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El Bestiario Bob Woodward, en su nuevo libro, ‘Rage’, asegura que Donald

de Estado, Rex Tillerson. Mattis fue discretamente a la Catedral Nacional de Washington para orar por su preocupación por el destino de la nación bajo el mando de Trump y, según Woodward, le dijo a Coats: “Puede llegar un momento en que tengamos que tomar medidas colectivas”, ya que Trump es “peligroso”. “No es apto”. En una conversación aparte, contada por Woodward, Mattis le dijo a Coats: “El presidente no tiene brújula moral”, a lo que el director de inteligencia nacional respondió: “Cierto. Para él, una mentira no es una mentira. Es solo lo que piensa. No sabe la diferencia entre la verdad y la mentira”. Woodward describe la experiencia de Coats como especialmente tormentosa. Coats, un exsenador de Indiana, fue reclutado para la administración por el vicepresidente Mike Pence, y se cita a su esposa recordando una cena en la Casa Blanca cuando interactuó con Pence. “Solo lo miré, como diciendo ‘¿cómo puedes digerir esto?’” dijo Marsha Coats, según Woodward. “Solo lo miré como diciendo ‘esto es horrible’. Quiero decir, hicimos contacto visual y creo que lo entendió. Y me susurró al oído: ‘Mantén el rumbo’”. Pence fue un impulsor constante del presidente en público y en privado en el libro de Woodward. Cuando Coats consideró renunciar debido al manejo de Rusia por parte de Trump, Pence lo instó a “mirar el lado positivo de las cosas que ha hecho. Pon más atención a eso. No te puedes ir”. La aversion fue mutua. “Sin mencionar que mis jodidos generales son un montón de cobardes. Se preocupan más por sus alianzas que por los acuerdos comerciales”, le dijo Trump al asesor comercial de la Casa Blanca, Peter Navarro, según Woodward.

‘Alicia en el país de las maravillas’ es muy importante para entender la presidencia de Trump, según el yerno y asesor principal del presidente

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Woodward cita a Jared Kushner, yerno y asesor principal del presidente, diciendo: “Las personas más peligrosas alrededor del presidente son idiotas demasiado confiados”, lo que Woodward interpreta como una referencia a Mattis, Tillerson y el ex director del Consejo Económico Nacional, Gary Cohn. Kushner era un blanco frecuente de la ira entre los miembros del gabinete de Trump, quienes lo veían como poco confiable y débil al tratar con jefes de Estado. A Tillerson le resultó “nauseabundo ver el trato cordial de Kushner con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Me revolvió el estómago”, según Woodward. A Kushner se le cita extensamente en el libro reflexionando sobre su suegro y el poder presidencial. Woodward escribe que Kushner le advirtió a la gente que uno de los textos de orientación más importantes para entender la presidencia de Trump era ‘Alicia en el país de las maravillas’, una novela sobre una niña que cae por la madriguera de un conejo. Destacó al gato de Cheshire, cuya estrategia era la resistencia y la perseverancia, no la dirección. El libro describe las fallas y los pasos en falso del Gobierno Trump durante la pandemia, incluidas las decisiones y

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acciones de Pottinger, el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Robert Redfield, el experto en enfermedades infecciosas Anthony S. Fauci y otros. En un momento, Fauci le dice a otros que el presidente “está en una frecuencia distinta” y desenfocado en las reuniones, con un liderazgo “sin timón”, según Woodward. “Su período de atención está en números negativos”, dijo Fauci, según Woodward. “Su único propósito es ser reelegido”.

En su entrevista final, el 21 de julio, Trump le dijo a Woodward: “El virus no tiene nada que ver conmigo. No es mi culpa”

En una reunión en el Despacho Oval relatada por Woodward, después de que Trump hiciera declaraciones falsas en una rueda de prensa, Fauci dijo frente a él: “No podemos permitir que el presidente esté ahí afuera siendo vulnerable, diciendo algo que le va a pasar factura”. Pence, Kushner, el jefe de gabinete Mark Meadows y el asesor principal de políticas Stephen Miller se tensaron de inmediato, escribe Woodward, sorprendidos de que Fauci hablara con Trump de esa manera. Woodward describe a Fauci como particularmente decepcionado con Kushner por hablar como un porrista, como si todo estuviera bien. En junio, mientras el virus se propagaba salvajemente de costa a costa y el número de casos se disparaba en Arizona, Florida, Texas y otros estados, Kushner dijo sobre Trump: “El objetivo es hacer que su cabeza pase de gobernar a hacer campaña”. Woodward escribe que el senador Lindsey O. Graham (republicano por Carolina del Sur) sugirió que el expresidente George W. Bush hablara personalmente con Trump sobre los esfuerzos mundiales en materia de vacunas, pero Bush objetó. “No, no”, le dijo Bush a Graham, según Woodward. “Él malinterpretaría todo lo que podría decir”. En su entrevista final, el 21 de julio, Trump le dijo a Woodward: “El virus no tiene nada que ver conmigo. No es mi culpa”. La periodista Aishvarya Kavi escribía días atrás, en el The New York Times, un análisis político sobre las cinco claves del nuevo libro sobre Donald Trump, ‘Rage’. El periodista Bob Woodward revela que el presidente trató de restarle importancia a la gravedad del coronavirus y denigró repetidamente al ejército de Estados Unidos. El presidente Trump describió al periodista Bob Woodward su química con el líder norcoreano, Kim Jong-un, así: “Tú conoces a una mujer. En un segundo, sabes si va a pasar algo o no”. “Esta cosa es mortal”, dijo el presidente estadounidense, Donald Trump, sobre el coronavirus en una entrevista realizada el 7 de febrero con el periodista Bob Woodward para ‘Rabia’, su próximo libro. Pero lo que el mandatario le decía al público, en ese entonces, era una historia completamente diferente. Luego Trump admitiría ante Woodward que, públicamente, “siempre quería” minimizar la severidad del virus. Trump permitió que Woodward tuviese acceso a altos funcionarios dentro de la Casa Blanca, lo cual revelaría el funcionamiento interno del presidente y su gobierno.

