La Corredera
Nº
7 -PRIMAVERA - VERANO DE 2023
revista
7 -PRIMAVERA - VERANO DE 2023
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PRESENTACIÓN:
CREACIÓN LITERARIA:
La Otra orilla
Margarita Ortega: Mujer y cristiana
Una poesía de D. Pedro García de Herrera
Hablemos de Jazz
HISTORIA E INVESTIGACIÓN:
El prior D. Antonio de Otazo
Ampudia y Villalba: Viejas rivalidades
DOSSIER COMUNEROS:
Ampudia Villa Comunera
RECUERDOS Y VIVENCIAS:
Los colaboradores que ya nos dejaron
Teodorina Pastor
GALERÍA DE PERSONAJES:
Petra Coria: Universo en color
Fredesvinto Ortiz: Biografía
El dibujo, testimonio de la historia
AMPUDIA EN LOS LIBROS:
Tal y como anunciábamos en nuestro número anterior, con esta publicación de LA CORREDERA – 7, damos por finalizada la serie de ediciones de LA CORREDERA en papel. Pero no nos vamos del todo, porque seguiremos encontrándonos en LA CORREDERA DIGITAL.
Han sido en total ocho números llenos de trabajo e ilusión. Creemos que ha merecido la pena. Muchas gracias a todos los que nos habéis leído y en especial a cuantos habéis colaborado con nosotros enviándonos vuestros escritos. AMPUDIA se merecía esto y mucho más.
Epifanio Romo Velasco (Editor)Editor
Epifanio Romo Velasco
Director
Daniel Franco Romo
Dibujo Portada
Basilio Saldaña
Interior Portada
F. J. Ortiz
Ilustraciones
Basilio Saldaña
F. J. Ortiz
Juan Vélez
Recepción y Colaboraciones
Correo Electrónico:
Revistalacorredera@gmail.com
Correo Postal:
“LA CORREDERA- Revista Cultural de Ampudia”
Calle Pósito, nº 5 –34191 AMPUDIA (Palencia)
Diseño y maquetación: Juan Vélez
Imprime: Gráficas Astillero
Depósito legal: SA-445-2010
ISSN 2172-5950
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En toda persona, la época de la infancia permanecerá imborrable y el deseo de volver a ella es una de las constantes a lo largo de la vida. No importa dónde nos lleven los años ni dónde el ser humano acampe y levante su tienda, ni siquiera dónde realice su vida o funde una familia. La infancia quedará como telón de fondo y llevaremos dentro de nosotros aquella criatura que cada una fue y a la que, sin duda, quisiéramos volver
En la vida de Mariano una idea permaneció fija a lo largo de los 47 años transcurridos desde su partida a un mundo nuevo: volver. En esta palabra se condensaba el deseo, la ilusión y la esperanza. Volver a su pequeño pueblo, lejano, en un continente a miles de kilómetros de distancia, pero cercano y vivo dentro de él.
Desde aquel lado del Atlántico, en la bella ciudad argentina de Mar del Plata, frente al mar inmenso, con la mirada perdida en el horizonte infinito, evocaba la otra orilla y un lugar apacible, y cuanto formó su mundo sencillo: sus compañeros de escuela, los juegos y las risas, los sonidos, el ritmo de los días, las calles con su peculiar arquitectura, la iglesia, el castillo, el eco de las fiestas y el paisaje amplio, grande y sereno de su tierra castellana. Todo había vivido intacto en su interior.
¡Cuántas veces había evocado la estampa de
su grandioso templo de San Miguel y aquella torre que se erguía poderosa y esbelta hacia el cielo azul! Y el castillo a las afueras, situado sobre una pequeña elevación ... ¡Qué sólido y elocuente testimonio de un pasado glorioso!. .. -En toda Argentina hay nada igual-, se había dicho así mismo multitud de veces.
Ahora, ya en camino, una sensación extraña le invadía. Se mezclaban en su alma sentimientos dispares; impaciencia y miedo, anhelos y temores, incertidumbre e ilusión.
Durante la noche de vuelo, Mariano se hizo mil preguntas para las que no hallaba respuesta. Deseaba encontrar el mismo escenario, pero temía que hubiera cambiado y que no se correspondiera con el de sus recuerdos. •Pero no -se decía-, todo tiene que estar en su lugar…
Cuando el avión tomó tierra, el corazón le dio un vuelco. -¡España! . _ se dijo. Y se recreó en una sensación muchas veces deseada.
Cuando en la estación de Madrid, se acercó a la ventanilla y pidió:
“Un billete para Palencia”, no reconoció su propia voz.
Acomodado frente a la ventanilla, a medida que el tren avanza, el paisaje se le va haciendo familiar. Mariano reconoce el color de la tierra, el azul del cielo. En cada estación va encontrándose con nombres olvidados: El Escorial ... Ávila ... Medina del Campo ... Su alma se dilata ¿Reconocerá a su hermana Araceli? ¿Cómo serán los hijos? ¿Vivirán aún los primos? ¿Y sus amigos de la infancia, Miguel, Agustín, Bautista, Ramón ... ?
El tren continua avanzando. Valladolid ... Venta de Baños ... ¡Palencia!
En el andén un grupo de personas mira con ansiedad en todas las direcciones. Mariano levanta un brazo y la respuesta es inmediata. Desciende del tren. Pocas palabras. Mucha emoción, presentaciones, abrazos interminables.
¡ Qué momento hermoso! ¡Al fin juntos todos!
-Salgamos de la estación -interviene Francisco, el esposo de Araceli-. Afuera tenemos el coche.
Cuando llegan a Ampudia, la tarde declina. Al entrar en casa, Mariano siente una especie de respeto y de emoción incontenida. Le parece más pequeña que en su recuerdo pero más
acogedora, más cálida y ordenada.
-¡Cuántas emociones en un solo día! -comenta.
El viejo reloj de pesas deja oír su inconfundible sonido. Ocho campanadas que a Mariano le hacen retroceder a sus años de niño, a los once años vividos en esta casa que ahora vuelve a pisar.
Saludos, alegría emocionada, presentaciones, explicaciones.
-No os podéis imaginar lo que esto representa para mí, -repite Mariano una y cien veceso tantos años anhelando este encuentro. -Todos sentimos lo mismo. Hoy es un día grande.
Cada estancia, cada rincón de la casa, le trae un recuerdo. En la pared del comedor cuelgan algunas fotografías de grupos familiares. Va recordando y conociendo la vida de cada uno. Cada vez que habla y rompe una pausa, se siente, extraño, pero la cordialidad y alegría se imponen y la conversación se hace más natural, más fácil y grata -¡Qué momentos más grandes éstos! Os sentía lejanos desde allá y hoy me parece que Argentina está a un paso. Sólo a unas horas, en realidad. No hay distancias; ningún lugar está lejos. ¿No es cierto?
Cada día Mariano sale al encuentro con los lugares de su infancia. ¡Qué emoción atravesar las calles, limpias, cuidadas y con la estampa incomparable de una arquitectura sencilla y natural, armoniosa, ingenua a veces, de sentido común, útil. Ningún arquitecto la hubiera conseguido más acertada. Extraña algunos elementos y siente con nostalgia la ausencia de otros. Pero es natural; después de 47 años, la maquinaria y la mecanización han remplazado al ganado de trabajo. El pueblo tiene ahora otros sonidos. Los oficios tradicionales van desapareciendo o modernizándose, pero todo conserva su encanto particular. Las calles aún tienen sus antiguos nombres: calle de Los Yeseros, La Motilla, Ontiveros, Reoyo, La Cerca, Corredera ... Son nombres sugerentes, ligados a tiempos pasados. Y la Plaza Nueva…
El lugar de sus juegos infantiles. Echa en falta algunos elementos. ¡aquel lavadero donde las mujeres llegaban a lavar, con sus ropas en los
cubos! El recuerdo de la estampa de su madre lavando le trasladó a aquellos años.
La contemplación por primera vez de cada lugar, supone para Mariano un ir y volver de su infancia al presente. El lavadero era, además de útil, un lugar de encuentro.
Pero el templete que lo reemplaza resulta acorde y armonioso.
Mariano ha visto a sus amigos. En ellos ha comprobado el paso del tiempo. No obstante en sus rostros curtidos, se descubre la misma sonrisa, el mismo gesto, la misma mirada.
Con ellos conversa animadamente y recuerdan juntos aquellos años de niños, aquella época que en la memoria de Mariano se paró en un punto y quedó suspendida.
Las tardes del recién estrenado septiembre, son para nuestro personaje una invitación al paseo, a la contemplación del paisaje y de la luz, del cielo limpio y azul.
Con los amigos visita lugares y disfruta oyendo cómo ha evolucionado el pueblo y sus vidas.
La tarde en que se acerca con su amigo Miguel al castillo, nuestro viajero se sorprende gratamente; está más bello y solemne que en sus recuerdos. Miguel le explica la razón: reconstrucción, cuidados, limpieza, unos dueños, decoración interior. Cuando entran, para Mariano
ya no es un regreso a la infancia; la sensación es otra: es traspasar el tiempo y encontrarse con un pasado histórico, con el espíritu de Castilla y de España entera. Es una sensación nueva. Desde la otra orilla -como él dice al referirse a Argentina-, donde todo es más nuevo y actual, no se sabe lo que es sentir el pasado y saberse un eslabón con otras generaciones. Aquel patio de armas, los altos muros de piedra, el silencio ... Suben a una de sus torres. El paisaje se extiende inmenso ante su vista. La torre de la iglesia destaca esbelta. El cielo es limpio, infinito. Desde allí localizan los pueblos cercanos: Torremormojón, Villerías, Castromocho.
- ¡Mi Tierra de Campos! -exclama Mariano con solemnidad. Y su mirada se recrea en la llanura.
Miguel, para quien, a fuerza de serle familiar, el paisaje le habla ya con menos fuerza, observa a su amigo y se complace en verle feliz. -Este gozo del espíritu -reconoce Mariano-, te lo debo a ti y a las personas que, como tú, habéis sido fieles a la tierra.
Miguel esboza una sonrisa de gratitud. Después pregunta a su amigo:
-y aquello, ¿cómo es?
-Mar del Plata es lindo. Una ciudad grande, moderna, bien trazada, con playas inmensas, un hermoso Casino. y con muchos españoles también. Tenemos centros y hogares regionales. El Centro Gallego... Allí a los españoles nos lla-
man cariñosamente gallegos. ¿Qué te parece, Miguel?
Miguel sonríe y tras una pausa, añade con orgullo:
-Palencia también está muy bien. Si la ves, no la conoces ya.
-Seguro que me sorprende. Pero este pueblo chiquito, donde está mi origen y mi raíz está colmando la ilusión de mi regreso. Me va a costar volver, pero mi vida está allá y ya he realizado un deseo largamente alimentado dentro de mí.
-Tienes que quedarte para el día 29, San Miguel.
- ¿Por qué es tu onomástica?
-Celebramos el “Día de los Mayores” -dice orgulloso. -Te va a gustar.
Miguel habla siempre con brevedad, con las palabras precisas, casi con las imprescindibles; como buen castellano.
-Prometido, pues.
Un cohete al anochecer rasgó el aire y un impresionante estallido sonó en lo alto; ¡Llegaba la Fiesta!
El día 8 de septiembre amaneció radiante, jubiloso. En el corazón de todos, un solo pensamiento ponía en camino a mayores y pequeños en dirección al santuario de la Virgen de Alconada.
¡Ay, aquella imagen, a la que tantas veces había vuelto Mariano su pensamiento y su devoción! Interiormente, en sus momentos difíciles, había recurrido con amor filial a la Madre.
-¿A qué hora saldremos para Alconada? -pregunta a su hermana Araceli. -Creo recordar que son tres kilómetros de camino. ¿Siguen llegando tantos peregrinos como antaño?
-Aún vienen muchos, pero ahora no es como entonces. Antes llegaban en carros, ¿recuerdas? y a pie muchos de ellos y algunos descalzos. Ya verás: la explanada se llena de coches.
-De coches -repite pausadamente Mariano. No le cuadraba esta imagen. En su niñez llegaban hasta de Portugal y de Galicia y muchos del pueblo hacían el camino descalzos.
Cuando entró en el recinto del Monaste-
rio, una nueva imagen apareció ante su mirada. Aquel patio público de dos entradas y porticado, había cambiado; aún permanecía el pozo donde recordaba se bebía agua. El aspecto estaba sensiblemente mejorado. En el templo, la imagen de la Virgen inundó de emoción todo su ser. El momento cumbre fue la procesión por el recinto. La Virgen, cariñosa y artísticamente adornada, salió entre vivas y aclamaciones. El sonido de la dulzaina le estremeció y los danzantes ejecutaron con respeto su danza ancestral. ¡Qué fuerza cobra la tradición, la expresión
popular, los viejos ritmos! La estampa del cortejo era fascinante para Mariano. Tras el toque de iniciación al primer “lazo”, los danzantes, ataviados con característico atuendo de blancas y almidonadas enagüillas rematadas al ruedo con anchas puntillas, chambra blanca y profusión de cintas y escarapelas multicolores, interpretaron al son de la dulzaina un vistoso paloteo: “El enrame”. Rítmico, exacto, vigoroso, ágil en sus evoluciones y cambios. Mariano recordó los versos que creía olvidados: “Si quieres que te enrame la puerta! prenda mía de mi corazón,/ si quieres que te enrame la puerta! tus amores míos son”.
En la espontánea manifestación de fe, religiosidad y tradición, muchos romeros se incorporaron a la danza. Mariano piensa: “Si esto lo vieran en la otra orilla .. “
Y en sus adentros repite: ¡Insólita España, cuánto atesoras, qué grandeza la tuya!
De regreso de la fiesta, con su amigo Miguel quiere detenerse ante otro de sus recuerdos: el “Salón”, aquel arroyo -casi río- donde algún día pescara cangrejos con reteles en las tardes de estío. Miguel le advierte con prudencia:
-El sucederse de los años se va llevando algunas cosas. Poco a poco “el Salón” fue desapareciendo.
-Es ley de vida -comprende Mariano. Y en su desencanto, se acuerda de aquel alicantino, cantor de la tierra y el alma castellana, que decía: “las cosas bellas deberían ser eternas”.
-El “Salón”, aquel arroyo ... ya no existe -se dice a sí mismo con nostalgia.
El día de San Miguel fue una jornada entrañable. Mariano fue uno más entre los mayores del pueblo. Por la mañana, la Misa.
A la salida de la iglesia, los saludos, la tertulia, la conversación animada, los recuerdos. y por la tarde, la reunión, con merienda típica y abundante.
En medio de la celebración llegaría el momento que a Mariano le iba a añadir una emoción más, la más fuerte quizá. Miguel, en nombre de todos, con. palabras cortas y frases breves, es el encargado de expresar la alegría de tener
entre ellos a un hijo del pueblo que, aunque lejos, nunca se ha olvidado de Ampudia y sus gentes, y le hace entrega de un doble recuerdo: dos artísticos platos azules con la iglesia de San Miguel estampada en oro.
- Uno para ti -le dice-, para que no nos olvides y otro para ese Centro de españoles, para que sepan que en España hay un pequeño pero a la vez gran pueblo que se llama Ampudia.
Aplausos, vivas, alegría general y compartida ponen broche a las nobles palabras de Miguel.
Mariano se levanta y casi no acierta a dar forma a sus palabras.
- Os aseguro que éste es uno de los momentos más grandes que he vivido en mi estancia entre vosotros. Antes de venir, en mi pensamiento os sentía lejanos, casi inalcanzables. De ahora en adelante va a ser distinto. Cuando llegue y me encuentre de nuevo en aquel gran país donde vivo, en aquella ciudad abierta al mar, ya no estaréis lejanos para mí, porque os llevo conmigo. El amor, que todo lo vence, también elimina las distancias. Sólo el amor acerca y une. Y allí os tendré; presentes en estos recuerdos que me entregáis y que agradezco en el alma.
En ellos y en mí estaréis hasta ...
Hay una pequeña pausa, pero Mariano se sobrepone a la emoción y finaliza:
- ... Hasta Siempre.
El día último se aproxima. Quisiera evitar Mariano ese momento final, esa despedida que será fingidamente alegre, disimulando el dolor que supondrá arrancarse de tantas buenas gentes, de su pueblo y de cuanto acumula.
Desea a la vez que el momento llegue y que pase para quedarse solo. Solo consigo mismo y con la carga emocional de cuanto ha vivido a lo largo de un mes.
Y, como todo, llega y pasa.
Todo se queda atrás. Palabras, emoción, buenos deseos, recomendaciones, advertencias, promesas.
Durante el viaje de retorno a su casa, instalado ya en el avión, -volando por encima del océano inmenso, Mariano va poniendo en orden sus vivencias. Se siente cambiado. Trata de serenar su espíritu, de descansar su mente ...
De su bolso de viaje extrae con cuidado un envoltorio redondo.
