S ignos FUENTEOVEJUNA (EL CRIMEN LO HACEMOS TODOS)
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on desesperantes los cauces de opinión pública que toman los hechos más escandalosos de la realidad social y política del Estado. Es escalofriante el nivel de frivolidad con que se asumen los casos de la violencia y la tragedia cuya masividad sepulta a las autoridades responsables sin que el trauma, de dimensiones estructurales, se asuma y se enfrente en su peso y su valor históricos. Siempre lo hemos dicho: las perversiones acumuladas en el Caribe mexicano, desde que se convirtió en Eldorado turístico (la corrupción inversora, la marginalidad y el precarismo, el ecocidio y la contaminación, la ruina urbana y social, la violencia y la inseguridad, entre otras atrocidades de un crecimiento lo mismo tan desaforado que tan admitido como una suerte inexorable e indisociable del pro-
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23/11/2020
I estosdías
greso), han consolidado un complejo conflictivo que, en lugar de topar -alguna vez que hubiese sido, por milagrosa y excepcional que fuera- con liderazgos políticos capaces de confrontarlo con ideas e iniciativas a la medida de sus siniestras magnitudes, sólo incrementa sus peligros en la ininterrumpida continuidad de dirigencias y representaciones políticas peores, día con día más mediocres y voraces, e imposibilitadas por naturaleza para ejercer la mínima encomienda pública, ya no para enfrentarse a esos dilemas desorbitados y acumulados durante décadas por la inercia de la incompetencia, la corrupción y la arbitrariedad de los grupos de poder, al grado de que, hoy día y más allá de todas las alternancias democráticas y pluralistas en los órdenes federal y locales, se padecen los peores ejemplos y los más reprobables saldos del quehacer de gobernar, de ad-