Fiestas la mistica del norte argentino

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FIESTAS, LA MÍSTICA DEL NORTE ARGENTINO Paqui Arias

Santiago Lofeudo


Muchas gracias a mis padres y a Esteban, quienes junto a muchas otras personas, especialmente sus protagonistas, hicieron posible este libro. Paqui Arias

Infinitas gracias a quienes fueron los anfitriones de las celebraciones y nos permitieron entrar a sus casas, comer, bailar y hasta dormir all鱈, sin siquiera conocernos. A la Totola, compa単era de vida y de algunas fiestas, a mis amigos y familias (la porte単a y la salte単a).

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Santiago Lofeudo


- Fiestas, la mística del norte argentino -

Prólogo ¿Qué relación guarda el hermoso trabajo que

El carnaval, sostiene Bajtín, es reivindicación

acabo de terminar de leer y contemplar y mi profe-

de la cultura de abajo contra el calendario solem-

sión de profesor de comunicación como para justi-

ne de celebraciones oficiales del poder. Antes de

ficar este prólogo que ahora estoy escribiendo? Un

la penitencia de la Cuaresma, el cuerpo se despi-

viento más fuerte que el del azar trajo este libro

de en los desbordes de la fiesta popular, en donde

hasta mis manos. Una de sus autoras fue hace años

la excentricidad ocupa el centro y las jerarquías y

alumna mía en la carrera de comunicación y tal vez

las normas son socavadas por la parodia. Efecti-

recordó las clases sobre el carnaval y la fiesta que

vamente, en el carnaval no hay jefes o si los hay

yo daba entonces y sigo dando, mientras se sumer-

son aquellos con la menor autoridad en el período

gía en las coloridas y sentidas celebraciones de la

normal: niños, personas con alguna discapacidad.

Puna argentina. ¿Son la fiesta de la Candelaria, el

Lo marginal ocupa un lugar central: concentra-

carnaval de Humahuaca, la Semana Santa, la mar-

ción de enanos y gigantes, de monstruos y locos.

cada, la muerte de Güemes, la Pachamama, la fies-

La burla se ensaña con aquello que se tema: el dia-

ta del Milagro y de la Virgen del Rosario o el día de

blo, la muerte, la autoridad. Un rito frecuente del

los difuntos expresiones de la carnavalización de

carnaval, en esa dirección, es la quema del rey, el

la que hablábamos en aquellas clases de estudios

destronamiento del héroe.

culturales y comunicación? Una semana de celebración, de no trabajo, de En una conocida investigación sobre la cultura

revoloteo; período de licencia y desenfreno. La

popular del Renacimiento, el lingüista ruso Mijail

fiesta comienza con el desentierro del diablo y

Bajtín propuso al carnaval como una categoría de

desde entonces todo está permitido y cambiado:

análisis. Según él esta expresión subterránea de

lo chico es grande, arriba es abajo y la mujer de

cultura popular que en la Baja Edad Media se eri-

uno puede ser de otro. Las diferencias sociales

ge contra la cultura oficial de la Iglesia y el Estado

se desploman. Con talco en la cara, máscaras y

es adoptada y adaptada por las bellas letras. En

hasta impostando la voz, la identidad permane-

nuestra región fue moda emplear esta categoría al

ce oculta, así introduce Arias el carnaval de Hu-

análisis de la literatura del boom latinoamericano.

mahuaca.

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¿Pero cuánto hay del carnaval como categoría

conviven sin conflicto petardos y velas. Cofradías

de análisis cultural en las fiestas de Salta y Ju-

centenarias, promesas secretas y serenatas. Mul-

juy? Si los profesores de literatura que hace veinte

titudinarias procesiones y minúsculos misachi-

años aplicaban a discreción la noción de carnaval

cos. Recogimiento y exaltación, como también

a las obras de Gabriel García Márquez se hubieran

sostiene Arias. No faltan las representaciones rei-

acercado como Graciela Arias y Santiago Lofeudo

vindicatorias de la lucha entre los pueblos origi-

a las comunidades del Norte argentino, con simi-

narios y el hombre blanco, el sincretismo entre la

lar discreción y empatía, con parecida apertura y

Pachamama y el santoral cristiano, el uso del atrio

sensibilidad, quizás hubieran advertido que nues-

de la Iglesia como escenario del drama picaresco

tras culturas tradicionales no siempre se ajustan a

de los promesantes. Pero esta hibridación parece

constructos elaborados para otros contextos cultu-

ser el efecto de una inculturación cristiana: una

rales, aun cuando nos ayuden a interpretar lo que

genuina religiosidad popular fusionada con recur-

observamos. En cualquier caso se trata de catego-

sos expresivos originarios.

rías de segundo orden que nunca deberían superponerse a las creadas por los propios miembros de

Los norteños se toman en serio la fiesta. La fies-

la comunidad para dar sentido a su modo de vivir

ta no es una falla de las jornadas de trabajo. No es

y celebrar la vida.

algo por lo que haya que pedir perdón o haya que reparar trabajando más. Más bien es al revés, si

Al menos en la Puna argentina los bordes en-

soportamos el peso del día y del calor es porque

tre lo genuino y lo añadido son más difusos, está

antes o después hay fiesta, cíclicamente nos espe-

todo más mezclado. No hay buenas y malas tradi-

ra la celebración que recarga el trabajo de sentido.

ciones, cultura oficial impuesta y cultura popular

Hay aquí sí un elemento que nuestras fiestas com-

acallada. Por ejemplo la mayor parte de las fiestas

parten con el carnaval estudiado por Bajtín: la vi-

analizadas coinciden con el calendario litúrgico

vencia del tiempo de la fiesta como algo absoluto,

de la Iglesia Católica y siguen su contendido, pero

la consagración del momento festivo, como el del

atribuyéndole en las prácticas un sentido origina-

juego de los niños, según la apropiada compara-

rio. Se trata de tácticas de apropiación en las que

ción que propone el libro.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Tal vez en el carnaval paródico y crítico del sis-

del arte: el juego, el símbolo y la fiesta. Si el arte

tema este tiempo intenso tiene la forma de un pa-

es fiesta es por su vivencia del tiempo. Existen dos

réntesis, una revancha de la gente de pueblo que

formas de experimentar el tiempo. Por un lado, el

solo por un momento hace lo que quiere con su

tiempo vacío del ajetreo de nuestras aceleradas vi-

tiempo. Esto es y no es así en el caso de las fiestas

das productivas o bien del aburrimiento, su con-

que nos describe Arias. Aunque el fin del ciclo de

tracara, en donde la duración del tiempo es per-

las cosechas acaba cuando antes de la puesta del

cibida como una tortura. Por otro lado, el tiempo

sol, todos se dirigen al río o arroyo más cercano

pleno de la fiesta. Es la fiesta, religiosa o civil, un

para arrojar los elementos rituales, en el silen-

tiempo propio, que organiza a su alrededor el resto

cio melancólico del final. Sin embargo el fin es el

del almanaque. Y ya en la fiesta el tiempo se ex-

comienzo de un nuevo ciclo natural. La vida fuera

perimenta como un don que no debe consumirse

de la fiesta, al sacarse el disfraz de toro o de tigre,

para procurar nada externo a la misma fiesta.

continúa. Arias quiere captar el punto de vista de los protagonistas, quienes la acogen con hospitali-

Se invierte tiempo ordinario para preparar la

dad y sin suspicacias, más propias de gente rica y

fiesta: para confeccionar las imágenes y los disfra-

de ciudad. Para ellos la fiesta no es una evasión de

ces, las vestimentas, las comidas. Muchos de estos

una vida alienada. No digo que las personas que

preparativos, artesanales y según recetas ancestra-

retrata el libro no padezcan injusticias. Digo que

les, llevan más tiempo que en la ciudad: las flores y

esas postergaciones no se advierten en las conme-

frutos cultivados especialmente para la procesión,

moraciones de las que son protagonistas, dueños,

la carne charqueada al sol, el perseverante ensayo

productores de sentido.

de bailes y canciones. Es un tiempo bien empleado que bendice el tiempo ordinario con el tiempo consagrado de la fiesta.

El tiempo, justamente, es el punto de contacto entre el carnaval de Bajtín y la visión del arte de Hans Gadamer, autor citado en el Introducción.

Un tercer punto de vista aún nos puede ayudar

En su libro La actualidad de lo bello, Gadamer

a calibrar la densidad antropológica de las fiestas

propone tres analogías para interpretar el sentido

del NOA. Es la teoría de la fiesta de Josef Pieper

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para quien solo puede alegrarse en la fiesta quien

La fiesta como el arte nos reúne, nos congrega.

tiene un sentido para la vida completa que viene

Aunque haya y hay divisiones y conflictos, nadie

antes y después de la fiesta, quien no considera

queda excluido. Si lográramos en el tiempo ordi-

la fiesta como la alegre afirmación de las vicisi-

nario el espíritu del tiempo propio, habría menos

tudes de la vida. Quien habita su medio ambiente

conflictos y menos desasosiego. Ojalá esta pene-

incómodo consigo mismo, desencajado de Dios y

trante crónica, ejemplo notable de periodismo de

de los demás no puede celebrar, solo puede estar

inmersión, nos ayude también a nosotros, lecto-

contento en la fiesta, todo lo puede olvidar en el

res, a avanzar en esa dirección.

desenfreno, gozar de una tregua en la carrera por la utilidad y en el combate entre los hombres. Celebrar una fiesta significa celebrar por un motivo especial y de un modo no cotidiano la afir-

Damián Fernández Pedemonte

mación del mundo hecha ya una vez y repetida

Dr. en Letras

todos los días.

Noviembre de 2014

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Fiestas, la mística del norte argentino El norte argentino es una fiesta. O muchas,

Aspiramos, tal vez con demasiadas pretensiones,

casi tantas como localidades hay. En la prime-

a captar lo permanente en lo fugaz, a encontrar lo

ra mirada, cada una se presenta como singular y

universal en el hecho particular y a transmitirlo a

distinta, no solo de pueblo en pueblo, sino tam-

través de ese hecho que puede parecer una nimiedad,

bién de año en año. Sin embargo, luego de haber

como una mirada, una luz o una huella, pero que en

observado y también participado activamente de

definitiva es casi nada y casi todo simultáneamente.

ellas –queriendo a veces, a la fuerza otras–, uno descubre elementos, símbolos, incluso persona-

Así encontramos que, en el torbellino de la fies-

jes que se repiten. Tal vez porque todas perte-

ta, el hombre, al dejar de lado sus obligaciones

necen a una misma región y a una misma idio-

cotidianas, se olvida de su fragmentación como

sincrasia. Tal vez porque, en definitiva, todas

hombre y como comunidad. En el éxtasis de la

hablan de lo mismo: el ser humano y su relación

celebración pudimos vislumbrar un modo de ser

con el tiempo, el espacio, la trascendencia.

complejo y libre de ataduras. A ese instante, que es como una grieta en la que se cuela una realidad so-

Con ánimo de captar esa esencia común reco-

brenatural, pero que luego queda como una brasa

rrimos las provincias de Salta y de Jujuy. Bus-

que permanece encendida –entre cenizas– el resto

camos las fiestas más representativas por su

del año, la llamamos mística. Gracias a esa místi-

número de participantes, pero también las más

ca descubrimos que la fiesta, además de alegría, es

escondidas. Descartamos la intención documen-

arte, como dice el filósofo Hans-Georg Gadamer,

tal, que congela lo que muestra en un esfuerzo

pero también tiempo y, sobre todo, fe.

imposible por conseguir objetividad, tanto como

La fiesta es tiempo

procuramos evitar los prejuicios. Creemos que la imagen y la palabra son simplemente medios que pueden ayudarnos a acercarnos para intentar co-

“Vengo todos los años si tengo tiempo”, dijo en Ca-

nocer y comprender al otro.

sabindo una promesante de alrededor de 70 años, que

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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ese día llegó a la fiesta patronal del lugar luego de haber

y el futuro. A través de los ritos, de la repetición de

caminado seis horas desde su casa. No supimos inter-

actos individuales o colectivos, cumpliendo siempre

pretar dónde vivía. “Ahí”, indicó señalándo una puna

algunas reglas antiguas, se borran las fronteras del

interminable, donde bajo un cielo escandalosamente

tiempo. Cada rito que se representa no solo actua-

celeste solo se veían pastos duros y tierra yerma.

liza en el presente la tradición del pasado, sino que también la proyecta hacia el futuro. La tradición no

Para alguien ajeno al lugar cuesta imaginar qué

es la mera conservación de los “tradicionalistas”,

trajín puede impedirle a veces acercarse al único

sino la transmisión de una cultura viva, de genera-

acontecimiento importante de su zona. “Limpiar,

ción en generación.

juntar las ovejas, hacer fuego, preparar un guiso”,

La fiesta es arte

explicó, enumerando, en definitiva, tareas comunes a todas las personas: aseo, trabajo, cobijo, comida.

Sobre todo, la fiesta es arte. Como alguna vez La fiesta es la pausa del trabajo, pero eso no sig-

alguien escribió, la experiencia de lo bello implica

nifica que sea un tiempo vacío. Todo lo contrario, lo

verdad. En las fiestas populares, en las que los es-

completa hasta convertirlo en tiempo pleno, lo organi-

tímulos sensibles enajenan (la música aturde, los

za, lo supera. Aunque la fiesta tenga su programa o su

colores encandilan, los aromas marean) y los sen-

horario, nadie piensa en ceñir el tiempo de tal modo, y

tidos se ubican en nuestra periferia, aun el espíritu

éste se libera, ya que todo el tiempo es tiempo de fiesta.

más amurallado llega por momentos a atisbar una realidad transpersonal que sugiere lo eterno, el ori-

Para los salteños, la Fiesta del Milagro inicia y

gen, el punto cero. Es en ese momento cuando el

cierra el año. El orden del tiempo se origina en la se-

observador se convierte en participante y completa

cuencia de las fiestas, y las actividades se encadenan

la obra de arte, una obra de arte compartida que es,

con éstas. Es común escuchar que “la preparación de

a la vez, enigma y comunicación.

la tierra se inicia en la Pachamama”, que “hay que apurar el riego antes de Navidad” y que “la cosecha

En la fiesta el hombre interactúa con los demás,

es para el Carnaval”.

se enfrenta a la creación con las mismas preguntas que preocupan a los otros hombres, sobre el ori-

Pero el gran misterio de las fiestas es la simulta-

gen y el fin, sobre el sentido de la existencia. Con

neidad que se consigue entre el pasado, el presente

palabras, pero más bien con gestos, se entabla una

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

conversación de todos con todos, ya que la fiesta re-

encendidas con la creencia firme de que liberarán

chaza el aislamiento.

a las cabras de los rayos de la tormenta. Lo finito se enfrenta con lo infinito. Son símbolos que evocan

Doña Saluciana vive sola en la banda El Du-

un orden íntegro. Son imágenes que se presentan

razno; los más jóvenes de su numerosa familia

intempestivamente, momentos de gratuita ilumi-

abandonaron el lugar para ocuparse en centros ur-

nación que, por un instante, prestan a la mística

banos. Pero todos vuelven para el Carnaval. Ape-

una envoltura material.

nas llegan hablan de sus trabajos y de sus nuevos espacios, pero comenzada la fiesta, quedan todos

Porque la fiesta es fe, es esa luz que ilumina el

integrados a la tierra original, impidiendo la des-

entendimiento para percibir la realidad de las cosas

integración en diálogos sueltos. Son un mismo

divinas, es ese conocer que genera amor, es el fruto

tronco y son sus raíces las que hablan por ellos. Se

de vivir esa realidad, de experimentarla.

hunden (o elevan) en una realidad que sigue siendo tan real como la cotidiana, pero que se capta de

En la fiesta se busca una relación especial con ese

una manera no racional. No racional pero no por

algo sagrado. Se quiere reproducir la manifestación

eso menos cierta: puede haber una profunda sabi-

divina y comunicar el orden trascendente a través

duría en lo colectivo.

de lo cotidiano. Lo sacro, a través de la procesión, las imágenes y los rezos, sale a la calle, a la plaza,

La fiesta es fe

a los cerros. La vida se hace una, la religión religa nuevamente lo separado.

