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danza teatro

POR QUÉ HAY ARTE EN VEZ DE NADA / FACULTAD DE ARTES UNIVERSIDAD DE CUENCA / #08 / JUlIO / 2014


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DR. CARLOS ROJAS DECANO DE LA FACULTAD DE ARTES EDICIÓN: MGST. REYNEL ALVARADO A. DISEÑO Y PORTADA: DCA –DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN DE ARTES DIAGRAMACIÓN: DIS. DAVID MIRANDA B.

“La señorita Wang soy yo”

La magia del teatro danza

Guión Por: Ernesto Ortiz (basado en diálogos de “2046” y la poesía de Elizabeth Bishop) La señorita Wang soy yo, y hablo sola.

DIEGO CARRASCO E. DIRECTOR (E) DE LA CARRERA DE TEATRO Y DANZA

¿Cuánto tiempo llevo en este tren?... ¿cuánto? El barco zarpa dentro de dos días, desde el puerto se alcanza a ver la herrumbre en las escotillas. Hermosas y delicadas manchas que lo pueblan todo, que lo dibujan todo. Delicadas, modestas y solitarias… si lo pienso bien, yo soy una mancha de herrumbre. Y en este tren no termino de aparecer: no hay nada que pueda ser manchado.

La Escuela de Danza – Teatro, con más de una década de existencia, es la única del país que abarca el proceso de creación escénica desde su integralidad, acercándose más a los propuestos del arte contemporáneo, de la interdisciplinaridad, de la transdiciplinaridad inclusive; buscando abordar la escena desde perspectivas innovadoras, experimentales, investigativas, que permita promover una idea de intérprete – creador dotado de muy diversas capacidades para abordar su trabajo artístico. Teniendo diversas entradas técnicas, conceptuales, estéticas nos interesa desarrollar, en los educandos, capacidades y destrezas que se mueven en los límites de contacto entre el teatro y la danza: el personaje, el cuerpo, el movimiento, el espacio, lo expectable, el público, la dramaturgia de la puesta en escena; asediando estos ámbitos desde diferentes puntos de enunciación que terminen en la producción de lenguajes artísticos, estéticos y conceptuales propios. Ubicados en la amplia tradición experimental del proceso escénico del Ecuador y de Cuenca, nos interesa también promover formas de asociación que desde la idea del grupo, del colectivo escénico, establezca espacios de creación que aporten al crecimiento del movimiento escénico de la ciudad, el país y Latinoamérica. Cuenca es el momento, la ciudad con un más amplio e interesante fenómeno escénico del país: tenemos una oferta de educación universitaria inexistente en otras ciudades, numerosos grupos de teatro, danza y danza – teatro que mantienen constante producción de calidad; varias escuelas de danza privadas que dinamizan el panorama; el mejor Festival de Teatro del país, Escenarios del Mundo; además de núcleos investigativos y de reflexión de rica producción; esto se suma a un vibrante público que asiste con asiduidad y sano ojo crítico a la constante oferta de funciones que existe en la ciudad. Esto ha configurado una realidad sumamente interesante para el desarrollo de nuestro arte en el Ecuador en condiciones y situaciones que nunca antes han existido en la ciudad. Por todo esto, estamos seguros que el camino que nos queda no es otro que convertir a esta, en la primera gran escuela de Artes Escénicas del Ecuador y en su más importante academia de formación, creación, investigación y producción del arte escénico del país.

Acerca de “El tercer beso” MGST. ERNESTO ORTIZ

“El tercer beso” es un ejercicio coreográfico en el que la composición y el juego de los elementos escénicos y dancísticos, hacen una conexión intencional con la música que acompaña la obra. Autores como Mozart, Bach, Steve Reich, Olafur Arnalds - y sus composiciones- son el espíritu que alimenta el diseño coreográfico, los motivos y las transformaciones del mismo, así como los estimulantes del movimiento. En este proceso de composición, los estudiantes empezaron analizando las obras de “Set and Reset” de Trisha Brown y “Gelftat” de Sasha Waltz. En este análisis, los componentes de cada una de las obras fueron desmenuzados y observados intensamente, para generar un referente fuerte en las clases, sesiones de improvisación y ensayos.

