Moon's Route 'La chispa del arte en la sociedad'

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La chispa del arte en la sociedad Una obra de Lluna Liste Textos: Alicia González Ilustración: Lluna Liste


Prólogo El libro que estas visualizando ha pretendido capturar con imágenes, los recuerdos de un viaje que coincidencia tras coincidencia ha resultado ser el principio de muchos caminos. Todos los dibujos representan instantes fotografiados en mi mente, que como todos aquellos momentos que residen en tu memoria, aceptan su naturaleza efímera. Yo he querido jugar a que perduren. Poco a poco, se han recreado unas voces acompañantes, gracias a los textos de Alicia González Amat, que fruto de la inspiración transmitida por las ilustraciones, ha conseguido fundirse entre ellas como si ella misma hubiese realizado el viaje.

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Este proyecto, se complementa con las entradas de un blog de sobre cada una de las destinaciones, en el sitio web: www.moonsroute.com La versión on-line del libro está complementada con links colocados en distintas partes del libro, a los cuales puedes acceder pulsando en distintas imágenes. Estos te traen hacia entradas de la misma pagina y links externos. Pero quiero imprimir el libro, porque este será real. Con él quiero inmortalizar un viaje que cambio mi vida y solo podrá ser destruido por los elementos de la tierra, no por el azar de los bytes y la red.

Soy de las personas que cuando leen un libro gráfico les gusta hacerlo con música; la mayoría de las canciones explicitas en el final del libro han sido repetidas constantemente durante el proceso de las ilustraciones. Cada vez somos menos conscientes de la realidad en que vivimos, y con cada página, imagen y palabra quiero que puedas olvidarte del mundo, por unos minutos; como pude hacer yo al aventurarme a vivir esta historia, que de verdad, no ha hecho más que empezar. Lluna Liste

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Mi historia empezó como empiezan todas las historias mágicas. Porque todas ellas tienen lo mismo en común; todas ellas empiezan a partir del mismo límite. Y el límite, por suerte, no es más que un escalón muy alto, una caja de cristal que nos encierra lentamente hasta atraparnos en su interior sin que nos demos cuenta. Y de repente es Septiembre. Y de repente, la cajita de cristal se vuelve tan pequeña que hasta cuesta respirar. Y lo peor de todo: te das cuenta de ello.

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Recordad lo que os digo porque esta historia, mi historia, trata de eso: todo lo que ocurre, ocurre por alguna razón. Y me encanta encontrarla. Y aquella noche fue, para mi, el inicio de todo lo sucedido en estos meses. A pesar de todo, de mi día y mi amargura, la noche era mucho más clara de lo normal. Por inercia, miré al cielo. La Luna más brillante que había visto jamás me abrazó largamente con su luz, ridiculizando las farolas de que se extendían por la ciudad. Y esa noche hice un pacto con la Luna: emprendería un viaje por Europa.

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Compré el billete para mi partida en la estación de Sants, Barcelona, desde donde empezaría mi viaje. La estación, como de costumbre, estaba repleta de gente. Cada tres minutos se formaban hileras de gente saliendo y entrando, entrando y saliendo. Yo, sentada en uno de los bancos, esperaba paciente mi turno. Y observaba cómo el río incansable de gente fluía ajeno a todo y, a la vez, inmerso en su cabal. A pocos asientos del mío había un hombre, un señor con apariencia más normal de lo normal y con una montaña de maletas a su alrededor. Él, como la mayoría de los demás, pensaba en nada y en todo a la vez, zambulléndose en el mar de sus pensamientos. Le observé levantarse y, sin dejar de nadar en él mismo, alejarse de sus cosas. No pasaron ni dos minutos cuando un chico pasó por el lado y agarró sutilmente una de sus bolsas. Sin pensarlo me levanté deprisa y fui tras él hasta atraparlo y rescatar la bolsa.

