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Columna invitada Mara, en el corazón verde de Morena

MARA EN EL CORAZÓN VERDE DE MORENA…

Por: Flor Tapia Pastrana

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Si algo podemos destacar de la adminis-

tración del presidente López Obrador es su desmedida ambición por acumular poder que no es lo mismo que respeto. Cada día dice que no existe corrupción ni impunidad. Ni teniendo a su disposición todo el aparato de comunicación social del Estado ha podido ocultar que no es verdad. Con el lema “no somos lo mismo” ha reunido por lo menos 13 denuncias por su “presunta” intromisión en las elecciones del pasado mayo, según el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova. Pero no le importa, porque si algo le estorba, lo difama o lo destruye. Ha sido clara la protección que desde Palacio Nacional ha tenido la actual alcaldesa de Cancún Mara Lezama, que desde el inicio de su administración se ha visto envuelta en investigaciones y escándalos de corrupción (que conoce a detalle el presidente). Ella ha sido una inversión que ha costado millones de pesos a Morena vender, y por supuesto que lo han recuperado con creces. Para su reelección a la alcaldía, Mara gastó millones de pesos del dinero público en publicidad para robustecer su imagen. Se trata de consolidar la Cuarta Transformación entre sangre y fuego. Los asesinatos y demás problemas en nuestro Estado ni siquiera son tema para Obrador, Delgado, Monreal, Joaquín o el apellido que aquí falte. Sólo recodemos que la consultora Ettelekt, en su indicador de Violencia Política en México, destacó que el 75% de los políticos asesinados en las pasadas elecciones de mayo en el país, eran opositores a Gobiernos estatales de Morena. Ninguno de los casos ha sido resuelto. Esto demuestra lo peligroso que puede ser oponerse a los caprichos de Morena. Y el 9 de noviembre del 2020 ciudadanos y periodistas dieron cuenta de ello al ser balaceados por instrucciones del Ayuntamiento benitojuarense cuando se manifestaban exigiendo el esclarecimiento de los feminicidios en la ciudad, sin que esto tuviera el mínimo efecto sobre el inquilino de Palacio Nacional ni repercusiones sobre la edil. De ganar la elección a la gubernatura, Mara Lezama, que está al día en las operaciones del Gobierno Federal, fungirá, como operadora de los proyectos particulares de López Obrador, que son negocios privados disfrazados de obra gubernamental del cual dependen innumerables concesiones, licitaciones, permisos, desarrollos turísticos, gasolineras, comercios y lo que en el camino genere abundante riqueza para los ya ricos y migajas para “el pueblo bueno y sabio”. Todo ha sido pactado con antelación a cambio de dinero. Todo está repartido. El tan anunciado proceso interno de selección de candidatos de Morena está plagado de tal suciedad que ni el “perfume de mujer” puede ocultar el hedor desde la capital del país a Quintana Roo. El negocio del Tren Maya, uno de los diversos intereses del presidente en nuestro Estado, se ha fraguado hace mucho tiempo, no lo van a arriesgar por quienes han señalado “la mafia y el peligro que es el Partido Verde” o “Morena arrasa en Quintana Roo, no hace falta alianza con el Partido Verde”. Es de tal magnitud esta obra, qué sólo entre 2019 y 2020 se han invertido $66,608,136,499 en 150 contratos para su planeación, preparación, manejo de comunidades, construcción, difusión y divulgación, 784 contratos ya repartidos, 105 contratos fueron dados por adjudicación directa por $26,831,915,147 y sólo ocho por licitación pública. Entre algunas de las empresas beneficiadas están, CICSA, Consorcio LAMAT y AZVINDI Ferroviario. Pero son CARSO, ICA y BLACKROCK los socios e inversionistas detrás de las empresas matrices dueñas de las firmas que participan “en el proyecto de Obrador”. Curiosamente, en 2008 Andrés Manuel repudiaba la inversión privada en Ferrocarriles Nacionales y hasta hizo un libro sobre el tema. Pero del infierno capitalista no se salvan ni los mesías. La sucesión en Quintana Roo será estratégica para las finanzas de Andrés Manuel, el blindaje de Carlos Joaquín y los negocios del Partido Verde, no pueden darse el lujo de dejar la gubernatura en manos menos sucias que las de Mara. Si bien la silla estatal será el premio mayor para una conductora venida a más, sin otra gracia que una verborrea perfeccionada a fuerza del servilismo de años, también lo será el riesgo permanente de cometer un error que lastime el ego o los intereses de sus jefes, ya que en política todo se usa cuando es útil y las denuncias contra ella son una bomba de tiempo que tarde o temprano estallará y salpicará a muchos.

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