Revista Fuerzas Armadas Edición 191

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ESCUELA SUPERIOR DE GUERRA DE COLOMBIA

Nonag茅simo Quinto Aniversario

Escuela Superior de Guerra


Editorial Por Mayor General Freddy Padilla de León

Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Militares

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egistrar el nonagésimo quinto aniversario de la Escuela Superior de Guerra, institución en la que es impartida la formación requerida para afrontar las contingencias y permitir la construcción de la paz que demanda el pueblo colombiano, constituye no sólo un privilegio que nos ha deparado la Divina Providencia, sino que genera en los Hombres de Armas un verdadero sentimiento de orgullo y agradecimiento por quienes transmiten lo mejor de sus conocimientos y experiencias.

La Escuela Superior de Guerra, bajo el direccionamiento estratégico del Comando General de las Fuerzas Militares, ha desempeñado un rol determinante en el devenir de la sociedad colombiana, formando líderes, incentivando acuciosos procesos investigativos y, en épocas recientes, empoderando a sus alumnos con la Política de Defensa y Seguridad DeLa Escuela Supemocrática del Gobierno Nacional. rior de Guerra, Sólo a través del continuo mejoramiento del orden y la seguridad, como recientemente afirmara el doctor Jorge Alberto Uribe Echavarría, ministro de Defensa Nacional, se garantizará la real vigencia de las libertades y los derechos de los colombianos y se hará posible el despegue económico que permita mejorar el nivel de vida de nuestro pueblo.

bajo el direccionamiento estratégico del Comando General de las Fuerzas Militares, ha desempeñado un rol determinante en el devenir de la sociedad colombiana, formando líderes.

La Escuela Superior de Guerra continúa el proceso revolucionario de modernización académica iniciado hace cuatro años por su anterior director, hecho que ha permitido la consecución de logros determinantes. Por ello, las Fuerzas Militares de Colombia y la

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05 nación les rinden tributo de gratitud al mayor general Henry Medina Uribe, al mayor general Eduardo Herrera Verbel y al selecto grupo de profesionales militares e intelectuales que han trabajado arduamente en la materialización del noble empeño.

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organización que con efectividad, dedicación y compromiso, contribuya definitivamente a mitigar sus enormes dificultades.

Relaciones interpersonales y familiares

En aras de proporcionar las herramientas académicas indispensables para el logro de la excelencia, la Escuela Superior de Guerra desarrolla cada año los cursos de Altos Estudios Militares, de Estado Mayor y de Información Militar, y la Maestría en Seguridad y Defensa Nacionales.

La dinámica del cambio, el trabajo constante y honrado, disciplinado y efectivo permiten convocar, para el acompañamiento en la realización de los grandes objetivos nacionales, a señores oficiales caracterizados por su honradez a toda prueba, clara inteligencia, rigurosa disciplina y efectivo entusiasmo en la consecución de los logros propuestos.

Los alumnos acuden al alma máter con la ilusión de acceder a conocimientos especializados que les permitan afrontar –con estrategia, táctica

El transcurrir de los cursos permite a los oficiales establecer sólidas relaciones interpersonales con representantes de diferentes fuerzas ins-

e inteligencia– los avatares de la agresión del terrorismo contra el pueblo y sus instituciones democráticas. Todos ellos, al concluir su capacitación, están preparados para planear y conducir operaciones militares exitosamente.

titucionales, beneficio adicional en momentos en que cobra importancia la realización de las operaciones conjuntas, lo que permitirá un mejor desempeño tanto en la planificación como en la coordinación conjunta requeridas para el desarrollo de cada operación militar.

No hay que olvidar que si hay algo importante, tanto en el campo de batalla como en la cotidianidad de una unidad militar, es la capacidad de tomar decisiones basadas en el análisis juicioso. Tales decisiones deben traducirse en ejecuciones de planes minuciosamente concebidos, de acuerdo con los principios y valores que nos son propios, en procura de la salud de la república y de la gloria institucional. Por ello, la misión se vuelve más esencial que nunca, no sólo para el logro histórico de conseguir la paz, sino para jalonar el progreso y mitigar las inmensas necesidades de más de 20 millones de colombianos que han sido señalados como seres humanos que viven en la pobreza absoluta. Para lograrlo, se requiere de una

En estos momentos tormentosos de la historia patria, el pueblo colombiano, como nunca antes, reclama unas Fuerzas Militares fortalecidas, unidas y capaces de coadyuvar en la construcción de ese sueño de luz y esperanza que ponga fin, en corto tiempo, a esta horrible noche de sufrimiento. Igualmente, en el caso específico del Ejército, cada curso permite ahondar en el conocimiento de los compañeros de la promoción y fortalecer los lazos de amistad. Igual sentimiento se hace extensivo en las relaciones con los oficiales de la Armada Nacional y de la Fuerza Aérea Colombiana, traspasando, incluso, las fronteras del ámbito familiar. Las familias, en efecto, cuentan


durante este año con la presencia cercana del jefe de hogar, permitiendo el reencuentro familiar, aun cuando los rigores propios de la academia exijan del alumno la realización de esfuerzos y sacrificios.

Colombia, instituida como un Estado Social de Derecho fundado en el respeto a la dignidad humana, tiene en los oficiales de las Fuerzas Militares una reserva moral para el país de mañana.

Liderazgo La Escuela Superior de Guerra, con el ánimo de afrontar con decisión el flagelo del terrorismo, ha orientado su carácter doctrinario a formar estrategas integrales, que propugnan por ser eficientes y eficaces. Ha impulsado el estudio juicioso de los postulados filosóficos que sustentan el arte de la guerra, y ha contribuido en la formación de líderes proactivos. Durante la realización del Seminario Anual de Liderazgo se enfatiza en la necesidad de adquirir habilidades que le permitan al comandante convocar voluntades para que libremente guíe procesos hacia la conquista de la victoria final.

Editorial

Es líder de las Fuerzas Militares de Colombia quien tiene la capacidad de enfrentar dificultades sin que su ánimo decaiga, y quien nunca es arrogante en la victoria sino, por el contrario, comprensivo y justo. La virtud y el valor siempre deben acompañar al hombre de armas; el honor y la paciencia serán sus características; la tolerancia y la solidaridad serán sus acompañantes cotidianos... Su conducta estará dirigida a fortalecer y legitimar la función de ciudadano comprometido con la defensa de la institucionalidad. Creemos firmemente que el actual momento histórico permitirá a los oficiales probar con creces sus calidades humanas, descifrar con éxito los retos del presente y contribuir significativamente a que sus Fuerzas Militares hagan

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realidad el anhelo de paz con justicia social y desarrollo sostenible que todos los colombianos buscan para ellos y sus descendientes. Nuevas promociones de oficiales-líderes asumen y continuarán asumiendo, comprometidos con el futuro del país y con absoluta resolución, los retos inspirados en el legado del sabio coronel Francisco José de Caldas. En consecuencia, como el mando centrado en principios y valores estimula el comportamiento ético, el líder-comandante será aquél que piense en los demás y que busque fortalecer el

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07 sentido de autoridad y de mando como servicio, reconociendo en toda persona –cualquiera sea su rango, condición u oficio– un ser con dignidad y derechos. Se requiere no sólo de eficiencia en el área de operaciones, sino también en la administrativa. Los señores comandantes tienen el compromiso, con sus Fuerzas Militares y el pueblo colombiano, de garantizar el correcto uso de los recursos públicos, siempre regidos por los lineamientos de austeridad y eficiencia en el gasto dictados por el señor presidente.

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La Escuela Superior de Guerra es un espacio para la reflexión, el estudio y la sensibilización sobre los males que aquejan a la república, y para la concientización sobre la importancia que reúne el esfuerzo conjunto de toda la sociedad, del gobierno y sus Fuerzas Armadas para resolver el conflicto. Colombia, instituida como un Estado Social de Derecho fundado en el respeto a la dignidad humana, tiene en los oficiales de las Fuerzas Militares una reserva moral para el país de mañana. De todos y cada uno dependerá que ese futuro pueda ser construido tal como lo hemos concebido desde lo más profundo de nuestro ser, y desde el nacimiento de nuestra república. Colombia espera que en los oficiales no decaiga nunca el ánimo y el entusiasmo, que ejerzan el mando con mística y carisma, que contribuyan desde distintas unidades a fortalecer a las Fuerzas Militares de Colombia. Que ni las adversas circunstancias puedan impedir el cumplimiento de la misión asignada.

Seminario de Táctica General Especial importancia en la formación de los señores oficiales tiene el Seminario de Táctica General que lleva a cabo la Escuela en desarrollo del Curso de Estado Mayor, en el cual se profundiza –en forma teórica y práctica– en el conocimiento de maniobras para el combate. Se establece una concepción clara del encadenamiento existente entre los niveles de la estrategia militar –operativos y tácticos– para la consecución de los objetivos que se propone alcanzar la nación.

Las Fuerzas Militares de Colombia no han sido, y no lo serán, inferiores a su misión constitucional, ni a los retos trazados por el gobierno del señor presidente Alvaro Uribe Vélez. Los señores oficiales que orgullosamente culminan cada año los cursos de la Escuela Superior de Guerra ratifican el solemne compromiso con la nación: por los que nos antecedieron, por quienes hoy comprometen sus energías –e incluso la vida en difíciles operaciones– y por aquéllos que mañana seguirán su ejemplo, dando lo mejor de sí, siendo íntegros y combativos, no dejándose vencer.


¡Ánimo de victoria, sí. Triunfalismo, no!

Cátedra Presidencial Disertación del presidente de la República en la Escuela Superior de Guerra, con motivo de su nonagésimo quinto aniversario. La seguridad democrática, la importancia de la comunicación al interior de la Fuerza Pública y con la comunidad y de la celeridad en la Justicia Penal Militar, además de la mentalidad de victoria sobre los grupos terroristas fueron los temas abordados por el señor presidente.

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09 Siento un gran entusiasmo al acudir de nuevo a esta cátedra, al encontrarme con ustedes en un momento en el cual se preparan en una fase de estudios que coincide justamente con una coyuntura de la vida nacional en la que las Fuerzas Armadas de la nación, con el apoyo del pueblo y sin vacilación de parte del gobierno, se proponen derrotar definitivamente al terrorismo, conduciendo operaciones en todo el territorio de la patria, con ánimo resuelto de victoria y rodeadas de la esperanza y del entusiasmo de todos los compatriotas. Quisiera referirme hoy al tema del concepto democrático de seguridad, y enlazarlo con una posición que he venido defendiendo y que se resume afirmando que en Colombia no hay un conflicto, sino una agresión del terrorismo contra un pueblo democrático. Ambas aseveraciones están profundamente entrelazadas. Veamos:

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Seguridad Democrática La seguridad es democrática porque busca, justamente, enaltecer y fortalecer la democracia. Porque es una seguridad dirigida a fortalecer el concepto pluralista, que es un concepto esencial de la democracia. La seguridad es democrática porque busca proteger por igual al empresario que al trabajador, al líder sindical que al líder gremial, al agricultor que al labriego, al político que está de acuerdo con las ideas de gobierno y al político opuesto a las ideas de gobierno. La seguridad es democrática porque no se está utilizando la fuerza del Estado para perseguir a alguien por razones ideológicas o religiosas o políticas, sino que se está utilizando para hacer recuperar el imperio de la Constitución, para recuperar plenamente el imperio de las instituciones. Eso ha marcado la diferencia con épocas cuando, por ejemplo, América Latina fue recorrida por el concepto de la Seguridad Nacional. Esa tesis se desacreditó porque afectó la democracia, afectó el debate, puso en muchos Estados la fuerza al servicio de la persecución de los contrarios de la política, se irrespetó el disenso y se actuó en contra del pluralismo. Entonces, es muy importante en el contexto histórico definir la Seguridad Democrática, reiterarla y simultáneamente trazar la línea divisoria con otros ejercicios que se dieron en el continente, como aquél de la doctrina de la Seguridad Nacional. Entonces, cuando el propósito de las fuerzas del Estado es velar por la Constitución, fortalecer la democracia, lejos de ese propósito está el terrorismo de Estado La seguridad es demoo el cercenamiento de las crática porque no se libertades. Y así, se llega rápidamente a la otra afirmación: a partir de que la seguridad sea democrática, a partir de la inexistencia del terrorismo de Estado, a partir de

está utilizando la fuerza del Estado para perseguir a alguien por razones ideológicas o religiosas o políticas, sino que se está utilizando para hacer recuperar el imperio de la Constitución.


la seguridad sometida rigurosamente al marco constitucional, la agresión armada contra el Estado y la sociedad no significa un conflicto, significa una acción terrorista.

Es muy importante que sea en esta cátedra donde reafirmemos el concepto de que aquí no hay conflicto, sino una agresión del terrorismo contra un pueblo y contra unas instituciones democráticas.

Podríamos hablar en nuestro tiempo de conflicto si hubiera un alzamiento armado contra un Estado que estuviera cometiendo vejámenes en contra de la democracia.

Vengo a animarlos a ustedes para que profundicen ese concepto, para que ayuden a hacer pedagogía en la nación entera, para que esto trascienda las fronteras de la patria, para que demos la batalla conceptual en todos los escenarios de la comunidad internacional, para que haga-

Podríamos hablar de conflicto si se presentara un alzamiento armado contra un Estado que utilizara las armas de la república para proteger unas determinadas ideas, unas determinadas personas, y agredir a personas diferentes o a aquéllos que profesan ideas distintas. Estaríamos en presencia de un conflicto si hubiera un grupo alzado en armas contra el Estado, porque ese Estado estuviera violando la Constitución o desconociera las reglas democráticas.

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Pero aquí, mientras por un lado hay un Estado haciendo todo el esfuerzo de consolidación democrática, una Fuerza Pública actuando en el marco de la Constitución para fortalecer el pluralismo, por otro lado hay unas bandas armadas atacando a la sociedad, atacando a las personas que representan las instituciones. Y eso se convierte en un ataque a una sociedad que ejerce unos derechos democráticos, y a unas instituciones que los garantizan.

mos entender al mundo que aquí no estamos en presencia de un conflicto, sino que aquí estamos obligados a enfrentar un desafío terrorista contra las instituciones y contra el pueblo.

Esa circunstancia nos tiene que llevar a decir: aquí no hay conflicto, aquí lo que hay es terrorismo. Porque muchos teóricos han hablado del conflicto colombiano y, a partir del reconocimiento de qué es conflicto, tratan de justificar –o cuando menos de explicar– la acción de los violentos.

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En diferentes ocasiones les he hablado a ustedes de la necesidad de la total transparencia en el ejercicio de las tareas institucionales, de la necesidad de la eficiencia, la austeridad, la coordinación y el acatamiento permanente a la juridicidad; de la necesidad de proceder con absoluta limpieza, de ejercer

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capacidad gerencial y liderazgo, de tener una gran vocación comunicadora, de que cada integrante de la Fuerza Pública, independientemente de su grado, sea un gran comunicador al interior de su fuerza, en la relación vertical, en la relación horizontal y en la relación de la fuerza con la comunidad. He hablado a ustedes de la necesidad de tener vocación de victoria. Yo siento hoy, en todas las regiones de la patria, una Fuerza Pública sin complejos, una Fuerza Pública que no está arrinconada a la defensiva. Siento en todas las regiones de la patria una Fuerza Pública con vocación de victoria. ¡Esa vocación de victoria hay que fortalecerla, ese ánimo de victoria hay que mantenerlo, es la expresión superior como condición para conseguir la victoria!

La Fuerza Pública necesita comunicación en doble vía Hemos hablado mucho de la necesidad de una Fuerza Pública con combatividad, con una capacidad de combatividad en la superior expresión. De una Fuerza Pública salida de las oficinas, volcada a las calles y a los campos. Hoy quiero hablarles de dos temas: uno, referido a la comunicación, y otro, referido al ejercicio de la justicia.

Yo siento hoy, en todas las regiones de la patria, una Fuerza Pública sin complejos, una Fuerza Pública que no está arrinconada a la defensiva. Siento en todas las regiones de la patria una Fuerza Pública con vocación de victoria.

La comunicación es un elemento fundamental para el liderazgo y para la gerencia. Es bastante difícil hablar de la comunicación en doble vía en una institución jerarquizada como la Fuerza Pública, pero, comprendiendo las limitaciones, aquéllas que impone la jerarquía, la Fuerza Pública necesita comunicación en doble vía. Necesita comunicación de arriba hacia abajo, y fundamentalmente necesita la expresión de la comunicación, que es la capacidad de escuchar arriba lo que viene de abajo. El liderazgo contemporáneo se basa fundamentalmente en comunicación. Cada integrante de la Fuerza Pública tiene que ser un gran comunicador. Se recomienda que hoy, para ejercer un liderazgo efectivo, se dedique por lo menos un 80 por ciento del tiempo a comunicaciones, pero de ese porcentaje, un 80 por ciento a escuchar.


Básicamente, la comunicación hoy es un ejercicio de escuchar, procesar, responder, dirigir. Y esa comunicación no puede darse solamente en dirección vertical, tiene que darse también en dirección horizontal. Y es fundamental para la coordinación entre todos aquéllos que están comprometidos en una unidad, entre todos aquéllos que están participando en una acción conjunta, que esa comunicación se dé de manera horizontal entre todos los integrantes de una fuerza, entre una fuerza y las otras, y entre las fuerzas y las demás instituciones del Estado. Por ejemplo, las Fuerzas de Tarea Conjunta que hemos visto en algunas regiones de Colombia son una expresión de la comunicación que tiene que darse permanentemente entre las diferentes fuerzas y entre ellas y, por ejemplo, la Fiscalía.

Y en la construcción de confianza ciudadana es muy importante la comunicación. Que el ciudadano sepa que donde toque una puerta en las instalaciones de la Fuerza Pública de la patria hay quien lo atienda, lo escuche, y que fundamentalmente el ciudadano palpe que al escucharlo hay reacción.

Pero hay un aspecto fundamental de la comunicación: es la comunicación entre los integrantes de cualquier fuerza y la ciudadanía.

¡Que el ciudadano no se tropiece ni con la negativa de escucharlo, ni con el desdén para reaccionar!

Esta es muy necesaria, pues la ciudadanía no puede seguir siendo desorientada por un liderazgo de voceros de grupos terroristas. La ciudadanía necesita el liderazgo comunicante de la Fuerza Pública. Cátedra Presidencial

estratégicos de gran importancia: el control territorial, el desabastecimiento y el aislamiento de los grupos violentos, y ahora, la llegada a los sitios de retaguardia estratégicos de estos grupos, la supresión de sus corredores de movilidad y la construcción de confianza ciudadana.

Por eso, quiero invitarlos a desarrollar una gran tarea de comunicación para orientar a la ciudadanía y también para escuchar a la ciudadanía. Nosotros hemos venido trabajando la Política de Seguridad Democrática sobre unos elementos tácticos y

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¡Que el ciudadano encuentre disposición en todo integrante de la Fuerza Pública para escucharlo y para reaccionar!

van depurando esos fenómenos dañinos como el del tráfico de información que no corresponde a la realidad.

Algunos me han dicho, por ejemplo, en el caso cuando acuden los informantes a los cuarteles, a los comandos: “Presidente, es que viene mucho traficante de información”. Es cierto, pero hay que tener mayor paciencia. Uno, por la presunción de que hay traficantes de información, no puede cerrar la puerta de los cuarteles, no puede cerrar la puerta de los comandos, no puede negar la buena disposición a escuchar a la comunidad.

