Lectio Divina

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La “Lectio Divina”: Más que un método de la lectura de la Biblia… ¡Un Encuentro con el Señor!

Más que un método de la lectura de la Biblia…

Prof. Oscar Esaú Villafuerte López Nombre del Alumno:

Curso: Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara

Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis Arquidiócesis de Guadalajara


La “Lectio Divina”: Más que un método de la lectura de la Biblia… ¡Un Encuentro con el Señor!

LA “LECTIO “LECTIO DIVINA” DIVINA”: MÁS QUE UN MÉTODO DE LA LECTURA DE LA BIBLIA… ¡UN ENCUENTRO CON EL SEÑOR! INTRODUCCIÓN Con la revelación que Dios ha hecho de sí mismo, al darnos su Palabra, nos queda a los hombres y a las mujeres que la hemos recibido el grande y grave compromiso de “aplicarla”… Allí está el texto, sí, pero a nosotros, habitantes del tercer milenio… ¿Qué puede decirnos para el aquí y el ahora que nos ha tocado vivir? Puede ser que alguien piense: La Biblia es un libro que narra eventos de una cultura lejana y ajena a la nuestra... ¿Realmente puede “interesarnos”? O quizás otros más: Con Jesús ya hemos recibido una “Nueva Alianza”, vivimos en el “Nuevo Testamento”, somos el “Nuevo Pueblo de Dios”… ¿Para qué seguir profundizando en el Antiguo Testamento? Y finalmente, quizás otros más digan: Yo no sé orar, concentrarme me cuesta mucho trabajo; tengo Biblia pero casi nunca la he leído… ¿Realmente puede ayudarme a hablar con Dios? Son posturas comunes… y para muchos, válidas; sin embargo, hay que decir que todas ellas reflejan un espíritu poco instruido y también parcialmente confundido… paulatinamente iremos respondiendo a estas y a otras preguntas, frecuentes y que esperan pronta y acertada respuesta… El Curso que vamos a llevar será teórico - práctico, muy rico; sumamente interesante y placentero; difícil, hay que decirlo, pero… cualquier esfuerzo quedará “recompensado”, pues se propiciará reposo para el cuerpo y paz para el alma… ¡Vivamos juntos este Encuentro con el Señor! Fraternalmente: Prof. Oscar Esaú Villafuerte López Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 1


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I. ¿Qué es la “Lectio Divina”? Divina”? Según la etimología, “Lectio” en latín significa “Lectura”… “Divina” podría entenderse como “orante”, “divina”… Así pues, entendemos por “Lectio Divina” una forma orante de leer la Palabra de Dios, un “encontrarse” con esa Persona Bendita que se “esconde” detrás de sus páginas. • La Lectio Divina más que un método de lectura y oración de la Biblia, es una “experiencia de Dios”, pues a partir del conocimiento del texto escrito, se busca la experiencia más profunda, la que está como base de toda la revelación. En sí, todo texto es fruto de una experiencia vivencial del escritor sagrado, que ha experimentado un encuentro y un conocimiento de Dios que lo han marcado, y ha tenido la capacidad de transmitir aquello que ha sido determinante en su vida o en la de su comunidad: Descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos, como revelación explícita. Este hecho, que ha sido impactante y que lo ha llevado a conocer al Señor, que lo ha “tocado” y “marcado”, lo ha puesto por escrito. De ahí, que el texto en sí mismo es una experiencia divina, en la que el creyente de hoy, al acercarse al texto escrito, debería hacer su propia experiencia de Dios; es decir, partiendo del texto revelado, buscar el “encuentro vivencial con el Señor”. • La Lectio Divina, como habíamos indicado arriba, más que un método de lectura de la Biblia es una Experiencia de Encuentro con el Señor, pues la dinámica interna de los pasos que nos sugiere, no se agota en el texto en sí, sino que lo transciende, haciendo que, partiendo del texto escrito en la Biblia, se busque el encuentro personal con el Señor. De ahí, que la Lectio Divina es una herramienta utilísima para tener una “experiencia espiritual”, buscando rehacer y retomar la experiencia original del escritor sagrado, actualizándola en la propia vida. • Este proceso de búsqueda del Señor es una “experiencia mística”, donde no entra únicamente lo “intelectual”, sino que es una experiencia de Dios en el hoy, en el aquí y en el ahora. De nada sirve conocer lo que han sentido y vivido otros personajes si uno mismo no es capaz de hacer esa experiencia. Es esto lo que posibilita y facilita la Lectio Divina, pues por medio de una lectura gradual del texto se va “profundizando” y se va “adentrando” en el mensaje que transmite, buscando al Señor que se nos da a conocer por medio de esta revelación. Es por eso que la Lectio Divina no es, simplemente, un “método de lectura”, que se limita y agota en el texto escrito, sino que, partiendo del texto de la Escritura, favorece la búsqueda del Señor, siendo Él el sentido de toda la lectura y de la búsqueda. Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 2


