Recopilacion cuentos policiales

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EN UN MUNDO DE FICCIÓN ! 1


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El relato policial, nace como una consecuencia de una realidad histórica: la formación de las grandes ciudades y el deseo y búsqueda de justicia. El relato policial exige del escritor, además del dominio técnico, un ordenamiento riguroso de la trama: debe crear hechos y vincularlos con lógica interior. El detective Sherlock Holmes, el inspector Watson, de Arthur Conan Doyle, figuran entre los personajes más conocidos de la narrativa policial. Los personajes que encontramos en un cuento policial son representantes del bien y del mal: el policía, el detective, el inspector; el asesino, el ladrón y el espía. Habitualmente es un relato que se hace al revés de la narrativa tradicional. Al comienzo se presenta el enigma que debe ser resuelto al final. El tiempo para aclarar el misterio procede en dos sentidos: mientras avanza la investigación, futuro, se revela el enigma, pasado. La acción brinda el mayor suspenso. Deja siempre un hilo o eslabón por resolver. Resulta sumamente difícil escribir cuentos con estas características. Es un proceso que lleva mucho tiempo, principalmente en el hecho de encontrar el hilo conductor de enigmas que lleven al lector a sentirse partícipe en

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desentrañar el misterio; ingresando en el mismo, como un investigador más.

Sin embargo muchos alumnos de 6to. año han sido muy audaces y se animaron a explorar este maravilloso universo de ficción y quisieron compartir su avances en este desafío.

Motivar las producciones escritas es una tarea con la cual los docentes nos enfrentamos cotidianamente. Pero pocas cosas son tan gratificantes como ayudar a nuestros alumnos a volcar en el papel todo el potencial de su imaginación. Aquí podrán leer producciones de cuentos policiales creados por alumnos de 6to. año

A ellos: ETERNAMENTE... ¡GRACIAS! Por la responsabilidad, creatividad, originalidad y dedicación...

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Áreas: Lengua e Informática

Docentes: Marcela Martínez Adriana Marichal

2009

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El Crimen perfecto Por Mauricio Barzan El asesinato fue increíblemente difícil de resolver. Era la mañana del 3 de junio de 2009. Un amigo llamado Tony Martínez salió a hacer lo de siempre: ser jefe de La Policía de Nueva York. Ese día no volvió a su casa, se quedó a cuidar que nadie se escapara de la cárcel. Al día siguiente no lo vieron en la cárcel ni en la comisaría. Pasaron siete días sin que pudieran dar con su paradero. En la mañana del octavo día, recibieron una carta que decía: “Tenemos a su jefe si lo quieren de vuelta VIVO nos tienen que enviar 1.000.000 de dólares en efectivo a la Avenida Estanli 154”. De no ser así, su jefe dormirá con los muertos”. -¡Qué vamos a hacer sin nuestro jefe! –dijo uno. -No lo sé- dijo otro.

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-Supongo que deberíamos darle lo que quieren- dijo Tony un nuevo policía algo extraño. -¡Estas loco! - dijo el Contador de la Policía. -Tranquilos, Tony tiene razón hay que darle lo que quieren- dijo Mauricio el segundo a cargo de la comisaría. Los policías, comisarios y otras personas de ahí consiguieron el dinero y se lo enviaron pero no recibieron ni una carta, ni una llamada, ni un masaje de texto… Los oficiales se empezaron a preocupar ya que no encontraban nada. Hasta que el 5 de octubre encontraron el cuerpo del Jefe. Llamaron a un detective y enseguida vino a la escena del crimen y solo encontró una pistola con silenciador. El detective hizo un análisis de huellas

digitales.

Los

resultados

apuntaban a Tony, el nuevo. Ellos lo buscaron en su casa y lo encontraron ahorcado. ¿Había sido el culpable? O ¿había otra persona implicada? Revisamos la casa. Encontré un cuchillo lleno de sangre.

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Me fui al laboratorio a hacer análisis de huellas digitales y me dio que pertenecían a Mauricio, el segundo al mando de la comisaría. Me fui a su casa, lo encontré y cuando se dio cuenta que lo íbamos a arrestar se murió de un infarto.

FIN

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El crimen, sin resolver Por Juana Stipech A las 9:00pm, del día jueves yo estaba bañándome y de repente sonó el teléfono. Salí del baño todo mojado con la toalla encima y atendí. Me llamaba un señor preocupado

por

desaparecido. organizada.

su

Ella Sin

esposa era

ya

una

embargo

que

había

mujer

muy

me

mencionó

pruebas que hacían suponer que algo malo le había pasado. Entonces le pedí su domicilio y me dirigí allí, para que me contara qué había sucedido. Su marido comenzó el relato: – Siempre llego a las 7:30 pm para empezar con los preparativos de la cena, resulta que hoy llegue puntual a las 7:30 pm, como siempre, y vi las ventanas abiertas y la cartera de mi Sra. sobre la mesa. Me llamó mucho la atención pero pensé que tal vez solo había salido al kiosco.

Cuando me dispuse a 9

empezar a


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cocinar ya eran las 8:00 pm y me empecé a preocupar cuando vi que el señor del kiosco había cerrado. La traté de localizar al celular pero lo había dejado en su cartera, llamé a varios amigos y nadie supo decirme nada. Ya pasaron 24 horas que está desaparecida y la policía necesita que pasen 48. Un amigo me dio su teléfono, me dijo que era muy buen investigador. Comencé a buscar pistas y revisé las ventanas, las puertas. Mi primera hipótesis era que se trataba de un rapto. Mi segunda hipótesis era que alguien la había asesinado en su propia casa. Le pregunté al esposo quiénes habían estado con ella en las últimas horas del día y él me respondió: –Con sus dos hermanos con quienes últimamente no se estaba llevando nada bien. Llamé a Nicolás. Atendió su esposa y me dijo que Nicolás no se encontraba en la casa. Le pregunté si ella sabía algo de Nicolás y su relación con la hermana. Me comentó que había un problema de dinero entre ambos. Le comuniqué que la Sra. Smit, estaba desaparecida. Inmediatamente colgó el teléfono. 10


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Llamé a Gonzalo. Me atendió él. Le pregunté sobre su hermana. Me comentó que había estado todo el día en otra ciudad y yo le dije que su hermana estaba desaparecida. Seguí investigando en la casa, cuando bajé al subsuelo caminé 5 pasos y miré hacia mi derecha y la vi a la Sra. Smit tirada en el piso. Estaba muerta. Pasaron 5 minutos y llegó Gonzalo y llorando se tiro al suelo y la abrazó. La policía llegó, ni bien la llamamos. El cuerpo fue llevado a la morgue para investigar. Una hora después llegó a la casa Nicolás, muy serio dijo: –Yo la maté. Hace unos días me informó que había encontrado una carta de mi difunta madre en donde decía que estaba desheredado. Ella me dijo que la presentaría a los abogados para que cambiaran el testamento. Traté de convencerla de que no lo hiciera, pero se negó. Tuvimos una discusión, la golpeé y cayó muerta. La escondí en el sótano y escapé. De pronto Nicolás se llevó la mano al pecho, y cayó muerto de un síncope.

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El misterioso crimen de Miguel Sarabia Por Consuelo Nazar Anchorena El 2 de diciembre a la madrugada, me llamaron para investigar el caso de Miguel Sarabia. Él era chef y escritor, tenía 22 años. Fue

encontrado

muerto

en

el

restaurante donde trabajaba, lo que hacía sospechar que el asesino pertenecía a ese entorno. Es así como comencé la investigación de este caso. De parte de la familia no había mucho para investigar porque no la frecuentaba. La principal sospechosa era Vilma, la cocinera, que tenía una relación sentimental con él. También estaba Juan el otro chef,

que competía por ganarse el lugar de “chef

renombrado”, título que poseía Miguel. Por último, Pedro, el de la limpieza,

una persona aislada y de muy mal

carácter.

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Todo hacía pensar que uno de ellos podría haber sido el asesino, por distintos intereses. Fue encontrado desangrado, con varias puñaladas producidas por arma blanca, un elemento punzante,

que

hacía

pensar

que

había sido provocado con alevosía. Daba a pensar que el pobre Sarabia, no

había

tenido

tiempo

a

reaccionar

o

defenderse. Encontré todo desordenado en el lugar y el arma con la que había sido asesinado ya no estaba, dejando así su último menú sin terminar. Todos decían no haber visto nada. Vilma negaba todas las acusaciones ya que ella lo había encontrado sin vida en el momento que ingresaba a su horario de trabajo. Mis sospechas hacia Juan eran porque él debería haber cumplido el mismo horario de Miguel y no lo hizo. ¿Por qué no lo hizo sabiendo que competía con Juan por ser el chef renombrado? Los motivos de discusión eran frecuentes debido a que Juan no mantenía en condiciones el lugar, Miguel era muy exigente con respecto a la limpieza, lo que les hacía mantener una mala relación. 13


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Tenía datos más que suficientes para pensar que uno de ellos podría haberlo asesinado, pero apareció un personaje inesperado, era Vanesa con quien había tenido una relación hacía un tiempo atrás. Empecé a investigar sobre ella. Su coartada era que no había estado en la ciudad, sino de viaje por negocios. Luego de unos días comprobé que era falsa. Cuando fue citada a declarar por el juez, se quebró y reconoció su culpabilidad, lo había matado por despecho y celos. Es curioso, una vez más comprobé que ante un delito, todos me parecen culpables…. hasta que se comprueba lo contrario.

