24HORAS I GLOBAL
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Lunes 4 de abril de 2016
COLOMBIA
ARAÑA LA PAZ
REUTERS
A LA ESPERA. EL ALBA SE ASOMA TRAS LA LARGA NOCHE DE LA GUERRA EN COLOMBIA, PERO EL EQUILIBRIO DEL TRAMO FINAL ES TAN PRECARIO QUE CUALQUIER COSA HACE TEMER QUE SE VENGAN ABAJO LAS ARDUAS NEGOCIACIONES ENTRE GOBIERNO Y LAS FARC
ESTEFANÍA SALINAS
En la recta final de las pláticas de paz entre el gobierno y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia para poner fin a más de medio siglo de conflicto armado que ha arrojado unos 200 mil muertos, 79 mil desaparecidos y millones de desplazados, falta el tramo más complejo, todavía no exento de escollos, que hacen temer a algunos el descarrilamiento del proceso iniciado el 26 de agosto de 2012 en La Habana, aunque otros creen que la paz es irreversible. Como si se hiciera realidad la profecía bíblica de “cuando los hombres digan paz, entonces habrá destrucción”, la violencia individual o pequeña escala ganó terreno el año pasado a pesar del avance imparable de las pláticas de paz para poner fin al más prolongado conflicto armado interno en América Latina. El propio asesor jurídico de las FARC Enrique Santiago, reconoce en entrevista con 24 Horas que en los últimos meses “ha habido un auge muy importante, con muchos muertos entre dirigentes sociales, activistas políticos, defensores de derechos humanos y absoluta del Estado, pues no se ha detenido a nadie”. Esto ha hecho que muchos en Colombia teman que el proceso no llegue pronto a feliz término, pero Santiago ve el vaso medio lleno y señala que no cree que haya ningún riesgo de que las conversaciones se echen por la borda. “El proceso de paz va a llegar a
Un informe del Comité Inter-
nacional de Cruz Roja recién divulgado, bajo el título de “Colombia: Retos humanitarios 2016”, pese a la proximidad de la paz, la realidad de las personas no ha cambiado mucho.
buen término y va a haber un acuerdo final, de eso no hay duda” aunque se tarde “una semana más o una semana menos”, afirma. El “Día D” marcado como la fecha del fin del conflicto armado, el 23 de marzo último, por el presidente Juan Manuel Santos la única ocasión en que viajó a La Habana para asistir a las negociaciones de paz en La Habana, cuando estrechó la mano de Rodrigo Londoño Echeverri, alias “Timochenko”, el jefe de las FARC, en presencia del presidente cubano Raúl Castro, pasó de largo sin que se firmara la paz, lo cual desanimó a amplios sectores en Colombia. Los entendidos creen que eso no cambia el hecho de que este país esté a un paso de lograr la anhelada paz. “No es una buena metodología intentar acabar una guerra con un reloj chino como si se tratara de una Espada de Damocles. Ha sido un absoluto y gravísimo error intentar ponerle fechas”, señala Santiago, quien afirma que “todo lo que sea poner fechas y presiones de ese estilo y ajustarlas a calendarios políticos y electorales sólo entorpece el proceso”. Por el contrario asegura que éste es “el segundo proceso de paz más
rápido en el mundo después de la Segunda Guerra Mundial” y refiere que el único que se ha cerrado en menos tiempos es el de Nepal, que tardó tres años. El de Colombia ha ocurrido en 3 años y 4 meses pero “las previsiones es acabar en semanas”. A juicio del asesor de las FARC, los tópicos de fondo más serios que faltan por discutir para un acuerdo aceptable entre ambas partes es todo lo que tiene que ver con garantías de seguridad y el desmantelamiento del paramilitarismo, al cual ve como “una amenaza para Colombia” y sostiene que “no ha sido desmantelado”. El otro tema importante a su juicio es el relacionado con la reincorporación a la vida civil de los antiguos guerrilleros: cómo va a ser el abandono de las armas, las zonas de campamentos donde se van a concentrar as tropas, si van a tener restricciones o no. Para el asesor de la guerrilla más antigua de América Latina, en el fondo lo que no tiene mucho sentido es que “a estas alturas del proceso el gobierno (de Colombia) vea todavía a las FARC como un adversario”. El consejero observa que otro de los puntos que obstaculizan el acuerdo de paz es el sexto punto de la agenda de conversaciones, específicamente la implementación en la legislación interna. Las FARC acusan al gobierno colombiano de haber comenzado a “tramitar unilateralmente” las reformas legales para la implementación” de los acuerdos mientras que la guerrilla quiere que tengan valor de ley, como en otros