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• La Lectio Divina, como medio para la experiencia de Dios a partir de la Escritura, no se agota en el texto escrito, en sí, sino que, partiendo del mismo, se “busca al Señor”, para encontrarlo vivo y presente en su Palabra escrita, para reconocerlo en su Palabra viva, en la existencia cotidiana, en la marcha de todos los días. Y de este encuentro con el Señor, que siempre es un encuentro vivo y actual, que siempre es novedoso, que siempre tiene facetas y modos diferentes y únicos, se llega a la vida, que es el lugar donde se visualiza toda experiencia de Dios. Es en el actuar, en el día a día, donde aquello que fue “rezado” se debe manifestar “viviendo”. • La Lectio Divina, si bien trabaja el texto escrito, lo profundiza, lo reflexiona, lo reza, siempre tiene la perspectiva de la vida, siempre busca aplicar esa Palabra, siempre persigue hacer vida aquello que fue conocido por medio de la Escritura. Para los cristianos, el texto bíblico no es meta en sí misma, no buscamos apenas conocer cosas de la Biblia para repetirlas mecánicamente, sino que la finalidad y la meta de la revelación es la adhesión consciente, libre y amorosa a Aquel que se nos ha revelado en las Escrituras. Es por esto, que decimos que la Lectio Divina nos introduce a una experiencia de Encuentro con el Señor, por medio de pasos bien definidos que van profundizando el texto bíblico. • La Lectio Divina favorece un verdadero Encuentro con el Señor, ya que la metodología no se limita ni se agota en tratar el texto en sí mismo, buscando conocer su situación, su estructura, su gramática, ni su teología. Todo esto sí se tiene en cuenta, y son una buena base para cualquier reflexión bíblica (de hecho, estos aspectos son considerados en sus dos primeros pasos). En la medida en que se tenga una apropiada “información” sobre el texto, lo aprendido será de mayor utilidad para cuando busquemos aplicar este pasaje a la propia vida, evitando así una “acomodada manipulación” del mensaje que nos transmite el pasaje bíblico. Pero la Lectio Divina tiene todavía otros dos pasos más, que nos llevarán a que todo el conocimiento que se pueda tener de las Escrituras propicie “llegar al Señor”, ya que la finalidad de toda nuestra fe es, como decíamos, el Encuentro vivencial con Dios. • La Lectio Divina propone un método centrado en la Palabra escrita, pero cuya finalidad básica y fundamental es el Señor. Jesús, como centro y sentido pleno de toda la Escritura: Es a Él a quien se busca, es a Él a quien se quiere conocer, es a Él a quien se quiere imitar y seguir… buscando adquirir, como dice San Pablo, “la ciencia suprema de Jesucristo…” (Ver Flp 3, 8).

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• Este conocimiento vivencial y existencial de la Escritura pretende y apunta a crear discípulos misioneros, aprendices del Evangelio comprometidos con su proclamación; personas que, enamoradas del Señor, busquen identificarse con la propuesta y el estilo de vida de Jesús y tomen en serio su mandato de “ir a todo el mundo y propagar la Buena Nueva” (Ver Mt 28, 18 – 20). De ahí que se busque “conocer, para imitar”, “adherirse, para identificarse”, “aprender, para hacer vida aquello que fue conocido”. EJERCICIOS DE ASIMILACIÓN I. Conteste correctamente las siguientes siguientes preguntas: 1. Etimológicamente, ¿qué significa “Lectio Divina”? 2. Según estos términos, ¿cómo podríamos definirla? II. Ahora, haga un breve resumen de lo aprendido en este primer punto.

cerrojo “La oración debería ser la llave del día y el cerro jo de la noche…” Thomas Fuller

