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Puerta llamada del Perdón, en la iglesia de San Isidoro, de León Av un moimniento, ilnico en Espaila, que me íiace revivir toda una época de nuestra lustoria: es San Isidoro de León. Atite el resiiciía, bajo mis ojos', toda la. poesía bárbara de aquella monarquía rústica y heroica del siglo xi (adustos guerreros que eran, al par, piadosos monjes). Es este monumento uno de los que más de interesante encierran para el que estudia nuestro arte español, no sólo por los temas de comparación y estudio que subiere, sino por las dolorosas reflexiones á que invita. Evoquemos el instante en que surge. Estaba á punto de formarse un arte esparlo! característico, un arte que hubiera dejado en lo sucesivo su huella sobre todas las obras de arquitectura. Diversas y encontradas influencias habían venido á converger en nuestro suelo, tan hollado por invasores de diversos climas, de d i versas razas. La dominación visigótica trae elementos nuevos á nuestro arte, aportados desde remotas tierras de Bizancio por los ocupantes de nuestro suelo, que habían recibido su influjo en las comarcas que el Don y el Vístula riegan... Estas aportaciones exóticas crean entre nosotros el tipo de arquitectura basilical—San M i -
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Ilán de la Cogulla (siglo vi) y San Juan de Baños (si^lü vil), Valladolid—y el tipo de arquitectura griega, del cual queda, como único modelo digno de niención, San Miguel de Tarrasa. Aparece entonces el arco de herradura, tema de controversias tan empeñadas para arqueólogos y amateurs. La conquista arábiga y la fusión de nuestro pueblo con el musulmán, engendran en España un género nuevo de arquitectura, un género característico y único en Europa, un género dividido en dos subgéneros: la arquitectura mozárabe y la arquitectura nnidéjar, productos ambos de aquel pueblo fino y culto que tanto se infiltró en nuestra alma nacional y tanto la moldeó, dándoles nosotros, en cambio, tanta sabiduría greco-latina y tanta espiritualidad hispano-visígótica, El tipo especial de arquitectura mozárabe propágase por toda España, y ¡bendito sea aquel uiflujo que nos lia dejado monumentos tan bellos!... Nunca sabremos bastante cuánto tenemos que agradecerle al pueblo musulmán y cuánto beneficio nos hizo con su influencia en nuestra arquitectura mudejar, que nos ha dejado tan bellas iglesias; en nuestra literatura, dando á
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nuestros poetas riqueza de imágenes y pompa de estilo, y aun en nuestras costumbres inmn-miendo a nuestras mujeres ese encanto sii "ular de muieres de harén, que las individualiza v distingue con rasgos peculiares entre todas ?as mujeres de Europa... " Hasta en los últimos rincones de la Península alh donde se detuvo la planta invasora d d á a' be, casi al pie de las estribaciones de las non añas de Covadonga, aunque del lado castellano surgen tipos de arquitectura mozárabe, no?qu¿ la llevan momes expulsados por la oleada inva^ sora de Córdoba; y asi brota en. la misma prode Escafada"" " " * ' ' " ' ' ' ° ' " " " ^ '^'^'^ San MigTel Y entonces, cuando parece que se va á crear un arte t.pico español, se rompe bruscamente la luiea creadora y viene A desviarla la invasión monástica del siglo xi, trayendo influencias ajenas, y muy especialmente francesas, que estorbaron, en un momento dado, la concreción de un alma arquitectónica española bajo el influjo -ira be y la consiguiente purificación do este influjo A este movimiento pertenece San Isidoro de León, que representa el influjo del arte borgo-