Esa buena comunicación con la comunidad es fundamental en la construcción de confianza. Y esa comunicación la necesita todo el mundo, desde el comandante general hasta el más humilde de los soldados y policías.

En un proceso continuo de escuchar a la comunidad, de reaccionar, de dirigirla, de mantener un diálogo dinámico con ella, se va haciendo pedagogía y se

Y en la construcción de confianza ciudadana es muy importante la comunicación. Que el ciudadano sepa que donde toque una puerta en las instalaciones de la Fuerza Pública de la patria hay quien lo atienda y lo escuche.

En cualquier acción en el campo, el soldado tiene que ser un gran comunicador. En cualquier acción urbana, el policía tiene que ser un gran comunicador. Vengo, pues, a invitarlos a que hagamos un gran esfuerzo para mejorar cada día la comunicación vertical en la jerarquía, y la horizontal entre todas las personas, todas las fuerzas, las fuerzas con las instituciones y la comunicación en la relación de las fuerzas con la ciudadanía. Y quiero insistir en un punto: la necesidad de la comunicación pronta y veraz de los desaciertos. Esa es una necesidad, un supuesto de la credibilidad. ¡Para recuperar plenamente el imperio de las instituciones colombianas, el valor más preciado de la Fuerza Pública tiene que ser la credibilidad! Y un soporte esencial en la construcción y en el mantenimiento de la credibilidad es la comunicación oportuna, por iniciativa propia, de los desaciertos, de las dificultades, de las vicisitudes. Vengo a decirles hoy como en muchas ocasiones lo he repetido que cuando cometamos un error, cuando tengamos una dificultad, cuando se nos presente un resultado adverso, tomemos la iniciativa de comunicar y lo hagamos cuando antes y con total seguimiento a la verdad. Ese es un factor fundamental para que el pueblo mantenga la credibilidad en sus instituciones armadas.


Que no tengan que acudir grupos de periodistas, unidades investigativas a buscar la verdad, con criterio de cacería. Que no tengan que acudir con ganzúas a sacar la verdad trozo a trozo, que sean los voceros de la Fuerza Pública los que digan la verdad antes de que acudan otros a investigarla. Que no necesitemos ruedas de prensa, que no necesitemos que vengan a preguntarnos o a interrogarnos, que no necesitemos que nos llame la Fiscalía o la Procuraduría, sino que motu propio, por nuestra propia y entusiasta iniciativa, se comunique la verdad y a tiempo.

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¡Esa tiene que ser una norma! Hemos procedido bien en unos casos, pero en otros nos ha faltado tener suficientes elementos para decir toda la verdad y decirla a tiempo.

Y hay que concienciar a todo el mundo porque, por ejemplo, nada ganamos si hay la voluntad de decir la verdad oportunamente en los altos comandantes, pero ellos no son informados de los hechos que ocurren, por ejemplo, en una brigada, en un batallón o en un comando de policía. Todo el mundo tiene que estar sometido a la norma de que la verdad hay que decirla y hay que decirla a tiempo, oportunamente y por iniciativa propia.

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Celeridad en la justicia El otro tema que considero de gran importancia es el de introducirle todos los días mayor agilidad a la justicia penal militar. Que esa justicia no se vea ante los observadores como un apéndice sin discrecionalidad para fallar. Que todo el mundo pueda respetarla, valorarla, ver en ella una entidad independiente. Ver en ella magistratura. Ver en ella disposición de buscar la verdad, de aplicar las normas imparcialmente, de actuar con prontitud. ¡Nada más dañino que demorar o manipular fallos! ¡Nada más dañino que pretender que el tiempo borre preocupaciones de la memoria colectiva y jugar a que, con el transcurso del tiempo y sin fallos, los problemas se olviden! Creo que lo mejor es preocuparnos todos los días por una justicia penal militar más rápida, más acertada. Por supuesto, que gane credibilidad al interior de las fuerzas y en toda la comunidad.

Hago estos comentarios de la manera más constructiva, con el afecto que tengo por la institución armada, en el convencimiento de que ustedes, mis compatriotas que portan las armas de la república, le están devolviendo con su sacrificio y con su esfuerzo la esperanza a esta nación. Nosotros podemos trabajar mucho el tema tributario, introducir incentivos para que el sector privado invierta y genere empleo. Nosotros, con la ayuda del Congreso, podemos ir resolviendo el problema fiscal. Nosotros podemos ir formando más colombianos para actividades productivas en el Sena. Nosotros podemos actualizar las normas laborales, mejorar la seguridad social, clarificar las reglas

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generación, que la patria es recorrida hoy por una brisa de optimismo de que la Fuerza Pública va a derrotar el crimen, que la Fuerza Pública va por el camino de conseguir esta gran victoria para bien de todos los colombianos. Entonces, en un proceso en el que se está avanzando a la victoria, hay que mantener el ánimo de victoria, pero estableciendo una línea divisoria con la actitud triunfalista. ¡Ánimo de victoria, sí. Triunfalismo, no! Y esa línea de victoria la traza la autocrítica, la capacidad de introducir correctivos, de hacer ajustes. Por eso, es muy importante que, a medida que la Fuerza Pública avanza, rodeada de la esperanza, rodeada del optimismo de los colombianos, la Fuerza Pública también introduzca en su tarea victoriosa ajustes, sea autocrítica, se mantenga

Que no necesitemos ruedas de prensa, que no necesitemos que vengan a preguntarnos, que no necesitemos que nos llame la Fiscalía o la Procuraduría, sino que motu propio, por nuestra propia y entusiasta iniciativa, se comunique la verdad y a tiempo.

a los inversionistas, introducir semillas transgénicas al algodón, nuevas tecnologías a la industria, pero todo eso es vano, todo eso es inocuo si no se recupera el imperio institucional, y ustedes lo están recuperando. La patria todavía sufre mucho. ¿Cómo vamos a tapar el sufrimiento causado por el carrobomba de los terroristas de las Farc en Tame esta semana? ¿Cómo vamos a ocultar el sufrimiento que se da por las acciones violentas que se siguen cometiendo? Pero siento, y tal vez no había podido vivirlo tan intensamente en el ciclo de mi

en un sendero de mejoramiento continuo. ¡Que nunca, nunca, nos dejemos embriagar en la lisonja del triunfalismo! Esa capacidad de ajuste, esa capacidad de autocrítica, ejerciéndola sin ponernos a la defensiva, siempre con receptividad, con la mente abierta a mirar nuestras propias dificultades y con la inteligencia orientada a corregirlas, tiene que ayudarnos a conquistar la gran victoria que el pueblo colombiano está esperando.


Por Teniente Coronel Alvaro Alberto Espitia Lancheros Profesor de Operaciones Terrestres

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lo largo de estos últimos 95 años de historia nacional, la Escuela Superior de Guerra ha sido –como será en los siglos venideros– la cuna y fuente inagotable donde se procesa el pensamiento estratégico militar del oficial colombiano, que le proporciona un amplio bagaje intelectual en el campo de las artes y del saber castrense, y le permite de esta manera diseñar un crecimiento integral en su contexto cultural, social, político, económico y militar.

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Para hablar de esta fuente del saber doctrinario que le ha proporcionado sapiencia a eminentes estrategas militares y civiles que concurrieron a sus claustros desde su fundación, para posteriormente conducir por el camino del éxito y del crecimiento constante de manera impecable las Fuerzas Armadas de la República de Colombia, es necesario efectuar un breve recuento histórico, iniciando desde sus orígenes, en el mismo contexto del pensamiento militar mundial que le ha servido de guía al pensamiento estratégico militar colombiano.

“Un ejército eficiente no puede ser un organismo estático. Su evolución en gran parte depende y debe mantenerse a la altura de los constantes cambios evolutivos en los campos industrial, científico, social y político. El aferrarse a herramientas, métodos y organizaciones anticuados trae como consecuencia la atrofia, una de las más insidiosas y lesivas enfermedades que pueden atacar a un ejército”. General Douglas MacArthur.

Mayor Pedro Charpin Rival

En la segunda mitad del siglo antepasado, el pensamiento estratégico militar estaba evolucionando de manera vertiginosa en el mundo. Corrientes como la de Antonio Enrique Jomini, fallecido en 1869, habían fortalecido el carácter ofensivo, obtenido mediante un planeamiento cuidadoso de la guerra –concebido como la tarea esencial de la estrategia–, definiendo así los principios de la ciencia militar. Por otro lado, las ideas de Kart von Clausewitz, inspiradoras del pensamiento militar alemán, planteaban la naturaleza básica de la guerra y la formulación de la teoría de la trinidad. Ante esta corriente de pensamiento, Francia diseñó el sistema del Estado Mayor Francés, con el propósito de preparar a su oficialidad en puestos superiores del mando. Siguiendo este modelo, los japoneses crearon en 1875 su academia, y dos años después, en Fort Leavenworth, Kansas, los Estados Unidos establecieron la Escuela de Aplicación de Infantería y Caballería. Contextualización estratégica del pensamiento militar colombiano

En este orden de ideas, con ese marco histórico de la influencia del pensamiento estratégico internacional en el pensamiento militar colombiano, la Escuela Superior de Guerra nació el 9 de mayo de 1909, mediante decreto No.453, del primero de mayo 1909, por el cual “se organiza la escuela Superior de Guerra de Colombia”, y se nombró como primer director al mayor Pedro Charpin Rival, del Ejército de la República de Chile, quien concibió la reforma militar emprendida por el presidente de la República de Colombia, Rafael Reyes, iniciada en 1907 y apoyada por el general Rafael Uribe Uribe, ministro plenipotenciario ante el gobierno de la República de Chile, quien seleccionó una comisión de oficiales de esa nación para iniciar la organización y dirección de la instrucción militar del Ejército.


Para tal efecto, fueron enviados al país los capitanes Arturo Ahumada Bascuñán y Diego Guillén Santana. De esta forma, se inició la generación del conocimiento por parte de los oficiales del ejército colombiano, que se materializó con la creación de la Escuela Superior de Guerra. Con profunda noción de clarividencia, su fundador, mayor Pedro Charpin Rival, en el discurso de inauguración, les imprimió un sello perdurable en el contexto histórico a las generaciones venideras, al afirmar: “Asistimos a la inauguración de un establecimiento de apariencia modesta, y con fines tal vez desconocidos; pero sólo Dios sabe qué irradiaciones pueda tener en el porvenir de Colombia”. Sintetizó el concepto del empleo conjunto al tomar las palabras citadas por un filósofo francés ante los alumnos de la Escuela Militar Francesa: “Se trata, ante todo, de daros un pensamiento y un alma común. Se trata de habituaros a que os consideréis como los miembros de un mismo cuerpo; es preciso que os desarrolléis en el mismo sen-

Las siguientes palabras, pronunciadas por el libertador de la República, encierran un profundo contenido de sabiduría, que hoy perduran en las mentes y los corazones de todos los egresados de este instituto: “Para servir a la patria, cualquier grado o clase a que el gobierno me destine es para mí honroso. En él daré ejemplo de la subordinación y de la ciega obediencia que deben distinguir a todo soldado de la República”. La semilla de la sólida formación del pensamiento castrense se concibe con el primer contenido académico del curso de Estado Mayor en 1910, que contemplaba las siguientes asignaturas: Táctica de todas las Armas, Historia Militar, Matemáticas, Fortificaciones, Topografía, Dibujo Militar, Conocimiento de Armas, Servicio de Estado Mayor, Derecho Administrativo y Derecho Militar Internacional.

Escuela Superior de Guerra 95 años

El principal centro de estudios de las Fuerzas Militares de Colombia celebra un nuevo aniversario como fuente inagotable del pensamiento estratégico del militar colombiano.

tido, y que al mismo tiempo que adquirís el maximum de valor intelectual, os encontréis dentro de veinte años, tal como hoy día: hermanos por el pensamiento y por el corazón”. Estas palabras siguen guiando la proyección del instituto. La Escuela Superior de Guerra se mantiene fiel a la misión encomendada de entrega silenciosa y abnegada del conocimiento, educando de la mejor manera al oficial superior de las Fuerzas Militares, enmarcada dentro de los preceptos constitucionales del amor a la patria, sus instituciones y el bienestar de todos los ciudadanos.

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Edificio colonial del sector histórico de San Agustín, con oficiales de los primeros cursos de la Escuela Superior de Guerra, 1910

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Al curso asistieron 18 alumnos, en los grados de mayor y capitán, y cuatro oficiales de planta, de grados coronel y mayor. Todos los alumnos aprobaron el curso. El menor puntaje fue 5,22, y el mayor, 8,47. El proceso de admisión de los oficiales a este curso fue riguroso y muy cuidadoso; se seleccionaron sólo los que, por su instrucción, conducta sin tacha, capacidades y virtudes de carácter moral fueran propios para el alto servicio que de ellos demandaría la nación. Este derrotero de selección continúa de manera rigurosa para el ingreso al Curso de Estado Mayor y de Información Militar actuales y para el Curso de Altos Estudios Militares, que funciona actualmente en este claustro docente, y seguramente en el futuro se seguirá manteniendo. Los primeros integrantes de este Curso de Estado Mayor, incluyendo los oficiales de planta y los alumnos, fueron los siguientes oficiales: coroneles Alejandro Posada y Francisco Vergara; mayores Luis Felipe Acevedo, Alcides Arzayuz, Martín Antía, Carlos Cortés, Pedro Julio Dousdebés, Paulo Emilio Escobar, José María Forero, Eliécer Gómez, Jaime Guerrero, Emiliano Lemus, Francisco López, Rafael Negret, Luis Morales, Víctor Ospina, Francisco Palacio, Andrés Pardo, Amadeo Rodríguez y Gregorio Victoria; y los capitanes Melquisedec Robayo y Alejandro Uribe.

Posteriormente, siguiendo la corriente europea, en particular la alemana, se implementaron los idiomas alemán, francés y posteriormente inglés, con un valor de 6 pesos la hora de clase. Los alumnos egresados con las más altas calificaciones de esa promoción fueron destinados con la misión especial de dar la formación técnica al actual Estado Mayor General –un incipiente modelo que funcionaba en 1911, y que proyectaba de una manera efectiva su diseño estructural–.

La idea innovadora de la reforma militar se concibió en su totalidad con la creación de las escuelas Militar, Naval y Superior de Guerra, así como con el rediseño estructural del Estado Mayor del Ejército, que estaba soportado en los pilares fundamentales de la corriente doctrinaria prusiana de Bismarck y la francesa, imperantes en esa época en todo el orbe. Poco después, con la renuncia a la Presidencia de la República del general Rafael Reyes, surgió una fuerte oposición a la reforma militar iniciada, que ocasionó la finalización de la misión militar chilena en Colombia y la reducción del pie de fuerza del Ejército. Los intentos valerosos de los abnegados hombres de la patria por contratar misiones extranjeras para la actualización de la doctrina eran seriamente neutralizados por una constante presión encabezada por la prensa politizada que imperaba en aquella época. Sólo la gallardía, el coraje, la constancia y la dedicación de aquellos valientes pensadores militares, quienes, como mártires, lucharon denodadamente, no dejaron retroceder al Ejército por la antigua senda partidista.


Estos grandes hombres, cual abnegados cruzados y fieles centinelas de los principios rectores de la democracia, mantuvieron incólume el concepto filosófico de las academias o escuelas de guerra existentes en el orbe, concibiendo así al naciente instituto como el primer centro de formación superior universitario para el Ejército. Como lo afirmó el coronel retirado Leonidas Flórez en mayo de 1959, estos hombres “crean una doctrina nacional, que enseñan a sus alumnos las complejidades del mando; quilatarán los valores intelectuales con el justo tamiz de las calificaciones y ramificarán sus actividades en los institutos docentes de la profesión. Los comandantes y profesores de las Escuelas de Infantería, Caballería, Artillería, Aviación y Transmisiones han salido de las aulas de la Escuela de Guerra y, por tanto, una misma idea general los une y una santa tradición les sirve en el desarrollo de sus tareas”.

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El pensamiento militar de la época se vio seriamente influenciado por los avances tecnológicos y el desarrollo de las campañas militares desarrolladas en la Primera Guerra Mundial. Los años posteriores a la guerra y el estudio juicioso de lo sucedido adicionaron otros elementos de suma importancia en el arte de la guerra,

como el empleo de la aviación y la utilización de los tanques de guerra, en especial los británicos, además de las campañas submarinas realizadas por los alemanes, y el efectivo empleo de la flota naval inglesa. Este escenario global, sumado al concepto de la teoría del Poder Marítimo desarrollada por Alfred Thayer Mahan, desarrollaron y expandieron de manera significativa las marinas de guerra inglesa, japonesa, alemana, española y estadounidense.

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Bajo esta tendencia geopolítica, se contrataron en Colombia los servicios de una misión suiza, integrada por el coronel Hans Georg Juchler, el teniente coronel Paul Gautier y dos capitanes, quienes transmitieron el nuevo conocimiento estratégico de las campañas militares europeas, el empleo de la aviación y la conducción de la guerra en los diferentes teatros de operaciones. El pensamiento estratégico militar colombiano siguió su fortalecimiento con el aporte sustancial del esquema alemán, en cabeza del coronel Guether Braune, profesor de la Academia Alemana, quien concentró sus esfuerzos en el análisis del concepto operativo de la Primera Guerra Mundial, implementando los viajes tácticos para los alumnos de la escuela, e imprimiéndole una novedosa dinámica a la aplicación de la doctrina en lo referente al ambiente operacional del conocimiento y el empleo del terreno.

Lo anterior se fortaleció con la introducción de las cátedras de Historia Militar, Táctica y Estrategia, que potencializaron el concepto de la doctrina en general. Es importante resaltar aquí el concepto defensivo, característico del arte operacional para la época, idealizado en la guerra de trincheras y concebido con el inicio de la construcción de la línea


21 Maginot a lo largo de la frontera francoalemana, en 1927. La evolución implicó la adición de otro factor de vital importancia en el arte de la planificación para la mente del estratega militar colombiano: el concepto del Poder Aéreo, basado en la teoría expresada en 1921 por el italiano Julio Douhet, que le imprimió un carácter ofensivo a la guerra con la conquista del aire. Esta corriente de pensamiento había inquietado la visión del presidente de la República, José Vicente Concha, quien, consciente de la importancia estratégica para el país y sus Fuerzas Militares, envió un grupo de jóvenes oficiales del Ejército a realizar el curso de pilotaje militar. Poco después, en 1919, durante el mandato de Marco Fidel Suárez, se concretó la creación de la quinta arma del Ejército: la Aviación. Así, con la dirección del coronel Efraín Rojas Acevedo, un eminente oficial egresado de la Escuela Superior de Guerra en el Curso de Aplicación de 1912, y con posterior grado en la promoción del Curso de Estado Mayor en 1916, aunado a su experiencia como docente de este instituto, se solidificó el concepto del empleo del Poder Aéreo en las mentes de los pensadores estratégicos militares colombianos. El 11 de septiembre de 1932 la soberanía nacional se vio seriamente afectada por la incursión de tropas peruanas a territorio colombiano en la población de Leticia, ante lo cual la nación fincó sus esperanzas en las Fuerzas Militares, y descubrió así la orfandad en la cual las había mantenido en los últimos años. Para corregirlo, les dio un apoyo total para salvar la unidad nacional, cuidando de no volver a cometer un error como el acaecido con la pérdida de Panamá.

