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Pinceladas El espíritu de ‘Ciudadano Kane’, inmortalizado por Orson
Pinceladas Santiago J. Santamaría Gurtubay *Columnista Colaborador
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EL ESPÍRITU DE ‘CIUDADANO KANE’, INMORTALIZADO POR ORSON WELLES, REGRESA PARA QUE LA PRENSA SOBREVIVA EN LA ERA TWITTER Y FACEBOOK
La historia del apellido Hearst es en buena medida la historia de los periódicos. Lleva consigo un peso, un aire de autoridad de los grandes nombres que inventaron y reinventaron la prensa norteamericana. William Randolph Hearst III (Nueva York, 1949) es nieto de William Randolph Hearst, el magnate que transformó los periódicos a finales del XIX y los convirtió en un entretenimiento de masas. Aquel imperio se hundió en parte con la llegada de los medios audiovisuales. Hoy, la encrucijada de los periódicos no es muy distinta en gravedad y profundidad. “El negocio de los medios ha pasado por un cataclismo cada cierto tiempo”, arranca Hearst en una larga conversación con el periódico español El País en un hotel de Santa Mónica, California, una mañana de este otoño: “Es parte de la vida de este negocio”. Hearst es heredero de la fortuna familiar y aún se sienta en el consejo de lo que hoy es Hearst Communications. La empresa posee alrededor de una veintena de periódicos, entre ellos los diarios de bandera de dos de las ciudades más importantes del país, el San Francisco Chronicle y el Houston Chronicle. Además tiene alrededor de 300 revistas, entre ellas Cosmopolitan, Elle y Men’s Health. La parte más rentable del conglomerado es su propiedad del 20% que posee en ESPN, el canal de deportes en el que Disney posee el otro 80%. También tiene una importante cartera inmobiliaria.
“El negocio de los periódicos tiene que cambiar”, afirma Hearst. “Mire, una librería en el siglo XXI se tiene que convertir en una especie de centro de reunión de la comunidad. Si no, desaparece. De igual forma, los periódicos tienen que convertirse en los depositarios de la información regional de una comunidad. No creo que puedas aspirar a ser el New York Times en San Francisco o en Baltimore. Solo hay un puñado de periódicos que puedan aspirar a eso. Pero puedes cubrir esas ciudades. Puedes crear páginas web y herramientas para esa comunidad. Los que van bien son los que han hecho eso”. Los periódicos, para Hearst, tienen que distinguirse por ser los mejores en aquello que les hace únicos, básicamente, la información propia en su ámbito de influencia. “Tu oportunidad de ser diferente está en la cobertura local”. Ni siquiera en la opinión. Hay demasiada opinión, dice. “Es demasiado fácil de copiar. No quiero estar en un negocio en el que cualquiera puede hacer lo mismo que yo con facilidad. Quiero un negocio que los demás no quieran ni intentarlo. Cualquiera puede tener una opinión. Pero montar un periódico, con periodistas, es un proyecto, una organización, no se puede hacer con dos o tres personas”. Ahí es donde los periódicos son distintos de Google o Facebook. Ellos son distribuidores, quiosqueros, viene a decir Hearst. Todos iguales. “Google no va a contratar un crítico de teatro en San Francisco y Facebook no va a mandar un reportero al ayuntamiento”. Es ahí donde la prensa tiene su oportunidad. Hearst observa los cambios en los medios y concluye que el modelo de negocio basado en la publicidad está muriendo. “La publicidad depende de las audiencias. Pero negocios como Netflix no tienen publicidad, están sostenidos por suscriptores que quieren un servicio. No está dirigido por los clics, sino por tu deseo de que el servicio continúe. Creo totalmente que es una lección para los periódicos. Tienes que pensar en tus lectores como suscriptores a los que les das un servicio y con los que tienes una relación. El producto es esa relación”. Hearst habla de los periódicos basados en publicidad como “el viejo modelo”. “Tienes que redescubrir la relación con tus clientes. Ahora las compañías de medios están más centradas en que tu experiencia sea satisfactoria. Hace 30 años, no tanto.” Estas reflexiones le dan pie para hablar de su último proyecto. Es una revista que ha puesto en marcha de manera personal, al margen de la empresa. ‘Alta’ es una publicación trimestral sobre arte, cultura y estilo de vida de California. Una revista de nicho, pensada y relajada. “Quería hacerlo trimestral para no verme obligado a cubrir la actualidad de Donald Trump. Hay demasiada información sobre los tuits del día anterior. La televisión está informando sobre tuits, es ridículo. No quiero hacer eso. Quiero informar del arte y la cultura, de cosas que duren más”. El ve la revista Alta (en referencia a Alta California, el primer nombre europeo que recibieron estas tierras) como “un hogar, un club para los lectores, de forma que mientras el mundo se vuelve loco nosotros estamos haciendo algo diferente. Quiero desconectar de la rueda del hámster de noticias, trumpadas y tuits”. Hearst destaca además que a los periodistas hay que pagarles bien para hacer un buen producto. Asegura que él lo hace. “No he conocido nunca un periódico o revista que haya quebrado y el dueño dijera: ‘Pagábamos demasiado a los periodistas, eso es lo que nos hundió’. Eso nunca lo oyes. Hay problemas de distribución, problemas financieros o de publicidad, cambios en el mercado, pero nunca nadie ha dicho ‘si hubiéramos pagado menos a los periodistas, seguiríamos a flote’. No es ahí donde se va el dinero de verdad. Creo que incluso en los tiempos más alegres de los periódicos la redacción entera no era más del 10% de sus gastos”. Por eso no ve sentido en recortar en las redacciones en el contexto actual. “Hemos comprado un periódico en Connecticut y lo primero que hicimos fue aumentar la redacción. Era propiedad de un banco y habían recortado tanto que ya no daban servicio a su comunidad. No puedes hacer eso. Si quieres estar en el negocio de los periódicos tienes que tener una relación con la comunidad. Recorta otra cosa”. Utilizando el símil de una panadería, Hearst dice que “es como recortar en levadura”. “La levadura es una parte pequeña del coste de hacer pan, pero es lo que lo hace crecer”.
Hearst no oculta su preocupación por Donald Trump. “Esto es Mussolini. Veo la pomposidad de Il Duce, la realidad alternativa… esto es muy loco”
En el discurso de Hearst no hay ninguna nostalgia de las viejas redacciones de papel, “con máquinas de escribir, tipos resabiados con sombrero, cigarrillos y alcohol en los cajones”, los tiempos que él conoció como director y editor del San Francisco Examiner en los años ochenta. Es un convencido de la necesidad de adaptarse a Internet. “Si un periódico decide ser 100% de papel, porque ‘es lo que somos, de eso venimos y eso es lo que vamos a seguir haciendo’, ese periódico va a fracasar. En esta época eres tan bueno como lo sea tu web. Tienes que ser ágil en el nuevo medio y tienes que llegar a tus lectores donde ellos están”. La leyenda de William Randolph Hearst lo pinta como el inventor de las exageraciones y los dramas en los periódicos. Ahora, Estados Unidos asiste atónito a lo mismo, pero desde el Gobierno, que a su vez acusa a los medios de propagar noticias falsas. “Lo odio. Es deplorable. Creo que noticia y falsa son términos contradictorios. Una noticia, por definición, es verdad. El mayor creador de información falsa siempre es el Gobierno”. Hearst no oculta su preocupación por el personaje que ocupa la Casa Blanca. “Esto es Mussolini. Veo la pomposidad de Il Duce, la realidad alternativa… esto es muy loco”. Hearst tiene una versión matizada de lo que hizo su abuelo con la prensa. Para los españoles, fue el legendario editor que incendió a la opinión pública de Nueva York con historias exageradas sobre la rebelión en Cuba contra España hasta que la guerra de 1898 se hizo inevitable (“yo le mandaré la guerra”, le dijo supuestamente a un reportero que se quería volver de Cuba porque allí no pasaba nada). “En 1989 celebramos el centenario del San Francisco Examiner, que fue su primer periódico”, recuerda Hearst. “Fuimos a mirar los archivos. En aquellos periódicos había un aire heroico, un intento de darle drama y grandiosidad a la vida. El exceso y la exageración estaban al servicio de la historia. Hoy los periódicos ya no hacen eso. Pero hay que recordar que aquel era un ambiente muy político. En el cambio de siglo, solo en San Francisco había veinte periódicos de todas las tendencias y en varios idiomas. Eran periódicos de una época en la que solo gente muy educada consumía información. La idea original de Hearst fueron los periódicos populares, la idea de que podías hacer el lenguaje más accesible y las historias más dramáticas y meter a más gente en el consumo de noticias”. En otro momento dice: “Yo veo a mi abuelo como a Walt Disney, una persona creativa que supo montar un show”.
‘Citizen Kane’ no la vio hasta que fue a la universidad. Le encanta, le parece un acertado retrato del negocio de los medios. Menos Xanadú…
No se puede dejar que William Randolph Hearst III se levante de una entrevista sin preguntarle por ‘Ciudadano Kane’. Aunque el personaje del magnate Charles Foster Kane estaba inspirado en varias personas, el abuelo Hearst se dio por aludido y quedó para siempre la leyenda de que Orson Welles había hecho una amarga biografía de él. Hearst murió cuando Hearst III tenía dos años. En su casa no se hablaba de la película, afirma. “Era un tema prohibido”. No la vio hasta
que fue a la universidad. Le encanta, le parece un acertado retrato del negocio de los medios. Menos una cosa. “Lo que no me pareció bien fue el tratamiento de San Simeón”, el inmenso castillo que Hearst se construyó en la costa de California (a 360 kilómetros al norte de Los Ángeles) y que hoy es un atractivo turístico. “Yo pasé veranos en San Simeón. Era increíble, precioso, era como estar en La Alhambra, con jardines, fuentes y flores. Fue en un periodo tras la muerte de mi abuelo, en 1951, en que la casa estaba abandonada pero mi padre (William Randolph Hearst Jr.) la abría para pasar vacaciones con la familia, usar la piscina o celebrar las navidades. Para mí, San Simeón era un lugar muy feliz. En la película, Xanadú es un lugar oscuro y triste. Esa parte no está bien”. La historia de Kane habla de la pérdida de la juventud y la energía, de la decadencia trágica de un hombre que, en el momento de la muerte, se acuerda de una pieza en apariencia intrascendente de su infancia: Rosebud. Los periódicos parecen estar en un momento en el que buscan su propio Rosebud, esa clave que les recuerde lo que fueron. “En cierta manera, Rosebud, la juventud perdida de los periódicos, es la pérdida del poder y la influencia. Antes, si eras un editor de periódicos eras una de las personas más importantes de tu ciudad. Eso ya no es así. Hoy estás en el negocio de los periódicos porque lo amas, porque crees en él”.
El ataque contra España lo ordenó, como ocurre siempre, un presidente, William McKinley, peligraban los dólares invertidos por EE UU en Cuba
‘La otra cara del ciudadano Kane’ de David Nasaw. Este libro de obligada lectura la ha escrito el biógrafo e historiador estadounidense que se especializa en la historia cultural y social de principios del siglo XX en Estados Unidos. Nasaw está en la facultad del Graduate Center de la City University de Nueva York. El magnate W. R. Hearst no se pareció al personaje de Welles. Su biografía de ‘La otra cara del ciudadano Kane’ muestra un político frustrado, pese a su poder mediático, y a un empresario visionario no bien valorado. William Randolph Hearst pasa por ser el millonario que creó la prensa amarilla y los conglomerados mediáticos, el hombre que promovió la guerra de Cuba para vender más periódicos y que utilizó sin freno su imperio para hundir a sus enemigos y promover su propia carrera política. La verdad es que Hearst no logró nunca ser candidato demócrata a la presidencia de Estados Unidos, lo que era su auténtico sueño, ni tan siquiera ser elegido alcalde de Nueva York o gobernador del Estado, y que perdió infinidad de batallas políticas, incluso de cuarta fila, directamente o por candidato interpuesto. Si algo demuestra su biografía es, precisamente, que no basta con poseer un imperio mediático para dictar la política de un país. Ningún periodista ni ningún periódico del mundo han sido capaces (hasta ahora) de declarar una guerra y Hearst no fue una excepción. “Que haya sido hecho responsable de la guerra de Cuba”, afirma David Nasaw en esta prolija y extensa nueva biografía, “es un tributo a su talento para la autopromoción”. Porque en eso, autopromoción, fue un genio. Fue él mismo quien llamó a la guerra de Cuba la guerra del New York Journal y quien convenció al resto del país de que, sin su liderazgo, el conflicto no se habría producido. Incluso llegó a fabricar un exitoso juego de naipes llamado Guerra contra España (el gusto por las cartas con intención bélica se ha prolongado hasta hoy, véase la baraja de Irak) y a desplazarse él mismo a Cuba, en un yate, para coordinar las crónicas de sus distintos corresponsales. Invirtió más dinero y más periodistas que nadie para contar la guerra de forma más amplia y rápida que sus competidores y logró darles una auténtica paliza. Pero la verdad es que el ataque contra España lo ordenó, como ocurre siempre, un presidente, William McKinley, al darse cuenta de que la metrópoli estaba perdiendo el control de Cuba y de que peligraban los millones de dólares invertidos por Estados Unidos en la isla. Hearst no fue nunca el ciudadano Kane que rodó Orson Welles. Ni tan siquiera murió solitario y aislado en una dramática y oscura Xanadú, sino, a los 89 años, rodeado de hijos y nietos y acompañado por su devota amante, en su soleado rancho de California. Fue, eso sí, un coleccionista compulsivo y un hombre muy contradictorio; tanto que quizás algunos pudieron confundirlo con un cierto halo de misterio.