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Cuando regresó, mi corazón estaba a punto de estallar por la adrenalina. Se mostró eternamente agradecido por ese gesto que para mí no fue más que un acto reflejo, ya que en esa bolsa estaba acumulado su futuro inmediato (ordenador, billetes, fotografías, mapas, dinero…). Me quiso invitar a un café y me ofreció 20 euros, pero yo era incapaz de aceptar más que un gracias y ofrecerle por mi parte un consejo: mi ciudad, la que tanto amo, es peligrosa. Estuvimos hablando de todo y nada a la vez. Era un hombre de unos 50 años, australiano, orgulloso de su hijo y de sus logros y contento por poder disfrutar un tiempo más de Barcelona gracias al rescate de su bolsa.

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PARIS 11


Mi primera parada fue París, la supuesta ciudad del amor. Llegué con la esperanza de encontrar aquella persona en la que confiar plenamente en una ciudad desconocida, que te guie y te muestre el tacto de las cosas mientras tu avanzas a pasitos inseguros con los ojos tapados. Mi anfitriona de sofá fue aquella persona. Y, por primera vez, expliqué mi proyecto, que ya se había convertido en una realidad presente, a una persona que, en algún momento formaría parte de la historia contada.

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Pero hablando y escuchándola hablar, conociendo la ciudad con ella, siguiéndola ciegamente por los rincones más urbanos, me di cuenta que a pesar de los pesares, del tiempo pasado y de las montañas de hechos que últimamente se abalanzaban sobre mí, no había sido capaz de mantener encerrado bajo llave todo aquello que desde el primer momento no dudé en dejar atrás. Ella, con su manera de ser y de hablar, me hizo comprender que aquello que recordaba olvidado, únicamente estaba cubierto por una ligera capa de polvo.

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En un instante cerré los ojos y contemplé en mi interior cómo la calle se transformaba en parte de la naturaleza, creando así la galería más libre del mundo, aquélla donde no reinan los horarios ni las leyes, aquélla en la que el arte es siempre mutable.

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Aquellos días aprendí a ver la calle como la naturaleza, siempre mutable, siempre constante, sin horarios, sin leyes. Aprendí a ver a los artistas más libres que había visto nunca, los que nos deleitan con sus obras para el goce y el disfrute de los paseantes, nosotros. Aprendí a abrazar aquellas personas que jamás volverían a ser extraños, aquellos en los que confié mi presente y los que me enseñaron cómo vivirlo.

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El atardecer se abrió paso entre nuestro día. El cielo se transformó en una paleta de colores infinita y la ciudad en un mar que amenazaba con destellos de tormenta. Descubrí que podía surfear por las olas que antes procuraban ahogarme, las mismas que me hundían en un remolino de cotidianidad y monotonía, aquellas que, sin saberlo, me empujaron tan hondo que conseguí dar la vuelta al mudo y salir ilesa al otro lado de la orilla. Las mismas que me acercaron una tabla para emprender mi viaje a través de ellas, rompiendo crestas y cruzando valles.

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Descubrí que surfear es una manera de romper con aquello preestablecido, aquello que te obliga a seguir de remolino en remolino. Surfear de ola en ola, conociendo todo aquello que te rodea desde la cima, me ofreció mucho más de lo que esperaba.

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Me miró con curiosidad y me preguntó “German?”. Ante mi negativa volvió a probar suerte “Italian?”. Volví a contestar que no disfrutando del afán del chico para descubrir de dónde venía. “Where are you from?” preguntó rindiéndose. “I’m from Barcelona!” contesté divertida. Me sonrió y me dijo “Je peux vous montrer mon point de vue sur le Sacré Coeur?”.

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Conocí Sacré Coeur como no lo habría hecho si hubiera estado sola, lo conocí de tu a mi, de verdad en verdad. Él amable, paciente y sonriente me contó los secretos de los rincones más ocultos, extendiéndome la mano para regalarme un paseo revelador. Pero el secreto más bien guardado y que más diferenció aquella tarde fue el descubrimiento de que, a pesar de todos los rumores, París no era la ciudad de la luz sino la de la magia.

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El día estaba lluvioso y la cola era larga. Después de un mes más corto de lo que esperaba, sólo me quedaba una última oportunidad para ver aquel museo donde las obras se mostraban ante todo el mundo por sólo un pequeño espacio de tiempo, un lugar donde el arte underground había trascendido hasta ser aceptado y valorado. El espacio estaba repleto de arte, muy diferente entre si pero todos con el mismo significado; el arte de lo efímero, tan apreciado por todos y tan desgarrador, mostrándonos a todos cómo la realidad se muestra y desaparece igual de rápido. Entonces me di cuenta. No era más que el momento, el ahora. No me preocupaba por el pasado y mucho menos por el futuro. Pisar el presente, con fuerza, porque cuanto más fuerte pisas, más alto saltas. En esa peculiar galería, con artistas de todo el mundo regalándonos tacto, vista y realidad, sentí que nada podría planear para vivir lo que me esperaba por vivir.

