Gracias, Ana. Gracias, Cocha. Gracias a todos, queridos amigos, con su aporte en la gorra hicieron posible la edici贸n de este libro, con su cari帽o y confianza seguimos bailando en Los Jueves de Ana Postigo, Cochabamba 444, coraz贸n de San Telmo. el tango es ir
m a r i a va l e r i a c h i n n i c i / r u t h d e v i c e n z o
Ana Postigo 隆c贸mo bailamos!
buenos
aires,
argentina
fotografías María Valeria Chinnici Leticia Fraguela Nataly Hundewadt Ana Postigo y fotógrafos de jueves archivo, compilación y diseño María Valeria Chinnici colaboración total Nataly Hundewadt Pauline Nogues María Laura Ruffa Pablo Grancharoff impresión Juan Ignacio Chinnici Jonathan Pereyra encuadernación Manuela Salinas y manos postigas correción final Andrés Ehrenhaus dirección de proyecto Ruth de Vicenzo contacto www.anapostigo.com.ar / goposticochabamba@gmail.com Chinnici, María Valeria Ana Postigo / María Valeria Chinnici y Ruth de Vicenzo. - 1a ed. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Nuestra Sra. de Cocha, 2014. 192p. il. ; 20x20 cm.
ISBN 978-987-33-4961-4 1. Postigo Ana Biografía. I Ruth de Vicenzo II. Título CDD 927
textos Ruth de Vicenzo / pg.9 “Lo que se hereda no se roba”, Ana Postigo / pg.15 Stine Helkjær Engen entrevista a Ana Postigo, Revista Tinta Roja 2011, gentileza Vanina Stainer, parte I / pg.16 Eduardo Cappussi / pg.71 entrevista en Tinta Roja, 2011, parte II / pg.72 Angel Pulice / pg.82 Pablo Fraguela / pg.84 entrevista en Tinta Roja, 2011, parte III / pg.89 “Como niños que juegan”, Ana Postigo / pg.94 Gustavo Gottfried / pg.96 Nicolás Fernández Larrosa / pg.102 Andrea Lobato / pg.103 María Valeria Chinnici / pg.104 “Los Jueves de Cochabamba, un capítulo aparte” Ana Postigo / pg.108 “A Ana Postigo”, Miguel Angel Fraguela / pg.161 “Ana Teresa”, Licia Sideri / pg.166 Edgardo Ibáñez / pg.168 Corina Busquiato / pg.169 “18 coplas a Ana Postigo”, Pablo Sáez / pg.170 María Laura Ruffa / pg.173 Omar Viola / pg.174 Jorge Gómez Monroy, Edgardo Ibañez y Guillermo Villegas entrevista a Ana Postigo para Video Tango Fest, 2010 / pg.176
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a modo de prólogo
“Tu nombre ya no es una palabra Tus manos parecen un recuerdo” Cuando me encontré con Ana la primera vez, me pareció que nos conocíamos ya desde siempre. Habíamos empezado a bailar más o menos al mismo tiempo, ambas veníamos del teatro, ambas sentíamos pasión por el tango y conciencia de que era un privilegio haber nacido en él, y ambas teníamos la misma empecinada determinación de disfrutarlo, defenderlo y difundirlo en vez de sufrir o lucrar vendiéndoselo al mejor postor, ¡qué impostura! Cada una desde su arte, siendo el mío la música, admiraba y apoyaba el trabajo de la otra. Con Ana no hacían falta muchas palabras y siempre fue una alegría tan sólo vernos; así decidimos un día iniciar un nuevo proyecto, una nueva aventura juntas, subiendo la apuesta. Ella no entendía mi tranco lento y yo no alcanzaba a entender su urgencia, yo sentía que teníamos toda la vida por delante y no me esperaba esa mueca siniestra de la suerte. Su muerte fue como un rayo que nos partió al medio. ¿Y ahora qué? Ahora qué, sentí que me interrogaban esa veintena de pares de ojos hinchados la víspera del jueves siguiente a su partida. ¿Abrimos Cochabamba? ¡Claro que abrimos! me escuché decir con una seguridad que no sabía de donde venía. ¿Y cómo lo hacemos? Igual que lo hacía Ana: lo mismo mismito mismo, dije. Ese jueves, el primer jueves sin Ana, abrir pareció entonces la peor idea del mundo, pero hicimos tripas corazón y partimos todos los postigos juntos, desde lo de María, en procesión por las calles de San Telmo, llorando y riendo al son del acordeón de Fraguela hasta llegar a Cochabamba 444. Era oficial: la llama de los jueves de Ana seguía prendida y haríamos cualquier cosa para defenderla. Todas esas hermosas personas que empezaron en el tango con Ana en Cochabamba (¡qué privilegio!) y la seguían con amor, devoción y la mejor de las ondas, que bailaban pareja e impecablemente el tango en la pista, estaban seguras de que “Cocha”
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era su lugar en el mundo, el mejor de cada jueves de la vida, pero no eran concientes del por qué. Habiendo rodado yo por unas cuántas milongas y prácticas de tango en estos 20 años, podía certificar, “científicamente” como me cargan las chicas, que Cocha ES el mejor lugar del mundo los jueves a la noche para curtir el tango. Y eso gracias a Ana. Un maestro, dicen los budas, es alguien que tiene un rebaño que lo sigue, con perdón de la palabra, y eso es Ana Postigo, una maestra con mayúsculas y minúsculas, por qué no. Ana dejó en nuestras vidas una marca indeleble, amorosa y ética y aunque sé que dirías, Ana, que los homenajes son en vida y al contado, aquí va nuestro humilde homenaje, tarde pero firme y sentido. Te quiero, te extraño y siempre te recuerdo, Ana. Gracias. Ruth de Vicenzo Buenos Aires, abril de 2014
Sus ojos se cerraron y el mundo sigue andando, su boca que era mía ya no me besa más, se apagaron los ecos de su reír sonoro y es cruel este silencio que me hace tanto mal. Fue mía la piadosa dulzura de sus manos que dieron a mis penas caricias de bondad, y ahora que la evoco hundido en mi quebranto, las lágrimas pensadas se niegan a brotar, y no tengo el consuelo de poder llorar. Por qué sus alas tan cruel quemó la vida, por qué esta mueca siniestra de la suerte, quise abrigarla y más pudo la muerte, ¡Cómo me duele y se ahonda mi herida! Yo sé que ahora vendrán caras extrañas, con su limosna de alivio a mi tormento, todo es mentira, mentira es el lamento, hoy está solo mi corazón.
Sus ojos se cerraron tango, 1935 música: Carlos Gardel letra: Alfredo Le Pera
Como perros de presa las penas traicioneras celando mi cariño galopaban detrás, y escondida en las aguas de su mirada buena la muerte agazapada marcaba su compás. En vano yo alentaba febril una esperanza, clavó en mi carne viva sus garras el dolor; y mientras en las calles en loca algarabía el carnaval del mundo gozaba y se reía, burlándose el destino me robó su amor.
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Lo que se hereda no se roba! “El TANGO es nuestra herencia, su valor expresivo, su permanencia es parte de nuestro patrimonio cultural. La música, la poesía y la danza en el tango, hablan de nosotros, nos ¨pinta¨ en cuerpo y alma. Bailar el TANGO, disfrutarlo, descubrir su ser y su sentir, es la posibilidad para seguir contando nuestra historia.” Ana Postigo (extraído de cuaderno personal)
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entrevista en TINTA ROJA revista, Buenos Aires, 2011
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Es imposible zafar de algo que a uno le pertenece como identidad, como cultura, como forma de vida, como estética... eso es imposible! Cuando la gente habla en esas frases hechas como: “el tango te espera” y que llega un momento determinado en que vas a recurrir al tango, yo digo que el tango está, que somos cada uno de nosotros, que cada uno tiene su tango y que es una pertenencia. El tema está en como cada uno lo desarrolla, me refiero a la gente que baila, la gente que transmite el tango, los músicos, no importa de donde sean... Yo soy una artesana de la vida, el otro día pensaba que si me tengo que poner un título, cuál sería... artesana de la vida, y con el tango también soy una artesana. Artesanalmente construyo la vida, desde vivir en San Telmo y como acomodar mi bagaje, mis cosas, mi pertenencia, mi vida, mis conocimientos, mis desconocimientos, buscar un lugar y armarlo en función de eso, de lo que tengo, de lo que traigo, de lo que fui adquiriendo, y bueno, por eso me considero una artesana, me acomodo al lugar donde me toca, donde me da el cuero para bancar, sobre todo para llevar adelante mi cometido, lo que me apasiona, las cosas que conozco, las que sé hacer. Esa artesanía real de imaginar y armar un producto que seguramente es un aporte más a mi economía… siempre en pos de desarrollar lo otro, lo que me hace crecer, lo que me hace disfrutar, lo que me da la posibilidad concreta de conectarme, de comunicarme, de estar en comunión… de todo lo que sea con el otro, con los otros. Y me parece lógico que eso suceda porque es lo que me gusta. En el teatro me pasa y en el tango me pasa exactamente igual… me pasa eso de haber conocido el tango desde la danza, de haber conocido a maestros que me enseñaron, que me dieron la posibilidad de que yo creara con la técnica mi manera de transmitir. Y el tango me dio sobre todo, la posibilidad de conectarme con la gente, con un montón de gente que necesitaba, como yo alguna vez necesité esta cosa de la conexión, de aprender algo que no es para ganar plata… A ver, la gente que viene los jueves a un lugar social como es Cochabamba, viene a bailar, no viene a ver si termina bailando arriba de un escenario... bueno, los hay y están un tiempito y después se van a bailar con los maestros que enseñan a bailar arriba de un escenario. Me refiero a esa otra necesidad humana que es lo social, el estar en contacto con el otro, ¿viste?