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2. ¿Qué actitud se debe tener al hacer la “Lectio Divina”? La Palabra de Dios no es mágica, ni automática. El hecho de utilizar unos pasos (que en sí son “medios”) para provocar el Encuentro con el Señor, no significa ni garantiza un éxito total. Es verdad, Ella es siempre eficaz, pero no es algo mecánico e instantáneo, sino que requiere del creyente una disposición particular; es imprescindible una apertura y una docilidad especial a la acción del Señor. Siempre va a requerir una respuesta personal a la manifestación del Señor, presente y operante en su Palabra. • La Lectio Divina, y en sí toda lectura de la Sagrada Escritura, es un “adentrarse en el mundo de la gracia”, en el “mundo de Dios”, donde todo es don, donde todo es gratuidad, donde todo es manifestación del Señor, donde nada es debido, sino que todo es expresión de amor. • El Encuentro con el Señor, por medio de la oración con la Biblia, es algo vital, es algo renovador y transformador, es acción directa del Espíritu Santo que se manifiesta en el texto escrito; pero es fundamental ofrecer también una respuesta a esa manifestación, requiere una correspondencia al amor del Señor, que se revela por medio de su Palabra. Si de verdad hay “Encuentro con el Señor” nunca, de ninguna manera, uno podrá salir de este ejercicio siendo la misma persona. Este Encuentro debe llevarnos a la transformación (conversión), y ésta será respuesta y docilidad a la acción del Señor en uno mismo. EJERCICIOS DE ASIMILACIÓN I. Complete las siguientes siguientes frases: - La Lectio Divina es un “adentrarse en el mundo de la gracia”, en el “mundo de Dios”, donde… - Si de verdad hay “Encuentro con el Señor” nunca, de ninguna manera… II. Busque en su Biblia la siguiente Cita: Hebreos, capítulo 4, versículo versículo 12. Trate de aprenderla.

“Mi oración es así: Tú estás en todo, y todo en mí…” Gerardo Diego Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 5


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3. ¿Qué metodología es la “Lectio Divina”? La Lectio Divina es una metodología que busca profundizar el texto bíblico en vistas a la vida, trasciende lo escrito para adentrarse en el mundo de Dios, que está como base de toda la Escritura. En sí misma es una “experiencia espiritual” con la Biblia, haciendo que ella sea Palabra viva de Dios para cada uno de nosotros, por medio de la oración. • Es un modo de asumir la espiritualidad, es tener la Biblia como elemento básico de toda la existencia, es hacer de la Palabra escrita el alimento diario para la fe. Es buscar al Señor por medio de la Palabra que se revela, para encontrarlo vivo y presente en el “hoy”, en el “aquí”, en el “ahora”. • La Palabra de Dios es un medio eficacísimo para el conocimiento y el encuentro con el Señor, de ahí que Ella es fuente de vida espiritual, tanto personal como comunitaria. • En la medida en que cada uno tenga familiaridad con la Escritura, en que se acostumbre a leerla personalmente, a rezarla y a utilizarla como medio para el encuentro vivencial con el Señor, el encuentro comunitario será mucho más rico y profundo, pues será un compartir las experiencias y las riquezas del encuentro con el Señor, a partir de la Palabra. • Pero también, hay que decirlo, la Lectio Divina no es simplemente un “manual”, pasos a seguir para conocer la Biblia, sino un medio privilegiado para adherirse existencial y vivencialmente con la Palabra de Dios, para hacer de la Escritura el alimento y la guía para la vida de fe. EJERCICIOS DE ASIMILACIÓN I. Pregunte a alguno de sus familiares o amigos: ¿Cree usted que la Biblia pueda “iluminar la vida”? ¿Cómo? II. Lea pausadamente el Salmo 119.

“El deseo de oorar… rar… esa es ya una oración” George Bernanos Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 6