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La Escuela Superior de Guerra, consciente de la necesidad de salvar la nación, suspendió sus labores académicas durante 1933, 1934, 1935 y el primer semestre de 1936. Durante este receso, conservó exclusivamente la planta de profesores, y sus egresados, los líderes de la doctrina militar, fueron los encargados de cumplir su deber y el glorioso juramento de restablecer la soberanía del territorio nacional. Al finalizar la guerra y tras un largo receso, en 1937 la Escuela Superior de Guerra reanudó su cruzada académica con la realización del Curso de Estado Mayor, que duró dos años, integrado por cuatro tenientes coroneles, nueve mayores y siete capitanes.

La Escuela Superior de Guerra se mantiene fiel a la misión encomendada de entrega silenciosa y abnegada del conocimiento, educando de la mejor manera al oficial superior de las Fuerzas Militares, enmarcada dentro de los preceptos constitucionales del amor a la patria, sus instituciones y el bienestar de todos los ciudadanos.

En la atmósfera internacional, el mundo se convulsionó por el inicio y el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. La oficialidad colombiana, ante este hecho, analizó desde diversas ópticas su desenvolvimiento, el impacto, las causas y las consecuencias no solamente desde el punto de vista militar, sino en los diferentes campos del poder, tanto a nivel nacional como internacional.


Como el instituto de educación superior de más alto nivel militar en Colombia, la escuela es pilar y fuente fundamental del pensamiento estratégico militar colombiano, manteniéndose firme en sus orígenes, con la misión clara de capacitar a los oficiales superiores de las Fuerzas Militares como comandantes integrales, líderes y estrategas, expertos en el planeamiento y la conducción de operaciones conjuntas, formando asesores idóneos en defensa y seguridad nacional, y contribuyendo así a la creación de esta cultura en la ciudadanía. Bajo esa premisa, la intelectualidad militar, con la cooperación del gobierno nacional, recibió el apoyo de la misión francesa encabezada por el general Henri Panchaud, el coronel Diego Brasset y el teniente coronel Gurant, de artillería, quienes fortalecieron el concepto militar de la reciente guerra, dinamizando los ejercicios en el terreno mediante el empleo de maniobras a nivel de brigada.

Escuela Superior de Guerra 95 años

De igual forma, se concibió en su verdadera dimensión la comprensión de la guerra mecanizada, formulada por el inglés Basil Liddell Hart, y concebida posteriormente mediante el empleo

magistral en la forma de la Blizkrieg (Guerra Relámpago, realizada por las fuerzas blindadas alemanas mediante el empleo de las Unidades Panzer, con la conducción del general Heinz Guderian y del mariscal Erwin Rommel). A este concepto se sumó la comprensión integral de la geopolítica y la geoestrategia, con base en el concepto de espacio vital, de Karl Haushofer, que proporcionó las herramientas científicas del expansionismo alemán y fue eje central del concepto político alemán.

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Todos estos conocimientos dejaron una huella perenne en las mentes de los pensadores militares colombianos para la conducción y combinación de los sistemas operativos del campo de combate en los diversos teatros de operaciones.

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y con el triunfo de los aliados sobre las fuerzas del eje, se impuso el nuevo concepto militar de los Estados Unidos, lo cual trajo como consecuencia el desarrollo paralelo de las dos superpotencias ideológicamente opuestas, la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y los Estados Unidos. Se inició, de esta forma, la Guerra Fría, y por tanto el escenario amenazante del holocausto nuclear.

Esta nueva situación geopolítica desarrolló nuevos conceptos, tales como disuasión, contención y coexistencia pacífica, que abarcaron el pensamiento de estrategas como Henry Kissinger, con su relación de fuerzas y diplomacia, o Brzezinski, con el sistema bipolar y el concepto de seguridad estratégica mutua. De igual forma, se desarrollaron el pensamiento y los conceptos de Marx, Lenin, Mao, Ho Chi Min, el Che Guevara y Giap, entre otros. El principal campo de batalla se concentraba en ese entonces en las mentes de los hombres.

Estas circunstancias y los nuevos conceptos enriquecieron el pensamiento estratégico del militar colombiano, y lo hicieron más dinámico y creativo. La agresión de Corea del Norte a la República de Corea del Sur fue otro factor decisivo que implicó de manera directa el empleo profundo del pensamiento del militar colombiano, cuando mediante la expedición del Decreto 3927 del 26 de diciembre de 1950, y con el objeto de que el Ejército Nacional atendiera los compromisos internacionales emanados de las disposiciones de la Ley 13 de 1945, se pusieron a prueba los conocimientos de los egresados de esta escuela.

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Esta gloriosa participación del Ejército colombiano se refleja en las palabras expresadas por el mayor general Blacksheaed O. Bryan, comandante de la División 8 del Ejército de las Naciones Unidas, en el frente de batalla de Corea en 1951: “He combatido en tres guerras, he comandado y visto luchar los mejores soldados del mundo, y pensé que nada me quedaba por ver en el campo del heroísmo y la intrepidez humana. Pero viendo combatir al Batallón Colombia he presenciado lo más augusto, lo más soberbio de mi vida”. Las anteriores palabras hablan por sí solas y son el reflejo del fruto de la semilla inculcada a estos excelsos comandantes a su paso por los claustros de la fuente generadora del pensamiento estratégico del militar colombiano, la Escuela Superior de Guerra.

Monumento a los Héroes de la Guerra de Corea

Así, el teniente coronel Jaime Polanía Puyo y posteriormente el teniente coronel Alberto Ruiz Novoa, comandantes del Batallón Colombia, condujeron de manera admirable a los brillantes soldados de esta insigne unidad táctica, quienes escalaron los más altos peldaños de admiración, respeto y reconocimiento mundial, y dejaron sus nombres grabados en los anaqueles perennes de la historia.

A partir de la década de los 60, la guerra fratricida lanzada por las organizaciones terroristas contra la sociedad colombiana ha acaparado la atención y el pensamiento de la oficialidad colombiana. Ilustres militares han enarbolado con honor, lealtad y sacrificio absoluto la bandera del sostenimiento de la democracia y de sus instituciones, brindando así sus máximos esfuerzos en la búsqueda de la paz y la tranquilidad para todos los ciudadanos de la República de Colombia. Las ideologías y los intereses económicos de los grupos terroristas, con sus ambiciones funestas de poder a costa del sacrificio de hombres y mujeres de bien, han permeado sus estructuras tanto al interior como al exterior, dañando no solamente sus conciencias, sino también las de personas de la vida pública y de sectores de influencia social, política y económica, mediante la utilización de dinero ilícito producto del narcotráfico.


Bajo esta apreciación, y con un sentido de patria, es necesario mantener vivas en las mentes y en los corazones las palabras del señor teniente general Gustavo Rojas Pinilla: “Para su gloria y tranquilidad, las Fuerzas Armadas continuarán siendo los insobornables centinelas de la libertad dentro del orden, y los celosos y desinteresados guardianes de la supervivencia democrática de nuestras instituciones”.

nomía académica, el desarrollo profesional, el trabajo en equipo, la flexibilidad, la responsabilidad y la conciencia permanente, y fortalecido en valores como el respeto, la justicia, el servicio, la lealtad y el compromiso. Basada en lo anterior, la escuela actualmente desarrolla el Curso de Altos Estudios Militares, requisito fundamental de los oficiales que ascienden al grado de brigadier general; de igual forma, y fiel a sus orígenes, continúa desarrollando el Curso de Estado Mayor, para oficiales de grado mayor en el Ejército y sus equivalentes en la Fuerza Aérea y la Armada Nacional, con la misión de formar líderes forjadores de victorias.

Prospectiva estratégica La Escuela Superior de Guerra, como el instituto de educación superior de más alto nivel militar en Colombia, es pilar y fuente fundamental del pensamiento estratégico militar colombiano, manteniéndose firme en sus orígenes, con la misión clara de capacitar a los oficiales superiores de las Fuerzas Militares como comandantes integrales, líderes y estrategas, expertos en el planeamiento y la conducción de operaciones conjuntas, formando asesores idóneos en defensa y seguridad nacional, y contribuyendo así a la creación de esta cultura en la ciudadanía.

La educación del pensamiento estratégico militar del instituto se ha irradiado de manera impecable a otros programas, como el Curso de Información Militar, que forma oficiales de grado mayor del cuerpo administrativo de las Fuerzas Militares en las complejas tareas del Estado Mayor.

Escuela Superior de Guerra 95 años

La Escuela Superior de Guerra, a lo largo de estos 95 años de existencia, se ha consolidado en el primer centro del pensamiento estratégico al servicio de la patria, ante lo cual continuará siendo la fuente inagotable del pensamiento estratégico del militar colombiano. En este orden de ideas, está enfocada básicamente al objetivo primordial de las Fuerzas Militares: ganar la guerra. De allí que seguirá siendo el centro generador del pensamiento militar, fortaleciendo la cultura de las operaciones conjuntas, observando, enseñando y aplicando la doctrina de las Fuerzas Militares, fortaleciendo de manera efectiva el liderazgo en el ejercicio del mando. Un liderazgo guiado por el camino de los principios rectores en cabeza de la auto-

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Así mismo, adelanta el Curso Integral de Defensa Nacional, dirigido a los futuros generales de la Policía y a personalidades de alto nivel de la sociedad colombiana, sobre los temas de la seguridad y la defensa nacional, en procura de contribuir a la búsqueda de una solución integral a la problemática del país. Las puertas de esta fuente permanente del pensamiento estratégico militar se han abierto pa-

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25 ra recibir a los futuros líderes en el Curso de Orientación de la Defensa Nacional, con el propósito fundamental de contribuir de manera acertada al crecimiento nacional y la solución integral de la problemática actual. Visionaria de ese futuro, en el Seminario de Agregados Militares y de Policía, la escuela orienta y capacita a los oficiales como facilitadores en el desarrollo de las políticas internacionales del gobierno nacional y en la consecución de los objetivos de la Fuerza Pública. La competitividad del pensamiento estratégico militar ha dinamizado de manera constante la evolución de la educación, en aras de la construcción conjunta del conocimiento y el interés constante sobre la doctrina de las operaciones conjuntas. El eje central del instituto es el alumno. Su búsqueda constante de la excelencia, por el camino del mejoramiento continuo, tuvo sus frutos cuando el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior (ICFES) la declaró el 11 de mayo de 2002 como institución universitaria, y confirmó así su incorporación al Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (SNIES).

Gracias a esta nueva condición de institución universitaria, la Escuela Superior de Guerra ofrece los siguientes programas: • Maestría en Seguridad y Defensa Nacionales. Otorga el título de magíster en este campo, y se propone entregar al servicio de la sociedad investigadores y analistas en el área de la seguridad y la defensa. • Especialización en Comando y Estado Mayor. Dirigido al personal de oficiales de grado mayor y sus equivalentes en la Fuerza Aérea y la Armada Nacional. • Especialización en Seguridad y Defensa Nacionales. Entrega a la sociedad unos profesionales íntegros al servicio del desarrollo social.

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La Escuela Superior de Guerra, a lo largo de estos 95 años de existencia, se ha consolidado en el primer centro del pensamiento estratégico al servicio de la patria, ante lo cual continuará siendo la fuente inagotable del pensamiento estratégico del militar colombiano, y se proyecta de manera constante hacia los confines de la eternidad como centro de educación líder y asesor del pensamiento estratégico en seguridad y defensa de la República de Colombia, capaz de afrontar con éxito las exigencias y retos en los siglos venideros. Este centro de estudios cumple, con éxito, el siguiente adagio: “la educación, un factor estratégico para ganar la guerra”.


Intentos de Colombia por recuperar Panamá y su orden interno, y relaciones con Estados Unidos.

Cien Por Mayor General José Roberto Ibáñez Sánchez Presidente Academia Colombiana de Historia Militar

años

de la pérdida de Tibia reacción y algo de dignidad

La noticia de la separación de Panamá no se supo oportunamente en Bogotá por el daño que en estos días tuvo el cable submarino, probablemente por obra de los Estados Unidos. Se tuvo conocimiento apenas el 6 de noviembre, por la vía del sur, pero Marroquín, como era su costumbre en casos de gran trascendencia, la mantuvo en silencio hasta el día siguiente, cuando a manera de rumor creciente, El Nuevo Tiempo empezó a hacer circular la noticia en medio del desconcierto, la incredulidad y la indignación popular.

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Se cuenta cómo en las horas de la tarde, alarmado por la dimensión de los rumores, poco a poco convertidos en noticia, el general Pedro Nel Ospina, a pesar de ser enemigo político de Marroquín, como quiera que había sido desterrado por intentar un golpe de Estado en su contra, acudió a palacio a cerciorarse oficialmente por boca del propio vicepresidente. Pero éste, entregado a sus lecturas literarias y con el cinismo irónico que lo caracterizaba, al reconocerlo lo saludó de la manera más amable: “¡Oh, Pedro Nel, no hay mal que por bien no venga! Se nos separó Panamá, pero tengo el gusto de volverlo a ver por ésta, su casa”. Así, esparcida la noticia por Bogotá y todo el territorio nacional, sus habitantes, estupefactos, confundidos y doloridos, no acertaron a otra cosa que a expresar sus sentimientos de indignación contra los Estados Unidos y los conjuConstrucción del Canal de Panamá

Sexta y última parte

Panamá

rados panameños, mediante turbas que se lanzaron a las calles de la capital a demostrar su ira con el pillaje y el saqueo. Pero pronto ese resentimiento profundo adquirió un cariz de patriotismo, y los principales caudillos políticos y de la comunidad se lanzaron a apoyar al gobierno, creyendo que éste rompería relaciones con los Estados Unidos y tomaría las medidas militares del caso, para las cuales muchos se ofrecían, voluntarios, al ejército de la patria. Así se conformó un movimiento de opinión denominado La Integridad Nacional.


Marroquín, tibiamente, correspondió al clamor popular mediante la expedición de un decreto que declaraba turbado el orden público en toda la república y disponía la conformación de un ejército de 100 mil hombres para rescatar a Panamá por la vía militar, si era necesario. Para tal efecto, designó como general en jefe de dicho ejército a Rafael Reyes y como sus inmediatos colaboradores a los generales Lucas Caballero, Jorge Holguín y Pedro Nel Ospina. Se olvidaron los resentimientos políticos y los colombianos, unidos por el patriotismo, se dispusieron a pelear. El 11 de noviembre, aniversario de la independencia de Cartagena, Marroquín lanzó su proclama: “La gloriosa bandera de nuestra integridad nacional se conservará intacta… Seré yo quien la lleve y vosotros quienes me ayuden a sostenerla”.

efectivamente cumplieron los jefes mencionados en Panamá el 20 de noviembre a bordo del buque Canadá, gracias a la intervención del secretario de Estado, señor Hay, ya que la Junta de Gobierno estaba dispuesta a no dejarlos desembarcar y, en caso de que lo hicieran, los pondría presos. Nada lograron con la Junta de Gobierno de Panamá los comisionados colombianos, porque era demasiado tarde y la nueva república estaba respaldada sobre las aguas de Colón con la presencia de la flota yanqui, además del

Cien años de la pérdida de Panamá

José Manuel Marroquín

Se olvidaron los resentimientos políticos y los colombianos, unidos por el patriotismo, se dispusieron a pelear. El 11 de noviembre, aniversario de la independencia de Cartagena, Marroquín lanzó su proclama: “La gloriosa bandera de nuestra integridad nacional se conservará intacta… Seré yo quien la lleve y vosotros quienes me ayuden a sostenerla”.

No había pasado una semana de semejantes manifestaciones patrióticas, cuando, como es costumbre en Colombia, surgió la disputa entre quienes, heridos en sus sentimientos nacionales, querían la guerra, y aquellos ingenuos pacifistas que no perdían la esperanza de resolver los hechos consumados por la vía diplomática. Marroquín, siguiendo a los segundos, se dio a transformar la expedición militar que se acrecentaba y avanzaba hacia la Costa Atlántica enrolando a su paso cientos de voluntarios, en una misión diplomática que viajara a Panamá a convencer a los sediciosos de echar pie atrás y reintegrarse a la patria común. Comisión que

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Nashville, el Mayflower –buque insignia de la flota estadounidense–, el Atlanta, el Dixie, el Hamilton y el Maine, al mando del almirante Coughlan, y en la rada de Panamá, sobre el Pacífico, con el Boston, el Marblehead, el Concor y el Wyoming, bajo el mando del almirante Glass.

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Ante ello, en un acto de ingenuidad o de torpeza, los comisionados colombianos solicitaron al almirante Coughlan información sobre cuál era la zona en donde impediría un desembarco, a lo que el comandante de la flota les respondió que sobre toda la extensión de las costas del departamento de Panamá. Ante el fracaso en Colón, el general Reyes viajó a los Estados Unidos para ver si era posible volver a negociar sobre la base de ratificar el tratado Herrán-Hay por decreto. Desafortunadamente, llegó cuando el tratado Hay-Bunau Varilla había sido aprobado por el Congreso de ese país. Entonces, Reyes acudió a la amenaza de romper relaciones con los Estados Unidos, que podría poner a Roosevelt en aprietos políticos frente a su propio país y Europa, con el riesgo de la guerra. Pero el presidente, que estaba al tanto de todo cuanto sucedía en Colombia y podía con tales herramientas coaccionarnos aún más, lo disuadió respondiéndole que el departamento del Cauca también estaba dispuesto a entrar en la nueva República de Panamá. Cierta o no, esta contraamenaza de Roosevelt llevó a Reyes a abandonar Estados Unidos rumbo a París, con la vana esperanza de poder ejercer los derechos de Colombia sobre la nueva compañía francesa del canal e impedir su venta a los Estados Unidos. Pero todo estaba ya bajo el control codicioso de mister Cromwell. USS Dixie

USS Mayflower

USS Boston

El último acto de la nación para intentar recuperar a Panamá por las armas fue la expedición del general Daniel Ortiz, en acuerdo con el general Diego A. de Castro, a quien el general Reyes había encargado del mando del ejército del Atlántico cuando él siguió a Panamá a intentar infructuosamente disuadir a los conjurados. Ortiz estaba ansioso de reivindicar a su batallón Tiradores, con hechos heroicos que bien pudo realizar en Colón el 4 y 5 de noviembre. A lo que se presumía una gloriosa expedición en camino a la costa, organizada como reacción inmediata, se unieron muchos jóvenes estudiantes de las universidades de la capital, de Cartagena y de algunas otras ciudades, que en materia de patriotismo siempre han llevado la delantera, hasta reunirse 500 expedicionarios voluntarios que trazaron el propósito de proteger el territorio continental en el Darién, amenazado por un desembarco yanqui, y de ser posible, penetrar por tierra a Panamá, ya que por mar era imposible.

USS Atlanta


Por la ruta del Magdalena y Cartagena, la expedición desembarcó en las playas de Titumate, en el lado oriental del Golfo de Urabá, donde Ortiz envió un grupo adelantado al mando del coronel Rafael Morales para que abriera el camino por la selva hacia la bahía de San Miguel en el Pacífico, por Acadí y el río Tuira. Esta comisión cumplió su cometido, llegando a los límites entre Panamá y el Cauca, donde su jefe lanzó una proclama que predecía algo heroico: “La fe y el patriotismo nos han traído hasta aquí. (…) Colombia perdonará sin duda a los hijos extraviados que vuelvan a su seno, como sabrá castigar también a todos aquellos hijos desnaturalizados que vendieron su reputación y su patria por un puñado de oro. ¡Compañeros, adelante! Que caiga sobre la frente de los culpables toda la sangre que vaya a derramarse por su traición. ¡Viva Colombia!”.