La tour 13 20

Cada puerta escondía lo que parecía un mundo distinto al anterior, trasladándonos a través de diferentes atmósferas y ofreciéndonos oleadas de arte nuevo en cada esquina.

USEMOS LOS ESPACIOS VACIOS 21


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Nos movemos por más realidades de las que quisiéramos aceptar, ajustando nuestras vidas a las experiencias plasmadas en imágenes. Pero cuando descubres el significado de vivirlas cuerpo a cuerpo, el mundo da un giro de 180 grados, mostrándote la cara B de las cosas. Te invito a buscar en los rincones más recónditos de ti la curiosidad que un día te robaron las prisas. Te invito a mostrar al mundo cómo vivir la imaginación y hacer realidad tus propias conclusiones.

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THEY ARE STARING AT US 25


Extender los brazos y cerrar los ojos. Respirar profundamente. Y caer, zambulléndote en una corriente de silencios y secretos de los que nadie más que tu sabe de su existencia. Y en medio de un cúmulo de remolinos, de sensaciones y sentimientos, tú te dejas llevar. Porque nunca hubieras imaginado que tomando una decisión, por muy simple que fuera, te llevaría hasta lugares que jamás hubieras soñado.

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Y nunca hubieras imaginado que, hundiéndote en ese río, el que te arrastra sin temor, verías, por fin, detrás de la cortina del miedo, tal y como tantas veces te habías imaginado, maravillas y tesoros que guardarás para toda tu vida. “Cuando alguien tomaba una decisión, estaba zambulléndose en una poderosa corriente que llevaba a la persona hasta un lugar que jamás hubiera soñado en el momento de decidirse” P. Coelho

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Hay momentos en los que pierdo el tren que me tiene que llevar hasta el fin del mundo, el tren por el que compré el billete y por el que he apostado mi futuro. Sin embargo, la mayoría de veces se me escabulle delante de mis narices. Veo cómo el tren se aleja y mis planes se van con él. Y el arrepentimiento de no haber llegado unos malditos segundos antes se convierte en el olvido y en la imperante necesidad del “ahora qué”. Muchas veces, fastidiada, me subo a otro tren, alejándome de donde sea que esté para llegar a donde sea que me lleve. Y ese tren, el que no es más que una solución, acaba convirtiéndose en mi única opción, mi suerte y mi alivio, en gratitud y en mi remedio para la pérdida. Porque gracias a ellos he vivido cosas extraordinarias en lugares fantásticos.

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Y a los planeados, los que tienen que ser porque así lo elegí yo. Porque no hay nada mejor que subir y vivir experiencias inolvidables repletas de casualidades e inesperados sucesos. Escapar del ritual de lo preestablecido te suele llevar a lugares maravillosos donde te esperan grandes sorpresas… déjate llevar; pierde algún tren de vez en cuando.

Estar viajando por Europa y que te propongan jugar a un juego sobre trenes, en Europa, no es casualidad.

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Why don’t you dream about yourself

BRUSsELS

Forget the long way home and try me?

Ghinzu - Mirror Mirror

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Cuando viajas en tren todo se adapta a su velocidad. El tiempo se acelera, suceden miles de cosas demasiado deprisa, conoces mucha gente a la vez, cada uno de ellos con sus historias peculiares. Pero casi todas las experiencias terminan con una misma conclusiĂłn: todos los viajeros una vez descubren el sabor del viaje, no vuelven a encontrarse cuando regresan a “casaâ€?.

La balanza pende de una cuerda, solo basta nuestra conciencia para sostenerla...

