Connotación y denotación beatriz g fernández

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DENOTACIÓN Y CONNOTACIÓN REVISITED Beatriz Giudici Fernández Ante la traducción de un texto literario, cabe preguntarse si las definiciones de denotación y connotación que solemos manejar son tan transparentes como a primera vista parece. Pues una cosa es lo que estas dicen y otra, más complicada, cómo aplicarlas para aprehender lo que el texto original quiere decir y trasladar esto a otra lengua. En este artículo me propongo analizar brevemente la complejidad inherente a estos dos fenómenos y sus implicaciones con respecto a los estudios de traducción. Mucho antes de la aparición de la Lingüística como ciencia, la Filosofía había tratado el problema de la relación entre la palabra con la realidad objetiva, es decir, el problema de la referencia o denotación, aunque como polémica engarzada en otra superior: la posibilidad del conocimiento. Ya Platón en el Craülo recoge las dos posturas antagónicas al respecto: la de los materialistas, que planteaban que el nombre es fruto de la convención, y la que lo consideraba el reflejo de la naturaleza de las cosas. Aunque Platón no toma partido por ninguna de las dos, reconoce que el nombre no es el medio para conocer la esencia de las cosas ya que para conocerlas hay que partir de las cosas mismas y no de los nombres que las designan, que son sus meras imágenes. Aristóteles retoma la polémica y, como Sócrates en el Cratilo, dice que las palabras no son el vehículo idóneo para conocer la esencia de algo. Para él, la palabra

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es el símbolo convencional que a través del pensamiento le damos a la cosa sensible. En esta aproximación a la palabra, lo natural sería la capacidad de articular el lenguaje, herramienta que posee el hombre para hablar de lo concreto y lo abstracto, que se encuentra fuera de la palabra. Esta será la opinión que prevalecerá hasta la llegada de Ferdinand de Saussure, quien acaba con la concepción aristotélica de palabra como voz para designar la realidad objetiva. Para él, la palabra es un signo que consta de expresión y contenido; es el concepto mental que tenemos de una realidad concreta o abstracta. Sin embargo, esta gran aportación de Saussure, importantísima en su momento para definir la lengua, es insuficiente a la hora de explicar las lenguas. Hjemslev profundizó la dicotomía y desglosó a la expresión y al contenido en forma y sustancia respectivamente. Veamos un ejemplo: castellano peninsular castellano rloplatense tú/usted vos/usted ustedes vosotros /ustedes

En esta tabla vemos cómo se concretan la segunda persona de singular y la segunda persona de plural en el castellano peninsular y en el del Río de la Plata. En el primero la segunda persona de singular es tú. para los casos en los que se prefiere o está permitido un trato más cercano y usted para un trato de cor-