Un verdadero adelantado con muy pocos escrúpulos, pero quizá no haya merecido pasar a la historia de este negocio como el monstruo de Kane
Nasaw lo dibuja como un hombre corpulento de voz casi imperceptible; un tímido que se sentía bien entre multitudes; un halcón en Cuba y México y un pacifista en Europa; un esposo devoto (se casó a los 40, contra la opinión de todo el mundo, con una corista de 20 que resultó una cónyuge tradicional y ejemplar) pero que vivió más de 30 años con su feliz amante, la actriz Marion Davis; un californiano que pasó toda su vida en Nueva York. Un hombre ferozmente independiente que tuvo que aceptar hasta los 56 años que fuera su madre quien le controlara el dinero. Un multimillonario que luchaba con toda sinceridad contra los monopolios y que defendía a capa y espada a los cientos de miles, millones de inmigrantes que llegaban al país. Un desclasado, esnob y extravagante, partidario de los demócratas hasta la médula, inseguro en muchas cosas, pero segurísimo a la hora de mandar en sus negocios, se equivocara o no. David Nasaw, aunque tiene una cierta tendencia a reivindicar al personaje, dedica un capítulo entero a las relaciones de Hearst con Adolfo Hitler, a quien invitó a escribir en sus periódicos cuando los nazis todavía no controlaban el poder en Alemania y a quien visitó en 1934. Luego, cuando Hitler pasó a ser el jefe de Estado y exigió cobrar tanto como Mussolini, le escribió a su corresponsal en Berlín: “Hitler no escribe bien, no respeta los plazos de entrega y promete exclusivas que luego no da. No le necesitamos”. En su lugar, le pareció bien contratar a Goering, de quien también prescindió pronto cuando se dio cuenta de que los nazis no iban a traer un siglo de paz a Europa, como al parecer había creído. La verdad es que la gran aportación de Hearst a la historia del periodismo no fue su clarividencia, ni sus artículos (escribió en sus periódicos hasta el final), ni el amarillismo: en aquella época no se practicaba todavía el culto a la objetividad, ni mucho menos, y antes de que heredara su primer periódico, San Francisco Examiner, ya se publicaban toda clase de panfletos “en los que no era fácil distinguir entre hechos reales, opiniones y literatura”.
Existe la cadena Fox y periodistas como Bill O’Reilly, ‘Desinformador del Año’, o Rush Limbaugh, ‘El mayor fenómeno de la radio en EEUU’
Lo que W. R. Hearst aportó realmente al mundo de la información fue la creación del primer gran conglomerado mediático del mundo. Nadie como él hasta ese momento fue capaz de movilizar sinergias, sindicar servicios, compartir firmas, inversiones y ejecutivos. Nadie como él para darse cuenta del gran éxito que supondría unir medios de comunicación escritos con noticiarios de cine, películas y todo tipo de productos audiovisuales. Sus diarios llegaron a tener 20 millones de lectores, una cifra espectacular, pero todavía más norteamericanos vieron sus noticiarios cinematográficos. Fue un verdadero adelantado y tuvo muy pocos escrúpulos, pero quizá no haya merecido pasar a la historia de este negocio como el monstruo de Kane. Sobre todo porque ahora existe la cadena Fox y periodistas como Bill O’Reilly, elegido Desin-
formador del Año, o Rush Limbaugh, el mayor fenómeno de la radio norteamericana, objeto en su día de todo un libro editado por la FAIR, asociación norteamericana dedicada a vigilar la limpieza y exactitud de las informaciones. El libro se llama ‘The Way Things Aren’t: Rush Limbaugh’s Reign of Error’.
‘Hacia un mundo de trols y duendes’, las guerras se desarrollarán cada vez menos sobre el terreno y más en el espacio virtual
Olivia Muñoz-Rojas es doctora en Sociología por la London School of Economics e investigadora independiente. Nacida en Madrid, de madre sueca y padre español, siente fascinación por las grandes ciudades -ha tenido la oportunidad de vivir en Ciudad de México, Barcelona y actualmente París (además de Nueva York y Londres)-, pero ama la naturaleza y el campo. Recuerda en una columna titulada ‘Hacia un mundo de trols y duendes’, que hacia finales de 2014, un grupo de ciudadanos lituanos comenzó a coordinarse para contrarrestar la propaganda del Kremlin en las redes, orientada en aquel país a desacreditar al Gobierno y promover un cambio de régimen por medios democráticos o con la ayuda de un ejército vecino amigo, explica el periodista Michael Weiss. “Frente al ejército de ‘trols’ que presuntamente contaminaba la opinión pública lituana, surgió este autodenominado colectivo de ‘elfos’ que fue creciendo hasta alcanzar cientos de ciudadanos. Su eficacia terminó por captar la atención de las Fuerzas Armadas lituanas, que definieron a estos activistas virtuales como una nueva estirpe de guerrilleros, y, posteriormente, de la OTAN. ‘Elfos bálticos batallan contra trols rusos’, resume uno de los titulares que recogen este fenómeno del que se han hecho eco los medios en los últimos años”. No estamos inmersos en Mundo de Warcraft u otro videojuego en línea, pero pocos discuten ya que las guerras -ya sea entre países o en su seno- se desarrollarán cada vez menos sobre el terreno y más en el espacio virtual. Los nuevos ejércitos, compuestos de ‘trols’, apoyados por ‘bots’ (‘trols’ automatizados), tienen el cometido de inundar las redes con información tóxica destinada a formar ciertos patrones de comportamiento afectivo y cognitivo en la población que la lleven a actuar de una manera determinada. Para lograr que la población se movilice a favor de los objetivos deseados es necesario saber “comunicar con éxito lo que es correcto como incorrecto y lo que es incorrecto como correcto”, explica el exmilitar y analista estadounidense Stefan J. Banach. Hay que ser capaz, continúa, de “generar desequilibrio a nivel individual y social… cegar las mentes del adversario a través de la propagación de elementos de ambigüedad que atacan, engañan y confunden a las personas y producen distracciones masivas de manera tanto física como no física”. El objetivo de la guerra virtual no es otro que el control social, “someter al enemigo sin darle batalla”, resume Banach, evocando la milenaria cita de Sun Tzu en ‘El arte de la guerra’.
Los nuevos ejércitos, de ‘trols’, apoyados por ‘bots’, tienen el cometido de inundar las redes con información tóxica
Los ‘trols’ financiados por Gobiernos o actores no estatales reciben inestimable ayuda de los odiadores o ‘haters’ espontáneos de la Red que, además de difundir información tóxica, acosan a periodistas, políticos y otras personas con presencia pública y mediática. A diferencia de los trols mercenarios, sus motivaciones pueden ser diversas, pero el fin último de sus amenazas, se entiende, es impedir que sus víctimas desarrollen su actividad con libertad. Delatar a los ‘trols’ u odiadores que están detrás de incidentes sistemáticos de acoso en Internet es el objetivo del programa de televisión sueco ‘Trolljägarna’ (‘Los cazadores de trols’), emitido en 2014 y 2015 y con una nueva entrega en 2018. El veterano periodista Robert Aschberg se reúne en cada episodio con varias personas -desde periodistas hasta ciudadanos anónimos- que han sido víctimas de ‘trols’ y sale después a la caza de los individuos que están detrás de las identidades virtuales acosadoras. Una vez localizados los ‘trols’ físicamente, los confronta para que expliquen por qué han acosado a su víctima y, en su caso, les anuncia la repercusión legal de su acción. Al otro lado del Báltico, el fundador del Grupo de Elfos Lituanos insiste en que, en la lucha contra los ejércitos de ‘trols’ no se trata de contrarrestar propaganda con propaganda alternativa, sino con información lo más completa, fehaciente y matizada posible y también rastrear la identidad de los trols. El reto es respetar escrupulosamente los principios y valores democráticos -desde la libertad de expresión hasta el derecho a la privacidad de los usuarios de las redes- a la par que lograr neutralizar eficazmente los efectos tóxicos de la desinformación y el odio virtual. Un equilibrio difícil de mantener, tal y como demuestran las críticas que recibió Aschberg a su programa cuando uno de los odiadores a los que expuso (y cuya identidad era pública) comenzó, a su vez, a ser objeto de acoso en la Red. Aschberg responde que ello no hace sino demostrar la envergadura del problema y la necesidad de abordarlo. Odiadores que son a su vez odiados, ‘trols’ que se convierten en duendes, y a la inversa… No es difícil argumentar que la Red es tan líquida, lúdica y perversa a la vez -tan ambivalente, en suma- que escapa a la lógica de la predictibilidad institucional que ordena nuestras instituciones democráticas en la actualidad. Pero también, sostienen algunos críticos, puede que se esté dando un uso excesivamente laxo del concepto trolear. De ser una identidad subcultural a principios y mediados de los 2000, explican Gabriella Coleman y otros autores, en la última década, “el término se ha aplicado a tantos tipos de comportamiento en tantos contextos diferentes que lo grande y lo pequeño, lo dañino y lo inofensivo, lo progresista y lo reaccionario acaban aplanados en una categoría resbaladiza que sugiere vagamente algo que perturba. Reenviar opiniones odiosas y acusar al presidente [de Estados Unidos] de hipocresía. Exponer la solidaridad feminista y exponer la misoginia violenta. Todo, de algún modo, se vuelve lo mismo”. Coleman ejemplifica esta laxitud conceptual con el caso de Anonymous.
Jean Baudrillard autor de ‘La guerra del Golfo no tuvo lugar’ mantuvo en 1991 que el conflicto había sido vivido como un simulacro
El movimiento, en su origen, se caracterizaba por hacer gamberradas en la Red sin otra intención que reírse alto y fuerte (laugh out loud, LOL). Seguidamente, pasó a desempeñar un papel clave en reivindicaciones democráticas y de justicia social como las primaveras árabes y Occupy Wall Street. En los últimos años, páginas web anónimas muy frecuentadas como 4chan, que usa también Anonymous, han servido de altavoz para la derecha alternativa (alt-right), generando la impresión de que los Anons siempre actuaron desde ese lado del espectro político. Ciertamente, en el término ‘trol’ se confunden dos acepciones, como explicó Álex Grijelmo en este diario: la escandinava, en la que ‘troll’ hace referencia a un ser maligno que habita los bosques; y el verbo inglés ‘to troll’, que designa una técnica de pesca consistente en arrastrar lentamente varias líneas con cebos coloridos. La potencia de los ‘trols’ virtuales se basa, pues, en que lanzan vistosos cebos en los que los internautas pican. “Estamos en los albores de la guerra virtual que, en teoría, no es otra cosa que la política por otros medios cuan-
do esta se agota. Pero es posible que esta nueva forma de guerra se esté convirtiendo en la política a secas...”, recalca Olivia Muñoz-Rojas. Sería interesante saber qué pensaría hoy Jean Baudrillard sobre el fenómeno. El autor de ‘La guerra del Golfo no tuvo lugar’ mantuvo en 1991 que la guerra del Golfo había sido vivida como un simulacro de conflicto por parte de la población occidental que en sus pantallas solo veía estilizadas tomas aéreas de los bombardeos estadounidenses y no los muertos y la destrucción causados por las bombas. Intuía ya Baudrillard que el simulacro o la realidad virtual podía terminar convirtiéndose en la realidad dominante. Aunque los medios tecnológicos hayan evolucionado exponencialmente, incluso el conocimiento neurocientífico, es bueno recordar que la manipulación y la propaganda son tan viejas como la humanidad. Los rumores siempre sirvieron para condicionar, humillar y destruir a individuos y colectivos. Quizá el mejor antídoto contra la información tóxica y el odio, además de una educación crítica y amplia de miras, es desconectarse de la Red y, mientras sea posible, observar la realidad con nuestros propios ojos.
