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Introducción

El texto ¡Viva el español! Apresto es el preámbulo a la Serie ¡Viva el español! K-6. Su contenido está organizado en unidades temáticas que facilitan el planteamiento de actividades orientadas al desarrollo integral del niño. Este enfoque metodológico parte de los siguientes principios: • El aprendizaje debe ser significativo. • El trabajo de los niños gira alrededor de una unidad que ofrece una visión integral de un tema y que, a su vez, genera diversas experiencias de aprendizaje. • El desarrollo de la unidad se enriquece en áreas, zonas o escenarios donde se fomenta el aprendizaje colaborativo.

Este texto apoya el desarrollo de habilidades básicas en el maternal, como coordinación visomotriz, discriminación visual, coordinación motriz gruesa y fina, ejercicios de habilidades, el pensamiento y el lenguaje oral, entre otras. Presenta ilustraciones grandes para que el niño trabaje mejor, sin que el libro llegue a tener dimensiones que le sean difíciles de manipular. Entre las actividades que contempla ¡Viva el español! Apresto hay ejercicios para desarrollar funciones cognitivas como psicomotricidad, pensamiento, percepción, lenguaje, atención y memoria. La secuencia de actividades le permite trabajar actividades como: grafomotricidad, ejercicios de trazados y recorte, seguir instrucciones, secuencias lógicas, diferenciación de atributos, habilidades perceptivas, interpretación, reconocimiento e identificación visual y auditiva. Todo con el propósito de desarrollar e incorporar a los esquemas del niño, los aprendizajes, por medio de la memoria y afianzamiento del lenguaje. Dentro de los principales objetivos de ¡Viva el español! Apresto están: 1. Estimular la sociabilización.

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2. Enriquecer y mejorar la expresión oral. 3. Fortalecer las destrezas visoaudiomotrices.

4. Mejorar e impulsar el mantenimiento de la salud.

La importancia del apresto

El apresto es básico para el ser humano porque se refiere al proceso de preparación que se tiene ante cualquier actividad que se quiera iniciar. En términos educativos es una preparación o predisposición para que los niños cuenten con habilidades y destrezas básicas que les faciliten el proceso de aprendizaje en etapas posteriores más complejas. Los maestros son quienes dentro de la rutina escolar, se encargan de planificar actividades dirigidas a estimular el pensamiento lógico, crítico y reflexivo. El apresto escolar facilita el éxito académico. Para lograrlo se deben abordar cuatro puntos básicos, el área socioafectiva, el área motriz, el área cognitiva y el área de lenguaje.

Área socioafectiva

Los niños del siglo XXI deben enfrentar retos como nunca antes. Hay que prepararlos para que sean conscientes de la importancia de vivir en armonía y colaboración. Los nuevos ciudadanos del mundo deben desarrollar competencias básicas para la vida, es decir, relacionarse positivamente con su entorno y enfrentar los retos que se le presenten. La estimulación debe estar dirigida a conocer a otros pares y a relacionarse adecuadamente con ellos y con otras personas de su entorno, como es el caso de familiares y demás adultos significativos. Los comportamientos pro sociales se agrupan en tres categorías: compartir, ayudar y cooperar. Esto se puede lograr a través de juegos, en los cuales se promuevan actividades en distintos ambientes físicos como el patio, el parque, la playa, y se hagan conocer a los niños las normas y valores propios de estos espacios. Estos inicios de socialización le serán de utilidad al comienzo de la escolaridad, pues se sentirá cómodo en compañía de otros pares y de otros adultos que no son los padres.