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4. ¿Qué pasos pasos tiene la “Lectio Divina”? La Lectio Divina busca profundizar el texto de la Biblia por medio de cuatro pasos que son consecutivos y concadenados, pues uno está en relación al otro y el anterior da elementos al posterior, llevando a un conocimiento gradual del texto, teniendo diferentes acercamientos, buscando el mensaje que transmite y la actualidad que tiene para nuestra vida; queriendo ofrecer la propuesta que nos presenta el Señor por medio de su Palabra escrita. Los cuatro pasos de la Lectio Divina son medios que, partiendo del texto, buscan iluminar y transformar la vida. Con la Lectio Divina se propicia el encuentro personal y vivencial con el Señor: Se parte del texto escrito, pero la meta no es lo escrito, sino Aquel que suscitó la Escritura y que motivó al escritor sagrado (hagiógrafo) a comunicarlo. Esto es gracia y don del Señor, de ahí la necesidad de acercarse al texto de la Biblia con el corazón abierto y disponible para escuchar al Señor, para que de esa escucha surja el encuentro vivo y actual con Él, que siempre está presente y es quien nos motiva a conocerlo y amarlo por medio de su Palabra. En la Lectio Divina se siguen, pues, cuatro pasos, que son momentos de oración y de búsqueda del Señor: A) Lectura (Lectio) B) Meditación (Meditatio) C) Oración (Oratio) D) Contemplación (Contemplatio) • Estos pasos son medios, no fines; se los debe seguir como ayudas, pero no deben ser rígidos en su utilización. Como criterio para seguir los pasos, hay que privilegiar el encuentro con el Señor. En la oración personal estos pasos pueden relativizarse o flexibilizarse, pues sólo se les utiliza en la medida que ayuden y favorezcan ese encuentro con el Señor. • En la oración individual uno debe detenerse en el momento en el que el Señor le haya iluminado o inspirado, es ahí donde se debe profundizar y dejarse conducir por el Espíritu.

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• Habiendo sentido la presencia o la acción del Señor en uno, ya no es necesario hacer todos los pasos. Allí sólo convendría deleitarse en la Palabra, y gozar de la inspiración del Señor. Quedarse en su presencia siendo transformado por la acción siempre eficaz del Señor. • En cambio, cuando se realiza la Lectio Divina en grupos, es recomendado realizar todos los pasos, para ir formando la mentalidad y el corazón de los participantes; para que, partiendo del texto, del compartir las inspiraciones que el Señor suscite, enriquecerse con la sabiduría de la Palabra, y dejar que ilumine la propia existencia y cuestione la manera en cómo se está viviendo, en vistas a manifestar con actitudes y gestos concretos aquello que fue reflexionado, rezado y contemplado. • Es de insistir, los pasos son medios, como toda la Lectio Divina y la misma Escritura no es fin, sino medio para llegar al conocimiento de la revelación y de la manifestación del Señor. EJERCICIOS DE ASIMILACIÓN I. Observa con detenimiento el siguiente dibujo:

Contemplatio Oratio Meditatio Lectio

IV

III

II

I

sugiere.. Escribe una breve explicación de lo que has visto. II. Escribe en el espacio asignado lo que te sugiere visto.

noo cambia a Dios… cambia a quien ora” “La oración n Sören Kierkegard Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 8


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A) Lectura (Lectio) ¿Qué dice el texto? La lectura atenta y pausada de la Palabra escrita del Señor es la base y el corazón de la Lectio Divina. Sin un conocimiento claro y preciso del texto, será imposible realizar los siguientes pasos de la metodología. La lectura es determinante para todo el método, pues si no se conoce lo que dice y transmite el pasaje, si no se entiende lo que dice la Escritura, es imposible hacer la meditación o la contemplación. Para una recta interpretación es determinante una lectura atenta, detenida y creyente del texto. Una lectura de fe, con espíritu de discípulo, con corazón abierto y disponible, buscando conocer y profundizar aquello que el Señor nos transmite, es la base indispensable para cualquier reflexión bíblica. Para nosotros, creyentes, nuestro acercamiento al texto debe ser la de un discípulo, donde más allá de hacer un estudio detallado del texto, de conocer su estructura interna, de escrutar el contexto donde fue generado, se debe buscar conocer el mensaje que transmite, para hacerlo vida y asimilarse al Señor Jesús, de ahí, que nuestra lectura no es neutra, sino la de un creyente, que encuentra en ella una revelación del Señor y una propuesta de vida. Actitudes y disposiciones para la lectura: • Hacerla desde la Biblia y con la Biblia.Biblia. Si no se tiene el texto escrito de la Escritura, será simplemente imposible hacer la Lectio Divina. De ahí que el primer paso consista en poseer una traducción fiel y actualizada de la Sagrada Escritura, que posibilite conocer fielmente el texto original y no quedarse en interpretaciones ambiguas, y menos en adaptaciones, que muchas veces son manipulaciones del texto. • Tener el corazón abierto y disponible para escuchar al Señor. Señor.- La lectura es una experiencia de encuentro con Dios, que nos habla por medio de su Palabra escrita; debemos escucharlo con atención, pues es nuestro Dios el que nos está hablando. El riesgo más frecuente sería pensar que ya se escuchó el texto, y caer en la rutina… Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 9


