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Orbital --Tu voz, un posible test para

TU VOZ, UN POSIBLE TEST PARA LA DETECCIÓN DEL CORONAVIRUS

Gracias a las últimas investigaciones, los sistemas de reconocimiento de voz por medio de inteligencia artificial podrían abrir la vía a detectar el virus sin pruebas de sangre o saliva. E stos días se habla mucho de los tests para

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el Sars-CoV-2, tanto para identificar contagios como para comprobar si una persona ya ha pa sado la enfermedad, las llamadas pruebas serológicas. En ambos casos, se trata de una herramienta fundamental en el estudio de la pandemia y a efectos de recuperar la normalidad. No obstante, la falta de disponibilidad, y los altos valores de fiabilidad necesarios, han enfriado los ánimos en lo que respecta a su uso para frenar el coronavirus. Sin embargo, podría haber alternativas. El secreto residiría en la inteligencia arti ficial, que ya se está utilizando en aplicaciones como la detección de coronavirus en superficies o en innovadores proyectos tecnológicos destinados a analizar los datos de contagio. Esta vez el enfoque pasa por aplicar la inteligencia artificial para reconocer patrones en la voz de los enfermos sin necesidad de muestras biológicas. Una empresa española, en colaboración con el Departamento de Salud Vasco, ya está trabajando en una solución que permita sacar partido a inflexiones en la voz que pasarían desapercibidas a una persona. pesar de la complejidad de la tecnología, el proceso es relativamente sencillo. Hace tiempo cubrimos una innovadora tecnología que detectaba infartos por medio de asistentes de voz domésticos. El tipo de jadeo y la respiración de un infartado bastaba para que la inteligencia artificial identificara un incidente de tales características. De hecho, la iniciativa se fraguó cuando el cardiólogo murciano Domingo A. Pascual comprobó que había cambios en la voz de las personas que habían pasado por un infarto. Ahora ese tipo de enfoque es el que se ha adoptado en esta innovadora iniciativa contra el coronavirus. En estos momentos, se están grabando voces y sonidos en habitaciones de hospital para crear una “biblioteca” que incluya a personas sanas, enfermas y ya curadas. Una vez recopilada una muestra válida, se pasará a identificar marcadores biométricos de los tres grupos de población. La idea es poder utilizar el reconocedor de voz en consultas médicas, pero también a través de llamadas telefónicas que podrían identificar automáticamente a posibles contagiados para remitirlos a su médico de cabecera. “Sabemos que la enferme dad COVID-19 afecta desde el inicio a las vías aéreas respiratorias superiores, por lo que esta tecnología podría tener especial importancia en la detección de casos iniciales asintomáticos, donde los test rápidos y PCR pierden utilidad y aplicabilidad”, explica Pascual. Naturalmente, el reconocimiento de voz es una simple prueba preliminar que requiere análisis más detallados posteriormente. No obstante, permitirá agilizar sensiblemente los procedimientos de detección.

Patrones en enfermedades respiratorias

La inteligencia artificial es singularmente hábil en la detección de patrones, que son constatables en muchas dolencias. De hecho, ahora mismo existen varios estudios que recogen marcadores de una veintena de enfermedades respiratorias. El potencial de la tecnología, pues, no se restringe al coronavirus, sino que puede aplicarse a otras patologías también. Por el momento, el objetivo de los investigadores de este proyecto de inteligencia artificial es poner los resultados a disposición de la comunidad científica y las administraciones públicas. Los desarrolladores estiman que tendrán los primeros porcentajes de detección de coronavirus en el plazo de tres o cuatro meses.

Fuente: El Confidencial

EL ADN DE LAS COSAS, O CÓMO ALMACENAR INFORMACIÓN EN CASI CUALQUIER OBJETO

Un equipo de investigación suizo ha combinado técnicas procedentes de la impresión 3D y la codificación del ADN para crear un soporte de almacenamiento a años luz de los actuales. S i la información y el big data son los nue

vos yacimientos tecnológicos, su almacenamiento es un reto que también requerirá nuevos enfoques tecnológicos. Ya se sabe, los discos duros son como los bolsos: da igual lo grandes que sean, siempre los acabas llenando. Así que, en un contexto en el que la cantidad de datos crece exponencialmente -cada minuto se suben quinientas horas de vídeo a YouTube, por ejemplo- encontrar formas asequibles de guardar toda esa información es el objetivo de numerosos equipos de investigación e ingenieros. En estos últimos años, tales avances han permitido pasar de soportes magnéticos a discos duros de estado sólido (los SSD), pero quizá haya una tecnología mucho más revolucionara a la vuelta de la esquina. Al menos eso es lo que proponen en los laboratorios de ETH Zurich que, en colaboración con un científico israelí, han creado un nuevo método capaz de almacenar información en prácticamente cualquier objeto. Y en grandes cantidades. Este centro de investigación suizo ha integrado varias tecnologías en torno a un innovador concepto. Lo han llamdo el “ADN de las cosas”. El punto de partida ha sido una tecnología de impresión 3D a nanoescala con microcristales que permite generar pequeños códi

gos de barras imprimibles en cualquier superficie. Esta información, que tan solo es un código de cien bits, per mite un acceso posterior y tiene una larga duración. Sus aplicaciones comprenden la autentificación de bienes o el rastreo de productos. Por su lado, el israelí Yaniv Erlich había estado trabajando en un método que, teóricamente, podría almacenar 215 000 terabytes de información en un solo gramo de ADN. Ahora el laboratorio ha unido fuerzas con Erlich para presentar este innovador proyecto tecnológico. Su primera demostración se ha realizado con un conejo de plástico impreso en 3D. La diferencia es que el objeto incluye microcristales que almacenan el código necesario para imprimir un nuevo conejo. Es decir, una especie de ADN sintético. En un sentido, podría considerarse una forma de biomimética, es decir, recurrir a los principios de la naturaleza para desarrollar tecnologías humanas. Por ahora han conseguido almacenar información a escala de megabytes y el proceso aún está lejos de rivalizar en precio con las alternativas actuales, pero se ha abierto el camino a convertir desde un botón, un vaso o una botella en la nueva generación de discos duros.

Aplicaciones comerciales (y alguna que otra ”oculta”)

Los investigadores mencionan un gran número de posibles aplicaciones para su tecnología. Por ahora, algunas de las más relevantes son la inclusión de datos en fármacos o materiales de construcción. Esto permitiría identificarlos de forma segura y, a la vez, impedir su falsificación. De alguna forma es como si cada objeto incluyera su propio carné de identidad. No obstante, una de las aplicaciones más curiosas estaría en el terreno de una disciplina llamada esteganografía. Este término, procedente del griego, significa “escritura oculta”. Es decir, la posibilidad de ocultar mensajes en objetos. Un ejemplo sería la clásica tinta invisible. Técnicamente, el ADN de las cosas permitiría transportar información de manera inadvertida, alojándola en casi cualquier objeto.

Fuente: Science Daily

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