Lentamente lo descubre. Son los platos -azul y oro- que la entregó su amigo Miguel en la fiesta. Vuelve a guardarlo. El trayecto toca a su fin. Pronto estará en su casa de nuevo. Con ánimo renovado y satisfecho se dice:
-¡Cuando les cuente a mis amigos los días vividos!. .. y ya no me referiré a Ampudia diciendo “mi pequeño pueblo”, porque Ampudia -se dice plenamente convencido y orgulloso- es grande ... grande ... grande ... en todo.
II CONCURSO DE CUENTOS Y POESIA PARA LA TERCERA EDAD PREMIOS / CUENTOS LUIS FERNANDEZ-ARIAS ARGÜELLO MARGARITA ORTEGA GONZALEZ JULIANA BARRAL GIL POESIA EUSEBIO GARCIA GONZAL.EZ ALBERTO GONZALEZ MIGUELEZ ANGEL ALVAREZ PANDO
EDITA: JUNTA DE CASTILLA y LEON Consejería de Sanidad y Bienestar Social. DEP. LEGAL: VA-130/1995
IMPRIME: Reprografía Mata Plaza de la Universidad. 3 47002 - Valladolid
Además de los estudios en Derecho y los correspondientes para adquirir el título de Maestra, cultivó mucho la música, abriendo una tienda de instrumentos musicales y discos.
Y… española. Porque nuestra protagonista supo vivir intensamente esos tres títulos y más que títulos: mujer como criatura de Dios; cristiana como hija de la Iglesia y española nacida en Villada. Que no todas las mujeres están orgullosas de ser tales y menos de ser hijas de la Iglesia, tampoco de su patria, España.
Margarita cuidó con extraordinario esmero su preparación para ser una mujer ideal, una española orgullosa de su historia y, sobre todo, cultivó su amor a la Iglesia como discípula de Santa Teresa de Jesús, que al morir pronunció estas palabras: al fin muero hija de la Iglesia “.
El domingo, 3 de abril [de 2016], se dio cristiana sepultura a Margarita, que murió en Palencia, lugar en el que había pasado toda su vida y desde donde había salido muchas veces para visitar los pueblos de la provincia y otras ciudades y países. Hasta dio conferencias en Cuba.
Margarita amaba a su pueblo natal, Villada, y a su Palencia, donde recibió una formación cultural extraordinaria. Se dice, y con gran acierto y verdad, que fue “la voz del folklore”, y así lo ha demostrado en los libros que publicó y el mimo con el que cuidaba y conservaba los distintos trajes regionales y sus bailes en las fiestas.
LANCASTER. Fue la fundadora del coro Lancaster, compuesto por mujeres, dedicándose a cantar en las Fiestas de los pueblos y en las Misas Solemnes de los Santos y Vírgenes Patronas. Gozaba, y mucho, dando conferencias en las Residencias de Jubilados.
Además de los estudios en Derecho y los correspondientes para adquirir el título de Maestra, cultivó mucho la música, abriendo una tienda de instrumentos musicales y discos.
Muy devota de San Juan de la Cruz, de Santa Teresa de Jesús y de San Francisco de Asís; piadosa y muy orgullosa de su fe y tradiciones religiosas, sobre todo en los pueblos.
Mujer cristiana y española. Ayudó mucho a los pobres y regaló una parte muy importante y valiosa de los libros de su biblioteca particular. Muchos de esos libros están en las Casas de Cultura de algunos pueblos. Singularmente contribuyó con las misiones de distintas Órdenes Religiosas y en especial con el Domund.
Margarita supo vivir intensamente las Obras de Misericordia y jamás olvidó lo que nos dijo Jesús: “Tuve hambre y sed y frío… etc., etc.”.
La Gaceta de Castilla y León, mayo 2016
En los siglos XIV-XV, en la corte de los Trastámara, eran frecuentes las “Justas Literarias” como forma de divertimiento de los miembros de la Nobleza castellana. Algunas de las poesías que allí se recitaban quedaron recogidas en el Cancionero de Baena (1426), y entre ellas dos del Señor de Ampudia, D. Pedro García de Herrera. Aquí recogemos un par de estrofas de una de ellas en respuesta a otra de Fernán Pérez de Guzmán, que había ensalzado en exceso la
Una poesía del señor de Ampudia de D. Pedro García Herrera incluida en el cancionero de Baena (Hacia 1426)
A todos ponéis espantos que tienen por cosa extraña ser vuestra amiga tamaña que tenga loores tantos ante la muy escogida noble reina esclarecida, loada por dulces cantos.
Las que son como centellas, hermosas a maravillas, subidas en altas sillas no tienen tales querellas; ni Reina tan esmerada no debe ser comparada con las que juegan las pellas
belleza de una amiga suya comparándola con la Reina.
Fernán Pérez de Guzmán, el autor de las bien conocidas “Generaciones y Semblanzas”, era sobrino del Canciller D. Pedro López de Ayala y pariente coetáneo de Doña María de Ayala, nieta del Canciller y esposa de D. Pedro García de Herrera. Así que todo el debate poético no parece más que un asunto de familia.
No es fácil acertar con el contenido ya que, para algunos, ciertos términos musicales pueden ser de difícil comprensión y, para otros, en cambio, demasiado obvios. Intento explicar lo que creo que puede interesar y ser asequible a la mayoría.
No hay un significado concreto para definir la palabra JAZZ: La definición de jazz no se encuentra en los libros, ni siquiera en las partituras. “ Es un género de música...”, “es un estilo musical...”, “es una forma de arte...”, “es el arte de la improvisación... “, “ es una música con ritmo sincopado...”
El jazz es un género de música que tiene su origen en diversos ritmos y melodías afro-norteamericanos mediante la confrontación de la música occidental de África con la música Europea.
Es un estilo musical nacido a finales del siglo XIX en las comunidades negras de Estados Unidos de América, cuyas canciones, de carácter principalmente instrumental, se caracterizan por tener una estructura base de ritmo y acordes, sobre la cual los músicos van improvisando diferentes melodías con repetidas intervenciones solistas y con un frecuente uso de la sincopación.
En el jazz la música recae más en quien interpreta que en quien compone. El ritmo, el fraseo, la producción de sonido, y los elementos de armonía de blues se derivan de la música africana y del concepto musical de los afroamericanos.
La instrumentación del jazz admite multitud de variaciones a partir de un instrumento, solista principalmente, una batería, un contrabajo, un piano, una guitarra y varios instrumentos de viento (trompeta, saxo, trombón, clarinete…)
La principal característica del jazz es que no se apega de manera estructurada a una partitura, sino que se basa en la improvisación y la libre interpretación. Lo habitual, de todas formas, es que los músicos ejecuten un tema conocido dentro de un cierto marco armónico, y que dejen volar su imaginación para adornarlo y modificarlo según la inspiración.
Esta libertad de los artistas de jazz explica por qué el género no registra ventas masivas. El público está más habituado a consumir música subordinada a la melodía y estructurada con un estribillo, como es el caso del pop.
Pero ¿Cuál es la diferencia entre la música clásica y el Jazz?
Si hablamos de composición, la armonía del jazz y de la música clásica son diferentes. Hay, fundamentalmente, tres elementos básicos que distinguen el jazz de la música clásica europea:
- Una cualidad rítmica especial conocida como swing.
- El papel de la variación de una melodía conocida y la improvisación.
- Un sonido y un fraseo que reflejan la personalidad de los músicos ejecutantes.
En la música clásica, sobre todo en los últimos 300 años, el compositor escribe la partitura musical completa, detallando todos los matices, la acentuación de las notas, picados o ligados, fuertes y flojos, velocidad, etc., no deja nada a la interpretación de los músicos. El director de orquesta exige el exacto cumplimiento de la partitura; “nadie puede cambiar el contenido”. La calidad de un concierto depende principalmente de la capacidad técnica de los músicos ejecutantes.
En una orquesta, los grupos de instrumentos, por ejemplo, los clarinetes, o violines, etc., deben de sonar todos idénticos entre sí, mientras que en el jazz se prima la diferenciación.
Por su parte en el Jazz la partitura es, con frecuencia, apenas una descripción de la melodía y la armonía, un guion, un esquema que el intérprete toma y adapta a su forma de tocar y que le permite proyectar su propia creatividad. Así, más que como un repertorio de melodías concretas hay que entenderlo como una actitud que adopta un compositor o intérprete a la hora de hacer su música.
La naturaleza flexible del Jazz ha favorecido, hoy más que nunca, que se abra a la influencia de muchos estilos derivando en una inmensidad de fusiones que van del jazz-flamenco al jazz-rock, pasando por el folk-jazz, el latín-jazz, el hip-hop o la música pop, bebop, cool jazz, jazz orquestal, jazz modal, jazz-funk-rock...
El Jazz ha adoptado un perfil rítmico muy característico que se puede considerar como uno de sus elementos más diferenciadores. La mayoría de la música occidental
se ha construido sobre la acentuación de los tiempos 1º y 3º en un compás de cuatro partes (pulsos).
(acordes de tres notas) a las que nuestro oído está más acostumbrado.
En el Jazz es muy habitual utilizar acordes de cuatro notas (cuatriadas), aunque es frecuente que se complique mucho más para buscar diferentes sonoridades, completando las notas fundamentales que toca el contrabajo o piano y creando tensiones controladas o acordadas.
Pero en el caso del Jazz se tiende a acentuar el 2º y el 4º.
Las melodías se construyen a partir de las notas de estos acordes intercalando otras diferentes y la suma de todas da lugar a las escalas.
Además, la habitual división de corcheas iguales (de la misma duración), en el jazz se desvía en favor de la primera, que ahora adquiere mayor duración y consecuentemente, un mayor protagonismo. Se construye así un fraseo de swing donde la segunda nota de cada pareja de corcheas se convierte en una especie de punto de apoyo. Esta práctica entraría dentro de lo que músicos saben y ponen en práctica sin que esté escrito. De este modo las corcheas aparecen representadas en la partitura de forma convencional pero el intérprete sabe que debe aplicar esta modificación en favor de la primera nota de cada par. Así es como aparece escrito en la partitura y así lo interpreta un instrumentista de música clásica.
En el jazz con frecuencia se construyen escalas especiales, que no tiene nada que ver con las escalas establecidas en la música clásica. Cuando está sonando una de estas columnas de notas en el acompañamiento la melodía puede optar por escoger una nota que está en el acorde, dando una sensación de estabilidad (consonancia) favorecida por la coincidencia, o dar una nota diferente provocando una aparente inestabilidad (tensión). La forma en la que el Jazz utiliza estas tensiones en la melodía le da también parte de su carácter.
La improvisación ha ocupado y ocupa un lugar muy destacado en la creación musical de muchas culturas. A pesar de que la llamada “música clásica” parece haber huido de esta práctica sobre el escenario, especialmente durante el siglo XIX, existen numerosos indicios y alusiones a que era un hábito muy extendido en épocas como la Edad Media, el Renacimiento o el Barroco.
Si lo escribiésemos como lo interpretaría un músico de Jazz la partitura quedaría, aproximadamente, de la siguiente manera: Es decir, que el músico de jazz la melodía que está escrita en la línea de arriba, lo interpreta como se describe en la línea de abajo.
Pero no siempre, ni todos los compases son rítmicamente iguales. Si lo vuelve a tocar mañana, será “otra cosa”, algo diferente o bastante diferente. Con lo cual concluimos que el músico de clásica siempre lo tocará igual y el músico de Jazz siempre lo tocará de diferente manera, dependiendo principalmente de su estado de ánimo.
Las armonías utilizadas en el jazz también marcan cierto carácter especial respecto a otras músicas. Los acordes sobre los que se crea el acompañamiento confieren a las composiciones una sonoridad peculiar. Si bien existen múltiples aspectos de la armonía de Jazz que la hacen fácilmente reconocible una de las características más notables es el uso de acordes diferentes de las de triadas
En realidad, la mayoría de las composiciones son, en mayor o menor medida, el resultado de un proceso de improvisación basado en un ensayo de prueba/error. En conciertos como los escritos por Mozart o Beethoven, por citar dos nombres de referencia, donde un instrumento es arropado por una orquesta, se reservaba una parte llamada cadencia en la que el solista debería mostrar su capacidad para improvisar sobre el material temático de la obra. Incluso se suele atribuir cierto carácter improvisado a obras de compositores Románticos como Chopin que se agrupaban bajo el título genérico de Improntu.
El problema para rastrear las prácticas improvisadas a lo largo de la historia de la música occidental, antes de que se inventase un sistema de grabación del sonido, en torno a 1877, es que su propia naturaleza hace que no quedase prácticamente rastro de ellas más allá de descripciones o comentarios.
En el siglo XX ha habido muchos intentos de profundizar en el potencial de la improvisación como proceso creativo, ya fuese desde el ámbito de la música popular como desde el de la música académica.
Por su parte en otras culturas no occidentales la improvisación es una práctica muy frecuente como es el caso de la música de la India, que ha desarrollado un elaborado sistema de improvisación basado en estructuras llamadas Ragas y Talas.
En el contexto del Jazz también se suelen utilizar estructuras para organizar las improvisaciones. Estos es-
queletos se repiten permitiendo al solista correspondiente tener cierta previsión de lo que va a suceder y encajar su expresión e ideas sonoras en el entramado que construyen el resto de los músicos.
En realidad, es como recorrer un camino que conocemos, o incluso jugar a un video- juego; sabemos dónde estamos y tenemos una expectativa de lo que viene a continuación, pero tenemos un amplio margen para abordarlo y reaccionar de diferentes maneras.
Por poner un símil, imaginamos que el grupo musical va andando por una carretera ancha y el improvisador se separa del grupo y va en solitario por pequeños caminos paralelos a mayor o menor distancia, vuelve a la carretera con el grupo y se vuelve a separar por otros caminos más o menos escarpados, se puede adelantar o retrasar, pero cuando vuelve, se encuentran y van juntos. Hasta que llegan al lugar acordado. Llegan todos a la vez.
Normalmente cuando se interpreta un tema jazz se toca primero la melodía para que se reconozca y después se pasa a los turnos de improvisación sobre el acompañamiento. Es como si se tratase de una conversación o un debate, se plantea un tema sobre el que hablar y después cada uno de los intérpretes expone su opinión.
Los integrantes del grupo se deben de conocer para compenetrarse. Improvisar no significa que cada uno pueda ir por libre. Si no hay un conocimiento musical profundo entre los componentes del grupo, no funciona, por virtuoso que sea cada instrumentista de forma independiente.
En muchas ocasiones, algunas de las partes de las improvisaciones están basadas en patrones que los músicos aprenden y que van adaptando sobre la marcha. En los orígenes, los instrumentistas aprendices asistían a los conciertos y retenían en la memoria los patrones o riffs que escuchaban de sus ídolos y rápidamente practicaban sobre ellos para incorporarlos a su repertorio particular.
Una de las mayores diferencias entre el jazz y la música clásica europea tiene que ver con la formación del tono: mientras que los distintos integrantes de una sección de instrumentos en la orquesta clásica aspiran a obtener el mismo sonido de sus instrumentos, de forma tal que puedan ejecutar los pasajes del modo más homogéneo posible, los músicos de jazz aspiran a lograr un sonido propio que los distinga del resto. El criterio no es
ya la “pureza” de sonido que buscan los músicos clásicos, sino lograr expresividad con el instrumento, y así se puede decir que en el jazz la expresión está por encima de la estética. Esta característica explica que muchos aficionados al jazz sean capaces de distinguir quién está tocando tras las primeras notas, un fenómeno que suele asombrar a los no iniciados.
El fraseo de jazz tiene sus particularidades: Kid Ory, por ejemplo, solía tocar melodías circenses y de marchas militares, pero su característico sonido convertía su música en jazz, mientras que Stan Getz poseía un sonido similar al de los saxofonistas clásicos, pero su fraseo y el tipo de melodías que solía ejecutar hacían de él un músico de jazz. El fraseo en el jazz tiene su origen en la música de los esclavos africanos en los campos de trabajo, caracterizada por el esquema básico de “pregunta-respuesta”, y también en el modo que los negros americanos tenían de tocar los instrumentos europeos.
Además, con frecuencia encontramos otras melodías basadas en una escala propia de uno de los estilos que más ha influido en el Jazz: “El Blues”. Este estilo se basa en escalas pentatónicas (de cinco notas), algo que aparece como una constante en el origen de prácticamente todos los sistemas musicales y que le dan un sonido especial creando una escala conocida habitualmente como escala de blues.
Una de las estructuras más simples utilizadas para improvisar es la de Blues que puede reducirse al uso de tres acordes (las cuatríadas construidas sobre los grados I, IV y V) distribuidas en 12 compases y cuya principal característica es el descenso del grado V al IV hacia el final de la serie. Esta sería la llamada rueda de Blues: A partir de esta escala se introdujeron modificaciones, diferentes variaciones y notas cromáticas, “blue notes” (b.n.),
otRos géneRos RelAcionAdos con el JAzz:
El soul, es un género musical originario de Estados Unidos que combina elementos del góspel y del rhythm and blues. De acuerdo con el Rock and Roll Hall of Fame, el Soul es un tipo de «música que surgió de la experiencia de la comunidad afrodescendiente en América a través de la transmutación del góspel y del rhythm & blues en una forma de declaración funky y secular». Los ritmos pegadizos, acentuados por palmas y movimientos corporales espontáneos, son un importante elemento del soul. Otras características son la llamada y respuesta entre el solista y el coro, y un sonido vocal particularmente tenso. El género utiliza también, ocasionalmente, añadidos improvisados, giros y sonidos auxiliares.