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tesía a una persona que acaban de de la expresión. Ello nos permite presentarnos, es de mayor edad o explicar, por ejemplo, los chistes curango, o de la que queremos distan- ya clave es el seseo. Así, en Don ciarnos. Lo mismo ocurre con las dos Segundo Sombra, de Ricardo Güiralformas de plural vosotros/ustedes. des, un personaje le dice a otro: Pero el castellano rioplatense many me has negar que son' Ufemio Díaz?, tiene la dicotomía vos/usted con los mismos valores del tú/usted peninsulares y posee, en cambio, una úni- a lo que éste responde: ca forma de plural, ustedes, usada ¿Días? ... y algunos meses (p. 92) indistintamente para la cercanía o el alejamiento /respeto. El uso incorrecEl signo lingüístico, la palabra, to, desde el punto de vista de su es, entonces, la combinación arbiadecuación social, de una de estas traria de la forma de la expresión y la formas puede dar lugar a descortesía forma del contenido. Y esta combio falta de respeto. Por ejemplo, en la novela de Horacio Vázquez Rial, His- nación xes el objeto de estudio de la toria del Triste, leemos el siguiente lengua. diálogo: Vayamos ahora a la dicotomía "Sí, me estás amenazando": el paso al saussureana entre lengua y habla, tuteo fue el primero que Cristóbal dio en entendiéndose por la primera el sisfalso aquel día: el otro, al que nadie, ni tema de signos orales y escritos del el comisario, trataba de esa forma conflan- que se dota una comunidad para zuda, se quedó mirando ñjo, sin convencerse: "¿me tuteaste, pibe?", quiso ase- comunicarse y por la segunda el uso que de esa lengua hacen los integurarse (p. 57). grantes de dicha comunidad. Los sigTenemos, entonces, una forma de nos lingüísticos tienen un significancontenido distinta a uno y otro lado te y un significado, como también se del Atlántico, y una sustancia de con- ha dicho. Ahora bien, los signos lintenido conformada igualmente de dis- güísticos —las palabras— no tienen tinta manera. siempre un único significado. Por ejemplo, gato puede referirse a un Lo mismo ocurre con la expresión, animal o a un instrumento de mecádonde también vemos la distinción en nica del automóvil. Estos significados forma y sustancia. Por ejemplo, en el potenciales se actualizan en el habla. castellano hay una serie de posi- Y normalmente en el habla —o lo que bilidades de articular el sonido / s / . es lo mismo, en el texto— se actuaLlamaremos a esto sustancia de la liza uno solo de esos potenciales sigexpresión. El castellano rioplatense nificados. El hecho se complica si aspira algunos casos de / s / . Tal es el tomamos como punto de referencia la caso de la palabra desde, que en la comunidad que crea los distintos sigPenínsula es /dezde/, mientras que nificados. En el caso del castellano el en Río de la Plata se pronuncia ¿de qué comunidad estamos ha/dehde/; es decir, en vez de una / s / blando? Somos más de trescientos sonora hay una aspiración. Por lo iE. Alarcos: Gramática Estructural, Madrid, tanto, hay también formas distintas Gredos, 1977, pp. 18-23.

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ochenta millones de personas las que hablamos esta lengua. Y si buscamos un adjetivo para definir nuestra comunidad lingüística, el término homogénea no es el más apropiado. Por ejemplo, en castellano peninsular almacén es sinónimo de depósito o bien de local donde se venden géneros al por mayor o al por menor, mientras que en el Cono Sur de América significa tienda de ultramarinos y en Perú, tienda donde se venden géneros. Si pasamos ahora al terreno de la literatura, diremos que las obras literarias están hechas de palabras, como también lo están las traducciones de las mismas, y que estas palabras tienen un significado determinado. Como acabamos de ver, en realidad tienen varios significados, uno de los cuales se actualiza en el texto. Entonces, como nos recuerda con acierto Valentín García Yebra, no se traduce de lengua a lengua sino de habla a habla, es decir, de un texto a otro, de una comunidad lingüística a otra.2 Contra lo que postula la lingüística estructuralista y la generativista, hay autores que creen que la competencia lingüística, es decir, el código, no es suficiente para interpretar todos los contenidos que pueden transmitirse en un mensaje. Por ello, distinguen entre el significado lingüístico, el significado referencial y el significado intencional. Si leemos en Sobre héroes y tumbas que Martín y Alejandra se sentaron a una mesa que daba al Paseo Colón (SHT: 110), el significado lingüístico podrá ser 2