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Formas de proclamar la Palabra: • Anuncio y proclamación de la Palabra.Palabra.- Una persona lee, mientras los demás siguen la lectura desde su Biblia, o simplemente la escuchan. Esta es la manera tradicional, como se lee la Biblia en las celebraciones litúrgicas. • Lectores intercalados.intercalados.- Se le pide a dos personas que proclamen el texto de la Escritura, de forma alternada y sucesiva. • Por versículos.versículos.- Es una manera que favorece la participación de todos los integrantes del grupo, promoviendo una lectura atenta y dinámica. Es una forma de implicar y comprometer a los participantes, para que nadie esté de manera pasiva, como un mero espectador. • Por personajes.personajes.- Es la mejor manera de leer, si bien la más difícil, pues requiere mayor atención y concentración: Para realizarla, se distribuye el texto, haciendo que una persona haga de Narrador, y otras asuman los diversos papeles que entren en acción: Jesús, los discípulos, etc. Es una lectura dinámica, que favorece la atención, y se puede percibir mejor el sentido de la lectura, facilitando así la comprensión del mismo. Otros recursos para la lectura: • Recomponer el texto.texto.- Es un recurso útil, práctico, fácil e implicante para la lectura, principalmente en medios rurales, con campesinos o en las comunidades de barrio, donde no todos tienen el texto de la Escritura; en algunos casos donde tampoco los asistentes saben leer. En esas circunstancias se busca hacer una lectura atenta, las veces que sean necesarias, y posteriormente se le pide a que alguien del grupo que cuente o relate lo que escuchó, lo más fiel y estrictamente posible, siguiendo paso a paso el relato, sin comentarios personales ni agregados, ni adornos. Ayudaría, mientras se recuenta, el mantener la Palabra de Dios cerrada. Es un paso sencillo, se trata simplemente recordar aquello que fue escuchado. • Lectura en Eco.Eco.- Es una manera informal de asumir lo que fue leído, donde cada uno va repitiendo libre y espontáneamente aquello que más le “llegó”, lo que más le “gustó” de lo que fue leído. La mejor manera de realizar este paso es repetir la frase, o versículo más significativo, y que el resto del grupo escuche las diversas mociones (en algunos casos el grupo puede repetir aquello que fue compartido).

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EJERCICIOS DE ASIMILACIÓN I. En grupo, se hará la siguiente lectura, proclamándola por personajes. Buscar quiénes lo hagan adecuadamente. Parábola del juez y la viuda Narrador: Para inculcarles la necesidad de orar siempre sin desanimarse, Jesús les contó esta parábola: Jesús: Había en una ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. Había también en aquella ciudad una viuda que no cesaba de suplicarle: Viuda: “Hazme justicia frente a mi enemigo”. Jesús: El juez se negó durante algún tiempo, pero después se dijo: Juez: “Aunque no temo a Dios ni respeto a nadie, es tanto lo que esta viuda me molesta, que le haré justicia para que ya no venga a buscarme”. Narrador: Y el Señor añadió: Jesús: Fíjense en lo que dice el juez injusto. ¿No hará, entonces, Dios justicia a sus elegidos que clamen a él día y noche? ¿Los hará esperar? Yo les aseguro que les hará justicia inmediatamente. Pero, cuando venga el Hijo del hombre ¿encontrará fe en la tierra? II. Después, releer el texto personalmente, para que quede bien claro y entendido.

plegaria egaria no es un entretenimiento ocioso para alguna anciana… “La pl Entendida y aplicada adecuadamente, es el instrumento más potente para la acción” Mahatma Gandhi Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 11