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Cuando yo voy por primera vez a un lugar donde tuve la posibilidad de ver bailar tango, es en un centro cultural que no me acuerdo
muy bien dónde era, con mis dos compañeras (somos tres mujeres y tres varones en el grupo de teatro). Estábamos haciendo un taller de murga con Coco Romero en el Rojas, cuando empieza toda esta revolución, esta vuelta a la tradición, empiezan a aparecer estas cosas así, un taller de murga en el centro cultural Ricardo Rojas, y aunque la murga es una cosa callejera y una cosa de barrio, alguien la tiene que tomar… ¡y vamos! Había acrobacia... ¡y vamos!. Los actores hacemos un poco de todo, entonces, vamos a la murga y mis compañeras se empiezan a relacionar con los músicos de esa murga y un día salimos así medio de parranda por los barrios y nos toca ir a este centro cultural, vimos bailar y yo le digo a Corina: che, qué bueno, ¿por qué no venimos? Sí, sí, me dice ella… yo algo más o menos manyaba, o sea mi viejo siempre bailó tango con mi mamá… A la semana siguiente, después de averiguar los horarios de las clases del centro cultural, me voy sola, obviamente, y había una pareja mayor que daba la clase y mucha gente grande… pero también había gente joven como yo en ese momento, y entre ellos estaba Omar Vega, un bailarín de la hostia, un amigo querido que no está físicamente, pero siempre está… y Eduardo Cappussi, ahí tomamos clase nosotros con esos señores mayores, que también participaban en la clase ayudando. A todas las minas de treinta y tantos como yo en ese entonces, nos agarraban y nos reboleaban pa todos lados y bueno, me encantó, me encantó todo. Me desesperaba la posibilidad de comprender lo que me estaban diciendo, porque me lo decían con palabras, me lo mostraban, viste, y yo decía ¿cómo carajo?... Como pasa a veces, yo ahora veo un alumno que le digo uno, dos, tres, cuatro, ¿viste? primero la izquierda y después la derecha, ¡y quiere caminar con las manos! y es lógico... ¡nos pasa a todos!, a mí me pasó… me enseñaban el giro y me decían: un cruce adelante y una apertura, y yo decía...¿qué carajo es ésto? No sabía que hacer con las piernas… Pero todo llega, ¿no? Y así empezó esta cosa, y sobre todo esta posibilidad de moverme con una música escuchada, con una música sentida, una música que me emocionaba, que me traía recuerdos, que conocía, y con alguien que me guiaba y que me daba lugar, ¿cómo te explico? Yo creo que a todas las mujeres nos pasó. En ese entonces bailar con un milonguero era la gloria,
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porque el tipo se movía intuitivamente y sabía lo que hacía… que sé yo, desde el que te apoyaba la mano con un pañuelito para que vos no recibieras la transpiración de él, o apenas te tocaba así para que entraras, porque necesitaba eso, o el que iba con una permanente sonrisa, sintiendo lo mismo que sentías vos, moviéndose con una cosa, una música que estaba en su interior… entonces era verdaderamente una cosa de goce, de placer, ¿viste? ¡Todas queríamos bailar con los milongueros! Después empezaron a aparecer los pares, los que estaban más a tono con lo generacional, que hacían lo mismo, que no bailaban intuitivamente sino que bailaban como yo, después de haber aprendido una técnica, y que lo hacían maravillosamente, porque a la hora de los bifes, a la hora de bailar lo que vale obviamente que es lo aprendido, pero lo que vale es lo que la pista después te va a permitir y tu recurso y tu habilidad para moverte con una mina entre los brazos y que no la pisen y que se divierta y que te adore y no sé, todas las cosas que suceden cuando uno está abrazado a otro bailando. Eso a mí me recontra apasionó y en un momento, bueno, después de haber transitado noches y noches y de volver con los zapatos y los pies en la mano a mi casa, de cruzar el parque Lezama, yo vivía en la otra punta del parque… me dije: qué hago con todo esto que es tan bueno para el espíritu, que es tan bueno para el cuerpo, para la cintura, para las pantorrillas… (risas).
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“Por querer estoy así” ana postigo
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Bailar el tango, verdaderamente bailar el tango... ¡es la pista! Qué bueno esto de encontrarme con tanta gente, de conectarme inmediatamente con el otro, ¿no? Qué hago con todo esto que ocupa un lugar, pero también tiene un límite, para mí, que tengo además de toda esa necesidad humana otra más que es la de sostenerme. Y bueno... empecé a pedir por favor que alguien me diera bola y me enseñara, como decimos casi todos, a bailar del lado del hombre, a investigar sobre el otro rol y por suerte me tocaron personas que me abrieron la cabeza y verdaderamente me dieron la posibilidad de comprender cómo era esto, cómo era la técnica. Eso me apasionó y me costó muchísimo; después la prueba, lo que hablábamos hace un rato...la pista. En aquel tiempo estaba el Parakultural, acá en la calle Chacabuco, y todo el mundo me cargaba, y algunos hasta fueron agresivos porque yo quería ir a bailar y a pesar de que el “Para” permitía eso y mucho más, que una mina bailara de hombre con otra mina y todo eso no estaba mal visto, pero convivíamos con gente que venía con la cabeza de que “el tango es macho”. Era un momento bastante fuerte… muchos me apoyaron y otros que sé yo, no sé, me prepotearon, pero los menos. Al machismo en el tango, digamos, no le doy bola, o sea no entra, porque es desde otro lado, viste, las mujeres que podemos bailar en una pista y que además transmitimos la técnica, es porque, primero y principal, la hemos aprendido. En mi caso, por ejemplo fue fundamentalmente porque me encanta que la gente baile, que disfrute tanto como yo; es más, lo necesito, y si eso no sucede, soy una mala maestra, no sé transmitir, ¿me entendés? Y realmente me doy cuenta de que es ese el camino… yo quiero hacer tango porque es algo que tengo arraigado... ¿y cómo lo hago? Lo hago como lo siento, ¿y qué siento? Que si no hay 100 u 80 personas en la práctica de Cochabamba, yo me siento mal, digamos, porque esas 100 ó 95 ó 120, 130, como a veces pasa en ese lugar chiquito, que algunos me dicen, vos lo llenás porque es chiquito… pero yo en ese lugar chiquito meto 130 personas que cuando paso la gorra, aportan, y esa gente es la que me permite hacer Cochabamba. Siempre hay algún alumno que trae a otro, jovencito, grande o mayor, porque hay lugar para todos, viste, no es que tengo Cochabamba lleno de pibes, hay mucha gente grande que viene a la clase y se queda y tiene su lugar, y se junta con los compañeros y baila, se rompe esa
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Bailen todos, compañeros, porque el baile es un abrazo Pa’ que bailen los muchachos tango, 1942 música: Aníbal Troilo letra: Enrique Cadícamo
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barrera de edad… bailás porque bailás. Hay muchos de los que vamos a bailar que bailamos porque nos gusta bailar y habrá otros tantos que quieren bailar con determinada minita o quieren bailar con las que bailan bien y las que bailan bien quieren bailar con los mejores bailarines, o sea, pasa de todo en el tango y es bueno tener un lugar donde eso esté resguardado. Volviendo a lo de la histeria que tiene el tango, y la tiene y en alto grado, viste… vamos ahí porque yo voy a poder mostrar mi destreza, ¡no!. El tango no es para uno, el tango es un encuentro social, es y lo ha sido, es un encuentro con el otro, es un encuentro del hombre y la mujer y el que gana a esa mujer esa noche, y esto no lo digo en forma despectiva, el que conquista a la mujer a través del baile, seguramente es el mejor y el que mejor la cuidó en la pista, así parece que fue en un momento determinado de la historia del tango, el que mejor bailaba se llevaba a la mujer, y mujeres no había en ese entonces, había poquitas… y bueno, está bárbaro, es real, es humano, es animal (risas) y aquel que quiere ir a pasar el rato, tiene con quien y el que quiere ir a mostrarse y nada más, va a tener que ir a otro lugar...
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“No lo hice nunca, ni lo volveré a hacer” ana postigo
Ayer estaba recordando tu casa... mi casa... ¡Portal donde la luna se aburrió esperando, cedrón por donde el tiempo se perfuma y pasa! Y al ver que nos pusimos viejos y estamos más solos, siento un vals en tu piano llorar y me pongo a pensar si no llora de amor. Era la era primera que apaga la ojera y enciende el rubor, y una noche -¿te acuerdas?- un beso debajo del cerezo sellaba nuestro amor. Pudo el amor ser un nudo más dudo que pudo luchando vencer... Una casa era pobre, otra rica... Fácilmente se explica que no pudo ser. Así, por el recuerdo, lloro tu casa... mi casa... Tu amor, que está marchito en un estuche de oro mi amor, que al fin -de darse- se quedó sin brasas... Y al ver que nos pusimos viejos y todo fue en vano, siento un vals en tu piano llorar y me pongo a pensar si no llora de amor. Absurdo
vals, 1954 música: Virgilio Expósito letra: Homero Expósito
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“Vuelvo al rancho de donde nunca debí faltar” ana postigo
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Mi viejo siempre bailó tango con mi mamá y todas las noches había tango en casa… Mi viejo se iba a dormir y ponía la radio fuerte, a mí nunca me molestó, que sé yo... era una cosa muy a mano. A veces estoy compilando la música y me viene la imagen del cassette o del long play y siempre es lo mismo, siempre está eso primero, lo tengo metido en el oído y cuando veo o leo la música que voy a compilar, me viene la imagen de los discos que había en mi casa o del cassette que yo le regalaba a mi papá para el cumpleaños, digamos, están ahí, están presentes en mi memoria emotiva, en mi oído, o sea el tango está ahí siempre, y está porque siempre estuvo…
“Devolvele la cara al perro” ana postigo
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San Antonio 645, Barracas, Buenos Aires
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Voy, para olvidarla, y entre caña y caña la recuerdo más. No te apures, Carablanca tango, 1942 música: Roberto Garza letra: Carlos Bahr
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¡Una noche vino Oscar Ferrari a cantar! Eso fue... ¡no sabés! Mirá,
se me pone la piel de gallina…
Oscar era un amigo de mi papá de pendejos, de muchachones que andaban por la vida juntos, entonces yo los jodía a mis viejos, les decía que hablen con Oscar, con “el Astro” como le decían ellos cargándolo, díganle que venga, que venga, que venga y al final un jueves lo logramos. Un alumno de la clase lo fue a buscar a la casa… ¡el que tenga el mejor coche que vaya a buscarlo al petiso! (risas). Ovidio y Covacevich lo acompañaron y no sabés… por empezar mi viejo se levantaba de la mesa ahí cerca de la barra y llorando iba hasta el escenario, fue maravilloso… Hay una foto que estamos todos mirándolo con esa cosa que creo, sin falsa modestia que pongo yo, yo pongo el corazón, las cosas mías pongo… Por eso te decía que el tango me pertenece; para mí Oscar es mi tío y todavía Oscar hacía ese comentario de que yo era su sobrina y Cappussi se lo creyó,
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Yo sé que habrá una noche feliz en mi existencia, será la noche aquella triunfal de mis amores, Será una noche
tango, 1935 música: José Tinelli letra: Manuel Ferradás Campos
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“¡es el tío de Ana Postigo!” decía, pero, ¿si él es Ferrari?, bueno fue muy gracioso… nada, un tipo que estuvo desde mi infancia en el repertorio. El otro día charlando con mi viejo apareció Berón y de la nada manda: “y venían todos a casa...”, viste, porque los Berón eran un montón y todos cantaban, ¡y yo me imagino!… mi viejo sería en ese momento como soy yo ahora con la gente que está haciendo tango hoy… Lo que te puedo decir es que ellos se conocían desde muy jóvenes y vivían juntos y hacían locuras juntos, ¿cómo te puedo decir?, tenían un reparto de lavandina y andaban en un carro con un caballo y repartían lavandina en Barracas y La Boca, cosas de pibes, de muchachones de 18, 19 años… Mi viejo cuenta que Oscar le dijo: bueno, ¿qué vas a hacer, petiso? ¡Los dos son petisos! (risas) Porque yo me voy de gira a no sé donde y venite conmigo, no sé... de manager o alguna cosa, compañeros, viste, amigos… y mi viejo nada, eligió casarse con mi mamá y menos mal, si no yo no estaría acá (risas). Y nada, viste, no es que mi papá sea músico pero tiene toda esa cosa que indefectiblemente tiene el tango o cualquier cosa que uno vive desde el corazón, esto que mencionábamos de la necesidad de ir pasando la vida, ¿no?, desde lo artístico, de esa manera… la gente que hace arte por ahí tiene la posibilidad de expresarse por sobre todo y de mostrar que las cosas están tan ligadas al sentimiento, arraigadas al sentimiento.
entrevista en TINTA ROJA revista, Buenos Aires, 2011
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siento que tus manos entibian las mías trémulas y frías... ¡y hablas de tu amor! La noche que te fuiste
tango, 1945 música: Osmar Maderna letra: José María Contursi
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San Antonio 645, Barracas, Buenos Aires
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“Caminemos pa hacer hambre� ana postigo
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Te encontré sin pensarlo y alegré mis días, olvidando la angustia de las horas mías. Verdemar
tango, 1943 música: Carlos Di Sarli letra: José María Contursi
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San Antonio 645, Barracas, Buenos Aires
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“No doy más del fayon” ana postigo
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San Antonio 645, Barracas, Buenos Aires
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"Me voy a portar bien" ana postigo
Vago como sombra atormentada bajo el gris de la recova, me contemplo y no soy nada... Soy como mi lancha carbonera que ha quedado recalada, bien atada a la ribera. Yo también atado a mi pasado soy un barco que está anclado y siento en mi carne sus amarras como garfios, como garras. Lloro aquellos días que jamás han de volver, sueño aquellos besos que ya nunca he de tener, soy como mi lancha carbonera que ha quedado en la ribera, ¡sin partir más!
