VIVE ESTE DÍA DE MUERTOS EN OAXACA
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ÍNDICE ¿Qué es el Día de Muertos?........ 3 ¿Qué tiene un altar de Muertos?........ 3 ¿Cuál es el objetivo del Festival?........ 4 Día de Muertos convivir: con los Ancestros..…… 5 Día de Muertos en Oaxaca…….. 6 Llevar a los Muertos…….. 9 Día de Muertos (XANDU)…….. 12 Comparsas de Barrio, la tradición del Día de Muertos en Oaxaca…….. 16 La Magia de los cinco señores…….. 19 Una Mágica Tradición, Altares de Muertos…….. 23 Leyenda del callejón del Muerto…….. 27
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ÍNDICE
TRADICION día de muertos en oaxaca
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Desde la época prehispánica en México, los indígenas han rendido culto a la muerte y la han concebido como una dualidad de vida, parte del ciclo de la naturaleza. Al llegar los conquistadores el culto a la muerte se fusionó con la religión católica, dando origen a la tradición del Día de Muertos durante el 1º y 2 de noviembre de cada año. En estas fechas los mexicanos celebramos a nuestros muertos acudiendo a los panteones para adornarlos con flores, y en nuestros hogares colocamos altares, para que las almas queridas abandonen el más allá y vaguen unos cuantos días por el mundo, visitando a su familia, su casa y amigos.
Alimentos, veladoras, incienso, licor, flores, fotografías, música y objetos personales del difunto, ofrendas que se preparan con respeto por los familiares para recordar a los que se han ido. Calaveras de dulce, pan de muerto, dibujos que se burlan de la muerte, versos que ridiculizan a personajes vivos de las artes, la ciencia o la política son parte de esta tradición y hacen referencia al célebre dicho popular: 'el muerto al cajón y el vivo al fiestón'.
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El objetivo del Festival de Tradiciones de Vida y Muerte es lograr la participación activa de la sociedad, comunidades mayas y artistas, en la que se integra la diversidad cultural en la celebración del Día de Muertos, a través de la recuperación de prácticas étnicas tradicionales y contemporáneas, alusivas a esta milenaria tradición mexicana.
Festividades indígenas dedicadas a los muertos Para los pueblos indígenas de México ubicados en la región centro sur del país, las prácticas y tradiciones que prevalecen en sus comunidades para celebrar a los espíritus de los antepasados, constituye una de las costumbres más profundas y
dinámicas que actualmente se realizan, así como uno de los hechos sociales más representativos y trascendentes de su vida comunitaria.
Las ceremonias realizadas cada año dedicadas a los muertos, representan no solo el encuentro con sus antepasados, sino también con los integrantes de la comunidad, lo que propicia la interacción de las familias y de comunidades enteras. Esto pone de manifiesto un amplio horizonte de concepciones que se han enriquecido a lo largo de los siglos, con más de 60 grupos de indígenas que tienen presencia ininterrumpida en casi todas las regiones de la nación.
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“Los Días de Muertos” representan una mezcla de tradición, culto, fiesta, magia e historia en Oaxaca. La celebración de los Días de Muertos en Oaxaca es una ceremonia popular que invoca a los espíritus de los ancestros para invitarlos a “convivir” en el mundo terrenal, por lo que se procura agasajarlos en la forma más atenta para que las ánimas de los difuntos puedan visitar a sus parientes. Los muertos retornan a su hogar porque son atraídos por sus antiguas pertenencias o por el amor de sus deudos. Es posible asegurar que ninguna población de México permanece indiferente a tan arraigada tradición, que de alguna forma fortalece los vínculos familiares, evocando la memoria de los seres queridos.