A partir de las imágenes, sensaciones y cualidades de movimiento que fueron degustados y digeridos por cada estudiante, construí momentos y lugares comunes para todos; ritmos y cualidades que atravesaron las propuestas dancísticas de los alumnos, para potenciar principalmente la forma pura del movimiento y su particular conflicto dramático: la construcción de la obra está sustentada en el lenguaje y la fuerza del movimiento mismo, y en cómo este adquiere una vida que se sustrae a narrativas lineales, o sensaciones preestablecidas.

Mi tiempo es el del barco, no el del tren. Y en la vida, todo es cuestión de tiempo. Todo es cuestión de tiempo. imágenes de la obra “La señorita Wang soy yo”. Dirección: Ernesto Ortiz Foto: Augusta Angamarca.

Si llego a 2046, podré preguntarle por qué no volvió. Prometió volver, pero no volvió. ¿No prometiste que iba a volver? Ya no recuerdo si lo hiciste. Todo ha vuelto a la normalidad, y los recuerdos ya no son rastros de lágrimas. Son todo menos un rastro, ni siquiera un perfume. ¿No prometiste que ibas a volver?...

“La señorita Wang soy yo”,

El barco zarpa dentro de dos días. Allí van los rastros, los recuerdos y las lágrimas. Están apiñados, apiñaditos y tan juntitos… tan solos, tan huérfanos de mi, tan huérfanos de ti, sobre todo. Como todo este tiempo.

o la escucha expandida MGST. ERNESTO ORTIZ

En la fragmentación es posible encontrar/descubrir/proponer unidades, relaciones diversas, múltiples lecturas y –finalmente- generar un sentido que se construya en sí mismo, y cree una entidad. A partir de esta premisa, hemos generado una metodología de creación artística que, basada en el ejercicio de la intertextualidad, ha permitido crear desde la experiencia personal de cada investigador, desde su mirada cultural, sus intereses como artista, y desde su experiencia como creador. “La señorita Wang soy yo” dialoga sistemáticamente con el film “2046” del cineasta chino Wong Kar Wai, de manera que su universo visual, su estética y sus emociones han servido de pretexto para desarrollar un dispositivo escénico que pervive por sí mismo, a pesar –y gracias precisamente- a este diálogo.

Las referencias que se hicieron al hipertexto (el film 2046) se evidenciaron en la construcción final de cada partitura corporal, espacio coreográfico o escena. Así, quienes habitan el espacio que se crea en “La señorita Wang soy yo”, transitan libres y cargados –al mismo tiempo- de las improntas y las huellas de la estética de la película. Coreografiar y dirigir es una labor que exige una atención multiplicada por los intérpretes, los elementos, las relaciones generadas, el ritmo propio y la voz que va adquiriendo la obra misma. Entonces, hay que aguzar más los sentidos y permitir que el instinto y el “oficio” dialoguen directamente con la obra, ya no con los deseos e impulsos iniciales. Ese ha sido el reto más grande en “La señorita Wang soy yo”.

Este tiempo es solo un huérfano de tu mirada. De tu voz. No puedo hacer más que hablar sola. ¿Cuándo empecé a hablar sola? … “la señorita Wang comenzó a hablar sola”, dijo. La señorita Wang soy yo. Y hablo sola. Hablo sola. Diez minutos. Cien minutos. Mil minutos. Mil minutos después, el barco sigue en el puerto. Y mi tren avanza solo, rápido y silente. He empezado a olvidar también dónde estoy yendo. Quizá es porque no hay ningún ruido alrededor. No escucho nada. Nada más que mi voz. ¿No prometiste que ibas a volver? … ah! Ahora recuerdo, “nada dura para siempre”. También lo dijo el señor del sicomoro. Él había escondido su secreto en el sicomoro, lo había escrito en un papel y lo tapó con barro dentro del hueco que hizo en ese árbol… él dijo que nada dura para siempre, yo no le creí. Casi nunca creo nada de lo que dicen los demás. Pero él lo dijo. Así que nada dura para siempre. La señorita Wang soy yo. Y hablo sola. En todo espacio y en todo este tiempo solo perdí. ¡Perdí! Es tan sencillo perder, el arte de perder no es difícil de dominar. Tantas cosas que están llenas del deseo de ser perdidas… Se pierde algo cada día. Se pierden las llaves, se pierde el tren, se pierde una hora mal vivida. Pero el arte de perder no es difícil de dominar. He perdido dos ciudades, tres casas pequeñas y el reloj de mi madre. Y miren! nada fue finalmente un desastre…

En ese sentido, “El tercer beso” es un recorrido por cada una de las lecturas que hicieron los intérpretes de las obras analizadas, así como una intensa relación entre sus partes. No a partir de la voluntad del director, sino desde la velocidad, el ritmo y el vértigo que produjo el movimiento.

