted. ¿Cuál es su sueño sin realizar? ¿Qué nació usted demasiado tarde y no hay ya tierras por conquistar? Eso se lo resolvemos en un momento. Inmediatamente creé un continente riquísimo, donde el oro y las piedras preciosas se recogían a flor de tierra. Puse a su disposición un ejército de hombres robustos y expertos en todas las fases de las artes marciales, completamente fieles a él. Se pusieron en marcha y en dos años tomaron la capital -–que estaba edificada sobre un lago-- y capturaron al emperador. Con las riquezas conquistadas construyó palacios de mármol, con docenas de arcadas y terrazas, y cientos de habitaciones, donde sus siervas complacían sus más mínimos caprichos y atendían sus necesidades más insignificantes. Los jardines eran kilométricos, casi infinitos. Para recorrerlos se hizo construir un carruaje tachonado de rubíes y diamantes, tirado por los corceles más briosos, adornados con cuero repujado y con borlas de la más fina factura. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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También se aficionó a la cetrería. Mandó que se le construyera, adyacente al palacio, una halconería de las más nobles y aromáticas maderas, para su uso personal en los días de asueto. Y así pasó el resto de sus días, gobernando y disfrutando de las tierras que había conquistado mentalmente...
Sí, señoras y señores, todos tenemos un sueño, sin exceptuarme a mí, Xinef. El mío, sin embargo, es un sueño que los abarca todos; es un sueño de sueños. Es simplemente ser Xinef, el Eterno, vendedor de sueños y creador de LA REAL COMPAÑÍA DE LO NUNCA ANTES VISTO.
ي Carlos Rubio Albet nació en la ciudad de Pinar del Río, Cuba. Escritor bilingüe, es autor, entre otras obras, de Saga, Orpheus´ Blues y Recuerdos secretos. Con Quadrivium gana el Premio Internacional de Novela Nuevo León. En el año 2004 su novela Dead Time/Tiempo muerto obtuvo el premio Book of the Year Award, patrocinado por la revista norteamericana ForeWord. Actualmente trabaja en una nueva novela titulada Forgotten Objects. Para más información visite al autor en www.carlosrubioalbet.com
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Daniel Alejandro Gómez arboces@yahoo.com.ar
LAS PALABRAS
Si se van ustedes un poco lejos- y pasando en mucho, y más de la cuenta, quizá, de los límites de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad-, seguramente, y como así yo lo hice, se encontrarían con un solemne, misterioso, y, en consecuencia, no poco literario edificio. Y al llegar entonces allí, tal vez (y en ese momento y como a mí me sucedió), os puedan acudir a todos ustedes, y a vuestros labios, las siguientes y tan premonitorias palabras, que dicen y que dijeron, y que dirán, en ese día y hasta el día de hoy, que: -¿Al fin allí encontraré-me pregunté, pues-, el lugar que me ha de ayudar a escapar, de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad, y de todos los lugares desagradables de este mundo? Le decía yo la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad (y como ciertas otras personas), porque para mí así lo había sido (Pequeña y Tranquila y Amable) en muchas otras ocasiones. Aunque no tanto, aunque no tanto, insisto, en los últimos tiempos. Pues es que tengo muchas cosas que contar- pensaba, continuamente, y en muchos de esos días-. Pues es que tengo muchas cosas que contar. De tal modo que no pocas veces yo me quería ir, de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad: ya que, desde luego, nadie me escuchaba. Pero, me habían dicho que en ese edificio, tan lejano, o que en ese “refugio” (y fue la palabra, que en algunos momentos hubieron de utilizar mis amigos), se podía escapar, no solamente de la Ciudad, Pequeña y Tranquila y Amable, sino también, y sobre todo, de todo dolor, de todo sufrimiento, y de todo malestar. De cualquier otra cosa que yo tuviere: en el alma encerrada y sin por nadie ser escuchada. -Acaso-me dijo por ejemplo, un día, uno de mis amigos, y en tono conspirador, por demás-. Acaso, ese edificio pueda ser el paraíso. -¿Por qué?-preguntaba yo-. ¿Por qué? ¿O es que las piedras escuchan? Silencio, y nada más que silencio, cuando yo preguntaba acerca de esas piedras. Aunque, sin embargo, ahora he de recordar que por esos días y que por esos meses, e incluso que por esos años, yo solía ver allá a lo lejos, y como una esperanza anhelante, al edificio y a su aguja. Y así que a veces, y en este sentido, alguien me decía: -Solamente-me decían-, solamente, señor, con las escaleras de piedrasubrayaban la palabra: piedra- se puede llegar hasta la aguja. Escapar, y ser escuchado. Así era la aguja del edificio, vista desde la Ciudad y a lo lejos: alta, altiva, y altanera, y, en consecuencia, tan misteriosa como los leves indicios que yo recibía de ella. La aguja-pensaba yo, y no sin dejar de sorprenderme con mis propios pensamientos-. La aguja parece estar hecha como en un sueño. Como si, en última instancia, únicamente pueda existir en nuestro interior. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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-Como un sueño-y repetía-, o como si fuera un cuento, o como si fuera-y culminaba-una reunión de palabras, de palabras, de palabras y de palabras. Alguien, tal vez, en esas reuniones de sobremesa me escuchaba. Y un día un viejo conocido mío, al fin, había de decirme: -Hacia allá-dijo-. Hacia allá-y había él de repetir-. Hacia allá está la aguja, en la que todo ha de ser escuchado. Pero-agregó-hacia ella se sube por una antigua escalera, que dicen que es, y únicamente se dice que es-dijo, y con aplomo-, de piedra, de piedra y de piedra, y de piedra y nada más que de piedra. -¿De piedra?-pregunté-. ¿De piedra? ¿Es que no ha de haber otros materialescontinué-, acaso impalpables, intangibles e invisibles, pero por ello mismo no necesariamente irreales, para subir hasta la aguja y para escapar, así-dije, y con vaguedad-, de toda la tristeza de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad? Y entonces me respondían: -En ciertas ocasiones ni se necesitan a las escaleras, o no a las escaleras de piedra, para llegar hasta la aguja. O para que te escuchen. -Es el guía-concluyó, ¿la misma persona?, ya no lo recuerdo-. Es el guía. Es el guía, quien, acaso, y él solamente, haya de escucharte. Y así que estaba yo, y muchos días después de esa charla, andando por el sendero y ya bastante lejos, como dije, de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad; cuando por fin, y estando a la vista, cada vez más cercana, del edificio (y de su aguja), sentí casi como un ramalazo de sudor y de frío y de aprensión por todo el cuerpo: Pues allí estaba (me dije). Allí estaba; y era él, en efecto. Lo hube de ver, entonces, y viniendo por fin hacia mí. Una extraña persona, y más un extraño ser; que tanto y que tanto y que tanto merodeaba- a lo que me solían contar, allá en la Ciudad- por allí, tan lejos y lejos y lejos: de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad. -¿Hacia dónde?-preguntó, dirigiéndose hacia mí, ese extraño sujeto-. ¿Hacia dónde, señor, se está usted dirigiendo? Le dije: -Estoy buscando el camino. -¿Qué?-me preguntó-. ¿Cuál?-me preguntó-. ¿Cuál camino señor? -Dicen-contesté-, o me quisieron decir de uno que es, únicamente, de piedra. Un largo silencio. -¿No tiene usted algo que contar?-preguntó al fin. Otro largo, largo, largo, y largo silencio. -¿No tiene usted dinero?-me preguntó, luego. -No. -¿No tiene usted empleo?-me preguntó. -¡No!-y exclamé, y con una resignada sonrisa, y bien de los tiempos de crisis. -No tiene entonces-aseguró, y vehementemente por fin, mi anfitrión-a nada ni a nadie, así que, y en consecuencia, yo lo he de conducir. Comenzamos a andar. Sí, comenzamos a andar. Y después, al rato, él me habló de la manera que sigue: -¿Usted cree que en la aguja-y señaló-de ese viejo edificio existe la escapatoria a ciertos padecimientos? Le expliqué, así, posteriormente, la leyenda de la aguja del edificio. Y diciéndole a mi guía que por demás ellos- todos ellos, mis amigos- bien habían sabido decirme: Que la aguja conduce hacia un lugar, en el que no hay malestares, o dolores, o sufrimientos. Aunque no siempre, necesariamente (le dije), subiendo por una escalera de piedra… Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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-De piedra-continué-. Solían subrayar esa palabra, señor: piedra-y agregué-: o sea que lo material, lo que se toca y palpa, y lo que se ve. El guía hizo silencio, y sonrió, y dijo: -Las palabras-dijo pues-, ni se tocan y ni se ven y ni se palpan. Y sobre todo ni se pueden, en verdad, comprar o vender. Una breve pausa: -¿No tiene, usted, algo que contarme?-preguntó. Largo, largo, largo, y largo silencio. -Verdaderamente-dijo él, ¿y un poco ya como tentándome?-, verdaderamente señor, a veces las palabras son como el infierno, y otras veces, el paraíso. Pero yo, de momento, no dije nada y continuamos andando. Y mientras, esa palabra: paraíso, paraíso y paraíso, repetidas veces, así comenzó a rondar por mi mente y al tiempo que por fin, entonces, hubimos de llegar hasta la entrada del viejo edificio, siempre en silencio. En verdad, a no mucho tiempo de todos estos sucesos, parece que hoy día todavía puedo visualizar a ese tan raro y tan misterioso día, y como si estuviere- todo él, en estos momentos- cubierto de un tapiz de sepia, de hojas mustias; y de años y de otoños y de soledad: y viejo y viejo y viejo. Parece que mientras esto escribo ha pasado ya mucho, mucho, y mucho tiempo desde entonces, cuando, en realidad, a mí me ha ocurrido, ¿tan solamente?, una cosa: Que- nada más ni nada menos- yo ya no soy- y por suerte, y para siempre, de seguro- el mismo de antes. Pues ya me han escuchado. Pero hasta esos momentos no me habían escuchado: nunca jamás. Y así es que bien recuerdo ese aire de cambio (de misterioso y de asombroso cambio, pues) que había yo de sentir bajo ese cielo gris y junto a la puerta del edificio cuando juntos, un rato, nos detuvimos allí, el guía y yo. Miré, pues, a través de la puerta, y que estaba abierta. Y todo (recuerdo) apareció ante mis ojos, vacío. Nadie a la vista. Solamente (pensé entonces- y con buen juicio, ¿o con mala poesía?-) las piedras por dentro en el edificio, el cielo por detrás, y todas ellas (me dije): mis palabras, y sin escuchar, y a cuestas. -¿Quiere usted-preguntó entonces, ¡y otra vez!, el guía-contarme algo señor? -No-le dije-. Y no. Y muchas gracias. Pero…. prefiero-y tartamudeaba yo- no entrar. Me sentía, como siempre, hondamente desconfiado. Sentía de pronto, digo, que la mala fortuna (y como tantas y tantas, y tantas otras veces) me acechaba, y muy bien-y es decir que muy mal- en esos instantes. ¿Me escuchará?-me preguntaba yo, y para mis adentros-. ¿Me escuchará alguien? ¿Creerá él en lo que le digo, y si es que se lo cuento todo? -¿Por qué no confía usted?-preguntó el anfitrión, e interrumpiendo a mis pensamientos y luego de una densa pausa-. ¿Por qué no confía usted? Fue, en ese momento, y dando un paso adelante, y sobre el enlosado de la puerta, cuando yo al fin, y pese a todo, hube de entrar: Al viejo edificio. Dicen (o me dijeron) que el edificio es abominable. Dicen (o me dijeron) que está cubierto (y me han dicho, e insisto) de sombras y de misterios…. inexplicables: y de una apabullante (y, por ende, irreversible) soledad. Y que dentro (y tal y como, y con labios temblorosos, bien que solían contarme allá, en la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad) no se sabe, o que nunca se ha de saber…, qué es lo que hay, qué es lo que hubo, y qué es lo que verdaderamente ha de haber, por siempre jamás. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Excepto-me dije-que todo es de piedra. Que todo es de piedras, piedras y piedras. Que todo es material. -Piedras, piedras y piedras-murmuré, casi, contra mi voluntad. -Hay algo más que las piedras bajo el sol-murmuró a su vez el guía, y como contestando. Pero yo veía, tan solamente, una arquitectura casi indescriptiblemente austera: sombría, lúgubre, y digamos que escurialense. Y en un apartado rincón de la planta, por demás, blancas, blancas y blancas, iniciaban las piedras de la escalera un largo, largo, largo sendero-¿desconocido, o que yo en verdad quería desconocer?-: y que, según pensaba, había de llevarme hacia la aguja del edificio, lejos, lejos y lejos-me decía yo- de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad. Entonces-y en ese momento- hube de pensar: ¿Cómo, cómo se han de subir esas escaleras? Formulé la pregunta, en voz alta. -Acaso-dijo él-, si no es con las palabras, hacia ningún lugar en verdad se ha de llegar: nunca jamás. Y luego: -¿No cree usted-me preguntó- que todo esto es en realidad como un sueño-e hizo un gesto abarcativo, sumamente abarcativo, y con las manos-, aunque no exactamente un sueño: y que puede haber, en suma, escaleras, y puentes, y casas, y logros….materiales-acentuaría la palabra: materiales-, formados meramente por las meras palabras? Pensé (y erróneamente pensé) que se trataba de una broma. -Usted-dijo sin embargo el guía-. Usted decide, señor. Usted decide. No anduvimos, pues, mucho más; y salimos de allí (del misterioso edificio), y aunque sin haber ido, ¡y nunca!, hacia ninguna escalera (¡y ninguna de piedra, claro está!): casi como de común y mutuo y extraño y silencioso acuerdo, digo yo, salimos. De tal modo quedamos afuera en silencio y extrañados; y mientras que yo, cada vez más, sentía muchas cosas que contar. Recuerdo ahora, y por fin, la manera en que, luego de ese, tan largo y tan revelador, silencio, habíamos de ver los dos, y nuevamente, al cielo lleno de unas nubes, a las que nunca veríamos llover. Vi otra vez a esas nubes grises y platinadas y a veces como cargadas de-me pareció- rayos eléctricos…, y de lluvia y de tormentas y de tempestades…, y que nunca, sin embargo, habían de caer. Porque: -Nunca cae la lluvia-me dijo, en ese momento, mi extraño guía- si en realidad nunca quieres que llueva. Y así todo. Llueve o no llueve, en última instancia-agregó-, únicamente en nuestra mente, o únicamente en nuestras palabras. ¿Llovía o no llovía? No importa, pensé. Yo tenía ganas de que no lloviera, y yo no sentía llover, y eso era suficiente. Y, en consecuencia, mi anfitrión otra vez me preguntó, mientras ya la oscuridad estaba cayendo: -¿Prefiere usted el solitario edificio-preguntó-, y de piedra, y cuyas escaleras de piedra conducen hacia no se sabe qué lugar; o prefiere-y continuó, aunque más vehementemente- tal vez contarme algo: que a nadie ha contado y que nadie le ha escuchado, nunca jamás? Era la hora de las palabras. Y era la hora, pensé, de abrir mi mente y de subir: por las verdaderas escaleras. Entonces, recuerdo, todo ocurrió. Quiero decir que al fin hablé. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Pero….¿de qué hablé? Pues bueno, eso acaso sea lo menos importante. Lo cierto (y yendo por lo muy superficial) es que yo le conté al guía todas esas ciertas cosas que tanto y tan a cuestas me traía- y aunque de una manera como entre medio secreta y como entre medio distraída- , desde hacía ya tantos años. Y mientras, de tal forma, iba soltando a mi discurso- calmado y seguro y, claro está, certero- así había luego de ver desaparecer, ¡y oh, sorpresa, y aunque ya no era tan sorpresa en realidad!, a la silueta del guía y a su rostro irónico, y (¿o sobre todo?) también al edificio y a su aguja. Y tan únicamente, en esos momentos (y poco antes de ver, yo, desaparecer a todo ese mundo) me quedaron resonando durante un momento, o dos momentos, o tres momentos, ¿o acaso, durante toda la eternidad?, las siguientes palabras de mi extraño anfitrión, y al tiempo que yo sabía que ya nunca más lo había de ver: -Nada malo, nada de malo hay ahora-me dijo- en la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad, señor. Nada de malo. Ha subido usted a través de las verdaderas escaleras. ¡¡¡Y ya ha llegado!!!-dijo, o gritó: insistiendo, insistiendo, insistiendo-. ¡¡¡Ya ha llegado usted, señor, al edificio y hasta su aguja, puesto que ha sido escuchado!!! De tal forma, por fin, él desapareció. Y yo me quedé en la soledad: y es decir que con mi alma, y que en esos momentos estaba mucho mejor, y con todo ese camino a cuestas y presto a ser caminado-¿el camino hacia la Ciudad, o el otro?-mucho y mucho y mucho, pero siempre, hacia adelante. Volví, andando volví, y mientras pensaba: No es raro que haya desaparecido el guía. Porque ya no lo necesito. Y a mis espaldas, a través del camino, observaba yo al edificio erguido en la creciente oscuridad…, pero ya no a su aguja. No la necesito, tampoco a ella- pensaba. La llevo en mi interior: y como a todas las verdaderas metas. ¡Buena ley-pienso yo ahora-, y buenas palabras! Andando, andando, andando, así, volvía hacia mi casa. Todo me parecía como sumido en una especie de paz. O, mejor dicho, en una especie de contento; de alegría acaso; o, también (y no es palabra prohibida, o no es palabra blanda), o también de felicidad. Nada me resultaba extraño o desagradable y el mundo me era grato. Y en esos instantes, me sorprendí diciendo: -Ya no siento, ya no siento-me dije pues-, ni que las cosas sean de oídos sordos, y ni menos, todavía, las personas. ¡¡Ya he llegado-me dije, me dije, y me dije-, ya he llegado, ya he llegado!! ¡¡O sea que me he escapado-me dije, pensé, y grité, o por dentro grité-de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad, pero que me he escapado de la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad, en la que yo sufría los malestares y padecimientos y sufrimientos, y es decir, en la que nadie, nadie, nadie, y nadie nunca me escuchaba !! De tal forma que a no muchas horas nuevamente me encontré, entre las estrechas calles y los viejos y no muy altos edificios, en mi barrio: y justo cuando, entonces, me dije que la Pequeña, Tranquila y Amable Ciudad no estaba, realmente, tan y tan y tan lejos. Ni de mí, ni de nadie, ni de nada. -Nada-me dije en mi apartamento y lo mismo que si yo estuviere allí arriba en la aguja contemplándolo a todo, y a todos, lejos del dolor, del malestar y del sufrimiento-. Nada en verdad está lejos: para el pensamiento, para la mente, para el alma, y para las palabras. Sobre todo, para las palabras. -Nada-concluí-. Ni el infierno, por desgracia. Y ni por suerte, el paraíso.
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Había, recuerdo, ya entrado a mi casa (repitiéndome, precisamente, esa palabra…, tan mágica: paraíso, paraíso, paraíso), y así sumido en todos estos-me dijeprofundos y agradables pensamientos, sentimientos, y buenas emociones, me sumí en un hondo, dulce sueño. Dejando, en fin, que las horas…. pasaran, pasaran, pasaran. Ya, ahora, no recuerdo qué soñé. Ni recuerdo, tampoco, cuánto soñé. No importaba, y ahora no importa. Lo importante era, y es, que había soñado y que eso no era nada malo, o que, por suerte para mí, eso no siempre había sido nada malo. Porque yo estaba dispuesto, y estoy dispuesto, desde entonces, a utilizar a ese poderoso material. Al poderoso y existente material del que están hechos, en ciertas ocasiones, y realmente, digo yo, algunos de nuestros más eficaces sueños: Las palabras, las palabras, las palabras…
ي Daniel Alejandro Gómez (Buenos Aires, 1974), escritor, ensayista y dibujante. Libros publicados: Muerte y Vida (Ediciones Mis Escritos, Argentina, 2006) y la novela electrónica Sembrar Palabras (EBF Press, España, 2002). Mención y medalla Concurso Bioy Casares, cuentos, 1999, finalista y diploma en Concurso Hespérides Universidad de La Plata, Argentina, 2007. Publicó cuentos y poemas y ensayos en medios electrónicos y en periódicos y revistas impresas especializadas de Argentina-como la histórica Revista Lilith-, de España-como la Revista Fábula-, de Estados Unidos, de Brasil y Colombia. Fue columnista político del periódico impreso mexicano Sufragio.
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Magda Lago Russo rosauro@adinet.com.uy
EL ENCUENTRO
Al llegar a los portones del hospital geriátrico, siento que las piernas se aflojan. Es un momento decisivo en mi vida, es un problema que debo afrontar, deseo un encuentro a solas con mamá, quizás no me reconozca o no se encuentre ya aquí. En el jardín encuentro ancianos que caminan y se pierden entre la arboleda, otros sentados en los bancos aprovechan el sol de las primeras horas de la tarde. Su aspecto es pobrísimo, con ropa de talles más grandes, con pantalones que dejan descubiertos flacos tobillos de dudosa limpieza. Más allá los solitarios que le hablan a personas imaginarias que los acompañan en su divagues mentales, los hay de edad mediana, donde los avatares de la viva ha ajado sus rostros y puesto tristes sus ojos. El entorno es realmente desalentador, por mi mente nunca pasó que mi madre, iba a tener un final tan amargo en manos de una enfermedad tan temible como la de Alzheimer. A mi encuentro, sale una empleada especie de cuidadora o enfermera, Mientras me interroga, nos encaminamos al interior del hospital y entramos a una oficina, donde unos pocos empleados tratan de pasar la tarde, tomando café, leyendo el diario o limándose las uñas, nadie se perturba por mi presencia. -Espere un momento, voy a consultar el fichero, dice la empleada. Los minutos, parecen interminables, la mujer recorre las hojas con atención mi impaciencia requiere una rápida respuesta, sí o no. -Sí, se encuentra internada aquí, según veo sufre el mal de Alzheimer, por lo cual se halla en una sala especial. - Venga conmigo. A medida que me acerco al lugar, varias emociones se agolpan en mí, la de estrechar a mamá entre mis brazos, o echar a correr y desaparecer, la cobardía no está entre mis sentimientos, por lo tanto, como siempre, alzo la cabeza y sigo. Al entrar a la sala, varias mujeres de edades indefinidas alrededor de una mesa hacen manualidades, otras miran un televisor prendido desde siempre. La mujer me conduce hacia una de ellas que mira por una ventana, le toca levemente el hombro a la vez que le dice con suavidad: -Juanita, tiene visita Al roce de la mujer, se da vuelta y la mira con ojos perdidos. Ésta vuelve a decirle: Juanita vino su hija a verla Yo me quedo inmóvil mirando a aquella mujer que es mi madre, porque no tengo la menor duda de que es ella, con sus hermosos ojos verdes que miran sin ver, su cabello que con el paso del tiempo se ha vuelto entrecano, su cuerpo delgado, vestida como siempre con pulcritud. -Bueno, me dice, puede pasar la tarde con ella, háblele, capaz que la entiende, tiene momentos fugaces de lucidez, es muy tranquila, no molesta a nadie, a veces toma una foto que lleva siempre con ella, la contempla, y le habla, en un tono muy quedo.
