Los tiempos de una obra • Fernando Bogado

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] EXPANSIVA ]

colección de nueva literatura latinoamericana 2017

] Diseño, edición y diagramación / Nadia Sol Caramella - Juan Manuel Corbera ] Contacto editorial / escrituras.indie@hotmail.com ] Ilustración / Dech [ ilustracionesdech.tumblr.com ] [ escriturasindie.blogspot.com.ar ] + facebook.com/escrituras.indie [ issuu.com/escrituras.indie ] + facebook.com/difusionalternaed

difusión a/terna ediciones, la editorial de Escrituras Indie [4]


Los tiempos de una obra Fernando Bogado

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“La herencia no pasa de padres a hijos, sino de tíos a sobrinos” “Rozanov”, de Victor Shklovski

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I

Recibo el viento fresco de la orilla de un descampado que me recuerda al fondo de bosque de la estación de santos lugares en donde el frío domina y cuelgan de los árboles jeringas gastadas de púberes adictos. Mi tío toma una herramienta de su colección de herramientas ordenadas según pareceres cambiantes, dispuestas sobre una mesa de madera hecha por mi tío en algún momento que yo no atestigüé: digamos, en algún momento en que yo no era nadie para mi tío ni para ninguna persona en particular. Como cuando se escribe.

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II

Pocos edificios tan altos como el que está frente a mi casa: el sol cuando sale lo toca e ilumina una sola cara en donde obreros pequeñitos discuten algo acerca de la construcción, del tiempo, de su trabajo, de lo que habría que hacer para vivir mejor. La obra comienza.

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VIII

A veces hay sol cuando mi tío trabaja o cuando todos trabajamos unida la piel al fondo sin nombre de la historia, unidas las manos al peso de los mangos de las herramientas que hemos portado o que rechazamos en abierta rebelión a lo que se esperaba. A veces hay sol y a veces viento y lluvia, pero nada detiene el golpe apolíneo que mi tío descarga sobre las cosas para dar una forma cerrada, opaca, impenetrable. Sueña a la noche, mi tío, mi pariente oscuro, mi padre imposible; sueña a la noche, digo, mi tío con los modos en que el trabajo es terminado y con las manos de su padre comidas por la artritis y con las manos de su madre haciendo torta frita y con josé c. paz, y con su familia, y con los días en que conoció a mi tía y con su hija, mi prima y mi hermana también, y en ese sueño construye, a puro lamento y duermevela, a puro insomnio adquirido por haber sido colectivero, sueña, mi tío, la noche, [10]


y los puntos estratégicos donde golpear para darle a la madera una forma ajena, otra, artificial que será constante, y eterna e inmutable a diferencia —piensa mi tío— de todos nosotros: pedacitos de nada entregados a la muerte.

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V

Apenas veo estando tan cerca las intenciones de mi tío sobre la madera: ganó con el tiempo una prolijidad exasperante. Marca con un lápiz las medidas: borradores del final. Hay gente que gana más plata mostrando trabajos sin terminar y reclamándolos patrimonio del arte occidental.

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III

¿A cuántos se imaginan corriendo el tiempo así como así, como a una ventana, raspando el fondo de la garganta de quién sabe qué dios gigante de esos dibujados en mis manuales de infancia? Hefestos celoso pudo haber matado a alguien. Los golpes del martillo resuenan: ningún dios griego sabe de los golpes de mi tío sobre la madera.

VI (umbral)

Me muevo hacia otras orillas. No tengo ninguna victoria encima de la que me pueda sentir orgulloso o presumir. Todavía guardo en mi corazón la distancia. [13]


numerus –i m.: I. parte de un todo, elemento. (omnes virtutis numerus continere, abarcar la virtud en toda su extensión; deesse numeris suis, ser incompleto) II. [poét.] orden (in numerum digerere, ordenar).

