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Una tradición viva

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francisco Brandi

francisco Brandi

De los recuerdos que más añoro, son los de mi abuela poniendo una corona de flores en vísperas de mi cumpleaños. Se trata de una tradición tuxtleca, que con el tiempo se consolidó no solo como una expresión de cariño y de nuestra cultura, sino como parte de nuestra identidad.

Hablar de la tradición de “Coronar” involucra hacer historia, pues el primer registro de una celebración donde el pueblo zoque retoma la acción de colocar una ofrenda sobre la cabeza data de 1769. En esa fecha arribó a nuestra capital Don Juan de Oliver como primer alcalde enviado por el Rey Carlos III, quien para celebrar su cumpleaños, pidió que se recreara la Ceremonia de Coronación del Rey. La realeza Española tenía la costumbre de volver a coronar al Rey en su cumpleaños y una fecha importante.

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Jazmín, Violeta, Amapola y Nardo fueron las flores elegidas para aquella primera corona. Hoy en día se realiza con las flores que la familia tenga en su jardín o las favoritas del cumpleañero, quien se deja engalanar con “parabienes”, coplas y rimas del ingenio popular para desear un feliz cumpleaños. Para esta tarea las mujeres de la casa, por lo regular las abuelas, son las responsables de sentar al “pichito” o “pichita” y de recitar los parabienes y deseos.

Y como al chiapaneco no le gusta la fiesta, esta tradición da comienzo durante la noche previa al cumpleaños, iniciando los festejos de la familia con abrazos y obsequios. Tristemente esta actividad se ha ido perdiendo. Primero desplazando la corona de flores naturales por una corona de papel y, posteriormente la manera de festejar con amigos y familia.

Hoy la invitación es vivir nuestras tradiciones, sobre todo las que nos representan como chiapanecos y tuxtlecos.

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