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El comentario de la mujer me vuelve a la realidad, me encuentro frente a mi madre y no sé que hacer ni decir, el momento tan ansiado llegó y me enfrenta a una madre que no me conoce. Sigo los consejos de la mujer, le hablo, con un tono de voz muy bajo, no puedo casi articular las palabras. -Mamá soy Sofía, ¿Me recuerdas? Tu pequeña Sofía como tú me decías de niña. Mientras murmuro, la acompaño hasta un banco donde nos sentamos, ella no se resiste, le tomo la mano, me deja hacer. Ya más tranquila y con tono seguro, continúo: - ¿Recuerdas que me fui de casa cuando tenía quince años? Hoy tengo treinta, soy una mujer de bien, trabajo en una gran empresa, tengo un pequeño apartamento frente al mar y también un auto, además estoy de novia. ¿Sabes? Hoy me siento feliz porque te he encontrado, después de haberte buscado por años. Mientras yo hablo no aparta sus ojos de mí tampoco suelta mi mano... No espero más, la estrecho fuerte contra mí, mientras le susurro al oído: -¡ Mamá querida! ¿Por qué la vida se portó así con nosotras? ¡ Cuánto te necesito mamá! ¡Perdóname por haberme marchado! No podía quedarme, el entorno me asfixiaba.. Siento que afloja el abrazo y me aleja de ella mirándome con fijeza, busca entre sus ropas, saca una foto ajada, en la cual aún pueden reconocerse las personas, papá, ella, mi hermano Enrique y yo. Por un rato posa sus ojos en ella, pasa su mano como acariciándola me mira a mí, luego a la foto, se queda como pensando con la mirada perdida en la lejanía, me vuelve a mirar, me toma de las manos y las estrecha con fuerza mientras una lágrima corre por su mejilla. No digo nada, pongo mi cabeza sobre su regazo, acaricia mis cabellos, no me atrevo a moverme, para no quebrar el momento tan ansiado y soñado por mí. En este instante, me doy cuenta que creamos un lenguaje sin palabras, con el cual nos comunicaremos por siempre.
ي Magda Lago Russo (1934 – Montevideo – Uruguay). Escritora uruguaya, Químico Farmacéutica. Co – fundadora del Taller de Creatividad Literaria” La Aventura de Escribir” de la Asociación Cristiana Femenina “Costa de Oro.” ( YWCA COSTA DE ORO ). Redactora responsable del Boletín de la institución. Incursionó en Talleres Literarios y Clubes del Libro. Cursos: “La palabra y la comunicación”.”Taller de reflexión intergeneracional” Producción literaria. Narrativa. Novela Grupal : “Las Cuatro Estaciones”Novelas individuales. breves : “La caja de Nyco” “De Recuerdos y Soledades” “Todo tiene su Tiempo” “Mundos Diferentes” “Leyendas” Cuentos Breves. Revistas Literarias Recibe dos Menciones de Honor 1997 y 2006 respectivamente, otorgadas por la revista “Xicóalt” (Estrella Errante) de la organización Yage ( Asociación pro Arte, Ciencia y Cultura Latinoamericana ) en Salzburgo. Por trabajos sobre temas ecológicos
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Paula Sánchez-Rebollo locanovelife@hotmail.com
UN DÍA Y DOS VIDAS
Desde el pasillo vi que la puerta de mi despacho estaba abierta. ―Uy, ¿qué haces aquí? ―pregunté a Kayla que estaba pasando el dedo índice por el lomo de mis libros de la estantería. ―Hola, cariño… ―dijo sin despegar sus ojos ni su dedo de los libros―. Estoy… estoy buscando un manual… un manual… ―decía mientras parecía prestar poca atención a sus propias palabras―, vamos, un manual con actividades… esto del… pero de manera gráfica, ¿sabes? ―Pues… ni idea, Kayla ―y me reí sentándome en la silla de mi escritorio. ―Ay, mujer, esto del… lo del imperativo pero… pero, pero con… ¡mierda, no tienes nada! ―gritó dándose la vuelta y mirándome, por fin, de frente. Levanté los hombros riéndome porque seguía sin entender qué era lo que realmente estaba buscando. ―Imperativo con verbos reflexivos ―explicó finalmente marcando cada una de sus palabras. Abrí el primer cajón del escritorio y saqué una pequeña caja. Había viñetas plastificadas de una joven, en la ducha, limpiándose los dientes, secándose el pelo, frente a un sillón con un libro, en una discoteca, en su cama con un enorme reloj que marcaba las siete, y así hasta quince escenas. ―Divide la clase en grupos ―dije mostrándole la caja abierta― y a cada grupo da unas cuantas tarjetas. Han de tomar el rol de una madre desquiciada que da diferentes instrucciones, qué sé yo… por ejemplo, levántate, dúchate, o en imperativo negativo, pues… no te rías y estudia ―dije cogiendo una tarjeta en la que la joven se reía teniendo un examen con una D en la mano― o… bufff... no sé… no te diviertas tanto ―y señalé la viñeta de la discoteca. ―Ah, me gusta, me gusta... ―Cuando terminen, los grupos se intercambian las tarjetas y vuelta a empezar, vamos, que te puede llevar unos veinte minutos la actividad. ―Oh, cariño, eres un genio. Hasta me da tiempo de tomarme un café mientras tanto, ¿no…? ―dijo en un tono confidencial mientras cogía la caja de mis manos―. Bueno, ¿tú qué tal?, ¿cómo lo llevas? ―Pues, chica, muy bien, estupendamente, la verdad ―dije estirándome en la silla―. No sé, pero con mucha ilusión, creo que este año va a ser mi año. Seguro que al final una editorial se apiada de mí y me publica el libro, ¡lo veo, lo veo, lo veo! ―dije alzando mis manos en alto. ―Vaya, cuánto optimismo a las nueve de la mañana… ―¡Y conoceré a Ron Adkins! ―Y ¿ése quién es? ―preguntó Kayla asustada por mi enorme entusiasmo. ―Pues… no sé, digamos que es un importante ejecutivo de Chicago, no, no, ¡escritor!, sí, escrito de Nueva York pero instalado en San Francisco, sí… ¡eso!, y, bueno, nos conocimos en una firma de libros en Manhattan, moreno de ojos verdes… Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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―¡Ay, no! Negros, que expresan mucho más. ―Bueno, pues de ojos negros, entonces le pido que me firme el libro y me presento, porque yo también soy escritora, ¿sabes? ―pregunté a Kayla que me miraba con atención. ―¡Claro, claro! ―Escritora de cinco grandes best sellers, bueno, así que le digo que vivo en el Soho y que conozco un restaurante indio estupendo al que podríamos ir después de su firma. ―Ay, qué atrevida y ¿qué te dice? ―Que está muy ocupado y me devuelve el libro firmado. ―Vaya… qué soso… ―Pero mientras me tomo un delicioso espresso en esa cafetería tan de andar por casa, donde ya me conocen y me tratan como a una hija, en Little Italy… ―Que sí, que sí... pero ¿qué pasa luego? ―Abro el libro y… ―Ay, ¡dios mío!, ¡dime que no, dime que no! ―gritó Kayla pellizcándose los labios. ―Pues sí… además de su dedicatoria, me deja el nombre del hotel donde se hospeda... ―¿En el Hilton? ―Mmm… no, no… algo con más clase… ―¡En el Ritz de Central Park! ―¡Sí, perfecto!, bueno, y también me había escrito su teléfono móvil, así que lo llamo, entonces… ―¡Espera! ―Kayla dejó la caja de las viñetas en mi mesa, me miró fijamente y me habló con seriedad―. Cariño, vale, lo puedes llamar y puedes ir a su hotel, pero no te acuestes con él porque hasta la tercera cita eso está muy mal visto en América, y ya sabemos que a las españolas el sexo os pierde. ―Vale, no sexo ―respondí obediente. ―No, no sexo ―confirmó inmediatamente detrás de mí. ―Así que lo llamo y quedo con él para esa noche. Me voy a mi apartamento, bueno, a mi dúplex, ¿eh?, un gran dúplex del Soho, porque he vendido más de diez millones de copias de mi última novela, en tres meses, y ha sido traducida a treinta y cuatro idiomas. ―¡¡¿A treinta y cuatro?!!, ¡pero si ni siquiera sabía que existieran tantos idiomas en el mundo! Oh, cariño, pero qué orgullosa estoy de ti… ―Abro mi vestidor, mmm… bueno, tengo dos, ¿vale?, uno sólo para zapatos y el otro… ―Me encanta, ¿ordenados por colores u ocasiones? ―Ocasiones, bueno, pues eso, bla, bla, y me pongo… una sencilla camiseta blanca de tirantes de Donna Karan, una chaqueta beige, de ante, ceñida de Stella MacCartney y unos infinitos Levi Skinny desgastados, porque yo ya no mido un metro y medio. ―Ah ¿no? ―No, me operé en Los Ángeles, lo último en cirugía estética, hueso artificial en las rodillas, me estiraron hasta casi el metro setenta y cinco ―¡Wow! Debes llamar la atención… ―Sí… bueno, ¡imagínate!, tuve que dejar de usar el trasporte público porque era un acoso continuo el de los hombres, bueno y el de mujeres…
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―Perdonad, chicas ―Luisa, jefa del departamento, estaba en la puerta con unos papeles en la mano―, Elvira, aquí hay quejas de once alumnos tuyos del grupo 203 de por la tarde ―dijo zarandeando en alto el taco de papeles―, dicen que no te entienden, que tus clases son muy difíciles y que los contenidos no se ajustan a lo que explicas en tu Syllabus, ¡chica, baja en nivel!, cuántas veces te lo he repetido, ¡esto no es Yale! ―Lo siento, Luisa, hablaré con ellos y llegaremos a un acuerdo ―dije resentida. ―De acuerdos ¡nada!, ¡lo bajas y punto! Ah, oye, ayer me reuní con el decano, y… lo siento mucho, chica, pero andamos en crisis, así que se te congela el salario, la subida que te habíamos prometido antes de verano, no va a poder ser, y tampoco te vamos a abonar el billete de avión de este año. Lo siento, guapa, pero ya ves que estamos fatal… ―Tranquila, lo entiendo ―dije tragándome un profundo suspiro. ―Bueno, pues os dejo ―dijo despidiéndose con los papeles―, ah, ¡oye, Elvira!, ¿este año vamos a conocer a tu novio español?, dile que se venga por Acción de Gracias, todos los años preparo una gran cena, estáis invitados. ―Oh… gracias, Luisa, pero hemos roto este verano. ―Ups…vaya, chica, lo siento ―dijo compareciéndose de mí y se marchó. ―Bueno… ¡Bienvenida a tu vida real! ―exclamó Kayla con los brazos en cruz. ―Gracias, Kayla, muy amable ―dije con desgana y le señalé la caja de viñetas, encima de mi mesa, para que no se le olvidara. ―Gracias, cariño. Oye... otra cosa… ni se te ocurra ponerte botas de tacón alto con esos Levi Skinny, te daría un toque muy ordinario, creo que unos botines planos de Christian Louboutin sería perfecto, ¡además!, ¡¡¡¿quién necesita tacones con tu metro setenta y cinco?!!! ―Kayla me guiñó un ojo y se fue con la caja bajo el brazo.
ي Paula Sánchez-Rebollo. Soy licenciada en Filología Hispánica y en Periodismo y actualmente trabajo como profesora en el departamento de Lenguas Modernas de Marshall University en Estados Unidos. Soy de Bilbao, España pero gracias a mi trabajo como profesora de español he podido vivir en países muy diferentes como: China, Francia, Cuba, Singapur o Estados Unidos (actualmente). Todas mis vivencias las transformo en relatos semificticios que escribo desde hace años y de forma amateur. Desde hace un año llevo un blog literario llamado Loca Novelife en el que administro mis propios cuentos: http://locanovelife.blogspot.com/ Diferentes revistas editoriales han publicado varios de mis relatos, y también se publicó una reseña sobre el trabajo que realizo en mi blog: Locanovelife.
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Julio César Moreno Virrueta juliusmoreno@hotmail.com
EL MAL
La niebla se extendía por los muelles como una mortaja fúnebre, unos pocos hombres tan ebrias que podría jurarse que se conservarían intactos después de muertos por efectos del alcohol, avanzaban dando tumbos alejándose de los barcos que yacían anclados muy cerca unos de otros. Los sujetos se fueron juntando en grupos de tres, cuatro o incluso cinco individuos pero ninguno emitía sonido alguno. Lentamente toda la tropa de indigentes se fue encaminando a las casas que había más cerca del puerto. Uno de ellos, con una lengua barba y unos ojos azules relucientes por causa de la congestión alcohólica se destacaba por sobre los demás yendo al frente de todos ellos. Finalmente el nutrido contingente, que ya llegaba a los cincuenta hombres y que pronto se convertiría en un ejército con la suma de nuevos pelotones de marineros y estibadores ebrios procedentes de todos los más oscuros y pútridos rincones al fin llegó a la puerta de una taberna, lugar común de reuniones para todos los idiotas pendencieros de los barrios bajos, donde el líder de ellos, el sujeto de los ojos azules, soltó un grito de muerte e ira que hizo que sus propios compinches temblaran recorridos por un escalofrío dentro de sus botas de marino. -¡Tom Carson! –Gritó el líder de los malhechores-. Sal inmediatamente ¡Hijo de perra! Dentro de la casa, el interpelado, sujetando un rifle con manos temblorosas y con su familia a las espaldas sentía como la muerte misma con su negra túnica y su clara tez llegaba a su casa. La puerta retumbo, se estremeció y crujió bajo el peso del bandido que estaba del otro lado. -Papá –dijo su pequeño hijo Mark-. Tengo miedo papá. -Todo estará bien, hijo –mintió torpemente el desgraciado tabernero-. No ocurrirá nada, te lo prometo, nadie puede entrar en la casa. Como si el destino quisiera jugar una de sus mala bromas, justo en ese momento la puerta se vino abajo y un par de manos diestras arrebataron al pobre hombre el rifle que tan exigua protección le brindaba, el enorme sujeto que estaba de pie ante la indefensa familia, sin mediar palabra asestó un golpe terrible con la culata del arma al padre que en vano trató de protegerse con sus brazos, el sujeto repitió el proceso con metódica malignidad hasta que la sangre del pedazo de hombre que perecía a sus pies manchó las baldosas de la taberna al quedar reducido su cráneo a un amasijo sanguinolento de materia cerebral. De una manera brutal tomo del brazo a la esposa del aun caliente finado y la arrastró hacía si con implacable fuerza, el pequeño niño trato de abalanzarse contra la enorme masa de músculos pero lo único que consiguió fue un golpe tremendo en la cabezo, propinado por la bota del marino. El hombre, o acaso sería mejor denotarlo como bestia, salió del local, con la mujer semidesnuda fuertemente asida del brazo, y se dirigió a la multitud que estaba reunida en la noche fría.
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-¡Hombres de los barrios bajos! –Exclamó con su potente voz-. ¡Tomando esta mujer como mía me alzo como su líder, ahora que comience la noche de Bincha! Los apretados escuadrones se disgregaron por todas las calles, irrumpiendo violentamente en las casas, robando, violando y asesinando, poseídos por la poderosa voluntad se su brutal general, Bincha. El mismo, seguido por sus hombres de confianza, arrastró a su cautiva a una choza cerca de una bodega de pescado, donde en otro tiempo trabajó Bincha antes de convertirse en el líder una banda de marinos renegados. En ese lugar apestoso y desolado, sin muebles y con la exigua luz de luna que penetraba por la mugrienta ventana, arranco con fuerza irresistible la tenue bata de dormir de la mujer y en la noche se escucharon los lastimeros gemidos de la pobre en su tránsito de ser humano a objeto. Finalmente la policía de la ciudad conseguiría aplacar los disturbios, no sin un tremendo esfuerzo, pero de Bincha y los hombres que la acompañaban. Nada se supo, tampoco se pudo averiguar qué fue de la mujer, la esposa del tabernero que yacía muerto en su local con un niño desconsolado llorando sobre su despedazado cuerpo. Tampoco se supo nada de las motivaciones de la trifulca, ni de los terribles crímenes cometidos durante ese tiempo. Al final solo se puede concluir una cosa: que el mal no necesita del diablo si tiene a los hombres.
ي Julio César Moreno Virrueta. Nacido y radicado en Zapotlán el Grande, Jalisco, México. Estudiante de preparatoria y bibliófilo empedernido, aficionado a la poesía y al cuento corto.
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Noelia Lorenzo soy_slytherin@hotmail.com
LA CASA
Aquella casa abandonada le inspiraba una horrible sensación de que algo espantoso había sucedido allí alguna vez. Era tan oscura como la impenetrable noche que no dejaba ni un haz de luz para observar más allá de sus propios pies. La lluvia era abundante y sólo los relámpagos iluminaban la sombría casa de destruidas tejas rojas. Entró a la mansión totalmente asustado y mojado por la tormenta que no daba tregua .El ruido de sus propios zapatos lo distraían cada vez que daba un paso por el crujiente piso de la podrida madera a la vez que su corazón se aceleraba a cada minuto. Parecía que la morada tenía vida propia y su mente le decía que no saldría nunca de allí. Observó el balcón central de la residencia y se asomó intentando recobrar la respiración. Algo detrás de él se acercaba…no veía nada, sólo una sombra que no era humana y cerró sus ojos. Eso que lo perseguía lo había atrapado. Para siempre.
ي Noelia Lorenzo, soy de Argentina. Tengo 23 años, soy una estudiante de la carrera de Letras. Escribo desde aproximadamente los 18 años. Estoy graduada como Técnico Superior en Periodismo Deportivo.
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Crítica Literaria El que nace para ser ahorcado nunca morirá ahogado. Thomas Fuller
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La persistencia poética de Leoncio Luque
Por: Boris Espezúa Salmón
Leoncio Luque Ccota nació en Puno, en el año 1964, estudió en la Universidad Nacional Federico Villarreal, en la Facultad de Educación, especialidad de Lengua y Literatura, en 1990 funda el grupo “Noble Katerba” que reúne a poetas principalmente de raíces provincianas. Rodeado de una intensa actividad cultural Leoncio Luque edita en 1996 su poemario “Por la identidad de las imágenes” y en el año 2001 “En las grietas de tu espalda”, pero recientemente en ediciones del grupo de Noble Katerba afines del 2008, nos obsequia el poemario “ Crónicas de Narciso” y un texto que no es sino la muestra del trabajo poético que desarrolla el grupo Noble Katerba titulado: “Persistencia Vital” ediciones Casa Barbieri Editores. Como se evidencia se trata de un paisano nuestro que viene trabajando en el difícil oficio de la poesía y que puede estar logrando un sitial en el proceso de las poéticas que realiza Puno en el contexto nacional. Para conocerlo más centrémonos en su trabajo poético. Del poemario “En las grietas de tu espalda” que es un texto de viaje interior del poeta en caminos de interrogantes ante los estertores de la angustia y el conflicto donde él mismo se responde a través de crepúsculos que se desprende del revoloteo de una mariposa o la fulguración del agua que fluye entre el dolor y el amor, como seña la contratapa del libro. Es un conjunto de poemas que al decir de Enrique Sánchez Hernani: “Es una poesía de rara iluminación, la demostración de que en tiempos aciagos es posible buscar Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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la luz”, podemos citar el siguiente poema: “Grietas”. “Se adivina la eminencia del miedo en el pico más alto/La cría de un pájaro es un insulto a la naturaleza/ El insulto está más cerca en la queja que se repite cada día/ y pesa tanto la bóveda en tu espalda/ con esta nueva presa que viene del mar. Y pesa tanto el aire como el aleteo del mar/ Y es imposible fabricar los nidos en estos lugares/ que aprovechan los pájaros, para detener el vuelo/ en la grieta de tu espalda”. En este poema el poeta se refiere a las grietas como vacíos existenciales, y más precisamente al desdén al referirse a las grietas de tu espalda, en un medio como Lima, los sentimientos y las vivencia provincianas son transmutadas en exclusión y burla, por lo que es difícil que el cargamento de las visiones a la naturaleza que tiene un misántropo como quien vive en ambiente como Puno, sean apreciadas por una ciudad que crea mas bien el miedo, el desdén y la confrontación. En los poemas que contiene este opúsculo, Leoncio Luque se referirá a esos cambios que deben de venir desde las esencias y las diferencias de este Perú escindido culturalmente. Del libro “Crónicas de Narciso” que es la última entrega personal que nos hace llegar Leoncio Luque, reafirma una poesía de desarraigo, de una imprecación urgente por los cambios, del desconcierto que se vive en la urbe, que contrasta la propia identidad de personas como Leoncio expuestas a permanentes conflictos culturales y existenciales, dada su sensibilidad humana y provinciana, no ofrece concesiones a la alienación. Tenemos versos como: “Aquí somos dos entre varios colgados del cielo/ luchando en el abismo.”(…) De nada sirve estremecernos y levantar las manos/ la imagen del mundo con su metafísica conciencia nos mece en alabanzas de confusión. (…) El latido moldea nuestro llanto y nos persigue/ por los años que nos falta vivir en el desarraigo”. De nada sirve vivir sino hemos tenido tiempo/ para reconocer nuestro pozo interior/ que se extiende/ como máquina de guerra, nuestra imagen duerme en un charco de sangre/ y refleja nuestra muerte”. Estos versos son una clara muestra de que poco estímulo puede haber en una persona que se vé envuelta en violencia, en adversidades bruscas y donde la muerte es una presencia cercana que descolorea el cielo gris de Lima. Los afectos entumecidos, las miradas ausentes, y el tedio que hace su festín. El poeta es un ácido critico del escenario de deshumanización, competencia y lucha que es la sobrevivencia en Lima, es otra voz del migrante, de aquél que no se desarraiga, y contrariamente fortalece su identidad, es una voz que busca no ser asediado por el desconsuelo ni la agonía, y para ello el poeta se aferra en la familia en su labor de educador, en el desafío cotidiano que como peruano debe librar día a día para asirse resistentemente en su pasado, en sus imágenes detenidas en su memoria que lo salvan de un mundo, que lo emplaza seguir escribiendo como una forma de combatir los problemas. No se crea que el poeta sólo tiene poemas en el escenario limeño, también hay poemas que aluden al ambiente sureño, como “Sequía en Puno” donde se respira puneñidad con los poros abiertos a su ethos existencial del autor. En otros poemas como “Ciudad en Llamas” Leoncio Luque sigue describiendo una ciudad que evapora sus propios miedos y espantos: “La calle silba sonidos dispersos que encierran en huellas hostiles que te condenan al desastre/ Las palabras espejos de conciencia logran asir imágenes para no perder la vida/ Aquí somos náufragos cruzando el mar/ somos vapor ionizado de sombras, alcanzado la calle en fragmentos, caminos curvos que se alejan/ el soles un fantasma de la noche que muere al final de nuestros días” La poesía social, es una vertiente en el quehacer poético en el Perú que es inevitable abordarlo, principalmente quienes como Leoncio Luque al estar formados en educación entienden que la sociedad es la verdadera fuente de la forja de una persona, y por otro lado el lugar que tiene el poeta debe ser también de ser no sólo testigo de su tiempo como lo señalaba Neruda, sino protagonista, es decir que su lucha es también una lucha Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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por la humanidad, por hacer del referente de la realidad un espacio donde pueda ser coherente hacer poesía, y esa poesía hacerla vivible que para poetas como Alejandro Romualdo, Efraín Miranda o César Vallejo debería ser una creación de conciencia moral, una invitación a reinventar una nueva humanización en base a las bases mínimas de convivencia en valores, de respeto al prójimo, y de tolerancia e interculturalidad entre peruanos. Por ello, es que ante este escenario que no ha cambiado en las últimas décadas se dieron grupos como Hora Zero, como Kloaca, que eran cuestionamientos al sistema, al centralismo hegemónico que colisiona con la heterogeneidad y formas alternas de plantear una genuina literatura peruana. La antología “Persistencia Vital” que muestra los trabajos poéticos del grupo Noble Katerba, nos revela poesía de Armando Agüero, Raquel Alvarez, Johnny Barbieri, Manuel Cadenas, Roxana Crisólogo, Leoncio Luque, Gonzalo Málaga, Pedro Perales, e Iván Segura, es un collage de versos que en su presentación se señala que:” Reúne trabajos de hace 20 años como también trabajos recientes, y que el grupo se preocupó por evadir las ilusiones y falsedades que la generación traía consigo: La generalización indiferenciada, la ideologización, la futilidad del lenguaje, el estridentismo, la figuración, el mesianismo, los gestos retóricos, Etc, aludiendo a Octavio Paz que reclamaba la necesidad de que cada generación debía crear su propio lenguaje, por lo que la apuesta es por algo más racional, enfrentando a la literatura en forma más consecuente” Algunos de los poetas reunidos en esta antología, coinciden en su postura crítica de la urbe al igual que Leoncio Luque, Roxana Crisólogo tiene un poema destacable dedicado a Víctor Humareda, leemos: “Sobre tu cielo achorado/ dime que cuadros nos dará la razón/ qué tipo de precio tiene éste suelo frío acobardado/ En la ciudad postrada suelo abordar el pasaje que no lleva a ningún lado, /tocando la luna de los espejos rotos de las bisagras enmarañadas/ de las copas con ojos vacíos. Sólo para alcanzarlos me apresuro” Por lo pronto podemos decir que nos complace que Leoncio Luque esté escribiendo con mayor intensidad y compromiso, y que el grupo Noble Katerba, pueda engrosar las acciones que desde Lima o desde las Provincias, se trata de mostrar un país diverso, rico en producción literaria y calidad y siendo fieles a si mismos, y que se pueda romper ese cánon por el cuál se crea una mente tubular de creer que sólo de modo hegemónico es posible la literatura en el Perú, cuando su riqueza está en la heterogeneidad y el pluralismo.