“Apenas hoy y ayer, surgieron algunos datos alarmantes. No solo afecta a los mayores y ancianos. A la gente joven también, a mucha gente joven”

“A inicios del año, Trump minimizó los riesgos del coronavirus ante el pueblo estadounidense. A pesar de saber que el virus era ‘mortal’ y altamente contagioso, en repetidas ocasiones, Trump dijo públicamente lo contrario e insistió en que el virus desaparecería pronto. ‘Siempre quise restarle importancia’, le dijo Trump a Woodward el 19 de marzo. ‘Todavía me gusta restarle importancia, porque no quiero generar pánico’. Y mientras declaraba en público que los niños eran ‘casi inmunes’ al virus, Trump le dijo a Woodward en marzo: ‘Apenas hoy y ayer, surgieron algunos datos alarmantes. No solo afecta a los mayores y ancianos. A la gente joven también, a mucha gente joven’. En abril, cuando comenzó a pedir la reapertura del país, Trump le dijo a Woodward que el virus ‘se transmite tan fácilmente, que ni siquiera lo creerías’. Dos altos funcionarios pensaron que el presidente era ‘peligroso’ y consideraron pronunciarse públicamente…”, explica Aishvarya Kavi. El general Jim Mattis, exsecretario de Defensa de Trump, lo describió como “peligroso” e “incapaz” de ejercer la presi-

dencia en una conversación con Dan Coats, quien era el director nacional de inteligencia en ese entonces. El mismo Coats estaba atormentado por los mensajes que el presidente publicaba en su cuenta de Twitter y creía que el enfoque moderado de Trump hacia Rusia reflejaba algo más siniestro, que quizás Moscú sabía “algo” sobre el mandatario. “Quizás en algún momento vamos a tener que tomar una posición y pronunciarnos”, le dijo Mattis a Coats en mayo de 2019, según lo que relata el libro. “Podría llegar un momento en el que tengamos que actuar colectivamente”. Trump denigró repetidamente a las Fuerzas Armadas estadounidenses y a sus generales de más alto rango. Woodward cita una conversación de 2017 entre Trump y su asesor comercial, Peter Navarro, en la que el mandatario denigró a los altos funcionarios militares. “Les importan más sus alianzas que los acuerdos comerciales”, aseguró el presidente. Y en una conversación con Woodward, Trump llamó “idiotas” a los militares de su país por el alto costo que pagaron para proteger a Corea del Sur. Woodward escribió que le sorprendió cuando, en referencia al país asiático, el mandatario dijo: “Lo estamos defendiendo, estamos permitiendo que exista”. Woodward también informa que Trump reprendió duramente a Coats después de una rueda de prensa sobre la amenaza que Rusia representaba para el sistema electoral estadounidense. Aparentemente, Coats reveló más información de lo que había acordado previamente con el presidente.

El presidente insistió que la economía había sido positiva para los afroestadounidenses antes de la cri sis económica del Covid-19

Cuando se le preguntó sobre el dolor “que los afroestadounidenses sienten en este país”, Trump no pudo expresar empatía. Woodward señaló que tanto él como Trump eran hombres “blancos privilegiados” y le preguntó al mandatario si estaba trabajando para “entender la rabia y el dolor que sienten, particularmente, los afroestadounidenses en este país”. Trump le contestó que no y añadió: “Así que te creíste todo ese cuento, ¿no? Solo escúchate. Vaya. No, no siento nada de eso”. Woodward afirma que intentó convencer al presidente para que expresara su opinión sobre el tema racial. Pero Trump solo insistió, una y otra vez, en que la economía había sido positiva para los afroestadounidenses antes de que el coronavirus causara una crisis económica. Woodward obtuvo información sobre la relación de Trump con los líderes de Corea del Norte y Rusia. Trump le proporcionó a Woodward detalles acerca de la correspondencia que mantiene con el líder norcoreano, Kim Jong-un, en la que los dos hombres se adulan mutuamente. Kim escribió en una de las cartas que su relación con Trump era como una “película de fantasía”. Al describir su simpatía por Kim, Trump aseguró: “Tú conoces a una mujer. En un segundo, sabes si va a pasar algo o no”. Trump también se quejó de las múltiples investigaciones en torno a los vínculos entre su campaña y Rusia, y dijo que perjudicaban sus habilidades como presidente y su relación con el mandatario ruso, Vladimir Putin. “En una reunión, Putin me dijo: ‘Es una lástima, porque yo sé lo difícil que es para ti llegar a un acuerdo con nosotros’. Le respondí que tenía razón…”, relató Trump.