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La misteriosa muerte del señor Coligue Por Fiorella Rebecchi Era un día caluro, muy lindo, un sol radiante, algunas nubes, un cielo hermoso. Ese día, miércoles, el señor Coligue, no fue a trabajar, cosa que era muy raro porque nunca faltaba aunque estuviera con gripe, lloviera, tronara o cayeran rayos. Era un hombre muy responsable y jefe del Área de Compras de una importante empresa conocida en la ciudad. Pero ese día no apareció. Al finalizar el día laboral, algunos compañeros y sobre todo su secretaria, Margarita, se preocuparon porque habían intentado comunicarse con él y su teléfono no contestaba, ni el fijo, ni su celular. Decidieron ir hasta su casa a ver qué ocurría.

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Al llegar encontraron la puerta sin llave, y sin ningún signo de rotura. El pobre señor Coligue estaba tirado en el piso. Pensaron que estaba descompuesto, le tomaron el pulso y descubrieron que estaba muerto. Sus

compañeros

sintieron

pena

y

temor

por

lo

ocurrido. Llamaron a la policía quienes a su vez le dieron la tarea de investigación a un reconocido detective de la ciudad. El detective resulto ser el famoso señor Standfor. Hombre reconocido por su gran profesionalidad en los trabajos asignados, muy sagaz e inteligente, detallista, ordenado para

trabajar,

honesto

y lleno

de buenas

virtudes. El detective Standford, comenzó por ver el cadáver del Sr. Coligue y no encontró signos de violencia. Tomó huellas digitales de la puerta, teléfono, cocina, baño, vasos, copas y encontró restos de cigarrillos en el cenicero, pero lo raro era que los compañeros del trabajo le habían comentado que el Sr. Coligue no fumaba.

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A Margarita se la veía muy apenada, no paraba de llorar. El detective, rastreó en la compañía telefónica las llamadas entrantes y salientes. Revisó su agenda y encontró el teléfono de un hermano a quien le avisó de lo ocurrido para que a su vez comunicara el triste suceso al resto de la familia. El hermano, de nombre Horacio, le relató que el Sr. Coligue era un hombre muy bueno pero que no tenía prácticamente amigos, aunque la última vez que lo había visto lo invitó a tomar un café para presentarle una señorita muy bonita pelirroja, alta, muy educada con acento francés, de nombre Cecil, quien había llegado a la ciudad hacia muy poco y trabajaba para un empresa extranjera llamada Siter, con sucursal en esta ciudad. Horacio en esa oportunidad les había tomado una foto que aun no había revelado pero la llevaría enseguida a una casa de fotografía para mostrársela. Horacio

con todo su dolor y angustia fue hasta el

departamento detective

de su

Standford,

hermano quien

a

encontrarse

mientras

tanto

con

el

había

encontrando varias llamadas entrantes y salientes desde

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un teléfono de Coligue a un número que pertenecía a la empresa Siter. Los demás familiares y compañeros del querido señor Coligue se ocuparon de retirar el cuerpo y llevarlo a una sala de velatorio. El detective, se comunicó de inmediato con la empresa Siter y pidió hablar con el jefe de personal, le comentó lo sucedido, preguntó por la señorita Cecil y preguntó a qué hora salía del trabajo. El jefe de personal el Sr. Mann se mostró muy amable y colaborador e informó que la señorita Cecil salía a las 15 horas. El detective fue a la empresa y la esperó a la hora indicada. Se presentó y le pidió que relatara la última vez que había visto al Sr. Coligue. Ella se mostró muy triste y confundida. Le contó que había estado con él por última vez el día lunes por la tarde en el café de la esquina de la plaza principal y que la noche anterior a lo ocurrido, lo había llamado por teléfono para preguntarle como se sentía porque él le había comentado que estaba muy cansado y con mucho trabajo y que no descansaba bien por las noches. 18


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Al detective no le convencía mucho el relato de Cecil además vio que fumaba y la marca de cigarrillos coincidía con la que se había encontrado en el cenicero de la casa del Sr. Coligue. Cecil se mostró muy servicial y dispuesta a ayudar en la investigación. Todo

era

muy

confuso:

el

señor

Coligue

había

aparecido muerto en el piso del living de su departamento, la puerta estaba sin llave, no estaba forzada ni rota, el señor Coligue no fumaba, tenía una nueva amiga un poco extraña, extranjera… ¿Pero qué motivos podría tener Cecil para asesinar al pobre señor Coligue? ¿Tendría algún enemigo desconocido? ¿Tendría información secreta de su empresa y alguien malvado quería por todos los medios esa información? Sus

compañeros

aportaron

algunos

datos.

Le

comentaron al detective, que el Sr. Coligue había tenido reuniones privadas con un hombre importante de otra empresa y les había comentado que estaba preocupado porque ese señor quería hacer negocio con ellos pero que él no estaba seguro de que eso fuera a funcionar. Nadie conocía al señor misterioso que había tenido varias reuniones con el señor Coligue y sólo su secretaria, 19


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Margarita, recordó que ese señor desconocido era el empresario Harris, distinguido y muy millonario. El detective al mismo tiempo que entrevistaba al señor Harris, decidió hacer una autopsia al cuerpo del señor Coligue antes de que lo cremaran, ese era su deseo final le había dicho en una oportunidad a su hermano Horacio. El detective fue inmediatamente hasta la oficina del señor Harris, quien ya se había enterado por los diarios locales la triste y misteriosa noticia de la muerte del señor Coligue. El señor Harris bastante temeroso contó que estaba tratando de hacer negocios con el señor Coligue pero que aun no habían llegado a un acuerdo y como era un negocio importante y no querían que se enterase mucha gente hasta que no estuviera terminado, había estado con

el

señor

Coligue

en

el

departamento de él precisamente la noche

del

martes,

tomado

unos

tragos y fumando. Al detective Standfor le parecía que tenía el caso resuelto ¡el distinguido y millonario señor Harris había 20


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asesinado al pobre señor Coligue! ¿Pero cómo? ¿Y por qué? Mientras seguía escuchando al señor Harris y trataba de sacar alguna conclusión más clara sonó su celular, era el médico forense que había realizado la autopsia al señor Coligue y había determinado que había muerto por exceso de tranquilizantes mezclados con alcohol. El caso estaba resuelto.

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El multimillonario Por Juan Pablo Cubasso Era una noche fría y oscura en el barrio. Allí vivía un anciano multimillonario. Él se llamaba Ricardo López de Rambieli. Su mansión era enorme. Tenía 4 mayordomos. En su garaje tenía 4 Ferrari 630. Su mejor amigo era su mayordomo. Ricardo maltrataba a todos sus mayordomos, en especial a Juan Tomás su mejor amigo. El día 6 de enero Ricardo apareció muerto. Juan Tomás escuchó un ruido extraño en el altillo. Fue a revisar y encontró a Ricardo con agujeros en la cabeza. Juan Tomás llamó

a

todos

los mayordomos.

Entre

todos

acordaron llamar a un detective. El mejor de la zona se llamaba Juan Carlos. Él analizó Ricardo,

el

cuerpo

de

encontró unas

serias cortaduras. Cuando lo dio vuelta le vio un cuchillo en su boca.

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El detective Juan Carlos empezó a buscar huellas en el cuchillo, pero el asesino había usado guantes. Sospechaba de todos, excepto de Juan Tomás. Investigó

a todos los

mayordomos pero a Juan Tomás no, era casi imposible sospechar de su mejor amigo. La investigación avanzaba, sin embargo no aparecía nada. Indagó a su hijo menor que estaba peleado con él y a sus otros dos hijos. Pero no encontró nada sospechoso, le tomó declaraciones a su chofer, quien tampoco dio pistas. Cuando ya estaba casi rendido, pensó en buscar en la vida de su amigo alguna pista. Decidió buscar en la habitación de Juan Tomás. Debajo de su cama encontró un guante con sangre. En el laboratorio comprobaron que era del anciano. Juan Tomás fue detenido, pero no declaró nada hasta después de pasar 12 horas en una celda. Admitió que lo había asesinado. Sabía que en el testamento figuraba él como único heredero y necesitaba el dinero para saldar deudas de juego.