Э Boris Espezúa Salmón (Juli - 1960) Ha publicado los siguientes libros: A través del ojo de un hueso, Transito de Amautas, Alba del Pez Herido, Tiempo de Cernícalo y La Protección de la Dignidad Humana. Poemas suyos han sido traducidos al inglés y francés, por John Oliver Simón y Montserrat Fito respectivamente.
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La traición iniciática de Silvio Astier
Por: Mario Amengual
1 Es difícil decir algo que valga la pena sobre Roberto Arlt que no haya dicho Onetti en su inmejorable y sincero prólogo a El juguete rabioso [1], modesta y poética novela que sobrevive a las modas editoriales. Al menos me queda la simple satisfacción de comentarla, siguiendo sus caminos de fracasos aleccionadores, frustraciones insuperables, dilemas éticos y poesía de arrabales. Silvio Astier es el héroe adolescente, iniciado por un viejo zapatero andaluz en los deleites y afanes de la literatura bandoleresca, que sirvió a Roberto Arlt para expresar su oscura y lúcida alma argentina. Sueña Silvio con ser bandido y estrangular corregidores libidinosos, enderezar entuertos, proteger viudas y ser amado por Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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singulares doncellas. En esa admiración por los malevos bondadosos se encompincha con Enrique Irzubeta, en cuyo elogio puede decirse que un bronce era más susceptible de vergüenza que su fino rostro, y fundan orgullosamente un club de ladrones (más bien de rateros, diríamos los venezolanos) al cual incorporan, pocas semanas después, cierto Lucio, un majadero pequeño de cuerpo y lívido de tanto masturbarse, todo esto junto a una cara tan de sinvergüenza que movía a risa cuando se le miraba. Adolescentes, al fin y al cabo, le dan a sus raterías y a su club una solemnidad acordes con sus cabezas soñadoras y en el Diario de Sesiones del susodicho club anotan con toda seriedad que el Club debe contar con una biblioteca de obras científicas para que sus cofrades puedan robar y matar de acuerdo a los más modernos procedimientos industriales. El Diario de Sesiones abunda en propuestas similares, que combinan peculiares experimentos científicos destinados a convertirlos en mejores e ilustrados delincuentes. Gozan los tres ladrones el dinero robado, gozan su impunidad ante la gente que ignora sus hazañas secretas y gozan imaginando los ojos con que los mirarían las doncellas si supieran que ellos son ladrones. Sienten que abochornan el peligro a bofetadas y les engrandece el alma el regocijo de quebrantar la ley y entrar sonriendo en el pecado. Pero Silvio Astier, en su pobreza que lo aprieta y entristece, va creciendo con el peso de su propia inutilidad y su destino lo acecha a cada paso, un destino que no empaña sus ojos y no apoca su corazón. Y culmina su primera etapa delictiva con el robo a una biblioteca que fuerza la suspensión de las heroicas actividades del Club de los Caballeros de la Media Noche y, además, Silvio y su familia se mudan a otro barrio por el eterno cuento de que el dueño de la casa les aumentó el alquiler, que como buenos pobres no podían pagar. Signado para estar cerca de los libros, entra Silvio Astier a trabajar en la casa de compra y venta de libros usados de don Gaetano, cuyo local era más largo y tenebroso que el antro de Trofonio. Ese desventurado oficio revuelve las reflexiones de Silvio sobre su vida, sobre su amargo destino de inutilidad y pobreza: ¡Oh, ironía!, ¡y yo era el que había soñado en ser un bandido grande como Rocambole y un poeta genial como Baudelaire! La soledad de Silvio se vuelve arrolladora y desespera por amor, o más bien por amar y ser amado, y en sus pensamientos se mezclan anhelos y amores puros (algunas veces, en la noche, hay rostros de doncellas que hieren con espada de dulzura o que dejan en los huesos ansiedad de amor) y el puro deseo de la carne por encontrar el goce y confiesa que alargaba un brazo hacia mi pobre carne; hostigándola, la dejaba acercarse al deleite. En el colmo de su soledad ansiosa y con el deseo quemándole el corazón y la piel, todo su cuerpo de hombre clama: ¡Y yo, yo, Señor, no tendré nunca una querida tan linda como esa querida que lucen los cromos de los libros viciosos! Algo de cultivada compasión por sí mismo hay en Silvio Astier; llega a abundar en las páginas de El juguete rabioso, pero a la par de reclamos firmes contra la distante y exclusiva riqueza material de pocos. Al mismo tiempo que la calle y el dolor son par él escuelas que apuntan en un mismo sentido. Algo de ello intuye Silvio Astier cuando declara que su alma es baldía y fea como una rodilla desnuda, y busca entre las miserias de las calles y de las vidas turbias con las cuales les toca compartir sus días y seguir su viaje. Sobrevive el adolescente soñador, sobrevive con sus pugnas entre el bien y el mal, enfrenta sus demonios y mira más hondo y ese otro Silvio que puja por salir, a pesar de Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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las dificultades cotidianas y de los sombríos parajes por donde avanza, habla con la fuerza poética que pocas voces alcanzan: Busco un poema que no encuentro, el poema de un cuerpo a quien la desesperación pobló súbitamente en su carne, de mil bocas grandiosas, de dos mil labios gritadores. Las penas de Silvio Astier, necesarias en su vida, de esa vida que durante nueve meses había nutrido con pena un vientre de mujer, las siente necesarias con todos los ultrajes, todas las humillaciones y todas las angustias. Y de pronto esa misma vida se encuentra consigo misma, se complace en ser vivida y con la voz adolescente de Silvio Astier habla el poeta Roberto Arlt (de un gran y extraño artista, asegura Onetti y estoy absolutamente de acuerdo con él): Vida, Vida, qué linda sos, Vida.... ¡ah! ¿pero vos no sabés?, yo soy el muchacho... el dependiente... sí, de don Gaetano... y sin embargo yo amo a todas las cosas más hermosas de la Tierra...
2 Silvio Astier, como Álvaro De Campos, lleva en sí todos los sueños del mundo: se imagina ante un congreso de ingenieros exponiendo que las corrientes electromagnéticas que genera el sol pueden ser condensadas y utilizadas; se le afirma la convicción de que puede ser ingeniero como Edison, general como Napoleón, poeta como Baudelaire, demonio como Rocambole; pero esas desmedidas esperanzas, ese optimismo desbordado, chocan con la realidad de su vida y se ve en un futuro lamentable con ropas sucias, zapatos desgastados que apenas cubren sus pies callosos y con juanetes, tocando de puerta en puerta pidiendo trabajo. Silvio Astier verifica la dureza de la vida, la ominosidad de la pobreza; se niega a resignarse a la vida penuriosa que sobrellevan naturalmente la mayoría de los hombres: comienza a saber que su vida es poca cosa, una moneda sin valor en el mercado de las ambiciones y en el dominio de los prejuicios. Fracasa en la milicia, a la que llega convencido de que su ingenio científico le abrirá puertas y le granjeará galones y condecoraciones; fracasa su juguete rabioso, destinado a destruir mayor cantidad de hombres, porque va en contra de todos los principios de la balística; deambula nuevamente Silvio Astier, se aguzan sus sentidos, le emocionan las canciones infantiles que oye de paso en las calles, siente que el tiempo transcurre con paso de animal herido de muerte, siente el dolor de la especie, a pesar de que se aferra a felices imaginaciones egocéntricas y envidia los cadáveres en torno a los cuales sollozan mujeres hermosas. Sin embargo, en su deambular, Silvio Astier percibe el mundo y sus detalles con intensidad, su vida se liga a todo y todo se liga a su vida, aun las apariencias más dolorosas de la realidad humana. Y cuando hace de vendedor de papel (y digo hace porque descubre que en la vida es inevitable actuar), pese a todas sus vocaciones arruinadas, expone con eficiencia una especie de filosofía esencial del vendedor, el gran oficio de nuestro tiempo: Para vender hay que empaparse de una sutilidad “mercurial”, escoger las palabras y cuidar los conceptos, adular con circunspección, conversando lo que no se piensa ni se cree, entusiasmarse con una bagatela, acertar con un gesto compungido, interesarse vivamente por lo que maldito si nos interesa, ser múltiple, flexible y gracioso, agradecer con donaire una insignificancia, no desconcertarse ni darse por Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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aludido al escuchar una grosería, y sufrir, sufrir pacientemente el tiempo, los semblantes agrios o malhumorados, las respuestas rudas e irritantes, sufrir para poder ganar algunos centavos, porque “así es la vida”.
3 El bajo mundo seduce a Silvio Astier, el bajo mundo lo persigue; no en vano admira a Rocambole. El Rengo encarna ese bajo mundo, un pícaro afabilísimo, del cual se podía esperar cualquier favor y también alguna trastada; el Rengo es para Silvio Astier la única posibilidad de cambiar su destino: necesariamente llega a su vida para que pueda abandonar y trascender su agrio mundo de arrabales bonaerenses. El Rengo le parece, al principio, cuando le confía su plan de robar la casa del ingeniero Arsenio Vitri, el ángel que lo ayudará a romper el círculo infernal de trabajar para comer y comer para trabajar. Pero el espíritu de Silvio Astier es demasiado inquieto, por naturaleza propenso a conocer las profundidades del corazón humano; su espíritu no se confía a las seguridades cotidianas, a las banalidades y certezas que conforman la vida de la mayoría de los seres humanos; el espíritu de Silvio Astier no se conforma con ser el de un ladronzuelo arrogante y satisfecho de sus hazañas mediocres, y por eso debe, porque es su destino, ir más allá del mero protagonismo de las páginas rojas de los periódicos. De pronto una idea sutil se bifurcó en mi espíritu, yo la sentí avanzar en la entraña cálida, era fría como un hilo de agua y me tocó el corazón. -¿Y si lo delatara? Desde ese momento, literalmente crucial, Judas Iscariote se convierte en su ídolo, exclama que puede ser hermoso como él y que la angustia abrirá sus ojos a grandes horizontes espirituales. Desde ese momento los razonamientos de Silvio Astier recorren caminos poco usuales en la literatura y poco aceptados en la vida y costumbres de las apariencias humanas. No es pura justificación de un espíritu bajo e inmundo cuando le dice al ingeniero Arsenio Vitri que hay momentos en nuestra vida en que tenemos necesidad de ser canallas, de ensuciarnos hasta adentro, de hacer alguna infamia, yo qué sé... de destrozar la vida de un hombre... y después de hecho eso podremos volver a caminar tranquilos. Esa afirmación, ese reconocimiento de la bajeza de su proceder, de esa repugnante delación, alberga el rarísimo contraste con una inmensa devoción por la vida y la confirmación de la necesaria existencia del lado oscuro del mundo, de nuestro corazón, de la Historia: ¿acaso no fue Judas Iscariote un traidor necesario para que el mensaje de Jesús perdure? La traición de Silvio Astier lleva aparejada la alegría de vivir y es el comienzo de su vida, no de otra vida. De ahí en adelante sí es Silvio Astier, hacia el horizonte infinito del final de una novela, de lo que los lectores podemos conjeturar sobre lo que será su futuro al término de El juguete rabioso. Se pudrirá el Rengo en la cárcel sin comprender jamás que ser traicionado era indispensable para que Silvio Astier llegara a ser él mismo, aunque esa traición parezca una mancha imborrable y deshonrosa. Y el diálogo final de El juguete rabioso, entre Silvio Astier y Arsenio Vitri, es de los más reveladores y significativos de la literatura latinoamericana (o de todas las literaturas): sencillo, cargado de honradez e inusual franqueza, y por momentos más parece himno que conversación. A donde llega el muchacho traidor es a esa frontera que a veces me Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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parece perdida para la literatura en boga, para las polémicas entre intelectuales, y quizás el aludirla es hoy la mayor (o auténtica) subversión. Yo no estoy loco. Hay una verdad, sí... y es que yo sé que siempre la vida va a ser extraordinariamente linda para mí. No sé si la gente sentirá la fuerza de la vida como la siento yo, pero en mí hay una alegría, una especie de inconsciencia llena de alegría. Silvio Astier ya no es el joven soñador que envidia hazañas ajenas; es el joven que sabe que el dolor y el canto conviven en nuestro corazón, él lo ha descubierto entre los tropiezos de su aventura vital: Todo me sorprende. A veces tengo la sensación de que hace una hora que he venido a la tierra y que todo es nuevo, flamante, hermoso. Encuentra su religiosidad, define su religión : Yo creo que Dios es la alegría de vivir. Y antes ha confesado a Arsenio Vitri, quien lo ve como un monstruo que sólo justifica su inmoralidad, su vocación de Judas: Yo no soy un perverso, soy un curioso de esta enorme fuerza que está en mí. A esa misma fuerza, que pueblan el Canto de mí mismo de Whitman y los Himnos de Hölderlin, por ejemplo, de la que se siente contagiado el ingeniero Arsenio Vitri cuando Silvio Astier se la revela con palabras intensas, se refirió Stevenson en términos joviales y certeros que vale la pena recordar: “Encontrar un hombre feliz o una mujer feliz es mejor que encontrarnos con un billete de cinco libras. Él o ella son focos que irradian buenos sentimientos; y cuando entran a un salón, sucede algo así como si se hubiera encendido una vela de más. No nos importa si pueden o no demostrar la proposición cuarenta y siete; hacen algo más que eso: demuestran, prácticamente, el gran teorema de lo Vivible que es la Vida”[2]. Y para alcanzar esa alegría de vivir que lleva a Silvio Astier a proclamar que a veces siente que su alma es del tamaño de la iglesia de Flores, debió recorrer palmo a palmo los vericuetos que habitan sus demonios y en cuyas anfractuosidades vegetan las más bajas pasiones humanas. Es un traidor, pero no reniega de sí mismo ni se excusa lastimeramente ni con cinismo, porque sabe a donde va: geográficamente hacia el sur, a Comodoro, donde promete conseguirle trabajo Arsenio Vitri; vitalmente hacia ninguna parte, pero lleno de vida ahora, con la única certeza de estar vivo y como protagonista consciente de su epopeya solitaria, con la voz, el asombro y el duro destino que le infundió ese poeta que fue Roberto Arlt, que no pocos han querido descalificar, tildándolo de epígono latinoamericano de Dostoievski.
Notas: [1]. Roberto Arlt, El juguete rabioso, Editorial Bruguera, 1ª edición, Barcelona, 1979. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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[2]. Stevenson, Robert Louis, “Apología del ocio”, Juego de niños y otros ensayos, Editorial Norma, Bogotá, 1990.
Э Mario Amengual (Maracay, 1958). Es licenciado en Letras por la Universidad Central de Venezuela y actualmente es profesor de los talleres de Literatura I y II en el núcleo de la UCV de Maracay, facultades de Agronomía y Ciencias Veterinarias. Ha sido articulista de opinión en Últimas Noticias, 2001 y El Siglo. Numerosos artículos, ensayos y poemas suyos han aparecido en las publicaciones digitales El Meollo, Letralia y Ala de Cuervo, entre otras, así como en la Revista Nacional de Cultura e Imagen, y en los suplementos literarios de diferentes diarios nacionales y regionales. Ha publicado los siguientes libros: La arboleda deslumbrante (poemas), Alcaldía de Los Salias, San Antonio de los Altos, 1991; El tiempo de las apariencias (poemas) Departamento de Cultura, UCV, Maracay, 2000; El pozo de la historia/Los extranjeros (novela y poema en prosa), edición limitada del autor, Caracas, 2001; El pozo de la historia (novela), Bidandco Editor, Caracas, 2007; El cantante asesinado (novela), Bidandco Editor, Caracas, 2009.
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La literatura fronteriza: ¿literatura regional o perspectiva global?
Por: Ma. del Carmen Castañeda Hernández Universidad Autónoma de Baja California, México carmencastaneda@gmail.com
Resumen: Establecer algunas consideraciones entre la literatura fronteriza del norte de México como literatura regional y su trascendencia universal, tomando como elementos de análisis la importancia de los estudios especializados de literatura regional. Palabras clave: intereses hegemónicos, centralización, provincia, regionalismo, territorio, identidad.
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Uno de los primeros obstáculos que han surgido para al estudio de la literatura regional se ha dado a partir de la afirmación de que la obra literaria es única, independiente de quien la haya escrito y del lugar de su procedencia, pues ella engloba al ser humano en su totalidad. Si bien es cierto, la literatura actual se caracteriza por la evidencia del desarraigo y la trashumancia como afirma Luz Ma. Giraldo. Esto evidencia la carga psicológica que mueve a los personajes, creados con una historia personal que se concibe precisamente, en la mayoría de ocasiones, en el contexto local de donde emergen. Hablar de literatura regional presenta muchas interrogantes. Un punto de partida necesario para la clasificación de esta literatura es la caracterización del momento histórico actual pues, gracias a su comprensión, se pueden percibir los propósitos que se revelan en el desconocimiento de la validez de estos estudios, por ir en dirección opuesta a intereses evidentemente hegemónicos. Los estudios de literatura regional en un país tan centralizado como México, se enfrentan con diversos problemas que frenan su avance y que, en ocasiones, por intenciones políticas y otras por sutilezas ideológicas, pretenden desconocer las expresiones surgidas desde la provincia, negando la validez de las propuestas estéticas de diversos autores, no siempre consagrados en la gran metrópoli. Existe poco interés en el desarrollo de la teoría y de la crítica literaria por este tipo de literatura. Se considera que sus particularidades se han difuminado en complicados procesos de la comunicación y la recepción moderna, en donde el texto literario alcanza una dimensión universal y resalta las emociones de un ser dividido y fragmentado por problemas tan complejos, que son el resultado de su imposibilidad por entender los fenómenos de su entorno. En palabras de Marshall Berman a ese hombre: "le queda muy poco que hacer que no sea enchufar las máquinas" (1988:14). Otro argumento en contra de la literatura regional se suscita cuando se desconoce la evolución dialéctica del concepto. Aunque sin negar su importancia, algunos críticos manifiestan sus prejuicios, se limitan a hablar del pasado, afirmando que, en el caso concreto de Hispanoamérica, lo regional ya cumplió su función en los procesos de formación de la identidad nacional. Desde mi punto de vista existe un mal entendido en esta apreciación ya que se intenta homologar los términos "regionalismo" con "literatura regional", el primero como una etapa ya superada y la segunda con plena vigencia que requiere ser resignificada. El regionalismo es un tipo de literatura producida en lugares precisos y que tuvo como contexto un momento histórico determinado y unas situaciones concretas que surgieron como respuesta a condiciones sociales particulares. La literatura regional es la realizada por escritores no nacidos en los centros de poder económico y cultural, identificados por el lugar de nacimiento y el contexto social de sus primeros años, pero alimentados por la experiencia directa e inmersos en la cultura universal.