Hay fotos de mi tío que lo muestran sosteniendo: primero, a mi prima, su hija. Luego, a su nieta. El rostro inconmovible me recuerda a la seriedad de los obreros anarquistas sosteniendo periódicos con noticias importantes y practicando el gesto adusto de saberse parte de la historia. Prometeo robó fuego y su condena consistía en tener el hígado comido por un águila, así, eternamente. [14]


Los dioses castigan cuando la obra es grande y llena de luz y trae la progenie de lo terriblemente propio a este lugar que ha dejado de ser cobertizo de caprichos (de los suyos) para convertirse en reguero de nombres y de tumbas. Mi tĂ­o envuelve en cada foto con sus manos enormes a mi prima y a su nieta: la cuna del mundo.

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VII

Dobla mi tío un pedazo de lija para prestarle a la madera suavidad, lustre. Las manos blancas de mi tío, hinchadas por el trabajo, tardan poco en doblegar un pedazo de papel hecho, quizás, del mismo árbol del que salieron las tablas y los trozos que ahora ajusta, acomoda y sensibiliza. Madera contra madera: restos del mismo mundo que habitamos y cuyo roce abre la puerta a ese otro mundo, espectral, de la obra en camino.

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X

¿Se puede tomar el tiempo así, como si nada? ¿Trasladarlo así a lo que se hace con las manos, con el cuerpo? Tatúa mi tío las formas irregulares del barniz sobre la superficie lustrada de la madera. Se sienta: toma un mate, escucha el ruido del tren que para en la estación y que es traído por el viento, esa misma estación donde los obreros levantan plataformas de madera para hacer un piso falso para que la gente pueda llegar a entrar a los vagones, para que lleguen a sus trabajos y que participen del tiempo de este mundo. El tren se va. Lo único que se escucha ahora es el lento martillar de los animales que le piden caricias a mi tío ahora que está sentado y que el tiempo de la obra le demanda esperar.

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IX

El único momento en que recuerdo haber visto llorar a mi tío fue cuando falleció mi abuela en un domingo de mañana frente a la mirada de sus tres hijos, de sus legítimos herederos, de los responsables últimos de que la memoria de mi abuela, de su nombre, de lo que podía hacer o decir, no quede en el olvido al cual este triste manojo de huesos y carne paraguaya nos tiene prometidos. Mi tío, con menos pelo, pero con el mismo cuerpo que recuerdo que tiene desde que yo era niño: el mismo cuerpo que me tuvo en brazos, en algún momento, y que se me apareció como un rostro amable que conservar en el medio de cualquier tormenta; mi tío, mi hermano sebastián, también, valientes, de cuerpo completo; no como yo, que soy un desesperado, que escribo por las noches, [18]


que tengo el corazón roto y negro desde que nací, que quiero dejar de fumar pero no puedo, que quiero sonreír más pero no me sale, mi tío y mi hermano y mi padre formando un círculo de llanto, una ofrenda salada a mi abuela que no estaba y que era reemplazada por un pedazo de carne (paraguaya) en descomposición, mi tío, y mi hermano, y mi abuelo, y mi padre, y mi abuela ellos… Yo… Ninguna obra que se precie puede salir de tanto dolor acumulado por generaciones.

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] EXPANSIVA ]

colección de nueva literatura latinoamericana 2017 ] La Belle Époque

/ Rita Gonzalez Hesaynes (ARG) ] Los tiempos de una obra

/ Fernando Bogado (ARG) ] Índigo tirando a negro

/ José Villanueva Criales (BLV) ] Motel Ciudad Negra

/ Cristóbal Gaete (CHL) ] Primavera nuclear andina

/ Agustín Guambo (ECU) ] Me llamo Sudor

/ Antonio Chumbile (PER) ] Oh! Yo

/ Willni Dávalos (PER) ] Flores muertas en jarrones sin agua

/ Pamela Rahn (VNZ)

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1ra y 3ra impresión Buenos Aires, enero y abril del año 2017 en los talleres de Dagas del Sur 2da impresión Lima, febrero del año 2017 *siguientes impresiones* en algún lugar de este bello continente disponible y descargable en escriturasindie.blogspot.com

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