Los cínicos no sirven para este oficio

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Escuela de Periodismo Carlos Septién wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghj ÉTICA PERIODÍSTICA klzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbn ENSAYO mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdf ghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqw ertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiop asdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjkl zxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnm Espitia Macedo, Esperanza qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfgh jklzxcvbnmqwersdsdlcxnihncsdicdd hkjtyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuio pasdfghjklzxcvbnmrtyuiopasdfghjklzx


LOS CÍNICOS NO SIRVEN PARA ESTE OFICIO RYSZARD KAPUSCINSKI “Estamos viviendo dos historias distintas: la de verdad y la creada por los medios. La paradoja, el drama y el peligro están en el hecho de que conocemos cada vez más la historia creada por los medios de comunicación y no la de verdad”.

FICHA TÉCNICA Kapuściński, Ryszard, Los cínicos no sirven para este oficio: Sobre el buen periodismo, Editorial Anagrama, 2002, España, p. 124.

RESEÑA Con el subtítulo Sobre el buen periodismo, este libro presenta las reflexiones del periodista polaco sobre la manera de desarrollar el trabajo del reportero y algunos de los dilemas a los que éste se enfrentará a lo largo de su ejercicio periodístico. El texto está dividido en cuatro partes distintas: la primera de ellas es la introducción donde se presentan los rasgos principales del autor y algunos de sus principales conceptos acerca del periodismo a fin de adentrar al lector en el mundo de Kapuściński. La segunda parte del libro es el capítulo titulado “Ismael sigue navegando” en el cual se plasma el encuentro con Kapuściński en el VI Congreso Redactor Social bajo el título “De raza y de clase. El periodismo entre deseo de elitismo, implicación e indiferencia”, el cual fue moderado por Maria Nadotti, en Capodarco di Fermo, en 1999. “Explicar un continente: la historia de su desarrollo” es la tercera entrevista realizada al polaco por el periodista Andrea Semplici en el


marco del mismo Congreso del Comité Nacional de Comunidades de Acogida. La última sección lleva por nombre “El relato en un diente de ajo” e incluye el encuentro del autor polaco con el escritor John Berger, el cual también fue moderado por Maria Nodotti y se llamó “Ver, entender, explicar, literatura y periodismo en un fin de siglo”, realizado en 1994. En cuanto a la trayectoria del autor, se puede decir que debutó con 17 años de edad en la revista polaca “Hoy y mañana“. Kapuscinski sobrevivió a 27 revoluciones, informó 12 veces desde el frente y fue condenado a muerte en cuatro ocasiones. Fue maestro de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), creada y presidida por Gabriel García Márquez. Colaboró en medios como Time, The New York Times, El País, La Jornada y Frankfurter Allgemeine Zeitung. En 2003 recibió el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.1

INTRODUCCIÓN En primera persona “La tercera es la vencida”, reza un dicho popular en México en referencia a que en el tercer intento se consigue lo deseado, sin embargo, para mí en esta ocasión no aplicará, pues seguiré leyendo “Los cínicos no sirven para este oficio” una cuarta o quinta vez si así es necesario. Cada vez que me reencuentro con este texto descubro con fascinación nuevas interpretaciones de lo plasmado por Kapuściński como guía para quienes hemos estudiado y dedicado la vida al periodismo.

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http://www.clasesdeperiodismo.com/2013/03/04/10-reflexiones-de-ryszard-kapuscinski-sobre-elperiodismo/