Aquellos besos que perdí al presentir que no me amaba, fueron tormentas de dolor llenas de horror. ¡Hoy no soy nada! Yo sólo sé que pené, que caí y que rodé al abismo del fracaso... Yo sólo sé que tu adiós, en la burla del dolor, me acompaña paso a paso. Ahora que sé que no vendrás, vago sin fin por la recova, busco valor para partir; para alejarme... y así matando mi obsesión, lejos de ti, poder morir. Pero vivo atado a mi pasado, tu recuerdo me encadena, soy un barco que está anclado. Sé que únicamente con la muerte cesarán mis amarguras; cambiará mi mala suerte. Vago con la atroz melancolía de una noche gris y fría; y siento en mi carne sus amarras como garfios, como garras. Nada me consuela en esta cruel desolación. Solo voy marchando con mi pobre corazón. Soy como mi lancha carbonera, que ha quedado en la ribera, sin partir más.
Amarras
tango, 1944 música: Carlos Marchisio letra: Carmelo Santiago
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Llegaste como un rayo deslumbrante de luz... Tú
tango, 1949 música: José Dames letra: José María Contursi
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“¿Te arrepentiste?” ana postigo
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Ahora estamos acá en San Telmo, vamos a hablar de San Telmo… esta ebullición de gente que está alrededor del tango, se podría decir que es de los 90… pero que esto estaba sucediendo no sé, 10 años para atrás. Yo creo que si seguimos apostando a la idea de que esto es posible, va a seguir creciendo, lo que sí creo es que sería importantísimo que habláramos de lo ideológico, que volviéramos a la ideología. Tengo 56 pirulos y te imaginarás que a mis 18 años todo pasaba por lo ideológico… después hubo un momento en que hubo que dejar de hablar de lo ideológico, que no se podía, y creo que justamente ahora tenemos que volver a unificar criterios… Cuando empezamos a charlar hablábamos de que el artista debe, merece, le corresponde ganar dinero por lo que hace, tocando el bandoneón, cantando, enseñando a bailar el tango o bailando tango arriba de un escenario, siendo actor o actriz.
entrevista en TINTA ROJA revista, Buenos Aires, 2011
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Permanentemente escucho en la radio, que no coincido, la radio de tango, la escucho porque me encanta el tango, viste, y a veces ligo comentarios de gente piola y a veces ligo comentarios de gente que parece que todavía necesitara hablar de amor al arte por el temor de que no lo convoquen, y yo digo que hay que tenerle miedo a las cosas que nos han impuesto que ya es una tradición… el artista necesita de la cosa oficial. Yo digo que a mí me tendrían que pagar por hacer Cochabamba y seguir pasando la gorra… ¿por qué? Porque yo estoy haciendo un aporte enorme… está bien lo hago para mí, si yo no tengo plata para llegar a Cochabamba, bueno ahora voy caminando… ¡No! Yo voy en taxi porque quiero llegar impecable, como todo el mundo, bien vestida, con olor a perfume, digamos… porque todos hacemos el honor de venir a bailar el tango, hombres y mujeres, que nos vestimos a nuestro estilo, viste, no nos ponemos la pollerita y el pañuelito en el cuello… y sí nos ponemos nuestros mejores zapatos, los que nos queden más cómodos, el mejor perfume, como yo que salgo de acá re-fayon, para ir a bailar el tango y ganar el dinero suficiente para seguir apostando al tango y a toda la gente que lo ama, que lo adopta, que lo necesita, ¿viste?. Estar atenta, venir a vivir en este barrio para que cuando Luciano Tobaldi pase por la parada del 86 me diga: “Che, hoy voy a Cochabamba, ¿podemos ir a tocar?” Que sé yo… para seguir soñando que alguna vez voy a poder tocar algún lugar, porque yo no lo tengo, no me alcanza el presupuesto para poder convocar a una orquesta y pagarles, que creo que se lo merecen. Puedo hacer con Cochabamba que la gente que necesite hacer la experiencia toque en una milonga donde hay mucha gente y se baila el tango y que más o menos generacionalmente está ahí. Porque qué me importa que me escuche Carlitos Gardel, si se murió… a mi me importa que esta gente que hace al tango, que hace el tango conmigo me escuche… a ver si se puede bailar la Misteriosa, a ver si se puede bailar la Andariega... Mirá acá te nombro la gente que pasa por Cochabamba: a ver si podemos bailar con Los Fulanos de Tal o con La Grela, con Mal Llevado o con el Sexteto Premier, Barrio Tinto o Esquina Sur, que son gente que viene a Cochabamba a tocar para que bailemos. Yo creo que sería importante, para sostener eso, unificar criterios: a ver... cómo hacemos para conseguir que se sigan haciendo cosas oficiales, que esté el festival de Tango y el Mundial de Tango y la mar en coche, pero que nos convoquen y nos paguen en tiempo y forma, que nos subsidien, que no nos pongan un festival y se superponga a que nosotros que estamos haciendo una milonga, hace ocho años como yo…hasta ahora nunca me tocó...
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entrevista en TINTA ROJA revista, Buenos Aires, 2011
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La gente de Cochabamba sigue eligiendo Cochabamba así esté el festival de mongo, y que estén los más lindos y los más piolas y los más grosos par ir a escuchar a la Rural, ponele… No me tocó, pero sé que a otros colegas, compañeros organizadores, les ha pasado, que son gente que lleva una milonga hace años y que pone guita de su bolsillo para después recuperar, entonces... que a esa milonga se la convoque y se le pague. Y que nosotros los organizadores, estuviéramos conectados y habláramos de esto, con los músicos jóvenes y que dejemos de lado eso de que: “No, a mí no me interesa ganar plata…” porque eso ya está arraigado y el poder se aprovecha de que está instalado. ¡No! ¡Proyectémosnos!, vivimos en una sociedad donde el vil metal es lo que nos permite otra cosa… después cada uno hará lo que quiera… Yo sostengo mi vida con lo que hago, hace 24, 25 años que yo estoy en un grupo de teatro independiente, “Los Calandracas”. Haciendo esta tarea, con el teatro y con el tango, yo voy juntando para invertir en esto; aunque fuera sólo tiempo, para invertir tiempo en esto yo necesito plata… entonces sigamos proyectando con esta conciencia, salvemos esto. A mí el único camino que me quedó en un momento determinado de mi historia, fue empezar a verme como “independiente”, cuando empecé a hacer algo profesional con el grupo de teatro fue de forma independiente y lo mismo con el tango, y yo creo que ahora estaría bueno, dentro de esa independencia, generar formas, que no sé si llamar “cooperativistas”, porque por ahí la palabra asusta, sino redes como para funcionar. Vengo a este barrio y me reencuentro con gente que conozco de otros momentos que tienen que ver con el tango y que por ahí son una coincidencia con lo que yo quiero seguir haciendo con el tango… se me ocurre que hay que seguir buscando en el tango… no sé, ponele, ahora está como un poco de moda el festival barrial y ahora va a haber un festival de San Telmo, el año que viene seguramente. Yo me pongo a pensar y ahora que se viene… ya tengo Cochabamba, ¿y ahora qué?
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Tuve acá en San Telmo los domingos, a media cuadra, en el pasaje San Lorenzo, la milonga Flor de Lino, maravillosa,
restaurant naturista y toda la bola; dos años bárbaros, cambió la gente, ya no hubo coincidencia y no pude estar más.
Después intenté otra, me aventuré a un lugar que espacialmente era muy loco, muy lindo, muy interesante, que fue El Victorial… bueno, nada, quedó ahí, pero para mí fue importantísimo…
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“¡Ponele!” ana postigo
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Y todo eso salió de mi Cochabamba y de mi teatro, para invertir en otro lado. Yo creo que ahora la inversión tiene que ser fundamentalmente humana, conectar con aquellos que estuvieron un tiempo, y están en el barrio, para crecer… no sé si le pondremos “festival”, a mí no me gusta la palabra festival, pero lo vamos a hacer, lo vamos a hacer por una cosa de unión. A Cochabamba viene mucha gente que hace otras milongas o que son músicos y somos amigos, y estamos ahí, viste, y ahora empieza a aparecer: estos amigos que por ahí están los lunes, los martes, que por ahí hacen la plaza, que por ahí cantan, no sé, en la Cochinchina, que sé yo, ¿por qué no nos juntamos a hacer algo? Y estoy yo. Yo creo en esto, yo quiero tener esta posibilidad de conectarme con todos estos amigos, pero ya para un poquito más, para hablar de ideología, para hablar de cosas que hacen a la continuidad y hablar, conseguir y ganar tiempo y espacio que es lo que yo solita, con todos los que me acompañan en Cochabamba y hacen Cochabamba, logramos ahí. Empecé con una clase y una práctica mínima y ahora tengo una clase y una práctica que no es mínima, que se ha extendido en el horario y que convoca a mucha gente y sobre todo convoca a la gente del barrio y convoca a los gringos que bailan y a los amigos... y genera laburo, genera intercambio. Vamos a por el barrio, hagamos un Cochabamba grande. Yo creo que esto es una forma de crecer, y para extenderme, primero tengo que tener acceso a un espacio que me dé la oportunidad que me da Cocha. Acá me conocen, lo que pago de alquiler es una cosa razonable, que se compensa con lo que recibo del público de Cochabamba, es un privilegio… ta bien, pero me da para eso, y si el espacio es más grande en este momento no lo podría hacer sola, tendría que ser toda la fuerza y para arrancar, un conjunto de gente que está en San Telmo que quiera participar de eso. Algo más grande, donde pase algo más de lo que pasa en Cochabamba, o en “La Andariega” o en “Maldita Milonga”, no sé, que sucedan todas juntas en una noche y después vemos, que sé yo… entonces grande para todos, probar, para mí eso es crecimiento, algo que no tenemos, no porque no querramos sino porque desaprendimos eso. Yo quizás tengo resabios de cosas aprendidas de otros tiempos, porque soy de otra generación y por ahí la gente más joven no vivió eso. De todas maneras hay algo humano que
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nos lleve a eso, que sé yo, las orquestas son un montón de tipos, por ejemplo… tipos digo por personas, ¿no? Eso ya es una cosa de grupo, de tribu, ¿no? Y yo digo que eso tiene que empezar a pasar entre los que nos movemos con el tango, y pasa… pasa en los barrios, ahora empieza el festival del barrio de Almagro, despues está el de Parque Patricios y esas cosas están buenas. Después si uno espera otro tipo de crecimiento con respecto al tango, yo creo que existe. La música crece, el baile también crece. Por ahí es pretencioso, pero a mí me gustaría que viniera alguien y dijera: miren esta señora que hace ocho años que está haciendo esto y qué bien que funciona, vamos a darle este lugar, donde no tenga que pagar un alquiler muy costoso, que no tenga que pagar nada y que ella lo maneje… disponer de un presupuesto y que todos los días que funcione esa milonga, vengan grupos a tocar y cobren. Esa sería mi ambición. ¿quién puede bancar? ¿Cultura?, que sé yo... el estado, obvio, ¿quién va a ser si no?, con toda la plata que le dejamos nosotros al estado. O que pague UNICEF, si son todos jóvenes los músicos…(risas). Yo creo que nosotros estamos aportando a la cultura, estamos cuidando un aspecto fundamental. El tango es mi medio de vida además de mi pasión y a mí me mueve la pasión. La posibilidad de expresarse artísticamente es un camino amplio, donde uno puede observar inmediatamente el sentimiento, ves a una persona tocando, que transmite, y lo ves más allá… Bailás con un tipo que baila y por sobre todo nos está diciendo quien es, ¿viste? Para mí es una cosa re loca, yo no tengo rollos y no me queda otra, en abrazarme, en tocar al otro y bueno, percibís, es impresionante lo que se percibe del otro… eso es un bombardeo, es una cosa que te tiene todo el tiempo a flor de piel. Yo digo que el cuerpo no miente y es real que el cuerpo no miente… podés poner cara linda y hacer una sonrisa, ¿viste?, pero cuando agarrás al otro, o escuchás a alguien que está tocando el piano o el bandoneón y puede ser que tenga una cara de susto terrible, pero la música está ahí y seguro te va a transmitir lo que el otro está sintiendo, ¿no?