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Pumpkin & Chestnut Soup Ingredients 2 tablespoons olive oil, plus extra to serve 1 onion, roughly chopped 2 garlic cloves, roughly chopped 600g peeled, chopped pumpkin 2/3 cup chestnuts 1 potato, chopped 2 carrots, chopped 1 leek, chopped 1/2 teaspoon ground nutmeg 3 cups (750ml) vegetable stock 1/2 cup (125ml) pure (thin) cream

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Agradezco aquellas personas que me abrieron las puertas de su casa junto las puertas de su corazón. Aquellas que me ofrecieron mucho más que su hogar, las que realmente valoran tu presencia, la agradecen y la cuidan sin esperar absolutamente nada a cambio. Y el vínculo de los que ofrecen armonía y de los que la aceptan es algo maravilloso. Este viaje está repleto de estas personas, aquellas de las que me resulta imposible describir bien su bondad, de tan especial que era.

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Respiró profundamente y sorbió el poco café que quedaba en su vaso siempre medio vacío. La gente salía y entraba del metro con frecuencia y ella, sentada en un rincón de las escaleras, desaparecía en medio de la energía frenética del ahora. Exhaló su cigarro con profunda tristeza. Miró el reloj y se levantó. Con pasos vacilantes, se acercó al quiosco que había en la entrada del metro, tiró el cigarrillo en el suelo y lo pisó con fuerza. Su primer cliente fue un hombre con prisas. Ella, con una sonrisa supuestamente natural, le vendió un café y le dijo: “have a nice breackfast!”.

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Salimos de casa con un adiós en la mano, en la boca y en el corazón. Nos despedimos por un tiempo, nunca será mucho, de aquellos que has querido y de los que también has odiado, de aquel lugar en su día llamado hogar. Y cuando te alejas de todo, lo dejas atrás, ves cómo se marchita el significado de las palabras y se vuelven ajenas. Y el espacio que ellas han dejado es ocupado por nuevos sentimientos, descubriendo que el hogar no es más que aquello que cargas en la espalda, aquellos lugares pasados y futuros. Y el amor hacia las personas más queridas ahora es compartido por las que fueron ajenas, llevándose un pedacito de ti, librándote de espacio para rellenarlo con más amor.

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AMSTERDAM 41


Ella quería formar parte de mi viaje. Ella quiso que nos encontráramos en algún lugar del mundo y hacer de este viaje una experiencia aun mejor. Quiso ser una artista, alguien con quien compartir mi viaje a través de las creaciones de los demás.

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Lo que no sabe es que, por muy lejos que nos encontremos, siempre formará parte de mi viaje, siempre tendrá un lugar en mi álbum de recuerdos y siempre me regalará una sonrisa que para mí no puede ser más que arte en su estado puro.

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El día era gris y, muy a mi pesar, estaba sola. Las piernas me La noche empezó lenta y serena. Mi botella se vaciaba al mismo ritmo flojeaban y mi cabeza había sido raptada por una de aquellas que la suya y mis ánimos se aminoraban al ritmo que él se animaba nubes tan feas que avecinaban tormenta. a hablar. Me encontré con mi nuevo anfitrión perdido al igual que yo, sin lugar donde dormir por razones que sigo sin entender. Juntos emprendimos una nueva búsqueda que nos llevó a casa de un colega suyo que nos acogió muy amablemente, junto con una botella de vino en sus manos y una botella de agua en la mía.

Y entre olas japonesas y vasos vacíos de vino vi, dentro de sus ojos tristes, un artista atrapado por el miedo, por las pocas expectativas de éxito y por los caminos turbios por los que tenia que cruzar. Me habló de sus sueños frustrados y entendí que yo, para aquella persona atrapada en él mismo, era todo lo que hubiera deseado ser.

- I always wanted to be an artist, but I never had the skills -

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Amsterdam se convirtió en una lucha personal contra el transporte supuestamente público por el que para utilizarlo había que pagar un riñón. Por ello me perdí una gran multitud de veces y anduve Kilómetros firme a mi resistencia.

Sin embargo, una noche fuimos unos cuantos a un local a tomar algo y, a pesar de mi negativa, me rendí ante la evidencia: teníamos que pagar por entrar. Lo más irónico es que una vez dentro, para utilizar los servicios del local por una necesidad puramente fisiológica, también había que pagar. La ciudad se ha convertido en un pozo de los deseos donde el dinero nunca dejará de prevalecer.

