UNIVERSIDAD TECNICA DE MACHALA UNIDADA ACADEMICA DE CIENCIAS QUIMICAS Y DE LA SALUD CARRERA DE BIOQUIMICA Y FARMACIA LABORATORIO DE TOXICOLOGIA NOMBRE: LISSETH CAROLINA ESPINOSA E CURSO: QUINTO AÑO “A” DOCENTE: DR. CARLOS GARCIA INTOXICACION PRODUCIDA POR COBALTO
El cobalto es un elemento que se presenta en forma natural en la corteza terrestre. Es una parte muy pequeña de nuestro medioambiente y muchos animales y los humanos lo necesitan en cantidades muy pequeñas para estar saludables. La intoxicación con cobalto puede ocurrir cuando la persona se expone a grandes cantidades de este elemento. Hay tres formas básicas por las cuales el cobalto puede causar intoxicación. Se puede ingerir en exceso, inhalarlo en grandes cantidades hacia los pulmones o por constante contacto con la piel.
Recientemente, la intoxicación con cobalto se ha visto a raíz del desgaste y ruptura de algunos implantes para cadera de metal sobre metal cobalto/cromo. Este tipo de implante es un acetábulo artificial para cadera que se crea al encajar una bola de metal en una copa metálica. A veces, las partículas metálicas (cobalto) se sueltan a medida que la bola de metal roza contra la copa metálica cuando usted camina. Estas partículas metálicas (iones) se pueden soltar en el acetábulo de la cadera y algunas veces en el torrente sanguíneo, lo que causa toxicidad por cobalto. DÓNDE SE ENCUENTRA El cobalto es un componente de la vitamina B12, una vitamina esencial. También se puede encontrar en:
Aleaciones
Pilas o baterías
Artículos de cristal/químicos
Brocas para taladros y herramientas para máquinas
Tinturas y pigmentos (Cobalt Blue)
Imanes
Algunos implantes para cadera de metal sobre metal
Llantas
Es posible que esta lista no los incluya a todos. SÍNTOMAS Normalmente, usted se tiene que exponer a niveles altos de cobalto durante semanas a meses para presentar síntomas. Sin embargo, es posible tener algunos síntomas si ingiere una cantidad grande de cobalto de una sola vez. La forma más inquietante de la intoxicación con cobalto ocurre cuando éste se inhala demasiado a los pulmones. Esto normalmente sólo sucede en escenarios industriales
donde cantidades considerables de procesos de perforación, pulimento u otros procesos liberan al aire partículas finas que contienen cobalto. La inhalación de este polvo del cobalto puede causar muchos problemas pulmonares crónicos. Si usted inhala esta sustancia por períodos largos, probablemente desarrollará problemas respiratorios similares al asma o problemas más permanentes, como fibrosis pulmonar. La intoxicación con cobalto que ocurre por el contacto constante con la piel probablemente causará irritación y erupciones que desaparecerán en forma lenta. La ingestión de una cantidad grande de cobalto absorbible de una vez es muy rara y probablemente no muy peligrosa. Esto puede causar náuseas y vómitos. Sin embargo, absorber una cantidad grande de cobalto durante períodos de tiempo más prolongados puede llevar a problemas de salud graves, como:
Miocardiopatía (un problema por el que el corazón se torna grande y flácido, y tiene problemas para bombear sangre)
Posibles problemas de nervios
Espesamiento de la sangre
Problemas de tiroides
CUIDADOS EN EL HOGAR Si usted o alguien que conozca ha estado expuesto al cobalto, el primer paso es abandonar el área y tomar aire fresco. Si el cobalto ha entrado en contacto con la piel, lave muy bien el área. CASO CLINICO: UN EXTRAÑO CASO CLÍNICO. El protagonista es un hombre que empieza a encontrarse mal a mediados del 2011, cuando tiene 54 años. Sufre fiebre, fatiga, problemas de oído, pérdida
de
visión…
Acude
al
médico
de
cabecera,
al
oftalmólogo,
al
otorrinolaringólogo… Nadie encuentra explicación a lo que le ocurre. Ni antecedentes familiares, ni una infección, ni nada destacable en ninguna prueba de diagnóstico.
Le detectan, eso sí, un mal funcionamiento de la glándula tiroides, que explicaría su cansancio, pero no sus otras dolencias. El corazón le empieza a fallar sin que los médicos averigüen por qué. Le diagnostican insuficiencia cardíaca. En su historia clínica se cita que tiene artrosis y que diez años atrás le implantaron prótesis en ambas caderas. Después, a causa de un accidente, se le rompió la prótesis izquierda y se le tuvo que sustituir a finales del 2010. Nada que ver, aparentemente, con sus muchos problemas de salud. Peregrina de médico en médico mientras su salud se deteriora rápidamente. En mayo del 2012, un año después del inicio de los síntomas, le derivan al Centro de Enfermedades No Diagnosticadas de Marburgo, que está especializado en casos difíciles. Está entonces casi ciego, casi sordo y al borde de la muerte por la insuficiencia cardíaca. El médico que dirige el centro, Juergen Schaefer, es un personaje singular. Fan de House, utiliza episodios de la serie en sus clases para enseñar a los estudiantes de medicina lo complejo que es el cuerpo humano. Al estudiar el caso de su nuevo paciente, a Schaefer le viene a la mente un episodio de House. Concretamente, un episodio de la séptima temporada titulado “Médico de familia” en el que una mujer con un problema de corazón y varios síntomas aparentemente inconexos sufre una intoxicación por cobalto causada por una prótesis metálica defectuosa.