El swing, también conocida como música swing jazz o simplemente swing, es un estilo de jazz que se originó en Estados Unidos hacia finales de los años 1920, convirtiéndose en uno de los géneros musicales más populares y exitosos del país durante los años 1930. En realidad, el Swing no es una división exacta y es, junto al uso de síncopas (notas desplazadas) y a la acentuación de los
tiempos 2º y 4º, lo que genera esa especie de emoción, esa sensación de inestabilidad, de movimiento que nos atrapa, conocida como “feeling” y que puede ser comparable a lo que en el flamenco se llama “duende” y en el Hip-hop “flow”.
El Bebop. Al llegar a los años 40, el jazz se encontraba musicalmente en un callejón sin salida. Muchos músicos estaban frustrados por las limitaciones que suponía tocar en grupos grandes (big bands), y empezaron a buscar formas de expresión nuevas y originales.
El bebop presenta una serie de características que, en su momento, fueron muy innovadoras. Individualización de la sección rítmica, con un resultado de aparente caotización, rompiendo la continuidad de pulsación propia del swing. Se trata de una clara influencia de los ritmos afrocubanos, en forma de falsa polirritmia. La pulsación básica se interioriza y los instrumentos rítmicos como la batería, se independizan de ella y asumen papeles melódicos.
Características sociales. El bibop sufrió inicialmente un profundo rechazo de la crítica jazzística (Ortiz Oderigo, Hughes Panassié, etc.) y en ocasiones, de los propios músicos swingers, acusado de ser no-jazz. Sin embargo, la temática bebop y la propia actitud de resistencia y rechazo cultural a la colonización de la música negra por la comercialidad que conllevaba; lo acercan al blues y al jazz primitivo mucho más de lo que estuvo nunca el swing.
Evolución. El bebop evolucionó a una gran velocidad, hasta el punto de que en unos pocos años, habían derivado a partir de este, el hard bop o el funky jazz por ejemplo. Esta creatividad fue posible gracias al entorno en el que se interpretaba. Músicos de diferentes grupos se reunían para tocar juntos en jam sessions o para enfrentarse en duelos musicales. Al tocar juntos, los músicos compartían entre sí sus conocimientos musicales y su lenguaje, lo que permitía que la música siguiera evolucionando.
Popularidad. El bebop jamás llegó a ser tan popular como el swing. En primer lugar, porque en el momento fuerte de la revolución bebop, en 1942, el Sindicato de Músicos prohibió a los músicos grabar para protestar por la falta de ingresos por la música reproducida en la radio y en las gramolas; la consecuencia fue que mucha de la mejor música del momento no fue grabada. En segundo lugar. porque su época de eclosión fue muy breve. Finalmente, porque no era una música fácil como el swing, sino creativa e impredecible.
Ragtime (ragged-time, «tiempo rasgado»), abreviado en ocasiones como «rag», es un género musical estadounidense que se popularizó a finales del siglo XIX derivado de la marcha, caracterizado por una melodía sincopada y un ritmo acentuado en los tiempos impares (primer y tercero).
¿Cuáles son las características del ragtime? Es de ritmo binario sincopado, y compuesto fundamentalmente para piano. Pero al paso de los años se fueron añadiendo instrumentos como el bajo, el saxofón, clarinete… y muchos otros más.
El Hip hop es un movimiento artístico y cultural compuesto por un amplio conglomerado de formas artísticas, originadas dentro de una subcultura marginal en el Sur del Bronx y Harlem, en la ciudad de Nueva York, entre jóvenes latinos y afroamericanos durante la década de 1970. Se
caracteriza por cuatro elementos, los cuales representan las diferentes manifestaciones de la cultura: Rap (oral: recitar o cantar), Turntablism o «DJing” (auditiva o musical), Breaking (físico: baile) y Graffiti (visual: pintura). A pesar de sus variados y contrastados métodos de ejecución, se asocian fácilmente con la pobreza y la violencia que subyace al contexto histórico que dio nacimiento a la subcultura
Para este grupo de jóvenes, ofrece una salida reaccionaria a las desigualdades y penurias que se vivían en las áreas urbanas de escasos recursos de Nueva York, así que el “Hip Hop” funcionó inicialmente, como una forma de auto-expresión que propondría reflexionar, proclamar una alternativa, tratar de desafiar o simplemente evocar el estado de las circunstancias de dicho entorno, favoreciendo su desarrollo artístico. Incluso mientras continúa la historia contemporánea, a nivel mundial, hay un florecimiento de diversos estilos en cada uno de los cuatro elementos, adaptándose a los nuevos contextos en los que se ha inmerso el Hip Hop, sin desligarse de los principios fundamentales, los cuales proporcionan estabilidad y coherencia a la cultura.
finAlmente, ¿se puede definiR el JAzz?
Después de esta visión general de la historia y repaso por el abanico de estilos, tendencias y ritmos, recogemos finalmente algunas definiciones sobre el Jazz realizadas por grandes intérpretes, que complementan a las que intentaba explicar al comienzo del artículo:
- “El rock es una piscina, el jazz es todo un océano” (Carlos Santana (1947), guitarrista mexicano).
- “El jazz es una palabra blanca para definir a la gente negra. Mi música es música clásica negra”. (Nina Simone (1933-2003), cantante y pianista de jazz y blues).
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“El jazz es como el vino. Cuando es nuevo, es solo para expertos; pero cuando envejece, todo el mundo lo quiere”. (Steve Lacy (1934), instrumentista de jazz).
- “El jazz es el hermano mayor del blues. El blues es la secundaria, el jazz es la facultad”.
- “En cierto modo, la vida es como el jazz... es mejor cuando improvisas”. (George Gershwin (1898-1937), compositor estadounidense).
Este magnífico escudo, que se conserva en buen estado en el número 24 de la Calle del Agua (la casa de los Pereira) pertenece a los Otazo y su origen hay que buscarlo en D. Antonio de Otazo, que llegó a ostentar una de las cinco dignidades que poseía la colegiata de Ampudia, la de prior, que representaba el cargo más importante después del abad.
El porqué de venir a nuestra villa está en el hecho de que era hijo primogénito de D. Juan Antonio de Otazo quien, además de caballero de la orden de Santiago, era Comisario y Mayordomo Mayor del Excmº Duque del Infantado, el cual ostentaba en aquel momento, tras varios y largos pleitos con otros potenciales herederos, el patronato de nuestra iglesia colegial de S. Miguel, cuyo cabildo le tuvo que reclamar, en 1717 desde Ampudia y en 1718 desde Madrid, varias anualidades de la dotación habitual de los 1.000 ducados que desde su fundación había determinado el Duque de Lerma.
D. Juan Antonio de Otazo, que había nacido en Alcocer (Guadalajara)1 de donde fue alcalde en 1687, asimismo había servido de Teniente de Corregidor en la villa de Mancha Real (Jaén) y en otros muchos lugares, persiguiendo con hombres a caballo y otras gentes del lugar a ladrones, homicidas y facinerosos, sobre todo a una cuadrilla que andaba por Sierra Morena,
1 Fue bautizado el 13 de mayo de 1652.
condenando a buen número de ellos a galeras e incluso a la pena capital, e igualmente había sido Regidor de Guadalajara desde finales de agosto de 1713 a 1719.
Se había casado primeramente con Dª Francisca Tendero, con la que tuvo tres hijos: a nuestro prior, D. Antonio de Otazo, a D. Diego (religioso) y a sor Fabiana. Al enviudar, contrajo matrimonio con Dª Eugenia de Porras con la que tuvo a D. Basilio (caballero y hermano de la orden hospitalaria de S. Juan)2, a Dª Isabel, a D. Juan (caballero también de S. Juan)3, a fray José María (igualmente caballero de S. Juan), a
2 D. Basilio había nacido en Sacedón (Guadalajara) donde fue bautizado el 6 de julio de 1688 (VICENTE DE CADENAS Y VICENT, Caballeros de la orden de Calatrava que efectuaron sus pruebas de ingreso durante el S. XVIII, Tomo II, Madrid,1987, pág. 172 = 350-351).
3 A D. Juan Inocencio Otazo, que fue canónigo de dicha orden, le vemos en Ampudia junto a su hermano Basilio durante el verano de 1708 (APA, nº 16 de Legajos de Provisorato = 5-C Matrimonial del organista Custodio Díaz y Dª Justina de Castro; 1 de julio de 1708).
Dª Manuela, a sor Paula, a Dª Mª Teresa y a Dª Francisca de Otazo4
Pues bien, D. Antonio de Otazo, llamado igual que su abuelo, debió nacer, como su padre, en Alcocer (Guadalajara), asentándose hacia 1683 de bachiller en cánones por la universidad de Alcalá.
En junio de 1703, siendo “clérigo residente en Madrid”, fue elegido para ocupar una canonjía de la abadía ampudiana, la que había quedado “vaca” o disponible por haber ascendido a la dignidad de chantre su último poseedor, D. Diego Cerecinos de la Torre, tomando la posesión el día 18 por medio de un representante, el prior D. Gaspar Montiano5
Este, ante el Sr. abad D. Pedro Fletos y ante el cabildo, reunido según su costumbre en la Sala Capitular (junto a la sacristía), exhibió el título despachado en Madrid el 22 de enero de 1703 por el Sr. Duque del Infantado y refrendado por su secretario D. Francisco de Tapia; a continuación, puesto de rodillas ante un crucifijo, hizo el habitual juramento de cumplir los estatutos y defender la Inmaculada Concepción de la Virgen María y, después, acompañado de dos canónigos, se fue al coro donde abrió y cerró las puertas, se paseó por él, se sentó en la silla correspondiente, dijo la oración que empieza por “Omnipotens Sempiterne Deus...”, derramó moneda y volvió con los demás capitulares para poner en manos del Sr. abad “un doblón de a dos escudos” (moneda de oro que equivalía a 2 escudos o 32 reales con 6,77 gr. de peso), en señal de que se le acudiría con los frutos de su prebenda ganándolos; finalmente, se sentó en su silla y dio las gracias al cabildo.
Por su parte, D. Antonio de Otazo no tomó personalmente la posesión de su cargo hasta la mañana del sábado 1 de noviembre de 1704 en
una ceremonia que se desarrolló de forma análoga a la efectuada por su apoderado el año anterior6.
Y en menos de dos años, al fallecer el que había sido su poderhabiente, D. Gaspar Montiano, obtuvo la dignidad de Prior, tomando la posesión el 26 de junio de 1706, a través de su “podatario” o representante, el canónigo D. Marcelo Martín, ya que D. Antonio de Otazo se hallaba, al menos desde marzo de este año, en la localidad de Cea (León), donde permaneció varios meses ocupado en cobrar lo que se debía del Patronato de la Colegiata, con la indicación expresa por parte del cabildo de vender los granos embargados y llevarles en efectivo, aunque todo se complicó cuando la parte contraria recusó a todos los abogados de 20 leguas a la redonda, excepto a los de León.
Como consecuencia de ello D. Antonio tuvo que apelar a la Real Chancillería de Valladolid y regresar a nuestra villa, donde llegó a mediados de junio, tomando en persona la posesión de su priorato, como ya se ha dicho, el 26 de junio de 1706 tras leerse en la Sala Capitular los pertinentes despachos del Excmº Sr. Duque del Infantado y Lerma7.
No obstante, antes de acabar el mes, se le mandó a Madrid para seguir reclamando la cobranza de los 1.000 ducados de la dotación de la colegiata más los atrasos de varios años, lugar donde permaneció varios meses, a pesar de que desde Ampudia, tanto su abad como el cabildo, le habían mandado regresar, máxime teniendo en cuenta que, de acuerdo con los estatutos colegiales, al no haber hecho aún el juramento de residencia como Prior, allí no ganaba nada de su nueva prebenda.
Finalmente, el 20 de octubre del mismo 1706, regularizó su situación como Prior ju-
4 Archivo General de Indias, Méritos, Juan Antonio Otazo, Indiferente, 132, N.136 y “Oligarquia urbana y gobierno de la ciudad de Guadalajara en el siglo XVIII (1718-1788)”, Volumen II, Tesis doctoral de Félix Salgado Olmeda (Universidad Complutense de Madrid).
5 El 6 de julio de 1701 el prior D. Gaspar había representado igualmente al 11º abad ampudiano, D. Pedro Fletos, cuando tomó la posesión de la abadía, al frente de la cual estuvo hasta el 28 de enero de 1707 en que murió.
6 APA, nº 233 de Acuerdos Capitulares, fols. 176v. y 192 v. (cabildos de 18 de junio de 1703 y 1 de noviembre de 1704).
7 APA, ibidem, fols. 209 y ss. (cabildos de 17 de marzo, 30 de abril, 28 de mayo y 3, 12, 17 y 26 de junio de 1706).
8 APA, nº 233 de Acuerdos Capitulares, fols. 212 v. y ss. (cabildos de 30 de junio, 1 y 28 de julio, 26 de agosto, 20 de octubre y
rando su nuevo cargo en persona y en la forma acostumbrada, aunque a los pocos días tuvo que volver a Cea8.
Hay que aclarar que, a la vez que actuaba en nombre del cabildo contra el Sr. Duque del Infantado, igualmente representaba a éste, tanto en este largo litigio que continuó durante más de una década, como en otros que habían surgido por los mismos motivos, como en el de la Correduría de Estameñas y Peso Público de Ampudia o en el pleito contra los fabricantes locales de tejidos9.
Unos años después, sufrió un altercado con otro prebendado colegial; así, el día de Nª Señora de las Nieves, 5 de agosto de 1709, al concluir la misa mayor que había oficiado en compañía de cuatro caperos, al acudir con las especies sacramentales hasta el coro para recibir la bendición del capitular más antiguo que era el racionero D. Antonio Pérez Ramírez, éste se negó a corresponder haciendo la acostumbrada venia.
Por ello, tras desvestirse en la sacristía y volver al coro para reprocharle su comportamiento, junto a la pila “del agua bendita y mesa de las Ánimas”, el racionero le golpeó y lastimó, a pesar de ser su superior, produciéndose gran escándalo por las voces que hubo, por lo que allí mismo, a través del notario Lupercio Diez que se hallaba presente, se notificó al clérigo alborotador que quedase preso y confinado en la sala del órgano, usada habitualmente como cárcel eclesiástica por los señores abades10.
En cuanto a la vivienda donde colocó las armas de su familia podemos afirmar que se estaba terminando de construir en 1715, ya que en mayo de aquel año D. Antonio de Otazo presentó una demanda judicial ante el tribunal abacial para que se despacharan censuras generales por si alguien había visto o sabía algo de unos carros de piedra que le faltaban.
5 de noviembre de 1706).
Por lo visto, a mediados de diciembre del año anterior, había contratado a seis hombres para que sacaran la piedra necesaria para arreglar la casa que tenía comprada en la calle del Agua, pagándoles 4 reales a cada uno por día trabajado y, además, había ajustado dos carros de bueyes para traer los materiales desde la cantera, abonando dos reales por cada carro.
Ahora bien, de las 430 carretadas que quienes las traían dijeron haber entregado y según el cálculo que el mismo prior había realizado, se había advertido que faltaban 30 carros, por lo que dicha pérdida junto con el coste del correspondiente labrado, más el gasto de volver a sacar y transportar dicha cantidad para finalizar la obra y considerando que, al estar empezando el verano, el precio sería mayor, calculaba que el daño había ascendido a más de 800 reales11.
Anteriormente había habitado en renta unas casas que tenía el cabildo, heredadas de Pedro Vicente Cavallo “en la calle que llaman de las Callejuelas que hazen esquina a la calle dela torre”, las se vendieron en 1712 y disponían de bodega, caballeriza, pajar horno y corrales12.
Por otra parte, a últimos de marzo de 1718, ejerciendo de provisor, tuvo que actuar en el procedimiento judicial del mozo soltero Domingo Fernández, natural de “Arisin en el reino de Francia, obispado de S. Beltrán” (cerca de Tolosa), que había fallecido en el ampudiano Hospital del Espíritu Santo que se hallaba en la c/ de la Torre, sin haber hecho testamento, aunque afirmando que varios individuos le debían en total unos 450 reales. Como resultado, sus compañeros tuvieron que declarar, con la dificultad de hablar en francés, acerca de lo que se le adeudaba.
De esta forma, se comprobó que, entre los deudores se hallaban Tomás González, caldere-
9 APA, nº 11 de Legajos de Provisorato = 4 (El Duque del Infantado contra el cabildo de Ampudia, 4 de enero de 1719 y Cuentas de las Corredurías y Peso de la villa de Ampudia, 20 de febrero de 1719).
10 Esto ya se comentó en mi publicación “El convento de S. Francisco, Ampudia”, Palencia, 2017, fols. 87-91.
11 APA, nº 14 de Legajos de Provisorato = 5 (2 de mayo de 1715).
12 APA, nº 13 de Legajos de Provisorato = nº 4-B (Diversas posturas y remates, 12 de julio de 1712) y nº 21 de Legajos de Provisorato = 7-B.
