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El minotauro La Alternativa del Diablo
ministro, apurado por las evidencias de corrupción, gestionó un amparo para que Peña no fuese consignado penalmente-, la devolución de las fortunas bancarias confiscadas por Hacienda -en la trampa de retener y reponer, para simular el ejercicio del derecho, lo cual duplica el dolo y la impunidad- a numerosos familia res y socios empresariales y lavadores de dinero de los grandes jefes del crimen organizado? (Y, por supuesto: si los presidios no son visitados dentro de algún tiempo, en calidad de huéspedes distinguidos y apenas vayan cerrándose sus casos, por ese tipo de rufianes, cuando tanto han sido denunciados a la opinión pública sus vastos delitos por los titulares de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaria federal de Hacienda y por el propio presidente de la República, podrá decirse entonces que todo ha sido un circo, y que si bien todo tiempo pasado no ha sido mejor, tampoco habrá sido todo lo malo que el nuevo régimen republicano dice que fue, comparado con el suyo). Porque, de veras, siendo gente de trabajo y de bien, y sin haber sido un beneficiario de la inmundicia gobernante en el pasado medio siglo, ¿puede decirse, sin rabia ni amargura, con honestidad y con sentido común, que todo tiempo pasado fue mejor, y que con un sistema de Justicia que no hubiese sido sometido durante ese tiempo a la vorágine de la descomposición del poder político, algunos expresidentes y otros tantos gobernadores no estarían hoy -felizmente para las buenas conciencias ciudadanas- tras las rejas?
Acaso algunos en lugar de predicar con la boca llena debieran agradecer la suerte bíblica de no estar siendo arrasados, y arrestados y llamados a cuentas por la ley. Y antes de acusar la malversación de una institucionalidad republicana que no ha sido sino la muñeca de las perversiones políticas más depravadas de sus gobernantes y de sus iguales –empezando por el Poder Judicial, vejado y prostituido en el andar de todos los tiempos-, y antes de atizar más el escándalo infiel del pacto fiscal, los panistas, por ejemplo, debieran revisar muy bien el catálogo de sus pecados pero sobre todo sus cuentas, las que habrán de legar como impagables a las generaciones futuras, y las que pueden tener con la Justicia penal. Porque hay algunos, sobre todo de Jalisco hacia el norte y entre el Pacífico y el Golfo de México, que son verdaderos pájaros de cuenta, y de no pocas cuentas por pagar más allá de los confesionarios. Si las ideologías no fueran ese fárrago de cuentos chi nos que ya nadie se cree hoy, esa gente no cabría en la angélica dimensión blanca y azul. Han desnaturalizado su credo partidista y su fe en Dios hasta la apostasía, más que los priistas y los perredistas la discursiva herencia redentora de la Revolución Mexicana. En fin: son tiempos de oficios electoreros, donde la mentira y la perfidia son más ubicuas que la pandemia, y donde las verdades verdaderas (casi) no tienen lugar en el tumulto y la sordera de las subjetividades y las máscaras.
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SM
El
Minotauro
Nicolás Durán de la Sierra
LA ALTERNATIVA DEL DIABLO
Tras darse el color naranja en el semáforo
de la epidemia, en Chetumal y en Guadalajara se reabrirían actividades que, por la crisis, habían quedado en pausa. Guardada la propor ción, ambas ciudades presentan un fenómeno parecido: alta es su velocidad de contagio y, al decir de las auto ridades de salud, es de preverse un repunte de óbitos por el coronavirus.
Si bien en ambos lugares se privilegia la preservación de la vida como eje político, de continuar la recesión de la economía en las dos ciudades –aquí el fiel de la balanza- los daños a la salud comunal por causa de la pobreza podrían ser aún mayores. La coyuntura evoca la novela “La alternativa del Diablo”, de Frederick Forsyth, en la que cualquier opción de la trama trae funestos resultados.
Ambos lugares dan muestras de una desespera ción que amaga con devenir en rebeldía civil y, como documenta la Historia, de caer el dique, las consecuen cias serían temibles para la autoridad y, por extensión, para todos. De nuevo la alternativa del Diablo. La op ción viable fue abrir la ruta de la reactivación de manera escalonada y confiar en el sentido común ciudadano…
En el caso del Estado, la presión social, sobre todo en el sur, tiene un gran peso, ya que, en contraste con la zona norte, su economía es frágil, siendo generosos con los calificativos; si en el norte hay problemas de empleo, en el sur estos son devastadores. De no abrirse la actividad comercial, principal sustento de la capital, los daños, como se dijo, pudieran ser peores. Con todo, no fue una decisión fácil la del gobernador en su calidad de autoridad sanitaria. Es de suponerse que, en el cambió de color del semáforo sanitario, también influyó el que las arcas estatales, flacas por la epidemia y sus secuelas, ahora tuvieron que afrontar los gastos dejados por la tormenta tropical Cristóbal. Demos votos a la esperanza de que la apuesta sea afortunada.