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Son remolinos con tu nombre y mi locura... Remolino
tango, 1946 música: Alfredo De Angelis letra: José Rótulo
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Qué importante es la permanencia, el estar, el estar, el estar, eso es lo que te permite… y lo digo porque estar en Cochabamba tanto tiempo, este reencuentro con gente con inquietudes que coinciden y en este momento, no como cuando yo empecé Cochabamba que estábamos todos muertos de hambre... Juntarse, creo que es la forma de seguir creciendo, no quedarse quieto. El público va a tomar lo que aprecie, con todo el peso que tiene esa palabra, lo que le guste y donde se sienta mejor y en ese sentido se pueden juntar esos públicos en un lugar común a todos. ¿Para qué? Porque sí, nada más que por juntarnos, por la posibilidad de convivir, de enriquecernos… un verdadero intercambio, no sé, hacemos un gran baile. Y para los que no lo tienen muy claro estamos los más avezados, los un poco más grandes, para sumarlos a las filas, para unirnos, para que eso tenga peso y tenga fuerza, no sé si hablar de crear conciencia… o sí, ¿por qué no?, la gente está ávida, los jóvenes están ávidos… Mirá, yo hablo con extranjeros que organizan milongas en otras partes del mundo y me dicen, sí… nosotros ahora estamos vendiendo libros de tango… Y yo no sé, la gente acá tiene inquietud y quiere bailar y saber desde el lugar sensible y preguntan... ¿quién está cantando con Caló en este momento? Entonces yo implementé, entre tanda y tanda, hay un cartel bien grande, enorme así, que hizo María Chinnici, que dice la orquesta, el cantor y los autores de esos tangos, letra y música, lo que va a venir. Entonces empieza la musiquita… “boludo, boludo, boluuuudooo...” y yo salgo con el cartelito, payaseando como de costumbre, mostrando la orquesta que va a sonar y la gente me dice, ¿y por qué? ¿por los hincha pelotas que te vamos a preguntar? Y sí, porque yo estoy con los anteojos, con el iPod, que no veo un pito, moviendo así, cambiandolá… y seguro que viene uno y me dice: ¿qué orquesta toca? En Cochabamba pasa eso...¿qué viene? ¿con quién bailo?, porque esto me gusta bailarlo con fulana o con mengano… Después hay otros que son curiosos, que quieren saber, viste… Hay otros y otras que se la saben lunga y que vienen, como el Negro Latini, o Mauricio Díaz, o cualquiera de nosotros que nos cantamos todos los tangos, o viene la tanda romántica “los cantados” y abajo chiquito dice “tremendos”, porque son esos tangos que nos encantan, que sé yo, Lidia Borda...porque nosotros bailamos todo, ¡hasta Goyeneche bailamos! (risas), y está bueno.
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“¿Qué me contursi, pascualita?” ana postigo
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Esos permisos son importantes, esas posibilidades… y el tango sigue siendo tango a pesar de que en Cochabamba no se curte la onda esa del “cabeceo” y no hay prurito de que las mujeres vayan y “saquen”, ni de que el hombre vaya a la mesa, no está esa necesidad y creo que hoy por hoy… ¿para qué vamos a dar señales de humo? Ya tenemos bastante con la maquinita, que no hablamos… y ahí tenemos la posibilidad del cuerpo a cuerpo y también de la palabra y acercarnos... Entonces, andá a la mesa a sacar y está todo bien y si te dice que no, jodete (risas), quiero decir, ¡no pasa nada! Y siempre va a haber alguno que te diga que sí. Lo mismo que hablábamos antes, que si la mujer baila como hombre… ¿por qué no? En Cochabamba hay muchas chicas que llevan y por lo pronto las mujeres que aprenden conmigo, aprenden los dos roles, fundamentalmente el rol del hombre. ¿Por qué? Porque el ejercicio es para todos, la concentración, el mantener el equilibrio, el estar atento, no mirar al piso… todas esas cosas están en el rol del hombre y sobretodo está lo que voy a comunicar con el cuerpo y con la palabra también, viste, si yo no le digo al otro, ¿querés bailar?, el otro nunca se entera… A mí me pasó una vuelta hace muchos años con una milonguera, esa sí que era remilonguera… y me lleva a una milonga de viejos… re loco, entré y una cosa todo así, medio oscura y no sé que y ella me decía mirá, mirá y a mí me daba una vergüenza mirar, viste, y de pronto alguien me cabecea y ella lo observa y me dice: ¡No te saca nunca más! ¿Quién? Ese que te cabeceó… ¿Dónde?, decía yo y nada… yo me quiero ir de acá, ¡dejame de joder! No se veía nada, un tipo me cabecea… me entendés? O sea, ¿por qué? Entonces, nos juntamos en Cochabamba… quién no conoce a Charly, por ejemplo o a Canela o no sé, a Gaspar, o sea, nos conocemos, nos tratamos, nos hablamos, nos queremos, nos cagamos de risa y también bailamos… ¡ya no necesitamos más cabecearnos ni nada! Pasa y lo agarramos del brazo y como mucho te dirá: no, porque voy a bailar con fulana, o nosotros le diremos a él: no, porque justo me sacó a bailar Edgardo o no, hoy vino fulanito y quiero bailar con él o yo a veces les digo a los pibes: bueno, mirá en esta mesa, yo primero (risas) rapidito, dos tangos y en este orden, de izquierda a derecha… ¡y está fantástico, lógico! Lo importante en el tango es que se curtan todas estas necesidades, que son reales… El tango es un encuentro social. ...Poné lo mejor...¡lo que me haga quedar bien!
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“Justicia, libertad y vacaciones� ana postigo
Tu nombre ya no es una palabra Tus manos parecen un recuerdo, Tu risa, tu amor y tu esperanza Son ecos de un ensueño... Son sombras de un adiós. Recuerdas?... Mis pasos te buscaban Recuerdas?... Un día te encontré, Y al vernos quedamos sin palabras Y entonces sin hablar te abandoné. Tu silencio encerraba otro mundo En tu aliento quemaba otro fuego, En tus ojos brillaba otro rumbo En tus labios temblaba otro beso. Y de pronto tu nombre fue un eco Y un recuerdo perdido, tu voz, Y mi voz un adiós de silencio Y un amor sin sentido, mi amor. Recuerdas?... Sin llanto y sin reproche Trazamos la cruz de dos caminos, Mis pasos tomaron en la noche La línea de un destino Que nunca retornó. Tu nombre ya no es una palabra Tus manos dibujan un adiós, Tu ausencia señala la distancia Del tiempo que borró tu corazón. Tu nombre
vals, 1940 música: Félix Lipesker letra: Homero Manzi
Éramos el flaco Omar Vega, Ana y yo, los tres. Nos queríamos mucho, nos peléabamos mucho. Era nuestra manera de querernos. Si hasta una vez, que yo había dejado de salir con Ana y empezaba con otra chica, Postigo me esperó y me entró a la Unidad Básica, hoy Grisel, de un piñón. Parece que no había sido muy claro. No teníamos un mango, la calle era nuestra sala de ensayo, allí probábamos. Un día con Ana dijimos: “crucemos el Parque Lezama bailando, desde el Británico hasta Martín García”. Subidas, bajadas, escaleras, el tango lo teníamos dentro, era nuestro. Y lo hicimos de punta a punta, ¡cómo si supiéramos! Cuando la vi actuar con Los Calandracas me sorprendió, me gustó mucho lo que hacía como payaso y pensé: si yo sé hacer esto, ¡mínimo Hollywood! Con ella compartí la amistad y la conciencia de clase. Era una gran artista, me enseñó el laburo, a darme un lugar y no es poco. Eduardo Cappussi Buenos Aires, diciembre de 2011
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Hubo un momento histórico
donde como artista no tenía un proyecto que me diera lo que necesitaba para vivir, y obviamente no estaba pensando en poner una carnicería... O me iba a dirigir, como alguna vez lo he hecho, a otro lugar, he trabajado en la Patagonia dirigiendo teatro, pero por otro lado no había posibilidad real de que cinco personas o tres o dos se juntaran a querer hacer una obra, porque el mercado no estaba como para comprar una obra de teatro, digamos; o buscaba otra. Entonces aparece la otra pata mía que es el tango y sí, Cochabamba. Sobre todo, y lo quiero mencionar, aparece una amiga mía de todos los tiempos, María Edith Bernatene, y fue con ella que empecé Cochabamba. Un día me la encuentro y me dice: no, porque a mí me gustaría hacer… y a mí me sonaba en el oído el “hacer”… ¡Qué loco! Hay otra persona que quiere hacer algo, entonces quiere decir que no estoy tan loca, ¿viste?, es que no se hacía porque no había nadie que comprara eso… Entonces empezamos a charlar y cuales serían los lugares y un lugar real que apareció, porque había un día y un horario, fue Cochabamba… Fuimos con María y otro amigo, Agustín Mansilla, a charlar a Cocha, con Teresa y Carlitos, que son los que están en la barra y que son la cara visible del club Belgrano y bueno, el viejo con sus chistes...que no, que no, y qué vas a venir a hacer y que sé yo… una cosa muy familiera. Bueno, dijimos los jueves y ahí nos quedamos. Mi idea a desarrollar con estas dos personas, sobre todo con María Edith, era lo que tomábamos de Cochabamba, hacer una clase con una práctica. Y así arrancamos... temprano dejó Agustín y al poco tiempo María Edith dijo: yo hasta acá llego… era difícil sostenerse, bancarse, había días que no juntaba los cinco mangos para volver a mi casa, ¿viste?, era la ruina total y encima no llegábamos… Uno cuando se tira a la pileta, que sé yo, venía uno de una revista para poner un aviso,
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“¿Qué onda?” ana postigo
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es que era muy pretencioso imaginar que la gente iba a venir, sólo porque era Cochabamba, los que una vez conocimos Cochabamba era porque había tipos regrosos que fueron reconocidos después, e hicieron el mismo camino que intentamos hacer con María Edith… Y bueno pusimos un aviso y a los dos meses dijimos, dejemos el aviso porque no nos da ni para caramelos...
