Edición193 DIRECCION Brigadier General Carlos Quiroga Ferreira SUBDIRECCION Contralmirante Orlando Malaver Calderón DIRECCION EDITORIAL Capitán Hugo Armando Saucedo Pineda
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CONSEJO EDITORIAL Contralmirante Luis Arturo Faccini Duarte General Alvaro Valencia Tovar General Fabio Zapata Vargas Mayor General José Roberto Ibáñez Sánchez Vicealmirante José Ignacio Rozo Carvajal Mayor Humberto Aparicio Navia
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CIRCULACION Intendente Naudys Florián Mora SUSCRIPCIONES Adriana Suárez Rodríguez DISEÑO Director Creativo Juan Manuel Rojas de la Rosa Diseñadores Leonardo García Avila CORRECCION DE ESTILO Blanca Huertas Acero Martha Constanza Naranjo PRODUCCION Y PREPRENSA Legis Información & Soluciones CANJE Y SUSCRIPCIONES Revista Fuerzas Armadas Carrera 11 No. 102 - 50 Of. 117 Telefax: 620 65 36
Editorial Por Brigadier General Carlos Quiroga Ferreira Director Escuela Superior de Guerra
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Modificar nuestra organización para el combate Por Coronel Luis Fernando Medrano Jaramillo Alumno Curso de Altos Estudios Militares - 2004
34 Trascendencia de la vida y obra del general Rafael Reyes en el siglo XX Segunda Parte Por Mayor General José Roberto Ibáñez Sánchez Presidente Academia Colombiana de Historia Militar
La Revista Fuerzas Armadas es el medio de difusión del pensamiento militar y civil sobre aquellos aspectos que de una o de otra forma tienen relación con la Seguridad y la Defensa Nacionales. Las ideas o tesis expuestas son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no reflejan necesariamente el pensamiento de los altos mandos militares. Se permite la reproducción de los artículos dándole el crédito a la Revista Fuerzas Armadas. Carrera 11 No. 102-50. Escuela Superior de Guerra. Oficina 117. Telefax: 620 6536, Teléfono: 620 4066 Extensiones: 221-233, Bogotá, D.C. Colombia, Sur américa.
t e n i d o 06 14 Mensaje presidencial Operación Niebla de Otoño
Por Doctor Alvaro Uribe Vélez
Por General Alvaro Valencia Tovar Asesor Revista Fuerzas Armadas
Presidente de la República
42 54 Otra forma de guerra: Afganistán 2001 Por Doctor Michael Parmly
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El Golpe de Estado del general Melo Segunda Parte
Revocatoria del auto de archivo de la indagación preliminar en la Ley 836
Por Brigadier General Gabriel Puyana García
Por Doctor Silvio Martín Quiñones Ramos
Editorial Brigadier General Carlos Quiroga Ferreira Director Escuela Superior de Guerra
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oy, cuando estamos próximos a concluir el año 2004, quiero destacar la importante tarea que desarrolló la Escuela Superior de Guerra, centro académico del pensamiento estratégico nacional, materializada en la realización de los cursos y traducida en el fortalecimiento de los conocimientos, la capacidad de nuestros oficiales y la integración de las Fuerzas Militares con el pueblo colombiano.
El país contará en un próximo futuro con generales y tenientes coroneles con nuevos conocimientos, revitalizados, con un mayor acercamiento a la realidad nacional desde otra perspectiva, con las herramientas necesarias para llegar a los diversos comandos y estados mayores en aras de alcanzar las prontas victorias que necesita la nación. Los fructíferos resultados que verá el país en el corto tiempo con el trabajo de estos hombres y mujeres, serán el fiel reflejo de la diaria y constante labor, el firme deseo de acertar y la dedicación absoluta del grupo de colaboradores que me acompañó a lo largo de estos doce meses, cuyo juicioso quehacer y profesionalismo permitieron la sólida preparación de 213 oficiales.
El país contará en un próximo futuro con generales y tenientes coroneles con nuevos conocimientos, revitalizados, con un mayor acercamiento a la realidad nacional desde otra perspectiva, con las herramientas necesarias para llegar a los diversos comandos y estados mayores en aras de alcanzar las prontas victorias que necesita la nación. Septiembre 2004
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05 Este año se consolidó la Maestría en Seguridad y Defensa Nacionales con la participación de 34 profesionales que en junio próximo alcanzarán su título de magíster en esta área. Se llevó a cabo el Curso Integral para la Defensa Nacional con prestantes profesionales del país e igualmente se fortaleció el trabajo del Centro de Estudios sobre Seguridad y Defensa Nacionales, Ceeseden, que se proyecta como un tanque de pensamiento y forjador de importantes proyectos sobre seguridad y defensa para la nación.
Destacados personajes de la vida pública nacional honraron con su presencia las instalaciones de la Escuela Superior de Guerra en desarrollo de la Cátedra Estatal, quienes enriquecieron con sus ponencias la visión de los alumnos en temas de trascendental importancia como economía, justicia, ordenamiento social, relaciones internacionales y, por supuesto, puntos de vista sobre la agresión que llevan a cabo las ONT contra la sociedad y la justa guerra que libra Colombia contra todas las organizaciones al margen de la ley. El esfuerzo académico desplegado a lo largo de 2004 se complementó con la realización de diversos seminarios sobre terrorismo, arte operacional, Derechos Humanos, acción integral y liderazgo, entre otros, que aportaron a nuestros oficiales nuevos conceptos y conocimientos para la aplicación adecuada de recursos, acertada conducción de las unidades que asumirán y de las operaciones, en pro del cumplimiento
Revista Fuerzas Armadas
El esfuerzo académico desplegado a lo largo de 2004 se complementó con la realización de diversos seminarios sobre terrorismo, arte operacional, Derechos Humanos, acción integral y liderazgo, entre otros, que aportaron a nuestros oficiales nuevos conceptos y conocimientos para la aplicación adecuada de recursos, acertada conducción de las unidades que asumirán y de las operaciones.
de los objetivos institucionales enmarcados en la política de seguridad democrática. El logro de estas metas y de muchas otras que este corto espacio no permite mencionar, se alcanzó gracias al apoyo constante del alto mando y al compromiso y dedicado empeño de oficiales, suboficiales y personal no uniformado, quienes integran la Escuela Superior de Guerra. A todos ellos, expreso el sincero agradecimiento por tan loable labor que sin lugar a dudas permitirá construir la Colombia en paz con la que soñamos, legado invaluable para las próximas generaciones. Hago propicia la ocasión para desear a nuestros fieles lectores una Feliz Navidad y un venturoso 2005, con la firme convicción en un pronto parte de victoria que permita a nuestros compatriotas un despertar tranquilo al lado de los suyos
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Colombia está en un momento muy importante, en un momento en el cual la nación entera se tiene que aprestar a la derrota definitiva del terrorismo, y ustedes juegan un papel trascendental. Este diploma de hoy, estas medallas de hoy, los consagran a ustedes en un grado de mayor responsabilidad para la derrota del terrorismo, para la recuperación del poder de las instituciones democráticas.
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os reunimos hoy para clausurar una nueva promoción de los Cursos de Altos Estudios Militares, Integral de Defensa Nacional y de Estado Mayor. Es una oportunidad para resaltar el esfuerzo de ustedes, que han venido en esta tarea consagrada al estudio, dispuesta siempre en el ánimo de servir a la patria y que hoy, con esta graduación, se avanza en un escaño más que contribuye al estímulo de la conciencia de ustedes y a la tranquilidad de la conciencia de la patria.
Quiero felicitarlos de corazón a todos, recordar la inmensa tarea de servicio a la patria que tienen por delante, felicitar a los compatriotas no integrantes de la fuerza, quienes los han acompañado en este curso, que nos dan un ejemplo muy grande. Felicitar a las familias de todos, agradecer el sacrificio y el acompañamiento. Colombia está en un momento muy importante, en un momento en el cual la nación entera se tiene que aprestar a la derrota definitiva del terrorismo, y ustedes juegan
un papel trascendental. Este diploma de hoy, estas medallas de hoy, los consagran a ustedes en un grado de mayor responsabilidad para la derrota del terrorismo, para la recuperación del poder de las instituciones democráticas. La nación no puede seguir con unos grupos guerrilleros en unas partes del país sometiendo al pueblo de rodillas, con unos grupos paramilitares, mal llamados así en otras partes, ofreciéndose como la alternativa de defensa de la comunidad y con un narcotráfico detrás de unos y otros, alimentándose. Y el Estado de espaldas a esa realidad, distraído, en cocteles, en tertulias y en chismes políticos, sin enfrentar el problema de fondo. El problema de fondo tenemos que seguir enfrentándolo y tenemos que superarlo totalmente.
Los colombianos de Bogotá y de las comunidades más remotas nos están pidiendo en toda parte que se recupere el predominio de las instituciones. Los colombianos no quieren a la guerrilla, no confían en ella. Los colombianos no quieren la solución paramilitar, no confían en ella. Los colombianos detestan el narcotráfico. Lo que quieren los colombianos es una Fuerza Pública presente, que les dé las garantías, que les dé valor moral, que les muestre la eficacia de la protección para poder superar los temores, a guerrillas, a paramilitares, a narcotráfico, y esa tarea la tenemos que cumplir. Para cumplirla necesitamos muchos puntos. Quiero hoy insistir, distinguidos graduandos, en algunos. Voluntad política. La tenemos, total, no hay vacilación. Este gobierno no hace parte de aquel discurso que confundió la civilidad con la debilidad, este gobierno no hace parte de la cadena de vacilaciones en materia de orden público que condujo a la República a esta postración, los colombianos a la incertidumbre, el pueblo a la pobreza, las institucioEste gobierno tiene toda la voluntad pones a la humillación, y a los terroristas al lítica para apoyar la institución armada triunfo y al predominio contra el pueblo.
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Este gobierno tiene toda la voluntad política para apoyar la institución armada democrática de la patria, a fin de derrotar el terrorismo y a fin de recuperar plenamente el imperio de las instituciones.
democrática de la patria, a fin de derrotar el terrorismo y a fin de recuperar plenamente el imperio de las instituciones.
Hoy el tema no es de voluntad política. Pero además de voluntad política se necesitan otros puntos que son fundamentales. Se necesita agresividad, se necesita estar permanentemente en la iniciativa. La iniciativa no se puede tomar de manera reactiva cuando alguien hace un daño, la iniciativa la tenemos que tomar todos los días, todos los días depurando, todos los días mejorando, con un objetivo: una Colombia sin guerrilla, una Colombia sin paramilitares, una Colombia sin narcotráfico. ¡Y lo podemos hacer!
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Ahora que nos visitó su Majestad el Rey de España, que nos visitó el presidente de Estados Unidos, los equipos de seguridad nos decían que encontraron una Fuerza Pública colombiana totalmente profesional, capaz, muy bien orientada. Que ellos no esperaban encontrar una Fuerza Pública colombiana tan avanzada, y que con el avance de esta Fuerza Pública el país estaba en condiciones de derrotar el terrorismo. Eso nos exige iniciativa, agresividad. Todos los días, todas las horas. Que no haya minuto de la noche, que no haya minuto del día en el cual nosotros perdamos la iniciativa.
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Y la historia va a hacer una comparación de resultados felices para Colombia, porque comparará que mientras en muchas partes, incluso vecinas a nuestro país, se violaron los derechos humanos, se afectaron las libertades públicas, las instituciones se embarcaron en la guerra sucia, aquí hemos sido capaces de derrotar el terrorismo con absoluto respeto de los Derechos Humanos, sin afectar las libertades públicas, sin incurrir en prácticas de guerra sucia.
Nos exigen hacer replanteamientos, yo creo que nos tenemos que volcar todos a la calle. Mientras menos estemos en las oficinas, mientras menor sea la cantidad de hombres en ellas y más nos consagremos al campo, a las calles, a la protección de nuestra ciudadanía, en contacto permanente con esa ciudadanía, seremos mucho más eficaces. Hemos hablado de voluntad política, hemos hablado de agresividad, que se expresa en la iniciativa permanente, uno de cuyos componentes es el volcamiento completo a las calles, a las aldeas, a la ruralidad, a la Colombia urbana, el abandono de las oficinas. Hablemos también de transparencia. Hay que combinar todos estos elementos. Nos corresponde ser tan agresivos como transparentes. Nosotros tenemos el reto de demostrarle al mundo que la institución armada de Colombia es capaz de derrotar al terrorismo sin violar los derechos humanos, sin afectar las libertades públicas, y lo vamos a demostrar.
La transparencia además ayuda a la reconciliación de los colombianos, ayuda a que todo el mundo confíe en la institución armada, la transparencia ayuda a que todos los días haya más legitimidad, más aceptación popular a esta institución. Cuando hay agresividad y no hay transparencia, el pueblo no valora la eficacia sino que se conmueve por lo turbio. Cuando hay transparencia y no hay agresividad, el pueblo no se detiene a aplaudir la transparencia, sino que se llena de incertidumbre porque no encuentra que se le proteja con eficacia. Por eso hay que combinar todo esto. Y es tan importante la voluntad política del gobierno como la eficacia y la transparencia de la Fuerza Pública. Si el gobierno tiene voluntad política, pero esa voluntad política no se traduce en la transparencia y en la agresividad de la Fuerza Pública para producir resultados eficaces, esa voluntad política se desgasta.
Y si esa voluntad política se refleja en acciones turbias, esa voluntad política no reconcilia sino que fractura la nación. Por eso esa voluntad política tiene que ir acompañada de agresividad y de transparencia para que haya una eficacia que construya confianza en la nación.
permitir su réplica, aceptar su comentario, buscar opciones, recibir la crítica constructiva, así sea en voz baja. Y cómo necesitamos la construcción de equipos en dirección horizontal, entre las diferentes fuerzas. La inteligencia funciona en la medida en que la tengamos integrada. Eso requiere un gran esfuerzo de todas las instituciones que conforman la institución armada de la patria. Y cómo necesitamos construir equipos para poder tener economías de escala, para utilizar mejor los equipos, la logística, para reparar mejor, para avanzar en alistamiento, para tener austeridad.
Y es bien importante que la seguridad sea un bien en la práctica de todos los colombianos. Que se proteja por igual al empresario, al trabajador, al campesino, al hacendado, al líder gremial, al líder sindical, al político afecto a las tesis de gobierno, al político desafecto y crítico de las tesis del gobierno. Eso nos ayuda a cimentar la confianza, a profundizar la democracia. Esta tarea hay que hacerla con capacidad de construir equipo, es absolutamente necesario. Nosotros tenemos que construir equipos vertical y horizontalmente, dentro de las fronteras y trascendiendo las fronteras.
Nosotros tenemos que ganar este desafío del terrorismo con austeridad, no disponemos de abundancia de recursos. Nuestro desafío es mayor en la medida en que tenemos que producir los mejores y los máximos resultados con recursos muy recortados. Es otro gran reto. Hay Fuerzas Armadas del mundo que pueden trabajar con un criterio de abundancia de recursos, la nuestra tiene que trabajar en un país muy extenso, con muchos accidentes geográficos, con 578 mil kilómetros que aún quedan, por fortuna, de selva, y con mucha restricción de recursos.
Sí que es difícil hablar de la construcción de equipos de manera vertical en una institución jerarquizada, cuando además se reconoce que la jerarquía y la disciplina jerárquica de la institución armada se constituyen en valores insustituibles. Pero hay que tener la suficiente sutileza, la vocación para construir equipos verticalmente. Si el polo determinante está arriba, ese polo determinante tiene que escuchar a los subalternos,
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Si no se combina el ejercicio del mando con las relaciones humanas, el mando pierde eficacia, el mando pierde convocatoria. Un mando sin relaciones humanas es un mando que no permea, es un mando que no trasciende.
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Si no se combina el ejercicio del mando con las relaciones humanas, el mando pierde eficacia, el mando pierde convocatoria. Un mando sin relaciones humanas es un mando que no permea, es un mando que no trasciende. Se necesitan las relaciones humanas en el mando frente a los subalternos, frente a los que están en el mismo nivel y para convocar al pueblo a que coopere. Esa relación entre el mando y las relaciones humanas sí que es importante. Porque miremos: al contrario, cuando hay relaciones humanas y no hay mando, la gente termina burlándose, la gente termina confundiendo la amabilidad y las relaciones humanas con debilidad. Y el mando sin relaciones humanas martiriza, y las relaciones humanas sin mando conducen a lo peor: la total ineficacia, la falta de orientación.
Una de las maneras de superar esa restricción de recursos, de proceder con eficacia dentro de la austeridad, es construyendo equipos, y el equipo hay que construirlo en la gerencia y en el planeamiento operativo, y el equipo hay que construirlo en la acción operativa. Y ese equipo hay que construirlo no solamente entre las diferentes instituciones y al interior de ellas, en lo que se llama el espacio armado de la patria, en lo que se llama la expresión coercitiva de la patria, sino que hay que construirlo también con la ciudadanía. Solos no somos capaces de derrotar el terrorismo y devolverle la seguridad a Colombia, necesitamos la cooperación ciudadana, hay que avanzar en esa cooperación ciudadana. Tenemos que saber construir equipos entre nosotros y construir equipos con la ciudadanía. Entonces, ahí viene un elemento fundamental que agrego a esta lista: relaciones humanas. Hay que tener tanta seriedad en el mando, tanta capacidad de mando, como tanta vocación de hacerlo con relaciones humanas.
Hay que convocar a los colombianos y eso requiere que cada uno sea un comunicador. El ejercicio del mando, combinado con relaciones humanas, tiene que darse en un esquema de muy buena comunicación. Recuerdo a uno de mis profesores de Gerencia que decía que el veía en el ejercicio de la gerencia y del liderazgo, y cada uno de ustedes tiene que ser un gerente y un líder, cuatro etapas: observar, formular preguntas, dar ejemplo y dar órdenes. Miren el orden en que las sitúa: observar, formular preguntas, dar ejemplo y dar órdenes. Hay que dar ejemplo, permanentemente, y para dar ejemplo hay que ser buen escucha. El buen comunicador no es simplemente quien sabe transmitir a través de sus palabras, de sus gestos, de su lenguaje verbal o corporal. El buen comunicador tiene que tener ese elemento sustancial de las relaciones humanas, que es ser buen escucha.