V. García Yebra: Teoría y Práctica de la traducción, Madrid, Gredos, 1989, p. 36.

entendido por toda aquella persona que entienda el castellano. Lo mismo ocurrirá con las traducciones a otras lenguas, cuyos lectores serán capaces de descifrar el mismo mensaje. Por el contrario, el significado referencial les estará vedado, a menos que conozcan qué es el Paseo Colón, dónde está y qué implica que los personajes hayan entrado en un bar de esa zona. Porque en los actos de discurso, ciertas expresiones lingüísticas tienen por misión denotar, es decir, señalar e identificar magnitudes extralingüísticas [los referentes o denotata).3 Esta idea es defendida por lingüistas como Halliday, para quien la referencia fue, en un principio, una relación exofórica, es decir, una manera de ligar algo exterior a alguien o algo presente en el texto. Por ejemplo, para Halliday, el pronombre personal él probablemente se habría originado como ese hombre de ahí. En otras palabras, podemos imaginar un origen deíctico en la evolución de la categoría de persona, en el sentido estricto del término,4 que luego pasaría a transformarse en un referencia anafórica, permitiendo crear lo que se conoce como cohesión del texto.5 Esto no sólo afecta a los pronombres personales; lo mismo ocurre con los nombres propios, como en este caso el Paseo Colón. Por último, el significado intencional también es analizable desde todos los elementos que intervienen en el circuito de la comunicación: emisor, receptor, canal, circunstancia —no sólo desde el código—, que nos per3 Gutiérrez en J. Serrano y S. Martínez: Didáctica de la lengua y la literatura, Barcelona, Oikos-Tau, 1997, p. 27. 4 M. A. K. Halliday: Functional Grammar, Suffolk, Arnold, 1990, pp. 290-291. s Ib. Halliday.

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miten acceder al sentido, a lo que se quiere decir. Por ejemplo, en La aventura de un fotógrafo en La Plata, de Adolfo Bioy Casares, alguien le pregunta al protagonista, Juan Almanza: "¿Gusta un mate?", a lo que éste responde: "No se moleste, señora".6 Aunque a primera vista esta respuesta parece una negativa, en realidad se trata de todo lo contrario. La cortesía impide decir sí abiertamente, por lo que el personaje recurre a una fórmula para aceptar el ofrecimiento. La fuerza ilocutoria —o significado intencional— de la respuesta hace que le sirvan un mate. Volviendo al contenido (y al estructuralismo, por qué no) podemos distinguir, con Eugenio Coseriu, entre significado, designación y sentido. El significado del texto es el contenido lingüístico actualizado por el habla, la designación, la referencia de los significados actualizados en el texto a las realidades extralingüísticas, y el sentido del texto, su contenido conceptual en la medida en que no coincide ni con el significado ni con la designación; es decir, lo que el texto quiere decir.7 Esto, que está claro en la teoría, se ve oscurecido o complicado en la realidad. Cierto es que la designación o denotación, es decir, el valor informativo-referencial de un texto, constituye un primer nivel de significación.8 Así, cuando Cortázar dice de un personaje del cuento "Su fe en la ciencia", de Historias de cronopios y de famas, que pertenece 6 A. Bioy Casares: La aventura de un fotógrafo en La Plata, Madrid, Alianza, 1985, p. 94. 7 García Yebra, o. cit., p. 37. 8 A. Márchese y J. Torradellas: Diccionario

de retórica, crítica y terminología literaria, Barcelona, Ariel, 1986, p. 93.

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al tipo carpincho,9 el lector establece una primera conexión personajereferente, donde carpincho es un tipo de roedor sudamericano. Pero en este caso hay más información que la ofrecida por la información referencial, y ello es debido al hecho de que hay una información añadida, extra, a través de la cual Cortázar nos dice algo más. Más bien, nos dice otra cosa. Lo que nos quiere decir es que el personaje en cuestión tiene el pelo tieso y duro como el de este animal. Es decir, que las inocentes palabras pertenece al tipo carpincho encierran más información que la referencial; en otras palabras, connotan. Para autores como T. Todorov, la connotación es un fenómeno que engloba todas las significaciones no referenciáles.10 La amplitud de esta definición la hace un tanto resbaladiza, ambigua, imprecisa. Otra vez Hjemslev nos permite afinar un poco la definición de este fenómeno. Para la Glosemática hjemsleviana, el signo es el resultado de la relación entre la forma de la expresión y la forma del contenido. Si consideramos a esta como una primera relación del sistema, que, a su vez, funciona como plano de la expresión de un segundo sistema, podemos considerar al primer sistema como el plano de la denotación, y al segundo, de la connotación, cuya fórmula gráfica sería la siguiente,11 sgte 1

sgdo 1 Sgte 2

Sgdo 2

9 J. Cortázar: Historias de cronopios y de Jamas, Madrid, Alfaguara, 1996, p. 127. 10 A. Márchese y J. Torradellas, o. cit., p. 95. H Ib., p. 75.

