Presentación
La pandemia del Covid-19 dificultó en gran manera la celebración de los actos programados para la conmemoración del Quinto Centenario de la llamada GUERRA DE LAS COMUNIDADES DE CASTILLA. Pese a todo la Corporación Municipal de Ampudia y un puñado de entusiastas conseguimos superar las dificultades para poner a Ampudia en el lugar destacado que le corresponde entre las Villas Comuneras Castellanas.
Artículos de prensa y carteles, libros, conferencias, teatro, exposición itinerante y recreación histórica… manifestaciones todas que merecen ser recordadas por los ampudianos, orgullosos de ser castellanos y amantes de su historia.
La vatalla de Ampudia en la Guerra de las Comunidades
La reelección de D. Juan de Padilla como Capitán General, el 31 de diciembre de 1520, dio nuevos ánimos a los comuneros, que pensaron entonces en atacar la ciudad de Burgos, bastión del Condestable. Atacarían por el sur D. Juan de Padilla y el Obispo Acuña, mientras que por el norte lo haría el Conde de Salvatierra, D. Pedro de Ayala, adherido a la causa comunera.
Un movimiento táctico de los realistas vino a retrasar la proyectada operación sobre Burgos. El 15 de enero de 1521 un contingente de fuerzas realistas comandadas por el navarro D. Francés de Beaumont y el asturiano D. Pedro Zapata, salió de Tordesillas para tomar la villa de Ampudia, señorío del Conde de Salvatierra. Formaban el contingente unos mil trescientos asturianos y seiscientos peones, con ciento sesenta lanzas cedida por el Conde de Haro. Tras cruzar los Montes de Torozos, ocuparon la villa y el castillo de Ampudia sin mucha resistencia.
Reaccionaron de inmediato Padilla y Acuña aprestándose a reconquistar Ampudia. Las tropas de Padilla salieron de Valladolid la misma noche del 15 de enero, y el 16 se juntaron a las de Acuña en Trigueros del Valle. Sumaban en conjunto unos 4.000 hombres de a pie, algunos caballeros y abundante artillería entre la que destacaba un gran cañón llamado "San Francisco". El 17 de enero ya estaban todos en Ampudia y, tras derribar un trozo de la muralla vieja y de la nueva, emprendieron la conquista de la fortaleza.
[Publicado en LA MAR DE CAMPOS - Especial “Guerra de las Comunidades”. Abril de 2021]
Viendo que los comuneros eran superiores en número y que venían con ganas de pelear, Beaumont y Zapata salieron de Ampudia por un postigo falso y se refugiaron en la villa de Torremormojón, feudo del Conde de Benavente, dejando en el castillo de Ampudia al alcaide con sesenta hombres de a caballo.
Mientras Acuña seguía con el asedio a la fortaleza, Padilla salió tras los fugitivos y puso cerco a la villa de Torremormojón, donde los vecinos ofrecieron fuerte resistencia. Entre tanto, Beaumont y Zapata, aprovechando la tregua de la noche, prosiguieron la huida en dirección a Medina de Rioseco.
El 18 de enero, pese a la fuga de los jefes realistas, Padilla continuó con el asedio y ya amenazaba con prender fuego a las puertas, cuando los torrejanos, saliendo en procesión de súplica, negociaron su rendición.
Retornó entonces Padilla al asedio de la fortaleza de Ampudia, donde los hombres que había dejado en ella D. Francés de Beaumont seguían resistiendo los fieros ataques del Obispo Acuña que, protegido detrás de un enorme trillo arengaba a sus soldados diciendo: "Así, hijos, así, subid, pelead y morid, y mi alma vaya con la vuestra pues morís en tan justa empresa y en demanda tan santa".
Tras tres días de encarnizada lucha, el 19 de enero consiguieron por fin la rendición de los defensores del castillo, a los que se les permitió la salida de este con armas y caballos. Terminaba de esta forma la llamada "Batalla de Ampudia", con caracteres muy parecidos a los de la que un mes más tarde, se libraría en el castillo de Torrelobatón, aunque esta sea más conocida por ser el preludio de la derrota definitiva en Villalar.