Los estudios de liderazgo en el mundo han demostrado que quien cumple tareas de liderazgo, y ustedes para que Colombia gane tienen que ser líderes, debe dedicar el 90 por ciento del tiempo a comunicaciones. Y de ese 90 por ciento, el 70 a escuchar.
solía decir que la autoridad nace del principio de reconocer la razón a quien la tenga o de reclamarla cuando los argumentos dicen que se tiene. Y no de ese viejo criterio de suponer que la autoridad siempre tiene la razón, especialmente cuando no la tiene. Eso sí que se necesita. Ese concepto de la autoridad basada en la razón. Sí que se necesita internamente y sí que se necesita la dialéctica de la razón para construir equipos con quienes nos quieren ayudar internacionalmente.
Tarea tan difícil pero necesaria. Por eso hay que tener una gran disponibilidad para escuchar al campesino, al habitante urbano, para estar integrado con ellos, con el indígena, para estar integrado con el colombiano de las negritudes, para estar integrado con el dirigente gremial y empresarial.
Quiero repetirles todas mis felicitaciones. La generación de algunos de ustedes, de los padres de otros, la generación a la cual yo pertenezco, son generaciones que no han vivido un día de paz en Colombia.
Esa integración con la comunidad es fundamental y necesita esos atributos del liderazgo. Y todos los días tenemos que tener más vocación, de que esto se haga no solamente internamente, sino que trascienda las fronteras. Hay que construir equipos con todos los países vecinos, con los países del mundo democrático que nos ayudan en esta lucha para derrotar el terrorismo. Y esa construcción de equipos necesita que sepamos transmitir y sepamos escuchar, que sepamos convencer y que nos dejemos convencer.
Ustedes empiezan a constituirse en una oficialidad joven, altamente preparada, en la cual el país confía plenamente. Ustedes tienen una inmensa responsabilidad: contribuir a crear las condiciones para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en este país.
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La autoridad tiene que ser una autoridad enteramente racional. El jurista y pensador italiano
Cuando hay agresividad y no hay transparencia, el pueblo no valora la eficacia sino que se conmueve por lo turbio. Cuando hay transparencia y no hay agresividad, el pueblo no se detiene a aplaudir la transparencia, sino que se llena de incertidumbre porque no encuentra que se le proteja con eficacia.
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Ustedes empiezan a constituirse en una oficialidad joven, altamente preparada, en la cual el país confía plenamente. Ustedes tienen una inmensa responsabilidad: contribuir a crear las condiciones para que las nuevas generaciones de colombianos puedan vivir felices en este país. Este país en los últimos años expulsó 4 millones al extranjero, este país en los últimos años produjo un desplazamiento de 2 millones de ciudadanos acá, este país en los últimos años llegó a un desempleo cercano al 20 por ciento, este país en los últimos años vio desaparecer la inversión. Todo eso lo tenemos que superar y ustedes están llamados a cumplir una gran tarea para superar este cuadro clínico de la patria, para ofrecerle a las nuevas generaciones una patria que les dé garantías de que aquí van a poder vivir felices.
Y esto lo queremos hacer en una concepción elemental y simple: Colombia necesita derrotar el terrorismo, Colombia necesita derrotar la corrupción y Colombia necesita reivindicar a los pobres.
Ustedes hoy que reciben este grado tan importante, avanzan en la tarea de ser artífices de lo que para mi generación será un sueño, y de lo mismo que se necesita sea una realidad para que las nuevas generaciones puedan vivir felices en Colombia. Muchas felicitaciones a ustedes, la gratitud y las felicitaciones a sus familias.
Sé de la abnegación de sus señoras y de sus hijos, pero ese acompañamiento, esa solidaridad en el hogar, esa complicidad en la tarea, es un gran apoyo para ustedes y un gran apoyo para la patria. A las señoras, a los hijos, a los papás y a las mamás, muchas gracias, por lo que les ayudan a ustedes, que es la gran manera como todos le ayudan a la patria. A todos, muchas gracias”
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ntecedentes El mariscal Erwin Rommel, comandante del Grupo de Ejércitos “B” en Francia, había declarado en una conferencia del alto mando alemán con Hitler presente, que ante un desembarco aliado las fuerzas de asalto deberían ser arrojadas al mar en 24 horas. De no lograrlo, la invasión de Europa sería incontenible y se perdería la guerra. Sin embargo, le fue imposible obtener autorización de Hitler para un reagrupamiento de las fuerzas germanas en Francia y la liberación de las reservas estratégicas, en particular de blindados, para empleo en el contra salto decisivo.
Cincuenta años de la última ofensiva alemana
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Las Fuerzas Militares alemanas acusaban grave desgaste. Medio millón de bajas sufridas en Normandía y en las campañas subsiguientes al desembarco aliado, hacían en extremo precaria la situación del Frente Occidental.
Al éxito de la invasión, siguió el avance aliado hacia el interior de Alemania. Para finales de 1944 habían desembarcado en el continente dos millones de hombres de las fuerzas aliadas. París, liberada el 25 de agosto de 1944 intacta, gracias a la negativa del general alemán von Choltitz a cumplir las órdenes de Hitler de defender la capital francesa hasta el último aliento o de no ser posible reducirla a cenizas, constituyó nuevo golpe sicológico para las fuerzas alemanas, mientras el mando supremo de Eisenhower preparaba en el cuartel general de Verdún la ofensiva final sobre Alemania.
Situación General Hacia finales de noviembre de 1944, la ofensiva aliada en el Frente Occidental hubo de detenerse para tomar aliento, reemplazar las bajas sufridas por los dos Grupos de Ejércitos – el 22° de
Por General Alvaro Valencia Tovar Asesor Revista Fuerzas Armadas
Montgomery compuesto por los ejércitos británicos y el canadiense, el 12° de Bradley integrado por tres ejércitos norteamericanos –, reabastecerse y preparar la gran ofensiva hacia el corazón de Alemania. Al frente, el Rin y sus tributarios, con apoyo en la Línea Sigfrido, muralla que la propaganda de Goebbels calificaba de inexpugnable, requerían cuidadosa preparación militar y logística (Mapa 1 - Dispositivo Aliado). Las Fuerzas Militares alemanas acusaban grave desgaste. Medio millón de bajas sufridas en Normandía y en las campañas subsiguientes al desembarco aliado, hacían en extremo precaria la situación del Frente Occidental, mientras en el Oriental la Unión Soviética proseguía su formidable ofensiva general y preparaba con impresionante acumulación de efectivos la que lanzaría en el invierno 44-45.
Omar Bradley
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Mapa
Arnhem
Línea Frente / Dic. 16 Bajo Rín Río Waal Río Maas
1° Ejército Canadiense 2° Ejército Británico
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THE ARDENNES
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Operación Niebla de Otoño
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3° Ejército E.U.
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7° Ejército E.U.
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1° Ejército Francés
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Colmar
Línea Frente Dic. 16
Millas
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Goebbels
17 El dispositivo aliado constituía indicio evidente de la ofensiva final. Al norte, las fuerzas anglocanadienses, al sur las norteamericanas, presagiaban la doble maniobra en cierne, mientras al centro, en el frente boscoso de Las Ardenas, solamente dos divisiones recién desembarcadas y sin experiencia de combate, compartían un sector cuya intransitabilidad y pobre red vial parecía fácilmente defensible, con otras dos, norteamericanas todas, en plan de recuperación de las pérdidas sufridas en la Batalla de Francia. El mando aliado, aunque consciente de la posibilidad de una contraofensiva germana, apenas le concedía capacidad táctica en gracia al desgaste de la guerra en dos frentes y la pérdida de la supremacía aérea. El general Omar Bradley, había manifestado que una acción de tal dimen-
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sión proporcionaría una brillante oportunidad para la respuesta aliada que abriría el camino a la ofensiva final. Al frustrarse el atentado contra Hitler, perpetrado el 20 de julio del mismo año, había producido desastrosos efectos en el mando alemán. La explosión dentro del “bunker” de Hitler, dejó a un Fuhrer malherido que nunca superó el deterioro físico que dejó el estallido. Moralmente, el ansia de retaliación fortaleció su egocentrismo enfermizo, debilitando aún más la influencia que sus mejores generales trataban de ejercer para una mejor y más lógica conducción de la guerra.
Hacia el mes de septiembre, el propio Hitler concibió la contraofensiva en Las Ardenas, a sabiendas de la debilidad del sector aliado. La densidad del bosque, la pobreza vial y difícil transitabilidad para fuerzas motorizadas y blindadas, lejos de constituir obstáculos infranqueables, permitirían la sorpresa estratégica y el logro de los objetivos finales perseguidos.
Concepto de la maniobra germana Hitler, intuitivo de la estrategia, recordaba que en 1940 el general Eric von Manstein, había concebido la ofensiva sobre Francia precisamente con su esfuerzo principal en el sector de Las Ardenas, desechado por el alto
Operación Niebla de Otoño
General Eric von Manstein
Hitler, intuitivo de la estrategia, recordaba que en 1940 el general Eric von Manstein, había concebido la ofensiva sobre Francia precisamente con su esfuerzo principal en el sector de Las Ardenas.
General Guderian
mando alemán debido a las adversas características topográficas. Impresionado por la convincente dialéctica del que demostraría ser el más brillante estratega alemán de la II Guerra, comprendió el valor de penetrar por el flanco norte la Línea Maginot con las poderosas fuerzas blindadas desarrolladas por la joven generación militar que concibió la Guerra Relámpago con base en la integración ofensiva del blindaje y el poder aéreo. El entonces general Gerd von Rundstedt había comandado el Grupo de Ejércitos “A” que irrumpió en Francia a través de Las Ardenas, con los cuerpos acorazados de
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sus mejores comandantes de tanques: Guderian, Hoth y Reinhardt, que virando hacia el norte una vez culminada la irrupción, encerraron las fuerzas anglo francesas en el perímetro de playa de Dunkerke. Hitler, superando su antipatía por el “Viejo Guardián” como llamó a von Rundstedt el tratadista inglés Liddell Hart, lo convocó del retiro del servicio activo para ponerlo al frente de la operación, encubierta bajo el denominativo de Niebla de Otoño.
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El concepto de maniobra, expresado por el propio Hitler ante los generales llamados a ejecutarla, consistía a grandes rasgos en un ataque principal por el eje Bastogne-Houfalize, Dinant sobre el río Mosa, con el puerto belga de Anthwerp como objetivo final. Se confiaría al Sexto Ejército acorazado al mando del General de las SS Sepp Dietrich, el mejor dotado en material y cuerpos blindados, y en cuyo comandante nazi tenía Hitler absoluta confianza (Mapa 2). Por el ala derecha, una fuerza de ruptura buscaría desestabilizar al 9° Ejército norteamericano para impedir un contraataque flanqueante sobre el esfuerzo principal. Por el sur, los ejércitos blindados 5° del general von Manteuffel y 7° de reciente reorganización, ampliarían Sepp Dietrich
Mapa
2 The Hague Arnhem
Bajo Rín
Mar del Norte
Río Waal Río Maas
Línea Frente / Dic. 16
21° Grupo Ejército Río Rín
Dortmund
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Bruselas
Colonia er Ro
Liége
Río
Maastricht Aachen
15° Ejército
Namur
Dinant
6° Ejército S.S. Panzer
Houffalize 5° Ejército Panzer
12° Grupo Ejército
Bastogne 7° Ejército Río use Me
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Liddell Hart
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Línea Frente / Dic. 16
General von Rundstedt
la brecha abierta por el Sexto y cubrirían su flanco apoderándose de localidades y puntos fuertes que garantizarán tal cubrimiento. En el hombro o punto de ruptura del frente por los blindados de Dietrich, el 15° ejército alemán y la infantería del 6° enfrentarían el previsible contraataque del 9° ejército estadounidense del general Hodges.
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Para von Rundstedt, la proyección estratégica de la ofensiva superaba los medios allegables por la Whermatch alemana. Coincidió en ello el general Model, comandante de las fuerzas a nivel táctico. Se propuso entonces al Fuhrer cambiar el propósito estratégico por otro más modesto y realizable: eliminar la saliente aliada en Aquisgrán para restaurar la Muralla del Oeste.
Dos prerrequisitos fueron establecidos para la ofensiva: selección del tiempo atmosférico que neutralizara la superioridad del poder aéreo aliado y la disponibilidad de no menos de 25 a 30 divisiones entre ellas ocho blindadas, antes del día D que se señaló inicialmente para el 25 de noviembre. La fecha hubo de cambiarse en el esfuerzo por llenar ambas demandas. El 16 de diciembre se había preparado la sorprendente cifra de 35 divisiones y una predicción meteorológica favorable. Para von Rundstedt, la proyección estratégica de la ofensiva superaba los medios allegables por la Whermatch alemana. Coincidió en ello el general Model, comandante de las fuerzas a nivel táctico. Se propuso entonces al Fuhrer cambiar el propósito estratégico por otro más modesto y realizable: eliminar la saliente aliada en Aquisgrán para restaurar la Muralla del Oeste gravemente amenazada en aquel punto, y disponer de fuerzas adecuadas para impedir la penetración enemiga. La negativa de Hitler fue característica de su indomable terquedad, que tantos males venía produciendo: “la intención, la organización y el objetivo de esta ofensiva, son irrevocables”. Ante esta determinación inflexible, comunicada el 1° de noviembre por el Cuartel General de Hitler al Comando del Grupo de Ejércitos “B”, sólo cabía obedecer. En el mes de octubre, cuando en la reunión Hitler expresó los lineamientos de su grandioso proyecto, se le indagó por el apoyo aéreo. La Luftwaffe cuenta con 3.000 aviones. Quitemos mil. El resto será suficiente, fue la respuesta de Hitler. Los generales, conocedores de las fantasías del Mariscal del Aire (Goering) se resignaron. Quizá mil, en el mejor de los casos, apoyarían la ofensiva.
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Situación en el campo aliado La forzosa detención ante la Muralla del Oeste en preparación de la ofensiva final sobre el corazón de Alemania, no produjo mayores inquietudes respecto a la capacidad germana de realizar operaciones ofensivas de algún alcance. Los movimientos enemigos para la concentración de efectivos en el sector de Las Ardenas no pasaron del todo inadvertidos. El propio general Omar Bradley, comandante del 12º Grupo de Ejércitos erró en su apreciación en este sentido, y el sector de Las Ardenas prosiguió débilmente protegido. A lo sumo se adjudicó al adversario la capacidad de ataques con objetivo limitado a nivel táctico, más que todo con el fin de dilatar la inminente ofensiva aliada pero carentes de objetivos estratégicos. Mientras se acumulaban los efectivos necesarios para reanudar la ofensiva, la aviación angloamericana proseguía golpeando la retaguardia germana y devastando su industria bélica.
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Se desata la Operación “Niebla de Otoño” (Herbstnebel) El 16 de diciembre, el fuego de preparación de la artillería germana sacudió todo el frente en Las Ardenas y sectores adyacentes. Fueron 40 minutos infernales, en vez de los 90 planeados, en beneficio de la acometida blindada, con la rapidez como fundamento del éxito. El “impasable” sector escogido, resultó penetrado con sorprendente rapidez por la masa de seis divisiones acorazadas y la totalidad de los componentes blindados de 21 divisiones, lanzadas impetuosamente a la ofensiva. El mando aliado se desconcertó. Jamás había imaginado semejante poder en un ejército tan duramente golpeado en los meses anteriores. El frente de 135 kilómetros fue hendido por los nuevos tanques Tigre y Pantera, que aparecían por primera vez en la guerra. Las seis divisiones de Dietrich, al ciento por ciento de su poder
El 16 de diciembre, el fuego de preparación de la artillería germana sacudió todo el frente en Las Ardenas y sectores adyacentes. Fueron 40 minutos infernales, en vez de los 90 planeados, en beneficio de la acometida blindada, con la rapidez como fundamento del éxito.
blindado, sumaban 640 Panteras y Marc IV. Las tres de von Manteuffel, incompletas, no superaban los 320 tanques, equivalentes al 70% de su dotación. En suma, más de mil unidades, sumadas las de otras divisiones no acorazadas. Pese al escepticismo de von Rundstedt en cuanto a la dimensión estratégica de Niebla de Otoño, su plan de maniobra y la perfección táctica de su desarrollo a cargo de Model, permitieron aproximarse velozmente hacia el río Mosa, primera fase de la maniobra ofensiva. Según afirmaría Rundsted después de la guerra, ante la imposibilidad física de realizar la concepción desmesurada de Hitler, alcanzar el Mosa era de por sí un logro estratégico limitado. De todas formas la ruptura e inmediato avance hacia la profundidad del dispositivo aliado, revistieron espectacularidad impresionante, que revivió los días victoriosos de 1940, cuando la Guerra Relámpago (Blitzkrieg) estremeció al mundo. En tres días se habían penetrado más de 95 kilómetros en un frente de 90. Arrollados los puestos avanzados en Las Ardenas, el mando aliado tuvo que reconocer que había subestimado la capacidad ofensiva de la Whermatch. Al considerar al comienzo de la ofensiva que ésta no podía tener otro carácter que un ataque sobre objetivo limitado o un propósito desestabilizador de los preparativos aliados para el asalto a la Muralla del Oeste, no midieron el alcance estratégico de la intención enemiga ni su capacidad de lograrlo.