Por un instante los presentes viven la anticipación de la gloria. El gesto de un penitente adulto,

Para alguien ajeno al norte argentino verse en-

que se saca su sombrero por respeto, por miedo,

vuelto en una de estas fiestas puede resultarle, al

por amor a su Mamita Virgen, convierte a ese hom-

principio, una experiencia extraña. Pero la fiesta es

bre, de piel curtida, manos ásperas y mirada seca de

un torbellino que rompe el extrañamiento, que con-

quien todo ha sufrido, en un niño vulnerable. Cua-

vierte al espectador en participante, y al permitirle

tro maderas de cardo pobre forman el Sagrario más

captar, sentir y vivir esa realidad local, lo deposita

humilde pero también el más amado. Unas velas

en los umbrales de lo universal.

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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Capítulo 1 Humahuaca, 1 y 2 de febrero

Fiesta de La Candelaria

Cuando los toros sacan chispas Petardos y velas. Cofradías centenarias, promesas secretas y serenatas. Multitudinarias procesiones y minúsculos misachicos. Recogimiento y exaltación. Desde el 23 de enero hasta el 2 de febrero, la fiesta de Nuestra Señora de la Candelaria, patrona de la ciudad de Humahuaca desde 1640 y también de otras localidades de la Quebrada, la Puna y hasta de algunos valles de Salta, refleja en sus diferentes momentos el sentido religioso, social y lúdico de la celebración.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

frío de la Quebrada raja la cara y la sangre hierve en

Los gritos no se distinguen de las explosiones; es

busca de emociones.

pura bulla amplificada por el eco. Se sienten chispas en la cara. Instintivamente nos damos palmadas por miedo a que el fuego haga mecha en los abrigos. O

En la escalinata del monumento a los Héroes de

en la gente. Todos –locales, turistas, viejos y guaguas,

la Independencia, mal llamado a veces monumento

como le dicen a los niños acá– somos una masa viva

al Indio, debido a que su grupo escultórico resalta la

que corre, salta, aúlla. Respirar es casi imposible, pero

importancia del pueblo indígena en la lucha contra

no por la asfixia del gentío o los casi 3.000 metros so-

los realistas, se inicia luego la serenata a la Virgen.

bre el nivel del mar en que nos encontramos, sino por

En las peñas, mientras tanto, no dan abasto con la

la adrenalina que amenaza con hacernos estallar.

preparación de locro, empanadas y tamales.

El diablo metió la cola

La tensión cede en cuestión de minutos. O lo que demoran en quemarse 140 petardos cosidos estratégicamente para que se enciendan uno tras otro en

El marco es conocido. Qué no se escribió sobre

una cascada de resplandores y estallidos.

la Quebrada de Humahuaca: que es tierra hecha tiempo; que es un muestrario apelmazado de colo-

Cuando el chisporroteo termina solo se percibe

res y texturas; que es vida quieta y aguerrida. En

olor a pólvora quemada. Los foráneos preguntamos

definitiva: que te quita el aliento. Como para que no

si hay una segunda vuelta y los lugareños, sabedores

quepan dudas, la Unesco la incorporó al Patrimonio

de la respuesta negativa, se lanzan por las calles para

Cultural y Natural de la Humanidad.

descubrir quiénes fueron los promesantes que, bajo las carcasas de cuero con formas de toros de las que toda-

La atraviesa el río Grande, que aunque su curso

vía sale humo, no saben si escabullirse entre la muche-

es permanente, es en el período estival cuando se

dumbre o aprovechar la ocasión para pavonearse.

convierte en una catarata que brama y arrasa con sedimentos, piedras y hasta partes del camino; al-

Habíamos participado del tradicional baile del

gunas veces también tapa pueblos. Desde sus már-

torito, el momento álgido de la Fiesta de la Cande-

genes naturales, murales en los que puede leerse el

laria que se celebra cada víspera del 2 de febrero en

viaje geológico del tiempo, bajan también con fuer-

Humahuaca, justo después de la Misa de las Can-

za afluentes; no por nada se los llama volcanes. En

delas y un poco antes de la media noche, cuando el

medio de esa naturaleza extrema, perdidos en los

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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cerros, existen valles con caseríos cuyos habitantes

bitantes, pero ese número se duplica fácilmente

hacen de la Quebrada un lugar rico no solo en paisa-

durante sus principales fiestas. Y si además coin-

jes, sino también en cultura, tradiciones e historia.

ciden, no solo la ciudad, sino también todos sus alrededores, son tal estallido de gente que resulta casi imposible conseguir un mísero catre.

En varios de esos parajes, al igual que en otras localidades de Salta, el 2 de febrero es sagrado; ese

Los preparativos

día honran a la Candelaria, una de las advocaciones de la Virgen en América. Elegimos la ciudad de Humahuaca porque allí tiene lugar la celebración más

El gran festejo es el 2 de febrero y su víspera, pero

importante de la región.

los preparativos comienzan nueve días antes. La ciudad, una de las más activas de la Quebrada desde sus

El culto fue introducido por los conquistadores,

orígenes, vibra con un nuevo ajetreo. En las casas de

pero los americanos le aportaron sus condimen-

paredes de adobe y techos escondidos, de los que se

tos. Como particularidad, en 2008, primer año

ven asomar solamente gárgolas de zinc, la gente lim-

en el que participamos de la celebración, el diablo

pia sus imágenes, corta guirnaldas, ensaya cantos,

metió la cola: el día de la Virgen se empalmó con

pega estampitas en cartulinas de colores y arma fa-

el Carnaval, la otra señora fiesta de la Quebrada,

rolitos para las velas que serán bendecidas en la Misa

coincidencia que según algunos ya había ocurrido

de las Candelas.

hacía 158 años. Vendedores ambulantes que llegan con comida, Para quedar bien con Dios y con el diablo, tanto

ropa y hasta chucherías electrónicas se van reu-

las autoridades de la Iglesia como los caciques de

niendo en la plaza, donde todos los días, a las 12,

las comparsas del rey Momo pactaron para que la

se ve asomar desde su celda de la torre del cabildo

procesión de la Mamita Virgen, como denominan

una imagen articulada de San Francisco Solano,

los lugareños a su patrona, terminara el 2 de fe-

ese misionero español que, protegido por su fe en

brero antes de las 17, hora en que generalmente,

Dios y la magia sobrenatural de su violín, recorrió

aunque no con día fijo, comienza el desentierro del

hace más de cuatro siglos estas tierras indómitas.

carnaval. Para algunos, dicotomía; para otros, la naturalidad misma. Y para muchos, dormir bajo

En la catedral, pintoresca por fuera pero más inte-

las estrellas: Humahuaca cuenta con 6.500 ha-

resante por dentro, el 23 hay revuelo, aunque a puertas

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

cerradas. Los miembros de la cofradía de Nuestra

da más de cien vestidos, todos donados por prome-

Señora de la Candelaria, creada en 1594, apenas

santes o cofradías.

meses después de la fundación de Humahuaca y un año antes de que fuera construida la iglesia que

En el archivo parroquial de Humahuaca se con-

hoy es catedral, tienen el privilegio de bajar a la

servan libros antiguos de las distintas cofradías, en

Virgen del retablo, llevarla a su camarín para ves-

los que pueden leerse largas listas de joyas, vestidos

tirla con ropas festivas y colocarla en un lugar más

y otros bienes donados a la Candelaria. Dicen que las

cercano al pueblo.

ofrendas de tierras y animales también eran comunes; hasta se hablaba de una Estancia de la Virgen, pero nadie supo decirnos dónde quedaba ni qué ha-

Se la suele ataviar con un vestido blanco o celeste

bía pasado con ella.

de fino tejido y un manto color granate, con bordados de oro, regalos de algún promesante. Cuentan los vecinos que en 1952 el obispo de Jujuy propuso

El 24 de enero comienzan los rezos. Durante

que, en lo sucesivo, la imagen no llevara ropajes es-

nueve días se suceden misas con ruegos y agradeci-

peciales. Los feligreses lloraban y le reprochaban por

mientos a la Virgen, se recita la novena y se escuchan

haber sacado a la Mamita Virgen “desnuda”. El obis-

repiques de campanas y salvas de bombas cada vez

po tuvo que dar marcha atrás.

que ingresa en la catedral un misachico, es decir una pequeña procesión de creyentes que traen en andas

Intentamos presenciar la vestida de la Virgen en

a los santitos o a las vírgenes que tienen en sus casas.

la iglesia de la localidad de Maimará, donde, como

Algunas de estas imágenes son verdaderas reliquias,

sucede en todos los pueblos en que se celebra a la

otras son nuevas, de yeso o cerámica pintada, pero

Candelaria, los ritos son similares. Su esclavo y las

todas llegan vestidas con sus mejores galas y ador-

prioras, es decir las autoridades de la cofradía, se

nadas con flores de papel, tules, cintas de colores y

horrorizaron ante la idea de que fotografiáramos la

alguna que otra alhaja.

imagen sin sus galas y también prohibieron que la

La víspera

viéramos “desnuda”. “Ella tiene pudor”, nos decían mientras nos echa-

El 1 de febrero se realiza la Misa de las Can-

ban del templo con firmeza. Tampoco pudimos es-

delas. Apenas baja el sol se lleva a la Virgen en

piar su camarín con el ropero que, según ellos, guar-

procesión desde la catedral hasta un galpón mu-

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

nicipal, capaz de albergar un número mucho ma-

que la Virgen proteja a sus animales y cultivos, o para

yor de feligreses.

pedir por la salud de algún familiar o amigo.

La primera parte de la misa es a oscuras, hasta

Durante la liturgia, abundante en simbolismos,

que desde el cirio pascual, la única luz encendida con

también se realizan bautismos, se festejan cum-

la que se entró en procesión, se expande la luminaria

pleaños de quince y hasta hay novios que aprove-

hacia las velas que cada uno de los miles de devotos

chan para casarse. Muchos de los fieles, llegados

lleva especialmente para hacerlas bendecir. Luego

desde parajes aislados, no tienen acceso frecuente

las usarán en sus casas una noche de tormenta para

a un sacerdote.

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Además, cada uno de esos acontecimientos adquiere para ellos un valor agregado si tiene como testigo privilegiado a la Virgen de la Candelaria, que esta noche, entre la luz titilante de las velas, parece una verdadera madre: en un brazo carga al Niño y en el otro una candela. Esta escultura, que no llega al metro de alto, moldeada en yeso sobre madera de cardo, tiene en su base una inscripción en la que puede leerse “N.R.A.S.D. CO-PA (espacio para la medialuna de plata) CA-BANA Año 1640”. Según cuenta la leyenda, en Copacabana, a orillas del lago Titicaca, Tito Yupanqui, descendiente del primer cacique de ese lugar, luego de convertirse al catolicismo hizo el voto de esculpir una imagen de la Virgen. Se inspiró en la visión de una mujer morena con un niño y una vela. Hay quienes afirman que tal visión representaba a la Pachamama, la madre tierra que la devoción popular funde y confunde en sus ruegos y ofrendas, con la Mamita Virgen. El 2 de febrero de 1583 Yupanqui presentó en

na, hasta que en 1702 se abandonó esa advocación

Copacabana la imagen de la Virgen y todo el pueblo

y empezó a denominársela de la Candelaria.

la recibió con extraordinarias muestras de alegría. Pronto comenzaron a adjudicársele milagros y su

Terminada la celebración, que dura un par de

fama se propagó por toda la región, hasta llegar a lo

horas, todos salen nuevamente en procesión a la

que es hoy el norte argentino.

plaza. A la Virgen la preceden bandas de sicuris, formadas por músicos con instrumentos de viento

Según los libros parroquiales, en Humahuaca

y percusión, plumudos –niños y adultos cubiertos

se la conocía como Nuestra Señora de Copacaba-

con plumas de suris (ñandúes)– con su típica danza

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

que algunos relacionan con la fecundidad, el obis-

za. La danza de los toritos encuetillados está

po de la prelatura de Humahuaca y sacerdotes que

por comenzar.

desde distintos lugares, se acercan para ayudar duEn un principio era solo un promesante el que lle-

rante la festividad. Atrás, ahora con las velas encen-

vaba el torito –una caparazón de madera recubierta

didas, avanza el resto de los fieles.

con lona, encalada para que se destaque de noche, Devuelta la Virgen a su lugar preferencial en

con un par de linternas por ojos y cubierta de petar-

la Catedral, la muchedumbre se empuja para

dos–. Luego fueron dos. Ahora ya son cuatro. Se ubi-

tomar posición en las calles que rodean la pla-

can en parejas, espalda contra espalda, dos frente a

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la Iglesia y los otros dos en la misma posición y a la

veces por cuatro, más su interminable eco. Más los

misma altura, pero del otro lado de la plaza.

guau, ohhhh, ayyyy, uyyyyyyy, ahhhhhh, y cuanto grito se pueda imaginar mientras los toritos fingen

La muchedumbre se prepara para el espectácu-

embestir a quienes rodean la plaza. Es una catarsis

lo. Los cánticos marianos y las marchas ensordece-

colectiva que se manifiesta en aullidos de miedo, de

doras de los sicuris se silencian de repente y solo

alegría, de nervios, de fiesta.

se escucha un murmullo inquieto, nervioso, hasta que se dispara el primer petardo y empieza el chis-

Pero pasa demasiado rápido. La gente se queda

porroteo. Pa-pa-pa-pa-pa-pa-pa, ciento cuarenta

con ganas de más. Nos quedamos con ganas de más.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Queremos fiesta. Y empiezan la música y los fuegos

autora de varios de ellos: “Gracias Mamita Virgen

artificiales, y la calle es una marejada de personas

por la salud de Sergio”.

que cantan, bailan, van de un lugar a otro en busca Los que quieren van a alguna de las tantas misas

de comida y también de bebida.

que se celebran en el día, pero absolutamente nadie se pierde de acompañar o al menos ver pasar por la

Esta noche la protagonista es la comunidad.

calle a la Mamita Virgen.

Para muchos habitantes de los cerros, esta es una de las pocas ocasiones que se les presentan para ver a sus parientes y amigos, para tratar con co-

Allí van con cara de compungidos y se golpean el

nocidos y desconocidos, para comprobar que sus

pecho durante el pésame que abre el rosario rezado

emociones, guardadas todo el año en la intimidad

durante la procesión. En honor a la Virgen usan sus

del alma y la soledad de la montaña, son compar-

mejores prendas: pantalones de barracán, polleras

tidas por otros.

con enaguas de tafeta, pañuelos de seda y mantillas de encaje los mayores; jeans con tachas, zapatillas

La procesión

importadas y camperas de colores fluorescentes los más jóvenes.

