Café-Granja victoria

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HISTORIA DE U N A INDUSTRIA «CAFE - G R A N J A VICTORIA»

Se i n a u g u r ó este establecimiento en el mes de junio del a ñ o 1887, coincidiendo con las Ferias de San 'Juan, y tomó el título de C a f é de la 'Victoria, por llamarse entonces calle del Cristo de la Victoria, la que después f u é Ancha, Fernando Merino y, finalmente, del Generalísimo. E l establecimiento representaba algo totalmente nuevo, por la calidad y variedad de sus

artículos, en una gama hasta entonces

desconocida en León. Aunque no fuera intención del fundador, don Evaristo Gómez, L ó p e z , el hacer servicios de restaurante, para complacer insistentes ruegos, sirvió los banquetes de boda de distingidas familias leonesas, acreditándose en este aspecto, en forma tal, que durante mucho tiempo c o n t i n u ó elaborando platos sueltos de gran aceptación, sobre todo unos monumentales

bistecs con g u a r n i c i ó n

abundante de patatas fritas, y tortillas francesas, plato aparentemente sencillo pero al que el cocinero de la Casa daba un punto especial del que se hacían lenguas los clientes. Pero, aparte, estas excepciones, la m á x i m a atención era prestada a los servicios típicos de cafetería. E l mismo cocinero se encargaba de hacer el café, para lo cual todas las m a ñ a n a s , muy de madrugada, al aire libre y en plena calle de la R ú a , procedía,

como

operación previa, a tostarlo, pues entonces se compraba crudo, y después, sin m á q u i n a de ninguna clase, por el casero procedimiento de la manga, obtenía un exquisito c a f é cuya bondad hallaba su origen, precisamente, en ese tueste diario, operación delicada, si se deseaba conseguir el punto preciso. En la época de calor, procedía este empleado, alma de la Casa, fórmula

ellos. M á s ingrata consideraban la de acarrear agua del

ha llegado,

caño de San Marcelo, para llenar las tinajas, único medio,

a elaborar exquisitos helados, entre los que consiguió una para la «leche h e l a d a » , que pronto se hizo famosa y

con sus mismas virtudes y fama acrecentada, hasta nuestros días. Hoy es corriente, durante todo el verano, la visita de viajeros y turistas que traen anotado el establecimiedto donde puede tomarse la «leche helada», que tanto les encarecieron.

en aquel tiempo, de estar provisto de tan preciado líquido. De estos chicos que trabajaron en el « C a f é de la algunos son

hoy propietarios de acreditados

Victoria»,

establecimientos

de Hostelería, y uno de ellos, emigrante, millonario, suele detener, cada verano, su hermoso coche frente al Café, para

Para la elaboración de helados, se tropezaba entonces con el

saludar a sus antiguos patronos.

grave inconveniente de la falta de hielo, que había que suplir con procedimientos verdaderamente heróicos. E l C a f é de la Victoria te-

A estos inconvenientes para la provisión de hielo y agua,

n í a un pozo para recoger, en las grandes nevadas, la nieve necesa-

se u n í a el no pequeño del alumbrado de petróleo, por lo engo-

ria para todo el verano. Todavía existe hoy una depresión que in-

rroso y por el tiempo que llevaba todos los días la limpieza y

dica claramente cuál f u é su emplazamiento, no lejos de la Casa de

llenado de quinqués, alumbrado que desapareció a últimos de

Maternidad, en el sitio que ha conservado el nombre de L a Nevera.

siglo al empezar a funcionarla «Sociedad Electricista de L e ó n » ,

Aprovechando alguna gran nevada, los propietarios del Café, ha-

idea nacida en el a ñ o i88g en la rebotica que en la calle de la

visaban a los pueblos p r ó x i m o s a la Capital, y de ellos a c u d í a n do-

R ú a tenía el farmacéutico D . J o a q u í n R o d r í g u e z del Valle, y

cenas de carros, que cargaban nieve y hielo hasta el m á x i m o de su

que una vez terminada su red de alumbrado contribuyó notable-

capacidad, para depositarlos en el pozo, cobrando por cada carro

mente al progreso material de León. Y así, entramos en el a ñ o

cinco pesetas, justamente

1.900, en el que las cosas sucedían todavía como queda dicho.

lo que hoy cuesta una barra de hielo.

Toda esta cantidad de nieve y hielo, muy pisada, formaba un gran

N o podemos precisar la fecha, pero no mucho después,

bloque cilindrico de muchas toneladas, que se conservaba sin pérdi-

q u i z á por contar ya con energía eléctrica para ello, se hizo en

das, por la baja temperatura producida en el interior del recinto,

el establecimiento una instalación frigorífica que permitía en-

de anchas paredes y buena cubierta. Y es curioso recordar cómo se

friar todas las bebidas indicadas para ello y producir el hielo

hacía el aprovechamiento de este hielo: Todos las m a ñ a n a s , dos

necesario para la elaboración de helados.

pinches de la cocina iban, provistos de un carro de mano, a picar

Y ya con estos medios, como la fama de la leche helada

con un a z a d ó n lo necesario para el d í a . A l principio, una pequeña

crecía a l ritmo de la población, y para su elaboración son ne-

escalera de mano, bastaba para bajar al pozo; pero, a medida que el

cesarios leche pura de vaca y huevos del d í a , productos que

bloque descendía, se hacía necesario utilizar escaleras m á s largas,

no siempre se hallaban con la g a r a n t í a

necesaria, decidió la

hasta que, al final, estos muchachos ataban una maroma a una de

actual dirección del establecimiento proporcionárselos por sus

las vigas del tejado y se deslizaban por ella hasta hacer p i é en la

propios medios. Para ello, en el a ñ o 1931, f u n d ó la Granja

escalera que les p o n í a en el fondo del pozo.

Dictoria, que, aunque independiente del C a f é , d i ó origen a su

Esta labor, dada la edad de los pinches, era una delicia para

nombre actual de « C a f é - G r a n j a V i c t o r i a » .


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