No es factible que una de las partes intente condicionar a la otra, sobre todo con métodos que nunca se han puesto de manifiesto en ningún proceso de paz” ENRIQUE SANTIAGO Asesor jurídico de las FARC
procesos de paz en el mundo, mediante un Acuerdo Especial Humanitario (AEH) una figura reconocida por las Convenciones de Ginebra”. Además, pide que el acuerdo se incluya en el denominado Bloque de Constitucionalidad, es decir, se plasme en la Carta Fundamental, lo que le daría “seguridad jurídica y garantías” y que “no haya duda de que va a ser aplicado”, porque el gobierno “ha tenido el poco cuidado de repetir durante varios años en la mesa de conversaciones que las FARC no están negociando con el Estado sino con este gobierno”, lo que “significa que cuando llegue otro gobierno va a poder desconocer los acuerdos”, señala Santiago. Para el asesor, “la única forma de evitarlo es que los acuerdos incorporen no solo al ordenamiento jurídico” sino a la Constitución, para que no sea tan sencillo que “llegue otro
gobierno y los invalide”. Al responder a las críticas del ex presidente Álvaro Uribe, en el sentido de que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos se ha sometido a la voluntad de las FARC, el experto afirma que si eso fuera cierto “probablemente el proceso no hubiera durado 4 años, ya se habría acabado y en forma expedita”. En cambio, reprocha a Uribe que bajo su mandato se haya promulgado la Ley de Justicia y Paz, donde la sanción máxima era de 8 años de cárcel, mientras que el sistema que se prevé en las negociaciones entre el gobierno y las FARC prevé sanciones 150 por ciento más duras. “No tiene mucha credibilidad que vengan críticas sobre la supuesta impunidad precisamente de quien acordó una ley que dejó en la impunidad según datos del gobierno colombiano a 25 mil de los 30 mil paramilitares desmovilizados, que nadie sabe dónde están”, asegura. El experto español, que se ha sentado al lado de la delegación de las FARC en las negociaciones de paz en La Habana con el gobierno de Colombia, admite que por supuesto “hay impunidad en Colombia”, como lo señaló la Corte Penal Internacional en su último informe de noviembre del año pasado, pero es la que “han disfrutado los paramilitares y los agentes del Estado” pero “nunca las guerrillas” pues el Estado “ahí si se que ha aplicado en perseguirlas y castigarlas”. Los colombianos parecen estar conscientes de que la firma del acuerdo de paz no supone que todo se resuelva de la noche a la mañana, pues las secuelas del conflicto prevalecerán todavía por muchos años más y está latente el riesgo de una “guerra de baja intensidad” entre grupos residuales del conflicto o que surjan fenómenos semejantes a “Las Maras”, las temibles pandillas centroamericanas surgidas tras la pacificación en Centroamérica. A eso se refería el informe de la Cruz Roja Internacional en el cual alertó sobre el riesgo de que en Colombia asome su ominoso rostro “una nueva geografía de la violencia”. El experto español considera que el temor de un conflicto así “es un riesgo” que no se puede descartar, pero anticipó que una violación al cese al fuego no existirá porque el mecanismo de verificación “estará garantizado por la ONU, nada más y nada menos, mediante una resolución del Consejo de Seguridad”. Santiago admite empero que otra de las amenazas que gravitan en el panorama colombiano es que, una vez que se firmen los acuerdos de paz con las FARC, “las organizaciones paramilitares sigan disfrutando de absoluta impunidad con ejércitos privados absolutamente incontrolados”. Los colombianos cruzan los dedos para que nada empañe el tramo final de las negociaciones y haga zozobrar los acuerdos, pero sobre todo que en el postconflicto no surja una nueva oleada violenta en su martirizado país, cuna del vallenato y del premio nobel de literatura Gabriel García Márquez.