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ontenido 58 años de Tierra de mis amores......................................................................4 L. Ernesto Camarillo Ramírez Día segundo.......................................................................................................6 Francisco Eduardo Tresguerras Sortilegio de Guanajuato..................................................................................7 Jaime Torres Bodet Día quinto..........................................................................................................8 Francisco Eduardo Tresguerras El cáliz y el vino................................................................................................8 Carlos María de Heredia Sea para siempre alabado..................................................................................9 (comentarios sobre un canto religioso popular para los Días Santos) Abel G. Huerta García Canto popular..................................................................................................11 El con ten artículo ido de los s en esta publicados re respon vista, es sa autor. bilidad de ca da
Plegaria: Mater Dolorosa................................................................................12 Manuel María Flores La vida anterior...............................................................................................13 A. J. Aragón
Erasmo Mejía Ávila
58 años de Tierra de mis amores
L. Ernesto Camarillo Ramírez1
Una palpitante mirada al Guanajuato que añoramos, donde, parafraseando a Ibargüengoitia, le derrumban algo viejo para construir algo que parece más más viejo pero de otro lado. Una ciudad centenaria con evidencias en su traza, puentes, arquerías de su calle subterránea y aderezada con las múltiples cúpulas intercaladas con los propios cerros que sirven de telón de fondo: así es Tierra de mis amores. Cincuenta y ocho años desde que un grupo de amigos tomaron a cuestas hacer lo que ellos llamaron una edición del recuerdo. Recordar y dejar evidencia para que las futuras generaciones pudiéramos conocer lo que ya estaba desapareciendo o mutando, pues también a ellos su presente y sus referentes se les iban de la mano. Qué mejor, entonces, que una edición impresa; papel y tinta para que perdure su legado. En 1962 aparece el cuarto número,2 editado con experticia por el maestro Erasmo Mejía Ávila, quien por años había dirigido el Periódico Oficial y el semanario más importante de la ciudad capital, El Estado de Guanajuato. Reportero, cronista, escritor y profundo enamorado de la cañada y lo que en ella acontecía. Los colaboradores de ese número: Alfonso Reyes, Joaquín Guerra y Aguilar, Manuel Leal, Josefina Zozaya, Matilde Rangel, Cayetano Valdivia, Artemio del Valle Arizpe, Hugo Latorre Cabal, Ezequiel Almanza, Mariano Becerra Gaytán, Fedro Guillén, Fulgencio Vargas, Luis Fermín Cuéllar, Alberto Ruiz Gaytán, Manuel Ortiz Guerrero, César Moreno García, Rosario Sansores y Evangelina Valdés de Sierra. Para las ilustraciones, el grabador Jesús Rivera. Equipo heterogéneo, hoy diríamos multidisciplinar, integrantes de una generación heredera de lo hecho por sus antecesores, el licenciado Agustín Lanuza, Fulgencio Vargas y el profesor Joaquín Guerra, quienes en el Colegio del Estado y en la Escuela Normal habían formado a varios de los integrantes de ese primer equipo de colaboradores de Tierra de mis amores.