General von Manteuffel
Operación Niebla de Otoño
Contragolpe aliado Superado el golpe anímico inicial y una vez establecida la magnitud de la insospechada ofensiva alemana, Eisenhower convocó a sus comandantes de Grupos de Ejército y de los ejércitos más directamente afectados por la penetración de Rundstedt. Bradley había tomado las medidas iniciales para contrarrestar el ataque, que incluyeron el alistamiento de la Décima División Blindada de Patton para reforzar el Cuerpo de Ejército del general Middleton en el sur y desplazar hacia Bastogne la División Aerotransportada 101 para reforzar la guarnición en aquel nudo vital de comunicaciones que había resuelto defender a toda costa. Von Manteuffel, al advertir la feroz resistencia de los defensores de Bastogne, dejó una fuerza de sitio, sobrepasó la ciudad y prosiguió su ofensiva a la par con Dietrich. Lo mismo se había hecho con otros núcleos de resistencia, que terminaron cayendo. El tiempo era vital para los alemanes. Su objetivo debería alcanzarse antes de que terminara el mal tiempo y sus adversarios pudieran desencadenar ataques flanqueantes que estrangularan la ofensiva.
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El 23 de diciembre el firmamento amaneció despejado y claro. Para entonces, el ímpetu de la ofensiva languidecía. Dietrich, nazi fanático pero general mediocre, contenido ante la poderosa cresta fisiográfica del Elsenbor, se empeñó en tomarla para proseguir
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9° Ejército E.U. Arnhem
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VII Cuerpo
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Línea Frente Dic. 16 V Cuerpo
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Eisenhower, con su inalterable serenidad abrió la conferencia en su Puesto de Mando de Verdun, la histórica fortaleza de 1870 y de la Primera Guerra Mundial. La famosa “sonrisa Eisenhower” acompañó sus palabras iniciales: “Señores, esto lo debemos considerar una oportunidad, no un desastre”. Su decisión giró alrededor de tres puntos clave: Primero, contener la expansión de la ofensiva por sus dos flancos. Segundo, para lograr lo anterior, el mariscal Montgomery asumiría el mando de las dos divisiones norteamericanas separadas de su cuerpo de ejército por la saliente enemiga. Tercero, el Tercer Ejército del general George S. Patton se desprendería de su base de partida para la ofensiva final en la saliente del Sarre, y virando hacia el norte atacaría la saliente por su flanco sur en dirección a Bastogne. Como complemento, Bradley con sus escasas reservas debía contener el avance del ariete enemigo (Mapa 3).
Mapa
Río
Bastogne resistió el fuego devastador de la artillería alemana y las embestidas de los sitiadores. El general MacAuliffe, al recibir la intimación de rendirse, respondió al teniente general Heinz Kokott con una sola palabra Nuts. Podría tener varias interpretaciones traducibles como “locos” o “váyanse al diablo”, pero un solo sentido equivalente a la célebre frase de Cambronne en Waterloo: “La Guardia muere pero no se rinde”. Aquella espina clavada en la espalda de la ofensiva alemana, interfirió sus comunicaciones y abastecimientos en forma notable.
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Línea Frente Dic. 16
Arlon
Luxemburgo
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XVIII Cuerpo
III Cuerpo 12° Grupo Ejército Verdun
3° Ejército Metz
su avance. Allí perdió tiempo y efectivos preciosos. Rundstedt pidió a Hitler autorización para segregar dos divisiones blindadas del Sexto Ejército y transferirlas al Quinto de von Manteuffel para variar el eje del ataque principal a donde mejores opciones ofrecía. Hitler lo negó, desatendiendo el axioma de que es preferible alimentar operaciones en progreso exitoso, que invertir esfuerzos en asuntos fracasados. Para el Fuhrer la victoria debería pertenecer a un general nazi y no a un aborrecido exponente de la casta militar prusiana.
Recuperada la supremacía aérea, más de tres mil aviones de combate se lanzaron a la batalla de la saliente, golpeando las líneas de abastecimiento alemanas y atacando las puntas del ariete alemán. La insuficiencia de gasolina comenzó a hacerse sentir en las “panzer” que solamente contaron con dos cargas básicas al comienzo de la operación, cuando el cálculo mínimo era de cinco. La esperanza de Hitler, era capturar los depósitos de combustible americanos para alimentar la ofensiva, pero sus previsivos adversarios trasladaron sus depósitos al oeste y ante la imposibilidad de sustraer todo su contenido al veloz avance germano, incendiaron 124.000 galones antes que cederlos.
Ya el 22 de diciembre, von Rundstedt requirió de Hitler en reunión celebrada en su cuartel general de Coblenza, la cesación inmediata de la ofensiva y el repliegue de sus fuerzas hacia la Línea Sigfrido. Hitler se negó. La saliente de Las Ardenas, símbolo para él de una victoria que robustecía la decaída moral del pueblo alemán, debería conservarse a toda costa. Otro error dramático, para agregar a los innumerables que venía cometiendo en los dos frentes de guerra.
Final catastrófico Perdido el aliento de la ofensiva apenas a diez kilómetros de los puentes sobre el Mosa, el empecinamiento de Hitler condujo a un verdadero
Operación Niebla de Otoño
La frustrada ofensiva significó para Alemania la aceleración del final ineluctable. Para los aliados, la oportunidad de que hablara Eisenhower para lanzarse a la ofensiva contra un sistema defensivo seriamente debilitado.
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desastre. Los medios empleados en aquel último intento desesperado, eran urgentemente requeridos para reforzar la frágil Muralla del Oeste y acudir en apoyo del Frente Oriental, donde la ofensiva soviética de invierno amenazaba con despedazar el frente alemán, fueron torpemente sacrificados en un propósito absurdo. La saliente insostenible de Las Ardenas, vino a convertirse en sepultura de las panzer inmovilizadas, muchos de cuyos vehículos hubieron de abandonarse intactos por falta de combustible. El balance de pérdidas de los dos bandos resultó desfavorable en hombres para los alemanes (81.834 bajas contra 76.890) pero no así en material (733 vehículos y 592 aviones americanos por 324 y 320 alemanes). En la situación
general, las bajas humanas para un ejército en abrumadora inferioridad numérica, eran mucho más graves que las de material, siempre reemplazable en gracia al poder industrial aliado. A la larga, la frustrada ofensiva significó para Alemania la aceleración del final ineluctable. Para los aliados, la oportunidad de que hablara Eisenhower para lanzarse a la ofensiva contra un sistema defensivo seriamente debilitado. Las Ardenas, como lo predijo Eisenhower al comienzo de la Operación Niebla de Otoño, fue en verdad una oportunidad, no un desastre para las fuerzas aliadas
BIBLIOGRAFIA
Dwight Eisenhower
• Bradley Omar N. A soldier´s story, Henry Holt & Company, New York, N.Y. 1951. • Dams, Helmuth Guenter La Segunda Guerra Mundial, Editorial Bruguera S.A. Barcelona 1963. • Eisenhower Dwight D., Crusade in Europe, Perma Special, Garden City, N.Y. Sin fecha. • Heiferman Ronald, World War II, Octopus Book Limited, Londres, 1973. • Sneyder Luis L., La Guerra 1939-1945, Ediciones Grijalbo S.A. Barcelona, 1954. • Bauer Eddy, Batallas Controvertidas de la II Guerra Mundial, Rialp S.A. Madrid. • Wstphal Siegfred, Batallas Cruciales de la II Guerra Mundial, Luis de Garalt, Barcelona, 1957.
Modificar nuestra para el combate UN IMPERATIVO PARA SER MAS EFICIENTES Por Coronel Luis Fernando Medrano Jaramillo Alumno Curso de Altos Estudios Militares - 2004
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urante los últimos años se ha insistido en la necesidad de realizar operaciones conjuntas para ser más efectivos en la lucha contra las organizaciones narcoterroristas. Ha sido una preocupación y ha habido una actitud positiva de los comandantes en la promoción y desarrollo de operaciones conjuntas. Pero ¿qué tanto en realidad se están desarrollando operaciones conjuntas? Por definición, las operaciones conjuntas son operaciones donde participan medios de dos o más fuerzas. El propósito de las operaciones conjuntas es lograr la sinergia de las unidades participantes mediante la unidad de esfuerzo, el trabajo en equipo y una detallada coordinación, integración y sincronización que permitan explotar al máximo las cualidades, capacidades y el potencial de esas unidades. El Manual JP-1 - Joint Warfare of the US Armed Forces - dice: “...las operaciones conjuntas significan trabajo en equipo. No son una serie de actividades individuales unidas por un propósito común. Es la integración y sincronización de todas las capacidades disponibles. La sinergia que resulta de las operaciones conjuntas maximiza la capacidad de combate...” 1
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organización El propósito de las operaciones conjuntas es lograr la sinergia de las unidades participantes mediante la unidad de esfuerzo, el trabajo en equipo y una detallada coordinación, integración y sincronización que permitan explotar al máximo las cualidades, capacidades y el potencial de esas unidades.
1.
Department of Defense. Joint Publication JP- 1. Joint Warfare of the US Armed Forces. pag. 35.
Este efecto final no es fácil de lograr. Para ello se necesita unidad de doctrina, entrenamiento conjunto y, por supuesto, unidad de mando. Aspectos estos difíciles de obtener si no se dispone de una organización apropiada que facilite la aplicación de los principios de las operaciones conjuntas.
Esta problemática no es exclusiva de las Fuerzas Militares colombianas. Los ejércitos de todo el mundo permanentemente están modificándose y reorganizándose para cumplir de la manera más apropiada posible con los requerimientos operativos que se les presentan, ya que las Fuerzas Militares se miden por el éxito en el combate. Entonces, vale la pena reflexionar sobre cómo lograr que los aspectos administrativos no distraigan al comandante de sus responsabilidades operacionales.
La organización que actualmente tienen las Fuerzas Militares de Colombia es una organización concebida para la administración. En los últimos años, conscientes de esta debilidad ha habido reestructuraciones al interior de cada una de las fuerzas buscando ser más eficientes en la parte operativa. Sin embargo, aún no se han logrado superar muchos de los contratiempos y fricciones que se presentan debido a la falta de claridad en las relaciones de mando en muchas de las operaciones que se realizan.
El Manual conjunto JP-3 de los Estados Unidos organiza las Fuerzas Militares en dos cadenas de mando 2. Una cadena administrativa y una cadena operacional (Fig.1).
Modificar nuestra organización para el combate
Figura 1
La doctrina militar determina la forma de pensar de las Fuerzas Militares sobre la manera como deben organizarse y emplearse los recursos militares. Por lo tanto, la falta de una doctrina actualizada en operaciones conjuntas y la inadecuada organización para el combate, se constituyen en una gran debilidad que no facilita obtener mejores resultados en la guerra contra la subversión, el terrorismo y el narcotráfico. La organización para el combate debe ser tal, que le facilite al comandante, el planeamiento, la asignación de recursos, la asignación de misiones y el desarrollo de las operaciones de la manera más fluida posible.
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Estructura Funcional
Cadenas de Mando
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EJERCITO
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En la cadena administrativa están las fuerzas (Ejército, Armada y Fuerza Aérea) y en la cadena operacional los Comandos Conjuntos. Los Comandos Conjuntos son los que tienen la responsabilidad de conducir las operaciones militares, mientras que las fuerzas son las responsables del adiestramiento, equipamiento, administración y logística para proveer a los Comandos Conjuntos con los hombres, equipo y material requerido para las operaciones. De esta manera, los comandantes de los Comandos Conjuntos se pueden concentrar en el planeamiento y conducción de las operaciones militares, mientras que las fuerzas están dedicadas a todo el proceso logístico – administrativo y de entrenamiento. Los Comandos Conjuntos pueden ser geográficos o funcionales. El Comando Conjunto Geográfico es aquel que tiene asignada un área de responsabilidad, mientras que el Comando Conjunto Funcional es aquel dedicado a actividades muy específicas y especializadas, como por ejemplo la Defensa Aérea.
2.
Los ejércitos de todo el mundo permanentemente están modificándose y reorganizándose para cumplir de la manera más apropiada posible con los requerimientos operativos que se les presentan, ya que las Fuerzas Militares se miden por el éxito en el combate.
Joint Publication JP-3. Doctrine for Joint Operations. Department of Defense. Septiembre 10 de 2001. pag. 2-5
Figura 2
Organización del Comando Conjunto
En la situación colombiana se puede entonces plantear una organización similar en la que las fuerzas queden bajo el mando del Comando General de las Fuerzas Militares en la cadena administrativa, y organizar los Comandos Conjuntos también bajo el mando del Comando General pero en la cadena operativa. Cada uno de los Comandos Conjuntos tiene bajo su control operacional un componente de cada una de las fuerzas institucionales. (Componente Ejército, componente Armada y componente Fuerza Aérea) (Fig. 2). El componente de fuerza está integrado por las unidades operativas requeridas para el cumplimiento de la misión.
CGFM
COMANDO CONJUNTO
ARMADA
ESTADO MAYOR CONJUNTO
COMPONENTE ARMADA
COMPONENTE FUERZA AEREA
DIV-X
BAFIM
Medios Aéreos
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BR-X
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FUERZA AEREA
COMPONENTE EJERCITO
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EJERCITO
31 Uno de los aspectos fundamentales al establecer organizaciones conjuntas es determinar con claridad las relaciones de mando, los niveles de autoridad y la responsabilidad de cada uno de los comandantes. El comando y el control han sido una de las principales dificultades que han tenido las organizaciones conjuntas. Al respecto, el Manual JP-1 habla sobre el trabajo en equipo y la unidad de mando. Sobre el trabajo en equipo dice que para que sea exitoso requiere delegación de autoridad asociada a la responsabilidad. Y al respecto de la unidad de mando, observa que se inicia con la unidad de dirección. Aspectos estos que se logran asignando una misión u objetivo a un solo comandante y proporcionándole a éste los recursos y la autoridad para cumplir con la misión asignada3. Los comandantes de los comandos conjuntos deben tener la autoridad para asignar misiones, localizar, distribuir, dirigir y exigir responsabilidad por su cumplimiento a los componentes que han sido colocados bajo su control operacional. Son entonces los comandantes de los comandos conjuntos los
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responsables de las acciones militares que se desarrollen en su área de responsabilidad. Este esquema nos obliga a cambiar nuestra tradicional forma de pensar mediante la cual los comandantes de fuerza responden por las acciones de sus unidades institucionales. Bajo este concepto los comandantes de fuerza sólo son responsables por el entrenamiento, equipamiento y logística de los medios de su respectiva fuerza. El comandante de un componente de fuerza, puesto bajo el control operacional de un Comando Conjunto, tiene la autoridad necesaria para cumplir las misiones y tareas asignadas por el comandante conjunto. El Los comandantes comandante de componente tiene la responsade los comandos bilidad de desarrollar el conjuntos deben plan de operaciones de acuerdo con la intención tener la autoridad del comandante conjunto. El comandante de un compara asignar miponente de fuerza normalsiones, localizar, mente tiene autoridad de comando o mando direcdistribuir, dirigir to sobre sus unidades suy exigir responbordinadas. En el caso del comandante del composabilidad por su nente aéreo, normalmente ejercerá control operaciocumplimiento a nal o control táctico sobre
JP-1 Joint Warfare of the US Armed Forces. Department of Defense. pag. 70.
los componentes que han sido colocados bajo su control operacional.
las unidades asignadas. Pero en todo caso, el comandante del componente aéreo conduce las operaciones aéreas de acuerdo con la intención y concepto de la operación del comandante conjunto4. Los comandantes de componente en un Comando Conjunto, deben no solamente conocer la intención del comandante y el concepto de la operación, sino que deben tener un conocimiento básico de la misión de cada uno de los otros componentes y un concepto general de su esquema de maniobra. Esto con el fin de facilitar la coordinación y el apoyo mutuo.
Modificar nuestra organización para el combate
Donald Rumsfeld
En esta organización propuesta, los comandantes de fuerza ejercen el mando sobre todas sus unidades y son los responsables de su entrenamiento y equipamiento, así como de suministrar los hombres, equipo y material que requieran los Comandos Conjuntos para el cumplimiento de su misión. Los comandantes de los Comandos Conjuntos ejercen control operacional sobre las unidades asignadas y son responsables del planeamiento y conducción de las operaciones militares en cumplimiento de la misión asignada.
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La coordinación y la sincronización de las unidades de las diferentes fuerzas son esenciales para el éxito de las operaciones conjuntas. Para garantizarlo, el comandante del Comando Conjunto debe poseer un sistema de comando, control, comunicaciones, inteligencia e informática - C3I2 – compatible con las diferentes y diversas unidades puestas bajo su control. De no ser así, se perderá capacidad y velocidad en el ciclo de toma de decisiones puesto que el flujo de la información no tendrá la velocidad y actualidad requeridas para transmitir órdenes o coordinar movimientos o acciones de unidades pertenecientes a diferentes fuerzas.
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Cambiar la forma en que están organizadas las Fuerzas Militares de Colombia es esencial para hacerlas más eficientes en el cumplimiento de la misión y en el logro de los objetivos y tareas asignadas por el Gobierno Nacional. Una organización que facilite el desarrollo de las operaciones conjuntas necesariamente implica una modificación de los roles, funciones y responsabilidades que se tienen en la actualidad. Pero este es un cambio que se tiene que dar en aras del interés nacional. Para que el cambio Los comandantes de los Comandos sea posible debemos cambiar nuestra forma de pensar. El Secretario de Defensa de los EE.UU. Donald Rumsfeld, Conjuntos ejercen control operacio- al respecto dijo: “...tenemos que cambiar no solamennal sobre las unidades asignadas y te las capacidades de las que disponemos, sino también la forma como pensamos acerca de la guerra. son responsables del planeamiento La tecnología del armamento no transformará las FuerMilitares a no ser que nosotros cambiemos la y conducción de las operaciones mi- zas forma de pensar, la forma de entrenar y la forma de litares en cumplimiento de la misión pelear...” 5
asignada.