FIN 23


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La venganza Por Gino Bearzi Era el 20 de marzo en un pequeño pueblo de Inglaterra, un día nublado. Me desperté a las 9:00 con el sonido

del

investigar.

teléfono… El

un

famoso

crimen artista

por Adán

Shespeed estaba muerto. No sabía con exactitud qué había pasado ni quién lo había matado. Urgentemente me vestí, puse en marcha el auto y fui a la escena del crimen. Cuando llegué estaban todos los autos de policía. Entré a su mansión y estaba el cuerpo tirado en la alfombra, todo manchado de sangre ya que lo habían asesinado con un cuchillo atravesando su cuello. Me sorprendí de la manera en que había muerto. Los dos nietos: Esteban y Matías estaban jugando en su computadora riéndose como si nada hubiera pasado. Me acerqué a ellos y les pregunté si habían estado cuando lo habían asesinado. Los niños pararon de reírse y se quedaron callados, en silencio absoluto. De ellos sospeché ya que eran los 24


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herederos de su fortuna. La esposa estaba llorando, la vi y le dije que le tenía que hacer algunas preguntas. Ella se acercó y yo le pregunte: -¿Estaba Ud. cuando murió?-No- Me respondió. -¿Cómo era la relación con sus nietos? - Le pregunté. Ella me respondió que no era del todo buena. Siempre discutían. Miré y miré y de pronto lo vi. Era el mayordomo. Cuando le dirigí la mirada,

él salió corriendo. Cincuenta

puertas en ese pasillo. No sabía por cuál empezar a buscar, puerta por puerta. Busqué y busqué. Hasta que lo encontré oculto en el baño de una habitación. Lo miré fijamente a los ojos y le pedí que saliera, que tenía que interrogarlo. Le hice muchas preguntas y todas sus respuestas fueron

confusas.

No

entendía

por

qué

había

corriendo. Algo sabía y no me lo quería decir. El cuchillo había sido enviado al laboratorio. Me puse a buscar evidencias. La esposa me estregó un diario íntimo del difunto, que se encontraba en su mesa de luz. Me puse a leerlo. Había

muy

poca

información 25

pero

salido


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mencionaba que hacía dos días atrás, había despedido a su cocinero, quien había jurado vengarse. Las pruebas del laboratorio, terminaron de confirmar mi hipótesis. Habían encontrado un cabello en el cuchillo. Me llevó mucho tiempo dar con su paradero. El ex cocinero de la mansión estaba en un campo, muy alejado de la ciudad. Fue condenado a cadena perpetua.

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EL DIAMANTE Por Martina Butta A las 8:30 me levanté y fui a desayunar, mientras desayunaba pensaba si el gran diamante que tenía en el altillo había quedado bien guardado ya que la noche anterior

había

estado con un amigo y se lo había

mostrado, ya que estaba interesado en comprarlo para exhibirlo en un museo de coleccionistas. Verifiqué que todo estuviera en condiciones. Todo estaba bien. Esperé luego que llegara mi mayordomo. Cuando llegó le comenté que el diamante estaba bien guardado, ya que él era el encargado de verificar que la caja estuviera bien cerrada.

Le dije que a las 10:00 hs.

venía el jardinero, y que yo comería en lo de mi primo y me quedaría con él hasta tarde. Me fui tranquilo, pasé la tarde con mi primo. Comimos un rico asado y después volví a casa. El mayordomo y el jardinero se habían ido. Fui al altillo a buscar mi chaqueta verde. Fue ahí cuando me día cuenta que… ¡el diamante no estaba!

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Busqué el teléfono y llamé

a mi amigo el detective

Santiago, le comenté lo sucedido y me dijo que iba a llevar unos días la búsqueda, así que vino a casa y empezó a buscar huellas, pistas que indicaran quien había estado en ese sitio. Sospechaba

del

jardinero,

del

mayordomo

y

de

Nicolás, mi amigo, a quien le había enseñado la joya. Comenzó a buscar y vio huellas de barro, pensó que podría ser el jardinero, así que fue hasta la casa de él y le preguntó que había hecho durante la mañana, de 10:00 a 12:00 en la casa del multimillonario:

-

Trabajé y luego fui al dentista de 12:00 a 16:00 y

después vine a casa. Quiso verificar si era verdad que había ido al dentista, así que fue hasta el consultorio preguntó qué turnos habían tenido esa tarde le dijeron que el Sr. había llegado a las 12:00 y se había retirado a las 16:00, así que descartó al jardinero de la lista. Un momento después fue a verificar si mi amigo no había sido el culpable, le dijo que de 10:00 a 13:00 había estado en su trabajo, y de 13:00 a 15:30 en 28


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el gimnasio. Lo que fue corroborado por testigos que declararon efectivamente haberlo visto en los lugares mencionados.

Le

quedaba

interrogar

al

mayordomo.

Cuando fueron a su domicilio, 茅l no se encontraba. Allanaron la casa y encontraron un pasaje de avi贸n en la mesa del comedor y el diamante debajo de la cama en una valija. Al mayordomo no lo pudimos encontrar.

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El Asesinato Por Rocío Maldacena Eran las cinco de la mañana, sonó mi teléfono, era mi jefe. Su voz sonaba angustiada, desesperada, me dijo que fuera al sótano de nuestra oficina. No sabía muy bien por qué, pero subí a mi regata verde y fui a toda velocidad. Bajé por las escaleras, había sangre. Caminé en la penumbra hasta tropezar con algo… maletín

del

ensangrentado.

jefe

el

también

Continué

caminando temeroso de lo que me esperaba,

mi

sospecha

se

había

cumplido.

Estaba

moribundo. -Señor - le dije- responda. Lo llevé rápido al hospital, avisé a su esposa lo ocurrido. A los pocos minutos apareció toda su familia. El equipo médico hizo lo que pudo, pero ya era tarde, las heridas eran fatales. Un médico salió a dar la noticia: 30


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-No pudimos salvarlo. Fue lo más duro que me pasó en la vida, no solo era mi jefe, él me había enseñado todo,

como un padre

enseña a su hijo a enfrentar la vida. El caso es que no sabíamos quien había sido. Desde que lo había encontrado, mi mente no descansó de dar vueltas como calesita. Agotado fui a descansar a mi departamento. Al despertar recordé que había cámaras ocultas en el sótano y por los pasillos de acceso al mismo. Fui a la oficina para revisar las cintas de video. ¡Oh! ¡Sorpresa!, no podía creer lo que veía. Alguien

con

una

máscara cubriendo su rostro. Seguí mi investigación mirando los videos una y otra vez, pero mi trabajo no daba frutos y el cansancio se apoderaba de mis ojos. De repente una luz en las tinieblas, la persona de la máscara había cometido un error. No había cubierto bien su cabello. Cabello color rubio, largo y lacio. Era una mujer.

Aunque también podía ser un hombre

usando peluca.

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Desorientado recorrí las cintas que graban el pasillo, pero el asesino no se había quitado la máscara. La angustia me invadió. Exhausto, salí a tomar un café. ¡Qué torpeza la mía! las cámaras de seguridad del estacionamiento. Volví corriendo en busca de esta nueva pista. Ahí estaba el asesino subiendo a su coche. Conocía ese auto. Era el Toyota azul. No había dudas, la segunda cámara confirmó mi sospecha. Ya sin máscara logré ver el rostro del criminal o mejor dicho la criminal…. Era la señora Mónica, esposa del jefe. Llevé las cintas al jefe de policía. Ella

apresada y

juzgada. Desde entonces, estoy asignado al Departamento de Homicidios.

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Navidad de asesinos Por Sofía Charras Hace tres meses una mujer apareció en un baúl, asesinada. Un día de navidad muy lluvioso, la familia Rosal festejaba. Una niña de 12 años llamada Mariela, estaba en su habitación escuchando música. No quería festejar navidad junto a toda su familia. Mariela decidió ir a comprar un libro para leer. Mientras

caminaba,

sentía

que

la

perseguían. Entró presurosa en una librería. Vio un libro que se llamaba “Navidad de Asesinos” y quiso llevarlo. Cuando llegó a su casa, todo estaba apagado. Mariela entró gritando, llamando a su familia. De repente se escucharon ruidos en la planta alta. Decidió investigar de dónde provenía el ruido. Supuso que le estaban haciendo una broma. Revisando encontró un baúl. Lo abrió.