El paciente alemán, descubre Schaefer, también lleva una prótesis metálica hecha con cobalto. Es la que le implantaron en noviembre del 2010, medio año antes del inicio de los síntomas, para sustituir la que se había roto en un accidente.
Una radiografía de la cadera revela que la prótesis está deteriorada. Un análisis de sangre confirma que el nivel del metal que le circula en la sangre multiplica por mil la cantidad máxima recomendada. Al paciente se le sustituye la prótesis metálica por otra de cerámica y sus síntomas empiezan a remitir, aunque algunos efectos de la intoxicación por cobalto, como la pérdida de oído y de visión, son irreversibles. Caso resuelto. ¿PRÓTESIS METÁLICAS? EXCELENTES SI SE UTILIZAN BIEN. Me puse en contacto con Schaefer cuando presentó el caso en The Lancet y me advirtió que la intoxicación por cobalto ocurre pocas veces pero, cuando ocurre, puede llegar a ser muy grave. “En nuestro centro conocemos cinco casos de pacientes con problemas derivados del cobalto”, explicó en un correo electrónico. “Espero que este caso ayude a concienciar sobre los efectos secundarios potenciales de los implantes metálicos”. No es que los implantes metálicos sean desaconsejables. Al contrario, hay casos en que son la mejor opción. En particular, se implantan en personas relativamente jóvenes físicamente activas. Pero no deben implantarse para sustituir una prótesis anterior de cerámica, que es el error que se cometió con el paciente alemán, ya que los restos de cerámica que queden en la articulación pueden erosionar la pieza metálica. Incluso en los casos en que se implantan correctamente, conviene seguir unas precauciones básicas para prevenir cualquier posible intoxicación por cobalto. Tras contactar con Schaefer, consulté al traumatólogo Rafael González-Adrio, director de la Adrio Clínic en la clínica Teknon de Barcelona y especialista en prótesis de cadera. “Las prótesis no liberan metales a la sangre cuando están bien implantadas –me tranquilizó-. Pero podrían hacerlo en algún caso en que sean defectuosas o en que queden colocadas con una orientación que no es idónea”. Para prevenir complicaciones, un comité de expertos europeos elaboró un documento de consenso en un congreso celebrado hace dos años en Bélgica sobre el seguimiento que debe hacerse a los pacientes a los que se implanta una prótesis con cobalto. El seguimiento incluye análisis de sangre para comprobar el nivel del metal en la sangre.
Estos análisis están especialmente indicados en pacientes que sienten dolor tras serles implantada la prótesis. Esta es la primera lección que puede extraerse del caso del paciente alemán: tras implantar una prótesis metálica conviene hacer un seguimiento de cada caso para detectar precozmente cualquier problema que pueda surgir. “Si el seguimiento se hace bien, las prótesis metálicas son muy seguras”, sostiene González-Adrio, quien ha implantado más de mil prótesis de cadera. “Me he encontrado con algún caso en que he tenido que sustituir una prótesis metálica, pero no he visto ni un solo paciente con intoxicación por cobalto”. NO ES UNA ENFERMEDAD MENOR. La segunda lección se refiere al error de ningunear la artrosis como una enfermedad menor. Es cierto que no tiene la carga emotiva del cáncer, ni el dramatismo del Alzheimer, ni la mortalidad de las enfermedades cardiovasculares. Pero, como todas ellas, la artrosis puede derivar en problemas de salud de extrema gravedad. La diferencia, por supuesto, es que las consecuencias graves de la artrosis son indirectas, mientras que el cáncer o el infarto son una causa directa de muerte o discapacidad. Más allá del caso excepcional de la intoxicación por cobalto, una articulación dañada por la artrosis limita la movilidad, lo cual lleva con frecuencia a un empeoramiento de los niveles de colesterol, un mal control de la diabetes, un aumento de peso, un mayor riesgo cardiovascular, un malestar psicológico y una merma sustancial de la calidad de vida. Ninguna de estas consecuencias es menor. Y ninguna de ellas es inevitable si se mejoran la prevención, el diagnóstico precoz y el tratamiento de la artrosis gracias a una mayor concienciación sobre sus riesgos para la salud a largo plazo. WEBGRAFIA: https://www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/ency/article/002495.htm http://www.laartrosis.com/2014/02/20/un-caso-de-artrosis-para-el-dr-house/