Pedro Vicente Cavallo, que había sido Teniente de Corregidor y Alcalde Ordinario, también dejó al cabildo su huerta de hortali-
ro de Palencia, el herrero de Melgar de Fernamental, un labrador de Monasterio de los Barrios “llamado Antonio que tiene una hija casada con un arriero de Prádanos” y unos mercaderes franceses que vivían en la calle de la Correría de Vitoria donde había numerosos pellejeros, uno de los cuales envió una carta a nuestra villa, fechada el 27 de julio de 1718, explicando que Domingo le había dejado en depósito 300 reales para que, en el caso de que le ocurriera algo, arreglara sus asuntos ante los posibles herederos, por lo que reclamaba los 150 reales de los otros deudores, para que, después de restar 120 reales que el muerto debía de 15 días de posada y cama, gastos de botica, cirujano y asistencias de las noches, pudiera enviar a la madre de Domingo que vivía en Francia, los 330 reales que quedaban.
A modo de curiosidad sabemos que, por estos mismos años, D. Antonio de Otazo remitió a su padre, como regalo y por medio del arriero de los Barrios, Francisco García, “una @ de Pescado Truchuela y un cubeto de escaueche de Vesugo que pessa con Madera tres cuartos de Arroua”13 Finalmente, en 1719, nuestro prior falleció, siendo enterrado capitularmente el 14 de noviembre “vespere” (por la tarde). Esta modalidad de entierro era la más cara pues costaba 10.200 maravedís (300 reales de vellón), de los cuales 9.836 eran para el cabildo, que asistía al completo, mientras que los 364 restantes se destina-
ban a pagar la misa, al sochantre, al organista, a los niños de coro, las asistencias y los vestuarios. Por supuesto que el conflictivo racionero D. Antonio Pérez Ramírez fue el único que faltó a la totalidad de las ceremonias fúnebres (1ª vigilia del mismo día 14, 1ª misa del día siguiente de cuerpo presente y, luego por la tarde, la 2ª vigilia; y al día siguiente, la 2ª misa capitular y, por la tarde, la 3ª vigilia terminando al día siguiente con la 3ª misa capitular y los laudes)14
Como único heredero había nombrado a su padre, D. Juan Antonio de Otazo, por entonces vecino de Madrid, por lo cual surgieron ciertos conflictos de jurisdicción, ya que al no ser eclesiástico estaba sujeto a la autoridad real y jueces civiles de Ampudia, por lo que estos pidieron al Sr. abad que se inhibiera en la disposición de los bienes.
No obstante, la autoridad religiosa, en abril de 1720, hizo saber a los vecinos que el canónigo D. Manuel Pérez, como apoderado del padre del difunto prior, había despachado un primer edicto, fijándolo en la plaza en el sitio acostumbrado y dando 9 días de plazo, para que los posibles acreedores presentaran y justificaran sus reclamaciones para cobrar las deudas que hubiere, quedando todos los bienes del muerto bajo la custodia de José Carpintero. A pesar de ello, en mayo de 1725, aún quedaban vecinos que reclamaban a la viuda de éste, María Gijón, el pago de algunas fanegas de trigo y cebada15
zas de la Godona, que tenía árboles y una noria y estaba protegida por una cerca y rodeada de arroyos.
13 APA, nº 16 de Legajos de Provisorato = 5-C (Inventario sobre el ab intestato de Domingo Fernández; 28 de marzo de 1718).
14 APA, nº 39 de Entierros, fol. 155 v.
15 APA, nº 13 de Legajos de Provisorato = 4B (Luis Vicente, acreedor al concurso del difunto prior D. Antonio de Otazo), nº 16 de Legajos de Provisorato = 5-C (30 de abril de 1720), nº 13 de Legajos de Provisorato = 4B (9 de diciembre de 1723) y nº 17 de Legajos de Provisorato = 6 (Demanda de Jacinta Villerías, viuda de Manuel Rodríguez Tobalina, contra María Gijón, 16 de mayo de 1725).
Cualquiera que escudriñe un poco en la pequeña historia de su pueblo se encontrará que con cierta frecuencia aparecen documentos suscritos con otros limítrofes que tratan de establecer una serie de normas que garanticen no sólo el fin de un periodo de provocaciones y fechorías entre sus vecinos, sino la armonía y buen trato entre ellos para un futuro más o menos duradero. Son las Concordias, documentos donde se regulan y acotan derechos y deberes de sus convecinos, normalmente en relación con temas agropecuarios y forestales, en evitación de nuevos pleitos y disgustos.
Pero el asunto que hoy nos ocupa es de otra índole y no aparece en estos pactos de buena voluntad que se conservan en algunos archivos. Su naturaleza era de carácter lúdico y tenía su propia normativa basada en la tradición popular. Las sanciones derivadas de su transgresión, como es natural, estaban en función de la gravedad de los hechos acaecidos en el desarrollo de un juego muy arraigado en aquella época en los pueblos de Castilla.
Imbuida de un espíritu olímpico, supuestamente sustentado en el lema “Citius, altius, fortius”, más por cuestión de testosterona que de superación deportiva, el sector juvenil de Villalba de los Alcores, en aquel entonces “del Alcor”, se valió en esta ocasión de un juego que introdujeron en la España rural los árabes para dirimir sus cuitas con los muchachos de Ampudia, allá en los albores del siglo XVII.
¿Era la primera vez o venía de atrás el recurrir a este tipo de confrontaciones entre aquellos jóvenes? Por la reacción de las Justicias de sus respectivos pueblos, da la impresión de que la cosa debía tener unos antecedentes más que preocupantes.
La génesis de este desafío es la siguiente. En los primeros días del mes de febrero de 1610 un grupo de criados del monasterio de Valdebusto jugaron a la “Chueca” con otro
Mariano Mucientes Baladogrupo de vecinos de Ampudia en el término jurisdiccional de Valoria del Alcor. Nada se dice en los documentos del resultado final, pero se resalta que el enfrentamiento discurrió de manera pacífica y sosegada.
Pues bien, a su término, Francisco Salvador y otros vecinos de Villalba del Alcor, que asistieron al encuentro, desafiaron al equipo de Ampudia a enfrentarse con ellos. Enteradas las Justicias de ambos pueblos se negaron a autorizarlo, no concediéndoles licencia para celebrarlo. En vista de ello, quince días más tarde, recurrieron al abad del monasterio de Matallana para que en su término y jurisdicción les consintiese ejecutar dicho desafío. Dom Cristóbal Martínez, que así se llamaba dicho abad, rápidamente concedió el permiso y el 28 de febrero siguiente, primer domingo de Cuaresma de aquel año, tuvo lugar el encuentro.
Ocupado del gobierno de su abadía y de sus estudios teológicos en el colegio de Alcalá de Henares y en la Universidad de Santiago de Compostela el abad no supo o no quiso tener en cuenta la reciente decisión de los Alcaldes de los pueblos contendientes, lo que seguramente no tardaría en lamentar durante algún tiempo de los tres años de su mandato abacial.
¿En qué consistía este juego, al parecer tan de moda en el medio rural, desde la Edad Media?
Diego de Guadix cuenta en 1593 que “llaman Chueca en algunas partes de España a cierto troçuelo, pedacillo de madera, menos redondo
que la bola, con que antiguamente jugaron los árabes en España y juegan hoy en día los labradores en Castilla”.
En 1611, Sebastián de Covarrubias dice que la Chueca es “una bolita pequeña con la que los labradores suelen jugar en los exidos, poniéndose tantos a tantos. Y tienen sus metas y sus pinas, y guardan que los contrarios no les pasen la Chueca por ellas. Y sobre esto se dan muy buenas caídas y golpes. Díxose chueca de choque, que es el sonido que hace el golpe”.
Al parecer, “En el juego de la Chueca se utilizaba un palo corto afilado por las dos puntas y una estornija o palo largo para golpear la chueca. También se usaban telas y mandiles para atrapar la chueca en vuelo. Participaban dos equipos, uno tratando de lanzar la chueca lo más lejos posible y el otro tratando de evitarlo con el fin de eliminar a cada uno de los lanzadores para pasar a su posición y empezar a anotar puntos.
Los puntos se calculaban a ojo, según la lejanía a la que se encontrara la chueca de la base. El lanzamiento de la chueca se hacía de dos golpes, el primero para elevarla y el segundo para empalmarla al vuelo lo más lejos posible. Si el lanzamiento quedaba interceptado por alguna de las telas del contrario el lanzador quedaba eliminado. También eran faltas: el rastón, que es golpear al suelo con la estornija y la vainica, que era dar al aire con la estornija sin golpear la chueca, o bien golpeando su cuerpo o el del rival”.
Con arreglo a las normas del juego debieron transcurrir los primeros momentos del encuentro, en aquel primer Domingo de Cuaresma, hasta que Francisco Salvador ayudado por otro jugador villalbés la emprendió a palos, con el cayado con el que jugaban, contra Francisco Conde.
Detalla uno de los testigos que “Habiéndolos ganado un pino el dicho Francisco Conde, por odio y enemistad, Francisco Salvador le dio con el cayado a dos manos en la pierna derecha tan gran golpe que se la había quebrado por el medio, dando con él en el suelo, sin poderse menear. Y de allí le habían llevado cuatro hombres en brazos a la cama del convento”.
Ante la gravedad de los hechos, pocos días después, el padre de Francisco Conde presenta una querella criminal contra el agresor Francisco
Salvador y su cómplice Martín Marqués, vecinos de Villalba, y contra Lorenzo Gordo, teniente de Alcalde Mayor de Matallana, el 19 de Julio de 1610, en la villa de Palacios, ante el Alcalde Mayor del Adelantamiento de Campos.
A Lorenzo Gordo lo acusan de haber dejado en libertad al autor de la agresión, quien en un primer momento fue conducido a una “cárcel”, que con espadas y otras armas habían levantado los compañeros del agredido en el mismo lugar de los hechos, a donde fue llevado por el barbero Joan Carranza.
Paradójicamente Juan de Quirós presenta otra querella en nombre de la parte contraria por la cual deberían los de Villalba ser absueltos ya que en su opinión la lesión fue como consecuencia de un lance del juego que Francisco Salvador llevó a cabo sin ánimo de hacer daño. Además, “porque el juego de la Chueca era muy conveniente para habilitar a los hombres para la guerra, y que por las características del juego el golpe podría haber sucedido sin culpa ni malicia del que movía el palo con el que se jugaba”.
El señor Quirós manifiesta también que el daño no era para tanto como se afirmaba, y que luego había estado sano y “con la pierna muy firme, tanto o más que antes de que recibiese el dicho golpe”.
Además de los perjuicios físicos, a Francisco Conde le ocasionaron otros de tipo económico. Al parecer, a sus 23 años, trabajaba como tejedor de estameñas con rango de oficial liberal. Como consecuencia de la lesión había dejado de ganar 8 reales diarios, a lo que había que añadir los 200 ducados que llevaba gastados en medicinas. Y “si en adelante quedara tullido, como al presente estaba, se le podía ocasionar un daño de 2.000 ducados por quedar impedido para usar de dicho oficio”.
Que entre los jóvenes de ambos pueblos hubo tensiones en antiguos enfrentamientos que caían lejos del ámbito meramente deportivo, era un tema bien conocido por los Alcaldes de estos pueblos. La prueba fue, como antes se ha dicho, su negación de licencia para celebrar un nuevo choque que los alimentase. Sin embargo, al menos en esta ocasión, más bien parece un enfrentamiento personal que una batalla campal generalizada, una venganza particular.
Enseguida las probanzas para averiguar lo ocurrido pasaron a llevarse a cabo en la Real Chancillería de Valladolid y a últimos de abril de 1611 se publica la sentencia definitiva. Por ella se condena a Francisco Salvador en 8.000 maravedís (equivalentes a 235,39 reales o a 21,39 ducados) a abonar a Francisco Conde, por razón de curas, dietas, medicinas y daño que se le ha seguido a causa de la pierna que le fue quebrada. Y en 3.000 maravedís aplicados a la cámara y fisco del Rey Nuestro Señor. Los primeros a pagar en el plazo de nueve días y los segundos dentro de los tres días primeros siguientes. Además, se le condena al pago de las costas, cuya tasación de momento se reserva el tribunal sentenciador.
A Juan de Quirós, en nombre de Francisco Salvador, la sentencia le pareció injusta y pidió su revocación. Atendió el tribunal de la Real Chancillería esta petición y en diciembre de 1611 dieron y pronunciaron la sentencia definitiva, en grado de revista, condenando a Francisco Salvador al pago de 6.000 y 1.000 maravedís respectivamente para el jugador lesionado y cámara y fisco del Rey.
Suplica la parte de Ampudia para que se tasasen las costas a las que los de Villalba estaban condenados, y en sentencia dada y pronunciada En Valladolid el 29 de febrero de 1612 se fijan en 13.973 maravedís. “Y si no se le diesen y pagasen al dicho Francisco Conde, hacedles ejecutar en sus personas y bienes por ellos, en muebles si los halláredes; y si no en raíces, con fianzas de saneamiento que para ello toméis; y venderlos y rematadlos en pública almoneda o fuera de ella, conforme a derecho, y de su valor haced entero pago al susodicho de los dichos maravedís de
las dichas costas. Y si así no lo fagades, por alguna manera, tengan la pena de 10.000 maravedís para la nuestra Cámara”.
A título de curiosidad y para terminar podemos decir de Francisco Salvador, que en el año de los hechos llevaba diez años casado, se había dedicado en 1602, como otros muchos vecinos de Villalba, a vender 500 arrobas de encina para calentar las reales casas de Su Majestad el rey Felipe III, sitas en la Corredera y plaza de San Pablo de Valladolid, a razón de 30 maravedís la arroba. Las encinas del monte de Villalba durante los pocos años en que esta ciudad fue la capital de España ayudaron a paliar los fríos vallisoletanos de aquella Corte. Y hasta pudiera ser que alguna parte de estos ingresos fuesen a parar al bolsillo del tejedor de estameñas de Ampudia para compensarle de la agresión sufrida.
Fuentes y agradecimientos
A.R.Ch.Va.- Registro de Ejecutorias. Caja 2.104. Expediente 29.
A.H.P.Va. y A.H.P.Pa.- Protocolos Notariales de Ampudia y Villalba de los Alcores.
Yáñez Neira, Fray Damián. El Monasterio de Santa María de Matallana y sus abades (1.174-1.974). Archivos Leoneses nº 5758. Año 1.975.
Diccionario Crítico Etimológico.- J. Corominas. Editorial Gredos. Año 1.954.
Tesoro de la Lengua Castellana o Española.Sebastián de Covarrubias. Editorial Iberoamericana. Madrid 2.006.
Revista Folklore.- Joaquín Díaz. Nº 166. Año 1.994.
Mi agradecimiento por su inestimable ayuda al profesor don Mauricio Herrero Jiménez del Departamento de Prehistoria, Arqueología, Antropología Social y Ciencia y Técnicas Historiográficas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UVA.
La pandemia del Covid-19 dificultó en gran manera la celebración de los actos programados para la conmemoración del Quinto Centenario de la llamada GUERRA DE LAS COMUNIDADES DE CASTILLA. Pese a todo la Corporación Municipal de Ampudia y un puñado de entusiastas conseguimos superar las dificultades para poner a Ampudia en el lugar destacado que le corresponde entre las Villas Comuneras Castellanas.
Artículos de prensa y carteles, libros, conferencias, teatro, exposición itinerante y recreación histórica… manifestaciones todas que merecen ser recordadas por los ampudianos, orgullosos de ser castellanos y amantes de su historia.
La reelección de D. Juan de Padilla como Capitán General, el 31 de diciembre de 1520, dio nuevos ánimos a los comuneros, que pensaron entonces en atacar la ciudad de Burgos, bastión del Condestable. Atacarían por el sur D. Juan de Padilla y el Obispo Acuña, mientras que por el norte lo haría el Conde de Salvatierra, D. Pedro de Ayala, adherido a la causa comunera.
Un movimiento táctico de los realistas vino a retrasar la proyectada operación sobre Burgos. El 15 de enero de 1521 un contingente de fuerzas realistas comandadas por el navarro D. Francés de Beaumont y el asturiano D. Pedro Zapata, salió de Tordesillas para tomar la villa de Ampudia, señorío del Conde de Salvatierra. Formaban el contingente unos mil trescientos asturianos y seiscientos peones, con ciento sesenta lanzas cedida por el Conde de Haro. Tras cruzar los Montes de Torozos, ocuparon la villa y el castillo de Ampudia sin mucha resistencia.
Reaccionaron de inmediato Padilla y Acuña aprestándose a reconquistar Ampudia. Las tropas de Padilla salieron de Valladolid la misma noche del 15 de enero, y el 16 se juntaron a las de Acuña en Trigueros del Valle. Sumaban en conjunto unos 4.000 hombres de a pie, algunos caballeros y abundante artillería entre la que destacaba un gran cañón llamado "San Francisco". El 17 de enero ya estaban todos en Ampudia y, tras derribar un trozo de la muralla vieja y de la nueva, emprendieron la conquista de la fortaleza.