El académico Oswaldo Zavala presentó en México, ‘Los Cárteles No Existen’, libro que dinamita el discurso oficial sobre la criminalidad
¿De qué hablamos cuando hablamos del narco en México? ¿Qué significa que los cárteles ponen en jaque al estado, que la guerra arrecia en Guerrero, Tamaulipas, Jalisco o Michoacán? ¿Qué es un sicario, una plaza, un halcón, qué es esta matazón que desangra al país desde hace años? Son palabras, expresiones, que aparecen en informes oficiales, en la prensa, las revistas, las novelas, las series de televisión... Y sin embargo, ¿qué significan? ¿Hacemos bien al usarlos, al decir ‘guerra del narco’, al asegurar que ‘El Chapo’, Los Zetas o Jalisco Nueva Generación ‘controlan una plaza’? Oswaldo Zavala (Ciudad Juárez, 1975) dice que no. Un rotundo no. ‘Los Cárteles No Existen’ (Malpaso, 2018), su último ensayo, cuestiona la narrativa oficial construida en torno a la violencia en el país. Porque no hay guerra entre cárteles, dice Zavala, porque la guerra entre cárteles es una explicación entendible, digerible, de las decenas de miles de muertos y desaparecidos que deja el conflicto, carnaza de tuit. Por eso dice supuesta: supuesta guerra, supuestos cárteles, supuestos líderes criminales. Supuesto todo: “Mi interés es mostrar que hay un discurso que construye un enemigo que está por todas partes y que es el principal actor de la violencia. Y luego comprender qué hay detrás de él, un sistema político que echa mano del lenguaje para avanzar en estrategias que de otro modo resultarían inaceptables”. Y si lo cárteles no existen entonces, ¿qué existe? “Los carteles no existen pero la violencia de estado sí. Tenemos que comprender que estos tiempos violentos tienen relación con la historia del sistema político. El sistema político es la mayor condición de posibilidad de violencia en el país. A partir de la historia del estado podemos comprender qué es eso que llamamos narcotráfico. La idea de cartel es una idea recibida, creada por el discurso securitario de Estados Unidos en los 80, para hablar de los traficantes colombianos. Y que en México se volvió útil a la par de otra narrativa, que permite muy rápidamente, muy simplemente, darnos una idea concisa sobre la violencia. Y que permite justificar estrategias estatales”.
“La verdadera colombianización no es ‘El Chapo’, o los narcos atacando a la sociedad civil, sino la respuesta del Estado”
Distingue tres fases en las relaciones entre los grupos delictivos y el Estado. Una primera, primitiva, que corresponde al México previo al poderoso despliegue de la Dirección Federal de Seguridad -el temible órgano contrainsurgente del estado priista-. La segunda que nace con la ‘Operación Cóndor’ en los 70 y la organización de los traficantes sinaloenses en Guadalajara y luego el desmantelamiento de la DFS y la pérdida de poder del PRI ¿Y ahora qué? “Yo empezaría con la ‘Operación Cóndor’. En el 75 es la primera acción militarizada concertada entre EE UU y México para atacar el triángulo dorado -una región de cultivos de amapola y marihuana entre Sinaloa, Chihuahua y Durango-. 10.000 efectivos llegan al triángulo dorado, quemando, despoblando. Hay un éxodo masivo de campesinos a Culiacán, Sinaloa... Eso no se vuelve a repetir hasta el Gobierno de Felipe Calderón. Al menos con esa gravedad. A partir de ahí, el sistema político concibe una estrategia nacional de gestión del tráfico. Marginan a los traficantes del poder político y producen la Federación, disciplinada por la DFS y el Ejército. La segunda etapa inicia cuando se agota la amenaza comunista global y EE UU se queda sin enemigo securitario. Se cae la Unión Soviética y el presidente Reagan recodifica los objetivos securitarios para pensar ahora en el narcotráfico como la nueva agenda de seguridad nacional. Y se hace de un día para otro. Hasta entonces el narco era una cuestión policiaca (...) Aunque la agenda securitaria empieza en 1989 con CISEN -el servicio secreto, que sustituye a la DFS-, es con Felipe Calderón que se colombianiza México. Es decir, la verdadera colombianización no es ‘El Chapo’, o los narcos atacando a la sociedad civil, sino la respuesta del Estado”. ¿Cómo casan sus argumentos con situaciones como las vividas en Jalisco estos meses, la desaparición de los estudiantes de cine y su asesinato; el atentado contra el exfiscal en pleno centro de Guadalajara? Si los cárteles no existen, entonces, ¿qué es todo eso? “Parte del problema es este. Queremos respuestas rápidas a lo que necesita trabajo periodístico. Estamos acostumbrados a recibir una explicación que nos tranquilice, que nos haga entender la lógica de la violencia. Y eso es parte de la manera en la que el discurso oficial se ha instalado en la esfera pública con tanto poder. Hay un tiroteo, la gente sale muerta e inmediatamente se significa para nosotros por medio de voceros oficiales: ‘Es que está el Cartel Jalisco, que además tumbó un helicóptero y hay un operativo para detenerlos’. Y entonces todos los periodistas anotan todo, fue el cartel y se acabó. En un país con un índice de impunidad extraordinario, me sorprende la facilidad con que aceptamos el relato oficial”.
“Estamos acostumbrados a recibir una explicación que nos tranquilice, que nos haga entender la lógica de la violencia”
Supongo entonces que ‘El Chapo’ y su historia le parecen la mayor de las ficciones… “Totalmente, cuando lo detienen en Sinaloa en el departamento (en febrero de 2014), está solo con su mujer. Y un reportero de The New York Times, azorado, dice, ‘¡qué loco, no hay túneles, soldados, no está su ejército y lo capturan ahí como si nada, increíble!’... ¡No, posiblemente es su realidad! Lo increíble es que creas que tiene 300 soldados. ¿Quién los ha visto? Nadie”. Sí. ‘El Chapo’ es el actor principal de esta comedia que usted llama guerra del narco, supongo que la fuga del túnel es su historia favorita -en julio de 2015, las autoridades informaron de la fuga de El Chapo de una cárcel de máxima seguridad a través de un túnel-. “No solo es inverosímil, sino que presenta un reto periodístico. ¿Quién produjo ese túnel? A mí me fascinó que todo el mundo se esmeró en describir el túnel, cómo estaba
ventilado, pero nadie cuestionó que si lo había hecho o no la gente de ‘El Chapo’. Sí, se dijo que le ayudó gente de la prisión, que él corrompió. Pero fue de él la idea y gracias a sobornos lo logró. Es decir, nunca nada fuera de la narrativa oficial. Se sigue creyendo que él es factor de origen de estos eventos. Y me parece increíble que se obvie que hay intereses políticos en su fuga”. Entonces, ¿esta construcción teórica que usted denuncia sirve para tapar casos de corrupción? ¿O cuál es la intención? ¿Hay una, varias? “Hay una enorme discontinuidad en cómo se utilizan esas narrativas del narco. A veces hay recursos naturales de por medio, a veces una disputas entre grupos de poder. Tomemos el caso de Chihuahua. Allí son grupos de poder poderosísimos aliados con empresarios que están dilapidando la sierra, hay enorme extractivismo en la sierra, cosa que reporteó Miroslava Breach (asesinada hace poco más de un año). Esto que llamamos narcopoder en realidad son estos grupos de rapiña que están en la tala de árboles, haciendo chingadera y media y que se alían con empresarios y políticos, priistas en el caso de Chihuahua, que en la transición -el PAN alcanzó la gubernatura poco antes del asesinato de Miroslavas- estaban siendo amenazados. ¿Qué mejor idea que desestabilizar de entrada el estado, crear una nueva guerra y desviar la atención?”.
La Unión Europea, políticos, medios y ciudadanos reivindican la paz en Verdún. Cancún extraña la ‘Paz Romana’ de Borge y González Canto
Una Europa unida conmemora este fin de semana uno de sus momentos más terribles, la Primera Guerra Mundial. Una catástrofe colectiva que costó 21 millones de muertos, cambió el mapa del continente y cuya pésima resolución, a través del Tratado de Versalles, se convirtió en el origen remoto de otro conflicto mucho peor. Las celebraciones del armisticio del 11 de noviembre de 1918 están sacando a la luz, entre las tumbas de los campos de Flandes y del Somme, en los cementerios infinitos en los que reposa toda una generación de jóvenes europeos, los mejores valores que ha sido capaz de construir este continente en las últimas décadas. Esta conmemoración ha demostrado la unión de sus políticos, pero sobre todo, de sus ciudadanos, en torno a los principios que siempre deberían estar en el horizonte de Europa. El logro más importante es el más obvio y, a la vez, el más relevante: la paz. Los antiguos campos de batalla son un recordatorio de su fragilidad y también de la persistencia de la guerra en la historia de Europa. No se debería olvidar que dos miembros de la UE, Eslovenia y Croacia, sufrieron un conflicto en los años noventa y que un país europeo, Ucrania, es todavía el escenario de combates en una parte de su territorio. Rememorar lo que ocurrió en lugares como Verdún -una de las batallas más largas y sangrientas del conflicto- debería servir para cimentar todavía más lo construido en Europa y para huir de cualquier discurso que llame a la división y al enfrentamiento. Estas conmemoraciones están teniendo, además, una consecuencia muy paradójica, dado el papel central de Reino Unido en ellas. El presidente alemán tiene previsto viajar a Londres, mientras que Theresa May visitará varios monumentos funerarios en el continente. La primera ministra ha declarado que “los campos de la muerte de Francia y Bélgica están salpicados por los horrores de la guerra, pero muestran también la fuerza y la cercanía de nuestra relación actual y son un testimonio del viaje que nuestras naciones han realizado juntas”. Nada más cierto: tanto la miseria que desató el conflicto como la profunda unión del Reino Unido con el resto de Europa, imposible de romper sea cual sea la resolución final del Brexit. Las conmemoraciones de este fin de semana serán un recuerdo de los muertos, como las amapolas que los británicos lucen en las solapas cada noviembre. Pero representan sobre todo una mirada al futuro de Europa que pasa por la reivindicación de su unión por encima de su pasado de divisiones. Los aires de solidaridad y paz que azotan a estas horas el Viejo Continente ojalá lleguen hasta nuestras calles de Cancún, Playa del Carmen, Chetumal… y otros municipios de Quintana Roo y todos los rincones de México y América, al igual que el resto de continentes. Los periódicos y los nuevos medios comunicación, junto con los ciudadanos del mundo debemos luchar para que no tengamos nunca más otros Verdún. Es importante que nuestras autoridades municipales, estatales y federales, no jueguen a ser ‘Ciudadano Kane’ y nos sepamos los ciudadanos si creernos más las ‘fake news’, puestas de moda por el equipo de asesores en comunicación de Donald Trump, y los ‘boletines’ que emiten nuestros Ayuntamientos y Gobierno de Quintana Roo. Los ciudadanos no somos idiotas. Todavía estamos pendientes de que nos aclaren Alicia Ricalde y Haydé Serrano sobre la avería técnica habida en ‘Barcos Caribe’, que transportan pasajeros entre Playa del Carmen y Cozumel, pues al final, se demostró que había sido colocada una bomba. ¿Quién la colocó? ¿Hubo más bombas en otros navíos de la compañía? ¿Se practicó alguna detención?, ¿El FBI de Estos Unidos participó en las investigaciones, al haber entre los pasajeros alguno de nacionalidad norteamericana?, ¿Se ha cerrado el caso?... Estas preguntas siguen sin respuesta luego de varios años. La opinión pública está a la espera. Esperamos y deseamos que el ‘silencio administrativo’ no sea el paradigma comunicacional de nuestras autoridades. No es importante entrar en debates bizantinos sobre la naturaleza del hecho. Lo que queremos, en primer lugar, es saber si se les atendió debidamente a las víctimas en estos dos ataques contra la población civil, y en segundo lugar dar con el autor o los autores de ambos delitos y aplicar la ley, para romper con la inercia de impunidad que invade Quintana Roo. Hay muchos vecinos que echan de menos la ‘Pax Romana’ vivida durante los mandatos de Roberto Borge Angulo y Félix González Canto.