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En Hispanoamérica existe un gran número de escritores que han rebasado las fronteras nacionales y han inscrito sus obras en el canon universal contemporáneo. Tomemos por ejemplo a Juan Rulfo, a Roa Bastos y a Uslar Pietri entre tantos otros. Es indudable que la pertenencia a un determinado ámbito deja huella en el artista y, frecuentemente, se convierte en uno de los motivos de su obra. Ángel Rama afirma: Estamos diciendo que ningún escritor, absolutamente ninguno, inventa una obra, crea una construcción literaria en forma ajena al medio cultural en el cual nace; que, al contrario, todo lo que puede hacer es trabajar un régimen de réplica y de enfrentamiento con los materiales que van integrando su cosmovisión y que, desde luego, implican una opción dentro de la pluralidad que le allega el medio en el cual se encuentra. (1992: 32). Retomando algunas nociones de Lotman sobre la semiótica de la cultura, se puede hablar del texto como un andamiaje de significados referenciales (históricos, sociales, económicos, etc.) que estructura un discurso literario orientado cultural y estéticamente a través de una perspectiva del mundo presente en la voz narrativa de un sujeto cultural. El texto transita socialmente en una región determinada, es expresión de un sistema cultural que se inserta en un macrouniverso mayor: la cultura. Ana María Postigo afirma que la literatura regional es primordialmente una conducta estética convenida por los escritores de una determinada zona geográfica que se conforma como un microuniverso y responde a una determinada situación social, económica e histórica. Esta situación social es el reflejo de la realidad física del contexto en el cual el autor concibe su mundo, verdadero o imaginario y que constituye su referente de identidad. Hoy por hoy el papel de la literatura regional no debe quedarse en la descripción y exaltación de los espacios, afán ya consumado por el regionalismo, sino que precisa perfilarse hacia la inserción de sus enfoques particulares, consolidados desde sus imaginarios, en entornos más amplios que le den a las obras literarias nuevas proyecciones que trasciendan y se inscriban en el acervo de las obras continentales y universales, sin perder la visión de su origen. Por su parte, Humberto Félix Berumen señala que se debe considerar a la literatura regional como a un sistema literario particular regido por leyes propias, pero como parte de un conjunto mayor de sistemas jerarquizados que coexisten e interactúan, lo cual permite un adecuado equilibrio en lo que podríamos llamar relación dialéctica entre lo general y lo particular, lo regional y lo nacional, lo universal y lo local. Tomando en cuenta lo anterior considero que la literatura fronteriza del norte de México debe considerarse literatura regional. Es importante determinar si los textos que se publican bajo el rubro de literatura del norte de México o literatura fronteriza comparten, además del espacio geográfico, una intención, un propósito, un mismo modo de formular las situaciones-límite que aquí se perciben como vivencia cotidiana. Para Félix Berúmen la literatura del norte de México, en particular la narrativa, comenzó a considerarse como una manifestación consolidada a principio de los años ochenta, con el calificativo de "narrativa del desierto". Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Esta narrativa pretende dar voz, vida y memoria, a una región de México relegada por un status quo que, desde antes de la independencia del país, se localizaba en el centro, específicamente en la Ciudad de México. Su temática es diversa, pero tiene rasgos lingüísticos en común, se caracteriza por su desarrollo de temas relacionados con el desierto del norte y los complejos problemas de la frontera con Estados Unidos. La frontera se concibe como situación límite, como intersección de imágenes distorsionadas, como punto de confluencia de variedades de la modernidad y de la posmodernidad. La literatura fronteriza se convierte en un espacio subversivo, en donde se denuncia el materialismo extremo y la angustia producida por el choque cultural. La realidad social no sólo es amenazante y perturbadora, en ocasiones se vuelve incomprensible. La contaminación urbana, la violencia, el mercantilismo y los abusos de la autoridad son temas recurrentes de la literatura. Como indica Vargas Llosa la escritura se convierte en ejercicio marginal que alimenta y reproduce círculos viciosos que puede considerarse parte del subdesarrollo latinoamericano. Hasta hace poco, en México, sobre todo en la capital, tocar el tema de la literatura fronteriza era como referirse a algo recóndito y distante, mucho más retirado que los tres mil kilómetros que separan al Distrito Federal de la frontera con Estados Unidos, debido a las políticas culturales centralistas del país. Sin embargo, el movimiento cultural de descentralización que se dio en los estados, principalmente en los del norte, se convirtió en un boom de autores que florecían en la zona y que ya no precisaban ir a la ciudad de México o "pedir permiso al centro" para publicar. En realidad, el mercado literario en esta zona es todavía incipiente. Muchas obras se publican con poco tiraje y, en ocasiones, son financiadas por el propio autor. Sin embargo actualmente hay un incremento de propuestas literarias que experimenta con los mitos, los ritos, las voces populares herencia de la tradición oral; una diversidad de discursos que muestran el sincretismo lingüístico producido por el mestizaje de lenguas y culturas. La literatura fronteriza es rica en voces, obras, expresiones y temáticas, que la hacen más diversa y heterogénea, menos catalogable. En el transcurso de los últimos años, la frontera norte de México se ha enriquecido por una gran cantidad de manifestaciones literarias que presentan características peculiares: la hibridación social y cultural, la experimentación lingüística, el choque violento de la convivencia fronteriza. Nuria Vilanova señala: Las fronteras son espacios de movimiento, incertidumbre y libertad, pero también son lugares de transgresión y de muerte. Si hay una frontera paradigmática, donde confluyen las múltiples facetas reales e imaginarias entre el límite y el intersticio, esta es la franja de casi tres mil kilómetros que separa México -la región latinoamericana- y Estados Unidos. [1] El nuevo enfoque de literatura regional en el filo mismo de la cultura anglosajona y latinoamericana, da a entender que esta zona del mundo comienza a ser vista con mayor
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aprecio y profundidad crítica y que su producción literaria ya no se confunde con la literatura chicana. Hay que puntualizar que la literatura chicana está escrita en los Estados Unidos por personas de ascendencia mexicana. Una diferencia aún mayor es la del idioma en el que se escribe: mientras que la literatura de la frontera norte de México está en español, la chicana se encuentra fundamentalmente en inglés, aunque en ocasiones se utiliza el cambio de código lingüístico. Este cambio se concibe como una marca de subversión ante la lengua dominante; no sólo con un propósito estético, sino para diferenciar el lenguaje familiar con el oficial o para marcar la preferencia de un idioma sobre el otro. En la actualidad la literatura de frontera está adquiriendo más valor, más importancia, se está convirtiendo en el centro y, por lo mismo, la literatura mexicana ya es tantas literaturas como regiones del país existen. Los escritores fronterizos no muestran un solo estilo o se circunscriben a una sola temática. Cada región ha crecido y se ha desarrollado a su ritmo, dependiendo de las circunstancias geográficas, económicas, sociales y culturales. Región de contrastes económicos, tecnológicos, políticos, ideológicos y culturales, la frontera México-Estados Unidos representa mucho más que los problemas y los estereotipos relativos al narcotráfico, el contrabando y la migración indocumentada. La comida, el vestido, la música, las costumbres y tradiciones, la literatura, las maneras de hablar y los hábitos de consumo forman parte de ese turbulento y complejo espacio cultural fronterizo en el que se conciben, entrelazan, fusionan y se oponen identidades y visiones del mundo y de la vida que no tienen equivalente en el interior de las dos naciones divididas política y artificialmente por una línea. Actualmente se publican más libros de literatura mexicana que en cualquier otro momento de nuestra historia. La mayoría de la poesía y la narrativa de nuestros escritores se producen fuera de la Ciudad de México. Hay una cantidad nunca antes vista de revistas literarias, entre impresas y electrónicas, producidas en provincia. Desde los ochenta la oferta de literaturas regionales ha aumentado de forma sorprendente. Sin embargo, es un crecimiento que plantea tanto preocupaciones como esperanzas. Por un lado, como mencioné anteriormente, ha sido una literatura ignorada por la industria cultural capitalina y sus centros de poder que no ha podido generar un mercado propio y muchas veces apenas si ha trascendido del microuniverso regional de donde se ha generado. Por otro, ha sido una literatura a prueba de fuego, que sigue prosperando al margen de la apatía estatal, la falta de recursos y la parálisis de las instituciones. A nueve años del siglo XXI, con la profusión de cambios a todo nivel que ha llevado consigo, uno siente que las literaturas están en un momento decisivo ¿Podrán relacionarse con las nuevas formas de comunicación, buscar un espacio propio dentro de las nuevas prácticas culturales o, por el contrario, serán barridas por un nuevo magma tecnológico y financiero que siempre las ha excluido y terminará por anularlas absolutamente? ¿Podemos hablar de literatura de la frontera norte de México? ¿Tienen los escritores fronterizos un estilo característico, que intenta transcribir las representaciones colectivas del lenguaje escrito? ¿Se apropian de influencias del centro, principalmente de la capital Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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o más bien reproducen formas de la literatura norteamericana? ¿Es válido proponer una sociología de la literatura fronteriza mexicana como una línea especializada de investigación? ¿Qué sitio tiene, pues, la literatura regional en este inmenso supermercado cultural en que se ha convertido la literatura globalizada? Algunos de estas preguntas tienen, evidentemente, carácter retórico, otras didáctico y analítico; pero todas describen los encuentros y desencuentros con la modernidad fronteriza. La literatura regional, en su búsqueda por conseguir un sitio dentro de la postmodernidad, no tiene mejor camino que la autenticidad. Conclusión: Hacer hincapié en los estudios de literatura regional puede parecer un hecho arriesgado, como si se tratara de nadar contra la corriente, cuando las investigaciones y los textos literarios fluyen en otro sentido. Sin embargo considero que resulta acertado y oportuno asumir esta propuesta de rondar por la historia de las manifestaciones literarias, a partir de la ubicación de sus autores dentro del contexto geográfico y cultural donde nacieron, donde erigieron sus imaginarios y estructuraron su visión simbólica del mundo. Los estudios de literatura regional deben mostrar a la obra literaria como una totalidad, con la afirmación de identidades locales y regionales, con una enfoque extenso que evite la subjetividad y la negación de la coexistencia con otras culturas para no hacer de un valor cultural y social, un componente de desafío contra otros grupos y colectividades, sino por el contrario, como lo plantea García Canclini: "concebirse ahora como la capacidad de interactuar con las múltiples ofertas simbólicas internacionales desde posiciones propias". (1990: 332). No es una tarea sencilla la de abordar el quehacer crítico de los estudios de literatura regional. Hay que tener en cuenta varios aspectos, no sólo el contexto inmediato sino su repercusión como creación universal para poder valorar su producción. Hay que ajustar definiciones, clasificaciones, nociones y conceptos de análisis para tener un constructo propio y poder lograr la comprensión cabal de las obras ya que el mismo término de región contiene significados paradójicos desde las distintas disciplinas que confluyen en su estudio. La literatura regional demanda una aproximación desde una nueva faceta que amplifique el concepto de región tomando en cuenta una perspectiva multidisciplinaria. Las nuevas corrientes del pensamiento económico y filosófico hablan de la "desterritorialización" y la "deslocalización" como fenómenos que han terminado por transformar al mundo en un espacio único, englobador, sin embargo no es difícil vaticinar que dichos fenómenos tratan de debilitar, no sólo a las regiones, sino también a los estados nacionales para propiciar la instauración de un centro hegemónico que maneje el mundo, es decir, el grupo de países más desarrollado. Debemos despojarnos de la nostalgia por un pasado irrecuperable, quitarnos la subjetividad y la ceguera de la tradición acrítica, abrirnos a los complejas confluencias y estructuras simbólicos que se dan en este momento y con herramientas conceptuales adecuadas, podremos abordar el estudio de la literatura regional, con la confianza de Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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que, los aciertos y las carencias son parte del acontecer de sujetos históricos cuyas obras, como dice Françoise Pérus "tienen que llegar a recoger, condensar y plasmar en su aparente autonomía estética, un universo en el que puedan reconocerse y con el que puedan identificarse, sectores sociales suficientemente amplios y duraderos". (1982: 38). Ahora es el momento propocio para que los escritores fronterizos respondan a estos reflectores de primer orden con obras que vayan más allá de una recreación literal de la frontera, con una narrativa que sea mitopoética en sus visiones y contundente en sus tramas y personajes. O como lo expone Félix Berumen que esta producción literaria fronteriza “es en muchos sentidos un terreno escurridizo y sobre el cual todavía no se ha dicho la última palabra”. (2007: 14) Lo incuestionable es que cada vez con mayor fuerza se percibe la resonancia de las voces del norte mexicano más allá de las fronteras nacionales, las primeras señales de que la literatura de la frontera ya está cruzando sus propios límites y alcanzando, al otro lado del océano Atlántico, nuevas miradas y nuevos lector.
Notas: [1] Artículo de Vilanova, Nuria que apareció en Quimera, como parte de una serie sobre la literatura del norte de México. 2005 JUN.; (258) p. 12.
Obras citadas: Berman, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire. Bogotá: Siglo XXI, 5ª. Edición, 1988. Félix, Berúmen, Humberto. De cierto modo: la literatura de Baja California Tijuana: UABC, 1998. ---------------------Ensayos y artículos sobre literatura de Baja California. México: Plaza y Valdés, 2007. García Canclini, N. Culturas híbridas. México: Grijalbo, 1990. Giraldo, Luz Mary. “Voces tolimenses horizonte de una narrativa”. En: Proceso en marcha, Revista Contraloría municipal de Ibagué, Año:1, no. 4, 1992. Lotman, Yuri. Semiótica de la cultura, Madrid: Cátedra,1979. Pérus, Françoise. Historia y crítica literaria. La Habana: Casa de las Américas, 1982. Postigo de Bedia, Ana María. En Fuentes para la tranformación curricular, lengua. Buenos Aires: Ministerio de Educación y Cultura de la nación, 1996. Rama, Ángel. La narrativa de García Márquez: edificación de un arte nacional y popular. Bogotá: Instituto Colombiano de Cultura, 1991. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Ramos J. Desencuentros de la modernidad en América Latina. México: FCE, 1989. Valenzuela, José Manuel (coord.). Por las fronteras del norte: una aproximación cultural a la frontera México-Estados Unidos. México: FCE, 200 Vargas Llosa M., Contra viento y marea. Seix Barral: Barcelona, 1983 Vilanova, Nuria. “Literatura y frontera de México a Estados Unidos”. En Quimera. (258) México. 2005.
ڭ Ma. del Carmen Castañeda Hernández. Licenciada en Lengua y Literatura españolas UIA, México D.F. Maestría: Psicología, U. Xochicalco, Tijuana. Ha publicado: Una propuesta de descanonización de la literatura latinoamericana en Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid 2009. Desmitificar el canon de la literatura latinoamericana en Letralia, Tierra de Letras 2009. Literatura y ciencias sociales, Societarts: Revista de artes, ciencias sociales y humanidades, 2009. Pedro Páramo: ¿ficción o deconstrucción del mito? en Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid 2009. El canon y el discurso literario en Revista Palabras Diversas 2009.
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"Nightstand", "El anillo" y "Primera Dama": tres visiones controvertidas del mundo
Por: Yady Campo Ramírez Universidad de Los Andes Táchira. yadycamp@hotmail.com
RESUMEN El imaginario latinoamericano conserva en esencia, aún con las particularidades propias de cada país, región y localidad, características que corroboran la heterogeneidad que nos identifica. Por ello, los cuentos “Nightstand”, “El anillo” y “Primera Dama”, aún siendo producidos por escritores de localidades distintas, permiten vislumbrar tres visiones del mundo disímiles y que evidencian posiciones controversiales en la forma de actuar del individuo corriente latinoamericano. En el primero, se enfrentan el facilismo frente a la desigualdad social y la injusticia. En el segundo, el contradictorio universo de la violencia doméstica, y en el último, la mujer aparentemente superflua, Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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que no se conmueve con el dolor ajeno, es también denigrada, sometida y subestimada como cualquier otra en condiciones sociales y económicas menos favorables. Cada uno de los escritores objeto de estudio, con su particular estilo y su brillante pluma, permitirá pasearnos por los recónditos lugares del pensamiento femenino al tiempo que por las características que nos distinguen como latinoamericanos. PALABRAS CLAVE: visión del mundo, mujer, contexto social latinoamericano.
Finalizar el Siglo XX e iniciar el XXI, significa para muchos escritores un reto en el sentido artístico, pues, el público lector no se conforma ya con esa línea discursiva que identificó por mucho tiempo la narrativa universal y que definió como el caso del “Boom Latinoamericano” el estilo de grandes narradores, sino que exige cada vez más novedosas estrategias, distintas visiones del mundo. Por tanto, el escritor contemporáneo requiere armar discursos retadores, nada fáciles de comprender y que ante todo representen para el lector un reto a nivel cognitivo. Por ello, y a la par de los cambios que exige la propia contemporaneidad, la nueva generación de escritores debe crear historias que además de exponer discursos distintos a los tradicionales, se develen ante el lector de una manera compleja. Por ello, la puertorriqueña Mayra Santos Febres, la ecuatoriana Eugenia Viteri y el guatemalteco Augusto Monterroso, autores de los cuentos “Nightstand”, “El anillo” y “Primera Dama” - respectivamente-, se apoyan en discursos que invitan al lector a ser parte activa de ellos, para poder mostrar esa particularidad que nos distingue como latinoamericanos, así como esa heterogeneidad en la percepción del mundo y de las cosas. Cada una de las mujeres de estos cuentos permite acercarnos a su visión del mundo, que aunque es muy intimo, particular, propio del universo literario del relato, nos remite a las identidades de Puerto Rico, Ecuador y Guatemala, al mismo tiempo que el del latinoamericano en general, veámoslo detenidamente.
I. NIGHTSTAND: ¿UNA VISIÓN FACILISTA? A través del cuento de Mayra Santos Febres, perteneciente a su libro Pez de vidrio (1996), podemos acercarnos a esa visión femenina y a la vez controvertida de encontrar las cosas del modo más fácil: el sexo. La protagonista de nuestro cuento, se nos presenta desbordante de sensualidad, consciente del potencial femíneo que posee y centrada en sacar provecho a sus curvas y convertirlas en instrumento para cambiar su realidad social. Comienza contándonos la forma en que se ve reflejada una y otra vez en las vitrinas, en los autos y en toda superficie pulida. Luego, entra a una discoteca donde hay muchas parejas bailando. Cansada de ver a los demás disfrutar, vislumbra a un hombre que se corresponde al ideal masculino de sus sueños: adinerado, con una buena casa y un magnífico carro. La saluda, hablan un poco y de acuerdo a sus ardides para determinar cuán rico es el tipo, deduce que éste es el que llevaba tiempo buscando.
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La invita a su apartamento mientras le cuenta que tiene un trabajo estresante y que para aliviar tensiones viaja a otras ciudades como San Diego y New York. Terminan haciendo el amor en el sofá de la sala y ella imaginándose cómo despertará la envidia de sus amigas cuando la vean del brazo de aquél maravilloso y fructífero hombre. Aunque en ningún momento se señala un sitio específico de proveniencia de la chica, más allá de que los chicos sanjuaneros se la hacen en nombre de ella, podemos inferir por las pistas dejadas a lo largo de la narración, que nació y creció en un barrio pobre, privada de lujos y sin satisfacer tal vez necesidades vitales. La repetición de la frase: hambre y sed de justicia, nos refiere a una precariedad que muchos puertorriqueños han vivido por sus propias condiciones económicas, producto de difíciles eventos históricos que marcaron y marcan su definición de sociedad. En ese sentido, la más significativa puede considerársele el ser una colonia norteamericana. Suceso que la selló para siempre a nivel económico, social y cultural. De hecho, la isla mantiene entre otras cosas, una relación con el idioma inglés muy estrecha, así como el inminente “sueño americano” en el imaginario nacional. Tal “sueño americano” pudiera incluir por ejemplo, el éxito cristalizado en lo material, la conformación de “eres lo que tienes”, por lo que es muy natural que la protagonista del cuento de Mayra Santos considere que la culminación de sus sueños, la concreción de los mismos resida en tres llaves: la de un carro, Volvo y no Subaru, un apartamento en una zona elegante y una oficina ejecutiva. De acuerdo a la narración, siempre lineal, sin saltos al pasado ni vuelcos violentos en cuanto al tiempo, esas son precisamente las llaves que el hombre de la discoteca, un total desconocido para la protagonista, le ofrece. Y se los ofrece porque lleva –aun sin estar especificado dentro del texto- tiempo buscándolo con afán y eso le ha conferido cierta pericia para determinar cuando un hombre efectivamente las tiene o no, y él sin dudarlo siquiera por un momento, las tiene. Con lo que ella no cuenta, es que el hombre al llevarla al apartamento deseado con tanto ahínco, le sacará la cuarta llave, la incontada, como dice la historia y le cobrará caro su ambición. Y empleamos el término “caro” porque de acuerdo a lo expresado al inicio del cuento: “Allá va, oronda la niña, oronda y cansada de sus senos y de sus nalgas. Cómo las había bailoteado aquella noche […] con sus ojos nuevos y su sexo nuevecito y oloroso a cosa chata, playera, de cerda de sal.” (Santos, 1996: 13) Inferimos que no sólo está dejando de lado su dignidad de mujer al entregarse a un perfecto desconocido, sino que le está dando además su virginidad, cosa que guardó seguro con mucho recelo esperando dársela al indicado. Al poseer el cuento un final abierto, donde no queda claro si el hombre se quedará con ella, si efectivamente la sacará de paseo como ella sueña, la llevará a tomarse sus viajes curativos a New York and San Diego, si la paseará en la discoteca para despertar la envidia de sus amigas, todas al acecho de lo mismo, nos limita la posibilidad de asegurar que ha cometido el peor error de su vida. No obstante, también nos permite comprender el imaginario de esas chicas que piensan que la vida puede resolverse por medio de un “otro”. Centrar el deseo en otro es más sencillo que en uno mismo, Lacan, continuador de las teorías freudianas lo señala: “Como todo depende del Otro, la solución es tener un Otro todo tuyo. Es lo que se llama el amor. En la dialéctica del deseo, se trata de tener un Otro todo tuyo.” (Lacan, 2003:137) Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Partiendo de ello, a muchas adolescentes de cualquier latitud, éste puede resultar el vivo reflejo de la ambición y el facilismo pues no deberán centrar sus esfuerzos en sí mismas sino esperar que sea “otro” quien resuelva todos sus problemas. Así pues, aún gozando de plena juventud y belleza es más cómodo explotar el cuerpo exuberante que la naturaleza le otorgó, en vez de estudiar y obtener medios para alcanzar el éxito personal y profesional sin tener que deberle nada a nadie. 1 Ahora, esa sería una mirada simplista y hasta reduccionista del problema, pues recordemos que nuestra protagonista está siendo producto de un contexto que el cuento no nos permite determinar con exactitud. De hecho, es posible que el pasado de la muchacha no haya sido el más afortunado y aquellos medios y recursos mínimos para conseguir la independencia económica y social le hayan sido limitados. De acuerdo a Simone de Beauvoir, en su célebre libro El segundo sexo (1954), la sumisión de las mujeres se basa precisamente en restricciones de tipo económico, social y sobre todo cultural. Nos explica que siendo la mujer una creación masculina perpetuada por sistemas de valores sociales pre establecidos y aceptados por todos, es muy difícil para las mujeres lograr la independencia. Esta reconocida activista del feminismo señala: […] en todos los países la mujer moderna puede considerar su cuerpo como un capital de explotación […] todo estimula a la joven a esperar del “príncipe encantado” la fortuna y la dicha antes que intentar sola su difícil e incierta conquista […] (De Beauvoir, 1954:176) Por ello, sería poco crítico aseverar que la muchacha del cuento actúa por simple facilismo, pues, faltan atenuantes para determinar hasta qué punto las condiciones en las que ha sido criada han tenido una influencia directa en sus concepciones del mundo. Mundo que ella considera completo, como ya se dijo arriba, sólo cuando hay tres llaves: la del carro, la del apartamento y la de la oficina. Partiendo del hecho que el estatus social lo confiere la posesión de bienes materiales, es muy lógico que la protagonista sucumba: […] en tanto subsistan las tentaciones de la facilidad –por desigualdad económica que da ventajas a ciertos individuos, y el derecho reconocido a la mujer de venderse a uno de esos privilegiados- necesitará un esfuerzo moral mucho más grande que el macho para elegir el camino de la independencia. (De Beauvoir, 1954: 178) Faltaría por verse si aquellos lujos que percibe como suyos, alcanzados con tanto esfuerzo a través de ese acto sexual, no son más que una idea ilusoria de felicidad, pues, donde el hombre no cumpla, se vaya y no la mire otra vez, todas sus expectativas serán destrozadas por algo más irremediable que el sueño en sí: la realidad. Si aquél desconocido la toma como una mujer de pocos principios2, falta de clase o en el peor de los casos una “mujer fácil”, probablemente la abandone luego de haber disfrutado de esas curvas, de esos senos, de ese sexo nuevecito que tanta
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Si no pensemos por un momento en la carga semántica de las decenas de programas televisivos que nos repiten la imagen de la mujer voluptuosa que obtiene todo lo se desea a través de sus curvas: The girls of Playboy Mansión; The Miss Universe; The American Next Top Model, Iris Chacón La Bomba de Puerto Rico, por mencionar unos pocos. 2 Principios que han establecido culturalmente los mismos hombres según Simone De Beauvoir. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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seguridad le conferían. Que tanta certeza le daban y la hacían sentir cada vez más sed y hambre de justicia. Hambre y sed de justicia que pueden deberse a un pasado poco satisfactorio, lleno de precariedad y limitaciones. Tal vez en esa frase se guarde toda la explicación de su actuar pero también en aquellas “al acecho de lo mismo”, pues pudieran ser parte de la conformación de una cultura del resentimiento, del “esta sociedad me lo debe”, “me lo gané por derecho”. Al mismo tiempo, y partiendo de la multiplicidad de interpretaciones a las que hace alusión Umberto Eco, Mayra Santos puede estar diciéndonos en las breves líneas de “Nighstand” que esa hambre y sed de justicia la tiene Puerto Rico, no sólo como colonia de un Imperio y todo lo que ello implica, sino como parte de lo que rodea la historia de conformación del Caribe, que es sin duda alguna muy complicada y hasta controvertida. Esa chica puede ser una ventana a la cosmogonía puertorriqueña, formada dentro de ese conglomerado de islas caribeñas en donde, aún con sus diferencias particulares, confluyen modos de pensar y actuar que devienen en un contraste rico, interesante, heterogéneo. Casimir en La invención del Caribe nos advierte: La lucha contra el colonialismo y sus versiones subsiguientes moviliza a una u otra red de grupos humanos según el grado de libertad resultante de una mayor autonomía política. Mientras la dominación externa se mantiene firme, los grupos se repliegan sobre sí mismos, es decir, sin posibilidades propias de modificar el sistema normativo.” (Casimir, 1997:26) Por ello, es posible que la protagonista del cuento de Mayra Santos conciba que haya algo superior, más grande que ella y que ese mundo que vive, que le debe justicia, que le debe no sólo bienes materiales sino toda una plenitud de pensamiento y de acción que el ciudadano puertorriqueño a lo mejor no tiene pero anhela con vehemencia. De igual forma, aquél hombre que ostenta de tanta riqueza puede ser la figura del “Aprovechador”, que en muchos casos se repite una y otra vez en el imaginario latinoamericano. Aquél tipo que no desperdició la oportunidad, puede representar el colonizador que no ha hecho más que mantener su estatus de poder a costa de la sumisión de todo un pueblo, así como la figura de la corrupción que ha asolado a Latinoamérica. Inclusive la misma autora puede estar empleando su ingeniosa pluma para develarnos, como explica Jaimes, la forma en cómo se ha tratado durante muchos años – como parte de esa dinámica colonizadora- de invisibilizar la literatura puertorriqueña: Hablar de literatura puertorriqueña contemporánea es aproximarnos a una fecunda manifestación artística de un país geográfica, histórica y culturalmente muy cercano por su condición caribeña, pero que, por razones políticas o económicas, ha permanecido distante del conocimiento del lector ocasional como de los programas de literatura latinoamericana de nuestras universidades.(Jaimes, 2007: 13) Por tanto, podría haber también de parte de Mayra Santos una sed y hambre de justicia por ser considerada igual de importante a cualquier otro escritor latinoamericano, no sólo por la calidad estética de su obra sino por pertenecer a la generación de escritores que:
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[…] son fecundas en cuanto a las nuevas maneras de abordar la realidad puertorriqueña. Ya no es el simple “Ay bendito” de la lamentación sino la irreverencia y la burla ante el estado de cosas, que en el caso de esta isla caribeña está signado por su prolongada condición colonial, que va desde los tiempos de la conquista española hasta el neocolonialismo norteamericano de nuestros días. (Ibíd.: 14) Por todo ello, podemos deducir que la visión del mundo de la chica del cuento de Mayra Santos -que pudiera tratarse de cualquier jovencita, tanto de Puerto Rico como de cualquier ciudad cosmopolita de hoy, plagada de tanta miseria e injusticia social- es controvertida. En ella radica un dilema existencial muy profundo e infinitamente debatible: la condición social y cultural de la mujer, la utopía de mejorar las condiciones socio económicas de nuestros países y los medios para lograrlo.