[Publicado en LA MAR DE CAMPOS - Especial “Guerra de las Comunidades”. Abril de 2021]
Viendo que los comuneros eran superiores en número y que venían con ganas de pelear, Beaumont y Zapata salieron de Ampudia por un postigo falso y se refugiaron en la villa de Torremormojón, feudo del Conde de Benavente, dejando en el castillo de Ampudia al alcaide con sesenta hombres de a caballo.
Mientras Acuña seguía con el asedio a la fortaleza, Padilla salió tras los fugitivos y puso cerco a la villa de Torremormojón, donde los vecinos ofrecieron fuerte resistencia. Entre tanto, Beaumont y Zapata, aprovechando la tregua de la noche, prosiguieron la huida en dirección a Medina de Rioseco.
El 18 de enero, pese a la fuga de los jefes realistas, Padilla continuó con el asedio y ya amenazaba con prender fuego a las puertas, cuando los torrejanos, saliendo en procesión de súplica, negociaron su rendición.
Retornó entonces Padilla al asedio de la fortaleza de Ampudia, donde los hombres que había dejado en ella D. Francés de Beaumont seguían resistiendo los fieros ataques del Obispo Acuña que, protegido detrás de un enorme trillo arengaba a sus soldados diciendo: "Así, hijos, así, subid, pelead y morid, y mi alma vaya con la vuestra pues morís en tan justa empresa y en demanda tan santa".
Tras tres días de encarnizada lucha, el 19 de enero consiguieron por fin la rendición de los defensores del castillo, a los que se les permitió la salida de este con armas y caballos. Terminaba de esta forma la llamada "Batalla de Ampudia", con caracteres muy parecidos a los de la que un mes más tarde, se libraría en el castillo de Torrelobatón, aunque esta sea más conocida por ser el preludio de la derrota definitiva en Villalar.
Epifanio Romo VelascoTras la toma de Tordesillas, de enorme valor político y estratégico, la Junta se apresuró a reorganizarse en Valladolid, donde se establecería la Santa Junta, para reemprender sus operaciones militares. Sin nombramiento de facto, sí de hecho, aclamado por las multitudes, Juan de Padilla (1490-1521), hasta entonces capitán general de la Comunidad de Toledo, se convertiría en capitán general del ejército sublevado. Su posición personal era ajena a entablar cualquier diálogo con los realistas. Junto a él, el obispo comunero de Zamora, Antonio Osorio de Acuña (1460-1526), el más radical de los cabecillas de la Comunidad, iniciarían durante el mes de enero de 1521 una activa, prolífica y exitosa campaña militar por la Tierra de Campos vallisoletana y palentina. […]
Señor de AmpudiA y conde de SAlvAtierrA. Pedro López de Ayala (1470-1524) era el Señor de Ampudia. Entre sus altas distinciones destacan: I conde de Salvatierra, merino mayor de Guipúzcoa, Señor de los valles de Ayala (Álava) - Llodio, Arceniega, Arrastaria, Urcabusturiz, Cuartango, Valdegovia, Morellas y Orduña - mariscal de Castilla, y capitán general del norte del ejército comunero, nombrado por la Junta de Tordesillas el 26 de noviembre de 1520. Su responsabilidad comprendía Guipúzcoa, Álava y de “Burgos a la mar”. Los títulos de conde, merino y mariscal eran hereditarios por línea paterna. [...]
BAtAllA de AmpudiA (17-21, enero 1521). Una obra imprescindible para mejor conocimiento de los hechos acaecidos en Ampudia, en el invierno de 1521, es la estupenda obra de Epifanio Romo Velasco, La batalla de Ampudia en la Guerra de las Comunidades. Antología de textos (Ediciones de la Corredera de Ampudia).Es imprescindibíe. […]
En la madrugada, fria y desapacible, del 15 de enero, los realistas salían de Tordesillas al mando del navarro Francés de Beaumont, con sus veteranos de Gelves y las tropas aportadas por otros señores, y del asturiano Pedro Zapata, comendador de Mirabel y corregidor de Oviedo y Asturias, que había llegado meses atrás a Medina de Rioseco con sus soldados asturianos. La fuerza
conjunta era importante: 1300 infantes, 150 lanzas - hombres de a caballo - y 40 escuderos. Durante la noche hicieron a buen ritmo los más de 60 kilómetros que separaban Tordesillas de Ampudia.
Por la mañana llegaban a la villa, no siendo bien recibidos por los lugareños. Tumultos, griteríos y desórdenes públicos obligaron a Beaumont a tener que hacer uso de sus arcabuces para restablecer la paz. En principio, su pretensión era garantizar el aprovisionamiento de su tropa, pero estaba claro que sus intenciones eran las de tomar la fortaleza, algo que ocurrió de manera, si no amigable, sí pacífica, al menos sin una resistencia violenta. […]
Conocidos los hechos en Valladolid, la Santa Junta dispuso de manera inmediata una bien pertrechada milicia comandada por Juan López de Padilla y Dávalos (Juan de Padilla), capitán general in péctore de la Comunidad, aunque sin nombramiento público ni oficial. Con él llevaba diversas piezas de artillería con las que batir las defensas ampudianas. Era la noche del 15 al 16 de enero. La movilización había sido ágil y efectiva. Se dirigió a Trigueros del Valle, a unos 25 kilómetros, en donde se encontraría con el ejército del obispo comunero, Antonio Osorio de Acuña, que se encontraba en Palencia, muy probablemente en Dueñas, apenas a 14 kilómetros de la villa vallisoletana. Entre ambas milicias sumaban unos cuatro mil infantes y un número impreciso de hombres a caballo. […]
Durante la noche del 16 al 17 de enero llegan a Ampudia, habiendo recorrido unos 18 kilómetros. Ante la inminente amenaza, Francés de Beaumont huye buscando refugio en Torremormojón, perseguido por Padilla. La guarnición que defiende la fortaleza, pese a ser poco numerosa - 40 escuderos y 30 soldados -, está bien protegida por sus murallas. Ante esta situación, los comuneros conscientes del alto coste en vidas humanas que sufrirían en el asedio, deciden entablar una negociación con los sitiados en los siguientes términos: si se rendían, se les garantizaba salir con vida y a resguardo, respetándoles armas y caballos.
La lucha es difícil y ardua la labor de los asaltantes en sus intentos baldíos por escalar sus murallas. Son muchos los comuneros que caen ante su pétrea defensa. El asedio se prolonga hasta su rendición el 21 de enero. Son recordadas por los historiadores y los cronistas las enardecidas arengas de Acuña a sus soldados, instándoles a la lucha y la pelea. No debemos olvidar que el obispo de Zamora, durante aquella contienda, contaba con sesenta y un años de edad. Más allá de sus métodos crueles y expeditivos, más allá de sus reivindicaciones político-religiosas, fue un líder carismático, mitad soldado - vestía armadura completa - , mitad monje - era obispo confeso y devoto -, que no escatimó esfuerzos ni energía en sus galopadas y disputas, tanto en Tierra de Campos como por Toledo.
Decisivo para el desenlace fue la toma de Torremormojón (18 de enero), tras lo cual Padilla y Acuña reemprenderían el asedio final de Ampudia. Ambos ya planeaban la expedición contra Burgos, todavía contenida
por el condestable, en coordinación con Pedro López de Ayala, conde de Salvatierra, que atacaría desde el norte de Burgos.
El inesperado y atrevido ataque realista sobre Ampudia, vino precedido de la victoria en la batalla de Tordesillas (5 de diciembre). Exultantes por el éxito cosechado, por los refuerzos y suministros llegados en forma de armamento, se lanzaron a frenar la iniciativa que en enero habían protagonizado los comuneros en Tierra de Campos. Cuatro largas jornadas vivó sitiada la fortaleza de Ampudia, días de inquietud y desasosiego entre los ampudianos, temerosos de verse sometidos al pillaje y saqueo de los comuneros o, cuando menos, a tener que sostener el aposentamiento de la numerosa milicia congregada.
Más de cinco mil hombres combatieron entre ambos bandos, en un momento crucial para el desarrollo de la contienda. Los realistas aspiraban a que el hostigamiento de Acuña por Tierra de Campos no quedara sin respuesta. Pese al triunfo de la Comunidad, la victoria en Ampudia y Torremormojón, supuso un frenazo a la expansión comunera, enardecida y radicalizada tras haber perdido Tordesillas y haber fracasado en el empeño de querer ocupar Medina de Rioseco.
El sueño de libertad todavía podía ser real en aquellas jornadas invernales del mes de enero de 1521. Por otro lado, se agravaba el delito de traición de los cabecillas de la Comunidad. Sabían que ya no había marcha atrás, que la disyuntiva era la victoria o el cadalso, al que, paradójicamente, ya se acercaban conforme pasaban los días y los acontecimientos. Febrero será el mes definitivo para el desenlace producido en Villalar.
La sala de cultura El Pósito, de Ampudia acogió el sábado 23, coincidiendo con el Día de Castilla y León, una conferencia del historiador, profesor, periodista y colaborador de Diario Palentino José María Nieto Vigil, amenizada con la proyección de diversas imágenes, en gran formato, alusivas a la batalla de Villalar y a la dictadura del obispo Acuña, eje de la disertación, incluyendo aspectos relacionados con otra batalla, la de la localidad anfitriona.
En el acto presentado por el teniente alcalde y concejal de Cultura de Ampudia José María Atienza, también estuvo presente el historiador local y autor de varias publicaciones, Epifanio Romo.
Al término de la conferencia se entabló un ameno coloquio con los asistentes, muy interesados en un tema crucial de la historia de la comunidad y la provincia.
Los comuneros disponían de un número considerable de piezas de artillería procedentes del arsenal de Medina del Campo, varias de ellas de elevado calibre como las llamadas “San Francisco, “Serpentina” y “Culebrina” .
A juzgar por las crónicas de los historiadores, particular importancia cobró una de ellas - “San Francisco” - en el desarrollo de la Batalla de Ampudia: “Fueron contra Ampudia Padilla y Acuña con regular ejército y buen tren de batir. Dícese que en éste iba el célebre cañón fundido en tiempo del gran Cisneros, a cuya mortal máquina puso aquel por nombre “San Francisco”, en memoria del jefe de su obra religiosa. Este renombrado cañón era de tal calibre y de tanto alcance que, según se refiere, quedó entre los soldados como proverbio el decir en los trances de la batalla: ¡Guárdate de San Francisco!”.
DIARIO PALENTINO - 25 de abril de 2022.Conferencia del historiador y colaborador de DP en la fiesta de Castilla y León
Ilustración en DESPERTA FERRO Nº 51. Abril de 2011
Se trata de una acción de la Red de Conjuntos Históricos de Castilla y León, que llegará también a otros doce municipios de la Comunidad. La Red de Conjuntos Históricos de Castilla y León inicia este sábado en la localidad palentina de Ampudia el programa de actos culturales con el que conmemorará los 500 años del Movimiento Comunero. De hecho, el programa lleva el nombre genérico de “Con celo de nuestro servicio”, en recuerdo de la Ley Perpetua, que, redactada por la Junta de Procuradores de las Comunidades castellanas en Ávila en 1520, resulta ser el precedente constitucional hispánico. El programa cuenta con la financiación de la Fundación de Castilla y León y los Ayuntamientos de las localidades. El programa se desarrolla en cada localidad durante dos semanas con las siguientes actividades:
A.- Exposición itinerante COMUNEROS 1521. Con celo de nuestro servicio
La exposición ofrece un recorrido ameno y con soluciones gráficas atractivas por la historia del movimiento comunero, desde sus orígenes. Nos cuenta los motivos que llevaron al levantamiento y la cronología de los hechos que desembocaron en la batalla de Villalar de 23 de abril de 1521. Trata también de contar cómo ha ido cambiando la visión que de las Comunidades se ha tenido a lo largo de la historia y la que del mismo ha llegado a nuestros días de la mano de los historiadores.
B.- Conferencia informativa
La Fundación de Castilla y León proporcionará personal acreditado para impartir una charla sobre los Comuneros que complementará lo visto en la exposición. Esta se impartirá durante la estancia de la muestra en la localidad y también estará abierta a todos los interesados.
En las dos semanas de permanencia de la exposición en la población se desarrollará una actuación musical que correrá a cargo del reconocido investigador del folklore castellano y leonés Paco Díez, con una acreditada carrera de 40 años de trabajo y experiencia en este campo.El programa constará de un importante bloque de romances tradicionales castellano y leoneses, en su mayoría participativos, para hacer colaborar al público, así como de otra sección más en la que se desgranarían otro tipo de antiguos géneros musicales que también llevamos al sur de España tras la expulsión de los árabes y la consiguiente repoblación de aquellos territorios. La instrumentación, acompañando a la voz, será variada: guitarra, zanfona,rabel, salterio, percusión y gaita zamorana.
Ampudia abre hoy los actos cuturales en conmemoración de los 500 años del Movimiento comunero
Los actos conmemorativos programados se cerrarán con una representación teatral llevada a cabo por el grupo “Telón de azúcar” sobre una creación exclusiva para este proyecto de Cruz García. En un clima de lucha con sonido de campanas, espadas, cañones ..., y a través de los relatos que le llegan a María Pacheco de la batalla de Villalar y la conversación que mantiene con la persona que después le ayudará a huir hacia Portugal, se va esbozando la figura de los comuneros y comuneras que lucharon con toda su fuerza y valentía en defensa de sus ideales. Una reflexión personal abordando las luces y las sombras que se reflejaron en ambos bandos.
Ampudia, como otras poblaciones de Tierra de Campos, se vio inmersa en la campaña que Padilla y el obispo Acuña desarrollaron desde Valladolid durante el invierno de 1521.
El 15 de enero el castillo de Ampudia habia sido ocupado sin lucha por un contingente realista proveniente de Simancas y Tordesillas al mando de Francés de Beaumont, ya que la fortaleza pertenecía a Pedro López de Ayala conde de Salvatierra, que por su enemistad con el Condestable de Castilla, se había sumado al movimiento comunero.
Juntos Padilla y Acuña, al frente de gran contingente, llegaron a Ampudia y entraron en la villa abriendo brechas en la “cerca vieja” y la “cerca nueva”. La mayor parte de los de-
fensores consiguieron salir del castillo hacerse fuertes en el de Torremormojón, lo que obligó a Padilla a marchar y sitiar esta fortaleza.
Tras tomar Torremormojón y obligado a Beaumont a huir a Me dina de Rioseco, Padilla con su artillería (las crónicas hablan de un cañón grueso al que denomi naban San Francisco) se dirigió a la conquista de la fortaleza de Ampudia. Esta llevó varios días y acabó con al rendición de los sitiados, que fueron respetados, una vez se acabó su pólvora.
Una vez acabado el levantamiento comunero el Condestable Íñigo Fernández de Velasco mantuvo el castillo de Ampudia en su poder hasta su muerte en 1528.
Cientos de vecinos participan en la recreación histórica de la batalla que se vivió en el municipio durante la revuelta de las Comunidades en 1521.
Por fin llegó uno de los momentos más esperados del año en Ampudia, la recreación histórica de su batalla comunera acontecida en la villa en 1521. En la tarde de este sábado, ampudianos y visitantes disfrutaron de un hecho histórico, en un entorno único a los pies del castillo ampudiano , actualmente propiedad de la familia Fontaneda.
Todo para recordar ese enero de 1521, cuando la batalla que iba a suceder en Villalar aún quedaba lejos. En aquel momento, el Castillo de Ampudia estaba en manos de las tropas leales al Rey y al otro lado de sus muros se asentaba una fuerza comunera, con el toledano Juan de Padilla y el obispo Acuña a la cabeza, dos de los cabecillas más importantes de la rebelión de las Comunidades. Comenzaba así una de las batallas más importantes del último año del levantamiento. La fortaleza cayó y estuvo bajo el control de la Junta. Aquella batalla en los muros del imponente castillo de Ampudia se revivió en la tarde del sábado, después de muchos meses de trabajo y coordinación.
La recreación comenzó con la toma del castillo por parte de los realistas, momento en el que entraron en escena los comuneros con su artillería. Cabe recordar que para esa representación se ha construido un cañón de San Francisco, artillería de última generación de la época.
En la recreación histórica participaron alrededor de un centenar de personas entre actores y figurantes, la gran mayoría de la provincia. En este sentido cabe destacar la respuesta e implicación de los ampudianos y otros vecinos de pueblos cercanos, que hicieron que la recreación brillara en todo su esplendor. Además, con el fin de garantizar la seguridad de todos los asistentes, el Ayuntamiento de Ampudia acotó un espacio con quinientas sillas para así tener un control del aforo.
La recreación también pudo seguirse en directo desde las redes sociales, quedándose grabada para el recuerdo. “Ha sido uno de los hechos más importantes de la historia de Ampudia y hemos querido hacernos eco de su conmemoración. El resultado ha sido extraordinario, a pesar de que hemos tenido que ir haciendo cambios sobre la marcha por la normativa motivada por la pandemia. La implicación de vecinos y visitantes ha permitido que la batalla luciera en todo su esplendor”, destacó José María Atienza, concejal de cultura y turismo en la villa ampudiana.