Estados Unidos, cerca de los 200,000 fallecidos, con 199,255 muertos, y 6,764,198 casos detectados, según la Universidad Johns Hopkins

Estados Unidos se aproxima ya a los 200,000 fallecidos por la Covid-19, con 199,255 muertos, y 6,764,198 casos detectados en el país, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins. Este balance del domingo 20 de septiembre es de 41,661 contagios más que el jueves y de 778 nuevas muertes. Pese a que Nueva York ya no es el estado con un mayor número de contagios, sí que sigue como el más golpeado en cuanto a muertos en Estados Unidos con 33,081, más que en toda Francia, España o Perú. A Nueva York le siguen en número de fallecidos -de acuerdo con el mapa de la Johns Hopkins- la vecina Nueva Jersey (16,064), Texas (15,051), California (15,015) y Florida (13,287). Otros Estados con un gran número de muertos son Massachusetts (9,295),

Illinois (8,672), Pensilvania (7,940) y Michigan (6,969). En cuanto a contagios, California lidera la lista con 783,242, seguido de Texas con 707.548, mientras que el tercero es Florida con 681,233, y Nueva York cuarto con 449,038. El balance provisional de fallecidos -199,255- supera con creces la cota más baja de las estimaciones iniciales de la Casa Blanca, que proyectó en el mejor de los casos entre 100,000 y 240,000 muertes a causa de la pandemia. El presidente estadounidense, Donald Trump, rebajó esas estimaciones y se mostró confiado en que la cifra final estaría más bien entre los 50,000 y 60,000 fallecidos, aunque luego auguró hasta 110,000 muertos, un número que también se ha superado. Por su parte, el Instituto de Métricas y Evaluaciones de Salud (IHME) de la Universidad de Washington, en cuyos modelos de predicción de la evolución de la pandemia se fija a menudo la Casa Blanca, calcula que para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre Estados Unidos habrá superado los 258,000 fallecidos y para el 31 de diciembre los 400,000.

La última vez que el Gobierno norteamericano tuvo que hacer frente a una pandemia en suelo esta dounidense fue en 2009, con la gripe porcina o H1N1

El Covid-19 es un virus nuevo, pero la respuesta tanto a nivel local, estatal, nacional e internacional no lo es y, por lo tanto, en términos de planeamiento y preparación resulta bastante familiar. Las prácticas y los procedimientos se han ido perfeccionando en previos brotes, como el de la tuberculosis, la H1N1 y el Ébola. Cada una fue una oportunidad para aprender algo nuevo. Sin embargo, los signos de alerta de que EE UU no estaba preparada para afrontar una pandemia de estas características llevan parpadeando más de una década, apuntando en buena medida a su sistema sanitario. Además, a lo largo de múltiples administraciones -no sólo de la Administración Trump- los gobiernos de EE UU no han dado prioridad a estar de antemano preparados para una pandemia. Por lo general, el flujo de fondos que se destinan a mitigar o contener una situación así suelen venir siempre después de que la crisis ha estallado. En este sentido, la declaración de emergencia de

Donald Trump sigue el patrón de crisis previas -SRAS, MERS, H1N1, Ébola, Zika- que liberaron miles de millo nes de fondos federales hasta que todo acabó y se olvidó. Aunque EE UU tiene desde hace años una estrategia nacional para la gripe pandémica, los manuales de es trategia no suelen incluir una financiación, sostenida en el tiempo, para adquirir una capacidad de preparación y respuesta ante una situación de emergencia. Aunque algunos, como Barack Obama, lo intentaron. La última vez que el Gobierno de EE UU tuvo que hacer frente a la explosión de una pandemia en sue lo estadounidense fue en 2009, con la gripe porcina o H1N1. Obama estaba aún completando su gobierno cuando en primavera tuvo que reaccionar ante un gran reto que puso en evidencia los vacíos en la capacidad de EE UU de fabricar con rapidez vacunas, y afrontar la escasez de máscaras y suministros vitales para los hospitales. Pero una semana después del primer caso en EE UU, la FDA aprobó el test de diagnóstico, a las dos semanas se declaró la emergencia sanitaria y los CDC publicaron directrices para cerrar escuelas. Los crí ticos acusaron a Obama de excederse en la amenaza y se criticó la sobreactuación de Washington. En agosto de 2009 el Consejo Asesor del presidente en Ciencia y Tecnología estimó que podrían morir entre 30,000 y 90,000 personas. Cuando la epidemia en EE UU se dio por finalizada, 60 millones de personas se infectaron y aproximadamente 13.000 murieron. Cinco años des pués estalló la crisis del Ébola en África Occidental. De nuevo Obama respondió a una crisis, cuyo principal foco estaba fuera de sus fronteras, para proteger a los es tadounidenses en casa. Había múltiples departamentos y agencias con una labor que hacer pero que apenas se hablaban entre ellas, una enorme orquesta llena de talentos sin que nadie les dirigiera. Para traer orden y harmonía puso al frente a Ron Klain, una especie de “zar de la epidemia” dentro de la Casa Blanca que lide raría una estrategia federal para el Ébola. Klain estableció los roles y los presupuestos de las varias agencias, con una persona al mando en cada país azotado por el Ébola y en EE UU. La orquesta empezó a tocar y todos en la misma tonalidad. Fue entonces Donald Trump el que provocó el miedo, criticó duramente a Obama, y se mostró a favor de abandonar a los ciudadanos estadou nidenses infectados y expuestos sin traerles a casa para ser tratados.