II. EL ANILLO: ¿UNA VISIÓN MASOQUISTA? El cuento de la ecuatoriana Eugenia Viteri “El anillo”, perteneciente al libro Cuentos de Mujer (2007), ofrece una panorámica controversial del tema de la violencia doméstica, tanto en su país de origen como en cualquier localidad de Latinoamérica. Si bien, el cuento se centra en una playa de esa nación, con unas características particulares que ubican al lector en un espacio geográfico determinado, es innegable que la temática así como el lenguaje empleado le confieren un carácter universal. La historia se inicia con el paseo dominical de Teresa por la playa, en busca de objetos que dejan los turistas y que se convierten en un aporte para su esposo en los gastos del hogar. Cada cosita que consiga, por muy simple que ésta parezca, puede servir de contribución a la precariedad económica de su morada. Sin esperárselo, se consigue un anillo el cual decide no entregar a su marido, de modo que a escondidas se lo coloca y admira su mano engalanada por esos brillantes que la hacen imaginarse a la dueña, colmada de lujos y sin ninguna clase de privación. Finalmente, días después del gran hallazgo, el esposo llega más temprano que de costumbre y la consigue luciendo el objeto guardado con tanto recelo, le increpa sugiriéndole qué si se lo robó, ésta le responde que no, que se lo regalaron, tomando el riesgo con ello, de que su esposo, de actitud habitualmente violenta, estalle en cólera y la golpee más de lo normal, pero para sorpresa del lector éste reacciona ante las palabras de Teresa con sumisión y le implora de rodillas que no lo abandone. “El anillo” viene a representar entonces una figurada liberación: primero de las garras de un esposo abusivo, y luego del infierno de la pobreza. Aunque el cuento no da suficientes detalles sobre el estrato económico de la pareja, se infiere que sus recursos son muy limitados: “Paseaba para él, porque la caza de objetos perdidos era para contribuir a la subsistencia común, para <<ayudarlo en algo>> como ella dijera al ver que su salario era insuficiente.” (Viteri, 2007:11). Permite deducir además, que el nivel cultural que los rodea es muy atrasado y la visión que se tiene sobre el papel de la mujer es en extremo retrograda.3Eugenia Viteri 3
Aunque reconocemos, al igual que Ferrer y Bosch, que la violencia intrafamiliar se manifiesta en grupos de todas las condiciones sociales, culturales y económicas: “Los golpeadores son hombres tradicionalistas, que creen en los roles sexuados estereotipados, es decir, en la supremacía del hombre y en la inferioridad de la mujer […] Consecuentemente con lo anterior, creen que como hombres, tienen el poder dentro del sistema familiar y desean mantenerlo, usando para ello la violencia física, la agresión Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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nos permite vislumbrar hasta dónde se ha dejado vejar la protagonista de su cuento: “Cuando él le pegaba –casi diariamente- ella sufría y esperaba la recompensa de unas caricias rudas. Al fin y al cabo era su marido...” (Viteri, 2007:12). En la frase “Al fin y al cabo era su marido” se concentra toda una cultura de dominación que ha reinado históricamente sobre la mujer. Simone De Beauvoir considera que esa visión, que de manera simplista podríamos tildar de “masoquista”, en realidad es producto, entre otros factores4, de una concepción cultural: La educación recibida generación tras generación de madres a hijas, de la sociedad, de los mismos educadores, transmiten ciertas expectativas e ideas de lo que se espera del "ser mujer". La mujer debe ser según los antiguos patrones sociales: casera, sometida, dependiente, pasiva, reservada, delicada, frágil, y ejercer profesiones femeninas. (De Beauvoir, 1954: 54) [La cursiva es nuestra] Por tanto, ese sometimiento que vive Teresa, aunque varíe de una mujer a otra, permanece en el imaginario cultural por ser parte de una tradición difícil de romper. Si para unas consiste –como le sucede a la Teresa del cuento- en maltratos físicos: “Y luego, incorporándose, dos o tres bofetones. (Viteri, 2007:12), y psicológicos: ¡Re-gala-ron…! ¿Quién va a darte anillos a ti? (Ibíd.: 13), para otras reside en la pre concepción del matrimonio como realización personal: “[…] la mujer casada […] está revestida de una dignidad social muy superior a la de soltera.” (De Beauvoir, 1954:177), así como en la dependencia y sumisión ante el hombre. Desde esa posición, Simone de Beauvoir afirma que constituidos sobre una cultura patriarcal, la mujer es sometida a la absoluta dominación del hombre, ya sea el padre o el esposo, donde ésta no sólo debe complementarlo sino obedecer a sus designios como una esclava, ser un Otro. Simone de Beauvoir le diría a Teresa: “[…] la mujer no se reivindica como sujeto […] porque experimenta el vínculo necesario que la sujeta al hombre […] y porque a menudo se complace en su papel de Otro.” (De Beauvoir, 1954:17) Por ello, es controvertida la visión de mundo que posee el personaje central del cuento “El anillo”, pues, la propia situación económica, social y cultural limita sus posibilidades de auto-superación y reafirma la complejidad de las relaciones humanas así como del universo femenino: Lo cierto es que hoy día les es muy difícil a las mujeres asumir a la vez su condición de individuo autónomo y su destino femenino, y ése es el origen de las torpezas y malestares que las hacen considerar a veces como un “sexo perdido”. Y es más cómodo, sin duda, sufrir una ciega esclavitud que trabajar para liberarse […] (De Beauvoir, 1954:307) Ante este panorama, vemos que Eugenia Viteri emplea a Teresa para denunciar una realidad social y cultural intrincada y por demás controvertida, pues, si bien, la mujer actual ha logrado escalar posiciones importantes dentro de la sociedad tecnificada, incluyendo cargos de gran envergadura como Ministerios, Presidencias de
sexual, etc […] Golpea el culto y el inculto; el que posee riquezas y el que carece de ellas; incluso maltratan hombres que tienen responsabilidades de todo tipo […] porque lo que los hace golpear es su condición de hombre asumida hasta sus últimas consecuencias.” [La cursiva es nuestra] [Consultado el 25/02/09. Disponible en: http://www.nodoso.org/violencia-bosc-ferrer-2.htm] 4 Como patológicos, psicológicos, etc. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Repúblicas y Senados, las cifras5 señalan que la situación de la mujer, en especial en Latinoamérica, se asemeja a lo vivido por la protagonista del cuento. Por otra parte, ese hombre que se doblega y ruega porque no lo abandonen: “No, Teresa, no puedes dejarme. Te quiero. Devuélvele el anillo, te compraré otro mejor.” (Viteri, 2007:14) [La cursiva es nuestra] nos refiere al ejemplo que empleó Lacan para explicar la relación del Otro y su objeto metonímico, cuando en “La escuela de las mujeres”6, el personaje principal “prefiere ser un cornudo, lo cual era su punto de partida en la aventura, antes que perder el objeto de su amor.” (Lacan, 2003:142). Explica este continuador de las teorías de Freud: El ello está por naturaleza más allá de la captura del deseo del lenguaje. La relación con el Otro es esencial, ya que el camino del deseo pasa necesariamente por él, pero no porque el Otro sea el objeto único, sino porque el Otro es el fiador del lenguaje y lo somete a toda su dialéctica. (Ibíd.: 144) Dentro del cuento, el lenguaje juega un papel fundamental creando entresijos en las palabras usadas por el marido, pues, ¿Acaso está hablando en serio? O ¿Es sólo un ardid para que continúe Teresa a su lado siendo el objeto que le proporciona delicia? La misma autora lo advirtió al inicio del cuento: “Porque los maltratos que él le infería
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"En promedio, en Latinoamérica, entre un 30 y un 45 por ciento de las mujeres han sido objeto de la violencia, ya sea física, sexual o psicológica". Este índice se sitúa en el 41 por ciento en Colombia, el 28 por ciento en Nicaragua, el 41 en Perú, el 27 en Haití, el 22 en la República Dominicana y el 40 por ciento en Chile. En el caso de México, se eleva al 44 por ciento, y pese a que el caso de Ciudad Juárez es el más notorio, el estado de Chihuahua, al que pertenece esa localidad, no es el que tiene los índices más altos de asesinatos de mujeres de todo el país. [Consultado el 20/02/09. Disponible en: http://www.radio.uchile.cl/notas.aspx?idnota=34599-32k]. Cifras alarmantes revelan que en México, Colombia, Perú, Guatemala, Bolivia, Argentina, Venezuela, Dominicana, Uruguay y Chile, entre 50 y 70 por ciento de las mujeres son o han sido golpeadas y amenazadas más de una vez en su vida, por su esposo, compañero, novio o ex novio. Así lo indican datos de fuentes oficiales de esas naciones, recopilados por las corresponsales de SEMlac. El Instituto Nacional de Salud hospitalaria de México reveló que, en un sólo año, fueron atendidas más de 7.000 mujeres tras haber sufrido violencia[…]Dramática situación también viven las venezolanas. Cada 10 minutos, las autoridades reciben una denuncia de una mujer golpeada por su esposo, en tanto que en Perú cada hora se reporta que 10 mujeres sufren violencia intrafamiliar, lo que significa que al final del día 240 peruanas son agredidas, corporal y sicológicamente. Para tener idea de la dimensión del problema de violencia intrafamiliar en Perú: la atención y revisión a víctimas de violencia familiar en ese país constituye el 52 por ciento de los servicios prestados por el Instituto de Medicina Legal. De escandalosa se podría calificar, también, la situación de Argentina. La Comisaría de la Mujer de esa nación sudamericana recibió en 2007, en un período de seis meses, más de 1.170 denuncias de abuso sexual, es decir, que, a diario, ocho mujeres padecieron ese acto brutal de violencia. Al menos cinco millones de las siete millones de guatemaltecas sufren violencia doméstica, según estimaciones de grupos defensores de sus derechos. En Medellín, Colombia, el Centro de Atención Integral a Víctimas de Violencia Sexual (CAVAS) contabilizó durante el primer semestre de 2007, abuso sexual y actos sexuales abusivos contra 201 mujeres y 388 niñas, y registró 2.219 casos de violencia intrafamiliar. [Consultado el 20/02/09. Disponible en: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76503]. En el Ecuador, 6 de cada 10 mujeres son víctimas de algún tipo de violencia (CONAMU). Las comisarías de la mujer del país receptan alrededor de 500 denuncias diarias de violencia física, psicológica o sexual, de las cuales el 97% de las víctimas son mujeres y niñas (CONAMU). [Consultado el 20/02/09. Disponible en: http://www.conamu.gov.ec/CONAMU/portal/main.do?sectionCode=38 ] 6
Comedia de Moliére que versa sobre cómo un hombre llamado Arnolfo y que le teme terriblemente a la infidelidad, termina en la posición de cachón al dar por sentado que sumir en la “ignorancia” a la mujer la exime de pecar. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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parecían provocarle un secreto placer que se prolongaba hasta que ella caía a sus pies, implorando perdón.” (Viteri, 2007: 11) Si bien, como lo explica Simone de Beauvoir, la mujer se complace con su papel de Otro, porque le resulta más cómodo adaptarse que luchar, esta postura asumida por el marido es como un juego irónico hacia una liberación verdadera que no llega7. Viene a ser, antes que un acto de emancipación, la certeza de continuidad de un círculo vicioso, porque ¿Quién garantiza que no volverá a pegarle? ¿Cómo podemos estar seguros que a partir de esa inversión de los roles amo/esclavo el marido de Teresa cambiará? Incluso la respuesta que ella le da al marido furioso: “¡No! , no…Me lo regalaron…Un hombre…Un hombre…Alto…de pelo…negro…Dice que me quiere…Quiere llevarme…Me dice: <<Mi pequeña, niña querida…>>(Viteri, 2007:14), nos permite interpretar que en ella se guarda el deseo de conseguir que su marido se convierta en ese hombre imaginario que la trata bien, que le dice cosa bonitas, sigue en todo caso deseosa de ser y tener ese Otro al que hace alusión tanto Lacan como De Beauvoir. Permite inferir también, que está conciente que existen hombres atentos, que saben cómo tratar a las mujeres, pero eso sí hombres, es decir, no concibe el mundo si no es con ellos, si no está esa presencia masculina, esa aceptación de ser y existir como y por Otro, concepción que forma parte del imaginario latinoamericano. Por ello, la temática planteada por Eugenia Viteri, a través de “El anillo” no puede clasificarse a priori como masoquismo, pues, lleva incrustado –al igual que sucedió con el cuento “Nightstand” de Mayra Santos- connotaciones mucho más amplias, tanto del universo femenino como de la realidad socio-cultural de Latinoamérica.
III. “PRIMERA DAMA”: ¿UNA VISIÓN SUPERFLUA? El cuento de Augusto Monterroso “Primera Dama”, perteneciente al libro Sinfonía concluida y otros cuentos (1994), nos refiere de inmediato a la visión de una mujer superflua, insensible ante el dolor ajeno y que emplea la precariedad económica de un pueblo, para satisfacer su deseo de brillo y protagonismo. Comienza con la primera dama de la República preparándose para un recital especial organizado en conjunto por el Ministro de Educación, en función de recolectar fondos para solventar la problemática de los niños de las escuelas que se están desmayando de hambre. La actividad se llevará a cabo esa noche y la primera dama está ansiosa por cómo realizará su acto, el cual consiste en la declamación de un poema. Considera que le va costar llegar a la gente, pues, la toma por “bruta” e insensible ante la palabra poética. El autor emplea pequeños saltos atrás o flash back, para mostrarnos cuándo el Ministro determinó con precisión que efectivamente los niños se estaban desmayando por hambre y no por otra cosa. También para revelarnos cuándo éste tuvo que ponerse de acuerdo con la primera dama y planificar en conjunto el evento. Cuando por fin se lleva a cabo el recital, la primera dama sale airosa y siente que por fin ha logrado su cometido. El cuento cierra con la propuesta de ella al ministro de realizar eventos similares pero en locales más amplios, piensa que así podrá hacer gala de sus dotes, le entrega entonces 100 pesos para “tapar” el fracaso de taquilla del evento, el cual no llegó ni a los diez.
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No sólo a Teresa sino a todas las mujeres en general.
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Pese a que el cuento nos describe una mujer con visión superficial del mundo, inclemente ante el dolor ajeno, una mirada mucho más profunda, casi entre líneas, permite vislumbrar cómo la primera dama, perteneciendo a una condición social, económica y política privilegiada, continúa padeciendo las mismas desigualdades que las protagonistas de los cuentos anteriores. Si bien no requiere de su cuerpo para obtener estatus social y económico, como la Steffanie del cuento de Mayra Santos, ni recibe golpes e insultos como la Teresa de Eugenia Viteri, la primera dama sigue estando por debajo de su marido, ubicada al igual que cualquier otra mujer latinoamericana, por y como un Otro. La primera línea del cuento de Monterroso: “Mi marido dice que son tonterías mías […]” (Monterroso, 1994: 21), denota la inconformidad que experimentan la mayoría de mujeres, las cuales sienten insatisfechas sus necesidades vitales de atención, comprensión y estímulo, y nos ubica de inmediato dentro de esa concepción de inferioridad a la que hace alusión Simone de Beauvoir. Incluso, a lo largo de la narración se presentan frases y aseveraciones que reafirman la concepción de subordinación de la mujer en la sociedad, primero del Ministro de Educación: “La mayoría [de las mujeres] eran raras, vanidosas, difíciles […] “(Ibíd.: 23) , y luego, de un esposo que subestima las capacidades de su esposa: “Con tal que no se te olvide a medio camino y hagas el ridículo […] no sé para qué te metiste en esta babosada. […] Pero cuando se te mete una cosa en la cabeza nadie te la saca.” (Ibíd.: 24).En esa última frase, además de subestimarla, sugiere que hasta cierto punto lo avergüenza, y que sus deseos e inclinaciones artísticas forman parte de su terquedad. Aquél recital que tanta felicidad le produce: “¿Y por qué no voy a poder recitar, si me gusta? (Monterroso, 1994:21), es considerado por su marido como algo “insignificante”, lo cual reafirma la teoría de superioridad masculina de la sociedad occidental.8 Su condición de mujer, aún cuando se ha alejado de algunos de los estereotipos designados a las féminas: ama de casa, sirvienta sin sueldo o esclava, queda relegada a un segundo plano al darle preeminencia a lo que su esposo piense de ella. Incluso trata de disculpar su deseo de brillo afirmándose: “Además, yo no voy a andar recitando en cualquier parte como una loca sino en actos oficiales o en veladas de beneficencia. Sí, pues, si no tiene nada de malo.” [La cursiva es nuestra] (Ídem). Al aceptar que recita sólo en eventos oficiales o en veladas de beneficencia, y no como una loca, se corresponde al modelo que la sociedad le impone y el cual debe mantener: Una imagen a la cual la mujer se tiene que conformar, so pena de exclusión, rechazo o crítica de parte del resto de la sociedad si no llena esos requisitos, llegando a ser catalogada de loca, excéntrica, histérica, libertina y muchas otras denominaciones ofensivas y denigrantes. [La cursiva es nuestra] (De Beauvoir, 1958:19) Por otra parte, su triunfo, al igual que Sttefanie y Teresa, es momentáneo, pues, aún cuando logra llevar a cabo el recital y pautar con el Ministro que habrán próximos eventos de ese tipo en lugares más amplios donde pueda lucirse, nada le asegura que el Presidente de la República no le frustrará sus sueños. Con aquél final abierto, no puede aseverarse si se llevarán a cabo o no, los actos que tanto anhela. 8
“El lugar que ocupa el padre en la familia, la preponderancia universal de los machos, la educación, todo la confirma [a la mujer] en la idea de la superioridad masculina.” (De Beauvoir, 1958:17)
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Vuelve con ello entonces, a emparentarse con las protagonistas de los cuentos de Santos y Viteri, puesto que cada una, a su manera, experimenta el placer del triunfo pasajero. Ninguna llega, o al menos la narración impide determinarlo con precisión, a consolidar una victoria rotunda y duradera. Todas continúan sumidas en una realidad histórico-social avasallante y complicada. Ante este panorama, podemos asegurar que la visión del mundo de la primera dama es controvertida, y su proceder no puede, al igual que los cuentos anteriores, ser juzgado de buenas a primeras, pues, se circunscribe a esa posición secundaria que ha definido a la mujer históricamente.
IV. CONCLUSIONES Aunque está muy claro que la definición de sociedad latinoamericana es muy compleja, heterogénea, diversa, rica y hasta controvertida, el análisis de estas tres piezas narrativas, permitieron, a partir de la visión de que la literatura es un reflejo de la realidad9, verificar cuán arraigado está dentro del imaginario social latinoamericano, el rol secundario de la mujer. Si para Simone de Beauvoir, la mujer deja de ser un Otro, en la medida que experimente su feminidad, para Gargallo, en su libro Ideas feministas latinoamericanas (2006), “[…] como mujeres, nos haremos del mundo sólo con nuestra libertad, con nuestro movimiento hacia el ideal contenido de la palabra libre, con acciones trascendentes y respeto a nosotras mismas.” (Gargallo, 2006: 223). Por tanto, si para unas, la inferioridad femenina está basada en una profunda desigualdad social y económica, para otras es la violencia doméstica y la dominación quien ubica a la mujer por debajo del hombre. Tal posición no está ceñida exclusivamente a estratos sociales bajos o desaventajados, sino a todos los ámbitos culturales, inclusive los más altos y poderosos. Finalmente, cada una de las protagonistas de los cuentos, mostró tres visiones del mundo disímiles, heterogéneas y hasta controvertidas, las cuales permiten aseverar que la percepción del mundo latinoamericano, desde lo femenino10, es un entramado profundo y complejo, que no puede analizarse a priori, pues, es en sí mismo intrincado.
