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Expertos RS

RAFAEL VALENCIA-DONGO Presidente ONG FADRE fadre@fadre.org.pe

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n 1969 se formó el Project Management Institute (PMI) para compilar las “buenas prácticas” reconocidas de gestión de proyectos. La premisa de PMI es que las herramientas y técnicas de gestión de proyectos son comunes: construcción de una carretera, realizar un foro, planear la elaboración de un estudio de preinversión o ejecutar un proyecto de relaciones comunitarias. El desconocimiento de las técnicas de gestión de proyectos trae consigo problemas como: no obtener la aceptación social (dícese licencia social), no culminar a tiempo, la utilización de un mayor presupuesto o desviarse de los objetivos socio políticos del proyecto; mientras que su conocimiento y práctica contrarrestan estos problemas. Sin embargo, de acuerdo a su naturaleza, la gestión de un proyecto en particular tiene sus propias dificultades. Por ejemplo, la construcción de un barco dista mucho de la gestión para el logro de la aceptación social de una mina. En este artículo tratamos de explicar las complejidades que tienen los proyectos de naturaleza sociopolítica, utilizando las dimensiones de gestión de proyectos establecidos por el PMI. Definición La “inversión comunitaria” es una intervención que trata de modificar el

Gestión de proyectos de inversión social esquema de intereses y voluntades de una comunidad o, de manera general, de los interesados del proyecto con fines sociales, políticos y/o económicos. A diferencia de un proyecto social, donde el único interés es satisfacer una necesidad de una comunidad, el proyecto de “inversión comunitaria” o sociopolítico tratará de satisfacer los intereses de todos los actores involucrados en el proyecto. Una empresa privada, ya sea por desempeño social o responsabilidad corporativa, ejecuta proyectos que caen en la definición de “inversión comunitaria” o sociopolíticos. En este caso el interés de la empresa es lograr la aceptación social o licencia a través de los proyectos que patrocina; y el interés de la comunidad es lograr los beneficios que trae el proyecto.

mitir que el logro de los objetivos físicos mejore sustancialmente la relación entre la empresa y los ciudadanos de la zona de influencia. - Por otro lado, el tiempo y las dificultades para lograr ejecutar el proyecto no es problema, sino, una oportunidad de participación conjunta de empresa, ciudadanos y la posibilidad de generar triunfos periódicos. Distinguiremos dos tipos de proyectos: el empresarial o proyecto de explotación y el proyecto sociopolítico que lo viabiliza (el de relaciones comunitarias).

- Lo fundamental en este tipo de proyectos es que terminen generando “una base social o “capital social” que reduzca la resistencia a la inversión o permita una convivencia armoniosa a lo largo de la vida útil de la explotación y que por tanto blinde a la explotación de ataques de ciudadanos con ideología antisistema.

Objetivos Los objetivos universales de cualquier empresa son: supervivencia, crecimiento y utilidad. Ellos determinan la política de la empresa, son el imperativo de la gestión y determinan la visión de la organización. La naturaleza e importancia de estos objetivos dependen de los contextos empresariales. Por ejemplo, en el sector minero la utilidad (rentabilidad) puede ser alta, lo cual incentiva el crecimiento (mayor inversión), pero el problema radica en la supervivencia, ya que sin aceptación social (licencia social) o convivencia armónica con la sociedad nada de lo anterior es posible.

- En este tipo de proyectos, más importante -para la empresa- que la ejecución de la inversión social es el proceso para lograr la misma. Este proceso debe per-

La supervivencia, como en todo organismo, dependerá tanto de factores internos como externos. Internamente, por ejemplo, una mala organización y/o


