La tercera ola

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UN ENTRECHOCAR

DE OLAS


I SUPERLUCHA Una n~leva civilizacion esta emergiendo en nuestras vidas, y hombres ciegos estan intentando en todas partes sofocarla. Esta nueva civilizacion trae consigo nuevos estilos familiares; formas distintas de trabajar, amar y vi\'ir; una nueva economia; nuevos conflictos politicos; y, mas alia de to do esto, una conciencia modificada tambien. Actualmente existen ya fragmentos de esta nueva civilizaci6n. Millones de personas estan ya acompasando sus vidas a Ios ritmos del manana. Otras, aterrorizadas ante el futuro, se entregan a una desesperada y vana huida aI pas ado e intentan reconstruir el agonizante mundo que Ies hizo nacer. El amanecer de esta nueva civi!izacion es eI hecho mas expIosivo de nuestra vida. Es el acontecimiento central, Ia clave para Ia comprensi6n de Ios anos inmediatamente venideros. Es un acontecimiento tan profundo como aquella primera oIa de cambio desencadenada hace diez mil anos por Ia invencion de Ia agricultura, 0 Ia sismica segunda ola de cambio disparada por Ia revoIuci6n industrial. Nosotros somos Ios hijos de Ia transformacion siguiente, Ia tercera oIa. Tratamos' de encontrar palabras para describir toda Ia fuerza y el alcance de este extraordinario cambio. Algunos hablan de una emergente Era espaciaI, Era de Ia informacion, Era e1ectronica 0 Aldea global. Zbigniew Brzezinski nos ha dicho que nos hallamos ante una "era tccnetronicaÂť. EI socioIogo Daniel Bell describe eI advenimiento de lIna "sociedad postindustrialÂť. Los futuristas sovieticos habIan de Ia RCT, la "revoIucion cientificotecnologicaÂť. Yo mismo he escrito extensamente


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sobre el advenimiento de una «sociedad superindustrial». Pero ninguno de estos tenninos, incluido el mio, es adecuado. Algunas de estas expresiones, al'centrarse en un tinico factor, reducen mas que amplian nucstra comprension. Otras son estaticas, dando a entender que una nueva sociedad puede introducirse suavemente en nuestras vidas, sin conflicto ni tensiones. Ninguno de esos terminos empieza siquiera a transmitir toda la fuerza. el alcance y el dinamismo de los cambios que se precipitan hacia nosotros ni las presiones y conflictos que suscitan. La Humanidad se enfrenta a un saito cuantico hacia delante. Se enfrenta a la mas profunda con:nocion social y reestructuracion creativa de todos los tiempos. Sin advertirlo claramente, estamos dedicados a construir una civilizacion extraordinariamente nueva. £ste es el significado de la tercera ola. La especie humana ha experimentado hasta ahora dos grandes olas de cambio, cada una de las cuales ha sepultado culturas 0 civilizaciones anteriores y las ha sustituido pOI' formas de vida inconcebibles hasta entonces. La primera ola de cambio -Ia revolucion agricola- tardo miles de anos en desplegarse. La segunda ola -el nacimiento de la civilizacion industrial- necesito solo trescientos anos. La Historia avanza ahora con mayor aceleraci6n aun, y es probable que la tercera ola inunde la Historia y se complete en unas pocas decadas. Nosotros, los que compartimos el Planrta en estos explosivos momentos, sentiremos. pOI' tanto, todo el impacto de la tercera ola en el cursu de nuestra vida. Disgregando a nu~stras familias, zarandeando a nuestra economia, paralizando nuestros sistemas politicos, haciendo saltar' en pedazos nuestros valores, la tercera ola afecta a todos. Pone en cuestion todas las viejas relaciones de poder, los privilegios y prerrogativas de las comprometidas elites de hoy, y proporciona el trasfondo sobre el que se libraran manana las luchas claves pOI'el podel'. Muchas cosas de esta emergente civilizaci6n contradicen a la vieja civilizaci6n industrial tradicional. Es, al mismo tiempo, altamente tecno16gicay antiindustrial. La tercera ola trae consigo una forma de vida autenticamente nueva basada en fuentes de energia diversificadas y renovables; en metodos de producci6n que hacen resultar anticuadas las cadenas de montaje de la mayor parte de las fabricas; en nuevas familias no nucleares; en una nueva instituci6n, que se podria denominar el «hogar electr6nico»; y en escuelas y corporaciones del futuro radicalmente modificadas. La civilizaci6n naciente escribe para nosotros una nuevo c6digo- de conducta .Y nos lIeva mas alia de la uniformizaci6n, la sincronizaci6n y la centralizaci6n, mas alia de la concentraci6n de energia, dinero y podel'. Esta nueva civilizacion, al desafiar a la antigua, derribara burocracias, reducira el papel de la naci6n-Estado y dara nacimiento a economias semiaut6nomas en un mundo postimperialista. Exige Gobiernos que sean mas sencillos, mas eficaces y, sin embargo, mas democraticos que.ninguno de los que hoy conocemos. Es una civilizacion con su propia y caracteristica perspectiva mundial, sus propias formas de entender el tiempo, elespacio, la 16gicay la causalidad.