BIBLIOGRAFÍA
DE FUENTE DIRECTA Monterroso, A. (1994). Sinfonía concluida y otros cuentos. Caracas: Monte Ávila Editores Latinoamericana. Santos, M. (1996). Pez de vidrio. Río Piedras: Ediciones Huracán, Inc. Viteri, E. y otros (2008). Cuentos de mujer. Quito: Ministerio de Cultura.
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“La Literatura es un reflejo de la sociedad, pero un reflejo intelectualizado, altamente subjetivo.” (Damjanova, 2000:258) 10 Aún el ficticio. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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DE FUENTE INDIRECTA Casimir, J. (1997). La invención del Caribe. San Juan de Puerto Rico: Universidad de Puerto Rico. Damjanova, L. (2000). <<Marvel Moreno y Gabriel García Márquez: escritura femenina y masculina”. En: Jaramillo, Osorio y Robledo (Comp.). Literatura y Cultura Narrativa Colombiana del Siglo XX. Bogotá: Ministerio de Cultura. Gargallo, F. (2006). Ideas feministas latinoamericanas. Caracas: Fundación Editorial el perro y la rana. Lacan, Jacques. (2003) <<Una mujer que no es de recibo>>. En: El seminario de Jacques Lacan. Libro 5: las formaciones del inconsciente 19571958.- 1ª. ed. 3ª reimp. –Buenos Aires: Paidós. De Beauvoir, Simone. (1954). El segundo sexo. Trad. Pablo Palant. Buenos Aires: Siglo Veinte. Jaimes, R. (2007). El imaginario del muy diablejo. Caracas: Fundación editorial El perro y la rana.
DE FUENTES ELECTRÓNICAS http://www.conamu.gov.ec/CONAMU/portal/main.do?sectionCode=38 http://www.rebelion.org/noticia.php?id=76503 http://www.radio.uchile.cl/notas.aspx?idnota=34599-32k
ڭ Yady Campo Ramírez nació en San Cristóbal, Estado Táchira, en 1977. Licenciada en Educación Básica Integral en la Universidad de Los AndesTáchira (2007). Cursa actualmente la Maestría en Literatura Latinoamericana y del Caribe en la ULA-Táchira. En el área educativa se desempeña como Becaria Académica de la Universidad de Los Andes-Táchira, dictando la cátedra Literatura Infantil. Ha ejercido en calidad de contratada, como docente de Razonamiento Verbal en la UNEFA- Táchira. Es autora del poemario “El Aroma de la soledad”; los libros “Versiones” y “Thanatos Agency y otros cuentos insensatos”; y la novela “La coraza de las Rosas”, entre otras producciones inéditas. Ha recibido Mención Honorífica en el I Concurso Nacional de Cuento para Jóvenes Autores (2005), patrocinado por la Policlínica Metropolitana de Caracas por su relato “Camino a Las Parras”; ha quedado finalista en el I Concurso Internacional de Cuento Breve “Álvaro Cepeda Samudio” (2005), en Bucaramanga-Colombia, por “Aventureros”; Premio Certamen Mayor de las Artes y de las letras (2006), por “Cuentos de caminos” formando parte de la Colección “Cada día un libro”, patrocinado por la Editorial El perro y la rana. Forma parte de la compilación “Ciudad en la niebla. Antología de la nueva narrativa tachirense”. Perteneció al grupo literario ULARTE. Formó parte del equipo fundador de la Peña Literaria José Ignacio Ramírez. Colabora con las revistas Bahareque y Ríobobense y con la Peña Literaria Manuel Felipe Rugeles. Tiene una columna semanal titulada De Reojo en el Diario Los Andes.
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Artículos No labra uno su destino; lo soporta. Gustave Le Bon
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Notas a El orden alfabético (1998), de Juan José Millás. El lenguaje de la (des) memoria
Por: Sergio G. Colautti scolautti@atanor.com.ar a J. R.
A la novela de Millás se la puede leer de muchos modos porque propone abordajes múltiples: como una propagación de las posibilidades de recepción; por eso quizás la lectura menos fructífera sea la convencional, es decir, aquella que muestra los avatares en primera persona de un joven con una fiebre que lo hace delirar sobre un mundo paralelo, del que entra y sale, en donde se extravían las palabras y sus sentidos: un mundo vaciado de palabras donde sólo Laura no es vacío. La segunda parte, escrita en tercera persona, relata la adultez de Julio, con su padre hemipléjico, que ha olvidado también el sentido de buena parte de las palabras usuales, y con una esposa, Laura, y un muchacho de trece años, como él mismo en la primera parte. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Esa aparente unidad, esa linealidad superflua, sin embargo, no sobrevive. Bifronte y dual, el relato elude toda unidad posible: un texto que es dos textos, un personaje que vive dos vidas, una mujer accidentada con dos caras, otra (Laura) cuya presencia es también ausencia, un padre con la mitad del cerebro habitado por el olvido, un texto escrito en inglés que repite en otro la vida propia…el relato de Millás no se deja atrapar nunca por la lectura lineal; sorprende, se esconde, insinúa y escapa para decir la multiplicidad imaginaria de una novela que funciona como un baúl del que no terminan de salir objetos que desafían su espacio lleno de espejos. No hay dicotomía entre lo real y lo ficticio. Hay un jaque constante a las posibilidades de contar lo real y lo imaginario desde un sitio que nunca es lo uno ni lo otro. Cada procedimiento constructivo que Millás despliega será luego deconstruido, “desescrito” por el relato mismo. Una madeja textual que se despliega para desarmarse en el proceso novelesco. El mecanismo siempre es el doble, la contracara, el otro lado, el territorio especular. Muchas veces se habló del trastorno bipolar en la literatura de Millás. El mismo escritor ofreció conferencias sobre la cuestión, pero aquí interesa su formulación estética. Hay una mirada bipolar evidente en El orden alfabético que se coloca más allá de la unidad, identidad y linealidad que podría sugerir el título; el orden del alfabeto se desarma en el texto, las letras se pierden, escapan, desaparecen en ese otro mundo donde prima el desorden alfabético: un universo que adelgaza sus sentidos, que simplifica sus construcciones intelectuales, que resigna su sensibilidad convertida en una sociedad del lenguaje mínimo y la frase hecha, tan parecida a la nuestra. De la concepción del lenguaje de Heidegeer, aquella que hablaba de “la fundación del ser por la palabra” el libro de Millás parece pedir sentidos prestados, pero más aún de la noción de Lotman sobre la “modelización” del mundo desde el lenguaje, esa idea lotmaniana que enseñaba que los objetos y los hechos, tienen forma y sentido por el lenguaje y no al revés. Cuando el lenguaje se “deshace”, en la novela, cuando los libros vuelan y las frases se borran hasta de las servilletas, el mundo se desvanece, las cosas olvidan su significación, su utilidad, su lugar en el mundo. El orden alfabético, en definitiva, metaforiza al sistema lingüístico en general y su deconstrucción, su borramiento, su carencia, significan la pérdida del sentido del universo semiótico, su adelgazamiento, su desvanecida presencia. Esa operación disolutoria cobra más vigor y resolución cuando el discurso narrativo habla del hombre contemporáneo. Si el lenguaje –alguna vez en expansión, imagina la novela- adelgaza su volumen y riqueza hasta sobrevivir a dudas penas en las frases hechas y en la prosa anquilosada de la televisión, como en un proceso de contracción y despojamiento, el hombre mismo y sus significantes lingüísticos se dejan atravesar por el vaciamiento: una mujer, operada de un tumor, “ha sido vaciada”, escucha el personaje, y dice: “nunca había oído que vaciaran a un hombre, pero sin duda había un orden en el proceso de desrealización del universo” Una mirada irónica apunta, en un nivel subyacente, a la fragilidad cultural de la sociedad posmoderna, saturada de confort sin contenido: “carecían de hábitos de consumo culturales, no había libros ni discos, quizás un mundo tan civilizado ya no los necesitaba” Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Fundar la realidad es la consigna última del libro y del periplo de Julio, primera voz de la parte primera y personaje central de la segunda, donde lo nombra una tercera voz. Fundar lo real desde el imaginario bipolar de Julio, que escapa de la “realidad social” por pobre, deslucida y rutinaria para inventarse otro mundo, catastrófico, alucinatorio y vertiginoso, pero distinto. Tampoco en ese territorio la realidad hace pie; escapa hacia otra zona, como la cinta en inglés que contiene la narración de Julio donde repite las formas de su vida, otra vez, como quien vuelve a fundar lo que parece real pero que, en definitiva, es inabarcable, escurridizo, incomprensible. La invención funda lo provisorio de lo real, lo real provisorio, hasta la próxima invención… Julio termina la novela volviendo a habitar las palabras de una enciclopedia, el único orden que le alcanzaba el mundo, ese resbaladizo universo donde las palabras se deshacen… Gramáticas, diccionarios, enciclopedias y manuales pululan en el universo de la novela. Como signos de un orden que la historia atraviesa y deshoja, como salvavidas de sentido en la desmemoria del naufragio. Dos imágenes concebidas desde las posibilidades del lenguaje brillan en el firmamento textual: una comparación entre las mareas y la fiebre, sus idas y vueltas y los restos, esa memoria de la dispersión, del fragmento y del residuo: “si sales a pasear por el pensamiento después de que la fiebre se retire, encuentras en él estrellas de mar, caracolas agujereadas y restos de embarcaciones: fragmentos de otras vidas, en fin, que sin ser la tuya sientes que te conciernen” Y la idea, sorprendente, de un lenguaje pasado en expansión y su irremediable contracción presente: ¿cómo saber si en el momento actual el alfabeto continuaba creciendo o se encontraba ya en una etapa de implosión, de regreso a sus orígenes?
Heredero de la gran literatura hispanoamericana, Millás pone en circulación algunos temas que dejan ver su afinidad con otras producciones. La obsesión por el desdibujamiento de la identidad, la vacilación del otro y el mismo, la escritura que se ensaya desde el equívoco pliegue entre realidad y ficción, lo vinculan con Borges y con Bioy Casares. Los puentes y los pasadizos secretos con un más allá donde aflora el esplendor imaginativo que lo real niega o esconde, lo aproximan a Cortázar. La creación de las otras vidas breves como escape e invención, la formulación de un tiempo y un espacio esencialmente literarios, lo acercan a Juan C. Onetti. En la contigüidad entre escritura y realidad, en la amargura sutil por un mundo que adelgaza su sentido humano, entre los recovecos de historias que siempre tienen a la literatura o al acto de escribir como referente, laten las narrativas de Paul Auster y Vila-Matas. En la audacia y la potente imaginación de un escritor preocupado por la fragilidad del hombre en el mundo, por la relación insoslayable entre la creciente pauperización del lenguaje y la memoria cultural, en la obsesiva indagación de los universos posibles más allá de la evidencia realista, el español Juan José Millás.
ڭ Sergio G. Colautti. 48. Docente y escritor de Río III, Cba.- Autor de Apuntes sobre la narrativa argentina actual (ensayos, 1992). Homenaje a Borges (colectivo, ensayos, 1995). La mirada insomne (ensayos sobre Macedonio Fernández y otros, 2005). La escritura presente (ensayos sobre lit. arg s XXI, 2008) , entre otros.- Colaborador de La Voz del interior, Tribuna (R III), Corredor Mediterráneo (Río IV), Tramas (Cba) y otros. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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LUCÍAN BLAGA (1895 – 1961) BREVE ANTOLOGÍA POÉTICA
Por: Rodica Grigore rodica_grigore@yahoo.com
Versiones al español y presentación de Rodica Grigore
Poeta y dramaturgo, filósofo y ensayista, Lucian Blaga es una de las figuras más importantes de la cultura y literatura rumanas de entre guerras. Su lírica, en sus comienzos expresionista en Poemele luminii (Las poemas de la luz, 1919), cultiva el vitalismo dionisiaco, de esencia nietzscheana, evidente en Paşii profetului (Los pasos del profeta, 1921) y está marcada por una permanente obsesión con la muerte, În marea trecere (En el gran correr, 1924) y, más tarde, de un sentimiento de añoranza (La curŃile dorului – En el castillo de la añoranza, 1938). En principio, lo que el poeta Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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intenta recuperar a través del sueño o del misterio (semejante un poco a la manera lírica de Fernando Pessoa), el filósofo lo salva con su regreso a la colina metafísica. El poeta no establece una marca de identidad en cuanto al sueño y lo trascendente. Para él estas dos entidades son parte del mismo horizonte del subconsciente, y las sitúa bajo el poderío único del determinante sofianico, lo que se puede ver con claridad en su libro Lauda somnului (La alabanza del sueño, 1929). Los objetos también son siempre los mismos en su escritura, pero al funcionar en espacios diferentes se intercambian sus cualidades características y transmiten la emoción que suscitan a varios niveles de la conciencia. En su último periodo de creación, el poeta canta el amor de la edad madura en versos de un sensualismo discreto, evidente en sus poemas póstumos: Cântecul focului (La canción del fuego).
Manantial de la noche Bella, tus ojos son tan negros, que la noche, cuando pongo la cabeza en tu regazo, me parece que tus ojos, tan hondos, son el manantial por donde la noche entera corre sobre las vallas, las montañas y los llanos, cubriendo la tierra con un mar de sombra. Tan negros son tus ojos, mi luz.
Señal de otoño Ayer una voz se alzó desde lo más hondo amarga, amarga, amarga. Muriéndose, muchos ángeles se han quedado su arcilla en el país.
Ayer en el cielo brilló una señal en el círculo del engaño. Después, los vencejos se han llevado el viento a Saturno.
Montaña encantada Entro en la montaña. Una puerta de piedra se cierra despacio. Pensamiento, sueño y puente me asaltan. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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¡Qué lagos tan morados! ¡Qué tiempo tan alto! La zorra dorada me ladra en el corazón de los helechos. Criaturas más santas me lamen las manos: raras, encantadas, pasan con sus ojos fijos. Las abejas de la muerte vuelan zumbando dentro del sueño de los cristales, así como los años. Como los años.
Combustión Criatura, tú, ¿encontraré algún día el debido sonido de plata y de llama o el rito de una voz igual para siempre a tu ardor? De mi estirpe el último soy. Puñado de luz – tú, y de tierra. Granada, tú, una flor para mí, con fuerzas de zodíaco, ¿por dónde y cuándo encontraré la palabra única para encantarte en el círculo de la noche? Desmañado al lado del fogón pero entendido por dios y las piedras ¿dónde está esa palabra hecha nimbo para alzarte sobre el tiempo? ¿Dónde está la única palabra que se conecta a la aniquilación, el paso, el pensamiento? A ti me confío en este año, tú, flor mía, para agotarme con ardor.
Fortaleza muerta ¡Que desierto es mi Sibiu en el otoño! Entre todas las torres, tantas son, acariciaría tantos caminos que corren sobre la tierra. – Acariciaría en algún lugar una hoja Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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que ya me suena en las orejas – y también al sol comido por los grillos debajo de los muros antiguos.
Cargas Altos y rectos como el humo llegamos cargados sobre los caminos. En nuestros pasos: la suerte. Sobre el casquijo del alma: la muerte. Debajo de nuestra malla: los huesos. En el corazón: las bellas.
Los cólquicos La tristeza de la renuncia es que Dios sentía dulcemente, y así hizo el mundo, como si fuera un extranjero de si mismo, con un gesto otoñal. Sólo tuvo un orgullo administrando las cenizas: crear los cólquicos en forma de ocaso.
Cuarteto La lengua no es la palabra que pronuncias. La única lengua, tu lengua completa, La dueña de todos los secretos y la luz, es la que sabes callarte.
Cuarteto Fácil no es ni tan solo la canción. Día y noche – nada es fácil sobre la tierra: Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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el rocío es el sudor de los ruiseñores cansados de cantar toda la noche.
La buena noticia Por entre las cosas cuando andamos, cerca o lejos, solo el cielo con su firmeza azul nos sigue por todas partes en la vida y en la muerte. Si, encima de nosotros el cenit es para siempre.
La canción del sueño Encantador es el sueño cerca del agua corriente, cerca del agua que lo ve todo pero que no tiene recuerdos. Encantador es el sueño donde puedes olvidarte de tí mismo como te olvidas de una palabra. El sueño es la sombra que nuestra futura tumba echa sobre nosotros, en el espacio mudo. Encantador es el sueño, encantador.
La sombra de Dios La sombra de Dios es todo lo que ves, lo que en el espacio cuelga y se despide, ella es tierra y arenas y onda, un camino junto a su viajero, fontana que protege una luna. La sombra de Dios es más espesa en la luz, más pesada que otras sombras. Y no se puede escapar. Y puedes colgarla en forma de trigal y de jardín. Y puedes beberla en forma de agua.
La línea La línea de mi vida, entre las tumbas serpenteando, la hallo e intento comprenderla abajo – por las flores, en lo alto – por las estrellas. No en la palma de mi mano sino en la tuya, Dios, está escrita la línea de mi vida. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Ella pasa, serpenteando, por estíos en llama llevando pesados frutos, por años-domingos, otoños santos.
Salmo Amando – nos estamos convenciendo que somos. Cuando amamos, por más que espesa sea la noche, vivimos en la luz del día, somos en ti, Elohim. Debajo de las lunas de oro de la tarde nos ves caminando por los huertos. Andamos por la gran semana pensamiento con pensamiento y mano en mano. Ay, cómo queremos glorificarte para el amor que permites, Elohim! Pero solamente una herida del silencio es la palabra que pronunciamos.
Estaciones Debajo de los árboles escritos con extrañas hojas, donde tú y yo habíamos quedado, vi, en el juego de la primavera cómo caía la sombra de los senos. Una ansiedad me invade, para que veas, en las lunas de la llama, que frutos calientes y redondos van a crecer para que se cumpla el sueño y el lugar.
¡Una vez más! No es bastante para mí. Así que después de todo diría: ¡una vez más! Cualquier cosa que me pasa es como si le pasara a una niña. Ay, ningún fruto es bastante para mi, lo quiero también en otras formas. El río va al mar, Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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pero se muere en las arenas. No hay agua para sosegarme lo bastante, no me basta la vida y tampoco el libro. Quisiera el amor, desaparecimiento, ascua, así como voy a sentir un día la muerte. Ni la luz me basta, ella también es sólo una leyenda. Nada es bastante bajo del horizonte, ¡quiero todo una vez más!
La canción del fuego En la fábula verde y caliente de la naturaleza, Amada mía, tú tienes ramas, no brazos, con ellas tocas los brotes o coges con los vástagos. ¿Vienes acaso de un cuento vegetal, el de la rosa salvaje? Cuidado que no te enciendas como ocurre muchas veces con el madero del bosque. De diferentes modos la llama acoge el paso de cualquiera criatura de esta tierra, y la toca su camino y su hora. Me dices: “Nada se enciende, y nadie, por un rayo de luna.” Y floreces en una dulce sonrisa, muy contenta, creyendo que a todas horas puedes enfrentar aún la suerte, con una palabra jugosa. ¿Permites una respuesta alzada sobre el tiempo, sobre este lugar? Muchos hechos, ay, muchos de verdad podría contar, raros sucesos gastados en las crónicas, testimonios de leyenda, que demuestran que son posibles un gran fuego y también combustiones de este tipo. Las chispas de todo prenden todo. Una sien enciende otra, y lo mismo, la piedra a la piedra. Una estrella invisible se enciende cayendo, por el frío del cielo. El caballero se quema en su armadura, debajo de su malla, abrazando una mujer vencida, milagro sin ropa cerca de su hogar. Las luciérnagas enciendan, ellas mismas, por el amor, su hoguera. El amor se levanta del suelo y hace un aura para la tierra entera, para que llegue al cenit y cubra el cielo. Pero escasas veces el fin no es ceniza. Sobre toda la extensión y en lo alto, Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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a veces Dios mismo se quema dulcemente en la matas sin consumirse. El preserva y acaricia las espinas. De otra manera nos quemaríamos nosotros, amada. Nuestro ardor es diferente. Tan extenso como alto es el cielo, Nosotros nos quemamos, ¡ay! con crueldad en las llamas Consumiéndonos los unos a los otros.
Pregunta y respuesta ¿Qué es lo que nos mantiene jóvenes para siempre? Cada día, lleva un sacrificio a la gran diosa, Viernes, la pagana! Nutre con fervor, cualquiera que sea, un sueño que no va a cumplirse!
Cosas somos Cosas somos entre las cosas. Somos casi almas, nosotros dos, semejantes de pura suerte con todos. Cosas somos, que llevan dentro de ellas pensamientos como las piedras, a veces estrellas, y para siempre una añoranza. Por su camino cada uno andaríamos para siempre en alguna parte. Andaríamos juntos, para siempre nosotros dos, pero el camino de las nubes es tan demasiado largo en nuestro mundo – para nosotros.
Inscripción en un madero Alma y voz, un fogón para vivir, el regalo que ofreces, la querida que tienes, umbrales del paraíso.
Inscripción en una casa nueva Todo está en su lugar: la araña se queda en su telaraña como si fuera un mundo de seda. Nada añora Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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para salir de su prisión. Todo esta a su lugar: la piedra, la flor, el cántaro, el fogón, el pedernal y el acero y la yesca. Una sola ley para todos: hacerse horizonte de su propio mirador para sentirse bien en su propia casa.
Mi corazón en el año 1940 Las estrellas, es verdad, ya están encima de nosotros, todas ellas, pero Dios nos pasa por alto. Las tinieblas no tienen fin, la luz no tiene resurrección. Mi corazón – es un libro que se quema, un llanto en medio del país.
Sobre muchos caminos Sobre tantos caminos, muchos de veras, mi pensamiento Intenta ir hacia ti . ¡Ay, aquel fin del día Sobre el cual escarchas presurosas han caído! En mi jardín las flores deseando o soñando otras claridades mas altas todavía llaman tu luz sin un nombre. Dónde estás hoy, no lo sé. Ninguna canción te encuentra. Hoy tú estás donde estás. Y yo – aquí. Esta lejanía puso entre nosotros la osa mayor en el cielo, las aguas en las valles, el fuego en la noche sobre las colinas, y además sobre la tierra puso anémonas y pasiones que el día no ama. Como una puerta se ha cerrado. Ninguna seña traspasa las aduanas, las aduanas.
Día y noche ¡Día y noche! ¡Que cambio de espacios para nosotros, para siempre permitido y repetido! Cuando despiertos, estamos en el mundo. Cuando dormidos, soñamos con Dios.
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Una vez la tierra fue transparente Una vez la tierra fue transparente como las aguas de la montaña en todas las suyas, para si murmurando el sonido claro y vivo. Después se oscureció, por dentro, por una grande tristeza, o por espesas tinieblas que ninguna lengua puede describir. ¿Todo pasó cuando una prodigalidad salvaje de bellezas dio ocasión al pecado por primera vez de abrirse una calle por debajo de los árboles? No puedo saber lo que fue, pasó antaño, hace tanto tiempo. Sé sólamente lo que veo: debajo de tu paso, por donde andas o te quedas, la tierra, una vez más, por un momento, sonriendo junto con sus muertos, se hace transparente. Como aguas sin arena ni casquijos, fabulosas, frías, milagros se ven quemando – por la arcilla purpúrea.