Nadie durmió, pero el 2 de febrero temprano ya están colgados los banderines y los globos blancos,

Igualmente se distinguen por sus vestimentas las

celestes y amarillos en el trayecto por donde ese año

bandas de sicuris, ya que como uniforme cada una

va a pasar la procesión. El itinerario se decide por

elige un color que se repite en las boinas y chalecos

sorteo, para que todos los barrios puedan recibir a

o remeras de los músicos. Entre ellas no ejecutan

la Virgen. Cada tanto se ven mesas con manteles

una misma melodía, sino que cada una intenta que

de puntilla y flores frescas, son las posas, donde se

sobresalga la suya. A las cofradías se las identifica

asienta la imagen cuando pasa y donde los vecinos

por sus estandartes, en los que se lee el nombre, el

aprovechan para tocar su manto o besar sus pies.

lugar y el año de creación.

Al costado del camino se ven corazones de car-

También pueden verse a las cuarteras (parejas

tulina clavados en las espinas de los cardos con

de mujeres, en su mayoría pasadas de años, que

jaculatorias escritas. “Son piropos, pedidos o agra-

llevan, sin parar de bailar, media res de cordero

decimientos para la Virgen,” cuenta Mirta Flores,

que zamarrean a lo largo de todo el recorrido) y a

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algunos gauchos que lustraron espuelas y riendas de plata, y peinaron sus pellones de llama para que se luzcan en la procesión. El obispo y los curas, algunos con casullas hechas con aguayos, dirigen los rezos, los cantos y hasta comparten algunos mates. Están tan pegados a la Virgen que también a ellos les cae la mistura (papel picado) y los pétalos que la gente ofrenda a la Candelaria. Una mujer, con mantilla antigua y zapatos parchados, le pega un bastonazo al sombrero de un sacerdote y caen algunos pétalos. “Quedaron bendecidos al tocar el manto de la Virgen”, explica entre avergonzada y divertida por haber sido descubierta en su travesura. Los conserva para realizar infusiones durante el año en caso de enfermedad. Generalmente la procesión se realiza por la tarde. Pero este año, debido a la coincidencia con el Carnaval, se la organizó para antes del medio día. Cuando el sol justo pega más fuerte, la Candelaria ya está en la plaza a punto de entrar en la catedral. Son las doce y pareciera que San Francisco Solano, esta vez, en lugar de bendecir a los turistas, salió a la plaza para saludar a su patrona. El diablo metió la cola, pero Dios salió ganando.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Capítulo 2 Tilcara, los dos jueves previos al Carnaval

Jueves de comadres

La chicha se toma con coplas Lluvia de talco y serpentinas. Olor a albahaca y ruido de cajas challeras. Es el jueves previo al Carnaval y las mujeres norteñas se juntan para cantar a la Pachamama. Se invitan con bebidas y comida, pero lo más importante es la música que impulsa la hipnótica rueda. La semana anterior fue el turno de los hombres; sin embargo, eso no significa que cada una sea exclusiva para cada sexo: es la excusa para una doble fiesta.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Como sabuesos vamos rastreando con todos

las membranas de cuero de su caja. Ceremoniosa,

nuestros sentidos algún indicio de fiesta. Sabemos

se quita el sombrero negro de paño y coloca la úl-

que este día es el topamiento de las comadres, cuan-

tima ramita en la cinta de raso que ciñe la copa.

do las madres presentan a sus hijos a sus madrinas y

Antes de ponérselo otra vez, sacude las caravanas,

piden juntas la bendición a la Pachamama, la madre

también de oro, que cuelgan de sus orejas, y aco-

tierra, a la que agradecen y ruegan por el buen mul-

moda las largas cimbas (trenzas) en las que el pelo

tiplico de las cabras y por una abundante cosecha de

blanco se entrelaza con lanas de colores. Sin mos-

maíz. Pero en la siesta de Tilcara, todo es quietud.

trar apuro, pero con astucia, se aleja del lugar sin que atinemos a seguirle el tranco.

El viento seco, además de polvo, trae cada tanto un fuerte olor a albahaca, esa hierba aromática que

Por distraídos, o vaya a saber por qué, volvimos

en toda la Quebrada de Humahuaca y en otros lu-

a perder el rastro. Por la mañana habíamos visto

gares del norte argentino es sinónimo de Carnaval.

algunas comadres cantando en la plaza, pero nos

Afinamos el olfato y detectamos a una mujer bajo

pareció un acto para la foto turística. La verdadera

el resguardo de una recova, que mientras dormita,

fiesta es la que empieza por la tarde, apenas termi-

sostiene en su regazo un canasto cubierto con una

nada la siesta. Aunque para los más íntimos tam-

mantilla de seda bordada; en su interior conserva

bién incluye el almuerzo, que casi siempre consiste

fresca la mercancía. Sus clientas no la compran para

en cordero, picante de panza (mondongo) y asado

cocinar, sino para adornar las cajas challeras con las

de novillo al horno de barro. No se sabe bien el por-

que pasarán todo el día y también parte de la noche

qué, pero dicen que no puede faltar el queso que se

copleando.

acompaña con ají locoto.

Desde la infinita nada surge Catalina Quispe; no

El año anterior habíamos logrado que nos invita-

le hizo asco al sol impenitente del mediodía para

ran a una casa. Llegamos a ella porque tenía su puerta

caminar más de 10 kilómetros desde el Paraje San

adornada con un arco de cortaderas, ramas de sauce,

Pedrito. Con un porte señorial, que incluye hasta

choclos, girasoles y dalias; esperamos que la alegría de

una sutil reverencia, compra un ramito por unas

ese día no nos haya impedido anotar la dirección.

monedas. Separa las ramitas verdes con sus dedos baqueteados y anillados con filigranas de oro, y una

Buscamos entre las libretas y ahí está: Sorpre-

a una las teje en los tientos que en zigzag sostienen

sa 387. Según dijeron, la calle lleva ese nombre

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

porque allí, durante una emboscada, los realistas

Con las comadres que llegan se repite el mismo

sorprendieron al coronel Manuel Álvarez Prado,

procedimiento. Entre visibles muestras de afec-

un jujeño que dedicó su vida a la independencia de

to y ante el regocijo de los amigos, generalmen-

las Provincias Unidas del Sur, como se llamó aquel

te debajo del arco florido que en esta ocasión no

primer intento de lo que hoy es la Argentina.

pusieron, las comadres se abrazan, intercambian regalos que pueden ser masas, rosquetes, yuyos

Llegamos al lugar, pero sobre la puerta no está

y bebidas, se embadurnan las caras con talco o

el arco florido. Sin embargo, ya desde el zaguán se

almidón de maíz hasta quedar totalmente blancas

percibe revoloteo en el patio. “Los responsables se

y se produce el topamiento propiamente dicho,

olvidaron de adornar la entrada”, explican. O tal

es decir, se chocan suavemente las cabezas. De

vez lo hicieron adrede para no atraer curiosos.

inmediato challan a las guaguas; algunas lloran mientras otras permanecen impávidas, como si el

Una vez que cruzamos el umbral, no nos quedan

remolino de música, colores y líquidos alcohóli-

dudas de que somos bienvenidos: el talco y el papel

cos que les llueve por la cara fuese el pan nues-

picado nos invaden la cara, el pelo, la ropa. Todavía

tro de cada día. Desde ese momento se reciben

enredados con la serpentina, nos llevan a un patio

de madrinas, uno de los vínculos más sagrados

de tierra donde mujeres de todas las edades bai-

que puede unir a dos familias y que solo la muerte

lan y cantan en rueda alrededor de lo que parece

hace desaparecer.

un inocente montículo de piedras. Está enflorado, es decir adornado, con lanas de colores, hojas de

Al rato, ya acostumbrados al bullicio y al sabor

coca, maíz, girasoles y cigarrillos; es el mojón. En

dulzón de la bebida, que no deja de circular entre

su interior, para algunos está el diablo; para otros,

los participantes, bailamos y, de a poco, asimi-

la Pachamama, la madre tierra.

lamos ese canto cadencioso del que no sabemos letra ni melodía.

Allí, unidas las manos de la comadre con las nuestras, derramamos sobre el monumento un poco de

Algunas coplas son sabidas desde que el tiem-

chicha, la bebida típica de esta celebración hecha con

po es tiempo y se transmiten de boca en boca, de

harina fermentada de maíz. A eso se lo llama challar.

generación en generación. Otras son inventadas

Lo que queda en el vaso es llevado rápidamente a

en el momento, especialmente pensadas para la

nuestros labios; no hay opción al rechazo.

ocasión.

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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“Es el día de las comadres/ y estamos aquí reunidas;

madres más ancianas siguen copla tras copla girando

Es el día de las comadres/ y estamos aquí reunidas;

para un lado, girando para el otro: atraviesan la fisu-

Salimos todos los años/ todas las buenas amigas.

ra que separa pensamiento y realidad, que escinde la

Salimos todos los años/ todas las buenas amigas.”

identidad personal de la transpersonal sin que por ello pierdan su individualidad. Son una con el canto. Están

“Ahicito, ahicito/ una planta de maicito,

en un más allá. Alrededor, la chicha, el vino y la cerve-

Ahicito, ahicito/ una planta de maicito,

za caliente se van mezclando. Hombres y mujeres se van cruzando. Uno de los invitados quiere pelea.

Yo le dicho a mi chinita/ que me espere por ahicito. Yo le dicho a mi chinita/ que me espere por ahicito.”

“Fusilamiento”, gritan las viejas, como si nunca Aunque en esas coplas los hombres y las mujeres

se hubiesen ido de la Tierra. Y allí va Griselda, una

cuentan lo que les pasa en la vida, lo que sienten,

de las comadres de la casa, con una jarra comple-

lo que sueñan en un instante de lucidez que surge

tita de chicha, esta vez de maní que es más fuerte

como un último bostezo antes del letargo irracio-

todavía. Y lo sienta al hombre, y vaso a vaso lo obli-

nal, sospechamos que el mensaje cifrado no está en

ga a tomar la bebida. Él se quiere levantar. Ella con

la letra, sino en esa música melancólica que nunca

firmeza le arrima el vaso. “Termine, Don”, le dice.

cambia y que, más que canto, se asemeja al quejido

Y le arrima otro vaso.

eterno de todo un pueblo. Y el Don en cuestión toma y toma y los ojos se le El alcohol va subiendo por la sangre. Antes de

van cerrando hasta quedar anulado. Ese es el fusi-

que anochezca, cuando las voces chillonas ya se

lamiento o la multa que se paga por intentar arrui-

han convertido ellas mismas en lamento, llega un

nar la fiesta con pelea o por no querer participar de

grupo de 30 músicos contratados para alegrar la

ella. Es que al Carnaval, en este caso su preludio,

fiesta. Visten jeans con camperas haciendo juego,

no se lo observa. Hay que ser parte.

anteojos negros y ensordecen con sus instrumentos El sol baja, la música sigue, la bebida corre y el vier-

de viento, como el erquenche, y de bronce, como

nes temprano, sin importar cómo haya sido el com-

los platillos; es la típica erquenchada.

portamiento de cada uno, todos quedan fusilados; meEl baile monótono de la rueda se entrevera con

nos mal que es día de descanso sagrado. El sábado es

carnavalitos, sayas, huaynos y taquiraris, pero las co-

el desentierro del Carnaval y hay que estar recuperado.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Chayada de cajas en carpas salteñas

De día y de noche van a sonar chacareras, zambas carperas, cumbias y coplas traídas del

También en los alrededores de Salta, dos

Chaco salteño, de los Valles Calchaquíes, de la

semanas antes del Carnaval, ya se empiezan

Puna y hasta de la Quebrada de Humahuaca. A

a ver las carpas, denominación que se usa

la hora de la siesta se apilan las cajas sobre una

para nombrar las peñas que se arman para

mesa. Severo toma el micrófono y explica la ce-

el Carnaval; a medida que se hacen conoci-

remonia. Albahaca, papel picado, serpentinas,

das dejan de ser de lonas y se convierten en

harina y alguna bebida alcohólica empiezan a

galpones o patios techados. En el barrio Villa

volar. Es la chayada, la bendición para poder

Primavera, en el sur de la capital salteña, es

carnavalear. En el patio bailan, en la carpa co-

famosa la del Centro de Vallistos, en la casa

plean y los pasillos son un ajetreo de personas

de la familia Báez.

que deambulan hasta encontrar el ritmo o la melodía que les guste.

Para instruirnos en la chayada de cajas, un rito que tiene como finalidad preparar los

Cuando cae la noche una noticia entriste-

instrumentos musicales para carnavalear,

ce a todos: luego de chayar las cajas, cantar

nos recibe Don Severo, el dueño de casa y an-

sus coplas en la rueda y festejar con sus ami-

fitrión de la fiesta. Su mujer es la contable: se

gos, el coyita Mamani se durmió sentado y,

ocupa de la venta de bebidas (cervezas y vino

así de discreto, se fue a carnavalear al cielo.

con cola) y comida, que como no podía ser

A la semana siguiente vendrá la familia a la

de otra forma, consiste en empanadas, locro

casa de Severo, a revivir las últimas horas

y asado. Uno de sus hijos hace de animador,

del difunto. Sus siete hijos, algunos viven en

debe asistir a los músicos, saludar a los veci-

Buenos Aires, cantarán y bailarán en la car-

nos y hacer sentir cómodos a los turistas que

pa, tal como lo hizo su padre antes de caer en

encuentran este rinconcito folclórico.

el sueño eterno.

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Capítulo 3 Quebrada de Humahuaca, una semana previa al Miércoles de Ceniza

El Carnaval

El diablo baila suelto en el pueblo Una semana de celebración, de no trabajo, de revoloteo; período de licencia y desenfreno. La fiesta comienza con el desentierro del diablo y desde entonces todo está permitido y cambiado: lo chico es grande, arriba es abajo y la mujer de uno puede ser de otro. Las diferencias sociales se desploman. Con talco en la cara, máscaras y hasta impostando la voz, la identidad permanece oculta. Aunque el festejo termine con el entierro del que algunos llaman Pujllay, dicen que queda suelto y que no es conveniente que en el resto del año reconozca a su pareja de baile, razón por la que algunos prefieren desenterrar a la Pachamama.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Por la mañana, con mantilla de encaje en la ca-

Algunos traen en el hablar tonadas ajenas, pero a

beza, la vimos persignarse ante la Virgen de la Can-

los pocos minutos, cuando la copla y la chicha co-

delaria. Por la tarde, con sombrero, caja challera y

mienzan la rueda, ya están identificados otra vez

una bolsa con ofrendas para la Pachamama fuimos

con el canto de su tierra.

testigos de cómo se aprestó para el desentierro. Aunque empiecen por contarse las aventuras vi“Nosotros no adoramos al diablo, ofrendamos a la

vidas durante el tiempo en que estuvieron ausen-

Madre Tierra”, explica Doña María Ramos, Presiden-

tes, al rato es más fuerte la experiencia de estar uno

ta de la “Cuadrilla de cajas del 1800”, fundada hace

junto a otro, la oportunidad de reconocerse como

casi 150 años y una de las más antiguas de la Quebra-

iguales, como si nunca se hubiesen ido, como si fue-

da de Humahuaca. Su madre, Saluciana, de 78 años

ra imposible la desintegración de esa comunidad

y quien hace unos años le cedió el puesto, dice que

que encuentra en estos instantes, en estos festejos,

conoció la cuadrilla en la época de sus abuelos.

la ocasión para retener lo fugitivo, para crear lo permanente.