Durante la crisis del Ébola, Barack Obama configuró un grupo permanente de seguridad de salud global, disuelta por Trump

Aprovechando la experiencia y lo que se constru yó durante la crisis del Ébola, la Administración Obama configuró un grupo permanente de seguridad de salud global en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca al que por entonces se había unido el equipo del Consejo de Homeland Security con la idea de que los asuntos de seguridad no entendían de fronteras (y me nos las pandemias). Este grupo estaba en permanente consulta con los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) y los CDC y contaba con el ase soramiento diplomático del Departamento de Estado. La calidad de la relación y de los procesos interagenciales serían fundamentales para que éxito o el fracaso de cri sis futuras. De esta burocracia no queda nada. Cuando comenzó a rodar la Administración Trump, el presidente no tardó en mostrar interés por recortar la ayuda inter nacional que el gobierno federal gastaba para prevenir posibles brotes epidemiológicos a través de los NIH, los CDC, la Agencia de EE UU para el Desarrollo (USAID, por sus siglas en inglés) y Naciones Unidas. Empezó a dejar sin cubrir varios puestos en salud pública mientras los expertos advertían que se estaba cometiendo un gran error. Los esfuerzos de la Casa Blanca por reducir la fi nanciación de los programas de seguridad sanitaria global de la era Obama continuaron en 2018, enviando un potente mensaje al mundo de que, en este terreno, EE UU no estaba dispuesto a poner demasiado de su parte. Cuando la República Democrática del Congo anunciaba un nuevo brote del Ébola, Timothy Ziemer, que lideraba la seguridad de salud global en el Consejo de Seguridad Nacional, salía de la Casa Blanca y se disolvía su equipo. John Bolton, entonces asesor de Seguridad Nacional, había decidido remodelarlo. La salida de Ziemer junto con la del asesor Tom Bossert, eliminaba a las dos per sones que estarían a cargo de la respuesta ante una pandemia desde la Casa Blanca. La sección global de los CDC fue drásticamente reducida en 2018, con la mayor parte del equipo despedido y reduciendo el número de países en los que trabajaba de 49 a 10. Y lo mismo ocu rrió con otras agencias y programas federales. Bill Gates se había reunido repetidamente con Bolton y su predecesor, McMaster, alertando sobre los recortes en la infraestructura de salud global, advirtien do sobre la posibilidades de que se diera una larga y letal pandemia. El ‘think-tank’ -centro de investigación

geopolítica- CSIS advirtió sobre la gravedad por la falta de preparación de EE UU, debiendo invertir ahora y ganar protección y seguridad o esperar a la siguiente epidemia y pagar un precio mucho más alto en coste humano y económico.

Hasta hace poco, la ayuda internacional y en particular la destinada a salud global había forta lecido el liderazgo de EE UU

De no haberse desmantelado esa estructura formal en la Casa Blanca, EE UU quizá hubiera estado en una mejor posición para entender lo que estaba pasando y habría actuado de forma más rápida. Al carecer de ella, la Administración Trump improvisó un Cuerpo Especial del Coronavirus, inicialmente liderado por Alex Azar, secretario de Salud y Servicios Sociales (HHS, por sus siglas en inglés), junto con representantes de los CDC, del Departamento de Estado, del Departamento de Ho meland Security, la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB) y el Departamento de Transporte. No se sabía muy bien cómo iba a funcionar, pero pronto surgieron los roces por quiénes estaban y quiénes faltaban, so bre quién aparecía en televisión o quién respondía a las preguntas de los periodistas. Los republicanos del Con greso pedían una respuesta más contundente y Trump decidió entonces poner al frente al vicepresidente Mike Pence, mientras volvía a cambiar a su jefe de Gabinete, Mick Mulvaney, por Marck Meadows. Todo esto ha generado muchos fallos en la comu nicación sobre lo que se estaba haciendo, junto con la ausencia de directrices sobre cómo actuar, por lo que se ha vuelto a perder un tiempo valioso. Afortunada mente, comienzan a solventarse los problemas gracias al buen trabajo del vicepresidente Pence, que se reúne a diario con gobernadores y expertos, y trata de lidiar con la crisis y con el presidente. Ningún país por sí solo va a poder resolver esta situación y es necesaria una respuesta cooperativa internacional, liderada o no por EE UU. Hasta hace poco, la ayuda internacional y en particular la destinada a salud global había fortalecido el liderazgo de EE UU. Los miles de millones gastados en el President’s Emergency Plan for AIDS Relief (PE PFAR) hizo que George W. Bush sea hoy en día una de las figuras más populares de África. Los científicos asiáticos y africanos educados en las universidades de EE UU o apoyados por los NIH y la USAID de vuelta a

sus países, forjaron fuertes lazos y colaboración con las instituciones de EE UU para avanzar en el interés cien tífico, académico y educativo. En 2019, EE UU publicó su propia Estrategia de Seguridad de Salud Global, en la que precisamente se subraya el continuo compromi so de los gobiernos estadounidenses con los esfuerzos para establecer y mantener una capacidad de seguri dad de la salud global.8 Este marco para trabajar en la mejora de las capacidades nacionales e internacionales no va acompañado, sin embargo, de programas especí ficos, ni de fondos, ni de prioridades. Y por lo que se ha visto hasta ahora, el presidente no parece tener ningún interés en implementarla.