4. Joint Publication – 3 Doctrine for Joint Operations. 5. Rumsfeld, Ronald. Intervención en el National Defense University. Enero 31, 2002.
SEGUNDA PARTE
Trascendencia de la vida y obra del
Por Mayor General José Roberto Ibáñez Sánchez Presidente Academia Colombiana de Historia Militar
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uánta sangre, sudor y lágrimas hubiera ahorrado al país, la presidencia de Reyes en 1898 y cuánta vergüenza y humillación le hubiera evitado a su honor y soberanía. Porque su temperamento desapasionado y conciliador habría anticipado la reforma constitucional y evitado el alzamiento radical; y su pragmatismo político y talante forjado en la misma vena hiperactiva del presidente Teodoro Roosevelt, más fácilmente habría concretado un acuerdo con los Estados Unidos evitando la pérdida de Panamá.
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Sin embargo, como la historia no se puede elaborar con hipótesis o lucubraciones, lo cierto fue que, después de la hecatombe, Colombia apenas tuvo aliento para extraer de su sufrimiento y vergüenza, una reacción tardía pero saludable: llevar a la presidencia al héroe
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General Rafael Reyes
Vida y obra del General Reyes
de la guerra del 95, a pesar del incidente electoral con el registro de Padilla. De tal forma, el 7 de agosto de 1904, Colombia columbró la esperanza cuando escuchó en el discurso inaugural del presidente su programa de desarme material y espiritual, de conciliación y entendimiento de los dos partidos, su propósito de barrer de la sociedad la insana costumbre de dirimir diferencias políticas por medios bélicos, para lograr superar el feudalismo, el atraso, la ignorancia y la corrupción administrativa y alcanzar la paz, el progreso, el desarrollo humano y la modernidad.
"Hace un siglo el general Rafael Reyes debió razonar sobre la lúgubre estadística humana, el costo económico y la producción, la destrucción material y el relajamiento espiritual que generaron las nueve guerras civiles y las catorce regionales o locales que asolaron a Colombia durante el siglo XIX, después de haber logrado la independencia".
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Y como para Reyes su palabra era sagrada y lo que se proponía lo alcanzaba, con su lema “más administración y menos política”, quiso asegurar su programa de gobierno, prescindiendo de la clase política tradicional, demagógica y saqueadora del presupuesto nacional, llamando a los mejores empresarios del país de los sectores agroindustrial y financiero, con la pretensión de convertir a Colombia en una vasta empresa poblada de fábricas e interconectada por ferrocarriles y carreteables, que abrieran rutas comerciales intensas entre sí y con el exterior, tal como lo había observado en Europa y lo pretendía México, bajo la égida progresista de Porfirio Díaz, que algunos dicen, fue su modelo.
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Decisiones con sentido patrio Los estrados del Congreso, sin entender cómo se podía manejar la administración sin ellos, desde un comienzo se dieron a la tarea de bloquear todos los proyectos de ley del ejecutivo, tendientes a dar un nuevo rumbo a Colombia. En vano trató el gobierno de persuadirlos a la colaboración patriótica, clausuró sus sesiones en diciembre de 1904, sin haber dado trámite a ninguno de ellos. Hasta el presupuesto nacional quedó sin aprobar, con amenaza de paralizar al país. Pero con la desintegración del Congreso surgió su división entre reyistas y antireyistas. Los primeros acuPorfirio Díaz saron a los segundos de conducta antipatriótica y los segundos replicaron con una diatriba conocida como “la exposición necesaria”, que el pueblo entendió como un desafío nefando para su futuro. El presidente con su respaldo confinó a sus necios opositores a Mocoa y Orocué, para que allí meditaran el grave perjuicio que le causaban a Colombia. Es así como convocó una Asamblea Nacional con las más prestigiosas figuras del país y con la participación del liberalismo en todas las regiones del territorio patrio, es decir, un cuerpo legislativo con mayor representatividad y legitimidad que aquel congreso hegemónico, prepotente y antipatriota; asamblea con la cual inició su inmensa labor reconstructora. Siendo su primera actividad la reconciliación de la sociedad con la participación del liberalismo en el gobierno y la obtención de lo que hoy denominamos “el monopolio de la fuerza del Estado”, mediante el desarme general de las cuadrillas, que como rezagos de la guerra pululaban en el territorio nacional, logrando su extirpación en poco tiempo. En seguida acometió la inmensa tarea de obtener la estabilidad económica del país, con medidas lógicas y decisivas. Para combatir la hiperinflación del 10.000 por ciento causada por las oleadas de emisiones de papel moneda durante la guerra y lograr la estabilización monetaria, reconoció un peso oro por cada 100 pesos; creó el Banco Central para que fijara la política monetaria, emitiera papel moneda con respaldo en oro por treinta años, manejara el crédito del Estado, se encargara del pago de la deuda y sus intereses, diera apoyo al gobierno y corrigiera el déficit fiscal, e instituyó la Tesorería General de la Nación. Así, pronto los recursos se incrementaron un 300 por ciento. Para estimular la inversión nacional y extranjera, dinamizar el mercado interno y fomentar la producción, ideó una estrategia global y coherente, con mayor intervención del Estado, fortalecimiento de las industrias químicas,
petroleras, cerveceras, cementeras, textileras, azucareras y bananeras, con lo cual se multiplicaron las exportaciones en estos rubros. Incrementó el impuesto de aduanas al 70 por ciento para artículos suntuarios y redujo los de importación de bienes de capital y maquinaria. Estableció medidas proteccionistas para la industria y la agricultura y nacionalizó las rentas departamentales para financiar obras y equilibrar el presupuesto. Tan enjundioso programa, lo complementó con un vasto plan de obras públicas, tendiente a terminar las vías férreas existentes, proyectar y realizar otras, regular la navegación por los ríos, en especial el Magdalena, arteria vital de la comunicaciones del país, y construir las primeras carreteras, entre ellas, la de Bogotá a Santa Rosa, su patria chica, a donde llegó en el primer automóvil importado a Colombia. Además, reorganizó territorialmente al país, con la creación de varios departamentos e intendencias; impulsó y extendió la educación en busca de su utilidad práctica, con el bachillerato industrial y la creación de incentivos para diversas carreras universitarias. Pero su labor quizás más trascendental, fue la de asegurar a largo plazo la estabilidad institucional, la paz y la concordia ciudadana, mediante la Reforma Militar; para dotar al Estado de un ejército de mar y tierra, auténticamente nacional, lejos de las disputas partidistas, que impidiera el desangre de la patria, porque de nada servirían los esfuerzos en busca de la riqueza, del progreso material y del bienestar ciudadano, si se sepultaban en las estériles y costosas luchas fratricidas.
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Ejército que concibió no sólo como poder nacional coercitivo y legítimo del Estado, sino como organización profesional con capacidad para cumplir eficientemente su deber de guardar la soberanía de Colombia, las instituciones patrias y el orden público interno. Con tal fin comisionó a su antiguo adversario y ahora leal colaborador, el general Rafael Uribe, cuyo prestigio militar después de la guerra del Pacífico brillaba en el ámbito suramericano, para contratar en Chile una misión militar que reorganizara y profesionalizara el nuevo ejército para el nuevo país.
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"Mas los políticos, que pronto recuperaron su libertad, gracias a que el presidente, ajeno a la política, no guardaba resentimientos contra nadie, simplemente deseaba que lo dejaran gobernar, no le perdonaron su atrevimiento y comenzaron a urdir soterradamente la conspiración..."
Tal comisión recayó en los capitanes chilenos Arturo Ahumada y Diego Guillén, quienes reorganizaron al Ejército Nacional bajo el modelo prusiano, en boga en el mundo occidental, profesionalizando a sus oficiales. Para ello crearon la Escuela Militar de Cadetes, que inauguró el presidente Reyes el 1˚ de junio de 1907. Luego organizaron el Batallón de Artillería Modelo, llamado así para que sirviera de base a la organización del resto de unidades tácticas.
Nace el profesionalismo militar El presidente Reyes creó la Escuela Naval de Cadetes, fruto de su conciencia de la importancia del mar como fuente de riqueza y de desarrollo y de la necesidad de defenderlo de la piratería y de su explotación por otras naciones. Otra misión chilena presidida por el capitán Asmussen, se hizo cargo de su dirección. Y después de dos años de trajinar tesoneramente en la reorganización y proyección de la institución militar, Reyes creó la Escuela Superior de Guerra; que desde entonces hasta hoy, ha sido el instituto de capacitación profesional de más alto nivel, donde los futuros comandantes de las tres Fuerzas Militares se nutren en el
conocimiento del arte de la guerra, de la conducción táctica, estratégica y logística, del espíritu democrático y humanitario y del patriotismo, como meta final de la profesión de las armas. Mas los políticos, que pronto recuperaron su libertad, gracias a que el presidente, ajeno a la política, no guardaba resentimientos contra nadie, simplemente deseaba que lo dejaran gobernar, no le perdonaron su atrevimiento y comenzaron a urdir soterradamente la conspiración, que tuvo su eclosión en el intento de Golpe de Estado del 19 de diciembre de 1905 y su infame demostración en Barrocolorado el 10 de febrero del siguiente año. Hechos que conturbaron el espíritu del general Reyes y endurecieron su posición hasta el carácter dictatorial. Tal vez ése fue su error, porque alimentó la argumentación opositora que llegó al paroxismo, cuando cometió otro error de mayor dimensión, también en su afán de
Reyes vio llegada su hora, también un lustro después de su posesión, cuando en gran parte su obra había llegado a feliz término y era irreversible. Pero aún, para cerciorarse de ello, continuó recorriendo el territorio, y aprovechó uno de esos viajes, el de Santa Marta, para abandonar el poder.
consolidar el desarrollo nacional. A él, que en 1903 había sido nombrado jefe de un teórico ejército colombiano de 100.000 hombres que se concentraría en Cartagena para recuperar a Panamá, se le encomendó por parte del gobierno de Marroquín, ante la impotencia militar, transformar dicha fuerza, que nunca llegó al 1% de lo previsto, en una comisión negociadora que no pudo desembarcar en Colón y que tampoco fue oída en Washington, llevándolo a la conclusión del hecho cumplido.
ávidamente explotaron sus enemigos para perderlo ante el pueblo, intención lograda de inmediato. Fue así como Reyes vio llegada su hora, también un lustro después de su posesión, cuando en gran parte su obra había llegado a feliz término y era irreversible. Pero aún, para cerciorarse de ello, continuó recorriendo el territorio, y aprovechó uno de esos viajes, el de Santa Marta, para abandonar el poder, previo encargo de él a Jorge Holguín.
Por eso ahora, como presidente pragmático y realista, viendo que eran los Estados Unidos los grandes consumidores de nuestras exportaciones y a la vez nuestros mayores vendedores de sus productos, pensó que había llegado el momento de negociar. Pero lo irritante fue que incluyó en la negociación el reconocimiento de Panamá, cuando ni siquiera había corrido un lustro de su separación y la herida en la patria permanecía abierta. Por eso el proyecto de tratado Roots-Cortés, fue la piedra de escándalo que
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Viajó al Viejo Mundo, quizás con el fin de buscar remedio para su brazo y pierna izquierda, medio paralizados, quizás para satisfacer ese espíritu de viajero incasable que había guiado su vida desde la adolescencia; viajó por toda Europa y por Egipto, hasta cuando la nostalgia de la patria y su salud, le indicaron el regreso a América y a Colombia a apurar la muerte.
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Hace un siglo el general Rafael Reyes debió razonar sobre la lúgubre estadística humana, el costo económico y la producción, la destrucción material y el relajamiento espiritual que generaron las nueve guerras civiles y las catorce regionales o locales que asolaron a Colombia durante el siglo XIX, después de haber logrado la independencia, en especial, la última de los Mil Días, que como síntesis de todas las anteriores, fue una especie de suicidio colectivo que alcanzó la mayor dimensión destructora e irreparable. Pudo pensar en las obras de progreso cultural y material que habrían podido realizarse con aquel capital humano y riqueza dilapidados de manera estúpida por la pasión política. Como reflexión presente, lo mismo podríamos hoy los colombianos cavilar tristemente con relación al conflicto que padecemos hace más de cincuenta años. En parte fruto de la pasión política, pero, sobretodo, del interés económico de quienes quieren enriquecerse con el narcotráfico y el crimen organizado, con todos de sus efectos en la sociedad, y de la prepotencia narcoterrorista de las cuadrillas que devastan el país con el asesinato, el secuestro y la barbarie. Para estimular la inversión nacional y extranjera, diIndiscutiblemente, Colombia requiere namizar el mercado interno y fomentar la producción, de un nuevo Reyes para columbrar ideó una estrategia global y coherente, con mayor incon esperanza el nuevo siglo. Quiera tervención del Estado, fortalecimiento de las industrias Dios que el país preste su apoyo al químicas, petroleras, cerveceras, cementeras, textileras, actual gobierno que trata de imitar al de Reyes en cuanto a los medios azucareras y bananeras, con lo cual se multiplicaron utilizados por él, con los cuales pudo las exportaciones en estos rubros. superar la tremenda crisis generada por la Guerra de los Mil Días y la Separación de Panamá. No hay duda que al presidente Uribe lo acompaña también la firme decisión de lograr la paz del país para proyectarlo hacia su estabilidad institucional, progreso económico y justicia social
Tres fechas • Septiembre 11 de 2001, los Estados Unidos sufrieron un ataque de tal envergadura como no se había visto desde el 7 de diciembre de 1941: en su suelo, de forma masiva, contra sus civiles y los de setenta países más.
Afganistán demostró con tácticas y elementos físicos tomados tanto del siglo XVI y del siglo XXI, que hay un nuevo modelo de guerra. Aún más, Afganistán recordó a todos los países la importancia de no hacer la guerra como se hacía antes ¿Es ésta una nueva guerra irregular? fuerza abrumadora, tanto para fijar un objetivo muy claro, como para acordar una vía de salida bien determinada. A pesar de eso, los Estados Unidos fueron a la guerra en Afganistán sorprendentemente “ligeros”, desde el punto de vista de fuerza utilizada. Por cierto, se había visto un elemento de fuerza masiva en Afganistán, pero el concepto popular de “fuerza masiva” comprendía tropas en gran número, agrupadas en una frontera determinada o en un punto neurálgico, para intimidar de antemano o para aplazar las fuerzas del enemigo. La sabiduría aceptada desde Vietnam, y aún más, desde Alemania y Japón, es que las guerras no se ganan con fuerzas aéreas solamente, sino con fuerzas significativas en el suelo. Esa lección no se puso en práctica en Afganistán. El día en que el régimen talibán cayó del poder, con la toma de Kandahar, había menos de doscientos soldados norteamericanos en tierras afganas. Menos de doscientos militares.
• Octubre 7 de 2001, los Estados Unidos lanzaron sus primeras acciones de contra-ataque, precisamente contra los que se habían identificado como los autores del 11 de septiembre, atacando elementos de Al-Qaeda y sus bases de apoyo, el régimen, y con ello, el territorio de Afganistán. • Diciembre 6 de 2001, la guerra, o por lo menos la fase más “clásica”, es decir, la fase de mayor combate, terminó con la caída del último bastión de los talibanes en la ciudad sureña de Kandahar, que representó la derrota de quienes habían planeado el 11 de septiembre. Se podría hablar de una cuarta fecha, que aún no conocemos y tocaremos más adelante. Una cosa es cierta: el modelo de hacer la guerra había cambiado de forma significativa. En ese sentido, desde hace años los Estados Unidos venían operando con base en los Principios Weinberger/Powell, es decir, el uso de
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¿Se podría pensar que los Estados Unidos han dejado al lado su doctrina establecida de no ir a la guerra a menos que tengan fuerzas abrumadoras? Bueno, otra vez, sí y no. O mas bien, no exactamente. Hemos visto una nueva clase de guerra. Lo cual no quiere decir que de ahora en adelante no habrá otra forma de guerra aparte de la forma vista en Afganistán. El caso de Irak ha puesto de manifiesto que los países todavía tienden a agrupar sus tropas, a preparar grandes movimientos de tropas, a hacer avanzar columnas enormes de vehículos blindados y de artillería, a ejecutar movimientos clásicos. Y hay que pensar que habrá guerras de ese tipo en el futuro; aunque podemos esperar que serán lo menos frecuentes posibles. Pero Afganistán demostró con tácticas y elementos físicos tomados tanto del siglo XVI y del siglo XXI, que hay un nuevo modelo de guerra. Aun más, Afganistán recordó a todos los países la importancia de no hacer la guerra como se hacía antes ¿Es ésta una nueva guerra irregular? Quizá ¿Va a ser el nuevo modelo del futuro? Como tiene sus raíces en lo que llamamos “estados fallidos” y en movimientos terroristas, debemos esperar que no. Temo, sin embargo, que lo que llamo “el modelo afgano” estará con nosotros un buen rato.
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Definir el objetivo estratégico
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Consideremos cuál fue el objetivo estratégico en Afganistán. Para los afganos la guerra no comienza el 11 de septiembre, ni menos aun el 7 de octubre de 2001. Afganistán, como cada afgano lo puede decir, había conocido la guerra durante por lo menos dos décadas. Esa guerra “de antes” había sacudido al país y a su pueblo, con altos y bajos, contando con la presencia soviética (cuando la Unión Soviética todavía existía) luchando contra los muyahidines, o guerreros nativos. Los muyahidines ya habían ganado las alabanzas de observadores de todo el mundo, humillando al oso soviético y obligándolo a huir. Los Estados Unidos los habían ayudado durante los años ochenta – cuando el enemigo fue soviético – pero una vez que los rusos salieron, una gran parte de su interés
evaporó. Los afganos no tenían ese lujo. El país agotado se debatió en una guerra civil entre tribus y grupos étnicos opuestos, hasta que en los años noventa, un grupo llamado Talibán, motivado por un sentimiento político/religioso extremista, salía a la palestra pública como el más fuerte a tomar el control de la capital Kabul, apoderándose del gobierno nacional. En seguida hicieron de Afganistán su hogar y su punto de partida para lo que mereció la denominación de “el mejor de los mejores” grupos terroristas, Al-Qaeda. Con las consecuencias que observamos el 11 de septiembre. Así, en el otoño de 2001, las tropas estadounidenses llegan a Afganistán, y a pesar de los antecedentes, no se le prestó importancia a la guerra civil que estaba en curso, pues sólo se
En el otoño de 2001, las tropas estadounidenses llegan a Afganistán, y a pesar de los antecedentes, no se le prestó importancia a la guerra civil que estaba en curso, pues sólo se buscaba derrocar el poder y destruir a las fuerzas que los habían atacado.