En “Waterland” se paga por respirar.

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Estaba triste, desconsolada, insegura. Venía de Berlín donde la realidad había superado todas sus expectativas de felicidad. Motivada por aquellas semanas, emprendió la ruta hacia Ámsterdam, pero al llegar a la ciudad se encontró con algo absolutamente diferente a aquello que esperaba. Se sentía derrotada y con ganas de volver a casa aunque lo único que deseaba en aquél momento era llegar hasta París. “¡París!” pensé.

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Mis semanas en aquella ciudad cambiaron algo en mi: su magia y su ritmo contagian a cualquiera que pise la ciudad. Le conté con quién había estado y le recomendé que contactara con ella. Al cabo de un mes me contó que conocerme fue la mayor suerte que tuvo en todo su viaje. Su rumbo cambió por completo con tan solo llegar a París, la gente la acogió como en casa y sintió que todo, incluso los peores momentos, valieron la pena. Nunca olvidaré su sonrisa y sus ganas de vivirlo todo.

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Muchas veces entendemos que nuestros sueños, al igual que las nuevas tecnologías, evolucionan. Avanzan a través de unos nuevos ideales de vida, rompiendo esquemas y creando nuevos pensamientos y maneras de ver el mundo. Pero nuestros sentidos, al contrario de la tecnología, no evolucionan tan rápidamente. Hasta que llega el momento en que ves cómo tus sueños se cumplen a través de una pantalla y cómo tus deseos se evaporan al ser incapaz de levantar la vista. Mezclar ese sentimiento con la realidad, mezclar lo intangible con lo tangible, las nuevas tecnologías con los sueños de “toda la vida” es una de las pocas soluciones de ahora. Y yo creo que Ámsterdam ha encontrado en ello su camino. Por eso siempre será una ciudad etérea dentro del mundo real, algo que nunca estará aquí pero sin embargo todos se llevan un pedacito de ella a casa.

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Mix your dreams with reality “Es tiempo de poner un poco de color en esta ciudad de sombras, en una vida saturada de estudios y trabajos de la uni.” Estudiante de la última casa

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Nunca supe muy bien de qué se trataba: un día con un viento Nunca llegué a entender cuándo mis sueños, mis esperanzas y mis helado, unas voces que me susurraban sin llegar a despertarme, ilusiones se convirtieron en algo efímero. Y cuándo entendí que la un suspiro sin remedio. realidad no es tan bella como nos la han contado desde niños. Sin embargo, ahora entiendo que el tren que dejé pasar era por una simple razón: mi destino esperaba pacientemente mi llegada.

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We are making love surronded by war

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uk 55


Hay una puerta que se abre en un momento determinado de nuestras vidas. A todos y cada uno de nosotros, consciente o inconscientemente, nos ha llegado el momento de tomar la decisión de qué camino escoger. Derecha, izquierda, al frente.

El que ofrece una vida más bella y sin embargo mucho más difícil: siempre habrá nubes que ocultan el paso, noches oscuras sin estrellas, corrientes que te querrán traer de vuelta a la tierra. Para seguir el camino hacia el Sol o la Luna hace falta esfuerzo, compromiso, energía, creatividad y sentimientos. Pero un artista escoge el camino azul, el del cielo en busca de la En Inglaterra encontré la manera musical de iluminar días ocultos, luz. compartí mi estancia con cantautores y guitarristas que consiguieron mantener los pies en el cielo, ganándose la vida de su arte.

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Su voz incansable era suave y delicada. Me senté a observarla, me parecía maravillosa. Aquella chica de la Republica Checa conseguía transmitirme a través de sus tarareos y el suave sonido de la guitarra la energía de alguien tranquilo y seguro de si mismo. Juntas pintamos lo que la música nos guiaba, dejándonos llevar por el ritmo de las guitarras. De ella me llevé su sonrisa, la más mágica hasta el momento, y el recuerdo de llevarla puesta como la prenda más bonita.

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. La música no paró de sonar durante toda mi estancia en Inglaterra. Los días que pasé con gente que realmente me mostró sus costumbres, gente que entendía mejor que nadie su tierra, se llenaron de Oliver, sus historias y sus canciones. Conocí Brighton y Bristol desde la ventana de una furgoneta que nos llevó desde esas ciudades hasta los acantilados tan simbólicos de Eastbourne, mostrándome los caminos más mágicos de Inglaterra.