Caló el mensaje que se difundió desde la Casa Blanca de minimizar el riesgo que suponía la pro pagación del Covid-19 en EE UU

En circunstancias normales, una crisis de estas características habría empujado a EE UU a asumir el liderazgo internacional movilizando de recursos y reu niendo a los países para remar en la misma dirección. Ese fue el caso tras el tsunami en el Sureste asiático, en la crisis financiera de 2008 y tras el brote del Ébola en 2019. Ahora no quiere ser más el director de orques ta de una comunidad internacional de la que tampoco parece querer formar parte. Según un diario alemán,

el presidente Trump trató de persuadir a una empresa alemana que trabajaba en una vacuna contra el corona virus para que trasladara la investigación de Europa a EE UU. Según el diario, la intención era eventualmente tener una vacuna solo para “América”. No está claro qué es lo que pasó exactamente, pero dado el compor tamiento de la actual Administración parecer plausible tal comportamiento. A ello le podemos sumar que en Italia es China, y no EE UU quien envía equipos médi cos y asistencia a un sistema sanitario al límite. O que las restricciones a los vuelos procedentes de Europa se decidieron unilateralmente sin ningún tipo de consulta previa ni coordinación o ni siquiera advertencia a Bru selas y socios europeos. EE UU está demostrando que no es un socio fiable. Pero el Covid-19 le ha tirado por los suelos su teoría de “América primero”, con la falsa premisa de que el bienestar y los intereses de EE UU pueden quedar protegidos y defendidos de forma sepa rada del bienestar del resto del mundo. Según una encuesta de NBC/Wall Street realizada entre el 11 y el 13 de marzo, ante la pregunta “¿está preocupado porque su familia coja el coronavirus?, el 69% de los demócratas afirmó que sí, y el 40% en el caso de los republicanos. Uno de los motivos de esta di ferencia puede ser el hecho de que muchos republicanos viven en áreas rurales, pero otro motivo es que caló el mensaje que persiguió durante semanas Donald Trump de minimizar el riesgo que suponía la propagación del Covid-19 en EE UU. Afortunadamente, el país se prepa ra ya para hacer frente a una situación de emergencia nacional. Desafortunadamente, el brote del coronavirus se ha desencadenado en un clima político polarizado y surge la pregunta de cómo van a reaccionar los esta dounidenses ante una crisis oficialmente declarada, y si ésta les unirá o les alejará aún más. Ahora la principal preocupación de Trump es la economía. Después de que la Reserva Federal recortara los tipos casi a cero, el go bierno pretende inyectar una cifra record de miles de millones de dólares, incluidos cheques a cada estadou nidense. Todo para evitar que, en un año electoral, la propagación del coronavirus abra la caja de Pandora de una economía aparentemente en plena forma que ocul ta muchos desequilibrios sociales. Además de las medidas financieras, Trump debe mostrarse más presidencialista y más convencional que nunca. En una situación tan extraordinaria, los estadounidenses quieren y espe ran ver más gobierno, más leyes y más instituciones.

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Esto choca con la manera poco convencional de Trump de gobernar y de entender el gobierno, y con el men saje que ha mandado a sus votantes en los últimos tres años. Si quiere ganar en noviembre, no puede dejar al americano medio que le votó en 2016 solo frente a una inevitable crisis financiera y a un sistema sanitario que no responde. “Donald Trump descartó la posibilidad de liderar una respuesta internacional a la propagación del virus y abandonó a sus propios aliados occidentales en esta lucha. Pero se encuentra frente a un problema y a un reto que no puede ignorar: dar una respuesta a su país. Una respuesta que, de ser eficaz, le garantizaría su reelección y, de no serlo, le echaría sin miramiento…, declaraba Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano de Madrid, España.