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“No le está” ana postigo
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En el naipe del vivir, para ganar, primero perdí. Suerte loca
tango, 1924 música: Anselmo Aieta letra: Francisco García Jiménez
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"Pongan todo lo que tengan" ana postigo
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Una noche pasó
que vino una pareja y vienen los amigos y me dicen: mirá, ellos se casaron hace dos horas, ¿pueden bailar? ¡Y sí! ¡Que bailen!, viste, pero no es la necesidad... A mí me pasa que si voy a un lugar a ver bailar, voy a ver bailar y punto, pero si voy a una milonga y bailan tres parejas, yo me quiero matar… uno cuando va a bailar, ¡quiere bailar! Ahora si vos querés ver bailar, como pasa en Cochabamba que hay mucha gente que viene a ver bailar que no baila, porque no sabe o no le gusta o que sé yo, ve bailar a las parejas y ese para mí es el auténtico tango: la gente que baila en una pista, lo otro es una cosa armada que lo puede hacer cualquier bailarín, así baile folclore o clásico. En Cocha han bailado Fernando Lores con Gery por ejemplo o Mariana Flores y Cappussi, que son unos amores de personas, que vienen bailar y que por ahí está tocando alguien y pinta… porque bueno, ¿a quién no le gusta ver bailar a Cappussi?, aunque no sea su show, que es bastante particular… habrás visto a Cappussi y a Mariana, es bien teatral, es espectacular. Si hay quienes han hecho un escenario tan particular con el tango son Cappussi y Mariana Flores. Aún así es una cosa espontánea. La exhibición no es algo que elijo, que elegimos que suceda… obviamente Cappussi y Flores dan esta otra posibilidad, ver un baile de tango con todas las figuras del tango y con el plus de la actuación, es otra cosa. Eduardo Cappussi
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es un personaje, mas allá, ¡es tan de Cochabamba! Cuántos jueves está Cappussi ahí bailando o charlando con amigos en la mesa… él ya es un personaje, ¿no?, y cuando está la posibilidad es maravilloso… y sí, la gente quiere... porque basta que yo diga: qué bueno sería que Cappussi bailara... y todos ¡eh! (risas) Si hay show, ponele, lo que sí elegimos y me parece bárbaro, es que haya títeres como una vez lo hubo, títeres para adultos de las manos de Marcelo Peralta, hubo un condensado de teatro Futuro Negro, de actores amigos míos, eh… estuvo Hugittene, que lo habrás visto, el tano, el payaso, que es una maravilla. No quiero dejar de nombrar a Pablo Fraguela, que él de la nada toca el piano, haya o no haya luz, porque un día nos pasó eso, se cortó la luz y yo digo que Pablo Fraguela se arrastró hasta el piano y se puso a tocar y la gente bailaba a oscuras y fue maravilloso… y él se pone a tocar habitualmente, es una cosa espontánea… Los que vienen específicamente a tocar y a deleitarnos son Pulice y De Vicenzo, Angelito Pulice y Ruth de Vicenzo, ¿los tenés? Son bárbaros, bueno… Ovidio Velazquez, otro pianista re groso, yo le digo Juan de Garay, y Pablo Covacevich, que toca en el quinteto Pulice-De Vicenzo y es un guitarrero también re groso.
“¿Sabés quién me parece que vino?” ana postigo
foto: Leticia Fraguela
Acá la gente es como cualquiera con un conventillo en el corazón Balvanera
milonga, 2008 letra y música: Angel Pulice
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Cochabamba es la mejor milonga de mi universo, la culpa la tiene Ana Postigo. Ahora que ya no está, la milonga mantiene intacto su encanto, de eso también es culpable. Ana me enseñó que el tango es una excusa para darse un abrazo y que para eso no hace falta un doctorado. Además Ana fue mi paciente, le puse la sonrisa de Gardel y al otro día se marchó, de todas mis víctimas es la que más extraño. Angel Pulice Buenos Aires, abril de 2014
Tu sonrisa feliz, un pequeño desliz que se va sin dejar cicatriz Romance de cotillón
vals, 2006 letra y música: Angel Pulice
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¿Sabés qué, Anita? No me acuerdo bien cómo era antes de ir a Cocha. Hoy me cuesta imaginarme sin los jueves. Sí recuerdo claramente la primera vez que entré, que aunque aún no bailaba tango, sentí el hechizo, ese déjà vu, esa sensación de “al fin estoy acá”, una inexplicable sonrisa de oreja a oreja y una certeza inmensa de querer ser parte de eso. Con el tiempo comprendí que eras vos, que como doblando piezas para armar un origami nos estabas buscando, nos estabas juntando, para reinventarnos como al tango mismo y convertirlo todo en un rito diferente, un atrapasueños gigante, un encuentro del abrazo, la amistad, el amor y el arte, tan auténtico y barrial como universal, donde no importa cuánto bailás ni cómo te vestís, dónde lo único que hace falta llevar puesto es el corazón. ¿Cómo faltar un solo jueves, si es la magia misma? ¿Cómo no querer ser parte de esta familia de genios del baile, locos lindos, artistas, bohemios y soñadores? Como a todos me fuiste robando el corazón, pero siempre me lo devolviste mejor, lleno, renovado...qué regalo más grande, amiga, ¡nos hiciste felices, nomedigás! Lograste lo que pocos logran, que este mar de abrazos que fundaste trascienda tu propia vida, como una inmensa flecha arrojada hacia el infinito que aún no se detiene, y te hace presente cada jueves, risueña, divertida para volver a abrazarnos. ¡Gracias por tanto, Anita! ¡Cómo bailamos! Te quiero. Pablo Fraguela Buenos Aires, abril de 2014
Vida mía, hasta apuro el aliento acercando el momento de acariciar felicidad. Vida mía
tango, 1933 música: Osvaldo Fresedo letra: Emilio Fresedo
Ella vino una tarde y era triste fantasma de silencio y de canción, llegaba desde un mundo que no existe. Vacío de esperanza el corazón. Era nube, sin rumbo ni destino, tenía la ternura del adiós. Mi paso la siguió por cien caminos y un día mi fatiga la alcanzó. Ella, piel de sombra, voz ausente. Ella, en mis brazos se durmió. Juntos, sin saberlo torpemente, aprendimos duramente las verdades del amor. Ella, floreció bajo la luna. Ella, renació para mi afán. Juntos, sin angustias, sin reproche, sin pasado, noche a noche, aprendimos a soñar. Sus palabras que estaban ateridas. Entonces se encendieron de emoción. Con fuego de mi amor volvió a la vida, la que era sólo el eco de un adiós. Ella vino a mi mano en el invierno, vacío de esperanza el corazón. Hoy vive entre mis sueños y es eterno su sueño de mujer y de canción. Solamente ella
tango, 1944 música: Lucio Demare letra: Homero Manzi
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Cochabamba es fenomenal, es un fenómeno, un fenómeno posible...y no es un lugar al que la gente va porque es a la gorra solamente, eso
es estar con la puerta abierta, yo creo que la gente va porque hay un cuidado muy grande desde todos lados, desde la música que pasamos… no sé, no hay persona que no entre a Cochabamba, salvo que no haya venido nunca, que no se detenga al metro y medio a saludar… La gente que va sabe que la va a pasar bien, porque va a encontrar gente con quien charlar, con quien bailar y se va a sentir contenida por el espacio, que es lo que me pasa a mí, ¿no? A mí Cochabamba me contiene, me permite todo, me permite sostenerlo de la manera que creo razonable para la realidad de toda la gente que va ahí...
Lo de la gorra surge por la realidad, como una apuesta por el momento que estábamos viviendo, la gente no tenía un mango, no se podía pagar nada... por ahí decía, tengo dos pesos, ponele, y voy… vos viste que venís a Cochabamba, tomás la clase que se paga y con eso seguís toda la noche, no tenés que poner más, pero el que viene sólo a bailar o a pasar el rato colabora en la gorra, como en otras milongas se paga una entrada, acá esta la posibilidad de divertirte, de encontrarte con el otro, se pone lo que uno puede y a conciencia… Es muy importante el que pide, el que pasa la gorra… yo hago hincapié siempre con un chiste, pero verdaderamente le hago entender al otro que si no pone, no funciona, y si vos la estás pasando bien y tenés esa posibilidad, cuidala. Son muchos años que estoy en Cochabamba, ocho años y van para los nueve y es lógico... a veces la gente viene y ya pasé la gorra y entonces ni me dicen, miran y ah, ahí está al tachito de la gorra, y van y ponen la plata… eso es una cosa bárbara, a mí me parece maravilloso. A ver: no es que va gente humilde que no tiene pa comer, va gente que tiene posibilidades de llegar, de poner en la gorra y mucho más; pero la gente no necesita solamente un lugar económico, necesita un lugar que lo integre, que lo mire, que lo escuche… un ambiente distendido, donde no tenga que cumplir un ritual que no tenga que ver con esta realidad, la de hoy. Yo que coordino el espacio y que doy la clase, bajo permanentemente a mirar a la gente que vino a tomar la clase, a estar con la gente que viene a participar del baile y no estoy allá arriba, porque “yo ya la curtí y me la sé lunga esto del tango y porque me conozco las letras y porque sé qué orquesta está sonando…” ¡No! Yo no hago eso, porque lo único que hace es alejar, ¿me entendés?
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Yo estoy absorbiendo todo el tiempo lo que el otro quiere, porque a mí me beneficia, eso es lo que me hace crecer. El tango es una cosa de siempre, a mí me parece bárbaro las innovaciones y todo eso, pero lo que tenemos que hacer, las personas que llevamos el tango adelante, de todas las expresiones y maneras, es sobre todo escuchar y mirar al otro, al que está viniendo, al que se quiere acercar y abrirle todas las puertas, y cada uno usará su metodología, cada uno tendrá su librito, ¿viste?, yo creo que el mío es muy acertado, pero bueno, me valgo del teatro, obviamente, me la paso improvisando, ¿no?, porque conozco muchísimo la técnica tanto en el teatro como en el tango y entonces me doy esa posibilidad, de arrimarme a los mas jóvenes y de pararme a la misma altura de los más grandes… El otro día leía una revista que se llama Tinta Roja (risas) y en la nota a Pauline Nogues, ella hablaba de lo interesante que es en el Goñi esto de mostrar, de enseñar, de hablar sobre el tema de producir las cosas… yo trato de mostrar a través de lo que organizo en el tango, que eso es posible, que uno puede tener un proyecto y llevarlo adelante… Creo que soy un referente de otros organizadores... no por lo de la gorra sino por lo respetuoso, y no me canso de decirlo, todos estamos ávidos de saber por dónde va la cosa, entonces siempre tiene que haber alguien que diga mirá loco, esto podría ser por acá, fijate… desde que venga a tocar alguien y la gente sea tan respetuosa que lo escucha, en un lugar donde el sonido es nulo… y tocan y está bárbaro y la gente baila y baja el volumen y deja de hablar, hasta de brindarle al otro, la posibilidad de esto, de conectarse sin arriba y abajo. A Cochabamba nadie viene a mostrar su virtuosismo, porque el que viene a rebolear las patas…no viene más, viene un día y no viene más, o sea, yo me imagino las caras de algunos personajes de Cocha, que con sólo mirarlo, el tipo se intimida y no viene nunca más, porque no es para eso… Cochabamba no es para “Yo soy el tango, mirá como bailo…” Es un lugar de encuentro y cuando uno desde uno, transmite eso, quiere eso, quiere compartir eso con el otro, obviamente eso lo quieren muchos… bueno, vos me has visto alguna vez, que yo digo lo que me viene a la boca y para mí es fabuloso, ¿viste? Yo veo que hay muchos que, no porque piensen igual que yo, quizás porque sientan y necesiten las mismas cosas que yo, vienen a Cochabamba y eso para mí es maravilloso… Y todo esto, por qué no, es mi laburo, lo digo siempre… tengo que comprarme ropa, zapatos y viste que yo me visto con toda la… que sé yo, Vicki Otero y de ahí para arriba, ¿no?, ustedes me ven en Cochabamba... (risas).
entrevista en TINTA ROJA revista, Buenos Aires, 2011
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“¡Lo hicimos!” ana postigo
Después... La luna en sangre y tu emoción, y el anticipo del final en un oscuro nubarrón. Luego... irremediablemente, tus ojos tan ausentes llorando sin dolor. Y después... La noche enorme en el cristal, y tu fatiga de vivir y mi deseo de luchar. Luego... tu piel como de nieve, y en una ausencia leve tu pálido final.
