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Viento en popa a toda vela: situaciones de aprendizaje

Rafa Molina (@Rafa_JMR). Asesor del Dpto. de Innovación Pedagógica de EC

A finales de 2020 llegó la LOMLOE y con ella un mar inmenso de incertidumbre y cambios, pero también de oportunidades. Vimos nuestros faros, nuestras rocas y oímos algún que otro canto de sirena. En el inicio de este nuevo curso levamos anclas, soltamos amarras y arriamos las velas con nuestra nueva carta de navegación: las situaciones de aprendizaje.

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Capitanes, contramaestres o incluso grumetes. Así nos sentimos muchos de los docentes durante este nuevo curso. Debemos surcar los mares e una ley educativa, la LOMLOE, pero hasta hace apenas un mes en muchas de las comunidades autónomas no teníamos el desarrollo normativo al completo para echar a andar, o siguiendo la metáfora, surcar los mares.

Aunque ya hemos zarpado, quizá a golpe de cañonazos, el escaso tiempo de preparación que hemos tenido desde el momento de la publicación de las concreciones curriculares por parte de las comunidades autónomas, los cambios en la nomenclatura y los nuevos elementos curriculares que se introducen, están siendo el principal escollo para adentrarnos en aguas profundas.

Ya en el primer texto de la ley se nos presentaban algunos elementos del currículum que nos eran conocidos, como las competencias clave; y reconfiguraban otras bajo el nombre de competencias específicas, criterios de evaluación y saberes básicos (antiguos criterios de evaluación, estándares y contenidos de la LOMCE respectivamente). Además, se introduce el gran cambio, las situaciones de aprendizaje, que mediante la combinación de todos los elementos anteriores, deben conseguir que los alumnos cumplan los objetivos de la etapa y alcancen el perfil de salida mostrado en la ley.

¿Cómo abordar las situaciones de aprendizaje?

Así, las situaciones de aprendizaje se convertirán en nuestra nueva carta de navegación, aunque el trabajo de las distintas comunidades autónomas para facilitar la programación de esas situaciones de aprendizaje ha sido muy dispar. Desde aquellas que simplemente mencionan alguna referencia en la normativa, hasta las que desarrollan guías, pautas o plantillas para su programación.

De esta forma nos ofrecen unos mapas más o menos detallados para la programación de situaciones de aprendizaje. Para ello es importante tener en cuenta que estas deben:

• Expresar de manera clara los objetivos (competencias específicas y criterios de evaluación) que pretendemos alcanzar. También deben aparecer los saberes básicos de los que se quiere dotar al alumnado.

• Partir de un reto, una pregunta, un desafío o un problema. Debemos buscar una situación que conecte con el alumnado, que lo interrogue y nos ayude a conectar con el posterior desarrollo de las actividades o tareas. Con ello conseguiremos que el alumno despliegue una serie de saberes básicos (destrezas, conocimientos y actitudes) que lo lleven a una correcta actuación.

• Conectar con los conocimientos y experiencias previas de los alumnos, procurando buscar situaciones cercanas y verosímiles de acuerdo a la edad del alumnado.

• Contar con los suficientes recursos para conseguir una personalización del aprendizaje de acuerdo a los principios del Diseño Universal de Aprendizaje (proporcionar múltiples formas de implicación, proporcionar múltiples formas de representación y proporcionar múltiples formas de acción y expresión).

• Proponer productos finales que fomenten la presentación de las soluciones de forma creativa, que exijan la combinación del trabajo individual y el cooperativo y que les ayude a desplegar el uso de diversas aplicaciones y herramientas TIC.

• Considerar que son la oportunidad perfecta para introducir y poner la vista en los Objetivos de Desarrollo Sostenible; o, mejor dicho, desde la perspectiva de las escuelas católicas, en el Pacto Educativo Global.

• Fomentar actitudes que nos lleven a la valoración del interés común, la sostenibilidad, la convivencia, el diálogo y el consenso.

• Conectar la situación de aprendizaje con otras materias y/o con alguna institución externa al propio centro educativo.

• Aplicar una evaluación auténtica adaptada a las situaciones de aprendizaje y a la evaluación por competencias.

"Las situaciones de aprendizaje, mediante la combinación de todos los elementos anteriores, deben conseguir que los alumnos cumplan los objetivos de la etapa y alcancen el perfil de salida mostrado en la ley"

Si nos fijamos bien, todo este conjunto de piezas dibuja una carta naútica que no es desconocida para nosotros. El trabajo por proyectos, el Aprendizaje Basado en Problemas (PBL), los Paisajes de Aprendizaje, los proyectos de comprensión, los proyectos de Aprendizaje-Servicio o el Design Thinking, que ya se han ido asentando en nuestros centros nos hace partir de una posición aventajada para aprovechar las oportunidades que nos ofrece esta nueva ley educativa.

Debemos, sin embargo, poner atención a tres aspectos para que nuestra situación de aprendizaje no se desvirtúe y eche a perder nuestros esfuerzos. En primer lugar, debemos evitar los proyectos que en otras ocasiones hemos realizado para que aparenten ser una situación de aprendizaje. Debemos establecer los objetivos de la situación y después elaborarla, será aquí donde sí podremos inspirarnos en proyectos que hayamos realizado anteriormente. También debemos dotar nuestra situación de aprendizaje de un equilibrio perfecto entre planificación y flexibilidad, de forma que tengamos claro el camino pero seamos sensibles a las modificaciones que pueda tener que sufrir durante su desarrollo para poder alcanzar una verdadera personalización del aprendizaje. Por último, recordar que trabajar centrándonos en el desarrollo de las competencias no significa centrarnos únicamente en lo práctico, pues hacen falta modelos y teorías que el alumno pueda utilizar para referenciar sus decisiones, basar sus propuestas y elaborar sus conclusiones.

El océano que la LOMLOE nos ofrece es gigantesco y sus aguas no estarán exentas de tormentas, ataques pirata y amaneceres de neblina. Por eso, la labor de los docentes, como capitanes de navíos cargados de entusiasmo, es saber dibujar nuestras cartas naúticas. ¿Quién sabe? Quizá cuando acabe junio haya un Espronceda que nos dedique también a nosotros aquello de “Con diez cañones por banda, viento en popa a toda vela…”.

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