“Cocinaban la calapurca (especie de sopa de verdura y carne a la que se le agregan piedras calien-

Este presente, vivido antes y que revivirán al año

tes para mantener la temperatura) bajo este mismo

siguiente, se materializa en la rueda. Esa rueda de

churqui y con las mismas ollas”, cuenta Saluciana

los abuelos de Saluciana, la de Doña María y tam-

mientras tira trozos de choclo y papas andinas en

bién la de su hijo Cenón Toconás, Presidente de la

unas ollas de barro negras por el tizne y relucientes

Comisión de Jóvenes. Para un lado y para el otro,

por el tiempo. Revuelve todo con una cuchara de

aunque esté en movimiento constante, no avanza.

palo de metro y medio; con esa misma nos espanta

El mojón

para que no la fotografiemos y luego se la lleva a la boca para probar. No está nada mal, parece decir su cara arrugada.

Antes de que caiga el sol, sin dejar de cantar, Doña María rompe la rueda y los copleros convier-

A pocos metros del fuego, en el patio de la casa,

ten el círculo en procesión. Salimos desde la casa

se van saludando familiares e invitados. Por tra-

de Esperanza Cari y Jesús Trujillo, en la banda El

bajo, muchos viven en distintas ciudades del país,

Durazno, al norte de Humahuaca, en dirección ha-

pero son pocos los que no regresan para esta fiesta.

cia Coctaca.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

En vez de santos en andas llevan frutos de la

“El que desentierra ha de enterrar”, advierte e

huerta, bebidas alcohólicas, cigarrillos y otras

incita a los familiares, invitados y colados a que la

ofrendas. Los sobrios estandartes de las cofradías

imiten. Challa tras challa, piedra tras piedra, el te-

religiosas se cambiaron por la multicolor wipala, la

soro queda al descubierto.

bandera de los pueblos originarios de América y por la bandera propia de la Cuadrilla. En vez del Rosa-

Allí hay diminutos virques, yuros y otras tan-

rio, se repiten como letanías coplas recuperadas o

tas ollitas más que ni nombre tienen. Eso sí, cada

inventadas para la ocasión:

una tiene un significado: boca ancha con granos de maíz, igual a buena cosecha; boca angosta con agua,

“Arriba, arriba, batí esa bandera/

una nueva vida; la chata con monedas, riquezas.

como sabía hacer cuando soltera.” “Toca, toca tu cajita, que se ha de

Antes de retirarlas hay que volver a challar. Sin

romper/ no ha de faltar otro cuerpo

dejar de coplear, tiramos nuevamente coca, vino,

pa’ volverla a componer.”

cerveza y colocamos cigarrillos encendidos sobre el suelo para la Madre Tierra: si la Pachamama lo fuma entero, el que lo colocó tendrá larga vida, si se

Unidos al festejo, nos dirigimos al mojón, un

apaga enseguida, no llega al próximo Carnaval.

montículo de piedras levantado en honor a la Madre Tierra y ubicado a un par de kilómetros, sobre la ladera de un cerro. Los encargados del enflore

El domingo anterior al miércoles de Ceniza re-

están terminando de colocar lanas de colores, flo-

petirán el ritual, pero entonces será el momento de

res y serpentinas. También queman coa, un yuyo

enterrar nuevas ollitas.

oloroso que crece a más de 4.000 metros sobre el Entre challa y copla se va yendo la luz y la procesión

nivel del mar y que, dicen, es eficaz para ahuyen-

vuelve al patio para tomar el caldo de Saluciana. Y re-

tar todos los males.

gresa la copla y se instala la rueda que nunca acaba. Con solemnidad, Doña María se acerca y, arro-

El diablo oculto

dillada en la tierra, es la primera en challar: rocía vino, hojas de coca, papel picado y talco con riguroso ceremonial. Recién entonces retira la prime-

En otras casas se animan a más. En el valle es-

ra piedra.

condido de Ocumazo, a 14 kilómetros al norte de

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Humahuaca, nos sorprendieron sobre el filo de

abajo. No hay distinción entre actores y especta-

un cerro una docena de diablos brincando. Todos

dores, todos somos participantes activos, todos

vestían disfraces de colores neón, con cascabeles y

pintamos caras, convidamos chicha y revoleamos

máscaras astadas.

banderas.

Imposible saber con certeza qué hacían en la

Inconscientes, mareados por el bullicio y la

cumbre. Solo pueden subir hombres disfrazados

alegría, caminamos hacia el río y entramos al pa-

de diablos y no todos se animan a interpretar ese

tio de una primera casa. No sé cómo, pero lle-

papel: el que se decide debe hacerlo durante tres

gamos hasta el techo. Ahora sí, hasta la ley de

años seguidos para no caer en desgracia. Dicen que

la gravedad queda abolida, bailamos diablos con

hacen promesas, pero desde abajo solo distinguía-

gitanas, locales con turistas, grandes con chicos,

mos algunas pantomimas y cada tanto escuchába-

todos con todas y cualquiera con cualquiera.

mos un grito. De golpe, se escuchó una explosión y Siguen la música, el talco, la espuma y el papel

bajaron como malón.

picado. Hasta que resuena otro bombazo. Sin paAllí, al lado de un mojón enflorado, estábamos

rar de bailar, con ritmo de carnavalito y tomados

las mujeres y los que no quisieron disfrazarse de

de las manos nos trasladamos a la segunda casa y

diablo. Debajo de las piedras, el diablo. O Pujllay,

a la tercera, hasta recorrer todo el pueblo.

como también lo llaman. Es un mundo trastornado, desarmado hasta Es un muñequito de aspecto inofensivo, hecho

perder su habitualidad y vuelto a armar de otro

con los retazos de un disfraz de diablo; parece

modo, según otras leyes. El Carnaval aproxima,

más arlequín que diablo y provoca más risa que

reúne, amalgama lo sagrado y lo profano, lo pú-

espanto. “Es para que el Pujllay no los reconoz-

blico y lo privado, la alegría y la tristeza. No hay

ca el resto del año”, se justifica. Y nos invita con

jerarquías: todos somos importantes, todos somos

chicha para que challemos el mojón y ahí no más

iguales a pesar de que, visto desde afuera, parecie-

empecemos a bailar.

ra una exageración de lo múltiple, plural y variado.

Nuevamente, prohibido quedarse quieto. So-

El vértigo de colores chillones no permite dis-

mos un grupo que se mueve para arriba, para

tinguir a uno de otro, tal vez por eso nunca se

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

abandonarán los disfraces, mucho menos para

Algunos pasarán los nueve días de festejo en ese

la rameada: si una máscara gusta de una cara

valle, otros deambularán pueblo tras pueblo, ya que

pintada, las leyes del Carnaval dicen que puede

toda la Quebrada es un maremoto de gente, de mú-

ramearla o tironearla al campo para hacer sus

sica y de colores, pero deberán concluir nuevamente

cosas. A los nueve meses nacen los hijos del dia-

en Ocumazo. Ya se sabe, el que desentierra, entierra.

blo, porque ni siquiera la madre sabe quién es el

Si al entierro van 300 diablos disfrazados, dicen, solo

padre.

vuelven 299: uno era el Pujllay, el verdadero.

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Capítulo 4 Aguaray, fines del verano

Arete guazú o Pim-pim

La guerra danzada entre el tigre y el toro Fiesta grande, como también se la llama, representa el fin y el comienzo de un ciclo. Mientras las mujeres bailan, los hombres, disfrazados de toros, tigres y otros personajes, representan la lucha entre los pueblos originarios y el hombre blanco. Antes de la puesta del sol, todos se dirigen al río o arroyo más cercano para arrojar los elementos rituales. Solo queda silencio y la esperanza de que, al año siguiente, la tierra rebalse en frutos, la música vuelva y otra vez se inicie la fiesta.

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Salvo por algunas excursiones de pesca, la región

preparar las humitas, mientras que los hombres

del Bermejo, que se extiende desde el sur de Boli-

acarrean mesas, sillas y troncos para el fuego. Los

via y atraviesa gran parte del noroeste argentino,

artesanos más experimentados, ajenos al bullicio

es una zona poco difundida y desarrollada para el

que los rodea, tallan a cuchillo las máscaras de ma-

turismo, pero no por eso poco recomendable. De

dera o las modelan en cueros y cartones. A lo lejos

clima cálido durante todo el año, no solo es rica por

se escucha el ritmo de comparsas; es música del

su variedad de ambientes –que incluye chaco, yun-

pueblo. “Están ensayando para el corso”, explican.

gas y valles hoy agrícolas–, sino también porque allí

“A veces la fiesta del arete coincide con el carnaval,

se asientan varias comunidades indígenas que, aun

pero son cosas distintas”.

insertadas en el sistema, intentan reflotar sus cosComo una estrategia de supervivencia, hubo un

tumbres y creencias.

tiempo en que los aborígenes trasladaron el arete “Hacía más de 20 años que no se festejaba en

al tiempo del carnaval, pero en realidad su fecha

esta comunidad”, cuenta Bernardina Cuellar, quien

está marcada por el inicio de la cosecha del maíz,

se define de etnia guaraní, como si de un apellido,

que simboliza el fin y el comienzo de un nuevo ciclo

del que está muy orgullosa, se tratara. “Hay chicos

agrícola, y también de sus vidas, ya que este pro-

de 16, 19 años que no saben quiénes son, no co-

ducto es su principal alimento.

nocen sus costumbres, no saben quiénes eran sus

La pelea

abuelos, pero desde hace seis años, aquí, en Campo Blanco, volvimos a festejar el arete. También invitamos otras comunidades y las ayudamos para que

Temprano llegan enfiestados los participantes

festejen en sus lugares.”

de las otras comunidades. Los musiqueros afinando flautas, cajas y tambores de distintos tamaños;

Su invitación es abierta no solo a las comuni-

uno de ellos, el más pequeño, produce un sonido

dades. Rápidamente nos presenta a su gente y bajo

agudo del cual surge la palabra onomatopéyica

las órdenes de Miguel Sarmiento, el encargado de

pim-pim, nombre con el que también se conoce

la comida y otros menesteres, nos pone a cortar za-

esta fiesta.

pallo plomo; llegamos el día previo a la celebración y todos están ajetreados con los preparativos. Las

Las mujeres llenan de color el ambiente, no solo

mujeres desgranan choclos a gran velocidad para

porque a su paso van colgando banderines y flores,

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

sino porque ellas mismas son como banderas que

pintan sus cuerpos con barro. Todos usan la mis-

flamean con el viento: visten largas y brillantes tú-

ma tierra, pero el tigre y el toro deben prepararse

nicas con cintas de colores cosidas sobre el rue-

en lugares separados.

do; cada cinta representa la cantidad de fiestas del “El tigre representa los pueblos originarios y el

arete a las que han concurrido.

toro, decía mi padre, los blancos, los españoles”, Los chicos se divierten persiguiendo y ensu-

explica nuestra anfitriona, Bernardina. “Yo le pre-

ciando a las chicas con barro. Los protagonistas de

guntaba por qué siempre tiene que ganar el tigre y

la lucha se están aprestando: además de máscaras,

decía que nosotros fuimos los primeros habitan-

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tes, que es nuestra tierra, y ésta una manera de de-

de algunas vueltas clavan el estandarte a los pies

cir que seguimos existiendo, que luchamos por no-

del árbol. Las mujeres se acercan con cántaros de

sotros, por nuestros derechos, por los indígenas.”

chicha que derraman como ofrenda. La ronda comienza, las mujeres se menean, la música es cada vez más bochinchera.

Al mediodía, bajo la sombra fresca de un algarrobo, las mujeres hacen una ronda. Un hombre, con una gran máscara de cara endemoniada y

Del monte se escuchan unos gritos y avanzan

un estandarte de flores amarillas, y una mujer con

aullando unos hombres con máscaras de chan-

una bandera roja presiden la ceremonia. Después

chos. Chillan. Del mismo monte sale airoso el

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

tigre. Tiene presencia. Entra en la rueda, se pa-

Alegría. Otra vez danza, chicha, juerga. Para un

vonea. Se acerca el toro, también airoso, pero lo

lado, para el otro.

desprecian. Lo torean los perros. La mujer abanderada lo atiza como a brasas. Para un lado, para

Antes de que muera la tarde la rueda se con-

el otro. Sigue la danza. La mujer también coquetea

vierte en una procesión que tambalea. Se dirige

con el tigre. Pero no se distrae del toro. Lo hipnoti-

al río. No se olvidan de que es su fuente de vida.

za, lo seduce, lo enfurece. Imperturbable, sigue la

En sus aguas rojas, por la cantidad de sedimen-

rueda. Los chanchos corren en manadas, chillan,

tos que acarrea, nadan dorados, pacúes, róbalos,

asustan. Se divide la rueda, pero sigue la danza. El

surubíes, patíes, sábalos, palometas y bagres. Es

tigre desaparece, se esconde. El toro lo busca, los

el responsable de que en sus márgenes prosperen

chicos lo molestan, la bandera, cual encantadora

cañaverales, palmares, vinales y montes de made-

de serpientes, lo envuelve, lo ciega, lo entrega. El

ras duras y finas como lapachos, quebrachos, palos

tigre lo enfrenta. Se une la rueda.

santos, urundeles y cebiles. También lo usan para regar paltas, mangos, bananas y papayas, frutos de

Tal vez sigue la música, pero en el recuerdo es

los que no se sirven solo ellos, sino también tuca-

solo silencio y el duelo. El topamiento del tigre y

nes, loros y hasta monos. Conscientes de la vitali-

el toro, de dos pueblos que se enfrentan. Avan-

dad que derrama sobre ellos, y que puede embra-

za uno, retrocede el otro, se abrazan en rasgu-

vecerse y llevárselos puestos, en la Fiesta Grande

ños, se separan, se esconden, se buscan, se hue-

siempre intentan homenajear al río al involucrarlo

len, se maltratan, se miran. El tigre salta. Ataca

como último testigo. En él tiran las máscaras, las

con tarascones. El toro corre, el tigre lo atrapa.

coronas, las flores. Él se lleva un ciclo, un tiempo.

No puede escapar. Cae al suelo. El tigre lo mata

“El tiempo de los antiguos”, dicen, pero también

de un golpe certero. Silencio. El tigre lo toma y

trae el tiempo “de los nuevos”. Es la unión de los

se lo echa al hombro. Aplausos. Música. Bulla.

tiempos, como la fiesta, sin tiempo.

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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Capítulo 6 Tilcara, Viernes Santo

Viernes previo al domingo de Pascua

Un vía crucis de flores Un Cristo yacente recorre en procesión las calles de Tilcara. Las esquinas de la ciudad están engalanadas con enormes cuadros que parecen pintados por la naturaleza: flores, hojas y frutos, cultivados especialmente para la ocasión, forman imágenes de la vida de Jesús. Sin embargo, a través de los trazos, los colores y la textura se traslucen mensajes sobre la idiosincrasia de la Quebrada.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Dentro de las iglesias, las imágenes, en señal de

res y frutos deberán producir ese año. Pero como

luto, están cubiertas con paños morados; color con

los tonos obtenidos en cada flor pueden variar se-

fuerte carga litúrgica que simboliza el sacrificio de

gún las condiciones climáticas, muchas veces hay

Cristo y la expiación de los pecados. En las calles,

que rediseñar el boceto. “Con los violetas no hay

los turistas esperan con impaciencia: les hablaron

problemas, pero para estas flores la naturaleza es

de cuadros con imágenes de tamaño natural hechas

mezquina con el azul; hay que teñirlas con produc-

con frutos y flores de la Quebrada, pero a las cinco

tos naturales”, confiesa.

de la tarde, en las esquinas señaladas, todavía no hay rastros de las ermitas, que así se llaman estas

El diseño de la ermita sobre la que él y otros

instalaciones. Los lugareños, en casas de parientes,

vecinos y amigos trabajan, conocida como la de la

de amigos o en las instituciones donde trabajan, es-

calle Belgrano y Alverro, suele hacerlo la madre de

tán dando los últimos toques a sus obras de arte.