Un empresario de lengua desatada y excla mación fácil llegó a la Casa Blanca con la gorra del granjero que acaba de aparcar su John Deere

El enigma de Donald Trump es tan inexplicable que para resolverlo es más sencillo reducir su imagen a la mitad. A ese perfil que se multiplica incesante y mo nolítico en las portadas de medio mundo. El flequillo imposible. La boca convertida en un rugido. Apenas dos arañazos como ojos. Bastan unas líneas para intentar resumir su esencia, ese poso de extrañeza que produce un cambio de frecuencia en la realidad. Su perfil se re pite como un icono. Como se repetía el del director de cine de suspense Alfred Hitchcock. Como un esquema del alma. Parece que los ilustradores y los fotógrafos hubieran quedado hipnotizados por ese trazo en zigzag, del pelo a la papada. Y al mismo tiempo, hay algo de lección aprendida del antiguo Egipto: atrapar en un úni co envés del rostro eso que en la época de los faraones se llamaba ‘ka’, el aliento vital. Pero el espíritu de Trump es escurridizo y desconcertante. Y la cara de la luna que nos ofrece solo deja claro que hay otra que no podemos ver. La cara del día de mañana, la de qué-más-puedepasar. La cara del poder. Porque la representación de perfil siempre ha sido una metáfora de la autoridad. Circula cada día en nuestras manos en forma de mo neda con una reina, un presidente, un príncipe, un emperador. Lo sabía bien Louis David al pintar a Napoleón coronándose en Notre Dame de París. Y los mecenas de los artistas italianos que exigían ser retratados de perfil. El perfil muestra mejor los rasgos más caracte rísticos y reveladores. Intenta contener la esencia. Lo cuenta Plinio, el Viejo, cuando fabula sobre el origen de la pintura. Corinto, una muchacha, un amante que se va, una alcoba, una vela. Y la doncella, que no quiere separarse de su amado, dibuja su sombra en la pared. Con la aspiración de que esa silueta retenga algo de él. Pero lo que el perfil gráfico de Trump parece mos trarnos es perturbador. Recuerda a aquello que explicaba Platón cuando comparaba la pintura imitativa con la magia. Solo puede producir fantasmas. Dobles del ser real. Y quizá ahí reside la inquietud: en que el pre sidente de Estados Unidos parece más bien el doble de un presidente convencional. El ‘Doppelgänger’ de lo que se espera que sea quien se sienta en el despacho oval. ‘Doppelgänger’ es el vocablo alemán para definir el do ble fantasmagórico o sosias malvado de una persona viva. La palabra proviene de ‘doppel’, que significa doble y ‘gänger’: andante. Su forma más antigua, acuñada por el novelista Jean Paul en 1796, es ‘Doppeltgänger’,

el que camina al lado... Toda esa extrañeza que produce Trump, la que palpita incansable en su efigie reducida a la mitad, se puede explicar con un texto de Freud: ‘Das Unheimli che’. La palabra resulta indomable en nuestro idioma. Tiene tantas aristas, hasta en alemán, que Freud busca en los diccionarios europeos su traducción. La solución que encuentra para el castellano no desenmascara to dos sus matices: sospechoso, de mal agüero, lúgubre, siniestro. Aunque ‘Das Unheimliche’ va más allá de lo siniestro. La voz original está cargada con el poder de la extrañeza. La misma que se despierta ante la improba ble pero rotunda imagen de Donald Trump. El término contiene el horror de lo cotidiano. Aquello que nos asus ta porque creíamos conocer, porque parecía familiar y, sin embargo, deja entrever un halo de irregularidad. Una zozobra. Una rareza que se sale de la norma, una distorsión que hace saltar la onda de un patrón. Como un personaje que recita un papel que es de otra obra, con un tono que no le corresponde. Una alteración que difumina los límites entre la ficción y la realidad. Y ese límite parece haberse resquebrajado desde que, el 20 de noviembre, un empresario de lengua desatada y ex clamación fácil llegó a la Casa Blanca con la gorra del granjero que acaba de aparcar su John Deere en cual quier cuneta del Medio Oeste.

El presidente ha sido sustituido por la línea de su perfil, un doble distorsionado da terror, lo saben Sigmund Freud y Stephen King

Desde aquel día la América demócrata se pregunta cómo ha podido suceder, cuándo llegará el momento de despertar, qué más puede pasar. Todo puede pasar. ‘Das Unheimliche’ tiene también la condición de lo in esperado, del sueño que se enreda con un giro improbable de guión. La palabra lleva pegado el temor de lo que permanece oculto, lo que está escondido y emerge para nuestro espanto. Lo que subyace amenazante bajo la delicada capa de lo tangible. El hielo que se rompe bajo nuestros pies. Como una presidencia que parece desafiar la verosimilitud. Trump no se comporta como los demás. Esa es, en parte, la razón de su éxito pero también la raíz del desasosiego. Firma órdenes ejecuti vas como si fuera Pierpont Morgan rubricando contratos