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Don Erasmo Mejía apunta en el número de 1982: La iniciativa partió de ellos (Cayetano Valdivia Rivera y Jesús Morales Rivera), pero muy pronto se les sumaron el pintor Juventino Rosas Juárez, el profesor Ezequiel Almanza Carranza y el periodista Erasmo Mejía. […] De los primeros, decimos, brotó la idea de “dar a luz” esa publicación que los guanajuatenses recibieron con entusiasmo y mucho cariño.3
A lo largo de estas décadas de existencia, Tierra de mis amores ha visto pasar muchos temas y autores, guardando íntegramente el objetivo nodal de la publicación, es decir, dar cuenta de cómo era Guanajuato, su gente y tradiciones, todo en el marco de la segunda celebración en importancia de la ciudad, el Viernes de Dolores. Una publicación en la que se resaltaba (en relatos, ensayos, poemas y cánticos a la Madre del Redentor) la esencia del habitante de la cañada, su origen y sus añoranzas. En este Guanajuato de nuevo siglo, persiste la costumbre de “bajar” a desayunar a la ciudad y caminar entre los puestos de flores y cascarones decorados. Después de la velada del Día de las Flores, es común escuchar que la gente se pregunte si ya salió Tierra de mis amores, pues desde que vio la luz ha sido un éxito. Para las personas es imperante conseguir el número del año y atesorarlo como un bien preciado, pues es una ventana a su pasado común, donde se recuerda cómo fuimos, cómo somos: Véanlo hoy como hace 100 años, celebrando una de sus más bellas tradiciones: la fiesta de las flores en su pequeño Jardín de la Unión. El tiempo no ha menguado el encanto de ese amanecer, ni el perfume de sus flores, ni la alegría de sus mujeres. Como hace 100 años, de la Sierra bajarán los arrieros trayendo multitud de hierbas aromáticas y en nuestro “tlaco de queso” casi no habrá sitio para caminar, porque todas sus callejas estarán llenas de puestos y de gentes que compran álamo, incienso y flores para adornar en sus casas, el altar de la Dolorosa. Hoy como hace 100 años, la aurora de su Viernes de Dolores iluminará el día de azul y rosa, borrando del cielo las estrellas… El viejo vals Enlace de céfiros y la canción de Guanajuato, Tierra de mis amores, llenarán el ambiente al conjuro de sus notas, y las risas de sus mujeres bonitas estallarán en el aire como pompas de jabón…4
1.-Presidente del Colegio de Historiadores de Guanajuato A. C. 2.- Efectuando investigación en archivos y bibliotecas locales, así como colecciones particulares, no he localizado los tres números anteriores, más parecería que este fue el primero en aparecer impreso y los demás verían la luz como ediciones más modestas. 3.-Mejía Ávila, Erasmo (1962), Guanajuato es siempre nuevo, en Tierra de mis amores, Guanajuato, Gto. 4.-Mejía Ávila, Erasmo (1962), Guanajuato es siempre nuevo, en Tierra de mis amores, Guanajuato, Gto.
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Día segundo Francisco Eduardo Tresguerras Esas tan hermosas flores Frutos son de ollada tierra, Que aunque despreciada, encierra Riqueza, virtud, primores: De nuestra alma los amores, Señora, a ti las aplican, Pues tu humildad significan: Recíbelas bondadosa, Dulce Madre Dolorosa, Porque a tu honor se dedican.5 5.-Tresguerras, Francisco Eduardo (1846), “Día segundo”, en Novena de María Santísima Dolorosa, México, Imprenta de Luis Abadiano y Valdés, p. 11, disponible en línea en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020000079/1020000079.PDF
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Sortilegio de Guanajuato
Jaime Torres Bodet
Me levanto: veo, desde el balcón de la casa en que me hospedé, la noche clara. Es una noche de frío, de historia y, también, de estrellas. De frío, entre cúpulas dibujadas por quién sabe qué lápiz exacto y sobrio. De historia, sobre calles estrechas, por donde fueron y regresaron, día tras día hombres que no creyeron a veces hacer historia y que, no obstante, con sus júbilos y sus penas, mantuvieron constantemente la historia viva. Y de estrellas, altas estrellas: diamantes de la noche guanajuatense. Unas engañan al que las mira. No cintilan como las otras. Porque realmente no son estrellas, sino lámparas encendidas en esquinas de casas tan encumbradas que, por lo accidentado del sitio –y por lo montuoso, imprevisto y brusco de la orografía de la ciudad– parecen estar brillando, inmóviles e inhumanas, donde debiera encontrarse el cielo.
Pero ¿sonó verdaderamente la campana que pensé oír? Estaba leyendo unas páginas conmovidas sobre el encanto de Guanajuato… y me levanté para ver la noche. Me di cuenta, entonces, de que, en ciudad como Guanajuato, todo es posible: que las lámparas se confundan con las estrellas y que la percusión de un objeto duro, tal vez de bronce, suene en la sombra como el tañido de una campana. Ciudad de múltiples dimensiones –de fantasía y de inteligencia, de lucha y de tradición, de trabajo y de ocio contemplativo–, Guanajuato se encuentra siempre entre la leyenda y la realidad. Más que verla la imaginamos. Y la inventamos cada vez que la descubrimos. Como sus calles, rápidas y tortuosas todo nos la revela súbitamente, con lucidez instantánea e inolvidable, y todo en seguida nos la arrebata… unos minutos y algunos pasos la transfiguran. Era presencia. Y se ha convertido en nostalgia, en ausencia, en sueño.6
6.- Ponce de León, Salvador (1967), Guanajuato en el arte, en la historia y en la leyenda, México, B. Costa Amic Editor, pp. 11-12.