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donde "sgdo2" sería el significado de la connotación. Por ejemplo, si tomamos la palabra zorro, tendremos un primer nivel de significación: animal mamífero, etc., que proviene de unir el "sgtel" con el "sgdol". Pero si tenemos en cuenta otra característica de este animal, cual es su astucia, y decimos de alguien que es un zorro, estamos uniendo el "sgte2" con el "sgdo2", y, al hacerlo, creamos a partir de esta unión un nuevo significado [hombre astuto). Asimismo, podrían aparecer otros significados unidos por lazos socioculturales: zorro = hipócrita; zorra = prostituta. Hay un hecho más en la definición de denotación ofrecida que nos parece de enorme importancia a la hora de afinar las definiciones de denotación y connotación, a saber, el código. La denotación, sería, entonces, el valor informativo-referencial, regulado por el código, y la connotación, el valor añadido, regulado también por un código. Pero el código es el código de una comunidad de hablantes y ninguna comunidad es homogénea. Todo lo contrario. No se puede hablar de una comunidad castellano-parlante monolítica, ya que tanto en lo referencial como en la información extra hay que tomar como punto de referencia el código de una comunidad concreta, enclavada en unas coordenadas geográficas, históricas y culturales determinadas. Como dice Luis Prieto en Estudios de lingüística y semiología generales, No me parece que la connotación pueda ser significativa más que si el emisor o el ejecutante dispone de la opción en cuanto al medio a emplear para decir o hacer, y, con dicha opción, la de la forma conno-

tativa en que concibe lo que dice o hace. 12

Volviendo al ejemplo de Cortázar antes mencionado, sólo el lector castellano-parlante que posea el código connotativo que le permite entender que perteneciente al tipo carpincho equivale a de pelo fuerte, tieso podrá captar el valor extra del enunciado. Y ese código es uno muy concreto: el del castellano hablado actualmente en Argentina. En el llamado lenguaje gauchesco en la literatura argentina, hay innumerables ejemplos parecidos, en los que el desconocimiento de todos los matices del significado de un término trae como consecuencia una traducción errónea o aproximada debido, en este último caso, a un error de matiz. Veamos dos casos. En Don Segundo Sombra, de Ricardo Güiraldes, se dice de un personaje que tiene un empeine a lo galleta (DSS:19), que en italiano se lee como piedi corti (DSS:16). La traducción no tiene absolutamente nada que ver con el original. Al decir de alguien que tiene un empeine a lo galleta se quiere decir que tiene el empeine hinchado, abultado, como si tuviera aire, como la corteza fina característica del tipo de pan llamado galleta, o, más precisamente, galleta de campo, que es la variedad que se consume fuera de las ciudades. En otra ocasión, alguien se queja del pan diciendo que estaba duro como poste de quebracho (DSS:98). La versión italiana acierta al decir sembrava legno (DSS:126), pero no consigue comunicar la extrema dureza del pan al eliminar el tipo de madera 12 en Márchese/Forradellas ibid: 96.

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con el que se lo compara: el quebracho, una de las más duras que existen. De hecho, antaño se la empleaba para construir los raíles del tren y para postes de telégrafo. La connotación es un elemento clave a la hora de analizar la cohesión, pero también puede serlo para estudiar la coherencia de un texto. En un texto puede haber diversos niveles de coherencia, cada uno de los cuales es susceptible de ser enfocado desde disciplinas diversas, pero ninguna dará cuenta del texto artístico como tal. Sólo la connotación garantizará, desde el punto de vista estético, la coherencia de un texto artístico (Greimas en Talens 1978:5).