para el ferrocarril. Elige a un juez del Supremo con la parafernalia mediática de un ‘reality show’. Enciende y apaga la luz de su estancia en la Casa Blanca cuando se lo piden en un programa de televisión. Estrecha la mano con la tenacidad del levantador de pesas de un ‘freak show’ o de una exhibición de deporte rural vasco en las campas del Santario de Arrate, en la ciudad armera de Eibar, Gipuzkoa. Es uno y lo contrario. Millonario y héroe del obrero desengañado. Empresario en una to rre dorada que no ha perdido la punzada ominosa del adolescente de Queens. Hasta su retórica se aparta de la norma presiden cial. Se sostiene en monosílabos recurrentes. En un ‘staccatto’ efectivo y machacón. First, fake, sad!, right, great, look. Su lenguaje parece desmañado y casual, pero no lo es. Sabe lo que hace cuando apela a la se gunda persona, cuando deja la frase sin acabar para que la termine el espectador, cuando dispara una pa labra como un puñetazo antes del punto final, cuando reniega de la subordinación. Huye de la sofisticación lingüística del político convencional. Otra vez, la extra ñeza en lo conocido. Otra vez, ‘Das Unheimliche”. Esa aparente simplicidad de su discurso está también en su perfil. Trump es como aquella señora de la que ha blaba Gilbert Keith Chesterton, más conocido como G. K. Chesterton, escritor y periodista británico de inicios del siglo XX. Cultivó, entre otros géneros, el ensayo, la narración, la biografía, la lírica, el periodismo y el libro de viajes. Se han referido a él como el ‘Príncipe de las paradojas’. “La imaginamos siempre de perfil, como el filo de un puñal”. Y el filo corta el continuo de la rea lidad porque no está en su lugar. Se convierte así en la versión inesperada del personaje. En el doble dis torsionado sin la solemnidad del hombre más poderoso del mundo. El doble que, según Sigmund Freud, es un objeto de terror. Lo sabe bien el maestro de todo esto, Stephen King: el peor tipo de miedo es cuando llegas a casa y te das cuenta de que todo lo que tienes ha sido reemplazado por una copia exacta. Pero distinta. Como el presidente que ha sido sustituido por la línea, afilada como un relámpago, de su perfil.

@SantiGurtubay @BestiarioCancun www.elbestiariocancun.mx

CARLOS MARIO Y EL PVEM, CÍNICOS MERCENARIOS DE LA POLÍTICA

Luego de año y medio fuera de la escena política, tras concluir un mediocre periodo como diputado local, Carlos Mario Villanueva Tenorio reaparece ahora bajo las siglas del Partido Verde Ecologista de México, que lo designó como su delegado en la zona sur de la entidad sin tomarle la menor importancia a su negro historial como alcalde de Othón P. Blanco, Municipio que dejó en la ruina hace casi 10 años al negociar un empréstito de 272 millones de pesos y aumentar en mil millones la deuda de la concesión de luminarias LED. No es ninguna sorpresa, sobre todo porque, para el saqueo y la opacidad los del verde se pintan solos, como se ha visto ya en personajes como Remberto Estrada Barba y Laura Fernández Piña en Benito Juárez y Puerto Morelos, respectivamente. Carlos Mario es el ejemplo perfecto de que de poco o nada sirve tener un marco jurídico para castigar el desfalco a las administraciones públicas si este no sirve para castigar a los responsables y sí, por el contrario, protege a los delincuentes.

Sólo el Verde Ecologista de México, especializado en recibir a cuanta paria de la política se le cruza en frente, podía darle otra oportunidad a Carlos Mario Villanueva Tenorio, ahora como delegado de dicho partido en la zona sur del Estado. El dirigente, José de la Peña Ruiz de Chávez, aseguró que la llegada del ex militante del Partido Encuentro Social tiene el objetivo de dar resultados a la población en los Municipios de Othón P. Blanco, Bacalar, José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto.

Javier Ramírez C omo si nada hubiese pasado,

Carlos Mario está de vuelta en la escena política local. Sólo el Verde Ecologista de México, especializado

en recibir a cuanta paria de la política se le cruza en frente, podía darle otra oportunidad.

Y es que el desfalco que cometió durante su administración en el Municipio de Othón P. Blanco quedó impune, pese a que a se de -

Villanueva Tenorio es, sobre todo, un consumado delincuente de la política. Y así quedó demostrado durante su paso por la Alcaldía de Othón P. Blanco en el periodo 2011-2013. A mediados de 2013, poco antes de que finalizara su periodo como munícipe, trascendió que suspendió el pago de las quincenas de los delegados y subdelegados del Ayuntamiento, argumentando que no había dinero, a pesar de que había solicitado y recibido un empréstito por 272 millones de pesos con el que supuestamente solventaría deudas. No fue así, puesto que además del impago a los funcionarios y no entregar compensaciones a los trabajadores de confianza, dejó de pagar más de 40 millones de pesos a los entonces proveedores.

tallaron irregularidades financieras por unos 200 millones de pesos. La propia Auditoría Superior del Estado de Quintana Roo (Ase qroo) realizó observaciones de la cuenta pública de 2012 por 140 millones de pesos, pero no hubo castigo para él ni para sus cóm plices, responsables de la quiebra financiera que se resiente hasta el día de hoy.

Pero es posible que en esta ocasión la de cisión de incluirlo en el Verde Ecologista termine por restarle fuerza en lugar de atraer votantes, principalmente si, como todo indi ca, se convierte en candidato a una diputación federal.

Nueva “estrella” del Verde

El pasado 23 de septiembre, el dirigen te del Partido Verde Ecologista de México (PVEM) en la entidad, José de la Peña Ruiz de Chávez, presentó en conferencia de prensa celebrada en Chetumal al exedil y exdiputa do local Carlos Mario Villanueva Tenorio como delegado de dicho partido en la zona sur del Estado.

Cuestionado sobre la razón de su adhe sión al Verde, Ruiz de Chávez rechazó que se trate de un “matrimonio por conveniencia”

para atraer a los simpatizantes de su padre, Mario Ernesto Villanueva Madrid, quien ha visto incrementar su fuerza política en los úl timos meses en Chetumal.