Epifanio Romo VelascoAmpudia Y El Conde De Salvatierra
Tras la toma de Tordesillas, de enorme valor político y estratégico, la Junta se apresuró a reorganizarse en Valladolid, donde se establecería la Santa Junta, para reemprender sus operaciones militares. Sin nombramiento de facto, sí de hecho, aclamado por las multitudes, Juan de Padilla (1490-1521), hasta entonces capitán general de la Comunidad de Toledo, se convertiría en capitán general del ejército sublevado. Su posición personal era ajena a entablar cualquier diálogo con los realistas. Junto a él, el obispo comunero de Zamora, Antonio Osorio de Acuña (1460-1526), el más radical de los cabecillas de la Comunidad, iniciarían durante el mes de enero de 1521 una activa, prolífica y exitosa campaña militar por la Tierra de Campos vallisoletana y palentina. […]
Señor de AmpudiA y conde de SAlvAtierrA. Pedro López de Ayala (1470-1524) era el Señor de Ampudia. Entre sus altas distinciones destacan: I conde de Salvatierra, merino mayor de Guipúzcoa, Señor de los valles de Ayala (Álava) - Llodio, Arceniega, Arrastaria, Urcabusturiz, Cuartango, Valdegovia, Morellas y Orduña - mariscal de Castilla, y capitán general del norte del ejército comunero, nombrado por la Junta de Tordesillas el 26 de noviembre de 1520. Su responsabilidad comprendía Guipúzcoa, Álava y de “Burgos a la mar”. Los títulos de conde, merino y mariscal eran hereditarios por línea paterna. [...]
BAtAllA de AmpudiA (17-21, enero 1521). Una obra imprescindible para mejor conocimiento de los hechos acaecidos en Ampudia, en el invierno de 1521, es la estupenda obra de Epifanio Romo Velasco, La batalla de Ampudia en la Guerra de las Comunidades. Antología de textos (Ediciones de la Corredera de Ampudia).Es imprescindibíe. […]
En la madrugada, fria y desapacible, del 15 de enero, los realistas salían de Tordesillas al mando del navarro Francés de Beaumont, con sus veteranos de Gelves y las tropas aportadas por otros señores, y del asturiano Pedro Zapata, comendador de Mirabel y corregidor de Oviedo y Asturias, que había llegado meses atrás a Medina de Rioseco con sus soldados asturianos. La fuerza
conjunta era importante: 1300 infantes, 150 lanzas - hombres de a caballo - y 40 escuderos. Durante la noche hicieron a buen ritmo los más de 60 kilómetros que separaban Tordesillas de Ampudia.
Por la mañana llegaban a la villa, no siendo bien recibidos por los lugareños. Tumultos, griteríos y desórdenes públicos obligaron a Beaumont a tener que hacer uso de sus arcabuces para restablecer la paz. En principio, su pretensión era garantizar el aprovisionamiento de su tropa, pero estaba claro que sus intenciones eran las de tomar la fortaleza, algo que ocurrió de manera, si no amigable, sí pacífica, al menos sin una resistencia violenta. […]
Conocidos los hechos en Valladolid, la Santa Junta dispuso de manera inmediata una bien pertrechada milicia comandada por Juan López de Padilla y Dávalos (Juan de Padilla), capitán general in péctore de la Comunidad, aunque sin nombramiento público ni oficial. Con él llevaba diversas piezas de artillería con las que batir las defensas ampudianas. Era la noche del 15 al 16 de enero. La movilización había sido ágil y efectiva. Se dirigió a Trigueros del Valle, a unos 25 kilómetros, en donde se encontraría con el ejército del obispo comunero, Antonio Osorio de Acuña, que se encontraba en Palencia, muy probablemente en Dueñas, apenas a 14 kilómetros de la villa vallisoletana. Entre ambas milicias sumaban unos cuatro mil infantes y un número impreciso de hombres a caballo. […]
Durante la noche del 16 al 17 de enero llegan a Ampudia, habiendo recorrido unos 18 kilómetros. Ante la inminente amenaza, Francés de Beaumont huye buscando refugio en Torremormojón, perseguido por Padilla. La guarnición que defiende la fortaleza, pese a ser poco numerosa - 40 escuderos y 30 soldados -, está bien protegida por sus murallas. Ante esta situación, los comuneros conscientes del alto coste en vidas humanas que sufrirían en el asedio, deciden entablar una negociación con los sitiados en los siguientes términos: si se rendían, se les garantizaba salir con vida y a resguardo, respetándoles armas y caballos.