Purmamarca. El hecho es que en esta ocasión la clave para entender el motivo por el cual el autor ha elegido el adjetivo absurdo para describir este lugar estriba en el hecho de que Purmamarca es una pequeña localidad de la provincia de Jujuy, al norte del país, en plena meseta del altiplano, que no llega a los quinientos habitantes. Es precisamente esta información externa la que garantiza la comprensión del adjetivo absurdo en este contexto.

Esta información externa constituye un marco en el que se inserta una palabra, un hecho, una escena, una referencia, etc. Este marco ha llamado la atención de sociólogos, etnógrafos y sociolingüistas, para Hay otros casos más escurridi- quienes la capacidad de entender zos, menos aprehensibles, porque la tiene que ver con la capacidad de siconnotación la da un elemento exter- tuar algo que vemos, leemos u no al signo lingüístico. Por ejemplo, oímos en un esquema previo, el en el cuento "Correos y Telecomu- cual es de origen cultural. Algunos nicaciones", de Historias de crono- autores le dan el nombre de esquepios y de famas, de Julio Cortázar, mas {schemata) (Rumelhart 1980); leemos que iba gente a la oficina de otros, el de marcos [frames) (FillCorreos de la calle Serrano de Bue- more), guiones [scripts) (Schank y nos Aires a hacer giros a Purma- Abelson), cadenas de sucesos (chains marca y otros lugares igualmente ab- of events) (Warren, Nicholas y Tabassurdos (HCF:39). La traducción in- co), y expectativas [expectations) glesa recoge: make out money orders (Tannen). Centrándonos en Rumelto Purmamarca and other equally hart diremos que la teoría de los absurd places (CF:37), la italiana, esquemas es básicamente una teoría spedire vaglia a Purmamarca e in sobre el conocimiento; es una teoría altri longhi altrettanto inuerosimili acerca de cómo se representa el co(SCF:36) y la francesa, envoyer des nocimiento y de cómo esa represenmandats à Purmamarca ou autres tación facilita el uso del conocimiento endroits aussi absurdes (CF:42). En de manera determinada. Según este esta ocasión no hay ningún error, autor, todo el conocimiento está emninguna laguna, ningún matiz que se paquetado en unidades llamadas esles haya escapado a los traductores. quemas (schemata) (Rumelhart ibid). Casi podríamos decir que se trata de Un esquema, es, por lo tanto, una una traducción literal. Sin embargo, estructura de datos para representar de ninguna se desprende por qué es conceptos almacenados en nuestra absurdo hacer giros a la localidad de memoria. No es difícil suponer que

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estos bloques de conocimiento son de naturaleza social. Así, un castellanoparlante que lea un texto sobre una corrida de toros esperará encontrar información sobre el rejoneo, los picadores, la faena, los oles o los abucheos al matador, o si este merecerá una oreja como premio a su buena labor o será llevado en andas por toda la arena como reconocimiento de su valentía y buen hacer.

debemos colocar esta inusitada aparición, que nos desconcierta. Algo parecido ocurre en literatura. El cuento "Haga como si estuviera en su casa", de Historias de cronopios y de famas, de Julio Cortázar, es un excelente ejemplo de cortocircuito provocado por un fracaso en las expectativas. La narración comienza así: Una esperanza se hizo una casa y le puso una baldosa que decía: Bienvenidos los que llegan a este hogar. Un fama se hizo una casa y no le puso mayormente baldosas. Un cronopio se hizo una casa y siguiendo la costumbre puso en el porche diversas baldosas que compró o hizo fabricar. Las baldosas estaban colocadas de manera que se las pudiera leer en orden. La primera decía: Bienvenidos los que llegan a este hogar. La segunda decía: La casa es chica, pero el corazón es grande. La tercera decía: La presencia del huésped es suave como el césped. La cuarta decía: Somos pobres de verdad, pero no de voluntad (HCF: 131).