Todo retorna del recuerdo: tu pena y tu silencio, tu angustia y tu misterio. Todo se abisma en el pasado: tu nombre repetido... tu duda y tu cansancio. Sombra más fuerte que la muerte, grito perdido en el olvido, paso que vuelve del fracaso canción hecha pedazos que aún es canción. Después... vendrá el olvido o no vendrá y mentiré para reír y mentiré para llorar. Torpe fantasma del pasado bailando en el tinglado tal vez para olvidar. Y después, en el silencio de tu voz, se hará un dolor de soledad y gritaré para vivir... como si huyera del recuerdo en arrepentimiento para poder morir.
Después
tango, 1944 música: Hugo Gutiérrez letra: Homero Manzi
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Como niños que juegan En estos tiempos de tanto desamparo y desconcierto, de sálvese quien pueda, de individualismo, bailar en un abrazo con el otro, junto a los otros, creo, confirma que vivimos afanándonos en recobrar nuestra esencia, nuestra necesidad de comunicación, sin discurso, sin aviso previo, sin carta de recomendación, sin palabras, con el cuerpo y con el alma, más allá de culturas, razas y credos, por ser humanos. Ayudar a concretar esta posibilidad bailando es mi objetivo y el estímulo para desarrollar con sencillez y claridad una metodología posible. La técnica como primera etapa permite hacer consciente lo que mecánicamente hacemos al desplazarnos, caminar. El abrazo de tango es la limitación del espacio en el cual caminamos enfrentados, conteniendo mutuamente a la pareja, es el lugar de encuentro de los cuerpos. El ritmo es el pulso del estímulo que la pareja escucha y servirá para ordenar en tiempo el desplazamiento de ambos, un conductor y el receptor. El conductor acciona guiado por la música conduciendo al receptor en lo que conocemos como figuras, estas son posibles combinaciones (con las dos piernas) de la dirección, de los pasos adelante, atrás, en redondo, cruces, detenciones, etc. Los roles no existen uno sin el otro. En el ejercicio, con la toma de conciencia de nuestra postura apropiada, en equilibrio y agudizada la percepción en ritmo, desarrollamos el lenguaje corporal. Entonces los cuerpos adquieren memoria de tiempo y espacio, y la comprensión de como enviar y recibir mensajes y es la pista el espacio donde todas las parejas bailan juntas, donde inevitablemente aparece lo más atractivo de esta danza, la improvisación. Se dice que el tango es un sentimiento que se baila, creo que sin duda cuando tenemos la posibilidad de expresarnos el sentimiento fluye, ese, el de cada uno. Los códigos de comunicación que ejercito a través del teatro (otra de mis ocupaciones) me ayudan para estimular las emociones, para distender y aliviar las dificultades. Bailando, expresando con el cuerpo hay un niño tango en cada uno de nosotros, que juega desnudo sin perturbar el entorno y sin inhibiciones. Ana Postigo (extraído de cuaderno personal)
borrador del texto
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Es difícil transmitir cómo era una clase de Ana. Tenía una estructura, sí. Pero eso no era lo importante sino, más bien, un modo de ver las cosas, a los demás y al baile como forma de transitar la vida. El humor siempre estaba presente. Era ácido, pero no agresivo, y se articulaba siempre sobre la deriva de un lenguaje orillero (había una nobleza porteña en ella que ya no se ve muy seguido). Algo de ese humor quedó cristalizado en pequeños aforismos y seguro se podrán leer algunos en este libro, pero muy distinto es entender de qué manera funcionaban en el contexto de la enseñanza. El baile para Ana tenía que ver con la música, con el cuerpo y con el vínculo. Al decir esto me doy cuenta de que podría pensarse que daba largos discursos. Para nada. Hacía múltiples intervenciones que apuntaban en ese sentido. Y creo que lo más importante es que Ana entendía que el baile, como el habla, es un fluir que no puede descomponerse en partes sin desvirtuarse seriamente. En ese sentido, lo que priorizaba era la intención que se expresa en la mirada. Los pasos son una consecuencia de la mirada. “Miramos el retrato de Belgrano” decía, o “miramos el ventilador” o “el cuadro de Cappussi”, y aprovechaba para hacer una humorada en relación a esa u otra persona, que siempre contenía una observación aguda, algo de lo que nadie podía desentenderse. Ana era una mujer, eso no es una obviedad. Para ella el baile era una forma de dar y recibir amor. Si algo entendieron sus verdaderos alumnos es que siempre alguien conduce, y tiene la responsabilidad de la delicadeza y la consideración infinita por el otro. Hay un montón de cosas para pensar a partir de su transmisión casi física de una forma de vincularse entre dos que está más allá de las palabras. En su enseñanza, además de las figuras del baile, había también unos modos de ser mujer o de ser hombre, que no tenían que ver, ya no digamos con lo biológico, ni siquiera con el género. Lo repito: ser hombre en el tango era para ella asumir una infinita responsabilidad, una enorme ternura y un absoluto cuidado. Cosa que podía mostrar perfectamente. Ser mujer, en cambio, era dibujar en una tela que siempre cambiaba de forma, pero que tenía unos bordes bastante claros. La mujer en el tango era un lugar para la emergencia de la magia producida por un encuentro. Creo que hay registros fílmicos de eso. Como si todavía pudiéramos verla bailar. Gustavo Gottfried Buenos Aires, marzo de 2014
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“Pin, pum, pan” ana postigo
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Si vieras que ternura que tengo para darte, capaz de hacer un mundo y dártelo después. Qué falta que me hacés
tango, 1963 música: A. Pontier / M. Caló letra: Federico Silva
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“Juntos, insieme, zusammen� ana postigo
Ana era un payaso, con su tragedia sosteniendo la comedia, meciéndose entre valses, acordes y títeres. Ella era feliz creando espacios y tiempos donde todos nos brindáramos al goce de hacer lo que nos gusta y compartirnos. Entendía el tango como muy pocos lo pueden entender: como un ritual mágico que sólo ocurre en la milonga, en el encuentro. Era una laburante del tango y del arte. Hacía lo que sentía con respeto y amor. Será por eso que Ana se convirtió en un nido para todos nosotros; en la contención de la que ella hablaba, en la ideología que mencionaba, en la pasión que ella evocaba. Es cierto: su súbita partida nos dejó sin consuelo, pero también es verdad que en ese espacio vacío nuestras miradas heridas se encontraron y comprendieron mucho más que el dolor. El tango es como la vida, y la vida sólo puede vivirse a puro corazón. ¡Cómo bailamos, Ana, cómo bailamos! Muchas gracias. Nicolás Fernández Larrosa Buenos Aires, octubre de 2011
Juntaba las miguitas del mantel metódicamente con sus dedos lindos y largos. Subs...anaba las tristezas detrás de la nariz de calandraca. Era la hermana dilecta de mis seres queridos y la tía elegida de mis hijas chiquitas. Pasamos Avellaneda juntas, y Azara, y depto frente a Lezama con planta gigantesca que nos volvió la risa. Hablábamos del barrio, de las viejas tristezas, de los padres, los hombres, hablamos de la vida. Pintamos puertas juntas, de las que abren sueños. Y un día ya atacada yo por la droga del tango, firuleteando apenas, en albores, le dije venite a Cochabamba, y años después se transformó curiosamente ella misma en el ícono de ese lugar, allí donde el “¡cómo bailamos!” fue casi un himno, un ritual. Te debo un jueves, Negra. Duele, la puta madre si duele. Se fué Anita, se fue La Negra Ana, se fué Ana Postigo. Esta noche hay silencio de tango, de milonga y de vals. ¡Salú! Andrea Lobato Buenos Aires, octubre de 2011
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Ana nos convidó su manera de bailar la vida. Su generosidad se rió siempre de cualquier límite. Honesta, atrevida y valiente, maestra en inventar e inventarse, dió vuelta todo, como a los muebles de su casa ya confundidos de pasear de un lado a otro de la pieza y de convertirse de a ratos en lo que ella quisiera. Lo suyo era una permanente y provocadora invitación al camino colectivo. Imaginaba algo y no había dios que detuviera esa topadora, buscaba la manera de llevarlo a cabo con un “¿por qué no?” o un “¿cuándo?” de bandera, con un chiste o a cara de perro si hacía falta. Cualquier excusa siempre fue buena para la reunión, el encuentro, el acompañar a alguno de los nuestros que tuviera una actividad. Le encantaba juntarnos a comer, “hacemos unas pizzas...¿vos decís?”, con tanta ternura que los que estábamos a su alrededor moríamos por hacerla contenta. El celebrar la vida y la amistad es el más valioso de sus legados (sus postigos agradecidos). Ana cocinó Cocha con arte, pasión y con mucha paciencia. Con su capacidad de contener y de incluir creó lazos que nos permiten, con ilusión de niños, seguir esperando el jueves como el día más feliz de la semana. Y en ese mundo de detalles con idioma propio, hizo que cada uno se sintiera parte importante de la casa, esperado y recibido con cariño. Nos abrió la puerta para ir a jugar, para que cada uno encuentre su tango, nos dió un lugar donde podemos ser nosotros. Pensaba muchísimo todo, la música, por ejemplo. Escuchábamos en simultáneo la radio y cada tanto llegaba un mensaje de texto: “cuchá”. Con esa pocas letras empezaba la aventura de conseguir el tema, hallazgos de $2 en excursiones a Constitución o pedir a los amigos sus discos para ver qué onda. Otras veces era llegar a su casa y encontrar en la mesa escrito en un papel: “conseguir” o “buscar” (subrayado) y un tangazo. O simplemente, y antes del hola: “corazón, escuché a Elsa Rivas, tiene que estar ¡no me digás!” Al comienzo armamos tandas en unos cds con una foto y una letra mayúscula distintiva en la portada (llegamos al disco Q). El A, el F y el N (de Nataly) eran los favoritos. Con el uso y con el equipo de Cocha, que mucho no colaboraba, obviamente los discos empezaron a saltar cada tanto, ningún problema, Ana lo salvaba con cara de yo no fuí y un cómplice: “¿quién tocó?” y listo, ¡nada es tan tremendo!