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buscaba derrocar el poder y destruir a las fuerzas que los habían atacado. Ese fue el objetivo. De esta manera, se buscó la eliminación de la amenaza que podría volver a atacarlos en el futuro. La tarea parecía enorme. Es verdad que Afganistán no era grande – con apenas 23 millones de ciudadanos – y que se situaba entre los países más pobres del mundo. La topografía es tremenda, quedando al lado de las montañas más altas del mundo, y la misma Afganistán, en un pico de más de 6 mil metros, sin acceso al mar. Las relaciones políticas y diplomáticas de Estados Unidos con varios de los vecinos de Afganistán eran mínimas (en el caso de unas repúblicas independientes que antes formaban parte de la Unión Soviética) o francamente hostiles (en el caso de Irán). La presencia americana en Afganistán fue prácticamente nula, tanto diplomática y militar como en aspectos comerciales. Además, muy pocos norteamericanos sabían algo de ese país o de su pueblo, y la población inmigrante afgana en los Estados Unidos era verdaderamente poca. Y por fin, en lo que fue el elemento disuasivo más importante, Afganistán tenía fama – bien merecida – de “tragar” a los que venían del extranjero: los británicos en el siglo XIX y antes; los soviéticos en el siglo XX ¿iban a ser los Estados Unidos los próximos, tan temprano, en el siglo XXI? Claramente no iba a ser fácil.
Y ¿cómo lograrlo? A pesar de eso, el presidente Bush no dio a sus militares la posibilidad de escoger. Desde el punto de vista diplomático, el derecho a la autodefensa, aceptado en la Carta de las Naciones Unidas, indicaba que tenía más que una vía abierta; tenía una autopista, si quería utilizarla. Así que los militares tenían una sola opción: apostarle a una solución militar. El objetivo estratégico, entonces, fue sencillo: primero, derrocar al régimen talibán y destruir a Al-Qaeda; y segundo, ayudar a poner en el lugar dejado por éste, un régimen que garantizara que grupos de este tipo no volverían al gobierno. Para alcanzar el objetivo, el Pentágono inventó un modelo que fue, sin lugar a dudas, no-convencional; mas bien, irregular. Para muchos, es el modelo de guerras para el siglo XXI.
Había tres aspectos a tener en cuentes de precisión y no como en otras ta en la estructura del Pentágono: guerras de los EE.UU. que eran la ex1. El uso estratégico de armas de cepción. Las “plataformas” o aviones última generación y más moderna a partir de las cuales esas municioíndole, lanzadas en primer lugar nes fueron lanzadas, eran sin lugar desde el aire, pero también desde a dudas las más modernas que existierra, e incluso, en unos casos, tían en la flota y la Fuerza Aérea : desde el mar. F-117’s, B-1’s, B-52’s, tanto como 2. La entrada en Afganistán de un núcazadores y otros. Estos se lanzaron mero extremamente reducido de desde portaviones navegando al otro “fuerzas especiales” de varias fuerlado de Pakistán, en el océano Indico. zas militares, y su despliegue entre Los aviones estratégicos norteameriCarl von Clausewitz los afganos a través de todo el país. canos no tenían base en la región, ni 3. Una integración completa, pero difícil, con los siquiera en el mismo hemisferio. Volaban, como elementos indígenos de muyahidin, especialhabíamos visto en Kosovo apenas tres años mente operando desde Pakistán, pero también antes, desde bases en los Estados Unidos. Sin desde el norte, es decir, desde Uzbekistán, embargo, las mejoras técnicas y tecnológicas Turkmenistán, Tayikistán y Kyrgyzstán. en apenas tres años fueron sustanciales, especialmente en lo que se refiere a comunicacioLos expertos están discutiendo todavía – y cuennes. Los avances técnicos fueron tales, que en to con que lo sigan haciendo durante muchos Washington se tenía la capacidad de mirar en años– si las tácticas y estrategias de los afganos directo acciones contra un blanco. El resultado y de los norteamericanos fueron algo totalmente fue que la aprobación para atacar incluso los nuevo, o si por el contrario, fueron la aplicación blancos más estratégicos se podía conseguir de teorías de Clausewitz, Sun Tzu y otros. Ese en minutos, en vez de horas o días. Implicaba debate va a seguir, seguramente, en las faculdificultades financieras, además de “generales tades de historia y en escuelas de guerra dude sillón” en Washington dando órdenes tácrante años. Para nuestros propósitos aquí, quiticas a comandantes de pequeñas unidades, siera destacar por lo menos dos “innovaciones”: pero aceleraba el desarrollo de la campaña. 2. Los soldados sobre el terreno, tanto norteamericano como afgano. Como decía antes, contrastando con semejantes armas y tácticas del
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1. Armas de una sofisticación extrema. Las armas eran de un nivel sofisticado jamás visto en el combate. Era normal el uso de bombas y cohe-
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47 futuro, había una presencia de tropas norteamericanas de las más modestas en suelo afgano; y cuando digo “tropas”, quiero decir individuos de las Fuerzas Armadas norteamericanas haciendo presencia. Ellos trabajaban al lado de, y en contacto íntimo, con los muyahidines, cuyo Estado fue más bien medieval, y entonces el Estado de los norteamericanos también lo fue. Los EE.UU. no entraron como lo habían hecho los soviéticos en el siglo XX o los británicos en el XIX, con fuerzas agrupadas, ni siquiera con unidades regulares, para enfrentarse con las fuerzas del Talibán o de Al Qaeda. Afganistán tenía una fama bien merecida de “tragar”, precisamente esas fuerzas. La presencia militar norteamericana, que consistía exclusivamente en personas de unidades de operaciones especiales, entró desde el noreste o sureste, procediendo desde Pakistán, y desde el norte por Uzbekistán, Turkmenistán y Tayikistán. Así que comenzaron o reanudaron relaciones que elementos norteamericanos de diversos tipos tenían con los muyahidines desde los años ochenta.
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Las armas eran de un nivel sofisticado jamás visto en el combate. Era normal el uso de bombas y cohetes de precisión y no como en otras guerras de los EE.UU. que eran la excepción.
Los norteamericanos se unieron con unidades muyahidines que ya venían luchando con sus enemigos Talibán o Al Qaeda. En ese sentido, hay que decir que el régimen talibán en Kabul tenía en frente mucho más que un grupo pequeño de soldados norteamericanos. Pero a la vez, las fuerzas del muyahidin venían desde hace tres o cuatro años luchando contra el régimen sin ningún resultado concreto. Fue la inyección de elementos de unidades especiales norteamericanas, en unión con una fuerza aérea coordinada y sofisticada, lo que inclinó la balanza y desterró el Talibán y al grupo Al Qaeda. Pero lo que sorprendió a muchos observadores fue que los norteamericanos, con la fuerza Hindu Kush
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Se debe revaluar la idea de que hacen falta fuerzas abrumadoras para derrotar al adversario. militar más sofisticada del mundo, tenían armas y equipamiento muy rudimentario. Los elementos especiales entraron con el muyahidin y se quedaron con ellos hasta el final. Trajeron poco en términos de armas sofisticadas, pero sí la seguridad de portar un armamento del más alto nivel en sus manos. La imagen de fuerzas especiales cabalgando a través del nevado Hindu Kush quedó en los “afiches” de la guerra de Afganistán en el otoño de 2001; pero el observador casual veía solamente el caballo y no lo que esos soldados trajeron con ellos. Fue esa combinación la que inclinó la balanza.
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Lecciones para el futuro Ese resultado nos deja “lecciones” que debemos aprender. Primero, se debe revaluar la idea de que hacen falta fuerzas abrumadoras para derrotar al adversario. Si Afganistán no implica un abandono total a la Doctrina Weinberger/ Powell, sí que implica una profunda modificación en ella. Unos protestan que el Talibán y/o Al Qaeda representaban algo insignificante, fácil de derrotar por cualquier fuerza de mínima consistencia. Pero el hecho es que a través de tres o cuatro años, los talibán habían derrotado a los muyahidines. Además, si algo demostró el 11 de
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La idea que una potencia occidental, incluso con la fuerza de los EE.UU. en 2001, tenía a toda costa que evitar una guerra terrestre en Asia.
septiembre, es que el Talibán - Al Qaeda tenía mucha imaginación y muchos recursos. No, la victoria en otoño de 2001 para las tropas norteamericanas, no estaba garantizada de antemano. Segundo, la idea que una potencia occidental, incluso con la fuerza de los EE.UU. en 2001, tenía a toda costa que evitar una guerra terrestre en Asia. Seguro, el fin no satisfactorio en Corea, la derrota humillante en Vietnam y el riesgo constante de un problema sin solución, “quagmire”, –palabra rica
en connotaciones para todo norteamericano– daban por perdida cualquier esperanza de victoria para las Fuerzas Armadas norteamericanas. Entonces ¿cómo se explica el éxito norteamericano en esa primera fase de la guerra en Afganistán? Desde el punto de vista militar, ya se explicó. Pero fue más que militar. El éxito fue político y diplomático también. Y allí, en el barro deslizante de la política y la diplomacia, la razón del éxito es bastante sencilla:
Los aliados dirigidos por los norteamericanos siguen gozando de una aceptación bastante grande en el seno de la población afgana. Esa presencia es considerada por los afganos como legítima.
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• primero, una determinación sin fallos y una convicción solidaria por parte del liderazgo nacional, de todos los frentes políticos en los EE.UU. Esa unidad nació el 11 de septiembre, y el enemigo tomó nota • segundo, el apoyo sin calificaciones de la comunidad internacional, tal como se expresaba en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, comenzando por los P-5, y la simpatía de la mayor parte de los grupos regionales en el mundo, tales como la OEA, la OTAN y otros. Aun, si un país no hace uso de aliados en un conflicto así, el hecho de que esa solidaridad existe impresiona mucho a los adversarios en el conflicto, quien inmediatamente advierte el hecho • tercero, y apoyándose en los dos primeros, una ofensiva diplomática compleja, que llegó a permitir el uso de territorios próximos a la zona de guerra, sea como bases o como rutas de combate. Se puede resumir en una palabra: legitimidad. Es un concepto difícil de definir de antemano, pero indispensable para llevar a cabo con éxito una operación compleja. En Afganistán, Estados Unidos la tenía. Y de hecho, esa legitimidad explica en gran parte, por qué en un país que frecuentemente echaba al extranjero, los aliados dirigidos por los norteamericanos siguen gozando de una aceptación bastante grande en el seno de la población afgana. Esa presencia es considerada por los afganos como legí-
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tima. Por la forma en que comenzó y por la forma en que se ha llevado a cabo. El pueblo afgano puede ser uno de los más analfabetas del mundo; sin embargo, sus sufrimientos a través de los años, las décadas y los siglos lo han vuelto sabio.
¿Victoria definitiva? No en una guerra irregular Hay que guardar en la mente esa sabiduría de los afganos. Formulaba la pregunta anteriormente, y no de forma retórica, si lo que los Estados Unidos ganaron en diciembre de 2001 fue una victoria total. Claro que no. Las noticias que nos llegan con excesiva frecuencia presentan informes de ataques contra elementos aliados, contra ONGs trabajando para mejorar la vida de los afganos y contra los afganos identificados como colaboradores de los aliados. Y la razón es clara. Si los elementos que están trabajando para mejorar la situación del afgano poco a poco culminan su gestión, se podría afirmar que el Talibán y Al Qaeda estarían acabados. Pero ese es el secreto sucio de la guerra irregular. No tiene el final común que conocemos en el cual el comandante entrega su espada en señal de rendición. Así no va a suceder en Afganistán y tampoco va a suceder en ninguna guerra irregular. Antes, las guerras se libraban en un espacio y tiempo determinado. Usted gana el espacio en un tiempo dado y ha ganado la guerra. En la guerra irregular no pasa lo mismo, y una lucha contra un adversario que adopta tácticas terroristas es casi por definición una guerra irregular. ¿Quiere decir que debemos quedarnos frustrados, atados de pies y manos? ¡En absoluto! Lo que esto quiere decir, es que “conquistar” un espacio señalado, e incluso, “acabar” con un determinado
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enemigo requiere mucho más que armas sofisticadas, tácticas ingeniosas o aliados en el país en cuestión. Ganar la guerra implica una lucha mucho más cruenta, la de ganar los corazones y sentimientos de la población. Los Estados Unidos siempre lo dijeron en la época de Vietnam, pero no lo aplicaron. Ahora sí que pueden.
Las dos fases de la guerra irregular ¿Son los militares, incluso los norteamericanos, parte de la respuesta a ese reto? Claro que sí, pero no de la misma manera como ganaron la primera fase de la guerra. De hecho, ganar una guerra irregular exige dividir la campaña en dos fases distintas, con requerimientos distintos, aunque íntimamente ligadas. Fuerzas aéreas de altísima tecnología y armas sofisticadas para tropas del ejército, son de utilidad muy limitada en la segunda fase de operaciones. Seguro que una presencia militar
continua es necesaria, tanto para intimidar los reductos enemigos que puedan quedar, como para brindar seguridad a la población sin el permanente temor del regreso del antiguo régimen. Sin embargo, pese a ser las unidades que ganaron la primera fase, las mismas que darán inicio a la segunda, tienen que concientizarse respecto a que su nueva misión y objetivo estratégico es profundamente distinto.
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Las fuerzas indígenas con las cuales el extranjero ha ganado la primera fase –y recordemos que las fuerzas en el terreno con las cuales se había ganado la guerra eran fundamentalmente afganas– no serán necesariamente con las que uno quiere
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trabajar en la segunda fase. De Atrás quedaron los días en que los ejércitos hecho, esas mismas fuerzas, por ganaban en el campo las batallas y en ese moútiles que hayan sido en la primera fase, pueden convertirse en mento todo terminaba. Ahora el trabajo culmina un problema casi tan grande como el enemigo clásico. Teniendo cuando concluye la segunda fase. en cuenta un país con una complexión étnica mixta, los nuevos aliados locales pueden convertirse en un obssostenimiento de las condiciones que impidan táculo principal para alcanzar el objetivo: la esel regreso del antiguo régimen. Eso implica tabilidad. Si los aliados locales –que permitieron una serie de condiciones y de circunstancias ganar la guerra irregular, es decir, con pocos sumamente complejas, desde agua limpia hasnorteamericanos – no están convencidos de ta electricidad, desde escuelas hasta rutas, desla importancia de establecer un solo país, con de una policía honesta hasta un sistema de un gobierno legítimo, que se comprometa a justicia confiable y, por supuesto, una economejorar la vida de todos sus ciudadanos, sin mía creciente. Esa lista, y el objetivo estratégico distinción ninguna, entonces no son verdaderos buscado, se resumen en una sola palabra: legialiados. timidad. Es decir, la libre aceptación y el apoyo consciente de la población hacia los que dirigen La situación tiene que re-examinarse. En la sesus destinos en su nombre. En nuestros países gunda fase, la victoria empieza garantizando la llamamos a eso democracia. El pueblo generalpaz y el orden, pero no la orden que sale de la mente sabe lo que es beneficioso para él, sea boquilla de los fusiles, ni la paz del cementerio la población analfabeta o no. La última “fase” para quienes no comparten las ideas de quien de la guerra en Afganistán solamente se libra está en el poder. Al contrario, es el orden y la meses después, cuando los afganos, utilizando paz sustentada en una verdadera legitimidad, métodos que son los suyos desde hace siglos, avalada por la comunidad internacional, y, funescogen su presidente y su gobierno y, postedamentalmente, reconocida por el pueblo hacia riormente, su asamblea. sus gobernantes. La guerra irregular, o lo que unos llaman la “nueva Hemos señalado cuál es el objetivo estratégico. guerra”, no termina hasta que las nuevas condiEn Afganistán no había otra solución: se tenía ciones estén plenamente consolidadas en su que cambiar el régimen. El objetivo estratégico territorio. Atrás quedaron los días en que los de la segunda fase tiene que ser la creación y ejércitos ganaban en el campo las batallas y en ese momento todo terminaba. Ahora el trabajo culmina cuando concluye la segunda fase. Los militares no siempre tienen el liderazgo de dicha fase, pero su ayuda es indispensable.
El Golpe
de Estado del
general Melo Segunda Entrega
Por Brigadier General Gabriel Puyana García
El alzamiento En Reminiscencias, una amena crónica de Juan Francisco Ortiz, se narra cómo ocurrieron los hechos desde la víspera cuando con el vicepresidente Obaldía, fueron a visitar al general presidente. Cuenta que durante la velada, a doña Timotea Carvajal, la primera dama, se le cayó, o ella dejó caer intencionalmente, una cinta que tenía envuelta en la mano la cual llevaba un letrero que fue leído en voz alta por el arzobispo Antonio Herrán, que se encontraba presente; la cinta decía: “mueran los gólgotas y abajo los monopolios”. A las nueve de la noche, a instancias del presidente, Ortiz regresó a palacio para tomar el té y encontró que estaban en la mesa unas diez personas. Tras un tropel de caballos que se sintió en el patio, apareció el general Melo que venía seguido por su escolta. Después de unos minutos Obando se levantó y con Melo se dispuso a pasear la galería de “Las Musas” para hablar a solas. Como la conversación se alargaba, y por encontrar que sería una imprudencia interrumpir, Ortiz se retiró, mientras los dos jefes continuaban hablando en secreto. Bien valdría preguntarse qué asuntos hablarían estos dos amigos. Según relato de Juan Jesús Gutiérrez, quien era el coronel de regimiento, Melo, al regresar de palacio, ya entrada la noche, le ordenó tocar la botasilla y cuando se le presentó para informarle que los caballos estaban listos, encontró que Melo había permanecido sentado en un banco, cabizbajo y pensativo, hasta que a las 11:30 de la noche, le dio la orden de hacer montar y salir hacia la plaza de San Francisco.