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POI' encima de todo, como veremos, la civilizaci6n de la tercera ola comienza a cerrar la brecha hist6rica abierta entre productor y consu· midor, dando origen a la economia del «prosumidor» del manana. POI' esta raz6n, entre muchas otras, podria resultar -con un poco de ayuda inteligente por nuestra parte- la primera civilizacion verdaderamente humana de toda la Historia conocida. La premisa revolucionaria Dos imagenes del futuro, aparentemente contradictorias, hacen presa en la imaginaci6n popular actual. La mayoria de las personas -en la medida en que llegan a molestarse en pensar en el futuro- dan pOI' slIpuesto que el mundo que conocen durara indefinidamente. Les resulta Jiricil imaginal' una forma de vida verdaderamente diferente, cuanto mas una civilizacion totalmente nueva. POI'supuesto que se dan cuenta de que las cosas estan cambiando. Pero dan pOI' sentado que los cambios actuales no les afectaran y que nada hara vacilar el familiar entramado economico ni la estructura politica que conocen. Esperan confiadamente que el futuro sea una continuacion del presente. Este pensamiento lineal adopta varios aspectos. En un nivel se presenta como una presunci6n no sometida a examen que subyace alas decisiones de hombres de negocios, maestros, padres y politicos. En un nivel mas sofisticado, aparece envuelto en estadisticas, datos computadorizados y jerga de pronosticadores. En ambos casos contribuye a una visi6n de un mundo futuro que es, esencialmente, «mas de 10 mismo», industrialismo de la segunda ola mayor aun y extendido sobre una mayor superficie del Planeta. Recientes acontecimientos han hecho tambalearse esta confiada imagen del futuro. A medida que las crisis crepitan una tras otra en los titulares periodisticos, mientras el Iran entraba en erupci6n, Mao era privado de su aureola divina, se disparaban los precios del petr61eo y se desbocaba la inflacion. una visi6n mas sombria ha ido adqlcliriendo creciente popularidad. Asi, gran numero de personas -alimentadas pOI' una continua dieta de malas noticias, peliculas de catastrofes, apocalipticos relatos biblicos y dramas de pesadilla escritos par prestigiosos autores- parecen haber lIegado a la conclusion de que la sociedad actual no puede ser proyectada en el futuro porque no existe futuro. Para elias, Harmaged6n esta a s610 unos minutos de distancia. La Tierra camina aceleradamente hacia el estremecimiento de su ultimo cataclismo. Superficialmente, estas dos visiones del futuro parecen muy dife· rentes. Sin' embargo, ambas producen efectos psicol6gicos y politicos similares. Pues ambas conducen a la paralisis de la imaginaci6n y la voluntad. Si la sociedad del manana es, simplemente, una version ampliada -como en cinerama- del presente, no necesitamos hacer gran cosa para prepararnos para ella. Si, pOI'el contrario, la sociedad se halla inevitablemente abocada a la destrucci6n dentro del plazo de nuestras vidas, nada podel11os hacer al respecto. En resumen, ambas formas de contemplar el