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“¿Cuándo?” ana postigo
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Después con el Pela pasábamos todo prolijito al iPod entre risas y regio plato de fideos en San Antonio y ya más tarde, cuando su idea de los carteles anunciando los tangos fue tomando forma, la confección fue una verdadera fiesta y la salida de cada impreso festejada como un gol de media cancha. Los demás días eran casi jueves; el viernes, por ejemplo, venía con la típica pasada de lista: “¿viste que vino fulano?”, “no vino menganito...hace rato que no viene, le voy a escribir”, o el insuperable y auténtico posti: “¿sabés quién me parece que vino?”, todo con una milanesa compartida en lo de Fernández en el Mercado, y enseguidita nomás a imaginar el jueves siguiente: “¿sabés quién quiere venir a tocar?”, “¿a quién ponemos en el meil?”, “hace rato que no sale tal”, “pongamos a fulanito que anda más o menos y le va a venir bien” o “mejor mandemos una pista, una bien polentosa, que estemos todos”. El martes, café en El Federal, cábala infalible para que vaya mucha gente a la clase, y caminar el barrio de punta a punta dejando postales y hablando con los vecinos (hablando ella, yo mudita), de ida por una vereda, el regreso por la de enfrente, ¡obvio! Nos incluía en sus sueños, pasaba horas contando al detalle como iba a armar un bondi para llevarnos a hacer un Cocha ambulante por los pueblos de todo el país, o que había que conseguir una casa grande con un pedazo de tierra para hacer el geriátrico donde todos los amigos, ya más grandes, pudiéramos soportarnos mutuamente sin ser carga para nadie. Nos enseñó que lo importante es ser feliz, defender las ideas y hacerle caso al corazón, y que el abrazo es un buen modo de transitar este mundo. Ana nos cuidaba con respeto y un amor tres talles más grande que ella: en sus clases únicas, en el baile estando atenta a todos (sabía perfectamente que orquesta le gustaba a cada uno y hasta cuando nos veía a alguna de nosotras entusiasmada podía estirar la tanda uno o dos tangos), en sus guiños, en el saludo de fin de año, en las invitaciones especiales para los cumpleaños, en el regalito del día del amigo (sugus, chupetines o paragüitas...¿qué decís?). Hoy día siento que algunos amigos me abrazan como buscando algún poquito de Ana, capaz sin saber, capaz sabiéndolo, que en ese abrazo de jueves cierro los ojos y yo también la estoy encontrando a ella. - “¿Cómo estoy, tesoro?” - ¡Alta, Ani! ¡Una reina! María Valeria Chinnici Buenos Aires, marzo de 2014
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Los Jueves de Cochabamba, “un capítulo aparte” Después de la debacle de 2000-2001 todos (creo yo) quedamos pata pa arriba y obviamente la cultura es lo primero que se posterga o limita. Como actriz podía sostener lo que hasta ese momento venía sosteniendo (Los Calandracas). Si algo dolía en todo el cuerpo era la falta de proyecto, la falta de posibilidad de concretar alguno. Mi búsqueda era encontrar la manera, que ese proyecto fuera primero que nada contenedor y con cuchara también. Tenía que ser el tango, tenía que abrazarme a algo querido, sentido, vivido. Volví a Cochabamba, que en mis inicios fue como mi casa, donde conocí a mis pares, maestros, bailarines, amigos. Fue así que todo empezó a encaminarse. Fue empezar de cero, era yo con mi idea, con mis necesidades. Había que pensar en todo y en el cómo, para que funcione…una jugada. Si la crisis es cambio, para mí fue una verdadera revolución. Las clases fueron cada vez más numerosas, se sumaron los que ya bailaban y compartían “la pista” con los novatos. Muchos actores, titiriteros, etc, se sumaron a las filas de este tango feliz que todos los jueves sucede en San Telmo. De a poco, los músicos se acercaron a Cochabamba, orquestas típicas, tríos, cuartetos, cantoras y cantores. Obviamente no faltaron los actores que hicieron su aporte, ni los clown e incluso los títeres para adultos. Se armó de tal forma que con ese plus es Cochabamba hoy la milonga más copada y distendida de Buenos Aires. Muchos han aportado a que esto sucediera. María (amiga), diseñadora gráfica, es la responsable de la gráfica, de la difusión, del seguimiento personalizado de todos los que asisten y otras cosas más que tienen que ver con el cariño (ampliaré). El grupo tiene un porcentaje de habitués y el resto se suman jueves a jueves, porteños y algunos extranjeros que no dejan de visitarnos (así como de comerse un buen churrasco). Hablando del grupo la edad promedio es de 35 años. Yo soy la más grande, pero no soy la mamá, soy una más que encontró en Cochabamba la “posibilidad concreta” de contención, para contener a todos los que como yo necesitamos contención. Ana Postigo (extraído de cuaderno personal)
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borrador del texto
"Ponelo con mi letra" ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2005
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“Y bue...tch, yastá, ¡quimporta!” ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2005
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2005
Vuelvo a escuchar el nombre mío en tu acento, Oigo tu voz
tango, 1943 música: Mario Canaro letra: Francisco García Jiménez
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2005
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“¡Porque sí! ¿Por qué no?” ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2006
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2006
Tenía menos años y el corazón imprudente... Recién
tango, 1943 música: Osvaldo Pugliese letra: Homero Manzi
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2006
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“¡Haceme el amor de dios!” ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2006
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“El momento esperado de la noche...� ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2006
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Flor de Lino, Pje. San Lorenzo, coraz贸n de San Telmo, 2007
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“¡Vamos a por todo, corazón!” ana postigo
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Flor de Lino, Pje. San Lorenzo, coraz贸n de San Telmo, 2007
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“Por farol” ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2007
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2007
¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste? ¿Dónde estaba el sol que no te vio? Canción desesperada
tango, 1945 letra y música: Enrique Santos Discepolo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2007
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“¿Qué quiere decir esto?... ¡nada!” ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2008
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2008
y en aquel pedacito de cielo se quedó tu alegría y mi amor. Pedacito de cielo
vals, 1942 música: Enrique Francini / Héctor Stamponi letra: Homero Expósito
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“¿Sabés quién hace rato que no viene?” ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2008
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“El tango es ir� ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2009
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2009
¡Para qué recordar las tristezas! ¡Presentir y dudar, para qué! El milagro
tango, 1946 música: Armando Pontier letra: Homero Expósito
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2009
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“A llorar a la placita Solís” ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2009
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“¡Feliz jueves! ¡Nos los merecemos!” ana postigo
foto: Leticia Fraguela
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2010
foto: Leticia Fraguela
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2010
y aunque quiera darte un mundo, solamente puedo darte un coraz贸n... Nada m谩s que un coraz贸n tango, 1944 m煤sica: Manuel Sucher letra: Carlos Bahr
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2010
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“Yo le debo a mi público” ana postigo
Estrellas que se estrellan antes del amanecer buscando un angel una sirena en un cafĂŠ Mentiras
vals, 2006 mĂşsica y letra: Angel Pulice
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"ÂżQuĂŠ me significa?" ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2010
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2011
Tu calle es la misma, tu esquina tambiĂŠn, las noches del barrio, las mismas de ayer. Parece mentira
vals, 1949 mĂşsica: Francisco Canaro letra: Homero Manzi
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2011
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“Hacemos feliz a la gente� ana postigo
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Los Jueves de Cochabamba, coraz贸n de San Telmo, 2011
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“¡Hoy la rompemos! ¡Mínimo!” ana postigo
foto: Leticia Fraguela
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“¿Cuánto falta pal sanguche?” ana postigo
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A Ana Postigo Vals
Quería brindar con vos. Te esperaba con ansia. Te escribía en secreto esperanzas de tocar en un vals, tu corazón. En el final fue imposible seguirte. En un loco apuro quisiste llegar a tu cielo de infinito y jazmín. En el papel quedaron silenciosas frases truncas palabras sueltas los vidrios de una copa rota sobre el mantel.
Miguel Angel Fraguela Buenos Aires, 16 de octubre de 2011
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Ana Teresa Flota la mirada triste en un humo amargo de mate verde musgo endulzado por su risa, secado de mi hablar. Cuanto tiempo ha pasado de aquellas noches, cuando yo no me quería… Teresa, mujer, amiga, me aceptaste toda. La respuesta del espejo es cruel, las arrugas del alma duelen más que cien no. Escuchame Ana de un tiempo que fue marcado del tango y del ansia de ser otra. Una mujer que llora lo hace por amor. Yo lo hago por el amor que no supe dar, por cada hombre que he dejado ir, por las promesas traicionadas engañándome. No hay paz en mí, que continúo bailando el tango pensando en vos, Teresa y lo que me enseñaste. “El cuerpo no miente” y yo lo engañé. Pero no te engañé, Teresa, que sin preguntarme nada me aceptaste así. Decime que no todo es perdido que hay un tango más, desnudo por bailar, la última apuesta para amar y que sea lo que sea tu abrazo de Barracas me consolará. Licia Sideri Bologna, 2011
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Apenas empezaba a bailar, y mi amiga Lila la llama a Ana y le dice, mirá este es un amigo y sabe el básico nada más. Ana dice: bueno veamos, o algo así, y nos bailamos creo que dos tangos en el patio de ladrillos en la calle México, donde funcionaba como una sucursal del Parakultural. Luego nos sentamos en un banco frailero. Me pregunta antes que nada si me vuelco más a la pintura o al dibujo. Yo no había dicho ni una palabra de mí, ni una. ¿Cómo sabes? Sí, soy dibujante más que nada, ¿pero cómo te diste cuenta? Señaló la pista con el mentón y dijo: … por la manera de bailar, lo dijo como si fuera algo que está al alcance de todos, darse cuenta de un detalle así por la manera de bailar… Edgardo Ibáñez Buenos Aires, febrero de 2014
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Hay que agradecer a Ana por Cochabamba, mucho. Por haber sembrado en tantos la pasión por el tango como ella lo entendía: creativo, anticareta, popular. Cocha no es una milonga más. Allí se respira su patio de Barracas, su casa de la calle San Antonio, de los vecinos, de los que la yugan, los locos, los soñadores, los cantores amigos y el perfume de jazmines (y a la mañana barrer la santa rita). Hay que agradecer a Ana que le pasó a todo un grupo que va a seguir con ese espíritu las ganas de que no se pierda ese algo que al bailar nos hace mejores personas. Chau, payasa (¡como nos hacías reir!), amiga (capaz de hacer doscientos origamis para regalar en mi casamiento), chau, compañera del grupo Los Calandracas durante más de veinticinco años… Ana Postigo, una gran artista. Corina Busquiato Buenos Aires, diciembre de 2011
18 coplas a Ana Postigo Pablo Sรกez Buenos Aires, diciembre de 2005
Cuántos años suspirando poder caminar la pista pensaba que bailar tangos sólo era cosa de artistas.
En ellas hallé mujeres y estilos bien diferentes. No juzgo ni califico, en todas hay buena gente.
Fue un jueves, tomé la clase, y la milonga después, mi debut fue relajado, sólo mover los pies.
Danza estudié obsesivo, probando en tantos lugares: una academia, dos clubes y tres centros culturales.
Las chicas de la Ideal te quieren bien empilchado, peinado, ropa discreta, y los zapatos lustrados.
Las chicas de Cochabamba bailan tango milonguero y se entregan con confianza hasta al varón más fulero.
En dos años, con esfuerzo, paso básico sabía, el ocho para adelante, y nada más me salía.
En sitio tan imponente hay que bailar elegante, y cuidado con llevarse algún viejo por delante.
Con mujeres tan gauchitas Aprendí a gozar del baile ¡Ay cuánto más lindas son las noches de Buenos Aires!
Pero, bailar en milongas, hazaña tan increíble, ¿yo entre tantos bailarines?, era un amor imposible.
Las chicas del Villa Malcom bailan tango de salón, te agarran bastante lejos de donde está el corazón.
Es que Anita nos enseña a estar, caminar, sentir compañera, pista y tango y siempre, siempre reír.
Seguí buscando maestros y pistas que me ayudaran. Mito del héroe porteño, ¡ay qué aventura tan cara!.
Difícil bailar con ellas, meta giros y sacadas... ¡pucha qué tango difícil con tanta vuelta y patada!.
Y si a veces me equivoco y la yerro en algún paso, no me importa, tomo fuerzas de mi orgullo de payaso.
Tres milongas citaré para ilustrar mi razón, perdonen por las mentiras de estos versos de ocasión.
Entonces fue que encontré al querido club Belgrano, si parece una familia llena de primos y hermanos.
Por eso, que me discutan si no es verdad lo que digo, dos bastiones tiene el tango: Cochabamba y la Postigo.