@SantiGurtubay @BestiarioCancun www.elbestiariocancun.mx
El BEstiario
Cuba logró convertirse en el primer país del mun- de sangre, de colorines verdes, casi siempre nocturnas, do ‘libre de gordos’. Los habaneros y los santiagueros como si estuviéramos jugando al Nintendo o al PlaySta-Santiago J. Santamaría Gurtubay de entonces soñaban con ser gordos. Nadie quería ser flaco. Todos querían ser gordos. Parecía un mundo al tion…”, nos explican varios cubanos. El director manchego de la ‘Movida Madrileña’, Pe*Columnista Colaborador revés. El cantante español Javier Gurruchaga, el de la “Orquesta Mondragón”, se inspiró en ese deseo reprimido de los cubanos para su canción donde loaba a las gordas. Esta canción, “Ellos las prefieren gordas” fue un éxito de ventas en España y en otros países europeos y latinoamericanos. Gurruchaga, donostiarra (nacido en San Sebastián, País Vasco), era visitador asiduo de las fiestas que se celebraban casi todos los días de la semana en la capital cubana. La más famosa, la que se conocía como ‘El Periquitón’. Era el lugar de encuentro de una auténtica ‘movida habanera’. El escenario, una amplia propiedad privada, ‘visitada’ más veces que menos veces por la Policía. No faltaba alguna que otra ‘bronca’ de gente pasada de tragos, donde algo tenían que ver los adulterados rones y los ‘terminators’ que se obtenían mediante alambiques y filtros caseros instalados ilegalmente en barrios como Marianao, La Lisa, Santa Fe, San Miguel del Padrón; Centro Habana, Diez de Octubre, Luyanó…, a partir de los alcoholes que se repartían en la ‘Bodega’, a la población para sus hornillos de cocina, muchos de ellos también ‘inventados’. Estos ‘tragos de la hostia’, como los bautizaban los gallegos borrachines, y conocidos en Cuba como ‘chipetrenes’ y ‘azuquines’, aparte de ‘arrasar’ las gargantas, los esófagos y estómagos de lo flacos cubanos, ofrecían un súbito ‘colocón’ al consumidor. Algunos, llevados por el empacho etílico y por sus fiebres nacionalistas y antiimperialistas no dudaban en afirmar… “Esto es lo mejor de Cuba… Un día si prueban estos ‘chipetrenes’ y ‘azuquines’ los yanquis, olvídate de la coca en ‘la yuma’ y en el mundo mundial. Te metes tan solo un par de tragos y comienzas a bailar bajo las estrellas como si estuvieras en ‘Tropicana’….”. La falta de ‘jama’ aceleraba, como no, los ‘colocones’ de ‘El Periquitón’. No faltaban también fármacos como ‘parquisonil, ‘atropinas’ o ‘mercas’ -éstas últimas no eran más que anfetaminas, tranquilizantes, relajantes, ‘meprobamatos’, ‘diazepanes’… machados-. Se ‘expendían’ sin recetas en las amplias ‘farmacias’ instaladas y abiertas las 24 horas en todos los cuartos de baño y cocinas de las viviendas de Cuba. Comida no había en las ‘fridges’, pero sí medicamentos. ¿Qué hubiera sido de los cubanos sin ellos? La medicina preventiva desarrollada por los dirigentes revolucionarios, ostigados por el bloqueo enemigo que impedía disponer de material para desarrollar una medicina hospitalaria, tenían un efecto ‘terciario’: La hipocondria generalizada. Había que educar a la población a prevenir y estar atento a cualquier brote de dengue u otra epidemia, alguna inducida desde el vecino exterior del Norte. “No estábamos paranoicos. Pudimos demostrar en más de una ocasión que llegaban a regar con productos químicos nuestras casas y nuesdro Almodóvar y sus chicas, entre ellas Bibi Andersen, viajaban hasta ‘El Periquitón’ Con ellos compartíamos un descanso tras ‘Andar La Habana’, como dice el historiador Eusebio Leal, recientemente fallecido, sentados en los soportales del emblemático edificio ‘art deco’ de El Vedado, López Serrano… El agua era el producto VIP (el very important personality, el que más mea, el mocomgo achevere, el pincho…) de las estanterías de las destartaladas neveras, en su totalidad norteamericanas, usuales en Cuba antes del triunfo de la Revolución, y que habían aguantado firmes décadas de socialismo… “Si hubiéramos metido de repente un kilo de carne, de pollo o de pescado en esos frigoríficos -entenderá que hablar así era delirar en los noventa…-, estamos convencidos que se hubiesen quemado sus motores o hubiesen comenzado a reírse los ‘fridges’…”. Estos psicotrópico eran los ‘éxtasis’ y los ‘cracks’ del ‘Período Especial’ de la gente más ‘guapa’. Pedro Almodóvar y sus chicas, entre ellas Bibi Andersen, hablando de ‘movidas’, protagonistas ellos una década atrás de la ‘Movida Madrileña’ en el barrio de Malasaña y en sus bares de copas como la “Vía láctea”, acudieron al encanto de ‘El Periquitón’. En una ocasión, hubo una redada y fueron trasladados a una estación policial. La popularidad de los ‘Almodóvar’ movilizó al personal de la Embajada de España. La detención se convirtió casi en secreto de Estado tanto en Cuba como en el país ibérico. La Isla, desafortudamente para Pedro y Bibi, disponía por entonces de unas ‘redes virtuales a lo cubano’, conocidas popularmente como ‘Radio Bemba’. Una historia verídica acaecida en una calle se convertía como por arte de magia en leyenda en apenas una cuadra. El personal de la noche habanera, que recibía el amanecer sentado en El Malecón, frente a la Fiat o al Hotel Nacional, se solidarizó con el director manchego y su “Ley del deseo”. Su detención era el ‘monotema’ esa madrugada. Hay quienes situaban a los españoles en prisión, cuando estaban ya en libertad, siguiendo su juerga en el corazón de El Vedado. Dicen que Bibi Andersen se enamoró ese día de un ‘jinetero’ tonto que vivía en plena Rampa, Asdrúbal, con quien convivió en Madrid durante años. Asdrúbal es hoy un cotizado modelo, ‘desfilador’ de la Cibeles. Bibi Andersen sigue trabajando en cine y en teatro. Y Almodóvar, estrenando. Todos ellos encontraron la marcha y libertad de antaño que se vivió en los primeros años de la transición en España, en las calles de la ‘dictadura castrista’, como gustan así calificarlas los dirigentes del Partido Popular de España, eufóricos al conocer por las encuestas que España quiere cambiar de Zapatero. Los españoles arrastraban mil ‘historias’ sexuales, buscando una libertad que no tenían en su país, adereMÉXICO, DE LA MILITARIZACIÓN AL MILITARISMO, ALARMA ANTE LA EXTRAORDINARIA ‘LIBERACIÓN’ EN ESTADOS UNIDOS DEL GENERAL SALVADOR CIENFUEGOS Al cumplirse dos años del Gobierno de López Obrador el proceso de militarización, que tanto criticó como candidato, no solo sigue avanzando, sino que comienza a desdoblarse además en una política militarista. ¿Está la democracia constitucional mexicana preparada para encarar las consecuencias de semejantes desafíos? La militarización es un proceso en el que las Fuerzas Armadas intervienen cada vez más en seguridad pública cuando la policía, las agencias de inteligencia, y el sistema de justicia no son confiables, o capaces, para enfrentarse a las organizaciones criminales o grupos armados. En América Latina el caso paradigmático de militarización es Colombia, una democracia desde 1958 donde las Fuerzas Armadas han tenido una participación muy intensa en la seguridad interior. La militarización de la seguridad pública es indeseable en una democracia. Sin embargo, en algunas circunstancias puede ser inevitable y el dilema es justo cómo lograr que esa intervención no rompa el marco constitucional. El colombiano es un buen ejemplo en ese sentido. Como uno de nosotros muestra en un libro reciente, por casi tres décadas su Corte Constitucional ha contribuido a regular el uso de la fuerza letal y a poner límites a la extensión y funcionamiento de la jurisdicción militar. En un proceso de militarización el objetivo de utilizar a las Fuerzas Armadas para enfrentar retos de seguridad internos es restaurar el estado de derecho, proteger la democracia, hacer uso legítimo de la fuerza del Estado en contra de los actores ilegítimos que buscan debilitarlo o derrocarlo. El militarismo, en contraste, es un proyecto en el que las Fuerzas Armadas se convierten en un actor político que asume tareas no solo de seguridad interior sino relativas a otros ámbitos que corresponden a grupos o instituciones civiles. Algunos ejemplos de militarismo en América Latina incluyen la noción profundamente enraizada en la historia constitucional brasileña de las Fuerzas Armadas como el “poder moderador” que garantiza la estabilidad del sistema político. Otro ejemplo es Chile, donde las Fuerzas Armadas fueron parte de la columna vertebral del sistema político desde la irrupción de los militares en 1925. Ese papel quedó al descubierto en el golpe de 1973, en los años de gobierno militar y todavía sobrevive hasta hoy, en el legado y entramado institucional de la Constitución de 1980 redactada y promulgada por los militares. Tanto Brasil como Chile siguen lidiando con el militarismo, los brasileños fortaleciéndolo bajo el liderazgo de Bolsonaro, los chilenos tratando de extirparlo mediante la creación de una nueva Constitución. Desde 1946 en México se le puso freno al proyecto militarista de los generales triunfantes en la Revolución mediante el llamado pacto civil-militar, en el que las Fuerzas Armadas obtuvieron una muy extensa autonomía (que todavía existe hasta el día de hoy) a cambio de su lealtad al nuevo régimen. La naturaleza civil de nuestro régimen autoritario de partido hegemónico fue una excepción notable en la región. Pero el descontento social, los cambios socioeconómicos, y los movimientos guerrilleros en las décadas de 1960 y 1970, junto con el crecimiento de los tras cosechas para jodernos. Esta gente de los gobier- zadas de soledad cárteles de la droga en las décadas de 1980 y 1990, impulsaron un proceso gradual, pero creciente de militarización nos de EE UU tiene un lado no amable, no democrático. No les importa bombardear Bagdag y matar a miles y miles de civiles… y pasarnos imágenes, sin una gota “Muchos españoles que no hablaban más que ‘mieda’ de nuestro sistema y dirigentes -eran un ‘faltaderespeto’- venían buscando una libertad en las reque llegó a niveles sin precedentes en los años 2000, especialmente después de que el entonces presidente Felipe Calderón declarara su “guerra contra el crimen organizado” en el 2006. Los niveles de violencia y homicidios se dispararon enormemente desde entonces.