Existen vestigios de las representaciones de la muerte llevados a cabo por las diversas culturas que florecieron antes de la llegada de los españoles. Dichas culturas sostenían que con los vientos fríos del norte, llegaban los espíritus de sus muertos a visitarlos y para recibirlos organizaban fiestas en su honor. Desde la evangelización de Oaxaca, llevada a cabo por los dominicos Fray Gonzalo Lucero y Fray Bernardino de Minaya, a la cabeza de un sinnúmero de misioneros, se implementaron las fechas para celebrar a los Fieles Difuntos, tomándose como resultado del culto a los muertos que ya tenían los pueblos aborígenes y las preces de la Iglesia por los antepasados. 7
En la actualidad, la celebración de Muertos se inicia a mediados del mes de octubre con la adquisición de los productos que habrán de colocarse como ofrenda en un altar. Desde muy temprano, los mercados se instalan y se visten de olores y colores característicos, entonces comienza la concurrencia de deudos. Puede encontrarse entre los productos característicos de la temporada: el mole negro, los dulces oaxaqueños, entre los que no puede faltar la calabaza en conserva, las manzanitas de tejocote y el nicuatole, acompañados por el chocolate y el pan de muerto. Todo esto y las frutas de la estación son elementos que se utilizan para adornar los Altares Muertos y para rodear las ofrendas que se colocan en honor a aquellos que han partido ya de este mundo.
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LLEVAR A LOS MUERTOS El primero de noviembre es día de “llevar los muertos”, la costumbre consiste en obsequiar a parientes y amistades de la familia una dotada muestra de las viandas que integran la ofrenda de muertos. La entrega se hace casa por casa. Este día se venera a los “angelitos”, es decir a los parientes que murieron siendo niños. El día dos de noviembre se venera a los finados adultos.
Todos los Santos y los Fieles Difuntos son ocasiones para que nuestro pueblo ejerza sus ancestrales costumbres. Algunos, orando por sus familiares pasados, otros yendo a los cementerios para adornar las sepulturas que permanecen en los panteones, elaborando así los altares de muertos. Gran parte de la preparación de estas fiestas se ve reflejada en la construcción de los Altares de Muertos, ofrenda que se hace
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a los que se les da la forma de arco triunfal, por donde se da la bienvenida a los fieles difuntos.
para honrar a los familiares fallecidos, ya que según la creencia popular, ellos vendrán a visitar sus moradas y a sus familias en este día. Los Altares de Muertos son instalados en las casas de sus familiares o en los mismos panteones sobre las tumbas y varía de acuerdo a las tradiciones de cada región. Todo lo que el fallecido disfrutó en vida, es recordado al preparar el altar; la ofrenda se coloca el día 31 de octubre por la mañana, y es todo aquello que los ya finados vendrán a saborear y disfrutar. Este altar se levanta generalmente sobre una mesa forrada con un mantel o una sábana blanca o bien con papel de china “picado”; en las patas frontales de la mesa, se amarran unas cañas de azúcar o carrizos,
Tradicionalmente en todo Altar de Muertos jamás se olvida colocar la flor de muerto, el oloroso “cempasúchil”, y también flores de otro tipo. Otra de las ofrendas que nunca se soslayan y se sitúan en los altares para que las ánimas de los difuntos se alumbren, es la lámpara que contiene el aceite de higuerilla, las velas de cera blanca o amarilla, y veladoras. Dependiendo de cada familia, las imágenes religiosas y fotografías de los finados también suelen colocarse.
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Desde la época prehispánica hasta nuestros días, ha sido costumbre entre nuestros pueblos, colocar en el altar de muertos la ofrenda de copal
Por todo lo anterior, “Los Días de Muertos” representan una mezcla de tradición, culto, fiesta, magia e historia en Oaxaca. Es un espectáculo magnífico el que se vive en los panteones, como el Panteón General adornado con más de 2,400 veladoras, o que decir del Concurso de Altares de Muertos, de los magníficos adornos de las tumbas, del ingenio y esmero de los familiares para agradar a los ya finados y de toda esta expresión de amor terrenal.
o incienso, substancia que al ser quemada produce gratos aromas ; esta ofrenda era considerada como uno de los principales tributos a las divinidades. Una vez colocado el altar, nadie puede tocar absolutamente nada. Los invitados son los muertos y son ellos quienes inician el convite, en su retorno al inframundo, ya satisfechos, únicamente se llevarán el olor y la savia de los platillos, sólo después de ellos, todo podrá ser probado por los deudos.