Adentro estaba Carmen muerta. Era la

cocinera de la casa. 33


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Comenzó a gritar. Apareció con un hacha un hombre vestido de Santa Clauss y desmayó. Hasta el día de hoy sigue gritando encerrada entre las cuatro paredes de una habitación en una clínica para enfermos mentales. La familia de Mariela no cree su versión. La culpan a ella. Dicen haberla encontrado con el hacha en la mano.

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Bárbara “La investigadora” Por Sol Stettler Era domingo como cualquier domingo según recuerdo. Ocurrió hace 4 o 5 años. Me llamaron como a las 7:00 AM para decirme que tenía un caso por investigar en el Museo de Bellas Artes de España en Europa. Mi jefe me pidió que fuera al aeropuerto en 1 hora. Tomé una ducha rápida, me vestí con la mejor ropa, bebí rápido un café y salí para la calle. Tomé el primer taxi que encontré estacionado, ya eran las 7:45. Pedí al taxista que me llevara lo más rápido que pudiese. Al llegar me encontré con mi Jefe, Director de la academia de detectives, que me dijo: -

“Bárbara, si descifras este caso te consagrarás

como la mejor investigadora del mundo. El caso es complicado. Del Museo de Bellas Artes Reina Sofía han secuestrado al Guernica de Picasso. Todo es muy raro, es un cuadro cuyas dimensiones –3,50x 7,80 metros – es inexplicable que lo hayan podido sustraer. Nadie se explica como”. 35


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Él ya había comprado mi pasaje para subir al avión y me había dado una maleta, me pidió que en media hora estuviera en él. Se retiro de la sala y me quedé esperando media hora para subir al avión. Ya habían pasado los 30 minutos cuando llamaron a todos los pasajeros del avión para que lo aborden. Subí al avión y me acomodé en mi asiento cuyo número era 54. A mi lado se acomodó un hombre atractivo alto, rubio y de unos ojos color pardo. Ni bien estuve sentada, el señor de al lado me preguntó de dónde procedía. Le respondí que provenía de París Francia. Sin que yo le preguntara nada me dijo: -Soy austriaco y mi nombre es Iván me dirijo hacia New York. Me pareció muy amigable así que las dos horas de vuelo pasaron rápidamente. Curiosamente, él también era

investigador

privado,

así

que

me

dio

algunas

direcciones en España donde podrían auxiliarme para buscar alguna pista. Las anoté. Ya

se veía Madrid, un lugar hermoso

Naturaleza y bastante turístico pero tranquilo,

lleno de a decir

verdad eso era lo que parecía. Bajé del avión y me dirigí a la

salida.

Ahí

intente

buscar

un

taxi

era

bastante

complicado porque había mucho turismo, así que decidí 36


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caminar. Caminé unas 3 o 4 cuadras hasta que por fin encontré un bar donde paré a tomar un delicioso café. Mientras disfrutaba lo calentito que estaba mi café, pensaba que podría hacer para encontrar pistas. Pensé en pedir ayuda pero eso seria bastante peligroso para la academia de Detectives. Luego pedí la cuenta y salí del bar. Al fin encontré un taxi algo viejo pero en buen estado, el taxista preguntó dónde quería ir, le respondí: - Me gustaría dirigirme a esta dirección: - Mire el papel donde tenia anotadas las direcciones que me había dado Iván - Calle Acala 13– El taxista me hizo la seña de aprobación y arrancó. Paramos en un semáforo y logré observar un poco las calles del hermoso Madrid. Luego seguimos camino. Cuando llegamos,

le pagué al taxista lo

que le debía y bajé del taxi. El museo era enorme. Lindas ventanas y una puerta toda decorada. Entré

al museo y

me atendió un señor que me preguntó: -

Buenos días Señorita, ¿en qué puedo servirle?

-

Soy de la Real academia de Detectives de Paris

Francia

me

llamaron

para

que

investigar

sustracción del Guernica de Picasso- Respondí. 37

sobre

las


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-

Enseguida, llamaré al Director del Museo, él le

mostrará y le contará todo para que Usted puede recuperar esa obra de arte tan maravillosa.- Me dijo. -

Muchas Gracias- le respondí

El Señor se retiró de la habitación y en un par de minutos llegó el Director del Museo. Me preguntó si era la verdadera Detective, le respondí con un gesto que sí y le mostré mi placa. Me llevó hasta la sala donde había ocurrido el robo. Le dije que me ocuparía sola del caso. Se retiró de la habitación. Comencé a investigar observando la habitación, no había rastro alguno, auque me atrajo la atención una mesa, tenía algo de polvo. Abrí mi maleta donde tenía mis herramientas. Lustré con un pincel la mesa, el polvo cayó al piso, observé la mesa y había algo negro era bastante complicado verlo a simple vista. Busqué de mi maleta la lupa y miré con mi ojo en la lupa la mesa, había un dedo marcado era difícil saber si se trataba de un huella digital. Por eso con sumo cuidado levanté la huella con el material especial que mi jefe

había

previsto

oportunamente

en

mi

maleta.

Cuando me di vuelta vi una sombra y una puerta que 38


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sigilosamente se cerraba. Rápidamente Salí del museo, que por el robo estaba cerrado al público. Ya afuera la única que estaba era una mendiga. No recordé haberla visto cuando ingresé. A la mendiga la note extraña y muy agitada

como que no había estado

todo el

tiempo

esperando en ese lugar. Me acerqué a ella e inventé una estrategia en el momento. Me largué a llorar, le dije que yo era de otro país, que era nieta de Picasso, que mi nombre era Paloma y que no podía creer que se hubiesen robado la obra más importante de mi abuelo. La mendiga sorprendida por mi reacción de llanto me dijo: -

“No

os

preocupéis,

ya

todo

se

aclarará, yo se todo mí’ hijita, pero como a mi nadie me pregunta… Recién nomás vi salir al ladrón quien supongo que entró a controlarla a usted para ver quién estaba investigando el hecho”. Creo que mi estrategia había funcionado, le di lástima a la mendiga y dijo cosas que estaban poniendo en riesgo la vida de ambas. Me dijo:

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- Yo le aseguro que él que robó el cuadro es quien acaba de salir y está en Los cuatro gatos – el café de la esquina- Esperando para seguir vigilándola a Usted. Le dejé unos cuantos euros por los datos y le dije: - No sabe cuánto me ha ayudado, Gracias. Me dirigí al Café “Los cuatro gatos” de la esquina, entré en él, ahí lo encontré sentado al

que

había

viajado

conmigo,

Iván,

sorprendida lo saludé y el haciéndose el sorprendido me invitó a sentarme. Salí afuera y comencé a pensar: Si Iván me había dicho que se dirigía a New York, ¿Por qué estaría en el café donde la mendiga me dijo que encontraría al delincuente que había salido corriendo del Museo de Bellas Artes Reina Sofía? El Delincuente era Iván. Entré nuevamente al Café y me dirigí al baño. Llamé a mi jefe para decirle que había encontrado al

supuesto

ladrón del Guernica y que estaba en el bar “Los cuatro gatos”. Él me dijo que avisaría a la policía de Madrid. Luego de cortar con mi Jefe, salí del baño. Cuando llegó la policía,

Iván disimuló su presencia, pero hice la seña de

que estaba aquí. Nos llevaron a los dos juntos a la Comisaría. 40


Escuela del CAE

Sacaron sus datos y los míos hasta que les dije que era de La Academia de Detectives de París, Francia. Les mostré mi placa y lo aprobaron. Los policías alertados por mi jefe, empezaron a preguntarle a Iván quien era y que hacia en Madrid. No tenía documentación, y de

los

registros informáticos surgió que se llamaba Roberto González, alias: “Iván el terrible”, tenía un frondoso prontuario y entre sus antecedentes más notorios estaba el de ser ladrón de obras de artes. Todas sus cuartadas se fueron diluyendo y claramente surgió que mi amable compañerito de viaje era el ladrón del Guernica, que por suerte, todavía por el tamaño de la obra no había salido de España.

Estaba previsto que esa tarde saliera del

Puerto de Palos. Lo miré a Iván y le hice un gesto como diciendo “que se le va a hacer…” Saludé a todos y me dije: “Qué lindo es mi trabajo, ser investigadora es lo que me hace más feliz”. Me compré un gran helado de Chocolate, degustándolo, llamé a mi Jefe y le dije: ¡Los 10.000 Euros son míos!