Remo, quien por primera vez en más de 45 años no está un Viernes Santo en Tilcara.

“Todo un año pensando en ellas, y en las últimas horas pareciera que nos faltan meses de trabajo

“Mi madre colabora desde 1961 pero, según

para terminarlas”, comenta en el taller de su madre

mi padre, sus abuelos participaban desde 1880”,

Remo Leaño, un jujeño de 30 años. El apuro que

comenta Remo, quien está compenetrado no solo

denotan sus palabras se opone a la parsimonia de

en el color, sino también en la textura que, se-

sus manos, que pacientemente pegan con engru-

gún él, es uno de los secretos para lograr mayor

do pétalos de itatí (Limonium sinuatum), una flor

profundidad de campo en los distintos planos.

siempre viva que se cultiva a pocos kilómetros, en

“Aunque mi madre no es tilcareña, fue incorpo-

la localidad de Maimará.

rada rápidamente en el clan por ser profesora de artes plásticas.”

Trabaja sobre el dibujo de una cruz que se levanta sobre un fondo de cerros azules y cielos morados.

En esta usanza los de afuera son de palo, y no

Tienen prohibido usar pinturas, los colores permi-

solo los de fuera del pueblo, sino también del ba-

tidos son los que brinda la naturaleza.

rrio. Cada esquina aglutina a sus vecinos y solo ellos pueden participar de la construcción de la

Según el bosquejo elegido, los encargados del

ermita. Si alguien que participa en la construcción

diseño negocian con los quinteros sobre qué flo-

de una ermita se muda, él y sus hijos y nietos pue-

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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den elegir seguir participando en la de su barrio

Entre treinta y cuarenta personas participan en

original o incorporarse en la que corresponde a su

la construcción de cada ermita. Algunas se dedican

nueva morada.

a tareas tales como la compra de los materiales, la selección y picado de las flores, hojas y semillas, el

Instituciones como la Policía y el Hospital tam-

alumbrado y la logística. Actualmente la munici-

bién construyen su propia ermita; trabajan en ella

palidad se ocupa de proveer el lienzo y el bastidor.

empleados, ex empleados y hasta sus descendien-

Elegir un tema y plasmarlo en una imagen puede

tes. Durante el tiempo que lleva la tarea, la jerar-

llevar un año. Las tareas operativas (picado, selec-

quía laboral queda de lado y se impone la de esta

ción, y pegado o cosido), una semana.

actividad. “En realidad, el trabajo duro se termina hacien-

Escalafones

do en dos días”, se sincera Sergio Mendoza, hijo de tilcareño pero nacido hace 36 años en la ciudad sal-

El derecho a construir las ermitas es un lega-

teña de Orán, en el límite con Bolivia. “Muchos de

do, una herencia, pero recibirla no otorga todos

los integrantes también participan de la Bajada de

los privilegios. Existe un escalafón que se asciende

la Virgen del Abra de Punta Corral, así que no están

peldaño a peldaño.

presentes hasta el jueves”, detalla mientras desgrana unas ramas de amaranto.

Los niños y los más nuevos empiezan por recoger y seleccionar el desperdicio (cada vez que

Al mismo tiempo, su prima, Hebe Mendoza,

se pega un nuevo color o una nueva especie se

recoge las semillas que se caen al piso. “Nosotros

da vuelta el paño para que caigan los pétalos, las

tenemos la ventaja de ser la última ermita del reco-

hojas o las semillas que no quedaron sujetas; las

rrido; tenemos más tiempo para terminar”, inter-

que están en buen estado vuelven a utilizarse).

viene. “A mi hija Naira, en cambio, le toca ser de las

Los que ya tienen algunos años de mérito son

primeras; ella trabaja para la competencia”, añade

los que cortan y pican los pétalos. Luego siguen

entre risas, y cuenta que entre ermitaños y ermita-

quienes los pegan. Y por último, el mayor honor

ños existe desde siempre una rivalidad por conse-

lo tiene el que diseña; a ese puesto no solo se lle-

guir crear la imagen más linda del año. “El tema es

ga por viejo, hay que demostrar también habili-

un secreto y no se divulga hasta que no se coloca la

dades estéticas.

ermita en la esquina correspondiente.”

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

El camino

tica. Serán ellos quienes, durante la lectura de la pasión y la muerte de Jesús, desclavarán al Cristo

Apenas cae el sol, se inicia la celebración del

de su cruz para tenderlo en una urna de vidrio. Las

Viernes Santo en el atrio de la iglesia Nuestra Se-

Verónicas, niñas con coronas de espinas, y mujeres

ñora del Rosario. Allí están los turistas impacientes

con cabezas cubiertas que lloran como Magdalenas

y los feligreses. Lugareños con trajes de soldados

completan el acto.

romanos impiden la entrada al templo; suelen ser promesantes y cofrades, la devoción que manifies-

Luego, en un ambiente de penitencia y dolor, la

tan se trasluce en una actuación realista y dramá-

muchedumbre recorre en procesión las calles de

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Tilcara. Lo hacen en silencio respetuoso, reflexivo,

que nace durante los primeros siglos del cristia-

mientras rezan apenados los misterios dolorosos

nismo y que consiste en hacer memoria del cami-

del rosario. Como señal de duelo, la ciudad está en

no de la cruz de Jesucristo. Sin embargo, aunque

penumbras, solo están iluminadas las ermitas. Eso

todas las ermitas están relacionadas con el cato-

crea una escenografía intimista, imposible de resca-

licismo, no todas se limitan a reproducir escenas

tar con la luz del día siguiente.

de la Pasión.

El propósito de las ermitas es ilustrar las 14

“Repetir todos los años el mismo motivo can-

estaciones del Vía Crucis, una antigua devoción

sa”, justifica Hugo Calisayo, que desde hace 25

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

años trabaja en el hospital municipal y desde en-

Cuando la procesión se acerca a cada ermita,

tonces colabora activamente con la construcción

además de recordarse la estación del Vía Crucis, un

de la quinta ermita. “Esta debería ser la terce-

representante de la comunidad o de la institución

ra caída de Cristo, pero hicimos unas manos de

que realizó la ermita lee su alegoría. En los últimos

agradecimiento sobre un cáliz.”

años, algunas de ellas estuvieron más cerca del ámbito ideológico que de la esfera espiritual. Ante esa

Las motivaciones que llevan a los tilcareños a

situación, el obispo o sacerdote que dirige la proce-

crear estos cuadros año tras año son diferentes y

sión suele hacer una devolución que se interpreta

no necesariamente todas comulgan con el sentido

como un diálogo entre dos fuerzas: la Iglesia y el

religioso de su origen. Están quienes se sienten en

pueblo. En el medio queda el Estado.

pecado si no colaboran, al menos, con una flor; quienes trabajaron en las ermitas desde chicos y

Al regresar en la iglesia, Tilcara se muestra com-

no encuentran una causa para abandonar esa tra-

pungida. Aunque el silencio no es sepulcral y de

dición. Hay otros que aprovechan para ponerse al

algún bar se escapa música de moda, el ambiente

día con los cuentos de vecinos, familiares y ami-

general es de piedad y recogimiento. Se vive el Vier-

gos, y hasta quienes lo hacen simplemente por

nes Santo como una expresión de fe religiosa, de

amor al arte. No faltan tampoco quienes encuen-

compasión con Aquél que dijo que su reino no era

tran en ellas un soporte para transmitir un men-

de este mundo. Pero este mundo se cuela por las

saje político.

rendijas, como en toda celebración popular.

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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Capítulo 9 1 de agosto, todo el norte argentino

La Pachamama

Sahumerios y corpachada para el fin de un ciclo La Madre Tierra se despierta de su letargo invernal y pide alimento. Dicen que desde el 1 al 30 de agosto está abierta, está hambreada. Darle de comer es una forma de honrarla, de recordar el vínculo respetuoso que debe existir entre el medio ambiente y los hombres. Un rito reverencial que exige devoción, pero no por eso deja afuera la algarabía del reencuentro con los familiares que se acercan para la ocasión. El humo perfumado con yuyos juntados especialmente, la coca, el cigarrillo, el maíz y la carne charqueada secada al sol son elementos que no pueden faltar en las ofrendas.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Dicen que quien pasa agosto vive todo el año. No

ne cinco hijos. Parecen muchos, pero ella dice que su

por nada lo llaman el mes aciago, el de mal agüero,

gran compañera es la radio. Capta solo la AM840,

el más traicionero. Por eso, desde antes que empie-

suficiente para mantenerse informada sobre lo que

ce, ya en sus vísperas, en todo el norte argentino se

pasa en la provincia, en el país, en el mundo. Y tam-

lo recibe con ritos especiales. Es tiempo de honrar

bién en el pueblo: “Por la radio nos mandan mensaje

la tierra, a la Pacha, a la Pachamama.

de quién llega, cuándo y dónde hay que esperarlo”. Por eso, conseguir pilas, para ella y para muchos de

Nos invitaron a participar de esta celebración en

los habitantes de los cerros, es un problema de pri-

Gobernador Solá, una localidad prolija y con algu-

mera necesidad; la energía que tiene en su casa es

nos sauces y álamos que se destacan entre la vege-

solar y no alcanza para la radio.

tación rala de la Quebrada del Toro, la misma por cuyas entrañas avanza el mítico Tren a las Nubes.

“También es un medio de `entretención´”, nos

Si se puede llegar por ese transporte, es la décima

dice mientras nos cuenta que está escuchando su

estación; antes hay que sortear y disfrutar la etapa

programa favorito. “Pasan canciones como ‘La po-

de los zigzags, una de las peculiaridades en el tra-

llera amarilla’. Me recuerdan a la época del Carna-

yecto que le permitieron a Richard Fontaine Maury,

val”, comenta con añoranza y se queda pensando

el ingeniero responsable del diseño de este ramal,

con una sonrisa entre melancólica y divertida que

ascender varios metros en corta distancia, aun con

se refleja en los ojos. Es viuda. Viuda alegre. Le gus-

trenes de carga. Hay que tener en cuenta que el ob-

tan las fiestas. Dice que la presumen, pero que ella

jetivo de la obra realizada a principios del siglo XX

les convida yerbeado (mate cebado con alcohol etí-

era facilitar el comercio argentino con las minas

lico) para macharlos así no la molestan.

chilenas y lograr una salida al Pacífico. Por la ruta

No solo de comida

51 el trayecto también es muy atractivo y hasta más rápido, pero en ambas opciones, sobre todo en verano, hay veces que pueden llegar a cortar el paso

Preparar la comida en estas fechas requiere de

aludes de barro.

un ingrediente especial: la fe. Preparar el mote, por ejemplo, se convierte en un rosario con letanías, ya

Rosita Martínez es nuestra anfitriona. En su casa

que en cada grano de maíz que se desgrana se pide

nos reciben también sus hijas Ada, casada con Ro-

por los familiares que ya no están, por los hijos que

lando, y Rita, casada con Javier Cruz, con quien tie-

viven en otros lugares, por los hermanos. Y así con

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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cada alimento. De esta manera los hacen presentes

negra, La luz mala y hasta vuelos de ovnis son par-

en las ofrendas; es la comunión.

te del repertorio que se escucha en lo de Rosita y en muchas otras casas del norte argentino. Forman

Juntar la hacienda también es parte del sacrificio.

parte de los mitos y leyendas que se van transmi-

Como todavía no empezaron las lluvias, los animales

tiendo de generación en generación, siempre fieles

suelen estar lejos, en busca de algún pastizal. Javier,

en su esencia, pues solo varían los detalles.

por suerte, cuenta con la ayuda de su perro, un buen “Así era de grande el ovni”, dice Rita al tiempo

rastreador que no solo encuentra las vacas, sino que

que nos muestra la tapa de una olla. “Ahhh”, simula

también lo ayuda a arrearlas hasta el corral.

el grito de los lamentos que escuchó una vez que Entre tanta aridez cuesta imaginar las lluvias

volvía sola de la escuela. E imita el caminar de un

torrenciales de verano sobre las que cuenta Javier:

viejito que dice que cuando murió lo envolvieron en

“Son traicioneras. Aquí ya se llevó dos casas. Los

su poncho y lo taparon con piedras: “Si uno camina

que son hoy los corrales para los animales ayer fue-

de noche por esa zona una luz guía hasta su tumba”.

ron nuestros dormitorios”. Agradece a Dios poder contar la historia. Dice que hace algunos veranos,

“Antes se veía mucho la luz mala en el cerro”,

una noche, se despertaron por un ruido muy fuer-

cuenta Rita, “pero desde que el padre Chifri bendi-

te. Salieron de la casa para ver qué era y se dieron

jo las casas, dejaron de verse”. Se refiere a Sigfrido

cuenta de que avanzaba un alud. Solo llegaron a res-

Maximiliano Moroder, un cura que, para poder lle-

catar a los chicos y un par de colchones antes de que

gar a todos los lugareños de la Quebrada del Toro,

el barro tapara todo. Aunque ahora construyeron la

la recorría en parapente, hasta que un accidente lo

casa en un lugar más alto no se confía demasiado:

dejó en sillas de ruedas. Ese no fue un impedimento

“Nunca se sabe hasta dónde puede llegar la fuerza

en su afán de misionar: su esfuerzo y su lucha lo

de la naturaleza”.

pusieron nuevamente casi de pie, y así, con bastones y un cuatriciclo, siguió recorriendo los cerros.