La Ciudad de Oaxaca se prepara para esta reunión con los difuntos, y en cada uno de los Panteones se tienen actividades que es posible compartir, vivir y experimentar por cada uno de nosotros. 11
DIA DE MUERTOS (XANDU)
El culto a la muerte es una tradición que se ha conservado desde épocas prehispánicas; en el Estado de Oaxaca, en el Istmo de Tehuantepec se ha mantenido con el llamado Día de Muertos conocido en Santo Domingo Petapa como Xandu. La mesa en la que se adoran a los santos es el lugar ideal para colocar los alimentos que se ofrecerán a los fieles difuntos a su llegada al mundo de los vivos; un arco hecho con las ramas de la caña de azúcar, adornado con flores de cempasúchil forma parte de la decoración, y sobre este cuelgan naranjas, mandarinas, dulces, paletas y panes con forma humana. Piezas de pan, los chocolates elaborados con el metate de la
abuela son elementos que no pueden faltar; vaso con agua, taza de café, el caldito que le gustaba al difunto, mole, tamales, diversos platillos típicos de la región, tortillas, bebidas embriagantes, cigarros, refrescos, frutas variadas y todo aquellos que los fallecidos gustaban en la tierra. Al pie de la mesa una piezas de maíz, ocote, cañas de azúcar, frutas grandes, velas, veladoras, jarrones con flores y un bracerillo de barro con incienso quemando. Por las calles se respira la mezcla de olores provocando una sensación que hace dirigir hacia el recinto y admirar el altar de la abuela, la tía, la vecina. Todo esta listo para recibir a aquellos seres queridos que partieron pero regresan para estar unos momentos con nosotros. Los panteones son visitados, días antes se limpia por medio del 'tequio', los familiares llevan flores a las tumbas.
- Guya da', guyano' guibihua lo ba', guche'luhua, guyano' bo' no somerio, cera, guque' toy veladora guijquihua - dice la abuela*, animando a los hijos a ir al panteón. 12
Cuando algún familiar fallece durante el año, la celebración es llamada Xandu Ye' o su primer día de muertos, el altar es diferente y más concurrido, los familiares y conocidos asisten a los rezos por la noches; cafecito caliente y tamales forman parte de la celebración. El 31 de octubre se recibe a los niños para después despedirlos y darles paso a los adultos el día 2 de noviembre. El día 3 de noviembre los familiares asisten al panteón para ir a depositar parte de las flores que se utilizaron en el altar, el resto se colocan al sol para secar las semillas y poder sembrarlas al próximo año. Así, entre una mezcla de costumbres prehispánicas y católicas se celebra una de las grandes tradiciones de nuestro pueblo, un legado que no debe perderse.
Tamales y atole, la ofrenda a sus muertos en Oaxaca La costumbre consiste en obsequiar a parientes y amistades de la familia una dotada muestra de las viandas que integran la ofrenda de muertos
Tamales, tortillas, atole, calabazas, codornices y conejos son los platillos que conforman las tradicionales ofrendas 13
oaxaqueñas que continúan realizándose en esta ciudad para preservar el legado prehispánico y la tradición de convivir y agasajar a los espíritus de nuestros ancestros en ofrendas y altares. Con el objetivo de preservar las tradiciones, afirmar la identidad, enriquecer la vida cultural, activar la economía local y darle más realce a las Festividades de Día de Muertos, el Ayuntamiento de Oaxaca de Juárez se suma a esta celebración catalogada como Patrimonio Intangible de la Humanidad por la UNESCO. Talleres, ofrendas, exposiciones, concursos y tapetes artísticos se llevarán a cabo en la Casa de las Artesanía de Oaxaca, el Palacio Municipal, el Panteón General, las calles del Centro Histórico y del Barrio de Jalatlaco, para invocar a los espíritus de los ancestros e invitarlos a 'convivir' en el mundo terrenal, según las creencias de esta ciudad.
