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BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL “MANUEL ÁVILA CAMACHO”

SUJETO Y SU FORMACIÓN PROFESIONAL COMO DOCENTE

“AUTOBIOGRAFÍA”

ANELI GALVÁN CABRAL (DOCENTE)

ESTEFANÍA MORENO DEL RIO (ALUMNA)

PRIMER SEMESTRE LIC. EN EDUC. PREESCOLAR

OCTUBRE 2013


AUTOBIOGRAFÍA

Mi nombre es Estefanía Moreno del Rio, nací el 10 de mayo de 1994 en la hermosa ciudad de Zacatecas. En el seno de una familia maravillosa, mis papás, Delia del Rio y Mario Moreno. Mis dos hermanos, Marlon y Monserrat. Ellos son las personas que más admiro, y más amo. Ellos se han convertido en mi ejemplo a seguir. Lo que ha caracterizado mi personalidad es que siempre he sido muy alegre, me gusta reír, hacer amigos, sobretodo ayudar a los demás cuando lo necesitan. Me gusta ser optimista y perseverante, siempre he tratado de alcanzar mis sueños y aunque las cosas a veces se tornen difíciles, lucho contra corriente, tratando siempre de lograr mis sueños y metas. Mi mamá me cuenta de mi nacimiento, ese día era 10 de mayo y como de costumbre, se dirigía al festival que hacían las madres en el colegio de mis hermanos. No sin antes ir al doctor. Ella dice que se sentía perfectamente bien, por lo tanto, nunca se imaginó que el doctor le daría la noticia de que su hija estaba a punto de nacer. Lo que me causa risa es que el doctor le dijo: “Si señora se va ir, pero derechito al hospital, porque su hija ya va a nacer”... Y así es como llegue a este mundo. En el siguiente espacio hablaré sobre mi vida en cuanto al trayecto de mi formación. Mis papás trabajaban, entonces no podían cuidar de mí en las mañanas, así que estaba en una guardería, esa fue mi primera escuela. Ahí mismo continuo mi formación en preescolar. No tengo muchos recuerdos de esa época, sólo recuerdo a mi maestra de tercer año y a su asistente, dos personas maravillosas. Verónica era el nombre de mi maestra y Juanita su asistente. Las dos siempre fueron muy amables, cariñosas y muy alegres. Juanita tenía mi completa admiración, yo quería ser como ella. De ahí en adelante, cuando me preguntaban acerca de lo que quería ser yo les decía que quería ser maestra. Por cierto, como me acuerdo del señor que se ponía en la puerta a la hora de salida para vendernos dulces, siempre con su canasta en las manos. Tres años después comencé a estudiar en un Colegio católico, por lo tanto, cuatro de mis maestros fueron religiosas. Yo recuerdo que quería mucho a mis maestros, todos eran excelentes personas, siempre tan amables y dedicados a su profesión.