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El presidente López Obrador no solo le dio continuidad a ese proceso de militarización, sino que lo profundizó impulsando una reforma constitucional para crear un nuevo cuerpo militar, la Guardia Nacional. Al mismo tiempo, ha optado por aumentar la participación y el poder de las Fuerzas Armadas en muchas tareas. Sus argumentos para hacerlo indican una deriva hacia el militarismo: “las Fuerzas Armadas son la institución más confiable en el país”, “son incorruptibles”, son “el pueblo en uniforme”. Incluso algunos partidarios del presidente, como por ejemplo el historiador Lorenzo Meyer, argumentan que no se puede quedar “dormida” una fuerza de más de 270,000 activos y un abultado presupuesto que no hace más que crecer (cuando en otros muchos rubros se achica). Estos alegatos no corresponden a los de una solución pragmática y temporal para enfrentar un reto mayúsculo, indican una definición ideológica donde las Fuerzas Armadas son clave en el entendimiento del país a partir del cual está gobernando el presidente… “La democracia constitucional mexicana está acercándose a un punto de no retorno que no es exagerado calificar como existencial. La extraordinaria detención en Estados Unidos del General Salvador Cienfuegos, y su también extraordinaria liberación en el plazo de un mes, encienden todas las alarmas. La extensa autonomía de las Fuerzas Armadas se ha transformado en una nula rendición de cuentas. Ya sea que el General Cienfuegos sea investigado o no, sea encontrado culpable o inocente, el riesgo de poner todos los huevos en la canasta de las Fuerzas Armadas es simplemente demasiado alto. El apoyo mayoritario que todavía tiene el presidente, tanto en el Congreso como entre la población, ha desactivado en la práctica buena parte de los controles políticos de los que depende el buen funcionamiento del sistema de pesos y contrapesos. A dos años de gobierno, López Obrador no solo ha redoblado la militarización, sino que avanza por una nueva senda militarista que puede terminar dándole un significado muy distinto a la promesa de ‘transformación’ que lo llevó al poder…”, analizan Carlos Bravo Regidor, profesor en el programa de Periodismo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), ubicado en la capital mexicana y Julio Ríos Figueroa profesor en el departamento de Derecho del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). El principio jurídico in dubio pro reo también goza de rango constitucional en México, cuyo Tribunal Supremo estableció que cuando se imputa al justiciable, eventualmente el general Salvador Cienfuegos, la comisión de un delito, narcotráfico y lavado de dinero, no corresponde a este la carga probatoria de su inocencia: es el Estado quien debe acreditar los elementos constitutivos del delito y la responsabilidad criminal del imputado. En la hermenéutica de la norma, si los elementos aportados por la parte acusadora, Estados Unidos, no resultaran suficientes para acreditar la culpabilidad, la absolución es obligada y permanente. Nada que objetar a las garantías procesales, salvo que el poder judicial mexicano es un fiasco. En el marco del desolador naufragio de los derechos humanos, con matanzas y fechorías sin persecución ni castigo, el Estado afronta el reto de demostrar que la Fiscalía General de la República y los agentes del ministerio público serán capaces de investigar y juzgar, si procede, al exministro de Defensa entregado por EE UU con un dosier de 743 páginas y miles de mensajes telefónicos y datos que documentan sus servicios al hampa. No obstante, las pruebas de la DEA no son palabra de Dios, pues frecuentemente son obtenidas mediante la manipulación de testigos, amenazas y sobornos. Aunque la agencia antidrogas viole soberanías y competencias en las naciones que lo toleran, se equivoca muchísimo menos que las fiscalías federales, y policías adscritas, de México, donde el derrotismo reclama la horca mientras el ahorcado no demuestre su inocencia. Si nos atenemos al 95% de impunidad en la impartición de justicia, cabe suponer que se apliquen al incriminado general la opacidad, razones de Estado y jurisprudencia inducidas por el Gobierno y el Ejército; en último caso, los derechos de la locución latina.
La entrega libre de cargos retribuye la tardanza del presidente López Obrador en felicitar a Joe Biden, otra chaladura de Donald Trump
Pero el carpetazo, la invalidación de la carga probatoria del Departamento de Justicia sería suicida, pues evidenciaría el porqué de la desconfianza de Estados Unidos en la decencia del vecino. El hombre arrestado en Los Ángeles es pieza mayor: atesora información sobre logística militar que afecta a la seguridad nacional, y su testimonio comprometería a políticos, funcionarios, compañeros de armas y generales del alto mando de la Defensa que trabajaron con él o a sus órdenes. Sospechoso desde sus años de comandante de la novena región, resulta escandaloso que El Padrino llegara a ministro sin una reválida de probidad. Su entrega libre de cargos retribuye la tardanza del presidente López Obrador en felicitar a Biden, y su presión sobre la Casa Blanca aprovechando la chaladura del inquilino saliente y la baza de la imprescindible colaboración de México contra el narcotráfico, el terrorismo y la porosidad fronteriza. Reclamar transparencia en la investigación del jefe militar es pedir peras al olmo, pero si sirve para desmantelar mafias castrenses habrá merecido la pena. Salvador Cienfuegos, un general ‘pacifista’, detenido por la DEA en Los Ángeles, en da en plena ‘cohabitación’ entre AMLO y Trump. “La violencia no se resuelve con balazos”, fue una de sus frases más célebres del titular de la Secretaría de la Defensa Nacional durante el sexenio del ex presidente Enrique Peña Nieto, del 2012 al 2018. Sebastián Cienfuegos se atrevió a afirmar que el Ejército debe volver a los cuarteles, desempeñar las funciones que le corresponden y no batirse en las calles contra el crimen organizado… Este jueves, 15 de octubre del 2020, fue detenido en Estados Unidos. Le acusan de “transporte y distribución de droga” y será procesado en la misma Corte de Nueva York donde se juzgó a ‘El Chapo’ Guzmán y se lleva a cabo el proceso contra Genaro García Luna. Se trata del golpe más importante al Ejército mexicano desde la detención de Jesús Gutiérrez Rebollo en 1997, considerado el zar antidrogas del Gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo, condenado en 2007 a 40 años de prisión por vínculos con el crimen organizado. El presidente y el canciller de México, Andrés Manuel López Obrador y Marcelo Ebrard no sabían nada…
La DEA cree que Cienfuegos, tiene cuentas pendientes que saldar “por transporte y distribución de droga”, y lo quería juzgar en Nueva York
El héroe de mil batallas de las que siempre salió con vida, ha vuelto a los titulares cuando solo pensaba en pasar unos días con su familia en California. Lo ha hecho al ser arrestado en el aeropuerto de Los Ángeles a petición de la DEA, la todopoderosa agencia antinarcóticos de Estados Unidos, que considera que Cienfuegos, el exjefe del Ejército mexicano, tiene cuentas pendientes que saldar “por transporte y distribución de droga” y que lo hará en la misma Corte de Nueva York donde se juzgó a El Chapo Guzmán y se lleva a cabo el proceso contra Genaro García Luna. Su detención, sin embargo, trasciende sexenios, países y gobiernos. Es un misil también para el actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, que ha hecho del Ejército uno de los pilares de su política. Las Fuerzas Armadas, a diferencia de los partidos, son un cáliz que se maneja al margen del fango político diario y hasta de esta última batalla Cienfuegos había salido indemne. Salvador Cienfuegos Zepeda, de 72 años, encarna a cabalidad lo que se espera de un militar: cordial, seco y muy respetado por la tropa. Durante su gestión se comportó lealmente con Peña Nieto a pesar del triste papel encomendado: hacer de policías locales para frenar la sangría de casi 80 muertos diarios. En esa dirección contuvo
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la violencia e hizo todo lo posible por ocultar los abusos de los militares, como la matanza extrajudicial en Tlatlaya o la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, sobre la que se negó a colaborar a pesar de que sus hombres tuvieron un papel importante como testigos. Cienfuegos no entraba en los planes de este Gobierno, no estaba en su radar. Los militares habían quedado al margen de la caza y captura de la Cuarta Transformación. Prueba de ello, es que su detención en California no fue comunicada en una mañanera, sino a través del canciller Marcelo Ebrard, que a su vez había sido previamente informado por el embajador de Estados Unidos Christopher Landau. Tan descolocado estaba que el propio López Obrador se enteró de la detención minutos antes de las nueve de la noche después de que lo hiciera la periodista Ginger Thompson. La detención del general Cienfuegos forma parte de los mitos que se caen cada mañana. Un día el todopoderoso Emilio Lozoya llega detenido desde España; otro García Luna es juzgado en una corte de Estados Unidos y otro al partido de Felipe Calderón se le prohíbe formalizar su inscripción. Cada día, una torre del viejo régimen se cae, en muchas ocasiones gracias a la colaboración, o decisión, de Estados Unidos, que hace el trabajo que tanto se le ha reclamado siempre a México. Es la primera vez que Estados Unidos apunta tan alto. El arresto de Cienfuegos no es baladí, se trata del máximo responsable del Ejército del vecino del sur durante todo un sexenio, la misma persona, no obstante, a la que el Pentágono premió por su carrera hace dos años. Sobreactuar frente a Estados Unidos en época electoral puede traer terribles consecuencias y quedarse de brazos cruzados ante la detención de un general de División afectará a la tropa y a la institución.
Las investigaciones en Estados Unidos contra miembros del Ejército mexicano comenzaron tras la fuga de Joaquín Guzmán Loera
Sin especificar los delitos ni las razones, la noche de este jueves el canciller Marcelo Ebrard confirmó que fue detenido en Estados Unidos Salvador Cienfuegos Zepeda. Se trata de uno de los generales en retiro de mayor trayectoria, que fue el encargado del Ejército durante la administración del expresidente Enrique Peña Nieto, y al que se le identifica con el ala dura de las Fuerzas Armadas. Las investigaciones en Estados Unidos contra miembros del Ejército mexicano comenzaron tras la fuga de Joaquín Guzmán Loera, ‘El Chapo’, porque identificaron a jefes de Zonas militares que les proporcionaron protección al líder del Cártel de Sinaloa. La periodista estadounidense Ginger Thompson adelantó en exclusiva, a través de Twitter, que Propublica supo de esta captura por parte de “las autoridades estadounidenses cuando arribó al país a última hora de la tarde en un viaje con su familia”. Trece minutos después, Ebrard soltó: “He sido informado por el Embajador Christopher Landau de los Estados Unidos que el ex Secretario de la Defensa Nacional, Gral. Salvador Cienfuegos Zepeda, ha sido detenido en el Aeropuerto de Los Angeles, California”. Hasta el momento ninguna agencia seguridad de Estados Unidos ha emitido algún comunicado oficial sobre la detención. El canciller reconoció que desconocía los detalles, y sería la consul mexicana en la ciudad californiana, Marcela Celorio Mancera, la que le informaría de las acusaciones, además le brindarían asistencia legal. Al igual que varios exintegrantes del gabinete del expresidente, Enrique Peña Nieto, el general de División Salvador Cienfuegos Zepeda dejó su cargo en medio de diversos cuestionamientos de su administración, principalmente sobre la probable participación de militares en actos de corrupción y de protección al narcotráfico. Incluso por las omisiones cometidas por los militares en la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa. Formado en la Maestría en Administración Militar para la Seguridad y Defensa habría reconocido ante el entonces presidente Peña Nieto, días después de los hechos ocurridos en Iguala en septiembre de 2014, que un elemento de inteligencia militar en activo estaría entre los 43 estudiantes normalistas desaparecidos. Sin embargo, la información fue revelada tiempo después. Sobre el mando militar, nacido en la Ciudad de México el 14 de junio de 1948, quien también se desempeñó como comandante del Cuerpo de Cadetes, también se hicieron señalamientos por parte de la Auditoría Superior de la Federación sobre su gestión al frente de la Sedena, por inconsistencias en adquisición de la dependencia a empresas no acreditadas, así como compras a sobreprecio en la obra referente al aeropuerto que se construía en Texcoco. Antes de asumir la titularidad de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, también fungió como oficial Mayor de la institución; inspector y Contralor General del Ejército y Fuerza Aérea; comandante de la VII Región Militar, en Chiapas; comandante de la I Región Militar, en la CDMX; comandante de la IX Región Militar, en Guerrero; así como comandante de la V Región Militar, en Jalisco… “Por su trayectoria y formación militar, a Cienfuegos Zepeda se le identifica como una de las alas duras y conservadoras de las Fuerzas Armadas…”, destacaban los periódicos estadounidenses.
Terremoto para la política mexicana y cuestiona a las fuerzas de seguridad del Estado por sus posibles vínculos con el crimen organizado
Estados Unidos ha sacudido México con la detención. El general Salvador Cienfuegos ha sido arrestado este jueves por la noche en el aeropuerto de Los Ángeles a petición de la Agencia de Drogas Estadounidense (DEA), según han confirmado las autoridades mexicanas al periódico español EL PAÍS. El exsecretario, fue capturado mientras viajaba con su familia. Está siendo investigado, supuestamente por vínculos con el crimen organizado, por la misma corte de Nueva York que lleva el caso de Gerardo García Luna, exsecretario de Seguridad con Felipe Calderón y que sentenció a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán. Se trata del golpe más importante al Ejército mexicano desde la detención de Jesús Gutiérrez Rebollo en 1997, considerado el zar antidrogas del Gobierno del ex presidente Ernesto Zedillo, condenado en 2007 a 40 años de prisión por vínculos con el crimen organizado. “He sido informado por el Embajador Christopher Landau de los Estados Unidos que el exsecretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Zepeda, ha sido detenido informó el canciller Marcelo Ebrard en Twitter el mismo jueves por la noche. Las autoridades mexicanas aseguran a los ‘mass media’ que no tenían constancia de ninguna investigación y ha sido el canciller el que ha informado al presidente Andrés Manuel López Obrador. No se han hecho públicos todavía los cargos de los que se le acusan, pero la orden emitida por la DEA apunta a que su captura tenga alguna relación con el narcotráfico. La detención de Cienfuegos supone un terremoto para la política mexicana y vuelve a poner en jaque a las fuerzas de seguridad del Estado por sus posibles vínculos con el crimen organizando. La captura en diciembre, también en Estados Unidos, de Genaro García Luna, evidenció las primeras grietas por las que se introdujo el narco en los anteriores gobiernos. El que fuera secretario de Seguridad Pública en la Administración de del panista Felipe Calderón (de 2006 a 2012) está acusado de colaborar con el Cartel de Sinaloa durante los años de la guerra que emprendió el entonces presidente mexicano tras su llegada al poder. Aunque en la última audiencia de la semana pasada se declaró inocente, la justicia estadounidense lo señala como el brazo del Gobierno que permitió al cartel más poderoso del mundo, a cambio de sobornos millonarios, operar con total impunidad en México.