Para Oaxaca de Juárez, el primero de noviembre es día de 'llevar los muertos', donde la costumbre consiste en obsequiar a parientes y amistades de la familia una dotada muestra de las viandas que integran la ofrenda de muertos; esta entrega se hace casa por casa.
Además de montar sus tradicionales ofrendas en las casas, centros de trabajo y escuelas, que son acompañadas por los famosos tapetes de arena decorados con flores y velas que iluminan los nichos de las criptas, se representan cortejos fúnebres, ofrendas, comparsas y gran variedad de eventos artísticos. Las autoridades oaxaqueñas, organizan, desde 1996, el concurso de altares y tapetes en el que participan desde las personas que acuden a los panteones hasta los estudiantes universitarios, quienes cubren la calle principal del centro histórico con recreaciones de este antiguo arte sacramental. 14
Entre las actividades a realizarse se encuentran una exposición de Tapetes de Arena y un entierro prehispánico, así como un curso para niñas y niños de tres a doce años, denominado 'Pinta tu Calavera', además de que se podrá apreciar la elaboración del tradicional Altar de Muertos de los pueblos indígenas.
iluminarán dos mil cuatrocientos nichos, con veladoras, así como degustación de chocolate y pan. Para completar estos festejos tendrán lugar los conciertos de 'Scholacantorum Anteqverencis', el Coro de la Ciudad, el Sexteto de Cuerdas Wolfgang Amadeus y de música de banda tradicional. Por su parte, en el Centro Histórico se representarán dos comparsas de muertos a cargo del colectivo Cruz Blanca de Santa María Atzompa y de los grupos culturales 'Yahuiche', 'Danza Ometéotl de Reyes Etla' y la del barrio de Jalatlaco. Para finalizar los festejos, en la Casa de las Artesanías de Oaxaca se dictará la conferencia 'La Concepción de la Muerte en el México Antiguo' el 2 de noviembre.
En el Panteón General se llevarán a cabo diversas actividades que iniciarán con la exhibición de tapetes de arena y el concurso de Altares de Muertos, además de que se 15
Comparsas de barrio, la tradición del Día de Muertos en Oaxaca Como cada año, las comparsas de los diversos barrios de la ciudad saldrán a las calles; a pesar de los grandes esfuerzos económicos por no contar con apoyos institucionales, éstas constituyen un patrimonio cultural de Oaxaca en estas festividades en torno al Día de Muertos. La comparsa de muertos, es una tradición vigente en Oaxaca desde hace varios siglos que perdura con el esfuerzo de la juventud y que paradójicamente son los adultos quienes menos interés muestras por su conservación
A pesar de la significación religiosa que esta costumbre tiene, este festivo tributo a los desaparecidos, también es uno de los medios de expresión social e incluso de parodia de la realidad que se vine en populares barrios y comunidades oaxaqueñas, donde esta tradición cada año se extingue.
La vistosa comparsa de Cinco Señores, ejemplo de promoción cultural. Ha sido más el entusiasmo de la barriada, de los jóvenes y niños por participar en este ritual, que la voluntad del gobierno por preservarlo, ya que cada año, a pesar de las promesas de apoyo de los funcionarios, es la propia comparsa la que debe costear todos los gastos de esta tradición.
Sin que los funcionarios de cultura lo sepan –ya que como en este año se ausentan para aprovechar los puentes vacacionales-, es el turismo y escasos vecinos, quienes acuden a apreciar esta colorida y pícara representación de la muerte. 16
La comparsa, lejos de mermar por las condiciones económicas del país, se ha fortalecido en el gusto de las nuevas generaciones que materialmente se apropiaron, pero que vislumbran un futuro incierto en la preservación de esta colonial costumbre. Es la juventud la que este uno de noviembre saldrá a las calles en su reencuentro anual con las tradiciones, con la magia de la comparsa.
La comparsa, un espacio para la crítica social y el humor. La más antigua, es la del Barrio de El Polvo, la comparsa Cervantes que organiza sobre la calle de Guerrero esa familia desde 1948, partirá este 1 de noviembre a las 20:30 horas.