Durante dos ciclos, levantamos materiales escénicos de diversas naturalezas que se convirtieron en dramaturgias y que volvieron a ser materiales para realizar la composición final. Vamos, volvemos, reorganizamos, construimos, fragmentamos, tejimos, regresamos... pero nada ocurre dos veces.

La señorita Wang soy yo. Y hablo sola. Hay que perder algo más cada día. Pierdan sus nombres, sus documentos, pierdan la partida de nacimiento y el color en la piel. Yo perdí ya dos reinos, tres ríos y un continente! Los extraño, pero no es un desastre… Así que hay que perderlo todo. No? ¿He dicho ya que soy la señorita Wang y que hablo sola? Cuando perdí el barco, por llegar a este tren, me parece que comencé a oír una extraña voz a través de la pared. Era la señorita Wang, que hablaba sola. Así que le ofrecí llevar sus cartas al correo, estampillarlas y traerle de regreso lo que había llegado para ella. Ella sonrió. Prometiste volver. ¿no prometiste que ibas a volver? Tengo miedo de oír tu respuesta, pero tengo que preguntártelo de todas maneras. Diez minutos, cien minutos, mil minutos. Si llego a 2046, podré preguntarle si va a volver. Porque así es como debe ser. O no? En todo este tiempo y en todo este espacio solo perdí. Pero perder no es ningún desastre. Ahora practico a perder más cosas. Pierdo los cuadernos, el espacio entre las palabras, los puntos y las comas. Pierdo los zapatos, los invisibles y las direcciones. Pierdo el tiempo entre las alfombras y detrás de las barandas. Pierdo incluso los pétalos con los que separo mis ojos. Pero no es ningún desastre. Porque nada dura para siempre. La señorita Wang soy yo. Y hablo sola. ¿Cuánto tiempo llevo en este tren? Mil minutos, cien minutos, diez minutos…. Si sigue lloviendo así, no voy a llegar a 2046. Y si no llego, tendré que imaginármelo. Imaginarme cómo es. Imaginarte saliendo por la puerta del andén, para ayudarme con la maleta. Imaginarte caminando despacio y en silencio, a mi lado, mientras te cuento que han pasado diez minutos, cien minutos, mil minutos. ¿quién sabe? Tal vez recuerdes que prometiste volver. O tal vez yo recuerde que no lo dijiste nunca. O si? ¿Cuánto tiempo llevo en este tren? La señorita Wang soy yo. Y hablo sola.

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Nada ocurre dos veces MGST. CONSUELO MALDONADO

Durante el ciclo, nos interesó que el estudiante contara dentro del aula con una experiencia que le permitiera convertir su técnica en herramienta compositiva escénica. Para esto era necesario acercarse a los procedimientos de creación con una mirada específica, es decir, una perspectiva donde observar, hacer, analizar y reflexionar sucedieran simultáneamente. El material generado no constituyó un elemento impermeable sino que cada día de la creación dicho material se comportó como una pieza flexible que delante del “caos” de la práctica de creación en colectivo, generaba diferentes sentidos. Esta sensación maleable del material, partitura, acción o gesto generado permitió al estudiante percibir la posibilidad de composición que dicho elemento le proporcionaba.

Es decir, nos encontrábamos con un creador que tenía la capacidad de analizar la naturaleza del material, sus limitación y posibilidades, construyendo el camino para la materialización sensible, la idea de su proyecto y la concreción del mismo. Buscamos acentuar en la formación del intérprete una visión de creador con fuerte énfasis en la capacidad de accionar y reflexionar simultáneamente lo que permite construir un tejido complejo y generar nuevas dramaturgias escénicas. Invitamos a todos a la presentación de este proceso creativo que los estudiantes de la cátedra de Danza Teatro II del 8avo. ciclo realizarán en la sala de Danza y Teatro de la Facultad de Artes de la Universidad de Cuenca el día 12 de Julio a las 19h00.

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A,B,C: imágenes de la obra “La señorita Wang soy yo”. Dirección: Ernesto Ortiz Foto: Augusta Angamarca.

CONTACTO: Teléfono: +593 7 4051 170 / +593 7 4051 000 ext. 3600 Web: http://artes.ucuenca.edu.ec http://docs-artes.com


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