Esperanza Espitia Macedo JÓVENES, MUJERES Y PROFESIONALES; LA MAYORÍA DE DESEMPLEADOS EN MÉXICO *Según cifras de la SEP, en el país hay 7.8 millones de jóvenes que ni estudian, ni trabajan. De este grupo conocido como “Ninis”, 75% por ciento son mujeres. *Féminas con estudios de bachillerato y licenciatura, con mayor dificultad para encontrar empleo: Inegi Cualquiera pensaría que ser mujer, joven y con preparación académica es garantía de mejores oportunidades laborales, sin embargo, esto no siempre es una realidad, tan sólo en México existen 7.8 millones de Ninis (que “ni estudian, ni trabajan”), de los cuales el 75 por ciento son chavas, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Juventud (Enjuve) 2010. Dicha investigación presentada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y el Instituto Nacional de Juventud (Injuve) informó que de los 36.2 millones de jóvenes de entre 12 y 29 años de edad que viven en el país, unos 7.8 millones ni estudian ni trabajan. Casi seis millones de la cifra total son mujeres y el 72 por ciento de ellas se dedican de manera exclusiva a las tareas domésticas. Estas cifras presentadas por el gobierno demuestran que las mujeres son el sector más vulnerable a la hora de salir a buscar empleo o continuar con su educación, sin embargo se ha estigmatizado a los llamados “Ninis” pues se cree que no tienen ocupación alguna por pereza o porque simplemente no les interesa. Sin embargo, el tema va más allá y tiene que ver aún en nuestros días con cuestiones culturales, pues las mujeres permanecen relegadas (no siempre por elección) a las actividades del hogar no remuneradas. El trabajo de empoderamiento del grupo femenino se ha dado de manera paulatina en las últimas décadas, pero aún no es suficiente de acuerdo a las cifras presentadas. Aún persisten ideas de tipo machista enclavadas en la cultura mexicana ( y en otras partes del mundo) que creen que las féminas no tienen ni la experiencia ni capacidad similar a la de un hombre. A nivel internacional la situación no mejora, en el mundo hay más de 200 millones de desempleados, los más afectados son los jóvenes, cuyo índice de desempleo triplica al de la población adulta. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en 2013 había 73.4 millones de jóvenes sin trabajo.
El organismo presentó el documento “Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2013: Una generación en peligro” donde asegura que las tasas regionales de desempleo juvenil son menos para las mujeres en economías avanzadas y Asia Oriental. Sin embargo, la organización considera que todavía hay inmensas brechas en algunas regiones como África del Norte, Oriente Medio así como América Latina y el Caribe, donde a las féminas aún les sigue costando trabajo salir de sus hogares. LAS CHICAS MÁS PREPARADAS QUE LOS VARONES La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) presentó el informe titulado “Panorama de la Educación 2012”, sobre el status de la educación en 34 países miembros, entre los cuales México ocupa el tercer lugar con más jóvenes que ni van a la escuela pero tampoco trabajan. En el documento se informó que las mujeres se gradúan más que los hombres en las universidades, sin embargo la OCDE reconoció que la transición hacia el mundo laboral, no se da de manera igualitaria. En su oportunidad, Pedro Lenin García de León, de la División de Indicadores de la Educación de OCDE dijo: “En México, como en prácticamente todos los países de la organización, las mujeres tienen una mayor tasa de graduación universitaria que los hombres. El porcentaje de mujeres que se gradúan de un diploma universitario es de más del 55 por ciento”. Por otra parte, la misma OCDE pero en el informe “Cerrando las brechas de género: Es hora de actuar” expresa que a pesar de los importantes avances educativos, las brechas de género en términos de trabajo remunerado y no remunerado en México están entre las mayores. En el documento se puede leer: “En materia de educación, las niñas mexicanas actualmente tienen un mejor desempeño que los varones. A nivel de secundaria, las niñas tienen mayores tasas de matriculación que los hombres (90% comparado con el 84%). Asimismo, las mujeres tienen mayores tasas de graduación de educación terciaria (universitaria) que los hombres (21% comparado con 18%). En términos de rendimiento académico, las niñas alcanzan rendimientos similares o incluso mejores que los niños: a los 15 años de edad, ellas superan a los varones en lectura. No obstante, más de una tercera parte de las mexicanas entre 15 y 29 años no estudia ni trabaja comparado con uno de cada diez varones. Aunque algunas madres jóvenes no buscan empleo para dedicarse a la crianza de los