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una banda de música que desde meses antes es necesario contratar, como en este año lo hicieron aunque ahora no reúnen el dinero para cubrir siquiera ese servicio de la música.
Para la realización de ese festejo se requiere de trajes nuevos cada año, trajes que realizan en terciopelo, por lo cual cada traje tiene un costo mínimo de mil 800 pesos, más las máscaras, las cuales algunas las compran en establecimiento o bien las elaboran con cartón, además de los trinches, guadañas y otros accesorios de los chocarreros personajes.
Esta festividad, reconoce, es un punto de unidad, donde además se busca que los jóvenes enfoquen sus energías en algo constructivo, que los haga reflexionar sobre sus raíces y de paso no tomen caminos equivocados, pero para las autoridades, este esfuerzo no tienen ningún valor.
Así unos 25 personajes que ensayan con anticipación los picarescos parlamentos, al igual que otros que se suman en las vísperas, deben erogar en la compra del traje que solo utilizarán una vez. De igual forma, deben pagar unos 12 mil pesos para contratar 18
La magia de “Cinco señores”
barriada que cada vez se renueva, a pesar de lo complicado que resulta llevar a cabo esa fiesta. Algunos vestidos de enfermeras con ligueros o sacerdotes de mitra, sin faltar los personajes de la colonia, el doctor, el padre que cobran vida en una de las formas teatrales más importantes y más críticas que se dan en los barrios como lo es la comparsa.
Pero también se hace presente la picardía y sarcasmo propio del carácter mexicano, cuando aparecen personajes de la política hasta de la misma la agencia con el escarnio gustoso de los vecinos.
Sin escatimar esfuerzo en su organización, más de 20 integrantes impresionan por la originalidad de su vestuario, realizado en su mayoría por los propios participantes de esa agencia municipal citadina que roban la atención. Con la fuerza inyectada por los hermanos López, jóvenes que todos los años esperan esta fecha para reforzar una herencia de abuelos, que identifica a una
Antes de la comparsa se realizan bellos tapetes de arena, como una exposición que organiza el 19
Colectivo Cultural “La idea” para confirmar por qué es tan fuerte nuestra tradición cultural y cómo un grupo de jóvenes se compromete con su identidad. También con 50 años de tradición, esta comparsa actualmente está en manos de un grupo de jóvenes que de manera entusiasta organiza sin ningún apoyo institucional este festejo con un lema muy claro: “Para qué importar costumbres tal vez respetables pero totalmente ajenas, si en México tenemos valiosas tradiciones”, dijo el principal organizador, Martín López.
comenta grupo.
el
coordinador
del
“Sabemos por nuestros abuelos que es una tradición prehispánica que se realiza tradicionalmente y que une a la colonia, por eso la continuamos, ya que hubo un tiempo en que se estaba perdiendo pero se ha retomado y desde hace tres años como grupo cultural nos propusimos a fortalecerla” En tal sentido, reconocen que han encontrado una muy buena respuesta de los nativos de la colonia, de las primeras familias que siempre los apoyan, aunque lamentablemente nuevos vecinos que llegan a vivir un tiempo o definitivamente, no muestran interés.
“Lo que nos mueve son las raíces que tenemos de la colonia, las cuales se han heredado de nuestros abuelos a tíos y padres y ahora nosotros tenemos una responsabilidad como jóvenes de organizar la comparsa” 20
Un hecho que estimula es que los nietos de las familias nativas de Cinco Señores continúan participando con disfraces o con el apoyo en la organización de esta tradición. Recuerdan cómo sus antepasados elaboraban sus disfraces con máscaras de cartón o de madera, lo cual están continuando para evitar el plástico o las imágenes que nada tienen que ver con la festividad original de muertos “como lo es el halloween, una fiesta extraña a nosotros, por eso somos antihalloween”. A futuro, se han echado a cuestas el compromiso de continuar organizando ese festejo tradicional, “hasta que seamos grandes, transmitirla a nuestros hijos y a los que vengan, porque ya es parte de nosotros”, remata.