Área motriz

El área motriz, específicamente la que corresponde a los segmentos gruesos del cuerpo, requiere de actividades orientadas al conocimiento de las partes del propio cuerpo, así como sus funciones. Se recomienda planificar paseos a lugares donde los niños tengan la oportunidad de correr, subir y bajar escaleras alternando pies, arrojar y atajar pelotas, caminar, saltar, rodar por el suelo, mantener el equilibrio caminando sobre una línea, trasladar objetos grandes y pequeños o líquidos de un lado a otro. Estas actividades ayudan al niño a regular velocidades, a seguir ritmos, a ubicarse en el espacio y a orientarse en este; además, lo inicia en la dominancia lateral que dará paso al desarrollo pleno de la

lateralidad y direccionalidad, requisitos básicos para la disposición de letras y números en el plano gráfico en el inicio de la lectura, la escritura y el cálculo. Cuando alternamos movimientos al caminar, cuando recortamos con tijeras mientras agarramos el papel con la otra mano y lo hacemos de manera coordinada es un indicador de que ambos hemisferios del cerebro se están comunicando y compartiendo información. Junto con el desarrollo motor grueso, es primordial la estimulación de las partes finas del cuerpo, es decir, la fortaleza de manos y dedos para lograr primero la prensión, luego la manipulación de objetos, posteriormente el desarrollo de una buena pinza fina lo que, finalmente, le permitirá al niño agarrar un lápiz y dibujar, colorear y escribir con el agarre de pinzas o trípode. Otras actividades recomendadas son: rasgar, cortar, pegar, colorear, enhebrar, punzar, garabatear, trazar líneas, letras, números, hasta llegar a la escritura formal. Estos ejercicios dan paso a la coordinación ojo-mano, que es la capacidad para controlar las manos guiados por la visión. La coordinación ojo-mano ayuda en la capacidad de colorear, resolver laberintos, escribir, completar un rompecabezas, amarrarnos los zapatos, construir con bloques o utilizar tijeras, entre otras.

Área cognitiva

Se debe procurar desarrollar la percepción del niño mediante la observación de las características propias de los objetos, como los tamaños y formas ya que de esta manera aprende a discriminar. Se recomienda exponer a los niños al contacto con objetos concretos que tengan características de color, forma, tamaño, grosor y texturas que le permitan discriminar, identificar, clasificar y hacer relaciones de semejanzas y diferencias entre recursos. El niño es curioso por naturaleza. Al explorar el ambiente, desarrolla la percepción, es decir, la habilidad de entrenar los ojos para que distinga colores, formas y tamaños. Esto le será de gran ayuda para lograr el reconocimiento de números y letras cuando llegue el momento de leer, escribir y calcular. Además, se sugiere organizar experiencias en distintos ambientes para que los pequeños se ubiquen en posiciones diversas dentro del espacio físico, observen y coloquen objetos en sitios asignados, describan recorridos mentales e identifiquen conceptos básicos: izquierda-derecha, grande-pequeño, arriba-abajo, adelante-atrás, sobre-debajo, entre otros.

Área del lenguaje

El lenguaje constituye el centro para el desarrollo de las demás áreas de apresto. A través del lenguaje el niño:

• Desarrolla destrezas para escuchar. • Desarrolla el concepto de escritura. • Adquiere comprensión verbal y destrezas de asociación. • Reconoce las letras.

• Practica garabatear, dibujar, hacer letras, números y palabras. • Reconoce entre formas, tamaños, símbolos y sonidos. • Experimenta con la formación de palabras. • Aprende la progresión de izquierda a derecha. • Utiliza nuevo vocabulario en su comunicación diaria.

• Fortalece su memoria visual.

• Interpreta dibujos e ilustraciones. • Practica el narrar historias mientras imagina ideas y situaciones. • Aprende a expresar su mundo interno y a desenvolverse con seguridad. • Desarrolla la capacidad para recordar historias. Esta serie de habilidades y destrezas que los niños adquieren, tanto dentro como fuera del hogar, requieren de la madurez propia de la edad y son la base de los procesos complejos que se desarrollarán a plenitud en la llamada edad escolar. Los maestros; serán quienes dentro de la rutina escolar, se encarguen de planificar actividades dirigidas a estimular el pensamiento lógico, crítico y reflexivo; a esto se le llama aprestamiento pedagógico porque hay una preparación emocional, social, intelectual, física y expresiva de los niños al ambiente escolar.

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