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mundo postpandemia

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los que huyen del régimen dictatorial. Lo muestran las estadísticas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos, ya que las detenciones en la frontera de ciudadanos nicaragüenses pasó de un promedio de unos 300 a unos 4.000 en el último año.

Con todo y el incremento de cifras, Cascante considera que estas cifras palidecen ante las de los países del Triángulo Norte, por lo que no cree que la Administración Biden vaya a poner su foco en Nicaragua.

¿hay salida?

Las elecciones habrían sido la vía democrática. “Era lo que queríamos la mayoría. Ortega se ha encargado de que las próximas sean sólo parte del teatro del absurdo que nos ha impuesto”, asegura Belli, quien continúa: “Me temo que la crisis irá en aumento porque esas tres últimas leyes, en especial la 1055 -Ley de Defensa de los Derechos del Pueblo a la Independencia, la Soberanía y Autodeterminación para la Paz- nos convierten a todos los que pensamos diferente en potenciales traidores”.

Con la Ley sobre Ciberdelitos también se aseguran el control de la prensa, pues consideran noticia falsa básicamente todo aquello que le parezca al régimen contrario a sus intereses.

La escritora asegura que, en estos meses, ha salido más gente de Nicaragua: “Que Nicaragua, tras la muerte y el sufrimiento que ha soportado para ser libre, tenga que vivir otra dictadura, es trágico porque sin alternativas el pueblo se rebelará y correrá más sangre”.

Lasalida parece complicada. La vía de la negociación a nivel nacional se avizora en punto muerto. “Miembros de la élite económica nicaragüense cometieron un error estratégico muy grave en 2018: decidieron sacar a los líderes populares para entrar a negociar ellos directamente. No construyeron una alianza con esos movimientos populares para enfrentar al régimen. No era la sociedad civil, sino la élite económica y miembros del sandinismo histórico, un error que ahora les cuesta”, asegura Carlos Humberto Cascante.

Belli cree que Ortega teme al movimiento sandinista histórico por su experiencia en la lucha antidictatorial y ha tratado de destruirlo. “Cuando su gobierno colaboraba con la empresa privada, convenció a muchos de que eran radicales y peligrosos. Ahora encarceló a su dirigencia. Les teme porque tienen una propuesta democrática y un prestigio, por su heroísmo, que pudiera calar en las bases sandinistas. Además, hay un elemento de venganza muy claro. No les perdona que, desde hace mucho, hayan advertido que era un dictador en ciernes y tratado de detenerlo. De lo que no se da cuenta es que ahora la mayoría de los nicaragüenses son su mayor amenaza”.

En todo caso, un levantamiento popular parece difícil. Los muertos de 2018 están demasiado cerca y Ortega controla a la policía, al ejército y las turbas (fuerzas paramilitares adeptas al régimen que realizan el trabajo más sucio). “Un gobierno de las características del de Ortega-Murillo se cae cuando el grupo estratégico que tiene a su alrededor llega a la conclusión de que estaría mejor sin ellos que con ellos. Que apoyarles les causaría mayores problemas en el futuro”, incide Cascante, pero el Gobierno todavía les ofrece “muy buenas garantías” a esos grupos en la policía nacional y en el ejército para mantenerse fieles.

“Podría debilitarse con negociaciones con actores internacionales muy fuertes, lo que trató de hacer el gobierno de Trump, pero fracasó porque consideraron que Trump era muy poco confiable a la hora de negociar. Ahora hay que esperar si la Administración Biden piensa en intervenir más fuerte buscando una salida, tal vez sea más confiable para ellos”. Se le suma a ello el factor de si realmente a EE UU le interesa intervenir directamente en Nicaragua, ya que las primeras señales hacia Centroamérica han sido que lo que les ocupa en la región es la migración del Triángulo Norte.