La víspera

Un infarto, sin embargo, se lo llevó más arriba a los 46 años. Sin embargo, su huella, que quedó plas-

La noche del 31 tiene un ambiente especial. Rita

mada entre otras obras en la Fundación Alfarcito, y

aprovecha la concurrencia para contar historias de

su empuje sobrenatural, todavía siguen moviendo a

fantasmas y aparecidos. El petiso orejudo, La viuda

toda la comunidad.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

Y entre sustos, chicha y atizadas del fuego se co-

guos decían que si no se realiza esto la tierra se

cina la tijtincha, una especie de guiso con maíz. No

alimenta con ellos, es decir que se morían, pero yo

hay que dormirse, porque el robo de la tijtincha es

no creo que eso pase”.

una travesura que forma parte de las costumbres, Las ofrendas se vuelcan sobre la apacheta, que en

una estrategia para que pase más rápido la vigilia.

este caso representa la boca doméstica de la PachaCon las primeras luces del alba, Rosita junta

mama; siempre se hace en el mismo lugar. Javier,

con una pala algunos carbones todavía encendidos

que conoce su ubicación, la señala con agua, luego

y los tira en una marmita con yuyos (mirra, pupu-

Rosita hace una cruz en el suelo y le clava un cuchillo.

sa e incienso, entre otros). Un aroma dulzón, fresco, penetrante nos impregna a nosotros, a la casa

El orden en el que se convida o se devuelve a la

y también a los animales, a los corrales, al aire. En

Pacha es similar al orden convencional en el que se

procesión va recorriendo y sahumando, siempre

sirven los platos en un almuerzo o en una cena: pri-

en forma de cruz, cada rincón exterior e interior.

mero le ofrecen a la tierra coca, a continuación la co-

Es el rito de la purificación, sirve para que se va-

mida salada (en general empanadas, tijtincha y char-

yan los males y para que la familia viva mejor. A

qui), bebidas como vino, cerveza y chicha, alcohol y,

Javier hasta le pide que deje entrar el humo a su

finalmente los dulces, cigarrillos y más coca. El cierre

estómago, para que se cure de una afección. Todo

se realiza con coñac o alguna bebida blanca.

debe estar listo antes de las doce; es inevitable que Luego de unos vasitos de vino Javier le pregunta

en algún momento arremeta el apuro.

a Santiago, el fotógrafo, qué va a hacer con las fotos,

La corpachada

“porque en el pueblo van a preguntar y la gente desconfía, habla”. El clima se pone tenso. Santiago debe

Al mediodía llega el momento de la corpachada,

escribir una nota explicando los detalles del proyec-

es decir, de “dar de comer” a la tierra. El hombre,

to. Y ofrecer su trabajo a la Pacha para que también

que ha recibido sus beneficios durante todo el año,

redunde en beneficio para sus protagonistas; de he-

en este mes debe pagar a la Pacha, agradecerle en

cho, están construyendo una habitación para hospe-

un ritual para que redunde en beneficios agrícolas

dar visitantes y les interesó que este trabajo se pu-

durante el nuevo ciclo que comienza con las siem-

blicara para promocionar sus servicios. Cerrado el

bras. “La Pacha da y quita”, explican. “Los anti-

trato, brindamos. ¡Por la Pacha! Y fondo blanco.

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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Capítulo 11 Salta, 15 de septiembre

Fiesta del Milagro

Fervor entre pétalos y pañuelos Como una mujer coqueta −no por nada la llaman La Linda−, Salta se muestra pero también se oculta en su juego de seducción. Sin embargo, en septiembre, es tanta su explosión de colores y tradiciones que uno puede verla entera, sin tapujos. El hecho de meterse como un personaje más dentro de su multitudinaria procesión anual permite comprender los anhelos y las penas de su gente, conocer historias centenarias, recorrer paisajes ocultos al turismo y, sobre todo, vivir el espíritu religioso que une a este pueblo.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

La ciudad está seca. Los cerros que la rodean es-

puedan producirse cada año, son tres los que dan

tán secos. Pero en esa aridez estallan manchones

origen a esta fiesta: la llegada prodigiosa de las imá-

rojos, amarillos y rosados: son ceibos y lapachos en

genes, el cese de los terremotos por la intercesión

flor. Es la savia que escapa de las entrañas de esta

de la Virgen y la fiesta misma.

tierra y se confunde con otras manchas de colores:

Por mares y montes

los peregrinos que por docena, de a cientos y hasta llegar a miles, bajan cada año desde los distintos departamentos de la provincia para participar, el 15

Aunque no existe ningún documento que cer-

de septiembre, de la multitudinaria procesión del

tifique el origen de las imágenes del Señor y de la

Señor y la Virgen del Milagro que congrega a toda

Virgen del Milagro que hoy se encuentran en la Ca-

Salta. Es la reserva de fe de nuestra patria.

tedral de la ciudad de Salta −la información existente es fruto de la tradición oral hasta que, en 1712

Una lluvia de pétalos, que representan promesas

se tomaron por escrito los primeros testimonios a

desgajadas, se confunde con los pañuelos en alto que

personas dignas de credibilidad−, todos los relatos

despiden las imágenes. El sonido atemorizante de

en torno al Señor del Milagro coinciden en que la

una sirena se mezcla con repiques de campanas y gra-

imagen llegó de un modo prodigioso.

baciones de himnos religiosos hasta lograr una música que provoca sentimientos de arrepentimiento y es-

Camino a un concilio realizado en Lima en 1583,

peranza al mismo tiempo. Un periodista que filmó la

fray Francisco de Victoria, obispo del Tucumán con

procesión no para de llorar. En su cámara captó a un

sede en Santiago del Estero, se detuvo a bendecir la

viejo que avanzaba de rodillas, a una mujer descalza

ciudad de Salta que había ayudado a trazar el funda-

con un niño vestido de angelito en brazos y a otra se-

dor Hernando de Lerma y prometió una imagen de

ñora con imágenes del Señor y la Virgen del Milagro

un Cristo de tamaño natural para su iglesia matriz.

en miniatura. Sin embargo, no sabe cómo atesorar la

Aparentemente en el viaje no encontró ningún Cris-

riqueza espiritual de más de cuatrocientas mil perso-

to de su agrado porque, al volver, dejó en Salta una

nas unidas en la creencia del Milagro.

imagen de la Purísima. Sin embargo, ya de regreso en España y poco antes de morir, Victoria despachó

“El milagro es la fe de la gente”, dice consterna-

desde Madrid dos cajas que en junio de 1592 llegaron

do mientras muestra las imágenes. Pero para los

flotando misteriosamente al puerto peruano de El

salteños, además de los milagros particulares que

Callao; jamás se supo de qué embarcación procedían.

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

El poeta peruano Oteiza Bustamante, en un

Luego de la larga peregrinación, en la que las

relato escrito en 1864, detalla que “había sido

imágenes fueron conducidas en andas y a lomo

una noche de temblores en Perú y la población

de mulas por el antiguo camino del Inca, donde la

del puerto se puso a salvo de posibles derrumbes

altura y el frío son obstáculos a veces mortales, el

en la playa, de modo que hubo muchos testigos

Cristo finalmente fue depositado en la primitiva

cuando avistaron los dos bultos en el mar. Uno

Iglesia Matriz de Salta el 15 de septiembre de 1592,

tenía un Cristo con una leyenda grabada a fuego

mientras que la Virgen del Rosario siguió su camino

que decía ‘…para la Iglesia Matriz de la Ciudad

hasta Córdoba.

de Salta…’ y el otro, una Virgen del Rosario ‘… No es arriesgado suponer que la ciudad de Sal-

para el convento de Predicadores de la Ciudad de

ta recibió al Cristo con mucha alegría, pero al poco

Córdoba…´”

tiempo, pasada la primera emoción, la imagen fue Aparentemente, de manera espontánea, se

olvidada por el pueblo. Debieron pasar cien años

formó un cortejo para acompañar las imágenes

y moverse la tierra durante tres días seguidos para

hasta su destino; el grupo fue aumentando a me-

que los salteños se acordaran de ella.

dida que se avanzaba en el camino. Cuenta una piadosa tradición que, cuando las imágenes lle-

Cuenta la historia que el 13 de septiembre de

garon a Lima, fueron veneradas por cuatro san-

1692 se abrió la Tierra y se engulló a la entonces

tos: San Martín de Porres, Santa Rosa de Lima,

cercana Esteco, ciudad cuya riqueza de leyenda ha-

San Toribio de Mogrovejo y San Francisco Sola-

bía corrompido a sus habitantes. Desde la ciudad de

no. Las fechas de los años en que vivieron son

Salta se escuchaba un crujir de espanto y los tem-

el fundamento de esta opinión: el santo de la

blores que se percibían eran tan intensos que las

escoba y la mística peruana nacieron en 1579 y

campanas de las iglesias se tañían solas.

1586 respectivamente. Toribio de Mogrovejo era obispo de Lima cuando las imágenes llegaron al

En medio del estremecimiento alguien se acordó

Callao y Francisco Solano, que llegó a las playas

del Cristo que había llegado con aires de milagro a

de América en 1589, si no estuvo junto a las imá-

la ciudad. Dicen los documentos que quienes en-

genes en Lima, es probable que durante alguno

traron en el templo, el sacristán y un ayudante, se

de sus muchos viajes evangelizadores por el Tu-

asombraron al ver la imagen de la Virgen −la Purí-

cumán haya pasado por la ciudad de Salta.

sima regalada también por el obispo Victoria− a los

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pies del altar. No solo había caído desde una altura

que yacía olvidado en el interior del templo. Recién

de tres metros sin sufrir daño alguno, sino que se

el 15, el sacerdote comunicó oficialmente al Vicario

encontraba de rodillas, con la cara más pálida que

el mandato que había recibido de lo alto y, luego de

de costumbre y con la mirada dirigida al Sagrario,

la Misa Mayor, se sacó al Cristo en procesión junto a

como implorando a su Hijo la quietud del suelo.

la Virgen, a la que, según los testimonios, le volvie-

A unos pasos yacía su corona de plata, lo que dio

ron entonces al rostro los colores originales.

origen a la interpretación de que la piedad plasmó

Los preparativos

en los versos del himno a la Virgen: “Perdona −decías−, mi Dios, a este pueblo; si no, la corona de Reina aquí os dejo.”

Desde entonces, con el mismo fervor y cada vez con más concurrentes, todos los 15 de septiembre se

El resto de los habitantes, que no se atrevían

realiza la procesión cuyos preparativos comienzan

a ingresar en la iglesia por temor a un derrumbe,

casi dos meses antes.

se reunieron en la plaza donde improvisaron una oración a la que luego se le sumaron sermones, ro-

El signo visible de que llegó el tiempo del Mila-

sarios, confesiones y procesiones con el Santísimo

gro es la ceremonia de entronización de las imáge-

Sacramento. La ciudad de Salta se convirtió en un

nes cuando se las saca de los camarines, donde es-

gran templo.

tán protegidas por cristal en las naves laterales de la Catedral, y se las coloca adelante del altar mayor,

Al día siguiente, cuando ya se había disemina-

al alcance de todo el pueblo. Jardines de infantes,

do el rumor sobre la caída de la Virgen, el pueblo

colegios, coros, agrupaciones gauchas, policías, mi-

comenzó a llamarla “del Milagro” y reclamó su pre-

litares y clubes deportivos, entre otros, acuden por

sencia. La imagen, que había sido llevada a una casa

turno a misa con globos, cantos, ponchos, marchas

particular para evitar que un derrumbe la dañara,

y zapatillas para rendirles honores.

fue conducida en devota procesión frente al templo donde la gente no cesaba con los rezos.

El Milagro ya desde entonces es una fiesta. Tal vez por el verano anticipado del que gozan los sal-

También se decía que el padre José Carrión de

teños, tal vez por el perfume de los jazmines y el

la Compañía de Jesús había tenido una revelación

azahar de los naranjos que desde la galería lateral

para que se sacara a las calles al Cristo Crucificado

de la Catedral y desde la plaza 9 de Julio invaden

139


- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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todo el templo. Ni los más agnósticos dejan de ir, en

autos, bicicletas y hasta se los ve llegar caminando.

esos días, a saludar a los patronos.

Los pocos que no asisten, se consuelan con su propio Milagro que generalmente se realiza una o dos

Pero también el Milagro es eucaristía y peniten-

semanas antes o después en las distintas localida-

cia. La Catedral permanece abierta 18 horas y se

des. Decía un obispo, al referirse a estos festejos que

celebran casi diez misas diarias. Aunque acuden

hay en distintos pueblos, que “Campo Santo tiene el

para ayudar sacerdotes de todas las diócesis, no dan

Milagrito, Salta el Milagro y Metán el Milagrón”.

abasto con las confesiones. Los voluntarios trabajan

Los peregrinos

en turnos corridos y a las secretarias de la sacristía no les alcanzan las manos para terminar de anotar todos los encargues de misas.

Según datos registrados en la Catedral, en 2008 llegaron desde los rincones más diversos de la pro-

Con el inicio de la novena, el 6 de septiem-

vincia más de ciento treinta y seis mil peregrinos.

bre, se intensifica el ajetreo. La Catedral, el atrio

Algunos, como los cien que salieron desde Iruya,

y parte de la plaza parecen invadidos por un en-

Santa Victoria y Nazareno, recorrieron más de 300

jambre que zumba versos: “Virgen del Milagro/

kilómetros para llegar a la ciudad de Salta. Los de

gloria de este pueblo/ en quien siempre hallas/

Molinos y Cachi, 140. Mientras que los dos mil de

todo su remedio. Señor del Milagro/ Cristo re-

Güemes, solo 50. Hay que tener en cuenta que van

dentor/ del pueblo de Salta/ no apartes tu amor.”

acortando camino y no vienen por la ruta. Sin em-

Escrita en 1760 con un español florido que, mien-

bargo, el motivo del viaje y la alegría que experi-

tras está de rodillas más de un cristiano quisiera

mentan al llegar a la Catedral es igual para todos.

recortar, la novena es uno de los textos más comprados y leídos por varias generaciones de salte-

Caminan durante días y padecen frío, calor,

ños. Muchos la saben de memoria.

hambre, sed y sobre todo cansancio, pero ninguno piensa en desviarse al llegar a la ciudad para recon-

En el interior de la provincia, los feligreses se

fortarse en lo de algún pariente: lo primero es salu-

juntan en casas o en las distintas parroquias para

dar a la Virgen y al Señor del Milagro.

rezar la novena frente a réplicas de las imágenes originales. Llegado el triduo, buscan la manera de

Entre medio de la multitud que en esos días col-

bajar a la ciudad: en camiones, remises colectivos,

ma la Catedral, ellos avanzan con sus banderas,

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

estandartes e imágenes en alto por la nave central.

quiere contemplarlas más de cerca y renovar el pac-

El sacerdote que en ese momento esté oficiando

to de fidelidad que les legaron otras generaciones.

misa pide un aplauso de recibimiento. El dolor que

Cofradías, hermandades y familias enteras se ocu-

aguantaron durante el camino se desborda en lá-

pan en secreto para que todo suceda con lujo de de-

grimas de alegría, lágrimas que van contagiando a

talles.

quienes los miran. “Es la última vez que veo las imágenes sin flo“Dejen los asientos libres para los peregrinos que

res”, dicen que dijo alrededor de 1890 doña Floren-

llegan”, pide el cura desde el altar. Los feligreses se

cia González Sarberry, esposa de don Sixto Ovejero

levantan, pero los peregrinos hacen caso omiso y si-

Zerda, fundador del ingenio Ledesma en la provin-

guen avanzando: quieren llegar a la Virgen, al Cris-

cia de Jujuy y gobernador de Salta cuando la inva-

to, estar a su lado, entregarles sus flores, globos,

dieron las montoneras al mando de Felipe Varela.

agradecerles y recordarles sus promesas. Se amon-

Desde entonces, ambas imágenes salen a la calle

tonan alrededor de las imágenes y, aunque la misa

apoyadas sobre unas coronas de más de quince mil

continúa, ellos ahí se quedan, parados, llorando, en

claveles cada una: rojos los del Cristo y blancos y

comunión con el espíritu sagrado que los rodea.

rosados los de la Virgen.

