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RECOPILACION DE CUENTOS POR: Fabian Ladnio
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INDICE EL GATO CON BOTAS EL PATITO FEO PINOCCHIO PETER PAN
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5 Gato con botas Había una vez... ...Un molinero que tenía tres hijos. A su muerte, el pobre molinero les dejó a sus hijos, como únicos bienes: su molino, su burro y su gato. Muy pronto se hizo el reparto, para el cual no se necesitó notario ni otra autoridad; nada sobró del pobre patrimonio. El hijo mayor se quedó con el molino, el segundo recibió el burro y el menor sólo se quedó con el Gato; estaba desconsolado por tener tan poco. —Mis hermanos —decía— podrán ganarse la vida honradamente trabajando juntos; en cambio yo, en cuanto me haya comido mi gato y haya hecho una bufanda con su piel, moriré de hambre. El Gato, al oír este discurso, le dijo con un aire comedido y grave: —No te aflijas en lo absoluto, mi amo, no tienes más que darme un saco y hacerme un par de botas para ir por los zarzales, y ya verás que tu herencia no es tan poca
cosa como tú crees. Aunque el amo del Gato no hizo mucho caso al oírlo, lo había visto actuar con tanta agilidad para atrapar ratas y ratones, y cuando se colgaba de sus patas traseras o cuando se escondía en la harina haciéndose el muerto, que no perdió la esperanza de que lo socorriera en su miseria. En cuanto el Gato tuvo lo que había solicitado, se calzó rápidamente las botas, se colocó el saco al cuello tomando los cordones con sus patas delanteras y se dirigió hacia un conejar en donde había muchos conejos. Puso salvado y hierbas dentro del saco, y se tendió en el suelo como si estuviese muerto; esperó que un tierno conejo poco conocedor de las tretas de este mundo viniera a meterse en el saco para comer lo que en él había. Apenas se hubo acostado tuvo un gran regocijo; un tierno y aturdido co-
6 nejo entró en el saco. El Gato tiró de los cordones para atraparlo y luego lo mató sin misericordia. Orgulloso de su proeza, se dirigió hacia donde vivía el Rey y pidió que lo dejaran entrar para hablar con él. Le hicieron pasar a las habitaciones de Su Majestad; después de hacer una gran reverencia al Rey, le dijo: —He aquí, Señor, un conejo de campo que el Señor Marqués de Carabás (que es el nombre que se le ocurrió dar a su amo) me ha encargado ofrecerle de su parte. —Dile a tu amo —contestó el Rey—, que se lo agradezco, y que me halaga en gran medida. En otra ocasión, fue a esconderse en un trigal dejando también el saco abierto; en cuanto dos perdices entraron en él, tiró de los cordones y capturó a ambas. Enseguida se fue a regalárselas al rey, tal como había hecho con el conejo de campo. Una vez más, el Rey se sintió halagado al recibir las dos perdices, y ordenó que le dieran de beber. Durante dos o tres meses el Gato continuó llevando al Rey las
piezas que cazaba y le decía que su amo lo enviaba. Un día se enteró que el Rey iría de paseo por la ribera del río con su hija, la princesa más bella del mundo,. y le dijo a su amo: —Si sigues mi consejo podrás hacer fortuna; no tienes más que meterte en el río en el lugar que yo te indique y después dejarme actuar. El Marqués de Carabás hizo lo que su Gato le aconsejaba, sin saber con qué fines lo hacía. Mientras se bañaba, pasó por ahí el Rey, y el Gato se puso a gritar con todas sus fuerzas: — ¡Socorro! ¡Auxilio! ¡Que se ahoga el Marqués de Carabás! Al oír los gritos el Rey se asomó por la ventanilla y al reconocer al Gato que tantas piezas de caza le había entregado, ordenó a sus guardias que fueran prestos al auxilio del Marqués de Carabás. Mien-