Cien años de la pérdida de Panamá

Expedicionarios colombianos

En las playas de Titumate, entre tanto, se presentó un incidente con el crucero yanqui Atlanta, superado gracias a que su comandante reconoció estar en aguas colombianas y acató la sugerencia del general Ortiz de retirarse hacia el occidente, aun cuando los Estados Unidos amenazaron luego con la guerra. También recibió el general Ortiz varias embajadas de los pueblos panameños que no eran partidarios de la separación. Entre dichas embajadas ocurrió la conmovedora escena del cacique cuna, Iñapaquiña, tribu esparcida en la región de San Blas, quien después de rechazar obsequios del coronel Esteban Huertas para secundar su felona causa, visitó al general Ortiz para hincarse y besar la bandera colombiana y colaborar con su tribu en la apertura del camino que condujera por la selva a Panamá a los expedicionarios.

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Pero el patriotismo que se respiraba en las selvas del Darién no tenía ni mucho menos correspondencia en Bogotá, donde el presidente Marroquín, perdido el hilo heroico de la primera reacción y recobrado su verdadero talante, ahora sólo pensaba en salir de cualquier forma del atolladero en que se encontraba ante la historia, sin tener que ver con más guerras, menos contra los Estados Unidos, cuya prepotencia no era ficticia sino real y sin posibilidades para Colombia de contrarrestarla. El mandatario, como el avestruz, metió su cabeza en su palacio y dejó que pasaran los días sin pronunciarse ni dar orden alguna para ingresar militarmente en territorio del departamento de


31 Panamá, como lo esperaban los expedicionarios. Peor aún, le pareció más conveniente para el país la disolución de la expedición, sin sonrojo alguno y sin mayor oposición de sus compatriotas. Por ello, y como además la zona no ofrecía mayores expectativas debido a su ambiente geográfico, malsano y selvático, el entusiasmo fue decreciendo y empezó a hacer mella en la salud en la voluntad de los valerosos soldados del Tiradores. En abril de 1904, los sobrevivientes se vieron obligados a regresar a Cartagena, debido a la pequeñez del mandatario colombiano.

Hacia una nueva Colombia Una vez consumada la separación de Panamá, se despertaron en el país sentimientos de culpa, de arrepentimiento y reconciliación, representados en las corrientes moderadas de los dos partidos, que ganaron terreno a la sombra del presidente Marroquín sobre el sector intransigente del conservatismo. Fue así como el general Rafael Reyes sobresalió de inmediato como representante de los primeros, gracias a que se había mantenido distante de la última contienda civil y gozaba de admiración y respeto tanto por sus cualidades militares como, sobre todo, por su espíritu tolerante, conciliador, emprendedor y amigo del desarrollo técnico y comercial. Era garantía para sacar a un país del estado de postración en que se encontraba. Su pensamiento se puede sintetizar en el siguiente aparte de su discurso pronunciado en México ante la segunda Conferencia Panamericana: “En tiempos pasados, fueron la Cruz o el Corán, la espada o el libro, los que hicieron las conquistas de la civilización; actualmente es la poderosa locomotora, volando sobre el brillante riel, respirando como un volcán, la que despierta los pueblos

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al progreso, al bienestar y a la libertad… Y a los que sean refractarios al progreso, los aplasta bajo sus ruedas”. De ahí que su lema de campaña, “Menos política y más administración”, despertara en la ortodoxia conservadora seria resistencia, pues no entendía cómo podía conciliarse el espíritu cristiano con el desarrollo material. Los resultados de las elecciones de 1904, con su contrincante representante de tal ortodoxia, el general cartagenero Joaquín F. Vélez, estuvieron llenos de dudas. Reyes logró la victoria gracias a que el Gran Consejo Electoral avaló las elecciones del distrito de Riohacha, signadas por el fraude.

General Rafael Reyes

Con Reyes se inició una nueva fase de la vida colombiana, expresada por una nueva forma de hacer política e impulsar el progreso material. Urgido por reconstruir al país, uno de sus primeros actos de gobierno fue el de dar representación al Partido Liberal en busca de la reconciliación, nombrando dos ministros de ese partido. Luego diseñó un programa económico orientado a acrecentar las exportaciones, mediante el incremento y la protección de la agricultura, además del comercio y el


fortalecimiento de la incipiente industria nacional. Este programa se complementó con un incremento notable en las obras públicas para integrar y modernizar al país, en particular las vías ferroviarias y fluviales, así como el impulso a la navegación por el río Magdalena y la construcción de las primeras carreteras. La que se construyó sobre el viejo Camino Real de Bogotá a Santa Rosa de Viterbo, patria chica del presidente, fue inaugurada por él, con el primer automóvil que se trajo al país.

proyectos de sacar al país del estado de postración económica y fiscal en que se encontraba y proyectarlo hacia el capitalismo y la modernización. Para lograr tamaño propósito, era necesario para Reyes modificar el Estado, especialmente con miras a obtener la seguridad necesaria que garantizara la estabilidad, la paz y el desarrollo. Para tal efecto, se propuso la desmovilización de todas las cuadrillas que aún se mantenían en algunas zonas del territorio nacional en calidad de bandoleros, y a desarmar a la población, estableciendo en ella controles efectivos en el uso de armas. Así, durante 1904, el gobierno logró recoger 65 mil armas y más de un millón de municiones.

Rafael Uribe Uribe

Cien años de la pérdida de Panamá

Cuadrillas de bandoleros

La rapidez de las anteriores medidas y el hecho de que el presidente Reyes hubiera prescindido de la clase política burocrática tradicional, dando al sector empresarial el manejo administrativo del Estado, le generaron desde el comienzo fuerte resistencia en el Congreso, donde se obstaculizaron sus propuestas, lo cual lo obligó a clausurarlo y a convocar una Asamblea Nacional, cuyos miembros representaban a todos los departamentos. Gracias a esta asamblea, logró obtener las atribuciones necesarias para imponer sus

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Además, dispuso la reorganización y profesionalización del ejército y de la armada, para lograr un espíritu militar auténticamente nacional, lejos de cualquier disputa partidista, entregado de lleno a servir a la patria y a cooperar en su progreso y desarrollo. Para tal efecto, en 1905 envió a Chile al general Rafael Uribe Uribe, su noble contrincante y ahora leal servidor, como embajador ante las repúblicas de Brasil, Argentina y Chile, para que contratara en este último país una misión militar que acometiera tal programa.

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33 La misión chilena, presidida por los capitanes Ahumada y Guillén, llegó en 1907 a Colombia y fundó la Escuela Militar de Cadetes, la Escuela Naval de Cartagena y el Batallón de Artillería Modelo, como centros de irradiación militar, teniendo como arquetipo el prusianismo, considerado entonces en el mundo como ideal del profesionalismo castrense. Así, quedaron sepultadas las costumbres politiqueras en la milicia colombiana y nació un ejército profesional y nacional, aunque limitado en sus efectivos por su exiguo presupuesto. Reyes también dispuso que la guarnición de Bogotá trabajara en la construcción del ferrocarril que la conectaría con Girardot.

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Además, el presidente reorganizó administrativamente al país con nuevos departamentos, algunos de los cuales no sobrevivieron a su mandato. Las reformas económicas empezaron a cobrar impulso con la creación del Banco Central para administrar las finanzas del gobierno, surtir los préstamos departamentales y realizar oportunamente el pago de la deuda externa. Luego, se dio a la tarea de reorganizar las rentas, estimular el capital extranjero y reordenar la deuda externa, que entonces ascendía a 2 millones 700 mil libras esterlinas, y que mostraba como moroso al Estado colombiano en el ámbito financiero internacional. El gobierno reconoció esta deuda para sacar al país de esa penosa lista de morosos y abrir de esta forma las puertas a los mercados de crédito internacional. Por medio de la Ley 59 de

Escuela Militar de Cadetes, 1907

La misión chilena, presidida por los capitanes Ahumada y Guillén, llegó en 1907 a Colombia y fundó la Escuela Militar de Cadetes, la Escuela Naval de Cartagena y el Batallón de Artillería Modelo, como centros de irradiación militar, teniendo como arquetipo el prusianismo, considerado entonces en el mundo como ideal del profesionalismo castrense.

1905, Reyes reorganizó el sistema monetario, dando fin a las emisiones descontroladas, causa de la inflación galopante, y logrando la estabilidad de la moneda con la equivalencia de un peso oro por 100. Además, nacionalizó gran parte de las rentas departamentales. Todo lo anterior lo hizo en el marco de una política proteccionista y de amplia intervención del Estado en la economía, que le dio a su gobierno un cariz dinámico y progresista, pero autoritario, que habría de causarle problemas de gobernabilidad y una fuerte oposición política que llegó hasta atentar contra su vida en el sitio de Barrocolorado, cerca de la capital, el 10 de febrero de 1906.


Pero fue su sentido pragmático y realista en materia internacional lo que lo condujo a abandonar el poder. Consciente de que los Estados Unidos se habían convertido en los principales compradores del café colombiano y se constituían en la principal fuente de capitales de inversión, Reyes quiso someter a consideración del Congreso un proyecto de tratado de arreglo con los Estados Unidos y con Panamá, que fue rechazado por el Congreso y la opinión pública, dados sus sentimientos de indignación por el reciente despojo de Panamá. Los tumultos y desórdenes, propiciados particularmente por sectores estudiantiles y apoyados por una oposición creciente de los dos partidos, no se hicieron esperar, razón por la cual el general Reyes resolvió en una visita a Santa Marta abandonar el poder, embarcándose en un buque de la United Fruit hacia París, después de haber dejado la presidencia en manos de Jorge Holguín.

Cien años de la pérdida de Panamá

John F. Steves

políticamente y se abrió paso hacia el capitalismo. Lástima grande que su obra no hubiera sido comprendida y en alguna medida los gobiernos siguientes se hubieran dado a la tarea de desprestigiarla y abandonarla, dejando a media marcha sus proyectos.

La construcción del Canal Mientras Reyes desarrollaba su obra de gobierno en Colombia, los Estados Unidos se daban a la tarea de construir el Canal de Panamá, cuyas obras empezaron en 1904, con la dirección de la comisión presidida por el almirante Walker y el ingeniero John F. Steves, quien contra la voluntad de Bunau Varilla proyectó el canal con esclusas. Entre tanto, el coronel médico William Crawford Gorgas saneaba de manera efectiva la zona, al amparo del Convenio Taft, que tuvo vigencia durante veinte años, durante la cual se terminaron las obras del canal. Estas obras, impulsadas con decisión y éxito por el coronel in-

William Crawford

George W. Goethals

D. D. Gaillard

Controvertido y criticado por los sectores políticos, el gobierno del general Rafael Reyes ha sido reconocido como el mejor o por lo menos como uno de los mejores que en materia de progreso y desarrollo tuvo el país durante el siglo XX.

geniero George Washington Goethals, con la colaboración del teniente coronel D. D. Gaillard, verdadero vencedor de los obstáculos que habían avasallado a los franceses. Uno de ellos, el corte de la culebra, hoy es llamado cut gaillard.

Antes de su gobierno, Colombia era un país casi feudal, casi con las mismas estructuras socioeconómicas con que gobernó España durante la Colonia, sin que los tenues intentos de sacarla de esta condición en el siglo XIX hubieran tenido éxito. Con Reyes, el país recomenzó su integración y modernización, se estabilizó

Paralelamente a la construcción del canal, las fuerzas estadounidenses intervinieron abusivamente en las tres elecciones presidenciales panameñas subsiguientes, de 1908, 1912 y 1918. Sólo en 1824 los Estados Unidos abrogaron el Convenio Taft, que por cierto generó nuevas protestas panameñas, y sólo con la llegada a

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35 la presidencia del segundo Roosevelt, Franklin Delano, se convino una declaración conjunta que estableció el uso de la Zona del Canal de manera exclusiva para las comunicaciones interoceánicas, con ventajas económicas para Panamá. El canal fue inaugurado el 15 de agosto de 1914, en pleno inicio de la Primera Guerra Mundial. El vapor Ancón, de propiedad de la Panama Rail Road, fue el primero en cruzarlo del Atlántico al Pacífico, con el presidente Belisario Porras a bordo, quien había terminado por aceptar el hecho cumplido de la independencia panameña y gozaba de la estima de sus compatriotas. Para entonces, era presidente de los Estados Unidos Woodrow Wilson, del Partido Demócrata y distante de Teorodo Roosevelt, quien entregó el poder desgastado por su autoritarismo y enredado en los hilos de corrupción que giraron alrededor del contrato con los franceses.

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Por todo ello, los norteamericanos empezaron a sentir vergüenza de su presidente, quien ya se había descarado orgullosamente en San Francisco en una conferencia en la Universidad de California, afirmando: “I took the Canal Zone”, que equivalía a “I Took Panamá”, declaración que se esparció por los Estados Unidos con enorme revuelo. El pueblo estadounidense, cansado del absolutismo de Roosevelt y de su forma arbitraria de resolver los delicados asuntos de gobierno, llevó a la presidencia a su opositor, el señor Wilson, del Partido Demócrata. Desapareció así de la escena panameña, y no fue invitado a la inauguración el gestor de la obra del canal, que proyectó con ella la hegemonía estadounidense en el mundo, tal como lo había previsto el almirante Mahan.

Teodoro Roosevelt

Efectivamente, Nelson Cromwell y Bunau Varilla por fin habían sido descubiertos y envueltos en el escándalo, llevándose en él nada menos que a un cuñado del presidente Roosevelt y a un hermano de su candidato Tanft. Este escándalo fue dado a la luz pública por el prestigioso periódico World, de Nueva York: el director, Joseph Pulitzer, publicó la pregunta de quién se quedó con los 40 millones de dólares que costó la negociación, los cuales no llegaron de Francia a Estados Unidos. Hoy ya sabemos que fueron a parar al bolsillo de varios magnates estadounidenses, entre los cuales obviamente estaba Cromwell.

Los estadounidenses empezaron a sentir vergüenza de su presidente, quien ya se había descarado orgullosamente en San Francisco en una conferencia en la Universidad de California, afirmando:“I Took the Canal Zone”, que equivalía a “I Took Panamá”, declaración que se esparció por los Estados Unidos con enorme revuelo.


Cien años de la pérdida de Panamá

Aun cuando se dice que Roosevelt nunca se arrepintió de este hecho y siempre se vanaglorió de haberlo realizado, en sus memorias dejó estampado algún signo de remordimiento, o al menos de reparación moral, al señalar: “Sentí profundamente, y lo siento ahora también profundamente, que el gobierno de Colombia me hubiera obligado a tomar el paso que tomé. Pero no tenía otra alternativa compatible con el estricto cumplimiento de mi deber hacia mi propia patria y hacia las naciones de la humanidad. Sé que el pueblo colombiano tiene magníficas cualidades; que hay en él un círculo de hombres y mujeres altamente cultos que honrarían la vida social de cualquier país; que en este pequeño círculo ha habido un desarrollo intelectual y literario que compensa en parte el estancamiento y analfabetismo de las masas populares; y sé también que aún estas clases iletradas poseen bellas cualidades. Pero desgraciadamente en materias internacionales, toda nación debe ser juzgada por los actos de su gobierno. La gente buena de Colombia no hizo aparentemente ningún esfuerzo, con seguridad no lo hizo con buen éxito, para inducir a su gobierno a obrar de buena fe para con nosotros y, naturalmente, tuvo que sufrir las consecuencias”. Las anteriores circunstancias empezaron a obrar en Roosevelt a partir de la Tercera Conferencia Panamericana de Rio de Janeiro en 1906, cuando quiso disfrazar ante América Latina sus sentimientos imperialistas por medio de su nuevo secretario de Estado, Elihu Root, quien se atrevió a venir a Cartagena, donde fue recibido por el pueblo de forma nada hospitalaria. Los bustos de los próceres y mártires de la independencia fueron cubiertos con cintas y mantos negros, aunque el gobierno se esmeró en atender a dicho

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William Taft

Vapor Ancón, primero en cruzar el Canal de Panamá, 1914

personaje, logrando con ello la promesa de un arreglo decoroso. Arreglo que se proyectó tres años más tarde con el nombre de Cortés-Root, mientras con Panamá se propuso el CortésArosemena. Por medio del primero, Colombia adquirió el derecho en el Canal de Panamá de trasportar por todo tiempo buques, tropas y material de guerra, y otras ventajas menores. El segundo se refirió a las compensaciones de Panamá a Colombia y a la delimitación territorial de los dos países. Pero fueron tales proyectos de tratado los que, como ya lo dijimos, al ser presentados en el Congreso colombiano por el presidente Reyes, causaron en gran medida desórdenes, tumultos y agitación social. El pueblo, resentido por el despojo y azuzado por los políticos del nuevo

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37 Partido Republicano, se reveló contra su presidente, circunstancia que lo determinó a abandonar el poder en 1909, dejando a Jorge Holguín en él. Dos nuevos intentos de arreglo propusieron en 1911 el secretario de Estado Knox y el presidente Taft por intermedio de su enviado plenipotenciario en Bogotá, James T. Dubois, quien sugirió la construcción de un nuevo canal por el Atrato y el derecho de los Estados Unidos a construir unas carboneras en San Andrés Islas. Estas propuestas fueron rechazadas de plano por el presidente Carlos E. Restrepo, con la siguiente nota: “El presidente Roosevelt nos arrebató ya la parte más valiosa de nuestro territorio,

Carlos E. Restrepo

Jorge Holguín

y ahora lo envía a usted para llevarse nuestras islas y la única ruta del canal que nos queda. ¿Hay algo más que desee quitarnos el coloso del norte?”.