Una vez que termina la misa, salen de nuevo en

“Antes la gente llevaba las flores que tenían en

procesión tomados de las manos. En la calle, algu-

sus casas, hasta las sembraban para la época”, ex-

nos se encuentran con los parientes y amigos que

plica Cecilia Mendióroz Tamayo, bisnieta de la pre-

los recibirán en sus casas. Muchos otros, en cambio,

cursora. “Pero por lo visto, ese año escasearon”,

son hospedados y alimentados por voluntarios que

agrega mientras enhebra alambre a los tallos de

abren sus casas a los peregrinos.

claveles rojos. A su alrededor, sus familiares directos colaboran con el armado de la corona: los más

El trabajo silencioso

chicos separan los claveles por tonos y tamaño, los más grande llevan los ya alambrados a las bañeras

El Milagro regala cada año a los salteños la

con agua y los que tienen más fuerza preparan el

posibilidad de ver a la Virgen y al Cristo mientras

armazón donde irán clavados. Otra familia, los des-

recorren sus calles. Aunque ya las hayan visto de

cendientes de doña Electa O. González de Figueroa,

cerca durante la novena, ese día un mar de gente

es la encargada de la corona de la Virgen.

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

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También existe la Hermandad del Señor y la Vir-

También existe una Asociación de Campane-

gen del Milagro: ciento diez hombres anónimos que

ros que tocan distintos repiques según el mo-

se mueven por la Catedral como si estuvieran en su

mento. “Música tranquila y monótona para el

propia casa. Ellos organizan el ingreso en el templo,

llamado a misa y la novena, de alegría cuando

reciben las ofrendas florales de los fieles, custodian

salen las imágenes y de éxtasis en la despedida”,

las imágenes pero, sobre todo, el día de la procesión

detalla Dante Flores, con casi treinta años en el

arrastran las cureñas de los santos patronos.

oficio. ¿El premio? Una ubicación privilegiada; desde el campanario no solo ve salir y entrar las imágenes sino también a todo el gentío que salu-

“No se sabe si la Hermandad nació con la pri-

da con sus pañuelos.

mera procesión o cien años antes, cuando trajeron al Cristo en andas desde Perú”, cuenta uno de sus

La procesión

miembros. “Aunque el trabajo se intensifica en septiembre, colaboramos con los trabajos de la Catedral durante todo el año.”

La procesión, que marca el cierre de días

de oración y penitencia, tradicionalmente co“La cofradía de las Guardias de Obreras del Se-

mienza a las 16.15 horas con la partida de la Cruz

ñor y de la Virgen del Milagro nació en 1913”, afir-

Primitiva del Cristo, seguida por la Virgen de las

ma Dina Rojas, su presidenta, y nos muestra una

Lágrimas, la Virgen del Milagro y finalmente por

medalla con la fecha que lo certifica. “En ese enton-

el Señor. Detrás de cada una, sacerdotes, semi-

ces se juntaban las amas para preparar las fiestas y,

naristas, religiosas, autoridades y gente al por

como no podían salir solas, las acompañaban sus

mayor.

empleadas que decidieron trabajar en paralelo.” Aunque impacta la muchedumbre, llama aún Hoy, sin que importe si son amas o emplea-

más la atención el espíritu de piedad y el fervor

das, las Obreras, pero también muchas otras

que se vive. Es una sola masa que reza, canta y

voluntarias, se ocupan de arreglar las flores de

camina, aunque cada alma mantiene su indivi-

todos los altares, de preparar la liturgia y de ser

dualidad, su recogimiento interior.

camareras: es decir, de cambiar a las imágenes el vestido diario por el de fiesta cuando llega la

Allí se ven los grupos de peregrinos que llevan

época del Milagro.

en alto sus banderas, estandartes y sus propias

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

imágenes del Milagro. También están los pro-

y se inicia el regreso. Para muchos es la parte más

mesantes que avanzan descalzos. Otros llevan en

emotiva: el sol del atardecer ilumina de frente las

brazos niños disfrazados de angelitos.

imágenes y desde los balcones se lanzan pétalos de flores. Antes del anochecer, las imágenes llegan a la Catedral. La sirena del diario local acom-

“Prometí a la Virgen que si era sanita la trae-

paña el repique de las campanas.

ría hasta que cumpla los tres años”, dice María Tolaba. A su lado, su marido lleva en sus brazos a un ángel, una niña de dos años que juega con

Los pétalos se confunden con los pañuelos; los

sus alas de cartulina. “Me habían dicho que iba a

rezos, con las sonrisas y los llantos. Todos quie-

nacer cieguita”, cuenta María mientras muestra

ren estar cerca de las imágenes, brindarles una

orgullosa a su hija que ve perfectamente.

mirada más, agradecerles y pedirles un último favor.

La procesión avanza en orden y con constantes rezos del rosario. Hasta hace unos pocos años

Un hombre avanza descalzo, en sus manos

se dirigía por la avenida Belgrano hasta la Cruz

gastadas lleva una imagen de la Virgen en minia-

del Congreso Eucarístico, ubicada a casi treinta

tura, una mujer con la cara roja de alegría agita

cuadras, a los pies del Cerro San Bernardo. Aho-

un clavel a falta de un pañuelo y un angelito suel-

ra, por la multitud que crece año a año, se dirige

ta su globo mientras caen pétalos del cielo. Son

hacia el Monumento 20 de Febrero, a similar dis-

ese gaucho recio que uno puede ver a la orilla del

tancia pero con una explanada más amplia. Allí,

camino, esa pastora que en su valle cuida con

el pueblo de Salta sella su pacto de fidelidad con

pose altiva su rebaño como quien cela su reino

los patronos del Milagro.

y el niño tímido que en la Puna se esconde para que una foto no robe sus secretos. Es la exteriori-

“Tú eres nuestro y nosotros somos tuyos”, gri-

zación de la identidad del salteño que difícilmen-

tan de rodillas el pueblo y el obispo de turno, tal

te pueda ser comprendida sin enfrentar el miste-

como lo hicieron otros salteños por primera vez

rio de su encuentro con Dios. Es Salta entera, esa

en 1844 luego de tres días de terremoto. Inme-

mujer coqueta que en el mes de septiembre se

diatamente se levantan, agitan pañuelos blancos

deja ver completa, sin falsos pudores.

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Recetario Chicha de maíz

A la chirgua se le agrega agua hervida y se cuela. Al

Cada lugar y cada familia tiene su forma particular

líquido que se obtiene, la chuya, se la vuelve a hervir so-

de preparar esta bebida cuyo ingrediente básico es el

bre un fuego muy suave, por bastante tiempo (más de 12

maíz amarillo. Debe prepararse con varios días de anti-

horas). Lo que queda en el colador se llama anchi. Todo

cipación. Esta receta la compartió la señora Dora Alfaro

el tiempo se va agregando más chuya, que se obtiene de

quien desde chica ayudaba a su madre a prepararla.

ir pasando más agua hervida por el anchi, que después

Ingredientes:

de tantas pasadas queda como lavado. Terminado todo

5 kg de harina de maíz

el proceso, se puede comer el anchi como postre rociado

Agua, cantidad necesaria

con miel de caña.

Azúcar o miel, a gusto

Cuando la chuya hervida logró un color de dulce de le-

Opcional: canela u otros condimentos

che se obtuvo el arrope, que se divide en dos cántaros a los

Preparación:

que se les agrega más agua y se llevan nuevamente al fuego

Elaborar bollitos con harina de maíz, agua hervida y

hasta que quedan de color marrón clarito, casi amarillo. Se

azúcar o miel. Secar al sol, al horno o en la parrilla. Estos

deja fermentar nuevamente, hasta que se escucha el bur-

bollitos son la levadura o iniciadores de la fermentación.

bujeo. Puede llevar de tres a cuatro días, pero hay quienes

Se los llama mollaspo o mojches.

la dejan más tiempo para conseguir una bebida más fuerte

Se colocan en grandes virques (ollas de barro de

pero que resulta de un sabor agrio en vez de dulce. Se en-

boca ancha) con agua caliente y se desmenuzan con

fría y se sirve condimentada con canela, pimienta u otro

una cuchara de madera. Luego comienza el apuñado

condimento o yuyo. Es una bebida para el verano.

(batido a mano) hasta que se obtiene una masa; mien-

Sopa de calapurca

tras más enérgico es el apuñado, más rápido el proceso del fermento. Se deja reposar tapado en un lugar fres-

Bajo un churqui añoso, en unos calderos de hierro y

co hasta que se forma una espumita y se escucha un

unas ollas de barro añejas, doña Saluciana Ramos revol-

burbujeo (puede demorar entre cuatro a siete días; en

vía con una gran cuchara de madera lo que parecía una

verano puede ser menos). A esa preparación se la llama

pócima mágica. Mientras nos tenía a todos cortando za-

chirgua.

pallos y pelando choclos a cierta distancia, ella tiraba so-

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Celebrations: the Mystique of Northern Argentina The North of Argentina is a constant celebration. Or rather, a collection of celebrations, almost one per town. At first glance, they all seem unique and different; not only from town to town, but also from year to year. However, after observing and also actively participating in them, sometimes by choice and other times by chance, we discovered elements, symbols and even characters which are common to them all. Perhaps this is because they all belong to the same region and have similar idiosyncrasies. Or maybe because, ultimately, they all speak about the same subject: Man, his relationship with time and space, and the meaning of it all. In an attempt to capture this common essence, we travelled through the provinces of Salta and Jujuy. We were looking for the most representative celebrations in terms of number of participants, but also the most hidden-away ones. We ruled out a documentary focus, which tends to freeze whatever it is trying to show, in an impossible search for objectivity. We also tried to avoid prejudices. We believe that the photograph and written word are simply media to help us get closer to those we want to know and understand. We aim, perhaps with too many pretentions, to capture what is permanent in the ephemeral moment; to find the universal element in a particular event and transmit it through something that can seem trivial, such as a look, a light or a footprint, but which ultimate-

ly represents almost nothing and almost everything at the same time. And so we found that amidst the whirlwind of celebrations, men, leaving their daily obligations behind, forget their fragmentation as individuals and as part of a community. In the rapture of the celebration we get a glimpse of a way of life which is complex and free of ties at the same time. This instant is like a crack which allows a supernatural reality to leak through, leaving a glowing ember in a bed of ashes for the rest of the year. We call this instant ‘mystique’. Thanks to this mystique we discover that in addition to happiness, this celebration is art, as Hans-Georg the philosopher said. But it is also time, and above all, faith. The Celebration is Time “I come every year if I have the time”, said Casabindo, a pilgrim around 70 years old, who had arrived that day for the Patron Saint’s Feast after walking six hours from his home. We could not understand where he lived. “Over there”, he said pointing at the neverending Puna; only tough grasses and barren soil could be seen under the shockingly blue sky. It is hard for a foreigner to imagine what daily hustle and bustle could keep him away from the only important event in his area. “Cleaning, rounding up the sheep, making a fire, preparing a stew” he explained, enumerat-

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ing what are, in short, everyday tasks for us all: cleaning, working, preparing food and shelter, eating. The celebration is a break from all the work, but that does not mean it is wasted time. On the contrary, the celebration makes it a fully rewarding time, it organizes it, surpasses it. Even though the celebration has its program or schedule, nobody clings to time in that way; time is released, since all time belongs to the celebration. For the people of Salta, the year both begins and ends with the Fiesta del Milagro (Celebration of the Miracle). Time is ordered according to the sequence of celebrations, and the other activities are all linked to them. It is common to hear that “preparation of the earth starts during Pachamama”, that “watering is increased before Christmas” and that “the harvest is for Carnival”. But the great mystery of the celebration is the simultaneity that is achieved between past, present and future. Through rituals and through the repetition of individual and collective actions, always following some ancient rules, the borders of time are erased. Every ritual performed not only updates the traditions of the past to the present time, but also projects them into the future. Tradition is not mere conservation of the “traditionalists”, but the transmission of a live culture, generation upon generation.

a participant, thus completing the work of art; a work of shared art which is both an enigma and communication. During the celebration each individual interacts with the others, facing creation with the same questions that trouble other people, about the beginning and the end, about the meaning of existence. With words, but mainly with gestures, everyone becomes involved in a conversation - this is a celebration that does not permit isolation. Doña Saluciana lives alone in El Durazno. The youngest members of her large family have left the area to find jobs in urban centres, but they all come back for Carnival. Newly-arrived, they talk about their jobs and the new places they have visited, but once the Carnival has begun, they become one with the earth, and individual conversations are forgotten. They all belong to the same tree, and their roots speak for them. They descend (or are elevated) to a reality that is just as real as their everyday lives, but is experienced in a way that is not rational. This does not make it less true, however, since there can be profound wisdom in this kind of group. The Celebration is Faith For an instant, those present feel the anticipation of glory. The gesture of a penitent adult, who doffs his hat out of respect, fear, and love for the Virgin Mother, turns this man with weather-beaten skin, rough hands and the dry look of someone who has suffered, into a vulnerable child. Just four thistle-wood planks make up a most humble, and most beloved Tabernacle. There are a few lighted candles, in the firm belief that they will protect the goats from lightning rays. The finite comes face to face with the infinite. These symbols invoke a complete order. The images are inopportune; they are

The Celebration is Art Above all, the celebration is art. As someone once wrote, the experience of beauty implies truth. In the popular fiestas, during which stimuli perturb the senses (the music stuns, the colours blind, the smells nauseate) even the most stifled spirit can observe, for a moment, a transpersonal reality that suggests the eternal, the origin, point zero. This is when the observer becomes

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moments of enlightenment, which, for an instant, wrap the mystique up in a material covering. Because the Celebration is Faith. It is the light that illuminates understanding, so that the reality of the divine can be perceived. It is the knowledge that leads to love; it is the fruit of really living and experiencing this reality. In the celebration there is a search for a special relationship with that ‘something’ sacred. Through mundane and everyday things there is an attempt to reproduce the divine manifestation and communicate the transcendent order. By means of the procession, the

images and the prayers, that which is sacred takes to the streets, to the square and to the mountains. Life becomes one; religion brings together once again what had been separated. For someone who is not from the North of Argentina, getting caught up in one of these celebrations can at first seem rather a strange experience. But the celebration is a whirlwind that does away with the strangeness, transforms the spectator into a participant, and by allowing him to capture, feel and live this local reality, places him on the threshold of all that is universal.

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Humahuaca, February 1st and 2nd Candlemas Day Celebration

When Bulls make Sparks Fly Fireworks and candles. Age-old brotherhoods, secret promises and serenades. Processions, both multitudinous and more intimate. Moments of reflection and others of great excitement. The Celebration of Our Lady of Candelaria takes place from January 23rd to February 2nd. She has been the patron saint of the city of Humahuaca since 1640, and also of other localities in the Quebrada of Humahuaca valley, the Puna and even some valleys in the province of Salta. This celebration has something for everyone: religious, social and fun aspects.