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huele a pistacho

Y de repente, stop. Una pausa entre las prisas, un momento donde el tiempo dejó de apretar para darme un respiro. Por primera vez en mi viaje, me sentí como en casa. Por fin sentí que podía descansar sin la señal de alerta a punto… Y me dejé llevar por el descanso del guerrero, tan y tan merecido.

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Los momentos en que se camina solo tienen una acidez especial. Esos momentos son con los que te das cuenta que únicamente se trata de ti, una sola persona eligiendo su futuro, probando suerte con el siguiente destino, descubriendo nuevos horizontes, dejándote llevar por nuevos sentimientos. Y finalmente unas gotas de sudor frío que se deslizan por mi frente al subir al que sería, por fin, el último transporte de un largo día.

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Ciudad de los cisnes…

Se dice que en el siglo XV el pueblo ejecutó uno de los administradores de la corte; su nombre era Pieter Lanchals y su significado es “cuello largo”.

Siguiendo este acontecimiento la ciudad se lleno de cisnes

obligando a la población a mantener a los animales

en los lagos y canales para siempre.

BRUGGE 65


Él volaba con una cadena en cada pie. Pero volaba, alargando los brazos tanto como podía, por los mares de su mente, por los cielos y por los montes. Volaba, aun estando en su casa. Y, aunque eso no le hacía feliz, lo seguía intentando.

Él nos enseñó que, a pesar de las represiones sociales, se pueden vivir experiencias inolvidables a través de otras personas. Y eso mismo es por lo que acogía tanta gente como podía en su casa, para que ellos le contaran las maravillas que un día vieron sus ojos. Y así, él se creaba sus propios paisajes, sus propias aventuras.

- I would kill to be in Brazil -

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No aguanté demasiado en aquella ciudad. Apestaba a gente, fiesta y atracciones turísticas. Y yo confundí mi pérdida de rumbo con mis ganas de marchar así que decidí salir corriendo a un nuevo destino.

Salí temprano de casa y pillé a Brujas desperezándose de otra noche confusa. El viento me alborotaba el pelo y me empujaba con fuerza hacia el interior de la ciudad de belleza medieval. Y en ese momento me encontré a solas con una ciudad cautivadora, amable y sincera. Maldita traicionera… Miré el reloj, era tarde y el tren en dirección a Hamburgo ya debía haber salido. Y me acordé de ella, cuando en Londres me dijo: “Aunque creas que no llegas, siempre puede estar la suerte de tu lado, inténtalo”. Y cuando llegué a la estación, el tren seguía reposando en la vía, esperando a mi llegada.

“They told me I’m crazy, but you told me I’m golden” 68

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Germany

Forever meant nothing when we had nothing.

Deptford Goth - Feel Real

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Me dejé llevar sin preguntarme demasiado por qué la multitud de gente que compartía destino conmigo me arrastraba de un tren a otro durante 12 horas de un largo día. Finalmente entendí que el viento había destruido gran parte de nuestro camino y nos obligaba a hacer rutas interminables para llegar a una ciudad de la cual no sabía nada. Cuando llegamos tuve la oportunidad de descubrir Hamburgo por mi misma, paseándome y escudriñando en sus rincones sin ser vista por casi nadie. Cerré los ojos sin saber que una maravillosa historia sucedía un par de puertas más allá, en secreto y en la soledad de dos personas refugiadas por la noche.

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Una historia de la que, al día siguiente, descansada y con el sueño robado, compartió Zabi, el recepcionista, conmigo, motivado por las aventuras de mi viaje y la energía que me movía. La lluvia le sorprendió en Hamburgo. Sus estudios finalizaron con un último examen a altas horas de la noche, dejándola sin posibilidad de regresar a casa. Zabi se encontró con ella desesperada, sin lugar donde dormir y cansada de dar vueltas por la ciudad. Y aunque él no le pudo ofrecer una cama, le ofreció una silla y una botella de Whisky con la que se ahogaron en una celebración y un encuentro inesperado. La noche, para ellos, acabó siendo sincera y divertida. Ella se despidió agradecida por una noche imprevista y alegre.