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"futuro engendran privatismo e inactividad. Ambas nos petrifican en la inaccion. Pero al tratar de comprender 10 que nos esta sucediendo, no nos hallamos limitados a esa simplista eleccion entre Harmagedon y «Mas de 10 mismo». Hay muchas mas formas cIarificadoras y constructivas de pensar en el manana, formas que nos preparan para el futuro y, mas importante, nos ayudan a cambiar el presente. Este Iibro se basa en 10 que yo lIamo la «premisa revolucionaria». Oa por supuesto que, aunque Ias decadas inmediatamente venideras hayan de estar, ·probablemente, llenas de agitaciones, turbulencia, quizas inCluso de violencia generalizada, no nos destruiremos pOl' completo a nosotros mismos. Parte de la idea de que los espasm6dicos cambios que estamos ahora experimentando no son ca6ticos ni fruto de un ciego azar, sino que, de hecho, forman una pauta definida y cIaramente discernible. Oa por sentado, ademas, que esos cambios son cumulativos, que contribuyen a una gigantesca transformaci6n del modo en que vivimos, jugamos y pensamos, y que es posible un futuro cuerdo y deseable. En resumen, 10 que .sigue comienza con la premisa de que 10 que ahora esta sucediendo es, ni mas ni menos, una autentica revoluci6n global, un saito cuantico en Ia Historia. Oicho de otra manera: este libro deriva de 1£Lsuposici6n de que Jlosotros onlos.Ja_generaci6n final de una vieja civilizaci6n y Ia primera generaci6n de otra nueva, y de que gran parte de nuestra confusi6n, angustia y desorientaci6n personales, tienen su origen directo en el conf/icto que dentro de nosotros -y de nuestras instituciones politicasexiste entre la agonizante civilizaci6n de la segunda oia y la naciente civilizaci6n de la tercera ola, que avanza, tonante, para ocupar su puesto. Cuando, finalmente, comprendemos esto, muchos acontecimientos, al parecer desprovistos de sentido, se hacen de pronto comprensibles. Las lineas generales del cambio empiezan a emerger con daridad. La acci6n por la supervivencia vuelve a tornarse posible y plausible. En resumen, Ia premisa revolucionaria libera nuestra inteligencia y nuestra voluntad. La linea de avance Pero no es suficiente decir que Ios cambios a que nos enfrentamos seran revolucionarios. Antes de poder controlarlos 0 canalizarlos, necesitamos una nueva forma de identificarlos y analizarlos. Sin ello, estamos irremisiblemente perdidos. Un nuevo y eficaz enfoque podria denominarse «analisis de oIeaie». Considera Ia Historia como una sucesi6n de encrespadasolas de ca~bio y pregunta ad6nde nos lleva Ia linea de avance de cada ola. Centra nuestra atenci6n no tanto en Ias continuidades de la Historia (importantes como son) cuanto en Ias discontinuidades ... , Ias innovaciones y puntos de ruptura. Identifica las pautas fundamentales de cambio a medida que van surgiendo, de que podemos influir sobre ellas. . Comenzando con Ia sencilla idea de que el nacimiento de la agricultura constituy6 el primer punto de inflexi6n en el desarrollo social humano

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y de que la revoluci6n industrial form6 la segunda gran innovaci6n, contempla cada una de ellas no como un acontecimiento instantaneo, sino como una ola de cambio desplazandose a una determinada velocidad. Antes de Ia primera oia de cambio, Ia mayoria de Ios humanos vivian en grupos pequeiios y, a menudo, migratorios, y se alimentaban de Ia caza, la pesca 0 Ia cria de rebaiios. En algu.n momento, hace aproximadamente diez milenios, se inici6 Ia revoluci6n agricola y se difundi6 lentamente por el Planeta, extendiendo poblados, asentamientos, tierra cultivada y una nueva forma de vida. Esta primera ola de cambio no se habia extinguido aun a finales del siglo XVII, cuando Ia .revoluci6n industrial estallo sobre Europa y desencaden6 Ia segunda gran oia de cambio planetario. Este nuevo proceso -industrializaci6nempez6 moviendose con mucha mas rapidez a traves de naciones y continentes. Asi, pues, dos procesos de cambio separados y distintos recorrian simultaneamente la Tierra, a diferentes vel6cidades. En la actualidad, Ia primera ola de cambio ha cesado virtualmente. S610unas pocas y diminutas poblaciones, en America del Sur 0 en la Nueva Guinea papu, por ejemplo, faltan por ser alcanzadas por la agricultura. Pero la fuerza de esta gran primera ola se ha disipado basicamente. Entretanto, la segunda ola, tras haber revolucionado Ia vida en Europa. America del Norte y algunas otras partes del Globo en unos pocos siglos, continua' extendiendose a medida que muchos paises, hasta ahora fundamentalmente agricolas, se esfuerzan apresuradamente en construir acerias, fabricas de autom6viles, factorias textiles, ferrocarriles y plantas transformadoras de alimentos. Aun se percibe el impulso 'de Ia industrializaci6n. La segunda ola no ha perdido por compieto su fuerza. Pew mientras continua este proceso, otro, mas importante aun, ha comenzado ya. Pues con la culminaci6n de Ia marea de industrialismo en Jas decadas siguientes a Ia Segunda Guerra Mundial, una poco conocida tercera oia empez6 a recorrer Ia Tierra, transformando todo cuanto tocaba. Por tanto, muchos paises estan percibiendo el impacto simultaneo de dos e incluso tres olas de cambio completamente distintas, todas ellas moviendose a velocidades diversas y con diferentes grados de fuerza lras sf. A los efectos de este Iibro, consideraremos que Ia Era de Ia primera la comenz6 hacia eJ 8000 a. de J. C. y domin6 en solitario la Tierra hasta los anos 1650-1750 de nuestra Era. A partir de este momento, la primera ola fue perdiendo impetu a medida que 10 iba cobran do la segunda. La civilizaci6n industrial, producto de esta segunda _ol~,domin6 entonces, a su vez, el Planeta, hasta que tambien ella alcanz6 su cresta culminante. Este ultimo punto de inflexion historico Ilego a los Estados Unidos dumnte la decada iniciada alrededor de 1955,la decada en que el numero de 'mpleados y trabajadores de servicios super6 por primera vez al de llbreros manuales. Fue esa Ia misma decada que presenci6 la generaliznclaintroducci6n del computador, los vuelos comerciales de reactores, la pfldora para el control de la natalidad y muchas otras innovacio'nes de ran impacto. Fue precisamente durante esa decada cuando la tercera