Ilustración del Antiguo grabado del edificio histórico de la catedral en Guanajuato, 1890. http://es.123rf.com/photo_37980384_ilustracion-del-antiguo-grabado-del-edificio-historico-de-la-catedral-en-guanajuato-1890.html
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Día quinto Francisco Eduardo Tresguerras Alma mía: por qué definas A tu Reina Dolorosa, Ofrécele lastimosa Esa corona de espinas: Mas si pintar determinas Cuánto fue su sufrimiento, No cabe en entendimiento: Jamás María se inmutó, Antes al Señor pidió Por quien causó su tormento.7
7.-Tresguerras, Francisco Eduardo (1846), “Día quinto”, en Novena de María Santísima Dolorosa, México, Imprenta de Luis Abadiano y Valdés, p. 18, disponible en línea en: http://cdigital.dgb.uanl.mx/la/1020000079/1020000079.PDF
El cáliz y el vino Carlos María de Heredia Jesús fue a celebrar la Pascua en casa de Samuel, María, su madre, estaba ayudando a Marta a preparar lo necesario. Había traído de Nazaret el barrilito de vino hecho por el mismo Jesús, con las uvas vendimiadas por ella y que él solo pisara en el lagar. Asimismo con la harina molida por su hijo, amasó María los panes ázimos que el Maestro iba a usar en su última cena. Había traído igualmente el cáliz de oro de Malquicedec, renovado por Jesús bajo la dirección de José. El Señor rodeado de sus doce apóstoles, se había sentado a la mesa preparada en el Cenáculo. Mientras Marta ayudada de María preparaba las lechugas amargas, el charoset, los panes ázimos y todo lo necesario para la cena, Magdalena no se apartaba de una ventana que daba al lugar de la reunión, desde donde vió, instantes después, cómo el Señor consagró y dio a sus discípulos los panes preparados por María y el vino contenido en el cáliz, instituyendo así la Eucaristía. Enseguida Jesús, lleno de ternura, les habló largamente a los once, pues Judas había marchado ya. Mientras tanto María oraba. Transcurrido muy largo rato empezaron a salir los Apóstoles, habiendo apagado las luces del cenáculo. Jesús salió al último y se encontró con María que lo esperaba. Tomando entre sus manos la cabeza de ella, dijo: “Madre, voy a lo de mi padre; ha llegado mi hora, y ésta es la hora del poder de las tinieblas. Van a cumplirse las palabras de Simeón. Unos creerán en mí, otros me rechazarán, saliendo fuera lo que piensen en sus corazones. Y una espada de dolor traspasará tu misma alma…” Y después de besarla con inmensa ternura, se arrancó de ella, mientras la luna que había brillado hasta entonces, fue cubierta por negros nubarrones.8 8.-De Heredia, Carlos María (1946), “El cáliz y el vino”, en Memorias de un reporter de los tiempos de Cristo, volumen 3, pp. 254-255, Buenos Aires, Editorial Difusión, S. A.