El resarcimiento y un nuevo despojo El arreglo definitivo con los Estados Unidos no llegó sino al asumir la presidencia el señor Wilson, con su ministro Thaddeus Austin Thompson, y en el cual por parte de Colombia estuvieron Marco Fidel Suárez y su ministro Urrutia. Con dicho tratado, que pasó a ser ley de la República el 9 de junio de 1914, ganamos no sólo las ventajas del propuesto por Root, sino además las mismas compensaciones económicas

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de los Estados Unidos al pasar o entrar a la Zona del Canal y una indemnización de 25 millones de dólares. También incluía un resarcimiento moral que no fue aceptado por el Congreso de los Estados Unidos. Efectivamente, el tratado Urrutia-Thompson, como consecuencia de la cláusula moral, durmió por varios años en las gavetas de la Comisión de Relaciones Exteriores del Congreso estadounidense, tanto porque la guerra europea consumía gran parte de su esfuerzo, como porque Teodoro Roosevelt, aún vivo, al conocer su contenido, arrebatado por la ira y la desesperanza de pasar a la historia como lo que efectivamente fue, exclamó: “El propuesto tratado es un

Presidente Wilson, 1915

crimen contra los Estados Unidos. Es un ataque al honor de esta nación, que nos condenaría a la infamia si se aprobase. El pago sólo tendría justificación si se reconociera que los Estados Unidos desempeñaron el papel de ladrón o reducidor de mercancías robadas”. Sólo con la conclusión de la Primera Guerra Mundial en 1918 y la muerte de Roosevelt un año después, el Senado estadounidense se ocupó del Tratado Urrutia-Thompson. Pero entonces ocurrió otra circunstancia imprevista, generada ya no por la posesión de un área estratégica mundial, sino de un recurso estratégico considerado fundamental en el futuro de la


Mientras Panamá progresaba en las dos primeras décadas del siglo XX con la construcción del canal, Colombia lograba su recuperación de la guerra y trataba de sanar las heridas proferidas a su soberanía, de tal forma que, con el tiempo, pudo iniciar un nuevo impulso a su progreso social y económico. Pero el odio y el resentimiento contra los Estados Unidos tardarían mucho tiempo en amainar.

humanidad: el petróleo, que brotaba en las llanuras colombianas y venezolanas, sobre el cual habían puesto sus ojos avarientos los grandes magnates norteamericanos. Ocupaba la presidencia de Colombia Marco Fidel Suárez, quien para preservar tamaño recurso, declaró el subsuelo de la nación como propiedad del Estado. Dicho decreto cayó como balde de agua fría en Washington, donde un amigo de Roosevelt que ahora cuidaba su memoria, Cabot Lodge, logró que se devolviera el tratado a la Comisión de Relaciones Exteriores para que se modificara la cláusula moral que resarcía a Colombia y de paso se exigiera una modificación que garantizara las propiedades petrolíferas de los norteamericanos en el país. Estas modificaciones las rechazó de plano el Congreso colombiano, mientras la Corte Suprema de Justicia declaraba inexequible el decreto de nacionalización del subsuelo, proferido por el presidente Suárez.

Cien años de la pérdida de Panamá

Cabot Lodge

Con tal providencia de inconstitucionalidad de la Corte Suprema de Justicia, que abría la puerta a los Estados Unidos para la apropiación del petróleo colombiano, se creó en el Congreso de ese país el ambiente para la aprobación de las enmiendas propuestas por Bogotá al tratado Urrutia-Thompson, que terminó con su aprobación definitiva el 20 de abril de 1921.

1921, dicho tratado fue aprobado sin más modificaciones por el Congreso colombiano, consumándose así un nuevo despojo, ya no sobre una área estratégica de la geografía mundial, sino sobre un recurso estratégico vital y esencial para el progreso y la civilización: el petróleo. Desde luego que las condiciones del tratado fueron benéficas para Colombia, como quiera que le otorgaron beneficios en la Zona del Canal, y los 25 millones de dólares le sirvieron al gobierno para fortalecer la maltrecha economía y proyectar al país hacia un futuro mejor, especialmente con un programa de obras públicas que lo integraran y facilitaran su desarrollo.

Pero también el Tratado Urrutia-Thompson sirvió a los tenaces opositores del presidente Suárez, entre ellos Laureano Gómez, para demolerlo moralmente y con ello sacarlo del solio de Bolívar, que tuvo que dejar en cabeza de Jorge Holguín. Hasta que al fin, el 22 de diciembre de

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39 Pero el resarcimiento moral que no se concretó en los niveles oficiales de los Estados Unidos sí se dio en altos círculos políticos, académicos y periodísticos de ese país, encabezados por el ya citado publicista Pulitzer. El senador Pettus expresó al respecto de Panamá: “ ¿Hemos llegado a ser tan grandes, nuestro Señor nos ha confiado este poder, para que abusemos de él como valentones? Temo que sea así. Temo que nuestra grandeza nos impida el ser justos, y el pueblo lo teme también. Y cuando la grandeza de una nación le impida ser justa, también le impedirá ser respetada por sus propios ciudadanos”. Por su parte, el senador Stone, en alusión a las órdenes y disposiciones de Roosevelt con su embajador en Bogotá para presionar la firma del tratado Herrán-Hay durante la administra-

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ción de Marroquín, que fueron las que más influyeron en el ánimo de los senadores colombianos para denegar dicho tratado, afirmó: “Es un leguaje extraño de un soberano al dirigirse a otro. No es el lenguaje de la diplomacia, de la amistad o de la cortesía, sino el de la amenaza. No fue escrito para persuadir, sino para intimidar y ejercer coacción. ¿Se hubiera atrevido el Secretario de Estado, en iguales circunstancias, a dirigir una comunicación de esta clase a una potencia de primer orden?”. De esta manera, mientras Panamá progresaba en las dos primeras décadas del siglo XX con la construcción del canal, Colombia lograba su recuperación de la guerra y trataba de sanar las heridas proferidas a su soberanía, de tal forma que, con el tiempo, pudo iniciar un nuevo impulso a su progreso social y económico. Pero el odio y el resentimiento contra los Estados Unidos tardarían mucho tiempo en amainar. Tal resentimiento nacional en contra de los Estados Unidos incluso tendió a acrecentarse en la década de los años 30, cuando Alemania colaboró en el desarrollo de la aviación comercial de Colombia, en particular de su Fuerza Aérea, con pilotos y aviones germanos, que luego fueron de gran valor en la guerra contra el Perú.

John Milton Hay firmando el tratado

John Hay

Esta circunstancia hizo pensar al gobierno estadounidense que tal vez, a la sombra del antiyanquismo, se estaba fraguando un proyecto militar sobre el Canal de Panamá. Por ello, el gobierno colombiano se vio obligado a desvirtuar estos rumores, hasta llegar al ominoso caso de perseguir y olvidar a quienes habían llevado a Colombia al liderazgo en la América Latina en materia de aviación. Sólo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando los Estados Unidos tomaron el liderazgo del mundo libre y eran ya de lejos nuestro principal socio comercial y fuente de inversión extranjera, los colombianos empezamos a aceptarlos, dejando el resentimiento, pero sin olvidar a Panamá.


N

inguna operación militar en la historia ha recibido tan intenso cubrimiento como la que el 6 de junio de 1944 lanzó sobre las playas y contrafuertes rocosos de Normandía, en la costa norte de Francia, el más formidable desembarco anfibio registrado en los anales bélicos. Poco resta por decir. En busca de una aproximación diferente al cumplirse el sexagésimo aniversario del acontecimiento, se presentan en este recuento las versiones, coincidentes o controversiales, de los principales antagonistas en los mandos aliados u hostiles en esa fecha de dimensiones apocalípticas. Junio 2004

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La guerra a comienzos de 1944 En los cuatro teatros de guerra –Europa Oriental, el Mediterráneo, el Pacífico y Europa Occidental– la frase de Winston Churchill en sus Memorias cobra realidad: “El gozne del destino comienza a girar”. En todos se advierte la declinación del poderío que en 1939 y hasta bien entrado 1941 asombró al mundo con la Guerra Relámpago, que paseó triunfalmente las divisiones blindadas nazis bajo cobertura aerotáctica por toda Europa, al paso que las fuerzas imperiales japonesas se desbordaban por el Sureste Asiático, hundían las armadas estadounidense y británica, ocupaban Filipinas y amenazaban Hawai y Australia. En el teatro soviético, la nieve y el lodo detuvieron la fulgurante penetración germana a las puertas de Moscú. En el Mediterráneo, los ingleses batían definitivamente al Afrika Corps del mariscal Erwin Rommel, los americanos desembarcaban en el norte de Africa y luego las dos fuerzas aliadas en Sicilia y el sur de Italia, en tanto la caída de Mussolini, destituido por el rey Víctor Manuel, tornaba el gobierno presidido ahora

Por General Alvaro Valencia Tovar Asesor Revista Fuerzas Armadas

Se acaba de cumplir el sexagésimo aniversario del más formidable asalto anfibio ejecutado en la historia, que fue un hecho decisorio en la Segunda Guerra Mundial.


por el mariscal Pietro Badoglio a la causa aliada. En el Pacífico, el general Douglas MacArthur, rescatado de la isla de Corregidor, en Filipinas, por orden del presidente Franklin Delano Roosevelt, asumía la ofensiva, apoderándose de la iniciativa a partir de la doble batalla de Guadalcanal y el Mar del Coral.

Franklin D. Roosevelt

Normandia En la Europa Occidental, como dos gladiadores en apresto, la concentración de fuerzas aliadas en Inglaterra se enfrentaban a la Muralla del Atlántico, fantasía creada por la maquinaria propagandística de Goebbels como disuasivo para el inminente asalto angloamericano y el fortalecimiento del alicaído frente interno.

El día “D” en Normandía

Comandante para Overlord El asalto aliado al continente europeo, inicialmente denominado Operación Roundup, requería el nombramiento de un comandante supremo. El forcejeo angloamericano para que fuera un general del respectivo ejército finalizó en 1943 con la Conferencia de Quebec. Allí Churchill, con su sentido pragmático y realista de las encrucijadas históricas, aceptó que el balance del poder entre las dos naciones en el esfuerzo final sobre Europa justificaba un comandante estadounidense. Correspondió al general George Marshall, jefe del Estado Mayor Conjunto en Washington, proponerlo.

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La elección recayó en Dwight David Eisenhower, número 24 del escalafón en su ejército. Marshall lo conocía bien y por ello lo había nombrado para comandar el desembarco en Africa del Norte y posteriormente en Sicilia y el sur de Italia. Al no poder comandar él mismo la operación, por cuanto Roosevelt no aceptaba desprenderse de su insustituible colaborador militar, no buscó a un gran estratega, sino antes que todo a un jefe con capacidad conciliadora para articular efectivamente el alto mando y las relaciones con los generales británicos, entre quienes había personalidades brillantes como Alan Brook, jefe del Estado Mayor; Harold Alexander, comandante aliado en los desembarcos de Sicilia e Italia y luego del teatro de operaciones italiano, y Bernard Montgomery, héroe de El Alamein.


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La imposición de un novel comandante estadounidense requería lo que suele definirse en relaciones humanas como las tres T: tacto, tino y talento. Eisenhower las tenía de sobra. La sonrisa Eisenhower, con que enfrentaba los más arduos problemas, pronto se hizo famosa en el teatro europeo. En la práctica y ante la realidad, el comandante supremo evidenció una cualidad del liderazgo militar: visión para escoger la opción victoriosa y capacidad para tomar decisiones difíciles. Dwight D. Eisenhower

MAR DEL NORTE

Hamburg

Bremen

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HOLANDA

Costa del Mar del Norte

INGLATERRA Paso de Calais

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ALEMANIA

2

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3 Le Havre

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FRANCIA

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ITALIA Bordeaux

Croquis

1

Visión del Plan Overlord

.

• Selección del lugar de desembarco De las seis áreas posibles del litoral europeo (Croquis 1), cuatro fueron descartadas por acumulación de factores adversos. La alternativa final se concentró en el Paso de Calais, en el estrecho sector oriental de las costas inglesa y francesa, por una parte, y la costa normanda de Calvados, entre la desembocadura del Orne, al oriente, y la península de Cotentin, al occidente, donde las playas quedarían con sus flancos cubiertos por los ríos Orne y Sena a un lado y la península al otro.


Los factores gobernantes para la decisión final fueron, en primer lugar, el radio de acción de las fuerzas aéreas para el apoyo de los asaltos anfibio y aerotransportado; la fortaleza de las defensas costeras germanas; las características topográficas de las diversas zonas; el orden de batalla enemigo, en especial de sus fuerzas blindadas; y, finalmente, la posibilidad de toma de un puerto francés para complementar los muelles prefabricados de tendido en las playas, con el fin de efectuar los subsiguientes desembarcos masivos materiales y humanos.

La imposición de un novel comandante estadounidense, Dwight David Eisenhower, como comandante supremo del desembarco, requería lo que suele definirse en relaciones humanas como las tres T: tacto, tino y talento. Eisenhower las tenía de sobra. La sonrisa Eisenhower, con que enfrentaba los más arduos problemas, pronto se hizo famosa en el teatro europeo.

El día “D” en Normandía

Soldados alemanes

• El asalto anfibio: objetivos y fuerzas Dentro del espacio señalado, se escogieron cinco sectores de playa con los nombres-código Sword, Juno, Gold, Omaha y Utah, de oriente a occidente. Las tres primeras se asignaron a los anglocanadienses, y las dos últimas a los estadounidenses. Una división de infantería por playa constituiría el escalafón de asalto (Croquis 2). El segundo escalón lo integró el resto de las divisiones y cuarteles generales de un Cuerpo de Ejército por sector, que en la progresión del desembarco constituían los esqueletos del Primer Ejército Estadounidense y Segundo Británico. Para el día D+7 deberían hallarse en tierra dos grupos de ejércitos: el 12 y el 21, de las citadas nacionalidades.

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• Concepto general de la maniobra Durante la noche lunar del D-1, las divisiones estadounidenses 82 y 101 y la sexta inglesa descenderían sobre el cuello de la península de Cotentin, las primeras, y entre Caen y el mar, la última, para bloquear la llegada de refuerzos y asegurar las líneas de partida para el avance ulterior. Simultáneamente, una ola de barreminas y embarcaciones menores abriría corredores hacia las cinco playas, y hombres rana removerían los obstáculos submarinos para permitir el acceso de las lanchas de asalto. Mil bombarderos


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ingleses, seguidos de otros tantos norteamericanos en oleadas sucesivas, cumplirían la doble tarea de apoyar los desembarcos y paralizar las fuerzas enemigas de refuerzo, así como puentes y vías de comunicación. Los maquis franceses, en la retaguardia según planes preestablecidos, complementarían el ataque aéreo con sabotajes.

El lado alemán La defensa germana contra el inminente asalto descansaba en la Muralla o Fortaleza del Atlántico, fabricada por el Ministerio de Propaganda del Reich. Constituía una fortaleza supuestamente inexpugnable, extendida desde Holanda hasta el litoral francés. Otra era la realidad. La carencia de materiales y mano de obra para semejante empresa se traducía en una serie de fortines débilmente articulados con obstáculos, atrincheramientos reforzados y campos de minas.

Maquis franceses

la maniobra ofensiva. Dos grupos de ejércitos, A bajo su orden directa, y el B, puesto a órdenes del también mariscal Erwin Rommel, recién llegado de Africa, con su prestigio ganado en las arenas de Libia y Cirenaica intacto, a pesar de la derrota ante fuerzas abrumadoramente superiores. Cuarenta y nueve divisiones de infantería, la mitad mecanizadas y diez blindadas, se distribuían entre las fortalezas costaneras y las reservas móviles.

El mando en Francia lo ejercía el mariscal de campo Gerd von Rundstedt, consumado estratega de

Croquis

2 UTAH

OMAHA

1° Ejército E.U.

GOLD

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SWORD

2° Ejército Británico

Cherbourg

90° Div. Infantería

2° Div. Infantería

VII Cuerpo E.U.

XXX Cuerpo Brit.

I Cuerpo Brit.

V Cuerpo E.U.

Valognes

4° Div. Infantería

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29° Div. Infantería

1° Div. Infantería

82° División AT

CDN. 3° Div. Infantería

50° Div. Infantería

3° Div. Infantería

Ste. Mère Eglise Douve

101° División AT

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Carentan

Isigny Bayeux

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Caen

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La Haye du Puist

6° División AT


Adolfo Hitler

Estas fuerzas, en apariencia formidables, no se hallaban completas. Sus efectivos, inferiores a los cuadros orgánicos, se adicionaban con juventudes hitlerianas cuyo fanatismo no suplía la insuficiencia de entrenamiento y madurez, junto a convalecientes del frente ruso, discutibles aliados de países bajo ocupación nazi y hombres que habían desbordado la edad militar. • El mando Este presentaba, desde la detención de la ofensiva ante Moscú, una grave dicotomía. Hitler había asumido el mando supremo y su carácter egocéntrico y autocrático adquiría ribetes de megalomanía enfermiza. Carente de formación militar –apenas había sido cabo estafeta en la I Guerra Mundial–, poseía la intuición estratégica que condujo a los éxitos iniciales de Austria y Checoslovaquia sin combate, Polonia y Francia en la Guerra Relámpago, seguidos de la ocupación de los Balcanes, Grecia, Noruega y Dinamarca. Sucesos fulgurantes que acentuaron Hitler había asumido el mando supremo su egolatría hasta un grado y su carácter egocéntrico y autocrático ad- de infalibilidad, que lo llevó quiría ribetes de megalomanía enfermiza. a rechazar ideas y concepCarente de formación militar, poseía la in- tos distintos a los suyos.

El día “D” en Normandía

tuición estratégica que condujo a los éxitos iniciales de Austria y Checoslovaquia sin combate.

Como suele ocurrir con carácteres de su tipo, se rodeó de dos generales sin brillo ni prestigio. Keitel, comandante del Cuartel General del Fuhrer (Comando General en nuestros términos) y Alfred Jodl, jefe de su Estado Mayor. Ninguno de los dos poseía la personalidad requerida para decir la verdad al jefe supremo del Reich. Ordenanzas serviles, ejecutores impasibles y mudos de la omnímoda voluntad hitleriana, plenos con su encumbrada posición, ni siquiera transmitían a su amo los angustiados mensajes de los frentes de guerra por temor de incomodarlo. El abismo conceptual que tal situación abría entre el Fuhrer engreído, tiránico, renuente a admitir opiniones y criterios de sus experimentados generales y un mando castrense brillante como

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El Fuhrer con las juventudes hitlerianas

pocos en la historia militar, rompía la unidad de mando y el acuerdo intelectual entre jefes, sin el cual se marcha a la catástrofe. • Estrategias divergentes Dos aspectos fundamentales dictaron el pensamiento estratégico alemán: dónde se produciría el desembarco aliado y cómo contrarrestarlo. Hitler confiaba ciegamente en la capacidad alemana de rechazar el asalto con las poderosas defensas de la Fortaleza del Atlántico. Si el desembarco llegare a producirse, los invasores serían arrojados al mar por la reserva estratégica. Von Rundstedt, quien conocía bien la debilidad de la muralla Goebels, abogaba por contener la inevitable penetración con maniobras flanqueantes en el interior de Francia una vez alargadas las líneas de comunicación del adversario, lo que suponía la ubicación de las reservas en profundidad. Rommel, decepcionado de las defensas costaneras desde su primera inspección, quería situar las reservas a distancias inmediatas a las playas para lanzar contraataques blindados antes de la consolidación de las cabeceras de playa. En cuanto al lugar, Hitler y Rundstedt opinaban que el asalto se produciría en el Paso de Calais por la cercanía a la costa británica. Rommel presintió que se efectuaría en Normandía y se dedicó, alarmado por la debilidad del sector, a reforzar las defensas, emplazar artillería de lar-

Erwin Rommel

go alcance y aprovechar rocas y peñascos para afianzar el sistema defensivo con fuegos cruzados. Famosos se hicieron los espárragos de Rommel, postes de acero puntiagudo clavados en las playas y el fondo del mar para contener y rasgar el fondo de las embarcaciones de asalto. • Balance de poder Las fuerzas terrestres, dada la situación defensiva germana, podían considerarse equilibradas en las fases iniciales del asalto. Rommel, con base en las experiencias de los desembarcos aliados en Sicilia e Italia, expresó en una conferencia ante el alto mando: “Si no conseguimos rechazar al enemigo en el mar, o arrojarlo fuera del continente, si desembarca, en las siguientes 48 horas la invasión habrá tenido éxito y la guerra se perderá por falta de una reserva estratégica a distancia inmediata de la costa”. Fiel a esta idea, reclamó con ahinco al propio Hitler entre 6 y 8 divisiones panzer y otras tantas motorizadas. El Fuhrer ofreció enviarlas. Nunca llegaron. Y lo que es peor, las disponibles no podían emplearse sin autorización expresa de Hitler.