Una de las características más interesantes de la teoría de los esquemas es el hecho de que estos nos crean expectativas acerca de lo que ha de suceder. Ello se logra a partir de lo que Rumelhart llama conceptually-driven processing, es decir, procesamiento de datos de origen conceptual, y data-driven processing, es decir, el procesamiento de la información a partir de datos. O, dicho de otra manera, el procesamiento de la información de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba. Estos dos procesos actúan de forma simultánea y permiten la comprensión. Así, cuan- Todo nos lleva a esperar un quinto do leemos que en una iglesia se oyen texto, similar a los anteriores. Sin los acordes de la marcha nupcial, embargo, el autor nos ofrece el siesperamos leer a continuación que guiente final: aparece la novia, vestida de blanLa quinta decía: Este cartel anula co, dirigiéndose al altar [data-driven todos los anteriores. Raja, perro (HCF processing). Podemos hacer esto poribid). que en nuestro archivo mental se halla registrado un tipo de rito so- En este caso, el cortocircuito provoca cial como es una escena de boda el humor, que es un producto de (conceptually-driven processing). Aho- expectativas distintas a las esperara bien, cuando las expectativas que das. genera la aparición de determinada Otra de las ideas interesantes que información no se cumplen, se pro- postula la teoría de los esquemas es duce un cortocircuito. Si, en el ejem- que el texto en sí carece de sigplo de la boda, a continuación de la nificado; este es el resultado de la marcha nupcial vemos llegar a unos interacción del lector con el texto. Lo payasos haciendo acrobacias no en- único que hace este es guiar a aquel tendemos qué pasa porque no sabe- para que construya el significado de mos en qué esquema mental previo lo que lee u oye a partir de su propio

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conocimiento o, para decirlo en lenPor último, tal vez la idea más inguaje informático, a partir de su pro- teresante que ofrece la teoría de los pia base de datos. Como la com- esquemas -o, por lo menos, la más prensión es el resultado de la infor- interesante para este trabajo- sea la mación que contiene el texto más la profundización del estudio de la naque posee el lector o el oyente, una turaleza cultural de los esquemas. comprensión eficiente requiere la Si estos son fenómenos culturales habilidad de relacionar el material [culture-specific) (Carrell ibid:88), catextual con el propio conocimiento be preguntarse a qué cultura perte(Adams y Collins 1979 en Carrell necen. La respuesta es simple: a la 1983). Comprender las palabras, las cultura a la que pertenecen el autor oraciones, y el discurso implica mu- de la obra literaria y su lector-oyente, cho más que la competencia lin- aunque hay algunos que podemos güística; de hecho, esta es sólo considerar universales (Mandler et al. una parte de nuestro conocimiento en Carrell ibid: 89). En el caso de (Carrell ibid). El lector que lea el traducciones de literatura muy marcuento titulado "Inconvenientes en cada culturalmente, quien carezca del los servicios públicos", de Historias de marco necesario para situar decronopios y de famas, de Julio terminadas alusiones, hechos, etc. se Cortázar, donde se dice que se ha verá incapacitado para entender o hecho una traducción al rumano sólo se quedará con la superficie de lo del tango Esta noche me emborracho que lee, es decir, como mucho, con el (HCF:127), no podrá menos que es- significado lingüístico. En Historia del bozar una sonrisa cómplice con el Triste, de Horacio Vázquez Rial, el autor; eso si no se ríe a carcajadas. protagonista se sienta en uno de los Nada hay en el texto que explique el bancos de la Plaza del Congreso de porqué de esta risa. La clave está en los Diputados, en el centro de la la información previa del lector, que ciudad de Buenos Aires. Ignoraba el no tiene más que recordar la letra de Triste que la Marina se había leeste tango que Enrique Santos Dis- vantado en armas contra Perón, tocépolo compuso en 1928, y que está mando el aeropuerto de Ezeiza, la plagada de giros lunfardos, para du- Escuela de Mecánica de la Armada dar de la posibilidad de traducirlo. que, pasados los años, llegaría a tePara muestra valgan los siguientes ner tan pavorosa fama- y el arsenal de versos: su misma arma (HT:45). ¿Qué fama? Sola, fané y descangayada, ¿Pasados cuántos años? la vi esta madrugada salir de un cabaret. Flaca, dos cuartos de cogote, una percha en el escote, bajo la nuez. Chueca, vestida de pebeta,