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B) Meditación (Meditatio) ¿Qué nos dice el texto? La Meditación consiste en “adentrarse en el texto”; es profundizarlo, no quedarse en la información recibida en la lectura, sino ir más allá, haciendo una re lectura atenta, viendo el sentido del pasaje, buscando el mensaje que transmite, actualizándolo a nuestra realidad, tanto personal, como comunitaria y social. Es ir más allá de lo que se ha escuchado en la lectura, es buscar la riqueza que encierra, es descubrir el mensaje actual, vivo y comprometedor que el Señor nos transmite por medio de su Palabra, que es siempre viva y eficaz, que es más tajante que espada de doble filo (Ver Heb 4, 12). La Meditación es una experiencia de escucha atenta al Señor, que se manifiesta y que se comunica por medio de la experiencia de los demás del grupo. Es abrirse a la acción de Dios no sólo en su Palabra, que es siempre eficaz, sino que también se busca encontrar y escuchar en cada persona que participa de la reunión, sabiendo que el Espíritu Santo actúa en todos y en cada uno de nosotros. Sabiendo que el Señor actúa y se manifiesta como quiere, cuando quiere y en quien quiere, es fundamental dar espacio para que cada uno del grupo pueda compartir lo que esa Palabra “le dice”, dar a conocer la riqueza que ha encontrado en ella, expresando lo que el Señor le inspira (Nota importantísima: Pero sólo después de conocer lo que realmente “dice” la Escritura. Para ello, conviene tener una adecuada orientación primero, sea de viva voz por alguien que cuente con la preparación suficiente, o bien, apoyándose en diversos textos alusivos). Esto es una oportunidad de ver como el Señor actúa de manera única y personal en cada uno del grupo, a partir de un texto que es común para todos. La Lectio Divina no es una oración donde se busque que todos estén de acuerdo sobre un punto, es simplemente compartir aquello que el Señor va inspirando por medio de su Palabra, de ahí que en la Meditación puede haber diversas opiniones, mismas que se deben respetar, en ciertos casos aclarar o definir cosas que no corresponden a la verdad del texto, pero en general, no es necesario ponerse de acuerdo en lo que se está compartiendo, es simplemente transmitir y dar a conocer con sencillez y humildad lo que se descubre en el texto y cómo el Señor inspira y toca a cada uno con esa lectura.

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Al compartir, tampoco se debe provocar un debate o poner al grupo en discusión, sólo se debe comunicar lo que cada uno descubre en el texto, todo con una actitud de fe. La Meditación parte del texto, se hace sobre el texto, y a partir de él. Es imprescindible que el punto de referencia sea única y exclusivamente el texto de la Escritura. No es éste el momento para hacer comentarios paralelos sobre otros temas, sino que todo debe girar en torno a la Escritura. El espíritu y el clima de la Meditación debe ser el de la participación y el mutuo enriquecimiento, es un buscar en grupo lo que el Señor nos transmite por medio de su Palabra. Cómo hacer la Meditación: • Por medio de preguntas. preguntas.- Existen materiales que siguen la metodología de la Lectio Divina, y facilitan algunas preguntas sencillas que buscan llamar la atención del lector sobre algunos aspectos significativos que tiene el texto. Estas preguntas buscan favorecer la comunicación y el compartir en grupo, buscando que cada uno transmita aquello que descubre en la Palabra, lo que conoce de ella o lo que percibe como novedad. Esas preguntas son graduales, pues se parte de una muy sencilla e ingenua, para ir tratando gradualmente el texto, en sí mismo, profundizando sobre algunos versículos o palabras claves. En sí, las preguntas son un medio para propiciar el diálogo, un simple instrumento para provocar el compartir. • Analizar los verbos. verbos.- Una manera más complicada pero también muy rica es ver los verbos del relato, viendo si están en presente, en futuro, en pasado. Teniendo en cuenta lo que significan y lo que quieren decir con eso. • Descifrar el el relato.relato.- Existen métodos de lectura que se detienen en ver el cuándo, el dónde, el quién y el cómo del relato, en vistas al para qué. Son métodos de lectura que dan mucha atención al rol de los personajes, viendo lo que dicen y lo que quisieron decir, en vistas al sentido del mismo. Independiente del cómo se haga la Meditación, es imprescindible que siempre esa reflexión termine con una alusión a nuestra realidad actual, a nuestro hoy, a nuestro aquí y ahora, aplicando ese pasaje y ese mensaje a nuestra realidad cotidiana, que ella nos haga pensar en la manera cómo estamos asumiendo esa Palabra en nuestra vida y lo que estamos haciendo al respecto. Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 13


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Riesgos en la Meditación: • Un riesgo muy común consiste en querer manipular la Palabra de Dios, hacerla decir lo que uno quiere oír o lo que le interesa, tergiversando el sentido propio y original del texto. Es ahí donde la comunidad o el grupo manifiesta el sensus ecclesie, el sentir de la Iglesia, dando a conocer aquello que hace parte de la propia fe que se desprende de una lectura fiel de la Palabra. • Por otro lado, existe el riego de que una o dos personas monopolicen y acaparen la reunión, haciendo de ella no una oración sino una charla o una especie de “clase”. En esos casos el animador del grupo está obligado a dar la palabra a otros, pese al sentir impropio de alguno de estos “acaparadores”. En la Meditación grupal se debe primar el sentido común, la caridad y la solidaridad, dando espacio para que todos participen y haya un mutuo enriquecimiento. EJERCICIOS DE ASIMILACIÓN I. Tomando en cuenta la lectura que en el punto anterior se proclamó, contestar las siguientes preguntas: 1. 2. 3. 4.