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«El general montó en su famoso zaino y se dirigió con ellos a la Plaza de Bolívar. Algunos de los democráticos que habían recogido armas en el parque también formaron, y entonces Melo, irguiéndose sobre su silla, gritó: ¡abajo los Gólgotas! Tronó el cañón, la banda tocó un alegre bambuco y, así, sin derramarse una sola gota de sangre, se consumó la revolución del 17 de abril».
El general montó en su famoso zaino y se dirigió con ellos a la Plaza de Bolívar. Algunos de los democráticos que habían recogido armas en el parque también formaron, y entonces Melo, irguiéndose sobre su silla, gritó: ¡abajo los Gólgotas! Tronó el cañón, la banda tocó un alegre bambuco y, así, sin derramarse una sola gota de sangre, se consumó la revolución del 17 de abril. El 17 en la mañana, Melo envió a Obando emisarios para ofrecerle el mando supremo del movimiento, pero éste se rehusó a aceptarlo y entonces Melo ordenó su detención, y proclamado por el ejército, asumió la dictadura.
“...él, Obando, en la intimidad de su conciencia, indudablemente pensó que sólo una revolución podía salvar al país de la anarquía, al régimen liberal de la caída, a sus amigos del desastre. Pero Obando había sido siempre enemigo de las dictaduras y había jurado cumplir la Constitución y hacerla respetar. No aceptaba la posibilidad de pasar a la historia como un traidor a sus ideas, ni cometer la indignidad de violar su juramento, presentándose como un hombre escrupuloso, incapaz de defraudar la expectativa de la confianza pública. “Permaneció entonces confuso e indeciso, mientras aumentaba el malestar en toda la nación y soplaban los vientos encontrados de la inconformidad, cuando el general Melo lo sorprendió con el atentado del 17 de abril, sorpresa muy po-
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co posible dados los pormenores que ya fueron narrados. Creyó, por un lamentable extravío de criterio, que nacía de sus largas ansiedades y contradicciones mentales interiores, que se salvaba su dignidad de magistrado y respaldaba la palabra empeñada, sumiéndose en la quietud, aunque como lo dijo más tarde, estaba seguro de que el primer cañonazo de los rebeldes, marcaría el último segundo de su vida pública”.
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La actitud de Obando Durante mucho tiempo historiadores y cronistas de diferentes épocas, han tratado de explicar el por qué de la actitud de Obando, pues como militar curtido que era, resultaba incomprensible que hubiera optado por la inacción, lo único que no ha debido hacer. Carlos Lozano y Lozano, en su discurso de posesión como Miembro de Número de la Academia Colombiana de Historia, expresó en uno de los apartes de su intervención:
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Elocuente la disertación del Dr. Lozano pero no convincente, pues si Obando había llegado a pensar que la revolución era el único camino para salvar a la República de la anarquía, no ha debido detenerse en prejuicios sobre su tradición, ni sobre sus juramentos, porque la vida de la nación y la supervivencia de la patria, jamás deben balancearse con ninguna otra consideración y menos de carácter personal, y
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57 si por el contrario, desconocía la trama de Melo, lo cual es muy difícil de suponer, ha debido asumir su responsabilidad y valiéndose de su enorme prestigio y reconocido liderazgo, haber afrontado, incluso a riesgo de su vida, la supresión del alzamiento, siguiendo el digno ejemplo de su vicepresidente Obaldía. Además, dado el estrecho y permanente contacto que había entre los dos jefes, así como la comunidad de aspiraciones y su identificación ideológica y doctrinaria, se puede pensar, que si bien pudo no existir un acuerdo previo para dar el golpe, Melo sí tuvo bases para apreciar que Obando, valiéndose de su enorme ascendiente y de su reconocidas condiciones de caudillo popular querido y respetado por el pueblo, saldría a defender lo que en ese momento ha debido haber defendido. Así, Obando dejó la suerte del país en manos de un hombre, que por conocerlo a fondo, no obstante todas sus virtudes guerreras, por su preparación y prestigio, sabía que no era el más indicado para delegarle la misión histórica de conducir la nación incipiente en tan apremiantes circunstancias.
La reacción: el Frente Nacional de la época Aunque algunos historiadores trataron de desconocer el apoyo popular al movimiento, inicialmente en algunas ciudades se proyectó su triunfo, como ocurrió en Cali, en Popayán y en los Santanderes, mediante la influencia de los draconianos, ejercida por conducto de las sociedades democráticas que apoyaron el derrumbe de la Constitución del 53. Surge entonces en contra de Melo el más claro y exacto antecedente de lo que después de un siglo habrá de ser el “Frente Nacional”, en contra del gobierno del General Rojas Pinilla. Sin pretender establecer parangones entre los dos generales, porque existen diferencias abismales y porque este tema no es materia de este artículo, lo cierto es que muchos de los que con frecuencia se pronuncian en defensa de la legitimidad, son los mismos que casi siempre han estado violándola o dispuestos a hacerlo en el futuro cuando lo estiman necesario a su conveniencia, por considerarse depositarios de la verdad y al sufrir la orfandad del poder, se olvidan de sus querellas partidistas, para unirse con sus mismos adversarios en torno a su propios intereses, no pocas veces egoístas y prosaicos.
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Así, desde los confines de la patria, se organiza la reacción contra el militar usurpador: tres ex presidentes de la república se unen para acabar con el dictador que ha osado entrar en la zona vedada que no admiten compartir con nadie. En Nueva York, Tomás Cipriano de Mosquera compra armas, avalándolas con su propio peculio, y regresa al país para defender la legitimidad y unirse a José Hilario López y a Pedro Alcántara Herrán. El partido conservador, olvidándose de que el gobierno de López lo había derrotado con las armas, ahora se confabula con el liberalismo, su adversario tradicional, en esta lucha que compromete a las élites políticas de la Nueva Granada. La consigna es clara: ¡hay que restaurar la legalidad! Es un adelanto de los acuerdos de Sitges y de Benidorm, que ocurrirán un siglo más tarde. Don Juan Francisco Ortiz escribirá tiempo después estas reflexiones que siguen teniendo vigencia :
“Quién había de pensar en 1854 que en pos de la revolución del l7 de abril vendría otra más ominosa, y que los que más la condenaban como un parto del infierno, como el suceso más escandaloso y horrendo que se había visto bajo el sol , confesarían después a boca llena que Melo, comparado con los hombres de 1861, es decir, con Mosquera, era un santo!
La contienda Melo en corto tiempo comete desaciertos políticos y estratégicos. Halagado por el respaldo que inicialmente recibe de diferentes regiones del país, piensa que la revolución debe expandirse desde la periferia hacia el centro y no en sentido contrario, como ha debido hacerse, y de ahí que se estacione en la Sabana; cometiendo además el error de no apoderarse de Honda que era la llave de la capital por su salida al río Magdalena, por donde entraba al centro del país la mayor parte de los recursos, así como las columnas enemigas que marcharían a combatirle. Al principio la revolución obtiene algunos éxitos, como fueron los combates de Zipaquirá y Tíquisa, en los cuales las tropas melistas vencen al ejército “restaurador” que a marchas forzadas trata de organizar el general Tomás Herrera; segundo designado que, con prontitud y decisión, dirige las operaciones desde Chocontá. En el combate de Zipaquirá perece el general Franco y en un gesto de grandeza, Melo recoge su cadáver, lo entierra con los máximos honores militares y decreta una pensión vitalicia para la viuda y el hijo de su adversario.
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Pero si este rasgo es extraño en un dictador, más sorprendente y admirable fue su proceder con el coronel Lorenzo González, su encarnizado enemigo, quien como Alcalde de Bogotá, quiso hacer cambiar la declaración del ya moribundo Cabo Quirós, para hundirlo en la ignominia de un crimen que no había cometido. Cuando producido el golpe González es llevado a su presencia, Melo dispone con una magnanimidad exagerada que se le deje en libertad. De ahí que personajes como Aníbal Galindo, quien empuñara las armas en su contra, diría más tarde que “Melo fue uno de los más distinguidos oficiales de la independencia, soldado de oficio y militar de honor”.
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Pedro Alcántara Herrán
José Hilario López
víacrucis que ha venido padeciendo la patria . Melo, el usurpador, como se le seguirá llamando, es detenido y se inicia un proceso contra los inculpados. También el gran caudillo popular y extraordinario jefe militar, el general José María Obando, convertido en chivo expiatorio, es juzgado y condenado por el Senado.
« En el combate de Zipaquirá perece el general Franco, y en un gesto de grandeza, Melo recoge su cadáver, lo entierra con los máximos honores militares y decreta una pensión vitalicia para la viuda y el hijo de su adversario». Hacia finales del año la guerra empieza a aproximarse a su fin. En los últimos días de noviembre los ejércitos avanzan por las planicies de la Sabana y el cuatro de diciembre, después de los combates de Bosa y de las Cruces, ante la superioridad de las columnas de Mosquera, López y Herrán, Melo es reducido a las fortificaciones que había preparado en la ciudad, pero para ahorrar muertes inútiles, iza bandera blanca. En la plaza de San Francisco se abrazan los tres expresidentes triunfantes; sólo tienen que lamentar la muerte del general Tomás Herrera quien valerosamente cae en la acción. La victoria pareció ser de los defensores de la legitimidad, pero si restaurar ésta hubiera sido el verdadero fin de la lucha, se hubiera abierto para el país un horizonte de paz y de progreso que nunca llegó, por lo cual este triunfo no lo fue tanto de la legalidad, sino de los caudillos de las élites conservadoras y liberales, que tras un breve receso, nuevamente movidos por apetencias, no sólo de partido o de grupo, sino también de índole personal causadas por intereses de orden económico, volverían a prolongar el interminable
Casi un año después, Melo es expulsado del país y el 3 de octubre sale de Santa Marta a bordo del vapor Clyde en dirección a Costa Rica. Un buen número de artesanos, activistas de las sociedades democráticas es conducido a Panamá y expatriado sin previo juicio.
El exilio y… su final Melo aceptó su destino y esperó que lo juzgaran, y al verse obligado a dejar su país, orgulloso de lo que habían sido sus brillantes servicios a la independencia de América, se decidió a continuar haciendo, bajo otros cielos, lo que mejor sabía hacer como militar profesional en defensa de los pueblos recién liberados del despotismo español. Los primeros años de su ostracismo los pasó en Costa Rica y a principios de 1859 llegó al Salvador, donde el presidente, general Gerardo Barrios, lo acogió con especial consideración y lo nombró Inspector General del Ejército. Desde el primer momento sus gestiones se orientaron a mejorar las lamentables condiciones en que
«Melo aceptó su destino y esperó que lo juzgaran, y al verse obligado a dejar su país, orgulloso de lo que habían sido sus brillantes servicios a la independencia de América, se decidió a continuar haciendo, bajo otros cielos, lo que mejor sabía hacer como militar profesional en defensa de los pueblos recién liberados del despotismo español».
Para no ignorar
vivían las tropas, disponiendo diversas medidas en su beneficio, como las de proveer de cama a los soldados; fue además el fundador de la Escuela Militar de oficiales de ese país, donde se destacó como excelente organizador militar.
• El Golpe del 17 de abril no fue un simple motín de cuartel, por cuanto lo favoreció la opinión de los liberales en general y de muchos conservadores. • A pesar de su condición de dictador, Melo fue un mandatario honesto y pulcro, que nunca abusó del mando para enriquecerse, ni para acaparar tierras, ni ganados, ni para atesorar dineros que después pudiera disfrutar al ser extrañado por su patria. • De sus proclamas quedaron frases que merecen el reconocimiento de su gallardía, como la siguiente: “aquellos que se llaman vuestros enemigos, son vuestros hermanos extraviados por unos pocos, que más tarde quedarán completamente arrepentidos. Yo os recomiendo que de vuestros labios, no salga ni una sola palabra para degradarles”. • De los generales de la guerra magna ninguno como Melo supo cumplir e interpretar cabalmente la consigna que Bolívar le diera a los soldados al pronunciar su última proclama: “...y los militares, poniendo sus espadas al servicio de las garantías sociales”, porque esa y no otra, fue la razón que lo llevó a actuar en contra del Congreso que quería acabar con el ejército y legislar a favor de los poderosos en contra de
El Golpe de Estado del General Melo
El 15 de septiembre le correspondió organizar un gran desfile en el que tomaron parte diez mil hombres. El 3 de Octubre al festejarse el natalicio del presidente Barrios, en el momento del brindis, Melo que era abstemio levantó la copa en honor del agasajado, pero dejó de tomarla, incidente que fue aprovechado por quienes se habían sentido desplazados por el “Granadino” y que al indisponerlo con el mandatario, por su temperamento orgulloso, propio de su dignidad muchas veces demostrada, lo llevó a dimitir su cargo. Entonces se dirigió a México, al Estado de Chiapas, para ir a ofrecer sus servicios al presidente Benito Juárez. Infortunadamente, resultó envuelto en las escisiones que surgieron entre las mismas tropas mexicanas y estando a órdenes del general Comonfort, quien le había reconocido su grado de general, fue calumniado, sindicándosele de estar en tratos con el enemigo, y dicho general, de modo arbitrio y sin fórmula de juicio, ordenó pasarlo por las armas, lo cual se cumplió el 1 de Junio de 1860 en un convento de la Juncana. Así terminó esta vida heroica que fue signada por la fatalidad.
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61 las clases populares. Nunca como entonces se cumplió la simbiosis entre el pueblo y los hombres de armas en pro de una misma causa. • Melo, al ser abandonado por muchos de sus seguidores, entre ellos por el propio presidente Obando, que a última hora se arrepintió de acaudillar el alzamiento en contra de quienes lanzaban vivas a la Constitución de 1853 y propugnaban por su defensa, no obstante haber sido los mismos que no se habían cansado de violarla, no tuvo otra alternativa que asumir la defensa de su pueblo, personalizado en los artesanos y en los hombres de armas que estaban bajo su mando.
Palabras finales Como soldado y general de caballería Melo vivió tres pasiones intensas: su amor por la libertad; por su espada, como símbolo de su ejército que le dio la gloria en los campos de batalla y por sus caballos, que como jinete valeroso y diestro, supo valorar como nobles compañeros de sus jornadas heroicas, haciéndole sentir aquello de que ¡sólo es completo el hombre cuando a caballo va! Por eso el 4 de diciembre de 1854, cuando vio perdidas sus esperanzas, él, que había cifrado su orgullo en cabalgar los mejores caballos de la Sabana, con paso firme y resuelto, se dirigió a donde se encontraban estos, sus amigos leales y antes de que pudieran caer en manos de sus adversarios, sacrificó con su propia mano a sus compañeros de campaña. Ese gesto, digno de romanos, fue lo primero que supe en mi vida del general Melo, cuando siendo niño, cabalgando con mi padre por los cerros circundantes de Bucaramanga me hablaba de este general y me recitaba un soneto de su autoría que escribió en homenaje a este recio caudillo, a quien su abuelo, Miguel Troncoso, Coronel de la independencia, secundó en su campaña por Santander como uno de los jefes de las tropas melistas que adhirieron a su causa, en la certeza de que se luchaba por el ejército y por el pueblo, bajo una misma bandera
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A LOS CABALLOS DE MELO I Rugía la metralla en la plaza mayor Y el cerco se cerraba a cada instante más; Todo estaba perdido y pronto el dictador En lo alto del palacio clavó enseña de paz. II Hermanados ahora en idéntico ardor Los viejos enemigos, entre sí...ayer no más; Más se despediría con gesto de señor Y con el sellaría su aventura fugaz. III Que se lleven todo,menos a los que han sido Los únicos amigos fieles, que le han servido Sin esos desalientos cobardes de vasallos… IV No tendrán otro dueño en su febril carrera. Y solo y arrogante bajó a la pesebrera, Y mató por sí mismo, sus mejores caballos Luis Ernesto Puyana
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S i l v i o
M a r t í n
Q u i ñ o n e s
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l reglamento del régimen disciplinario para las Fuerzas Militares, consagrado en la Ley 836 de julio 16 de 2003, contempla en sus artículos 171 y 172, la terminación de la indagación preliminar y la revocación del auto que ordenó el archivo de las diligencias de la indagación preliminar, teniendo como fundamento los siguientes ingredientes normativos:
“Artículo 171. Terminación de la indagación preliminar. La indagación preliminar se dará por terminada con el auto que ordena la investigación respectiva o el archivo del expediente, providencias que serán dictadas solamente por el superior competente con atribuciones disciplinarias, y contra las cuales no procede recurso alguno. Artículo 172. Revocación del auto que ordenó el archivo de las diligencias en la indagación preliminar. El auto que ordena el archivo de las diligencias en la indagación preliminar podrá ser revocado, siempre que aparezcan nuevas pruebas que desvirtúen los fundamentos que sirvieron de base para proferirlo.