La lucha es difícil y ardua la labor de los asaltantes en sus intentos baldíos por escalar sus murallas. Son muchos los comuneros que caen ante su pétrea defensa. El asedio se prolonga hasta su rendición el 21 de enero. Son recordadas por los historiadores y los cronistas las enardecidas arengas de Acuña a sus soldados, instándoles a la lucha y la pelea. No debemos olvidar que el obispo de Zamora, durante aquella contienda, contaba con sesenta y un años de edad. Más allá de sus métodos crueles y expeditivos, más allá de sus reivindicaciones político-religiosas, fue un líder carismático, mitad soldado - vestía armadura completa - , mitad monje - era obispo confeso y devoto -, que no escatimó esfuerzos ni energía en sus galopadas y disputas, tanto en Tierra de Campos como por Toledo.
Decisivo para el desenlace fue la toma de Torremormojón (18 de enero), tras lo cual Padilla y Acuña reemprenderían el asedio final de Ampudia. Ambos ya planeaban la expedición contra Burgos, todavía contenida
por el condestable, en coordinación con Pedro López de Ayala, conde de Salvatierra, que atacaría desde el norte de Burgos.
El inesperado y atrevido ataque realista sobre Ampudia, vino precedido de la victoria en la batalla de Tordesillas (5 de diciembre). Exultantes por el éxito cosechado, por los refuerzos y suministros llegados en forma de armamento, se lanzaron a frenar la iniciativa que en enero habían protagonizado los comuneros en Tierra de Campos. Cuatro largas jornadas vivó sitiada la fortaleza de Ampudia, días de inquietud y desasosiego entre los ampudianos, temerosos de verse sometidos al pillaje y saqueo de los comuneros o, cuando menos, a tener que sostener el aposentamiento de la numerosa milicia congregada.
Más de cinco mil hombres combatieron entre ambos bandos, en un momento crucial para el desarrollo de la contienda. Los realistas aspiraban a que el hostigamiento de Acuña por Tierra de Campos no quedara sin respuesta. Pese al triunfo de la Comunidad, la victoria en Ampudia y Torremormojón, supuso un frenazo a la expansión comunera, enardecida y radicalizada tras haber perdido Tordesillas y haber fracasado en el empeño de querer ocupar Medina de Rioseco.
El sueño de libertad todavía podía ser real en aquellas jornadas invernales del mes de enero de 1521. Por otro lado, se agravaba el delito de traición de los cabecillas de la Comunidad. Sabían que ya no había marcha atrás, que la disyuntiva era la victoria o el cadalso, al que, paradójicamente, ya se acercaban conforme pasaban los días y los acontecimientos. Febrero será el mes definitivo para el desenlace producido en Villalar.
Carteles
Libros
Nieto Vigil diserta sobre la batalla de Villalar
La sala de cultura El Pósito, de Ampudia acogió el sábado 23, coincidiendo con el Día de Castilla y León, una conferencia del historiador, profesor, periodista y colaborador de Diario Palentino José María Nieto Vigil, amenizada con la proyección de diversas imágenes, en gran formato, alusivas a la batalla de Villalar y a la dictadura del obispo Acuña, eje de la disertación, incluyendo aspectos relacionados con otra batalla, la de la localidad anfitriona.
En el acto presentado por el teniente alcalde y concejal de Cultura de Ampudia José María Atienza, también estuvo presente el historiador local y autor de varias publicaciones, Epifanio Romo.
Al término de la conferencia se entabló un ameno coloquio con los asistentes, muy interesados en un tema crucial de la historia de la comunidad y la provincia.
El cañón “San Francisco”
Los comuneros disponían de un número considerable de piezas de artillería procedentes del arsenal de Medina del Campo, varias de ellas de elevado calibre como las llamadas “San Francisco, “Serpentina” y “Culebrina” .