Los operativos castrenses han sido señalados por el alto índice de letalidad que producen por el uso excesivo de la fuerza
Salvador Cienfuegos fue titular de Defensa entre 2012 y 2018, una cartera clave en la continuación de la guerra contra el narcotráfico que siguió el priista Enrique Peña Nieto hasta
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el fin de su mandato y unos años antes de abandonar el cargo se mostró crítico con la militarización del país. Antes de su nombramiento en 2012, entre la terna de generales que se debatía el puesto, Cienfuegos destacaba como un general considerado uno de los militares más influyentes del Ejército y el más experimentado en la diplomacia militar internacional. Nació en Ciudad de México en 1948 y comenzó su carrera en 1964. Fue también inspector y contralor general del Ejército y la Fuerza Aérea y comandante de las cuatro regiones militares más azotadas por el narcotráfico. Cuando se cumplían 10 años de violencia de la guerra que comenzó Felipe Calderón en 2006 y las cifras de asesinados escalaban a más de 100.000 —además de cerca de 30.000 desaparecidos y 35.000 desplazados— Cienfuegos dijo estar a favor de que el Ejército dejara las calles. “¿Quieren que estemos en los cuarteles? Adelante. Yo sería el primero en levantar no una, las dos manos para que nos vayamos a hacer nuestras tareas constitucionales”, dijo el general en 2016 al recordar que el ministerio que encabezaba fue creado para la seguridad exterior y que la seguridad interior estaba a cargo de la Secretaría de Gobernación. El general Cienfuegos habló entonces con franqueza sobre la incertidumbre en la que se mueven los soldados mexicanos, comisionados por el presidente Felipe Calderón para combatir a los cárteles desde el 11 de diciembre de 2006. Desde entonces, los operativos castrenses han sido señalados por el alto índice de letalidad que producen por el uso excesivo de la fuerza y por reiteradas violaciones de derechos humanos. “¿Qué queremos? Que las fuerzas armadas tengan un marco [legal] que los respalde cuando tengan que actuar, que no seamos señalados por cuestiones que son propias de las operaciones que realizamos… Nos encantaría que la policía hiciera su tarea para lo que está”, afirmó. Estas palabras resuenan ahora tras los mandatos del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre la militarización del país. La creación de la Guardia Nacional, un cuerpo que defendió desde poco después de tomar el poder en 2018, está compuesto en su mayoría por soldados y también agentes de la policía federal, y las organizaciones de derechos humanos han criticado que su papel deja en manos del Ejército la seguridad pública de un país con las cifras más homicidas de la historia. Salvador Cienfuegos afirmó que el Ejército debe volver a los cuarteles, desempeñar las funciones que le corresponden y no batirse en las calles contra el crimen organizado. “No pedimos estar aquí, no nos sentimos a gusto, no estudiamos para perseguir delincuentes, nuestra función es otra y se está desnaturalizando”, señaló al término de un desayuno con la prensa mexicana. El titular de Defensa instó a los legisladores mexicanos a emitir un marco legal que atienda las necesidades de las fuerzas armadas para trabajar en cuestiones de seguridad interior. “Nuestros soldados ya se lo están pensando si le ‘entran’ por el riesgo de ser acusados de violar derechos humanos”, ha dicho.
Los militares no se sienten cómodos con el papel impuesto a ellos por el anterior presidente Felipe Calderón y su ‘guerra contra el narco’
Cienfuegos también cuestionó a las autoridades estatales y municipales por no proteger al ciudadano de delitos cotidianos, a ras de calle, como los asaltos, las extorsiones y los homicidios. “La estrategia para combatir estos problemas debe coordinarse entre las instancias federales y locales, y el Ejército debe ocuparse de otras cuestiones”, recalcó. El Ejército realiza tareas de policía que “no es nuestra vocación, no nos sentimos a gusto haciendo funciones de policía”, aseguraba y añadía que en esta responsabilidad “los costos han sido altos, pero han valido la pena”, en una entrevista que concedió al periódico mexicano El Universal. “Los militares no se sienten cómodos con el papel impuesto a ellos por el anterior presidente del PAN, Felipe Calderón, ante su ‘guerra contra el narco’…”. Cienfuegos Zepeda aclaraba por qué el Ejército, a pesar de que no quiere, realizaba tareas de policía y planteaba cuál es la visión que los militares tienen de las actuales policías del país y proponía lo que deberían de hacer las autoridades civiles en el nivel federal, estatal y municipal para mejorar los cuerpos de la policía y permitir que el Ejército regrese a sus cuarteles. La tarea “está ordenada por el comandante supremo, que es el presidente de la República, pero estamos conscientes de que, de no hacerlo nosotros, en este momento no hay quien lo pueda atender”, afirmaba el general secretario, pero planteaba que “necesitamos cuerpos policiacos más capacitados, mejor preparados, mejor armados, y que se les atienda en la parte de seguridad social”. Agregaba que el tema “se ha dejado de lado y que se requiere atender a los policías no nada más en la parte de la capacitación, sino de su seguridad social”. “Contando con buena seguridad social, los cuerpos de policía serán mejores y podrán atender a sus responsabilidades”, y afirmaba que “a nosotros nos urge que esto se dé para que sean ellos los que asuman las tareas que legalmente les corresponden”. El general reconocía que en esta tarea “hay un desgaste mediático, hay un desgaste de personal, de material, pero tratándose de nuestro país no es un costo que tengamos que poner en duda, habrá que seguir haciéndolo hasta el momento en que sea requerido”. El general de Peña Nieto seguraba que si el Ejército no hubiera intervenido “no podríamos asegurar cuál sería la situación del país. Si algo se ha avanzado en seguridad y en la contención del crimen y de los líderes de estas organizaciones criminales ha sido básicamente por la intervención de las Fuerzas Armadas”, y añadía estar seguro de “que la gente está consciente de que si no lo hacemos nosotros no hay quien lo haga en el país, por el momento. De eso la gente está convencida y hay una gran disposición…”. El general secretario pensaba que todavía era difícil precisar cuándo el Ejército dejará las funciones de policía porque “diría que no veo esfuerzos decididos en algunos estados, en la gran mayoría, no veo esfuerzos decididos por que estas policías avancen. Deben ser problemas quizá de presupuesto, pero el compromiso está y quisiéramos que esto avanzara más rápido”, a lo que detallaba, “quiero dejar en claro que nosotros en cuanto se nos ordene vamos a hacer las actividades para las cuales nos preparamos, para lo cual llegamos a nuestras escuelas, que es para la guerra, para la defensa del país”.
Paradójicamente los ‘capos’, entre ellos ‘El Chapo’, hacen referencia a esos derechos humanos reconocidos por las Naciones Unidas
El mensaje es claro y está dirigido a la sociedad, pero sobre todo a los civiles responsables del gobierno. De ellos depende que el Ejército regrese a sus cuarteles. Para Salvador Cienfuegos, el tiempo del retorno a los cuarteles ha llegado. Nuestro ‘Comandante en Jefe’ no puedo hacer oídos sordos. Tampoco los representantes políticos, democráticamente elegidos por los ciudadanos. Tienen que tomarse muy en serio el problema de la inseguridad, mejorando ostensiblemente sus servicios de inteligencia y contrainteligencia. El Estado Derecho debe imponerse en la reconversión necesaria en las policías, fiscalías, juzgados, cárceles…, respetando escrupulosamente los derechos humanos. Paradójicamente los ‘capos’, entre ellos ‘El Chapo’ Guzmán, hacen referencia a esos derechos universales reconocidos por las Naciones Unidas. Aunque ellos no los apliquen en su devenir narcoterrorista, los ciudadanos exigen, en su mayoría, que se erradique la tortura de nuestras comisarías, “no podemos actuar como el crimen organizado”… La controversia sobre violaciones de derechos humanos a manos del Ejército se disparó durante la legislatura 2006-2012 de Felipe Calderón, que decidió sacar a los militares a la calle para combatir al crimen organizado. El presidente Enrique Peña Nieto dio continuidad a esa medida. Entre 35.000 y 45.000 soldados patrullan por el espacio público e intervienen contra la delincuencia organizada. Cienfuegos defendía que las quejas contra militares habían bajado un 60% desde el 2012 y preveía
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que, a corto plazo, el Gobierno no retiraría el Ejército de la lucha contra el crimen debido a las limitaciones de los cuerpos policiales: “Estamos conscientes de que de no hacerlo nosotros, en este momento no hay quien lo pueda atender”. Son tiempos de innovaciones empresariales, los organismos encargados de velar por la tranquilidad y seguridad de la población tienen que reciclarse. El Ejército, a los cuarteles. Estas declaraciones de Salvador Cienfuegos llegaban apenas unos días después del llamamiento realizado por Enrique Peña Nieto a “la unidad de los mexicanos” ante los retos de la era de Donald Trump. “Nuestra historia nos recuerda que cuando no hemos estado unidos, el país ha sufrido desastres que dejan cicatrices dolorosas”, decía el presidente mexicano en un mensaje a la nación. Ha llegado el momento de la unidad. Apeló a sus ciudadanos a superar sus “diferencias y agravios” para afrontar esa puerta incierta que se llama futuro. En un mensaje con motivo del cuarto aniversario de su llegada al poder, Peña Nieto centró en la unidad (12 veces repitió el concepto) su respuesta ante el enorme y agotador desafío que Donald Trump supone para México e insistió en su intención de establecer una “relación constructiva con Estados Unidos”.
La ‘realpolitik’ en un escenario de pasividad mexicana frente a los movimientos de migrantes y los aranceles norteamericanos
Durante el discurso, de apenas siete minutos, no hizo mención expresa al magnate. Tampoco hacía falta. La llegada del vociferante republicano a la Casa Blanca, trastocó todos los planes de México. Sus promesas de construir un muro y estrangular económicamente a su vecino del sur despertaron el recuerdo de las peores crisis. No hay día en que el peso no se tambaleara y los analistas ya advertían del riesgo de recesión. Mucho más que un espectro o una pesadilla, el magnate estadounidense era ya una realidad asfixiante para México. Un monstruo que amenaza con devorar años de lenta prosperidad. Ante este escenario, el presidente se exhibió firme y seguro. Sobre un fondo de banderas estatales, Peña Nieto dirigió a sus ciudadanos un discurso emotivo, que buscó la fibra patriótica, la fuente natural del valor mexicano. “Nuestra historia nos recuerda que cuando no hemos estado unidos, el país ha sufrido desastres que dejan cicatrices dolorosas. La desunión provocó la pérdida de la mitad de nuestro territorio. La desunión condujo a la imposición de un emperador extranjero, ajeno a nuestra vocación republicana. La desunión ocasionó una revolución de años, que causó un millón de muertes y una destrucción que tomó décadas recuperar”, dijo. Frente a este panorama trágico, Enrique Peña Nieto ofreció una mirada optimista al porvenir y se comprometió a defender la dignidad de los mexicanos “donde quiera que residan o se encuentren”, en una clara alusión a los millones de compatriotas que viven y trabajan en Estados Unidos. “Hasta el último día seguiré trabajando al lado de todos ustedes para que cada mexicano pueda construir su propia historia de éxito”, concluyó. Su discurso, breve y elaborado, marcó la línea que siguió el Gobierno ante el vendaval que se avecinaba... Por un lado, el intento de negociar con Trump para evitar males mayores, y por otro, apelar a la cohesión interna frente a la presión exterior. El éxito de la tarea dependió en gran medida del futuro presidente de Estados Unidos. Un político tan imprevisible como explosivo. Con la llegada de Andrés Manuel López Obrador, de Morena, la ‘realpolitik’ alcanzada en un escenario de pasividad mexicana frente a los movimientos de migrantes centroamericanos y las amenazas del actual presidente republicano de sancionar a su socio con aranceles de productos que llegan a los mercados norteamericanos.