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ola empezo a cobrar fuerza en los Estados Unidos. Desde entonces ha Ilegado -con escasa diferencia en e1 tiempo-- a la mayor parte de las demas naciones industriales, entre ellas; Gran Bretaiia, Francia, Suecia, Alemania, Union Sovietica y Japon. En la actualidad, todas las naciones de alta tecnologia experimentan los efectos de la colision entre la tercera ola y las anticuadas economias e instituciones remanentes de la segunda. . ~omprender esto es la clave para entender' gran parte de 105 conflictos polIticos y sociales que vemos en nuestro derredor. Olas del futuro . Siempre que una ola de cambio pre domina en una determinada socle.dad, es relativamente faci! columbrar la pauta del desarrollo futuro. Escntores, artistas, periodistas y otros descubren la «ola del futuro». Asi, en la Europa del siglo XIX, muchos pensadores, empresarios, politicos y gente corriente tenian una imagen clara y basicamente correcta del futuro. Percibian que la Historia caminaba hacia el triunfo final del industrialismo sobre la agricultura premecanizada y previeron, con notable exactit1;Id,muchos de los c~mbios que traeria consigo la segunda ola: tecnolog~as mas poderosas, clUdades mas grandes, transporte mas rapido, educaClan en masa, etc. Esta claridad de vision produjo efectos politicos directos. Partidos y mo.vimientos politicos pudieron trazar sus planes con respecto al futuro. Los I~tereses agricolas preindustriales organizaron una accion de retaguardla contra el industrialismo invasor, contra los «grandes negocios», contra. los «cabecillas sindicales», contra las «ciudades pecaminosas». TrabaJadores y empresarios se hicieron con el control de las principales pal~ncas de. I.a emergente sociedad industrial. Las minorias etnicas y raclales,. defmu;ndo s.u~ derechos en terminos de un mayor papel en el mu?do mdustnal, eXIgleron acceso a los puestos de trabajo,~ posicio'nes soc~ales, etcetera. viviendas urbanas, mejores salarios, educacion publica general, ~sta vision indus~rial del futuro produjo tambien efcctos psicologicos Importantes. Podlan las gentes mostrarse en desacuerdo; podian entrar en vehementes e incluso sangrientos conflictos. Las epocas de depresion ":(de auge podian d~strozar sus vidas. Pero, en general, la imagen com'pa~tI.dade un fu~uro mdustrial tendia a definir opciones, a dar a los, mdlvlduos un sentIdo, no simplemente de quienes 0 que eran, sino de que era probable que Ilegaran a ser. Proporcionaba un cierto arado de estabi!idad y un sentido del propio yo, aun en media de extr~mos cambios sociales. . Por el contrario, cua?do una sociedad se ve asaltada por dos 0 mas glg~ntescas olas de camblo, y ninguna de ellas es claramente dominante, la Imagen del futuro queda rota. Se hace en extremo diffcil identificar el significado de 105cambios y conflictos que surgen. La colision de frentes de olas crea un oceano embravecido, Ileno de corrientes entrecruzadas voragines y remolinos que ocultan las mas profundas e import antes marea; historicas.