Alas de plata Estaciones y viento, el del norte Lo mismo que el viento del sur, si me buscarán me van a encontrar cerca de ti. Y viajeros, espías desde lejos o el país mismo, las tumbas y los guijarros, todo eso, si preguntarán por mi me van a encontrar, en el viento, cerca de ti. Por largos días, semanas, meses y años me pierdo en tus ojos, precioso amor. Como me pierdo en los espejos, que no pueden mentir por ellos mismos, intento darme cuenta si las alas que siento en mi espalda son de verdad plumas de plata o solamente una fantasía que pesa.
ڭ Rodica Grigore. Nació en 1976 en Sibiu, Rumania. Licenciada (1999) y doctora (2004) en Filología Románica por la Universidad “Lucian Blaga” de Sibiu. Ha publicado dos libros de crítica literaria y ensayo: De libros y otros demonios (2002), Retórica de las máscaras en la narrativa rumana moderna (2005). Ha traducido al rumano los ensayos de Octavio Paz, Los hijos del limo (2003), poemas del escritor colombiano Manuel Cortés Castañeda, con el titulo general El espejo del otro (2006) y el libro de narrativa breve del escritor norteamericano de origen rumano Andrei Codrescu, A Bar in Brooklyn (2006); ha realizado también la antología de textos y las traducciones para el Festival Internacional de Teatro de Sibiu (2005, 2006 y 2007). Enseña literatura comparada en la Universidad de Sibiu.
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¿Cuál es el misterio que encierra la poesía?
Por: Leopoldo de Quevedo y Monroy leodequevedom@gmail.com
Ah, atrevimiento y osadía. ¿Por qué le quiero levantar el velo al tabernáculo que esconde un tesoro sagrado, al que sólo han accedido muy pocos desde Homero? Me he quitado las sandalias y le he pedido permiso a Erato que es la guardiana del misterio. Desnudo he entrado al recinto, con las manos amarradas a la espalda, para que nadie dude de mis buenas intenciones. De allí han salido Safo, Virgilio, Dante, Shakespeare, García Lorca, Juan de la Cruz, Manrique, Neruda, Mistral, Darío, Keats, la núbil Dickinson, Meira Delmar con su cara iluminada. En ese santuario mínimo se han formado “los grandes y pocos poetas que en el mundo han sido”. Allí han sonado clarines de victoria, se han oído suspiros enamorados, han muerto amores de morado, han nacido duendes, hadas, brujas, se han levantado castillos de muñecas, se han oído lamentos y anatemas. Han pasado noches eternas y años sin estaciones los poetas buscando la palabra exacta y el sonido equivalente. La Poesía no salió a darles la mano ni ella fue vista como la Maja de Goya ni con la sonrisa a lo largo de los labios al modo de Gioconda. El misterio de la poesía ha permanecido intacto y de seguro morirá el género humano sin haberlo tomado entre sus manos. Inútil será todo intento de sorprender a la mujer llamada Poesía en su bañera o en sueño plácido en un diván, o aromando el aire con su paso. A nadie le dictará versos, ni vendrá sobre un caballo enjaezado de brillantes a hacerle visita hasta su casa. Su tabernáculo Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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está abierto todo el día y no se cobra un impuesto a la entrada. Pero nadie podrá ufanarse que le ha hecho un guiño o le ha estampado un beso en la mejilla o en los cabellos. Y, sin embargo, el rastro de su misterio aparece en versos, poemas cortos, en epopeyas inmensas y en frases memorables. ¿Cómo hicieron Teresa de Ahumada, Lope de Vega, Porfirio Barba, Juana Inés, Machado, Silva, Vallejo, para encontrar gracia y oír los latidos casi imperceptibles que exhala Poesía en su pequeño Olimpo? No fue por la puerta de atrás ni cuando Erato estaba descuidada ni hubo componendas de jurados para poder ingresar a la corte de Señora tan encumbrada. El poder de la Poesía es tanto que no tiene necesidad de aparecer en escena para repartir sus dones. Quien dedica su tiempo, pasa las noches en vela al pie de su Palabra y vislumbra entre los tules de la imaginación creadora, sabe de su Luz y logra perfeccionar su numen. No es con ruegos, con sahumerios, con lágrimas ni ajenjo que se atrae la inspiración de esta educada Dama. Es con trabajo, con borrador, con cincel y con estropajo que recibe homenajes y que Poesía da su firma a sus elegidos. ¿Usted ha sido invitado a un concurso? ¿Poesía le ha soplado al oído que vaya primero a su casa a verificar si tiene las condiciones mínimas para decir que es poeta? ¿O, se ha dejado creer del fácil adulador que lo que escribe es poesía? ¿Cree que la poesía es inspiración y que una diosa muy linda le musita en su computador unas líneas que nadie puede criticar porque son sagradas? Baje de esa nube que es su orgullo. No crea que la nube que lo cubre es la Poesía. Poesía está lejos, en su tabernáculo pequeño, esperando que usted suba la cuesta con esfuerzo y encuentre allí el misterio. 21-07-09 10:44 a.m.
ڭ Leopoldo de Quevedo y Monroy. Escritor colombiano. Abogado, Universidad Libre de Cali y Magíster en Docencia Universitaria, Universidad del Valle. Ha publicado Confesiones de un cura casado, 1999, los poemarios Versos sacros y profanos 2005, Cotidianidad en Re-verso, 2006, Sobre los cuernos del tiempo -ensayos cortos- 2008. Varios escritos suyos han sido publicados en El Tiempo de Bogotá, El Occidente de Cali, El Liberal de Popayán y en revistas internacionales como Destiempos de la UNAM de ciudad de México, Letralia de Venezuela, Portal del Humanismo del Instituto Cervantes de Madrid y Remolinos de Lima, Perú. Invitado a “La Hora de la Poesía”, Feria del Libro en Bogotá (2005 y 2009), XI Feria del Libro Pacífico, Museo de Artes Decorativas de Ciego de Ávila, Cuba, 2005, Primera Feria del Libro, Tinta y Papel, de Palmira, 2007 y Encuentro Internacional de Escritores. Chiquinquirá. 2008.
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De nuevo usted, Don Mario
Por: Alejandro José López Cáceres alejolopz@hotmail.com
Me dio por entrar a una de esas gigantescas librerías madrileñas -de las llamadas grandes superficies- y me ocurrió algo extravagante: por primera y única vez en mi vida sentí deseos de ser un hombre rico. Mi instinto de bebé glotón afloró con ímpetu voraz, tanto que llegó a asustarme. Sí, Don Mario, quería llevarme todos aquellos títulos fascinantes a casa. También me apetecía hablar con Dios, o con cualquiera de sus equivalentes, para solicitar que se me concedieran siete vidas más; es decir, el tiempo que, según calculé, me tomaría darme por completo aquel festín literario. Transcurridas las primeras cinco horas de mi caótica francachela, ebrio de felicidad, saltando de un volumen a otro, yendo de capítulos intermedios a iniciaciones de libros disímiles, circulando de una época a otra, traspasando géneros, autores, temas y naciones, vine a parar en la sección de crítica. Me detuve en una de las innumerables carátulas que había allí, en la cual distinguí su nombre. Leí el título: “El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti”. Entonces, recordé que hace un par de décadas, cuando ya me había enamorado irredimiblemente de Emma Bovary, un libro suyo me enseñó aspectos extraordinarios que yo ni siquiera había advertido en la novela de Flaubert y, con ello, mi devoción hacia esta obra maestra se acrecentó. Otro tanto le ha sucedido, en tiempos más recientes, a todo el que se apasiona con Víctor Hugo: usted, Don Mario, le ayuda a desentrañar las fibras más profundas que rigen esa escritura; usted le muestra en qué consiste aquella tentación de lo imposible. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Pero además de inteligencia y conocimiento, hay en su trabajo crítico un rasgo definitivo: la generosidad. En 1971, una época en la cual muchos discutían quién era el más grande novelista latinoamericano, si García Márquez o Vargas Llosa, usted, Don Mario, le dedicó un estudio inolvidable a Gabo: el mejor que se había escrito sobre él hasta ese momento -tal vez lo siga siendo-. Ahora, con el libro en que se ocupa de Onetti, sobreviene algo semejante. Y ésta es la culminación de un bello gesto suyo, muy anterior. Me refiero a lo ocurrido con el Premio Rómulo Gallegos en 1967, cuando se supo que el maestro uruguayo había resultado finalista y Vargas Llosa, ganador. En su discurso de recibimiento, tuvo usted la nobleza de decir que “otros escritores latinoamericanos con más obra y más méritos que yo, hubieron debido recibir (el premio) en mi lugar -pienso en el gran Onetti, por ejemplo, a quien América Latina no ha dado aún el reconocimiento que merece”. Pues bien, Don Mario, comprenderá la enorme curiosidad que me despertó el título referido, el cual tomé entre mis manos y me llevé finalmente a casa. ¡Vaya banquete! Empezando por el exquisito ensayo inicial -en el que hace usted una de las más hermosas apologías a la ficción que he leído en mi vida-, donde recuerda una figura cara a su propio imaginario narrativo: El hablador. A continuación, nos pasea por el itinerario vital y creativo de Onetti, desde sus primeras obras maestras en el género cuentístico: “Un sueño realizado” (1941) y “Bienvenido Bob” (1944); pasando por la invención de la mítica Santa María, en “La vida breve” (1950); hasta sus magistrales novelas: “El astillero” (1961) y “Juntacadáveres” (1964); y su final: “Cuando ya no importe” (1993). Mucho es lo disfrutado y enorme lo aprendido, Don Mario, como las tres grandes influencias del maestro uruguayo y qué atributos en cada caso: Faulkner (la invención de un mundo mítico), Borges (los tránsitos recurrentes entre realidad y ficción), Céline (el estilo crapuloso y la cosmovisión oscura). En fin, usted nos muestra la grandeza de Onetti pero también sus excesos, como ciertos momentos de frondosidad retórica o algunos en que se abusa de la información implicada. Bien sé que nunca me serán concedidas las siete vidas que hubiera requerido; con todo, ésta tiene sus compensaciones, incluso para un bibliófilo desahuciado. Por ejemplo, encontrarse con mentores capaces de incrementar ad infinitum el deleite de una obra o de un autor, con críticos que sean a un tiempo agudos, amenos y generosos. Como Ortega y Gasset, Harold Bloom, Ángel Rama, George Steiner, Jorge Luis Borges, Martín de Riquer. O como usted, Don Mario. -----------------------------------------------VARGAS LLOSA, Mario. “El viaje a la ficción. El mundo de Juan Carlos Onetti”. Editorial Alfaguara. Madrid, 2008. 248 páginas.
ڭ Alejandro José López Cáceres. Escritor y realizador audiovisual colombiano, nacido en Tuluá, en 1969. Ha publicado un libro de crónicas: Tierra posible (1999), otro de ensayos: Entre la pluma y la pantalla: reflexiones sobre literatura, cine y periodismo (2003), otro de cuentos: Dalí violeta (2005), y uno más de entrevistas y crónicas: Al pie de la letra (2007). Ha sido finalista en diversos certámenes literarios a nivel nacional e internacional. Entre los años 2004 y 2008 dirigió, en la ciudad de Cali, la Escuela de Estudios Literarios perteneciente a la Universidad del Valle. Actualmente reside en Madrid. Página WEB: www.alejandrojoselopez.com
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Entrevistas Los hombres inteligentes quieren apender; los demás, enseñar. Anton Chejov
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Entrevista a Lucía Cánobra Pompei
-¿Desde cuándo comenzó a escribir? -Creo tener el recuerdo de niña, alrededor de los seis o siete años. Mis padres me regalaron un diario de vida, “para que escribas tus cosas”, me dijo mi padre, muy serio. En esa época comencé una relación cercana con la escritura. No podría decir que se trataba de literatura, eran pequeños fragmentos, resúmenes de lo que había sido mi día. Lo que sucedió con ese diario es un misterio, lo escribí completo y cada vez que me preguntaban si necesitaba otro, yo contestaba que aún tenía espacio. Tal vez se trataba de una especie de conciencia escritural, de no querer representar la realidad (y la consiguiente incapacidad de crear mundos y fantasías a través de la escritura). Sospecho que me causaba enojo o frustración. Recién a los quince años escribí lo que yo pomposamente llamo “mi primer poema”. Se trataba de un canto elegíaco a un paisaje que me maravilló durante unas vacaciones cerca de Algeciras, mi hogar en España. Podría repetirlo exactamente ahora. No era más que una descripción muy detallada. Desde entonces no he dejado de escribir. -¿Qué es para usted la Poesía? -La poesía, para mí, es una forma, a la vez que canal o puente, y también destino; todo al mismo tiempo. A veces significa representar sentimientos, ya se trate de iras, rabias, Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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tristezas o nostalgias (rara vez escribo cuando estoy feliz). En ese sentido es una purga, pero también es un medio para llegar a otro estado, de espíritu, de conciencia. De ahí que para mí sea un ejercicio tan completo, pues permite crear imaginarios, posibles o imposibles, así como visitarlos, explorarlos, y, en caso de ser necesario, sentarse a meditar y adorar, como si fuera se tratara de un lugar sagrado, que lo es. Sin embargo, la poesía no sólo es el lugar sagrado, además es el vehículo para llegar a él, y el instrumento para lograr decodificarlo, entenderlo y disfrutarlo. -Cuéntenos sobre su vida, sus obras, sus proyectos, su actividad literaria. -Mi vida literaria, si es que algo así pudiera decirse, tiene un marcado carácter errático. Todo el tiempo está en tensión, que a ratos es fusión, con mi otra vida, que es la dedicada a la música. Soy intérprete superior en piano, y entre clases, composiciones y otras megalomanías, me dejo llevar por frases y versos. Si bien estoy permanentemente rodeada de libros, lecturas e ideas de escritura, hay momentos en que el tiempo no me alcanza, son momentos en que la música sacude mi alma, llenándome por completo, y entonces le dedico un breve descanso a la literatura. Breve, digo, porque no podría estar una semana sin leer o escribir. Con respecto a un proyecto, lo único que puedo decir es que pretendo representar líricamente parte de mis obsesiones (mi purga personal de la que hablaba antes) y deseos, que se relacionan con la poesía mística, la reflexión y el paisaje yermo; todo eso al servicio de una armonía (el equivalente a una orquestación) que no me abandona jamás. Estoy poseída de armonía. -¿Cómo define su poesía? -Algo adelanté en la respuesta anterior. Si pudiera definir mi poesía, diría que es un arquetipo, o mejor dicho, que responde a un arquetipo. Una persona es la suma de sus direcciones, y mis direcciones están relacionadas con la poesía mística, con el carácter religioso (también con el profano, pero en menor medida), con un alto sentido de la espiritualidad y una búsqueda un poco trunca, que permanece ahí, enquistada, como un obstáculo en el camino que a veces creo superar, pero luego compruebo que no. Mi poesía es imposibilidad y es Dios. Es también vacío y caminata solitaria al horizonte. -¿Cree qué el escritor es un ser obsesivo? -Sin ninguna duda. Basta observar la relación que tiene cada escritor, medianamente serio, con su oficio. Creo que ese grado de obsesión es sólo rastreable en la ciencia de investigación o en algunas otras ramas del arte, sobre todo en la plástica. Un escritor vive su literatura de la mañana a la noche. No es necesario que esté escribiendo o leyendo, específicamente, un escritor vive en código literario todo el tiempo. No sólo representa sus obsesiones en el papel (o en el ordenador), las deja ir en cada conversación, las ordena, las pule, las disimula incluso, pero finalmente están ahí, durante cada minuto de su vida consciente, y transcritas en cada línea o verso que escribe. -¿Cómo ve la nueva poesía de estos últimos tiempos? -La veo muy bien. Tengo mucha relación con poetas jóvenes, y no tan jóvenes. Reviso muchos sitios de Internet. Compro libros. Me regalan libros. Siempre estoy leyendo poesía, de cualquier estilo, época y formato. Con respecto a la “nueva poesía” de estos tiempos, la verdad es que no creo que sea demasiado “novedosa”, lo que para mí no representa ningún problema. Las generaciones más jóvenes tienen esa manía de querer romper con las generaciones más antiguas, quizás como una forma natural de ganarse su espacio, es inevitable esta forma de actuar, está en su forma de ser. Si nos guiáramos Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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por la opinión de estos grupos, pensaríamos que toda poesía pasada fue peor, y que ellos realmente están renovando el mundo lírico, cuestión de por sí absurda y en extremo pretenciosa. Pero luego de hacer un pequeño ejercicio de selección, nos daremos cuenta que hay muchos poetas jóvenes que conviven con los mayores, que respetan su poesía y la de los demás, y que no andan promoviendo su originalidad tan “magnífica”, siendo que hay casos realmente buenos. Yo creo que la poesía jamás morirá. Pasará por altibajos, aparecerán mejores o peores poetas, pero siempre estará la discusión, la propuesta y, en el caso de los jóvenes, la provocación. La poesía goza cada vez de mejor salud. -¿Es necesario que el escritor sea un hombre comprometido? -Yo creo que el mayor compromiso de un escritor es con su propia vida, con su entorno familiar, de amigos, con su experiencia espiritual, con su trascendencia. Escribir o no escribir, en mi opinión, viene después. Han existido casos de poetas que no han escrito un solo verso; así como han existido otros que llevando una vida miserable, escriben versos en papel secante, dejan los pies en la calle buscando algún editor, y no tienen ni para darle de comer a sus hijos. No juzgo ni a uno ni a otro, pero a mí me resulta más lógico que un poeta, por muy poeta que sea, encuentre primero su equilibrio (aunque sea precario), para luego dedicarse a su oficio. Creo que en los tiempos que corren, ese debiera ser el camino. -¿Cuál es el fin de su poética? -El único fin es expresar, buscar y encontrar. Conectarme con el espacio mítico llamado Dios, Origen o Nirvana, dependiendo del enfoque cultural, del momento o de la intención particular de cada poema. Estoy convencida de que la poesía es uno de los caminos para llegar a ese lugar. -¿Cuáles son los autores que influyen en su obra? -Decir que San Juan de la Cruz, Santa Teresa de Ávila o Sor Juana Inés de la Cruz, influyen en mi poesía, sería un tanto pretencioso, creo. Pero sería correcto decir que son los autores que yo más veo conectados con la inspiración de mi obra, por una relación temática evidente, por el campo de intereses y por el respeto que ellos exhiben por la fusión entre lenguaje (o rezo), reflexión y espíritu. Ellos son los principales, sin duda alguna. -¿Qué libro nos recomendaría leer? -Todos los que puedan. Es que son tantos… Pero intentando hacer un resumen extremadamente incompleto, diría que hay que poner atención a los místicos españoles, a Sor Juana, a la poesía simbolista, a Verlaine, a Rimbaud, a Esenin, a Trakl, a Quevedo, a Góngora… De Latinoamérica habría que mencionar a Borges, por supuesto, a Neruda, a Vallejo, a Cisneros, a Herrera y Reissig, a la Pizarnik, a Alfonsina Storni… Al enorme Ezra Pound... Perdón por el desorden, pero es que son demasiados y demasiadas. Volvamos a la respuesta inicial: todos los que puedan. -¿Cómo ha cambiado su lenguaje poético a través de los años? -Tal vez ha variado, para mejor espero, en la exactitud del vocabulario, en la precisión del lenguaje. Me es menos difícil, ahora, escribir lo que quiero escribir, lo que tengo en mente, teniendo en cuenta la atmósfera, la musicalidad y el contenido. No estoy diciendo que hago exactamente lo que imagino, pero me resulta de una distancia más
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cercana ahora que en los comienzos, en donde el ímpetu, la inexperiencia, la poca lectura y el desorden, juegan un poco en contra de una obra limpia y precisa. -¿Qué hace antes de escribir? -La verdad, nada. No tengo ritos de entrada, ni prendo velas, ni tomo vino tinto francés, ni practico yoga. Sólo requiero de tranquilidad y silencio absoluto, y mucho tiempo por delante. -¿Cómo ve usted hoy por hoy la industria editorial? ¿Como autor qué soluciones le daría a este problema? -No sé si exista algún problema con la industria editorial. Es decir, nunca he conocido otra industria editorial. Me parece que la gran industria invierte grandes recursos y necesita recuperarlos, por lo que, necesariamente, debe buscar autores que rindan esos frutos. Eso es de toda lógica. Finalmente son un negocio que funciona, más o menos, como cualquier otro, y no tiene por qué no ser así. Con respecto a la medianas y pequeñas editoriales, existen hermosos ejemplos de bondad y nobleza, gente que realiza su labor a pulso, desde contactar autores, hasta inyectarse hasta los tuétanos en tinta en las prensas. Curiosamente, la solución a este problema, o “situación difícil para los autores inéditos” (por llamarlo de otro modo), yo pienso que está en el mismo autor, y radica principalmente en dejar de tener sueños de fama y gran riqueza, y en ponerse a trabajar por sus propios libros, desde juntar un poco de dinero para lograr autoeditarse, hasta fabricar sus propias plaquettes y regalarlas en la plaza. Creo que el autor que pretende llegar a la cima de los superventas está en un error profundo, y corre riesgos altísimos de sentirse un pobre desdichado para el resto de su vida. Y eso siempre será una lástima. -¿Cree en los concursos o certámenes literarios? -Creo en algunos. Los concursos son una buena forma de conseguir ediciones y, en algunos casos, algo de dinero. En ese sentido son un aporte. Ahora, siempre existe la posibilidad de que tal o cual concurso esté arreglado de antemano. Es obvio que eso ha sucedido y va a seguir sucediendo. Por eso yo recomiendo, a mis alumnos del taller de poesía, no participar en concursos muy grandes que entreguen un solo premio, pues es de los que más desconfío. Una gran empresa (pudiendo ser esta gran empresa incluso un fondo gubernamental) necesita un rostro, un marketing, una etnia, una obra políticamente correcta, etc. Lo que en ese momento le sirva más para redituar. Pero si hay edición como parte del premio, y son varios los premiados, existe una mayor posibilidad de tener éxito. -¿Qué opina de las nuevas formas de difusión literaria por Internet como revistas literarias, blogs, páginas sobre literatura? -Me parece realmente fantástico. Es una manera de romper la “oligarquía literaria”, y de democratizar la difusión. Publicar un libro en papel es realmente difícil, pero Internet nos da la posibilidad de publicar desde bitácoras adolescentes, diarios de vida, poemas sueltos (opción que yo también ocupo), hasta Revistas Literarias organizadas (como es el caso de Remolinos). La libertad de acción que ofrece la red es uno de los hechos, sin duda, más importantes de las últimas décadas, y finalmente somos todos beneficiados, los que escriben, los que difunden y los que leen.
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-Por último: ¿Desea agregar algo más? -Creo que ya está casi todo dicho. Sólo me queda felicitarlos por la gran labor de difusión que realizan, y agradecerles por la posibilidad de estar en permanente relación con la literatura.