Aseguró que la llegada del ex militante del Partido Encuentro Social tiene el objetivo de dar resultados a la población en los Muni cipios de Othón P. Blanco, Bacalar, José María Morelos y Felipe Carrillo Puerto, razón por la que también invitó a la empresaria y gestora social Tania Casa Madrid, quien se perfila como candidata del partido a la presidencia municipal de Bacalar.

Por su parte, Villanueva Tenorio aclaró que aún no militaba en el Verde, aunque en los siguientes días haría oficial su afiliación porque, dijo, “no por nada Villanueva se es cribe con v de verde”.

Comentó que en todos los partidos po líticos hay crisis por la falta de credibilidad ciudadana, pero que su trabajo le permitirá cosechar resultados dentro del Verde.

Y es que, su nuevo encargo lo vuelve candidato natural a contender por la diputa ción federal del Distrito 02, en las elecciones del próximo año.

Desfalco, impune

Pero a pesar de lo que pueda decir, Vi llanueva Tenorio es, sobre todo, un consumado delincuente de la política. Y así quedó demostrado durante su paso por la Alcaldía

Los regidores panistas en la administración de Espinosa Abuxapqui, Mayuli Martínez Simón, José Hadad Estefano y Fernando Zelaya Espinosa, solicitaron información las modalidades de contratos y pagos realizados a la empresa Avances Lumínicos, encargada del alumbrado público en el Municipio, así como una lista de los proveedores en 2013, incluyendo cuánto se les pagó y cuánto se les adeuda. Asimismo, pidieron un reporte sobre en qué se gastó el empréstito de 272 millones de pesos, señalando que no era posible que Villanueva Tenorio quedase impune por los desvíos cometidos, pues como alcalde estaba enterado de todas las irregularidades cometidas en la dirección de Obras Púbicas, así como en el zoológico, la funeraria y el rastro municipales.

de Othón P. Blanco en el periodo 2011-2013. A mediados de 2013, poco antes de que finalizara su periodo como munícipe, trascen dió que suspendió el pago de las quincenas de los delegados y subdelegados del Ayunta miento, argumentando que no había dinero, a pesar de que había solicitado y recibido un empréstito por 272 millones de pesos con el que supuestamente solventaría deudas.

No fue así, puesto que además del im pago a los funcionarios y no entregar compensaciones a los trabajadores de confianza, dejó de pagar más de 40 millones de pesos a los entonces proveedores.

Su sucesor, el también infame E se en cargó de presentar pruebas de las inconsistencias halladas en la Comuna. “Se encontraron malos manejos, desorden en el gasto corriente, problema con otras instancias institucionales, como el Seguro Social, el ISSSTE y Hacienda, y compromisos que se fueron acumulando”, expuso. Esto derivó en el recorte salarial y despidos de decenas de empleados.

Los regidores panistas en la administra ción de Abuxapqui, Mayuli Martínez Simón, José Hadad Estefano y Fernando Zelaya Espi nosa, solicitaron información las modalidades de contratos y pagos realizados a la empresa Avances Lumínicos, encargada del alumbrado público en el Municipio, así como una lista de los proveedores en 2013, incluyendo cuánto se les pagó y cuánto se les adeuda.

Asimismo, pidieron un reporte sobre en qué se gastó el empréstito de 272 millones de pesos, señalando que no era posible que Villanueva Tenorio quedase impune por los desvíos cometidos, pues como alcalde esta ba enterado de todas las irregularidades cometidas en la dirección de Obras Púbicas, así como en el zoológico, la funeraria y el rastro municipales.

“Estamos seguros de que si analizamos más a fondo los documentos de los ejercicios fiscales de la administración pasada, encon traremos más irregularidades que nos permitan fincarle responsabilidades a Carlos Mario. Repetimos, tenemos que demostrarle a la ciudadanía que si un funcionario público co mete desfalco, desvío de recursos o cualquier otro delito que afecte directa o indirectamen te a la ciudadanía, debe ser sancionado e in

La propia Auditoría Superior del Estado de Quintana Roo (Aseqroo) realizó observaciones de la cuenta pública de 2012 por 140 millones de pesos, pero no hubo castigo para él ni para sus cómplices, responsables de la quiebra financiera que se resiente hasta el día de hoy. Y ninguno de sus sucesores (Abuxapqui, Torres y ahora Segovia) pudo salir de ella, con el consecuente golpe a la calidad de vida de los habitantes, quienes siguen padeciendo malos servicios públicos.

habilitado”, comentó Mayuli Martínez Simón en rueda de prensa.

El asunto quedó en manos de la Auditoría Superior del Estado (Aseqroo), con suficien tes pruebas como para procesarlo, pero eso nunca ocurrió e incluso el susodicho aban donó al PRI para convertirse en dirigente del Partido Encuentro Social, el cual lo llevó a una diputación local en 2016, aunque termi nó por convertirse en “independiente”.

Villanueva Tenorio dejó a Othón P. Blanco en una quiebra de la que ninguno de sus su cesores (Abuxapqui, Torres y ahora Segovia) pudo salir, con el consecuente golpe a la cali dad de vida de los habitantes, quienes siguen padeciendo malos servicios públicos.

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