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Sea para siempre alabado
(comentarios sobre un canto religioso popular para los Días Santos)
Abel G. Huerta García
Son la poesía y el canto popular fuentes valiosas en la actividad investigativa, nacen espontáneas, frescas, ingenuas. No complican los autores sus creaciones con preceptos académicos; en el instante que surge la inspiración, se dejan conducir por su experiencia y talento, para lograr sus obras. Este dejarse llevar por el momento, inspiración y sentimiento, se percibe en los productos del arte popular. Es el canto religioso popular en donde se confirma lo antedicho, ese canto que aún resuena en las comunidades apartadas, humildes, afectas a organizar y lucir los festejos que procuran anualmente –herencia de los antepasados– y que les otorga identidad. Específicamente, es en el culto tradicional católico donde se señalan las fiestas en un variado calendario religioso de manera general o las particulares, que corresponderían a los Santos Patronos. El período de Semana Santa en ese calendario es uno de los más importantes, pues para su remembranza ha inspirado escenificaciones, poesías, cantos, programas de radio, televisivos y películas, pero en las comunidades modestas mencionadas en el párrafo anterior, se continúa el recuerdo de manera ancestral. En el caso del canto, se preparan los cantores con el repertorio guardado en viejos cuadernos de los abuelos, en hojas impresas amarillentas por el paso del tiempo y el uso, y estimulan la memoria para actualizar las endechas y los versos ensayando con el grupo. Cumplen así con un compromiso que cada año les recuerda a los antepasados que con entrega total participaban en los festejos, pero principalmente cumplen con su culto y tradiciones. Hay varios cantos que se usan en los Días Santos; el presente texto corresponde a una composición que se estila para recordar la Pasión, aunque antiguamente se usó como canto de acción de gracias, para el inicio y final de la jornada de trabajo en el ambiente rural y para los funerales (al parecer esta última aplicación continúa aunque en menor escala). Recolectado en la Casa de Ejercicios Espirituales del Santuario de Atotonilco, es un canto estrófico, formato de verso romance: cuartetas octasilábicas con rimas en los segmentos primero y tercero y segundo y cuarto, mutan algunas estrofas en el número de líneas y rimas haciendo verso libre, pero retorna al esquema principal. En nuestro país se le clasifica como alabado, denominación que le han otorgado los autores y cantores populares por incluir ese término en alguno de los versos. Datar esta composición popular es arriesgado, solo mencionaré que los actuales cantores afirman que ya sus bisabuelos conocían e interpretaban dicho canto.
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Sea para siempre alabado
En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado el corazón amoroso de Jesús Sacramentado.
Lleva un clarín por delante publicando el padecer, una muy grande trompeta, para su afrenta también.
Comienzo en nombre del Padre y acabo en nombre del Hijo, señores practicaremos la muerte y pasión de Cristo.
Luego que esto oyó la Virgen en tierra cae desmayada, San Juan como buen sobrino de la mano la levanta. Levantad, señora tía, Ya no es hora de tardanza.
Jueves Santo, a media noche madrugó la Virgen Santa, en busca de su Hijo amado, porque ya el dolor no aguanta. Halló una mujer sentada por el camino donde iba, a la mujer le pregunta, por el hijo de sus entrañas. Por aquí pasó señora tres horas antes del alba, la Virgen le preguntaba de las señas que llevaba. Cinco mil azotes lleva en sus divinas espaldas, una cruz de siete pies que en sus hombros le veréis. Una túnica muy blanca que de sangre va morada, una corona de espinas que sus sienes traspasaba. Una soga en la garganta que los judíos le estiraban, cada tirón que le daban mi Jesús se arrodillaba.
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Caminemos, caminemos, hasta llegar al Calvario, cuando lleguemos allá, ya lo habrán crucificado, ya le darían la lanzada en su divino costado. Santísimo Sacramento, yo te ofrezco este alabado, por el alma de este cuerpo y las más que te has llevado, tú las apartes, Señor, de tan miserable estado. Madre mía de los Dolores, Madre de consolación, ruégale a tu Hijo precioso que esta alma alcance perdón. En los cielos y en la tierra sea para siempre alabado, el corazón amoroso, de Jesús Sacramentado.
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Albrecht DĂźrer, 1516.
Canto popular Salve Reina hermosa, Salve triste Madre, Salve Mar de pena, Fuente de piedades.
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Plegaria: Mater Dolorosa Manuel María Flores
Virgen del infortunio, doliente Madre mía, en busca de consuelo me postro ante tu altar. Mi espíritu está triste, mi vida está sombría, pasaron sobre mi alma las olas del pesar.
Tú miras, reina augusta, la senda que cruzamos: con llanto la regaron generaciones cien, a nuestra vez nosotros con llanto la regamos, y las que vienen luego la regarán también.