Donde el balance de poder se descompensó dramáticamente fue en los órdenes aéreo y naval. Frente a los 2 mil aparatos aliados que actuaron el Día D, la disponibilidad alemana era de 198 bombarderos, 125 cazas y 115 de transporte. Contra la formidable armada angloamericana, sólo se tenían 3 destructores, 36 lanchas rápidas y 34 submarinos.

El día más largo del siglo Así bautizó el escritor estadounidense Cornelius Ryan el 6 de junio de 1944. La invasión había sido programada para el 5 de junio, pero, contrario a los pronósticos de los meteorólogos, el 4 en la noche se desató un temporal en el Canal de la Mancha, cuando ya las avanzadas navegaban hacia las playas y el escalón de asalto había abordado los buques. Emprender la operación en semejantes condiciones era enfrentar la inminencia de un desastre. Retenerla hasta la próxima noche lunar, necesaria para el salto de los paracaidistas y el apoyo aéreo, podría exponer el secreto cuidadosamente guardado, pero inocultable durante cuatro semanas más.

El día “D” en Normandía

Eisenhower dando las últimas instrucciones para el desembarco en Normandía

Ante la imposibilidad de predecir la duración de la tormenta, se realizó una junta de emergencia y se convocó al jefe de Servicios Meteorológicos británico, quien expuso, sin poder asegurarlo, que existía una débil posibilidad de buen tiempo en la noche del 5. Todas las miradas se clavaron con ansiedad en el comandante supremo.

Los factores gobernantes para la decisión final del lugar del desembarco fueron el radio de acción de las fuerzas aéreas; la fortaleza de las defensas costeras germanas; las características topográficas; el orden de batalla enemigo, y, finalmente, la posibilidad de toma de un puerto francés.

“El silencio duró cinco minutos completos –narra el general estadounidense Walter Bedell Smith– mientras el general Eisenhower permanecía sentado en un sofá (...) Yo nunca había comprendido la soledad y el aislamiento que puede experimentar un jefe en el momento de adoptar una decisión tan trascendental... Permanecía tenso y callado, pensativo, pensando los pros y contras... Finalmente levantó la mirada y la tensión desapareció de su rostro cuando dijo animosamente: ‘Muy bien, iremos’”.

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Desarrollo de la operación Las divisiones aerotransportadas cumplieron su cometido con menos bajas de las esperadas. Los estadounidenses aseguraron las rutas a través de los pantanos, hacia Carentan, cuello de botella estratégico de la península de Cotentin. Los británicos se interpusieron entre la base de Caen y las playas, cerrando la ruta al arribo de refuerzos y abastecimientos, con su defensa perimétrica apoyada en el río Orne. El escalón de asalto tomó casi por sorpresa las playas, abriendo espacio para el desembarco del segundo escalón. En Omaha, los norteamericanos hallaron feroz resistencia anclada en los contrafuertes rocosos que bordeaban la playa. El general Omar Bradley, comandante de la fuerza estadounidense, ante la terrible masacre llegó a pensar en prescindir de dicha playa, pero sus Rangers, en acción de increíbles intrepidez y audacia, escalaron los farallones y eliminaron las resistencias en feroz combate cuerpo a cuerpo. En torno a las cabeceras de playa se desarrolló una serie de violentas acciones a medida que las reservas tácticas de la zona acudieron a cumplir la orden hitleriana de arrojar los invasores al mar. Al término de la sangrienta jornada, aparte de los 5.300 paracaidistas ingleses y 13 mil estadounidenses, 35 mil de esta nacionalidad y 75 mil entre británicos y canadienses se habían situado en las cinco cabeceras de playa, y desde Utah el Cuerpo de Ejército del general Omar Bradley lograba contacto con los paracaidistas, y con ellos iniciaba veloz avance hacia Carentan. Si bien es cierto que los objetivos en profundidad, Caen y Bayeux, no se tomaron según lo previsto, se habían consolidado fuertes arcos defensivos en torno a las playas; los muelles prefabricados

ingleses permitieron el desembarco de las divisiones blindadas que se aprestaban para penetrar el frente enemigo al amanecer, y el torrente logístico aseguraba los abastecimientos para sostener la ofensiva.

La reacción alemana La sobreextendida defensa alemana del litoral europeo daba razón a Federico el Grande de Prusia cuando sentenció: “El que quiera defenderlo todo, no defiende nada”. A lo cual añadía: “Las mentes mezquinas pretenden defenderlo todo; los hombres sensatos se concentran en lo esencial”.

El escritor estadounidense Cornelius Ryan bautizó el 6 de junio de 1944, día del desembarco, como El día más largo del siglo. Cornelius Ryan


Ante la vulnerabilidad de la defensa, la posibilidad de cumplir el mandato de Hitler y el pensamiento estratégico de Rommel residía en el poder y la ubicación de la reserva estratégica. Las diferentes concepciones del fracturado mando alemán produjeron el mismo efecto sobre ese punto crucial. El centro de gravedad se hallaba en el Paso de Calais; las fuerzas asignadas para la misión de contraataque resultaron insuficientes, y el grueso de las reservas al oeste de Francia se hallaba demasiado distante de la costa de Normandía.

Cuando Von Rundstedt pidió su relevo del Comando en Jefe del Oeste, dijo: “Siento que me vuelvo viejo. Otro más joven que yo debe sucederme”. Cuando su interlocutor le preguntó qué creía que debería hacerse, la seca respuesta retumbó en el puesto de mando, ante sus oficiales estupefactos: “¡Pues poner fin a la guerra, idiotas!”.

El día “D” en Normandía

El general Omar Bradley, en su obra A General’s Life (no traducida al español) sostiene que el mando alemán tuvo una última oportunidad de éxito si hubiera desplazado hacia Normandía desde el primer instante las 19 divisiones de infantería del 15 Ejército, situadas a 120 millas en el Paso de Calais, y las 5 blindadas de Rundstedt. Los dos comandantes en el teatro francés, Rommel y Rundstedt, quisieron hacerlo ante la evidencia de que lo de Normandía no era una finta sino la operación misma, pero la drástica orden de Hitler lo impidió. Hay momentos cruciales en todas las guerras cuando el destino pende de un hilo invisible. El mal tiempo del día 4 hizo pensar a Rommel que los aliados no atacarían, y partió para Alemania en nueva demanda de Hitler de los refuerzos pedidos. Hitler, bajo la influencia de somníferos, dormía profundamente y no celebró su acostumbrada conferencia matinal el día 6. Nadie se atrevió a despertarlo. Cuando Von Rundstedt, atónito ante la magnitud del desembarco, llamó a Hitler en pedido urgente de autorización para emplear la reserva estratégica, Keitel le reiteró las órdenes permanentes del Fuhrer: arrojar al mar a los asaltantes. Sí, ¿pero con qué?

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Von Rundstedt

Hacia las dos de la tarde, Hitler se enteró del llamado de Rommel. Fiel a su idea de que lo de Normandía era una finta, decidió esperar. Cuando Rommel regresó a su puesto de mando sin haber podido hablar con Hitler, las 48 horas decisivas que él mismo había contemplado mostraban un enemigo afianzado en las playas y en proceso de penetrar hacia el interior de Francia. Lanzarlo al mar, como ordenaba Hitler obcecadamente, ya no era posible, y menos aun bajo la supremacía aérea aliada. Sólo quedaba la alternativa de reagrupar la reserva estratégica en el corazón de Francia y efectuar la maniobra prevista por Rundstedt. Maestros ambos en la guerra móvil, los dos mariscales sostuvieron ante Hitler la necesidad de efectuar un encogimiento del frente que amenazaba derrumbarse

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51 y recurrir a la maniobra envolvente sobre las alargadas líneas de comunicaciones adversarias, o al menos golpear sus flancos a la manera de lo actuado en el frente ruso dos años atrás y en Africa hasta fechas recientes. Hitler, después de hacerlos esperar varias horas sin ninguna consideración, abrió fuegos con una airada reprensión, rechazó cualquier idea que no fuese la defensa tenaz –sin oír explicaciones de fondo– y les endilgó una torrentosa filípica sobre la próxima acción de sus armas secretas, que definirían la guerra: los cohetes V1 y V2, la bomba atómica y los aviones de retropropulsión. De éstas, tan sólo los cohetes

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vuelvo viejo –le dijo a Keitel por teléfono–. Otro más joven que yo debe sucederme”. Cuando su interlocutor le preguntó qué creía que debería hacerse, la seca respuesta retumbó en el puesto de mando, ante sus oficiales estupefactos: “¡Pues poner fin a la guerra, idiotas!”. Rommel entendió que, perdida la guerra, no cabía otro recurso que desembarazarse del megalomaníaco que la conducía, y entró a participar en la conspiración que se frustraría el 20 de julio de ese año. Hitler, convaleciente, sus nervios destrozados, rotos los tímpanos por la explosión y ahora sí maniático de veras, se enteró

Erwin Rommel

Adolfo Hitler

alcanzarían a actuar, sin poder decisorio, antes de que la progresión aliada descubriera sus emplazamientos. Los dos mariscales regresaron con la visión de un Hitler delirante, obsesionado por la imagen irreal de unas armas secretas y la idea fija de una defensa estática sin posibilidades de materialización en un frente desvencijado, a punto de romperse bajo el efecto combinado del poder aéreo, la parálisis impuesta por el sabotaje de los maquis, los bombardeos arrasadores y las oleadas de nuevos refuerzos. Von Rundstedt pidió de inmediato su relevo del Comando en Jefe del Oeste. “Siento que me

de su participación en el complot y le hizo llegar una pistola con un inequívoco mensaje: el suicidio. Al pueblo alemán se le diría que su héroe, el mítico comandante del Afrika Corps y del Grupo de Ejércitos, quien según Goebbels había contenido a los aliados en Francia, había perecido bajo el fuego de un avión enemigo cuando recorría el frente en su vehículo de comando.

Razones para la victoria aliada Fueron tres los principales factores que llevaron a los aliados a vencer a la Alemania nazi: unidad de mando frente a la desarticulación de su oponente, supremacía aérea y naval, y mejor servicio de inteligencia.


Los británicos desarrollaron desde 1941 la agencia supersecreta ULTRA que, con base en la resistencia clandestina organizada por ellos en Francia, alcanzó altísima efectividad. Como ejemplo, el orden de batalla que aparece en el Croquis 3 fue provisto por ULTRA. Bradley montó buena parte de sus operaciones sobre informaciones de la agencia.

Omar Bradley

En contraste, la inteligencia militar germana quedó supeditada a la Gestapo de Himmler, policía política más interesada en el control del frente interno que en la guerra. El propio Hitler la redujo a un penumbroso segundo plano. No fue capaz de establecer la fecha ni el lugar de desembarco. Había descifrado la clave del aviso que daría el mando aliado por la BBC de Londres a la resistencia francesa: eran los dos primeros versos del poema de Verlaine Canción de otoño. El primero indicaría que la invasión

estaba próxima: “Les sanglots longs des violons de l’autome” (“Los largos sollozos de los violines otoñales”). El segundo, que la invasión comenzaba: “Blessent mon coeur d’une langueur monotone” (“Hieren mi corazón con monótona languidez”). La inteligencia militar comunicó los anuncios al cuartel general de Hitler. Allí se pensó que los mandos militares también los habían recibido, y no hicieron nada.

El día “D” en Normandía

Material y logística Las fábricas aliadas, con la industria dedicada al campo militar, volcaron sobre Inglaterra un volumen de material y equipo impresionante. El contraste con la decadente producción alemana fue dramático, obligada ésta a atender dos frentes bajo la terrible ofensiva de la aviación estratégica angloamericana. “La sentencia napoleónica –escribe Bradley en A Soldier’s Story (Relato de un soldado) de que los ejércitos marchan sobre el estómago debería

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53 Croquis

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Brighton

Boulogne

Ventnor

Bournemouth

CANAL DE LA MANCHA

Abbeville LeTréport Dieppe

Primer Ejército E.U. Cherbourg

Saleux

Segundo Ejército Británico

Fécamp

2° División E.U.

Le Havre

Calvados Bahía del Sena

101° División E.U.

Bayeux Tilly

Dives

Caen

lle eu S Vire

Falaise

ROUEN Trouville Sur-Mer S

6° División Británica

s

Coutances

Granville

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Cotentin

15° EJÉRCITO ALEMÁN

Evreux

BRETAÑA

Cuartel Comando Occidental

7° EJÉRCITO ALEMÁN

na Se

Mortain

Cuartel Grupo B

PARIS

Vire

NORMANDÍA

en a

Fueron tres los principales factores que llevaron a los aliados a vencer a la Alemania nazi: unidad de mando frente a la desarticulación de su oponente, supremacía aérea y naval, y mejor servicio de inteligencia. revisarse. Hoy se mueven en términos de gasolina”. Muchos tanques germanos, señala Bradley, se capturaron intactos por falta de carburante. Con las municiones racionadas ocurrió algo similar. El 26 de junio cayó Cherburgo. Su capacidad portuaria, rehabilitada en breve, recibió el peso del apoyo logístico que alimentó la ofensiva hacia el sur de Francia y, tomada Caen por los ingleses, hacia París. La suerte de la guerra había quedado definida.

BIBLIOGRAFÍA • Bradley, Omar N. A Soldier’s Story. Henry Holt and Company, Nueva York, 1951. • Bradley, Omar N. A General’s Life, Simon and Schuster, 1983. • Dams, Hellmut Guenther, La Segunda Guerra Mundial, Editorial Bruguera S.A., Barcelona, 1963. • Eisenhower, Dwight D., Crusade in Europe,Perma Special, Garden City, N.Y. s/f. • Guderian Heinz, Panzer Leader, E.P. Dutton and Co., Nueva York, 1952. • Jacobsen Hans-Adolfy Dollinger Hans, II Guerra Mundial, Plaza & Janés S.A., Barcelona, 1965. • Heiferman, Ronald, World War II, Octopus Books Limited, Londres, 1973. • Montgomery, Bernard, The Memoirs of Field Marshall Montgomery, Signet Classics The New American Library of World Classics, Nueva York, 1959. • Rommel, Erwin, Memorias, Los años de derrota (II tomo), Luis de Caralt Editor, Barcelona, 1954. • Sneyder Luis L, La Guerra 1939-1945, Ediciones Grijalbo S.A., Barcelona, 1964. • Speidel, Hans, Invasión 1944, Rommel y la Campaña de Normandía, American Books Knickerbocker Press, Inc., Chicago, Illinois, 1950. • Westphal, Siefried, Batallas cruciales de la Segunda Guerra Mundial, Luis de Caralt, Editor, Barcelona, 1957.


E

l general Ramón Arturo Rincón Quiñones nació en Chiquinquirá, Boyacá, el 24 de abril de 1922. Sus padres fueron Ramón Rincón y Betulia Quiñones, y pertenecía a una familia numerosa y de recursos económicos limitados, compuesta por once hermanos. Finalizó su bachillerato en la Escuela Militar de Cadetes y ascendió a subteniente el 17 de febrero de 1945.

Por Juan Carlos Rincón Villarreal Hijo del General Ramón Arturo Rincón Quiñones

Homenaje a este hombre de caballería intachable en todos los aspectos de su vida y digno representante de las Fuerzas Militares, a las que sirvió y amó durante toda su vida.

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Desde muy temprano, y a lo largo de toda su vida militar, fue asignado a mantener el orden público combatiendo a los más temidos insurgentes guerrilleros de su época en diversas regiones del país, como los Llanos Orientales, Quindío, Huila, Tolima, Cesar, el Magdalena Medio y, por último, los santanderes. Ascendió a capitán por Acción de Guerra (con lo que fue, desde ese momento, el más antiguo de su promoción del Curso Rondón), al ser herido en combate cuando protegía personalmente la retirada de sus soldados, que habían sido emboscados por los bandoleros en Arauca, donde se desempeñaba como comandante del Puesto Militar de Tame.

Durante su despedida de este cargo, su comandante en ese momento, el Teniente Coronel Gabriel Rebeiz Pizarro, hizo la siguiente declaración: “Hace público reconocimiento al señor capitán Rincón por los efectivos servicios prestados al Cuerpo y al Ejército en la labor de pacificación, a la vez reconoce sus grandes y apreciables dotes de hidalguía y caballerosidad, condiciones que lo hacen digno de contar con sus superiores y compañeros con la misma forma en que ellos contaron y cuentan con él, no solamente en los actos del servicio

Cadete Ramón Arturo Rincón Quiñones en la Escuela Militar José María Córdova

Teniente Ramón Arturo Rincón Quiñones con el teniente coronel Gabriel Rebeiz Pizarro


de la guarnición, de la vida de casino y de cuartel, sino en aquéllos en que el honor importa más que la vida, y que fueron precisamente los actos en que el señor capitán puso de presente su gran corazón y su gran valía. La Salina, San Salvador, Fortul, puntos que agitarán continuamente su recuerdo porque en ellos dejó sangre y sudor en pro de la paz y la justicia”.

Veintiséis años después de su muerte, el 7 de diciembre de 2001, la promoción de nuevos oficiales que se graduó en la Escuela Militar General José María Córdova, honró su memoria escogiendo para su curso el nombre de General Ramón Arturo Rincón Quiñones.

Como teniente coronel, se hizo acreedor a la Orden de Boyacá en el grado de Comendador, por su acertada concepción y planeación de una operación militar en el Quindío que llevó a la captura y muerte de uno de los más sanguinarios bandoleros de la época. Como coronel, fue Jefe de Estado Mayor y comandante de la Sexta Brigada con sede en Ibagué, que tenía un radio de acción que abarcaba el Departamento del Huila, donde dirigió las operaciones del Alto, Medio y Bajo Pato, ejecutadas entre 1965 y 1966 en contra de elementos sediciosos que logró neutralizar.

Cátedra Presidencial

Estampilla en honor al señor General Ramón Arturo Rincón Quiñones con el señor Presidente Carlos Lleras Restrepo

Brigadier General Ramón Arturo Rincón Quiñones con el señor Presidente Carlos Lleras Restrepo

Su gestión permitió, en 1972, el descubrimiento de una cárcel del pueblo en una finca de Aguachica, Cesar, en la cual se hallaba secuestrado uno de los hacendados más ricos de la región. Adicionalmente, logró descubrir una extensa red urbana de apoyo a la guerrilla.

El primero de junio de 1970 ascendió a brigadier general y estuvo al frente de las unidades militares que liquidaron las columnas guerrilleras en el Tolima. Como comandante de la Quinta Brigada, con sede en Bucaramanga, emprendió acciones –entre las cuales se destaca la Operación Anorí–, que condujeron a la casi extinción y expulsión de los guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (Eln) de su territorio, que abarcaba los santanderes, el Cesar y el Magdalena Medio.

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No sólo se caracterizó por su habilidad en la planeación y la elaboración de estrategias militares, sino también por encarnar el ideal del oficial intachable en todos los aspectos. Fue fiel segui-

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de estudios en la Escuela de Caballería en Argentina, y posteriormente como Agregado Militar, Naval y Aéreo en el Ecuador.