Cascante cree que “estamos lejos de una salida electoral, salvo que haya circunstancias fuera de control para el régimen. La salida es una negociación entre el régimen, los grupos que lo sostienen y actores internacionales de peso, pero si el nivel de presión que tuvo en 2018 no lo hizo caer, ahora están con mayor tranquilidad: no hay protesta, la eliminó la pandemia junto a represión a sangre y fuego”

los apoyos del régimen

El ex diplomático costarricense Carlos Humberto Cascante no cree que el papel de Rusia pueda ser fundamental para el sostenimiento del régimen, más allá de la retórica no cuenta con mayor cooperación económica: “Muchas veces se exagera el peso de Rusia en el mantenimiento del régimen. Si se comparan los balances de cooperación con los de la Unión Europea, esta tiene mucho más peso que lo que Rusia pueda significar”. Lo que sí ha debilitado sus bases es la caída a plomo de la cooperación venezolana, “eso sí ha sido un golpe muy duro para Nicaragua y Cuba. Era entrada de dinero constante para proyectos específicos” y mucho de la protesta social de 2018 se deriva de la falta de ese dinero.

Las eLecciones habrían sido La saLida democrática. “era Lo que queríamos La mayoría. ortega se ha encargado de que Las próximas sean sóLo parte deL teatro deL absurdo que nos ha impuesto”

(gioconda beLLi)

Radar. Aldea Global

FOTOS: iSTOck

Post pandemia: recuperación estará marcada por claroscuros

Lo que ha dejado en evidencia la crisis por el COVID-19 es que teníamos un sistema global que era más frágil de lo que suponíamos, y se han generado cambios y ruptura de paradigmas que de otra forma tardarían años en darse .

T E X T O g a b r i E l a O r i g l i a

La “nueva normalidad” de la que se habló desde el inicio de la pandemia, ¿es tan “nueva”? En los países en los que -vacunación mediante- están regresando las actividades frenadas durante las cuarentenas no hay diferencia respecto a lo anterior.

Todo indica que el mundo no cambió de la manera que habían proyectado expertos de distintas áreas y lo que sucedió es que el sistema general era más frágil y permeable de lo que se pensaba.

Un reporte del laboratorio de tendencias Almatrends graficó que no se podía dejar de trabajar y se paró; no se podía dejar de fabricar y se dejó; no se podía dejar de viajar y se frenó; en la globalización era imposible cerrar las fronteras y se cerraron; no se podía dejar de consumir y cayó fuerte el consumo.

Guillermo Oliveto, especialista en consumo y director de la consultora W que trabaja con Almatrens insiste en que el sistema global era “más frágil de lo que suponíamos”. Plantea que la vida del siglo 21 es hija de

La vida antes la globalización, la tecnología y la conectividad, para lo del COVID-19 está en “reset” que necesitaba que no hubiera fronteras ni barreras para que los flujos de comercio, de gente, de información y de dinero fluyeran 24/7. “ En la era donde todo se conecta con todo, los virus, tanto digitales como reales, terminaron siendo una de las grandes amenazas, dado que navegan por el mismo torrente donde fluye la anhelada conectividad total”, dice. “Ahora nos damos cuenta por las malas, que armamos un sistema cuya fragilidad era intrínseca a su estructura -agrega-. ¿Por qué era y es frágil? Porque necesita ser abierto. Porque a través de los canales del sistema fluye tanto lo bueno como lo malo. Todo fluye en la vida siglo 21. Nos habíamos focalizado en generar los anticuerpos para los virus digitales y de pronto nos afectó disruptivamente un inesperado virus real”. De golpe, de la mano del coronavirus, el mundo 24/7 pasó al mundo “lockdown, cerrado”. En el peor momento del virus llegó a haber un tercio de la población mundial (2.500 millones de personas) en cuarentena.

La vida post-Covid incorporará aprendizajes

Radar. Aldea Global

La situación no sólo fue inédita sino que apareció como “surrealista” en la democracia occidental. “Ante el temor, las sociedades aceptaron y aprobaron el confinamiento desarrollando múltiples conductas adaptativas”, señala Almatrends.

una normalidad que “ya no será igual”

Por su parte, Gilberto Lozano Meade, CEO de EY Latin America North con 700 oficinas en el mundo, cree que la normalidad “ya no será igual” ya que la post pandemia incluye “la ruptura de paradigmas y formas de interactuar que, de otra manera, habrían tardado años en establecerse globalmente”.