Cabe aclarar, que desde que estudié Comunicación y Periodismo en la UNAM, aprendí a no escribir un texto periodístico en primera persona, sin embargo, hoy hago una excepción dada la relevancia de mencionar que he leído este texto en tres diferentes circunstancias de la vida, que bien podrían ser algunas de las etapas a las que se enfrenta cualquier periodista. La primera vez que lo leí fue por obligación en los primeros años de la Universidad, empezaba a estudiar periodismo y el libro recién salía a la luz allá por el año 2002. Aquella ocasión lo leí con asombro, con los ojos llenos de entusiasmo de quien no se ha enfrentado con la realidad en la calle, como joven llena de pasión e inexperiencia con ganas de comerse el mundo y cambiar las cosas. La segunda vez que acudí a leer al autor polaco fue por gusto, lo tomé del librero para encontrar respuestas cuando ya me enfrentaba al mundo laboral y a las miles de preguntas que surgen en el ejercicio diario de la profesión y los dilemas a los que te enfrentas. Más de una década después, al estudiar la Maestría en Periodismo Político en la escuela Carlos Septién García, de nuevo me reencuentro con este texto, he de confesar que en medio de un momento difícil ante la desesperanza provocada por el desempleo. Al recorrer otra vez sus páginas reviví la emoción y la pasión que sentía por la profesión cuando era estudiante, así como la esperanza de poder ayudar a alguien necesitado cuando lo entrevisté para la realización de algún reportaje mientras trabajaba. Aunque Ryszard Kapuściński murió en enero de 2007, sus palabras aún siguen para quien quiera leerlas, de manera muy personal me quedo con una cita que dice así: “Podemos encontrar muchos periodistas jóvenes llenos de frustraciones porque trabajan mucho por un salario muy bajo, luego pierden el empleo y a la mejor no consiguen encontrar otro. Todo esto


forma parte de nuestra profesión. Por tanto, tener paciencia y trabajad”. La voz de la experiencia recomienda para lo anterior dos cualidades indispensables para conseguir que el trabajo de cualquier profesional de la información siempre sea reconocido entre los lectores, “sacrificio y estudio”. Kapuściński decía que las malas personas no sirven para este oficio, con lo cual concuerdo de manera total, sin embargo, en la experiencia diaria es común encontrarse con individuos que sólo son movidos por el interés del dinero, el poder y la ambición. De manera específica, aquellos quienes se dedican a manejar los medios de comunicación, los dueños de grandes cadenas informativas que a todas luces se mueven como personas cínicas defendiendo los intereses del poder público por encima de las necesidades de la ciudadanía y del personal que trabaja con ellos. Ya sea por los avances tecnológicos, las prisas de la inmediatez de la información, el interés de obtener ganancias por encima de un buen periodismo, los medios de comunicación convencionales en México y el mundo“ obligan” a los reporteros a moverse en una dinámica que no es la ideal para su trabajo. La distancia que separa el trabajo de Ryszard Kapuściński a lo hecho por periodistas en la actualidad es abismal aun cuando sólo han pasado unos años, los avances tecnológicos son profundos pero las condiciones laborales cada más son más precarias. Hoy la información es vista como espectáculo, el internet acerca a las personas a cualquier rincón del mundo con tan sólo un click, los ciudadanos con teléfono en mano ahora hacen el llamado “periodismo ciudadano” y miles de estudiantes egresan de universidades por montones para incorporarse en trabajos cada día más inestables.


En ese sentido, traeré lo dicho por el autor a la realidad de nuestros días y cómo algunos medios de comunicación no cumplen con aquello de hacer buen periodismo. Sin embargo, algo no cambia a pesar de las contrariedades que surgen con el paso de los años, el buen periodismo se hace en la calles, con la gente y es responsabilidad de cada profesional estar ahí y contar su pedacito de historia.

DESARROLLO Ayer y hoy En cuestión de segundos, el video de la decapitación del periodista estadounidense James Foley, quien fue secuestrado por grupos terroristas islámicos en noviembre de 2012 mientras hacía su trabajo en Siria, fue difundido de manera masiva a través de las redes sociales y retomado a su vez por medios de comunicación de todo el mundo incluso antes de corroborar su autenticidad; este es el periodismo de nuestros días, el periodismo en tiempos del internet. Aunque el video completo del asesinato fue retirado de la red, la imagen del fotorreportero que trabajaba de freelance en medio oriente donde se muestra hincado, vestido con uniforme naranja en una zona desértica y con un yihadista atrás de él como verdugo ya había dado la vuelta al mundo, el mensaje de terror ya estaba sembrado por varios medios que retomaron las imágenes. En este contexto, entra a reflexión el libro “Los cínicos no sirven para este oficio” de Ryszard Kapuscinski, quien con una de las frases que se leen en sus páginas describe lo que vive el periodismo en pleno 2014, aún cuando el libro fue editado en 2002. “No cabe duda que nos hemos convertido en meros espectadores. Esto es lo que nos diferencia de las generaciones anteriores, que, cuando no eran personalmente víctimas, autores o testigos oculares,