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¡Abre tu vida sin ventanas! ¡Mira lo lindo que está el río! Quedémonos aquí
tango, 1956 música: Héctor Stamponi letra: Homero Expósito
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Cuando vivíamos en la pensión de Montserrat siempre preparaba una comidita deliciosa, con lo que había. Su habitación era preciosa, tenía un cuadro de un pintor conocido donde hay un tipo de espaldas que está sosteniendo un hilo que sale a algún lado fuera del cuadro. Ella lo continuó, le puso un hilo de tanza que cruzaba el techo de la habitación y terminaba en la otra punta con un pequeño barrilete rosa y amarillo. Ese señor está remontando un barrilete, ¿qué más? Se levantaba con una bata medio de seda o algo así, tela brillante, suave, de reina, claro. Y los sábados a la mañana se preparaba tremendo balde con secador, escoba, trapos de piso. Se baldeaba todo el pasillo desde la terraza hasta la puerta, vivíamos en un segundo piso con una escalera de mármol ¡Qué mi madre! y quedaba reluciente, con olor a flores, parecía que vivíamos en un petit hotel...¡con todos esos muertos! Era enorme. María Laura Ruffa Buenos Aires, diciembre de 2011
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Ana creó un Postigo que abre a la milonga ... Era de la barra grande de Cochabamba cuatro cuatro cuatro. Y allí armó con alma y vida como una Tita rebelde su misa de abrazos. La dejó girando y se piantó, quizás a las eternas orillas, de la Cosmo Milonga. Omar Viola Buenos Aires, octubre de 2011
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"Los homenajes en vida y en efectivo" ana postigo
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Mi nombre es Ana Postigo,
bailo y enseño tango, bailo el tango y lo enseño, lo transmito, 7 años enseñando nada más y nada menos que en Cochabamba 444… Mi intención cuando estoy transmitiendo el tango, cuando estoy enseñando a bailar, es que se den cuenta que el tango es propio, cada uno tenemos un tango. Soy actriz además de profesora de tango. Hace un tiempo se me ocurrió volver a este lugar que es como mi casa, yo he bailado antes de enseñar acá con maestros impresionantes, con bailarines increíbles. Yo les digo a los amigos bailarines que vienen a mi práctica: yo aprendí de vos. Lo interesante para mi, lo maravilloso que tiene esto que se armó en Cochabamba es que es un espacio de contención, yo lo busqué en ese sentido. En un momento determinado necesitaba tener un espacio de contención…para contener, para comunicarme con los demás. En ese momento estábamos muy incomunicados. Fue después del 2000, a principios del 2003 y lo logré. Colmó mis expectativas, superó mis expectativas. Es un grupo de gente amiga que empieza en la clase, sigue en el baile y continúa en la vida, en lo cotidiano. Yo acá por ejemplo conocí a María, que es mi compañera de tarea, que es mi amiga primero, que fue mi alumna y lo sigue siendo. Ella es la encargada de plasmar en las fotos y de continuar con lo que sucede o lo que va a suceder en Cochabamba todas las semanas. Cocha no sólo contiene a la gente que viene a bailar o a aprender a bailar sino a todos los artistas que tienen que ver con el tango. Por ejemplo, hoy viene a tocar la Misteriosa Buenos Aires, casi todos los jueves hay un pianista que es maravilloso que se llama Pablo Fraguela, que toca porque... ¡le encanta tocar acá!. Qué hablar de los Pulice-De Vicenzo que son un amor, que hacen un tango joven o un tango audaz. Cada tanto Cappussi baila para todos nosotros como uno más o a veces a título de espectáculo. Naveira, por ejemplo, ha bailado, que para mi es un capo, de él aprendí muchísimo, aprendí a transmitir, le inyecté mi estilo pero de él aprendí la claridad, el poder desmenuzar lo que es el tango. No soy para nada milonguera. Yo soy una señora que transmito el tango valiéndome de haber incorporado la técnica, de haber comprendido la técnica, y me encanta bailar, en cualquiera de los dos lugares. Lo que conozco es lo que transmito. Me encanta bailar, bailo de los dos roles, lo puedo hacer en una pista, sobre todo.
entrevista VIDEO TANGO FEST, Buenos Aires, 2010
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Trato de transmitir eso: mi interés es que la gente aprenda a bailar, sinceramente, y que lo disfrute como lo disfruto yo. El neo tango en relación a la danza es como bailar una música que por ahí no responde a lo tradicional, ya lo hice hace muchos años cuando bailaba en La Unidad Básica el Himno a la Bandera, por ejemplo. Lo bailábamos con Omar Vega, con Cappussi…éramos unos cuantos locos que estábamos tan desesperados por bailar que llegaban las cuatro de la mañana y Angelito no sabía que hacer para echarnos y nos ponía el himno a la bandera ¡y lo bailábamos! El tango es de todos los colores. Del color que mejor le quede a cada uno. Acá en Cochabamba, por ejemplo, es de todos los colores pero a veces también hay coincidencia y decimos con las chicas, con los amigos, uy, ¡mirá!...¡hoy es rojo! ¡hoy es verde!, y es así… ¡pasa eso! Yo creo que es una pose lo del tango triste. Nosotros tenemos testimonio de que el tango no es triste, que es alegre. Hay muchísimas fotos de gente bailando con una sonrisa de oreja a oreja. A mí me resulta divertido bailar. Cuando estoy conduciendo pienso: como no les va a gustar… esta cosa de proponer y que la otra persona lo entienda, si es una adrenalina, es un juego tan maravilloso, ¡cómo vas a estar triste! Si estás triste creo que no te sale nada. Un consejo para la gente que quiere aprende a bailar tango en una pista y participar de esta posibilidad de disfrutar entre muchos, con muchos, porque el tango se baila en una pista… ¡es que venga a aprender conmigo! En la práctica, como la llamamos, yo digo una pequeña milonga, practicar el tango es aprender a moverse en un gran grupo de gente. La diferencia que encuentro con otras milongas... obviamente voy a repetir lo que me dicen: ¡eh, Cochabamba! -sí, Los Jueves de Cochabamba se llama el lugar- es la mejor milonga de Buenos Aires, bue... si digo de Buenos Aires, de la Argentina, ¡obvio! La mayoría del público es gente joven, creo que eso la hace diferente, fundamentalmente creo que la propuesta es diferente. A mí me encanta esta idea de poder contener, de que una orquesta joven pueda venir y tocar con libertad, que pueda venir un actor, que también tenemos breves historias contadas desde el teatro, también vienen clowns, eso me encanta y creo que también eso lo hace diferente... Lo hace diferente que el público es súper respetuoso y agradecido… ¡Yo soy diferente!
entrevista VIDEO TANGO FEST, Buenos Aires, 2010
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“Todo quiero...¡la vida!” ana postigo
Los Jueves de Ana Postigo, 2012
foto: Leticia Fraguela
2012
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Los Jueves de Ana Postigo cumplen 10 a単os, 2013
foto: Leticia Fraguela
Los Jueves de Ana Postigo, Cochabamba 444, 2013
foto: Leticia Fraguela
foto: Leticia Fraguela
Los Jueves de Ana Postigo, Cochabamba 444, 2013
los jueves el tango está en cochabamba 444, corazón de san telmo ...y todos nosotros también! angelito, ruth, cova, nacho, emi, marcos, ponce, diego, dani, vicki, fraguela, charli, nirvana, horacio, marce, monti, debi, patricia, sabastián, nico, analía, suárez, ovidio, jorge, maxi, león, edgardo, adrián, estella, javier, fede, juani, gerardo, joaquín, fabi, juan, fernando, gery, luis, carlitos, pedro, kate, matías, leo, biyi, josé, franco, mónica, miguel, natalia, carolina, coca, santiago, alejo, clara, anita, pablo, nadia, alma, nora, mariano, felipe, rodri, cata, ruffa, germán, horacio, pela, canela, mimi, leticia, érica, chino, gustavo, hugo, negro, marco, fillol, plumero, lorena, benito, liliana, elisa, pach, damián, celeste, norma, nestor, juanchi, emiliano, julieta, valeria, claudia, chiche, marta, stefanie, sáez, federico, daniel, vero, leandro, peter, hernán, eric, tania, pato, ezequiel, tatu, juan, emilia, filete, flor, vittar, adriana, gabriela, antonio, sylvain, frágil, andrea, belén, tobías, julie, andrés, oscar, alberto, sol, marcelo, andrew, mariana, eva, boinita, clarissa, karina, elbio, carla, mari, lucas, viviana, olga, luis, coco, eugenio, ema, ani, julio, silvina, tomás, elena, david, cuchi, walter, claudio, feri, martinez, soledad, monito, guille, nelson, agustín, lise, pamela, manuelita, córdoba, ariel,
GRACIAS, ANA! GRACIAS, COCHA!
GRACIAS A TODOS, QUERIDOS AMIGOS!
vanina, huguittene, sung, ariel, sergio, palacios, gregorio, yamila, ángela, fernanda, severine, sara, lore, ramiro, esteban, leo, ricardo, tana, gastón, constanze, vito, octavio, ricardo, alicia, martín, tevez, gaspar, ali, rodrigo, noelia, barbi, cristian, maría, stine, hernán, tintitas, sonia, tomé, adriana, sheila, laura, pietro, silvia, luciano, chango, lu, tapita, rafa, mauricio, fernando, patricio, dimi, gastón, quini, carlos, julieta, danitza, brisa, salomé, mario, dodo, canela, luis, teresa, apu, ale, patricia, mariela, gabi, colores, pablo, julia, ignacio, rosales, albano, victoria, diana, oscar, latini, renata, nico, lautaro, diego, salazar, ed, lío, poli, mariu, gabisoda, cata, emilio, helen, candida, sandra, romina, alan, miguel, edith, olga, josé, juje, lidia, judit, axel, eduardo, ale, manuel, daniela, topo, santiago, peralt, victor, gisela, abel, juan, marita, juan, cecilia, oscar, darío, pablo, susana, luciana, juani, silvia, vene, leone, alan, fabián, lenita, jime, marco, luigina, paulo, carlitos, roberto, adamo, renzo, fraguelita, claudio, juli, dali, claire, juampi, marina, blume, fede, victor, francisco, ignacio, malba, mari, juanjo, paula, fabián, sunami, rubén, elizabeth, china, osvaldo, nati, pauline, heriberto, rita, nataly, cappussi, ana postigo y muchos más que no hace falta mencionar...
Esta puerta se abrió para tu paso. Este piano tembló con tu canción. Esta mesa, este espejo y estos cuadros guardan ecos del eco de tu voz. Es tan triste vivir entre recuerdos... Cansa tanto escuchar ese rumor de la lluvia sutil que llora el tiempo sobre aquello que quiso el corazón. No habrá ninguna igual, no habrá ninguna, ninguna con tu piel ni con tu voz. Tu piel, magnolia que mojó la luna. Tu voz, murmullo que entibió el amor. No habrá ninguna igual, todas murieron en el momento que dijiste adiós. Cuando quiero alejarme del pasado, es inútil... me dice el corazón. Ese piano, esa mesa y esos cuadros guardan ecos del eco de tu voz. En un álbum azul están los versos que tu ausencia cubrió de soledad. Es la triste ceniza del recuerdo nada más que ceniza, nada más...
Ninguna
tango, 1942 música: Raúl Fernández Siro letra: Homero Manzi
seguimos bailando...
Se terminó de imprimir en mayo de 2014 en los talleres gráficos de Juan Ignacio Chinnici, Pje. Lanín 48, Barracas, Buenos Aires, Argentina.