Destacan algunas pequeñas comparsas en San Juanito y Xoxocotlán, donde el interés de los jóvenes contrasta con la de los viejos, -unos en desacuerdo con el libre lenguaje de los parlamentos, otros simplemente desidiosos de apoyar esa expresión popular. 21
La celebración de los Días de Muertos en Oaxaca es una ceremonia popular que invoca a los espíritus de los ancestros para invitarlos a “convivir” en el mundo terrenal, por lo que se procura agasajarlos en la forma más atenta. Su visita entre nosotros obedece a un permiso obtenido desde el más allá para que las ánimas de los difuntos puedan visitar a sus parientes. Los muertos retornan a su hogar porque son atraídos por sus antiguas pertenencias o por el amor de sus deudos que requiere de nuestro acompañamiento. Ese transitar de un mundo a otro sustenta la realización de las comparsas, que también representan una forma de invocar e invitar a nuestros difuntos que cada año bailan, comen y beben con los vivos, en los barrios y comunidades oaxaqueñas en una tradición que en definitiva se niega a morir.
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UNA MÁGICA TRADICION: ALTARES DE MUERTOS
Es momento de hacer una pausa. La tradición está más viva que nunca: llegó el día de muertos. Los días de muertos son tan importantes en Oaxaca que la población hace una pausa de las labores diarias para honrar, recordar, sentir de cerca y extrañar a sus difuntos. La celebración es un desgarre como lo menciona Octavio Paz en el Laberinto de la Soledad, tiempo de abrirse mediante la fiesta, tiempo de gastar en memoria de aquellos que veremos en otra vida. Los días de muertos, el 31 de octubre, primero y segundo de noviembre se viven en Oaxaca entre olores de flores de
cempasúchil y cresta de gallo, mercados con cañas, jícamas, mandarinas, cacahuates, chocolate, mole, mezcal, cerveza, copal, montañas de pan de muerto y altares.
Un altar casero muestra tácitamente el dilema entre lo pagano, anterior a la conquista y la religión católica. Un altar de muertos se forma de calaveras paganas, fotos de difuntos, crucifijos e imágenes de 23
vírgenes, además de las ofrendas. Aunque el colectivo cree que el difunto se encuentra en el paraíso tampoco niega que se encuentre en el Mictlán.
El arreglo del altar es cuestión familiar, pretexto excepcional para reunir a los integrantes de la familia y agasajar a los que ya se fueron con lo que disfrutaban más en vida. Las señoras se encargan de escoger las flores más frescas y bellas, el pan de mejor calidad, el mole que el difunto degustaba con más fervor y apetito. La familia coloca una mesa en algún sitio del hogar, se forma un arco con cañas, portal del inframundo por donde regresarán en este día tan especial los difuntos, y que también sirve como marco para colocar fotos, colgar fruta, imágenes religiosas y cruces o crucifijos. Algunos altares tienen varios niveles donde se colocan las ofrendas, las velas, la comida, las bebidas y la vasija
para el copal que se sitúa en el séptimo nivel y que purifica y al mismo tiempo, guía al difunto en su regreso a la tierra. Un altar con dos niveles representa el cielo y la tierra; uno con tres niveles el cielo, el purgatorio y la tierra; el de siete niveles simboliza los siete niveles para llegar al cielo. Recientemente se han sumado al arreglo de algunos altares las calaveras en papel que creó Francisco Posada y que agregan el cómico y picaresco punto de vista de los mexicanos hacia la muerte.
El altar de muertos debe ser aderezado ricamente, la visita del familiar difunto lo vale, sería una grosería ofrecer al viajante
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del más allá un altar precariamente conformado. Los mixes, autollamados “Los no conquistados” creen que si un altar no es ricamente decorado, el familiar difunto notará que el anfitrión se encuentra en precarias condiciones de vida y vendrá por él a los tres años.
Es tiempo de fiesta, tiempo de gastar, tiempo de abrirse y abrir la brecha con el mundo espiritual, tiempo de ver nuevamente a los que se fueron, tiempo de fijar un espacio especial en casa, un espacio con olor a copal y el ondulante movimiento de la luz de las velas, un espacio colorido y alegre que contrarresta la tristeza de la pérdida del familiar y, que al mismo tiempo, nos confirma que seremos recordados y recibidos una vez al año de la misma manera en un futuro.