A juzgar por las crónicas de los historiadores, particular importancia cobró una de ellas - “San Francisco” - en el desarrollo de la Batalla de Ampudia: “Fueron contra Ampudia Padilla y Acuña con regular ejército y buen tren de batir. Dícese que en éste iba el célebre cañón fundido en tiempo del gran Cisneros, a cuya mortal máquina puso aquel por nombre “San Francisco”, en memoria del jefe de su obra religiosa. Este renombrado cañón era de tal calibre y de tanto alcance que, según se refiere, quedó entre los soldados como proverbio el decir en los trances de la batalla: ¡Guárdate de San Francisco!”.
DIARIO PALENTINO - 25 de abril de 2022.Conferencia del historiador y colaborador de DP en la fiesta de Castilla y León
Ilustración en DESPERTA FERRO Nº 51. Abril de 2011
Se trata de una acción de la Red de Conjuntos Históricos de Castilla y León, que llegará también a otros doce municipios de la Comunidad. La Red de Conjuntos Históricos de Castilla y León inicia este sábado en la localidad palentina de Ampudia el programa de actos culturales con el que conmemorará los 500 años del Movimiento Comunero. De hecho, el programa lleva el nombre genérico de “Con celo de nuestro servicio”, en recuerdo de la Ley Perpetua, que, redactada por la Junta de Procuradores de las Comunidades castellanas en Ávila en 1520, resulta ser el precedente constitucional hispánico. El programa cuenta con la financiación de la Fundación de Castilla y León y los Ayuntamientos de las localidades. El programa se desarrolla en cada localidad durante dos semanas con las siguientes actividades:
A.- Exposición itinerante COMUNEROS 1521. Con celo de nuestro servicio
La exposición ofrece un recorrido ameno y con soluciones gráficas atractivas por la historia del movimiento comunero, desde sus orígenes. Nos cuenta los motivos que llevaron al levantamiento y la cronología de los hechos que desembocaron en la batalla de Villalar de 23 de abril de 1521. Trata también de contar cómo ha ido cambiando la visión que de las Comunidades se ha tenido a lo largo de la historia y la que del mismo ha llegado a nuestros días de la mano de los historiadores.
B.- Conferencia informativa
La Fundación de Castilla y León proporcionará personal acreditado para impartir una charla sobre los Comuneros que complementará lo visto en la exposición. Esta se impartirá durante la estancia de la muestra en la localidad y también estará abierta a todos los interesados.
C.- Actuación musical de folklore “SONES COMUNEROS”
En las dos semanas de permanencia de la exposición en la población se desarrollará una actuación musical que correrá a cargo del reconocido investigador del folklore castellano y leonés Paco Díez, con una acreditada carrera de 40 años de trabajo y experiencia en este campo.El programa constará de un importante bloque de romances tradicionales castellano y leoneses, en su mayoría participativos, para hacer colaborar al público, así como de otra sección más en la que se desgranarían otro tipo de antiguos géneros musicales que también llevamos al sur de España tras la expulsión de los árabes y la consiguiente repoblación de aquellos territorios. La instrumentación, acompañando a la voz, será variada: guitarra, zanfona,rabel, salterio, percusión y gaita zamorana.
Ampudia abre hoy los actos cuturales en conmemoración de los 500 años del Movimiento comunero
D.- Representación teatral “COMUNEROS, LA QUIMERA DE UN SUEÑO
Los actos conmemorativos programados se cerrarán con una representación teatral llevada a cabo por el grupo “Telón de azúcar” sobre una creación exclusiva para este proyecto de Cruz García. En un clima de lucha con sonido de campanas, espadas, cañones ..., y a través de los relatos que le llegan a María Pacheco de la batalla de Villalar y la conversación que mantiene con la persona que después le ayudará a huir hacia Portugal, se va esbozando la figura de los comuneros y comuneras que lucharon con toda su fuerza y valentía en defensa de sus ideales. Una reflexión personal abordando las luces y las sombras que se reflejaron en ambos bandos.
Ampudia durante las Comunidades
Ampudia, como otras poblaciones de Tierra de Campos, se vio inmersa en la campaña que Padilla y el obispo Acuña desarrollaron desde Valladolid durante el invierno de 1521.