7 tras sacaban del río al pobre Marqués, el Gato se acercó a la carroza y le dijo al Rey que durante el baño de su amo unos ladrones habían llegado y se llevaron sus ropas, a pesar de que él les gritó con toda su fuerza; el Gato las había escondido tras una enorme piedra. Al instante, el Rey ordenó a los oficiales de su guardarropa que fueran a buscar uno de sus más bellos trajes para dárselo al Marqués de Carabás. El Rey le hizo mil halagos, y como los hermosos ropajes que acababan de darle realzaban su figura (pues era guapo y de buen porte), la hija del rey lo encontró muy de su agrado; además, como el Marqués de Carabás le dirigió dos o tres miradas muy respetuosas y un poco tiernas, ella se enamoró enseguida de él. El rey quiso que subiera a su carroza y que los acompañara en su paseo. El gato, encantado al ver que su plan empezaba a dar resultado, se adelantó a ellos, y cuando encontró a unos campesinos que segaban un campo les dijo:
—Buena gente, si no decías al rey que el campo que estáis segando pertenece al Marqués de Carabás, seréis hechos picadillos y convertidos en paté. Al pasar por ahí, el rey no olvidó preguntar a los segadores de quién era el campo que segaban. -Estos campos pertenecen al Marqués de Carabás, Señor.- respondieron los labriegos- Al marqués de Carabás, al Marqués de Carabás. El rey, al ver tantas riquezas del Marqués de carabás, decidió casar a su hija con el hijo menor del molinero, mientras el gato le presentaba todos los respetos y se había convertido en el gato más famoso de toda la comarcaY su Señor, el marqués de Carabás, en un joven príncipe, y las puertas reales se abrieron para dar paso a la feliz pareja. y allí vivieron felices, y el gato con botas, como recompensa de su amo, vivió también en aquel castillo tan bonito.
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9 Como cada verano, a la Señora Pata le dio por empollar y todas sus amigas del corral estaban deseosas de ver a sus patitos, que siempre eran los más guapos de todos. Llegó el día en que los patitos comenzaron a abrir los huevos poco a poco y todos se congregaron ante el nido para verles por primera vez. Uno a uno fueron saliendo hasta seis preciosos patitos, cada uno acompañado por los gritos de alborozo de la Señora Pata y de sus amigas. Tan contentas estaban que tardaron un poco en darse cuenta de que un huevo, el más grande de los siete, aún no se había abierto. Todos concentraron su atención en el huevo que permanecía intacto, incluso los patitos recién nacidos, esperando ver algún signo de movimiento.
Al poco, el huevo comenzó a romperse y de él salió un sonriente pato, más grande que sus hermanos, pero ¡oh, sorpresa!, muchísimo más feo y desgarbado que los otros seis... La Señora Pata se moría de vergüenza por haber tenido un patito tan feísimo y le apartó con el ala mientras prestaba atención a los otros seis. El patito se quedó tristísimo porque se empezó a dar cuenta de que allí no le querían... Pasaron los días y su aspecto no mejoraba, al contrario, empeoraba, pues crecía muy rápido y era flacucho y desgarbado, además de
10 bastante torpe el pobrecito. Sus hermanos le jugaban pesadas bromas y se reían constantemente de él llamándole feo y torpe. El patito decidió que debía buscar un lugar donde pudiese encontrar amigos que de verdad le quisieran a pesar de su desastroso aspecto y una mañana muy temprano, antes de que se levantase el granjero, huyó por un agujero del cercado. Así llegó a otra granja, donde una vieja le recogió y el patito feo creyó que había encontrado un sitio donde por fin le querrían y cuidarían, pero se equivocó también, porque la vieja era mala y sólo quería que el po-
bre patito le sirviera de primer plato. También se fue de aquí corriendo. Llegó el invierno y el patito feo casi se muere de hambre pues tuvo que buscar comida entre el hielo y la nieve y tuvo que huir de cazadores que pretendían dispa rarle. Al fin llegó la prima vera y el pati to pasó por un estanque donde encontró las aves más bellas que jamás había visto hasta entonces. Eran elegantes, gráciles y se movían con tanta distinción que se sintió totalmente acomplejado porque él era muy torpe. De todas formas, como no tenía nada que perder se acercó a ellas y les preguntó si podía bañarse también. Los cisnes, pues eran cisnes las