¿Qué quería Jesús dejar en claro ante aquellos que escucharon su parábola? ¿Por qué nosotros a veces dejamos de orar? ¿Cuáles son nuestros más comunes pretextos? ¿Seguimos pensando acaso que “Dios no nos escucha”? ¿Qué querrá decir aquella frase lapidaria del Señor con la que terminó su enseñanza: “Cuando venga el Hijo del hombre ¿encontrará fe en la tierra?”?

II. Pensemos brevemente en la manera en cómo estamos asumiendo esta enseñanza en nuestra vida, en sobre qué estamos haciendo al respecto.

“Para mí la oración es un impulso del corazón, una sencilla mirada al cielo, un grito de agradecimiento amorr tanto en las penas como en las alegrías alegrías…” y de amo …” Santa Teresa de Jesús Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 14


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C) Oración (Oratio) ¿Qué le digo al Señor? Señor? Este paso puede, para algunas personas, resultar innecesario; quizá alguien piense, ¿Acaso la lectura no es ya una oración?, ¿acaso la meditación y la reflexión no lo son, también? Naturalmente, lo son, todos ellos son medios para tener un encuentro con el Señor, pero este paso busca que esa Palabra que fue leída y conocida en la lectura, que fue profundizada y reflexionada en la meditación, ilumine la vida personal o comunitaria, pidiendo la gracia necesaria para vivirla, o seamos agradecidos por el don que ella significa, o alabar al Señor por lo que ha implicado su revelación o su persona. La Oración es un recurso que propone, a partir de la Palabra, aplicar el mensaje que ella transmite a nuestra realidad, buscando identificarnos con el mensaje que comunica. Como toda oración y todo encuentro, en sí no hay reglas ni normas fijas para realizarla. En este paso, cada uno, a partir del texto leído, meditado y contemplado, le pide o le agradece al Señor por lo que crea más conveniente. Es actualizar esa Palabra en nuestra vida presente. El riesgo en el que puede caerse consiste en divagar, en no aplicar la Palabra a la propia vida, a la familia o a la comunidad. El peligro estaría en hacer oraciones tan generales y sobre cualquier cosa, que se aplicarían muy bien a cualquier texto. En cambio aquí lo que se busca es que ese texto reflexionado diga algo a la realidad que estamos viviendo. EJERCICIO DE ASIMILACIÓN Brevemente, con el texto que hemos venido reflexionando, haga su Oración (no olvide una aplicación real).

“¿Cómo podrías conseguir vencer las distracciones cuando te propongas orar? Muy sencillo: Piensa que Dios, a quien le hablas, te está mirando…” San Basilio

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D) Contemplación (C (Contemplatio) ontemplatio) ¿Qué ¿Qué me hace decirle al Señor? La Contemplación es, en sí misma, la oración más profunda y personal. Allí ya no entra solo el saber y el conocer cosas de la Biblia, sino que se trata de un encuentro personal y directo con el Señor. Ya no cuenta la información que se posea, sino cómo se utiliza todo eso que se sabe de Dios, ya no para hablar del Señor sino de “estar con Él”. Si en toda la Lectio Divina no existe una regla fija, sino que se abordan pasos abiertos en busca del Señor por medio de su Palabra, en la Contemplación esto es norma. Aquí uno se está “metiendo” en el mundo de Dios, donde no existen reglas, sino donde todo es gracia y don. En la Contemplación se parte del texto que se leyó y se meditó; todo aquello que se ha dicho, que se ha escuchado, que se ha conocido, ahora sirve de medio para hablarle al Señor de corazón a corazón. La Contemplación consiste en buscar que la experiencia que ha tenido el escritor sagrado al comunicarnos el texto revelado se actualice en uno mismo a partir de lo que fue conocido. Es conocer vivencialmente al Señor no solo intelectualmente, sino adentrándose en el corazón de Dios, buscando conocer aquello que se conoce y se intuye, a partir del texto. La Contemplación es anticipo de la eternidad, pues según Jn 17, 3 “…la vida eterna es que te conozcan a ti, Padre eterno, y a tu enviado, Jesucristo…” Es esto lo que se busca en la Contemplación: Conocer en profundidad a Aquel que da sentido a todo lo que creemos, a nuestro Dios, que es Uno y Trino. Así, el texto nos da pistas, pero el profundizarlo, depende de la correspondencia y de la apertura de cada uno al Señor, que sale a nuestro encuentro y quiere que lo conozcamos. Tan grande es Él, que nos da aún los medios y la gracia para conocerlo. Para la Contemplación no es suficiente “ser inteligente”, se necesita ser una persona con sed de Dios, con ganas de conocerlo y amarlo, de buscarlo y encontrarlo. De ahí que este paso nos lleve a un encuentro personal y dialogal con el Señor, adentrándose en el texto, tratando de “llegar” al corazón del Señor.