41


Escuela del CAE

LA PISTA Por Tomás Ferreira Era una noche

de invierno, muy fría y

oscura. Estaba en una estación de servicios cargando combustible, en mi auto. Quería tener el tanque lleno, por las dudas me llamaran de la oficina porque estaba de guardia, y tendría que investigar. Así fue, llegué a casa y a las 3:00 am sonó mi celular. Era mi jefe. Me pedía que fuera hasta la oficina que allí me daría los datos que tenía. Se había producido la muerte de Michael Jackson. Cuando llegué a la oficina, me estaba esperando el teniente Jonathan Eliseo, tenía su libreta de anotaciones llena de datos sobre el crimen que acababa de suceder. Me senté en la mesa y me pidió que fuera rápidamente a la escena del crimen. Ahí me dirigí. Era una casa antigua, demasiado grande para mi gusto, había muchas habitaciones para recorrer y buscar pistas. Estaba el cuerpo de Michael Jackson sobre la alfombra, al lado de la cama. Tenía una herida cortante en el estómago y otra en la pantorrilla derecha. 42


Escuela del CAE

Comencé investigar, miré en la alfombra para ver si veía algún elemento que me diera pistas de cómo se habían producido esas heridas. No encontré nada, miré debajo de la cama, dentro del placard, y así en toda esa habitación, sin tener resultados positivos. Entonces, fui a la cocina, y encontré una tasa de té, con restos de bebida y una marca de lápiz labial. Era una buena pista. La guardé para llevarla al laboratorio. En el cenicero, había una colilla de cigarrillo a medio apagar. Entonces, no hacía mucho que la persona la había dejado en el cenicero. Seguí mirando atentamente, y sobre la mesa había un cuchillo que tenía sangre. Supuse que había encontrado el arma homicida. Todo esto lo tenía que llevar al laboratorio de la policía para ver si encontrábamos las huellas del posible asesino. Mientras seguía mirando la escena del crimen, sonó el teléfono de la casa, había más gente conmigo de la oficina, trabajando,

buscando

pistas.

Todos

nos

miramos

sorprendidos, hasta que contesté el teléfono. Una voz de hombre me habló diciendo que tenía datos sobre el hecho, que era según él un asesinato. Pero para hablar pedía una suma de dinero. Le contesté que tenía que consultarlo con mi jefe, porque yo no podía decidirlo. 43


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Arreglamos que volvía a llamar, pero le dí mi celular. Junté todas mis cosas y volví a la oficina. Todavía a pesar que eran las 5 de la tarde, estaba mi jefe, en la misma posición, pensando. Le comenté lo sucedido, lo extraño del llamado y del pedido de dinero para darnos pistas. Se volvió a comunicar y le pedimos que nos dé una prueba, para saber si realmente tenía información o era un estafador. Quedamos en encontrarnos en la estación de trenes, a las 22:00, iba a llevar la prueba. Nos dejó un sobre con un anónimo en donde lo amenazaban de muerte a Michael Jackson, si no pagaba U$S 1.000.000- a un tal Jorge Brown. Arreglamos pagarle la recompensa. Ahora nos quedaba averiguar quién era Jorge Brown. Le pasamos el nombre a los oficiales que investigan datos personales. Enseguida apareció. Era un ex convicto que hacía un mes había salido de la cárcel. Ya estaba resuelto el caso. Fuimos hasta su casa, nos atendió en la puerta. Se sorprendió al ver a la policía, pero nos dejó pasar. Tenía una coartada, el día del crimen había estado en la casa de la suegra festejando su cumpleaños, tenía miles de testigos. 44


Escuela del CAE

Volvimos al comienzo, y para peor, habíamos pagado por esta información. Mi jefe estaba furioso. Al

día

siguiente fuimos a buscar los datos del

laboratorio, ya habían terminado con las pruebas. La sangre que tenía el cuchillo, no nos sirvió porque era de vaca, entonces pensé que Michael estaba cocinando cuando el asesinó entró a la cocina. Quedaba averiguar, como había entrado a la casa, y de quién era el rouge de la tasa. Michael no estaba pintado. Revisamos puertas, ventanas, pasamos polvo para buscar huellas. No encontrábamos nada, eran las huellas de Michael. Hasta que uno de mis ayudantes, miró el timbre. Había algo extraño. Parecía que recién lo habían colocado, tenía cemento fresco. ¿Qué había pasado con el timbre que recién lo había colocado? Buscamos en el teléfono, si había llamadas a algún técnico, y encontramos una. Era un electricista. Fuimos hasta su casa. Cuando nos vio, se entregó. Se puso a llorar y a pedir que lo dejáramos libre. Esto no resultó. Nos pidió no hablar delante de su esposa. Lo llevamos esposado y en el auto, camino a la comisaría nos contó lo sucedido.

45


Escuela del CAE

Comentó que llegó a la casa haciéndose pasar por electricista porque sabía que el timbre no andaba. Así logró entrar a la casa, y sacó un cuchillo que llevaba para amenazarlo. Michael se resistió, y no le dio nada de dinero. Como le había visto la cara no le quedó alternativa, lo tuvo que matar. Sacó un destornillador y como Michael se movió le dio primero en la pierna, y luego se lo clavó en el estómago. Salió rápidamente de la casa, pensando que no había dejado pistas, nunca pensó que haber cambiado el timbre lo iba a delatar. Quedó sin saber de quién eran los labios de la taza, es una intriga para otro cuento.

FIN

46


Escuela del CAE

Asesinato en el laboratorio Por Delfina Vitor Era un hermoso sábado de septiembre y Cristina se preparaba para el día más feliz de su vida, o no, se casaba con Lucas su novio de toda la vida. Se levantó temprano, desayuno, agenda

los

turnos

con

el

chequeó

peluquero

en su

la

maquilladora y partió como todos los sábados a la facultad ya que, pese a ser el día de su boda, no podía abandonar las ratas blancas con

las

que

estaba

experimentando

y

realizando su tesis para recibirse de bióloga. Saludó a su madre con un beso. Pasaron las horas y Cristina no regresaba. Dejó plantado al peluquero, a la maquilladora y a Lucas ya que nunca llegó al Registro Civil para casarse. En principio todos pensaron que Cristina se había arrepentido

y

esperaban que se comunicara con alguien pero pasó el tiempo y nada se sabía de ella. Juan decidió el domingo a la mañana, denunciar el hecho a la policía. Al rato llegaron los investigadores y 47


Escuela del CAE

comenzaron a interrogar a familiares y amigos sobre la vida de Cristina y especialmente sobre su relación con Lucas, todo parecía normal y nada indicaba que Cristina hubiera huido para no casarse. Sabiendo que los sábados pese a no haber clases Cristina igual concurría a la facultad,

la policía decidió

chequear las grabaciones de las cámaras de seguridad de la facultad y comprobaron que,

efectivamente Cristina

había ingresado pero no se registraba la salida. Todo hacía suponer que estaba dentro del edificio.

Más de veinte

policías revisaron el lugar y nada, parecía que a Cristina se la había tragado la tierra. Buscaron durante tres días hasta que, cuando estaban por darse por vencidos, un policía advirtió que tras del laboratorio estaban construyendo, que había

materiales

y

que

el

piso

estaba

roto

y

sospechosamente reparado sólo en un sector. Decidieron picar y

¡el horror!. El cuerpo sin vida de Cristina se

encontraba allí. Sacaron el cadáver y lo mandaron al forense, los investigadores estaban desconcertados. Cristina era una buena chica,

no tenía enemigos todos la querían ¿quién

querría matarla?. Revisando su locker encontraron una carta muy extraña,

su texto era contradictorio, por 48


Escuela del CAE

momentos romántica y al renglón siguiente amenazante la firmaba un tal Román “el único que te amará hasta la eternidad, como sea”. El inspector pidió el listado de todos los alumnos y personal docente y no docente de la facultad y solo había tres personas con ese nombre, interrogaron a dos que casi inmediatamente descartaron y no lograban encontrar al tercero, que casualmente era el encargado del laboratorio; y que justamente el sábado había ingresado a trabajar pese a que no había sido convocado a realizar horas extras. Las cámaras de seguridad habían registrado su ingreso media hora antes de que lo hiciera Cristina y se había retirado dos horas después. Inmediatamente

libraron una orden de captura y lo

ubicaron queriendo salir del país hacia Paraguay. Cuando fue revisado por el médico forense advirtieron arañones en su cuerpo en la zona del cuello, por lo que quedó detenido como

principal

sospechoso

del

brutal

crimen.

Se

le

extrajeron muestras de sangre para realizar un estudio de ADN, ya que justamente en la uñas de Cristina había restos de piel humana y todo indicaba que pertenecían a Román, y efectivamente el resultado de los análisis determino que los restos encontrados en la uñas de 49


Escuela del CAE

Cristina pertenecían a él. Viéndose acorralado confesó que la había matado ya que no podía soportar la idea de que se casara con otro persona que no fuera él, que la amaba profundamente y que la prefería muerta a verla casada con otro. El caso quedó resuelto y Román internado en un psiquiátrico, hasta que la justicia resuelva.