En la recreación histórica estuvieron presentes la Asociación de Caballistas de Villarramiel, la Asociación de Teatro de Villarramiel, la Fundación Castilla y León y la Fundación Fontaneda, que presta de forma habitual generosamente su castillo para la organización de este tipo de eventos. Con el fin de organizar esta actividad, el Ayuntamiento de Ampudia firmó recientemente un convenio de colaboración con la Fundación de Castilla y León, representada por su director, Juan Zapatero. [... ]
De esta forma, la villa terracampina se convirtió ayer en una auténtica batalla campal, con soldados y otros personajes históricos, que recrearon aquella batalla comunera acontecida en 1521.
Capacidad de adaptación:
Se agolpan los recuerdos de un inolvidable ser humano, amigo, compañero, y confidente y consejero. Luchó por salir adelante con afán de superación, energía y tesón. Desde un pequeño pueblo, con una inteligencia y memoria brillantes, estudió, se esforzó en alcanzar las metas que se propuso. Con humildad y sabiduría nos transmitió sus valores de generosidad, dedicación al prójimo, trabajo, capacidad de superación, gran interés por cualquier materia así como un amor incondicional hacia sus seres queridos. Todo ello con discreción, sin orgullo, sin querer destacar. Nos sentimos orgullosos por haber tenido la suerte de tenerlo en nuestras vidas. Nos enseñó cómo hay que trabajar para conseguir las cosas, a tratar a las personas como nos gustaría que nos tratasen, a ser humildes y sobre todo a levantarnos pese a las adversidades. Tuvo un gran amor por todo lo que hizo: familia, trabajo, estudios, viajes y, por supuesto su querido pueblo: Ampudia y su virgen de Arconada. Vecino de Portugalete, ingeniero, enamorado de la historia y el arte, de niño corría por el castillo de su
Emilio Nieto Izquierdo, a sus 73 años se define como “un crío”, estudiante universitario mayor de la UVA en el Campus Universitario de Palencia y pertenece a la Asociación Alumnos y Ex-alumnos de la universidad de la Experiencia Palencia.
Un hombre peculiar que me sorprendió cuando lo conocí, su figura estilizada, barba entrecana y porte de caballero, mezcla de gentleman y quijote, con su toque de humor, lo hace una persona agradable y cercana.
pueblo; de mayor nos enseñó la Historia con sus cuentos, pirata, caballero, guerrero, constructor de castillos, técnico de bicis, guía de viajes, cocinero de kokotxas y caracoles, jardinero, carpitero y pintor… no pudidmos despedirnos, no hubo un útimo beso. Una gran parte de nosotros se fue contigo. Inolvidable esposo, padre y abuelo, supiste alumbrarnos como un gran faro. Esperemos que allí donde estés sigamos viendo tu luz.
Rubén Abad – Diario Palentino , 26 de mayo de 2022.
La maestra jubilada, a la que muchos recuerdan por su etapa en el colegio Vegarredonda, abrirá oficialmente la programación de San Antonio el 10 de junio.
Una de las noticias más esperadas por los vecinos de Guardo en los días previos a San Antonio es conocer el nombre del pregonero de las fiestas patronales.
Una incógnita que resolvió hoy el Ayuntamiento, nombrando a Teodora Pastor Romo como la encargada de abrir oficialmente el programa festivo con su pregón el 10 de junio, sobre las 19,30 horas.
“Es una de las personas más queridas de nuestra localidad. Muchos la recordamos ligada a nuestra infancia, a nuestra preparación para el futuro”, señala la concejala de Festejos, María José García.
“Todos recordamos a nuestra entrañable doña Teodorina”, añade la edil sobre esta maestra jubilada, a la que muchos recuerdan con cariño por su etapa como docente en el colegio Vegarredonda.
Teodorina Pastor nace en Ampudia, pueblo de Tierra de Campos en 1933. Tenía tres hermanas, ella era la segunda. Pertenecía a una familia humilde, su madre era modista, su padre herrador. De los 6 a los 14 años fue a la escuela en Villerías, localidad en la que residían su abuelos con los que ha vivido toda su infancia. Anteriormente, en Ampudia, algún día, sobre todo en vacaciones, había asistido a una escuela de frailes que recuerda con cariño, la popularmente denominada “Escuela de los Cagarrones”, escuela a la cual no concede gran valor formativo y pedagógico, la relaciona más con el tiempo libre y el ocio, tal como nos cuenta la entrevistada.
Tiene un grato recuerdo de la escuela unitaria en la que inició su etapa escolar, durante los seis años de escolarización (1939-1945), siempre tuvo como maestra a Doña Ángeles2. Considera que es a ella a quien debe su carrera, pues en su familia nunca había estudiado nadie y la familia nunca hubiese pensado que de cuatro hermanas una iba a estudiar. Cuando habla de su maestra hace una valoración muy positiva tanto en lo profesional como en lo referido a su persona. Recuerda muchos aspectos relacionados con los contenidos y sus enfoques metodológicos; valora todos ellos pero sobre todo tiene un grato recuerdo del comienzo de cada jornada durante los primeros años, valorando que la clase la empezaban siempre dando un paseo por el campo, y desde ese paseo iban generando los nuevos aprendizajes.
Teodora Pastor Romo, más conocida como doña Teodorina, nació en Ampudia el 13 de diciembre de 1933. Por matrimonio se instaló en Guardo, donde ejerció como profesora de Educación Infantil (Párvulos) de 1960 a 1993, fecha en la que se jubiló. Por ella han pasado 16 promociones de niños y niñas de Guardo, hoy hay abuelos y padres que llevan el recuerdo de una de las maestras más entrañables de la localidad. Asegura que se siente GUARDENSE por los cuatro costados. Aquí ha vivido feliz en su matrimonio, han nacido sus cinco hijos, ha ejercido su profesión, se ha integrado plenamente en nuestro pueblo, que la ha acogido con gran cariño e ilusión. Su trabajo y calidad humana está repartido entre todos los guardenses.
Tras finalizar la escuela continúa estudiando Bachiller en la capital; de manera oficial estaba matriculada en bachiller y por libre en magisterio, realizó ambos estudios a la vez. Matiza que su maestra fue la responsable de su preparación para el acceso a esos estudios, encargándose de todas las materias a excepción del idioma, única disciplina que no controlaba. Su marido era el médico del pueblo y como éste hablaba francés, lo correspondiente al idioma lo impartía el.
2 Se refiere a la maestra represaliada Ángeles Lera. En García Colmenares, C. y García Cuesta, C. (2009). Maestras asesinadas y depuradas: Otras miradas. En C. García Comenares (Cord.). La represión del Magisterio en Palencia. Los hilos de la memoria (167-198). Palencia: Ministerio de Presidencia. Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica.
Además del ejercicio de su profesión en nuestra localidad, ha desempeñado otross importantes servicios a la sociedad guardense, concejala del Ayuntamiento, promotora de Ademas o delegada local de Manos Unidas, siempre dispuesta a ayudar en todo aquello que se le ha requerido.
Le faltaba ser pregonera de nuestras fiestas Patronales de San Antonio y sin duda para el equipo encargado de la elaboración de este programa festivo, ha sido todo un honor designarla como pregonera de estas fiestas en las que doña Teodorina, una vez más, se entregará en cuerpo y alma a esta ilusionante tarea.
La vida se construye con sueños. No es un tópico. Valoramos mucho lo que nos hace soñar: nos mueve, nos motiva, no nos importa dedicarle tiempo y dinero. En mi caso, mis sueños me hicieron conocer a Petra. Ella también tuvo los suyos, y los compartió conmigo.
Descubrí a Petra a través de Facebook. Un “me gusta” por aquí, un apellido familiar, un contacto… hasta localizarla. Las redes sociales, bien usadas, son una herramienta muy poderosa. Quise finalmente conocerla en persona y eso me llevó a Santander en un lluvioso día de noviembre, como no podía ser de otra manera, donde nos recibió con los brazos abiertos en su casa en una visita que difícilmente podré olvidar. Alrededor de una taza de café y en compañía de su hijo Eric, comenzaron a contarnos su historia y recuerdos. Casi inmediatamente empezamos a empatizar, fluían las conversaciones, muchas cosas nos unían.
Petra Coria nació en Ampudia de Campos un 13 de marzo de 1937. Ella dice que los acontecimientos de su vida más importantes siempre han transcurrido entre febrero y marzo. Nació en la casa donde más tarde estaría situada la escuela de los “cagarrones”, como popularmente se conocía al colegio de los niños pequeños, y vivió en la calle de La Cerca. Pasó sus primeros años en el colegio de las niñas, en lo que actualmente es conocido como El Pósito (debido a su antigua función en el pueblo como almacenamiento de grano). Ya por aquel entonces se entretenía con dibujos y colores, los cuales le acompañarían el resto de su vida.
Tierra de Campos y sus colores infinitos.
Recuerda su infancia feliz, disfrutando del pueblo y sus amistades. Recuerda al Maestro Don Máximo, a Doña Eulalia, Doña Consuelo y Doña Luz. Recuerda los inviernos duros y fríos, y llevar estufa al cole. Recuerda la nueva escuela de los chicos, con váteres que no se usaban. Recuerda el caño de la Plaza, el lavadero y la cantidad de veces que cayó en él. Las me-
morias de la infancia en el pueblo es algo que nos acompañan a lo largo de nuestras vidas, aunque, como en el caso de Petra, esa vida le llevara lejos y sus visitas a Ampudia fueran ya puntuales.
Su padre era oriundo de la villa; su madre, de Cigales. Anastasio era zapatero y conseguía mantener a su familia hasta que la enfermedad y la ignorancia popular de aquellos tiempos hicieron que los encargos decayeran, situándolos en una delicada situación económica, incluso social, ya que se encontraron marginados por parte del vecindario del pueblo. Como consecuencia de ello, y como muchos otros ampudianos en aquella época (y en ésta, y en todas), marcharon su progenitor y su hermano Vicente a Sestao para trabajar en La Naval. Aquel que les acogió, Don Francisco Martín Gromaz (Don Paco, para todos) es el mismo que dio nombre tiempo después a la plaza donde tantas veces jugó Petra de pequeña. Petra, que apenas contaba con catorce años, y su hermana decidieron cambiar de aires y se embarcaron también dirección norte, destino Bilbao. Era 1950.
No se puede tener un origen más modesto.
Una vez en su nuevo destino, el primero de tantos que seguirían, Petra y su hermana empezaron a servir en el Opus Dei. Debido a su procedencia de pueblo se sintieron manejadas y discriminadas, además de los problemas de salud de su hermana (contrajo la pleura), con lo que finalmente Petra decidió cambiar de aires consiguiendo trabajo en el hotel Carlos V en Laredo. Allí empezó a conocer personas de distintas nacionalidades hasta que un día entabló conversación con unos belgas que le hablaron de su país y le comentaron sobre las posibilidades económicas de aquel lugar, mejores que en la España de aquel entonces. De nuevo, como muchos en aquella época (y en ésta, y en todas), y ya con veinte años, marchó, esta vez sin su hermana, y fue una emigrante más en el país de los flamencos y los valones.
Como tantas otras personas que partieron de España a Europa central a mediados del siglo pasado, pasó a servir en una casa, después de pasar una prueba. Fue bien recibida. La emigración no es fácil, y muchas veces olvidamos nuestro pasado, sobre todo en Castilla, que ha sido siempre tierra de intercambio y de mezcla de gentes y culturas. Afortunadamente, los españoles eran muy bien vistos allí (como los portugueses; menos apreciados los italianos) destacando la nobleza y el trabajo dentro de sus virtudes. Es un sentimiento que hoy en día aún pervive y se nos reconoce fuera de nuestras fronteras más de lo que muchas veces lo hacemos con nosotros mismos.
Y fue allí, lejos de casa, y como muchos otros en aquella época (y en ésta, y en todas), que encontró la que sería la pareja de su vida, tanto en lo personal como en lo profesional. Y aunque a veces mezclar los dos ámbitos, el de la vida en casa y el trabajo, puede ser conflictivo, esta vez funcionó.
Y funcionó muy bien.
William Van Cutsem, conocido profesionalmente como William Vance, se dedicaba a la ilustración. Era flamenco, pero nunca estuvo interesado en política ni en polémicas en un país con dos comunidades diferenciadas. Para él, su política era el trabajo, y no se definió nunca más allá de ser un “bruselense”. Trabajaba en publicidad y lo combinaba con el mundo del cómic a modo de suplemento. Nunca ha sido fácil vivir del dibujo de la historieta o “banda diseñada” (bande dessinée), como la conocen de manera mucho más acertada los francófonos. William era un apasionado del dibujo, especialmente disfrutaba con los paisajes, la naturaleza, ambientaciones… Sin embargo, el apartado de colorear sus historias le resultaba más pesado. Un día Petra, se ofreció a colorear uno de sus cómics, William aceptó encantado, le gustó el resultado, y de ahí (aunque el primer trabajo profesional
como colorista fue para el dibujante italiano Dino Attanasio) surgió un equipo formidable: Dibujo – William Vance. Colores – Petra Petra utilizaba témpera o “gouache” (a
queda, combinar y encontrar nuevos tonos e intensidades, y trabajar con sus pinceles sobre los dibujos de William, tardes enteras. Se relajaba y disfrutaba de un proceso de concentración en el que el mundo reduce sus límites al tamaño de una mesa de dibujo y lo rodea de una burbuja en el que solo entran el creador y su obra.
modo de acuarela, más opaca). Unos pequeños tubos de color, similar a los de la pasta de dientes, proporcionan el material que a base de mezclas obtiene los diversos colores. Incluso usaban frascos de la marca vallisoletana Helios para el proceso, o pequeños algodoncillos de envases de medicina para crear diversos efectos. A Petra le encantaba esa bús-
William y Petra se conocieron en un baile y su noviazgo comenzó en 1961. Se casaron un año más tarde, cuando ésta tenía 25 años, él 27, y vivieron en Bruselas una temporada entre Wezembeek y Uccle. Después de Bélgica volvieron a España, concretamente a Valladolid, en 1979, donde se trasladaron con toda la familia. Los
La Técnica del color en el cómic se trabajaba de esta manera: una vez dibujada y pasada a tinta la historia, esta se copiaba sobre un acetato transparente. A su vez, se hacía una copia en azul sobre otro papel, cuyo color no aparece a la hora de la impresión definitiva, y el cual se colocaba debajo del anterior acetato, y era sobre el papel que se colocaba. Al volver a colocar el acetato encima, aparece el resultado definitivo. Hoy en día con los ordenadores las técnicas de dibujo han cambiado y se realiza todo de manera digital.
impuestos en el país centroeuropeo eran muy altos y el trasladarse a España les permitió desarrollar su actividad de manera más eficaz. Se establecieron en la Calle Torrecilla, muy cerca de las impresionantes fachadas de San Pablo y San Gregorio, una zona privilegiada enmarcada con el Museo Nacional de Escultura y el Palacio de Pimentel. Sin embargo, el clima caluroso y seco de Castilla no beneficiaba el mantenimiento adecuado de las láminas de trabajo (enseguida perdían su humedad e impedían desarrollar el trabajo de forma correcta) y se desplazaron a Santander dos años más tarde, donde las condiciones eran más ventajosas para su arte. William encontró una vivienda en El Sardinero, con vistas al mar, el escenario ideal para seguir con la creación de sueños.
Trabajaron en obras hoy conocidas tan solo por los aficionados al noveno arte. Bob Morane, Bruce J. Hawker, Bruno Brazil, … Creada a mediados de los 70, y desarrollada
principalmente en los 80, surgió una de sus series más destacadas y que Petra recuerda con más cariño: Ramiro, con guión del también belga Jacques Stoquart. Ambientada en el siglo XII, a través de sus álbumes narra las aventuras de un caballero castellano y sus encuentros con los musulmanes que ocupaban buena parte de la Península. Caracteriza el Medievo español y la cruda estepa castellana, lo que le llevó a visitar localizaciones en el Camino de Santiago y ciudades como León, Sahagún, Ponferrada e incluso la arquitectura tradicional de Ampudia con sus soportales aparece reflejada en la obra, en un esfuerzo constante por realizar un cómic realista entretenido en el que la intriga y la aventura son sus principales bazas. Como bien recuerda ella, no hay un pueblo con castillo que no hubieran visitado..
A partir de ahí se lanzaron hacia cotas
Viñeta de “Ramiro” en la que se identifican soportales a referenciados de los de Ampudia
Series principales
Bruno Brazil 1969 1995 (11 álbumes coloredos)
Ramiro 1979 1989 (los 9 álbumes)
Bob Morane 1979 1980 (18 álbumes)
XIII 1984 2007 (18 álbumes)
Bruce J. Hawker 1986 1996 (7 álbumes)
Blueberry (Marshal) 1991 1993 (2 álbumes)
aún más elevadas. Con autores como Greg o Attanasio llegaron a tener fama internacional. Pero fueron dos series, XIII y Blueberry, junto con los guionistas Jean Van Hamme y Jean Giraud (Moebius) respectivamente, las que los llevaron a lo más alto de la fama. Y no es una hipérbole. Legiones de fans les seguían, incontables salones de comics e interminables giras por Europa. Incluso les llegaron a recibir con limousine, o necesitaron escolta policial en alguna ocasión, comenta Petra con cariño y aún asombro.