Screams are indistinguishable from explosions; the din is amplified by the echo. Sparks fly across our faces. We instinctively pat ourselves down so that the fire won’t burn jackets… or people. All of us–locals, tourists, the elderly and children–are a living mass that runs, jumps and howls. Breathing is almost impossible, not because the crowd is suffocating us or because we are almost 3000 metres above sea level, but because the adrenalin rushing through our bodies threatens to make us explode. The tension releases its hold in a matter of minutes… or in the time it takes 140 firecrackers to go off; they are sown together in such a way that they go off in sequence, in a cascade of lights and explosions. Only the smell of burnt gunpowder remains after the crackling dies down. Those of us who are strangers ask if there is going to be another round, and the locals, knowing the answer is no, burst into the streets to try to discover who the pilgrims were who, under the stillsmoking bull-shaped leather frames, wonder if they

should slip away in the crowd or take advantage of the occasion to show off. We had just participated in the traditional dance of the torito (little bull), the high point of the Candlemas Feast which is celebrated on the eve of February 2nd in Humahuaca, immediately after the Las Candelas Mass, a little before midnight, when the cold in the Quebrada valley scours your face and your blood boils with emotion. The serenade to the Virgin starts on the stairway leading up to the monument of the Héroes de la Independencia (Heroes of Independence), which is often incorrectly called the monument to the Indian, since its sculptures highlight the importance of indigenous peoples in the fight against the royalists. In the folk gatherings, meanwhile, traditional foods are being prepared at top speed. The Devil, up to Mischief The setting is well known. What has not been written about the Quebrada de Humahuaca? That it is earth

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made time; it is a dazzling display – a cross-section of colours and textures; it is a quiet but hardened life. In short, it takes your breath away. And, to remove any lingering doubt, UNESCO has added it to the World Heritage List. The Rio Grande runs through it, and even though its course is permanent, in the summertime it becomes a roaring torrent that carries sediments, stones and even parts of roads along with it; sometimes it even covers towns. Its natural banks are murals where the geological journey of time can be read. Its tributaries also run strong; they are not called volcanoes for nothing. In the midst of this extreme example of nature, lost in the mountains there are valleys with small villages whose inhabitants make the Quebrada rich not only in landscapes, but also in culture, traditions and history. In several of these villages, just like in other localities in Salta, the 2nd of February is sacred. This is the day when locals honour La Candelaria, one of the names given to the Virgin in America. We chose to visit the city of Humahuaca at this time because the region’s most important celebration is held there. This form of worship was introduced by the conquistadors, but the Americans made it their own. In 2008, the first year we participated in the celebration, the devil worked his mischief: the day of the Virgin fell on the same day as the Carnival, the other big celebration in La Quebrada. Some say that this had already happened, 158 years ago. In an attempt to please both God and the devil, both the church authorities and the heads of King Momo’s troupes agreed that the procession of the “Mamita Virgen” (Virgin Mary), as the locals call their patron, would end before 5 p.m., since the carnival’s disinterment ceremo-

ny generally starts around that time (though it does not have a fixed date). For some, a dichotomy; for others, it seemed very natural; for many, it meant sleeping under the stars. Humahuaca has a population of 6,500, but this number can easily double during the main celebrations. If, on top of this, they happen to coincide, not only the city but also its outskirts are so overflowing with people that it is almost impossible to find a place to lay your head at night. The Preparations The main celebration is on the eve, and the day itself, of February 2nd, but preparations start nine days before. The city, one of the most active since the origins of La Quebrada, buzzes with all the new activity. In houses with adobe walls and hidden roofs, from which only zinc gargoyles peer out, people clean their holy figures, cut garlands, practise songs, stick prayer cards on coloured poster boards and make small lamps for the candles that will be blessed during La Misa de las Candelas (Candlemas). Street vendors selling food, clothes and even electronic gadgets start gathering in the square. Here, every day at 12, a jointed image of San Francisco Solano peeks out from his cell in the town hall tower. He was a Spanish missionary who travelled through these indomitable lands more than four centuries ago, protected by his faith in God and the supernatural magic of his violin. On the 23rd, behind closed doors, there is movement in the cathedral, which is picturesque on the outside but even more interesting on the inside. Members of the Nuestra Señora de la Candelaria (Our Lady of Candlemas) brotherhood have the privilege of bringing the Virgin down from the altarpiece to take her to her dressing room, dress her up in festive clothes and take her somewhere

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closer to town. This brotherhood was founded in 1594, just a few months after the foundation of Humahuaca and a year before the church, which today is a cathedral. The Virgin is usually dressed in a finely woven white or sky-blue dress and a maroon cloak with gold embroidery, which were gifts from a pilgrim. Locals tell how in 1952 the Bishop of Jujuy proposed that the image should no longer have special clothing. The parishioners cried over this and reproached him for taking the Mother Virgin out “naked”. The bishop had to back down. We attempted to witness the dressing of the Virgin in the church in the town of Maimará, where the rituals are similar to all the towns where Candlemas is celebrated. Her slave, the prioress, that’s to say the authorities of the fellowship, were horrified at the idea that we would photograph the image without her finery on. They also forbade us from seeing her naked. “She’s modest”, they told us as they removed us, firmly, from the temple. We could get no glimpse of her dressing room either, with the wardrobe which they told us holds over a hundred dresses, all donated by pilgrims or fellowships. Ancient books belonging to different fellowships are preserved in Humahuaca’s parish archive. They hold long lists of the jewels, dresses and other goods donated to the Virgin. It is said that land and animal offerings were also common; they even speak of the Virgin’s ranch, but nobody could tell us where it was located or what had happened to it. Prayer starts on the 24th of January, and for nine days there are masses of supplication and gratitude to the Virgin. The Novena is recited and the pealing of bells and blast of fireworks are heard every time a misachico, a small procession of believers bringing the saints and

virgins from their homes on platforms, enters the cathedral. Some of these images are true relics, others are newly made from gypsum or painted pottery, but they all come dressed in their finery and decorated with paper flowers, tulle, colourful ribbons and jewels. Candlemas Eve The Candle mass is held on the 1st of February. As soon as the sun goes down, the Virgin is taken in a procession from the cathedral to a large warehouse, where many more of the faithful can attend. The first part of the mass is held in darkness, until the paschal candle, the only light that came in with the procession, is used to light the candles that each of the thousands of devotees brought to be blessed. They will then use them in their houses on stormy nights so that the Virgin can protect their animals and crops, or so they can pray for the health of a friend or family member. During liturgy that overflows with symbolism, baptisms are also carried out, quinceañeras (fifteenth birthdays) are celebrated and there are even some couples who take advantage of the opportunity to get married. Many of the faithful who came from isolated areas do not have regular access to a priest. Each of these events gains a certain added value if the Virgin of Candlemas is present as a privileged guest; tonight, amidst the flickering light of the candles, she seems like a true mother: in one hand she carries the Child and in the other a candle. This sculpture, less than a metre in height, is moulded in gypsum over thistle wood and has an inscription on its base that reads: “N.R.A.S.D. CO-PA (space for a semicircular silver disc) CA-BANA Año (Year) 1640”. According to legend, after converting to Catholicism, Tito Yupanqui, a descendant of the first chief of the Co-

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pacabana area on the shores of Lake Titicaca, vowed he would sculpt an image of the Virgin. He was inspired by a vision of a dark-skinned woman with a child and a candle. Some say that the vision was really of Pachamama, the mother earth who is often confused with the Virgin Mother in devotees’ prayers and offerings. On the 2nd of February 1583, Yupanqui presented the figure of the Virgin in Copacabana and the whole town received it with extraordinary displays of happiness. Soon, miracles began to be attributed to it and its fame spread throughout the whole region, eventually reaching what is now the north of Argentina. According to the parish registers, in Humahuaca she was known as Our Lady of Copacabana until 1702, when that name was abandoned and she began to be called de la Candelaria (of Candlemas). At the conclusion of the two-hour ceremony everyone goes out again in procession towards the square. The Virgin is preceded by sicuri bands (with wind and percussion instruments), plumudos - adults and children covered in the feathers of greater rheas (with their typical dance that some relate to fertility), the prelate of Humahuaca and the priests who come from different places to help during the festivity. Behind them, now with their candles lit, the rest of the faithful move forward. The Virgin is returned once more to her preferred position in the Cathedral and the crowd pushes to take their places in the streets surrounding the square. The dance of the toritos encuetillados (bulls decorated with firecrackers) is about to begin. At first it was only one pilgrim who carried the bull (a wooden shell covered with canvas, whitewashed to stand out at night, with a pair of torches for eyes and covered in firecrackers). Then there were two. Now there are four.

They stand in pairs, back to back. One pair faces the church and the other pair is in the same position on the opposite side of the square. The crowd gets ready for the show. The Marian Hymns and the deafening sicuri marches suddenly go silent and only a restless, nervous murmur is heard until the first firecracker goes off and the crackling starts. Papa-pa-pa-pa-pa-pa, four times a hundred and forty, and then their endless echo. Plus the wows!, ohs!, ays!, and any other shouts and screams you can imagine, while the bulls pretend to charge the crowd surrounding the square. It is a collective catharsis that manifests itself in screams of fear, happiness, nervousness and celebration. But it is over all to soon. The people want more‌ we want more. We want to party. And then the music and fireworks start, and the streets swell with people singing, dancing and going from one place to another in search of food and drink. On this night the community is all-important. This is one of the few occasions when many of the mountain’s inhabitants can be with their relatives and friends, see old acquaintances and meet new ones. It is an opportunity for them to let their emotions run free, guarded as they are all year in the intimacy of the soul and the solitude of the mountain. The Procession No one slept, but early on the morning of February 2nd the pennants and white, sky-blue and yellow balloons are already hanging along the route the procession will take this year. The itinerary is decided by a draw, so that all the neighbourhoods can receive the Virgin. Every so often along the way, tables with laceedged tablecloths and fresh flowers are seen; these are

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- Fiestas, la mística del norte argentino -

the posas, where the image will rest for a while on its journey, and where the locals have an opportunity to touch her mantle or kiss her feet. There are short prayers written on poster-board hearts stuck on thistle thorns by the side of the road. “They are compliments, petitions or expressions of gratitude towards the Virgin”, says Mirta Flores, the author of several: “Thank you Virgin Mary for Sergio’s health”. Those who so wish can go to one of the many masses held throughout the day, but absolutely nobody misses the chance to accompany, or at least watch, the Virgin Mary as she passes through the streets. Their expressions are downcast and they beat their chests during the requests for forgiveness expressed at the beginning of the rosary prayed during the procession. In honour of the Virgin they wear their best clothes: the elderly wear barracan trousers, full skirts with taffeta petticoats, silk scarves and lace shawls; the young wear studded jeans, imported trainers and colourful fluorescent jackets. The clothing of the sicuri bands makes them stand out, however, since each one chooses a colour for their uniform, used for the musicians’ berets and waistcoats or t-shirts. They do not all play the same melody; each one tries to make their own music heard over the others. The different fellowships are identified by their standards, where their name and the date and place of creation can be read.

You can also see cuarteras (pairs of women, most of them elderly, who dance as they carry half a lamb that they shake as they move along) and a few gauchos who have polished their silver spurs and reins and brushed their llama saddle blankets so that they will gleam in the procession. The bishop and the priests, some with chasubles made from multi-coloured woollen cloth, lead the prayers, songs and even share a few mates (tea drunk with a metal straw from a gourd). They are so close to the Virgin that the mistura (confetti) and the petals of flowers that people gave the Candelaria in offering also fall on them. A woman with an ancient shawl and patched shoes hits the hat of a priest with a cane, and a few petals fall. “They were blessed because they touched the Virgin’s mantle”, she explained, somewhere between embarrassment and amusement at being caught red-handed. She keeps the petals to make infusions during the year, to treat illnesses. The procession is generally held during the afternoon. This year, however, as it clashed with the Carnival, it was organised for before mid-day. Right when the sun was strongest, the Candelaria was already in the square, ready to enter the Cathedral. It is twelve o’clock and it looks as if San Francisco Solano has peeked out, this time, not to bless the tourists, but to greet his patron. The devil worked his mischief, but God came out ahead.

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- Fiestas, la mĂ­stica del norte argentino -

Recipes Maize Chicha (Liquor)

Boiling water is added to the chirgua and then it is

Each place and family has its own particular way of

strained. The resulting liquid, the chuya, is boiled again

preparing this drink, whose main ingredient is yellow

on a very low flame for quite some time (over 12 hours).

maize. It must be prepared several days in advance. This

What is left in the strainer is called anchi. More chuya is

recipe was shared by Mrs. Dora Alfaro who helped her

added all the time, obtained by passing more boiled water

mother make it when she was a girl.

through the anchi, which after so many repetitions beco-

Ingredients:

mes washed out. Once the process is finished, the anchi

5 kg corn flour

can be eaten as a dessert sprinkled with some cane honey. When the boiled chuya attains a dulce de leche colour

Water, as required Sugar or honey, to taste

(a mid brown), the arrope (syrup) has been obtained.

Optional: cinnamon or other condiments

It is divided into two pitchers, to which more water is

Preparation:

added and they are placed on the flame again until the

Make little balls with the corn flour, boiled water

liquid becomes a light brown, almost yellow, colour. It

and sugar or honey. Dry in the sun, the oven or on

is left to ferment again until a bubbling is heard, which

the grill. These little balls are the yeast or the initia-

can take between three and four days. Some people leave

tors of the fermentation. They are called mollaspo or

it longer to obtain a stronger drink, but this makes the

mojches.

taste bitter instead of sweet. It is served cold and spiced

They are placed in large virques (wide-mouthed clay

with cinnamon, pepper or other spices or herbs. It is a

pots) with hot water, and broken apart with a wooden

summer drink.

spoon. After that, the apuĂąado (beating by hand) starts

Calapurca soup

until a dough is obtained; the more energetic the beating, the faster the fermentation process will be. The

Under an old Roman cassie tree, with a large woo-

pot is covered and left to rest in a cool place until froth

den spoon Mrs. Saluciana Ramos stirred what seemed

forms and bubbles can be heard (it can take from four

like a magic potion in iron pans and ancient clay cooking

to seven days; in summer it may be less). This prepara-

pots. While she had us all cutting pumpkins and peeling

tion is called chirgua.

corncobs some distance away, she threw stones, which

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Bread for the offerings

she took carefully from her pockets, onto the coals. The atmosphere was magical, and the smell even more so.

With this bread the most diverse figures are made

Ingredients:

(generally people, animals and plants), which are

½ kg cow bones

offered and shared on All Souls’ Day. This recipe was

½ kg beef jerky

shared by Mrs María Adelaida Torres, from the town

2 onions

of Nazareno.

2 kg zapallo plomo (Cucurbita maxima)

Ingredients:

1 dozen corncobs

3 kg flour

1 kg Andean potatoes

125 g yeast

1 kg mote

1 ½ tbsp. coarse salt

Salt, chilli, paprika, cumin, oregano

½ cup lukewarm water to dissolve the yeast

2 ripe tomatoes

½ litre lukewarm water (or as required) Preparation:

2 cloves of garlic Spring onion

Place the yeast in a large bowl with the warm water

Preparation:

to activate it. Meanwhile, melt the fat in a pan over a

Boil the bones, the shredded jerky and a diced onion

very low flame. Place the flour in a crown shape on the

for approximately an hour and a half. Season. Add the

counter or in a large container, large enough to knead

cooked maize kernels (mote) and the vegetables and

in. Gradually add the fat and the yeast. Knead until a

cook until they are soft.

soft texture is achieved. Cover and leave to rise until it

For the Sauce:

has doubled in size.

Finely dice an onion, the garlic cloves and the

Light the oven. Cut the dough in two: one half must

tomatoes and fry them all in oil. Season and leave to

be dyed with different colours; make small balls with

boil for 2 or 3 minutes with half a ladle of stock. Add to

the other half and then flatten them with a rolling pin

the soup.

so that the shapes of the figures can be cut. These are

The Final Touch:

decorated with the coloured dough (to form the eyes,

Before serving, stones heated on the coals are added

mouth, hair, etc.). Place the figures on baking trays and

to the pan. When the other ingredients come into contact

cook until golden in colour.

with the stones they become toasted and give the meal a

The offerings are placed on a tablecloth and are

special flavour. In some homes small stones are heated

shared not only with the souls of the deceased but also

and one is placed on each plate.

with all the guests.

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