11 blanco y elegante de todos cuantos había en el estanque. Así fue como el patito feo se unió a los suyos y vivió feliz para siempre. aves que el patito vio en el estanque, le respondieron: - ¡Claro que sí, eres uno de los nuestros! A lo que el patito respondió: -¡No os burléis de mí!. Ya sé que soy feo y desgarbado, pero no deberíais reír por eso... - Mira tu reflejo en el estanque -le dijeron ellos- y verás cómo no te mentimos. El patito se introdujo incrédulo en el agua transparente y lo que vio le dejó maravillado. ¡Durante el largo invierno se había transformado en un precioso cisne!. Aquel patito feo y desgarbado era ahora el cisne más
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Erase una vez un hombre ancianito de nombre Geppetto muy bueno y cariñoso, que vivía solo, su arte era trabajar muy bien la madera, vivía en Italia, mas precisamente en Florencia, y como se encontraba muy solo un buen día decidió hacer un lindo muñeco de madera. Una tarde comenzó a tallar dicho muñeco, y cuando ya estaba terminando los últimos retoques comenzó a pensar con que nombre llamaría a ese muñeco de madera, y pensó.. pensó.. y por fin dijo es tan hermoso que lo llamaré Pinocho, pero mientras le ponía el nombre soñaba que algún día pudiera ser un hijo de verdad, de carne y
hueso. ---Aquella noche mientras misma noche y mientras Geppeto dormía profundamente entusiasmado con su obra, apareció un Hada buena a la carpintería del anciano para ver la obra ya terminada, quedo muy contenta de ver el trabajo hecho por Geppetto y sabiendo los deseos de este buen hombre dio vida a aquel muñeco para hacer un hermoso regalo a la vida del aquel anciano. Como Geppetto quería que Pinocho fuera un niño inteligente, muy pronto lo envió a la escuela para que le enseñen todo lo que él no podía dado los años que
14 ya tenia. ---Pinocho como era muy alegre enseguida se hizo amigo de un grillo que se llamaba Pepito. El grillo era muy bueno y podía ayudar a Pinocho a hacer los deberes y a comportarse bien, pero Pinocho se hizo amigo de dos chicos muy malos y en lugar de ir a la escuela y escuchar los buenos consejos de su amigo el grillo, iba con los otros a realizar toda clase de travesuras y así faltaba día tras día a la escuela. ---Pinocho un día de fue de casa en busca de nuevas aventuras, y como no había aprendido nada porque no iba a la escuela le crecieron unas grandes orejas de burro, y aparte era muy mentiroso
y cada vez que decía una mentira, le iba creciendo la nariz. Un día el grillo estaba leyendo un diario y allí se entera que el pobre Geppetto había salido a buscar al que consideraba su hijo en un pequeño bote y como el mar estaba muy agitado no podía dominar el bote hasta que a punto de hundirse apareció una enorme ballena que se tragó al bote con Geppeto adentro. Cuando Pinocho se enteró que por su culpa su papá había sido tragado por una ballena, con el fiel grillo salieron desesperados en busca de Geppeto y así poder rescatarlo. ---Cuando Pinocho vio la ballena y pensando que su papá estaba adentro sintió una grande angustia pero la ballena no lo pensó dos veces y también se tragó a Pinocho y a Pepe el grillo. ¡Que alegría y pena al mismo tiempo
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sintieron padre e hijo, ya que por una parte se habían encontrado y por otra estaban en graves dificultades dentro del pez!. El grillo estaba pensando como salir de allí y de repente dijo: ¡Ya sé, tengo una idea!Hagamos una buena fogata.... con el calor y el fuego la ballena estornudó fuertemente y el bote salió fuertemente con los tres tripulantes. Luego de semejante experiencia y de muchas otras travesuras más de Pinocho que es largo de contar, volvieron a la casa, y fue tal el susto que había tenido Pinocho que prometió desde ese momento comportarse muy bien y concurrir todos los días a la escuela para poder ser un chico
bueno e inteligente. Viendo el Hada Madrina que de verdad Pinocho había cambiado y ahora obedecía a su papa y era buen estudiante en recompensa a su cambio tan hermoso lo convirtió en un chico de carne y hueso para la alegría de Pinocho pero en especial para Geppetto, que ahora si tenia al hijo tan amado. Y Pinocho siguió siendo un chico bueno y amaba mucho a su padre.