sólo se enteraban de las tropelías a través de rumores, de leyendas blancas o negras. Lo que ocurría en otra parte sólo se conocía de oídas”. “Hoy, por el contrario, los asesinos se muestran dispuestos a ser entrevistados, y los medios de comunicación se sienten satisfechos de acudir a la matanza. La guerra civil se convierte así en una serie televisiva” “…Por el terror de las imágenes, de los relatos de la realidad, somos transformados en una de estas dos posibles cosas: terroristas o voyeurs”. Millones de personas comenzaron a retuitear las fuertes imágenes de Foley, la familia por su parte pidió que por respeto al periodista no se hiciera difusión del video, sin embargo, a la velocidad de la red en instantes llegó a cualquier rincón del planeta. Es aquí donde entra uno de los primeros dilemas éticos para los medios de comunicación y el papel que juegan en la actualidad ante este tipo de hechos. ¿Hasta dónde informar sobre el acontecimiento?, ¿en qué momento se atraviesa la delgada línea de difundir un hecho noticioso a ser voceros de grupos terroristas que buscan sembrar el miedo?, ¿cuál es el papel de las redacciones de televisión, radio y prensa ante estos crímenes?, o por el contrario, ¿se hizo bien con bajar el video de la red y “esconder” la realidad? No sólo ha sido James Foley, al menos 69 periodistas más han muerto en la guerra de Siria y más de 80 han sido secuestrados, según el Comité para Proteger a los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés). El grupo estima que "aproximadamente 20 periodistas, tanto locales como internacionales, están desaparecidos en Siria", señala en su sitio web. 2 2

http://mexico.cnn.com/mundo/2014/08/20/la-decapitacion-de-un-periodista-de-eu-evoca-horrores-delpasado


En México, la situación no es distinta. Durante el sexenio de Felipe Calderón Hinojosa los medios de comunicación estuvieron plagados de estos mensajes de terror por parte del crimen organizado, donde ver imágenes sangrientas sobre decapitaciones, levantados, secuestrados así como comandos armados se volvió el pan de cada día. “Lo que cuenta en la información es el espectáculo… Cuánto más espectacular es la información más dinero podemos ganar con ella”, diría el periodista también autor de libros como El Emperador, El Sha, El Imperio y Ébano. Por otro lado, están también las condiciones laborales en las que trabajaba Foley, las cuales no son ajenas para millones de periodistas en el mundo. El reportero de guerra era freelance para GlobalPost, AFP o en su propio blog titulado de manera paradójica “Un mundo en problemas”, por lo cual carecía de un medio que lo respaldara tanto económica como moralmente. Este asesinato colocó de nuevo bajo los reflectores los riegos que en la actualidad corren los corresponsales de guerra en conflictos dentro y fuera de sus países, tal como los vivió el joven Ryszard en su tiempo. Parece que han pasado pocos años, pero fue en el siglo pasado cuando el autor tuvo sus mayores vivencias y coberturas de manera especial en África, tiempo en el cual la tecnología avanzó vertiginosamente a estos días. El mismo escritor refiere que “es imposible vivir en el mundo contemporáneo sin cambiar y sin adaptarse a los cambios”, lo ideal sería tomar las nuevas herramientas que proporciona la tecnología y agregarlas a las bases que se traen de investigación y trabajo de campo que siempre se han hecho. No deberían de ser estas nuevas herramientas un obstáculo para ´´pervertir´´ el trabajo reporteril, sino al contrario facilitar los tiempos de envío de información y mejorar las fuentes de investigación.


