Quiero gritar, quiero correr Una fascinante historia de lucha y zancadas POR MARTÍN FIZ
C Fo t o g ra f í a s d e J O R G E E N R I Q U E G U T I É R R E Z M O LOT L A
orrer cambió mi vida. Cada reto es un motivo, cada no es un quizás y, sí, para mí todo es ganancia, desde despertar hasta no volver a hacerlo. ¿Qué más puedo pedir? Me convertí en una mujer que corre por aquellos que ya no pueden. Voy por la vida disfrutando del milagro de amanecer cada día, porque para mí ya es un logro poder abrir los ojos y ver un nuevo sol. Si de algo sirviera mi
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MARZO 2012
cuerpo, lo entrego a la ciencia. Me ofrezco como conejillo de Indias para que averigüen si hay alguna relación entre el ejercicio físico y las enfermedades degenerativas”. Verónica Ruiz Moreno nació hace 39 años en Naucálpan de Juárez (México). Está casada con Germán y tiene un hijo (Sebastián) adoptado. Hace ocho años a Vero le diagnosticaron Huntington. Se trata de una enfermedad neurodegenerativa
que poco a poco va matando las neuronas, al paso que se van manifestando síntomas muy diversos como frecuentes migrañas, pérdida de memoria, movimientos involuntarios en las extremidades del cuerpo y, poco a poco, el organismo va fallando. Llega un momento en que una persona es totalmente dependiente de otra, hasta que muere. Esta enfermedad provoca un fuerte rechazo social, laboral, familiar, generando sentimientos de frustración y coraje en los enfermos. Algunos se suicidan al saber que tienen esta enfermedad. Cuando se enteró del calvario que le aguardaba lo pasó francamente mal, se amparó en sí misma: “¿Qué hago? ¡No hay cura! Tiempo… El tiempo comenzaba a ser oro. Hoy tengo más neuro-