Nunca soñé que la vería en un requiesca in pache tan cruel como el de hoy. Esta noche me emborracho bien, ¡me mamo bien mamao! pa' no pensar.

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Estas son algunas de las preguntas que bien puede hacerse el lector de la traducción inglesa de esta novela. Sólo el lector argentino -o el lector que esté al tanto de la historia argentina reciente- tendrá el marco necesario para saber que la Escuela de Mecánica de la Armada, la tristemente conocida ESMA, fue un centro de detención y tortura clandestino

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durante la última dictadura militar argentina. Podrá nuestro lector estar en desacuerdo con el adjetivo pavorosa; podrá creer en la necesidad de su existencia como centro de exterminio; podrá preguntarse cuántos años han pasado; podrá estar de acuerdo con el proyecto de convertir el solar en campo de deportes o preferirá mantener en pie sus instalaciones como recuerdo imborrable del pasado. Pero no podrá no saber qué fue, qué es y qué halo de muerte la circunda. Steffensen y Joag-Dev (en Alderson y Urquhart 1984) reconocen la gran aportación de Fries a la lingüística norteamericana al haber incorporado la información cultural previa a su descripción del significado. Para Fries, podemos hablar de significado léxico, gramatical y sociocultural. La comprensión se da cuando confluyen los tres, es decir, cuando insertamos los dos primeros en el tercero. De no hacerlo, puede haber una interferencia cultural localizada en el nivel afectivo, en los valores connotativos de las palabras o en las actitudes que subyacen en un texto (Rivers en Alderson y Urquhart ibid:49). Puede haber, también, una interferencia en el nivel denotativo (Paulston y Bruder en Alderson y Urquhart ibid). Como una traducción no se hace de lengua a lengua solamente, sino de cultura a cultura, podemos afirmar que, si el lector de una traducción posee los esquemas mentales de índole cultural asumidos por el autor, comprenderá qué se dice y qué se quiere decir; si no, distorsionará el significado al intentar acomodar lo que lee a sus propios esquemas, o será incapaz de entender (Steffensen y

*

Joag-Dev en Alderson y Urquhart ibid:54). A propósito de la comprensión de un texto general, Rumelhart dice que el lector puede no entender debido a que carece del esquema previo necesario para ello. Además, puede ocurrir que, a pesar de tener el esquema previo, el lector no comprenda las pistas que le da el autor para entender. Por último, se puede dar el caso de que el lector entienda un significado del texto, pero posiblemente no el ofrecido por el autor. En este caso, entenderá el texto pero no al autor, es decir, entenderá lo que dice el texto pero no lo que este quiere decir (Rumelhart en Guthrie 1981:22). Se puede decir que la comunicación humana tiene lugar en la confluencia de una intrincada red de canales interrelacionados, que se refuerzan mutuamente, a veces con un importante grado de redundancia. La comunicación verbal es el medio más importante para comprender información acerca de nuestros conocimientos, tradiciones, cultura; es también el principal vehículo del pensamiento. Sin embargo, los llamados canales no verbales de la comunicación, a saber, el paralenguaje, la kinésica y la proxémica, aportan alrededor de un setenta por ciento de significados sociales al significado de una conversación o exposición (Soudek y Soudek 1985:109) y están encerrados en un archivo (esquema, marco, etc.) determinado culturalmente. En el caso de las obras literarias y sus traducciones podríamos pensar que es-tos elementos no están presentes en ellas; y no lo están de la misma manera que en el lenguaje oral. Pero esto no implica que estén