Cuando estaba en segundo, tenía una maestra que me daba clases de educación física, yo veía que todos la querían, siempre fue muy amable. Desde ese momento dije que yo quería ser maestra de educación física. Mis estudios continuaron en el IMAP. Era una escuela católica donde se impartía la enseñanza en secundaria y preparatoria. Todos mis maestros eran personas muy respetables. Pero no todos amaban su profesión. Desde ahí dejó de interesarme por completo la docencia. Desde siempre me ha apasionado la danza, llevo la mitad de mi vida bailando. Así que cuando terminé de estudiar la Preparatoria, decidí hacer una audición en Monterrey para la licenciatura de la enseñanza de ballet. La docencia me llamaba otra vez, pero ahora para enseñar a los niños el maravilloso arte del ballet. Aunque no me imaginaba que lo que sucedería después sería lo mejor de mi vida, no me aceptaron en esa escuela y digo lo mejor de mi vida porque ahora comprendo tantas cosas que si me hubiera ido estoy segura de que no las hubiese vivido. Sin embargo, ésa fue mi única opción, así que me dediqué un año completo a estudiar el idioma inglés y francés. Debo decir que ese año ha sido de los mejores porque pude dedicarme por completo a la danza, yo estaba dispuesta a intentarlo otra vez. Tiempo después, se llegaron las fechas para las inscripciones. Mis papás seguían apoyando mi decisión de intentarlo otra vez en la danza. Aunque mi mamá me hizo elegir otra profesión, debía tener un plan b. Y elegí la licenciatura en Lenguas Extranjeras y la Normal. Cuando elegí estas dos licenciaturas no se que pasaba por mi cabeza, yo sólo las elegí por si se volvía a repetir la misma historia, pero no estaba segura de ninguna de las dos. En cuanto a la danza, mi maestra de ballet me convenció de presentar el examen en Cuba. Pues todo estaba listo, el boleto de avión, el hospedaje, todo. Pero dos semanas antes de irme, me encuentro con la sorpresa de que a mi maestra le dicen que ese año no se abriría la licenciatura por falta de espacio ya que la escuela se encontraba en remodelación. Había presentado el examen en las dos carreras y gracias a Dios los aprobé. Por todo lo que había sucedido anteriormente respecto a la danza, el siguiente paso consistiría en elegir una de esas dos carreras. Todas las vacaciones me la pase pensando una y otra vez y lo que más me llamaba la atención era la licenciatura en Lenguas. Estaba muy convencida de ello. Las terminales que ofrecía esa licenciatura era la de docente y la de traductor, así que elegiría la de docente.


Me gustaba la idea de enseñar idiomas, me parecía muy interesante. Sin embargo, tiempo después al analizar un poco lo que significaría ser maestra de lenguas, me sentí muy confundida, no estaba totalmente convencida. Yo quería algo más que eso, yo no quería enseñar a adolescentes o a adultos y que sólo se tratara de enseñar idiomas. Yo quería otra cosa: enseñar a niños pequeños, quería dejar huella en ellos, enseñarles sobre la vida, inculcar en ellos los valores que este mundo ha ido perdiendo y que tanto se necesitan, y poder contribuir en el desarrollo pleno de sus potencialidades, de su persona. Poder ayudar a tantos niños que se encuentran en situaciones tan lamentables, con tantos problemas familiares y sociales a los que se enfrentan. Ayudar a tantos niños a ser felices, para eso venimos a este mundo, a cumplir nuestros sueños, a ser felices. Conforme pasa mi estancia en la Normal, me voy dando cuenta de lo que envuelve a la docencia, de lo que significa ser docente. Ante todo esto, la postura que tenía conforme a la docencia ha ido cambiando. Yo consideraba a la educadora como una niñera, que cualquier persona puede hacerse cargo del cuidado de los niños en las aulas y que esta profesión es exclusiva de mujeres, debido a las cualidades que posee que es tierna, bella, emotiva y llena de amor. (Mercado E. 2008). La postura mencionada anteriormente es la que se tiene que cambiar, haciendo ver que las maestras no son niñeras sino profesionistas, con competencias vastas para desarrollar en los niños el interés al aprendizaje, enseñarles no a repetir lo que los demás dicen o los libros de texto dicen sino enseñarles a desarrollar en ellos el intelecto, que ellos piensen por sí mismos. Es necesario romper con esos mitos, llevando a cabo una verdadera profesionalización de la labor docente. (Mercado, E. 2008) Ser docente requiere de una formación doble: una profesional y otra pedagógica. Un docente es aquel que además de saber cómo enseñar, produce saberes en los alumnos, es aquel que gestiona, investiga y orienta. (Ferry, G. 1990). Ser docente significa desarrollar habilidades y destrezas, buscar estrategias de aprendizaje, responder a las necesidades de su contexto, innovar, colaborar, someter a prueba conocimientos, además enseñar a reflexionar, a crear ambientes afectivos, requiere ser autónomo, planear en función de sus necesidades. Por otro lado, significa compartir sus saberes con sus colegas, actualizarse, significa ser ético. Sobretodo ser docente está en hacer


pensar a los alumnos y no en decir quĂŠ pensar. Significa enseĂąar a aprender.


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