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Ex Estranho
La octava elegía Dedicada a Rudolf Kassner Con todos los ojos ve la criatura lo abierto. Pero nuestros ojos están como al revés, y completamente en torno suyo, la cercan como trampas, alrededor de su libre salida. Sólo sabemos lo que hay afuera por la cara del animal, pues ya desde el principio volteamos al niño y lo forzamos a que vea de espaldas la creación, no lo abierto, que en la mirada animal es tan profundo. Libre de la muerte. Sólo nosotros la vemos; el libre animal tiene su final siempre detrás y delante de sí a Dios, y cuando anda, anda en la eternidad, como andan las fuentes. Nunca tenemos, ni siquiera un solo día, el espacio puro delante de nosotros, donde las flores se abren interminablemente. Siempre está el mundo, y nunca ninguna parte sin no: la pura, la no vigilada, la que uno respira e interminablemente conoce y no anhela. De niño se pierde uno tranquilamente en ella y nos despiertan a sacudidas. O alguien muere y ya. Porque cerca de la muerte uno ya no v