No importa la plataforma que utilice el periodista para difundir su mensaje, lo importante ya lo dijo el autor, es no sólo describir un acontecimiento, debe de existir también la explicación del por qué ha ocurrido. “En el mal periodismo, en cambio, encontramos sólo la descripción, sin ninguna conexión o referencia al contexto histórico”, señala en alguna de las páginas del texto. Por otra parte, la profesión necesita continuas mejoras sea la época en la que se viva, aunque siempre bajo ciertas reglas generales, dice el polaco, “ser éticamente correctos, por ejemplo, es una de las principales responsabilidades que tenemos… nuestro objeto está en constante movimiento”. Durante las sesiones de esta materia de Ética Periodística se tocaron varios temas que tienen que ver con los dilemas a los que se enfrenta un comunicador y su medio. Ejemplos sobraron durante las exposiciones realizadas en clase, sobre la manera en que radio, televisión, prensa, y ahora internet, hacen eco de rumores, se meten en la vida privada de las figuras públicas sin importar acabar con su imagen y se convierten en tribunales para juzgar la conducta de una persona. En el caso específico de la cobertura de accidentes y transgresiones de la ley, los medios de comunicación han llenado de sangre los espacios informativos, incluso por encima de pactos firmados como el Acuerdo para la Cobertura Informativa de la Violencia donde más de 50 medios se comprometieron en 2012 a reducir las imágenes sobre asesinatos cometidos por el narco. “Porque el objetivo de todos los grandes grupos de comunicación no es la de ofrecer una imagen del mundo, sino el de no ser desbancados por otros grupos”, es decir, el periodismo se reduce a quien obtiene mayores ventas, contratos de publicidad, mayor respaldo del presidente del país en turno.


El trabajo social que representa darle voz a los ciudadanos y denunciar malos usos del poder público, pasa a segundo plano, los medios se mueven por intereses políticos y económicos. En el caso específico de México, los medios de comunicación han sido llamados el “cuarto poder” pues de acuerdo a sus intereses, crean y destruyen figuras a su antojo y conveniencia, bien se dice en este texto que son los creadores de la historia, para bien o para mal. Infinidad de casos sobran para ejemplificar la manera en que un medio de comunicación puede transformar la historia de una nación, uno de los más fuertes para la sociedad mexicana tal vez fue la matanza de Tlatelolco en 1968. En aquella tarde cuando todos los medios se unieron para ignorar el asesinato de cientos de jóvenes a manos del gobierno y por el contrario, salió un muy sonriente Jacobo Zabludovsky a decir en el noticiario estelar de Televisa: “Hoy fue un día soleado”. Aunque en la actualidad ya no es tan sencillo ocultar hechos de la magnitud de la matanza en Tlatelolco, la historia la siguen construyendo los medios de comunicación como Televisa. La televisora gusta de presentar la información a manera de espectáculo en la búsqueda de lucrar con la desgracia ajena como el caso de Laura Bozzo cuando el año pasado llegó a bordo de un helicóptero oficial del gobierno del Estado de México al desastre provocado por la tormenta “Manuel” en Guerrero. O también está el caso de Tv Azteca, que en 1997 lanzó campañas de linchamiento contra el entonces jefe de gobierno del Distrito Federal, Cuauhtémoc Cárdenas, culpándolo del asesinato de uno de sus conductores estrella, el cómico Paco Stanley, desvirtuando la opinión de la ciudadanía cuando el Ministerio Público ni siquiera había llegado al lugar del crimen.


CONCLUSIONES Por fortuna, no todo el panorama en la actualidad es desolador, en los últimos años han surgido diferentes plataformas digitales donde los comunicólogos pueden plasmar sus ideas con mayor libertad. “La era digital no cambia en lo esencial la misión del periodismo comprometido e independiente, sobre todo en momentos en que se requiere de una ciudadanía consciente y comprometida”, dijo ayer el intelectual Noam Chomsky en entrevista para La Jornada a propósito de los 30 años de la fundación del diario. 3 La aparición de nuevas plataformas de divulgación como internet deberían enriquecer el ejercicio periodístico y complementarlo, pues en esencia del periodismo sigue siendo el mismo del que habló Ryszard Kapuściński en el libro analizado. No importa que ahora la información se lea a través de las pantallas de los celulares, tabletas o computadoras, el buen lector buscará siempre las buenas historias, aquellas que están escritas con calidad. “Cualquier descubrimiento o avance técnico pueden, ciertamente, ayudarnos, pero no pueden ocupar el espacio de nuestro trabajo, de nuestra dedicación al mismo, de nuestro estudio, de nuestra exploración y búsqueda”. Bien decía el periodista polaco que en los relatos se deben encontrar los sabores, el miedo, el cansancio y el aliento de quien cuenta una historia, así sea que sea transmitida por televisión, en un periódico o a través de Facebook. La radio en internet, los blogs, los portales de noticias como Animal Político, Emeequis, La Silla Rota, sólo por mencionar algunos, han realizado reportajes de investigación que incluso han sido reconocidos con premios gracias a su calidad y aporte periodístico. 3