El despliegue del Ejército ha sido seriamente cuestionado por casos como el de Tlatlaya o la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa
Hijo de una costurera y un coronel que murió cuando él tenía dos años, Salvador Cienfuegos, nació el 14 de junio de 1948 en la Ciudad de México. La primera vez que se acercó al Colegio Militar de Mixcoac ni siquiera tenía la edad para entrar. Finalmente fue admitido con 15 años y en la institución ha desarrollado toda su vida desde el primer batallón en Jalisco a Guerrero o Chiapas al frente de la región militar. La detención no fue llevada a cabo de forma coordinada con Estados Unidos, lo que abre incógnitas sobre la colaboración entre los dos países. “Hasta ahora los militares eran intocables, y más aún un secretario de la Defensa. Es un golpe duro en lo institucional y en lo simbólico porque se trata de un general. La detención tendrá consecuencias y los militares seguramente están sorprendidos e indignados con esta detención”, dice Eunice Rendón, experta en Seguridad, que trató en distintas ocasiones con Cienfuegos. Como buen militar, guardó siempre silencio y caminó un paso detrás del presidente Peña Nieto. Una de las pocas veces que se salió del guión reconoció que estaba deseando devolver a los cuarteles al Ejército, que estaban realizando tareas “que no les correspondían” porque la clase política había sido incapaz de formar a las policías locales que debían controlar la delincuencia y poner fin a la presencia militar en las calles. Desde que llegó al cargo pidió un marco legal para saber en qué condiciones podía actuar en la calle. Pero ese marco legal no llegó hasta ocho años después y fue para decir que los militares seguirían por tiempo indefinido en la calle. Él estaba ya pensando en la jubilación y en pasar los días que le quedaban haciendo breves escapadas con la familia a California. La Cámara de Diputados analizaba una iniciativa que buscar reglamentar las tareas de las Fuerzas Armadas en México en materia de seguridad interior. Desde que el ex presidente Felipe Calderón inició la guerra contra el narcotráfico y sacó a los militares a las calles a combatir al crimen, sus tareas no han estado reguladas por un marco legal. El despliegue del Ejército ha sido seriamente cuestionado por casos como el de Tlatlaya o la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, donde los soldados observaron los ataques a los jóvenes, pero se mantuvieron pasivos. Los organismos internacionales han denunciado como práctica ordinaria las torturas y los abusos. La propuesta legislativa presentada plantea la posibilidad de disponer de la totalidad del Ejército, Armada y Fuerza Aérea para hacer frente a las amenazas a la seguridad Interior, como delincuencia organizada, portación y tráfico ilícito de armas de fuego, terrorismo y hasta corrupción. “El culatazo dio en la ventanilla del Jeep Cherokee gris. “¡Abre o mueres!”. Dos ojos rojos le miraban. El conductor tenía que decidir. Estaba en el corazón burgués de la Ciudad de México. Había peatones a menos de dos metros, coches por delante y por detrás, y un atracador de 26 años a pocos centímetros de su cara empuñando una pistola. La duda duró menos que el miedo. El conductor bajó la ventanilla e inmediatamente pasó a formar parte de un variopinto grupo al que ese día también pertenecían un padre desvalijado cuando paseaba con sus hijos, una extranjera de pelo dorado raptada y violada, cuatro estudiantes torturados y una decena de campesinos baleados. Un día como tantos otros en México en que se denunciaron 45,000 delitos y quedaron en la sombra otros 400,000. Un día en que, una vez más, creció esa masa informe y terrible que igual roba, viola o mata y a la que se define como inseguridad…”, escribe en una crónica sobre el terror urbano en Latinoamérica el periodista mexicano Jan Martínez Ahrens. “El concepto es débil y difuso. Se sabe que la inseguridad prolifera en las ciudades y que se dispara con el tráfico de drogas. A partir de ahí, es imprevisible. Muta rápidamente y se adapta a casi cualquier ambiente. Hubo un tiempo en que se vinculó a la pobreza. Hace mucho que esta teoría quedó alicorta.
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Demasiado lineal. La miseria no es causa suficiente. Y a veces ni siquiera necesaria. América Latina es un buen ejemplo para entenderlo. El área registra una de las mayores tasas delictivas del mundo. Más de un millón de asesinatos entre 2000 y 2010. En 11 de sus 18 países, los homicidios tienen estatus de epidemia, es decir, superan los 10 casos por cada 100,000 habitantes. Hay ciudades como Caracas, Acapulco, San Pedro Sula o San Salvador donde este índice es 10 veces mayor. Ahí no se trata de una epidemia, sino de puro terror…”.
El crimen ha aumentado en un contexto regional de crecimiento dinámico y de mejoras notables en indicadores sociales
Pero en este territorio no todo ha ido mal. Por el contrario, Latinoamérica experimentó en la década pasada uno de los mayores desarrollos económicos de su historia. El desempleo descendió de forma sostenida, 70 millones de ciudadanos salieron de la pobreza y el crecimiento agregado fue del 4,2% anual. Un sueño para cualquier economista. No para un policía. Con la bonanza, la criminalidad también aumentó. Homicidios y robos alcanzaron tasas delirantes. La bienintencionada correlación (menos pobreza-menos delito) encalló. La inseguridad demostró tener una genética más compleja. Detrás del delito latían fuerzas poco estudiadas. La paradoja, devastadora para las charlas de café centroeuropeas, ha sido analizada con detenimiento por el Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD). En un informe referencial se constató que la singularidad se mueve en aguas profundas. Ni siquiera hay una relación estrecha entre ingreso y crimen. Honduras y El Salvador presentan las tasas de homicidio más altas, pero sufren la misma pobreza que Bolivia y Paraguay, con los menores índices de homicidios de la región. Otro tanto sucede con la desigualdad y el desempleo. Su reducción en la década prodigiosa no trajo consigo, según los expertos de la ONU, un descenso de las muertes y los robos. “Tomadas por separado, la pobreza, la desigualdad de ingresos y el desempleo no parecen explicar satisfactoriamente los niveles de inseguridad en la región. Por el contrario, el crimen ha aumentado en un contexto regional de crecimiento dinámico y de mejoras notables en indicadores sociales. Entender esta particularidad requiere aceptar que la violencia y el crimen no tienen explicaciones simples”, señala el informe del PNUD. Derribados los tópicos, emerge como posible factor causal algo profundamente enraizado en América: las grandes organizaciones criminales, especialmente las dedicadas al narcotráfico. Su capacidad de corrupción, su penetración en los aparatos estatales y su letalidad las convierten en un candidato explicativo de primer orden. Pero nuevamente la inseguridad se escapa a reduccionismos. “El narcotráfico dinamiza el delito, pero no es el origen, su desaparición no cambiaría radicalmente el panorama, siempre habría mercados ilícitos, negocios sucios, diversificación criminal. Legalizar la droga no es la varita mágica”, afirma Gema Santamaría Balmaceda, profesora del Instituto Tecnológico Autónomo de México y asesora principal del informe del PNUD.
El narcotráfico exacerba hasta la caricatura los ideales consumistas de la sociedad en que vivimos: coches, mujeres y armas
Visto así, el narco es más una consecuencia que una causa. Hay un caldo de cultivo previo, cuyo origen es multifactorial y, por tanto, difuso. Como cualquier concepto débil, la inseguridad vive en continua transformación y es poroso al cambio social. Influyen factores como las expectativas sociales, la calidad del empleo, los entornos urbanos masificados y, desde luego, las drogas y las armas. “No hay una evidencia fuerte de correlación entre la pobreza y la desigualdad con el delito, pero sí que hemos advertido la importancia cardinal que tiene el crecimiento de la sociedad de consumo. Se forman enormes mercados ilegales de coches, teléfonos, comida, animales… sostenidos por altísimas demandas que paradójicamente responden a una mejora de los ingresos de las clases medias bajas”, explica Marcelo Bergman, director del Centro de Estudios Latinoamericanos sobre Inseguridad y Violencia de la Universidad Tres de Febrero, en Argentina. Estas nuevas tipologías, agrupadas en el denominado “delito aspiracional”, representan uno de los fenómenos más disruptivos. Y su explicación no es sencilla. Los estudios muestran que la franja social rescatada de la pobreza durante la década áurea no ha entrado directamente en la clase media, sino que tiene un pie dentro y otro fuera. Al menor vendaval puede volver al pozo. Forma el llamado “grupo vulnerable” y es la clase más numerosa de Latinoamérica: un 38% de población. Sus empleos son de escasa calidad, viven expuestos a la informalidad económica y su movilidad social es mínima. El desarrollo económico, por tanto, no ha creado una barrera fuerte frente al delito. Justo al revés. Las ansias de consumo se han disparado, pero no los medios para satisfacerlas. El problema no es la pobreza, sino la falta de expectativas. “Las personas en situación de pobreza no son necesariamente las que delinquen, sino que lo hacen quienes muestran aspiraciones para alcanzar las metas prescritas por la sociedad (ropa de marca o celulares de última generación), pero que tienen desventajas para materializarlas con malos empleos y sueldos bajos”, señala el informe del PNUD. Junto a la insatisfacción social, otro detonante silencioso es el entorno. No hay zona más urbanizada del mundo que Latinoamérica. El 80% de la población vive en ciudades. Y no son paraísos. Un paseo por la periferia de la capital de México, una megaurbe de 23 millones habitantes, lo explica. En colonias como Desarrollo Urbano Quetzalcóatl (68.000 habitantes) no hay una sola biblioteca, pero sí 450 establecimientos de venta de alcohol. El barrio, con el 70% de desempleo juvenil, ostenta el dudoso honor de ser el que más presos aporta a las cárceles del Distrito Federal. Es en espacios así donde bulle la sopa prebiótica de la violencia. Mundos sin memoria de mejoras, con empleos de ínfima calidad y derrotas por doquier. Todo listo para el último ingrediente: el tráfico de drogas. “El narcotráfico exacerba hasta la caricatura los ideales consumistas de la socie-
dad en que vivimos: coches, mujeres y armas”, explica Andreas Schedler, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y autor de ‘En la niebla de la guerra: Los ciudadanos ante la violencia criminal organizada’. En los arrabales, el narco actúa como ascensor social. Ofrece lo que el sistema niega. Pero exige el uso de armas. Y a nadie se le escapa el impacto que tiene un balazo. Un solo asalto con revólver causa miedo; decenas de miles, terror social. En América Latina, entre un tercio y la mitad de los robos son perpetrados con armas de fuego. Una media que sube al 78% en el caso de los homicidios. En Brasil, Chile o Argentina más del 60% de los presos reconocen que tuvieron su primera arma de fuego antes de los 18 años. Eso es la inseguridad.