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la deficiente toma de decisiones pueden afectar o amenazar la supervivencia. Externamente, un entorno social hostil y/o la pérdida del mercado también amenazarán la supervivencia. Se entiende que el manejo de los factores internos depende de la aptitud técnica gerencial de la empresa, preparada tradicionalmente para controlar las actividades que conllevan a la utilidad y crecimiento planeados; pero el manejo de los factores externos depende de muchas voluntades, por lo que su manejo requiere de aptitudes especiales: sociales y políticas. El logro de la aceptación social (licencia social) y convivencia armoniosa de la empresa con la sociedad se realiza a través del diálogo –dialéctica–, que es el único mecanismo para lograr acuerdos que intercambian intereses. Luego, los intereses negociados se implementas a través de proyectos; por ejemplo, si el acuerdo es que la empresa patrocine la construcción de un puente para la comunidad, el mismo constituirá el proyecto de ingeniería –parte dura del proyecto–, pero el alcance del proyecto sociopolítico irá más allá: involucrar a la Empresa con la Comunidad y el Estado, identificar a los líderes de la comunidad para circular la información, empoderar autoridades, etc. –parte blanda del proyecto–. En este caso, lamentablemente, la experiencia nos dice que la mayoría de las empresas sólo se enfocan en la parte dura, el proyecto de ingeniería, por lo que no logran los objetivos que lo llevaron a la negociación. Así, los empresarios remplazan al Ministerio de Transportes y les queda muy poco de aporte a las relaciones comunitarias para lograr la aceptación social. Bajo este esquema los grupos de interés

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básicamente se preguntan “¿De qué tamaño es el bolsillo de la empresa?”. Los proyectos sociopolíticos de la empresa pueden ser considerados estratégicos y de supervivencia, ya que a través de ellos se mejora la libertad de acción de la empresa y/o se disminuye su vulnerabilidad sociopolítica, de esta manera asegura sus beneficios futuros. Interesados Como el nombre lo indica, los interesados son individuos, grupos, entidades, empresas, ONG, etc. que tienen algún interés relacionado con el proyecto empresarial –que puede ser de explotación– y/o con el proyecto sociopolítico –proyecto producto de las negociaciones–. Pueden verse como activos, pasivos o potenciales y también como protagonistas, antagonistas, auxiliares, árbitros, facilitadores, etc. Los interesados utilizan distintas reglas de juego para “negociar”, estas pueden ser legítimas e ilegítimas, impuestas por los poderosos o por acuerdo, ley o costumbre. También actúan con una determinada personalidad, llamada también “estilo” o “perfil de respuesta” y, además, tienen cierto poder relativo. En los proyectos sociopolíticos siempre actúan, de uno u otro modo, tres tipos de interesados: la Sociedad o Comunidad, el Estado, y la Empresa privada. Cada uno tiene sus propios intereses, culturas, perfiles de respuesta, liderazgos, etc. Esto siempre le da una complejidad especial a los proyectos. Para entender la complejidad y abordar proyectos sociopolíticos, la primera actividad que se debe desarrollar es el mapeo de actores –interesados–. Es decir identificar y clasificar a los interesados según tipo, intereses, poder, influencia y participación en el proyecto.

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El mapeo de actores permitirá planificar las comunicaciones y la gestión de interesados, haciendo que el proyecto se concentre en las relaciones estrictamente necesarias para asegurar su éxito, ya que los interesados también pueden ejercer influencia sobre el proyecto, los entregables y los miembros del equipo del proyecto. También sirve para elaborar una estrategia de abordaje a cada interesado y determinar el nivel y el momento de su participación, a fin de maximizar las influencias positivas y mitigar los impactos negativos potenciales. Esta estrategia debe revisarse continuamente durante la ejecución del proyecto, para ser reajustada frente a cambios. Cuando no se hace una adecuada gestión de interesados, el proyecto final puede ser muy distinto del que originalmente se negoció y aceptó, o cumpliendo con las características negociadas no surtirá el efecto sociopolítico esperado. Finalmente, uno de los objetivos de las empresas debiera ser la formación de una constelación (*) de actores o redes de aliados que logren beneficios de los proyectos sociopolíticos y que puedan actuar más por consenso que por intuición o influencia. Lo fundamental en este tipo de proyectos es que terminen generando “una base social” o “capital social” que reduzca la resistencia a la inversión o permita una convivencia armoniosa a lo largo de la vida útil de la explotación y que por tanto blinde a la explotación de ataques de ciudadanos con ideología antisistema. Seguiremos con el tema en una segunda entrega en la próxima edición.

(*)Constelación: Es el conjunto de grupos de interés convencidos de las bondades de los proyectos y que son capaces de actuar concertadamente. Este conjunto de actores “organizados” comparten intereses y asumen actitudes cooperativas antes que competitivas. La clave de la coalición es la “organización”, ya que los actores que la componen vienen de diferentes mundos económicos y culturales por lo que compatibilizar visiones, de por sí, es una ardua tarea. Además está será una organización política, con débil jerarquía en la que se debe tener constante vigilancia de los actores negociando participaciones intereses.


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