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La revocatoria puede hacerse por quien profirió el auto de archivo o por el superior con atribuciones disciplinarias”. Dentro del precepto que establece la terminación de la etapa de indagación preliminar se dispone que la misma sea concluida mediante auto de apertura de investigación disciplinaria o con auto de archivo del expediente, sin que para este último se indique la clase de decisión que constituye, es decir, si el archivo es provisional o definitivo; sin embargo, de la lectura sistemática del artículo 141: “Apelación... El recurso de apelación procede también frente al auto de archivo definitivo” (cursivas añadidas), 1701, 1822 y 1833 de la Ley 836 de julio 16 de 2003, se colige que debe ser el archivo definitivo y no el provisional, como es lo que se concluye con la posibilidad de su revocación consagrada en el artículo 172 ídem. Si el artículo 170 ibídem, señala que la duración de la etapa de indagación preliminar no podrá prolongarse por un término mayor de seis meses, es claro que luego que se defina su valoración probatoria con decisión de archivo, no puede prolongarse en forma indefinida en el tiempo, esperando que aparezcan nuevas pruebas para su reapertura, median-
La indagación preliminar se dará por terminada con el auto que ordena la investigación respectiva o el archivo del expediente, providencias que serán dictadas solamente por el superior competente con atribuciones disciplinarias, y contra las cuales no procede recurso alguno. te la revocatoria de una providencia que ha adquirido fuerza de ejecutoria, pues el implicado estaría sub judice en calidad de sujeto procesal dentro de una indagación preliminar que no encuentra definición, pues su archivo no ha logrado adquirir la seguridad y certeza con que se revisten las providencias ejecutoriadas. Asimismo, si deducimos que el expediente preliminar se encuentra por fuera de la actividad probatoria del operador disciplinario, por contener un auto de archivo, ¿de qué manera se entendería que podrían aparecer nuevas pruebas? ¿Sería por intermedio de pruebas sumarias o extraproceso? ¿Qué fundamentos jurídicos se incorporarían a dichas diligencias para su nueva valoración? ¿Cuánto tiempo se esperaría para que surgieran las pruebas sobrevinientes?
1. “Duración y límites. La indagación preliminar no podrá prolongarse por un término mayor de seis meses y no podrá extenderse a hechos distintos de aquellos que fueron objeto de queja o iniciación oficiosa, y los que le sean conexos”. (Cursivas añadidas). 2. “Estudio y evaluación de la investigación. …Si no hubiere pruebas que practicar, o practicadas las ordenadas en la ampliación, mediante auto de sustanciación, el superior con atribuciones para sancionar declarará cerrada la investigación y procederá a su evaluación, que podrá concluir en: formulación de cargos o archivo definitivo...” (Cursivas añadidas). 3. “Archivo definitivo. Cuando no existiere mérito para la formulación de cargos o cuando se demuestre que la conducta no existió, que no es constitutiva de falta disciplinaria o que la acción no podía iniciarse o proseguirse por prescripción o muerte del inculpado cuando se trate de uno solo, o cuando se presente alguna de las causales de exclusión de responsabilidad previstas en este reglamento, el superior competente dictará auto de archivo definitivo debidamente motivado. Contra este auto no procede recurso alguno...” (Cursivas añadidas).
Ahora bien, si entendemos que la revocación de la decisión de archivo de la indagación preliminar sólo opera por prueba sobreviniente, ¿cómo es que puede aparecer dicha prueba en manos de un superior con atribuciones disciplinarias? No se entiende cómo es que el legislador contrariando claros y reiterados pronunciamientos que sobre el tema ha proferido la Honorable Corte Constitucional, ha consagrado una disposición como la señalada en el artículo 172 ibídem, cuando permite que luego de que aparezcan nuevas pruebas que desvirtúen los fundamentos que sirvieron de base para archivar la indagación preliminar, se pueda revocar dicha decisión, dejando de lado los principios de la cosa juzgada consagrados en los artículos 29 de la Constitución Política y 11 de la Ley 734 de febrero 6 de 2002, respectivamente.
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Por considerarlo fundamental al tema planteado, se hace necesario analizar la parte pertinente de la sentencia C-181 de marzo 12 de 2002, con ponencia del magistrado Marco Gerardo Monroy Cabra, cuando sobre la demanda de inconstitucionalidad del archivo provisional consagrado en el artículo 146 de la Ley 200 de julio 28 de 1995, dijo:
De allí, la jurisprudencia sostiene que “la oportuna observancia de los términos judiciales, en cuanto garantiza la celeridad, la eficacia y la eficiencia de la administración de justicia, y hace operante y materializa el acceso a la justicia, al hacer efectivo el derecho a obtener la pronta resolución judicial, se integra al núcleo esencial del derecho al debido proceso” (Sentencia T546 de 1995).
Necesidad de los términos procesales como protección a las garantías del debido proceso De conformidad con el artículo 29 de la Constitución Política, el derecho al debido proceso involucra un conjunto de garantías que deben ser respetadas por el legislador. Dentro de dichas garantías se encuentra el derecho a recibir una pronta y oportuna decisión por parte de las autoridades –no sólo las jurisdiccionales sino las administrativas- lo que se traduce en el derecho a ser juzgado en un proceso sin dilaciones injustificadas. En términos generales, la corte ha considerado que las garantías del debido proceso y del derecho de defensa se vulneran si los jueces omiten cumplir su deber de respetar los términos procesales fijados por la ley y el reglamento4.
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Más allá de las consideraciones sobre el incumplimiento de los términos procesales, la jurisprudencia constitucional ha subrayado la importancia que tiene, para la conservación de las garantías superiores, el señalamiento de etapas claras y precisas dentro de las cuales se desarrollen los procesos. Este cometido, a los ojos de la doctrina constitucional, es requisito mínimo para una adecuada administración de justicia (arts. 228 y 229 CP.) y elemento necesario para preservar la seguridad jurídica de los asociados. Sobre este particular la corte indicó:
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65 “El proceso es una institución de satisfacción de pretensiones esencialmente dinámica; en tal virtud, el proceso se proyecta y desenvuelve en el tiempo, a través de la sucesión de una serie de actos o de etapas dirigidas a una finalidad, cual es la constatación de una situación jurídica en un caso concreto mediante una sentencia. El proceso se encuentra regido, entre otros, por los principios de celeridad y eficacia, los cuales buscan que los trámites procesales se desarrollen con sujeción a los precisos términos señalados en la ley procesal y que el proceso concluya dentro del menor término posible y logre su finalidad, a través del pronunciamiento de la correspondiente sentencia.
El impulso de la actuación procesal está diseñada con relación al tiempo, que es factor esencial para su celeridad y eficacia, entendida esta última en función del logro del objetivo del proceso. En función del tiempo no sólo se crean y modifican los derechos procesales concretos, sino que también se los extingue, por lo cual se hace necesario que la ley procesal establezca unos plazos o términos, con el fin de que el proceso se realice dentro de una secuencia lógica ordenada y con la oportunidad y celeridad que de conformidad con los artículos 29 y 228 de la Constitución Política demanda el ejercicio de la función de administrar justicia. Aunque es de anotar, que los principios de eficacia y celeridad que informan el proceso judicial y que se infieren de los preceptos aludidos, igualmente tienen su fundamento en el artículo 209 de la Carta Política, pues los postulados rectores de la función
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administrativa también tienen operancia en el desarrollo de la función jurisdiccional, como manifestaciones que son del poder del Estado. ... La consagración de los términos judiciales por el legislador y la perentoria exigencia de su cumplimiento, tienen íntima relación con el núcleo esencial del derecho al acceso a la justicia y al debido proceso, pues la indeterminación de los términos para adelantar las actuaciones procesales o el incumplimiento de éstos por las autoridades judiciales, puede configurar una denegación de justicia o una dilación indebida e injustificada del proceso, ambas proscritas por el Constituyente” (Sentencia C-416 de 1994).
De acuerdo con lo mencionado, es claro que la consagración de etapas dentro del proceso delimitadas por términos procesales, así como el cumplimiento de los mismos por parte de la autoridad encargada de administrarlos, constituyen la base procedimental fundamental para la efectividad del derecho al debido proceso y para el rígido funcionamiento de la administración de justicia. Lo anterior encuentra sustento evidente en la necesidad de cumplir con los principios de celeridad, igualdad, eficacia, economía e imparcialidad, consagrados en el artículo 209 de la Constitución Política como principios rectores de la administración pública. Ahora bien, el acatamiento de las garantías intrínsecas al debido proceso tiene dos implicaciones en el campo concreto de los términos procesales, ya que éstos deben ser respetuosos
4. ... el funcionario judicial, el juez, debe velar por la aplicación pronta y cumplida de la justicia. Los términos procesales son improrrogables y obligan tanto a las partes como a los jueces. El funcionario que incumpla los términos procesales o que dilate injustificadamente el trámite de una querella, solicitud, investigación o un proceso sin causa motivada, incurrirá en causal de mala conducta. El abuso en la utilización de los recursos y mecanismos procesales que conducen a la dilación de los trámites jurisdiccionales, contraría este principio (Sentencia C-572 de 1992).
del debido proceso, pero además, la jerarquía constitucional del debido proceso le impone al legislador la obligación de establecer términos procesales (Cfr. Sentencia C-190 de 1995).
y del artículo 14 de la Ley 74 de 1968, mediante la cual Colombia suscribió el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos:
De acuerdo con la primera consideración, para que los términos que han sido efectivamente fijados por la ley o el reglamento sean prerrogativas reales de acción, es necesario que las etapas del procedimiento se encuentren razonablemente diseñadas, de modo que ofrezcan a sus titulares oportunidades ciertas para el ejercicio del derecho de defensa. Un término desproporcionado en el tiempo podría hacer nulatorio el derecho de contradicción o ilusoria la pronta resolución de la situación jurídica.
Artículo 4. Celeridad. La administración de justicia debe ser pronta y cumplida. Los términos procesales serán perentorios y de estricto cumplimiento por parte de los funcionarios judiciales. Su violación constituye causal de mala conducta, sin perjuicio de las sanciones penales a que haya lugar.
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La segunda conclusión tiene que ver con una obligación general de configuración que pesa sobre el legislador y que le ordena fijar términos dentro de los procedimientos, a fin de hacer efectivos los principios derivados del debido proceso. Desde esta perspectiva, la ley se encuentra compelida a fijar los términos de duración de cada etapa del procedimiento, de manera que su señalamiento no provenga de la decisión cambiante e incierta del director del procedimiento sino de un mandamiento objetivo, contenido en la norma jurídica.
En aras de la seguridad jurídica, que exige que las situaciones provisorias no persistan indefinidamente, es necesario establecer para ellas un límite temporal, que el legislador debe evaluar, ponderando la necesidad de preservar el interés general implícito en ella. Es cierto que, si las etapas procedimentales no estuvieran fijadas por ley o reglamento, mediante el señalamiento de los términos adecuados, no le sería posible al titular de los derechos en pugna exigir la pronta resolución del conflicto; tampoco le sería posible, fijar responsabilidades, sancionar incumplimientos, promover la evolución de los trámites, declarar la extinción de derechos, reclamar la adquisición de los mismos… en síntesis, la imposibilidad de realizar el derecho por las vías de la juridicidad conduciría a la desconfianza en la gestión pública por inoperancia del sistema.
Si como se dijo, “la indeterminación de los términos para adelantar las actuaciones procesales… puede configurar una denegación de justicia o una dilación indebida e injustificada del proceso” (Sentencia C-146 de 1994), la determinación de los mismos conduce a certificar la oportunidad de actuación, a impulsar el procedimiento y a inferir la fecha de su resolución; si bien, del mismo modo, permite fijar las sanciones aplicables a quien los incumple. A ello conducen, en últimas, las preceptivas del artículo 29 de la Constitución, que considera parte integrante del debido proceso el derecho a uno sin dilaciones injustificadas5 en el que se preste observancia a las formas propias del juicio. Así también, proviene del artículo 4º de la Ley 270 de 1996, estatutaria de la administración de justicia, que a continuación se transcribe,
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Resulta necesario que las etapas del procedimiento se encuentren claramente parceladas, a fin de que su identificación sea posible y pueda determinarse el inicio de la etapa subsiguiente como requisito para la culminación del procedimiento.
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de etapas de momentos o períodos fundamentales…, en los cuales se reparte el ejercicio de la actividad de las partes y del juez, de manera que determinados actos deben corresponder a determinado período, fuera del cual no pueden ser ejercitados, y si se ejecutan no tienen valor”6. Sobre este particular, resulta conveniente citar lo dicho por la corte en oportunidad pasada: “La función del juez exige, desde luego, un tiempo mínimo dentro del cual establezca, mediante la práctica y evaluación de pruebas, la veracidad de los hechos objeto de sus decisiones, y también demanda un período de reflexión y análisis en torno a la adecuación del caso a las previsiones normativas, todo con el fin de asegurar que, en su genuino sentido, se hará justicia.
De ello puede inferirse que cuando la ley o el reglamento omiten señalar, en un procedimiento específico, cuál es el término dentro del cual debe agotarse una actuación respectiva, ésta queda expuesta a una situación de indefinición que la hace virtualmente inoperante. La desaparición de las fronteras entre etapas diversas de la actuación obstaculiza el desenvolvimiento regular de la misma porque la despoja de su carácter perentorio. Atenta en ésta medida contra el principio procesal de la preclusión o eventualidad, que ha sido entendido por la doctrina como “la división del proceso en una serie
Pero no es menos cierto que la decisión judicial tardía comporta en sí misma una injusticia, en cuanto, mientras no se la adopte, los conflictos planteados quedan cubiertos por la incertidumbre, con la natural tendencia a agravarse, y no son resarcidos los perjuicios ya causados por una determinada conducta o por la persistencia de unas ciertas circunstancias, ni impartidas las órdenes que debieran ejecutarse para realizar los cometidos del derecho en el asunto materia de debate, por lo cual la adopción de las providencias judiciales que permitan el avance y la definición de los procesos corresponde a un derecho de las partes, o de las personas afectadas, y a una legítima aspiración colectiva -la de asegurar el funcionamiento de la administración de justicia-, cuya frustración causa daño a toda la sociedad.
5. El derecho a un proceso sin dilaciones indebidas puede concebirse como un derecho subjetivo constitucional, de carácter autónomo, aunque instrumental del derecho a la tutela, que asiste a todos los sujetos del derecho privado que hayan sido parte en un procedimiento judicial y que se dirige frente a los órganos del Poder Judicial; aun cuando en su ejercicio han de estar comprometidos todos los demás poderes del Estado, creando en él la obligación de satisfacer dentro de un plazo razonable las pretensiones y resistencias de las partes o de realizar sin demora la ejecución de las sentencias. Sendra, Gimeno. (1988). Constitución y Proceso. Madrid: Tecnos, 137. Cita de Balaguer, María Luisa.(1990). La interpretación de la Constitución por la Jurisdicción Ordinaria. Madrid: Civitas,136. 6. Devis Echandía, Hernando. (1972). Compendio de Derecho Procesal t.I. (2ª. ed.). Bogotá, Colombia: ABC, 45.
Así, pues, el lapso del que dispongan los jueces para arribar a la toma de decisiones, mediante providencias intermedias o definitivas, debe tener también un máximo señalado en norma general previa, de tal manera que no quede al arbitrio del funcionario” (Sentencia C-190 de 1995).
Del cotejo entre las disposiciones acusadas y las consideraciones jurisprudenciales en la materia, se deduce con claridad que existe una oposición entre la institución procesal del archivo provisional de las diligencias y la necesidad de definir, en aras de las garantías constitucionales del debido proceso, la situación jurídica de quien se encuentra sub judice en un proceso disciplinario.
Análisis de la norma demandada
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Las disposiciones acusadas señalan que una vez culminada la etapa de instrucción del proceso disciplinario, o cumplido el término del artículo 152 del CDU (por lógica del procedimiento, aquí debe entenderse que la referencia esta hecha al artículo 148), si no se hubiere realizado la evaluación de la investigación mediante formulación de cargos, se procederá al archivo provisional de las diligencias, sin perjuicio de que las mismas se renueven por surgimiento de pruebas que así lo permitan. El artículo 151 ordena la comunicación del archivo provisional al quejoso para que pueda recurrirla.
Lo anterior, por cuanto la consagración del archivo provisional como mecanismo para suspender las diligencias de indagación que no han podido ser resueltas en los términos legales, constituye una medida que prolonga en forma indefinida la situación particular del disciplinado, dado que no existe un término preciso establecido para su duración. Además, porque el archivo provisional de la investigación disciplinaria ocurre
La jurisprudencia que en este aspecto ha sido resaltada, advierte que el legislador estaría obligado a señalar términos precisos para el desarrollo de cada una de las etapas del procedimiento, que le den certeza a las mismas y permitan determinar, en episodios definidos, la situación de los individuos sometidos a una investigación disciplinaria.
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69 La función del juez exige, desde luego, un tiempo mínimo dentro del cual establezca, mediante la práctica y evaluación de pruebas, la veracidad de los hechos objeto de sus decisiones, y también demanda un período de reflexión y análisis en torno a la adecuación del caso a las previsiones normativas, todo con el fin de asegurar que, en su genuino sentido, se hará justicia.
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A la conclusión anterior, también puede llegarse si se repara en el antecedente jurisprudencial directo que existe en la materia. Mediante Sentencia C-728 de 2000, la Corte Constitucional procedió a declarar la exequibilidad de la figura del archivo definitivo de las diligencias de indagación preliminar a que hace referencia el artículo 141 de la Ley 200 de 1995. La norma especificaba que una vez transcurridos los seis meses que, como máximo, puede durar la indagación preliminar, el funcionario sólo podría abrir la investigación o archivar definitivamente el expediente. La Corte Constitucional consideró que el archivo definitivo del expediente en la etapa de investigación preliminar, se justifica como medida para evitar la indefinida sumisión del sujeto disciplinado al procedimiento respectivo, ya que, en aras de la seguridad jurídica que exige que las situaciones provisorias no persistan de manera indefinida, es necesario establecer para ellas un límite temporal que el legislador debe evaluar ponderando la necesidad de preservar el interés general implícito en ella, con el que puede sacrificarse en caso de aparecer con posterioridad al vencimiento del término preclusivo; pruebas indicativas de que alguien debía ser sancionado por hechos atentatorios a la disciplina.
por razón de la inactividad de la administración pública en definir las condiciones necesarias para formular cargos contra el investigado, situación que resulta ajena a la voluntad de éste y, en cambio, atribuible por completo a la autoridad disciplinaria. En este sentido, la posición de la Corte Constitucional es de manera decidida una garantía para dar prioridad al derecho que tiene el inculpado de resolver oportunamente su situación disciplinaria, por sobre el interés que le asiste a la administración pública de “determinar los hechos, sancionar a los responsables y reparar a las víctimas” (Cfr. Sentencia C-728 de 2000).