Estoy en desamparo, no tengo quien me acoja; hay horas en mi vida de bárbara aflicción, y solo… siempre solo, no tengo quién recoja las lágrimas secretas que llora el corazón.
A nuestro paso vamos dejando en sus abrojos pedazos palpitantes del roto corazón; y andamos… más andamos… y no hallan nuestros ojos ni tregua a la jornada, ni tregua a la aflicción.
Es cierto que, del mundo en la corriente impura, cayeron deshojadas las rosas de mi fe, que en pos de mis fantasmas de juvenil locura corriendo delirante, Señora, te olvidé. Que me cegó el orgullo satánico del hombre, y en mi ánima turbada la duda penetró; y se olvidó mi labio de pronunciar tu nombre, y de mi mente loca tu imagen se borró. Es cierto… ¡pero escucha…! De niño te adoraba, al pie de tus altares mi madre me llevó… Llorando, arrodillada la historia me contaba, del Gólgota tremendo cuando Jesús murió. Y vi sobre tu rostro la angustia y el quebranto, daba sobre tu frente la sombra de una cruz, tus lágrimas rodaban y negro era tu manto… Todo, de un cirio pálido a la siniestra luz… Entonces era niño, no comprendí tu duelo; pero te amé, Señora, ¡tú sabes que te amé! que dulce, inmaculado, alzábase hasta el cielo el infantil acento de mi sencilla fe. Por esa fe de niño, por el ardiente ruego que al lado de mi madre con ella repetí ¡Virgen del Infortunio, cuando a tus plantas llego, Virgen del Infortunio, apiádate de mí!
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Mas tú eres la esperanza, la luz, nuestro consuelo: tus ojos levantados suplican al Señor, tus manos están juntas en dirección al cielo… Tú ruegas por nosotros, ¡oh, Madre del Dolor…! En busca de consuelo yo vengo a tus altares con alma entristecida y amargo corazón; y pongo ante tus ojos, Señora, mis pesares, y en lágrimas se baña la voz de mi oración. No mires que, olvidando tu imagen y tu nombre, al viento de este mundo mis creencias arrojé. Acuérdate del niño y olvídate del hombre… mi frente está en el polvo… perdóname… pequé. ¡Oh! por mi fe de niño, por el ferviente ruego que al lado de mi madre con ella repetí, Virgen de los Dolores, cuando a tus plantas llego, Virgen de los Dolores ¡apiádate de mí!9 9.-Flores, Manuel María (2015), “Bello poema a la Virgen Dolorosa, celebrando su festividad, hoy 15 de septiembre”, en Iconos J&J, página web, disponible en línea en: http://iconosjj.com/2015/09/15/ bello-poema-a-la-virgen-dolorosa-celebrando-su-festividad-hoy15-de-septiembre/. Imagen: Verdín Saldaña J. Jesús, “Descubriendo a Bustos”, Ediciones La Rana, H. Ayuntamiento de Purísima de Bustos, Guanajuato, 2007, colección Artistas de Guanajuato, sin número de página.
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La vida anterior
A. J. Aragรณn
Has llegado a Guanajuato impulsan tus pasos puertos de viento que dasatan la sierra tu vida anterior la debes atar a la entrada de la ciudad escuchas molinos arrastrando el crujir de las caravanas coloniales la ciudad mueve goznes marea luz sombra gira calles y plazas que saltan al asombro
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que asaltan el asombro en el Baratillo un descuido hace que aparezca Mexiamora que pases de siglo y de ritmo de una cantina a otra de la ópera al clown de los espejismos de Nierman a la Giganta de Cuevas de los túneles de la inquisición a los cañones de la Alhóndiga de las escalinatas que se desdoblan para prolongar sus alturas al recorrido silencioso por la estación ferroviaria y los dados que se apiñan clausuran el paisaje cruzas la casa de Diego Rivera y en la Plaza de la Paz duermen Alamán Rull Humboldt a la salida no olvides recoger tu vida interior.
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Albrecht Dürer, Serie de grabados “La Pasión” - La lamentación sobre cristo - 1505-1508.
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