La policía, las fiscalías, el Estado son, en grandes zonas de América Latina, entes ineficaces o están penetrados por el narco
Frente a esta marea, las barreras de contención son pocas. A veces, esto no se entiende en Europa y Estados Unidos. La policía, las fiscalías, el Estado son en grandes zonas de América Latina entes ineficaces, inexistentes o están penetrados por el narco. No totalmente, pero sí lo suficiente como para que no tengan efectos disuasorios. La solución requerirá tiempo. A su alrededor se acumulan grandes palabras: educación, redistribución, enfoques integrales. “No hay bala de plata y depende de si los países tienen una tasa alta o baja de criminalidad, pero desde luego la inversión social y reducir la impunidad ayudan”, indica el profesor Marcelo Bergman. “Hay que cuidarse del populismo penal, la mano dura y la tolerancia cero. Quien promete remedios a corto plazo no es creíble. Pero tampoco hay que resignarse: el esfuerzo social colectivo puede lograr resultados drásticos en 5 o 10 años”, explica Schedler. Y mientras se avanza, el crimen sigue ahí. Lo saben bien los más ricos. En Latinoamérica ya hay un 50% más de vigilantes privados que agentes de policía. La vida tranquila sólo existe dentro de la burbuja. El lobo anda por las calles. Cualquiera puede ser la próxima víctima. Da igual ir en un buen coche o por una calle respetable. La violencia puede llamar a su ventana. Un culatazo, dos ojos enrojecidos y usted tendrá que decidir. Bajar o no bajar el cristal. “La violencia no se resuelve con balazos”, insiste Salvador Cienfuegos, un general valiente. En una rueda de prensa “fuera de lo común”, el secretario de Defensa de México, explicó que “el Ejército debe volver a los cuarteles y desempeñar las funciones que le corresponden”, que no son otros que la defensa de la nación”; no tuvo reparos en admitir ante los sorprendidos periodistas, en diferentes foros, que el 2020, en plena pandemia del COVID-19, no ha sido un año nuevo para el país por los altos niveles de violencia e inseguridad y ha cuestionado el papel actual de sus tropas en el combate a estos problemas; el presidente de la República, AMLO, es el comandante supremo de las Fuerzas Armadas, integradas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea, tenía hasta ahora la palabra, ante los ‘órdagos’ del general… “No pedimos estar aquí, no nos sentimos a gusto, no estudiamos para perseguir delincuentes, nuestra función es otra y se está desnaturalizando”, no se callaba el jefe Cienfuegos. Hoy, los estadounidenses le han hecho un favor, queriendo o sin querer, al presidente mexicano. El general Salvador Cienfuegos, ex secretario de la Defensa Nacional en el sexenio de Enrique Peña Nieto, fue detenido por autoridades federales de Estados Unidos a su arribo al aeropuerto de la ciudad de Los Ángeles, como resultado de una investigación de corrupción por narcotráfico que desde hace unos años venía llevando a cabo el Departamento de Justicia. Bajo el título ‘Operación Padrino’, la investigación del gobierno estadounidense data de por lo menos hace diez años, antes de que Cienfuegos asumiera como titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), de acuerdo con fuentes fidedignas del Departamento de Justicia que habían narrado la pesquisa a la revista mexicana Proceso. Las investigaciones sobre el caso del general Cienfuegos y otros altos mandos del Ejército mexicano en el sexenio de Peña Nieto iniciaron luego de que la Administración Federal Antidrogas (DEA) empezó a recopilar evidencias para fundamentar los casos de narcotráfico en contra de Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán Loera, uno de los líderes del Cártel de Sinaloa, procesado y sentenciado en una corte federal en Nueva York. Entre tanto, en México funcionarios del Gabinete de Seguridad señalaron estar sorprendidos de este anuncio, toda vez que en no había en marcha ninguna investigación en contra del ex titular de la Sedena durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. “El Cónsul en Los Ángeles me estará informando próximas horas de los cargos. Ofreceremos la asistencia consular a la que tiene derecho. Les mantengo informados”, subrayó Marcelo Ebrard, artífice de las “magníficas relaciones diplomáticas y personales”, la utópica ‘cohabitación’ entre AMLO y Trump, cuya reelección se decidirá en apenas un par de semanas, el ya histórico 3-N. A las 20:47 horas del jueves de esta semana la exjefa de las oficinas en México de The New York Times, Ginger Thompson, informó de la detención del ex secretario de Defensa a través de su cuenta de Twitter. Ebrard y AMLO no se enteraron de la ‘fiesta’ hasta pasadas a las 9 de la noche. No fueron cinco minutos, como cantaba Víctor Jara en ‘Te recuerdo Amanda’, en las calles ensangrentadas de Santiago de Chile, durante el derrocamiento de Salvador Allende por su traidor ministro de Defensa, el general Augusto Puinochet, con el asesoramiento de Henry Kissinger, ex Secretario de Estado de los Estados Unidos, quien sigue ‘trabajando’ todavía hoy a sus 97 años, sino trece minutos… “La vida es eterna en cinco minutos. Suena la sirena. De vuelta al trabajo. Y tú caminando. Lo iluminas todo. Los cinco minutos. Te hacen florecer. Te recuerdo Amanda. La calle mojada. Corriendo a la fábrica. Donde trabajaba Manuel…”.
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De nueva cuenta la alcaldesa de Benito Juárez, Mara Lezama Espinosa, estaría a punto de consumar otro fraude con el millonario negocio de la basura, beneficiando no a una sino a dos empresas con las que estaría íntimamente ligada: Inteligencia México, vinculada a su asesor Carlos Canabal Ruiz, y Red Ambiental, en la que uno de sus hijos sería, aparentemente, uno de los socios. Y es que luego de casi dos años de brindar un mal servicio de recoja de desechos, finalmente el Cabildo que encabeza decidió “intervenir temporalmente” los servicios de Inteligencia México, dando así entrada a la operación de Red Ambiental. Con este movimiento, hecho sin la menor intención de ser transparente, la empresa del exalcalde Canabal Ruiz podría conseguir una indemnización de más de 2 mil millones de pesos por la cancelación del contrato de 20 años que firmó con el exedil Remberto Estrada Barba, mientras que Red Ambiental, de la que no se sabe siquiera cuánto está cobrando por el actual trabajo “temporal”, podría quedarse definitivamente con la concesión, a unos meses de que Lezama busque la reelección o alguna otra candidatura en los comicios del próximo año
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Javier Ramírez
El pasado 14 de diciembre, el Cabildo de Benito Juárez, encabezado por la munícipe Mara Lezama, declaró una “emergencia sanitaria” para el Municipio debido a la acumulación de basura en las calles y aprobó una “intervención temporal” al servicio que brinda Inteligencia México, S.A. de C.V., la empresa que desde hace dos años tiene la concesión del manejo y disposición de la basura.
A los pocos días anunció que otra empresa, denominada Red Ambiental, se encargaría de la recoja de basura con al menos 60 camiones, con los que, dijo, se levantarán unas mil 400 toneladas de desechos al día.
Sin embargo, la alcaldesa nunca se tomó el tiempo para informar las condiciones de la contratación de la referida empresa.
Y es que el hecho de que ahora circulen unidades nuevas rotuladas con los logos del Ayuntamiento parece indicar que en realidad no se trata de una solución “temporal”, sino que el Ayuntamiento estaría retirándole la concesión a Inteligencia México para otorgársela a Red Ambiental, misma que, se dice, tiene entre sus principales socios a uno de los hijos de la alcaldesa Lezama.
La justificación
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Fue este 16 de diciembre cuando, en el Malecón Tajamar, Mara Lezama dio el banderazo de salida a las 60 unidades de la empresa Red Ambiental, con sede en Monterrey, Nuevo León. En el evento, en el que estuvo acompañada de funcionarios municipales, empresarios y personal de la referida empresa, aseguró que se trata de una medida tomada sin improvisación, con la idea de no dar una solución a medias, sino de garantizar una ciudad limpia y no hereda problemas a la próxima administración. Asimismo, aprovechó para asegurar que la actual concesionaria, Inteligencia México, había sido incapaz de ofrecer un servicio eficiente
En un evento efectuado en el Malecón Tajamar, Mara Lezama dio el banderazo de salida de los 60 camiones de la empresa Red Ambiental, misma que se encargará “temporalmente” de la recoja de basura. Aseguró que se trata de una medida tomada sin improvisación, con la idea de garantizar una ciudad limpia y no hereda problemas a la próxima administración, y aprovechó para asegurar que la actual concesionaria, Inteligencia México, había sido incapaz de ofrecer un servicio eficiente para levantar las mil 400 toneladas que se generan a diario tan solo en Cancún, pues apenas tenía capacidad para recoger unas 368 toneladas.
De esta manera, Lezama justificaba la decisión tomada por el Cabildo dos días antes, de “intervenir temporalmente” el servicio de Inteligencia México.
“El Cabildo tomó el toro por los cuernos y ante la emergencia ambiental decidió, con estricto apego a derecho, la contratación inmediata, temporal, de vehículos recolectores y de personal suficiente, de manera directa o por un tercero que tuviera la capacidad técnica, operativa y financiera para garantizar esta función”, aseveró.
Y es que luego de varios meses de espera, la dirección del organismo público descentralizado Solución Integral de Residuos Cancún, Siresol Cancún, había entregado por fin su dictamen sobre las condiciones de la prestación del servicio de Inteligencia México, destacando que el Municipio se encontraba en una situación de “emergencia ambiental”, generada por la acumulación de residuos.
Va concesionaria por millonaria indemnización
Como informamos en ediciones anteriores de este semanario, Inteligencia México, vinculada al exalcalde y empresario Carlos Canabal Ruiz, obtuvo la concesión por 20 años del servicio de recoja de basura en mayo de 2017, gracias a la aprobación del entonces alcalde Remberto Estrada Barba y su Cabildo, por lo que la misma concluirá el 31 de diciembre de 2037.
De acuerdo con el contrato, en caso de que se diera una revocación de la concesión, imputable o no a la empresa, esta recibirá una indemnización de 2 mil 800 millones de pesos, además de que tendría derecho a impugnar el procedimiento ante un tribunal. Y aun si se fuera a juicio, en lo que el tribunal toma una decisión quedaría suspendida la revocación y la empresa continuará otorgando el servicio y, por supuesto, cobrando al Ayuntamiento.
Ni Mara Lezama ni los regidores explicaron en qué consiste la “intervención temporal” a Inteligencia México, pero la concesionaria interpuso dos juicios contenciosos para buscar anular dicha declaratoria.
Uno de ellos fue sobreseído por la Tercera Sala Unitaria del Tribunal de Justicia Administrativa del Estado, por lo que Inteligencia México solicitó un amparo y protección contra el sentido de dicha sentencia. En el segundo juicio contencioso, Inteligencia México defiende la validez del contrato a 20 años, en el que se establece la millonaria indemnización.
Inteligencia México -que apenas el pasado 14 de diciembre anunció que tenía ya 20 nuevos camiones listos para operar en la ciudad- nunca tuvo la capacidad para brindar el servicio que la población de Cancún requería, pero aun así el Ayuntamiento de Mara Lezama continuó pagándole sin falta, con la complicidad de Siresol, cuyo titular hizo todo lo posible por retrasar el dictamen que demostraría el mal desempeño de la empresa
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vos camiones listos para operar en la ciudad- nunca tuvo la capacidad para brindar el servicio que la población de Cancún requería, pero aun así el Ayuntamiento de Mara Lezama continuó pagándole sin falta, con la complicidad de Siresol, cuyo titular hizo todo lo posible por retrasar el dictamen que demostraría el mal desempeño de la empresa.
Otro negocio bajo el agua
Red México, la empresa que comenzó a prestar el servicio de recoja de basura, tiene ahora la tarea de recoger las mil 400 toneladas que se generan en Cancún todos los días, con un personal de 114 operadores, 225 ayudantes, 35 mecánicos y 32 empleados administrativos, que incluye a los trabajadores de Inteligencia México.
Su director, Horacio Guerra Marroquín, quien informó que la empresa tiene 22 años de experiencia y que opera en 30 ciudades del país, dijo que a partir de este 17 de diciembre ya operan en Cancún 60 camiones recogedores modelo 2021, equipados con GPS, los cuales recorrerán 186 rutas para ofrecer servicio a más de 900 mil ciudadanos, 350 mil hogares, 14 mil negocios y más de 40 mil cuartos de hotel.
Sin embargo, no dijo que Red Ambiental es conocida por “actualizar” constantemente el costo de su servicio, como ocurrió en 2016 en Querétaro, donde exigió un incremento del 10.95 por ciento en relación a la tarifa que tenía vigente. Aunque al final las autoridades municipales pelearon en tribunales y el costo quedó en 422 pesos por cada tonelada de basura llevada al relleno sanitario, y no en los 445 pesos que la empresa había solicitado.
Lo peor es que en Cancún se desconoce en qué términos ha sido contratada. Se dice que la temporalidad es de solo 15 días, lo cual le parece absurdo al presidente del Observatorio de Quintana Roo, Eduardo Galaviz Ibarra, quien se preguntó quién movilizaría 60 camiones nuevos, rotulados con logos del Ayuntamiento, y el contrato de cientos de personas, por únicamente 15 días.
Se dice que la temporalidad de los trabajos Red Ambiental es de solo 15 días, lo cual le parece absurdo al presidente del Observatorio de Quintana Roo, Eduardo Galaviz Ibarra, quien se preguntó quién movilizaría 60 camiones nuevos, rotulados con logos del Ayuntamiento, y el contrato de cientos de personas, por únicamente 15 días. Por ello pidió a las autoridades transparentar todo este proceso lo antes posible, para que no vayan a salir más adelante con que sí habrá que indemnizar a Inteligencia México por los millones de pesos estipulados en su contrato de 20 años.
En el mismo sentido se expresó el regidor Issac Janix, quien mediante sus redes sociales informó que hasta el momento ningún integrante del Cabildo, ni mucho menos la descentralizada Siresol, había informado cuánto se pagará por tonelada a Red Ambiental.
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