El 15 de enero el castillo de Ampudia habia sido ocupado sin lucha por un contingente realista proveniente de Simancas y Tordesillas al mando de Francés de Beaumont, ya que la fortaleza pertenecía a Pedro López de Ayala conde de Salvatierra, que por su enemistad con el Condestable de Castilla, se había sumado al movimiento comunero.
Juntos Padilla y Acuña, al frente de gran contingente, llegaron a Ampudia y entraron en la villa abriendo brechas en la “cerca vieja” y la “cerca nueva”. La mayor parte de los de-
fensores consiguieron salir del castillo hacerse fuertes en el de Torremormojón, lo que obligó a Padilla a marchar y sitiar esta fortaleza.
Tras tomar Torremormojón y obligado a Beaumont a huir a Me dina de Rioseco, Padilla con su artillería (las crónicas hablan de un cañón grueso al que denomi naban San Francisco) se dirigió a la conquista de la fortaleza de Ampudia. Esta llevó varios días y acabó con al rendición de los sitiados, que fueron respetados, una vez se acabó su pólvora.
Una vez acabado el levantamiento comunero el Condestable Íñigo Fernández de Velasco mantuvo el castillo de Ampudia en su poder hasta su muerte en 1528.
Los comuneros vuelven a tomar el castillo de Ampudia
Cientos de vecinos participan en la recreación histórica de la batalla que se vivió en el municipio durante la revuelta de las Comunidades en 1521.
Por fin llegó uno de los momentos más esperados del año en Ampudia, la recreación histórica de su batalla comunera acontecida en la villa en 1521. En la tarde de este sábado, ampudianos y visitantes disfrutaron de un hecho histórico, en un entorno único a los pies del castillo ampudiano , actualmente propiedad de la familia Fontaneda.
Todo para recordar ese enero de 1521, cuando la batalla que iba a suceder en Villalar aún quedaba lejos. En aquel momento, el Castillo de Ampudia estaba en manos de las tropas leales al Rey y al otro lado de sus muros se asentaba una fuerza comunera, con el toledano Juan de Padilla y el obispo Acuña a la cabeza, dos de los cabecillas más importantes de la rebelión de las Comunidades. Comenzaba así una de las batallas más importantes del último año del levantamiento. La fortaleza cayó y estuvo bajo el control de la Junta. Aquella batalla en los muros del imponente castillo de Ampudia se revivió en la tarde del sábado, después de muchos meses de trabajo y coordinación.
La recreación comenzó con la toma del castillo por parte de los realistas, momento en el que entraron en escena los comuneros con su artillería. Cabe recordar que para esa representación se ha construido un cañón de San Francisco, artillería de última generación de la época.
En la recreación histórica participaron alrededor de un centenar de personas entre actores y figurantes, la gran mayoría de la provincia. En este sentido cabe destacar la respuesta e implicación de los ampudianos y otros vecinos de pueblos cercanos, que hicieron que la recreación brillara en todo su esplendor. Además, con el fin de garantizar la seguridad de todos los asistentes, el Ayuntamiento de Ampudia acotó un espacio con quinientas sillas para así tener un control del aforo.
La recreación también pudo seguirse en directo desde las redes sociales, quedándose grabada para el recuerdo. “Ha sido uno de los hechos más importantes de la historia de Ampudia y hemos querido hacernos eco de su conmemoración. El resultado ha sido extraordinario, a pesar de que hemos tenido que ir haciendo cambios sobre la marcha por la normativa motivada por la pandemia. La implicación de vecinos y visitantes ha permitido que la batalla luciera en todo su esplendor”, destacó José María Atienza, concejal de cultura y turismo en la villa ampudiana.
En la recreación histórica estuvieron presentes la Asociación de Caballistas de Villarramiel, la Asociación de Teatro de Villarramiel, la Fundación Castilla y León y la Fundación Fontaneda, que presta de forma habitual generosamente su castillo para la organización de este tipo de eventos. Con el fin de organizar esta actividad, el Ayuntamiento de Ampudia firmó recientemente un convenio de colaboración con la Fundación de Castilla y León, representada por su director, Juan Zapatero. [... ]
De esta forma, la villa terracampina se convirtió ayer en una auténtica batalla campal, con soldados y otros personajes históricos, que recrearon aquella batalla comunera acontecida en 1521.