50


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¿Dónde está el asesino? Bautista Morelli Hace ya 5 años que los detectives Bob Horron, Javier Sánchez y Luis Donety fueron a resolver la muerte de Emilio Babacos “El hombre más rico de la ciudad de México”. Ellos estaban como cualquier día en la oficina de investigaciones, cuando de pronto sonó el teléfono.

Los

tres se desesperaron por atender ya que no habían tenido un caso en meses. Era su jefe para informarles sobre un asesinato. Los tres quedaron impactados al saber de quién se trataba. Se dirigieron inmediatamente a la escena del crimen. El cuerpo se hallaba en el baño de la casa. Su jefe los estaba esperando con una lista de sospechosos: la esposa, el hijo, y el sirviente. Después de algunos estudios dedujeron que lo habían asesinado con veneno, cuando lo anunciaron la sala quedó totalmente silenciosa pero tenía que salir la pregunta obvia… ¿Quién lo había hecho? 51

Entre

los

tres

se


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miraron y respondieron que se encargarían de hacer los interrogatorios necesarios, especialmente a testigos que habían estado con la víctima en las últimas horas. Primero interrogaron a la esposa. Ella dijo haber estado con el hijo en el supermercado. Bob fue a averiguar mientras

Javier

interrogó al madre

en

y

Luis

seguían

investigando.

Javier

hijo que también dijo haber estado con la el

supermercado.

Luis

averiguó

sobre

el

sirviente, quien no se encontraba en la casa desde hacía una semana, ya que estaba muy enfermo.

Cuando Bob

volvió del supermercado constató que había visto en los videos del supermercado que ambos habían estado allí en la hora del asesinato. ¿Quién había sido entonces? De repente la esposa saltó y dijo ¡Nosotros también tenemos cámaras de seguridad en toda la casa! Corrieron a ver los videos y apareció su asesor de imagen poniendo veneno a su enjuague bucal. Luego Emilio lavándose los dientes. Después de ver el video los detectives analizaron una muestra del enjuague bucal y los resultados dieron positivo.

52


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Los detectives enviaron una patrulla de policía a la casa del asesino. Entraron a la fuerza, se inició un tiroteo, intentó escapar saltando por una de las ventanas y murió. Nunca supieron cuál había sido el móvil de aquel crimen. Tal vez el verdadero asesino aún está suelto.

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El secuestro Por Ignacio De Zan Hace 2 años aproximadamente, un 5 de septiembre de 2007, por la noche había ido a ver a los Lakers vs. Nets. Finalizado el partido escuché, un grito de terror no de victoria, lo oí en el estacionamiento del estadio. Fui hasta el

lugar de donde provenía el grito. Pero lo único que

encontré fue aceite de auto, marcas de gomas y marcas de zapatillas en la tierra. No seguí buscando pero me dejó intrigado ese grito. A la mañana siguiente me levanté como todos

los

días, preparé café, abrí las ventanas, tomé el café, comí unas tostadas

y vi el periódico, me quedé impávido.

Habían secuestrado a Kobe Bryant el jugador más valioso de los Lakers, el día anterior, luego del partido. En ese mismo momento recordé el grito y las marcas de gomas y zapatillas, el aceite de auto. Luego, más tarde

me llamaron mis superiores para

que tomara el caso del secuestro. Fui hasta el lugar que para mí, era el lugar del crimen. Todavía

estaban

las

marcas de las zapatillas y las gomas. Todo me llevaba a 54


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una conclusión,

habían sido más de 2 personas por la

cantidad de marcas de zapatillas. Desde ese mismo momento empecé a interrogar a mis sospechosos… los hinchas de los Nets. Odiaban y envidiaban a Kobe por la forma de tratar a los demás y por

la forma de juego.

Envidiaban no tenerlo en su equipo. Mi segundo sospechoso era Ariza el suplente de Kobe. Odiaba estar siempre en el banco como reemplazo de él, por eso estaba verde de envidia. Me inclinaba más hacia la hipótesis

de los hinchas,

porque Ariza

persona y vi más de una marca de zapatilla

solo era una eso fue

lo

primero que pensé, lo segundo fue que Ariza estaba en el campo de juego cuando se oyó el grito y lo último si había sido Ariza ¿Por qué había escapado en un vehículo tan grande? Estaba totalmente seguro que habían sido los hinchas. Hasta que en la mañana siguiente cuando ví el periódico, leí que pedían una gran recompensa para salvar a Kobe. El dinero coincidía con la cantidad que él ganaba en todo el año. Aseguraban

todos los periodistas deportivos. Me di

cuenta que para los hinchas era gran cantidad de dinero pero repartido, no era

mucho

que ganaban solo con ir a alentar. 55

más,

comparado con lo


Escuela del CAE

Gracias a los comentarios del peri贸dico mis pistas estaban aclaradas.

56


Escuela del CAE

57


Escuela del CAE

Todas mis pistas se inclinaron por Ariza porque el dinero que Kobe ganaba para Ariza era importante. Fui al departamento de Ariza para interrogarlo por última vez. Llegué,

le mostré mi placa de detective y se puso muy

nervioso. Me quiso cerrar la puerta en la cara en eso metí el pie entre la puerta y el marco, y no logró cerrarla. Pude entrar. Cuando comencé a interrogarlo, se mostró molesto y apurado. En un descuido. Ingresé a su cuarto y vi que tenía maniatado al mismísimo Kobe Briant. Me quiso encerrar,

pero logré agarrarlo. Me

quiso atacar, lo

esquive y lo dormí con una llave de sueño. Desaté a Kobe y llamé a la policía. Cuando llegaron,

mis superiores

arrestaron Ariza y me ascendieron al puesto de casos de secuestro.

58


Escuela del CAE

El extraño caso de un famoso artista Por Malena Viale En cierta ocasión, tuve la oportunidad de conocer a un detective que habían asignado a varios casos. Recuerdo uno muy peculiar. En una primavera de 1997 en París, el 17 de abril precisamente, habían asesinado a un artista muy famoso y rico. Se sospechaba de los dos sobrinos de la víctima. La misma había muerto entre las 20:00 y las 7:00 hs. La policía sospechaba de ellos ya que eran los primeros herederos de su fortuna. A pesar de lo que pensaban, los sobrinos tenían una coartada. Esteban, que era médico, aseguraba que había estado en una operación, en las afueras de la ciudad. Por 59


Escuela del CAE

el otro lado Javier, el menor, aseguraba haber viajado, en el tiempo en que había fallecido su tío. La

víctima

había

muerto

envenenado.

Lo

había

encontrado en la cama de su habitación, la empleada, que había llegado a las 7:00 hs. para limpiar. El último que lo había visto con vida, era el jardinero. Cuando la víctima llegó ese día a su casa, él estaba regado el jardín. Cuando la policía revisó la casa se encontró con la ventana de la cocina del piso de arriba rota, por donde el asesino podría haber llegado a pasar, poner el veneno y haberse ido. Sin embargo, la ventana, daba a un parque y por lo único que podría haber llegado a subir, era por un tubo flojo, que había al lado de ella, que estaba allí para evitar la acumulación de agua en el tacho cuando llovía. Cuando revisaron el lugar encontraron a la víctima muerta en su habitación, donde estaba encendida la televisión y había restos de comida y bebida tirados en el piso. 60


Escuela del CAE

Otro sospechoso era el jardinero, porque poseía llaves de la casa y podría haber entrado sin ningún esfuerzo y sin romper nada, haber colocado el veneno en la bebida,

que

recientemente

nos

había

confirmado del laboratorio de análisis que era lo que había provocado su muerte, y haberse ido sin dejar rastros. Se creía que el móvil era que el cantante lo maltrataba. Al revisar el testamento encontraron además de sus sobrinos,

a

otra

persona.

Averiguando,

confirmaron que se trataba de un muy buen amigo que le había prestado una gran cantidad de dinero, que nunca le había devuelto y además la carrera había sido lanzada gracias a él. La empleada le informó que la noche anterior al asesinato, él había llegado a la casa porque había vuelto de un largo viaje. El crimen estaba resuelto. El amigo había llegado la noche anterior a pedirle el dinero que le había prestado 61


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porque él estaba muy endeudado, el artista se negó a dárselo, discutieron, el amigo se fue pero antes, cuando la víctima estaba en el baño, puso el veneno en la bebida. La ventana la habían roto unos chicos, en el parque, jugando al fútbol. Cuando la policía fue a buscar al asesino a su casa, él ya no estaba, se había ido del país.

62


Escuela del CAE

El crimen en Manchester Por Fernando Cabrera Era una noche normal aquel 15 de septiembre de 1905,

en

Manchester

Inglaterra.