Teniente Coronel Ramón Arturo Rincón Quiñones con su hijo Juan Carlos Rincón Villarreal

Brigadier General Ramón Arturo Rincón Quiñones con sus hijos Diana María, Marcela Patricia y Juan Carlos Rincón Villarreal

dor del código militar, y sobresalió por su consagración y su amor a la patria. Inculcó y exigió de sus tropas el deber como militar, el comportamiento impecable como miembro de familia y el compromiso con la población civil. Su honestidad, generosidad, sencillez, sentido del humor, inteligencia, lealtad y nobleza le otorgaron no sólo el respeto y el reconocimiento de sus tropas, soldados, subalternos y compañeros, sino también el de sus superiores y, con el tiempo, el del país. Sus logros trascendieron fronteras, pues representó al Ejército en el ámbito internacional, como jefe de una comisión de oficiales para curso

Un reflejo de su carrera en la milicia es su larga lista de condecoraciones, entre las cuales sobresalen la Cruz de Boyacá en los grados de Comendador, Gran Oficial y Gran Cruz; la Orden del Mérito Militar “Antonio Nariño” en los grados de Oficial y Comendador; la Orden del Mérito Militar “José María Córdova” en el grado de Comendador; Servicios Distinguidos en Orden Público por Primera y Segunda Vez; Orden


de la Policía Nacional en el grado de Gran Oficial; Medallas de 15, 20, 25 y 30 años de servicio, y Orden del Mérito Militar “Abdón Calderón” de la República del Ecuador.

El espíritu del general Rincón Quiñones aún vive y se ve reflejado en los militares activos comprometidos con mantener la soberanía del país.

Al final de su carrera, se desempeñó como Jefe del Departamento D-2 (de Inteligencia) del Comando General de las Fuerzas Militares, y luego como Inspector General de las Fuerzas Militares, bajo el mando del Ministerio de Defensa.

Veintiséis años después de su muerte, el 7 de diciembre de 2001, la promoción de nuevos oficiales que se graduó en la Escuela Militar General José María Córdova honró su memoria escogiendo para su curso el nombre de General Ramón Arturo Rincón Quiñones. El Comandante del Ejército aprovechó la oportunidad para motivar a los jóvenes oficiales: “Han honrado ustedes su curso con el nombre del señor general Ramón Arturo Rincón Quiñones, íntegro y ejemplar soldado, cuya brillante trayectoria de servicio a Colombia le mereció los más distinguidos honores.

Ascendió a mayor general el primero de diciembre de 1974. Sólo nueve meses después de su ascenso, en la mañana del 8 de septiembre de 1975, el general Rincón Quiñones fue asesinado por miembros del Eln cerca de la Escuela Militar, después de dejar a sus hijos en el colegio en camino a su oficina. Póstumamente, ha recibido varios honores. El 11 de septiembre de 1975 fue ascendido a general de tres soles. El Grupo de Caballería Mecanizado, actualmente situado en el Cantón Norte y el cual comandó como teniente coronel, lleva su nombre desde el primero de octubre de 1975.

Cátedra Presidencial

Su constancia y esfuerzo en busca de la paz y en defensa de la patria, a la que entregó su vida, cumpliendo así con el sagrado compromiso que un día hiciera ante los altares de nuestra bandera y que les corresponde a ustedes perpetuar en respeto a su memoria, pues no existe mayor legado virtuoso de sacrificio, pundonor y valentía”. El 7 de noviembre de 2003, el Gobierno Nacional, por medio del Ministerio de Comunicaciones, la Administración Postal Nacional y la División de Filatelia, emitió una estampilla en homenaje al general Rincón Quiñones, con un valor

Curso General Ramón Arturo Rincón Quiñones el día de su graduación el 7 de diciembre de 2001

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y sus hermanos. La enseñanza que dejó su vida ha trascendido su muerte, y continúa siendo motivo de inspiración no sólo para sus hijos Juan Carlos, Marcela Patricia y Diana María, sino también para sus nietos Stephanie, Christopher, Catalina, Esteban, Felipe y Sofía, quienes no llegaron a conocerlo personalmente. El espíritu del general Rincón Quiñones aún vive y se ve reflejado en los militares activos comprometidos con mantener la soberanía del país, y proteger la belleza de Colombia y los hogares colombianos, hasta lograr una Colombia unida y en paz.

Día 1 de octubre de 1975 cuando el grupo cambió de nombre a Grupo De Caballería Mecanizado No. 1 General Ramón Arturo Rincón Quiñones

de mil pesos, y una cantidad de 200 mil unidades. También emitió un sobre de primer día en el que aparece la estampilla del general con el matasello del escudo de Colombia rodeado de los laureles y el escudo del Grupo Mecanizado No. 1 General Rincón, con el lema de Caballería “Salve Usted la Patria”. A pesar de sus ocupaciones y sus deberes como militar, logró ser un excelente hijo, esposo y padre. Contrajo matrimonio con Teresa Villarreal en 1959, en Bogotá. Teniendo ya su propia familia e ingresos de militar, continuó siendo un apoyo moral y económico para su madre


Segunda parte Por General de Brigada Jesús Alfredo Reyes Tavera Inspector General del Ejército del Perú

E

La lucha antiterrorista de este país dejó experiencias que son un verdadero ejemplo de cómo la decisión firme del Estado en contra de las organizaciones violentas puede dar frutos.

n la pasada edición, se presentaron los orígenes del terrorismo en el país vecino, el desarrollo de Sendero Luminoso y cómo tras muchos años de desaciertos, los cambios en la estrategia para derrotar definitivamente al terrorismo empezaron a dar sus frutos. En esta oportunidad hablaremos del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru y del final de las organizaciones terroristas en el Perú.

El Tupac Amaru

Por esa época se produjeron tres hechos para tener en cuenta: en primer lugar, la captura del líder camarada Rolando, o Polai Campos, y el revés de dos columnas guerrilleras, en Pasco y Junín, que se encontraron con las fuerzas del ejército y fueron completamente destruidas, incluida toda la organización terrorista que había en el comité regional del centro.

El MRTA tenía como objetivo la conquista del poder político mediante la lucha armada. Su ideología es marxista-leninista y latinoamericanista. El 22 de enero de 1984 inició lo que llamó su guerra revolucionaria popular, y mediante esta ideología declaró acciones violentas con las que obtuvo un desarrollo ascendente hasta finales de la década del 80.

Esto fue un tremendo golpe para el MRTA, pues fueron dados de baja 64 terroristas y se incautó todo el armamento (fusiles Fall aparentemente venidos de la guerrilla salvadoreña). Como respuesta a esta acción de los Molinos, el MRTA ejecutó un atentado terrorista en el que murió el general Enrique López Algujar, ministro de Defensa.

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El MRTA tenía como objetivo la conquista del poder político mediante la lucha armada. Su ideología es marxista leninista, americanista y latinoamericanista.

Militantes de Tupac Amaru

En segundo lugar, a comienzos de la década del 90 se produjo una fuga espectacular por un túnel de 300 metros en un penal de alta seguridad. Todos los terroristas de esta organización, incluido el camarada Rolando, salieron a reforzar los frentes guerrilleros que ellos mantenían en San Martín, Pasco, Junín, Cuzco y Puno. Las izquierdas en el Perú en ese momento iban rumbo a la desintegración, entraban en una serie de discusiones políticas, y sus postulados socialistas estaban seriamente cuestionados.


En 1992 se inició la desarticulación total del MTRA, cuando nuevamente fue capturado el camarada Rolando, y eso condujo a la destrucción de su Frente Nororiental. El Frente Central quedó aislado, reducido totalmente, y no tenía más cómo actuar. Sin capacidad política y militar para revertir su situación, los remanentes emeretistas se habían focalizado en la Ceja Selva, y como resultado de este fracaso en su intento por ganarse la población, se dedicaron a desarrollar actividades de tipo delictivo para proveerse de alimento, y actividades de proselitismo para captar nuevos militantes y adherentes. Sin embargo, en este lugar, con los combatientes que tenía, el MRTA diseñó su última acción, que destacamos como el tercer hecho de importancia. El camarada Cerpa, el líder que había quedado libre, diseñó, junto con trece integrantes, la irrupción el 17 de diciembre de 1996 a la residencia del Embajador de Japón, y en este lugar se produjo el secuestro de 72 rehenes. (Inicialmente fueron más de 400 personas, entre congresistas, magistrados, políticos, militares, policías, empresarios y hasta un sacerdote).

¿Cuáles fueron los factores del éxito en esta operación? Primero, mientras se estaba realizando la negociación política, se dio tiempo para poder obtener la inteligencia necesaria y un entrenamiento completamente especializado. Segundo, no se improvisó en este entrenamiento, pues desde 1986, en la Escuela de Comandos del Ejército se venía dando instrucción en las técnicas de rescate, porque ya se preveían los atentados terroristas. Ese entrenamiento se hizo seleccionando al personal por especialidades, como explosivos, francotirador, tiro, y por los antecedentes de cada integrante del ejército. Así, se formó una patrulla que fue la que realizó la intervención.

Tumba de Cerpa

Lucha contra el terrorismo en el Perú

Puma, Néstor y Rolly, en la toma a la Embajada de Japón

Durante los 126 días de negociaciones no se llegó a ningún acuerdo entre el Estado peruano y el MRTA. Apenas se produjo la intervención en la embajada, en 24 horas se preparó una fuerza de intervención con los comandos del Ejército y la Marina de Guerra. Estos comandos hicieron un plan de contingencia para ejecutar una acción militar en caso de que no fuera posible una salida política. El gobierno, tras estos 126 días infructuosos, y viendo que ya se llegaba a un punto en el cual se degeneraría en asesinatos para presionar al gobierno a liberar a todos los militantes del MRTA de las cárceles, dispuso el 22 de abril de 1997 que se ejecutara la intervención militar.

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Sin capacidad política y militar para revertir su situación, los remanentes emeretistas se habían focalizado en la Ceja Selva, y como resultado de este fracaso en su intento por ganarse la población, se dedicaron a desarrollar actividades de tipo delictivo para proveerse de alimento, y actividades de proselitismo para captar nuevos militantes y adherentes.


63 En Perú también teníamos doctrina propia, con base en experiencias de oficiales que habían hecho cursos en Israel, Estados Unidos, Alemania e Inglaterra, y de eso trajeron experiencias nuevas y sacamos doctrina propia. Además, teníamos internamente la figura de un gran líder, el almirante Luis Giampetri, quien fue el factor clave para que esta operación tuviera éxito.

una serie de medios, y pudimos contar con un beeper que tenía uno de los rehenes, el cual nos sirvió para comunicarnos con ellos; de esta forma, pudimos estar enterados hasta el último momento de qué cosas hacían los terroristas. Esto, en cuanto a inteligencia, que en mi opinión representa el 50 por ciento del éxito de la operación, porque si no hubiéramos sabido qué estaba sucediendo, el resultado podría haber sido distinto.

En lo que se refiere a inteligencia, era tan importante, que no podíamos darnos el lujo de tener informaciones atrasadas un día, porque en 24 horas nos cambiaban el dispositivo de los rehenes dentro de la residencia y ahí se nos modificaba completamente la forma de actuar; entonces, día tras día debíamos tener la información, y en eso fueron muy eficientes los elementos de inteligencia con la fuerza de intervención.

Algo muy importante fue el secreto de la operación. Teníamos todos los edificios que rodeaban a la residencia del embajador llenos de periodistas de muchas cadenas televisivas y de radio mundiales; todos tenían teleobjetivos y cámaras que al instante podían transmitir lo que estaba sucediendo.

Comandos peruanos

Momentos del rescate en la residencia del Embajador de Japón.

Se emplearon todas las técnicas disponibles, las más sofisticadas que teníamos en ese momento, relacionadas con las interceptaciones radiales y telefónicas a líderes terroristas o sospechosos que existían del MRTA afuera de la residencia, porque ellos también tenían radios. La infiltración de medios, particularmente de micrófonos, para hacer que ellos pudieran utilizar los elementos electrónicos miniaturizados que lográbamos ingresar a la embajada. Así, infiltramos

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Pensamos que esto sería un show, pero el gran problema estaba en que no se podía mover un dedo sin que ellos no lo vieran. El gran reto era hacer la operación en secreto, porque al final tuvimos que hacer ingresar 140 comandos a las zonas aledañas de las casas que estaban pegadas a la residencia, sin que nadie se diera cuenta y sin que una cámara o un periodista irresponsable de repente pudiera delatar la operación y causar la muerte de 72 rehenes. Así mismo, ninguno de los integrantes manifestó ni siquiera a su esposa que estaba participando en la operación. Estos oficiales trabajaban en el día normalmente, cumplían su trabajo, y en absoluto secreto se entrenaban en horas de la noche, en la División de las Fuerzas Especiales.


En lo relacionado con una adecuada logística, es importantísimo lo que se hizo, con el óptimo equipamiento, las armas indicadas, los señaladores láser, los silenciadores de las armas, los explosivos. A las 48 horas de la toma, iniciamos la elaboración de réplicas de la embajada; conseguimos con la Defensa Civil esos módulos que emplea cuando hay desastres, y pudimos hacer una réplica en maqueta a tamaño real de un primer piso y un segundo piso, los dos a nivel del suelo, para poder hacer la práctica con la fuerza de intervención, y conforme iba pasando el tiempo hicimos una primera réplica en tamaño real, y así llegamos al final a tener una réplica con todas las características de la instalación real. Así mismo, a las 48 horas teníamos maquetas en las que hacíamos el planeamiento para la intervención. De otro lado, el apoyo de sanidad fue muy completo, incluso estuvo atento a los pequeños detalles. Algo curioso fue que a cada uno de los participantes se les colocó una vía endovenosa antes de entrar a la embajada, conscientes de que si eran heridos, inmediatamente se les podría aplicar el medicamento correspondiente para salvarles la vida. Por último, otro factor del éxito fue la moral de las tropas, que en este caso fueron oficiales comandos, técnicos y suboficiales comandos, particularmente de la Marina de Guerra. La moral que tuvieron fue excelente, pese a que era una operación suicida, y sabíamos que cualquiera en el momento de entrar podía perder la vida.

A las 48 horas de la toma iniciamos la elaboración de réplicas de la embajada; conseguimos con la Defensa Civil esos módulos que emplea cuando hay desastres, y pudimos hacer una réplica en maqueta a tamaño real de los dos primeros pisos, ambos a nivel del suelo, para poder hacer la práctica con la fuerza de intervención. El resultado final fue de 71 rehenes rescatados vivos, un rehén fallecido –el doctor Yusti–, dos oficiales fallecidos –un comandante y un capitán–, 28 heridos de parte de nuestras fuerzas y 14 terroristas de MRTA dados de baja.

Lucha contra el terrorismo en el Perú

Experiencias de la lucha antiterrorista Hace 23 años se inició la lucha armada en Perú. Nuestra experiencia data de todo ese tiempo, y nos costó prácticamente una década aprender con sangre, no solamente a los militares, sino a toda la sociedad peruana en su conjunto, que esta guerra no se ganaba solamente con la fuerza, sino con la participación de todos los dominios de la guerra, es decir, con los dominios económico, político, militar y sicosocial, porque hasta el año 90 solamente estaba participando el estamento militar, y al no tomarse decisiones políticas adecuadas, el proceso subversivo fue creciendo hasta un punto en que la amenaza de la toma del poder fue real. Los servicios básicos que teníamos estaban a punto de colapsar, los atentados contra torres de alta tensión prácticamente ponían a oscuras las principales ciudades, faltaba el agua a consecuencia de que no había corriente eléctrica, la carretera marginal estaba semidestruida, ya no podían salir los productos hacia Lima... La guerra, sin dejar la sierra, el eje andino, se comenzó a desplazar a la ciudad, por las quebradas que bajaban a Lima, por los valles costeños.

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65 En estas circunstancias se produjo el hecho del carrobomba que despertó a Lima; se producían paros armados, se paralizaban las ciudades; había escasez de alimentos, se comenzaron a realizar secuestros indiscriminados y asesinatos selectivos; y la población entró en un estado de sicosis; ya no se podía salir a un lugar de esparcimiento, las ventanas de las casas y los apartamentos eran atravesadas con cintas adhesivas para reducir los daños de una posible bomba; los empresarios no podían vivir tranquilos porque podían ser secuestrados; quien podía, se iba de Lima, y los capitales se empezaron a ir al extranjero…

aproximadamente 25 mil muertos, 50 mil huérfanos, 700 mil desplazados y 25 mil millones de dólares en pérdidas al Estado. Según Sendero Luminoso, estaba en condiciones de iniciar la segunda fase de su estrategia militar: el equilibrio estratégico. Los militares, aunque nos negábamos a aceptarlo, veíamos cómo nos acercábamos al famoso punto del no retorno, en el cual ya es irreversible un proceso terrorista, en el cual se produce el colapso con una guerra fratricida, una violencia irracional, una profunda miseria.

Militantes del MRTA en la residencia del embajador de Japón.

Los militares salíamos armados hasta los dientes, pero sin que se dieran cuenta, usábamos ropa de civil, pues no podíamos usar uniformes; nos dejábamos crecer el pelo un poco más y cambiábamos permanentemente nuestras rutas para no ser un objetivo más de Sendero Luminoso. Se implantó el toque de queda en la mayoría de las ciudades donde se vivía este fenómeno. Llegamos al extremo que el terrorismo comprometía aproximadamente el 38 por ciento del territorio nacional, lo cual quería decir que teníamos en estado de emergencia prácticamente a ocho departamentos y tres provincias. En el transcurso de doce años, el terrorismo había ocasionado un gran costo social,

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Había la necesidad de replantear una lucha contra el terrorismo que tuviera mecanismos seguros, que garantizara el proceso de pacificación nacional, y ésta fue nuestra estrategia a partir de 1992. De esta manera, definimos las amenazas que atentaban contra la estabilidad del Estado, y concluimos que eran varios los factores que alimentaban el desarrollo de este fenómeno, comenzando por un marco legal completamente desfasado, sin energía para reprimir estas organizaciones criminales. Revisamos nuestros manuales de guerra contrarrevolucionaria, y con base en toda la experiencia que tuvimos en esos diez años, elaboramos nuevos manuales y logramos identificar claramente cuáles eran las leyes y las características de la guerra que estaban rigiendo en ese momento, así como los objetivos y los fundamentos que debíamos emplear en la guerra contraterrorista. Tomamos cuatro acciones básicas: una dirección de la guerra hacia una estrategia integral, el potenciamiento y la integración de los órganos de inteligencia, un nuevo marco jurídico legal y, por último, la organización voluntaria de la población en comités de autodefensa.


En lo que se refiere a la dirección de la guerra en una estrategia integral, se reorganizó y unificó al Sistema de Defensa Nacional. Así, se les dieron a sus componentes las funciones inherentes a sus responsabilidades; se creó el Comando de Frente Interno (COFI), dentro del Comando Conjunto de Fuerza Armada. Este comando se creó para que fuera el órgano de ejecución del Comando Conjunto, que actuaría a través de los comandantes generales de las regiones militares; de esta forma, asumió su misión y ejecutó las actividades de planeamiento, coordinación, preparación y conducción de las operaciones militares y policiales del más alto nivel para erradicar a estas organizaciones terroristas y restablecer el orden y contribuir a la pacificación del país.