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ausentes del todo. Y como los tres ta, como se desprende del hecho de son de naturaleza social y pueden levantar las cejas, como si quisiera comunicar cosas distintas en una ver más, y de la mirada ausente, sin cultura y en otra, el hallar alusiones destinatario preciso. de uno u otro en un texto literario Al calor de los ejemplos de denopuede inducir a errores en la com- tación y connotación analizados en prensión si no se posee el código para este artículo, sería conveniente tener entenderlos. En el capítulo XIII de la presente que la información denotasegunda parte de Sobre héroes y tiva y connotativa implícita en detertumbas, de Ernesto Sábato, Martín y minadas palabras, conceptos o situaBruno se encuentran con Borges. ciones no está situada en el vacío. Por Bruno lo saluda y le presenta a el contrario, dicha información está Martín. Borges levantaba las cejas, lo inmersa en unas determinadas observaba con unos ojos celestes y coordenadas temporales y espaciales acuosos, con una cordialidad abstrac- que la hacen pertinente. Es una sota y sin destinatario preciso, ausente ciedad en concreto, una determinada (SHT:190). Dentro de nuestra cultu- cultura la que dota a ciertos elera, lo normal sería pensar que Bor- mentos de valor denotativo y, sobre ges, al levantar las cejas, miraba al todo, connotativo. Indagar en dicha joven de manera impertinente. Den- sociedad y conocerla a fondo son las tro de otras coordenadas culturales, claves para poder identificar y postetal vez este gesto tenga otro signi- riormente intentar trasladar esos eleficado. Pero no se trata de lo uno ni mentos no claramente visibles a pride lo otro. Quien sepa que Borges mera vista a una lengua extranjera o, terminó perdiendo la visión no se mejor dicho, a otra cultura. sorprenderá al leer que ya en la época en la que se editó esta novela Beatriz Giudici Fernández (1961) tenía serios problemas de visBIBLIOGRAFÍA Alarcos, E., Gramática Estructural, Madrid: Gredos, 1977. Alderson. J.C. y A.H. Urquhart: Reading in aforeign language, Londres, Longman, 1984. Aristóteles: De Interpretatione, Valencia, Cuadernos Teorema, 1981 Carrell, P. P.: "Some issues in studying the role of schemata or background knowledge in second language comprehension", en Reading in ajoregin language, vol I, n° 2, 1983. Garcia Yebra, V., Teoría y práctica de la traducción, Madrid, Gredos. 1989. Halliday, M.A.K., Funktion Grammar, Suffolk: Arnold., 1990. Márchese, A. y Torradellas, J. Diccionario de retórica, crítica y terminología literaria, Barcelona: Ariel, 1986 Platón: Obras Completas, Madrid, Aguilar, 1979. Rumelhart, D. E.: "Schemata: The building blocks of cognition", en R. Spiro, B. Bruce y W. F. Brewer: Theoretical Issues in Reading Comprehension, Lawrence Erlbaum Associates, 1980. Saussure, F. de: Curso de Lingüística General, Buenos Aires, Losada, 1967. Serrano, J. y Martínez, S., Didáctica de la lengua y la literatura, Barcelona, Oikos-Tau, 1997. Soudek, M. y L SOUDEK: "Non-verbal channels in language learning", ELT Journal 39/2, pp. 9-1985. Talens, J.: Elementos para una semiótica del texto artístico, Madrid, Cátedra, 1978. Novelas citadas Bio y Casares, A., La aventura de un fotógrafo en La Plata, Madrid, Alianza, 1985. Cortázar, J., Historias de cronopios y defamas, Madrid, Alfaguara, 1996. Güiraldes, R.: Don Segundo Sombra, Buenos Aires, Losada, 1972. Sábato, E.: Sobre héroes y tumbas, Barcelona, Seix Barrai, 1994. Vázquez Rial, H.: Historia del Triste, Barcelona, Plaza y Janes, 1989.

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