Sin

embargo

a

la

madrugada me sobresaltaron unos gritos en la casa de la millonaria Aimar que vivía con su hijo. Yo,

el detective

Ron, salí corriendo con algunos vecinos hacia su domicilio. Cuando llegamos, golpeamos la puerta y no recibimos respuestas así que la abrimos de un empujón. No se escuchaban ruidos y no encontrábamos rastros de alguien en

el

primer

piso.

Llegando

al

segundo

piso

nos

encontramos con un gran charco de sangre. Comencé a revisar los cuartos, pero no encontré a nadie. Ya llegando al último piso encontramos a la señora y sus hijos atados y torturados con impactos de bala. Dimos parte a la policía, quien en minutos rodeó toda la casa. Ya de mañana, llegó su hermana que quedó muy impresionada con lo sucedido y triste por la muerte de su sobrino. Sin embargo no noté ningún gesto de dolor, respecto a la muerte de su hermana. Ella alegó que no se llevaban bien. 63


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Unas horas después llegó el mayordomo. Ni bien recibió la noticia, rompió en llanto desesperado por la muerte de la señora Aimar, sin embargo no emitió opinión alguna respecto a su hijo. Debía buscar motivos que los haya conducido a algunos de ellos a matarlos. Otro sospechoso era el Coronel Enrique Mario Paz que discutía a diario con la señora Aimar, por su perro, que se cruzaba a su casa y rompía su césped y plantas. No me pareció un motivo para asesinar, sin embargo no lo descarté. Un momento después de salir del juzgado, me notificaron que el Sr. Paz, se encontraba ese día en Londres jugando un partido de fútbol para su equipo el Arsenal. Llegando la noche encontramos una pistola detrás de las plantas, pero no había sido usada. Era una pistola que la familia tenia escondida por emergencia. En el tercer día fue citado a declarar el ex esposo de la Sra. Aimar. -¿Dónde se encontraba el día del crimen? Preguntó mi compañero.

64


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- Estuve visitando a mi hijo. Esa noche cené con ellos. Fue la última vez que los vi. - ¿Qué hizo después? - Me fui a una reunión con mis amigos. Teníamos muchos sospechosos y pocas pistas. Fueron

citados

nuevamente

el

mayordomo,

la

hermana, el vecino y su ex esposo para hacer la prueba de uso de arma de fuego. Luego de 2 días supimos que los resultados habían dado negativo, sin embargo su ex esposo seguía siendo el principal sospechoso ya que podría haber existido un cómplice entre sus amigos. Después de una semana, rastreando el patio de la casa, encontraron

una entrada a una especie de sótano,

allí descubrimos el perro de la familia muerto con muchos rasguños, y se divisaron garras marcadas en las paredes del patio trasero. Recordé el caso que llevaba mi compañero, sobre un puma robado de un zoológico. En un callejón sin salida, cercano a la casa de la Sra. Aimar, habían encontrado hacía dos días el cuerpo del puma muerto de un disparo.

65


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Era todo un misterio y ahora teníamos que resolver quién lo habría matado y ver si coincidía con el crimen de la señora Aimar y su hijo. Por fin, se encontró el arma homicida, en el sótano de la casa. Fue llevada a examinar. Con los resultados listos se supo la verdad. El marido se entregó y confesó los hechos. Había robado en complicidad con sus amigos,

una

semana atrás, el puma del zoológico, último en su especie. Un traficante de animales le había ofrecido una suma millonaria. Como no tenía dónde ocultarlo decidió llevarlo a la casa de su ex esposa e hijos. Durante la cena el animal vio entrar a la habitación donde estaba oculto,

al hijo menor con su perro. Saltó

sobre el perro y lo destrozó. El niño quiso rescatar a su mascota

y

un

golpe

le

fracturó

el

cráneo.

Cuando

ingresaron la señora y su ex esposo, el puma estaba enfurecido y quiso atacarlos, la sra. Aimar comenzó a gritar. El esposo tomó una pistola y disparó dos veces, una bala dio en la pata del animal, y la otra hirió de muerte a su ex esposa. Le abrió la ventana trasera y dejó que la fiera

huyera,

luego

se

tiró

desangrado. 66

en

el

callejón

y

murió


Escuela del CAE

Los ató para que pensaran que había sido un robo, ocultó el cuerpo del perro y huyó. Fue uno de los casos más estremecedores que me tocó investigar.

67


Escuela del CAE

Un extraño caso Por Isidro Carballo El 24 de agosto de 1997 un detective se había suicidado en el edificio más alto de Dubai, por una amenaza a su familia. A causa de esto, me llamaron. Mi nombre es Arnold Fénix, soy detective desde hace diez años. La primera pregunta que me vino a la cabeza fue: ¿se mató o lo mataron? Por la pistas, el primer sospechoso era el Agente 45, ya que había estado una horas antes en el edificio en donde se halló el cuerpo. Fui a ver el cadáver y encontré que tenía la nuca cosida. Les pregunté a los familiares al respecto, y me respondieron que la última vez que lo habían visto no tenía nada en su cabeza. Frente a esa situación, ordené que le abrieran la parte cosida y se encontró una bala de pistola. Hasta ahora no tenía ninguna pista que me ayudara, excepto por la bala incrustada. Por lo sucedido se puso custodia en el edificio y se ordenó cerrar las fronteras de todo Dubai. Decidí entrar a 68


Escuela del CAE

un café. Me sentía muy inútil, no podía resolver el caso. Estaba muy confundido. Un tiempo después me dirigí al depósito de armas. Había dos

policías custodiando la puerta de entrada. Les

mostré mi identificación de Detective y pude pasar. Allí había muchas armas de todo tipo y me llamó la atención una caja donde se reflejaba la luz que entraba por la ventana. Me dirigí hacia ella. Empecé a buscar y saqué todas las pistolas. Pude ver una mancha de sangre en el fondo de la caja. Rápidamente, llevé esa caja a la oficina de los científicos para que analizaran la sangre. Mientras tanto, volví al depósito de armas y me fijé en todas las pistolas. En el gatillo de una,

había una mancha de

sangre. De repente, sonó mi celular, y eran los científicos que me avisaban que aquella sangre era del Comandante Rompe Huesos. Esto se iba aclarando más, porque el Comandante era el hermano del Agente 45, quien era el primer sospechoso. Dejé la pistola en Investigaciones de Homicidios y me fui al edificio de la CIA. Poco después sonó mi celular para corroborarme que la sangre del gatillo de la otra arma era también del Comandante. 69


Escuela del CAE

No me quedaban mas dudas, entonces me dirigí a su oficina y me dijeron que podía estar en la morgue. Cuando entré,

estaba intentando hacer desaparecer el cadáver.

Cuando quise detenerlo, intentó apuñalarme, pero no lo logró. Le puse las esposas y lo llevé a la Comisaría, en donde lo metieron en una celda. El juicio se realizó hace unos días y decidieron darle cadena perpetua. Aún investigamos el por qué de tal asesinato y si no hay otros implicados. .

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Escuela del CAE

El extraño caso de Emanuel Lenís Por Lucía Monti El 10 de enero de 1989 yo trabajaba en mi pequeña oficina de New York. Era un detective de casos simples. A las 11:00 de la mañana de aquel día me fueron a buscar para investigar quién había asesinado a un artista muy conocido, Emanuel Lenís. Ya que me habían designado para la investigación, me puse a pensar quién podría haber cometido dicho crimen. Emanuel era muy gentil, vivía en el tercer piso de un edificio en donde residía un viejo amigo de él, pero ya casi no se veían… Antes

de

que

sucediera

el

crimen,

Emanuel se encontraba en su Almacén de Artes, lo que quiere decir que el criminal podría haber entrado en ese momento. Lo más curioso del caso es que ese día iba a ir al departamento de Emanuel el electricista Santiago Cables. 71


Escuela del CAE

Emanuel había sido asesinado entre las 17:00 y las 19:30 hs., justo en el horario que se encontraba en su almacén de artes. Esto me puso a pensar un largo tiempo, y deduje que el culpable podría haber sido Santiago Cables, porque él se tentaba mucho con el dinero y hacía pocos días que había empezado a probar como le iba en su nuevo trabajo, porque se lo había recomendado su viejo amigo. Emanuel fue encontrado muerto en su departamento. La primera que lo vio tirado en el suelo como una bolsa de papas fue la mucama. En ese mismo momento me fue a buscar. Lo primero que se me ocurrió fue revisar con otras personas el departamento donde vivía Emanuel para ver si el veneno o lo que sea que lo había matado se encontraba ahí. En su departamento no encontramos nada que pudiera haberlo matado. Entonces llamé a la mucama para interrogarla. -

¿Qué estaba haciendo Emanuel antes de que

falleciera? -

El había llegado de su almacén de artes y se había

puesto a pintar un cuadro.