En esa línea menciona un consumidor consciente, una transformación digital forzosa, la adopción del teletrabajo y de modelos económicos emergentes.

Oliveto y Lozano Meade coinciden con respecto a la primera reacción para el consumo, cuando se empezaron a liberar actividades.

El primero menciona que, en la reapertura de la ciudad china de Cantón, Hermés facturó US$2,5 millones en una jornada y en Europa hubo filas interminables en las puertas de locales de indumentaria. Califica los comportamientos como la “revancha de la vida”.

Después de subrayar que el consumidor está “muy cambiante” -por falta de certezas económicas y por un ánimo que se expresó en las elecciones en Latinoamérica-, Lozano Meade da cuenta de que con la flexibilización “quisieron regresar de golpe, una muestra de que extrañaron” pero con el paso de las semanas se avanzó hacia un “equilibrio”.

consumidores positivos, y adaptándose

En la última edición del EY Consumer Index, se muestra que el consumidor que se ha adaptado para sobrevivir hoy no será el consumidor rentable del mañana.

Según ese trabajo, las preocupaciones de las personas y lo que valoran seguirán evolucionando a la par del desenlace de la crisis.

Casi la mitad de los consumidores se identifica con el segmento “positivo y adaptándose” (41%) y “luchando y preocupado” (34%), mientras que una parte más pequeña se siente “golpeada pero optimista” (15%). La minoría no se siente afectada y está despreocupada (10%).

Según la encuesta, la mayoría dice que en sus decisiones priorizará la accesibilidad (32%) y su salud (25%). Están los que apuntan un propósito ambiental (17%) o social (14%) y una minoría habla de la experiencia (12%).

consumidores más cautelosos

A nivel mundial la accesibilidad será primordial, el 58% de los consumidores planea ser más consciente y cauteloso de sus gastos a largo plazo y el 63% dice que el precio será el criterio de compra más importante dentro de los próximos tres años.

Los dos especialistas coinciden en que durante la pausa forzosa que implicó la pandemia, la gente reflexionó -en sus casas convertidas en oficinas, gimnasios, escuelas y espacio recreativa- y, en algunas áreas, ese pensamiento profundizó tendencias que ya venían. Por caso, que la sociedad demanda cada vez más que las empresas sean socialmente responsables.

Frente a la primera percepción de que el comercio online se iba “a quedar con todo”, Lozano Meade advierte que su peso será mayor en productos comoditizados mientras que en el sector servicios hay “voluntad e intención” de recuperar la “experiencia”.

La indumentaria queda a mitad de camino; el consultor entiende que en ese segmento el comprador prefiere no tener que cambiar, no dudar sobre la talla y, entonces, hace un mix en las modalidades de compras.

¿fin de la pandemia? hasta 2022

La incertidumbre alcanza también a cuándo será el final de la pandemia. Bill Gates primero mencionó que sería al cierre de 2021 pero, en una entrevista en el programa Sophy Ridge on Sunday, señaló que “el mundo volverá por completo a la normalidad a finales de 2022 cuando haya un exceso de vacunas que haga posible que toda la sociedad sea inmunizada.

La nueva proyección es consistente con la de otros expertos en función de cómo avanza la vacunación en el mundo.

Incluso la recuperación económica tiene claroscuros; el Banco Mundial estima que después de un 2020 con la recesión “más sólida en 80 años”, el repunte será desigual entre los países, ya que las principales economías parecen estar listas para registrar un fuerte crecimiento, si bien muchas economías en desarrollo están rezagadas.

Calcula que el crecimiento global será de 5,6 % este año con Estados Unidos y China como motores.

Con todo, el nivel del PIB mundial en 2021 estará 3,2 % por debajo de las previsiones anteriores a la pandemia, y se anticipa que el PIB per cápita entre muchos mercados emergentes y economías en desarrollo se mantendrá por debajo de los niveles máximos previos al COVID-19.

“No hurgaría en el pasado para proyectar el futuro

en la pausa forzosa que implicó la pandemia, la gente reflexionó -en sus casas convertidas en oficinas, gimnasios, escuelas y espacio recreativa-. ese pensamiento profundizó tendencias que ya venían

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