17 de mayo del 2015
XXV DOMINGO del CICLO B / Fiesta de la Ascensión del Señor
Semanario
Nº 040
PARROQUIA INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA DIÓCESIS DE LA CEIBA
Reina de los Confesores, Reina de las Vírgenes, Reina de todos los Santos, Ruega por nosotros. Comunidades: Inmaculado Corazón de María
Colonia El Sauce, 1era. calle, 2da. etapa, La Ceiba, Atlántida, Honduras
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Sagrada Familia
San Pablo
San Francisco de Asís
La Luz de la palabra: la Ascensión de Jesús, un reto de confianza Cristo al “irse de nuestro mundo”, hace pública su confianza en nosotros los hombres. Deja en nuestras manos una grave misión: la de salvar Al mundo y al hombre hasta que Él vuelva. Miren qué confianza la del Señor: no le importan nuestros pecados, limitaciones, fallas y caídas y en un “gesto propio de Dios”, en un gesto que refleja su atrevimiento, confía en nuestras frágiles manos, la salvación. De nosotros depende, desde entonces la salvación de los otros: “vayan por todo el mundo y hacer discípulos míos y el que crea y se bautice se salvará…” (Evangelio), en otras palabras: “dejo en sus manos la misión de ser ‘salvadores’ de los otros”.
hombre que se encierra en el horizonte mezquino de la materia, es el encontrar un camino hacia lo eterno, lo inmortal, lo que no perece nunca. Cristo al ascender al cielo, quiere invitarnos a ponernos en camina hacia la eternidad. Cristo, con su ascensión, nos dice que la vida no puede terminar encerrando su derrota en una caja mortuoria con destino de cementerio. Cristo quiere decirnos y proclamar que los horizontes humanos y materiales han sido vencidos con su ascensión y es un motivo para dejar de ser rastreros y dejar de buscar sólo aquello que nos afinca en esta tierra cuando tenemos destino de cielo y carta de ciudadanía eterna. Con Cristo que asciende al cielo, el hombre descubre que el camino para sentir realizada = salvada su persona está abierto en Cristo.
Desde entonces, de nosotros depende que en el mundo se implante la justicia, la paz, el amor. De nosotros depende acortar el abismo que separa a ricos y pobres; que seamos vos de los que no tienen voz; de nosotros depende el que en los rostros de los niños abandonados, de obreros explotados, de hombres que sufren el desempleo, de indígenas maltratados, descubramos y hagamos descubrir el rostro de Dios y el rostro de Cristo. (ver Documento de Puebla). Pero es necesario que nos preguntemos si somos y nos mantenemos fieles a esa confianza que Dios tiene en nosotros, pues es triste constatar que el mundo y el hombre se sienten defraudados ante nuestras actuaciones de “hombres de confianza de Dios”. ¿qué se puede esperar del cristiano que busca caminos de rivalidad, que se encamina en los senderos del vicio, que no puede dominar sus instintos e impulsos?. A la confianza de Dios respondamos con nuestra responsabilidad que se traduce en entrega, en sacrificio, en lucha por los ideales de Cristo y en vivencia plena de la fe y confianza recibidas. La Ascensión del señor nos abre el camino a la eternidad Lo que más necesita el hombre de hoy, el hombre de la ciencia, del progreso, el
LUNES 18 Hch. 19, 1-8 Salmo 67 Jn. 16, 29-33 San Juan I, papa y mártir.
Nadie podrá llegar al cielo que Cristo ha conquistado si no traducimos nuestro anhelo en un compromiso de vida: buscar siempre lo que levante al hombre; buscar siempre aquello que hace al hombre más digno, más persona, más humano. Nadie podrá llegar al cielo si olvidamos que nacimos para ser ciudadanos del infinito, que nacimos para grandes cosas y que el camino cerrado por el mal y el pecado hoy se abre en Cristo a tal punto que la muerte ya no es obstáculo, sino camino seguro para la realización de lo que aspiramos. No podemos, por tanto, gastar nuestra existencia sembrando sólo para este mundo, sembrando sólo para la muerte que limita y acaba con todo. Es necesario que todo acto, cada compromiso que asumimos, por muy sencillo que sea, se trasforme en una siembra para la eternidad. La ascensión del Señor y nuestra ascensión en Él será cosecha si fue siembra, será llegada si fue “carrera y marcha diaria”, será corona si fue “lucha y conquista”.
EL PAN DE VIDA PARA LA SEMANA DEL 18 - 23 DE MAYO / SANTORAL MARTES 19 Hch. 20, 17-27 Salmo 67 Jn. 17, 1-11a.
MIERCOLES 20 Hch. 20, 28-38 Salmo 67 Jn 17, 11 b-19 San Bernardino de Siena.
JUEVES 21 Hch. 22, 30;23, 6-11 Salmo 15 Jn. 17, 20-26
San Cristóbal Magallanes. Presbítero, y compañeros mártires.
VIERNES 22 Hch. 25, 13-21 Salmo 102 Jn. 21, 15-19
Santa Rita de Casia, religiosa.
SABADO 23 Hch. 28, 16-20. 30-31 Salmo 10 Jn. 21, 20-25