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En los Estados Unidos -como en muchos otros paises-, la colision de la segunda' y la tercera olas crea actual mente tensiones socia1es, peligrosos conflictos y extraDos y nuevos frentes politicos de olas que anegan las usuales divisiones de clase, raza, sexo 0 partido. Esta colision sumerge en la mas absoluta confusion los tradicionales vocabularios politicos y hace muy diffcil separar a los progresistas de los reaccionarios; a los amigos, de los enemigos. Saltan en pedazos todas las viejas polarizaciones y coaliciones. Sindicatos y patronos, pese a sus diferencias, se unen para luchar contra los ecologistas. Negros y judios, antaDo unidos en la batalla contra la discriminaci6n, se tornan adversarios. En muchas naciones, los trabajadores, que tradicionalmente han favorecido politicas «progresistas» tales como la redistribuci6n de la renta, ostienen ahora con frecuencia 'posturas «reaccionarias» con respecto a los derechos de la mujer, codigos familiares, inmigracion, aranceles 0 regionalismo. La <<izquierda»tradicional es frecuentemente partidaria de la centralizacion, altamente nacionalista y antiecologista. Al mismo tiempo vemos a politicos, desde Valery Giscard d'Estaing hasta Jimmy Carter 0 Jerry Brown, adoptar actitudes «conservadoras» hacia la economia y actitudes <cliberales»hacia el arte, la moralidad sexual, los derechos de las mujeres 0 los controles ecologicos. No es extraDo que la gente se halle confusa y renuncie a intentar entender su mundo. Mientras tanto, los medios de informaci6n dan cuenta de una sucesion aparentemente interminable de innovaciones, contramarchas, acontecimientos extraDos, asesinatos, secuestros, lanzamientos espaciales, derrumbamientos de Gobiernos, incursiones de comandos y escandalos, todo clio sin relacion ostensible entre Sl. La aparente incoherencia de la vida politica se refleja en la desintegraci6n de la personalidad. Psicoterapeutas y gurus proliferan por doquier; las gentes vagan desorientadas entre terapias contrapuestas, d~de cl grita primordial hasta el est. Participan en cultos y aquelarres 0, alternativamente, se refugian en un patologico privatismo, con la convicci6n de que la realidad es absurda, demente 0 desprovista de sentido. En efecto, la vida puede ser absurda en un sentido amplio, cosmico. Pero clio no prueba que no exista ninguna pauta en los acontecimientos actuales. De hecho, existe un orden oculto, que resulta claramente detectable en cuanto aprendemos a distinguir los cambios de la tercera ola, de los asociados con la menguante segunda ola. La comprensi6n de los conflictos producidos por estos encontrados frentes de olas nos proporciona no solo una imagen mas clara de las olternativas futuras, sino tambien una radiografia de las fuerzas politicas y sociales que actuan sobre nosotros. Nos ofrece tambien la percepcion de nuestros propios papeles privados en la Historia. Pues cada uno de nosotros, por poco importante que parezca, es un pedazo vivo de. Historia. Las entrecruzadas corrientes creadas por estas olas de cambio se J'cflejan en nuestro trabajo. nuestra vida familiar, nuestras actitudes exuales y nuestra moralidad personal. Se muestran en nuestros estilos de vida y en nuestro comportamiento a la hora de depositar nuestro voto. Pues en nuestras vidas personales y en nuestros actos politicos, 10 sepa-


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mos 0 no, la mayoria de los que vivimos en los paises ricos somos esencialmente, 0 personas de la segunda ola comprometidas en el mantenimiento del orden agonizante, personas de la tercera ola empenadas en la construccion de un manana totalmente diferente, 0 una confusa y autoeliminadora mezcla de las dos.