But something was telling me to get away from there...

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B E R L I N

añada en un mar de dudas

ncontré sin apenas buscar

ecuerdos de un final inesperado...

uces tintadas de azul al descubrir

nevitablemente lo que ellos me repetían:

o querrás irte de esta ciudad.

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Y es que cuando siento las ganas de crear, las mariposas golpean las paredes de mi barriga con ansia de volar.

Cojo un lรกpiz y ellas nacen como si salieran de la punta de mis dedos

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Solo debo abrir las puertas y dedicarles su merecido tiempo.

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Al final, la vida puede ser como nosotros la pintamos.

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Le vi en la lejanía y, sin saber que era él, reconocí sus ojos azules y su manera de pedalear la bicicleta con prisas, como siempre. La noche nos cayó encima como una cascada de colores ahora amarillentos, ahora rosados, ahora rojos, ahora azules. Las estrellas brillaban como nunca hasta ese día y yo, absorta por la magia de la noche, no podía dejar de observarlas. Fuimos a mi nuevo hogar en bicicleta, impregnándonos de la fragancia de Berlín, escuchando la noche ruidosa y callada al mismo tiempo.

“Yo quería poner agua fría en el té para que se enfriara más deprisa.

Él me pedía que fuese paciente, que me esperara a que se enfriara por si solo”

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Los pequeños detalles, las coincidencias que parecían hechas para nosotros, las noches en una ciudad bella que me enamoró desde el primer momento, las súplicas de mi corazón para que nos quedáramos una noche más, y otra, y otra… Y me di cuenta que no fue por casualidad que llegué a Berlín. No fueron casualidad sus ojos azules. No fue casualidad nuestra realidad porque nosotros mismos la creamos. Y día a día, los pasos que nos marca la conciencia, son aquellos que debemos seguir.

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Y esta historia que nunca más gozará de un final sólo acaba de empezar. Porque el escalón tan y tan alto que marcó el inicio del inicio se ha convertido en un trampolín a nuestra nueva realidad, aquella que permite reescribirnos a cada paso que damos, aquella que nos enseña a darnos la vuelta y ver cómo dejamos atrás nuestro pasado, mirar a los lados para entender nuestro presente y ver que el futuro no es más que nuestra decisión.

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Y por fin entiendo que he encontrado aquello que nos lleva a nuestro destino, esa razón por la que nos movemos, por la que descubrimos y nos dejamos descubrir. Miré hacia el cielo una vez más y, con el corazón abierto, alcancé la Luna con mis dedos regalándole una gratitud que jamás había sentido.

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Agradecimientos Este apartado es para mí, uno de los más complicados, puesto que agradezco a todas las personas cada momento que me ha prestado, o que yo no les he podido prestar por mi ansia de conocimientos. A aquellos que me hospedaron y ayudaron durante el viaje, les debo este libro; son parte de él. A mi profesora, Isadora Guardia, por su incesante ayuda en cada momento, aportación de conocimientos y esperanza. A Alicia González por su profesionalidad y delicadeza por comprender cada detalle de mi viaje. Los profesores de la escuela Fem Art de Barcelona que me guiaron y ayudaron. Y los últimos, pero no menos importantes, mi familia y amigos, todos y cada uno de ellos por su paciencia, apoyo y ánimos. Especialmente a Eva Romero por su colaboración constante durante el proyecto. Todos los que estuvieron a mi alrededor han hecho realidad cada pedacito de este proyecto, sin vosotros, esto no habría sido posible.

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Listado de canciones Deptford Goth - Feel Real Ghinzu - Mirror Mirror Medicine for people - Aloha ke Akua Xavier Rudd - Spirit Bird Fink - Fire is like fire Oliver Robinson - Human Daughter - Youth The Weepies - Little Bird Alice Phoebe Lou - Berlin Blues Nouevelle Vague - Dance with me Milky Chance - Stolen Dance Eddie Veder - Society

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Ă?ndice Paris Brussels Amsterdam UK Brugge Germany Agradecimientos Listado de canciones

pg 10 pg 30 pg 40 pg 54 pg 64 pg 70 pg 87 pg 88



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