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17 Wendy, Michael y John eran tres hermanos que vivían en las afueras de Londres. Wendy, la mayor, había contagiado a sus hermanitos su admiración por Peter Pan. Todas las noches les contaba a sus hermanos las aventuras de Peter. Una noche, cuando ya casi dormían, vieron una lucecita moverse por la habitación. Era Campanilla, el hada que acompaña siempre a Peter Pan, y el mismísimo Peter. Éste les propuso viajar con él y con Campanilla al País de Nunca Jamás, donde vivían los Niños Perdidos... - Campanilla os ayudará. Basta con que os eche un poco de polvo mágico para que podáis volar.
Cuando ya se encontraban cerca del País de Nunca Jamás, Peter les señaló: - Es el barco del Capitán Garfio. Tened mucho cuidado con él. Hace tiempo un cocodrilo le devoró la mano y se tragó hasta el reloj. ¡Qué nervioso se pone ahora Garfio cuando oye un tic-tac! Campanilla se sintió celosa de las atenciones que su amigo tenía para con Wendy, así que, adelantándose, les dijo a los Niños Perdidos que debían disparar una flecha a un gran pájaro que se acercaba con Peter Pan. La pobre Wendy cayó al suelo, pero, por fortuna, la flecha no había penetrado en su cuerpo y enseguida se recuperó del golpe. Wendy cuidaba de todos
18 aquellos niños sin madre y, también, claro está de sus hermanitos y del propio Peter Pan. Procuraban no tropezarse con los terribles piratas, pero éstos, que ya habían tenido noticias de su llegada al País de Nunca Jamás, organizaron una emboscada y se llevaron prisioneros a Wendy, a Michael y a John. Para que Peter no pudiera rescatarles, el Capitán Garfio decidió envenenarle, contando para ello con la ayuda de Campanilla, quien deseaba vengarse del cariño que Peter sentía hacia Wendy. Garfio aprovechó el momento en que Peter se había dormido para verter en su vaso unas gotas de un
poderosísimo veneno. .Cuando Peter Pan se despertó y se disponía a beber el agua, Campanilla, arrepentida de lo que había hecho, se lanzó contra el vaso, aunque no pudo evitar que la salpicaran unas cuantas gotas del veneno, una cantidad suficiente para matar a un ser tan diminuto como ella. Una sola cosa podía salvarla: que todos los niños creyeran en las hadas y en el poder de la fantasía. Y así es como, gracias a los niños, Campanilla se salvó. Mientras tanto, nuestros amiguitos seguían en poder de los piratas. Ya estaban a punto de ser lanzados por la borda con los brazos atados a la espalda. Parecía que nada podía salvarles,
19 cuando de repente, oyeron una voz: - ¡Eh, Capitán Garfio, eres un cobarde! ¡A ver si te atreves conmigo! Era Peter Pan que, alertado por Campanilla, había llegado justo a tiempo de evitarles a sus amigos una muerte cierta. Comenzaron a luchar. De pronto, un tic-tac muy conocido por Garfio hizo que éste se estremeciera de horror. El cocodrilo estaba allí y, del susto, el Capitán Garfio dio un traspié y cayó al mar. Es muy posible que todavía hoy, si viajáis por el mar, podáis ver al Capitán Garfio nadando desesperadamente, perseguido por el infatigable cocodrilo. El resto de los piratas no tardó en seguir el camino de su capitán y todos acabaron
dándose un saludable baño de agua salada entre las risas de Peter Pan y de los demás niños. Ya era hora de volver al hogar. Peter intentó convencer a sus amigos para que se quedaran con él en el País de Nunca Jamás, pero los tres niños echaban de menos a sus padres y deseaban volver, así que Peter les llevó de nuevo a su casa. - ¡Quédate con nosotros! -pidieron los niños. - ¡Volved conmigo a mi país! -les rogó Peter Pan-. No os hagáis mayores nunca. Aunque crezcáis, no perdáis nunca vuestra fantasía ni vuestra imaginación. De ese modo seguiremos siempre juntos. - ¡Prometido! -gritaron los tres niños mientras agitaban sus manos diciendo adiós.
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