ڞ Lucía Cánobra Pompei nació en Algeciras, España, el 9 de septiembre de 1979. Tras un breve paso por Argentina y Uruguay, actualmente vive en La Serena, Chile. Es Intérprete superior en Piano y dirige un Taller de poesía llamado “Al sur del sur”. Sus poemas han sido ganadores o finalistas en concursos en España, México, Argentina y Chile. Desembarcos y naufragios, su primer libro, fue editado el 2008 por el sello "Prometeo". Su segundo libro, El concierto de la crisis, será lanzado en septiembre del 2009, por la misma casa editorial. Contacto: lucia.canobra@gmail.com
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Reseñas La ciencia no nos ha enseñado aún si la locura es o no lo más sublime de la inteligencia. Edgar Allan Poe
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Diarios del cielo
Diarios del cielo Jorge Palma Ediciones Trilce, 2006
“Y la casa sigue estrenando / cada día / un nuevo ramo de soledad.” Con estos desconsoladores versos el poeta uruguayo Jorge Palma (Montevideo, 1961) con su poemario Diarios del cielo (Ediciones Trilce, 2006) inicia su eterno retorno a la infancia, ese paraíso perdido donde encontrar la felicidad es ahora solo un mero juego de la memoria, inconstante nostalgia desde la desolación, desde la frustración del sujeto ante el vacío que lo ha corrompido hasta negar todo lo presente y tratar (por más efímero que pueda ser) regresar al misterio de lo ya vivido, misterio marcado de indiferencia e imágenes lúgubres y a la vez violentas de una niñez marcada por la sordidez y la miseria; todo acaparado por sujetos poéticos cargados de una atemporalidad intensa, un deseo por reparar lo irreparable, que muchas veces solo termina siendo un simple contemplar, una vaga confesión, la descripción del mundo que nos ha construido con retazos de cielo oscuro entre el recuerdo y el rencor: Ayer, si mal no recuerdo bajaban hacia el río niños ebrios gritando con voz de hombres.
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(...) Iban corriendo por los suburbios del cielo cuando ardía en la garganta un olvidado gusto a vino a amargo y amanecía.
Hay esperanza en el dolor, hay aún luz en medio de la eterna noche tenebrosa, donde los recuerdos se mezclan con las ganas de creer que la lacónica felicidad de aquellos momentos alegres (un beso por ejemplo, signo extraño de amor en este paraíso estrepitosamente triste), aún perduran en el alma, en la naturaleza de todo lo existente, pero como una simple esencia invisible, un soplo, una caricia etérea: Quiero creer que los hombres no mueren lejos de su patria. Que los cielos de la infancia, aquellos ojos, las tardes que respiramos tú y yo, las rejas de los patios encendidos donde te besaba viven en la memoria del aire.
El poeta en su canto de retorno, en su desesperación por reconocerse aún puro entre imágenes tétricas y tardías; encontrar por un instante esa luz que ya no desquicie el espíritu, acaso otra vez entre la muerte, la ignorancia, la desesperación y el fracaso, aparece un ser que apenas observa el acoso del infortunio de no poder trascender más allá de lo que la carne puede. Aquí la infancia es apenas una habitación, un puñado de sordas imágenes, un mágico instante, y la muerte que nunca anda sola y que nunca olvida los nombres: Vuelvo al silencio blanco de la casa roja y amanece. Un niño se asoma y bebe un aprendiz de hombre sueña, acumula imágenes guarda en un bolsillo la silueta de un pez fabuloso cruzando el cielo de su cuarto, para ese día incomprensible que la muerte le tiene destinado.
Para el poeta el paraíso a lo largo del libro toma un matiz que trasciende lo meramente espacial. Obviamente debemos reconocer que el “paraíso” del que nos habla no es más grande que un recuerdo o más hermoso que la nostalgia por lo ya vivido, aquello que se Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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escapó de lo absurdo y sórdido, y que por un mágico instante venció con la esperanza su desolación y pudo erigirse como un mundo nuevo entre los escombros del presente: y no renuncio aunque me duela aunque me doble acaso porque juego y te imagino en cada una de las gotas de rocío que me ayudan a seguir (...)
Las incoherencias del universo, dan elementos al poeta para configurar su dialéctica. Por un lado no solo reconoce su ser sensible, su Eros en el otro que es en sí una confirmación a la vida, sino que también reconoce en el otro “espacio” del mismo sujeto amado el delirante sentimiento de la muerte que asecha en silencio el devenir apasionado de los amantes. Prueba de ello se refleja de manera interesante en el poema Mundo: En este instante de la dicha mientras tú me besas los párpados en silencio pidiéndome un hijo están asesinando a un hombre en el otro extremo de tu piel.
Y es que como vemos el “mundo” es la geografía individual del sujeto en su viaje por masificarse. El amor y la muerte son dos elementos puros y a la vez tan elevados que crean vacío en el hombre; cuestionamientos, dudas, intensas reflexiones, así como traumas y profundas frustraciones, que el destino hace continuar ya sea en el mismo mundo (afuera donde todo es posiblemente frágil) o adentro en la habitación donde los amantes (cual escena teatral) son seres ganados por el tiempo y el espacio: Entonces alguien decidió que la vida continuara también en las habitaciones enredadas y frías del alma donde tímidamente comenzaban a desvestirse los amantes.
El poeta ha cambiado su cielo por preguntas. Su cielo ya no es una torpe bóveda celeste enquistada por astros de irreconocible luz. Su paraíso, es la familia ideal que se ha perdido en la débil memoria de lo pasado, envejeciendo aún más el presente, sin embargo aún hay momentos donde anidar los últimos restos de alegría, aunque condenados al abandono podamos contemplar y confirmar nuestro despreciable valor ante la naturaleza:
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Antes no había nada después tampoco. Sin embargo la lluvia existe, a pesar del polvo y el dolor de los muertos.
Con una depurada y sutil carga poética Jorge Palma, nos muestra al hombre en su amplitud más ancha, en su desnudez ante la muerte y el destino que incomprensible, nos da lecciones y nos demuestra que lo ya vivido es importante para reformularnos en este mundo que es como una inmensa pregunta arrasada por un río interminable.
P.A.
Sobre el autor: Jorge Palma. Nació en Montevideo el 24 de abril de 1961. En poesía ha publicado entre el viento y la sombra (Banda Oriental, 1989), El olvido (Ediciones Trilce, 1990) y La vía láctea (Ediciones Trilce, 2006). “La destrucción de la sangre” fue incluída en la antología Aldea Poética (selección de poesía inédita de 29 países. Editorial Ópera Prima, Madrid, 1997). Poemas suyos fueron publicados por la revista Letralia de Venezuela en el año 2000. También es autor de un libro de cuentos, Paraísos artificiales (Ediciones Trilce, 1990). “Alguien respira en la sombra” integró la antología La cara oculta de la luna, Narradores jóvenes del Uruguay (Linardi Risso, 1996).
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Paraíso en llamas
Paraíso en llamas Lúber Ipanaqué Lluvia editores, 2008
El hombre intenta siempre purificarse, limpiar su alma de las inconsecuencias del mundo; es mugre que nos desequilibra como seres, esa mugre que nos hace a su vez reconocernos como humanos, la contradicción del cielo y el infierno, que no son otra cosa más que construcciones babilónicas del deseo: el ser amado, el otro cuerpo sensual que nos va a proveer de la redención o la perdición, pero que sobre todo va a ser en nosotros el elemento primordial para la comunión universal que empezará con la idea luminosa de un ser mitificado (véase Beatriz en Dante) o la de un cuerpo ya más terrenal, desnudo, en frío, aquí y ahora, más que una alucinación, más que un intento por materializar la belleza, es el deseo nuevamente por lograr la unidad en síntesis con nuestra inconstante existencia.
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Paraíso en llamas (Lluvia editores, 2008) del poeta peruano Lúber Ipanaqué (Pucallpa), nos muestra su visión personal del paraíso que no es solo la causa primera de lo netamente femenino ante la soledad del hombre: ““Oye Lúber te daré una mujer / Para que no estés solo.””, sino también la Génesis de sus grandezas y vilezas a lo largo del tiempo. Para el poeta la vida empieza en el elemento más común: el agua “Y es que en el principio no éramos más que agua. / II. Agua que fluía en las profundidades del Paraíso. / Agua sin forma en la oscuridad del Génesis. Agua en la profundidad acuosa del ser y sus misterios. / IV. Como el misterio del sol y la sangre en las entrañas de la matria.” Esa agua no es un simple símbolo de vida. Para el poeta el agua es el principio por donde todo fluye. Principio y misterio; el hombre es conciente de su ser, aunque no de su destino, puede contemplar la profundidad del paraíso que es el espacio donde su esencia cobra sentido. El ser amado en este libro se configura como una fuerza corpórea que trascenderá los elementos del mismo paraíso hasta agotar toda la belleza en ella misma. Se contempla aquí cómo el poeta desnuda sus sentimientos, se deleita con ese cuerpo de mujer que rompe el tiempo y las murallas del olvido y se exalta por fin en el alma: Caemos en la Oscuridad de la noche. Solos, ella y yo, tomados de la Mano, mirando las estrellas, Caminando por ese paraíso. Era el principio de las manzanas dulces Y el nacimiento de una muchacha Que canta sus eternas soledades. Solos, ella y yo, Con su mano en mis cabellos y la mía En su rostro, Sería como un instante mágico Y yo nunca me olvidaría ¡Aunque tuviera que perder la vida!
Pero también debemos recordar que el poeta también sufre, entra en depresión se siente siniestramente preso de su abatimiento y enloquece. Debemos sin embargo contemplar que la locura no es un castigo, sino el medio por el cual la soledad se puede apaciguar aunque efímera ante la alucinación que nos arroja al vacío: Y la locura es también el Abismo: Ese fluir latente en los rincones Del alma. La locura es saber que Él había creado las aves y los Monstruos marinos que Atormentaban nuestros sueños. Sólo el latido del corazón aún No emergía en las tinieblas, Por eso el vacío descendió en busca De la Nada.
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La alusión de imágenes corporales, la incapacidad de poseer sino solo en contemplaciones hacen del poeta un ser profundamente austero y dolorido, pero a la vez lo hace puro y desmesuradamente apasionado: El paraíso en llamas es el incendio de tu cuerpo y de tu alma (mas no es el placer que yo sentía sino el dolor de mis heridas mirando las estrellas)
El exabrupto, la condena, es el infierno. Lo ya acabado, lo imposible, lo que ya nunca más retornará a pertenecernos, a unificarnos, eso es el infierno. La causa final de una pérdida irreparable, esa destrucción violenta que se esfuerza por negarse, por retraerse, pero no logra su objetivo: Y que era en vano intentar colgarnos de una nube, dar gritos y renegar de la existencia. Todo es ilusorio: estamos condenados a pasar nuestras vidas en las profundidades de este infierno.
Y a lo largo de esta lamentación, de esta condena el poeta se desprende de su carga triste y pesada, nos muestra su humanidad en el infierno de las decisiones, en el infierno de ser uno entre mil lobos, en el infierno de un destino pagano, en el infierno que ahora nos pertenece, nos apetece, es un cáliz venenoso, pero nadie lo quiere: el veneno de este cáliz es un pacto serio y delicado. Vemos este infierno en un poema por demás asombroso, donde el poeta-dios-hombre, es en sí el sujeto perdido en la desesperación, absorbido por sus fantasmas, por sus voces tentadoras, la vida o la muerte ¿solo esas dos son las opciones? Apenas se puede respirar, el poeta es nuevamente presa de su destino vacuo: “¿No permitirás dijo la Serpiente, fumando mariguana que nazca ese niño o sí?” Ya estoy harto de manzanas y de frutas prohibidas. Sólo quiero cortarme las venas y seguir bebiendo, así es que ¡lárgate y déjame en paz! “Te dirán cornudo !Haz que aborte!” Maldita sea la hora en que la trajo a mi vida y me sacó una costilla. ¡Maldito sea mi destino!
En suma este libro lleno de épicas reminiscencias e intensos sentimientos, es ese valiente deseo por lograr la unidad de los cuerpos más allá de lo ideal. El poeta ha llegado al fin a su “nueva vida” ya sin alucinaciones, ya sin sujetos celestes, sin infierno ni cielo; es el poeta-hombre, simplemente un punto en el inmenso silencio:
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I. Mas, cuando Lúber preguntó quiénes son ustedes, nosotras le dijimos: “Somos tus hermanas, somos las barriadas de matria.” II. Y todo se quedó en silencio. III. Todo se quedó en silencio.
P.A Lúber Ipanaqué. Nació en Pucallpa. Es estudiante de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Piura. Ha publicado los libros: “Hostia sideral” (2005) y “Los apóstoles de la Muerte” (2007). Poemas suyos han aparecido en las revistas “Sietevientos”. “Pensamiento Profano” y “Plazuela Merino”. Prepara un viaje interminable de poesía.
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Frívola musa
Frívola musa Víctor Salazar Cascahuesos Editores, 2008
Frívola musa (Cascahuesos Editores, 2008) del poeta peruano Víctor Salazar (Lima, 1981) es el canto apasionado y a la vez infinito del poeta a su amada desde las formas más sencillas y sublimes de la palabra, esa “musa” que él nos presenta no es más que un simple pretexto para mostrarnos la profundidad del deseo a través de la sensualidad de los cuerpos: Déjame ser en tu boca aire libre que flota en el silbido más alegre de la mañana, silbido que baila “Tersa hoja blanca” mientras llueven silbidos que a nada se parecen sino a silbidos divagando en la mañana.
El poeta en este viaje por la geografía femenina, intenta crear su mundo a través de la contemplación del ser amado, pero siempre desde un hálito de ensueño. Aquí lo corpóreo toma matices de misticismo más que de mera aseveración erótica o carnal.
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Para el poeta el cuerpo de mujer es indispensable, pero no para el disfrute, sino para la misma creación en sí, la aprehensión de la belleza: La ronda secreta que frutece tu palabra naufraga en mi voz: Sueña que soy mar y que puedo tocarte.
Mujer tobogán... MUJER TOBOGÁN, Reconoce este beso como parte indispensable de tu cuerpo.
Las palabras configuran a la mujer, el amor a las imágenes poéticas sistemáticamente buscarán la tención de aquello que se ama con desesperación, aunque a veces las palabras ya no basten para figurar lo amado: Y qué pasará cuando se resistan los poemas... (...) Dime que será siempre con la misma plenitud de tu dulce oído.
Hay un sentido en estos poemas, hay un fin: preservar lo amado como si de esto dependiera el equilibrio del sujeto y de todo el universo que lo rodea. La angustia, el deseo de por lo menos saber que existe lo amado, absorben en su totalidad al poeta que no deja de cantar esa posibilidad de unión efímera o no, allí, la poesía: Deja que te vea una vez más aunque esta vez sólo sea con los ojos.
El poeta juega con lo sutil y sublime, con lo cotidiano. Sus palabras cargadas de simpleza, su fuerza lírica radica más en el deseo que en las circunstancias donde el amor intenta gestarse: Quiero decir Te quiero pero no de la manera como se quiere un chocolate; quiero decir Te extraño hoy por que tal vez no lo haré mañana. Quiero que me escribas y me instruyas de pronto –así- en estos temas de los cuales hace mucho no comprendo. De seguro sabes a cielo y tienes la gordura del infinito y eres tan horrible como el clásico noctámbulo dolor de muerte. Y de seguro que tus pasos son negros, muy negros como deben ser para que estés conmigo, y huérfana de luz y tiempo, de amor y miedo.
Con una gran carga de sutil erotismo y apasionado desvelo y angustia, Frívola musa, se integra como un nuevo y fresco aroma lírico en las letras de la nueva poesía peruana, donde los temas, las formas, los nombres, lo clásico y lo nuevo, no son más que la trascendencia de ese cuerpo amado universalmente desde la individualidad o la colectividad; es en suma la concatenación de sentimientos amorosos que aunque imperfectos o frustrantes por algunos momentos, crean en el lector una sensibilidad que alimenta esperanzas para fundirse en ese otro cuerpo tan nuestro y tan ajeno: Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Frívola musa tu cuerpo pequeño era tan sólo la prolongación de mi reino, el retorno a la imagen que esgrimía silenciosa en el t i e m p o.
P.A.
Sobre el autor: Víctor Salazar (Lima, 1981). Estudió Pedagogía en el I.S.P. “CHINCA”. Complementó estudios de Bachillerato y Licenciatura en la U.N.M.S.M. en educación. Actualmente cursa estudios de segunda especialidad en Educación Rural Intercultural Bilingüe en la Universidad de Huancavelica y un Diplomado de Estudios Teológicos en el Obispado de Ica. Integra el Movimiento Literario Horfandía y es miembro editor del fanzine MANIFIESTO DE POESÍA. Obtuvo el primer puesto en el concurso regional de Poesía en la ciudad de ICA, 2007, organizado por la asociación cultural JAMUNANTA MANAYACHASPA. Actualmente se dedica a la docencia.
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Orange Ode
Orange Ode Raúl Heraud Editorial Mesa Redonda, 2009
Orange Ode (Editorial Mesa Redonda, 2009) del poeta peruano Raúl Heraud (Lima 1970), es la incesante búsqueda de humanidad en los más desquiciantes resquicios de la mente del hombre que a parte de frustrado, loco, deforme, incoherente, dubitativo, agresivo, apasionado, doliente, suicida y deprimido, logra por instantes tan preciados equiparar al mundo en sus miserias, en sus más desastrosas inconsecuencias. Aquí toda acción de fe queda relegada al mismo acto del abandono, en ese teatro o más bien en ese circo donde “tú creíste que el mundo era sólo vértigo anquilosado en la piel / música líquida / pabellón psiquiátrico donde todavía destruyen las / enredaderas / de tu mente / el grito desgarrado de tu carne.” Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Poesía dura, áspera viciada y poderosa la de este breve poemario que reúne los mil fuegos del poeta que va a contemplar en los sujetos y en sí mismo esa penetrante soledad, esa angustia existencial y a la vez apasionantemente enloquecedora del hombre enfermo de su sociedad y de su propio ser. Porque el mundo nos exige creer en la muerte, en la estrangulación de nuestra frágil felicidad. La desolación, la tristeza que cala hondo como un puñal invisible, nos confiesa esta vez esa realidad terrible y sin retorno porque: “nada es real / excepto el llanto mudo / en la penúltima butaca.” El poeta sabe beber poderosos venenos sin morir. Sabe tragarse el diván y la exasperante violencia que lo acosa. No, no, aquí no hay malditismo, no hay sadismo ni nada de eso. Aquí solo hay poesía y un deseo inconmensurable por encontrar el “equilibrio” en un escenario macabro de marionetas vendidas al show del espanto: vivir con el cerebro licuado por la intolerancia y la soledad: “siempre ojos delirantes delusivos / carcajadas huecas en la soledad de tus noches / pánico nocturno de luces encendidas / ilusionista de alas rotas / conspirando contra tu loca idea de cambiar el mundo / todo concuerda dramáticamente ángel caído // grito de voces calladas / aguardan a que comience el show.” El poeta en su teatro-lodazal, reconoce sin tapujos, su miseria y la de los demás: “TODO CUANTO ACTÚA ES CRUELDAD” nos dice mientras trata de explicar su existencia, pero apenas puede revelarnos lo absurdo de sus deseos, lo incongruente de su esencia humana. No puede resistir los cuestionamientos, es un verdadero “ángel caído” miseria y lodazal, teatro en llamas, un hombre apenas, en la noche, en el clímax del dolor que es como de a dos, como de a mil, donde ahora ya ni se reconoce ni así mismo: “ahora dime, Raúl // ¿quién / eres / tú...?.” El poeta sabe su derrota. Sabe que no puede más que ser un espectador del tiempo en su ahogo, en su trágico advenimiento. Es horrible solo el contemplar: siempre escondiéndote tras ese traje de ángel-demonio / acto perenne que enrostra tu odio / disfrazadote dolor / dando vida al acertijo de tus interminables pesadillas”. El poeta es un Ícaro que ha explotado en su no poder, en su ensueño, ahora manchado de desolación, otra vez ese puñal invisible que nos desnuda en frío: “Ícaro, / no hay escapatoria real / cuando el cepo es / la mente.” Enigmático y revelador, las palabras que el poeta lanza contra el mundo, es en sí el mundo mismo reflejado en carne, en locura que no es otra cosa que la negación del mundo que es el dolor, el miedo, esas extrañas ganas de conversar con alguien, esas extrañas ganas de por fin estallarse la carga de la mágnum y volver a la criatura, volver al hombre sin nada, y sin nadie o como diría el poeta: “y aunque estamos vivos / miramos por distintos lados del cristal / nuestros restos que no van a ninguna parte / no sé quién teme más a la espesura de la noche / no sé cuál de los dos odia más la vida / que le ha tocado vivir”. Somos solo un pedazo de tierra porque “Afuera me asfixian los colores / las voces altisonantes / de seres terrenales me asustan”. El poeta nos describe sujetos por más hipersensibles. Nos hace contemplar esa postura racional/irracional de sus personajes, trata de explicarnos una y mil veces que la muerte puede ser una buena compañera, si ya la muerte en vida apenas se resiste en la carne ajada: “y es mejor / que se los lleve la muerte / así...”. Revista Literaria Remolinos # 41 Diciembre – Enero del 2009-10
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Y por último él nos enfrenta al clown, (ese Artaud que encuentra en el terror el salvoconducto a la conciencia más pura) al payaso de la última devastación. La nada aquí es tan hermosa como el rostro más iluminado. Sucumbimos ante la belleza y es la muerte la belleza, y es el mundo otra vez explotándonos en la cara y eres tú y soy yo “...el recién nacido quien advierte lo inimaginable: // la belleza se esconde en la nada... // Dios no existe.” Poesía de grueso calibre, imágenes paganas y por más tangibles como el filo de una cimitarra. La poesía de Heraud da tumbos y desmaya, revive y muere, en su muerte se reconstruye, hace catedrales y las incendia, crea sujetos y los explota hasta reducirlos a algo menos que polvo blanco en la noche de actores-marionetas-equilibristas-payasos, que ya nos dan cuenta que en la última butaca del teatro incendiado alguien aplaude esta oda a la naranja.
P.A.
Sobre el autor:
Raúl Heraud Alcázar (Lima, 1970) Licenciado en psicología. Ha publicado los poemarios “Hecho de Barro” 2001 y “Respuesta para tres o cuatro” 2002 bajo el fondo editorial de la Universidad Inca Garcilaso de la Vega, “El Arte de la Destrucción” 2006 (Premio “Hermandad Latinoamericana” – Buenos Aires Argentina). “Teatro de la Crueldad” 2009 (Afa Editores), presentado durante la FIL de La Habana Cuba. Ha sido incluido en antologías sobre Poesía peruana como “El ojo de la aguja” (U.I.G.V. 2003), “Ríos viejos voces nuevas” (Casa del poeta peruano 2004), “Cuentos Reales” (U.I.G.V. 2005), “Manual de Literatura Peruana” (Afa Editores 2008). Técnicas de Restauración Poética (ediciones Altazor 2008), Antología Poetas del mundo– Revista Hispanoamericana de Literatura (Afa Editores 2009). Parte de su trabajo poético se encuentran en Diarios y revistas de la capital y de diversos países como Argentina, México, Chile, España, Cuba, Brasil. Poemas suyos fueron traducidos al catalán, italiano y portugués. Ha participado en festivales de poesía tanto en Perú como en España, Argentina y Cuba.
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La Revista Literaria Remolinos Número 41 Se terminó de diagramar el 10 de Diciembre del 2009 en la ciudad de Lima, Perú.
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