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LEYENDA DEL ESTADO DE OAXACA
LA LEYENDA DEL CALLEJON DEL MUERTO
La La calle 2 de Abril de la capital oaxaqueña es ahora una transitada vía de salida del Centro Histórico. Antes, durante la época de la Colonia, muchas de las calles del centro de la ciudad eran pintorescos caminos adoquinados que serpenteaban hacia el cerro del Fortín y al río Atoyac. En los tiempos en que la corriente eléctrica no había sido instalada en la ciudad, rondaban "Los Serenos"; personas que patrullaban las calles portando un farol y que anunciaban en la quietud de la oscuridad las horas y mantenían vigilados los barrios de la población. Cerca de la Basílica de La Soledad corría un Sereno a mitad de la noche. Corría de prisa, rumbo a la iglesia del Marquesado; momentos antes, un grito desgarrador rompió el frío silencio del callejón 2 de Abril. El grito de dolor de
un hombre llenó la callada atmósfera del rumbo. El paso veloz e insonoro del hombre que descendía por el callejón no parecía inmutar el ambiente. Al llegar a la iglesia llamó a la puerta y apareció el párroco; el individuo le dijo que en el callejón 2 de Abril había sido apuñalado un hombre, que yacía moribundo y con la firme intención de dar su confesión antes de partir. Condujo al párroco hasta donde el desafortunado se debatía entre la vida y la muerte con una gran herida en el pecho; el cura se inclinó hacia el herido y escuchó una larga y penosa confesión para después absolverlo. Al término de la confesión, buscó con la mirada a su acompañante pero ya no se encontraba. Se dice que por curiosidad levantó el farol sobre el rostro del ya muerto entonces. Se encontró con la gran sorpresa de que el muerto era el mismo hombre que lo había guiado hasta el lugar. El cura regresó al curato presa de gran miedo y terror. Días después cayó enfermo de gravedad y, al reponerse, conservó durante su vida una 26
sordera total del oído con el que escuchó al penitente. calle 2 de Abril de la capital oaxaqueña es ahora una transitada vía de salida del Centro Histórico. Antes, durante la época de la Colonia, muchas de las calles del centro de la ciudad eran pintorescos caminos adoquinados que serpenteaban hacia el cerro del Fortín y al río Atoyac. En los tiempos en que la corriente eléctrica no había sido instalada en la ciudad, rondaban "Los Serenos"; personas que patrullaban las calles portando un farol y que anunciaban en la quietud de la oscuridad las horas y mantenían vigilados los barrios de la población. Cerca de la Basílica de La Soledad corría un Sereno a mitad de la noche. Corría de prisa, rumbo a la iglesia del Marquesado; momentos antes, un grito desgarrador rompió el frío silencio del callejón 2 de Abril. El grito de dolor de un hombre llenó la callada atmósfera del rumbo. El paso veloz e insonoro del hombre que descendía por el callejón no parecía inmutar el ambiente.
Al llegar a la iglesia llamó a la puerta y apareció el párroco; el individuo le dijo que en el callejón 2 de Abril había sido apuñalado un hombre, que yacía moribundo y con la firme intención de dar su confesión antes de partir. Condujo al párroco hasta donde el desafortunado se debatía entre la vida y la muerte con una gran herida en el pecho; el cura se inclinó hacia el herido y escuchó una larga y penosa confesión para después absolverlo. Al término de la confesión, buscó con la mirada a su acompañante pero ya no se encontraba. Se dice que por curiosidad levantó el farol sobre el rostro del ya muerto entonces. Se encontró con la gran sorpresa de que el muerto era el mismo hombre que lo había guiado hasta el lugar. El cura regresó al curato presa de gran miedo y terror. Días después cayó enfermo de gravedad y, al reponerse, conservó durante su vida una sordera total del oído con el que escuchó al penitente.
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