Blueberry, una de las obras de cómic más grandes de todos los tiempos gracias a Charlier y Moebius, estaba ahora también en manos de William. Y de Petra. Ella alude a la obra como un auténtico reto: se elaboró en tan solo cuatro meses cuando el periodo normal puede rondar el año. Recuerda salir a la calle en Santander a despejarse de los mareos producidos por los olores de las tintas, los colores… un trabajo descomunal. Y genial.
Cuando Blueberry era ya una obra consagrada, el fenómeno de XIII surgió de las manos de Van Hamme y Vance. Superó todas las fronteras: premios internacionales, reconocimientos, ... En Francia, un volumen de la serie llego a ser número uno en ventas ¡en la categoría de libros! Juegos de mesa, películas,
Portada de “Marshal Blueberry”
videojuegos, merchandise…
Y detrás de todo ello estaban William y Petra.
Y ya no hay nada más arriba. Se ha llegado a lo más alto y desde ahí se puede ver todo, incluidos los colores de la Tierra de los Campos Góticos; lejos, pero a la vez muy cerca.
Sin embargo, ellos siempre han evitado
la fama y han guardado distancia de la notoriedad del mundo del cómic. No han perseguido protagonismo, no lo han buscado, ya que su felicidad estaba siempre en su trabajo y su familia. Se han mantenido lejos de los grandes eventos, sobre todo en España, y han frecuentado los salones de cómic tan solo lo necesario. Tampoco los rehuían, pero no es un mundo que necesitaran.
Es difícil reflejar el éxito de esta aventura en un artículo. Hay que vivirlo y enmarcarlo en su momento. Yo tuve la fortuna de conocer a William en uno de los pocos salones de Barcelona que visitamos, tanto él como yo. Y fui exclusivamente a conocerle. Era 1995, en plena efervescencia de XIII, y me dejó su firma en un ejemplar de la misma serie, que Petra ha completado ahora con la suya, casi un cuarto de siglo más tarde. En mi timidez tan solo me permití pedirle un dibujo y preguntarle cómo era capaz de dibujar tan fantásticamente. Él me respondió, en un perfecto castellano: “Son muchos años de dibujar…” Y lo entendí. El trabajo es fundamental en este
arte. Pero, aun así, sabía que allí había un genio detrás. Lo que no sabía es que había dos; y lo mucho que nos unía.
William falleció en 2018 rodeado de su familia tras una larga enfermedad que le impidió seguir dibujando los últimos años. Ahora Petra y su hijo Eric mantienen su memoria y obra. Sin embargo, para Petra el valor de William no era el artístico, sino el personal, su carácter sencillo y buen padre de familia; en todos sus comentarios se desprendía un afecto abrumador hacia él, en la que siempre destacaba la faceta personal por encima de su calidad como artista. En su hogar, Petra y Eric nos hicieron un recorrido único, privilegiado, donde pudimos contemplar cuadros, originales, rarezas, el trabajo y las láminas de Petra… Un magnifico universo de color en el que sumergirse, creado con el material con el que están hechos los sueños
Nos despedimos finalmente de Petra sabiendo que nos volveremos a ver, aún hay mucho que contar, y esperamos que el destino nos reúna pronto de nuevo. De vuelta a casa, por la autovía que une Santander con Palencia, los infinitos colores del atardecer nos llenan de recuerdos cercanos y lejanos…
* Todas las fotos e ilustraciones que aparecen en el artículo se publican con el consentimiento de la familia Van Cutsem-Coria.
Nace en Valladolid a finales de la década de los cuarenta del siglo pasado, una tarde del día de Nochebuena y cuando las gentes del trabajo regresaban a sus casas.
Los primeros años son de colegio y juegos en la calle en días laborales y paseos por el centro de la ciudad en los festivos. Cursa estudios en un colegio de religiosos donde la caligrafía y el dibujo artístico formaban parte de las asignaturas recibidas; las tardes de los jueves en casa terminaba el dibujo que había iniciado por la mañana en clase.
A los catorce años comienza estudios de formación profesional de Oficialía y Maestría Industrial de la rama del Metal donde el dibujo técnico es fundamental; la teoría del dibujo y la prespectiva serán la base de sus trabajos porteriores.
Durante esos años en Valladolid comienza un importante crecimiento demográfico como consecuencia de la implantación en la ciudad de la industria automovilística, con la demanda de vivienda correspondiente; se construyen nuevos barrios y el centro histórico sufre la desaparición de antiguos edificios. La lista sería muy larga y pasarán muchos años antes de que se tome clara conciencia del destrozo; es necesario recurrir al trabajo de dibujantes, pintores y fotógrafos para recordar cómo fue en su día la ciudad.
El trabajo en diferentes talleres de la ciudad le mantiene a diario en contacto con el dibujo técnico que ya no abandonará durante toda su vida laboral. Se interesa por la fotografía que le aportará un mejor conocimiento de la composición y visita con asiduidad e interés las exposiciones que se ofrecen en la ciudad.
Retoma el dibujo artístico de forma autodidacta en la década de los ochenta sin una idea clara del camino a seguir; practica con el grafito, aguadas de tinta, plumilla y durante dos años se afana en recuperar las habilidades y poder crear un dibujo que pueda enseñar. Es tiempo de leer libros de técnicas artísticas. Decía Eduard Monet que para ser un buen pintor también hay que ser un buen artesano.
Pronto se hace evidente que la técnica de la plumilla es la que más se adapta a sus posibilida-
des y condiciones; la dedica todo el tiempo que le es posible. En el paisaje urbano encuentra un gran campo creativo ya que puede recrear un mundo por el que pasamos a diario sin darnos cuenta de su belleza.
El recuerdo de espacios desaparecidos le permite realizar trabajos que transcienden a una copia literal de antiguas fotografías, teniendo siempre como base que está realizando un trabajo artístico. Es necesario acostumbarse a tener la mirada atenta al pasear para poder descubrir la belleza, nuevos temas o rincones olvidados; los viajes son una buena ocasión para ampliar el horizonte compositivo.
Para no cerrarse a una sola técnica estudia pintura al óleo, grabado, acuarela y técnicas de ilustración y ello le permite tener una visión complementaria del dibujo y además ampliar los temas a trabajar.
En 1996 participa en su primera exposición colectiva y partir del año 2001 comienza a exponer individualmente en salas de Valladolid y provincia, Burgos, Aranda de Duero, Ampudia, etc. Como miembro de la Unión Artística Vallisoletana participa desde 2010 en las exposiciones colectivas anuales, Taller de Otoño, obteniendo un 1er. Premio, dos 3er. Premios y varios accésits; asimismo también participa en cuantas exposiciones colectivas organiza esta asociación.
Tal vez una de las mayores satisfacciones que le ha proporcionado esta actividad, es la de haber conocido a un buen número de artistas y amantes de la pintura, la acuarela y el dibujo; disfrutar de su amistad es ya un premio en sí mismo.
Resulta imposible determinar el momento en el que un ser humano hizo una marca sobre una piedra, una rama o simplemente sobre el suelo, y mucho menos aún saber cuál fue el motivo que le impulsó, pero es indudable que dio expresión al sentido artístico que todos llevamos dentro.
Aún hoy podemos admirar en todo el mundo los dibujos de hombres y mujeres, animales de caza, peces, etc. sobre paredes rocosas y bloques de piedra del interior de las cuevas en las que se refugiaban.
Cualquier dibujante o pintor contemporáneo firmaría gustoso una obra como la que se puede contemplar en Altamira, pues no solamente con un dibujo de gran calidad aporta movimiento y realismo, sino que además aprovechando las formas de la roca consigue dar volumen al color de la obra.
Las vasijas de barro, las herramientas, las armas y los adornos personales se decoraban con dibujos cada vez más elaborados y personales.
La escritura en todas las formas conocidas, son grafismos que nos dan la pauta para transformar el pensamiento en palabras que pueden leerse sobre piedra, en tablillas de barro, pieles de animales, papiros o papel, con todo tipo de tintas y utilizando trozos de hueso o madera, plumas de ave y puntas de hierro, nos dejaron constancia de su avance como seres inteligentes.
El dibujo es el padre de la arquitectura, la escultura, la ciencia y la pintura, Con dibujos previos se desarrolla la idea inicial hasta tener evidencia clara de la obra a realizar.
Pero pronto el hombre en cada civilización intenta dar transcendencia al modo de vida, los hechos históricos y los conceptos religiosos que le animan y así la pintura, los mosaicos y los bajorrelieves cubren pirámides, templos y palacios.
Desde Mesopotamia a la Grecia clásica, el imperio romano, las culturas maya o azteca, desde la lejana China o las culturas japonesa y del sudeste asiático, la India o el mundo musulmán, el ser humano se transciende a sí mismo en un esfuerzo creativo tan titánico como diverso y lleno de gran belleza.
Desde sus humildes escritorios los monjes nos van a legar manuscritos ilustrados e incluso los albores de símbolos sobre líneas que expresan música. Los canteros tallan el románico y elevan el arco de medio punto para llegar al gótico, liberando los muros a los que llenan de color los vidrieros. El mundo de los artesanos se desarrolla intensamente con todo tipo de oficios.
Giotto y Brunelleschi dan un salto y consiguen dar sensación de tridimensionalidad al dibujo y la pintura con líneas y puntos de fuga, nace así la perspectiva.
Leonardo da Vinci ejemplo del artista inquieto, se adentra en todos los aspectos del saber humano y en sus dibujos avanza unos ingenios que la tecnología haría posible solo siglos después.
Los artistas del renacimiento dominaban con maestría el dibujo, la pintura, la escultura y la arquitectura, recuperando la grandeza de la cultura clásica.
La aparición de la imprenta supone toda una revolución cultural, los libros de ciencia y literatura se llenan de imágenes. Desde Nüremberg Alberto Durero se convierte en el artista más famoso del Renacimiento alemán, sus dibujos y grabados serán durante los siguientes siglos una referencia constante y la ilustración de los textos enriquecerá la obra escrita.
La composición y la maestría técnica de Diego de Velázquez le convierten en el mejor pintor de la historia, las gentes del pueblo llano y los animales domésticos aparecen en su obra rompiendo con la tradición compositiva de su época y por primera vez pinta un cuadro que mira a un cuadro, “Las Meninas”. Siglos después los pintores aún se admiran de cómo es posible tal realismo con una pincelada tan sencilla y precisa.
Francisco de Goya con sus cuadernos de dibujos y aguafuertes, “Los caprichos”, analiza a la sociedad de su época y ningún estamento escapa a la crítica. En “Los desastres de la guerra“ se convierte en reportero gráfico y muestra sin piedad y con toda crudeza el horror de la contienda. Con “Los disparates o los Proverbios“ y “Prisiones, Suplicios y Libertad“ da rienda suelta a una imaginación desbordante.
Los grandes mecenas del arte comienzan a desaparecer y el artista tiene que vivir de vender sus obras a clientes interesados en su trabajo.
De William Turner decían sus contemporáneos que pintaba cuadros que no eran nada y que parecían algo, pero estaban ante el padre de la acuarela. Paul Cézanne, precursor de la pintura impresionista, solo será comprendido posteriormente en los que seguirán su camino.
Con el nacimiento de la fotografía, que plasma con total fidelidad la realidad, los pintores buscan nuevas formas de expresión. Las dos grandes guerras y la expansión de los ideales políticos influyen en el arte de los últimos siglos; se multiplican los estilos y las tendencias.
Con la llegada del cinematógrafo se abre un enorme campo y los dibujos animados dejan boquiabiertos a grandes y pequeños; el increíble mundo del cómic inunda los kioscos con una explosión de imaginación e ingenio al alcance de todos por unas monedas.
La informática y los programas, tanto de dibujo como de pintura y el tratamiento de imágenes, ofrecen todo un nuevo mundo de posibilidades creativas.
El dibujante de hoy dispone de un buen número de materiales y medios de expresión, pero el fin al que se encamina sigue siendo el mismo, plasmar cuanto atrapa su atención ya sea real o imaginado y siempre desde su propia y personal visión.
Con los avatares históricos ha desaparecido una ingente cantidad de todo tipo de obras. Los modernos soportes para almacenar el conocimiento y el arte son frágiles, poco fiables y en constante cambio, tal vez la tabla, el lienzo o el papel nos sobrevivan mejor.
Gonzalo Fernández de Oviedo (1478 -1557) fue un verdadero polígrafo del siglo XVI nacido en Madrid, aunque de familia asturiana como indica su apellido. Su variopinta obra incluye entre otras muchas, una novela de caballerías, “Claribalte” y una voluminosa crónica de América, “Historia General y Natural de las indias”.
Pero son sus “Batallas y Quinquagenas” las que más interés han suscitado entre los investigadores modernos. Obra extensa y tardía, y quizás por ello inacabada, escrita en forma de diálogo entre dos personajes, el Alcayde, o sea, el propio Fernández Oviedo que fue alcaide de la fortaleza de Santo Domingo, y el Sereno, un interlocutor imaginario que interrumpe el discurso para reconducir el tema, contribuyendo así a aligerar el diálogo y suavizar la fatiga del lector.
Se trata en realidad de una serie de biografías de los “varones ilustres” de su tiempo, segunda mitad del siglo XV y primera mitad del XVI, sistematizadas mediante “Quincuagenas” (grupos de cincuenta biografías), con el proyecto inicial incumplido de reunir cuatro quincuagenas en cada una de sus cuatro partes o “Batallas”, es decir 800 biografías en total.
De esta obra se han hecho dos ediciones incompletas, una llevada a cabo por Juan Bautista Avalle-Arce (Salamanca, 1989) y otra por Juan Pérez de Tudela y Bueso, con transcripción de José Amador de los Ríos y Padilla (Madrid, 1983-2002). Esta última edición se compone de cuatro tomos y en el tomo tercero se incluye la Batalla Primera, Quinquagena Cuarta, amén de siete biografías de personajes insignes de la Iglesia Española. La última de ellas, con el título de “Beato Pascuasio”, va referida al obispo de Burgos Fray Pascual de Ampudia, y en ella se cuenta una curiosa anécdota de su relación con unos parientes ampudianos de condición humilde.
ACAIDE: Fray Pascual, obispo de Burgos, doctísimo varón en la sagrada escritura, persona tal como gustase a Dios que hubiesen sido todos los prelados de la Iglesia de Dios en su tiempo y en el nuestro, y de tan buen ejemplo que es tenido por espejo de doctrina de los religiosos y prelados que en esta edad y presente siglo hemos visto, sin injuria de ninguno; y tan amigo de Dios cuanto a España es manifiesto, y puede y sabrá mejor testificar la sagrada orden de los predicadores de Santo Domingo, en la cual él vivió como murió, y acabó como santo varón. En ella hay hoy muchos religiosos que le conocieron, aprobarán lo que digo y podrían acrecentar en su alabanza grandes y notables pasos de su vida y escritos. […]
En cuanto a su estirpe y linaje, fue de pobres agrícolas labradores, natural de la villa de Ampudia. Desde su niñez fue dado a las sagradas letras y estudio de filosofía; fue hecho maestro en sagrada teología; y por sus méritos y buen ejemplo los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel que ganaron Granada, después que murió el obispo don Luis de Acuña, le dieron aquella prelacía que es el principal obispado de España. La cual iglesia el administró santamente con toda rectitud.
SERENO: A este prelado muchos le tienen por santo, porque muy a las derechas hizo su oficio. Sé muy bien que sobre ser el obispado de Burgos el mayor en renta que tenga el obispado de Castilla y de España toda, no le valía a él tres millones de renta.
ALCAIDE: Así lo oí yo decir a personas que lo podían saber muy bien […]. Y después que el obispo había tomado lo que para su plato bastaba, que era bastante limitado, y para pagar
a esos pocos que le servían, todo lo demás se lo daba a los pobres, cuyo es de derecho. Tenía mucho cuidado de las almas de sus ovejas y de su iglesia, y cada año, o de tercer en tercer año, iba a Roma en persona, y si algún año en esto vacaba, era por enfermedad o por otro estilo, pero con licencia expresa del Sumo Pontífice.
Sucedía que algunos labradores pobres parientes suyos le iban a ver y pedir que los ayu-
dase, y él examinaba primero el parentesco que tenían con él, solo, muy particularmente, y se informaba de los parientes vivos y de los difuntos; aceptaba las verdades y tomaba relación de lo que se le había olvidado de sus familiares.
- Y decía después: “Vos ¿qué querríais ahora primo, o pariente amigo?”
- “Señor”, respondía el labrador, “Tengo tres hijos y cuatro hijas y no los puedo sostener y con qué criarlos, y querría que vuestra señoría me ayudase, pues son vuestros parientes y son de vuestra sangre”.