72


Escuela del CAE

-

Y usted ¿en dónde se encontraba cuando Emanuel

había llegado de su almacén de artes? -

Yo estaba limpiando el sótano.

-

Ahh eso lo explica todo. Quiero hacerle una última

pregunta: - ¿El señor Emanuel tomó algo cuando llegó a su departamento? -

No señor, el no había tomado nada.

-

Bueno muchas gracias, espero que me diga la

verdad, ya se puede ir. Esto se ponía cada vez más extraño. Emanuel no se había suicidado porque el veneno o lo que sea que lo había matado no se encontraba en su departamento. Después de pensar tanto y no sacar nada me fui a descansar. Al día siguiente, para aclarar las cosas llamé por segunda vez a la mucama para interrogarla. -

¿y como sé yo que usted no es la culpable?

-

Pues mire señor. Mi coartada es cierta, y es la

siguiente: yo no pude haber sido la culpable porque entre las 17:00 y las 19:30 hs. estuve trabajando en la casa de otra persona. 73


Escuela del CAE

-

Ya veo. Pero igual le advierto que voy a seguir

investigando hasta encontrar al culpable. -

Me parece muy bien, eso es lo justo. Además

señor si fuera yo la culpable por qué lo habría buscado para decirle que el señor Emanuel había fallecido. -

Usted tiene razón, discúlpeme, eso no lo había

pensado. ¿Y usted sabe dónde estaba el señor Emanuel antes de irse a su almacén de artes? -

Sí, Emanuel se había ido a un quiosco y me dijo

que iba a participar de un concurso que hacían ahí, que queda a 2 cuadras de acá. Se llama “La Dulzura”, y supongo que para eso tendrá que haber dado todos sus datos ¿No? -

Sí es verdad. Muchas gracias por su ayuda. Ya se

puede retirar. Al día siguiente me fui al quiosco “La Dulzura”. Cuando llegué me encontré con un chico que me dijo que era un empleado, que no era el dueño. Yo le creí porque no le había dicho nada de lo que pasaba y si no sabía nada no me iba a mentir. Entonces le pregunté cuando llegaba el dueño y me dijo que llegaba dentro de tres horas. Entonces me fui y de paso estuve pensando,

74


Escuela del CAE

porque los sobrinos de Emanuel lo odiaban y eran los herederos de su fortuna. Podrían llegar a ser culpables. Entonces decidí esperar que pasaran tres horas e ir al quiosco. 3 horas después… Fui rumbo al quiosco. Cuando llegué, el dueño no parecía un asesino. Yo, me puse una ropa normal, no la que usaba cuando estaba de servicio,

para disimular. El

dueño era una persona muy amable. Me puse a pensar cómo había muerto Emanuel, porque la mucama había dicho que no había tomado ni comido nada. Entonces pensé que lo podría haber inhalado. Después me fui al departamento de Emanuel y empecé a hacerle un análisis a todas las cosas que Emanuel usaba muy seguido. Empecé por las bebidas

y las comidas, después

controlé el baño, pero no había nada, y por último controlé las pinturas que él usaba cuando pintaba un cuadro, y los análisis me mostraron que eran tóxicas. Después de saber que el tóxico estaba en las pinturas y que Emanuel lo había inhalado, me puse a ver por donde 75


Escuela del CAE

podría haber entrado el asesino, entonces controlé las ventanas, los vidrios… pero todo estaba en orden, entonces deduje que el culpable había entrado por la puerta. ¿Pero cómo entró al departamento? Recordé

que

Santiago

Cables

tenía

que

departamento de Emanuel a arreglar unas cosas. Decidí ir a visitarlo. Cuando Santiago Cables

nos

vio

entrar,

cayó

desmayado

estrepitosamente, derrumbándose. Fue apresado y llevado a la cárcel.

76

ir

al


Escuela del CAE

Rafles, el héroe Por Maitena Uranga El 20 de abril de 1998, yo estaba en mi oficina policial, en la División de Crímenes, con el mejor rastreador de criminales,

Rafles,

mi

perro

policía.

Vivíamos

en

Vancouver, una ciudad muy extraña y lejana en Canadá. Siendo las 10:30hs aproximadamente, me llamaron telefónicamente

para

resolver

un

crimen.

Salimos

corriendo, mis compañeros y yo, porque parecía urgente, pero solo había sido una falsa alarma. Cuando volvimos me encontré con un panorama inesperado... Habían asesinado a mi perro de una forma espantosa, que ni yo, que he visto tantos crímenes, encuentro palabras para describirlo. La cuestión es que estaba tirado en el piso, muerto. En ese momento mi cabeza comenzó a dar vueltas buscando pistas que me condujeran al asesino. Me puse a pensar quién podría haber sido el culpable y pensé en Tomás Tomasqui, un criminal que odiaba a los perros y en especial a Rafles, ya que en una oportunidad él lo había metido a la cárcel, por encontrarlo detrás de un basurero escondido, huyendo de la policía. 77


Escuela del CAE

Otro sospechoso era Roberto Ramírez, un criminal tan malo que las paredes temblaban al verlo. Su móvil podría ser que Rafles, había descubierto a su padre, otro criminal no mejor que Roberto, y él buscaba venganza. Pero lo más curioso era que ninguno podría haber sido el autor del crimen ya que los dos estaban en la cárcel, cumpliendo su condena. Después de tantas cavilaciones, quise entrar en una veterinaria, sólo para pensar en lo sucedido. Después de recorrerla unos instantes, le pregunté a la veterinaria: -Señorita, ¿de qué forma resulta fácil matar a los perros? -Con solo tirarles una bala en una de sus patas traseras caerán al piso, muertos- Me confesó -Muchas

gracias,

me

ha

servido

de

mucho-

Le

contesté. -De nadaLuego de haber obtenido esa información, volví a la escena del crimen donde todavía se hallaba el cuerpo. Aproveché la situación para fijarme en su patita y era cierto. Se la habían dañado. Inmediatamente llevé el cuerpo a hacerle una autopsia, para saber si la bala estaba dentro de él. Efectivamente, estaba allí. 78


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Hasta ahora, sólo sabía cómo lo habían matado, no el autor del crimen, ni el móvil. Después de husmear un poco, me enteré de que dos de mis colegas, habían permanecido en la oficina en el horario que Rafles había sido asesinado. Uno de ellos era Santiago Suárez, pero era imposible que hubiera sido él, ya que es incapaz de matar a un animal y menos a Rafles. En una oportunidad maté un mosquito y Santiago se largó a llorar.

Pero el otro me pareció encajar justo en

este

crimen. Era nuevo y un poco raro, muy tímido y no hablaba mucho, su nombre era Fabricio Fatiga. Como no podía acusarlo sin tener pruebas, lo fui a interrogar. Su coartada fue verificada por mí. Lo comprobé cuando me llevó a la sala de cámaras, donde me mostró el video del cuarto de descanso que demostraba que se había quedado dormido allí, cuando se despertó por un ruido que provenía de la habitación de al lado (mi oficina, la escena del crimen). Intentó salir para descubrir qué estaba pasando, pero lo habían encerrado. Luego de mostrarme el video, pensé que seguramente estaba el correspondiente a mi oficina. Y estaba, pero no se mostraba nada. Así que pensé que podría haber sido Santiago Suárez, ya que cada vez que quería 79

sacarme


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algo para comer de la heladera que se ubica en mi oficina, daba vuelta la cámara y luego sacaba algo; así que seguramente, por eso no se veía nada. Sorpresa fue la mía

cuando en mi búsqueda de

Santiago para enfrentarlo y saber de una vez por todas que es lo que había pasado, éste no aparecía por ningún lado, hasta que sentí un ruido extraño, como gritos que venían del cuartito de atrás, en ese donde guardábamos todo lo que nos da pena tirar. A medida que me iba acercando los ruidos se sentían más y más fuertes. Al abrir la puerta, no podía creer lo que veía... Santiago estaba en una silla atado de pies y manos y amordazado, mi desesperación fue tal, que de los nervios no podía desatarlo,

esos

segundos parecieron

una

eternidad... Al fin podría descubrir la verdad. El momento había llegado, ni bien quité la mordaza, Santiago me apabulló con palabras, y por fin supe lo que le había pasado a mi gran amigo. Mi amigo había muerto como había vivido, “siendo un héroe”, porque en su afán de ayudar a Santiago a resistir el embate de los delincuentes fue que lo alcanzó una bala. 80


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Luego los delincuentes ataron, amordazaron y encerraron a Santiago para que no hablara. Este fue el fin de mi querido amigo perruno, Rafles.

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