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El prota del mes. Alberto Davó Martín
from Revista EC 108
Colegio San Juan García de Madrid. Fundación Educativa Santísima Trinidad (FEST)
Inquieto, cercano, responsable y siempre alerta. Estos son los cuatro adjetivos que muchos de los que conocen a Alberto tienen en la cabeza cuando piensan en él. Maestro de formación, empezó su andadura profesional en el Colegio FEST San Juan García de Madrid contratado para apoyar a un único alumno y poco a poco ha sabido ganarse el corazón de todos los que han ido pasando por sus aulas.
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Desde pequeño, algo le decía a Alberto que acabaría trabajando en educación. Siendo el mayor de los primos, siempre ha tenido ese sentido de la responsabilidad de ser ejemplo y referencia para su hermano y primos más pequeños. Se formó en la Escuela Universitaria La Salle de Aravaca y entre sus primeros proyectos colaboró con la Fundación Gil Gayarre y la asociación Afanias de Pozuelo; y en los últimos años en el Grupo Scout San Gabriel. Todas estas experiencias han hecho que Alberto no solo sea un gran educador, sino un ejemplo a la hora de afrontar los retos que presenta la sociedad actual con esfuerzo y entusiasmo.
Siempre es consciente y agradecido a Dios por las personas que se han ido cruzando en su camino: sus profesores, sus amigos, las personas que le abrieron las primeras puertas, los compañeros con los que ha ido compartiendo experiencias, y todas esas personas que junto a Sergia (su mujer), Lucas y Marcos (sus hijos) han ido incorporándose poco a poco a ese proyecto de vida que él mismo llama familia.
A lo largo de todos estos años en el “Sanju” ha pasado por diversas responsabilidades: ha sido tutor, jefe de estudios, especialista en Pedagogía Terapéutica y, aunque no le gusta ir en chándal todos los días a clase, también de Educación Física.
En 2013 participó junto con muchos profesores más en el Programa “Profesores por el cambio y la innovación” de Escuelas Católicas. Desde entonces comenzó a plantearse cómo podía interiorizar todo aquello en su día a día para hacer que sus alumnos aprendieran de la mejor forma posible.
A Alberto se le conoce por su paso firme y apresurado por el pasillo para llegar siempre a tiempo; por su sonrisa y mirada agradecida para llegar siempre al corazón; por su abrazo y franqueza para llegar siempre cerca; y por su disponibilidad y responsabilidad para llegar más lejos. Sea como sea, Alberto siempre llega.
Como él mismo dice, la educación consiste en ir sembrando semillas, que si cuidamos entre todos, germinarán tarde o temprano. No hay duda de que en el mundo hacen falta más personas como él, que estén siempre listos para servir, para cuidar, para compartir. En definitiva, que estén dispuestos a dejar un mundo mejor del que se encuentran.
@adavo1977