niños, este indicador refleja las dificultades de los jóvenes para participar en el mercado de trabajo”. Y continúa: “La tasa de participación laboral femenina es la más baja de la OCDE después de Turquía: 48% (2012) de las mujeres mexicanas tienen un empleo comparado con el promedio de la OCDE de 62% (2011). Aunque modestamente en aumento, la participación laboral femenina en México es incluso menor que la de otras economías emergentes. Muchas mujeres mexicanas se enfrentan a importantes obstáculos que les impiden participar plenamente en el mercado laboral. Estos incluyen: la carga del trabajo no remunerado (las mexicanas dedican 4 horas diarias más al trabajo no remunerado que los hombres); los tradicionales roles de género; y la carencia de políticas de conciliación entre trabajo y vida familiar, especialmente la insuficiente oferta de servicios de cuidado infantil y de prácticas laborales flexibles.” El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) confirma que la mayor proporción de personas (38.4 por ciento) que no tienen trabajo en el país afirmaron tener estudios medio superior y superior, es decir bachillerato y licenciatura (Nota publicada en el periódico “El Universal” el día 4 de enero de este año, por Mario Alberto Verdusco). El reporte sobre Indicadores de Ocupación y Empleo del instituto mostró que las que tienen más dificultades para hallar un empleo pese a tener una instrucción académica más elevada son las mujeres, pues del total de desempleadas en noviembre de 2013, el 43.7% afirmó estar en esa situación aun cuando contaban con estudios de bachillerato o licenciatura. Sin embargo, las condiciones para ese género eran más complicadas hace un año, pues para entonces 44.7% de ese género se encontraba sin trabajo. En contraste, el desempleo masculino y con mayor preparación académica fue de 35.2% en noviembre de 2013, que representa el nivel más elevado en un periodo similar desde 2005. Este fenómeno se explica, en palabras del investigador de la Universidad Anáhuac, Carlos Canfield entrevistado para la misma nota de “El Universal”, como parte de una tendencia y tiene que ver con la estructura productiva en México orientada a la maquila donde, “sólo aquellas personas con semicalificación tienen acceso a un empleo en las manufacturas o servicios. Hay personas que estudian, que se preparan, pero que esas habilidades no son necesarias por la estructura productiva del país”.
CAUSAS Mujeres, ¿sin oficio ni beneficio? Las cifras no mienten. Las mujeres mexicanas tienen la capacidad y preparación igual que la de cualquier hombre, sin embargo existen factores que las están obligando a permanecer en el ámbito del hogar y no desarrollarse como muchas de ellas anhelan. En entrevista realizada para este reportaje al psicoterapeuta, Juan Antonio Barrera Méndez de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco, explicó que las mujeres dejan de estudiar o trabajar por razones sociales, familiares y personales. No siempre por pereza. De manera específica por embarazos y matrimonios a temprana edad, pues por cultura, las “señoras” deben quedarse en sus hogares como amas de casa para cuidar a los hijos. “Pese a ser consideradas como que “no hacen nada”, el trabajo doméstico de lavar, planchar, aseo de la casa y cuidar de otros como niños y adultos mayores se ha centrado principalmente en las mujeres sin recibir pago alguno, sin embargo, cuando lo hacen terceras personas se les retribuye como cualquier otra profesión”, comentó. El especialista dijo que cuando las mujeres no tienen ocupación aparente presentarán mayor problema para conseguir un empleo en el futuro, ya que se van quedando fuera del mercado laboral y sus competencias se ven disminuidas a comparación de otros profesionistas. Además ven mermada su autosuficiencia y la confianza en sí mismas lo que genera problemas de autoestima, igualdad de género e incluso temas que ponen en peligro su vida como la violencia intrafamiliar y la depresión. “Una joven sin educación u oficio está destinada a la dependencia económica ya sea de sus padres o pareja, que deriva en otras muchas formas de codependencia emocional e incluso las somete a todo tipo de agresiones y violencia, impidiendo su desarrollo personal y profesional”, dijo el psicólogo. ENTREVISTA Joven, mujer, profesional y… ¡Periodista! Si además de ser mujer, menor de 29 años y con carrera universitaria estudiaste Periodismo, el panorama se presenta aún más desolador.
