El rol de la pedagogía diferencial
El rol de la pedagogía diferencial La Pedagogía Diferencial, entendida como pedagogía de las diferencias individuales, es un ámbito de estudio que cobra cada día, a nuestro juicio, más relieve pues disponemos hoy de herramientas tecnológicas que nos permiten llevar a la práctica modelos de diferenciación y de individualización, de personalización del aprendizaje, que hace décadas requerían de un gran esfuerzo por parte de los docentes y sus instituciones, por lo que se fueron abandonando no por falta de eficacia, sino de recursos que las hiciesen viables. López, Tourón y González (1991) indican lo siguiente: "La Pedagogía Diferencial que proponemos, toma como punto de arranque algo que es elemental, la referencia al individuo, a la persona, como sujeto de la educación. No parece necesario a estas alturas tener que señalar que las supuestas homogeneidades grupales son un mito. Los alumnos son diferentes, con características diversas y con ritmos de aprendizaje diferentes. Esto obliga a pensar en cómo adecuar la educación a tales diferencias, que no es otra cosa que individualizar la educación y por tanto la enseñanza. Lo que proponemos es construir una Pedagogía Diferencial que tome como punto de mira la adecuación a las diferencias humanas individuales". (García Hoz, 1968). Orden Hoz (1975, 1988) coincide en las mismas apreciaciones: "El sujeto de la educación es (...) ese o aquel hombre, un ser singular que encarna y realiza, de un modo sui juris la naturaleza humana; cada uno de ellos, con sus notas y cualidades singulares y, sobre todo, con sus singulares posibilidades. De su trabajo de 1988
sacamos algunas
expresiones que confirman esta línea individualizante: lo que hace que un hombre sea diferente de cualquier otro, es decir, un individuo singular e irrepetible, se expresa con la palabra personalidad. La personalidad es la configuración estructural y comportamental de cada ser humano. (...) Cada individuo, como manifestación de una peculiar combinación de rasgos comunes y específicos, exige, por su singularidad, un tratamiento educativo personal.
EN RESUMEN, ¿QUÉ SIGNIFICA APRENDER HOY? Los profesores universitarios deberíamos tener en cuenta que aprender ya no solo significa saber cosas. Esto, siendo mucho, es poco, porque lo relevante para el mundo real, y para el propio trabajo intelectual, es “saber hacer”, es decir, saber aplicar nuestros conocimientos y habilidades a la resolución de problemas, nuevos o no, al planteamiento de preguntas relevantes que hagan progresar el saber, lo que equivale a saber pensar con hondura y creatividad. Esta es una de las ideas que subyace a la formulación de estándares, a la adquisición de competencias, que pretenden aunar el saber son el saber hacer; el conocimiento con la habilidad para aplicarlo. Pero la cuestión es, ¿será posible aprender a hacer sin verse impelido a ello? ¿Es posible “hacer sin hacer”? Si estamos de acuerdo en que el aprendizaje de los estudiantes de hoy, basándose en un profundo conocimiento, debe caracterizarse y propiciar el logro de destrezas que les lleven a:
Poseer la variedad de habilidades cognitivas y técnicas requeridas para
encontrar,
comprender,
evaluar,
crear,
y
comunicar
la
información digital en una amplia variedad de formatos. Ser capaces de utilizar diversas tecnologías de manera adecuada y eficaz para buscar y recuperar información, interpretar los resultados de búsqueda, y juzgar la calidad de la información recuperada. Entender
las
relaciones
entre
la
tecnología,
el
aprendizaje
permanente, la intimidad personal y la administración adecuada de la información. Utilizar
estas
habilidades
y
las
tecnologías
apropiadas
para
comunicarse y colaborar con compañeros, colegas, familiares, y en ocasiones el público en general. Utilizar estas habilidades para participar activamente en la sociedad civil y contribuir a una vibrante, informada y comprometida comunidad.
Y CON HABILIDADES: Relacionadas con la creatividad, pensamiento crítico, la resolución de problemas, la toma de decisiones y el aprendizaje, pero este último entendido como la competencia de aprender a aprender y la metacognición, es decir, conocer cómo se aprende. Relacionadas con aquellas destrezas que hoy se precisan en prácticamente todas las profesiones, como son, conseguir comunicar adecuadamente y trabajar de manera colaborativa tanto físicamente como en red (online). Que
permitan
manejar
la
tecnología
de
la
información
y
comunicaciones (tic) y la adquisición de una buena alfabetización digital. Para la vida en el mundo. Relacionadas con comportamientos y actitudes que promulgan una buena ciudadanía, la responsabilidad personal y social.
Entonces, tendremos que estar de acuerdo en que la metodología tiene que cambiar, haciendo que los alumnos pasen de ser sujetos pacientes a sujetos agentes, y que los profesores cambien de meros transmisores de conocimientos a facilitadores del aprendizaje. El profesor, dejará de ser el sabio en el escenario para convertirse en un guía que está al lado del alumno. Se trata, en definitiva, de lograr una implicación personal del que aprende a través de la acción, que va mucho más allá de la abundancia de medios tecnológicos, y sí de concepciones pedagógicas.
REFERENCIAS Galán, M. Á. G., López, E. L., & Tourón, J. (s/f). Hacia una pedagogía de las diferencias individuales: reflexiones en torno al concepto de Pedagogía Diferencial. Revista complutense de educación, 2(1), 83–83. Recuperado el 8 de agosto de 2021, de https://revistas.ucm.es/index.php/RCED/article/view/RCED9191130083A