En dicho fallo, la corte tuvo en cuenta que prolongar de manera indefinida la indagación preliminar más allá del término de seis meses conferido por la norma, constituiría quebrantar en forma evidente las garantías constitucionales, alertados ya por la Corte Constitucional en la Sentencia C-412 de 1993, pues los términos tienen un contenido que otorga una garantía en favor de los encartados, y la inexistencia de alguno para la realización de la investigación previa, constituía una violación al debido proceso.
El análisis que llevó a cabo la corporación, por ser de suma importancia para el caso que se analiza, se cita in extenso:
“El problema jurídico”
Revocatoria del Auto de Archivo de la Indagación Preliminar
5. Se trata de establecer si vulneran la Constitución las normas del artículo 141 del Código Disciplinario Único que prescriben que el término de la indagación preliminar no puede exceder los seis meses y que cuando se vence ese plazo la autoridad disciplinaria deberá archivar definitivamente el expediente, si no existe mérito para abrir la investigación. ...7. El artículo 141 del Código Disciplinario Único prescribe que la indagación preliminar no puede prolongarse por más de seis meses, y que al vencimiento de este término perentorio el funcionario sólo podrá, bien abrir la investigación, o bien archivar definitivamente el expediente. El actor y el procurador acusan de inconstitucional la obligación de archivar definitivamente el expediente, cuando luego de transcurridos los seis meses de la indagación, no existen suficientes elementos para abrir la investigación. En su concepto, la orden de archivar definitivamente el expediente conduce a que en muchas ocasiones se deje de impartir justicia, por cuanto el término de seis meses es demasiado corto para poder culminar exitosamente todas las indagaciones. Por eso, el archivo debería ser provisional, lo que indica que el expediente podría reabrirse en cualquier tiempo, si no ha transcurrido el período de la prescripción, en caso de que se conozcan hechos o pruebas nuevos. 8. En principio, el legislador goza de la libertad de configuración normativa para establecer los distintos procedimientos judiciales y administrativos (art.150, num. 1 y 2 CP.). Corresponde al Congreso, entonces, entre otras cosas, fijar las etapas de los diferentes procesos y establecer los términos y las formalidades que deben cumplir. Sin embargo, en esta labor el legislador tiene ciertos límites, representados fundamentalmente en su obligación de atender los principios y fines del Estado y de velar por la vigencia de los derechos fundamentales de los ciudadanos.
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Un ejemplo de los límites del Congreso a este respecto se observa en la sentencia C-412 de 1993, Magistrado Ponente Eduardo Cifuentes Muñoz, en la cual se declaró la inconstitucionalidad del artículo 324 del decreto N° 2700 de 1991, que regulaba la duración de la investigación previa. El artículo señalaba que la investigación previa se desarrollará mientras no exista prueba para dictar resolución inhibitoria o mérito para vincular en calidad de parte al imputado. En este último caso se dictará resolución de apertura de instrucción. En el fallo, la corte consideró que los términos tienen un contenido que otorga una garantía en favor de los encartados y que la inexistencia de alguno para la realización de la investigación previa constituía una violación al debido proceso7:
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71 En realidad, en este tipo de controversias se trata de establecer si en las indagaciones preliminares debe prevalecer el derecho a la justicia, en el sentido de que se logren determinar los hechos, sancionar a los responsables y reparar a las víctimas. ... Como se observa en la providencia aludida, la corte consideró que el principio del debido proceso exigía que la etapa de la investigación previa en materia penal tuviera un término cierto y preestablecido. Esa conclusión cabe también para la etapa de la indagación preliminar en materia disciplinaria, en razón de que estas dos ramas del derecho, la penal y la disciplinaria, hacen parte del mismo derecho sancionatorio. Pero el problema que se analiza en este aparte es precisamente el contrario del que se examinó en la sentencia C-412 de 1993: si allí se debatía acerca de la constitucionalidad de una indagación preliminar sin límites de tiempo, en esta ocasión se discurre acerca de si es constitucionalmente válido establecer un término reducido para la misma indagación. 9. En realidad, en este tipo de controversias se trata de establecer si en las indagaciones preliminares debe prevalecer el derecho a la justicia, en el sentido de que se logren determinar los hechos, sancionar a los responsables y reparar a las víctimas, o el derecho del encartado a que se resuelva rápidamente sobre las sospechas que recaen sobre él, es decir, el derecho a no estar permanentemente sub judice y el interés del Estado en fijarle plazos perentorios a los procesos que adelanta. La prevalencia en este tipo de conflictos no se puede plantear a priori, sino que se decide con base en la constelación de normas o de hechos existentes. Para investigar sobre el tratamiento que se debe brindar a los conflictos entre derechos y fines constitucionales. Ver, entre otras, la Sentencia C-475 de 1997, F.J. 4. En el problema que se analiza, el legislador decidió que el término para la indagación preliminar fuera solamente de seis meses y que una vez que él hubiera transcurrido había de abrirse la investigación o de archivarse definitivamente el expediente. El actor y el Ministerio Público consideran que el plazo fijado es muy corto y que él permitirá que muchas faltas disciplinarias queden impunes.
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La corte considera que el término fijado sería inconstitucional si fuera claramente insuficiente para realizar una indagación preliminar. Un término excesivamente abreviado impediría realizar una indagación con posibilidades de ofrecer resultados concretos, y ello convertiría a la indagación preliminar en un trampolín para garantizar la impunidad en los casos en que se considerara necesario agotar esta etapa. Sin embargo, un término de seis meses no aparece prima facie como insuficiente para practicar la indagación preliminar, puesto que el objeto de ésta no es adelantar la investigación y el juicio mismo, sino establecer si se presentó una actuación que podría constituir una falta disciplinaria y a quién podría imputársele la autoría de esa conducta. Tres consideraciones adicionales permiten apreciar que el término no es a primera vista insuficiente: la primera, es que el lapso de los seis meses no comprende el tiempo necesario para la evaluación de las pruebas recopiladas durante el período de indagación, lo que permite que ese período sea utilizado íntegramente para la recopilación de pruebas. La segunda, que en aquellos casos en los que el Procurador General de la Nación considere que un proceso es de importancia para la nación y que exige un mayor tiempo de pesquisa previa, bien puede asignárselo a la Dirección Nacional de Investigaciones Especiales, tal como lo señala el literal a) del artículo 11 de la Ley 201 de 1995, con lo cual el período de indagación preliminar puede incrementarse en otros seis meses, como lo precisa el artículo 142 del CDU; y la tercera, que de acuerdo con el inciso 1º del artículo 27 de la Ley 24 de 1992, el Ministerio Público no debe admitir aquellas quejas que considere que carezcan de fundamento, lo que
7. El artículo 41 de la Ley 81 de 1993 le fijó un nuevo contenido al artículo 324 del Código de Procedimiento Penal. Esa nueva versión fue luego reformada en la frase final del inciso primero por el numeral 19 de la Ley 504 de 1999. Los incisos 1° y 2° del artículo establecen que la investigación previa, cuando exista imputado conocido, se realizará en un término máximo de dos meses, vencidos los cuales se dictará resolución de apertura de investigación o resolución inhibitoria. Cuando no existe persona determinada, continuará la investigación previa hasta que se obtenga dicha identidad. (Cursivas añadidas).
significa que la autoridad de control disciplinario bien puede concentrar su actividad en las denuncias en las que se observe que existe posibilidad de culminar con éxito la indagación preliminar.
vestigar tiene alguna duda acerca de si la investigación es procedente (art. 138), y seis meses parecen suficientes para disiparla, puesto que, en vista de esa finalidad, lo que se exige no es una recolección exhaustiva y demandante de elementos probatorios, sino apenas la obtención de alguno que indique que el hecho que fue objeto de denuncia, de queja o iniciación oficiosa, en realidad ocurrió y quién pudo ser el responsable; y 2) que en aras de la seguridad jurídica, que exige que las situaciones provisorias no persistan indefinidamente, es necesario establecer para ellas un límite temporal, que el legislador debe evaluar, ponderando la necesidad de preservar el interés general implícito en ella, con el que puede sacrificarse en caso de aparecer, con posterioridad al vencimiento del término proclusivo, pruebas indicativas de que alguien debía ser sancionado por hechos atentatorios a la disciplina. (Cursivas añadidas).
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Evidentemente es posible que, como lo señalan el actor y el Ministerio Público, se presenten situaciones en las que el lapso de seis meses no sea suficiente para determinar la ocurrencia de la falta disciplinaria o individualizar al servidor público que hubiere intervenido en ella. Sin embargo, en estos casos habrá de respetarse la voluntad del legislador, de darle prevalencia al derecho del encartado de no permanecer sub judice y a su objetivo de que se resuelvan con rapidez las dudas disciplinarias que puedan surgir, incluso en desmedro de la aspiración de que se haga justicia en todas las ocasiones. (Cursivas añadidas). 10. El juez constitucional no está llamado a determinar cuáles deben ser los términos que se deben cumplir dentro de los procesos. La misión de la corte en estos casos, es, en realidad, la de controlar los excesos que se puedan presentar en la legislación. Y en este caso, si bien podría aceptarse que el término fijado por el legislador puede ser muy corto en algunas ocasiones, debe concluirse que la voluntad del legislador no es irrazonable ni amenaza con inminencia los fines del Estado o los derechos fundamentales de los ciudadanos, razón por la cual habrá de respetarse. 11. Pudiera argüirse que al fijar en seis meses el término al cabo del cual debe archivarse definitivamente el expediente, el legislador restringió de manera irrazonable y desproporcionada la posibilidad de hacer justicia, en beneficio de la impunidad, pues bien puede ocurrir que con posterioridad al vencimiento de ese término aparezcan pruebas concluyentes acerca de la existencia del hecho contraventor del régimen disciplinario y del autor del mismo. Pero tal argumento pierde toda su fuerza persuasiva, si se repara cuidadosamente en dos circunstancias: 1) Que la investigación preliminar sólo se justifica cuando el funcionario que debe in-
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A juicio de la corte, en vista de las circunstancias específicas que acaban de exponerse, en ese juicio evaluativo y en la ponderación de los intereses eventualmente en conflicto, el juez constitucional no puede subrogarse al legislador. Pero es que además, los juicios de uno y otro, en el caso bajo examen, resultan coincidentes” (Sentencia C-728 de 2000). Si bien es cierto, que el énfasis de la sentencia radica en la razonabilidad del término de seis meses en que debe realizarse la indagación preliminar, la conclusión del análisis anterior también permite deducir: que como garantía del derecho del sujeto disciplinado a no permanecer sub judice, es justificable que se decrete el archivo definitivo de las diligencias cuando dicho lapso se termine.
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73 Ahora, si las anteriores consideraciones son aplicables al período de la indagación preliminar, con mayor razón lo son al de la investigación disciplinaria, como pasa a explicarse. En primer lugar, hay que resaltar el hecho de que la corte no consideró viable la propuesta de entonces formulada por el del Ministerio Público, que optaba por estatuir el archivo provisional de las diligencias luego de que la autoridad disciplinaria no hubiera podido determinar elementos necesarios para abrir la investigación. El rechazo
de la alternativa del procurador enfatiza el interés de la corporación por preservar el derecho que tiene el disciplinado a no permanecer sub judice de manera indefinida. Si esa consideración se hizo a la luz de la indagación preliminar, no se ve por qué la misma no pueda aplicarse a la etapa subsiguiente de investigación disciplinaria. De igual manera, y conforme con la posición de la corte de ampliar en el tiempo de manera indefinida la etapa de indagación preliminar, vulnera las garantías del debido proceso; extender en las mismas condiciones la investigación disciplinaria, también lo hace. La garantía del debido proceso que sustenta y justifica esta posición debe regir para cualquier etapa del procedimiento disciplinario, lo cual incluye la de indagación preliminar y la de instrucción.
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Lo mencionado contribuye a incrementar los niveles de seguridad jurídica que deben darse dentro de los procedimientos administrativos, pues es incompatible con el fin que persigue la vigencia del orden justo y la efectividad de los derechos de los asociados que una situación jurídica permanezca indefinida en el tiempo. La falta de seguridad jurídica respecto de la responsabilidad disciplinaria del investigado, también propiciaría el atropello del principio procesal que proscribe el non bis in ídem (art. 29 CP.), pues ante la circunstancia de no haberse culminado una investigación por responsabilidad disciplinaria, el Estado podría autorizar la iniciación de una segunda causa en detrimento de la garantía constitucional que acaba de citarse. Para finalizar, debe decirse que las apreciaciones de la corte respecto del archivo definitivo de las diligencias, operan con mayor fuerza para la etapa de la investigación disciplinaria, por cuanto en ésta la autoridad disciplinaria cuenta con más elementos de juicio que en la indagación preliminar, respecto de la comisión de la falta. En consecuencia, no tendría lógica que agotada la investigación disciplinaria, el funcionario encargado de adelantar la instrucción pudiera ordenar el archivo provisional de las diligencias, cuando en la etapa de la indagación preliminar solamente pudo disponer el archivo definitivo del expediente. La decisión que en la etapa de instrucción se adopte debe estar sustentada en elementos de juicio de mayor solidez, respecto de la ocurrencia de la falta y del sujeto responsable, que permitan a la autoridad disciplinaria realizar la evaluación del material probatorio a que hace referencia el artículo 148 de la Ley 200 de 1995 y adoptar, como lo ordena el artículo 149 del CDU, una de dos
decisiones: o el archivo definitivo del expediente o la formulación de los cargos. Por lo analizado, tampoco es razonable, desde el punto de vista de la coherencia interna del proceso disciplinario, que se permita disponer el archivo provisional de las diligencias de investigación.
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Acorde con las consideraciones precedentes y acogiendo el concepto del señor Procurador General de la Nación, esta corporación considera que la figura del archivo provisional de las diligencias es contraria a los principios rectores de la carta que propugnan las garantías del debido proceso.
En tal virtud, la corporación declarará exequible el inciso tercero del artículo 146 de la Ley 200 de 1995, pero retirará del ordenamiento jurídico la expresión provisional, sin perjuicio de que si con posterioridad aparece la prueba para hacerlo, se proceda de conformidad siempre que no haya prescrito la acción disciplinaria. Lo anterior, porque la parte final del inciso final sólo tiene sentido dentro del contexto del archivo provisional de las diligencias, que ha sido reputado inconstitucional por la corte. Por las mismas razones, se declarará inexequible la expresión provisional o definitivo contenida en el inciso segundo del artículo 151 de la misma ley. La expresión definitivo se declara inexequible en la medida en que la distinción entre definitivo y provisional es irrelevante al tenor de las consideraciones vertidas anteriormente. Del contexto jurisprudencial transcrito, se llega a la inevitable conclusión que la decisión de archivo de la indagación preliminar consagrada en el Reglamento del Régimen Disciplinario para las
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La expresión definitivo se declara inexequible en la medida en que la distinción entre definitivo y provisional, es irrelevante al tenor de las consideraciones vertidas anteriormente.
Fuerzas Militares en el artículo 171 debe ser definitiva, sin que pueda revocarse por prueba sobreviniente, como lo contempla el artículo 172 ídem, pues con ello se desconocen los artículos 29 y 228 de la Constitución Política, que consagran los principios de la cosa juzgada y celeridad, así como el de ejecutoriedad previsto en el artículo 11 de la Ley 734 de febrero 5 de 2002, el cual es aplicable a las Fuerzas Militares, por remisión expresa que a los principios rectores del Código Disciplinario Unico, hace el artículo 13 de la Ley 836 de julio 16 de 2003. Como consecuencia de lo anterior, es preciso considerar de hecho la adopción de la excepción de inconstitucionalidad en contra de la aplicación del artículo 172 ídem, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 4º de la carta política, mientras la Corte Constitucional no lo declare inexequible como consecuencia de su eventual demanda, pues a todas luces su admisión a la vida jurídica vulnera los preceptos constitucionales aquí analizados
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Constituye un espacio orientado al análisis y discusión multidisciplinaria cuya misión es identificar y analizar las potenciales amenazas que afectan la Seguridad y la Defensa Nacionales, así como las capacidades y los recursos que permitan diseñar estrategias para neutralizar tales amenazas dentro del marco de la Constitución Nacional. Actualmente desarrolla las siguientes líneas de investigación: • Político Institucional: identifica y analiza los fundamentos filosóficos, éticos, constitucionales y sociales de las políticas públicas y sus implicaciones sobre la Seguridad y Defensa Nacionales. • Logístico Administrativa: analiza, estructura y cuantifica los recursos nacionales y el potencial humano y logístico necesarios y disponibles para la Seguridad y Defensa Nacionales. • Estratégica: analiza las realidades políticas, económicas, socia les y militares, y sus interacciones, con el fin de proponer estrategias conducentes a garantizar la Seguridad y la Defensa Nacionales. • Evaluativa: identifica y analiza los indicadores de gestión y de resultado de las acciones referentes a la Seguridad y Defensa Nacionales, frente a lo previsto por la política, la estrategia y la logística.
“Nuestro centro se esta fortaleciendo y consolidando, proyectándose como el principal foco de pensamiento sobre temas de Seguridad y Defensa Nacionales en el más alto nivel, razón por la cual convocamos la activa participación de profesionales militares y civiles multidisciplinarios con investigaciones y trabajos en las líneas descritas”.
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