- Respondía el obispo: “Vos querríais ahora que yo os hiciese emparentar con el condestable o con el conde de Salinas o con don Diego de Rojas, señor de Poza, o con otros de estos ilustres y generosos caballeros de Burgos; y no os conviene a vos ni a vuestros hijos, ni a mí tampoco, mudaros del estado en que Dios os quiso poner, porque esos caballeros bien os tendrán en nada, ni durará más la amistad y el parentesco de cuanto dejase yo de darles aquello que no es mío y manda Dios que se lo dé a los pobres. Acabad en vuestro oficio, que el que os dio tantos hijos, sabe para qué los quiere, y conoce mejor lo que vos y ellos necesitáis, que no vos ni yo”.
- “Señor”, replicó el pariente con quien pasó lo que os digo, “En efecto, señor, no quiero en verdad esos parentescos, sino que me ayudéis; que vivo en una casa muy baja y ruin y el año pasado se me murió un buey con el que araba y no tuve para comprar otro; y así, por mi necesidad, vendí el otro que me quedaba y me lo he comido con mi pobre compañía. Mi hija la mayor está ya grande y de veinte años, y mi hijo mayor de veintidós, y dice que se quiere venir a serviros y a que le ayudéis; que es muy buen zagal, al cual yo querría casar, que es buen hijo y trabaja bien y me ha ayudado a sustentar.”
- “Bien me parece lo que decís de ese zagal y de vuestra hija mayor”.
- “¿Con qué los casaré?”, decía el pariente, “que aunque venda cuanto tengo, no vale todo diez mil maravedíes”.
- Replicó el obispo: “¿De qué tamaño son los otros vuestros hijos e hijas?”
- Dijo el pobre labrador: “Señor, el segundo de mis hijos tiene diez años, y el tercero, más chiquillo, tiene cinco. Y mis hijas ya os dije que la mayor tiene veinte, y la que va tras ella tiene dieciocho, y la otra es de trece o catorce; y la menor, Elvirilla, tiene ocho o nueve.
- “¿Pues cuánto querríais ahora vos para remediaros con esa vuestra compañía?, dijo el obispo.
- “Señor”, dijo el pariente, “querría para comprar un par de bueyes para volver a poner en pie mi labor, y querría para casar a mi hijo e hija, los mayores, y aún para la segunda, que está ya tan mujer como su abuela, cada una dos mil maravedíes.”
- El obispo respondió riéndose; “Pues como ¿no cuestan los yernos en nuestra tierra sino a dos mil maravedíes?”
- “Sí cuestan; y aún a cuatro y más algunos; pero si quieren, así, si no, que lo dejen, que mis hijas son buenas y Dios les hará merced.”
- El obispo riendo dijo: “Primo, mucho me pedís, mas yo os quiero dar ahora veinte ducados para comprar los bueyes, y casad a vuestro hijo e hija mayor. Y enviadme acá a vuestro hijo y al yerno, y yo les daré para sendos pares de bueyes y lo que más fuera Dios servido. A esa vuestra hija segunda, la de los dieciocho años, casadla también, que tiempo es, y yo le daré a su marido para otro par de bueyes. Y ese muchacho de los diez años, enviádmele que le quiero ver. El de los cinco, cuando sea algo mayor, traédmele cuando tenga siete. Y la hija de los nueve años traedla así mismo, que Dios lo proveerá todo. Me encomiendo a vuestra mujer y a todos y vaya Dios con vos, y no estéis más aquí, sino iros pronto a poner en orden vuestra casa. Y tomad diez reales para el camino y los veinte ducados para los bueyes. En todo el mes que viene traedme a vuestros hijos, porque estoy de camino para Roma. Dios sabe si volveré o no. Me aseguraron que a todo lo susodicho estaban presentes un mayordomo suyo, al cual mandó que luego le despachase y diese el dinero que el obispo había dicho; y que estaban presentes a este razonamiento dos canónigos reverendos de la iglesia mayor de Burgos, letrados
adeptos al obispo.
- Cuando salió el labrador le dijeron: “Señor, ¿por qué dio vuestra señoría tan poco a aquel pariente suyo?”
- El obispo respondió: “Porque tengo otros muchos, y todos los pobres son mis parientes, suyo es lo que Dios me diere y no mío; y que Él me deje repartirlo como debo. ¿Os parece que fuera bueno que hiciera yo un mayorazgo en uno de esos sobrinos míos que ese pobre viejo labrador me traerá de sus hijos?
- “Sí por cierto”, dijo un canónigo, así.
- “¿Qué decís reverendo padre?, dijo el obispo, “¿Cómo de bienes ajenos tengo yo que ensalzar a ningún pariente mío? No quiera Dios que yo muera en tal error, ni que él ni yo vayamos al infierno.”
- “¿Pues qué les pensáis dar cuando vengan?”, replicó el otro canónigo.
- El obispo dijo: “Ellos vendrán pronto y habéis de verlo. Vámonos a vísperas que ya tañen a ellas”. Y riéndose se fueron a las horas.
SERENO: Ese obispo tenía ganas de salvarse y de cumplir lo que debía y de servir a Dios y dar buena cuenta del báculo pastoral. […] Fue de buena estatura, moreno y seco, y los ojos hundidos; alegre en su aspecto, doctísimo varón, codicioso de ayudar con su moderación y honestidad y santa doctrina a cuantos pudo.
ALCALDE: Me place, pues, que le conocisteis.
SERENO: Decidme cómo les fue a aquellos sus parientes con él, que lo estoy escuchando atentamente.
ALCAIDE: De allí a pocos días volvió aquel labrador con dos hijos y una hija vestidos a la aldeana; y con ellos un yerno, no mejor peinado, con quien dejaba desposada a la hija mayor al olor de los bueyes prometidos por el
obispo. Y también quedaba desposado el sobrino mayor. Y vino la madre con su hija de los nueve años. Entrados un día en la cámara del obispo, hizo llamar a los mismos canónigos que se habían hallado en la primera plática. Y después de haber oído de los parientes algunas palabras al modo rústico, recomendándose lo mejor que el viejo y su mujer lo supieron hacer, el obispo mandó llamar a su mayordomo y le dijo:
- “Traedme cien ducados si los hay en nuestra casa”.
- Y el mayordomo le dijo: “Por cierto, señor, creo que hay cincuenta”.
- Uno de los reverendos canónigos dijo: “Señor, yo prestaré a vuestra señoría otros cincuenta”.
- “Por amor de Dios, sea”, dijo el obispo, “porque estos pecadores no trabajen ni gasten en volver acá”.
Y juntados los cien ducados, dio veinte al mancebo sobrino desposado, y otros tantos al cuñado para que comprasen sendos pares de bueyes; y dio a la labradora vieja otros cuarenta para que casase a las otras dos hijas; e hizo meter monja en un monasterio de religiosas a la hija de los nueve años; y al muchacho de los diez años le mandó que se quedase, y le mandó enseñar a leer y escribir para que, después que lo supiese, aprendiese y fuese sacerdote. Y dio los dineros restantes al labrador y a su mujer para que criasen al niño menor y para sus necesidades. Y les dijo: “Iros en buena hora a vuestra casa y rogad a Dios que me salve”. Mandó al mayordomo que les hiciese vestir a todos y darle a cada uno dos camisas, de la manera y suerte que suelen andar los labradores, para vestir a las tres hijas que dejaban en su casa y para el niño menor. Y cuento esto por la mayor liberalidad que hizo pública con sus parientes. Pero secretas hizo muchas a los pobres.
En Ampudia dicen que hizo hacer la torre de la iglesia. Finalmente, todo lo que tenía era de los pobres, de los que estaban en las cárceles por pobres, pues como estos sufrieron otros parientes. Venían muchos a buscar al obispo, a que les diese también a ellos. Por la información que tenía en su memoria, que la había hecho por relación del verdadero pariente, sin conocerlos los conocía. Socorría a los que se hacían parientes sin serlo como ellos merecían, donándoles algo, pero con tal limitación que se tornaban descontentos a su casa. Y al que no era pariente, después que le había desanimado, lo desengañaba y decía: “Mirad amigo, que yo sé que no sois mi pariente. Tomad un ducado o dos, tornaos a casa y vos ni otro que no sea mi pariente que no me pida por pariente, sino por pobre. Ayudarle he con lo que pudiere, y al que fuere mi pariente no le tengo que dar con que deje su hábito”. Pero he entendido que reconoció más de veinte muchachos que hizo enseñar, y que muchos de ellos salieron buenos letrados y unos fueron clérigos y otros frailes de la orden de predicadores y de otras órdenes. Y de sus parientes y no parientes casó a muchas pobres doncellas y a otras ayudó para ser religiosas.
Así que ved cómo gastaba este santo varón la renta del obispado. Cuando le daban sus décimas las repartía también y daba el trigo, el vino y lo demás a hospitales o personas necesitadas y decía que él no era sino despensero para distribuir lo que Dios le diese en su servicio.
SERENO: Todo cuanto bien se dijese de este prelado, veo yo muy bien porque era muy gran letrado y muy honesto y apartado de toda ambición; no tenía codicia ninguna y viniendo a él se le sentía muy llano y compasivo y disfrutaba de la conversación de los sabios y hombres honestos.
ALCAIDE: Así decía él que de ahí se le pegaba, que ningún día había que dejara de aprender y que, con todo su estudio, había libros que no había podido alcanzar a leer continuando aquellos sus caminos de Roma. Murió allá en un monasterio de su orden que se dice la Minerva, en tiempo del Sumo Pontífice Julio II. El obispo de Burgos, fray Pascual, estaba en el tránsito o al cabo de la vida y el Papa dijo
que no le habían de llamar fray Pascual, sino beato Pascuasio, vamos a verle y en verdad os digo en qué gran vergüenza incurre el que nos pidiese la dignidad de ese obispo si no le imitara en la vida. El beato Pascuasio ahora gozará de sus buenas obras. Todo esto dijo el papa y llegando a donde el obispo estaba, en un pobre lecho, le echó su bendición y le dijo: “Hermano Pascuasio, sed fuerte que Dios os dará salud”. Y él dijo: “Santo Padre, dadme vuestro pie y vuestra bendición”. Y el Papa lo hizo y le absolvió plenariamente y quedaron solos los dos y se dijo que el Papa se le había encomendado mucho para que el obispo rezase a nuestro Señor por él. ¿Os parece a vos qué buen hombre fue este?
SERENO: Por tal está en boca de toda España, de cuantos han tenido noticia de él. Más envidia dejó entre los virtuosos que lástima. Y más quisiera ser él que otros de los muy sublimados en rentas y linaje. Esos que habéis dicho fueron los colegios y mausoleos suntuosos y los mayorazgos que este bendito varón dejó o, mejor dicho, llevó consigo, los cuales halló y goza en el cielo …
El concierto del Grupo musical La La Love You tendrá lugar el viernes 23 de septiembre, a las 22:30 horas, en los entornos de la Colegiata de San Miguel de Ampudia, con entrada gratuita.
La La Love You son una banda de Parla (Madrid) que está haciendo historia y ha conseguido lo impensable: en octubre de 2020 y peleando con los artistas más mainstream de las multinacionales más poderosas, lograron alzarse con el Premio MTV EMA a Mejor Artista Español, en diciembre de 2021 recibieron el Doble Disco de Platino por El Fin del Mundo, canción que está batiendo récords y lleva ya más de 70 semanas en el top de lo más streameado en España, experimentando una espectacular subida en los últimos meses y siendo uno de los principales trends de Tik Tok. En marzo de 2021 resultaron galardonados como Artista Revelación en los Premios Odeón, los más importantes de la música española, además de nominados a los Premios de la Música Independiente. Casi 100 millones de reproducciones en Spotify lo avalan.
Con la compañía independiente Subterfuge respaldándoles, La La Love You son, sin lugar a dudas, con su canción “El fin del Mundo”, uno de los grandes fenómenos musicales de la década.
La La Love son también uno de los nombres imprescindibles de cualquier festival de verano, agotan todas las entradas de las grandes salas donde van y ha girado por Japón y Chile y muy pronto estarán en México.
Y no han perdido su espíritu de ser, ante todo, una banda de 4 amigos que disfrutan haciendo música.
“El fin del Mundo” se publicó a principios de 2020 y con cierto aire premonitorio en su título, fue una de las canciones que animaron balcones - donde la gente confinada salía a aplaudir a los sanitarios y saludar a sus confinados vecinos -, logró convertirse en canción del verano y sigue en lo más alto de las canciones más escu-
chadas (y vendidas) de nuestro país. Tampoco se quedan atrás en millones de escuchas canciones como “Más colao que el colacao”, “Laponia” e “Irene”.
Formados en 2007 y siempre en el ambiente del power-pop, en junio de 2019 se hizo justicia. Las canciones de punk-pop de estribillos irresistibles, frescas, directas y optimistas de producción impecable de La La Love You solo necesitaban un minuto de exposición masiva –que los medios les negaron en sus comienzos – para que la juventud descubriera a su nueva banda favorita. Amaia dijo en “La Resistencia” que era la banda que estaba escuchando en ese momento. Y tan solo un minuto bastó para que la gente entrara a curiosear y sintiera un flechazo fulminante – metieron 7 canciones en el Top Viral de Spotify- que no solo se mantiene, sino que el grupo ha logrado ya por sí mismo y con el impulso de su discográfica, con amplia experiencia en abrir al público masivo a bandas underground y llegar a millones de personas.
Pero el verdadero pelotazo llegó con “El fin del mundo” y se ha multiplicado exponencialmente llevado a David, Celia, Rober, a La La Love You, a codearse actualmente con los grandes.
Cosas que deBerías saBer de la la love you:
Dos de los cuatro miembros, Rober y David, se conocieron en el instituto. Eran compañeros de mesa.
El pueblo de David Merino es Ampudia.
Celia, la bajista, era DJ en una discoteca a la que solían ir, el Ochoymedio. Le dieron un disco para que lo pinchase y se hicieron amigos.
El nombre de La La Love You lo cogieron de una canción de Pixies.
Estuvieron a punto de representar a España en Eurovisión.
Hicieron gira por Japón. Sus discos se han editado allí.
David Merino es el cantante y guitarrista del grupo La La Love You, que en las últimas semanas ha visitado Medina de Rioseco y Ampudia. Una localidad, esta última, muy especial para él, por sus raíces familiares, sus recuerdos de infancia y juventud; y en definitiva por sentirse “muy ampudiano”. […]
¿Qué relación tienes con Ampudia?
Soy palentino, aunque he crecido en Parla, Mi madre es de Ampudia y mi padre de Santa Cecilia, que están muy cerca. Justo antes de nacer trabajaban como profesores en Sabadell, pero como era verano y estaban en el pueblo, nací en Palencia. Además, en Ampudia vive mi abuela Teresa, todos mis tíos tienen casa, y mis padres también. Así que mi relación con mis raíces ampudianas es muy estrecha. Ahora, con más compromisos tengo menos tiempo para ir, pero siempre lo he llamado mi pueblo. He pasado mucho tiempo allí y tengo muchos amigos ampudianos. Tengo que decir que también soy de Santa Cecilia, que si no se enfadan. […]
¿Qué es lo que más te gusta del pueblo?
De niño era el contraste de venir de la ciudad y tener la libertad de estar en un pueblo. Eso es lo que más me llamaba la atención y como he ido todos los veranos mantengo las amistades. Nos pasábamos todo el verano preparando nuestra peña, “Oasis”, para las fiestas y recuerdo que los veranos iban mucho de eso, con las fiestas de Alconada en la cabeza desde junio, preparando la fiesta de septiembre.
¿Es especial para ti tocar en el pueblo?
Muy especial. En Ampudia tengo amigos de toda la vida que no han podido verme tocar
con toda la banda, o incluso mi abuela que tampoco me ha visto. Me resulta curioso y difícil de encajar y de creer. A mi abuela al principio no le parecía algo muy real, pero ahora está ya muy contenta y lo disfruta mucho. A pesar de haber crecido en Madrid, me siento mucho más identificado con el carácter y la personalidad de la gente de Palencia que la de Madrid. Supongo que porque mis padres son muy palentinos y al final me lo han contagiado. […]
reivindica sus raíces ruralesLA MAR DE CAMPOS, Octubre de 2022.
EN LA CRUZADA QUE LEVANTO ESTE DIA BUSCA LA PAZ DEL IMPERIO
POR LA UNIDAD, POR LA GRANDEZA, POR LA LIBERTAD
EN EL SIGLO DE FRANCO
EL CAUDILLO ARRIBA ESPAÑA
XVII - XVIII - XIX - JULIO
MCMXXXVI
El último recuerdo del franquismo (Ampudia- Plaza Vieja (1939 – 2017) Sello del Concejo de Ampudia. (Reverso)TABLA DE LA SANTA CENA (actualmente en el Museo de Arte Sacro de Ampudia). Posible obra de LEÓN PICARDO, pintor burgalés (originario de Francia), de gran fama en su tiempo, que en el primer cuarto de siglo XVI trabajó para el Conde de Salvatierra, D. Pedro de Ayala y posteriormente para el Condestable D. Íñigo Fernández de Velasco