Ricachones

y

asesinos

El conflicto entre los grupos de la segunda y la tercera ola constituye, de hecho, la tension politica central que surca nuestra sociedad actual. Pese a 10 que prediquen los partidos y candidatos de hoy, la lucha entre eUos apenas si es mas que una disputa sobre quien obtendra mayores beneficios de 10 que queda del declinante sistema industrial. Dicho de otra manera: se halIan empenados en una pugna por ocupar las proverbiales silIas de cubierta en un Titanic que se hunde. Como veremos, la cuestion politica fundamental no es quien controla los ultimos dias de la sociedad industrial, sino quien configura la nueva civilizacion que esta surgiendo rapidamente para remplazarla. Mientras escaramuzas politicas de cierto alcance ago tan nuestra energia y nuestra atencion, una bat alIa mucho mas profunda se desarrolIa ya bajo la superfide. A un lado estan los partidarios del pasado industrial; al otro, milIones de personas -cuyo numero no cesa de aumentar-, que comprenden que 10s mas urgentes problemas del mundo -alimentacion, energia, control de armamentos, poblacion, pobreza, recursos, ecologia, clima, los problemas de los ancianos, el derrumbamiento de la comunidad urbana, la necesidad de un trabajo productivo y remuneradorno pueden resolverse ya dentro de la estructura del orden industrial. Este conflicto es la «superlucha» por el manana. Esta confrontacion entre los intereses de la segunda ola y las gentes de la tercera ola atraviesa ya como una corriente electrica la vida politica de todas las naciones. Incluso en los paises no industriales del mundo, todas las viejas lineas de comb ate han debido ser objeto de un nuevo trazado a causa de la lIegada de la tercera ola. La vieja guerra de los intereses agricolas, a menu do feudales, contra las elites industrializadoras, capitalistas 0 socialistas, adquiere una nueva dimension a la luz del proximo abandono del industrialismo. Ahora que la civilizacion d&. 13 tercera ola esta haciendo su aparicion, se plantea la cuestion de si la rapida industrializacion implica una liberacion respecto al neocolonialismo y la pobreza 0 si, en realidad, garantiza una dependencia permanente. Solo sobre este amplio tel on de fondo podemos empezar a extraer algun sentido de los ti~ulares, a clasificar las prioridades, a estructurar estrategias adecuadas para el control del cambio que se opera en nuestras vidas. Mientras escribo esto, las primeras paginas de los periodicos in forman sobre histeria y rehenes en Iran, asesinatos en Corea del Sur, desatada especulacion sobre el oro, friccion entre negros y judios en los Estados Unidos, grandes incrementos en los gastos militares de Alemania Occidental, cruces ardiepdo en Long Island, un gigantesco derrame de

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petroleo en el Golfo de Mexico, la mayor manifestacion antinuclear de la Historia y una batalIa entre las naciones ricas y las pobres por el control de las frecuencias radiofonicas. alas de renacimiento religioso rompen sobre Libia, Siria y los Estados Unidos; fanaticos neofascistas reivindican un asesinato politico en Paris. Y la General Motors informa de un avance tecnol6gico necesario para la fabricacion de autom6viles electricos. Todas estas noticias inconexas exigen una integracion 0 sintesis. Una vez comprendemos que se esta librando una encarnizada lucha entre quienes tratan de preservar el industrialismo y quienes tratan de sustituirlo, nos encontramos en posesi6n de una nueva y eticaz clave para comprender el mundo. Mas importante aun -ya estemos fijando la politica a seguir por una nacion, la estrategia a desarrolIar por una corporad6n 0 los objetivos de nuestra propia vida personal-, nos halIamos en poses ion de un nuevo instrumento para cambiar el mundo. Sin embargo, para utilizar este instrumento debemos poder distin· uir con claridad los cambios que prolongan la vieja civilizacion industrial de aquelIos otros que facilitan la IIegada de la nueva. En resumen, debemos comprender ta,nto 10 viejo como 10 nuevo, el sistema industrial de la segunda ola en el que tantos de nosotros hemos nacido y la civiliwcion de la tercera ola, en la que- viviremos nosotros y nuestros hijos. En los capitulos siguientes examinamos con mas detenimiento las dos primeras olas de cambio como preparaci6n para nuestra exploraci6n de la tercera. Veremos que la civilizacion de la segunda ola no fue un revoltijo accidental de componentes, sino un sistema con partes que lctuaban en mutua interrelaci6n en maneras mas 0 menos previsibles, y que las pautas fundamentales de la vida industrial eran las mismas en I dos los paises, con independencia de su herencia cultural 0 de sus diferencias politicas. l!sta es la civilizaci6n que los «reaccionarios» de hoy -tanto de «izquierda» como de "derecha»estan luchando por preser· vnr. l!ste es el mundo que se ve amenazado por la tercera ola de cambio de civilizaci6n sobrevenida en la Historia.


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