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La “Lectio Divina”: Más que un método de la lectura de la Biblia… ¡Un Encuentro con el Señor!

¿Cómo hacer la Contemplación? Contemplación? En sí, todos podemos tener el texto escrito, conocer el contexto donde fue escrito, la situación que generó dicho texto, la finalidad del escritor sagrado, la forma como lo transmitió, etc., pero todo esto podría ser simple información si no se consigue “trascender” el texto, haciéndolo vida. Para ello, hay que: • Centrarse en Jesús.Jesús.- Nuestro interés básico y fundamental es conocer al Señor Jesús, lo que hace, lo que dice, lo que siente, cómo actúa y su manera de relacionarse con el Padre y con la gente. Es por esto que, después de reflexionar sobre el pasaje, debemos parar y mirar a Jesús, buscar fijarse sólo en Él. Ver lo que el texto dice sobre lo que hizo o dijo. Si el texto menciona algún detalle, jerarquizarlo. Pero centrarse en Él y mirarlo fijamente, acompañarlo si va caminando, escucharlo de cerca, algo así como “fijarse en sus ojos para ver su corazón”. • Visualizar.Visualizar.- En la Meditación entran en juego la razón y la inteligencia; en la Contemplación, la imaginación y la sensibilidad a lo espiritual. Queriendo conocer al Señor, saber detenerse, utilizar todos los recursos de los que se disponga para visualizar el pasaje que se está reflexionando. Analizar los detalles, situarse en el momento en que se realizan... Ser uno más de los que están con el Señor, colocarse a su lado, mirarlo, escucharlo, prestar atención a sus palabras, dejar que Él nos mire a cada uno de nosotros, quedarse en el silencio de una mirada penetrante, en un encuentro que llega hasta lo más hondo del ser. • Coloquio.- Estando en esa situación de “mutua mirada”, siendo inundados por el amor que el Señor nos da, se debe buscar el diálogo, el coloquio, de corazón a corazón. A partir de aquello que fue dicho, se debe procurar ir más allá del texto, ser capaces de interrogar y conocer al Señor, preguntarle sobre lo que siente, el por qué hizo lo que hizo, o por qué dijo lo dijo. Compartir con Él lo que uno siente ante esa situación, lo que uno piensa de lo que Él dijo o hizo, y que eso genere el diálogo. Es hablarle, contarle, preguntarle, pero a su vez darle tiempo para que Él responda y se dé a conocer, y allí está la oración del guardar silencio, del escuchar, del prestar atención, de oír al Señor en lo más profundo del corazón, donde solamente lo pueden oír los que lo quieren oír, pues Él habla en el fondo del alma y su voz es clara para aquellos que tienen el corazón abierto. A esto se le llama Contemplación.

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La “Lectio Divina”: Más que un método de la lectura de la Biblia… ¡Un Encuentro con el Señor!

EJERCICIO DE ASIMILACIÓN La Contemplación es un paso de la Lectio Divina que requiere de mucha paciencia… y de tenacidad. Para provocar este “diálogo con el Señor”, para aprender a “encontrarse con Él”, no hay mejor manera que intentarlo, una, y otra, y otra vez… Para finalizar nuestro Curso, lo invitamos a encontrar en esta sopa de letras los cuatro pasos de la Lectio Divina. Anótelos en el espacio correspondiente, después de responder las preguntas: 1. 2. 3. 4.

Es el primer paso de la Lectio Divina, se trata trata de conocer el texto escrito: __ __ __ __ __ __ __ Es el segundo paso de la Lectio Divina, es preguntarse qué nos dice el texto: __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ Es el tercer paso de la Lectio Divina, implica hablar con Dios: __ __ __ __ __ __ __ Es el cuarto paso de la Lectio Divina, el último y más importante: __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ A

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“La Oración es el pan de la vida y del alma; es el respiro del corazón” San Pío de Pietrelcina Instituto Bíblico Católico Arquidiócesis de Guadalajara 18


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