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Los dos destinos de la arquitectura: ser destruida o protegida
from #32
“Desde la finalización del edificio, se ha iniciado un diálogo con los usuarios y la naturaleza. Espero verlo modificado con el tiempo, mezclándose aún más con el medio ambiente a medida que crecen los árboles. Cada arquitectura tiene dos destinos: ser destruida o ser protegida. Espero crear una arquitectura que se resista a ser destruida. Será el mayor logro de mi carrera. Por esta razón, otorgaré un significado más profundo a mi arquitectura y crearé vínculos más emocionales para sus usuarios. Espero que la luna —The Hometown Moon— pueda convertirse en este tipo de arquitectura. Aunque desaparezca con el tiempo, seguirá existiendo en nuestro mundo espiritual.”
Arquitecto Zou Yingxi - SYN Architects.
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Hace días venía pensando en este tema, y cuando se empezó a corregir este número de Wideprint vimos este pensamiento tan potente. La necesidad de trascender y permanecer es un tema del que ya se ha hablado mucho. Pareciera que no tenemos arraigada la idea de nuestra propia permanencia como seres, a lo largo del tiempo. Y es evidente que esta confusión la trasladamos a nuestras obras. Queremos vencer lo que pareciera un final inevitable teniendo hijos, haciendo arte o construyendo edificios. En estos últimos se puede —como dice Zou Yingxi— evitar la destrucción y protegerlos, dándoles una existencia espiritual.
Nos rodean edificios restaurados, demolidos o puestos en valor. Los demolidos entran en el capítulo del olvido. Recuerdo una panadería hermosa en la esquina de Quirno y Avenida del Trabajo, a una cuadra de la casa de mi abuela. Hoy, la autopista Dellepiane afea lo que fue un lugar de árboles y medialunas. Pero para no entrar en la melancolía de los recuerdos pienso en dos cosas también: están los restaurados y cuidados, bien por quienes lo hacen.
Lo que finalmente más me asombra es la increíble capacidad de algunos arquitectos de realizar la puesta en valor. O sea, toman algo que está en franco deterioro —siguiendo el inefable destino de la entropía universal— y le vuelven a dar vida pero no a través de una refacción, sino de un nuevo cuerpo que convive con el viejo. El ejemplo más cercano que tengo es una obra que tuvo mucho que ver con Wideprint, Palacio Cabrera(1). Un edificio prácticamente en estado de abandono, que había pasado por muchos destinos diferentes, hasta terminar en un geriátrico. Paradójico final.
Y aquí interviene el hombre, en la figura de una desarrolladora, BrodyFriedman, para generar un nuevo cuerpo. Lo viejo y lo antiguo —muy antiguo— restaurado y entrelazado con una arquitectura súper moderna. Conviven y se ven hermosos los dos juntos. Me encanta pensar en el alma de esa obra. Fantaseo con una “alegría” por parte del viejo edificio de sentirse tan moderno, útil y recordado; y la del nuevo, sintiéndose sostenido por lo antiguo, en esa necesidad de estar cerca del cielo y del movimiento que tienen las criaturas jóvenes. Obras con una existencia espiritual, como quiere Zou Yingxi.
Eugenio Valentini Director general
(Junio 2023)