Paulina es licenciada en Comunicación egresada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y desde hace más de un año se ha pasado entre envíos de currículum, entrevistas con reclutadores, llamando a sus “contactos para averiguar si alguien sabe de alguna “chamba”, revisando a diario los portales de empleo por internet, está al pendiente de las redes sociales y sigue sin encontrar un espacio en el mercado laboral. “Parece que en esta profesión nunca dejarás de trabajar por ‘amor al arte’. Tengo cinco años de experiencia, título universitario, cursos de actualización, reconocimientos académicos y profesionales y las únicas vacantes que ofrecen los medios de comunicación son empleos para becarios, sueldos bajísimos, horarios extenuantes y sin prestaciones de Ley”, dijo la joven de 25 años de edad. En el estudio “Condiciones laborales de los y las periodistas en México, un acercamiento” realizado en 2008 por Comunicación e Información de la Mujer, AC (CIMAC) y Fundación Friedrich Ebert se presentaron datos que confirman la ardua tarea que significa conseguir trabajo en los comunicólogos narrada por Paulina. “La inestabilidad laboral es uno de los problemas más graves que se enfrentan en el medio periodístico: perder el empleo es cosa de un instante sin que haya mecanismos adecuados para que se escuche a la o el agraviado y sean valorados sus argumentos”, señala el documento. Puntualiza que, “el trabajo informativo en las salas de prensa está ocupado en su mayoría por mujeres periodistas; sin embargo, a pesar de tener una mayor productividad ésta no se refleja en sus ingresos. Como contrapartida, existe un dominio, casi absoluto, de los varones en la dirección de los principales puestos de mando de los medios de comunicación”. “Y aun cuando cada día hay un mayor número de periodistas del sexo femenino trabajando en industrias como la televisiva y radiofónica, por dar un ejemplo, de acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la representación de mujeres en los puestos de dirección, gerencia, subdirección y jefatura de los medios electrónicos no va más allá del 15 por ciento”, se lee en el texto. La agrupación periodística enumera las dificultades para acceder a posiciones de dirección y poder tales como el acoso sexual, las prácticas de trabajo que obligan a las mujeres a asumir rutinas creadas para los hombres (en términos de fuentes, espacios y horarios), la desigualdad que el reconocimiento y la remuneración económica del trabajo realizado por las mujeres recibe y el techo de cristal. Y no se trata de falta de preparación, pues en una encuesta realizada por la misma organización se encontraron diferencias en la escolaridad. Así como
Paulina, el 85 por ciento de las mujeres cuenta con licenciatura o más, no así los hombres, donde se encontró que 68 por ciento de ellos ostenta este nivel de escolaridad. La búsqueda de un empleo sigue para la joven profesional, el tiempo, la paciencia y el dinero se agotan en cambio la frustración, depresión y sensación de fracaso van en aumento conforme pasan los días. “Al principio disfruté estar sin ocupaciones, pero con el tiempo la misma familia te empieza a presionar llamándote “Nini”, en el momento no les hago caso pero a solas confieso que me deprimo por no conseguir un empleo donde pueda ganar más de ocho mil pesos como reportera”, platicó. En 2011, “El Universal” publicó datos sobre desempleo en los jóvenes con el título: “Toda una generación condenada a vivir al día”, donde refiere que de los 14 millones de menores de 29 años que trabajan en México el 49.1 por ciento de los hombres y el 51 por ciento de las mujeres ganan entre uno y tres salarios mínimos. La mayoría que se acercan a los tres salarios mínimos (alrededor de 5 mil 400 pesos) tienen estudios de licenciatura, pero que ganan lo mismo o mil pesos más del personal de intendencia de las empresas donde trabajan”. ACCIONES Empoderamiento de las mujeres En 2010, la Asamblea General de las Naciones Unidas a través de ONU Mujeres, la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer presentó los principios para el empoderamiento del género femenino. “Si queremos crear unas economías más fuertes, lograr los objetivos de desarrollo y sostenibilidad convenidos internacionalmente y mejorar la calidad de vida de las mujeres, las familias y las comunidades, es fundamental empoderar a las mujeres para que participen plenamente en la vida económica, en todos sus sectores”, reza el documento. De forma resumida, estos principios consisten en lo siguiente:
Promover la igualdad de género desde la dirección al más alto nivel. Tratar a todos los hombres y mujeres de forma equitativa en el trabajo; respetar y defender los derechos humanos y la no discriminación. Velar por la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y trabajadoras. Promover la educación, la formación y el desarrollo profesional de las mujeres.
Llevar a cabo prácticas de desarrollo empresarial, cadena de suministro y mercadotecnia a favor del empoderamiento de las mujeres. Promover la igualdad mediante iniciativas comunitarias y cabildeo. Evaluar y difundir los progresos realizados a favor de la igualdad de género.
Por su parte, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en el informe “Tendencias Mundiales del Empleo de las Mujeres 2012” reconoce que “las tasas de desempleo de las mujeres son más altas que las de los hombres a escala mundial y no se prevén mejoras en los próximos años”: El informe enumera una serie de directrices políticas para ayudar a los hogares a reducir los prejuicios de género en las decisiones relativas al trabajo y a disminuir las disparidades de género en el mercado laboral: Mejorar las infraestructuras a fin de reducir la carga del trabajo en el hogar. Según el nivel de desarrollo, esto puede variar desde la disponibilidad de electricidad y agua, al saneamiento y los medios de transporte. Suministrar servicios de cuidado, sobre todo a los niños Equilibrar la división del trabajo remunerado y no remunerado entre mujeres y hombres, principalmente a través de programas que promuevan la repartición de las responsabilidades familiares Modificar los costos y los beneficios de la especialización de género, sobre todo garantizando que los impuestos y las transferencias no creen desincentivos para las familias con dos fuentes de ingresos. Compensar las desigualdades de las oportunidades de empleo entre hombres y mujeres, sobre todo a través de medidas dirigidas a eliminar el impacto negativo de la interrupción de la actividad profesional a través de una licencia de maternidad remunerada y del derecho a regresar al puesto de trabajo. Realizar campañas de sensibilización para cambiar los estereotipos de género y para garantizar la implementación de la legislación contra la discriminación.