http://www.jornada.unam.mx/2014/09/19/politica/008e1pol


Las redes sociales también se han convertido en un escaparate para quienes desean expresar sus ideas, difundir su trabajo y crear lazos de “amistad” con otros colegas. Considero que el aporte de Ryszard Kapuściński mediante “Los cínicos no sirven para este oficio” está más vigente que nunca, y que será un referente para actuales y futuras generaciones, porque con los avances tecnológicos lo que cambia son los recursos para hacer periodismo, pero la esencia de un relato seguirá siendo la misma. Ni los medios de comunicación, los avances digitales, la competencia entre profesionales o la falta de libertad de expresión pueden truncar la carrera de quien es una buena persona, un buen periodista. Creo que el mayor enemigo de un profesional de la comunicación y de un buen periodismo es la falta de preparación, el no estar actualizado así como hacer trampa, ser un cínico y presentar como propio un trabajo plagiado o inventar historias que nunca han sucedido y presentarlas como propias. Finalmente, considero que la solución a los problemas que se viven al ejercer el periodismo y a los dilemas éticos que se pueden presentar en el quehacer diario de la profesión, es la educación, o la “constante profundización en nuestros conocimientos”, como lo define Ryszard Kapuściński en el libro. Actualización y estudio constantes, recomienda el periodista nacido en 1932, así como estudiar y aprender constantemente pues el trabajo de un reportero es investigar y describir el mundo contemporáneo que está en un cambio continuo, profundo, dinámico y revolucionario. Durante una de las clases de Ética Periodística se debatió sobre la importancia de la especialización en los conocimientos de todo periodista como factor indispensable en estos tiempos para destacar en el mundo laboral.


En la universidad un profesor nos repetía de manera constante que los periodistas son “conocedores de todo, especialistas en nada” y creo que ahí radica una de las debilidades del profesional de la información. “No existen especialistas en ningún campo. El periodista es simplemente uno al que trasladan de un lugar a otro, según las exigencias de la cadena televisiva”. Miles de estudiantes terminan sus estudios en Periodismo o Ciencias de la Comunicación y se lanzan al mercado laboral en busca de oportunidades, sin embargo, no hay cualidades que los distinga uno del otro. En el país, hacen falta especialistas en finanzas, matemáticas, cultura, medicina, psicología, política, mercadotecnia o computación a fin de transmitir mayores conocimientos y aportes a la labor periodística y por tanto a los ciudadanos.

ANEXO Elementos para desarrollar un buen periodismo, según Ryszard Kapuściński Disposición al sacrificio. Se trata de un trabajo muy exigente que ocupa toda nuestra vida, 24 horas al día

Profundización de conocimientos. Estudiar y aprender constantemente

Considerar la profesión como un medio para hacerse rico. Para lograr hacer un nombre se necesitan las dos anteriores: sacrificio y estudio


PALABRAS CLAVE EMPATÍA.- “Las malas personas no pueden ser buenos periodistas. Si se es una buena persona se puede intentar comprender a los demás, sus intenciones, su fe, sus intereses, sus dificultades, sus tragedias” INTERÉS RECÍPROCO.- “¿Consejos para los adultos? Escuchar a los jóvenes y prestarles atención, renunciar a toda posición de poder” FUENTES.- “La principal son los otros, la gente. La segunda son los documentos, los libros, los artículos sobre el tema. La tercera fuente es el mundo que nos rodea, en el que estamos inmersos (colores, temperaturas, atmósferas)”.


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