Imágenes del atentado con carrobomba en las calles de Lima

Lucha contra el terrorismo en el Perú

Un obstáculo para el COFI consistió en que los militares de diferentes fuerzas no hablábamos el mismo idioma, no coordinábamos muy bien, por lo que se requirió una labor de potenciamiento e integración entre los órganos de inteligencia, que mejorara la comunicación y que evitara la competencia entre las fuerzas y las unidades, que hasta entonces había sido un tremendo error.

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67 Tomamos cuatro acciones básicas: una dirección de la guerra hacia una estrategia integral, el potenciamiento y la integración de los órganos de inteligencia, un nuevo marco jurídico legal adecuado y, por último, la organización voluntaria de la población en comités de autodefensa.

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En cuanto al marco jurídico, se modificó el código penal, estableciendo infraestructura jurídica compatible con la situación existente, para revertir la grave situación de la justicia. A quienes atacaban al Estado se les denominó ya no subversivos, sino delincuentes terroristas; se tipificó el delito de traición a la patria, se estableció cadena perpetua para los que fueran terroristas, se creó la figura de jueces sin rostro para que no fueran intimidados, y se les dio celeridad a los procesos, de tal manera que fuera completamente viable el sistema judicial.

Paralelamente, se promulgó la Ley de Arrepentimiento, que ofrecía grandes ventajas a los terroristas que se entregaran. Esta iniciativa tuvo un gran efecto desestabilizador: comenzaron a caer las cúpulas, los mandos, y de esta manera pudimos, mediante los servicios de inteligencia, ir capturando a todos los líderes.

Campesinos del Comité de Autodefensas

El cuarto punto planteado fue la organización voluntaria de la población en comités de autodefensa. Sendero Luminoso no se dio cuenta de que a partir de 1989 en el eje andino le habíamos comenzado a sacar el pez del agua. Lo hicimos aprovechando su incapacidad de entender que su actitud violenta había comenzado a generar rechazo en la población e incluso al interior de su organización. De hecho, en Sendero se consideraban traidores e incluso se asesinaba a aquéllos que expresaban alguna idea contraria al pensamiento Gonzalo, que aprobaba el ser exageradamente violentos. Se comenzaron a organizar los comités de autodefensa en aquellas poblaciones que ya estaban hastiadas de Sendero Luminoso. Les dimos la mano, las pusimos de nuestro lado y cuando la ley nos autorizó para entregarles armas, repartimos más de 15 mil escopetas –nunca entregamos fusiles–, y a cada comunidad que estaba dentro de la organización de la Base de Apoyo en el Comité Popular de Sendero la comenzamos a ganar y a instruir.


Esta fue la primera derrota estratégica de Sendero Luminoso: la guerra campesina se volvió contra ellos, fue la antítesis de su estrategia política en el camino de cercar a las ciudades desde el campo con sus bases de apoyo. Prácticamente les arrancamos los comités populares, y esto fue la antítesis de su estrategia específica, que era copar el eje andino para cercar las ciudades y tomarlas. Evitamos de esta manera que pudieran concretar dicha estrategia. Otra de las iniciativas fue la realización de acciones cívicas, para identificarnos con la población. En las zonas donde residían las cúpulas terroristas se desarrolló la estrategia a fin de potenciar las acciones de inteligencia para capturar a sus miembros, y se efectuaron actividades como la erradicación del terrorismo de las universidades. También se buscó el restablecimiento de la disciplina y el orden en los penales, porque era increíble cómo habíamos perdido el control. Lo único que diferenciaba los penales de una base de apoyo eran las paredes, porque se había arrinconado a la Policía Nacional y ésta ya no podía ingresar, así que los terroristas manejaban todo desde adentro, como si fuera una base de apoyo o un comité popular.

En todas las zonas rurales donde el terrorismo tenía relación con el narcotráfico se aplicaron políticas que apuntaban al desarrollo alternativo, de la siembra de hoja de coca a cultivos alternativos. Se ha dicho, por acciones aisladas, que Sendero Luminoso está de vuelta. Fui comandante general en la zona de Ayacucho en el 2000, y el problema que subsiste es que Sendero Luminoso está arrinconado en un lugar completamente intrincado de la selva ayacuchana que se llama Vizcatán, es una zona donde no hay población es una selva inhóspita; sin embargo, ahí es donde quedan los últimos remanentes, no sólo de la fuerza de base de la zona selvática, sino también parte de esa población, más o menos unas 200 personas que utilizan como servidumbre para realizar las siembras que le puedan dar el sustento correspondiente.

Lucha contra el terrorismo en el Perú

Militantes de Tupac Amaru

En las zonas rurales en donde el terrorismo no tenía conexión con el narcotráfico llevamos apoyo a la población que era víctima del terrorismo, mediante una política agresiva de acciones cívicas y de organización de los comités de autodefensa para su seguridad, de tal manera que no se sintieran indefensos, porque antes llegábamos, nos quedábamos una semana con ellos, nos íbamos y regresaba Sendero Luminoso, les caía encima y asesinaba a muchas personas, así que en los pueblos ya muchos preferían que no fuéramos, pues las consecuencias eran peores. Los comités de autodefensa fueron los que evitaron que sucediera esa intimidación y que volviera a regresar Sendero a atacar las comunidades campesinas.

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Los riesgos y las amenazas que representaban para la sociedad peruana el terrorismo y el narcoterrorismo plantearon la necesidad real de una estrategia política, sicosocial y militar. Para ello, el gobierno tuvo que tomar una decisión política para superar los impedimentos jurídicos que por prejuicios y susceptibilidades despertaba en la clase dirigente.


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promesa de darles más dinero y, este último, de no cometer los excesos de antes. En ese momento el general Reyes, comandante general, llegó a Ayacucho y aplicó la estrategia de los comités de autodefensa, de tal manera que, como ya teníamos la experiencia suficiente y estábamos viendo cuál era el problema, no podíamos permitir que volviera a crecer el apoyo de la población a los grupos al margen de la ley. El Estado en este momento está tomando cartas en el asunto y está viendo el problema en forma integral, de tal manera que esto no vaya nuevamente a crecer.

Conclusiones Los riesgos y las amenazas que representaban para la sociedad peruana el terrorismo y el narcoterrorismo plantearon la necesidad real de una estrategia política, sicosocial y militar. Para ello, el gobierno tuvo que tomar una decisión política para superar los impedimentos jurídicos que por prejuicios y susceptibilidades despertaba en la clase dirigente. En el campo militar, les correspondió a las Fuerzas Armadas un rol protagónico en el proceso de pacificación nacional. Actualmente las organizaciones terroristas Sendero Luminoso y Tupac Amaru se encuentran totalmente disminuidas. Tupac Amaru está prácticamente desaparecido, y Sendero Luminoso está limitado a hacer proselitismo y desarrollar la reestructuración de sus cuadros, postura que viene aprovechando para concentrar sus efectivos en lugares que por sus características geográficas les ofrecen mayor seguridad. En 2000 se produjo en Ayacucho este desarrollo alternativo, con préstamos y dinero para que los campesinos cambiaran sus cultivos ilícitos, pero no les hicieron las vías de comunicación, no les generaron mercado, entonces aparecieron quienes se aprovecharon y ofrecían menos de la mitad por los cultivos, y los campesinos tenían que venderlos para no perderlos; al final ellos quedaron endeudados y no tenían para comer, por lo que comenzaron a cultivar otra vez la coca, y esto lo aprovecharon los narcotraficantes, los cocaleros y Sendero Luminoso, con la

Por último, el Perú, con limitados recursos económicos, grandes sacrificios y un alto costo social en vidas humanas, ha librado una cruenta lucha contra el terrorismo, y ha obtenido extraordinarios resultados. Estos logros fueron alcanzados gracias a la implementación de una adecuada estrategia de pacificación en la que se involucraron los dominios político, económico, sicosocial y militar, permitiendo que el Perú retomara el camino de paz y tranquilidad que todo el pueblo peruano anhelaba. Extractado del discurso que el general pronunció en el seminario de terro rismo celebrado en septiembre de 2003 en la Escuela Superior de Guerra.


Las exigencias de una misión exceden la capacidad de cualquier comandante por sí mismo. El Estado Mayor, compuesto por oficiales con diferentes áreas de especialización y niveles de experiencia, es su principal respaldo para el logro de sus objetivos.

L

a historia concede a los Estados Mayores un papel trascendental en el arte de la conducción de la guerra. Detrás de grandes estrategas y guerreros han quedado ocultos puñados de hombres que anónima e incansablemente han trabajado por la misión encomendada a su comandante. Esta competencia desarrollada por sus integrantes es uno de los más importantes multiplicadores de resultados en el campo de combate.

En los albores de la historia, las capacidades de los estrategas y jefes militares fueron superadas por las circunstancias, en la medida en que los ejércitos se fueron estructurando como agrupaciones complejas. La acumulación de información y el surgimiento de factores de juego decisivos demandaron la necesidad

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de crear núcleos de asesores que pudieran colaborar en el desarrollo y la supervisión de las decisiones de los jefes. Estos grupos constituyeron los Estados Mayores, expresión derivada de combinar la acepción antigua de la palabra estado, en el sentido de séquito, corte o acompañamiento, con la elevada posición que le correspondía junto al mando superior. Los Estados Mayores fueron en sus orígenes remotas agrupaciones de oficiales de órdenes, que se hallan por primera vez en torno al faraón Thutmosis I, hacia el año 1600 a.c., cuando el ejército

Los egipcios, pioneros del Estado Mayor

Por Coronel Juan Carlos Salazar Salazar Comandante Comando Operativo No.18 Arauca

egipcio adquirió carácter permanente con la conquista de Siria y Palestina. Una lenta evolución fue ampliando las tareas de estos edecanes hasta derivar hacia dos esferas primordiales: las operaciones militares y el manejo de los medios requeridos para sostenerlas. A estas dos actividades primarias de la guerra se agregaría más tarde la atención al hombre y sus necesidades físicas y morales, además de la inteligencia militar, es decir, el conocimiento previo del que hablara Sun Tzu, general y tratadista chino en el siglo V antes de Cristo.

Sun Tzu

Así, se definieron las cuatro funciones básicas de un Estado Mayor: personal, inteligencia, planes-operaciones y administración. Mucho después, en la Segunda Guerra Mundial, la ocupación de territorios enemigos o liberados por parte de los ejércitos aliados dio origen a una quinta función: asuntos civiles y gobierno militar. La importancia de los Estados Mayores se manifiesta en una realidad histórica: los períodos más brillantes en la existencia de cualquier ejército coinciden con la mayor eficacia alcanzada por sus Estados Mayores. Contrariamente, las épocas de decadencia han llegado acompañadas del deterioro o anquilosamiento de dichos cuerpos, como lo afirma el general Alvaro Valencia Tovar en su obra Historia de las Fuerzas Militares.

Thutmosis I


los Estados Mayores han ido definiendo sus estructuras, organización y funciones en torno a factores intrínsecos derivados de nuevos campos de acción, de las necesidades operacionales, de la ampliación de la tecnología y del trabajo conjunto entre las Fuerzas Militares.

En su evolución, los Estados Mayores han ido definiendo sus estructuras, organización y funciones en torno a factores intrínsecos derivados de nuevos campos de acción, de las necesidades operacionales, de la ampliación de la tecnología y del trabajo conjunto entre las Fuerzas Militares. También surgen factores exógenos de carácter político, económico, social y jurídico, los cuales expanden los espacios y fronteras del Estado Mayor, originando un empoderamiento que exige a sus miembros cada vez más preparación para afrontarlo con ética y profesionalismo.

Enfrentando la acción y la realidad Una de las características esenciales de cada miembro de Estado Mayor es el carácter impersonal de su trabajo, dirigido con exclusividad y dedicación a asegurar el cumplimiento de la misión que le ha sido asignada a su comandante; todo esto, dentro de un ambiente de trabajo armonioso y coordinado, y marcado por la lealtad debida.

ecuación produce fisuras y coyunturas que desgastan el objetivo y la razón de ser del Estado Mayor, que es ser un elemento sencillo y cohesionado que ayude al comandante en el cumplimiento de la misión. Los oficiales de Estado Mayor deben ser competentes para desempeñarse en los campos de la acción y de la realidad. El campo de la acción cambia de la misma forma como se asciende en los grados y en las responsabilidades. El campo de la realidad, por su parte, evoluciona en forma permanente y no sustrae a la Institución Militar de una sociedad que se encuentra en constante desarrollo. La realidad es percibida a través de mapas y paradigmas que cada ser humano ha construido, y el arte del trabajo del miembro de Estado Mayor consiste en percibir esa realidad en forma objetiva, clara y desapasionada.

En el comandante y líder de Estado Mayor se concentra toda la autoridad de decisión y responsabilidad otorgada por mandato superior. La alteración de esta

El trabajo impersonal del Estado Mayor

La realidad es un tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones, determinaciones, azares que constituyen nuestro mundo fenoménico. Se presenta con rasgos de lo enredado, lo inexplicable, el desorden, la ambigüedad, la incertidumbre. De allí la necesidad del conocimiento, de

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poner orden en los fenómenos rechazando el desorden, de descartar lo incierto; es decir, de seleccionar los elementos de orden y de certidumbre, de quitar la ambigüedad, de clarificar, distinguir y jerarquizar.

Perfil de competencia profesional Los ejércitos demandan a los miembros de sus Estados Mayores importantes condiciones, habilidades y aptitudes profesionales y personales, las cuales se pueden resumir en los siguientes aspectos: • Profundo conocimiento de la doctrina, para que puedan desempeñarse con habilidad y experticia en las diferentes áreas de su competencia. • Conocimientos generales y actualizados de los diferentes campos de acción del poder nacional, que les permitan interactuar y apreciar la realidad. • Amplio conocimiento de las capacidades, fortalezas y debilidades de todos los elementos que conforman el Estado Mayor. • Habilidad para apreciar, evaluar y hacer juicios críticos sobre los aspectos trascendentales en el cumplimiento de la misión. • Habilidad para expresarse con fluidez verbal y escrita, con sentido objetivo, que les permita discernir el justo alcance de sus expresiones.

Portada del libro El arte de la guerra Montgomery dando instrucción a su Estado Mayor

• Habilidad para comunicarse y relacionarse, aplicando el trato cordial sin apartarse de las normas exigidas en la institución. • Integridad intelectual y de carácter para defender sus convicciones cuando les corresponde presentarlas, debiendo a su vez apoyar resueltamente las decisiones del comandante, así sean contrarias a sus ideas. • Ética en todas las actuaciones, apreciaciones y recomendaciones. • Rápida percepción mental. • Capacidad para pensar con lógica. • Prontitud en la toma de decisiones. Los Estados Mayores son los cere• Captación de lo esencial y de lo coherente. bros de los ejércitos. Sus miembros • Dotes de creatividad, sin aferrarse a los reglamentos. • Disposición para trabajar eficientemente durante están llamados a la cohesión y el períodos prolongados sin acusar fatiga. trabajo coordinado, y sus funciones En resumen, se requieren miembros de Estado Mayor que puedan llevar a cabo un desarrollo armonioso de su personalidad y de su carácter, fomentando su enriquecimiento en valores espirituales y morales;

básicas se sintetizan en suministrar información, hacer apreciaciones de situación, dar recomendaciones, y elaborar planes y órdenes.


que tengan la inquietud por investigar y buscar la verdad, empleando métodos lógicos que ofrezcan respuestas válidas y confiables, y que tengan capacidad para analizar críticamente su entorno y asuman con responsabilidad y decisión aquello que es justo. Los Estados Mayores son, en síntesis, los cerebros de los ejércitos. Sus miembros están llamados a la cohesión y el trabajo coordinado, y sus funciones básicas se sintetizan en suministrar información, hacer apreciaciones de situación, dar recomendaciones, elaborar planes y órdenes, y supervigilar.

Factores decisivos en la guerra irregular El centro de gravedad del Estado Mayor en guerra irregular está conformado por los factores que son decisivos para la obtención de resultados en el campo de combate. En este punto, cada miembro de Estado Mayor debe concentrarse en su misión principal, sin que esto signifique ignorar los otros campos de acción.

El trabajo impersonal del Estado Mayor

Así, el oficial de personal debe asegurar el mantenimiento de los efectivos y el desarrollo de la moral como condición primaria para el empleo efectivo del principal recurso con que cuenta un ejército. Para el oficial de inteligencia, su prioridad debe ser la producción de inteligencia y el esfuerzo de contrainteligencia. Por su parte, el oficial de operaciones debe concentrarse en el planeamiento y el desarrollo de las operaciones, y en el entrenamiento y reentrenamiento de las tropas. Quien está a cargo del Area Logística debe encargarse del suministro de abastecimientos y el establecimiento de las comunicaciones. Por último, el oficial de acción sicológica y asuntos civiles debe centrarse en el desarrollo del concepto de acción integral.

El perfil de competencia profesional de un miembro de Estado Mayor no se da siempre en función de su experiencia, ya que muchas veces no ha tenido la oportunidad de adquirirla. Aunque ésta es importante, por encima existen elementos éticos, de conducta y de actitud que deben orientar su trabajo. Los jefes militares, comandantes y líderes están sometidos a presiones superiores, a la dirección y el control de las operaciones, a las limitaciones de tiempo y a muchos otros factores que no dependen de ellos, lo cual implica que cada miembro de Estado Mayor es un elemento trascendental para el cumplimiento de la misión que recibió.

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El entrenamiento del Estado Mayor en el proceso militar para la toma de decisiones, liderado por el Jefe de Estado Mayor y basado en el conocimiento, la aplicación y la articulación de estrategias de acción integral para ganar la guerra, es una herramienta fundamental para el logro de objetivos en los diferentes teatros y escenarios de la guerra irregular. El éxito de una unidad es la sumatoria del trabajo impersonal que cada miembro de Estado Mayor le aporta al cumplimiento de la misión que recibió su comandante.


Constituye un espacio orientado al análisis y discusión multidisciplinaria cuya misión es identificar y analizar las potenciales amenazas que afectan la Seguridad y la Defensa Nacionales, así como las capacidades y los recursos que permitan diseñar estrategias para neutralizar tales amenazas dentro del marco de la Constitución Nacional. Actualmente desarrolla las siguientes líneas de investigación: • Político Institucional: identifica y analiza los fundamentos filosóficos, éticos, constitucionales y sociales de las políticas públicas y sus implicaciones sobre la Seguridad y Defensa Nacionales. • Logístico Administrativa: analiza, estructura y cuantifica los recursos nacionales y el potencial humano y logístico necesarios y disponibles para la Seguridad y Defensa Nacionales. • Estratégica: analiza las realidades políticas, económicas, socia les y militares, y sus interacciones, con el fin de proponer estrategias conducentes a garantizar la Seguridad y la Defensa Nacionales. • Evaluativa: identifica y analiza los indicadores de gestión y de resultado de las acciones referentes a la Seguridad y Defensa Nacionales, frente a lo previsto por la política, la estrategia y la logística.

“Nuestro centro se esta fortaleciendo y consolidando, proyectándose como el principal foco de pensamiento sobre temas de Seguridad y Defensa Nacionales en el más alto nivel, razón por la cual convocamos la activa participación de profesionales militares y civiles multidisciplinarios con investigaciones y trabajos en las líneas descritas”.

Bogotá,D.C., Cra 11 N° 102-50 • Tels: 6206532- 6294928 • Email: ceeseden@esdegue.mil.co



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